0% encontró este documento útil (0 votos)
4 vistas12 páginas

Peirce, C. (1986) - "Ícono, Índice, Símbolo".

Peirce, C. (1986). “Ícono, índice, símbolo”.
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
0% encontró este documento útil (0 votos)
4 vistas12 páginas

Peirce, C. (1986) - "Ícono, Índice, Símbolo".

Peirce, C. (1986). “Ícono, índice, símbolo”.
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
Está en la página 1/ 12

EL ICONO, EL ÍNDICE Y EL SÍMBOLO

Charles S. Peirce (c. 1893-1903)

Traducción castellana de Sara Barrena (2005)

Los editores de CP reunieron en los parágrafos 2.274-308 una interesante selección de


textos de Peirce relativos a los signos y a la semiótica. Se recogen aquí esos textos en
castellano traducidos del original. Se indica a continuación la fuente y la fecha de los
diversos fragmentos:

• 2.274-7 / 2.283-4 / 2.292-4: MS 478 (Syllabus), 1903

• 2.278-280: MS 786 (That Categorical and Hypothetical Propositions Are One in


Essence, with Some Connected Matters), c. 1895

• 2.281 / 2.285 / 2.297-302: MS 404 (The Art of Reasoning), c. 1895

• 2.282 / 2.286-291 / 2.295-296: MS 595 (The Short Logic), c. 1893

• 2.303-308: Dictionary of Philosophy and Psychology, J. M. Baldwin (ed.), 1901

1. ICONOS E HIPOICONOS

2.274 Un signo o representamen es un Primero que está en una relación triádica genuina
tal con un Segundo, llamado su Objeto, que es capaz de hacer que un Tercero, llamado su
Interpretante, asuma la misma relación triádica con su Objeto que aquella en la que está
él mismo respecto al mismo Objeto. La relación triádica es genuina, esto es, sus tres
miembros están vinculados por ella de una forma que no consiste en ningún complejo de
relaciones diádicas. Esa es la razón por la que el Interpretante, o Tercero, no puede estar en
una mera relación diádica con el Objeto, sino que debe estar con él en la misma relación
que aquella en la que está el Representamen mismo. La relación triádica en la que está el
Tercero tampoco puede ser meramente similar a aquella en la que está el Primero, pues
esto convertiría la relación del Tercero con el Primero en una mera Segundidad degenerada.
El Tercero debe en efecto estar en una relación tal, y de este modo debe ser capaz de
determinar un Tercero propio; pero, además de eso, debe tener una segunda relación
triádica en la que el Representamen, o más bien la relación de éste con su Objeto, será su
propio Objeto (del Tercero), y debe ser capaz de determinar a un Tercero respecto a esa
relación. Todo esto debe ser igualmente verdadero respecto a los Terceros de los Terceros,
y así indefinidamente; y esto, y más, está implicado en la idea común de Signo; y tal y como
se usa aquí el término Representamen, no está implicado nada más. Un Signo es un
Representamen con un Interpretante mental. Posiblemente puede haber
Representamenes que no sean Signos. De este modo si un girasol, al girar hacia el sol, llega
a ser por ese mismo acto completamente capaz, sin ninguna otra condición, de reproducir
un girasol que gira hacia el sol de una forma exactamente correspondiente, y de hacerlo
con el mismo poder reproductivo, el girasol llegaría a ser un Representamen del sol. Pero
el pensamiento es el modo de representación principal, si no el único.
2.275 La división más fundamental de los signos es en Iconos, Índices y Símbolos. A saber,
aunque ningún Representamen funciona realmente como tal hasta que determina
efectivamente a un Interpretante, sin embargo, llega a ser un Representamen tan pronto
como es totalmente capaz de hacerlo; y su Cualidad Representativa no es necesariamente
dependiente de que alguna vez determine efectivamente a un Interpretante, ni siquiera de
que tenga realmente un Objeto.

2.276 Un icono es un Representamen cuya Cualidad Representativa es una Primeridad de


él como un Primero. Esto es, una cualidad que tiene qua cosa hace que se adecue a ser un
representamen. De este modo, cualquier cosa es adecuada para ser un Sustituto de algo a
lo que se parece. (La concepción de "sustituto" implica la de propósito, y de este modo la
de Terceridad genuina). Veremos si hay otras clases de sustitutos o no. Un Representamen
por Primeridad sólo, puede tener únicamente un Objeto similar. De este modo, un Signo
por Contraste denota a su objeto sólo en virtud de un contraste, o Segundidad, entre dos
cualidades. Un signo por Primeridad es una imagen de su objeto, y más estrictamente
hablando, sólo puede ser una idea, pues debe producir una idea Interpretante, y un objeto
externo provoca una idea mediante una reacción sobre el cerebro. Pero más estrictamente
hablando, ni siquiera una idea, excepto en el sentido de una posibilidad, o Primeridad,
puede ser un Icono. Una posibilidad sola es un icono simplemente en virtud de su cualidad,
y su objeto sólo puede ser una Primeridad. Pero un signo puede ser icónico, esto es, puede
representar a su objeto principalmente por su semejanza, sin importar cuál sea su modo
de ser. Si se requiere un sustantivo, un representamen icónico puede denominarse un
hipoicono. Cualquier imagen material, como una pintura, es ampliamente convencional en
su modo de representación, pero en sí misma, sin ninguna leyenda o rótulo, puede
denominarse un hipoicono.

2.277 Los hipoiconos pueden dividirse de forma burda de acuerdo al modo de Primeridad
del que participan. Aquellos que participan de cualidades simples, o Primeridades
Primeras, son imágenes; aquellos que representan relaciones, principalmente diádicas, o
consideradas así, de las partes de una cosa mediante relaciones análogas en sus propias
partes, son diagramas; aquellos que representan el carácter representativo de un
representamen representando un paralelismo en algo distinto, son metáforas.

2.278 El único modo de comunicar directamente una idea es por medio de un icono, y cada
método indirecto de comunicar una idea debe depender, para ser establecido, del uso de
un icono. Por tanto, toda afirmación debe contener un icono o conjunto de iconos, o bien
debe contener signos cuyo significado sea explicable sólo mediante iconos. La idea que el
conjunto de iconos (o el equivalente a un conjunto de iconos) contenido en una afirmación
significa puede denominarse predicado de la afirmación.

2.279 Volviendo ahora a la evidencia retórica, es un hecho familiar que hay


representaciones tales como los iconos. Cada imagen (sin importar lo convencional que
sea su método) es esencialmente una representación de esa clase. También lo es todo
diagrama, incluso aunque no haya parecido sensorial entre él y su objeto, sino sólo una
analogía entre las relaciones de las partes de cada uno. Particularmente merecedores de
atención son los iconos en los que el parecido es ayudado por reglas convencionales. De
este modo, una fórmula algebraica es un icono, convertido en tal por las reglas de
conmutación, asociación y distribución de los símbolos. Puede parecer a primera vista que
llamar icono a una expresión algebraica es una clasificación arbitraria, que podría también,
o mejor, considerarse como un signo convencional compuesto. Pero no es así, pues una
gran propiedad distintiva del icono es que mediante su observación directa pueden
descubrirse más verdades relativas a su objeto que aquellas que bastan para determinar
su construcción. De este modo, por medio de dos fotografías puede trazarse un mapa, etc.
Dado un signo convencional u otro signo general de un objeto, para deducir alguna verdad
distinta a aquella que significa explícitamente, es necesario, en todos los casos,
reemplazar ese signo por un icono. Esa capacidad de revelar la verdad inesperada es
precisamente aquello en lo que consiste la utilidad de las fórmulas algebraicas, de modo
que el carácter icónico es el que prevalece.

2.280 Que los iconos de clase algebraica, aunque normalmente muy simples, existen en
todas las proposiciones gramaticales ordinarias es una de las verdades filosóficas que la
lógica booleana saca a la luz. En toda escritura primitiva, como los jeroglíficos egipcios, hay
iconos de clase no-lógica, los ideogramas. En la forma de habla más temprana, había
probablemente un gran elemento de imitación. Pero en todas las lenguas conocidas, tales
representaciones han sido reemplazadas por signos auditivos convencionales. Estos, sin
embargo, son tales que solo pueden explicarse mediante iconos. Pero en la sintaxis de
cada lengua hay iconos lógicos de los que son ayudados por reglas convencionales.

2.281 Las fotografías, especialmente las fotografías instantáneas, son muy instructivas,
porque sabemos que en ciertos aspectos son exactamente como los objetos que
representan. Pero este parecido es debido a que las fotografías han sido producidas bajo
circunstancias tales que estaban físicamente forzadas a corresponder punto por punto con
la naturaleza. En ese aspecto entonces pertenecen a la segunda clase de signos, aquellos
por conexión física. El caso es diferente si supongo que las cebras son probablemente
obstinadas, o animales desagradables de otra manera, porque parecen tener una
semejanza general con los burros, y los burros son tercos. Aquí el burro sirve precisamente
como una semejanza probable de la cebra. Es verdad que suponemos que la semejanza
tiene una causa física en la herencia; pero, entonces, esa afinidad hereditaria sólo es en sí
misma una inferencia a partir del parecido entre los dos animales, y no tenemos (como en
el caso de la fotografía) ningún conocimiento independiente acerca de las circunstancias
de la producción de las dos especies. Otro ejemplo del uso de un parecido es el diseño que
hace un artista de una estatua, composición pictórica, construcción arquitectónica o pieza
decorativa, mediante cuya contemplación puede averiguar si lo que se propone será bello
y satisfactorio. La cuestión planteada se responde de este modo casi con certeza, porque
tiene que ver con cómo será afectado el artista mismo. Se encontrará que el razonamiento
de los matemáticos gira principalmente sobre el uso de los parecidos, que son las bisagras
mismas de las puertas de su ciencia. La utilidad de los parecidos para los matemáticos
consiste en que sugieren de una forma muy precisa nuevos aspectos de supuestos estados
de cosas.

2.282 Muchos diagramas no se parecen en absoluto a sus objetos en la apariencia; sus


parecidos consisten sólo en las relaciones de sus partes. De este modo, podemos mostrar
la relación entre las diferentes clases de signos mediante una llave:

Signos:

• Iconos

• Índices

• Símbolos
Esto es un icono. Pero el único aspecto en el que se parece a su objeto es en que la llave
muestra que las clases de iconos, índices y símbolos han de estar relacionadas unas con
otras y con la clase general de signos, como realmente lo están, de una forma general.
Cuando en álgebra escribimos ecuaciones una debajo de otra en un orden regular,
especialmente cuando ponemos letras parecidas para coeficientes correspondientes, ese
orden es un icono. Éste es un ejemplo:

a [1]x + b[1]y = n[1],

a[2]x + b[2]y = n[2].

Este es un icono en tanto que hace que parezcan semejantes las cantidades que están en
relaciones análogas con el problema. De hecho, toda ecuación algebraica es un icono en
tanto que exhibe por medio de los signos algebraicos (que en sí mismos no son iconos), las
relaciones de las cantidades implicadas.

Puede cuestionarse si todos los iconos son semejanzas o no. Por ejemplo, si se exhibe un
hombre bebido para mostrar, por contraste, la excelencia de la templaza, eso es
ciertamente un icono, pero puede dudarse si es o no una semejanza. La cuestión parece
algo trivial.

2. ÍNDICES GENUINOS Y DEGENERADOS

2.283 Un Índice o Sema es un Representamen cuyo carácter Representativo consiste en


que es un segundo individual. Si la Segundidad es una relación existencial, el Índice es
genuino. Si la Segundidad es una referencia, el Índice es degenerado. Un Índice genuino y
su Objeto deben ser individuos existentes (ya sean cosas o hechos), y su Interpretante
inmediato debe ser del mismo carácter. Pero, ya que todo individuo debe tener caracteres,
se sigue que un Índice genuino puede contener una Primeridad, y de este modo un Icono,
como una parte constituyente de él. Todo individuo es un Índice degenerado de sus propios
caracteres.

2.284 Los subíndices o hiposemas son signos que se convierten en tales principalmente
por su conexión real con los objetos. De este modo, un nombre propio, demostrativo
personal o pronombre relativo, o la letra asignada a un diagrama, denotan lo que denotan
debido a una conexión real con su objeto, pero ninguno de ellos es un Índice, ya que no son
individuos.

2.285 Examinemos algunos ejemplos de índices. Veo un hombre que camina


balanceándose. Esa es una indicación probable de que es marinero. Veo un hombre con
las piernas arqueadas con pantalones de pana, polainas y chaqueta. Esas son
indicaciones probables de que es un jinete o algo por el estilo. Un reloj de sol o un reloj
normal indican la hora del día. Los geómetras señalan con letras las diferentes partes de
sus diagramas y luego usan esas letras para indicar esas partes. Las letras son usadas de
forma similar por abogados y por otras personas. De este modo, decimos, si A y B están
casados uno con otro y C es su hija mientras que D es hermano de A, entonces D es tío de
C. Aquí A, B, C y D cumplen la función de pronombres relativos, pero son más convenientes
puesto que no requieren una colocación especial de las palabras. Un golpe en la puerta es
un índice. Cualquier cosa que centra la atención es un índice. Cualquier cosa que nos
sobresalta es un índice, en tanto que señala la unión entre dos porciones de la experiencia.
De este modo una explosión tremenda indica que algo considerable sucede, aunque no
sepamos exactamente cuál es el evento, pero puede esperarse que se conecte con alguna
otra experiencia.

2.286 Un barómetro bajo con un aire húmedo es un índice de lluvia. Esto es, suponemos
que las fuerzas de la naturaleza establecen una conexión probable entre el barómetro bajo
con aire húmedo y la lluvia que viene. Una veleta es un índice de la dirección del viento
porque en primer lugar toma realmente la misma dirección que el viento, de modo que hay
una conexión real entre ellos y, en segundo lugar, estamos constituidos de tal modo que,
cuando vemos una veleta señalando en una cierta dirección, nuestra atención se centra en
esa dirección y, cuando vemos la veleta girando con el viento, somos forzados por la ley de
la mente a pensar que esa dirección está conectada con el viento. La estrella polar es un
índice, o un dedo que señala, que nos muestra cuál es el norte. Un nivel de aire o una
fluctuación del plomo es un índice de la dirección vertical. Una vara para medir una yarda
podría parecer a primera vista un icono de una yarda, y así sería si simplemente se
pretendiera mostrar una yarda tanto como puede verse y estimarse que es una yarda. Pero
el propósito mismo de una vara de una yarda es mostrar una yarda más allá de lo que puede
estimarse por su apariencia. Eso lo hace como consecuencia de una comparación
mecánica exacta hecha con la barra que está en Londres y que se denomina la yarda. De
este modo, es una conexión real la que da a la barra de una yarda su valor como
representamen, y por lo tanto es un índice y no un mero icono.

2.287 Cuando un cochero exclama "¡Eh!" para atraer la atención de un peatón y hacer que
se salve, en tanto que esa es una palabra significativa, es, como se verá más abajo, algo
más que un índice; pero en tanto que su finalidad es simplemente actuar sobre el sistema
nervioso del que escucha y hacer que salga del camino, es un índice, porque sirve para
ponerle en conexión real con el objeto, que es su situación relativa respecto al caballo que
se aproxima. Supongamos que dos hombres se encuentran en un camino y uno de ellos le
dice al otro, "la chimenea de esa casa está encendida". El otro mira a su alrededor y
descubre una casa con persianas verdes y una galería que tiene una chimenea humeando.
Camina unas pocas millas y encuentra a un segundo viajero. Como un Simón el Simple le
dice, "la chimenea de esa casa está encendida". " ¿Qué casa?", le pregunta el otro. "¡Oh!,
una casa con persianas verdes y una galería", replica el simple. " ¿Dónde está la casa?",
pregunta el extraño. Desea algún índice que conecte su comprensión con la casa
significada. Las palabras solas no pueden hacer eso. Los pronombres demostrativos "esto"
y "eso" son índices, pues invitan al oyente a usar sus poderes de observación y a establecer
así una conexión real entre su mente y el objeto; y si el pronombre demostrativo hace eso
—sin lo cual no se comprende su significado— va a establecer tal conexión y por lo tanto
es un índice. Los pronombres relativos, "quien" y "que", demandan actividad de
observación de una manera muy parecida, sólo que con ellos la observación ha de dirigirse
a las palabras que van antes. Los abogados usan A, B y C prácticamente como pronombres
relativos muy efectivos. Para mostrar lo efectivos que son podemos señalar que los Sres.
Allen y Greenough en su admirable Gramática latina (aunque demasiado breve en la
edición de 1977), declaran que ninguna sintaxis concebible podría hacer desaparecer del
todo la ambigüedad de la siguiente frase, "A respondió a B que él pensó que C (su hermano)
era más injusto con él que con su propio amigo". Ahora bien, cualquier abogado afirmaría
eso con perfecta claridad, usando A, B y C como relativos de la siguiente manera:

(A)

A contestó a B que él (B), pensó que C


(de A) (A)

(su hermano (de B)) era más injusto consigo mismo, (B) que con su

(de A)

propio amigo (de B)

(de C)

Las terminaciones que en cualquier lenguaje declinativo se añaden a las palabras


"gobernadas" por otras palabras, y que sirven para mostrar cuál es la palabra que gobierna
repitiendo lo que se expresa en algún otro lugar de la misma manera, son de esa manera
índices del mismo carácter que el pronombre relativo. Cualquier fragmento de poesía latina
ilustra esto, como por ejemplo la frase de doce líneas que comienza "Jam satis terris". Tanto
en esas terminaciones como en A, B y C se confía en una semejanza para dirigir la atención
al objeto correcto. Pero esto no les convierte en iconos de ninguna manera importante,
pues no tiene importancia cuál sea la forma de las letras A, B y C o cuáles sean las
terminaciones. La circunstancia importante no es meramente que una ocurrencia de una
A sea como una ocurrencia anterior, sino que se comprenda que letras semejantes estarán
por la misma cosa, y esto actúa como una fuerza que dirige la atención desde una
ocurrencia de A a la anterior. Un pronombre posesivo es un índice de dos maneras: primero
indica al poseedor y, segundo, tiene una modificación que sintácticamente dirige la
atención a la palabra que denota la cosa poseída.

2.288 Algunos índices son instrucciones más o menos detalladas de lo que el oyente ha de
hacer para ponerse en conexión experiencial directa o en otra conexión con la cosa
significada. Así por ejemplo, el Servicio de Guardacostas edita "Avisos a los marineros",
dando la latitud y longitud, cuatro o cinco puntos de referencia de objetos prominentes etc.
y diciendo que hay una roca, banco de arena, boya o baliza. Aunque habrá otros elementos
en tales instrucciones, sin embargo son principalmente índices.

2.289 Junto con tales instrucciones indéxicas de qué hacer para encontrar el objeto
significado, deberían clasificarse esos pronombres que se denominarían pronombres
selectivos [o cuantificadores] porque informan al oyente de cómo ha de elegir uno de los
objetos propuestos, pero que los gramáticos denominan con la tan indefinida designación
de pronombres indefinidos. Dos variedades de estos son particularmente importantes en
lógica, los selectivos universales tales
como quivis, quilibet, quisquam, ullus, nullus, nemo, quisque, uterque, y en castellano
"algún", "cada", "todo", "no", "ningún", "cualquier cosa", "cualquiera", "todo", "alguien",
"nadie". Estos significan que el oyente tiene libertad para elegir cualquier caso que quiera
dentro de los límites expresados o comprendidos, y la afirmación ha de aplicarse a ese
caso. La otra variedad lógicamente importante consiste en los selectivos
particulares, quis, quispiam, nescio, quis, aliquis, quidam y en castellano "algo", "alguno",
"alguien", "un", "cierto", "uno u otro", "adecuado", "uno".

Junto con los pronombres anteriores están expresiones tales como "todos menos uno",
"uno o dos", "unos pocos", "casi todos", "todos los demás", etc. Junto con los pronombres
han de clasificarse los adverbios de lugar y tiempo, etc.

No muy diferentes a estos son "el primero", "el último", "el séptimo", "dos tercios de", "miles
de", etc.
2.290 Otras palabras indéxicas son las preposiciones y frases preposicionales, tales como
"a la derecha (o a la izquierda) de". Derecha e izquierda no pueden distinguirse mediante
ninguna descripción general. Otras preposiciones significan relaciones que, quizá, pueden
describirse, pero cuando se refieren, como hacen con más frecuencia de lo que se
supondría, a una situación relativa al lugar y actitud del hablante (observados o que se
supone que son conocidos experimentalmente) respecto a los del oyente, entonces el
elemento indéxico es el elemento dominante.

2.291 Los iconos y los índices no afirman nada. Si un icono pudiera interpretarse mediante
una frase, esa frase debería estar en un "modo potencial", esto es, meramente diría, "supón
que una figura tiene tres lados", etc. Si un índice se interpretara así, el modo debería ser
imperativo o exclamativo , como "¡mira ahí!" o "¡cuidado!". Pero la clase de signos que
vamos a considerar ahora están, por naturaleza, en el modo "indicativo" o, como debería
llamarse, declarativo. Por supuesto, pueden servir para la expresión de algún otro modo, ya
que podemos declarar que las afirmaciones son dudosas, o meras interrogaciones, o
requeridas imperativamente.

3. LA NATURALEZA DE LOS SÍMBOLOS

2.292 Un Símbolo es un Representamen cuyo carácter Representativo consiste


precisamente en que es una regla que determinará su Interpretante. Todas las palabras,
frases, libros y otros signos convencionales son Símbolos. Hablamos de escribir o
pronunciar la palabra "hombre", pero es sólo una réplica, o encarnación de la palabra, que
se pronuncia o se escribe. La palabra en sí misma no tiene ninguna existencia, aunque tiene
un ser real que consiste en el hecho de que los existentes se conformarán a ella. Es un
modo general de sucesión de seis sonidos o representamenes de sonidos que llegan a ser
un signo sólo por el hecho de que un hábito, o ley adquirida, hará que sus réplicas sean
interpretadas como significando un hombre u hombres. La palabra y su significado son
ambas reglas generales, pero, de las dos, sólo la palabra prescribe las cualidades de sus
réplicas en sí mismas. De otro modo la "palabra" y su "significado" no difieren, a menos que
se otorgue a "significado" algún sentido especial.

2.293 Un Símbolo es una ley o regularidad del futuro indefinido. Su Interpretante debe ser
de la misma descripción, y así debe ser también el Objeto inmediato completo, o
significado. Pero una ley gobierna necesariamente, o "es encarnada en", individuos, y
prescribe algunas de sus cualidades. En consecuencia, un constituyente de un Símbolo
puede ser un Índice, y un constituyente puede ser un Icono. Un hombre que camina con un
niño levanta su brazo en el aire y dice, "allí hay un globo". El brazo que señala es una parte
esencial del símbolo, sin la cual éste no transmitiría ninguna información. Pero si el niño
pregunta, "¿qué es un globo?", y el hombre responde, "es algo parecido a una gran pompa
de jabón", convierte a la imagen en una parte del símbolo. De este modo, mientras que el
objeto completo de un símbolo, es decir, su significado, es de la naturaleza de una ley, debe
denotar algo individual y debe significar un carácter. Un símbolo genuino es un símbolo que
tiene un significado general. Hay dos clases de símbolos degenerados, el Símbolo Singular
cuyo objeto es un individual existente, y que significa sólo esos caracteres que como
individual puede realizar, y el Símbolo Abstracto, cuyo único Objeto es un carácter.

2.294 Aunque el Interpretante inmediato de un Índice debe ser un Índice, sin embargo, ya
que su Objeto puede ser el Objeto de un Símbolo Individual [Singular], el Índice puede tener
un Símbolo tal como su Interpretante indirecto. Incluso un Símbolo genuino puede ser un
Interpretante imperfecto de él. De modo que un icono puede tener un Índice degenerado,
o un Símbolo Abstracto, como Interpretante indirecto, y un Índice genuino o Símbolo como
Interpretante imperfecto.

2.295 Un Símbolo es un signo naturalmente adecuado para declarar que el conjunto de


objetos que es denotado por cualquier conjunto de índices que pueda vincularse con él de
distintas maneras es representado por un icono asociado con él. Para mostrar lo que
significa esta complicada definición, tomemos como ejemplo de símbolo la palabra "amó".
Asociada a esta palabra hay una idea, que es el icono mental de una persona que ama a
otra. Ahora bien, hemos de entender que "amó" ocurre en una frase, pues lo que pueda
significar por sí misma, si es que significa algo, no es la cuestión. Dejemos entonces que la
frase sea "Ezequiel amó a Hulda". Ezequiel y Hulda, entonces, deben ser o contener
índices, pues sin índices es imposible designar aquello de lo que uno está hablando.
Cualquier mera descripción dejaría incierto si serían meros personajes de una canción.
Pero lo sean o no, los índices pueden designarlos. Ahora bien, el efecto de la palabra "amó"
es que el par de objetos denotados por el par de índices Ezequiel y Hulda es representado
por el icono o por la imagen que tenemos en nuestras mentes de un amante y su amado.

2.296Lo mismo es igualmente verdadero de cada verbo en modo indicativo y por supuesto
de todo verbo, pues los otros modos son meramente declaraciones de un hecho algo
diferente del expresado por el modo indicativo. En cuanto al nombre, teniendo en cuenta el
significado que tiene en la frase y no en tanto que está por sí mismo, se considera más
convenientemente como una porción de un símbolo. De este modo la frase, "todo hombre
ama a una mujer" es equivalente a "cualquier cosa que sea un hombre ama algo que es una
mujer". Aquí "cualquier cosa" es un índice selectivo universal, "es un hombre" es un
símbolo, "ama" es un símbolo, "algo que" es un índice selectivo particular, y "es una mujer"
es un símbolo.

2.297 La palabra Símbolo tiene tantos significados que sería un perjuicio para el lenguaje
añadir uno nuevo. No creo que la significación que le otorgo, la de un signo convencional,
o una que depende del hábito (adquirido o innato), sea tanto un nuevo significado como
una vuelta al significado original. Etimológicamente debería significar una cosa unida, así
como émbolo (embolum) es una cosa que entra en algo, un pasador, y parábola
(parabolum) es una cosa arrojada, seguridad colateral, e hipóbolo (hypobolum) es una cosa
arrojada debajo, un regalo prenupcial. Se dice usualmente que en la palabra símbolo el
unirse debe entenderse en el sentido de "conjeturar"; pero si ese fuera el caso
encontraríamos que, por lo menos a veces, significa una conjetura, un significado que
puede buscarse en vano en toda la literatura. Pero los griegos usaron "unir" (symballein)
muy frecuentemente para significar el hacer un contrato o convenio. Ahora bien, con
frecuencia y desde antiguo encontramos símbolo (symbolon) usado para significar un
contrato o convenio. Aristóteles llama al nombre un "símbolo", esto es, un signo
convencional. En griego, la fogata que se enciende para avisar es un "símbolo", esto es, una
señal sobre la que se está de acuerdo; una bandera o estandarte es un "símbolo"; un santo
y seña es un "símbolo"; un distintivo es un "símbolo"; el credo de una iglesia se llama
"símbolo" porque sirve como distintivo o dogma; una entrada de teatro se llama "símbolo";
cualquier vale o cheque que le autoriza a uno a recibir algo es un "símbolo". Más aún,
cualquier expresión de sentimiento se llama un "símbolo". Esos eran los principales
significados de la palabra en el lenguaje original. El lector juzgará si son suficientes para
sostener mi afirmación de que no estoy distorsionando seriamente la palabra al emplearla
como me propongo hacer.

2.298 Cualquier palabra ordinaria como "dar", "pájaro", "matrimonio" es un ejemplo de


símbolo. Es aplicable a cualquier cosa que se encuentre que realiza la idea conectada con
la palabra. En sí misma, no identifica a esas cosas. No nos muestra un pájaro, ni realiza
delante de nosotros una donación o un matrimonio, pero supone que somos capaces de
imaginar esas cosas y que hemos asociado la palabra con ellas.

2.299 En los tres órdenes de signos, Icono, Índice, Símbolo, puede señalarse una
progresión regular de uno, dos, tres. El icono no tiene conexión dinámica con el objeto que
representa; simplemente sucede que sus cualidades se parecen a las de ese objeto, y
provocan sensaciones análogas en la mente para la que es una semejanza. Pero realmente
permanece sin conexión con ellas. El índice está conectado físicamente con su objeto;
hacen un par orgánico, pero la mente que lo interpreta no tiene nada que ver con esa
conexión, excepto señalarla una vez establecida. El símbolo se conecta con su objeto en
virtud de la idea de la mente que usa símbolos, sin la que no existiría ninguna conexión.

2.300 Toda fuerza física reacciona entre un par de partículas, cada una de las cuales puede
servir como índice de la otra. Por otra parte, encontraremos que cada operación intelectual
implica una tríada de símbolos.

2.301 Un símbolo, como hemos visto, no puede indicar ninguna cosa particular, denota una
clase de cosas. No sólo eso, sino que es en sí mismo una clase y no una cosa singular.
Puedes escribir la palabra "estrella", pero eso no te convierte en creador de la palabra, ni
tampoco si la borras has destruido la palabra. La palabra vive en las mentes de aquellos
que la usan. Incluso si están todos dormidos, existe en su memoria. De modo que podemos
admitir, si existe razón para hacerlo, que los generales son meras palabras, sin decir en
absoluto, como Ockham suponía, que son realmente individuos.

2.302 Los símbolos crecen. Llegan a ser por desarrollo a partir de otros signos,
particularmente de los iconos, o de signos mixtos que participan de la naturaleza de los
iconos y de los símbolos. Pensamos sólo en signos. Esos signos mentales son de
naturaleza mixta. Sus partes simbólicas se llaman conceptos. Si un hombre hace un nuevo
símbolo, es a través de pensamientos que envuelven conceptos. De modo que un nuevo
símbolo puede crecer sólo a partir de símbolos. Omne symbolum de symbolo. Un símbolo,
una vez que es, se extiende entre las gentes. En el uso y en la experiencia, su significado
crece. Palabras tales como fuerza, ley, riqueza, matrimonio, tienen para nosotros
significados muy diferentes de aquellos que tenían para nuestros bárbaros antepasados.
El símbolo puede decirle al hombre, como la esfinge de Emerson:

De tu ojo soy la pupila.

4. SIGNO:

2.303 Algo que hace que alguna otra cosa (su interpretante) se refiera a un objeto al que él
mismo se refiere (su objeto) de la misma manera, el interpretante llegando a ser a su vez un
signo, y así hasta el infinito.

Sin duda, la consciencia inteligente debe entrar en la serie. Si la serie de interpretantes


sucesivos llega a un final, el signo es por eso considerado al menos como imperfecto. Si
una idea interpretante, habiendo sido determinada en una consciencia individual, no
determina ningún signo exterior, sino que esa consciencia llega a ser aniquilada o pierde de
otra manera toda memoria o cualquier otro efecto significante del signo, llegará a ser
absolutamente imposible descubrir que alguna vez hubo tal idea en esa consciencia; y en
ese caso es difícil ver cómo podría tener algún significado decir que esa consciencia tuvo
alguna vez la idea, puesto que el decirlo sería un interpretante de esa idea.

2.304 Un signo es o bien un icono, un índice o un símbolo. Un icono es un signo que


poseería el carácter que le convierte en significante incluso aunque su objeto no existiera,
así como una raya de lápiz representa una línea geométrica. Un índice es un signo que
perdería al instante el carácter que le convierte en signo si su objeto desapareciera, pero
no perdería ese carácter si no hubiese interpretante. Tal, por ejemplo, es un trozo de madera
con un orificio de bala en él como señal de disparo, pues sin disparo no habría habido
orificio. Pero hay un orificio ahí, tenga alguien el buen sentido de atribuírselo a un disparo o
no. Un símbolo es un signo que perdería el carácter que lo convierte en signo si no hubiera
interpretante. Tal es cualquier expresión de habla que significa lo que significa sólo en
virtud de que se comprende que tiene esa significación.

5. ÍNDICE:

2.305 Un signo, o representación que se refiere a su objeto no tanto a causa de alguna


similaridad o analogía con él, ni tampoco a causa de que esté asociado con caracteres
generales que de hecho ese objeto posee, sino porque está en conexión dinámica (incluida
una conexión espacial) tanto con el objeto individual, por una parte, como con los sentidos
o memoria de la persona para la que funciona como signo, por otra parte.

Ningún hecho concreto puede afirmarse sin el uso de algún signo que sirva como índice. Si
A le dice a B, "hay fuego", B preguntará, "¿dónde?". Por lo tanto A está obligado a recurrir a
un índice, incluso aunque sólo se esté refiriendo a algún lugar en el universo real, pasado y
futuro. De otro modo, sólo ha dicho que hay una idea tal como el fuego, lo que no
proporcionaría ninguna información, pues a menos que fuera ya conocida, la palabra
"fuego" sería ininteligible. Si A señala con su dedo el fuego, su dedo está conectado
dinámicamente con el fuego, tanto como si una alarma de incendios automática lo hubiera
vuelto directamente en esa dirección, mientras que también fuerza a los ojos de B a
volverse en esa dirección, a que ponga su atención en eso y a que su entendimiento
reconozca que su pregunta ha sido respondida. Si la respuesta de A es "a mil yardas de
aquí", la palabra "aquí" es un índice, pues tiene exactamente la misma fuerza que si hubiera
señalado enérgicamente al suelo entre B y él. Más aún, la palabra "yarda", aunque está por
un objeto de clase general, es indirectamente indéxica, ya que los mismos palos para medir
una yarda son signos del modelo parlamentario, y eso no porque tengan cualidades
similares, pues todas las propiedades pertinentes de una barra pequeña son, hasta donde
podemos percibir, las mismas de una grande, sino porque cada una de ellas ha sido real o
virtualmente llevada hasta el prototipo y sujeta a ciertas operaciones dinámicas, mientras
que la fuerza asociativa trae a nuestras mentes, cuando vemos una de ellas, varias
experiencias, y nos lleva a considerarlas como relacionadas con una longitud fija, aunque
puede que no hayamos reflexionado acerca de que ese modelo es una barra material. Las
consideraciones anteriores pueden llevar al lector a suponer que los índices hacen
referencia exclusiva a objetos de experiencia, y que no habría uso para ellos en la
matemática pura, tratando, como hacen, con creaciones ideales, sin considerar si se
realizan en algún lugar o no. Pero las construcciones imaginarias del matemático, e incluso
los sueños, se aproximan tanto a la realidad como para tener un cierto grado de fijeza, y
como consecuencia de él pueden ser reconocidos e identificados como individuos. En
resumen, hay una forma degenerada de observación que se dirige a las creaciones de
nuestras propias mentes, usando la palabra observación en su sentido pleno, es decir,
implicando algún grado de fijeza y quasi-realidad en el objeto al que tratan de conformarse.
En consecuencia, encontramos que los índices son absolutamente indispensables en
matemáticas, y hasta que se comprendió esta verdad todos los esfuerzos para reducir a
reglas la lógica de las relaciones triádicas y mayores falló, mientras que, tan pronto como
fue comprendida, el problema se solucionó. Las letras ordinarias del álgebra que no
presentan ninguna peculiaridad son índices. También lo son las letras A, B, C, etc.
asociadas a figuras geométricas. Los abogados y otras personas que tienen que explicar un
asunto complicado con precisión recurren a las letras para distinguir a los individuos. Las
letras usadas así son meros pronombres relativos mejorados. De este modo, mientras que
los pronombres demostrativos y personales son, tal y como se usan ordinariamente,
"índices genuinos", los pronombres relativos son "índices degenerados", pues aunque
pueden referirse accidental e indirectamente a cosas existentes, se refieren directamente,
y sólo necesitan referirse, a las imágenes en la mente que las palabras previas han creado.

2.306 Los índices pueden distinguirse de otros signos o representaciones por tres señales
características: primera, que no tienen ninguna semejanza significante con sus objetos;
segunda, que se refieren a individuos, a unidades singulares, a colecciones de unidades
singulares, o a continuos singulares; tercera, que dirigen la atención a sus objetos por
fuerza ciega. Pero sería difícil, si no imposible, tomar un caso de un índice absolutamente
puro, o encontrar algún signo absolutamente privado de cualidad indéxica.
Psicológicamente la acción de los índices depende de la asociación por contigüidad, y no
de la asociación por semejanza o de operaciones intelectuales.

6. SÍMBOLO:

2.307 Un signo que se constituye como signo mera o principalmente por el hecho de que
es usado y comprendido como tal, ya sea el hábito natural o convencional, y sin considerar
los motivos que originalmente gobernaron su selección.

Aristóteles usa Symbolon en este sentido muchas veces en el Peri hermeneias, en


el Sophistici Elenchi y en otros lugares.

2.308 THEMA: una palabra propuesta en 1635 por Burgersdicio [Burgerdijk] en su Lógica (I,
ii, parágrafo 1) para aquello "quod intellectui cognoscendum proponi potest", pero lo que
parece que él quiere decir es lo que Aristóteles en ocasiones expresa vagamente por logos,
el objeto inmediato de un pensamiento, un significado.

Es de la naturaleza de un signo, y en particular de un signo que llega a ser significante por


un carácter que reside en el hecho de que será interpretado como signo. Por supuesto nada
es un signo a menos que sea interpretado como signo, pero el carácter que hace que sea
interpretado como refiriéndose a su objeto puede ser uno que podría pertenecerle con
independencia de su objeto y aunque ese objeto no hubiera existido nunca, o puede estar
en una relación respecto a su objeto que sería exactamente la misma si fuera interpretado
como signo o no. Pero el thema de Burgersdicio parece ser un signo que, como una palabra,
está conectado con su objeto por una convención de que se entenderá así, o más bien por
un instinto natural o acto intelectual que lo toma como representativo de su objeto sin que
tenga lugar necesariamente ninguna acción que pudiera establecer una conexión fáctica
entre signo y objeto. Si éste era el significado de Burgersdicio, su thema es lo mismo que el
"símbolo" del presente escritor.

Traducción de Sara F. Barrena (2005)

Fin de "El icono, el índice y el símbolo" (c. 1893-1902). Traducción castellana de Sara
Barrena. Fuente textual en CP 2.274-308.

También podría gustarte