Lección 10. EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA.
Para memorizar: “A Dios nadie lo vio jamás. El Hijo único, que es Dios, que
está en el seno del Padre, él lo dio a conocer”.Juan 1:18.
Propósito: Se mencionan en el Evangelio de Juan, siete veces la expresión
“Yo soy”, que representa a la Deidad, que nos ayudará a apreciar cuán
inconmensurable Regalo del Cielo es Jesús.
I. Introducción: Cada uno de los “Yo soy” muestra una acción de Cristo
vinculada a un milagro que acaba de realizar o que va a realizar. Muestra
que los actos de Dios en el presente son consecuentes con los actos de Dios
en el pasado.
II. Comentario:
a. El ejemplo de Cristo. Jesús ilustró sus verdades mediante lecciones
prácticas, tal como el rito de la humildad. Jesús mismo se levantó y lavó
sus pies (13:4, 5). El significado de la acción de Jesús está ligado a quién es
él (13:13). “Si yo, el Señor y el Maestro, he lavado sus pies, ustedes también
deben lavarse los pies los unos a los otros. Ejemplo les he dado, para que
como yo les he hecho, ustedes también hagan” (13:14, 15).La humildad
necesaria para cumplir esta ordenanza no resulta agradable para el corazón
humano, pero al negarnos a cumplir las condiciones necesarias para
participar de ella perdemos la lección de humildad que Cristo pretendía
enseñarnos. El poder y la autoridad deben usarse para servir, no para
engrandecerse.
b. Ciertamente volveré.Vivimos en mundo muy agitado e inestable. “No se
turbe vuestro corazón” (14:1). La promesa segura de Jesús de ir y
prepararnos un lugar es para cumplir su ardiente anhelo de estar siempre
con nosotros. Jesús dice: “Y después que me vaya y les prepare lugar,
vendré otra vez, y los llevaré conmigo, para que donde yo este, ustedes
también estén” (14:3). Es la promesa de su segunda venida. ¿En qué se
basa nuestra confianza en esa promesa? Es en Quien hizo la promesa. Les
aseguro que volveré, nos dice Jesús.
La promesa de Jesús acerca de su glorioso regreso futuro lleva implícito el
hecho de que es una realidad presente. Su venida es tan segura como si
estuviera sucediendo ahora. La gozosa anticipación de su segura venida
influye en nuestra vida presente hasta el punto de que su Reino de gloria se
entrelaza con su Reino de gracia, dándonos un anticipo del Cielo.
c. Yo soy el camino, la verdad y la vida.“Yo soy el camino, la verdad y la
vida. Nadie viene al Padre sino por mí” (14:6).Jesús es el Camino. ¿El
camino hacía qué o quién? El camino hacia el Padre. El unigénito o único,
Dios es el que le ha dado a conocer al Padre (1:18). Dar a conocer, significa
explicar, interpretar, exponer. Jesucristo es el vínculo con el Padre, quien
explica o interpreta al Padre en favor del mundo caído. Él es la vía o el
camino hacia el Padre. Sin él, nuestra comprensión acerca de quién y cómo
es Dios sería limitada.
Además, Jesús dio testimonio de que él mismo es la Verdad encarnada y
personificada. En un mundo cambiante de corrupción y engaño, que
considera la verdad como algo pasajero e indeterminado, Jesús sigue siendo
la Verdad, toda la Verdad y nada más que la Verdad (Heb. 13:8).
En estos últimos días necesitamos andar con Jesús, quien es el Camino.
Mientras caminamos con él, nos enseña la verdad por palabra y ejemplo, lo
que conduce finalmente a la vida eterna.
d. La Escritura y la verdad.Toda la Biblia da testimonio de la verdad. La
Escritura es un todo coherente y cohesivo, su Autor: el Espíritu Santo. La
Biblia es la llave que abre la puerta, la luz que permite ver. Sin ella,
estaríamos a oscuras acerca de la existencia de Dios, su papel en el
universo, nuestro propio origen, el sentido de la vida y el futuro.
Los líderes judíos tenían una mirada tan estrecha acerca de las Escrituras
que los alejaron del corazón de ellas, del propio Jesús. Parecían ignorar el
cumplimiento de los anuncios hechos por los profetas del AT y las profecías
tocantes a la esperanza de Israel y del mundo, creían firmemente en Moisés,
pero no creían en su testimonio acerca de Jesús (5:46). Pensaban que un
mero asentimiento intelectual a él [a Moisés] les garantizaba la vida eterna.
Rechazaron al Señor de su única esperanza y de la vida mientras
procuraban la salvación. No parecían comprender que sin Jesús solo existe
la muerte, y que la vida solo es posible a través de él. ¿Puede acaso
sucedernos lo mismo que a ellos?
Jesús y sus discípulos recurrieron vez tras vez a las Escrituras para validarlo
como el Mesías. “Ustedes escudriñan las Escrituras a fondo porque piensan
que ellas le dan vida eterna. ¡Pero las Escrituras me señalan a mí!” (5:39; ver
Lc. 1:70; Hch. 1:16).
III. Aplicación para la vida:
1. ¿Cómo se aplica a ti personalmente el acto de humildad y condescendencia
de Jesús?
2. ¿Cómo influye en nuestra vida cotidiana la certeza de la venida de Cristo?
3. ¿Cómo debería influir nuestro énfasis en Cristo y en la Biblia en nuestra
visión del mundo cuando vemos que nos rodean todo tipo de trastornos y
confusión?