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Nov 15 Noticia Vivian Polanía - Mauricio

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F 14215

REPÚBLICA DE COLOMBIA
RAMA JUDICIAL DEL PODER PÚBLICO

COMISIÓN NACIONAL DE DISCIPLINA JUDICIAL

Bogotá D. C., siete (7) de noviembre de 2024


Magistrado Ponente: MAURICIO FERNANDO RODRÍGUEZ TAMAYO
Radicación n.° 540011102000 2020 00278 01
Aprobado según acta n.° 066 de la fecha

Criterio normativo:
Artículo 196 Ley 734 de 2020
Artículo 153 numeral 4° de la Ley 270 de 1996.
Criterio subjetivo: funcionario en apelación
Criterio nominal: No todo trato descortés, genera responsabilidad
disciplinaria del funcionario.

1. ASUNTO A DECIDIR

La Comisión Nacional de Disciplina Judicial, en ejercicio de sus


competencias consignadas en el artículo 257A de la Constitución
Política de Colombia1, procede a resolver el recurso de apelación
impetrado por el apoderado de confianza del quejoso contra la
sentencia del 24 de abril de 2024, mediante la cual la Comisión
Seccional de Disciplina Judicial de Norte de Santander y Arauca2
declaró disciplinariamente no responsable a la doctora Heidy Vivian

1 Inciso primero del artículo 257 A de la C. P.: «La Comisión Nacional de Disciplina Judicial ejercerá la
función jurisdiccional disciplinaria sobre los funcionarios y empleados de la Rama Judicial».
2 Decisión adoptada con ponencia del magistrado Sady Enrique Rodríguez Santander en sala dual con

el magistrado Julio Cesar Villamil Hernandez.

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F 14215

M.P. DR. MAURICIO FERNANDO RODRÍGUEZ TAMAYO


Radicación n.° 540011102000 2020 00278 01
Referencia: FUNCIONARIO EN APELACIÓN DE SENTENCIA

Polanía Franco, en su condición de jueza primera penal municipal,


con funciones de control de garantías ambulante de Cúcuta, de los
cargos formulados en auto de fecha 19 de enero de 2023, por su posible
incursión en falta grave bajo la modalidad dolosa, ante el incumplimiento
al deber previsto en el numeral 4° del artículo 153 de la Ley 270 de 1996,
que establece la obligación de «observar permanentemente en sus
relaciones con el público, la consideración y cortesía debidas», y en
consecuencia la absolvió de responsabilidad.

2. LA CONDUCTA QUE SE INVESTIGÓ

La funcionaria judicial fue investigada por su actitud descortés y


desconsiderada con el abogado Marlon Fernando Díaz Ortega, en la
audiencia del 31 de agosto de 2020.

3. TRÁMITE PROCESAL

El 10 de septiembre de 20203, a través de apoderado, el abogado


Marlon Diaz Ortega, presentó queja disciplinaria en contra de la jueza
primera penal municipal, con funciones de control de garantías
ambulante de Cúcuta, la doctora Heidy Vivian Polanía Franco.

Por medio de acta individual de reparto del 14 de septiembre de 20204,


la queja fue asignada al magistrado ponente de la entonces Sala
Jurisdiccional Disciplinaria del Consejo Seccional de la Judicatura de
Norte de Santander y Arauca, doctor Calixto Cortés Prieto.

3 Expediente Digital «001. Folio 5-15»


4 Expediente Digital «001. Folio 17»

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M.P. DR. MAURICIO FERNANDO RODRÍGUEZ TAMAYO


Radicación n.° 540011102000 2020 00278 01
Referencia: FUNCIONARIO EN APELACIÓN DE SENTENCIA

El 16 de septiembre de 20205, se ordenó abrir investigación


disciplinaria en contra de la doctora Polanía Franco, en su condición
de juez primera penal municipal con función de control de garantías
ambulante de Cúcuta, para lo cual solicitó: (i) al Centro de Servicios
Judiciales del Sistema Penal Acusatorio de Cúcuta remitir copia del
video de la audiencia del 31 de agosto de 2020 realizada en el radicado
110016000000201902639; ii) fijó para el 2 de octubre de 2020, la
diligencia de ampliación y ratificación de queja; iii) dispuso escuchar a la
funcionaria de la Fiscalía que participó en la aludida audiencia; iv) solicitar
a la Dirección Seccional de Administración Judicial de Cúcuta certificación
sobre el tiempo de vinculación, identificación, sueldo y última dirección de
la investigada; v) solicitar certificado de antecedentes disciplinarios de la
Procuraduría General de la Nación de la funcionaria investigada; y vi)
notificar al implicado.

El 22 de septiembre de 2022, a través de mensaje de datos, se notificó


a la investigada6 y al Ministerio Público7, el auto de apertura de la
investigación disciplinaria.

El 5 de febrero de 20218, la funcionaria investigada rindió versión libre y


en auto del 3 de septiembre de 20219, se ordenó el cierre de la
investigación disciplinaria, decisión que fue notificada a la
investigada a través de correo electrónico del 7 de septiembre de esa
anualidad10.

5 Expediente Digital «001. Folio 19»


6 Expediente Digital «001. Folio 30»
7 Expediente Digital «001. Folio 33»
8 Expediente Digital «009»
9 Expediente Digital «016»
10 Expediente Digital «017»

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Radicación n.° 540011102000 2020 00278 01
Referencia: FUNCIONARIO EN APELACIÓN DE SENTENCIA

El 19 de enero de 202311, el a quo formuló cargos a la juez investigada,


decisión que le fue notificada el 20 de enero de 202312.

La formulación de cargos se surtió en los siguientes términos:

Imputación fáctica:

La funcionaria judicial, en la audiencia celebrada el 31 de agosto de


2020, en al menos dos oportunidades, interrumpió en forma grosera y
descortés al abogado Marlon Díaz, haciendo uso de frases como «lleva
10 minutos hablando y no ha dicho nada», y «no moleste más»,
siendo ésta última la más desacertada, de cara al respeto debido en su
ejercicio como directora de la audiencia.

Así mismo, el funcionario de segunda instancia a quien le correspondió


desatar la apelación propuesta por el quejoso, en su decisión dijo que
«la funcionaria no motivó ni realizó un análisis juicioso de lo expresado
por la fiscal y el defensor frente a la prórroga de la medida de
aseguramiento» y que sus constantes interrupciones distrajeron a la
juez y le impidieron contar con un panorama jurídico completo para
analizar la procedencia de lo solicitado.

Imputación jurídica:

11 Expediente Digital «023»


12 Expediente Digital «026»

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Radicación n.° 540011102000 2020 00278 01
Referencia: FUNCIONARIO EN APELACIÓN DE SENTENCIA

Se citó el artículo 242 de la Ley 1952 de 2019, el cual antes se


encontraba «en idénticos términos» en el artículo 196 de la Ley 734 de
2002.

Así mismo se reprochó a la funcionaria la trasgresión del deber


contenido en el numeral 4° del artículo 153 de la Ley 270 de 1996 que
exige «observar permanentemente en sus relaciones con el público la
consideración y cortesía debidas» y su incursión en falta grave a título
de dolo.

Seguidamente, el magistrado Sady Enrique Rodríguez Santander, el 25


de septiembre de 202313, avocó el conocimiento del asunto y precisó
que la etapa de juzgamiento se adelantaría a través de un juicio
ordinario, decisión notificada a través de correo electrónico del 26 de
septiembre de 202314.

El 19 de febrero de 202415, se dispuso el término común de 10 días para


que los sujetos procesales presentaran sus alegaciones conclusivas,
ante lo cual, la funcionaria investigada las presentó el 7 de marzo de
ese mismo año16.

El 24 de abril de 202417, la Comisión Seccional de Disciplina Judicial de


Norte de Santander y Arauca, profirió sentencia a través de la cual
declaró a la doctora Heidy Vivian Polanía Franco, en su condición de
juez primera penal municipal con funciones de control de garantías

13 Expediente Digital «028»


14 Expediente Digital «029»
15 Expediente Digital «037»
16 Expediente Digital «040»
17 Expediente Digital «042»

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Radicación n.° 540011102000 2020 00278 01
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ambulante de Cúcuta, «no responsable de los cargos formulados en auto


de fecha 19 de enero de 2023» y, en consecuencia, fue absuelta de
responsabilidad.

La notificación de la sentencia de primera instancia se surtió mediante


correo electrónico enviado el 4 de junio de 2024 a la investigada, al
apoderado de confianza del quejoso y al Ministerio Público18.

El 11 de junio de 202419, el apoderado del quejoso20, dentro del término


para ello, presentó recurso de apelación en contra de la sentencia de
primera instancia, el cual fue concedido mediante auto del 24 de junio
de 202421, y el expediente fue remitido a esta Comisión para lo
pertinente.

4. DECISIÓN DE PRIMERA INSTANCIA

La Comisión Seccional de Disciplina Judicial de Norte de Santander y


Arauca declaró disciplinariamente no responsable a la doctora Heidy
Vivian Polanía Franco, en su condición de juez primera penal municipal,
con funciones de control de garantías ambulante de Cúcuta, a quien se
le había formulado cargos por la falta grave bajo la modalidad dolosa,
consistente en el incumplimiento al deber previsto en el numeral 4° del
artículo 153 de la Ley 270 de 1996.

Para fundamentar su decisión, el a quo luego de identificar el asunto a


decidir, la identidad de la investigada, los hechos objeto de

18 Expediente Digital «043»


19 Expediente Digital «044»
20 Fabio Humar Jaramillo
21 Expediente Digital «046»

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Referencia: FUNCIONARIO EN APELACIÓN DE SENTENCIA

investigación, la actuación procesal, los cargos imputados, realizó las


siguientes consideraciones:

Para empezar, hizo alusión a los testimonios obrantes el plenario, en


los que los testigos informaron que el trato que la doctora Polanía
Franco le había dispensado al quejoso en la audiencia no había sido
irrespetuoso ni grosero.

También precisó que el Juzgado Quinto Penal del Circuito de Cúcuta,


el 10 de septiembre de 2020, resolvió declarar la nulidad de lo resuelto
por la funcionaria investigada al considerar que su decisión de
prorrogar la medida de aseguramiento carecía de motivación.

Manifestó que las expresiones de la funcionaria disciplinada «lleva


diez minutos hablando y no ha dicho nada» y «no moleste más» no
llevan implícito animus injuriandi, estas expresiones no fueron subidas
de tono, desobligantes, insultantes, groseras o soeces, no vulneró
derechos del abogado Díaz Ortega, ni impidió su intervención dentro
del proceso penal.

Finalmente, la decisión de primera instancia trajo a colación lo dicho


por la Comisión Nacional de Disciplina Judicial respecto de la
autonomía judicial de los jueces en su función de administrar justicia,
para finalmente declarar que la jueza Polanía Franco no era
responsable de incurrir en la falta endilgada.

5. RECURSO DE APELACIÓN

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Inconforme con la sentencia de primera instancia, el apoderado de


confianza del quejoso presentó su recurso de apelación bajo los
siguientes argumentos:

1. Error al valorar las expresiones de la investigada conforme a


las apreciaciones de los testigos

Ello, por cuanto las apreciaciones de los testigos son de su íntima


convicción y la falta disciplinaria no puede valorase desde la
subjetividad de lo que les parece a los otros.

2. Error al valorar de forma aislada las expresiones, cuando el


deber ser corresponde a una valoración integral en el
contexto emanando

Dijo que la conducta desplegada por la funcionaria era compleja y no se


limitaba a expresiones sueltas, sino que fueron surtidas en un contexto
determinado, el cual inició con la interrupción del uso de la palabra y
culminó con una risa burlona.

3. La valoración del lenguaje empleado por la jueza Polanía se


realiza desde la literalidad de las expresiones, no obstante, se
deja de lado que el lenguaje connotativo

En este punto, el recurrente precisó:

En primer lugar, se debe resaltar que el lenguaje se manifiesta de


dos formas. El primero es el lenguaje denotativo, es decir, la
literalidad de las expresiones empleadas. La segunda forma de
lenguaje es el lenguaje connotativo, es decir aquel que comunica
más allá de la información literal, sino que imprime sensaciones,

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sentimientos, emociones conforme a un contexto. Por supuesto,


como se indicó en el aparte inmediatamente anterior, el contexto
dentro del análisis del a quo fue olvidado, por lo que tampoco se
analizó lo que connota las distintas formas de comunicación que
ejecutó la Juez Polanía.

4. La correcta apreciación del contexto de las expresiones


permite arribar a que el lenguaje de la jueza Polanía connota
actos de irrespeto y desconsideración a la intervención del
abogado defensor Marlon Díaz

Sobre el contexto en el que sucedieron los hechos, el apelante en su


escrito precisó:

1. Se estaba adelantando una audiencia virtual de prórroga de medida de


aseguramiento.

2. La Fiscalía pretendía prorrogar el término máximo de la medida de


aseguramiento. En su intervención no fue interrumpida por la Jueza
Polanía.

3. El Defensor Marlon Diaz pretendía que no se accediera a la pretensión


de la Fiscalía, para ello trajo a colación en primer lugar el fundamento
legal para soportar su pretensión.

4. La Jueza Polanía interrumpió al señor Marlon Diaz argumentando que


llevaba 10 minutos hablando, situación que es totalmente y
sustancialmente alejada de la realidad.

5. La Jueza Polanía requirió a la defensa a precisar su intervención, cuando


está ni siquiera había podido esbozar el primer argumento.

6. La Jueza Polanía calificó como “un absurdo” la intervención de la


defensa, y sin ningún tipo de argumentación o motivación accedió a la
pretensión de la Fiscalía.

7. La Jueza Polanía interrumpe la sustentación del recurso de apelación al


escuchar el fundamento legal que la defensa señaló que la Jueza había
inaplicado.

8. La Jueza Polanía se ríe al escuchar el fundamento legal inaplicado.

9. La decisión de la Jueza Polanía fue declarada nula por la ausencia


absoluta de motivación. (sic)

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Así, el recurrente precisó que la intervención de su representado en la


audiencia al momento de los hechos «contiene 112 palabras, 84 de ellas
destinadas al primer punto, y 28 para el segundo tópico. La intervención
total hasta este punto era de aproximadamente un minuto. Esta
intervención fue abruptamente interrumpida por la Jueza Polanía».

Además, indicó que las manifestaciones de la funcionaria, respecto del


tiempo que llevaba el doctor Marlon Díaz estaban alejadas de la realidad,
pues no era cierto que llevara 10 minutos en el uso de la palabra y que la
intervención de la juez «connota una malintencionada y desobligante
interrupción».

Adicionalmente, el apelante reprochó el hecho que la juez le dijera a su


representado «Doctor ya le di el uso de la palabra, hable, no moleste más
hombre, hable. Doctor y otra vez y otra vez, nosotros con esta audiencia
tan complicada y usted dele y dele y dele, ya hable doctor hable!».

De otro lado, el recurso expuso unas imágenes que en criterio del


recurrente «evidencian el parpadeo ocasionado con el registro de la risa
en el usuario de la jueza».

Finalmente, el apoderado de confianza del quejoso en su escrito de


alzada dijo:

Así las cosas, la jueza Polanía Franco no guardó las cortesías que
merece cada uno de los participantes en un proceso judicial, pues
evidenció un desprecio total por el rol de defensa que con
responsabilidad asumía mi representado. La jueza desconoció
profundamente su papel en la audiencia, toda vez que no solo no
fue imparcial en el trato hacia las partes, sino que, inclusive, se

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burló de la intervención que realizaba la defensa al momento de


sustentar su recurso.

En síntesis, la conducta desplegada por la jueza connota una


actitud desafiante, descortés frente al uso de la palabra que tenía
el señor Marlon Díaz en calidad de defensor. Esta actitud
irrespetuosa frente al ejercicio legítimo de la defensa no sólo se
acredita con las aseveraciones de la jueza Polanía, las múltiples e
injustificadas interrupciones, sino también, con que la decisión de
la audiencia estuvo totalmente carente de fundamentos.

Dicho lo anterior, como solicitud final el apelante dijo «solicitamos


respetuosamente que se revoque la decisión de primera instancia, y, en
su lugar, se proceda con un fallo condenatorio».

6. TRÁMITE DE SEGUNDA INSTANCIA

Mediante acta de reparto del 28 de junio de 202422, el proceso fue


asignado al despacho del suscrito magistrado ponente.

En escrito fechado el 22 de octubre de 2024, la magistrada Magda


Victoria Acosta Walteros, presentó una solicitud de impedimento
amparada en la causal dispuesta en el numeral 5° del artículo 56 de la
Ley 906 de 2004, aplicable por remisión del artículo 22 de la Ley 1952
de 2019; la cual fue negada por la Comisión en sala 63 del 23 de octubre
de 2024.

7. CONSIDERACIONES

22 Expediente Digital Segunda Instancia «01»

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7.1. Competencia.

Esta Colegiatura precisa que tiene la competencia para conocer de la


apelación interpuesta por el apoderado de confianza del quejoso, a la
luz de las previsiones del artículo 257A de la Constitución Política de
Colombia de 1991, que creó la Comisión Nacional de Disciplina Judicial
y le fijó sus atribuciones constitucionales, una de ellas, ejercer la función
jurisdiccional disciplinaria sobre los funcionarios de la Rama Judicial. De
este modo, a partir de la entrada en funcionamiento de esta nueva alta
corte judicial —que lo fue el 13 de enero de 2021— debe entenderse
que la Ley 270 de 1996 se refiere a la Comisión Nacional de Disciplina
Judicial.

Esta facultad antes recaía en la Sala Disciplinaria del Consejo Superior


de la Judicatura y encuentra desarrollo legal en el numeral 4 del artículo
112 de la Ley 270 de 1996 que establece, entre otras, la función de
conocer sobre el recurso de apelación en los procesos disciplinarios a
cargo de las Salas Jurisdiccionales Disciplinarias de los Consejos
Seccionales de la Judicatura, hoy Comisiones Seccionales de Disciplina
Judicial.

7.2. Planteamiento del problema jurídico

En el marco de la competencia descrita y en estricta observancia de los


límites del recurso de apelación, la segunda instancia está habilitada
«para revisar únicamente los aspectos impugnados y aquellos que
resulten inescindiblemente vinculados al objeto de impugnación».

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En ese sentido, «la apelación no debe convertirse en el instrumento a


través del cual se pretenda probar suerte ante el juez superior, sino que
solo debería acudirse a ella en aquellos supuestos en los que existan
elementos sólidos que den cuenta de que el juzgador de primera instancia
incurrió en una equivocación»23.

Igualmente, la Sala Penal de la Corte Suprema explicó el alcance de la


limitación del recurso de apelación, el cual se circunscribe «a examinar
los aspectos sobre los cuales se expresa inconformidad, estudio que
podrá extenderse a los temas inescindiblemente vinculados al objeto de
la censura, de ser necesario»24.

Revisados los argumentos presentados en el recurso de apelación, esta


Comisión debe resolver el siguiente problema jurídico:

¿Debe confirmarse la sentencia de primera instancia que


absolvió a la funcionaria Heidy Vivian Polanía Franco de los
cargos que le fueron imputados por vulnerar el deber
consagrado en el artículo 153 de la Ley 270 de 1996?

La Comisión Nacional de Disciplina Judicial sostendrá la siguiente


tesis: si, la sentencia de primera instancia debe confirmarse, pues las
manifestaciones hechas por la juez Polanía Franco, no tienen la entidad
para configurar la falta imputada en la formulación de cargos y, en
consecuencia, para que la funcionaria sea declarada responsable
disciplinariamente.

23 Corte Constitucional, Sentencia SU-418 de 2019, referencia: Expedientes T-6.695.535, T-6.779.435,


T-6.916.634, T-7.028.230 y T-7.035.566 (acumulados), M.P. Luis Guillermo Guerrero Pérez.
24 Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia, sentencia del 4 de mayo de 2023, SP154-2023, radicado

n.° 57366, M.P. Fabio Ospitia Garzón.

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Referencia: FUNCIONARIO EN APELACIÓN DE SENTENCIA

Para sostener estas tesis, es necesario hacer referencia a los siguientes


temas: (7.2.1) La valoración racional de la prueba y el testimonio; (7.2.2.)
el alcance del deber previsto en el artículo 153.4 de la Ley 270 de 1996;
(7.2.3.) el juez como director del proceso para efectos de la
responsabilidad disciplinaria; y (7.2.4) el caso concreto.

7.2.1 El concepto de valoración racional de la prueba y el


testimonio25

La prueba es el eje central de toda discusión judicial. Más allá de lo


pretendido por las partes, es decir, de la solicitud que se apoya en la
descripción de una hipótesis cuya comprobación se promete desde la
demanda, la contestación, el pliego de cargos o el memorial de
descargos, lo que realmente interesa en un estrado judicial es que esa
hipótesis encuentre suficiente respaldo en los medios probatorios
ofrecidos por la parte interesada en demostrar su tesis.

Así, desde la academia y la jurisprudencia se entiende el importe que


tiene la probabilidad, entendida la «fundada apariencia de verdad»26, y
su relevancia si se espera tener éxito al momento de conducir al juez
por el camino de la verdad procesal, de la mano de los medios
probatorios, con el fin de salir avante con la hipótesis ofrecida.

25 Comisión Nacional de Disciplina Judicial, providencia del 16 de abril de 2024, aprobada según acta
de instrucción dual nro. 005, sesión nro. 004 de la misma fecha, radicado nro. 110010102000 2019
02671 00, M.P. Mauricio Fernando Rodríguez Tamayo. Comisión Nacional de Disciplina Judicial, auto
del 22 de mayo de 2024, radicado nro. 630011102000 2020 00066 01, M.P. Mauricio Fernando
Rodríguez Tamayo; sentencia del 18 de septiembre de 2024, radicado 230011102000 2019 00372 01,
MP Mauricio Fernando Rodríguez Tamayo.
26 Consulta realizada el 15 de noviembre de 2023 en el sitio web https://dle.rae.es/probabilidad

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En esa medida, lo primero es entender que la prueba tiene tres


momentos estelares en el proceso: (i) la conformación de los elementos
de juicio, (ii) la valoración de la prueba y (iii) la decisión probatoria27. En
lo que se refiere al segundo momento, debe distinguirse que, de un lado,
se encuentra la valoración individual de la prueba y, del otro, la
valoración que de esta debe hacerse en conjunto con los demás medios
probatorios incorporados en el marco de la actuación judicial.

Conforme a ello, es preciso que la autoridad judicial se pronuncie sobre


los motivos para otorgar fiabilidad a cada prueba, para luego proceder
al análisis de las pruebas en conjunto. De esta forma, el elemento
distintivo en cada etapa será el objeto de valoración, pues mientras
individualmente es claro que el objeto comprende cada prueba en
concreto, al momento de valorarse en conjunto ello comporta el análisis
de las pruebas de cara a las hipótesis planteadas por los sujetos
procesales.

En esa medida, el razonamiento probatorio introduce criterios de


corrección en el razonamiento jurídico al momento de valorar la prueba,
tal como ha planteado, de tiempo atrás, la Sala de Casación Civil de la
Corte Suprema de Justicia28, por ejemplo, en los siguientes términos:

El criterio de valoración racional de las pruebas impone a los


jueces la obligación de motivar razonadamente su decisión
sobre los hechos. Así lo estableció el artículo 304 del Código de
Procedimiento Civil, según el cual «la motivación deberá limitarse
al examen crítico de las pruebas y a los razonamientos legales, de

27 Conceptos acuñados por Jordi Ferrer Beltrán en el texto: La valoración racional de la prueba. Editorial
Marcial Pons Madrid | Barcelona | Buenos Aires 2007.
28 Sentencia SC9193-2017. MP Ariel Salazar Ramírez. Sesión del 29 de marzo 2017. Sobre el concepto,

también es posible consultar CSJ. SC. Sentencias del 4 de marzo de 1991; del 6 de junio de 1994; del
12 de septiembre de 2000; del 26 de abril de 2004; del 25 de mayo y del 14 de diciembre de 2010.
Sentencia STC21575-2017. MP Luis Armando Tolosa Villabona. Sesión del 14 de diciembre de 2017.
Entre otras.

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Referencia: FUNCIONARIO EN APELACIÓN DE SENTENCIA

equidad y doctrinarios estrictamente necesarios para fundamentar


las conclusiones (…)». Lo anterior fue reiterado por el artículo 280
del Código General del Proceso, en los siguientes términos: «La
motivación de la sentencia deberá limitarse al examen crítico de
las pruebas con explicación razonada de las conclusiones sobre
ellas, y a los razonamientos constitucionales, legales, de equidad
y doctrinarios estrictamente necesarios para fundamentar las
conclusiones (…)».

La motivación razonada de la decisión significa que las


sentencias deben estar constituidas por un razonamiento
lógico cuya conclusión sea el resultado de la demostración
de los supuestos de hecho previstos en la norma sustancial
que contiene las consecuencias jurídicas que se reclaman en
las pretensiones de la demanda. De ahí que las normas
procesales en materia probatoria están concebidas para la
finalidad de la averiguación de la verdad en el proceso; y, aunque
tales reglas no garantizan estados de “certeza” ni “verdades
absolutas” -porque no las hay, ni dentro ni fuera del proceso-, sí
ofrecen la posibilidad de corregir la decisión sobre los hechos con
relevancia jurídica a partir de su correspondencia con la base
fáctica del litigio.
[Negrilla para destacar]

Ahora bien, está claro que la motivación razonada de la decisión


probatoria impone que previamente la autoridad agote el análisis
individual de la prueba y precise el mérito que le otorga, antes de
proceder a su análisis en conjunto.

Ello supone un problema que no es de menor entidad si se trata de la


valoración de la prueba testimonial, pues la percepción del testigo y
evocación de los hechos en un estrado judicial o administrativo está
prevalida de infinidad de sesgos cognitivos que debe atender el director
del proceso al momento de otorgarle mérito, o valorar su aporte en el
esclarecimiento de los hechos. Sobre este punto, la doctrina nacional
ha precisado29:

29La materia prima del derecho penal y disciplinario, Gutiérrez de Piñeres Carolina, Gómez Pavajeau
Carlos Arturo y Rafael Valle Oñate, directores. Ediciones Nueva Jurídica, año 2020.

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Referencia: FUNCIONARIO EN APELACIÓN DE SENTENCIA

Los hechos son móviles en la mente y en el testimonio. La


información que capturan los sentidos es llevada al sistema
cognitivo del testigo en términos de representaciones mentales, se
asocia lo presenciado (hechos) con categorías previas (esquemas
de la memoria), lo cual implica una acomodación de la realidad
externa con la interna. Hay una modificación de lo visto o
presenciado por el testigo con las categorías ya existentes en Su
memoria, incluso podrían ponerse de manifiesto referentes
emocionales del testigo que podrían sesgar el recuerdo.
[…]

El proceso de atestación tiene tres fases, todas ellas


mediadas por procesos cognitivos, estas son: la percepción,
la evocación y la exposición de los hechos. ¿Los hechos que
presencia el testigo (percepción) se guardan en su memoria de tal
manera que en la audiencia puede decirlos literalmente para que
exista una correspondencia entre ellos (evocar y exponer)? Es
decir, entre lo que se vio, se representó y finalmente se dice, ¿hay
una correspondencia exacta?

La complejidad de estímulos presentes en el medio ambiente,


hacen imposible que todos los objetos de conocimiento sean
atendidos perceptualmente por el testigo. Lo que hace su sistema
cognitivo es centrase en rasgos prototípicos de los hechos y
terminar de construir los hechos en su mente. Eso también es
debido al principio de economía cognitiva antes explicado.
Actualmente la neurociencia se ha valido de modelos artísticos
para explicar la percepción visual. En el laboratorio de
neurociencias del Dr. Erick Kandel, se han producido
investigaciones en las que toman algunas pinturas de Paul
Cézanne para explicar el sistema perceptual. En algunos paisajes
del pintor, no hay definiciones literales de lo que quiere
representar, no hay descripción minuciosa de los mismos,
solo prototipos.

Conforme a lo expuesto, dado que el concepto de valoración racional


de la prueba impone en la evaluación individual de ésta, previo a su
análisis en conjunto, en tratándose de la prueba testimonial, es evidente
que juega un papel fundamental comprender que la percepción,
evocación y exposición de los hechos que hace un testigo no está libre
de sesgos, los cuales deben ser identificados por la autoridad judicial

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tanto al momento de valorar su rol individual como prueba, como el


apoyo que presta a una de las hipótesis planteadas, cuando ésta se
valora en conjunto.

7.2.2 El alcance del deber previsto en el artículo 153.4 de la Ley


270 de 1996

Frente a la imputación jurídica, como dimensión del estadio de la tipicidad


y tal y como lo ha precisado esta Comisión30, el legislador dispuso que los
servidores judiciales ostentan una relación especial de sujeción
intensificada por «complementación». En ese sentido, el control
disciplinario no se basa únicamente en el estatuto general, sino que «se
le suman otras normas especiales que gobiernan determinados y
específicos ámbitos de la vida pública, ampliando la demanda de deberes
y obligaciones especialmente en un plano cuantitativo»31.

Es por ello que, para esta clase de servidores públicos, el vínculo jurídico
desigual con el Estado surge a partir de los deberes y prohibiciones
específicos que son instituidos en la Ley Estatutaria 270 de 1996, sin
echar de menos los contemplados en la Ley 734 de 2002, incluidas
también las faltas gravísimas contempladas en el artículo 48 ejusdem. Al
respecto, la Corte Constitucional explicó lo siguiente:

El actor cuestiona la constitucionalidad de los artículos 48 y 196


del Código Disciplinario Único porque en ellos no se consagra
como falta disciplinara la ausencia de motivación de las
decisiones judiciales. Sin embargo, ello no es cierto pues, como

30COMISIÓN NACIONAL DE DISCIPLINA JUDICIAL, sentencia del 25 de enero de 2023, radicado n.°
52001102000 2015 00559, M.P. Mauricio Fernando Rodríguez Tamayo. COMISIÓN NACIONAL DE
DISCIPLINA JUDICIAL, sentencia del 15 de febrero de 2023, radicado n.° 500011102000 2016 00470,
M.P. Mauricio Fernando Rodríguez Tamayo.
31 Gómez Pavajeau C. y Pinzón Navarrete J. (2021). Tratado de derecho disciplinario. Tomo I.

Universidad Externado de Colombia. p. 245.

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pasa a indicarse, ese comportamiento sí está tipificado como falta


disciplinaria.

La técnica legislativa seguida para describir las faltas


disciplinarias comprende dos mecanismos. El primero de ellos es
la tipificación expresa de las faltas gravísimas, tal como aparecen
en el artículo 48 ya citado. El segundo es la tipificación de las
faltas graves y leves en razón del incumplimiento de los deberes;
el abuso de los derechos; la extralimitación de las funciones y la
violación al régimen de prohibiciones, impedimentos,
inhabilidades, incompatibilidades o conflicto de intereses
consagrados en la Constitución y en la ley; faltas establecidas en
el artículo 50. Para el caso de los servidores judiciales, tales
faltas, de acuerdo con en el artículo 196, están constituidas por el
incumplimiento de los deberes y prohibiciones; la incursión en las
inhabilidades, impedimentos, incompatibilidades y conflictos de
intereses previstos en la Constitución, en la Ley Estatutaria de la
Administración de Justicia y demás leyes, incluida, obviamente, la
Ley 734 de 200232.

Así las cosas, la adecuación típica de las faltas contra los funcionarios
judiciales, en observancia del artículo 196 ibidem, se produce en los
siguientes casos: (i) la infracción de un deber previsto en la Constitución,
en la Ley 270 de 1996, o en la Ley 734 de 2002, y (ii) la incursión en
prohibiciones, inhabilidades, impedimentos, incompatibilidades y
conflictos de intereses en las normas referidas.

Ahora bien, hechas las precisiones correspondientes, de la revisión de la


falta grave por la infracción del deber estipulado en el artículo 153.4 de la
Ley 270 de 1996, se evidencia que el legislador exigió a los funcionarios
y empleados judiciales observar «permanentemente en sus relaciones
con el público la consideración y cortesía debidas33».

32 Corte Constitucional, Sentencia C-157 de 2003, referencia: expediente D-4074, M.P. Jaime Córdoba
Triviño.
33 Comisión Nacional de Disciplina Judicial. Sentencia del 1° de marzo de 2023. Radicado número

66001110200020170052901. MP Mauricio Fernando rodríguez Tamayo.

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De la lectura de la norma, se advierte que el verbo rector corresponde a


«observar», el cual es entendido por la Real Academia Española como
«examinar atentamente» y «guardar y cumplir exactamente lo que se
manda y ordena»34.

En la misma línea, frente al ingrediente que exige el cumplimiento de la


conducta de manera «permanente», evidencia esta colegiatura que el
legislador previó la actualización de la norma en los escenarios en los que
ostenta la investidura de servidor judicial o cuando se está en ejercicio de
sus atribuciones públicas.

Así, se da claridad que el acatamiento del imperativo legal no se revisa


únicamente cuando el disciplinable esté dirigiendo audiencias o
diligencias judiciales. En contraposición, el servidor judicial debe
comportarse con la «consideración» y «cortesía» en cualquiera de las
relaciones que se tengan con el «público».

Frente a este último punto, de los elementos de «consideración» y


«cortesía», según la Real Academia Española, los vocablos son
entendidos respectivamente así: «urbanidad, respeto»35 y «demostración
o acto con que se manifiesta la atención, respeto o afecto que tiene
alguien a otra persona»36.

Así, esta Comisión ha sostenido que el tipo disciplinario es de mera


conducta porque el legislador no le imprimió la exigencia de un resultado
para su consumación37.

34 Consultado el 15/02/2023 en https://dle.rae.es/observar


35 Consultado el 16/02/2023 en https://dle.rae.es/consideraci%C3%B3n
36 Consultado el 16/02/2023 en https://dle.rae.es/cortes%C3%ADa
37 Comisión Nacional de Disciplina Judicial. Sentencia del 1° de marzo de 2023. Radicado número

66001110200020170052901. MP Mauricio Fernando rodríguez Tamayo.

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Igualmente, ante la amplitud del significado de los ingredientes de


«consideración» y «cortesía», el legislador le exigió una alta intensidad
de sujeción al servidor judicial en atención a las «funciones judiciales»
que ejerce, y «la importancia del papel del juez como agente
racionalizador e integrador del derecho dentro de un Estado»38.

Debe decirse que esta Corporación en oportunidad anterior precisó que,


a diferencia de lo que ocurre con conductas censurables como «injuria»
o «calumnia» en las que se requiere de la afectación del derecho a la
honra y el buen nombre, en el artículo 153.4 de la Ley 270 de 1996 se
exigió que las relaciones del funcionario judicial con el «público» estén
condicionadas por el respeto, la urbanidad, la ponderación y la mesura en
cada una de sus actuaciones, aún por fuera del estrado judicial39.

Y es que dicha exigencia intensificada no es casualidad porque, a través


de parámetros internacionales, como «los principios de Bangalore sobre
la conducta judicial» de las Naciones Unidas y, en particular, el numeral
3.1 sobre el valor de la «integridad», «un juez deberá asegurarse de que
su conducta está por encima de cualquier reproche a los ojos de un
observador razonable»40. Igualmente, en el numeral 5.2 de los principios
referidos, relacionados con el valor de la «igualdad», se precisa que «un
juez cumplirá sus obligaciones judiciales con la apropiada consideración
para todas las personas»41.

38 Corte Constitucional, Sentencia C-836 de 2001, referencia: expediente D-3374, M.P. Rodrigo Escobar
Gil.
39 Comisión Nacional de Disciplina Judicial. Sentencia del 1° de marzo de 2023. Radicado número

66001110200020170052901. MP Mauricio Fernando rodríguez Tamayo.


40 Véase: https://www.unodc.org/documents/ji/training/19-03891_S_ebook.pdf
41 Corte Constitucional, Sentencia C-836 de 2001, referencia: expediente D-3374, M.P. Rodrigo Escobar

Gil.

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En la misma línea, como representante del Estado, según el artículo 2.°


de la Carta Política, el juez también debe cumplir con el fin esencial de
«asegurar la convivencia pacífica» en el marco de sus atribuciones. Por
consiguiente, aquel está obligado a propender porque sus conductas
sean cordiales frente a terceros y no a propiciar altercados o discusiones
pues su labor consiste «en prevalecer y preservar la dignidad de la
justicia»42.

De ahí que el funcionario judicial transgrede el deber legal contemplado


en el artículo 153.4 de la Ley 270 de 1996 cuando materializa «actos
desconsiderados o descorteses» dirigidos al «público», los cuales pueden
provenir de gritos, comportamientos insultantes, conductas físicas
agresivas, violentas o beligerantes, y expresiones que impliquen tal
descrédito hacia quienes van dirigidos, que hagan necesaria la
intervención de la acción punitiva del Estado a través del ejercicio de la
acción disciplinaria, con la eventual consecuencia de una sanción que
refleje el reproche del Estado ante tal conducta.

Ahora bien, al margen de lo dicho anteriormente, si bien no se exige la


afectación de la honra y el buen nombre del destinatario de la conducta
descortés, lo cierto es que sí es necesario que «la descortesía», tenga la
entidad y la envergadura suficiente como para generar un reproche
disciplinario y que el Estado, a través de su ejercicio punitivo, entre a
corregir tal situación e imponga una sanción disciplinaria. Lo anterior, en
atención a que el vocablo «descortesía», es bastante amplio, y de
acuerdo con diccionario de la Real Academia Española supone
«desconsideración, incorreción descompostura, incivilización, ofensa,

42 Corte Constitucional, Sentencia C-037 de 1996, referencia: P.E.-008, M.P. Vladimiro Naranjo Mesa.

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tosquedad, zafiedad y grosería». Tal es el rango de amplitud que supone


una conducta descortés, que va desde la tosquedad hasta la ofensa.

Bajo esa postura, es claro que no todo acto descortés, per se, debe
generar reproche disciplinario ni activar la potestad punitiva del Estado,
pues de ser así, se llegaría al absurdo de tener que sancionar a un
funcionario quien, al presidir una diligencia, da inicio a la misma sin
saludar a los presentes. Saludar es un acto de mínima educación y no
hacerlo es quizá la acción más descortés que puede tener cualquier
persona hacia sus contertulios, sin embargo, es claro que un funcionario
que no salude, por ese simple hecho no es merecedor de sanción
disciplinaria.

No constatar un saludo, ser toscos, elevar el tono de voz, tener un


lenguaje irónico, tratar con frialdad, no ceder un asiento a alguien que por
su condición física lo necesita, no agradecer, todos son claramente
ejemplos de acciones descorteses evidentemente censurables por las
reglas de urbanidad. A guisa de ejemplo, el Manual de Urbanidad de
Manuel Antonio Carreño, en su capítulo V artículo 1°«de la
conversación43», trae a colación in extenso, de manera enunciativa varias
consejos que deben estar siempre presentes en nuestras conversaciones
con los demás, y cuyo desconocimiento reflejan claramente actos de
descortesía. Sin embargo, al margen del reproche social que ello
conlleva, el hecho de que un funcionario incurra en dichos
comportamientos no puede ser tomado como una conducta
disciplinariamente censurable, es decir, como merecedora de sanción a
la luz de las normas que regulan la materia, pues no en todos los casos
trasgrede la norma que le impone actuar con cortesía.

43 Urbanidad. Compendio del Manual de Urbanidad y Buenas Manera de Manuel Antonio Carreño.

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En síntesis, si bien es cierto que el deber contenido en el numeral 4° del


artículo 153 de la Ley 270 de 1996, no exige la existencia la demostración
de un animus injuriandi que afecte la honra y el buen nombre de quien
recibe el trato descortés, también lo es que la descortesía y/o
desconsideración mostrada por el funcionario a su interlocutor, debe tener
la suficiente entidad y magnitud, como para ser merecedora de reproche
disciplinario, pues como ya se acotó, son términos muy amplios y no todas
las conductas que se encuentren representadas bajo esos calificativos,
son disciplinariamente relevantes.

Sin embargo, resulta claro que, por su papel en la sociedad, y por su


posición como integrantes del Estado, todos los funcionarios deben tener
la cortesía debida en sus relaciones con el público, pero el juez
disciplinario, en cada caso específico deberá examinar el entorno, el
contexto y las circunstancias en las que se produjo el acto descortés, a
efectos de determinar si se encuentra ante en una conducta susceptible
de reproche disciplinario, o simplemente merecedora de un reclamo
social.

7.2.3 El juez como director del proceso para efectos de la


responsabilidad disciplinaria

La Comisión Nacional de Disciplina Judicial se ha referido al rol del juez


como director del proceso, usando como fundamento la doctrina y las
responsabilidades establecidas en la Ley44:

44Comisión Nacional de Disciplina Judicial, sentencia del 14 de septiembre de 2022, radicación n.°
680011102000 2015 00016 01, MP Mauricio Fernando Rodríguez Tamayo.

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El rol que está llamado a desempeñar el juez en un proceso judicial


ha sido materia de debates en distintos escenarios, con mayor
elocuencia en tiempo reciente, no solo con ocasión de las
dificultades a las que se enfrentan los funcionarios al momento de
administrar justicia en forma ágil y eficiente, sino también en razón
del llamado que han hecho distintos organismos internacionales
para que este fin esencial del Estado se materialice en armonía con
los derechos al debido proceso y a la defensa.

El concepto de director del proceso, introducido en la mayoría de


los regímenes procesales, comprende una serie de facultades que
imprimen un rol gerencial a la atención de los procesos que están
a cargo de cada funcionario. De esta forma, el director procura que
todos los intervinientes se sujeten a unas reglas previamente
definidas por el legislador, cuyo cumplimiento redunda en la
obtención una solución ágil de la litis, sin desatender la realización
de la justicia material y la observancia de los derechos de los
sujetos procesales.

[…]

Ahora bien, los distintos sistemas de dirección del proceso


comprenden reglas de diverso orden para el director, por ejemplo,
la Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia
consideró al respecto que las acciones de la autoridad judicial
deben: «regular los asuntos puestos a su conocimiento con
observancia de la igualdad de las partes, la equidad de las
decisiones y conjurando las faltas de lealtad […] filosofía que
orienta las nuevas tendencias de la sistemática en que se entiende
el proceso como un mecanismo de realización del derecho
material»45.

En esa línea, es claro que el legislador dotó al juez penal de


herramientas que facilitan la tarea de dirigir el proceso con los fines
expuestos por la Corte Suprema de Justicia, específicamente el
artículo 143 de la Ley 906 de 2004 que contiene los poderes
correccionales de los que está investido, en procura de «mantener
el orden y la buena marcha del mismo en su desarrollo general o
en determinadas actuaciones [e] imponer sanciones a los sujetos
procesales o intervinientes cuando detecta anomalías o conductas
dilatorias»46.

45Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal, sentencia 37370 del 6 de diciembre de 2012.
46Corte Suprema de Justicia, Sala Especial de Primera Instancia, AEP109-2020, 23 de septiembre de
2020.

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En esa medida, el rol de director del proceso es el que le permite al juez,


de un lado, adoptar decisiones en el marco de los trámites judiciales
tendientes a materializar el acceso efectivo a la justicia, a partir del
impulso oficioso, de la asunción de decisiones o del cumplimiento de sus
funciones, y de otro, regular los tiempos de las intervenciones de las
partes, establecer la bitácora de las mismas y delimitar la extensión de las
argumentaciones esbozadas por los intervinientes, de tal suerte que debe
garantizar el ejercicio pleno de los derechos de los intervinientes, pero a
la vez procurar, la optimización del tiempo, máxime en las circunstancias
de congestión de los despachos judiciales en Colombia, las cuales
demandan concreción, celeridad y capacidad de síntesis; de lo contrario,
las diligencias judiciales se tornarían interminables y en ellas reinaría la
impertinencia en las intervenciones de los sujetos procesales.

7.2.4 Caso concreto

En el caso sub judice, en primera medida, observa la Comisión que uno


de los reparos propuestos por el apelante, corresponde a la valoración
por parte del a quo de las expresiones efectuadas por la juez Polanía
Franco en la audiencia del 31 de agosto de 2020, la cual tenía como
objeto resolver la solicitud de prórroga de una medida de aseguramiento
en el proceso penal de radicado 110016000000201902639.

Ahora bien, debe decirse que en el caso sub examine, el juzgador de


primera instancia, si bien en varias oportunidades, narró algunas
situaciones surtidas al interior de la aludida audiencia, delimitó como
hechos jurídicamente relevantes que la disciplinable, en su condición de
juez primera penal municipal con funciones de control de garantías

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ambulante de Cúcuta, «interrumpió en forma grosera y descortés al


togado Marlon Díaz durante sus intervenciones, haciendo uso de frases
como que llevaba diez minutos hablando y “no ha dicho nada” o “no
moleste más”, siendo esta última a juicio de la suscrita la más
desacertada de cara al respeto debido en su ejercicio como directora de
la diligencia».

Así, se observa que, en el auto del 19 de enero de 2023, en virtud del cual
se formularon cargos a la funcionaria Heidy Vivian Polanía Franco,
respecto de estas expresiones, concretamente se dijo:

En tal sentido, tal como arriba se señaló, la abogada Heidy Vivian


Polania Franco, en su condición de Juez Primero Penal Municipal
con Función de Control de Garantías Ambulante, posiblemente
incumplió el deber de que trata el numeral 4° del Artículo 153 de la
Ley 270 de 1996, que le exige "observar permanentemente en sus
relaciones con el público la consideración y cortesía debidas".

Lo anterior, por desarrollar una conducta irrespetuosa con el


abogado Marlon Díaz dentro de la audiencia del 31 de agosto de
2020 que, se itera, no armoniza con el trato cordial debido a los
intervinientes y que, además, riñe con la dignidad del cargo que
ostenta la investigada.

De otra parte, en lo que atañe a la ilicitud sustancial de la conducta,


se pone de relieve que en este caso la misma se configura en la
actitud desplegada por la funcionaria quien, como se vio, sin
justificación alguna infringió el deber funcional que le imponía tratar
con respeto y cortesía a las personas que intervinieron dentro de la
diligencia de prórroga de medida de aseguramiento, no siendo
admisible para esta Jurisdicción que se quiera amparar en su
presunta intención de agilizar y concretar las diligencias, máxime
cuando con dicho comportamiento pudo afectar los derechos al
debido proceso y a la defensa del prohijado del abogado quejoso.

Así mismo, en la sentencia de primera instancia, el a quo puntualizó:

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En un primer momento, se debe destacar la conducta desplegada


de la Juez Polania Franco en la audiencia de prórroga de medida
de aseguramiento del 31 de agosto de 2020 al interior del proceso
con radicado número 2019 2639, al respecto, se le formularon
cargos por parte del Despacho Homólogo por las interrupciones
que hizo la funcionaria judicial al togado Marlon Diaz en las que uso
afirmaciones como: *...lleva diez minutos hablando y no ha dicho
nada..." y "...no moleste más...", la Magistrada de Instrucción las
consideró, como un trato grosero y arbitrario hacia el abogado que
solo ejercia el litigio en defensa de los intereses de su cliente, y que
el deber de la funcionaria como representante del Estado era
garantizarle su derecho a la defensa y al debido proceso.

Es decir, de manera concreta y puntual, la conducta de la juez disciplinada


que fue objeto de investigación y absolución por parte del a quo, fue
manifestar las siguientes expresiones:

1. «lleva diez minutos hablando y no ha dicho nada».


2. «no moleste más».

De otro lado, también debe decirse que militan en el plenario, los


siguientes testimonios:

1. Manuel Alexander Jaimes, abogado defensor público que estuvo


virtualmente en la audiencia donde ocurrieron los hechos objeto de
investigación.

2. Juan Prada Mejía, quien también estuvo enlazado en la aludida


diligencia.

3. Adriana Delgado Sandoval, fiscal del caso penal, quien era la


representante del ente acusador en la diligencia de marras.

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4. Jorge Enrique Carvajal, quien actuó como Ministerio Público en la


menciona audiencia.

En este orden de ideas, luego de escuchar los testimonios de quienes


estuvieron presentes en la audiencia donde se suscitaron las
expresiones que se le reprocharon a la funcionaria investigada, todos
los testigos, sin excepción, concuerdan en decir de manera tajante, a
través de diversas afirmaciones, como en efecto lo detalló de manera
puntual el fallo recurrido, que no existió un trato desobligante, ni
irrespetuoso por parte de la juez en la diligencia.

Así, al revisar las declaraciones de los testigos, todos coinciden en afirmar


que no ocurrió nada «anormal ese día en la audiencia», lo que evidencia
coherencia en lo esgrimido por todos los declarantes.

Ahora bien, el apelante en su escrito dijo que «toda manifestación


subjetiva de los testigos no resulta relevante para el estudio del caso,
pues sólo se requiere acudir a lo objetivamente acontecido en la
diligencia».

Sobre este punto específico, debe decirse que el a quo, en virtud del
sistema de libre valoración probatoria, acudió a la prueba testimonial,
entro otros medios, para constatar, a través de personas que estuvieron
en el lugar y en el momento de ocurrencia de los hechos, las
circunstancias de tiempo modo y lugar de lo ocurrido.

Debe recordarse que el testigo, por definición, es un tercero, que da


cuenta de hechos que interesan al proceso. En este caso, la pertinencia,
conducencia y utilidad de los testimonios decretados y practicados salta

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a la vista, pero más aún, la importancia de las pruebas testimoniales


valoradas por el a quo radica en conocer, de primera mano, qué fue lo
que pasó en la audiencia del 31 de agosto de 2020. Ello no obsta, para
que además de los testimonios traídos a colación, se analizaran otros
medios probatorios, como la misma grabación de la aludida audiencia, la
cual, vale decir, coincide con lo extractado por el a quo de los testimonios
analizados y con lo expresado por la funcionaria disciplinada en su
diligencia de versión libre.

Así las cosas, en criterio esta Comisión la primera instancia estaba


habilitada para dar por ciertos los relatos suministrados por los testigos
porque se evidenció: (i) coherencia, (ii) una adecuada contextualización,
(iii) corroboraciones periféricas, y (iv) no se acreditaron detalles
oportunistas a favor del declarante.

Por lo anterior, esta corporación no comparte el argumento expuesto por


el apelante, cuando manifestó que, a su juicio, hubo una incorrecta
valoración de las pruebas testimoniales de quiénes fungieron como
declarantes en el proceso, pues para esta Comisión, la primera instancia,
luego de extraer los apartes pertinentes en cada una de las pruebas
testimoniales, valoró lo dicho por los testigos y lo tuvo en cuenta junto con
las demás pruebas para tomar su decisión.

No es admisible, restar credibilidad a la prueba testimonial porque son


«de la íntima convicción de cada uno de los testigos» pues, si bien dicho
medio probatorio, está soportado en el relato que un tercero hace de
hechos que presenció, obviamente lo hace desde su convicción. Sin
embargo, es deber del juez, extractar lo dicho por los declarantes y a

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través de las reglas de la experiencia y de la sana crítica, cotejar dichos


medios probatorios «en conjunto».

Así las cosas, debe recalcarse lo dicho en párrafos anteriores respecto


del concepto de valoración racional de la prueba y la necesidad que se
impone, de un lado en la evaluación individual de ésta, previo a su
análisis en conjunto. Tratándose de las pruebas testimoniales que
militan en el plenario, se observa que el a quo, citó y valoró de manera
individual cada uno de los testimonios obrantes en el plenario. Luego,
manifestó que todos los asistentes a la diligencia donde se suscitaron
los hechos coincidieron en que la juez investigada, en la audiencia en
la que se definió la prórroga de la medida de aseguramiento, «no fue
irrespetuosa, ni grosera, que fue una diligencia desarrollada de forma
normal».

Ahora bien, es claro que los testimonios depuestos obedecen a


percepciones particulares de cada uno de los testigos, sin embargo
obsérvese que: i) vistos individualmente, cada uno afirmó que todo se
desarrolló dentro del cauce normal de un proceso y que la juez no
agravió al abogado Marlon Diaz, ii) vistos en conjunto, se concluye que
todos los declarantes guardan coincidencia en sus relatos, y iii) lo
anterior, fue cotejado con la grabación de la audiencia que milita en el
plenario, haciendo uso de la valoración racional de las pruebas.

Así, vemos que el primer nivel hizo a alusión a cada uno de los testimonios
de quienes estuvieron presentes en la diligencia donde se suscitaron los
hechos, luego, los valoró en conjunto, y posteriormente, fueron cotejados
con la grabación de la audiencia que milita en el plenario, con lo expuesto
por el quejoso en su diligencia de ampliación y ratificación de queja y,

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además, contrastado con lo dicho por la funcionaria investigada en su


versión libre.

El siguiente es uno de los apartes de la sentencia recurrida sobre este


punto:

De los testimonios declarados bajo juramento de quienes


estuvieron presentes al momento de la audiencia en la época de
los hechos, se les imparte credibilidad en virtud a que los testigos
indican que la juez no fue irrespetuosa, ni grosera, que fue una
diligencia desarrollada de forma normal, algunos, coincidieron en
describir que es la forma de direccionar las audiencias de la juez a
fin de darles celeridad a las mismas y que de la intervención hecha
por el abogado Marlon Díaz se demostró molestia por las
interrupciones hechas por la funcionaria judicial. Lo cual es
corroborado por la investigada tanto en su versión libre como en su
memorial de alegatos de conclusión, en el sentido de que sus
interrupciones no fueron irrespetuosas.

De otra parte, frente a lo manifestado por el abogado quejoso en su


ampliación de queja frente a la decisión tomada por el superior de
declarar la nulidad de la decisión del 31 de agosto de 2020,
conforme a lo manifestado por el Procurador en su testimonio y a
su afirmación, se puede concluir que la misma se dió por haber
carecido de los argumentos suficientes para sustentar la
prolongación de una medida de aseguramiento y en la que se le
hizo un llamado de atención a la aquí investigada, recomendándole
mejorar su particular forma de direccionar las audiencias,
manifestación que concuerda con el dicho de algunos testigos, en
el sentido de indicar que esa es la forma de llevar a cabo la Doctora
Polania las diligencias, decisión que no enerva el aspecto medular
y el sentido de esta decisión en la conducta que se examina.

Por lo anterior, ante lo evidenciado por esta Comisión, debe concluirse


que la prueba testimonial de los asistentes a la diligencia donde se
suscitaron los hechos, fue debidamente valorada por el a quo en conjunto
con los demás medios probatorios, por ende, no se aprecia la «indebida
valoración» argüida por el apelante.

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Por otro lado, el apelante manifestó que el a quo «valoró cada una de las
expresiones de la jueza Polanía, alejándose de su contexto y desde la
mera literalidad de las palabras» y además precisó en otro de sus apartes
que el lenguaje utilizado por la juez «connota actos de irrespeto y
desconsideración a la intervención del abogado Marlon Díaz».

Al respecto, como ya se advirtió, las expresiones por las cuales se


imputaron cargos a la funcionaria disciplinada fueron «lleva diez minutos
hablando y no ha dicho nada» y «no moleste más».

En este sentido debe precisarse que, luego de escuchar en detalle la


grabación de la audiencia en la que sucedieron los hechos materia de
investigación47, se aprecia que la intervención del quejoso inició en el
minuto 30:10 de dicha diligencia. Se tiene que las expresiones de la
funcionaria investigada que dieron origen a la presente causa disciplinaria
se dieron a partir del minuto 31:12. Seguido a ello, la funcionaria le
permitió al quejoso continuar con el uso de la palabra, para que
prosiguiera con su disertación exponiendo los motivos por los cuales
consideraba que no era posible prorrogar la medida de aseguramiento de
su cliente, hasta el minuto 37:40.

Luego, el representante del Ministerio Público hizo su intervención hasta


el minuto 40:55, y en ella, pidió desestimar lo expuesto por el quejoso y
dijo estar de acuerdo con lo manifestado por la Fiscalía y concluyó que,
en su criterio, era necesaria la medida de aseguramientos impuesta al
cliente del abogado querellante.

47 Expediente Digital «004»

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Posteriormente, intervino de nuevo la funcionaria disciplinada y manifestó


estar de acuerdo con lo expuesto por la Fiscalía, por lo dicho por el
Ministerio Público y controvirtió lo manifestado por el abogado Marlon
Diaz, para lo cual realizó su argumentación hasta el minuto 49:20 de la
audiencia. De tal intervención no se evidencia ningún acto grosero o de
irrespeto por parte de la juez Polanía Franco frente a la tesis expuesta por
el quejoso en su argumentación.

Seguidamente, la juez concedió la palabra a todos y cada uno de los


sujetos procesales a efectos de que informaran si era su deseo interponer
recursos contra la decisión tomada por ella, relacionada con la prórroga
de la medida de aseguramiento para los procesados, y solo el abogado
quejoso manifestó tal intención de presentar el recurso de apelación
frente a la decisión tomada por la juez de instancia, respecto de uno de
los investigados.

Ante tal situación, la juez autorizó al quejoso para sustentar su recurso,


quien en su disertación cuestionó lo dicho por la Fiscal del caso, por el
Ministerio Publico y por lo decidido por la juez Polanía en una exposición
que se llevó a cabo a partir del minuto 50:22 hasta el minuto 1:00:040.

No obstante, durante la exposición del litigante, la funcionaria lo


interrumpió en el minuto 52:07 y le manifestó «doctor me lo lee dónde
dice eso?», ante lo cual el abogado Marlon Díaz respondió «su señoría
estoy haciendo la sustentación para que lo resuelva el superior».

Seguidamente, la juez manifestó «si doctor, pero yo también quiero saber


dónde dice eso»; el abogado respondió «su señoría la sustentación la
estoy haciendo para que la resuelva el superior», y la Juez replicó «si

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doctor pero yo también estoy pendiente del recurso, dígame dónde dice
eso, en qué norma?». Seguidamente, el abogado contestó «en el inciso
segundo del parágrafo primero del artículo 307 del Código Penal». En ese
momento en el minuto 52:35 de la audiencia, se escucha lo que parece
ser una breve risa cuya duración fue de 1 segundo. El abogado preguntó
«su señoría puedo continuar?», y luego de un silencio de 11 segundos, la
juez dijo «doctor continúe, yo tengo el micrófono apagado».

Posteriormente, concluida la disertación del abogado sobre la


sustentación del recurso de apelación contra la decisión de la juez que
decidió prorrogar la medida de aseguramiento de su cliente, la funcionaria
concedió el uso de la palabra a la Fiscalía y al Ministerio Público como no
recurrentes, y así, ambos representantes expusieron los argumentos
relacionados con su conformidad por la decisión tomada por la juez
Polanía.

Finalmente, la disciplinada dijo: «bueno doctores, debidamente


sustentado el recurso de apelación presentado por el doctor Marlon Díaz,
se ordena remitir esta carpeta con destino a mi superior jerárquico para
que resuelva el mismo. No siendo otro el obrero de la presente, se termina
la audiencia siendo la 3:52 PM doctores gracias por su asistencia» (sic).

Así las cosas, luego de analizarse en detalle la audiencia en la cual se


suscitaron los hechos motivo de la queja disciplinaria que nos concita,
debe esta Comisión decir que, contrario a lo deprecado por el apelante,
el lenguaje empleado por la juez, no se hace merecedor de reproche
disciplinario alguno.

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Sobre el argumento expuesto por el recurrente, relacionado con que


debió tenerse en cuenta «el lenguaje connotativo, es decir aquel que
comunica más allá de la información literal, sino que imprime
sensaciones, sentimientos, emociones conforme a un contexto», esta
Comisión con contundencia debe decir que las sensaciones, sentimientos
y emociones, asumidos por el destinatario de una expresión, según él
descortés, no puede desde ningún punto de vista, representar la
necesidad de imponer una sanción a quien lanzó dicha expresión, pues
la interiorización que cada persona hace de las palabras que recibe,
puede ser disímil y lo que para algunos resulta intrascendente, para otros
puede representar una gran afrenta. Por ello, es necesario, a través de la
sana crítica, establecer la trascendencia que tuvieron las manifestaciones
realizadas por el sujeto disciplinable.

Al respecto, en una decisión anterior, en un caso disciplinario contra


abogados, no obstante la diferencia de regímenes, lo dicho en aquella
oportunidad aplica para el sub lite. Al respecto, esta Comisión dijo48:

Así, la configuración de la falta disciplinaria contenida en el artículo


32 de la ley 1123 de 2007 bajo ninguna medida puede depender
del efecto anímico que la expresión lanzada produzca en el
destinatario, ni del grado de aflicción que ésta pueda producir en
determinada persona.

Todos los sujetos gozan de niveles de tolerancia diferentes para


afrontar las expresiones que son lanzadas en una litis…

Así las cosas, analizado el contexto de lo sucedido, conforme las


premisas expuestas en el recurso que nos convoca y a los elementos
enunciados por el abogado de confianza del quejoso, relacionados con

48Comisión Nacional de Disciplina Judicial. Sentencia del 25 de mayo de 2023. Radicado número
68001110200020190125201. MP Mauricio Fernando Rodríguez Tamayo.

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que las manifestaciones de la juez «están sustancialmente alejadas de la


realidad», contrario a lo esgrimido por el apelante, no considera esta
corporación que el «el lenguaje de la Jueza Polanía connota actos de
irrespeto y desconsideración a la intervención del abogado defensor
Marlon Díaz».

En otro de los puntos de apelación, el recurrente cuestionó «la carcajada»


de la juez y puso de presente dos imágenes (una sin resaltar y otra
resaltada), lo cual daría cuenta que efectivamente la risa a la que hace
alusión fue producida por la funcionaria investigada.

Sobre este punto, debe decirse que la risa de la funcionaria en la


audiencia no fue un hecho que se fijara en la formulación de los cargos
que se le hiciera a la juez, por ende, la sentencia de primera instancia no
se refirió a ella, pues como ya se indicó, los cargos se circunscribieron a
las expresiones «…lleva diez minutos hablando y no ha dicho nada…» y
«no moleste más». Sin embargo, como quiera que se trata de uno de los
puntos planteado por el apelante en su recurso, esta Comisión se referirá
sobre el particular.

De un lado, en la grabación se observa que lo que el apelante catalogó


como carcajada, en realidad fue una risa que duró escasamente un
segundo.

Al respecto, debe decirse que la definición de la palabra carcajada es


«risa irrespetuosa y ruidosa, estrepitosa y prolongada49», lo cual dista de
lo que se escucha en el audio de la diligencia analizada. Además, la jueza

49 Diccionario de la RAE.

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en escrito del 21 de octubre de 2020, denominado «respuesta


investigación disciplinaria» entre otros argumentos, dijo puntalmente:

22. También es verdad que cuando el abogado Marlon Díaz


sustentaba su recurso de apelación me reí, pero no de él,
sino que yo estoy trabajando desde mi casa y hace pocos
días había adoptado dos gatos pequeños quienes se
encontraban jugando en la habitación con mis otros tres
gatos, haciendo maromas, situación que me ocasionó risa.

23. Durante el Covid, pueden escuchar múltiples audios en los


que, a cada una de las partes, debido a que estamos en
nuestros hogares, se percibir muchos ruidos (niños, perros
ladrando, entre otros), ruidos que son consecuencia de nuestro
trabajo en casa.

24. Debo manifestar, que he trabajado de forma virtual desde


el primer día de la cuarenta con todos los medios digitales y a
través de los celulares, siempre con el propósito de resolver
peticiones y atender cualquier tipo de audiencia,
específicamente aquéllas relacionadas con la libertad.

25. Esta labor durante el Covid ha sido todo un reto, al punto


que mi vida social y familiar, se limitó al Instagram y a mis gatos,
pues vivo sola, los que se pueden escuchar en el audio de la
referida audiencia. (negrilla fuera del texto original).

Así las cosas, al margen de lo impertinente de la risa de la juez en


audiencia, la cual se insiste, fue por espacio de 1 segundo, éste tampoco
es motivo para endilgarle responsabilidad disciplinaria a la funcionaria,
pues no fue una «carcajada», sino una risa que escasamente se escucha
en la audiencia por espacio de 1 segundo. Adicionalmente, la funcionaria
aseguró en el escrito al que se hizo alusión, que obedeció a que se
encontraba trabajando desde su casa en atención a la pandemia
ocasionada por el COVID 19, y la risa que se escucha fue por sus
mascotas y no referida al quejoso.

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Por lo expuesto, esta Comisión no observa que las conductas


desplegadas por la funcionaria Heidy Vivian Polanía, sean merecedoras
de reproche disciplinario, pues las expresiones de las cuales se duele el
apelante, y por las cuales fue investigada la Juez, no representan la
entidad suficiente para ser consideradas como descorteses y
desconsideradas con relevancia disciplinaria, y por tanto, se procederá a
confirmar la decisión absolutoria objeto de recurso.

Conclusión

De acuerdo con lo manifestado en precedencia, esta colegiatura


confirmará la sentencia de primera instancia a través de la cual declaró
no responsable a la funcionaria investigada en su condición de juez
primera penal municipal con funciones de control de garantías ambulante
de Cúcuta por no incurrir en falta disciplinaria ni trasgredir el numeral 4°
del artículo 153 de la Ley 270 de 1996 que le fuera enrostrada a título de
dolo.

En mérito de lo expuesto, la Comisión Nacional de Disciplina Judicial,


administrando justicia en nombre de la República y por autoridad de la
ley;

RESUELVE

PRIMERO: CONFIRMAR la sentencia del 24 de abril de 2024, proferida


por la Comisión Seccional de Disciplina Judicial de Norte de Santander y
Arauca, a través de la cual fue declarada no responsable
disciplinariamente la doctora Heidy Vivian Polanía Franco en su condición
de juez primera penal municipal con funciones de control de garantías

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ambulante de Cúcuta, de los cargos formulados en auto de fecha 19 de


enero de 2023, por su posible incursión en falta grave bajo la modalidad
dolosa, por el incumplimiento al deber previsto en el numeral 4° del
artículo 153 de la Ley 270 de 1996, y ABSOLVERLA de los mismos.

SEGUNDO: EFECTUAR las notificaciones judiciales a que haya lugar,


utilizando para el efecto los correos electrónicos de los sujetos
procesales y del quejoso, incluyendo en el acto de notificación copia
integral de la providencia notificada, en formato PDF no modificable. Se
presumirá que el destinatario ha recibido la comunicación, cuando el
iniciador recepcione acuso de recibo, en este caso se dejará constancia
de ello en el expediente y adjuntará una impresión del mensaje de datos
y del respectivo acuse de recibo certificado por el servidor de la
Secretaría Judicial.

TERCERO: DEVOLVER el expediente a la Comisión Seccional de origen


para lo de su competencia.

COMUNÍQUESE, NOTIFÍQUESE Y CÚMPLASE

ALFONSO CAJIAO CABRERA


Vicepresidente

MAURICIO FERNANDO RODRÍGUEZ TAMAYO


Vicepresidente

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Radicación n.° 540011102000 2020 00278 01
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MAGDA VICTORIA ACOSTA WALTEROS


Magistrada

JUAN CARLOS GRANADOS BECERRA


Magistrado

CARLOS ARTURO RAMÍREZ VÁSQUEZ


Magistrado

JULIO ANDRÉS SAMPEDRO ARRUBLA


Magistrado

DIANA MARINA VÉLEZ VÁSQUEZ


Magistrada

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WILLIAM MORENO MORENO


Secretario

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