El Camino de Santiago y sus 9
rutas
Camino Francés
El Camino que une Saint Jean de Pied de Port (Donibane Garazi) con Santiago de
Compostela es el eje más importante y popular de las peregrinaciones jacobeas.Su
longitud es de 775 Km.
Desde el descubrimiento de la tumba del Apóstol Santiago en Compostela, en el siglo IX, el
Camino de Santiago se convirtió en la más importante ruta de peregrinación de la Europa
medieval. El paso de los innumerables peregrinos que, movidos por su fe, se dirigían a
Compostela desde todos los países europeos, sirvió como punto de partida de todo un
desarrollo artístico, social y económico que dejó sus huellas a lo largo de todo el Camino de
Santiago. En 1993, Año Jacobeo, se produce el resurgimiento peregrinal. La mezcla de reto
deportivo con religiosidad, con búsqueda de lo auténtico y de uno mismo, todo ello escoltado
por estilos románicos y góticos, entre caballeros templarios y monjes benedictinos, entre
hayas y trigos, entre castaños y carvallos, entre leyendas y milagros hacen del Camino de
Santiago una experiencia singular.
Camino Aragonés
La peregrinación por el Camino Aragonés fue uno de los primeros y más utilizados trazados
jacobeos, su longitud es de 164 Km.
El origen
En qué año, quién fue el primer peregrino y cómo accedió desde Francia al alto de Somport
con la intención de dirigirse hacia la tumba del Apóstol Santiago, es uno de los tantos secretos
que la Historia se guarda para ella. Fuentes e historiadores avalan que los primeros
peregrinos, antes del año 1000, no entraban en España por Somport sino a través del puerto
del Palo. Utilizaban el ramal principal de la calzada romana que comunicaba Zaragoza con el
Bearn francés (Item a Caesarea Augusta Beneharno), paraban en el monasterio de San Pedro
de Siresa que ya existía a mediados del siglo IX y bajaban por el valle de Hecho hasta el río
Aragón, donde hoy se encuentra Puente la Reina de Jaca. Desde este lugar se dirigían a
Pamplona. En otra corriente diferente se encuentra la postura de Isaac Moreno Gallo,
ingeniero de Obras Públicas que ha revolucionado la idea que teníamos de las calzadas
romanas. En la web www.traianvs.net/viasromanas escribe al respecto del itinerario del
Camino Aragonés por el puerto del Palo: "Todo indica que el origen de este camino fue el
tránsito del ganado para el aprovechamiento de los pastos del fondo del valle y el trajín de
arrieros y de mulateros que por diversos motivos preferían eludir el camino principal del
Somport. Su trazado y su técnica en general no superan la que pudiera aplicar un pastor,
aunque algunos historiadores han imputado esta obra a los excelentes ingenieros romanos".
El libro V del Codex Calixtinus, obra del siglo XII y atribuida a Aymeric Picaud es considerada
la primera guía de peregrinos de la historia. En ella ya aparece como trillado el itinerario por
Somport: "Cuatro son los itinerarios que conducen hacia Santiago y que en Puente la Reina,
en tierras españolas, confluyen en uno solo. El primero pasa por Saint-Gilles, Montpellier,
Tolosa y Somport...". La guía se refiere a la Vía Tolosana, utilizada sobre todo por peregrinos
italianos y de la Provenza que confluían en Arlés y avanzaban rumbo oeste a Montpellier y
Toulouse para ir virando al suroeste, llegar hasta Oloron Saint Marie y Borce y ascender
Somport desde el valle de Aspe Francés. La guía también menciona que "Desde el Somport a
Puente la Reina hay tres cortas etapas. La primera va de Borce, una villa situada al pie del
Somport en la vertiente de Gascuña, hasta Jaca. La segunda va de Jaca a Monreal. La tercera
de Monreal a Puente la Reina". Una distancia excesiva para un peregrino que marchara a pie
e incluso para alguien que viajase en caballo ya que una persona con un estado físico normal
tarda hoy seis días en cubrir este trayecto.
El Camino Aragonés en la actualidad
El Itinerario
Desde Somport hasta Puente la Reina, el Camino de Santiago Aragonés recorre un total de
164,3 kilómetros en seis etapas, lo que hace una media alta de 27,4 kilómetros por jornada.
En comparación, el Camino Francés, desde Saint Jean Pied de Port hasta la misma localidad
navarra solventa su itinerario con 91,6 kilómetros (72,7 menos que el Aragonés) y en tan sólo
cuatro días.
El Camino discurre por las provincias de Huesca, Zaragoza y Navarra. Desde Somport hasta
Artieda transita por la comarca de la Jacetania, región vertebrada por el río Aragón y que
engloba los altos valles del Pirineo, las sierras de Oroel y San Juan de la Peña y la depresión
orográfica de la Canal de Berdún, donde alternan especies más mediterráneas con los campos
de cereal. Tras Artieda, el itinerario penetra en la comarca zaragozana de las Cinco Villas,
donde se encuentran Ruesta y Undués de Lerda. Posteriormente pasa a la Navarra Media
oriental, se despide del río Aragón en Sangüesa y continúa por las despobladas sierras de
Aibar e Izco para bajar hasta el valle de Ibargoiti. Una última jornada por el valle de Elorz y la
quebrada sierra de Alaiz entre robles y quejigos da paso a Valdizarbe, valle mediterráneo
dibujado por los cultivos de cereal, hortalizas y vides
La señalización
Difiere en Aragón y Navarra. En tierras aragonesas, además de las flechas amarillas, el
trazado del Camino de Santiago es el GR 65.3 y está poblado de postes de madera grabados
con la concha jacobea y el nombre de la siguiente localidad. También se suceden postes más
sencillos con la vieira y la banda roja y blanca del GR. Actualmente, en todo Aragón no hay
puntos negros reseñables en cuanto a señalización y si los hay, están apuntados en las
descripciones de etapa de la Guía. En Navarra desaparecen los postes de madera y las
indicaciones del GR y su lugar, además de la omnipresente flecha amarilla, es reemplazado
por mojones de hormigón que llevan adosados dos placas con el dibujo de una concha y una
flecha indicadora. En Navarra, la confusión viene dada porque la orientación de la concha no
siempre es la misma para marcar la misma dirección (por ejemplo, para indicar que hay que
girar a la izquierda unas veces lo hará con la parte abierta de la concha y otras con la
cerrada) y por eso hay que recurrir siempre al dibujo de la flecha.
Los albergues
Hasta Obanos, antesala de Puente la Reina y punto de confluencia con el Camino Francés, se
cuentan 15 albergues. Sin embargo, la primera etapa hincha la cifra con 4 albergues turísticos
que no son exclusivos de peregrinos. La media real de albergues por etapa son 2, uno a mitad
de recorrido y otro al final. Esto provoca que el recorrido de las etapas sea algo encorsetado.
El número de caminantes que optan por iniciar la peregrinación en Somport aumenta año a
año, y en los meses de verano, al igual que ocurre en el Camino Francés, hay días que es
difícil encontrar una plaza. Más si son pocas, como es el caso de Arrés: 16, y de Sangüesa, tan
sólo 14. En esta localidad salva la situación el camping pero en otras apenas hay alojamientos
privados.
Bibliografía
Ruta Aragonesa de Santiago, el peregrino y su sombra, escrito por Antonio Serrano Nicolás y
editado en 2007 por Alcalá Grupo Editor y Distribuidor de Libros.
El Camino de Santiago y la ciudad ordenada en Aragón, texto de Ramón Betrán Abadía y
editado en 1999 por la Diputación General de Aragón.
Guía invisible de Jaca, obra de Alberto Gómez García y editado en el año 2008 en la
colección Papeles Abiertos.
Aragón, el Camino a Santiago. Patrimonio edificado, obra de Jean Passini e inventario
realizado gracias a un convenio de colaboración entre la Diputación General de Aragón y la
Casa Velázquez.
Tomo II de Las peregrinaciones a Santiago de Compostela, con textos de Luis Vázquez de
Parga, José María Lacarra y Juan Uría Ríus. Una edición facsímil de la realizada en 1948 por el
Consejo Superior de Investigaciones Científicas y editada en 1998 por el Gobierno de Navarra.
Los Caminos de Santiago, obra colectiva editada en 2004 por MSM.
Liber Peregrinationis
Guía del Románico en España, de la A a la Z, escrito por Jaime Cobreros y editado en 2007 por Grupo Anaya.
Camino Primitivo
El Camino Primitivo es ese idóneo punto de partida para descubrir la senda del
primer Camino conocido, la que tomó Alfonso II el Casto, en el siglo IX para visitar
la recién descubierta tumba del Apóstol Santiago. Su longitud es de 247 Km.
Antes de andar... debes saber
Internarse por las sendas de un Camino de Santiago que no sea el tradicional francés siempre
crea dudas al peregrino, más si cabe si se es novel y nunca se ha realizado ninguno. El
itinerario que parte de Roncesvalles siempre ha sido y será el más mimado y el más cómodo
desde el punto de vista de la infraestructura y servicios. Sin embargo, quizás haya perdido
gran parte de su encanto debido a la rehabilitación de su entorno y a su masificación, sobre
todo en los meses estivales y años jacobeos. Hay muchas más alternativas históricas para
llegar a Santiago que nos permitirán admirar rincones de la orografía española. El Camino
primitivo es ese idóneo punto de partida para descubrir la senda del primer Camino conocido,
la que tomó Alfonso II el Casto, en el siglo IX para visitar la recién descubierta tumba del
Apóstol Santiago. El itinerario actual reproduce fielmente al original, partiendo desde Oviedo y
atravesando Asturias por todo los concejos de su occidente: Las Regueras, Grado, Salas,
Tineo, Pola de Allande y Grandas de Salime. A partir de éste último los pasos entran en Lugo
por el Puerto del Acebo y enlazan con el Camino francés en Palas de Rei, donde tan sólo
quedan dos jornadas para llegar hasta la Plaza del Obradoiro.
El Principado de Asturias ha invertido muchos recursos en los últimos años para acondicionar
la ruta primitiva. La señalización es literalmente perfecta y en ningún momento asaltan las
dudas sobre qué camino tomar. Las zonas más boscosas y difíciles del recorrido son
perfectamente transitables por unos caminos que se han limpiado y que el paso del ganado
se encarga día a día de marcar. Además, evita casi siempre el monótono asfalto y le confiere
un carácter especial. Prueba de este esfuerzo es el número de personas que optan por
realizarlo y que año tras año van en aumento. El único inconveniente para el peregrino es el
barro, que en los meses invernales y a comienzo de la primavera inunda partes del recorrido
debido a la gran cantidad de precipitaciones que sufre Asturias. Es el precio a pagar por sus
valles siempre verdes.
Camino Vasco
El Camino Vasco del Interior ha sido, además de un eje xacobeo fundamental, la
puerta de entrada al centro de la Península desde Irún en la época romana. Tiene
una longitud de 203 Km.
El Camino Vasco del Interior, conocido también por los apelativos de Bayona, del túnel de San
Adrián o simplemente del Interior, ha sido, además de un eje xacobeo fundamental, la puerta
de entrada al centro de la Península desde Irún en la época romana. Parte desde Irún, al igual
que el de la costa, y se une con el Francés en Santo Domingo de la Calzada (La Rioja).
Camino del Norte
Esta vía es tan antigua como el Camino Francés, los reyes europeos de la Edad
Media se inclinaban por ella para llegar a Santiago, su longitud es de 818 Km.
Conforme avanzó la Reconquista y los terrenos del sur recuperaron la paz, el Camino del
Norte cedió poco a poco protagonismo. Durante siglos apenas fue utilizada por los peregrinos,
sin embargo, el auge del caminar a Santiago le ha devuelto su estatus como ruta y comienza
a ser de nuevo muy popular.
La distancia que recorre es la segunda más larga, por detrás de la Vía de la Plata. El paisaje y
el terreno la convierten en una opción muy especial, pero por contra, la red de alojamientos
peregrinos es escasa, aunque hay albergues en todo el recorrido y está muy bien señalizado.
Vía de la plata
La Historia de la Vía de la Plata - 705 Km.
Quizás es cuestión de tiempo, pero si el software Google Earth pudiera aplicar su potente
zoom, no sólo sobre cualquier país, sino también sobre cualquier momento de la historia,
podríamos remontarnos al año 196 a.C. y ver con claridad los límites y extensión de las
provincias Citerior y Ulterior, el germen de lo que hoy es España. Hacía veinte años que los
romanos habían desembarcado en la península y no sólo habían conseguido doblegar y
expulsar a los cartagineses sino que se proponían ordenar un rompecabezas de más de medio
millón de kilómetros cuadrados formado por tribus de astures, cántabros, celtíberos, galaicos,
lusitanos, turdetanos, vacceos, vascones, vetones y un largo etcétera de pueblos aferrados a
su tierra. En definitiva, un puzzle con miles de piezas diseminadas que el ejército romano
consiguió unir en el año 19 a.C. tras más de siglo y medio de sangrientas guerras. En ese
largo periodo de cambios los términos Citerior y Ulterior desaparecieron e Hispania pasó a
estar dividida en las provincias Tarraconense, Bética y Lusitania. La península ibérica estaba,
por fin, sometida al poder de Roma y los tiempos de la república habían terminado a manos
de Octavio Augusto (63 a.C.-14 d.C.), que se había proclamado emperador.
Las calzadas romanas en Hispania y su cenit constructivo en época imperial
Milenios antes de la llegada del ejército romano ya existían en la península incontables
veredas, sendas o caminos trazados por los pueblos prerromanos y ligados
fundamentalmente a sus labores de pastoreo y al tránsito del ganado. Es indudable también
que el ejército romano aprovechó y mejoró estos toscos viales para avanzar más rápidamente
en su tarea de conquista. Sin embargo, durante la guerra era inútil embellecer demasiado los
caminos debido a la escasez de tiempo y al temor de que fueran utilizados en su contra por
los guerreros hispánicos. Con el fin de la contienda y la llegada de la paz la civilización
romana comenzó a manifestar en Hispania sus dotes políticas, administrativas, artísticas y
constructivas. En los primeros siglos de nuestra era, hasta la invasión de las hordas bárbaras
en el 409 d.C., la fisonomía de la península cambio radicalmente y los castros celtas
sucumbieron ante magníficas ciudades dotadas de foros, teatros, anfiteatros y termas. Todo
un lujo en aras de la convivencia y el disfrute del ciudadano romano. Entre ellas, además de
los sólidos e imperecederos puentes marca de la casa, los ingenieros romanos construyeron
una extensa red de calzadas que comunicaban Hispania de norte a sur y de este a oeste.
Los ingenieros y operarios romanos utilizaban para sus calzadas los materiales que tenían
más a mano y las construían en base a la aglomeración de cuatro capas. Sobre una base de
arena se asentaba el statumen, una primera capa compuesta por pequeñas piedras que se
unían con cal o arcilla. Sobre ésta se echaba el rudus, una masa potente de piedras y
guijarros sellados con mortero de cal. La tercera capa era el nucleus, puro hormigón de arena
gruesa, y la última de todas era la capa de rodadura visible o summa cresta, formada por el
típico enlosado de piedra. A este respecto, Isaac Moreno Gallo, en su estudio Vías Romanas,
Ingeniería y Técnica Constructiva publicado por el Ministerio de Fomento, difiere y defiende
que la capa de rodadura no era enlosada sino que sobre las losas había otra capa más fina de
tierra suelta que posibilitaba que los carros pudieran avanzar a más velocidad.
Junto a las calzadas había unos indicadores de distancia llamados miliarios que se colocaban
cada 1480 metros. Esta medida era la longitud de una milla romana y equivalía a mil pasos
dobles romanos, teniendo en cuenta que cada paso doble medía un metro y cuarenta y ocho
centímetros. Los miliarios son columnas cilíndricas de granito que llevan grabado, además del
número de milla, el nombre del emperador que mandaba cuando se construían o modificaban
las vías. En la Vía de la Plata todavía persisten gran cantidad de ellos y, en concreto, los
números XXVIII y CXXXIV se conocen como miliario del Correo y miliario del Corral.
El Itinerario de Antonino
Con este nombre se hace referencia a un mapa de vías romanas del año 217 d.C. que fue
transmitido posteriormente a través de códices. El mapa en cuestión ha sido el mejor y más
completo legado que ha permitido conocer todo el entramado de calzadas que surcaban
Hispania en la época imperial. El Itinerario registra en nuestra península 34 vías diferentes y
aporta datos sobre las millas de cada una de ellas y de sus mansios, una especie de posada
que servía como lugar de descanso para los viajeros y para suplir a las caballerías por otras
de refresco.
La Vía de la Plata
Por este nombre se conoce a la calzada romana que partía de Emérita Augusta, capital de la
Lusitania y actual ciudad de Mérida y llegaba hasta Asturica Augusta, la Astorga de hoy en
día. En el Itinerario de Antonino este trayecto equivaldría a la calzada número XXIV entre
Mérida y Zamora y a la XXVI entre Zamora y Astorga. Se trazó durante la invasión romana a
finales del siglo I a.C. con un fin puramente militar y adquirió gran importancia como red
comercial durante los siglos del Imperio.
El sobrenombre de Plata sigue siendo un misterio y la opinión más generalizada la defiende el
catedrático José Manuel Roldán Hervás en su obra Iter Ab Emerita Asturicam, El Camino de la
Plata, publicada en el año 1971 por la Universidad de Salamanca. Según Roldán Hervás el
nombre de plata deriva de la palabra árabe BaLaTa, que significa enlosar, y dice así: "Aún
hoy, en Siria, se conoce con el nombre de BaLaTa, el camino que aparece enlosado con
piedras irregulares y grandes, por tanto creemos acercarnos bastante a la realidad si
pensamos que el pueblo tomó el sonido extraño del árabe y lo hizo suyo en la palabra
homófona castellana que más se le aproximaba y que evidentemente era plata".
La peregrinación
Apenas hay senderistas que se conformen sólo con descubrir el legado romano a través de los
490 kilómetros que separan Mérida de Astorga. La Vía de la Plata, el principal eje de
comunicación del occidente español, se convirtió por méritos propios en la ruta jacobea del
sur y hoy es el itinerario elegido año tras año por más de 4.000 peregrinos para llegar hasta
Santiago de Compostela. Por escasez de tiempo algunos comienzan en Mérida, pero la
inmensa mayoría parte desde Sevilla y sigue el itinerario de la Vía romana hasta Granja de
Moreruela, la localidad zamorana donde cogen el desvío del Camino Sanabrés que les lleva
tras trece jornadas más hasta Santiago. Los menos continúan por la Vía de la Plata hasta
Astorga para enlazar con el Camino Francés.
La Vía de la Plata es el reino de la flecha amarilla. Las antiguas losas romanas han cedido el
relevo a las marcas de pintura chillonas y ellas son el mejor aliado para no perderse entre
dehesas y pistas de concentración parcelaria. Las flechas están repartidas por todo el
recorrido y, además, en toda Extremadura hay unos cubos de granito bautizados con el
nombre de H1 que lucen en relieve el arco de Cáparra. Si muestran un azulejo de color
amarillo indican que el camino es transitable, aunque no coincide con el trazado original de la
Vía. Si la marca es verde sigue el trazado de la calzada milenaria, y si coinciden ambas el
camino es transitable y sigue fiel el itinerario que tuvo la calzada. Las flechas amarillas y la
ruta jacobea coinciden con los cubos que muestran azulejo amarillo o azulejo verde-amarillo.
Desde Sevilla a Astorga hay 705 kilómetros y el trayecto, que contaba con 20 mansios, sigue
el trazado de cuatro calzadas del Itinerario de Antonino:
La número IX, Ab Hispali Italicam, la más corta de la red viaria y que comunicaba Sevilla con
Itálica, la actual Santiponce.
La número XXIII, Item ab ostio fluminis Anae Emeritam usque, que unía Ayamonte, en la
desembocadura del río Guadiana, con Mérida. El peregrino coge el itinerario de esta calzada
en Santiponce y sigue por sus inmediaciones hasta Mérida, pasando por las localidades de
Castilblanco de los Arroyos, Almadén de la Plata, El Real de la Jara, Monesterio, Fuente de
Cantos, Zafra, Villafranca de los Barros y Torremejía.
La número XXIV, Item ab Emerita Caesaraugustam, enlazaba Mérida con Zaragoza. Se sigue
desde Mérida hasta Zamora, desde el cauce del Guadiana hasta el Duero.
La número XXVI, Item ab Asturica Caesaraugustam, unía Astorga con Zaragoza y pasaba por
Zamora, ciudad donde se coge para llegar hasta Astorga, fin de la Vía de la Plata.
Bibliografía
Iter ab Emerita Asturicam: el Camino de la Plata, escrito por José Manuel Roldán Hervás y
editado en 1971 por Ediciones Universidad de Salamanca.
Repertorio de Caminos de la Hispania Romana, escrito y editado por Gonzalo Arias en
1987.
Vías Romanas, Ingeniería y Técnica Constructiva, escrito por Isaac Moreno Gallo y editado
en 2004 por el Ministerio de Fomento.
La aventura de los romanos en Hispania, editado por La Esfera de los libros en el año
2005.
Camino Sanabrés
La Historia del Camino Sanabrés - 368 Km
Entre los años 812 y 814, en los albores de la Reconquista, en un castro cercano a la ciudad
episcopal de Iria Flavia, un ermitaño llamado Pelayo vio durante la noche unas luces ardientes
y se lo comunicó al obispo Teodomiro. Éste verificó los hechos y descubrió en aquel paraje los
restos mortales del Apóstol Santiago el Mayor, que aparentemente habían sido trasladados
hasta allí tras su martirio, allá por el año 44 de nuestra era. Este hallazgo fue la chispa que
generó el fenómeno de las peregrinaciones jacobeas. Ahora bien, dado que las vías de
comunicación terrestres de aquellos siglos nada tenían que ver con las actuales y que cada
peregrino no tenía más opciones que comenzar el viaje a pie desde su propio hogar, cuáles
son las causas que motivaron el auge de algunos itinerarios y el detrimento o la no aparición
de muchos otros.
El origen de este Camino, llamémosle Sanabrés o Mozárabe, como itinerario viable hacia la
tumba del Apóstol va de la mano de la Vía de la Plata, que ascendía desde el sur de España , y
de toda una serie de pequeñas romerías o peregrinaciones hacia una tupida red de
monasterios surgidos en base a la repoblación mozárabe y situados en la provincia de
Zamora, concretamente en el mismo punto de origen y trazado por donde hoy discurre el
Camino. Juan Carlos de la Mata Guerra, en su parte correspondiente al libro Los Caminos de
Santiago en el Norte de Zamora, expresa así esta teoría: "todo indica que la consideración de
peregrino en tiempos medievales no se reducía al devoto jacobeo o al romero, sino que en el
sentido amplio del término era muy abierta. Se consideraba peregrino a todo aquel que para
honrar a los santos deambulaba por los caminos atraído por santuarios locales y el culto a las
reliquias de los santos que se veneraban en ellos".
A escasos cuatro kilómetros de la calzada romana a la altura de Granja de Moreruela está
ubicado el monasterio cisterciense de Santa María de Moreruela. Es el más antiguo de España
y fue conocido hasta el año 1163 como Santiago de Moreruela. En sus restos aún se pueden
admirar la puerta y fuente del peregrino. En Tábara, a 25 kilómetros de Moreruela, existía
antes de 1137 el monasterio mozárabe de San Salvador. Lo mismo ocurre en Santa Marta de
Tera, población que surgió de la mano de la abadía de Santa Marta de Riba de Tera. También
en Rionegro del Puente, donde a los pies del santuario de la Virgen de la Carballeda se fundó
la Cofradía de los Falifos, hermandad aún vigente, propietaria del actual albergue de
peregrinos de la localidad y dedicada a "la compostura de los malos caminos, para la
comodidad de los pobres peregrinos que pasan a Compostela a visitar el templo del Apóstol
Santiago". La Cofradía fue aprobada por Clemente VI (1342-1352), y confirmada por Eugenio
IV (1431-1447) y Paulo III (1534 y 1549). En San Martín de Castañeda, población situada sobre
el lago de Sanabria, aunque alejada del itinerario actual, se levantó en el siglo X el monasterio
de Santa María. Ya en Galicia, junto a la Colegiata de Santa María la Real de Xunqueria de
Ambía había un hospital de peregrinos, conocido gracias a unos documentos de 1520.
También hay constancia de hospitales de peregrinos en Verín, Monterrei, Allariz y Orense. No
hay duda de que existió un itinerario trazado entre todos estos centros religiosos y que,
gracias a las innumerables muestras de hospitalidad que fueron encontrando los devotos,
este mismo camino que utilizaba vías naturales de comunicación se convirtió en otro itinerario
más hacia Santiago.
El Santiago peregrino de Santa Marta de Tera, símbolo del Camino Sanabrés
La figura más antigua conocida de Santiago con indumentaria de peregrino, del siglo XII , y
situada en una portada de la iglesia de Santa Marta, es una talla sobrecogedora por su
belleza, sobriedad y misterio. Por méritos propios se ha convertido en el símbolo del Camino
de Santiago Sanabrés o Mozárabe y aún hoy sigue siendo el su mejor reclamo. Lleva un
zurrón decorado con una concha y un cayado en la mano derecha pero su principal fuerza
reside en su mano izquierda, que exhibe la palma a modo de saludo. En el año 1993, con
motivo de la conmemoración del año jubilar, se acuñaron monedas de cinco pesetas con la
imagen de este apóstol en el anverso.
Referencias documentales
El Camino Sanabrés como itinerario, ya no jacobeo, sino simplemente de comunicación entre
reinos y provincias fue seguido por Alfonso IX en la primavera de 1225. Salió el 3 de mayo
desde Santiago, llegando el 15 de ese mes a Orense y el 24 a Puebla de Sanabria. Siglos más
tarde, en el año 1506, Felipe El Hermoso se reunió con Fernando El Católico en Remesal, tras
viajar desde Santiago y bajar hasta Orense y Puebla de Sanabria. Aunque algo cercando en el
tiempo, teniendo en cuenta que la tumba del apóstol se descubrió en el siglo IX, el primer
documento importante referente a un peregrino que utilizó el Camino Sanabrés o Mozárabe se
remonta a 1612. En ese año Bernardo de Aldrete, humanista y lingüista, inició la
peregrinación en Cordoba y, tras llegar a Zamora, fue hacia Puebla de Sanabria a través de
las comarcas de Alba y Aliste. En uno de sus textos, traducido al castellano actual, dice así:
"Cuando llegamos al lugar de Requejo, primero de Galicia, no habiendo nevado antes
comenzó a nevar copiosamente, fuimos aprisa hasta Lubián, subiendo al puerto del Padornelo
y fuimos con gran prisa y trabajo por la ventisca y nieve que iba cubriendo el camino. Nos
ayudó la guía y también las carretas y arrieros que iban pasando el puerto, y con esta
tormenta lo pasamos y llegamos al Padornelo, que es buen lugar, y subimos el otro puerto de
la Canda de la misma suerte, con gran nieve y no menos viento" Este manuscrito se
encuentra en el Archivo de la Catedral de Granada. También existen referencias
documentales del viaje del canónigo sevillano Diego Alejando de Gálvez a mediados del XVIII.
Fue de Santiago hasta Pontevedra, luego a Orense y bajó hasta Castilla por Guamil, Laza,
Alberguería, Soutoverde, Pereiro y A Canda.
Cañadas Reales e itinerarios de Postas
El Honrado Concejo de la Mesta de Pastores, comúnmente llamado La Mesta, fue creado en
1273 por Alfonso X el Sabio. Una de sus funciones era tratar de solucionar los conflictos entre
agricultores y ganaderos y para ello se establecieron unos itinerarios concretos que vinieron a
llamarse cañadas. Por ellas se conducía al ganado entre los pastos de verano y de invierno y,
además de ser seguros, evitaban que los animales pudieran arrasar zonas de cultivo. Los
trazados más largos e importantes se denominaban Cañadas Reales y su anchura era de 75
metros. A estas vías troncales se unían multitud de cordeles de 37 metros de anchura y
veredas de 21 metros. Al igual que la Cañada Real de la Vizana, que aprovechaba gran parte
de la Vía de la Plata, el cordel del Tera utilizaba un trazado ya existente que seguían, entre
otros, los peregrinos que se dirigían a Santiago. El cordel iba desde Benavente hacia Rionegro
del Puente, Mombuey, Venta de Cernadilla, Venta de la Escoba, Asturianos, Palacios de
Sanabria, Remesal, llegando hasta las montañas más allá de Puebla de Sanabria.
También existió un camino conocido como la Brea, que desde Puebla iba hacia Orense por
Allariz.
Los itinerarios de postas eran las vías utilizadas por los correos para la transmisión de noticias
y constituían un excelente medio para viajar. En ellos se crean las Casas de Postas, algo así
como las mansios en las vías romanas que, situadas a una distancia regular, servían para
descanso de los emisarios. Por los mapas de aquella época se tiene constancia de que hacia
1789 ya había una vía directa entre La Puebla de Sanabria, A Gudiña, Orense y Santiago.
Camino de Castilla o Vereda de los gallegos
Por esta denominación se conoce al camino utilizado por los segadores gallegos al comienzo
del verano para ir a trabajar a Castilla y que les servía también de vuelta para retornar a sus
casas a finales del verano. No hay duda de que iban por la misma senda que seguían otros
muchos, entre ellos los peregrinos. Bajaban a los campos castellanos por Alberguería,
Cercedelo, Campobecerros, A Gudiña, O Cañizo, A Canda, Lubián, Padornelo y Puebla de
Sanabria. A la vuelta ofrendaban sus hoces en el Santuario de la Tuiza, justo antes de afrontar
la subida a la portilla de A Canda y entrar en Galicia.
El Camino Sanabrés en la actualidad
El Itinerario
El Camino Sanabrés puede constituir por sí solo una alternativa a otros Caminos de Santiago.
Entre Granja de Moreruela y Santiago de Compostela hay 367 kilómetros por Laza, la
alternativa más corta tras A Gudiña y la que sigue actualmente la Guía de Consumer Eroski.
En la realidad, el Camino Sanabrés o Mozárabe constituye una continuación de la Vía de la
Plata. Al llegar a la localidad zamorana de Granja de Moreruela, los peregrinos que vienen
desde Sevilla o Mérida siguiendo el itinerario de la antigua vía romana, tienen dos alternativas
para continuar a Santiago. La primera es continuar por la Vía de la Plata hasta Astorga y
enlazar con el Camino Francés en dirección a Santiago. La segunda opción, seguida por casi
todos los caminantes, es dejar la Vía de la Plata y desviarse por el Camino Sanabrés hacia la
provincia de Ourense, a través de las localidades de Tábara, Santa Marta de Tera, Rionegro
del Puente y Puebla de Sanabria. Una vez en Galicia se continúa por las provincias de
Ourense, Pontevedra y A Coruña. A simple vista esta alternativa parece suponer la opción
más corta pero no es así. Desde Sevilla a Santiago, por la Vía de la Plata y el Camino
Sanabrés, hay 980 kilómetros. En cambio, por la Vía de la Plata y el Camino Francés son 963
kilómetros.
La señalización
Es buena y no hay apenas puntos negros. En Zamora está señalizado con flechas amarillas,
labor realizada por los Amigos del Camino de Santiago de esta provincia, y con distintas
tablillas y mojones colocados fundamentalmente por los ayuntamientos. En Galicia, además
de flechas, está el clásico mojón jacobeo con indicador de distancia. El trayecto por la
provincia de Orense también está decorado por las originales esculturas de Nicanor Carballo,
que sirven de gran ayuda al peregrino.
Los albergues
Más de una veintena de albergues en 367 kilómetros. Exactamente sale una media de un
albergue cada 16 kilómetros. Los de Galicia son mejores pero en cambio están situados a una
distancia mayor. Por ejemplo, entre A Gudiña y Laza hay que recorrer más de 34 kilómetros
entre albergue y albergue y en otras muchas etapas gallegas se supera la cifra media de 16
kilómetros.
Bibliografía
Rionegro del Puente en el Camino de Santiago, escrito y editado por Eusebio Rodríguez
Carrión en junio de 1994.
Las vías de comunicación en el noroeste ibérico, Benavente, encrucijada de Caminos, escrito
por varios autores y editado en 2004 por el Centro de Estudios Benaventanos Ledo del Pozo.
Cronistas y viajeros por el norte de Zamora, de José Ignacio Martín Benito y editado en el
año 2004 por el Centro de Estudios Benaventanos Ledo del Pozo.
Los Caminos de Santiago en el norte de Zamora, escrito por varios autores y editado en
2006 por el Centro de Estudios Benaventanos Ledo del Pozo.
Epílogo a Fisterra
De edad reciente o presente en la historia a través de los tiempos, lo cierto es que la
reanudación de la ruta desde Santiago de Compostela hasta Cabo Fisterra anima cada día a
más peregrinos, que no contentos con ver terminar sus pasos en la Plaza del Obradoiro hacen
acopio de fuerzas y salen atraídos por el rumor del mar y la luz brillante del faro de Fisterra.
Su longitud es de apenas 90 Km
El Camino Portugués
La revitalización del Camino, ocurrida en los últimos años, ha propiciado la creación
un modelo oficial de credencial para el peregrino. Su recorrido es de 114 Km.
Este tramo del Camino está íntimamente ligado a las costumbres peregrinas y, sobre todo, a
los miles de caminantes que han recorrido esta ruta, algunos ilustres como el Rey Don Manuel
o la reina Santa Isabel de Portugal, o anónimos la mayoría.
El itinerario del Camino Portugués está salpicado de puntos que han sido testigos de míticas
historias ocurridas con el paso de los siglos.
Así, el que se decide a recorrer los 114 kilómetros sobre los que se extiende esta ruta, pasará
por lugares tan sugerentes como:
El "Ponte das Febres" donde San Telmo enfermó en su peregrinación a Compostela.
El "Ponte de Sampaio", donde el pueblo en armas derrotó al Mariscal Ney durante la guerra
de la Independencia.
La Canicouva, por donde pasó el ejército de Almanzor que, utilizando esta misma ruta,
arrasó Compostela.
El puente sobre el Ulla, en Cesures, donde aguas abajo el Obispo Cresconio tuvo que
construir las Torres del Oeste, para frenar los ataques de las naves vikingas "A furore
normanorum, liberanos Domine" gemían con pavor los cristianos ante estas incursiones
despiadadas.
Padrón, punto a donde llegó el cuerpo del Apóstol custodiado por sus discípulos. Teodomiro,
obispo de Iría, descubrió el sepulcro del Apóstol, allá por el año 813.
En Rúa de Francos se encuentra el Castro Lupario, antigua morada de la Reina Lupa, uno de
los personajes más llamativos de la leyenda jacobea, que participó activamente en el traslado
del cuerpo del Apóstol hacia Santiago, tratando de impedirlo.
Los caminos lusos son dos: el interior por Vila Real y Chaves que entraba en Galicia por Verín
y Ourense; y el más occidental, que parte de Lisboa. Monarcas como Sancho III, Alfonso III,
Don Manuel el Afortunado o Doña Isabel, o Rainha Santa, cumplieron su peregrinación a
Santiago.
Si se comienza en Lisboa, se asciende el Tajo por la gótica Santarém y Golega. A
continuación, está el gigantesco monasterio de Tomar, enclave de la Orden del Cristo, con su
rotonda de los templarios, que copia la estructura del Santo Sepulcro de Jerusalén y sus ocho
claustros, además de la famosa ventana manuelina.
La universitaria Coimbra guarda el sepulcro de la Reina Santa, dos catedrales y una iglesia
medieval dedicada a Santiago. Se cruza el Douro en Porto, entrando en lo que fuera antiguo
Gallaecia y por Vila do Conde, con el austero convento de las Clarisas y el sepulcro del Rey
Alfonso Sánchez; se llega a la iglesia románica de San Pedro de Rates y a Barcelos, donde
existe una leyenda del gallo semejante a la riojana de Santo Domingo de la Calzada,
convirtiéndose el ave en un emblema de todo Portugal.
En su paso por Galicia, hay que destacar los siguientes puntos:
- La Sierra de Labruja que da paso a las fortificadas Valenca do Minho y Tuy, que fue capital
de una de las siete provincias gallegas y sede episcopal, conservando un compacto conjunto
histórico de pétreos edificios y civiles en torno a la catedral.
- Porriño y Mos, en el industrioso valle de A Louriña donde aún quedan a modo de oasis de
la naturaleza las Gándoras de Budió. Éstas conducen a la Redondela, presidido por los
viaductos del ferrocarril y lugar donde se juntaban los peregrinos que desembarcaban en
Bayona y Vigo. Bordeando lo hermosa ría de Vigo con el inolvidable panorama de las bateas
mejilloneras, la isla de San Simón, el moderno puente de Rande y el pueblo de Arcade,
conocido por sus ostras, se atraviesa el Verdugo en Ponte Sampaio. Aquí acaeció la derrota
francesa en la guerra contra Napoleón que supuso la temprana liberación de Galicia.
- Pontevedra, la antigua Ad Duos Ponte romana, es, tras Compostela, el conjunto
monumental mejor conservado de Galicia con sus pinzas de A Leña, las dedicada al mítico
fundador Teucro o la Ferreiría, los conventos mendicantes de San Francisco, Santo Domingo y
Santa Clara, el completo museo, los abundantes palacios y los templos de San Bartolomé,
Santa María y la Peregrina.
Tras la estación balnearia de Caldas se salva el Ulla en Pontecesures, y se arriba a Padrón.
Esta villa rosaliana (nació en ella Rosalía de Castro) también lo es jacobea por conservar
numerosos recuerdos de la supuesta predicación del hijo del Zebedeo (Santiaguiño do Monte,
con romería el 25 de julio) y de la traslación, que se completan con la visita a Iria, la antigua
población romana que fue sede obispal antes que Santiago. Cerca, los restos del Castro
Lupario y la vía romana de Iria Flavia a Aseconia dan visos de verosimilitud a la leyenda. El
barrio compostelano del milagroso santuario de A Escravitude y A Rocha aproximan al
ansiado final.