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Resumen Artículo Ca. de Próstata

El cáncer de próstata es una de las formas más comunes de cáncer en hombres, con un aumento proyectado en casos y muertes para 2030. Factores como la genética y la raza influyen en el riesgo, y el diagnóstico temprano es crucial para reducir la mortalidad. Existen múltiples opciones de tratamiento, incluyendo cirugía, radioterapia, terapia hormonal y enfoques emergentes como la terapia génica, cada uno con sus propias complicaciones y eficacia.
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Resumen Artículo Ca. de Próstata

El cáncer de próstata es una de las formas más comunes de cáncer en hombres, con un aumento proyectado en casos y muertes para 2030. Factores como la genética y la raza influyen en el riesgo, y el diagnóstico temprano es crucial para reducir la mortalidad. Existen múltiples opciones de tratamiento, incluyendo cirugía, radioterapia, terapia hormonal y enfoques emergentes como la terapia génica, cada uno con sus propias complicaciones y eficacia.
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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE GUADALAJARA

Facultad de Medicina

UROLOGÍA Y SEXUALIDAD HUMANA


Resumen de artículo: Prostate Cancer Review: Genetics, Diagnosis, Treatment Options, and
Alternative Approaches
Dr. Miguel Angel Martínez Castro
Leah Karen Luevano Sotelo, 4761187
Grupo J, equipo 5
RESUMEN: Prostate Cancer Review: Genetics, Diagnosis, Treatment Options, and
Alternative Approaches

El cáncer de próstata es una de las formas de cáncer más frecuentes entre los hombres a
nivel mundial. Según el informe de GLOBOCAN de 2018, se registraron alrededor de
1.276.106 nuevos casos de la enfermedad, con aproximadamente 358.989 muertes en todo
el mundo, siendo más prevalente en países desarrollados. Cada año, se diagnostican en
promedio unos 190,000 nuevos casos, con unas 80,000 muertes. La incidencia del cáncer
varía según la ubicación geográfica y el grupo étnico, siendo los hombres de raza negra los
más afectados. En Estados Unidos, los hombres negros tienen aproximadamente un 60%
más de riesgo de desarrollar cáncer de próstata en comparación con los hombres blancos.
Se estima que para 2030, el cáncer de próstata podría aumentar a alrededor de 1.7 millones
de nuevos casos y 499,000 muertes debido al crecimiento demográfico.

El linaje familiar cercano es un importante factor de riesgo para el cáncer de próstata, con
hombres que tienen familiares diagnosticados con esta enfermedad enfrentando un riesgo
del 50% más alto en comparación con aquellos sin antecedentes familiares. Los estudios han
demostrado la herencia de genes de susceptibilidad al cáncer de próstata, con mutaciones
genéticas específicas asociadas con un mayor riesgo de la enfermedad, especialmente en
hombres de ascendencia africana. Además, las mutaciones en el ADN, como mutaciones
puntuales y polimorfismos de un solo nucleótido, pueden desencadenar la transformación
celular que conduce al cáncer de próstata.Los genes comunes utilizados como
biomarcadores para el cáncer de próstata son los genes BRCA, los genes HOX, el gen ATM,
la RNasa L (HPC1, lq22), MSR1 (8p) y ELAC2/HPC2. La identificación de biomarcadores,
como el índice de salud de la próstata (PHI) y el gen de fusión TMPRSS2-ERG, ha mejorado
la especificidad y sensibilidad en comparación con el PSA tradicional, lo que ayuda en el
diagnóstico y tratamiento precisos, y puede evitar biopsias innecesarias.

El cáncer de próstata representa un desafío debido a los diagnósticos tardíos y al fracaso de


la terapia, lo que contribuye a una alta tasa de mortalidad. El diagnóstico tradicional involucra
un examen rectal digital (DRE) y la prueba de antígeno prostático específico (PSA). El PSA,
una glicoproteína secretada por la próstata, se mide en sangre, y niveles elevados pueden
indicar la necesidad de más pruebas, como una biopsia de tejido prostático. La biopsia, a
menudo guiada por resonancia magnética (IRM) y ecografía transrectal (TRUS), es crucial
para confirmar la presencia de cáncer. Recientemente, los avances en inteligencia artificial y
técnicas de imagen han mejorado la detección y el diagnóstico, como la resonancia
magnética multiparamétrica (mpMRI) y la tomografía por emisión de positrones (PET) con
antígenos específicos de próstata (PSMA-PET). Las directrices actuales sugieren que antes
de una biopsia, todos los hombres en riesgo deben someterse a una resonancia magnética
de la próstata para reducir las complicaciones. La radiómica, que utiliza técnicas avanzadas
de análisis de imágenes, puede mejorar la selección del tratamiento y el pronóstico del
cáncer de próstata.
La medicina de precisión, un campo emergente, ofrece un enfoque alternativo para el
tratamiento del cáncer de próstata avanzado al identificar tratamientos específicos basados
en la genética y biomarcadores ambientales. Utilizando la secuenciación del genoma, puede
clasificar las enfermedades y determinar opciones terapéuticas y pronósticas precisas.
Mutaciones en genes como BRCA1 y BRCA2 hacen que los hombres con cáncer de próstata
sean candidatos para tratamientos como rucaparib u olaparib. Investigaciones indican que
las mutaciones de BRCA afectan los resultados terapéuticos, con una influencia significativa
en la supervivencia. Sin embargo, mutaciones como F876L y W741L/C pueden dificultar el
diseño de tratamientos efectivos para el cáncer de próstata resistente a la castración.

Los factores pronósticos, como el nivel inicial de PSA, el estadio clínico de TNM y la
puntuación de Gleason, junto con consideraciones como la función urinaria basal,
comorbilidades y edad, son cruciales al decidir el tratamiento para el cáncer de próstata.
Avances en diagnóstico y tratamiento han permitido a los médicos clasificar a los pacientes
por riesgo y ofrecer terapias personalizadas. La vigilancia activa, la prostatectomía y la
radioterapia son tratamientos estándar para pacientes en estadios I-III, mientras que la
castración, quirúrgica o farmacológica, es efectiva para pacientes en estadio IV y alto riesgo
en estadio III. Sin embargo, la resistencia a la castración es común en estadio IV, lo que lleva
a un pronóstico desfavorable. La vigilancia activa es una opción estructurada para pacientes
con cáncer de bajo riesgo o expectativa de vida corta, basada en criterios como
características de la enfermedad y preferencia del paciente. Aunque preserva la función
eréctil y reduce costos, puede resultar en metástasis antes del tratamiento y pérdida de
oportunidades de cura, con la necesidad de terapias más agresivas y efectos secundarios.

La prostatectomía radical es la extirpación quirúrgica de la glándula prostática, ya sea


mediante cirugía abierta o laparoscópica, con pequeñas incisiones en el abdomen o el
perineo. Se recomienda la prostatectomía radical de salvamento para pacientes con
recurrencia local sin metástasis después de radioterapia o crioterapia, especialmente para
aquellos menores de 70 años con cáncer confinado y buena esperanza de vida. Sin
embargo, puede provocar incontinencia y disfunción eréctil como complicaciones.
La crioterapia implica la inserción quirúrgica de criosondas en la próstata bajo ultrasonido,
congelando la glándula prostática a temperaturas de -100 °C a -200 °C durante unos 10
minutos. Aunque efectiva, puede causar incontinencia, retención urinaria, disfunción eréctil,
fístulas y dolor rectal como complicaciones.
La radioterapia, considerada una de las terapias más efectivas, mata células cancerosas
usando altas radiaciones. Se realiza mediante braquiterapia (semillas colocadas en el
cuerpo) o haz externo (energía proyectada a través de la piel) y tiene como objetivo
específico las células cancerosas sin afectar los tejidos normales. Es una opción para
pacientes no aptos para cirugía.
La braquiterapia consiste en la colocación directa de fuentes radiactivas en la glándula
prostática mediante semillas, inyecciones o cables bajo ecografía. Puede ser de dos tipos:
dosis bajas, con semillas radiactivas implantadas permanentemente en la próstata, y dosis
altas, donde se administra una dosis de radiación con mayor riesgo de fuga a órganos
cercanos. Aunque puede completarse en un día, requiere anestesia general y puede causar
retención urinaria y síntomas irritativos.
La radioterapia de haz externo (EBRT) emite rayos X fuertes dirigidos a la próstata, siendo
efectiva para cánceres de riesgo intermedio y alto, especialmente con terapia de privación de
andrógenos (ADT). Trata las etapas tempranas del cáncer con menos riesgos que la cirugía,
pero puede provocar efectos secundarios como urgencia urinaria, disfunción eréctil y
proctitis.
La terapia de radio-223 (Xofigo) utiliza un compuesto que imita el calcio y es absorbido
selectivamente por células cancerosas en el tejido óseo. Es eficaz para el cáncer de próstata
metastásico resistente a la terapia hormonal, retrasando la fractura ósea y el dolor.
La terapia hormonal, también conocida como terapia de privación de andrógenos (ADT),
bloquea la producción de testosterona para evitar que alimente las células cancerosas de la
próstata. Puede realizarse mediante orquiectomía bilateral o medicamentos como agonistas
o antagonistas de la hormona liberadora de la hormona luteinizante (LHRH). Aunque
efectiva, puede causar efectos secundarios como fatiga, sofocos y disfunción sexual.
La abiraterona es una terapia de segunda generación dirigida a inhibir la producción de
andrógenos suprarrenales y tumorales, utilizada para tratar el cáncer de próstata
metastásico. Sin embargo, puede causar respuestas variables y aumentar los niveles de
PSA, así como efectos secundarios como edema, hipertensión, fatiga e hipopotasemia.
La inmunoterapia, como la vacuna Sipuleucel-T (Provenge), estimula el sistema
inmunológico del paciente para combatir las células cancerosas. Esta vacuna se desarrolla a
partir de células inmunitarias del paciente y se asocia con efectos secundarios menores
como fiebre, náuseas y dolores musculares.
La quimioterapia, particularmente con el medicamento docetaxel, se utiliza para tratar el
cáncer de próstata resistente a la castración. El docetaxel inhibe la división celular y provoca
apoptosis, aunque puede desarrollarse resistencia asociada con la regulación ascendente del
gen MDR1.
Cabazitaxel es un medicamento antineoplásico derivado de árboles de tejo y se usa para
tratar el cáncer de próstata metastásico resistente al docetaxel. Tiene una baja afinidad por la
glicoproteína P y se metaboliza principalmente en el hígado. Sus efectos secundarios
incluyen hipotensión, broncoespasmo, insuficiencia renal, fatiga, alopecia y erupciones
cutáneas, con casos raros de muerte por diarrea.
Enzalutamida es un inhibidor de la RA de segunda generación utilizado en el cáncer de
próstata. Funciona inhibiendo la unión de andrógenos al receptor de andrógenos, la
translocación nuclear y la asociación del receptor activado. Sus efectos secundarios
comunes incluyen fatiga, astenia, diarrea y vómitos.
La terapia combinada se ha mostrado eficaz para tratar el cáncer de próstata resistente a la
castración. Involucra el uso simultáneo de múltiples tratamientos, como la terapia hormonal,
la radioterapia, la quimioterapia y la inmunoterapia, y puede ayudar a suprimir el crecimiento
tumoral y prolongar la vida del paciente. Los ensayos clínicos están evaluando varias
combinaciones de tratamiento para mejorar los resultados en el cáncer de próstata.
La terapia génica ha avanzado gracias al progreso en genética, biotecnología, biología
tumoral e inmunología. Esta terapia consiste en corregir defectos genéticos insertando o
eliminando secuencias de ADN para corregir un error específico en una proteína o vía
molecular. Actualmente, se están desarrollando tecnologías de edición de genes para este
fin, utilizando vectores virales y no virales para entregar genes a células específicas y editar
el genoma humano.
La terapia génica busca administrar nucleótidos exógenos a células de diferentes tejidos,
utilizando virus como vehículos eficientes para la transferencia de material genético. Además
de los vectores virales, se han investigado nanopartículas y polímeros como vectores no
virales. La terapia génica también explora la apoptosis, un proceso de muerte celular
programada, que puede ser suprimida en células cancerosas debido a mutaciones genéticas.
En el cáncer de próstata, la terapia génica se enfoca en inducir la apoptosis mediante la
introducción de genes que codifican mediadores de este proceso en células cancerosas. Se
enfrenta a desafíos como mejorar la eficiencia de la transferencia de ADN y superar las
respuestas inmunitarias que interfieren con la expresión génica. A pesar de estos desafíos, la
terapia génica es vista como una próxima técnica médica contra el cáncer de próstata.
Se están llevando a cabo estudios clínicos que investigan diversas estrategias de terapia
génica para el cáncer de próstata, incluyendo el uso de genes como p53 y herpes simple tk.
Estas estrategias incluyen rectificar la expresión génica anormal, utilizar mecanismos de
muerte celular programada, fortalecer la respuesta inmunitaria contra el cáncer y combinar el
tratamiento con radioterapia o quimioterapia.
Además, se han explorado métodos de administración específica, como la administración
intraprostática de sistemas de terapia génica, que pueden dirigirse selectivamente a las
células cancerosas de la próstata. Se están investigando proteínas como la lactoferrina y la
transferrina para la selección activa de células cancerosas de próstata.
Se han identificado varios marcadores moleculares, como el antígeno de células madre de
próstata (PSCA) y el receptor 2 del factor de crecimiento epidérmico humano (HER2), que
pueden utilizarse como objetivos terapéuticos en el tratamiento dirigido del cáncer de
próstata mediante terapia génica. Los estudios en animales han demostrado prometedores
resultados utilizando diferentes enfoques de terapia génica para el cáncer de próstata.

REFERENCIAS:

Sekhoacha, M., Riet, K. N., Motloung, P., Gumenku, L., Adegoke, A. M., & Mashele, S. S. (2022).
Prostate Cancer Review: Genetics, Diagnosis, Treatment Options, and Alternative Approaches.
Molecules, 27(17), 5730. https://doi.org/10.3390/molecules27175730

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