TEMA 3º. ARISTÓTELES (384-322 a. de C.
MARCO HISTÓRICO, SOCIOCULTURAL Y FILOSÓFICO
Aristóteles nació en el S.IV a. de C. en la ciudad de Estagira, (de ahí el
sobrenombre de “el estagirita”), en la costa nororiental de Grecia, se hallaba
ocupada por tracios y macedonios, reinos que los civilizados griegos del sur
consideraban casi bárbaros, puesto que ni siquiera estaban organizados en polis
sino en monarquías tribales. Fue discípulo de Platón en la Academia, durante veinte
años y preceptor de Alejandro Magno, hijo de Filipo II de Macedonia. Alejandro inició
el período de conquistas que llevan a Grecia a la condición de imperio y a su
expansión por Persia, Egipto y la India. En sus múltiples campañas por todo el
mundo se hacía acompañar por los grandes científicos del momento, los cuales
recopilaban materiales que enviaban a Aristóteles para clasificarlos. Este fundó su
propia escuela, el Liceo, el cual contaba con un largo paseo porticado -el perípatos-
en donde Aristóteles daba sus clases paseando, razón por la cual a los aristotélicos
se les conoció en el futuro como los peripatéticos.
A la muerte de Alejandro Magno, el imperio se desmembró dando lugar a las
grandes unidades políticas que se conocen con el nombre de monarquías
helenísticas. El proceso de helenización extendió la cultura griega a los dominios
del antiguo imperio persa, aunque el intercambio cultural fue mutuo.
Aristóteles fue un discípulo distinguido. En la Academia de Platón se valoraba
sobremanera la posibilidad de que un filósofo pudiera dedicarse a la formación de
un gobernante poderoso, para que éste pudiera luego llevar a la práctica una
política inspirada en la filosofía. Por eso, la oportunidad que se le presentó a
Aristóteles cuando fue requerido por Filipo II para que fuera el preceptor de
Alejandro, era la gran ocasión soñada por cualquier miembro de la Academia. La
oportunidad que le brindó Alejandro le permitió también realizar una importante
labor de clasificación de elementos naturales, dando gran importancia al estudio de
la naturaleza, la physis, volviendo de este modo a la preocupación presocrática de
interés por la naturaleza, que habían dejado atrás Sócrates y los sofistas, con el
giro antropológico. Esto hace que Aristóteles sea un pensador sistemático, dando
lugar a una gran síntesis en el planteamiento y solución de todos los problemas
filosóficos planteados hasta el momento. El estagirita trata de conciliar la
posibilidad de una ciencia de la naturaleza (physis), negada por la imposibilidad de
compatibilizar la postura de Parménides y Heráclito respecto al cambio o
movimiento y que da lugar a que Platón identifique el verdadero ser, el
mundo de las Ideas, con lo inmutable y la realidad inferior, el mundo
sensible con la apariencia, copia de las ideas (dualismo platónico). Aristóteles no
percibe en ese dualismo una verdadera solución al problema, se trata de unir
ambos sin ponerlos en diferentes y contrapuestos ámbitos. Los escritos aristotélicos
son, en parte, apuntes de las clases que impartía. Se ha perdido casi la totalidad de los
textos que Aristóteles redactó para su publicación (obras exotéricas), mientras que
conservamos muchos de sus apuntes (obras esotéricas) para las clases del Liceo. Entre
sus obras destacan Metafísica, Tratados de Lógica, Política, Acerca del alma,
Eudemo o sobre la inmortalidad del alma, Física, Retórica y Ética Nicomaquea
(texto PAU).
La filosofía Aristotélica tendrá una gran influencia en la filosofía medieval,
concretamente en Santo Tomás de Aquino, a quien llega a través del filósofo árabe
Averroes.
EL TEMA DEL CONOCIMIENTO Y LA REALIDAD EN ARISTÓTELES.
Como Platón, Aristóteles trata de resolver la pregunta por el ser, ¿en qué
consiste eso que llamamos realidad? Pero no va a identificarlo con una realidad
trascendente, más allá de esta que vemos. Lo que hace a algo real, esto es, su
esencia, aquello en lo que consiste y le identifica, debe de encontrarse en la cosa
misma cuya realidad se explica. De este modo, modifica el dualismo platónico que
escindía la realidad en dos mundos completamente diferentes, el de las ideas y el
de las cosas. El ser es algo común a todas las cosas que forman un grupo o
conjunto por sus características, también cada una de esas cosas, es, en sí misma,
en el sentido de existir. Pero es ese ser común, compartido, el objeto último del
conocimiento, porque el individuo es en sí mismo inefable o incognoscible. Por
tanto, no cabe el relativismo ni el escepticismo (contra los sofistas); pero el objeto
de conocimiento no constituye tampoco una realidad separada de la cosa misma
(contra Platón). Con esto Aristóteles recupera el mundo sensible y la importancia de
la physis o naturaleza. Las cosas naturales, todas, tienen en sí mismas un
principio de movimiento/cambio o bien por el contrario una tendencia al
reposo, ( lo que las diferencia de los productos de arte, elaborados por el hombre,
que también cambian, pero no en base a una tendencia interna). Esa tendencia a
cambiar o a quedarse quieta como la puede tener una piedra, deriva del hecho de
que todo lo natural tiende a realizar sus potencialidades o posibilidades, éstas son
las propiedades que un ser aún no tiene, pero que puede llegar a tener por su
propia naturaleza. Aristóteles deja claro que esa tendencia al cambio no les
convierte en un no-ser, en la nada absoluta. No podemos oponer sin más, el ser al
no-ser, existe también el concepto de potencia o de no-ser relativo. Con el concepto
de potencia-acto, resuelve Aristóteles el problema del cambio o movimiento. Ser y
no-ser no son términos absolutamente opuestos o contrapuestos. Existe un término
medio entre ambos: la potencialidad. Entendiendo por potencia lo que las cosas aún
no son, pero pueden llegar a ser. Así una semilla, aún no es planta; pero puede
llegar a serlo. Porque aún tenga potencialidades por desarrollar no es la nada
absoluta. Es un ser sujeto al cambio, simplemente.
Para Aristóteles la realidad debe hallarse en el mundo de la
experiencia sensible. El objeto individual sensible es el único que posee
existencia plena y separada. Él lo llama sustancia, y lo entiende como sustancia
primera. Así, una mesa, un bolígrafo, un libro, etc… son sustancias. Aristóteles se
fija en el lenguaje para poder explicar esa realidad concreta. Para poder
comprenderla debemos analizar separadamente sus elementos lógicos,
categorías, lo que podemos decir de cada cosa concreta, lo que podemos predicar
de ella. Por ejemplo, el lugar en el que está, sus cualidades, cantidades, sus
relaciones. No es lo mismo decir Sócrates (individuo concreto, sustancia primera) es
un hombre=animal racional (sustancia segunda), que decir es alto (cualidad) o
tiene 40 años (cantidad). Hay muchas maneras de decir el ser, lo que cada cosa
es, lo que podemos predicar de ella: lugar, tiempo, posesión, situación, relación,
acción, pasión… La mayor parte son accidentes, cosas que pueden darse o no
darse en la cosa concreta. Sócrates puede adelgazar, envejecer, trasladarse.. y su
cantidad y cualidad cambiarán. Pero no dejará de ser hombre (esencia de Sócrates,
mientras viva). Su esencia, lo que la cosa es, es sustancia (segunda), no es
accidente y está dentro de la cosa misma. No es una idea, no es algo trascendente.
Es lo universal y el verdadero objeto del conocimiento, porque es lo que no cambia
y lo que todas las cosas de ese tipo tienen en común. Lo conocemos a través de la
definición. Definimos una cosa cuando conocemos el género al que pertenece y la
diferencia específica que lo distingue frente a otros del mismo grupo. Por ejemplo,
Sócrates es, como todos los hombres, un animal (género), pero se diferencia de
todos los demás animales por ser un animal racional (diferencia específica).
Pero ese modo de entender y explicar la realidad no debe inducirnos al error
de considerar estos aspectos lógicos como algo que posea una realidad
independiente, la sustancia segunda define a las cosas, les hace ser lo que son,
pero es un error (en el que había caído Platón) el atribuir a las Ideas una existencia
separada de la materia, sólo porque sea nuestra manera de entender las cosas. La
consideración de las ideas como una realidad separada multiplicaría
innecesariamente los seres. Además el concepto de participación no resolvería
todos los problemas. Por ejemplo, no se entiende por qué cambian las cosas o de
quién copian ese cambio o movimiento, si aquéllas copian a las ideas, y sin
embargo, éstas no cambian. La respuesta de Aristóteles frente al idealismo
platónico es el realismo. Las cosas (res en latín) son la verdadera realidad, les da
el nombre de sustancias, entendiéndolas como sustancias primeras, que llevan
incorporada la sustancia segunda (la esencia, lo que les hace ser, lo universal, que
es común a todas las cosas que pertenecen a un mismo grupo, por ejemplo, los
paraguas. Todos tienen en común la misma propiedad – parar la lluvia- esta es la
esencia o sustancia segunda de todo objeto de este tipo y cada uno de esos
objetos, es una realidad concreta, la sustancia primera). De ella se dicen la
sustancia segunda y los accidentes (las categorías que se definen como
modalidades del ser y como predicamentos del ser). Esta doble consideración
responde al paralelismo entre ser y realidad que ya establecía Parménides.
Parménides había llegado a afirmar que el nacimiento, cambio o
destrucción eran imposibles. La solución al problema del movimiento radica,
según Aristóteles en el concepto de lo que es en potencia. Todo lo que
experimenta cambio (movimiento) pasa de ser potencialmente a ser en
acto. Los objetos naturales cambian para desarrollar sus potencialidades, como
atraídos hacia una finalidad, su estado de máxima perfección. Esto es una forma
de incorporar la idea del Bien de Platón y recibe el nombre de teleología
(finalidad). Y ese cambio o movimiento es posible debido a que todo objeto
sensible es un compuesto hilemórfico, tiene una materia concreta en la que se
realiza una forma. Su cambio consiste en ganar una forma o perder una forma. Esa
forma no es entendida como forma física, dado que la forma que se gana o pierde
en determinados cambios como el nacimiento y la muerte (generación y corrupción)
es la propia esencia del ser concreto, la sustancia segunda. Un cigarro que
consumo, por completo, ha perdido su forma de cigarro para convertirse en ceniza.
Por el contario, los cambios accidentales afectan, solo a accidentes (tamaño,
cualidad, relación, etc). Esta doctrina se conoce con el nombre de hilemorfismo
(hýle = materia; morfé = forma). Todos los seres físicos son compuestos
hilemórficos, pero hay un ser (el motor inmóvil que es puro acto y pura forma), sin
mezcla alguna de materia.
La materia es el sustrato del ser, aquello que permanece o subyace a todo
tipo de cambios. La materia es por su naturaleza incognoscible, no podemos
conocerla privada de la forma, puesto que no encierra más que la pura
indeterminación del ser, la potencialidad que sólo se realizará al adquirir la forma
que la determine como esta o aquella cosa de tal o cual especie.
La forma o la esencia de una cosa es su definición. Para definir algo hay que
conocer su esencia, y conocer su esencia es conocer su función, su finalidad
(actualidad). (Al describir una casa, quienes dicen “piedras, ladrillos y
madera” (=materia), describen lo que es una casa en potencia, porque estos son
sus materiales, mientras que quienes la definen como “un receptáculo y abrigo para
cuerpos y bienes materiales” describen lo que es la casa en acto, una vez que
ha adquirido su forma).
El término actualidad (ser en acto) puede aplicarse al compuesto de
materia y forma (ser sensible), cuando ha completado su desarrollo (cuando ha
alcanzado su finalidad, es decir, cuando ha adquirido la forma que le es propia).
Aunque también el acto puede relacionarse solo con la forma, por ejemplo, en el
caso del Motor Inmóvil.
Los seres naturales estudiados por la Física son definidos por Aristóteles
como aquellos que contienen en sí mismos la fuente del movimiento y el reposo, en
cuanto opuestos a los productos del arte [seres artificiales] (camas, vestidos,
etc.), los cuales no tienen por sí mismos la facultad de cambio interno. La
naturaleza es la fuente y causa del movimiento y el reposo en los seres naturales ,
concibiéndose como algo en proceso hacia una serie de objetivos o estados finales.
LA SUSTANCIA INMÓVIL (EL MOTOR INMÓVIL) (DIOS)
Según Aristóteles, el movimiento es el paso del ser en potencia al ser en
acto. Para pasar de la potencia al acto es necesaria la acción de una causa. Nada
puede moverse, cambiar u originarse por sí mismo porque ello equivaldría a estar
en potencia y en acto al mismo tiempo, lo cual es contradictorio. Pero, puesto que
el movimiento existe, debe haber una causa última: un retroceso infinito de los
estados intermedios, que causan el movimiento porque a su vez son movidos por
otra cosa, no explica nada. En consecuencia, sólo una cosa puede estar al comienzo
de todo y constituir el principio universal, es decir, lo que tiene capacidad de iniciar
el movimiento en otros sin moverse ello mismo. Debe existir, y ha existido siempre,
como motor, una sustancia cuya verdadera esencia es la actualidad ( Acto Puro),
sin mezcla de materia o potencialidad: Dios (Motor Inmóvil). Este tiene por única
actividad el autoconocimiento de sí mismo. Y mueve exclusivamente como causa
final, no como causa eficiente.
Aristóteles entiende que para explicar la realidad hay de conocer sus causas.
Diferenciando 4: material, formal, eficiente y final. Las identifica respectivamente:
con aquello de que están hechas; lo que les hace ser lo que son; el origen del
cambio; y la tendencia que deriva de su naturaleza. El mármol es causa material de
una escultura; su modelo es la causa formal; el escultor, la eficiente; y su objetivo,
la final. El motor inmóvil sólo es causa formal y final. Al no tener materialidad ni
potencialidad alguna, no puede cambiar: ya es perfecto.
ONTOLOGÍA Y TEOLOGÍA
La Filosofía Primera (Metafísica) no investiga un género particular del ser
(como, por ejemplo, la Física, que se ocupa del ser en movimiento) sino el ser en
cuanto ser. Es la ciencia más universal, pues estudia aquello que tienen en común
todos los objetos físicos: el ser. Pero en el mundo físico nada es plenamente real en
la medida en que todo contiene un elemento de materia, de potencialidad no
realizada. Por tanto, será parte de la tarea de la Filosofía Primera hallar si existe
algún ser que sea actualidad pura, sin las trabas de la materia que es potencialidad.
LA DOCTRINA DE LAS CAUSAS. LA ANTERIORIDAD DEL ACTO (FORMA).
CONOCIMIENTO.
Conocer un objeto es conocer la causa del mismo. Se habla de la causa en cuatro
sentidos: (1) la sustancia o esencia (forma), (2) la materia o sustrato, (3) aquello de donde
procede el movimiento (causa agente o eficiente) y (4) el fin y el objetivo del movimiento
(causa final).
Para que algo se origine, debe existir ya un ejemplo perfecto de su causa. En
términos aristotélicos, el acto es anterior a la potencia tanto desde el punto de vista lógico
como cronológico, puesto que el movimiento es el paso de la potencia al acto y para ello es
necesaria la acción de una causa, por lo que debe haber previamente otro ser en acto que
posea la forma que debe adquirir el nuevo ser. La anterioridad del acto respecto a la potencia
implica también la preeminencia de la forma sobre la materia.
Las causas formal y eficiente están unidas en el mismo ser individual frente a la
causa material (por eso hablamos de un compuesto de materia y forma). La causa eficiente
de un animal (ser natural) es un animal, es decir, un ser poseedor de la forma que va a
realizarse en la cría. La causa eficiente de una casa (ser artificial) es su constructor, pero sólo
puede serlo en virtud de tener la forma (el proyecto) en su cabeza.
1. 2.2EL CONOCIMIENTO
LA LÓGICA. LAS CATEGORÍAS. LA SUSTANCIA PRIMERA Y SEGUNDA. LOS
ACCIDENTES. CRÍTICA ARISTOTÉLICA DE LA TEORÍA DE LAS IDEAS DE
PLATÓN
La Lógica, denominada Analítica por Aristóteles, no es una de las ciencias sino el
preliminar necesario para toda ciencia. Es un análisis de los procesos del pensamiento tal y
como deben expresarse en el lenguaje, realizado con el fin de ayudarnos a razonar
correctamente.
Los elementos del pensamiento tal y como se expresan en el lenguaje son:
los términos (palabras individuales), las proposiciones (combinaciones de términos)
y las deducciones (combinaciones de proposiciones), también llamadas
razonamientos o silogismos.
Los términos (palabras) se agrupan en clases o categorías. Categoría
significa predicado y representa aquello que puede decirse de las cosas
individuales. La categoría fundamental es la sustancia, el resto son accidentes
(cualidad, cantidad, lugar, tiempo, etc.).
Sustancia primera es, según Aristóteles, aquello que no se predica de un
sujeto, el ser individual compuesto por materia y forma, (Ejemplos: “Sócrates”,
”esta mesa”, ”este gato”)
De modo que la sustancia individual es la única que merece llamarse
sustancia o ser en sentido pleno y propio. Aquí aparece la reacción contra Platón:
Las Formas o Ideas, en el sentido de especies y géneros, sustancias
verdaderas para Platón, son relegadas a la posición de predicados de las
cosas reales. Sin embargo, un objeto individual se comprende abstrayendo y
estudiando la forma específica que comparte con otros de su clase. Aristóteles
mantiene que las Formas (Ideas) existen, pero realizadas en las cosas
concretas. De este modo se evitan los problemas que planteaba la teoría de las
Ideas de Platón. Aristóteles dice que es un contrasentido establecer, como hacen
los platónicos, que el verdadero ser de Sócrates esté fuera de Sócrates, en un
mundo aparte. La esencia de las cosas no puede estar fuera de ellas
A) LOS PRIMEROS PRINCIPIOS DE LA DEMOSTRACIÓN. LA INDUCCIÓN
En su exposición del silogismo o deducción, Aristóteles sostiene que la ciencia
consiste en una argumentación descendente a partir de premisas generales para llegar a
conclusiones particulares. Dado que la ciencia no podría progresar si tuviéramos que buscar
siempre premisas anteriores en las que apoyar las premisas de la deducción, debemos
asumir una serie de proposiciones o principios fundamentales de carácter indemostrable. En
lógica son: el principio de identidad (toda cosa es idéntica a sí misma), el de contradicción
(no puede ser verdad al mismo tiempo una cosa y su opuesta) y el de tercero excluido (en
una contraposición o contradicción uno de los términos es necesariamente verdad). Así si X
no está vivo, entonces está muerto. Llegamos a conocer los primeros principios no por un
proceso de deducción o demostración, sino mediante la inducción, por la cual la sensación
nos lleva a lo universal.
Según Aristóteles, la base de todo conocimiento es la sensación, común a
todos los seres animales, aunque sólo algunos poseen la capacidad de ir más allá
de la sensación. En ellos el proceso mental asciende en primer lugar al recuerdo y
luego (sólo en el ser humano) a una generalización (lógos). El conocimiento de lo
universal reside en el noûs (entendimiento o intelecto. Ese proceso de retener
imágenes para formar conceptos separando lo accidental de lo esencial, se
denomina abstraer, y es con el que elaboramos las ideas o conceptos universales.
Se realiza con dos entendimientos; el agente que actúa separando lo innecesario o
particular; y el paciente que elaborando el concepto lo aplica a lo particular.
B) LAS DIVISIONES DEL CONOCIMIENTO
Según Aristóteles, todo conocimiento (ciencia, saber) es práctico, o
productivo o teorético. Hay tres filosofías o ciencias teoréticas: las
Matemáticas, la Física y la Teología o Filosofía Primera (Metafísica)
CONOCIMIENTO
PRÁCTICO PRODUCTIVO TEORÉTICO
FÍSICA
ÉTICA ARTES MATEMÁTICAS
POLÍTICA Ej. Arquitectura TEOLOGÍA O
Medicina FILOSOFÍA PRIMERA
La Filosofía o saber teorético (ciencias teoréticas) es un saber
desinteresado que no se busca por su utilidad o sus aplicaciones prácticas. Tiene
por objeto el ser que siempre es y no está sujeto a cambio (el ser necesario). No
obstante, Aristóteles incluye a la Física (ciencia que estudia los seres capaces de
movimiento) entre las ciencias teoréticas, pues el atributo fundamental del
conocimiento teorético es su independencia de la acción humana. Así, los objetos
que estudia la Física no son inmutables como el objeto de la Teología (el Motor
Inmóvil o Dios), pero al menos tienen la causa de su movimiento en sí mismos,
mientras que los objetos de las ciencias prácticas y las ciencias productivas
(las acciones y los productos fabricados por el hombre respectivamente)
dependen para su realización de la intervención humana, que está sujeta a
variaciones por moverse en el ámbito de la libertad y no de la necesidad.
El saber productivo (téchne = arte, técnica) es un saber especializado, un
oficio basado en el conocimiento. Su carácter productivo permite oponer la téchne
a la ciencia teorética (Filosofía), la cual comporta el rasgo de un saber
desinteresado, no orientado a la producción sino al conocimiento.
La Filosofía no es, por tanto, una ciencia productiva (téchne), y eso lo
demuestran los primeros que filosofaron, pues empezaron a hacerlo al quedarse
maravillados ante las cosas y no buscando satisfacer una necesidad. Los primeros
que filosofaron lo hicieron para huir de la ignorancia y no por utilidad alguna. Esto
puede verse en el hecho de que la filosofía surgiera cuando ya estaban inventadas
las ciencias relativas a la satisfacción de las necesidades básicas humanas y
también todos los conocimientos relativos al placer y a la diversión.
La Ética y la Política no son ciencias teoréticas sino prácticas (Praxis =
acción) Con ellas se trata de asegurar el comportamiento mejor en el individuo y
en la sociedad. Donde se halla implicada la virtud, no basta con saber lo que es: hay
que poseerla y usarla.
PSICOLOGÍA. LAS SUSTANCIAS VIVIENTES Y EL ALMA. EL HOMBRE
A diferencia de Platón, el cuerpo no es la cárcel o prisión del alma, sino su
forma, que se da en una materia. El hombre es un compuesto hilemórfico.
El alma es no sólo el motor del conocimiento, sino el principio de la vida y
desde ella hay que entender el estudio de la biología y de la psicología. Aristóteles
distingue tres funciones en el alma: vegetativa, sensitiva e intelectiva. Cada
función superior incluye siempre las inferiores, y hay una escala o jerarquía en los
seres vivientes de acuerdo con la realización de esas funciones. Las plantas tienen
sólo alma vegetativa, que permite las actividades vitales más básicas como la
reproducción, el crecimiento y la nutrición; los animales, vegetativa y sensitiva,
que permite el conocimiento inferior o sensible (la percepción), el apetito inferior
(los deseos y apetitos que tienen que ver con el cuerpo como el deseo sexual o las
ganas de comer) y el movimiento local, y los seres humanos, vegetativa, sensitiva
e intelectiva; gracias a esta última el hombre posee las actividades vitales propias
de la voluntad o apetito superior y del intelecto o entendimiento.
Aristóteles no acepta el dualismo platónico. Como las sustancias sensibles se
componen de materia y forma, también el ser humano se compone de cuerpo y
alma. El alma es la forma sustancial humana, el acto que organiza y vivifica la
materia corpórea. El hombre constituye por lo tanto una unidad sustancial de
cuerpo y alma.
En general, el punto de vista aristotélico relativo al alma es biologista, no lo
considera sólo el principio capaz de adquirir el conocimiento, tal como lo hace más
bien Platón ; y tiende a considerar al alma como una función del cuerpo, por lo que
desde este punto de vista hay claros problemas para la defensa del carácter
sustantivo del alma y de su posible inmortalidad. Sin embargo, Aristóteles cree que
en el alma humana encontramos una parte (Noûs o entendimiento) que es
radicalmente distinta a las otras partes pues es incorpórea y por ello "separable"
(es decir inmortal y eterna). Siguiendo a su maestro Platón, para Aristóteles esta
parte divina del alma es aquello gracias a lo cual pensamos, podemos captar lo
universal y alcanzar la ciencia. Pero privada de la materia no hay individuación
posible, porque es la materia la que nos individualiza.
La oscuridad de los textos en los que presenta estas ideas favoreció la aparición de
diversas interpretaciones, en particular relativas al modo de entender el vínculo del
entendimiento agente con el alma de cada persona. Destacan la interpretación de Sto.
Tomás, para quien todas las almas humanas poseen dicho entendimiento como una de sus
partes y por lo tanto son inmortales, y la interpretación del filósofo árabe Averroes para
quien el entendimiento agente no es una parte de nuestra alma ― que es mortal ― sino Dios
mismo.