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Quédense Quietos, Que El Señor Presentará Peleará Por Ustedes

El mensaje enfatiza la confianza en Dios, quien promete estar con sus seguidores en tiempos de dificultad y lucha. A través de la historia de David, se ilustra cómo la fe y la paciencia son fundamentales para superar adversidades y alcanzar el propósito divino. Se invita a los creyentes a permanecer firmes y tranquilos, confiando en que Dios peleará por ellos.

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Quédense Quietos, Que El Señor Presentará Peleará Por Ustedes

El mensaje enfatiza la confianza en Dios, quien promete estar con sus seguidores en tiempos de dificultad y lucha. A través de la historia de David, se ilustra cómo la fe y la paciencia son fundamentales para superar adversidades y alcanzar el propósito divino. Se invita a los creyentes a permanecer firmes y tranquilos, confiando en que Dios peleará por ellos.

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QUÉDENSE QUIETOS, QUE EL SEÑOR PRESENTARÁ

PELEARÁ POR USTEDES


Espero que este mensaje llegue a tus manos, y lo tomes como si fuera de parte
del Dios Todopoderoso, el Dios de Israel, el Dios de los hebreos, quien te dice:
Oh hijo (a) mío, escucha la voz de tu Padre, quien te creó. Oh Israel, el que te
formó dice:
“No tengas miedo, porque he pagado tu rescate te he llamado por tu nombre;
eres mío. Cuando pases por aguas profundas, yo estaré contigo. Cuando pases
por ríos de dificultad, no te ahogarás. Cuando pases por el fuego de la
opresión, no te quemarás; las llamas no te consumirán.
Pues yo soy el Señor, tu Dios el Santo de Israel, tu Salvador Yo di la vida de mi
Hijo como rescate por tu libertad; en tu lugar di a mi primogénito. Lo entregué
a cambio de ti. Cambié la vida de él por la tuya porque eres muy precioso para
mí. y te amo. (Isaías 43.1- 4)
Este mensaje lleva por título “Quédense quietos y observen…” estas
fueron las palabras de Moisés siervo del Dios viviente, cuando su pueblo se
encontraba en problemas, en dificultades, cuando todo se creía perdido, los
hijos de Israel comenzaron a murmurar contra Moisés, diciendo: “Por qué nos
trajiste aquí a morir en el desierto? ¿Acaso no había suficientes tumbas para
nosotros en Egipto? ¿Qué nos has hecho? ¿Por qué nos obligaste a salir de
Egipto? ¿No te dijimos que esto pasaría cuando aún estábamos en Egipto? Te
dijimos: “¡Déjanos en paz! Déjanos seguir siendo esclavos de los egipcios. ¡Es
mejor ser un esclavo en Egipto que un cadáver en el desierto!”.
Pero Moisés les respondió:
No tengan miedo. Solo quédense quietos y observen cómo el Señor los
rescatará hoy. Esos egipcios que ahora ven, jamás volverán a verlos. El Señor
mismo peleará por ustedes. Solo quédense tranquilos.
Continuamente tenemos luchas incesantes con nuestro propio ser, con nuestra
vieja naturaleza, queriendo tomar venganza de todas aquellas personas que
nos hicieron daño y comenzamos a planear ardides a maquinar pensamientos
inicuos en nuestro corazón, y acabamos entenebrecidos y muchas veces
frustrados y sin darnos cuenta terminamos dañándonos a nosotros mismos.
Caemos en el error, cavando con nuestras propias manos un abismo tan
profundo, tan oscuro llamado depresión.
El apóstol Pablo nos refiere en su carta dirigida a los fieles en Roma, Ro.
7.24 !!Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?
Palabras de un hombre conflictuado. El apóstol Pablo escribió acerca de su
lucha interior: Pero yo soy carnal, y estoy vendido como esclavo al pecado. Y ni
siquiera entiendo lo que hago, porque no hago lo que quiero sino lo que
aborrezco. Pero si hago lo que no quiero, con eso reconozco que la Ley es
buena. Pero entonces, no soy yo quien hace eso, sino el pecado que reside en
mí, porque sé que nada bueno hay en mí, es decir, en mi carne. En efecto, el
deseo de hacer el bien está a mi alcance, pero no el realizarlo. Y así, no hago el
QUÉDENSE QUIETOS, QUE EL SEÑOR PRESENTARÁ
PELEARÁ POR USTEDES
bien que quiero, sino el mal que no quiero. Pero cuando hago lo que no quiero,
no soy yo quien lo hace, sino el pecado que reside en mí.
En el antiguo testamento encontramos un gran ejemplo de confianza y
esperanza en Dios, amor y respeto hacia nuestros enemigos; la historia del rey
David, el hijo menor de Isai.
Dios había estado preparando a David desde su adolescencia para ser rey de
su pueblo. Samuel había ungido y declarado a David sucesor de Saúl; pero
llegar al trono y ocupar el lugar del próximo rey, no le fue fácil a David, ese
camino estuvo lleno de muchos desafíos. Ya que David en sus inicios había
experimentado momentos de gloria, como la victoria contra el pueblo filisteo y
la muerte de Goliat, fue yerno del rey Saúl el cual le dio por esposa a Mical su
hija, fue ovacionado por la multitud, querido por muchos y gran amigo y amado
como un hermano por su cuñado Jonatán.

Pero Saúl sabía que Jehová lo había abandonado, y que ahora estaba con
David. Por eso tuvo temor de David y lo alejó de su presencia, nombrándolo
jefe de mil soldados para que dirigiera al ejército en campaña. Pero David tuvo
éxito en todas sus expediciones, porque el Señor estaba siempre con él y le
daba la victoria.
Al ver el éxito de David, Saúl se llenó de odio en su corazón, pero el pueblo de
Israel y de Judá sentían gran aprecio por David, porque tenía tanto éxito al
dirigir a sus tropas en batalla.
QUÉDENSE QUIETOS, QUE EL SEÑOR PRESENTARÁ
PELEARÁ POR USTEDES
Saúl se dio cuenta de que, en efecto, el Señor estaba con David, y que su hija
Mical también lo amaba, por eso aumentó el temor que Saúl sentía por David, y
se convirtió en el principal de sus enemigos por el resto de su vida.
Tanto fue el odio del rey Saúl, que habló a su hijo Jonatán y a todos sus siervos
para dar muerte a David. Pero Jonatán hijo de Saúl dio aviso a David de lo que
su padre estaba tramando contra él.
Luego David huyó. Se escapó y fue a buscar al profeta Samuel, en Ramá; y le
contó todo lo que Saúl le había hecho y estaba tramando en contra de su vida.
Entonces él se fue con Samuel, y habitaron en Nayot.
David huyó de Nayot, en Ramá. Después acudió Jonatán al encuentro de David
y éste le dijo:
¿Qué he hecho yo? ¿Cuál es mi maldad, o cuál es mi pecado contra tu padre,
para que él trate de quitarme la vida?
Y aún más, tu padre sabe claramente que yo he hallado gracia ante tus ojos y
dirá en sus adentros: “Que Jonatán no sepa nada de lo que estoy tramando
contra David, no sea que se entristezca”. Ciertamente, ¡vive el SEÑOR y vive tu
alma, que apenas hay un paso entre mí y la muerte!
En las fiestas de luna nueva; Jonatán intercedió por David, para que su padre
desista en matarlo. Entonces Saúl se enfureció contra Jonatán y le dijo:
¡Hijo de la corrompida y rebelde! ¿Acaso no sé, qué tú has elegido al hijo de
Isaí, para vergüenza tuya y para vergüenza de la desnudez de tu madre? Todo
el tiempo que el hijo de Isaí viva sobre la tierra ni tú estarás firme ni tu reino.
Manda, pues, a traérmelo, porque ha de morir.
Entonces Saúl le arrojó una lanza a su hijo para herirlo, por lo que Jonatán
entendió que su padre estaba decidido a dar muerte a David.
Jonatán fue al encuentro de David al campo donde él se escondía de Saúl,
David salió de su escondite cerca del peñasco y se inclinó ante Jonatán tres
veces, rostro en tierra. Mientras se abrazaban y se despedían, los dos lloraban,
especialmente David.
Finalmente, Jonatán le dijo a David: “Ve en paz, porque nos hemos jurado
lealtad el uno al otro en el nombre del Señor. Él es testigo del pacto que hay
entre nosotros y nuestros hijos para siempre”. Después David se marchó, y
Jonatán regresó a la ciudad.
Luego David tomo camino sin rumbo hasta llegar a Nob, cansado y con mucha
hambre y se acordó que en aquel pueblo vivía el sacerdote Ahimélec y fue al
encuentro él.
Lo primero que hizo David al ver al sacerdote Ahimelec fue mentirle, al decir
que venía por orden del rey, pero nadie debía saber el motivo por el cual fue
enviado ni cuál es esa orden. En cuanto a mis hombres, dijo David, ya les he
indicado dónde encontrarnos. Pero necesito provisiones para seguir adelante
QUÉDENSE QUIETOS, QUE EL SEÑOR PRESENTARÁ
PELEARÁ POR USTEDES
¿Qué provisiones tienes a mano? Dame unos cinco panes, o algo más que
tengas.
Luego de aquel suceso David se dirigió a la ciudad de Gat, y los siervos de
Aquis, rey de Gat trajeron a David a su presencia y le dijeron:
Este es aquel David, del cual las mujeres de Israel danzaban y cantaban con
instrumentos proclamando “Saúl mato a miles. ¡y David, a sus diez miles!, al
escuchar esto David tuvo temor, y estando en la presencia del rey Aquis, David
cambió su manera de comportarse delante de todos, y se fingió estar loco
entre ellos, y escribía en las portadas de las puertas, y dejaba correr la saliva
por su barba, y lo dejaron en libertad.
Después de ese acontecimiento David y huyó a la cueva de Adulam, y allí se
juntaron con él todos los oprimidos, todos los endeudados y todos los
amargados de espíritu. David fue hecho jefe de ellos, y tenía consigo unos
cuatrocientos hombres.
Tuvo años de penuria en los que él y sus seguidores vivieron como forajidos en
las montañas, escapando de la ira del rey Saúl. Después David se dirigió a
Mizpa de Moab, donde le pidió al rey asilo para sus padres, diciendo; permite
que mi padre y mi madre vivan aquí contigo hasta que sepa lo que Dios tiene
pensado para mí. Así que los padres de David se quedaron en Moab con el rey
durante todo el tiempo que David vivió en las montañas.
A pesar de ello, y más allá de las dificultades, David nunca levanto su mano
contra su rey, el ungido de Jehová, siempre le perdonó la vida a pesar que su
gente le decía:
En verdad, hoy se cumple la promesa que te hizo el Señor cuando te dijo: “Yo
pondré a tu enemigo en tus manos, para que hagas con él lo que mejor te
parezca” pero David les dijo a sus hombres: «Que el Señor me libre de hacerle
tal cosa a mi señor el rey. No debo atacar al ungido del Señor, porque el Señor
mismo lo ha elegido». Entonces David contuvo a sus hombres y no les permitió
que mataran a Saúl.
Dios muchas veces puso la vida de Saúl en manos de David, pero no era para
tomar venganza, era para probar su corazón, Dios estaba fortaleciendo su
carácter para cuando llegara el momento de ser rey.
Durante muchos años Dios enseño a David que nada dependía de él, y que
todas esas pruebas y circunstancias que nos da la vida, todo era parte de un
propósito mucho mayor y sublime, que, a pesar de todo el dolor, soledad,
pobreza, llanto, tristeza que él estaba pasando, Dios nunca lo abandonó, él
siempre lo consoló.
Jeremías 29.11 Porque yo sé los planes que tengo acerca de ustedes, dice el SEÑOR, son
planes de bien y no de mal, para darles porvenir y esperanza.

David siempre fue humilde ante Saúl, al referirse. ¿Contra quién ha salido el
rey de Israel? ¿A quién persigue? ¡A un perro muerto! ¡A una pulga! ¡Que sea el
QUÉDENSE QUIETOS, QUE EL SEÑOR PRESENTARÁ
PELEARÁ POR USTEDES
Señor quien juzgue y dicte la sentencia entre nosotros dos! ¡Que examine mi
causa, y me defienda y me libre de usted!”
siguió confiando en Dios. Estaba seguro de que Dios cumpliría sus promesas,
incluso aunque las circunstancias parecieran indicar que no sería así. David
permitió que Dios lo guiara incluso en momentos de dificultad. Y su fe
finalmente se vio recompensada. A los 30 años, después de haber pasado su
juventud escapando de manos de Saúl, preparándose para el trono, se
convirtió en rey de las doce tribus de Israel a los 37 años.
Y estas fueron las palabras que Dios trajo a David por medio del profeta Natán:
Dile a mi siervo David que así dice el Señor Todopoderoso: “Yo te saqué del
redil para que, en vez de cuidar ovejas, gobernaras a mi pueblo Israel. Yo he
estado contigo por dondequiera que has ido, y he aniquilado a todos tus
enemigos. Y ahora voy a hacerte tan famoso como los más grandes de la
tierra.
Lo único que puedo decirte por experiencia propia. No temas, Dios está
contigo, aunque no lo veas ni lo sientas, él está allí en silencio, cuidando de ti;
por más dura que
sea tu situación,
Dios tiene el
control y Él te
sabrá
recompensar al
final, solo tienes
que mantenerte
firme y sobretodo
mantener la fe y
la convicción de
que nuestro
amado Dios está a
nuestro lado,
luchando junto a
nosotros. Solo ten
fe, quédate quieto
mi querido
hermano.
Ro. 12.20 Así
que, si tu enemigo
tuviere hambre,
dale de comer; si
tuviere sed, dale de beber; pues haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás
sobre su cabeza.

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