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Trabajo de

prácticas en
Historia de la
Empresa
Alumna: Beatriz Garrido Cueto.
DNI: 77352303Z.
Grupo: B.
Historia de la Empresa

INTRODUCCIÓN.
El presente trabajo es una recopilación, dividida en seis partes, sobre los aspectos más
importantes del libro de Victoriano Martín Martín “Historia de la empresa” publicado
en 2012, que hace un recorrido a lo largo de la historia económica para profundizar
acerca del papel y la evolución de la empresa y del empresario. El primer apartado hace
referencia a las ideas sobre la empresa y el empresario que tenían los autores más
relevantes de la antigüedad. Abarca desde que se generalizaron los programas de
investigación de la nueva economía institucional (NEI) con el artículo de Ronald Coase
mediante el cual surgió el primer interés hacia el estudio de la empresa, hasta las ideas
de Frank Knight. La segunda parte, relacionada con la historia económica, profundiza
sobre la empresa en la época preindustrial y muestra la relación entre el empresario y el
poder político existente en ese periodo. Prosigue con el estudio de la empresa en la fase
de la Revolución Industrial, en la cual se establecen los fundamentos de la empresa
actual. Con la Revolución Industrial triunfa el capitalismo y surge un nuevo tipo de
empresario capaz de asumir riesgos. El capítulo cuarto realiza un breve repaso de las
distintas formas de organización del trabajo desde la organización tradicional hasta las
actuales formas organizativas, por lo que incluye los cambios que se derivaron en la
dirección de la empresa. A continuación se ilustra el ascenso de la gran empresa y la
intervención del Estado, que adquirió una especial relevancia. La función del Estado se
consolidó en tiempos y medidas distintas de país a país, aunque su desarrollo y grado de
confianza alcanzado fue compartido. Para finalizar, la última sección trata sobre la
globalización y las transformaciones de la empresa, repasa los principales cambios
organizativos y estructurales efectuados en la empresa durante las últimas cuatro
décadas.

1. LA EMPRESA Y EL EMPRESARIO EN LA HISTORIA DEL


PENSAMIENTO ECONÓMICO.
EL CAMBIO DE RUMBO CON LA NEI. La teoría de la empresa es uno de
los programas de investigación más importantes surgidos a la luz de la nueva economía
institucional (NEI). El artículo de Ronald Coase “La naturaleza de la empresa” explica
el origen de la empresa, una estructura organizativa en que las decisiones se toman de
forma jerárquica, que surge para reducir o evitar los costes de transacción. A la hora de
realizar una transacción se acudirá al mercado o a la empresa dependiendo de los costes
de funcionamiento de cada sistema.
LA ANTIGÜEDAD GRIEGA Y LA ESCOLÁSTICA. En cuanto a los
griegos, Hesiodo considera el recto proceder de los hombres emprendedores la clave del
éxito en la producción de riqueza, y Jenofonte se refiere a la diferencia entre un hombre
digno y un hombre codicioso en estar dispuesto a esforzarse asumiendo riesgos. En los
escolásticos las ideas de los teólogos fueron evolucionando desde la consideración de la
actividad de los mercaderes como algo inmoral hasta resaltar la necesidad de los
mismos y justificar su retribución. Santo Tomás de Aquino justifica las actividades de
los mercaderes, se refiere al beneficio mercantil como el salario por el trabajo del
mercader y recompensa por los riesgos que asume en el transporte de las mercancías.
Estableció una relación directa entre riesgo y beneficio. El análisis más completo de las
funciones del empresario se encuentra en la obra de Joannis Olivi, para el cual el
mercader es alguien que adquiera el conocimiento, dedique el capital y la industria y
corra con el riesgo. Quienes realizan estas tareas deben ser pagados con los beneficios.

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Historia de la Empresa

San Bernardino de Siena exalta la función de mercaderes y comerciantes


manifestando la necesidad y la justificación del comercio. Justifica las ganancias del
empresario por el esfuerzo que realiza, por los gastos en los que incurre y por los
riesgos que asume. Joannes Nider justifica los beneficios del comerciante por los
gastos en los que incurre y por los riesgos que soporta.
RICHARD CANTILLON (1680-1794). Fue el primero que definió el concepto
de empresario como agente económico que cumple una función distinta tanto del
capitalista como del gerente. Estableció una distinción clara entre el empresario, que
asume un riesgo, y los asalariados, que no lo hacen.
TURGOT (1727-1781). Es uno de los defensores más conocidos de la libertad
económica. A pesar de que identifique a los empresarios con los capitalistas, nos
presenta en su obra pasajes que manifiestan la distinción entre las dos figuras. Aunque
también pueden existir emprendedores que no dispongan de capital para poner en
práctica sus iniciativas empresariales.
LA ESCUELA CLÁSICA DE ECONOMÍA POLÍTICA. Sus autores nunca
se propusieron explicar la naturaleza de la empresa ni lo que ocurría en su interior. En
cuanto al empresario, más que ocuparse de la figura del empresario intentaron explicar
el beneficio. David Ricardo indica que puede aumentar el beneficio como premio por
adelantarse en la innovación. Adam Smith en su obra introduce la figura del capitalista,
cuya función principal es acumular capital. El crecimiento económico viene provocado
por el aumento de la acumulación de capital. De las tres funciones que distingue Say en
un proceso de producción (conocimiento de las leyes naturales, aplicación de esos
conocimientos a un empleo útil, y llevar a cabo lo indicado por las dos operaciones
anteriores) atribuye al trabajo del empresario la aplicación de los conocimientos
adquiridos en la creación de un producto para nuestro uso. La diferencia con Adam
Smith es que el empresario de Say sí necesita conocimientos y habilidades especiales,
además de la sobriedad y parsimonia y el deseo de mejorar la propia condición. Mill
introduce el término empresario entre los economistas ingleses.
MENGER, WALRAS Y MARSHALL. Marshall es el primero en considerar
la organización de los negocios como el cuarto factor de producción. La característica
fundamental del empresario es su habilidad organizativa y su capacidad para los
negocios (con independencia de que posea capital o no). Y dentro de esta capacidad
destacan las habilidades de gestión. Da una gran importancia al carácter innovador de
los empresarios aunque las ganancias no dependan generalmente de la innovación.
Menger habla del empresario como un elemento necesario para organizar la producción
una vez que las economías adquieren cierto grado de complejidad. En su obra sitúa la
aparición del empresario en el proceso de especialización de la actividad humana de la
mano de la creciente división del trabajo. Walras considera al empresario como una
cuarta figura que alquila los factores tierra, trabajo y capital a fin de producir. Da
importancia al empresario como figura independiente del capitalista. Destaca el papel
del empresario como intermediario en los mercados de factores y de productos, y su
papel a la hora de llevarlos al equilibrio.
SCHUMPETER Y KNIGHT. El mérito mayor de Schumpeter es el de haber
creado una verdadera teoría del empresario innovador y su consideración del
crecimiento económico como un proceso de destrucción creadora protagonizado por
dicho empresario. En su obra asistimos al ocaso de la función empresarial. Schumpeter
había definido la empresa y el empresario, y había sintetizado cuáles eran las funciones
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Historia de la Empresa

del empresario antes de atrofiarse el proceso evolutivo del capitalismo. Knight insiste
en que la toma de decisiones implica incertidumbre. El beneficio lo explica como
resultado de dicha incertidumbre y, por último, es la incertidumbre lo que explica que
aparezcan beneficios en un contexto de competencia perfecta.

2. LA EMPRESA EN LA ÉPOCA PREINDUSTRIAL.


El rasgo principal de este periodo, comprendido entre los siglos XVI, XVII y XVIII, fue
la paulatina consolidación de los Estados-nación. Se trata de una etapa de gran rivalidad
política, la cual fue trasladada al terreno económico. El vínculo con el gobierno civil
estuvo presente en todo el periodo, y estuvo marcado por un contexto de inseguridad
política.
LOS GRANDES CAMBIOS EN EL COMERCIO Y LAS FINANZAS.
A. Hombres duros, ferias y cambistas en la Baja Edad Media. A través de la
ruta de la seda las ciudades-Estado italianas gestaron una intensa relación comercial
con el lejano Oriente, desde donde se traían productos de lujo. A cambio, los italianos
intercambiaban productos elaborados. La otra gran ruta comercial la Hansa o Liga
Hanseática se localizaba en el norte europeo y fue dominada por los alemanes. Los
comerciantes se asociaron para defender sus cargamentos construyendo fortificaciones,
que se convirtieron en asentamientos permanentes denominados Kontors. Las
mercancías transportadas eran más voluminosas y menos valiosas que las de la ruta de
la seda. El éxito de la Hansa continuó hasta bien entrado el siglo XVI, cuando esta ruta
fue arrebatada por comerciantes holandeses. También surgieron vías de tráfico
comercial terrestre que cruzaban Europa de norte a sur. Las dos zonas más
desarrolladas distaban mucho entre sí y los mercaderes llevaron a cabo sus intercambios
periódicamente en puntos intermedios. Las ferias bajomedievales eran centros para las
transacciones internacionales y gozaban de una alta organización. En ningún caso se
efectuaban compras y ventas, y al término de la feria se reservaban unos días para los
pagos. Las liquidaciones implicaban un sistema de pagos por compensación (clearing)
y, en los centros de negocio internacional, se evitó el uso de los metales preciosos a
través de la innovación financiera. La principal fue la letra de cambio. Una letra de
cambio era un pagaré en el que un comerciante se comprometía a pagar una cantidad de
monedas en un plazo determinado. Pero este pagaré no evitaba el peligroso transporte
de monedas en el futuro, así que se ideó un sistema de compras y ventas de letras de
cambio en el que las mercancías viajaban y el efectivo no. Apareció la figura del
cambista, un empresario especializado en suministrar medios de pago a los mercaderes.
El cambista obtenía sus beneficios aplicando un margen entre el precio de compra y el
de venta de las letras que tenía en su poder y, esta labor de intermediación financiera dio
origen a la banca.
B. Agentes, comunidades y sociedades. Durante este periodo el comerciante
europeo más común era el hombre de negocios individual. En aquellos momentos, en
los que la reputación del comerciante era su principal activo, las comunidades
mercantiles desarrollaron códigos de conducta que promovían la confianza recíproca.
Algunas de las colonias se convirtieron en compañías reguladas. El comerciante
individual no podía acompañar en persona sus productos al mercado exterior, por ello se
desarrolló el procedimiento de venderlos a través de agentes o de corresponsales. En
otras ocasiones se utilizaba otro tipo de sociedad: la commenda, en la que un socio
dominaba al otro, suponiendo que hubiera dos. Con el incremento en el volumen de
comercio la commenda dio paso a la verdadera sociedad o compañía. Cada compañía
tenía un capital básico aportado por los propios socios, el corpo. El incremento de

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Historia de la Empresa

capital, sopracorpo, podía hacerse aceptando depósitos de gente nueva. Quienes tenían
acciones del corpo recibían su parte de los beneficios, y los que habían aportado capital
al sopracorpo recibían sólo un interés. Por último surgió un nuevo tipo de sociedades de
capital conjunto, la societas maris. Se trataba de un acuerdo entre comerciantes para
compartir riesgos y beneficios en una expedición ultramarina. Con el tiempo
evolucionaron a sociedades permanentes donde los socios podían enajenar su
participación llegando a ser antecesoras de las sociedades anónimas.
C. El Estado y el mercado. Sobre el año 1400 las rutas de comercio europeas con
el Este quedaron bloqueadas. Europa se volcó en la búsqueda de nuevas rutas hacia la
India, pero finalmente Portugal y España obtuvieron el monopolio de dichas rutas
gracias a exploradores como Cristóbal Colón, Vasco de Gama, etc. El comercio de las
especias portugués era monopolio de la corona pero a comienzos del siglo XVII,
primero los holandeses y después los ingleses arrebataron el monopolio de esta nueva
ruta comercial. En el caso español el monopolio de la corona sobre las exportaciones
procedentes de América fue delegado a la Casa de la Contratación en Sevilla. Una
quinta parte de los metales preciosos que llegaban a Sevilla, el Quinto Real, era retenida
como impuesto. Sumando otros impuestos la corona se apropiaba del 40% de las
remesas de metal americano, pero este permanecía poco tiempo en territorio español ya
que se empleó para la financiación de la guerra. En los siglos XVI y XVII, con la
apertura de los nuevos mercados acometida por los españoles y portugueses, se
ampliaron las oportunidades de negocio a escala mundial y surgieron nuevas formas de
organización, las compañías privilegiadas. Se trataba de compañías reguladas pero,
además de tener códigos comunes de comportamiento entre sus socios, poseían una
carta de privilegio otorgada por el Estado para operar como monopolista en algún
territorio lejano. A cambio el Estado recibía de la compañía unos ingresos procedentes
de la concesión de ese monopolio. Las grandes compañías privilegiadas tenían un poder
político y militar que las distancia de las compañías modernas. Poseían el poder militar
para expulsar a comerciantes extranjeros y crear colonias en territorios lejanos, y
funcionaban como auténticos pseudoestados allí donde se asentaban. Los vínculos entre
compañías privilegiadas y bancos públicos eran frecuentes, y las funciones de estos
bancos eran diversas, desde ofrecer medios de pagos a los mercaderes hasta administrar
una licencia de loterías. Aunque la misión más frecuente era convertirse en banqueros
del Estado y encargarse de gestionar la deuda pública.
LA ORGANIZACIÓN INDUSTRIAL. El sector industrial es el que
experimentó menos cambios desde el final de la Edad Media hasta el siglo XVIII. El
comercio fue la actividad que generaba mayores beneficios, muy por encima de la
industria y del sector agrario.
A. La manufactura rural y urbana: industria doméstica, gremios y
protoindustria. En este periodo la historia de la manufactura se divide en tres fases: la
industria doméstica de autoconsumo, la producción urbana de los gremios de artesanos
y la protoindustria. Tradicionalmente se pensó que estas formas de organización
industrial se sucedieron en el tiempo, pero en realidad convivieron a lo largo del periodo
complementándose entre sí. La primera fase se realizaba en la unidad familiar y era un
sistema de autosuficiencia local donde la producción manufacturada no estaba
destinada al mercado. El crecimiento urbano llevó a una concentración de artesanos
especialistas en las ciudades. A diferencia de los campesinos no especializados, los
artesanos fabricaban productos para un mercado incluso más extenso que su propia
ciudad. Aunque los gremios de oficio surgieron como reacción al poder de los
mercaderes imitaron el funcionamiento de las sociedades de comerciantes, que era
hacerse con el apoyo del poder municipal. Desde el siglo XV hasta el XVIII los gremios
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Historia de la Empresa

tuvieron que competir de nuevo con comerciantes que trasladaron las actividades
industriales a las zonas rurales. La mejor prueba de la débil posición económica de los
gremios como monopolista industrial es el éxito de las actividades protoindustriales a
finales de la Edad Media. El sistema protoindustrial es la primera manifestación de algo
parecido al capitalismo moderno, aunque pocas zonas protoindustriales acabaron siendo
zonas industriales en los siglos XVIII o XIX.
B. Fábricas en la época preindustrial. Su característica básica era el diminuto
volumen de capital físico y los escasos métodos empleados para ahorrar fuerza de
trabajo. Los mineros se convirtieron en asalariados al servicio del propietario del
capital. Este a veces provenía de grandes familias de comerciantes y financieros, y
tampoco fue extraña la creación de sociedades mineras: compañías por acciones. La
propiedad conjunta de grandes navíos era muy conocida a finales de la Edad Media. Se
difundió el sistema de propiedad en participación. El papel que ejercieron las sociedades
navieras hizo posible que la construcción naval fuera la industria de mayor crecimiento
en la Edad Moderna, también se caracterizó por su división del trabajo y producción en
masa. Asimismo hay que destacar el gran ingenio desarrollado en la industria sedera,
pues una máquina de hilado de seda de tracción hidráulica supuso un gran ahorro de
trabajo en la Europa preindustrial.
C. El Estado y la industria: las manufacturas reales. Colbert creyó conveniente
que donde no llegara la iniciativa privada debía intervenir el Estado produciendo los
bienes industriales. El resultado de esta política de inversión pública fueron las
manufacturas reales. Estas fueron económicamente ineficientes y desaparecieron
cuando lo hicieron los regímenes que las financiaban y protegían.
LA AGRICULTURA. En este periodo la mayoría de la población activa
trabajaba en la agricultura y la mano de obra era la inversión fundamental en este sector.
El feudalismo era el elemento esencial de la organización agraria. Con el tiempo la
constitución de los Estados en la Edad Moderna hizo que el feudalismo perdiera su
carácter político, pero se mantuvo como base organizativa de la estructura agraria.
A. Europa oriental vs. Europa occidental. En el siglo XVI se produjo un cambio
en la organización agraria europea. Mientras que en Europa occidental el sistema
feudal experimentó algunas innovaciones más liberales, en Europa oriental se produjo
una vuelta e intensificación de las relaciones feudales y se convirtió en suministradora
de cereales de la parte occidental. A la vez que en el Este la comercialización de la
agricultura condujo a la formación de grandes señoríos directamente explotados y a una
esclavización de los campesinos, en occidente llevó a una organización agraria muy
distinta que iba a aportar al sistema feudal unas mayores libertades para los campesinos.
Por otro lado, las plantaciones agrícolas occidentales, a diferencia de las explotaciones
del oriente europeo, eran gestionadas directamente por propietarios, que consideraban a
sus esclavos la dotación fundamental de capital en su negocio.
B. La agricultura en Holanda e Inglaterra. Los primeros síntomas de la
disolución del feudalismo aparecieron en Holanda e Inglaterra, donde el capital fue
invertido en la agricultura y estaban más abiertos al mercado. En 1579 Holanda
consigue su independencia del imperio español, a partir de ahí los derechos feudales
fueron suprimidos y el suelo parcelado y repartido. Empleaban métodos intensivos y
comenzaron a investigar en las rotaciones de cultivo con el fin de posponer lo más
posible el barbecho. Los granjeros se especializaron en ganado y esto significó a su vez
una mayor cantidad de abono para fertilizar. Se abrió al comercio internacional, la
ganadería, agricultura y el comercio estaban íntimamente ligados. Toda esta
reorganización orientada al mercado hizo posible que Holanda saliera ilesa de la gran
crisis agraria de comienzos del siglo XVII. Inglaterra copió en parte las
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Historia de la Empresa

transformaciones en las explotaciones agrarias holandesas aunque hubo diferencias en el


tamaño de las explotaciones. En el siglo XVIII se impuso el sistema Norfolk consistente
en un ciclo largo en el que rotaban cultivos. Se alternaban en un mismo terreno cultivos
agrícolas y pastos temporales que restauraban la fertilidad y permitían un mayor número
de ganado.

3. LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL.
A partir del siglo XVI se observa una larga serie de transformaciones que desembocaron
en la implantación del capitalismo en Inglaterra hacia la segunda mitad del siglo XVIII.
Después el proceso fue extendiéndose a otros países como Francia, pero no todos los
territorios se industrializaron, ni aquellos que sí experimentaron el proceso lo vivieron
simultáneamente. En los lugares donde la industrialización fue tardía el proceso se
denomina segunda industrialización. La Revolución Industrial no fue un proceso brusco
y rápido, sino lento y acumulativo. Los cambios que se produjeron abarcan además del
ámbito industrial, el económico, social, político e institucional. Supuso el auge del
liberalismo económico, así que fue necesario dejar atrás el feudalismo y el despotismo
ilustrado. En los siglos previos a la Revolución Industrial las condiciones no eran
favorables para el despegue económico dado que la industria era perfectamente rural,
los salarios bajos e irregulares y había inestabilidad laboral. El capitalismo dio sus
primeros pasos antes de la Revolución Industrial y alcanzó su pleno desarrollo después
de 1830, pero tienen que darse simultáneamente la existencia de un mercado amplio y
solvente, la monetización de la economía y la mano de obra asalariada.
CAMBIOS INSTITUCIONALES: LA REVOLUCIÓN LIBERAL
BURGUESA. La revolución liberal burguesa es un proceso político y social previo a
la Revolución Industrial que proporcionó un marco, dentro del cual se desarrollaron las
relaciones capitalistas. Este proceso propició el fin del sistema feudal y sus limitaciones
en dos fases, primero transformaciones político-institucionales y luego con una
transformación socio-económica. Esta revolución liberal burguesa descansa sobre tres
pilares: libertad, mercancía y propiedad. La libertad individual y social, civil y política,
empieza a tener un significado como consecuencia del cambio histórico. Este concepto
de libertad deja su huella en la implantación de la libertad de contratación, de
industrialización y de comercio. Todos los factores de producción, incluido el factor
trabajo, logran ser considerados mercancías y van a estar sujetos a las fuerzas del
mercado, por lo que se transforman las clases sociales, desaparece la servidumbre y la
vinculación del trabajador a la tierra. Con la revolución liberal burguesa la propiedad
privada pasa a ser individual y absoluta. Desaparece la propiedad vinculada, la
amortizada en manos de las instituciones y las propiedades comunales de los
municipios. Los cambios en la propiedad de la tierra implican una profunda
transformación social. Con la reforma agraria se transforma el carácter de clase de los
propietarios, los antiguos señores feudales pasan a ser la burguesía agraria, la nobleza
terrateniente. Existen diferentes modelos de reforma agraria, las transformaciones en
el sector primario no fueron homogéneas en todos los países, por lo que encontramos
dos tipos de reforma dependiendo del país: por un lado, la reforma agraria
revolucionaria o “desde abajo”, en la que los campesinos consiguieron modificar la
forma de tenencia de las tierras a su favor y transformar la posición social que
ocupaban; y por otro lado, la reforma agraria liberal o “desde arriba”, que fue una
solución de compromiso interclasista donde la aristocracia dirigió el proceso adaptando
la agricultura a las nuevas exigencias sociales, pero sin una transformación profunda de
las clases. Esta reforma fue la más generalizada. Los objetivos de la reforma agraria

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Historia de la Empresa

eran la abolición de las organizaciones feudales y la redefinición de la propiedad


privada. Los efectos de la reforma agraria fueron similares independientemente del tipo
de reforma empleado, aunque las consecuencias fueron más intensas en los países que
triunfó la reforma liberal.
LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL INGLESA. Inglaterra fue el primer país
en industrializarse. Los cambios no fueron bruscos, las transformaciones se venían
generando desde aproximadamente tres siglos atrás, que finalmente hicieron posible la
Revolución Industrial. Existen factores que nos ayudan a comprender por qué Inglaterra
fue el primer país en industrializarse. En cuanto al crecimiento demográfico, Inglaterra
experimentó el mayor crecimiento de Europa durante los siglos XVIII y XIX. Creció el
índice de natalidad y disminuyó el de mortalidad simultáneamente. Lo que propició este
incremento de la población fue el descenso de la mortalidad, que vino determinado por
varios factores como la alternancia de cultivos o la productividad del factor trabajo, que
era más elevada y posibilitó la alimentación de más habitantes en Inglaterra. Otros
factores fueron las mejoras en los hábitos de higiene, en los materiales de construcción,
la instalación de infraestructuras de alcantarillado y el avance en conocimientos
médicos. Inglaterra fue el primer exponente de reforma agraria liberal y el proceso
fue dirigido por las clases acomodadas. A partir de 1760 se empleó el acto legislativo
como fórmula para el cercamiento. Como consecuencia de la reforma agraria y los
“enclosures” o cercamientos, un gran número de campesinos tuvo que abandonar las
zonas rurales. La migración del campo a la ciudad provocó un crecimiento de los
habitantes de las ciudades de Gran Bretaña. Con la reforma agraria desaparece
prácticamente la economía de subsistencia en Inglaterra, lo que llevó a la ampliación del
mercado interior. Su mercado exterior en el momento del despegue ya era superior al
de cualquier país de Europa. En el siglo XVI basó sus exportaciones en las
manufacturas textiles laneras, a mediados del siglo XVIII adquirió un carácter
reexportador de productos tropicales procedentes de América y empezó a diversificar
sus exportaciones. La tercera etapa comenzó cuando el comercio con las colonias dejó
de ser unidireccional y pasó a ser bidireccional. Y finalmente fue Inglaterra encontró en
América su filón de oro con el algodón. Además empleó las redes de las rexportaciones
tropicales para colocar la nueva producción, siendo el primer país que los puso en
circulación. Antes del siglo XVIII el sistema de transportes inglés no era suficiente
para desarrollar una economía mercantilizada. El desarrollo urbano producido a lo largo
del siglo XVIII fue el que fortaleció el sistema de transportes, primero con la
renovación y mejora del trazado de las carreteras, después con la construcción de los
canales y, por último, ya en plena Revolución Industrial, con la construcción del
ferrocarril. El crecimiento del capital a comienzos del siglo XVIII en Inglaterra fue
superior a la renta nacional, pero su concentración fue escasa. Además de recurrir a la
autofinanciación, hasta 1820 la financiación procedía de instituciones informales.
Inglaterra fue el único país donde la financiación del ferrocarril fue privada. A partir de
1820 cambió la composición del capital financiero debido al crecimiento de la industria
algodonera y a la aparición de la siderometalurgia. La principal aportación de los bancos
para la Revolución Industrial consistió en la movilización del capital a corto plazo,
transfiriéndolo desde zonas con capacidad de financiación hacia otras con mucha
demanda y necesidad de financiación. Mientras que todos los países de Europa eran
proteccionistas, Inglaterra adoptó políticas librecambistas. Los agricultores eran
partidarios del proteccionismo y los industriales del librecambismo, pero el resultado
fue la adopción de este último. Como un factor clave de la Revolución Industrial se
encuentra la actividad intelectual. Por encima de los factores técnicos y económicos
que hicieron posible el proceso industrializador estaba la existencia de un grupo social
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Historia de la Empresa

dispuesto a aceptar las innovaciones, hubo multitud de publicaciones científicas, y la


universidad ocupó un papel importante en el terreno intelectual.
A. La industrialización en Inglaterra. En la industria textil el primer sector que
se modernizó fue el textil algodonero. Es raro que un país muy especializado en la
creación de productos laneros se industrializara en el sector del algodón. Esto se produjo
porque en el sector algodonero no era necesaria la producción en fábricas, no tenía
competidores y requería menor cantidad de factor capital que en el sector algodonero.
En el sector siderometalúrgico, durante la primera mitad del siglo XVIII, logró el
liderazgo industrial gracias a técnicas novedosas como la utilización del carbón mineral
(coque) en vez de carbón vegetal. El principal cambio en este sector fue el uso del alto
horno, la aplicación con éxito del coque en el horno alto fue responsable del posterior
desarrollo de la industria del hierro y del acero. El impacto del sector siderometalúrgico
sobre el conjunto de la economía inglesa es mayor en este sector que en el textil
algodonero, pues tiene un poder difusor y de arrastre mayor.
B. El papel de los empresarios en la Revolución Industrial . Con la Revolución
Industrial se empezó a generalizar la figura del empresario, que fue asumiendo su
función de soportar los riesgos y afrontando sus responsabilidades como empleador y
promotor de capital. Se establecieron nuevas formas de organización del trabajo. Por
razones tecnológicas y económicas los empresarios comenzaron a reunir a los
trabajadores en un solo lugar, y también empezaron a hacerse públicas las cantidades
que se pagaban en las fábricas en concepto de salario. Esto incrementó el número de
personas dispuestas a trabajar en las fábricas y forzó a los empresarios a pagar
regularmente. El crecimiento de los ahorros y su puesta a disposición de la industria
hicieron posible el desarrollo industrial en Inglaterra. No hubo únicamente voluntad de
ahorrar y de acumular capital, sino también la intención de emplear los ahorros de
forma productiva, matiz que nos conduce al empresario.
OTROS PROCESOS INDUSTRIALIZADORES.
A. Francia. Fue el segundo país en industrializarse. Su modelo industrializador fue
muy diferente al inglés, existía una situación política diferente en ambos países. En
cuanto al crecimiento demográfico en Francia no fue tan dinámico como en Inglaterra.
También la reforma agraria fue una reforma revolucionaria encabezada por la clase
campesina, dominaron las pequeñas explotaciones frente a la concentración parcelaria
dada en Inglaterra. El índice de urbanización de Francia fue muy bajo y tampoco gozó
de un mercado interior ni exterior tan potente como en el caso inglés. La dotación de
recursos productivos fue también diferente. Francia dispuso de una mayor cantidad de
mano de obra que Inglaterra pero poseía menos recursos energéticos, como carbón. Por
otro lado, Francia estuvo dotada de un sistema de financiación ineficaz incapaz de
generar riqueza. La autofinanciación que fue tan importante en Inglaterra, no lo fue en
este caso. Y además la política librecambista fue sustituida en Francia por la política
proteccionista. A pesar de todas estas diferencias, el resultado entre ambos países no fue
radicalmente distinto. A principios del siglo XX Francia era la única nación de Europa
autosuficiente.
B. Estados Unidos. Es un ejemplo de industrialización tardía. Los avances se
lograron mucho más rápido porque era un país sin pasado feudal y no tuvo que derribar
las barreras del antiguo Régimen para pasar a la industrialización. Por eso su
industrialización siguió unas pautas distintas a las europeas. La revolución liberal
burguesa en Estados Unidos consistió en deshacerse de la tutela política para conseguir
la libertad y el crecimiento económico fue espectacular. Los principales factores que
favorecieron este proceso fueron el crecimiento demográfico, la abundancia de tierra y
la riqueza de recursos naturales, la concentración de la renta, su creciente
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Historia de la Empresa

especialización regional y el buen desarrollo del sistema de transportes, la amplitud de


los mercados, el desarrollo tecnológico y su gran desarrollo industrial a partir de 1860.
La expansión de la industrialización vino determinada por el desarrollo tecnológico y la
actividad empresarial, que consiguió una organización del trabajo humano en cadena.
C. Alemania. Es otro ejemplo de segunda industrialización. Cuando Inglaterra
estaba en pleno proceso industrializador Alemania era todavía un país preindustrial en el
que prevalecía el sector agrario. Sin embargo, en 1914 Alemania se había convertido en
el primer país industrial de Europa y en el segundo del mundo. A pesar del atraso
también había ventajas como el poder descartar las propuestas que habían fracasado en
otros países, por ejemplo. Alemania consiguió superar su atraso, para lo que fueron
necesarias las reformas políticas y agrarias. En cuanto a la reforma política Alemania
tendió a la creación de un Estado unificado y fue un proceso largo. La reforma agraria
fue similar a la de Francia. Desde el punto de vista socioagrario, Alemania estaba
dividida. En el oeste no existía la servidumbre y fue posible el desarrollo del capital
mercantil. En el este, que era la zona más grande de Alemania, era mayoritario el
sistema de servidumbre, aunque los siervos no estaban atados al señor estaban atados a
la tierra. De ahí la denominación de siervos de la gleba. Fue una reforma agraria desde
arriba que se extendió hasta 1850 y logró cambiar la propiedad de la tierra sin modificar
la estructura social. Experimentó una urbanización extremadamente rápida, y también
fue importante la estrecha relación entre la banca y la industria. La clave de la rápida
industrialización fue el crecimiento de la industria del carbón gracias a los importantes
yacimientos del Ruhr. En la producción del acero, en 1885 ya superaba la producción de
Gran Bretaña. Alemania consiguió arrebatar a Inglaterra su hegemonía convirtiéndose
en el gran centro industrial.
PRINCIPALES INVENTOS DE LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL. La
primera etapa de la Revolución Industrial se dio entre los años 1760 y 1870, y estuvo
marcada por continuos inventos, descubrimientos e innovaciones. Fueron tan numerosos
que es muy difícil hacer una relación exhaustiva de todos ellos. Algunos de los
principales inventos de la primera revolución industrial fueron la lanzadera volante, la
máquina de vapor, el barco de vapor, la pila eléctrica, la locomotora de vapor y el
telégrafo.

4. NUEVAS FORMAS DE ORGANIZACIÓN DEL TRABAJO Y


CAMBIOS DE DIRECCIÓN EN LA EMPRESA.
LA ORGANIZACIÓN TRADICIONAL DEL TRABAJO: EL
TAYLORISMO. Taylor publicó en 1911 una obra considerada el origen de todos los
trabajos surgidos en el ámbito de la organización del trabajo. Su objetivo era elevar la
productividad de los trabajadores con la organización racional del trabajo. Se le ocurrió
relacionar el factor productivo trabajo con diferentes tecnologías de producción para
conseguir que los trabajadores y el capital produjeran de forma eficiente mediante la
división sistemática y cronometraje de las tareas productivas, que debían de estar
acompañados de un sistema de incentivos que premiara la productividad de los
trabajadores más eficientes, consiguiendo equiparar el salario con el valor de la
productividad del trabajo. Los principios en los que se apoya el taylorismo son la
separación entre el trabajo manual y el intelectual, la organización del trabajo en torno a
la tarea y el control del trabajo. Este proceso se puede reducir a la fragmentación de las
tareas productivas y, a pesar de los logros obtenidos por el taylorismo, fue criticado por
ello ya que eran repetitivas y poco cualificadas. Existe una propuesta simultánea a la de

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Historia de la Empresa

Taylor, que es la de Fayol y, en vez de centrarse exclusivamente en el ámbito del


trabajo, destaca la tarea administrativa y directiva dentro de la empresa. Fayol es
considerado el fundador de la escuela clásica de administración de empresas y líder de
la enseñanza de la economía de la empresa en todos los niveles educativos. El
fundamento de la propuesta se basa en la división del trabajo y la aplicación de esa
división a la administración siguiendo criterios técnicos. En la actualidad muchos
modelos y métodos organizativos deben su existencia al modelo taylorista, tanto el
fordismo como la escuela de las relaciones humanas, o el método de dirección “just in
time” deben mucho al taylorismo.
EL FORDISMO. Henry Ford desarrolló el sistema de producción y de consumo
en serie, que complementó con nuevas estrategias, entre las que destaca el “five dollars
day” que era un incentivo salarial. Los elementos que caracterizan el fordismo son la
cadena de montaje, la separación entre programación y ejecución, la homogeneización
del ritmo de trabajo y la retroalimentación. El proceso de retroalimentación perseguía
conseguir que los propios trabajadores fueran consumidores de la producción que ellos
mismos efectuaban. Una de las variables que protagonizó su ascenso fue el crecimiento
continuado del consumo. No obstante, el círculo virtuoso que dinamizaba el sistema, la
llamada “cultura del más” se quebró porque la estructura de inversión de las empresas
ya no se regía por la estructura de costes de producción, sino por las expectativas de la
demanda. Además, imperó la originaria concepción fordista de fabricar una gran
cantidad de un mismo producto. El inconveniente del sistema de Ford fue su
inmovilismo. Con este sistema se pudo apreciar que no siempre las grandes inversiones
en bienes de equipo tienen que ser rentables.
LA ESCUELA DE LAS RELACIONES HUMANAS. En el modelo
taylorista la mayoría de las veces las órdenes dadas estaban desconectadas de la
realidad, por lo que surgió el conflicto entre el trabajo ordenado y el trabajo realizado; y
con el tiempo en el sistema fordista los mayores niveles de consumo disminuyeron
drásticamente colapsando el sistema. Esto dio lugar a la rebelión de los trabajadores en
las fábricas y hubo un gran rechazo sindical al sistema fordista. En este contexto de
crisis del taylorismo y del fordismo nace la escuela de las relaciones humanas, cuyo
origen se encuentra en los trabajos de George Elton Mayo. Esta escuela defiende la idea
de que mejorando las relaciones humanas dentro de la empresa los trabajadores mejoran
su productividad. El estudio de Mayo se considera el punto de partida de todos los
estudios en el campo de las relaciones humanas aplicadas a la organización del trabajo.
Según él había que aumentar la productividad con una mayor integración social de los
trabajadores en la empresa, reduciendo así los posibles conflictos. Aunque el enfoque de
Mayo puede considerarse opuesto al fordismo y al taylorismo, en la práctica son
enfoques complementarios puesto que todos persiguen aumentar la productividad pero
tomando diferentes caminos.
LAS NUEVAS FORMAS DE ORGANIZACIÓN DEL TRABAJO.
A. El método de dirección justo a tiempo. Después de la II Guerra Mundial la
economía japonesa intentaba recuperar la actividad económica. Durante este periodo se
produjo el “milagro japonés”, que tiene su origen en la empresa Toyota en 1948 y su
fundamento en la organización “just in time” o justo a tiempo. Se define como una
organización en la que todos los procesos están planificados con el fin de evitar
malgastar el tiempo y los materiales, y evitar entrar en costes crecientes. El objetivo del
mejoramiento continuo denominado “kaizen” es el principio de este sistema y se ve
potenciado por el trabajo cooperativo en los círculos de calidad, donde se discuten las

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Historia de la Empresa

sugerencias de los trabajadores sobre los procedimientos para desarrollar una


determinada línea de producción. El sistema de gestión japonés fue la vía más eficiente
de organización industrial y actualmente muchas empresas siguen este modelo.
B. La teoría de la especialización flexible. Tiene su origen en la obra de Piore y
Sabel “La Segunda ruptura industrial” en 1984. Pretende retornar a las antiguas formas
artesanales de producción a través de la creación de redes de empresas para construir
una comunidad industrial compuesta por equipos de producción flexibles y por
trabajadores cualificados. Esta teoría descansa sobre cuatro pilares, que son la
cooperación entre trabajadores, la calidad, la flexibilidad de la producción y la unidad
entre el diseño y la ejecución.
C. La organización actual. Se caracteriza porque abarca desde la cultura de la
empresa hasta los conocimientos y tecnologías aplicadas en la misma. Los mismos
sistemas productivos son los que demandan el uso de estas nuevas formas de
organización del trabajo. Un posible resultado de esta integración hace que las grandes
empresas pretendan diluir las diferencias jerárquicas, haciendo que todos los integrantes
de la compañía, ya sean trabajadores o directivos, roten por los distintos puestos de
trabajo de las unidades operativas.

5. EL ASCENSO DE LA GRAN EMPRESA Y LA INTERVENCIÓN


DEL ESTADO.
LA FORMACIÓN DE LA GRAN EMPRESA EN EL PARADIGMA DE
ALFRED CHANDLER. A partir del paradigma chandleriano se identificaron los
aspectos principales de las nuevas fórmulas de organización empresarial. Para
posibilitar la implantación de las nuevas estructuras organizativas se requería un
contexto favorable con la posibilidad de realizar economías de escala y de
diversificación. La construcción de la red ferroviaria americana dio el primer impulso a
la implantación del sistema de empresa integrada. Las modernas redes de transporte y
comunicación (el ferrocarril y el telégrafo) hicieron posible que las estructuras
productivas recibieran un flujo constante y rápido de productos y materiales para
realizar dichas economías de escala. Se requirieron inversiones en infraestructuras, en
técnicas de ventas y distribución e inversión en dirección, a niveles nunca alcanzados
hasta entonces, y los primeros empresarios que realizaron estas inversiones “first
movers” lograron unas ventajas difícilmente superables aún en el largo plazo. La
continuidad de la producción se volvió el fundamento de la lógica estratégica de la gran
empresa, así que siempre se mantenía en marcha el proceso de innovación y
enriquecimiento del aprendizaje. El empuje hacia el crecimiento de la empresa se debió
a la gestión de gerentes y ejecutivos profesionales, cuya aparición dio paso a un nuevo
tipo de capitalismo que Chandler define “capitalismo gerencial”. Este cambio en la
gerencia empresarial marcó la sustitución de la pequeña empresa familiar por la
empresa moderna, y su principal consecuencia fue la progresiva separación entre
propiedad y gestión y la formación de un nuevo sujeto económico, el “directivo
asalariado”.
ESTADOS UNIDOS: GÉNESIS DE LA GRAN EMPRESA GERENCIAL.
Estados Unidos desarrolló la fórmula de organización jerárquica esencial del
capitalismo gerencial, que supuso un reemplazo progresivo de las tradicionales familias
de propietarios por la nueva clase de directivos a sueldo. La empresa americana se
convirtió en un referente mundial. Se trataba de un proceso de industrialización con
escasa dependencia del factor laboral, que tuvo como resultado una intensificación de

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Historia de la Empresa

los procesos de racionalización y mecanización de la producción y el rápido desarrollo


de los sectores intensivos en capital. Con el estallido de la II Guerra Mundial se crearon
las condiciones para una fuerte recuperación y se institucionalizaron y difundieron los
procesos de base para el crecimiento de la empresa moderna. Al final de los setenta, la
explotación de las nuevas tecnologías de la información y comunicación marcó el
comienzo de una nueva etapa que transformó radicalmente la estructura interna de la
empresa, mediante la automatización, y el sistema económico mundial, mediante la
formación de mercados globales.
A. Relación entre Estado y gran empresa estadounidense: una actitud
legislativa ambigua. La legislación americana dirigida al proceso de concentración de
las grandes empresas no llegó a aplicar una restricción efectiva a la acción de los
directivos, productores y distribuidores. Los funcionarios del gobierno tenían el respeto
de la clase de directivos, pero no llegaron a tener un papel que les permitiera contrastar
directamente alguna decisión importante. En Estados Unidos sólo se produjo una
política económica coherentemente planificada tras la Gran Depresión y la II Guerra
Mundial, cuando se volvió prioritaria la tutela de la gran empresa como principal agente
de la consolidación económica del país. La falta de una clara orientación de la ley se
debía a la falta de uniformidad política y a la existencia de la “rule of reason”, por la
que la intervención pública tenía un margen de flexibilidad en la evaluación de las
prácticas monopolísticas. La falta de un régimen de control creó una situación muy
inestable debido a los hábitos poco éticos de algunas empresas. Sin embargo, era ilegal
todo tipo de acuerdo que limitara la competencia, y la consagración de los principios
antimonopolistas llegó con la aprobación de la Sherman Antitrust Act en 1890. La ley
dejó unas salidas legales practicables, como la creación de un “holding”. El beneficio
más importante del “holding” fue la centralización del control sobre las actividades de
las sociedades incorporadas y muchos “trust” iniciaron el cambio hacia la formación de
“holdings”. La oleada de fusiones más intensa llegó a partir de 1897 por la actividad
legislativa y la fase de impulso económico sucesivo a la depresión de 1893. Cuando con
la recesión de 1929 la demanda empezó su drástica caída se consideró necesaria una
extensa intervención por parte del Gobierno Federal. En el sector industrial el Estado
puso en marcha mecanismos de estimulación del potencial productivo con programas de
subvención y proyectos de obras públicas. En 1936 con la contracción del gasto público
efectuada por Roosevelt el país volvió a sumirse en una profunda recesión. Finalmente,
con el estallido de la II Guerra Mundial se manifestaron las dos tendencias básicas de la
recuperación económica vinculadas a la industria armamentista, cuyo principal cliente
era el Estado.
B. La reglamentación del sistema bancario. En la fase de apogeo de las fusiones
fue definiéndose también el papel más activo de los bancos y de otras instituciones
financieras. El ritmo del crecimiento del moderno tipo de desarrollo obligaba a una
financiación cada vez mayor y no sostenible por parte de los tradicionales círculos de
inversores locales, por lo que el papel de los bancos de inversión fue predominante. La
ley introdujo una serie de reformas bancarias contra la actitud especulativa de muchos
bancos, para intentar una separación entre las operaciones bancarias tradicionales y las
de financiación propia del banco de inversión, y para asegurar los depósitos de los
bancos.
C. Propiedad industrial y sistema de patentes. Las distintas percepciones de la
ley han generado muchos conflictos entre inventores y empresas a la hora de establecer
su titularidad: derecho individual del inventor por un lado, y propiedad que reclamaba la
empresa por haber explotado la invención por el otro. A partir del desarrollo de la
sociedad industrial la aplicación del sistema de patentes adquirió un carácter

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Historia de la Empresa

internacional, para luego extenderse a nivel mundial, según los ADPIC. Respecto al
conflicto entre inventor y empresa, las leyes han tendido a reconocer el carácter
individual de la invención y del relativo derecho, pero garantizando las condiciones para
que de una invención se derivara un producto industrial. Este conflicto encontró una
mediación en la elaboración de un registro oficial del Estado donde se guardaba copia
del derecho de propiedad concedido. A mediados del siglo XX en Estados Unidos fue
notable un cambio de inclinación de la legislación a favor de la empresa.
CONSOLIDACIÓN DE LA GRAN EMPRESA ALEMANA ENTRE
COOPERACIÓN Y AUTARQUÍA. En la Europa continental, Alemania fue el primer
país que realizó las inversiones básicas para el desarrollo de la gran empresa. Los
avances técnicos y organizativos de esta época garantizaron una sólida estructura
industrial, que preservó su potencial hasta después de la II Guerra Mundial. Las
primeras empresas modernas alemanas también surgieron con la remodelación de las
redes de transporte y comunicación. El modelo de desarrollo industrial americano fue el
referente de la modernización alemana, pero su adopción no impidió que la industria
alemana desarrollase su carácter específico vinculado a las características de su entorno.
La formación de cárteles y la introducción de sistemas tarifarios, representó la medida
central de una política proteccionista que fomentaba la cooperación interna para
impulsar el crecimiento industrial. Nunca se llegó a introducir una legislación
“antitrust”. El tipo de acuerdos supuestos por la trustización se difundió cuando
aumentó la producción, con el desarrollo de la empresa en las últimas décadas del siglo
XIX, generando la caída de los precios mientras que la crisis de finales de siglo
empezaba a producir sus efectos. A pesar de su legalidad, no siempre se respetaron estos
acuerdos. De los acuerdos formales se pasó a convenios, asociaciones y a la creación de
sindicatos de venta. El aspecto comunitarista del management alemán llevó a fomentar
un sistema de cooperación estable con el Estado basado en la formalización de reglas de
carácter general para garantizar el rendimiento de las empresas; sin embargo, la
orientación emprendida hizo de Alemania la principal potencia económica europea. La
creación de multinacionales conllevó a la formación de empresas pequeñas y
especializadas, por los efectos del proceso de desarrollo a remolque de las principales
empresas. Con la I Guerra Mundial las empresas alemanas emprendieron una fase de
descenso que las apartó del mercado internacional, hasta volver a tomar nuevo vigor
después de la crisis de 1929. Con la llegada al poder del partido nazi, la política
autárquica del Gobierno encerró las industrias en cárteles obligatorios, las sometió a
contratos gubernamentales y a un riguroso control de la mano de obra para realizar sin
obstáculos el programa de restructuración de la industria en función del máximo
desarrollo del potencial bélico. Los programas de concentración obligada de la
estrategia autárquica del régimen se basaron en la planificación de las instalaciones
según el modelo americano de la producción de masa. Después de la II Guerra Mundial
y de la derrota alemana, los aliados acabaron con la autarquía y la cartelización, y
empezaron a desmontar los “trust” del sector químico y del acero. La política
económica suponía una intervención del Estado limitada a la creación de un marco
regulatorio en el que se desarrollara una economía de mercado. La estructura federal del
Estado estaba compuesta por los “Laender”, entidades territoriales con identidad estatal,
gobierno y parlamento propios, y representados por el Estado Federal. A lo largo de la
década de los años cincuenta, la industria alemana demostró que podía ponerse al
mando de la remodelación de la industria europea y volvió a pasar por una época de
intensa expansión. Los líderes que en estos años consolidaron su posición, llevaron la
industria alemana a mantener su ventaja hasta los años ochenta y frente al desafío de los
nuevos mercados globales.
13
Historia de la Empresa

A. El papel fundamental de los bancos. La acción financiadora de los grandes


bancos mixtos despegó a partir de la provisión de fondos a las inversiones iniciales para
el desarrollo de la red ferroviaria y del sistema de transporte. Los nuevos bancos que
surgieron se llamaban Kreditbanken y, a partir de 1850, los mayores se denominaron
Grossbanken. A partir de los años ochenta del siglo XIX los Grossbanken pasaron a la
financiación de las industrias “capital intensive”. Una tendencia frecuente de estos
bancos fue la de mantener relaciones bastante prolongadas y a veces exclusivas con sus
empresas o clientes. Con el estallido de la II Guerra Mundial y las pérdidas y crisis que
ésta dejó, cambió el cuadro general fortaleciendo la cooperación empresarial a través de
la creación de participaciones cruzadas entre empresas.

GRAN BRETAÑA: LA MODERNIZACIÓN DE LA EMPRESA ENTRE


CAPITALISMO PERSONAL Y LENTA RECUPERACIÓN. Las ventajas
competitivas acumuladas a lo largo del siglo XIX se anularon progresivamente mientras
otros países iban alcanzando un nivel industrializador dentro de la competencia
internacional. El distanciamiento progresivo se debió a la radicalización de las
estructuras productivas, empresariales y de comercio inglesas, que habían agotado el
potencial innovador y dinámico que estaban desarrollando los nuevos competidores. El
retraso acumulado obligó a muchas empresas a realizar grandes esfuerzos en un periodo
de tiempo corto, para cubrir la distancia con las pioneras de las modernas estructuras
integradas. Recurrieron a técnicas organizativas de empresas americanas consolidadas,
pero el crecimiento fue lento en el largo plazo aunque hubiera momentos de apreciable
recuperación. La resistencia de la dirección personal de muchas empresas era otro
aspecto que se interpuso en el desarrollo de una moderna organización industrial, y el
tamaño reducido de las pocas empresas modernas limitaba la distancia física entre
directivos de distintos niveles, llevando un control directo basado en contactos
personales. Después de la II Guerra Mundial, muchas economías empezaron una fase de
recuperación sin precedentes, la época del “milagro económico”, mientras que las
empresas británicas pagaron su falta de competitividad emprendiendo un marcado
descenso. Sólo en los años ochenta la economía vuelve a tomar respiro gracias al
descubrimiento del petróleo en el Mar del Norte y a su exportación. El aumento de
productividad registrado en esta época se debió a la alta presencia de empresas
extranjeras, multinacionales, que en las décadas anteriores se habían ido instalando. La
industria en su conjunto recuperó su competitividad, pero no desapareció del todo el
peso de la tradición empresarial inglesa, que siguió obstaculizando el pleno
aprovechamiento de estos cambios.
A. Concentración empresarial, Estado y sistema bancario. En Inglaterra la
planificación industrial llevada a cabo durante la I Guerra Mundial generó apreciación
por la cooperación entre empresas y entre éstas y el Gobierno, pero no se estableció un
plan estructurado de intervención por parte del Estado, sino que los empresarios
actuaban en régimen de autorregulación. Prevaleció la formación de combinaciones
horizontales, cárteles y acuerdos sobre precios y producción. Al no ser la eficiencia
organizativa el objetivo prioritario, las fusiones fueron combinaciones de tipo
cooperativo, en las que la dirección personal de cada empresa seguía prevaleciendo
sobre la jerarquía centralizada de la empresa matriz. Muchas empresas optaron por la
fusión legal, el “holding”. En cuanto los bancos, éstos jugaron un papel limitado en la
financiación de la industria a largo plazo hasta 1914, privilegiando sobre todo las
inversiones en el extranjero. Esta carencia perjudicó duramente los nuevos sectores
intensivos en capital. Sin embargo, la situación cambió después de la guerra.

14
Historia de la Empresa

EL DESARROLLO DE LA GRAN EMPRESA EN LA ECONOMÍA


PLANIFICADA SOVIÉTICA. El papel del Estado alcanzó la expresión máxima de su
actividad centralizadora y hubo un gran esfuerzo económico y organizativo por su parte.
Los procesos centralizadores, por basarse en principios más políticos que económicos,
no supieron guiar el mismo proceso de desarrollo de las economías occidentales. En la
economía planificada soviética, el Estado ejercía un fuerte poder de regulación del
sistema económico y de planificación estratégica. Por esto, las empresas no
desarrollaron desde el interior las capacidades para volverse centros propulsores de
aprendizaje y de innovación organizativa y tecnológica, ni pudieron emprender la
creación del microcosmos de actividades y pequeñas empresas relacionadas. Después de
la revolución de 1917 y de un extenso proceso de nacionalización de las grandes
empresas, se cumplió la transformación en sentido totalitario. Bajo la nueva política
económica de Lenin (NEP) se produjo una apreciable revitalización de la economía,
creando un sistema mixto o capitalismo controlado. Las grandes empresas quedaron
bajo el control estatal. Con la introducción de los planes quinquenales de Stalin se
volvió al dirigismo total por parte del Estado, suprimiendo los rasgos de sistema mixto
de propiedad privada y estatal. La planificación centralizada afectó a todos los ámbitos
de la economía, y se acabó con cualquier forma de autogestión por parte de las empresas
y de la clase obrera. Los principios antieconómicos sobre los que se pretendía fundar la
actividad de las grandes empresas chocaron con el objetivo de la eficiencia y, aunque
fuera sólo por el objetivo de cumplir con los planes, la planificación favoreció la
acumulación y la consolidación de importantes sectores industriales. Cuando el proceso
de restructuración de la economía de Gorbachov dio paso a partir de 1987 a la
progresiva eliminación del sistema centralizado y a las primeras privatizaciones, además
de una cierta democratización de la vida política, las empresas soviéticas, despojadas
del refugio estatal, mostraron su total incapacidad de adaptarse a una economía de
mercado y emprendieron un marcado declive.
TRADICIÓN Y MODERNIZACIÓN INDUSTRIAL: EL MILAGRO
JAPONÉS. La transformación de su sociedad y economía se efectuó con rapidez. Japón
supo acoger y explotar técnicas y sistemas organizativos occidentales dentro de su
peculiar contexto cultural y económico gracias a una sólida convergencia de valores por
la que cultura, Estado, instituciones como la burocracia y grandes empresas privadas
han jugado unos papeles, guiados por la misma mano hacia la obtención del objetivo
común de recuperar el retraso acumulado frente a occidente. De todas las variables
culturales, el sentimiento de la religión parece haber sido el que más ha plasmado los
principios gerenciales del capitalismo japonés. Sobre todo la religión del
confucionismo, conocida también como religión o filosofía del gobierno.
A. La evolución del sistema industrial japonés. Con la revolución Meiji de 1868
empezó para Japón un periodo de importantes transformaciones, marcado por la salida
del aislamiento del mundo occidental. El fomento de la industrialización, a través de la
importación del patrimonio tecnológico occidental y de intensivos programas de
inversiones en infraestructuras, fue la principal tarea que el Gobierno acometió.
Aparecieron agrupaciones de empresas, Zaibatsu, que fueron las típicas estructuras de la
economía industrial japonesa hasta la II Guerra Mundial. Durante los años treinta la
dirección militar de la producción industrial japonesa impulsó los sectores intensivos en
capital. El ritmo de crecimiento se interrumpió frente a la derrota de Japón en la II
Guerra Mundial. La magnitud de la restructuración hizo indispensable la movilización
de enormes capitales e inversiones, y sólo tuvieron que pasar tres décadas para que se
volviera una potencia económica mundial. El evento determinante para el despliegue
económico japonés fue el estallido de la guerra de Corea en 1950, cuando Japón se
15
Historia de la Empresa

volvió el principal proveedor del ejército americano y sus industrias pesadas se


beneficiaron de un enorme volumen de encargos.
B. El papel del Estado. La relación entre Estado y gran empresa en la economía
japonesa tiene una doble vertiente. Por un lado el MICE, la más poderosa agencia
gubernamental, centralizó las directrices de la nueva política industrial emprendida a
partir de la segunda posguerra; la otra vertiente se basa en el papel que jugaron los
burócratas desde la época Meiji en el desarrollo económico. La burocracia representó un
punto de unión importante entre administración pública y empresas, y fue la institución
más importante de la administración pública.

LAS DEBILIDADES ESTRUCTURALES DEL DESARROLLO


INDUSTRIAL EN ITALIA. En el área mediterránea Italia, España y Francia,
marcadas por las mismas condiciones de retraso en la industrialización de sus
economías, dejaron al Estado un margen mucho más amplio de intervención en contra
de la movilización de las inversiones necesarias para el despegue de la industria. En
Italia la morfología industrial estuvo marcada por la concentración geográfica de la
industria en las regiones del norte, con la formación del “triángulo industrial” de las
provincias de Turín, Milán y Génova, un proceso de desarrollo asimétrico y una
contraposición entre norte y sur. La cultura empresarial italiana también privilegió el
elemento familiar, que significó durante varias décadas el freno a la adopción de la
moderna organización multidivisional y una razón más de la retrasada expansión
internacional. Entre finales del siglo XIX y la I Guerra Mundial, a partir del desarrollo
del sistema ferroviario se pusieron en marcha importantes movimientos de
concentración, con la formación de empresas “first movers”, que guiaron el desarrollo
de las épocas sucesivas. Una parte significativa del sistema industrial se desarrolló
gracias a la triple inversión chandleriana. A partir de finales del siglo XIX, el apoyo del
Estado a la transformación industrial de la economía se expresó a través de los canales
primarios de la política fiscal, de la construcción de infraestructuras y de la demanda
militar.
A. El protagonismo del Estado y la política del salvamento industrial. La
promoción de la industrialización tenía que pasar por el fomento de los sectores clave de
la industria pesada, y la atención del Estado se centró en el objetivo de conseguir la
autosuficiencia en la producción del acero. El Estado se hizo cargo de la constitución de
la principal empresa productora de acero, la Terni. Cuando la empresa pareció a punto
de perecer bajo la incapacidad del empresario Stefano Breda de realizar el proyecto, el
Estado puso en marcha unas medidas que definen la propensión al “salvamento” de las
industrias clave, el aspecto más importante del intervencionismo estatal italiano. Las
instituciones, Estado y bancos tenían un papel compensatorio a falta de iniciativas
empresariales privadas. El “holding” público Instituto para la Reconstrucción Industrial
(IRI) nació en 1933 con el objetivo de cortar los peligrosos vínculos de dependencia de
la industria con el sistema bancario. La ausencia de una clase de emprendedores capaces
de aportar capitales llevó a la transformación del IRI en un ente permanente en 1937.
Esta relación del crecimiento económico italiano con la administración estatal se fue
suavizando a medida que, sobre todo en los sectores intensivos en capital predispuestos
a adoptar la moderna organización productiva y directiva, se hizo evidente la
posibilidad de emprender un camino distinto e independiente de las vertientes
tradicionales del capitalismo industrial italiano. La entrada de Italia en el grupo del G7,
los siete países occidentales más industrializados, confirmó el éxito, aunque parcial, de
estas nuevas tendencias.

16
Historia de la Empresa

ASPECTOS SOCIALES Y CULTURALES DEL RETRASO DE LA


INDUSTRIALIZACIÓN EN ESPAÑA. Las reflexiones sobre las premisas de la
industrialización española han oscilado entre la importancia que tuvieron el
proteccionismo y la intervención del estado en el siglo XX y la acción de factores
externos a la política económica de gobierno, vinculados a las modificaciones del
contexto económico internacional. Sólo la apertura al exterior creó las condiciones
propicias para la modernización industrial. El proceso de industrialización español
empezó con retraso. Un condicionante importante fue la falta de audacia empresarial
debida a una mentalidad basada en los fundamentos éticos de la religión católica, que
rechazaba la iniciativa empresarial. La falta de canales internos de flujo de capitales
generó la dependencia de aportaciones desde el exterior. La desigualdad social y
económica introdujo un elemento de fuerte conflictividad. El carácter autoritario del
sistema político durante el franquismo generó un tipo de dirección marcado por una
clara distancia entre directivos y trabajadores. Entre las característicos de la formación
del sistema industrial español destaca el crecimiento de la industria ligera hasta la I
Guerra Mundial, y a partir de 1920 un estancamiento de este sector, acompañado por el
desarrollo de la industria pesada hasta los años sesenta; y la dimensión reducida de las
empresas por haber sido destinadas sus actividades a un mercado interno poco
desarrollado.
A. La evolución del sistema industrial español bajo la política autárquica del
estado franquista. El proteccionismo arancelario empujó el crecimiento industrial en el
siglo XIX, mientras que en el siglo XX hubo un intervencionismo estatal más definido.
Después de la Guerra Civil, entre 1939 y 1959, la política autárquica de Franco cumplió
con el proceso de aislamiento y cierre de la economía española, lo cual perjudicó
duramente el posible desarrollo de un moderno sistema industrial. La Guerra Civil y los
efectos a nivel internacional de la II Guerra Mundial tuvieron repercusión en la
producción industrial española. El proceso autárquico culminó en la creación del
Instituto Nacional de Industria (INI) que estaba inspirado en el italiano IRI. Era un
“holding” que participaba en empresas prioritarias para la nación y que merecían apoyo.
A partir de 1950 una serie de cambios hacia la apertura al comercio internacional dieron
un respiro al crecimiento industrial. El cambio más importante se produjo en la
estructura de las importaciones. Con el Plan de Estabilización de 1959 empezó una
nueva fase de liberalización económica. El aumento de las importaciones de bienes de
equipo empujó la tecnificación de la producción, con el derivado aumento de la
productividad y de la competitividad. Durante los últimos años del régimen franquista,
y de forma más marcada con la transición a la democracia, a partir de 1975 se asistió a
un cambio de orientación hacia una economía abierta y de mercado. Tras unos primeros
acuerdos estipulados con la Comunidad Económica Europea para reducir las barreras a
las exportaciones españolas, en 1986 España entró en la CEE, pudiendo seguir su
camino hacia la internacionalización y definición de un modelo de empresa,
organización y “management” adecuado a las modernas dinámicas de la competencia.
EL TITUBEANTE DESPLIEGUE DE LA GRAN EMPRESA EN
FRANCIA. El desarrollo de su moderna industria se remonta a las últimas décadas del
siglo XX. La industria francesa ha mantenido mucho tiempo una identidad poco
definida, sobre la que influyeron unos elementos culturales de freno y el afán para
recuperar el retraso acumulado. Su proceso de industrialización estuvo marcado por la
presencia de un gran número de pequeñas empresas y un desarrollo de las grandes
empresas más lento y limitado. Las dimensiones reducidas de las unidades productivas
representó la señal de la tradicional propensión de la dirección francesa a un sistema de
relaciones internas y externas a la empresa de tipo informal. Esta informalidad se

17
Historia de la Empresa

tradujo en una elevada discrecionalidad con la formación de posiciones jerárquicas muy


centralizadas y distantes en el nivel más alto. Hasta los años cincuenta, cuando las
grandes empresas de los países más industrializados ya habían realizado la
modernización de sus estructuras y la distancia acumulada requería grandes esfuerzos
de recuperación, no se implantó el sistema multidivisional.
A. La extensa gestión estatal del desarrollo de la gran empresa francesa. Desde
1880 hasta 1960 el Estado se preocupó principalmente de asegurar una protección a las
empresas ante la competencia internacional. Sólo a partir de la II Guerra Mundial la
reglamentación dejó espacio a una intervención más centrada en la promoción de la
actividad industrial. Su configuración industrial era de tipo dualístico y estaba marcada
por un número reducido de grandes combinaciones y por la elevada presencia de
pequeñas empresas. Así que la interacción entre empresas y entre éstas y el Estado
representó un nudo en el crecimiento industrial. Las fusiones fueron más limitadas y
concentradas en dos épocas, en los años veinte y en los años sesenta, cuando el Estado
emprendió un programa de creación de “campeones nacionales” en sectores industriales
estratégicos. Se crearon importantes empresas mixtas y públicas que serían la base del
lanzamiento de la gran empresa francesa. El Estado, aunque ha cometido algunos fallos,
ha sido determinante en la modernización de la economía francesa. Las vías más y
menos directas de la gestión económica estatal fueron la creación de empresas públicas,
mixtas, concesiones a nivel fiscal y financiero y un consistente soporte a las inversiones
en la investigación e innovación tecnológica. Al contrario, las empresas privadas han
mostrado un carácter más resistente al cambio, marcado por la persistencia de la
propiedad familiar. El proceso de europeización puesto en marcha por la creación de la
Comunidad Europea y la oleada de privatizaciones de 1986 y de 1993 abrieron una fase
de nuevas oportunidades para corregir los defectos que seguían persistiendo.

6. LA GLOBALIZACIÓN Y LAS TRANSFORMACIONES DE LA


EMPRESA.
CONTEXTO HISTÓRICO E INSTITUCIONAL: LA CRISIS DE LOS
AÑOS SETENTA. Los años setenta del siglo XX estuvieron marcados por la recesión,
inflación y desempleo. Aparte de otros factores, como la competencia de la industria
asiática, hay dos acontecimientos que explican la crisis de los años setenta. Desde 1971
el sistema de cambio fijo acordado en Bretton Woods entró en crisis dando paso a un
sistema de cambios flotantes y concluyendo un largo periodo de estabilidad monetaria.
Lo que trajo consigo el aumento de la inflación, incertidumbre respecto a la solidez del
dólar y un aumento de la especulación internacional con divisas. Por otro lado en 1973
Egipto y Siria atacaron a Israel. Estados Unidos y la mayoría de los países occidentales
apoyaron al país judío, lo que provocó un embargo por parte de los países árabes que
poseían la mayor parte de las reservas y que en su mayoría constituían la OPEP. Los
países industrializados se vieron inmersos en una gran dependencia energética. La
consecuencia inmediata del alza del precio del petróleo fue una subida generalizada de
la inflación que duró hasta los ochenta y afectó sobre todo a Europa. La escalada
inflacionista vino acompañada de un profundo estancamiento económico, así que los
economistas emplearon la palabra estanflación para designar este nuevo fenómeno, que
supuso el final de la era de pleno empleo que caracterizó al Estado del Bienestar.
LOS CAMBIOS TECNOLÓGICOS Y ORGANIZATIVOS. Antes de la
crisis de los setenta se habían sentado las bases para una transformación tecnológica que
puede compararse con la Revolución Industrial del siglo XVIII en cuanto a su alcance.

18
Historia de la Empresa

Este cambio, que se dio durante las tres últimas décadas del siglo XX y continúa
desarrollándose, es el factor clave de la globalización económica. A diferencia de
procesos anteriores de cambio tecnológico, la revolución de la información ha
afectado básicamente al conocimiento y a su transmisión. Las sinergias creadas por las
sucesivas innovaciones propiciaron el descubrimiento y desarrollo de otras nuevas
tecnologías y aplicaciones en ámbitos diversos. Pero su rápida y generalizada expansión
tiene que ver con las políticas desreguladoras y liberalizadoras de la década de los
ochenta en el ámbito de las telecomunicaciones. Estas políticas favorecieron la
integración de los mercados financieros y la segmentación de la producción, así como el
comercio a escala global. El aumento de productividad propiciado por la incorporación
de las nuevas tecnologías de la información a los procesos de producción y distribución
llevó a un aumento de la competencia y a la turbulencia de los mercados mundiales. La
creciente diversificación de éstos y las rápidas transformaciones de las preferencias de
los consumidores fueron los factores clave de la crisis del rígido modelo fordista. El
origen de los nuevos métodos de gestión empresarial se remonta a las estrategias
adoptadas por las empresas japonesas de automóviles, concretamente al modelo
implantado por Toyota tras la II Guerra Mundial. El verdadero despegue de Toyota
llegó con la adopción de una revolucionaria fórmula de organización denominada
Sistema de Producción Toyota o toyotismo, que supuso un aumento espectacular de su
productividad y de su competitividad internacional. La evolución del modelo japonés
dio paso a estructuras empresariales mucho más flexibles, que se transforman
rápidamente según el desarrollo de los mercados. Existen dos clases de redes
empresariales: las redes integradas por un número variable de pequeñas y medianas
empresas y la red formada por una gran empresa matriz que controla una red de
proveedores independientes mediante franquicias o subcontratación. Cada vez son
mayores las alianzas entre grandes empresas alcanzando acuerdos sobre alguna clase
de colaboración tecnológica, inversión en I+D o lanzamiento de algún producto
específico. Las grandes empresas han transformado profundamente sus estructuras
organizativas y, gracias a la sustitución de las viejas prácticas de integración vertical y
de gestión jerárquica propias del fordismo por la estrategia de la subcontratación, han
logrado aumentar su capacidad de adaptación y sus niveles de eficiencia y
productividad.
EL PAPEL DEL ESTADO. Las políticas de oferta que se llevaron a la
práctica tras la crisis económica de los años setenta recuperaron las tradicionales
defensas del libre mercado elaboradas a lo largo del siglo XIX. Durante los años
noventa las políticas de oferta implantadas durante la década anterior en el Reino Unido
y Estados Unidos se extendieron hacia otros países, dando lugar a la privatización de
empresas públicas, a la desregulación de la actividad financiera y a la pérdida de
influencia de los sindicatos en la negociación de las condiciones laborales. Las
transformaciones fueron estimuladas por las políticas económicas basadas en la oferta,
que defienden la creación de un mercado global mediante la liberalización y
desregulación de los intercambios de mercancías y de las operaciones financieras entre
los países. La desregulación aplicada a escala planetaria ha favorecido la
deslocalización y relocalización de los centros de producción, en un escenario en el que
el incremento de la competencia ha provocado a su vez la reorganización de grandes
grupos empresariales en sectores clave. En los países emergentes como el Este asiático,
Rusia y China, al contrario de lo que sucedió en los países occidentales, el Estado no
abandonó las políticas intervencionistas sino que desempeñó un papel activo,
favoreciendo el despegue de sus industrias nacionales.

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Historia de la Empresa

LOS CAMBIOS EN EL TRABAJO. La crisis de los setenta generó elevadas


tasas de desempleo en la mayoría de los países. La crisis de 2008 ha mostrado que el
consumo global puede ser insuficiente para mantener el empleo si los incrementos de
productividad continúan su ritmo exponencial y aumenta proporcionalmente el
consumo. La civilización industrial del nuevo siglo se enfrenta al problema de los
límites ecológicos del crecimiento económico y a los límites del consumo. La
deslocalización es una estrategia de las grandes empresas para aumentar su
competitividad internacional, trasladando la producción a fábricas ubicadas en países
emergentes donde los costes salariales son mucho más bajos y esquivando ciertas
imposiciones fiscales. Las empresas que han externalizado toda la producción, como
IKEA o Nike, son las que han llegado más lejos en el proceso de deslocalización.

CONCLUSIONES FINALES.
El libro de Victoriano Martín Martín “Historia de la empresa” nos ayuda a comprender
los orígenes y la evolución de la empresa a lo largo de toda la historia. El saber cómo ha
ido evolucionando la empresa en diversas formas a lo largo de la historia y la relación
que ha tenido con la economía, la política, la sociedad y la cultura nos permite una
mejor comprensión de la realidad. La industrialización de la economía en el siglo XX
ratifica que el surgimiento de la empresa moderna ha sido un paso determinante hacia la
consolidación del capitalismo industrial y la adopción de las nuevas formas de
organización y producción ha sido un paso fundamental para adaptarse a las alteraciones
del sistema económico mundial, por lo que en los países donde persistía el poder de las
grandes familias propietarias ante la nueva clase de directivos profesionales hubo una
lucha importante. Las industrias basadas en tecnologías avanzadas y en la
racionalización de las estructuras productivas se pusieron al mando de este nuevo
modelo de desarrollo. Por su parte, el Estado también ha jugado un papel importante
con sus intervenciones para corregir los desequilibrios originados por la expansión de la
empresa, y protagonizó la remodelación del capitalismo industrial. Su presencia directa
en la economía le llevó a asumir las tareas de distribución de la riqueza y se produjo la
consolidación del Estado de Bienestar. Tras la crisis de los años setenta del siglo XX y
sus consecuencias económicas, sociales y políticas se produjo la decadencia del modelo
político del Estado del Bienestar. Ante los ataques neoliberales se había cuestionado la
eficacia del Estado frente a los mecanismos de la economía capitalista. Con el proceso
de globalización de la economía, durante los años ochenta, la restricción a la capacidad
de intervención del gobierno fue más evidente. También he de destacar la importancia
de la Revolución de la Información, desarrollada a un ritmo muy acelerado a diferencia
de los anteriores procesos de cambio tecnológico. Este cambio, que ha tenido lugar
durante las tres últimas décadas del siglo XX y que continua desarrollándose, es el
factor clave de la globalización económica.

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