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ŽIŽEK Hacer La Guerra

Slavoj Žižek, en su libro 'Demasiado tarde para despertar', propone una movilización global de los desfavorecidos para enfrentar crisis como la guerra y el cambio climático, sugiriendo un 'comunismo de guerra' que desafía las normas democráticas. Analiza la invasión rusa a Ucrania como un conflicto más peligroso que la Guerra Fría, donde Rusia lucha no solo contra Ucrania, sino contra la cultura occidental en su conjunto. Žižek aboga por una revolución que priorice la lucha contra la catástrofe climática y la desigualdad, aunque su propuesta carece de claridad sobre su dirección y consecuencias.
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Slavoj Žižek, en su libro 'Demasiado tarde para despertar', propone una movilización global de los desfavorecidos para enfrentar crisis como la guerra y el cambio climático, sugiriendo un 'comunismo de guerra' que desafía las normas democráticas. Analiza la invasión rusa a Ucrania como un conflicto más peligroso que la Guerra Fría, donde Rusia lucha no solo contra Ucrania, sino contra la cultura occidental en su conjunto. Žižek aboga por una revolución que priorice la lucha contra la catástrofe climática y la desigualdad, aunque su propuesta carece de claridad sobre su dirección y consecuencias.
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ŽIŽEK: HACER LA REVOLUCIÓN Y TAMBIÉN LA GUERRA

El filósofo de moda aboga en ‘Demasiado tarde para despertar’ por la globalización y


movilización de los desfavorecidos

Dante Augusto Palma

@palmadante

Publicado: 19/10/2024 • 04:30

Diciembre 2022. En un accidente doméstico, Vladímir Putin rueda por las escaleras.
Afortunadamente, no sufre lesiones graves, sino solo un detalle bastante escatológico: no
puede controlar sus esfínteres y se lo hace encima. Se trata, por cierto, del mismo desenlace
que habría sufrido Joe Biden un año antes en su visita al Papa Francisco. Estas dos anécdotas,
presuntamente apócrifas, son utilizadas por Slavoj Žižek, el rockstar de la filosofía, como
metáfora del actual escenario mundial. Así estamos hoy, afirma: «Entre las dos mierdas de la
nueva derecha fundamentalista y de la izquierda woke del establishment liberal».

Diagnósticos como este son parte de su nuevo libro, Demasiado tarde para despertar. ¿Qué
nos espera cuando no hay futuro?, un texto donde el esloveno apunta a la coyuntura y retoma
la clásica pregunta leninista del qué hacer.

Como todos sabemos, en Žižek hay un combo entre marxismo y psicoanálisis lacaniano,
elementos que, por supuesto, están presentes en el libro, pero combinados con otras
perspectivas, entre pragmáticas y arbitrarias, que aparecen en aquellos pasajes donde el autor
ofrece cursos de acción exentos de cualquier ambigüedad.

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Dante Augusto Palma

A propósito, si tomamos, por ejemplo, el caso de la conclusión del trabajo, allí encontraremos
el siguiente fragmento:

«Para hacer frente a nuestras crisis crecientes, desde las amenazas al medioambiente hasta las
guerras, necesitaremos elementos de lo que, en este libro, llamo provocativamente
‘comunismo de guerra’: movilizaciones que tendrán que violar no solo las reglas habituales
del mercado, sino también las reglas establecidas de la democracia (aplicar medidas y limitar
las libertades sin la aprobación democrática)».

En este punto, uno no sabe si es más peligroso el remedio que la enfermedad.

Menos atemorizantes y más ricos conceptualmente son los pasajes donde Žižek realiza
elaboraciones alrededor de la invasión rusa a Ucrania, probablemente, el gran eje del libro.

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Dante Augusto Palma


Allí indica que, paradójicamente, el conflicto en Ucrania es más peligroso que el escenario de
la Guerra Fría porque tanto Rusia como Estados Unidos son más débiles, de lo cual se sigue
que habría más incentivos para que alguno de ellos rompa el equilibrio. Asimismo, este intento
desesperado de reconstruir el imperio soviético por parte de Putin sería, según Žižek, la
estocada final para la eliminación definitiva de la tradición leninista de Rusia. La razón es que, a
diferencia de la centralización que más tarde llevó adelante Stalin, Lenin abogaba por un
proceso de autodeterminación, soberanía nacional y, eventualmente, separación de las
pequeñas naciones que formaron la URSS. De aquí que el florecimiento de la identidad
ucraniana se diese en la primera década post Revolución de Octubre y de aquí también la
respuesta brutal y genocida de Stalin contra Ucrania en las décadas posteriores.

En esta misma línea, Putin estableció un nuevo mito fundacional: el triunfo en la Segunda
Guerra Mundial contra los nazis. El 45 sobre el 17. Stalin por encima de Lenin y un Stalin que
no es reivindicado en tanto comunista sino en tanto comandante supremo. Este giro ha
calado profundo en la idiosincrasia rusa, a tal punto que, en una encuesta nacional realizada
algunos años atrás, Stalin, que era georgiano, por cierto, fue votado como el tercer ruso más
grande de la historia. Lenin, mientras tanto, permanece en el olvido.

Contra Occidente

Según Žižek, este nuevo mito fundacional es el que explica también que el principal argumento
ruso a favor de la invasión a Ucrania sea el de combatir «el nazismo ucraniano». Y es más:
dado que el autor entiende que, en esta guerra, Rusia no está luchando contra Ucrania, sino
contra la OTAN, esto es, contra toda la cultura del Occidente democrático liberal, no es casual
que varios ideólogos rusos tracen una continuidad y presenten al nazismo como el vástago del
liberalismo.

En este sentido, Žižek cita a quien aparece como el filósofo de cabecera de Putin, Aleksandr
Dugin, en un pasaje que habla por sí solo. Dice Dugin:

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Dante Augusto Palma

«Estamos librando una operación militar escatológica, una operación especial entre la Luz y las
Tinieblas en el fin de los tiempos. La Verdad y Dios están de nuestro lado. Combatimos el mal
absoluto encarnado en la civilización occidental, su hegemonía liberal-totalitaria, en el
nazismo ucraniano».

Una vez más la escatología, pero en su otra acepción. Si en el primer párrafo nos dio risa, aquí
debería darnos miedo.

Ante este escenario, como les indicaba al principio, Žižek avanza en su propuesta de
«comunismo de guerra», una mezcla entre cosmopolitismo, ansiedad climática y marxismo
clásico, cuya combinación es todo un interrogante, para decirlo de manera benevolente.

En otras palabras, en principio parecería que la amenaza putinista contra los valores
occidentales que representa Europa deben ser repelidos sin ningún tipo de contemplación. De
aquí que, por un lado, Žižek afirme que habría que tomarse en serio la idea de que Ucrania
reciba armas nucleares y que, por otro lado, acuse de «despreciables» a figuras de la
izquierda como Chomsky y Varoufakis por su actitud pacifista.
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Dante Augusto Palma

Al mismo tiempo, un elemento que aparece obsesivamente a lo largo del libro es la cuestión
climática. Para Žižek no hay dudas: vamos hacia la catástrofe climática, catástrofe que parece
mucho más inevitable y decisiva que una eventual tercera guerra mundial. Frente a eso, una
vez más, pareciera que cualquier cosa estaría permitida, incluso pasar por encima de la
«fetichizada» democracia multipartidista. De hecho, Žižek se suma a las propuestas de los
partidos verdes de tomar la crisis del gas en Europa como una oportunidad para un cambio
radical anticapitalista y ecológicamente sostenible.

Por último, el autor de El sublime objeto de la ideología, intenta desmarcarse de «las dos
mierdas»: ni populismo de derecha ni wokismo. Tampoco acepta tomar partido por el falso
dilema «China o Elon Musk». En una nueva versión del «proletarios del mundo uníos», Žižek
indica que la respuesta debe ser universal y reunir a todos los oprimidos del planeta, dado
que no se trata de un enfrentamiento entre civilizaciones, sino de un choque al interior de
cada sociedad entre los poderosos y los sojuzgados.

Catástrofe climática

Más globalización, aunque desde el punto de vista de los desfavorecidos, para dar una
respuesta universal a la guerra y, sobre todo, a la catástrofe climática. Y si las instituciones
globales no estuvieran a la altura de la crisis, decisionismo y al carajo, sea contra un Estado
fallido como Rusia, sea contra el modo de vida capitalista que conspira contra la
sustentabilidad del planeta. He aquí un resumen.

Para concluir, entonces, Žižek cita dos veces la frase de Lenin «o la revolución impedirá la
guerra o la guerra desencadenará la revolución». Ante este dilema, para Žižek, sin dudas, se
debe optar por una revolución. Lo que no queda claro es revolución hacia dónde, a qué costo
y cómo esta revolución podrá evitar una nueva guerra.

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