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DE DERECHOS HUMANOS RECIBIDO: 31/5/2020 • APROBADO: 29/10/2020 · PUBLICADO: 31/12/2020
internacional
ABSTRACT This paper studies the states of emergency declared in Peru during the pe-
riod that begins with the democratic transition Government established in November
2000 until 2018. First, it was found that the use of states of emergency increased pro-
gressively. The authors argue that the declaration of emergency to control internal order
situations -in which the Government limits the exercise of rights and deploys the Police
or the Armed Forces- is a normalized practice where emergency regimes are extended
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several times and, in some cases, they have even reached a state of quasi-perpetuity.
Although most emergencies have been used to fight terrorism, this paper shows that in
post-conflict Peru this figure has also been consistently used in social conflicts. Finally,
the article reveals that the Peruvian State has been applying standards of the use of force
of International Humanitarian Law during the states of emergency where the control of
the internal order is given to the Armed Forces, even though there does not seem to be
enough grounds to argue the existence of an armed conflict.
1. Cuando hacemos referencia al «conflicto armado interno» o «conflicto», nos referimos al conflicto
armado no internacional que, de acuerdo con la Comisión de la Verdad y Reconciliación, se suscitó en
el Perú en el período 1980-2000. Es importante resaltar que este conflicto se caracterizó por la estrategia
terrorista de Sendero Luminoso en contra del Estado peruano. Véase Gurmendi (2019: 112).
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estudio preliminar, desde el derecho, sobre el uso de los estados de emergencia por
parte del Estado peruano durante más de dieciocho años (2000-2018), que inicia con
la toma de mando del Gobierno de transición democrática liderado por Valentín Pa-
niagua el 22 de noviembre de 2000.4 La metodología utilizada consistió en la recopi-
lación, sistematización y análisis de 742 decretos supremos identificados que fueron
utilizados por el Estado para declarar y prorrogar estados de emergencia.
Nuestra investigación está particularmente interesada en aquellas variables de
los estados de emergencia que tienen un impacto en los derechos humanos en el
Perú posconflicto. Y es que los estados de emergencia, además de estar limitados por
garantías constitucionales mínimas de los derechos fundamentales, también com-
prometen las obligaciones internacionales del Estado peruano respecto del derecho
internacional de los derechos humanos y, de ser el caso, la aplicación del derecho
internacional humanitario. Por ello, el texto también relaciona el uso del estado
de emergencia posconflicto con las normas de derecho internacional que resultan
aplicables.
De esta forma, el artículo expone, en primer lugar, el diseño constitucional de los
estados de excepción en el Perú. Luego, se muestran los resultados de nuestra inves-
tigación empírica sobre las normas de emergencia dictadas en el periodo materia de
estudio. A partir de ello, se complejizan algunos hallazgos en cuanto a la normaliza-
ción de la emergencia, la restricción de derechos fundamentales y el uso de la fuerza
por parte agentes estatales. Por último, el texto reflexiona sobre algunas obligaciones
internacionales que resultarían aplicables para el Perú durante los estados de emer-
gencia y cómo ha venido (in)cumpliendo con ellas.
4. En adelante, cuando hagamos referencia al período estudiado «2000-2018», se entenderá que em-
pieza en la fecha señalada.
5. «Artículo 137: El presidente de la República, con acuerdo del Consejo de Ministros, puede decretar,
por plazo determinado, en todo el territorio nacional, o en parte de él, y dando cuenta al Congreso o a
la Comisión Permanente, los estados de excepción que en este artículo se contemplan:
1. Estado de emergencia, en caso de perturbación de la paz o del orden interno, de catástrofe o de
graves circunstancias que afecten la vida de la nación. En esta eventualidad, puede restringirse o sus-
penderse el ejercicio de los derechos constitucionales relativos a la libertad y la seguridad personales, la
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7. «Artículo 200. […] Cuando se interponen acciones de esta naturaleza en relación con derechos
restringidos o suspendidos, el órgano jurisdiccional competente examina la razonabilidad y proporcio-
nalidad del acto restrictivo. No corresponde al juez cuestionar la declaración del estado de emergencia
ni de sitio».
8. Esto no quiere decir que eventualmente el Congreso pueda ejercer un control más acucioso me-
diante la formación de comisiones investigadoras o un control político de esta prerrogativa. Es quizás
la normalización de la emergencia en el Perú lo que genera que la institución que debería ejercer un
contrapeso y un rol fiscalizador en la práctica no lo haga.
9. Adelantamos que hablamos de suspensión (así, en itálicas), pues ésta no implica, en un significado
literal del vocablo, la anulación del ejercicio de un derecho durante un período de tiempo. Por el con-
trario, esta suspensión implica un nivel mayor de la restricción regular del ejercicio de un derecho. Véase
Abad (2004: 52) y Defensoría del Pueblo (2003: 110).
10. A pesar de que el texto constitucional peruano hace referencia al orden interno, este concepto
carecía de un contenido jurídico determinado hasta la decisión del Tribunal Constitucional del Perú en
2004, que tímidamente dibujó sus contornos. Así, la decisión consideró que este concepto comprendía
tres aspectos en particular: «a) Seguridad ciudadana: esto implica la protección de la vida, de la integri-
dad física y moral de las personas, el respeto al patrimonio público y privado, entre otros; b) estabilidad
de la organización política: esto se refiere al mantenimiento de la tranquilidad, quietud y paz pública,
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Los hallazgos del presente estudio confirman que los estados de emergencia en el
Perú han sido utilizados con dos grandes propósitos: i) atender (o prevenir) las con-
secuencias de fenómenos naturales y ii) garantizar el orden interno. La figura 1 mues-
tra el universo de decretos supremos que declaran o prorrogan estados de emergencia
así como el respeto hacia la legítima autoridad pública; y c) resguardo de las instalaciones y servicios
públicos esenciales: esto incluye las edificaciones públicas e instalaciones que cubren necesidades vitales
y primarias de la comunidad, tales como el agua, la energía eléctrica, entre otros» (expediente 0017-
2003-AI/TC, considerando octavo).
11. Sólo los estados de emergencia que responden a desastres naturales cuentan con una norma que
regula el procedimiento para su declaración: la ley que crea el Sistema Nacional de Gestión del Riesgo
de Desastres (SINAGERD), Ley 29.664 de 2011. No obstante, es importante señalar los avances de coor-
dinación internacional en materia de prevención, planificación de medidas y reducción de riesgos a
consecuencia de desastres naturales, como es el caso del Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo
de Desastres 2015-2030. Mediante este Marco se busca prevenir la aparición de nuevos riesgos de desas-
tres y reducir los existentes implementando medidas que prevengan y reduzcan el grado de exposición
a las amenazas y la vulnerabilidad a los desastres, para aumentar la preparación para la respuesta y la
recuperación (párrafo 17).
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expedidos por año,12 mientras que la figura 2 revela la relación entre aquéllos desti-
nados a atender fenómenos naturales y aquéllos sobre alteraciones al orden interno.
En primer lugar, no podemos dejar de hacer notar que el número total de decretos
supremos, tanto para fenómenos naturales como para orden interno, presenta una
marcada tendencia al alza desde el inicio del periodo estudiado.13
A primera vista, podemos advertir que la institución de emergencia ha sido utili-
zada con bastante mayor frecuencia para atender casos de fenómenos naturales. Sólo
durante un período de tres años (2006-2008) el número de los estados de emergencia
de orden interno superó al de fenómenos naturales, producto de una disminución de
estos últimos durante dicho lapso de tiempo.
De un total de 742 decretos supremos identificados en el periodo estudiado, 272
se refieren al control del orden interno. De esta forma, la necesidad de garantizar el
orden interno ha justificado poco más de un tercio (36,7%) del total de decretos su-
premos sobre estados de emergencia.
La figura 2 muestra que el número de decretos supremos por orden interno ha
sido, aunque con una marcada tendencia al alza, relativamente constante. Por ello,
los picos que se observan en la figura 1 coinciden con aquellos originados por fe-
nómenos naturales que muestra la figura 2. Es así como, en los años en los que se
registró un incremento radical de decretos supremos —por ejemplo, en 2012, 2013,
12. Si bien en el año 2000 se expidieron cinco decretos supremos declarando o prorrogando estados
de emergencia (todos relacionados a fenómenos naturales), nuestra investigación recién toma en cuenta
aquellos expedidos con posterioridad al inicio del mandato del presidente Valentín Paniagua, el 22 de
noviembre.
13. Por un lado, el incremento de aquellas emergencias por fenómenos naturales podría encontrar una
explicación en el constante deterioro ambiental producto del calentamiento global, fenómenos meteo-
rológicos extraordinarios o simplemente un mayor uso por parte del Gobierno para enfrentar situacio-
nes atípicas. Por otro lado, no obstante, el aumento de las emergencias por orden interno a pesar de la
distancia temporal con el conflicto armado resulta llamativa.
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Figura 2. Decretos supremos por año según su propósito (2000-2018). Fuente: Elaboración propia.
2015 y 2018— fue causado casi exclusivamente por aquellas declaraciones relativas a
fenómenos naturales. Aunque la emergencia por orden interno ha sido transversal a
todos los Gobiernos, sí se puede identificar que durante el Gobierno de Alan García
(2006-2010) se produce un primer aumento significativo (Wright, 2015: 64) que es
luego continuado e intensificado por los gobiernos de Ollanta Humala, Pedro Pablo
Kuczynski y Martín Vizcarra.
Los estados de emergencia sobre fenómenos naturales, cabe precisar, no disponen
la limitación o suspensión de derechos; ni tampoco dispone un mayor control de la
Policía ni de las Fuerzas Armadas. En cambio, este tipo de estados de emergencia
han tenido por finalidad desplegar medidas urgentes de ayuda humanitaria, decretar
la interrupción de servicios o sectores económicos y la exoneración de los proce-
dimientos de contratación pública para ejecutar presupuesto de forma excepcional
(Wright, 2015: 72-73). Si bien advertimos que éstos merecen mayor atención debido a
la frecuencia con la que vienen siendo utilizados, la presente investigación tiene por
objeto profundizar en aquellas situaciones en que se produce una restricción extraor-
dinaria de derechos fundamentales con el objetivo de garantizar el orden interno en
una etapa posconflicto.
A partir de los 272 decretos supremos sobre orden interno identificados, la presente
investigación los ha organizado en 60 estados de emergencia en el anexo 1 de acuerdo
con el texto de las propias normas.14
14. Los estados de emergencia del anexo 1 han sido distinguidos a partir de la propia referencia de los
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EL ESTADO DE EMERGENCIA EN EL PERÚ DEMOCRÁTICO POSCONFLICTO
Los resultados del uso del estado de emergencia posconflicto ponen en evidencia
que esta institución es una práctica normalizada en el Perú. Como fue advertido, du-
rante el período 2000-2018 los Gobiernos de turno han utilizado, cada vez con mayor
frecuencia, el estado de emergencia para intentar controlar el orden interno. Como
será mostrado en esta sección, durante el período 2000-2018, determinadas zonas del
país han estado bajo un estado de emergencia de forma semipermanente, en especial
aquéllas donde han persistido células terroristas; mientras que la emergencia tam-
bién es una herramienta recurrente para las situaciones de conflictividad social, sobre
todo las relacionadas con la extracción de recursos naturales,15 y para otros motivos
menos recurrentes, como la seguridad ciudadana y la criminalidad transfronteriza.
Para ello, los instrumentos de emergencia han decretado la suspensión del ejercicio
de derechos constitucionales y se ha desplegado la participación de la Policía y las
Fuerzas Armadas.
A continuación, mostramos algunos hallazgos en cuanto a: i) los plazos de los
estados de emergencia, ii) los motivos de emergencias posconflicto, iii) las regiones
en emergencia, iv) la suspensión de (todos) los derechos constitucionales, y v) la par-
ticipación de la Policía, las Fuerzas Armadas y el uso de la fuerza.
decretos supremos, en el sentido de si se trata de una nueva declaración o de una prórroga. A primera
vista, parecería que en ciertos escenarios existe más de un estado de emergencia sobre el mismo espacio
geográfico. Sin embargo, se trata de estados de emergencia cuyo plazo fue interrumpido. En aquellos
casos, el plazo legal llegó a su fin y, posteriormente, el Gobierno decidió reanudar con la situación de
emergencia. Ante la imposibilidad de hacer una prórroga, se tuvo que declarar un nuevo estado de
emergencia.
15. Véase infra, capítulo «Las emergencias posconflicto».
16. Sin embargo, un número significativo de decretos también utilizaron el plazo de 30 días y, sólo en
forma excepcional, plazos más breves.
17. Esta cifra está influenciada por: i) ciertos estados de emergencia que tuvieron un número de pró-
rrogas muy superior a los demás, como EE11 (32), EE33 (22), EE34 (30), EE36 (26) (anexo 1); y ii) los seis
estados de emergencia que sólo fueron prorrogados una vez. Cabe resaltar que estos resultados omiten
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o dejan de lado que muchos de los estados de emergencia fueron interrumpidos por días de normalidad
para luego declararse un nuevo estado de emergencia en la misma área y por los mismos motivos. Este
fenómeno generó la formación de «nuevos» estados de emergencia para atender virtualmente la misma
situación en el mismo territorio, lo cual debe ser advertido en la lectura del anexo 1; por ejemplo, los
EE18, EE20, EE26, EE30 y EE33 (Marañón); EE3, EE4, EE11, EE34 y EE47 (Huanta y La Mar); EE5 y EE7
(Carabaya); EE45 y EE46 (Santa y Casma); EE39, EE40 y EE41 (Mariscal Ramón Castilla); EE56 y EE59
(Corredor Vial); EE58 y EE60 (Putumayo).
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fue decretado por el presidente Alejandro Toledo en mayo de 2003 a partir de las
huelgas y protestas producidas en todo el país, iniciado por el Sindicato Único de Tra-
bajadores de la Educación del Perú, al que se sumaron gremios de agricultores y tra-
bajadores de la salud y el Poder Judicial (Wright, 2015: 66). Sin embargo, en su prime-
ra prórroga, este estado de emergencia es reconducido para cubrir algunas provincias
de Junín, Ayacucho, Apurímac y Cusco —sin ninguna justificación— para enfrentar
las actividades terroristas en dicha zona (Decreto Supremo 062–2003-PCM). Así, «la
situación original de las protestas se utiliza luego para hacer frente a una “amenaza
excepcional” desconocida, no especificada, dando paso a un régimen represivo de
excepción por la puerta trasera» (Wright, 2015: 69; traducción propia). Este uso arbi-
trario e infundado del estado de emergencia, en que la medida inicialmente diseñada
para afrontar una situación se transfiere a otra por completo distinta es, justamente,
uno de los mayores riesgos de los poderes de emergencia (Wright, 2015: 69-70).
Por razones metodológicas, hemos elaborado cuatro categorías que intentan
agrupar, a grandes rasgos, las razones que suelen motivar los estados de emergen-
cia en el Perú: i) el terrorismo,18 ii) la conflictividad social,19 (iii) la criminalidad
transfronteriza,20 y iv) la seguridad ciudadana.21 Si bien no pretendemos reducir cada
situación a una determinada etiqueta, pues comprendemos sus particularidades y los
problemas conexos que generan, resulta indispensable organizar las razones que jus-
tifican los estados de emergencia para estudiarlas con mayor profundidad. La tabla 1
refleja qué tan frecuente fue utilizada cada una de las categorías.
En el Perú posconflicto, el estado de emergencia por orden interno no se ha «des-
terrorizado»: sigue siendo utilizado, al igual que durante el conflicto armado, prin-
cipal y permanentemente para enfrentar a las facciones terroristas que operan en
18. Para el presente artículo, entendemos terrorismo como los actos llevados a cabo posconflicto por
los remanentes de Sendero Luminoso establecidos en el VRAEM, el Alto Huallaga y facciones relaciona-
das, que actualmente tienen fuertes vínculos con el narcotráfico. La finalidad de sus actos, para el Estado
peruano, tienen por objetivo atentar contra el Estado de derecho y el orden constitucional.
19. Para los fines del presente estudio, entendemos conflictividad social como aquella situación identi-
ficada por el Ejecutivo como una amenaza para la seguridad y tranquilidad de las personas, el respeto a
la autoridad pública o el resguardo de instalaciones públicas. Por lo general ha estado materializada en
la forma de protestas sociales y huelgas de trabajadores.
20. Para los fines del presente estudio, entendemos criminalidad transfronteriza como aquella situa-
ción identificada por el Ejecutivo en el área amazónica cercana a la frontera donde operan organiza-
ciones criminales dedicadas al narcotráfico, la trata de personas, la minería ilegal, el terrorismo y otras
actividades ilícitas conexas. Si bien muchas de estas actividades ilícitas —en especial el terrorismo y el
narcotráfico— han sido llevadas a cabo también en aquellas situaciones identificadas como terrorismo,
entendemos que están centradas de forma específica en áreas fronterizas de la Amazonía.
21. Para los fines del presente estudio, entendemos seguridad ciudadana como aquella situación en la
que el Ejecutivo identifica un grave problema de inseguridad generalizada en determinada área urbana
caracterizada, principalmente por el crimen organizado y la delincuencia común.
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Tabla 1. Motivos que han justificado los estados de emergencia de orden interno en el Perú (2000-2018)
Terrorismo 10.756 16
áreas específicas del territorio nacional (Gurmendi, 2019: 149-152; Wright, 2015: 69).
Por ello, como muestra la tabla 1, es el motivo que ha justificado, de lejos, la mayor
cantidad de días bajo estado de emergencia.
En particular, hay dos áreas —donde han existido células activas de Sendero Lu-
minoso— que han permanecido en un estado de emergencia casi permanente. Por un
lado, la zona comprendida en el valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (VRAEM)
ha permanecido en emergencia por casi dieciocho años (EE2, EE3, EE4, EE11, EE34
y EE47), es decir, por casi la totalidad del periodo estudiado. Por otro lado, la zona
conocida como el Alto Huallaga estuvo en emergencia por cerca de ocho años (EE18,
EE20, EE26, EE30 y EE33) hasta que llegó a su fin a mediados de 2015.
No obstante, las causas de los estados de emergencia por orden interno también se
han diversificado. El terrorismo, si bien fue la categoría más utilizada, no fue la única
que motivó declaraciones de emergencia en la etapa posconflicto. Por el contrario, de
los 60 estados de emergencia, 35 de ellos tuvieron como justificación la conflictividad
social. A pesar de que el número de días por terrorismo fue cinco veces mayor al de
conflictividad social, estos últimos han sido utilizados con mayor frecuencia por un
tiempo más reducido, que amerita el control de eventos particulares.
Diversos autores y organizaciones de la sociedad civil han dado cuenta del estado
de emergencia como mecanismo institucional para reprimir y criminalizar la pro-
testa social en el Perú.22 Si bien en un inicio los conflictos sociales estuvieron repre-
sentados sobre todo por protestas sociales y sindicales, con surgimiento del «boom
extractivo» de recursos naturales (2001-2014) (Ávila, 2016), han estado especialmente
ligados a tensiones socioambientales entre la población —usualmente indígena— de
un determinado territorio, las empresas extractivas y el Estado peruano.
22. Véase Pérez (2012: 20-25), Wright (2013), Wright y Martí i Puig (2012); IDL y Justicia Viva (2012) y
Coordinadora Nacional de Derechos Humanos (2017: 69-70).
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23. En algunos casos, se modificaron las áreas geográficas comprendidas en la emergencia durante
la vigencia de los estados de emergencia. La mayor parte de ellas se hicieron por medio de sus propias
prórrogas, tanto para añadir o excluir ciertos territorios de aquel régimen de excepción. Sin embargo, en
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Tabla 2. Regiones con más días en estados de emergencia de orden interno (2000-2018)
Cusco 7.860 17
Huancavelica 5.808 8
Ayacucho 5.756 8
Junín 5.730 7
Huánuco 3.388 7
Ucayali 2.902 8
Apurímac 1.740 12
1 El número de días es mayor al del período total porque existen, en determinados momentos, diversos estados de
emergencia simultáneos en diferentes lugares de una misma región. Asimismo, para la elaboración de dichas cifras
no han sido tomados en cuenta los cambios territoriales en la vigencia de los estados de emergencia.
Fuente: Elaboración propia.
ciones al orden interno han sido enfrentadas por los Gobiernos con mayor frecuencia
por medio de declaraciones de emergencia. Las cifras reflejan, entonces, el número
total de días en los que distintas partes del territorio de una determinada región han
estado bajo un régimen de emergencia.
La región que más ha sido objeto de estados de emergencia ha sido Cusco. En el
período analizado, se declararon 17 estados de emergencia en distintas partes de su
territorio, con una duración total de 7.860 días. La razón por la que Cusco ocupa el
primer lugar es que, además de formar parte del área del VRAEM, también ha sido
escenario de persistentes conflictos sociales en diferentes puntos de la región. Por un
lado, cinco de los seis estados de emergencia más largos (EE4, EE11, EE34, EE36 y
EE47), todos dedicados a enfrentar el terrorismo, incluyen o se limitan a la región del
Cusco. Por el otro lado, esta región también ha albergado diversos conflictos sociales
con una permanencia temporal relevante como, aquéllos en Echarate (EE22, EE25 y
EE32) y Espinar (EE37, EE43 y EE51).
Todas las regiones listadas en la tabla 2 tienen una característica en común: for-
man parte de las áreas donde ha persistido —en distintos momentos e intensidades—
la actividad de células terroristas.
cuatro oportunidades (EE2, EE4, EE5 y EE25) se emitió un decreto supremo adicional con el objetivo de
ampliar el territorio comprendido en un estado de emergencia ya existente. En otra (EE55), no obstante,
la opción del Gobierno fue declarar un nuevo estado de emergencia para los territorios adicionales, para
que luego se incorporen en la emergencia original por medio de la siguiente prórroga.
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24. Existen declaraciones en los que se excluyen ciertos derechos suspendibles en alguna de sus pró-
rrogas en particular y no en todo el estado de emergencia. De esta forma, el EE59 —en sus últimas dos
prórrogas— delimitó los derechos suspendidos a la libertad de reunión y la inviolabilidad de domicilio.
Asimismo, el EE10 —aunque sólo en una de sus prórrogas— excluyó la libertad de reunión de la lista de
derechos suspendidos. El caso del EE12 es excepcional, ya que originalmente suspendía todos los dere-
chos permitidos, pero ocho días después se publicó el Decreto Supremo 072-2006-PCM, que limitó la
suspensión a los derechos a la libertad y seguridad personal.
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25. Durante los primeros años del período, la autorización para que las FFAA asuman el control del
orden interno tomaba la forma de una resolución suprema dictada en paralelo al estado de emergencia.
Esto, como si el decreto supremo fuera insuficiente para hacerlo por sí mismo. Posteriormente, a partir
de 2014, la habilitación para que la autoridad militar tome control del orden interno se incorporó en el
propio decreto supremo que declara o prorroga el estado de emergencia.
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Tabla 3. Estados de emergencia según la institución encargada del control del orden interno (2000-2018)
La suspensión del ejercicio de derechos debe ser entendida por medio de una lectura
integrada de la Constitución y las obligaciones internacionales asumidas por el Es-
tado, pues estas últimas también forman parte del ordenamiento jurídico nacional
(Tribunal Constitucional, expediente 2730-2006-PA/TC).
Existe, pues, una pregunta inicial: ¿qué cuerpo normativo internacional se aplica
durante los estados de emergencia? ¿el derecho internacional de derechos humanos
o el derecho internacional humanitario? ¿Cuáles son las obligaciones internacionales
que el Estado peruano debe cumplir en este contexto de emergencia?
La respuesta inicial es que el Perú, en virtud de los instrumentos internaciona-
les de los que es parte, tiene el deber de cumplir con las obligaciones derivadas del
derecho internacional de derechos humanos en todo momento, con independencia
de si existe un estado de excepción o no.26 En ese sentido, las obligaciones de dere-
26. Caso Masacre de Santo Domingo con Colombia, Corte Interamericana de Derechos Humanos,
párr. 21.
222
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chos humanos siguen siendo vinculantes para el Estado peruano durante el estado
de emergencia.
Esto no significa que la declaración de emergencia no tenga un impacto en el es-
tándar de derechos humanos que resulta exigible al Estado peruano en esta situación
en particular. Los tratados de derechos humanos más importantes de los que el Perú
es parte, como el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (PIDCP) y la
Convención Americana sobre Derechos Humanos (CADH) permiten la suspensión27
de determinadas obligaciones bajo contextos especiales como «situaciones excepcio-
nales que pongan en peligro la vida de la nación» (PIDCP, artículo 4) o en casos de
«guerra, peligro público o de otra emergencia que amenace la independencia o segu-
ridad de Estado» (CADH, artículo 27) respectivamente.28
Sin embargo, los derechos que pueden ser suspendidos bajo los tratados de dere-
cho internacional de derechos humanos no incluyen aquellos que se ven sobre todo
afectados por el uso de la fuerza de la Policía y las Fuerzas Armadas: el derecho a la
vida, a la integridad personal o a ciertas garantías judiciales. ¿Cuál es, entonces, el
nivel de uso de la fuerza permitido por el derecho internacional de los derechos hu-
manos durante el estado de emergencia?
Tanto la CIDH como la Corte IDH han señalado de forma reiterada que el uso
de la fuerza por agentes de seguridad, aun en estados de emergencia, debe atenerse
a criterios de legitimidad, necesidad, idoneidad y proporcionalidad.29 Naturalmente,
27. Seguimos utilizando suspensión (así, en itálicas) de las obligaciones internacionales porque este
término tampoco implica la derogación temporal de dicho deber, sino —al igual que en el caso consti-
tucional— de una «limitación extraordinaria» en el ejercicio de los derechos, siempre y cuando dichas
limitaciones no atenten contra la sustancia de los derechos inherentes a la persona. Véase «Human
rights in the administration of Justice: A manual on human rights for judges, prosecutors and lawyers»,
Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos, 2003, p. 814, disponible en https://bit.
ly/2LXieUB; y Corte Interamericana de Derechos Humanos, Opinión Consultiva OC-8/87, «Habeas
corpus bajo suspensión de garantías», párr. 18.
28. Tanto la CADH como el PIDCP señalan que los Estados parte que hagan uso de esta facultad
tienen el deber de informar la aplicación de la cláusula de suspensión. A partir de ello, nos permitimos
evaluar el cumplimiento de este deber del Estado peruano en el Sistema Interamericano de Protección
de Derechos Humanos utilizando el archivo «Suspensión de garantías recientes en materia de tratados
multilaterales», de Departamento de Derecho Internacional de la Organización de los Estados America-
nos, disponible en https://bit.ly/3rjTqGA. Sin embargo, tras una lectura menos ociosa, se puede advertir
que aquellos decretos supremos que son comunicados por el Estado peruano no comprenden el univer-
so de normas que debió haber informado. Por ejemplo, en los años 2016 y 2017, sólo lograron comunicar
33 de las 48 normas que declaraban o prorrogaban estados de emergencia con suspensión de derechos.
29. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, «Luis Jorge Valencia Hinojosa» (2014, párr. 181);
«Informe sobre terrorismo y derechos humanos» (2002, párr. 87) e «Informe sobre seguridad ciudadana
y derechos humanos» (2009, párr. 114). Corte IDH: caso Cruz Sánchez y Otros con Perú (2015, párr. 265);
caso J. con Perú (2015, párr. 330) y caso Nadege Dorzema y otros con República Dominicana (2012, párr. 85).
223
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30. Corte Internacional de Justicia, Opinión consultiva sobre la legalidad de la amenaza o del empleo
de armas nucleares, párr. 25. Véase también «Opinión consultiva sobre las consecuencias jurídicas de la
construcción de un muro en el territorio palestino ocupado», párrs. 106-113.
31. Caso Hermanas Serrano Cruz con El Salvador, Corte Interamericana de Derechos Humanos, párrs.
112, 116.
32. Caso Bámaca Velásquez con Guatemala, Corte Interamericana de Derechos Humanos, párr. 207.
33. Caso Fiscal con Dusko Tadic, Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia, párr. 70.
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En el Perú, las normas que regulan el uso de la fuerza por agentes estatales siguen
los estándares propuestos desde el derecho internacional. Mientras que el Decreto
Legislativo 1.186 (2015) incorpora los parámetros del derecho internacional de los
derechos humanos cuando el control del orden interno permanece en la Policía,34 el
Decreto Legislativo 1.095 (2010) contiene las normas de derecho internacional huma-
nitario en aquellos casos que el control del orden interno es delegado a las Fuerzas
Armadas.35
En ese sentido, cuando los decretos supremos han trasladado el control del orden
interno a las Fuerzas Armadas, el Estado peruano ha autorizado de forma implícita
que los agentes militares utilicen un nivel de la fuerza dedicado exclusivamente para
conflictos armados. Asimismo, desde 2016 que dichas normas afirman que los rema-
nentes terroristas configuran un grupo armado36 y señalan en forma explícita que
resulta aplicable el derecho internacional humanitario (Decreto Supremo 076-2016-
PCM). De esta forma, durante el período posconflicto, el Estado peruano ha venido
aplicando estándares de uso de la fuerza de un conflicto armado en casi la mitad de
los días en situación de emergencia (tabla 3).
Esta situación resulta alarmante, pues, como este estudio ha verificado, la declara-
ción de emergencia en el Perú está normalizada sin mayor justificación sobre el grado
de restricción de derechos adecuados para cada contexto. Más preocupante aún, este
estándar de uso de la fuerza para conflictos armados no ha sido exclusivo de las situa-
ciones identificadas como «terroristas», sino también en contextos de conflictividad
social como protestas ciudadanas (véase supra).
Si bien el Estado peruano ha venido —tanto implícita como explícitamente—apli-
cando estándares de derecho internacional humanitario diseñados para conflictos
armados, la doctrina más autorizada en la materia coincide en señalar que, con los
elementos de juicio disponibles, la situación de «terrorismo» en el VRAEM duran-
34. Al respecto, advertimos con mucha preocupación que en marzo de 2020 se promulgó la Ley 31.012,
Ley de Protección Policial, que derogó el artículo del Decreto Legislativo 1.186, que contenía el principio
de proporcionalidad en el uso de la fuerza por parte de la Policía. Este cambio legislativo, sin embargo,
no debería tener efectos prácticos, en tanto el principio de proporcionalidad es una norma de derecho
internacional de los derechos humanos que los operadores jurídicos en el Perú deben acatar.
35. El Decreto Legislativo 1.095 (2010) establece que cuando el control del orden interno permanece
en la Policía resulta aplicable el derecho internacional de los derechos humanos, mientras que cuando
dicho control es trasladado a las Fuerzas Armadas, se sujetan a las normas tanto del derecho internacio-
nal humanitario como del derecho internacional de los derechos humanos.
36. Desde el Decreto Supremo 017-2016-PCM. Si bien el término que utilizó la norma fue «grupo
hostil», el Tribunal Constitucional en 2015 señaló que este término debía de ser interpretado de forma
equivalente al grupo armado de acuerdo con el artículo 1.1 del Protocolo Adicional II a los Convenios
de Ginebra y el artículo 3 común (Tribunal Constitucional, expediente 00022-2011-PI/TC, considerando
resolutivo 2.6).
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TAFUR SIALER Y QUESADA NICOLI
EL ESTADO DE EMERGENCIA EN EL PERÚ DEMOCRÁTICO POSCONFLICTO
Reflexiones finales
37. Véase también Elizabeth Salmón, «¿Existe un conflicto armado en el VRAEM?», El Comercio, 26
de julio de 2018, disponible en https://bit.ly/3mC3U0h.
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EL ESTADO DE EMERGENCIA EN EL PERÚ DEMOCRÁTICO POSCONFLICTO
Reconocimiento
Una versión preliminar de este estudio fue presentada en la conferencia Nuevos Retos
en Materia de Seguridad: Crimen Organizado y Conflicto Urbano en el Continente
Americano, organizada por la Facultad de Derecho de la Universidad del Pacífico
entre el 24 y el 26 de octubre de 2018.
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Fecha Fecha
EE Provincias Regiones Prórrogas Días Control Motivo
de inicio de fin
16 Ucayali (Sarayacu) Loreto 30/6/2007 6/7/2007 0 7 FFAA Conflictividad social
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EL ESTADO DE EMERGENCIA EN EL PERÚ DEMOCRÁTICO POSCONFLICTO
Fecha Fecha
EE Provincias Regiones Prórrogas Días Control Motivo
de inicio de fin
Huanta y La Mar Ayacucho
Tayacaja Huancavelica
La Concepción (Kimbiri, Pichari y
Cusco FFAA/
34 Vilcabamba) 7/11/2011 10/10/2016 30 1.800 Terrorismo
PNP26
Satipo, Concepción (Andamarca y
Comas) y Huancayo (Santo Domin- Junín
go de Acobamba y Pariahuanca)
Cajamarca, Celendín, Hualgayoc y
35 Cajamarca 5/12/2011 15/12/2011 0 1127 PNP Conflictividad social
Contumazá
FFAA/
36 La Convención (Echarate) Cusco 10/4/2012 11/10/2016 26 1.64428 Terrorismo
PNP29
37 Espinar Cusco 29/5/2012 27/6/2012 0 30 FFAA Conflictividad social
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Fecha Fecha
EE Provincias Regiones Prórrogas Días Control Motivo
de inicio de fin
Huanta (Luricocha) Ayacucho
Tayacaja (San Marcos de Rocchac,
55 Huaribamba, Pazos, Acraquia, 16/9/2017 5/10/2017 0 20 FFAA Terrorismo
Huancavelica
Ahuaycha, Daniel Hernández y
Colcabamba) y Churcampa
Corredor vial Apurímac-Cusco- Apurímac
56 Arequipa, con una longitud aproxi- Cusco 12/1/2018 11/6/201833 3 150 PNP Conflictividad social
mada de 482.200 km. Arequipa
57 Tayacaja (Quichuas y Pichos) Huancavelica 31/1/2018 30/6/2018 2 150 PNP Conflictividad social
Criminalidad
58 Putumayo Loreto 15/7/2018 13/9/2018 0 60 PNP
transfronteriza
Corredor vial Apurímac-Cusco- Apurímac
59 Arequipa, con una longitud aproxi- Cusco 30/8/2018 27/1/2019 4 150 PNP Conflictividad social
mada de 482.200 km34 Arequipa
Criminalidad
60 Putumayo Loreto 28/11/2018 29/11/2018 0 60 PNP
transfronteriza
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editora
Claudia Iriarte Rivas
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