EL Poder del Evangelio
21
Un Pueblo de la Cruz
Lee Mateo 10:37-39
La Cruz no es solamente el camino de salvación. Es el camino de la vida. Es la
marca del verdadero discípulo de Jesús.
Lee Lucas 9:23
Las instrucciones de Jesús involucraban tres pasos:
Niégate a ti mismo
Toma la cruz diariamente
Sígueme
El negarse a uno mismo es fácil de entender. Significa negarse a los derechos de
comodidad y atenciones que normalmente reservarías para ti. Sin embargo, no es
el viejo hombre el que se niega a sí mismo. Es el nuevo hombre el que se niega a sí
mismo. Unicamente la nueva creación puede tomar la cruz y seguir al Señor.
Verás que estás llamado a tomar la cruz “diariamente”. Y todo lo que es “diario”
cae dentro de la segunda mitad del Evangelio. Entonces, ¿qué quiso exactamente
decir Jesús cuando dijo que si alguien quiere ser su discípulo que “lleve su cruz
cada día y [lo] siga”?.
Los Tres Aspectos de la Cruz
Antes que tú puedas tomar tu cruz y seguir al Señor, necesitas entender que es lo
que estás tomando. De hecho, el significado de la Cruz tiene tres aspectos distintivos
en cuanto a su uso en la Escritura:
El corazón de la Cruz
La obra de la Cruz
El camino de la Cruz
Démosle una mirada a cada uno de estos tres aspectos.
El corazón de la Cruz
Lee Apocalipsis 13:8
La Cruz no fue algo que Dios pensó en el último momento cuando todo lo demás
había fallado. La Biblia dice que Jesús fue “destinado desde la creación del mundo”.
Desde el momento que el hombre pecó, el plan de la Cruz fue puesto en movimiento.
La Cruz es una parte intrínseca de la naturaleza de Dios. El corazón de la Cruz es
un corazón de amor sacrificial. Esta cualidad siempre ha estado ahí, desde la creación
del mundo hasta lo más remoto de la eternidad. Dios no cambia. Siempre ha tenido
“el corazón de la Cruz”, pero este “corazón de la Cruz” fue expresado a través de
dar a su Hijo para morir una dolorosísima muerte sobre el Calvario.
Ninguno de nosotros puede apreciar plenamente lo que significó para el Padre el
dar a su Hijo para morir sobre una Cruz. Fue un dolor doble, el dolor de sentir
cada momento agonizante junto a su Hijo y el dolor de tener que darle la espalda
a su Hijo. Debido a eso es que la Biblia dice que “Porque tanto amó Dios al mundo, que
dio a su Hijo unigénito...” (Juan 3:16). El corazón de la Cruz es el corazón del Padre.
La obra de la Cruz
Lee Filipenses 2:7-8
Cuando pensamos en la cruz, usualmente lo hacemos sobre la cruz física del Calvario.
Este fue el punto en el tiempo cuando el corazón de la Cruz se manifestó en un
poderoso acto de salvación, un acto vergonzoso y glorioso a la vez.
Lee Colosenses 2:14-15
Ya hemos establecido que la obra de la Cruz fue una obra terminada. No puedes
agregarle nada a la Cruz del Calvario. Es de una y vez para siempre, una obra
completa de salvación, tratando tanto el juicio del pecado como el poder del pecado.
La obra de la Cruz es la obra del Hijo en tu favor.
El camino de la Cruz
Este es ahora el camino al cual todos estamos llamados como discípulos de
Jesucristo. No puedes hacer la obra de la Cruz, pero estás llamado a caminar en el
camino de la Cruz. El verdadero discípulo de Jesús es uno que lleva la Cruz. Pero
concédele particular atención a la cruz de quién, estás llamado a tomar. No estás
llamado a llevar la Cruz de Cristo. Estás llamado a llevar tu propia cruz.
Al principio, cuando los discípulos oyeron el mandamiento de Jesús, de tomar la
Cruz, no había indicio de que alguno pensara que tenía que crucificarse. Esto hubiese
sonado absurdo para ellos, ya que Jesús no les dijo que se clavaran a una cruz. Les
dijo que llevaran su cruz.
Si Jesús hablara a una multitud moderna, probablemente habría usado estas
palabras para esos efectos:
“Si ustedes quieren seguir mis pasos, primero van a necesitar salir y comprar
una horca, asegúrense que tenga el nudo pronto, luego consíganse un juez que
autorice la ejecución. Luego, y únicamente después de haber hecho lo anterior,
están prontos para seguirme. Porque mis pasos los llevarán en camino a la
muerte a fin de predicar el Evangelio a un mundo que también se encamina a
la muerte”
Esto te da una idea de lo que las palabras de Jesús significaron para las multitudes
del primer siglo. En efecto, Jesús estaba diciendo que seguirlo a él significaba una
casi segura muerte. Este era el compromiso que cualquier discípulo de Jesús
necesitaría voluntariamente hacer.
En resumen, miremos de nuevo los tres aspectos de la Cruz:
El corazón de la Cruz es la parte del Padre, expresada al dar a su amado
Hijo.
La obra de la Cruz es la parte del Hijo, expresada en su muerte sobre la
Cruz.
El camino de la Cruz es la parte del Espíritu Santo, expresada a través de
la vida del creyente en forma diaria.
El Corazón de la Cruz
Viejo Hombre Nuevo Hombre
Pecados Yo Vida Amor
Cristo murió por mi Yo morí en Cristo Cristo vive en mi Cristo vive a través de mi
El Trabajo de la Cruz El Camino de la Cruz
Nunca podrás hacer la obra de la Cruz, porque esta es una obra de una vez y para
siempre, 100% terminada. Pero sí, estás llamado a tener el mismo corazón de la
Cruz que estaba en el Padre y a caminar el camino de la Cruz en el poder del
Espíritu Santo.
Tomando Tu Cruz
Lee Efesios 5:1-2
El tomar tu cruz significa imitar a Cristo en su caminar sobre la tierra. Así como
Jesús tomó su Cruz por su propia voluntad, así también nosotros.
Lee Juan 10:14-18
El camino de la Cruz es una opción. Tu salvación no depende de ti, pero el caminar
en cercanía con Dios sí. Jesús camina el camino de la Cruz y si tu vas a seguirlo a él,
también tú debes hacerlo.
Jesús no tomó su Cruz para sí mismo. El no estaba tratando de matarse a sí mismo.
No, él tomó su Cruz a favor de un mundo perdido. De la misma manera, cuando tú
tomas tu cruz, no la tomas para ti mismo, sino para que otros puedan oír las buenas
noticias de salvación. Así como Jesús fue a la Cruz debido a quién es él, así nosotros
ahora llevamos nuestra cruz debido a quienes somos ahora en Cristo.
Un punto clave que es importante de entender es este: Cuando Jesús habló de
tomar nuestra cruz, no se refería al acto actual de crucifixión. Se estaba refiriendo
a la etapa previa a la crucifixión, cuando el hombre condenado era obligado a llevar
su cruz a través de las calles a la vista pública.
Para Jesús, llevar su Cruz significaba cuatro cosas:
El amor de la Cruz
Jesús tomó su Cruz por amor. De la misma manera, el amor a Dios y por el prójimo
deber ser tu única motivación para tomar tu cruz. Cualquier otra cosa está dañada
por el esfuerzo propio y es una afrenta a Cristo, quién ya ha hecho el supremo
sacrificio por ti.
Lee Juan 15:12-13
La máxima expresión de amor es entregar nuestra vida por otro. Jesús demostró
su profundo amor y espera que la misma calidad de amor se refleje en tu vida.
No podemos dejar de enfatizar fuertemente sobre este punto: No tomas la cruz
para ti mismo (para cambiarte a ti mismo). En lugar de ello, tomas la cruz en
beneficio de otros. Tú caminas el camino de la Cruz, un camino que te llevará a
dejar la zona de comodidad y te llevará a la zona de sufrimiento a fin de alcanzar a
un mundo necesitado.
Lee 1 Juan 3:6
Es interesante como la organización de estos versículos de la Escritura (algunos
dirán: coincidentemente) crearon este patrón:
Juan3:16. El Padre dando a su Hijo para dar su vida por nosotros.
1 Juan 3:16. El creyente ahora, dando su vida para el beneficio de otros.
La obediencia de la Cruz
Lee Hebreos 5:8-9
La voluntad de Jesús de llevar su cruz era la voluntad de la obediencia. Porque
aún como el modelo del Nuevo Hombre, todo dentro de Jesús clamaba contra el
tener que ir a la Cruz.
Lee Lucas 22:41-44
Debemos recordar que el sufrimiento de la Cruz comenzó mucho antes del acto
real de la crucifixión. Comenzó en el Jardín de Getsemaní, continuó en la noche en
la casa de Caifás y Anás, y continuó a través de su aparición ante Poncio Pilato y
Herodes. ¡Jesús soportó horas parado y sin dormir, siendo golpeado, escupido y
burlado antes de ser clavado a la Cruz!
El camino de la Cruz es un camino de obediencia. Es la respuesta de nuestros
corazones, haciendo la oración: “...pero no se haga mi voluntad, sino la tuya”.
Lee 2 Juan 6
La vergüenza de la Cruz
Lee Hebreos 12:2
Una de las peores cosas de la Cruz era la vergüenza y el ridículo que el hombre
condenado tenía que soportar. Esto es también una parte de lo que significa llevar
nuestra propia cruz. Tomar tu cruz significa estar dispuesto a sufrir la vergüenza
y la persecución por causa del Evangelio. Puede significar aún perder nuestra
mundana reputación para el bien del nombre del Señor.
Lee 1 Corintios 4:12-13
La sentencia de la Cruz
Lee 1 Corintios 4:9
Una persona llevando una cruz llevaba una sentencia de muerte. Como cristianos,
nosotros también llevamos una suspendida sentencia de muerte. Si seguir a Jesús
significa ir al punto de estar dispuesto a morir por él, simplemente nuestra
suspendida sentencia de muerte se reactiva.*
Lee Apocalipsis 12:11
La Iglesia naciente descubrió lo que significaba literalmente caminar el camino de
la Cruz. Muchos de ellos fueron martirizados por su fe, crucificados en cruces,
quemados como sacrificios humanos, echados a la arena de los leones.
Lee Hebreos 10:32-34
Lee Hebreos 11:32-38
La Experiencia de Pablo
Lee Hechos 9:15-16
La única ambición de Pablo era predicar el Evangelio, donde nunca había sido oído
antes (Romanos 15:20; 2 Corintios 10:15-16), pero en el proceso de hacer esto,
Pablo enfrentó mucha persecución y sufrimiento. En vez de ver esto como una
señal de derrota, Pablo lo vio como la gloria de sus convertidos (Efesios 3:13).
Lee 1 Corintios 15:30-32
Cuando Pablo dijo, “...cada día muero” era realmente lo que quería decir. El
literalmente ponía su vida cada día en la línea de la muerte por la causa de Cristo.
Lee 2 Corintios 4:7-18
Pablo dijo: “Pues a nosotros los que vivimos, siempre se nos entrega a la muerte
*
Algunos cristianos temen que puedan negar al Señor bajo presión de la tortura o de una muerte inminente. Pero tú
necesitas recordar que toda la vida cristiana es vivida por gracia. Hay una gracia (el poder capacitador de Dios)
disponible para cualquier situación, incluido el martirio”.
por causa de Jesús, para que también su vida se manifieste en nuestro cuerpo
mortal”. Pero observa que esto no era para él mismo. Ya que luego dijo “Así que
la muerte actúa en nosotros, y en ustedes la vida”.
Hay una clase de “muerte” que aceptamos voluntariamente a fin de que la vida se
manifieste en otro. Cualquier madre que ha dado a luz un niño te va a decir que
esta es una clase de “muerte”. La vida nace de la agonía del parto.
La Cruz tiene este significado para Jesús. El estuvo dispuesto, “soportó la cruz,
menospreciando la vergüenza que ella significaba” por “el gozo que le
esperaba”(Hebreos 12:2). De la misma manera, cuanto tu voluntariamente tomas
tu cruz, esto es a fin de que la vida se manifieste en muchos.
Mira las palabras de Pablo en 2 Corintios 4:15:
“Todo esto es por el bien de ustedes, para que la gracia que está alcanzando a
más y a más personas haga abundar la acción de gracia para la gloria de Dios”.
Lee Colosenses 1:24
En este versículo, Pablo declara la senda que ha escogido caminar. Démosle una
mirada detenida a lo que está diciendo:
Ahora me alegro en medio de mis sufrimientos por ustedes...
“Ahora ustedes...”.
Pablo fue capaz de regocijarse debido que había un gozo puesto delante de él,
un gozo de ver a todo hombre presentado perfecto en Cristo (ver versículo
28). Fue por esta razón que él sufrió. Observa también que Pablo dijo que
sufría por los demás y no por sí mismo.
...y voy completando en mi mismo lo que falta de las aflicciones
“...y
de Cristo...
Cristo...” Las aflicciones de las que Pablo se estaba refiriendo no eran a la
muerte de Cristo en la Cruz, sino a las continuas aflicciones que Cristo sufre
en su Iglesia mientras que el Evangelio es extendido en territorio hostil. La
persecución contra la Iglesia es vista por Jesús como una persecución contra
sí mismo (ver Hechos 9:4-5). Pablo lo consideró un privilegio el participar de
las aflicciones y los padecimientos de Cristo.
...a favor de su cuerpo, que es la Iglesia...
“...a Iglesia...” Pablo vio esta identificación
con las aflicciones de Cristo no como siendo para sí mismo sino para el beneficio
de la Iglesia. Nada de esto estaba motivado ni enfocado en sí mismo. Debido a
esto es que Pablo fue capaz de decir en Colosenses 1:29: “Con este fin
trabajo y lucho fortalecido por el poder de Cristo que obra en mí”.
Este sentido de amor sacrificial desinteresado por Cristo y por su Cuerpo es
iluminado hermosamente por El Mensaje:
“Quiero que sepan cuan contento estoy de que sea yo quien estoy sentado en
esta prisión y no ustedes. Hay mucho sufrimiento por venir a este mundo - la
clase de sufrimiento que Cristo tomó. Le doy la bienvenida a la oportunidad
de tomar mi parte en los sufrimientos que le corresponde a la Iglesia”.
En cualquier lugar que Pablo predicó el Evangelio, él enfrentó la persecución y el
sufrimiento por el bien del Evangelio. El no se avergonzó del evangelio(Romanos
11:6) y estuvo dispuesto a llevar la ofensa de la cruz (Gálatas 5:11 NVI).
Lee 2 Corintios 11:23-33
En el próximo capítulo, Pablo habla de su “aguijón en la carne” (2 Corintios 12:7).
Muchos han especulado que este “aguijón” podía ser algún tipo de enfermedad o
discapacidad, pero el contexto de la carta de Pablo indica claramente que el aguijón
de Pablo en la carne no era más que la constante persecución que el tenía que
enfrentar. En una etapa Pablo clamó para que le fuera quitada la persecución,
pero la respuesta de Dios fue declararle que su gracia era más que suficiente para
sostener a Pablo sin importar cuales podían ser las circunstancias.
Lee 2 Corintios 12:7-10
Pablo había tenido una tan poderosa revelación de la total identificación de Cristo
con él, en las aflicciones en la Cruz que fueron de una vez para siempre, que ahora
el ministerio de Pablo era dirigido por una total identificación con Cristo en sus
aflicciones diarias.
Lee 2 Corintios 1:8-11
Lee 2 Corintios 6:4-10
La Participación en sus Sufrimientos
Lee Filipenses 3:10
Encontramos dos tipos de participación cuando nos identificamos con Cristo. Hay
una participación en el poder de su resurrección y también hay una participación
en sus sufrimientos. No puedes verdaderamente tener uno sin tener la otra.
Observa que es en sus sufrimientos que
ahora nosotros estamos participando. Cristo Otras Escrituras
ya se ha identificado contigo en sus
sufrimientos. Ahora tu tienes el privilegio de - Hechos 5:41
identificarte con él en sus sufrimientos. - Romanos 5:3
- Filipenses 1:29-30
Hay un compañerismo especial en el
- 2 Tesalonicenses 1:5
sufrimiento. Uno que ha sufrido mucho tiene - 2 Timoteo 1:8
una afinidad automática con uno que ha - 1 Pedro 2:21
pasado por la misma clase de sufrimiento. - 1 Pedro 4:12-16,19
Existe un entendimiento, una empatía, que - 1 Pedro 5:8-10
nace del dolor.
Lee el Salmo 42:7
Dios tiene una gran profundidad y busca compañerismo con personas de una similar
profundidad. Por más poco placentero que puede ser en el momento, el sufrimiento
profundiza la capacidad de una persona para tener compañerismo con Dios. Este
es el significado de conocer “la participación de sus padecimientos”. Es dentro de
este compañerismo que “un abismo llama a otro abismo”. Y es dentro de este
compañerismo que podemos entender a Dios de una manera muchísimo mayor
que si únicamente experimentásemos sus bendiciones.
Lee 2 Corintios 1:3-7
El Otro Lado del Trono
Una de las maravillas del Evangelio es que no sólo hemos sido salvados para tener
una relación con Dios, sino que la calidad de esta relación es del más alto orden.
Somos:
Hijos de Dios (Gálatas 4:4-6)
Herederos de Dios y coherederos con Cristo (Gálatas 4:7)
Partícipes de su trono (Efesios 2:6)
Pero mira particularmente el siguiente versículo:
Lee Romanos 8:17
No puedes separar los privilegios de ser hijo con las responsabilidades de ser hijo.
Jesús fue el Hijo de Dios y tenía todas las bendiciones en los lugares celestiales,
aunque estuvo dispuesto a prescindir de estas bendiciones y participar en el
propósito del Padre.
Así como nuestro hermano mayor, ahora nosotros tenemos “toda bendición
espiritual” en los lugares celestiales (Efesios 1:3). Pero como Jesús, estamos
llamados a entrar en los propósitos del Padre.
Lee Filipenses 2:5-8
Cuando Cristo vino a la tierra, el dejó la zona de comodidad del cielo y entró en la
zona de sufrimiento por elección. Jesús comenzó a llevar su cruz mucho antes del
Calvario.
Jesús tuvo la buena voluntad de renunciar a todos sus derechos como
heredero del trono de Dios a fin de venir a la tierra y salvar a una caprichosa
humanidad. El no consideró los derechos del trono “como algo a que aferrarse”
sino que “...se humilló a sí mismo y se hizo obediente hasta la muerte, y muerte
de cruz”.
Jesús nunca perdió su identidad como el Hijo de Dios, ni tampoco perdió su
autoridad como el Hijo de Dios, pero él cambió su enfoque del trono hacia un mundo
perdido (Lucas 19.10).
De la misma manera, nosotros no perdemos ni nuestra identidad, ni nuestra
autoridad como hijos de Dios y herederos de su trono, pero como Cristo, dejamos
la zona de comodidad de nuestras bendiciones en Dios, y entramos en la zona del
sufrimiento por elección.
Cómo Jesús, no tenemos nada a que aferrarnos. ¡Ya tenemos todo en Cristo! Y
ahora, como Cristo, elegimos prescindir de nuestros derechos a la comodidad y la
privacidad a fin de ser la mano de Jesús extendida hacia otros.
Lee Hebreos 13:12-14
Esta no es sólo nuestra responsabilidad como hijos de Dios, sino que también
es nuestro privilegio. No hay manera que podamos pagarle a Dios por su amor,
pero tenemos una maravillosa manera para expresarle nuestro amor por todo
lo que ha hecho por nosotros. A través de caminar el camino de la Cruz, no sólo
mostramos que verdaderamente amamos al Padre, también nos identificamos
plenamente con aquél que se identificó plenamente con nosotros.
Unicamente debido a que hemos recibido la obra de la Cruz como un regaloregalo
gratuito, es que ahora calificamos para tener el corazón de la Cruz como el Padre,
y caminar el camino de la Cruz, por el poder del Espíritu Santo.