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Barcino, de Sede Imperial A Vrbs Regia en Época Visigoda

El documento analiza la transición de Barcino de una sede imperial a una ciudad regia durante la época visigoda, destacando su efímera existencia como tal debido a eventos históricos relacionados con el final del Imperio romano. Se examinan las características urbanísticas de Barcino en los siglos IV y V, así como los hallazgos arqueológicos que revelan la estructura y la vida en la ciudad durante la Antigüedad Tardía. Además, se menciona la influencia de personajes importantes y la evolución de la comunidad eclesiástica en el contexto de la ciudad.

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Barcino, de Sede Imperial A Vrbs Regia en Época Visigoda

El documento analiza la transición de Barcino de una sede imperial a una ciudad regia durante la época visigoda, destacando su efímera existencia como tal debido a eventos históricos relacionados con el final del Imperio romano. Se examinan las características urbanísticas de Barcino en los siglos IV y V, así como los hallazgos arqueológicos que revelan la estructura y la vida en la ciudad durante la Antigüedad Tardía. Además, se menciona la influencia de personajes importantes y la evolución de la comunidad eclesiástica en el contexto de la ciudad.

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BARCINO, DE SEDE IMPERIAL A VRBS REGIA EN ÉPOCA VISIGODA 425

BARCINO, DE SEDE IMPERIAL A VRBS REGIA


EN ÉPOCA VISIGODA

J OSEP M. G URT E SPARRAGUERA


C RISTINA G ODOY F ERNÁNDEZ

Si incluimos Barcino en el repertorio de las sedes regiae


hemos de tener muy presente lo efímero de su existencia como
tal, a raíz de acontecimientos históricos muy específicos que no
pueden desvincularse del final del Imperio romano, así como del
inicio de las monarquías germánicas.
Esta ciudad fue el escenario ocasional de hechos históricos
relacionados con personajes influyentes de estirpe imperial o
vinculados a la realeza visigoda, lo que hace evidente que debía
ofrecer algunas ventajas determinantes para su elección como
sede de esos acontecimientos históricos frente a otras ciudades
de la provincia Tarraconense.
Para intentar desvelar qué motivos llevaron a esta ciudad
a asumir un papel protagonista en los episodios relacionados con
Máximo el usurpador y con Ataúlfo y Gala Placidia es necesario
averiguar qué características urbanísticas presentaba Barcino
entre los siglos IV y V. Por esta razón nos proponemos hacer un
repaso de los datos arqueológicos de los que disponemos con
el fin de conocer cómo era esta ciudad en las postrimerías del
Imperio romano. Asimismo intentaremos establecer su evolución
en época visigoda a tenor del desarrollo de otros acontecimientos
posteriores que tuvieron a Barcino como escenario.mmmmmmm
426 JOSEP M. GURT - CRISTINA GODOY

1. La ciudad de Barcino en los siglos IV y V: la arqueología


En primer lugar, la ciudad romana de Barcino tenía, ya
desde época augustea, un recinto murario que delimitaba el
perímetro de la urbs y que perdurará hasta la Antigüedad Tardía.
El pomerium, que delimitaba una superficie no superior a unas
10.4 hectáreas,1 fue trazado en época fundacional mediante una
muralla construida en opus uittatum –un paramento de sillares
de pequeña talla dispuestos en hiladas regulares– sobre unos
cimientos de grandes piedras irregulares. La muralla augustea
se ha detectado en algunos puntos de la ciudad, como en el
subsuelo del Museu d’Història de la Ciutat, en la Cripta del Museo
Marés y en el interior del Archivo Histórico de la Ciudad y el
Centro Cívico del Pati Llimona. Pero el conocimiento de sus
características edilicias se debe a un documento epigráfico que
atribuye la construcción de dicha muralla al magistrado C.
Coelius y ofrece una descripción. Según este testimonio, la
muralla del siglo I disponía de torres y puertas, sin lugar a dudas
en número de cuatro y al parecer tríforas.2
En el siglo IV se produce una refortificación, en palabras
de Granados y Rodà,3 con una nueva muralla que forraba el
recinto altoimperial, dotada de torres en su mayoría cuadradas
(fig. 1). La ciudad tiene una forma rectangular, con los ángulos
recortados diagonalmente, lo que le da un aspecto ligeramente
oval, exceptuando su fachada SE –la fachada marítima– que pre-
senta un cuerpo avanzado, cuya forma resulta difícil de deter-
minar, ya que sólo se conoce por documentación del siglo XIX.4
Tamaña empresa edilicia pública cambió sobremanera el paisaje
externo de la ciudad, porque en ella se reutilizaron –como relle-
no del muro– la mayoría de los elementos funerarios provenien-
tes de las necrópolis alto imperiales que se hallaban en torno
a las principales vías que conducían a la ciudad y que fueron
desmontados en un momento inmediatamente anterior o con-
temporáneo a la construcción de la muralla.

1. BALIL, 1961, p. 103-105.


2. GRANADOS, RIERA, MIRÓ y PUIG, 1995, p. 14-15.
3. GRANADOS y RODÀ, 1994, p. 27-28.
4. GRANADOS, 1984.
BARCINO, DE SEDE IMPERIAL A VRBS REGIA EN ÉPOCA VISIGODA 427

Fig. 1. Planta de la ciudad romana de Barcino (información: Centre d’Arqueologia


de la Ciutat de Barcelona) (sg. Catalunya Romànica, Del romà al romànic, Barcelona,
1999).

Las puertas de acceso a este recinto, hoy por hoy conocidas,


son tres. La porta decumana del NO –actualmente la de la Plaça
Nova–, que presentó siempre una forma trífora, ya desde época
augustea, estaba flanqueada por dos torres circulares, con ele-
mentos arquitectónicos reaprovechados. La porta decumana del
SE –actualmente en la Calle Regomir– sufrió una remodelación
sobre la puerta fundacional geminada, transformándose en un
acceso tríforo con torres semicirculares, conocidas, en el interior
428 JOSEP M. GURT - CRISTINA GODOY

del recinto; poco tiempo después, estas torres fueron desmonta-


das, y se construyeron otras, también semicirculares, de un
diámetro superior, exclusivamente por la parte exterior de la
muralla. Este hecho determinó que fuera necesario reformar las
poternas laterales, hasta que, finalmente, en un momento poste-
rior, a partir del siglo V, dichos accesos laterales fueron suprimi-
dos. La otra puerta, la del NE, parece que también tenía forma
trífora y estaría flanqueada por torres poligonales, según F.
Pallarés, y cuadradas según Granados y Rodà.5 mmmmmmmmm
Uno de los pocos datos cronológicos de los que disponemos
proviene de la intervención efectuada en la porta decumana SE,
y se trata –como ya hemos avanzado– de la obliteración de las
poternas laterales a partir del siglo V. Esta fecha nos sirve para
establecer un terminus ante quem, sobre el que, regresivamente,
hay que datar en una época más antigua las dos remodelaciones
que ya hemos comentado.6 Otro dato cronológico nos lo
proporciona la excavación de la torre nº 6, de forma poligonal,
que señaliza el ángulo N de la muralla (fig. 2);7 los materiales
cerámicos más modernos encontrados en dicha intervención
–aparecidos en medio del mortero que unía las piedras de
sus cimientos– son una forma Hayes 6 de TSAA y diversos
fragmentos de la forma Hayes 23 B de cerámica Común Africa-
na. En el primer caso, podemos situarnos en un contexto del
siglo III, en el segundo, dada la amplitud de su marco cronológico
para la fabricación de esta forma, podríamos admitir tanto una
fecha parecida a la proporcionada por la Hayes 6, como también
otra muy posterior. Esta segunda posibilidad puede verse avalada
por la presencia en dicho contexto de otros materiales cerámicos
–no identificados en su momento– pero que aparentemente pue-
den ser más tardíos, como por ejemplo un cerámica Común
Africana Ostia III 332 y una ánfora Keay XXV, ésta con una
cronología que empieza a principios del siglo IV y perdura hasta
mitad del V. Independientemente de la cronología inicial de cons-
trucción de la muralla tardía, podría pensarse que su construc-
ción fue una empresa edilicia larga y costosa que debió iniciarse

5. PALLARÉS, 1975; GRANADOS y RODÀ, 1994.


6. MAROT, 1994, p. 203-214.
7. DURAN i SANPERE, 1969, p. 51-67; ADROER, 1969, p. 69-79.
BARCINO, DE SEDE IMPERIAL A VRBS REGIA EN ÉPOCA VISIGODA 429

Fig. 2. Torre poligonal nº 6, planta y alzado (sg. Duran i Sanpere, 1969; dibujo:
M. Ribas). Obsérvese la reutilización de materiales procedentes de la necrópolis.
430 JOSEP M. GURT - CRISTINA GODOY

entre finales del siglo III y el siglo IV, pero siguió modificándo-
se en el siglo V.
Las intervenciones arqueológicas que se han venido efec-
tuando en la ciudad en los últimos años constatan la pervivencia
de la retícula urbana fundacional. Asimismo han desvelado la
existencia de grandes domus durante la Antigüedad Tardía que,
a juzgar por los conocimientos actuales, no parece que ocuparan
un sector concreto de la ciudad, sino que, en cierta manera, se
repartían el interior de la urbs. A nuestro entender, reproducirían
el mismo modelo urbano que había tenido la ciudad durante el
Alto Imperio, produciéndose, pues, una perdurabilidad de la
estructura del catastro urbano.
Una de estas excavaciones es la efectuada, junto a la
muralla, cerca de la porta decumana SE, en el actual centro
cultural del Pati Llimona, donde, a juzgar por la aparición de
unas pequeñas termas, debió existir una gran domus que fue
obliterada en el siglo IV. Otro caso muy relevante –aunque se
trata de un descubrimiento del año 1860– es la domus que
albergaba el célebre mosaico de tema circense –una de las me-
jores representaciones de este tipo de espectáculo de la Anti-
güedad Tardía (fig. 3)–, de unas dimensiones considerables –8,50
× 3,61 m–, y datado estilísticamente y por criterios epigráficos,
en la primera mitad del siglo IV;8 este mosaico, pertenecía segu-
ramente a una zona termal privada, según se desprende de los
restos de hipocausto que fueron hallados justo debajo. Esta
domus se hallaba cerca del paramento SE de la ciudad al O de
la porta decumana.
Pero, sin duda, uno de los más espectaculares descubri-
mientos en la ciudad en los últimos tiempos es el de la domus
de la Calle Bisbe Caçador. Está situada al S de la puerta NE,
junto a la muralla, y se trata de una casa con peristilo en torno
al cual se estructuran todas las dependencias. Respeta perfec-
tamente el catastro urbano, al menos en su primera fase, en la
que se abre a un cardo minor, mientras que en una fase posterior
invade parte de la calle. La domus destaca tanto por la profusión
en su decoración musiva como pictórica. Ha sido posible iden-
tificar la imagen de un jinete con su caballo entre las pinturas

8. BARRAL, 1978, p. 31-39; DARDER, 1993-1994 y 1996, p. 298-299.


BARCINO, DE SEDE IMPERIAL A VRBS REGIA EN ÉPOCA VISIGODA 431

Fig. 3. Fotografía, después de la restauración, del mosaico del circo procedente


de Barcelona (sg. Barral, 1978).

que decoraban los muros del peristilo (fig. 4), propia del ciclo
iconográfico de las uenationes tan frecuente en Oriente y en el
Occidente romano del siglo IV, según apreciación reciente de
Palol.9 La casa presenta también un conjunto termal de carácter
privado, adosado al recinto murario, como los que hemos seña-
lado en los otros casos.
También fue identificado un pequeño balneus en la casa
hallada en la sede del actual Museu d’Història de la Ciutat, la
Casa Padellàs, situada cerca del paramento de la muralla, al norte
de la puerta NE, aunque en este caso parece estar descon-
textualizado respecto a las estructuras arquitectónicas que lo
rodean, sin duda, anteriores.10
Asimismo otra de estas grandes domus, con un complejo
industrial de dimensiones considerables, será en parte el origen
del complejo episcopal, cuyo solar será ocupado por las estruc-
turas que, en la actualidad, se están identificando con el palacio
episcopal y dos iglesias.11 Esta casa ocuparía la extensión de una

9. PALOL, 1996; GRANADOS, RIERA, MIRÓ y PUIG, 1995, p. 94-95.


10. BARRAL, 1978, p. 63-65, fecha un mosaico de opus sectile situado en estas
estructuras que rodean al balneus en la primera mitad del siglo IV. Agradecemos las
informaciones proporcionadas por la Sra. Julia Beltrán, conservadora del Museu
d’Història de la Ciutat, sobre este balneus.
11. Vide en este mismo volumen el artículo de Ch. Bonnet y J. Beltrán.
432 JOSEP M. GURT - CRISTINA GODOY

insula de la ciudad, situada en su extremo N, cuya transforma-


ción en grupo episcopal explica la marginalidad de su ubicación
en la red urbana en vez de ocupar los solares destinados a la
gran edilicia pública como el forum. Por la extensión que hoy
por hoy se conoce de dicho complejo episcopal, puede deducirse
que ocuparía al menos cuatro insulae, por lo que a parte de la
domus conocida, otros sectores12 serían el origen del conjunto
episcopal.
El panorama que puede apreciarse a través de la arqueo-
logía demuestra que la ciudad de Barcino, durante los siglos IV
y V, presenta un catastro urbano ocupado aún por grandes domus,
sin duda de poderosos propietarios, como apunta la lujosa
decoración como la figura del caballero de la casa de la Calle
Bisbe Caçador. De esta época conocemos la figura del obispo
Paciano (ca. 370-390), que, a juzgar por su educación y formación
clásica –en opinión de Granado– debió pertenecer a una familia
importante de la ciudad. Estuvo casado y tuvo al menos un hijo,
llamado Dexter, el cual debía ser también lo suficientemente
reconocido como para que San Jerónimo desde Belén le dedicara
el tratado De uiris illustribus, y le consagrara una noticia a su
padre.13 Por coincidencias onomásticas se ha querido identifi-
car este personaje con Nummius Aemilianus Dexter, procónsul
de Asia y uir clarissimus que se encuentra citado en una inscrip-
ción de un pedestal hallado en Barcelona.14 Sea como fuere, lo
que sí parece cierto es que las jerarquías eclesiásticas se nutrían
de las clases senatoriales, cuyo patrimonio se veía favorecido por
una serie de exenciones fiscales.
Una idea de esta comunidad acomodada de Barcelona nos
la proporciona el propio San Paciano quien dice: “Suerte que
somos de clase media; sino haríamos lo que avergüenza a algunos
y algunas de más posición: tener palacios de mármol, ir
encogidos por el peso del oro que llevan encima, arrastrar colas
de seda, pintarse con carmín...” y añade “pero no nos faltan
jardines ni lugares de reposo cerca del mar, ni vinos exquisitos,

12. ¿Privados?
13. Ver el comentario de Granado en su edición de los escritos de Paciano,
p. 26.
14. RODÀ, 1992; MAYER, 1992 y 1996.
BARCINO, DE SEDE IMPERIAL A VRBS REGIA EN ÉPOCA VISIGODA 433

Fig. 4. Reconstrucción de la figura del caballero del siglo IV, procedente de la Casa
de la calle Bisbe Caçador y expuesta en la Casa Padellàs (sg. Palol, 1996).

ni banquetes espléndidos ni un lugar de descanso en la vejez”.15


A tenor de estas palabras del obispo, los feligreses de Barcelona
en el último tercio del siglo IV no se privaban de los placeres
cotidianos como los buenos banquetes y sus buenos vinos y vivían
en casas con jardines, como la arqueología va poniendo también
de manifiesto.
En este mismo contexto no podemos por menos que
mencionar la figura de San Paulino de Nola, quien fue ordenado
sacerdote por el obispo Lampio que debió suceder a Paciano en
el obispado barcinonense. Meropius Pontius Paulinus era un
personaje muy relevante dentro de la administración romana;
fue cónsul sufecto en el 379 y después gobernador de Campania,
donde debió establecer su primer contacto con el santuario de
San Félix, al cual consagraría después su vida. Paulino estaba
casado con Terasia, una rica terrateniente de origen hispano
–algunos piensan si acaso sería barcinonense– cuyo patrimonio

15. Paciano, Paraenesis ad poenitentiam 10, 3, cf. PACIANO DE BARCELONA, Escritos,


p. 138-139.
434 JOSEP M. GURT - CRISTINA GODOY

vino a engrosar el ya importante de Paulino y que Ausonio califica


como Paulini regna.16
De toda esta información arqueológica se desprende que
Barcino en el siglo IV y el siglo V presenta unos comportamientos
en la edilicia pública y privada muy específicos, de una gran
tradición romana, si los comparamos con otras ciudades de la
misma provincia. El foro permanece aparentemente intacto, al
menos hasta el siglo VI, lo que hace de esta ciudad un emblema
de la longevidad del modus uiuendi more romano.
En cambio, si comparamos esta realidad con la de la capital
de la Tarraconensis, los datos que nos ofrece el conocimiento
actual de la arqueología urbana de Tarraco demuestran que los
grandes espacios públicos se obliteran justamente en esta época,
en los siglos IV y V: éste es el caso, por ejemplo, del foro de la
colonia, cuyo abandono se fecha a mediados del siglo IV, por
monedas que después no aparecen en circuitos de circulación
más tardíos, y que, por lo tanto, permiten ser utilizados en este
caso a partir de su fecha de acuñación;17 el foro provincial se
halla habitado durante el siglo V, época en la que se ha docu-
mentado el desmonte de las lastras del pavimento;18 también en
el siglo V se fecha el abandono de los principales edificios de
espectáculos como el circo19 y el anfiteatro (fig. 5).20 Tampoco
se puede decir que existieran grandes casas en el interior de la
ciudad, como en el caso de Barcino, ya que las numerosas
intervenciones arqueológicas efectuadas en los últimos años en
la ciudad no han desvelado la presencia de mosaicos tardíos que
demuestren la existencia de grandes domus.21 Asimismo desco-
nocemos cuál sería el estado y aun el trazado de su recinto
murario durante la Antigüedad Tardía, al parecer, según indican
los trabajos arqueológicos llevados a término hasta el presente,
sólo estaría habitado el recinto correspondiente al foro provincial

16. Ausonio, Ep. 24, 14; MAYER, 1991.


17. AQUILUÉ et alii, 1991, p. 59; CARRETÉ, 1994, p. 235-242; MAR y RUIZ DE ARBULO,
1987.
18. TED’A, 1989.
19. AQUILUÉ et alii, 1991, p. 80.
20. TED’A, 1990.
21. NAVARRO, 1980.
BARCINO, DE SEDE IMPERIAL A VRBS REGIA EN ÉPOCA VISIGODA 435

Fig. 5. Plano de la ciudad de Tarraco durante los siglos VI y VII (información J. M.


Macías, J. J. Menchon, A. Muñoz y M. D. del Amo) (sg. Catalunya Romànica, Del romà
al romànic, Barcelona, 1999).

y el circo, aunque recientes hallazgos insinúan la posibilidad de


la existencia de un hábitat en la parte S de la ciudad.22 mmmmmm
Gerunda, en cambio, sí presentaba una muralla datada en
época tardía, aunque la documentación arqueológica de esta
ciudad es muy escasa.23 Tratándose de un enclave en la antigua
Via Augusta, sus posibilidades de desarrollarse y convertirse en
un centro geopolítico en el NE peninsular frente a Barcino eran
buenas, a no ser porque carecía de un puerto marítimo, indis-
pensable para la comunicación fluida entre el Golfo de León y
el Norte de Italia, escenarios de los acontecimientos políticos que
vamos a comentar (fig. 6).

22. MENCHON et alii, 1994; MACÍAS et alii, 1997.


23. NOLLA y NIETO, 1979; NOLLA, 1988 y 1994.
436 JOSEP M. GURT - CRISTINA GODOY

Fig. 6. Plano de la ciudad de Gerunda (información: J. M. Nolla y J. Sagrera)


(sg. Catalunya Romànica, Del romà al romànic, Barcelona, 1999).

2. El curso de los acontecimientos: los testimonios escritos


2a. El episodio de Máximo el usurpador como precedente
de la “capitalidad” imperial de Barcino
El primer incidente político que conocemos por las fuentes
escritas y que señala a la ciudad de Barcino como sede imperial
es el de Máximo el usurpador, a principios del siglo V. Este liberto
hispano fue proclamado augustus en la provincia Tarraconense,
gracias a la ayuda del general Geroncio, en un contexto de
enfrentamiento militar contra Constantino III, quien gobernaba
la Galia desde el 407, y al que se pretendía derrotar. A pesar
de que el historiador Zósimo (VI.5 y IX.12) narra que la procla-
mación de Máximo tuvo lugar en Tarraco, existen poderosos
argumentos de carácter numismático que inducen a considerar
BARCINO, DE SEDE IMPERIAL A VRBS REGIA EN ÉPOCA VISIGODA 437

Barcino como la ciudad escogida por dicho usurpador para es-


tablecer su sede imperial. En efecto, este usurpador decide
establecer en Barcelona la ceca para sus emisiones monetales
(fig. 7a y b), cuya relevancia por lo que respecta a la propaganda
política queda manifiesta en las acuñaciones de bronce, como
los AE2 –que constituyen una conmemoración de su propia
proclamación–, los AE3, hallados casi todos en Barcelona, y
también en las emisiones de plata, las siliquae, que han sido
halladas mayoritariamente en tesoros al norte de Barcelona.24
La creación de la ceca en Barcino y la dispersión en las proxi-
midades de esta ciudad de los hallazgos monetales acuñados por
Máximo nos llevan a plantear que este usurpador asentó su capi-
tal en Barcelona.

Fig. 7. a, Silicua de Máximo (foto T. Marot); b, AE2 de Máximo (sg. J. M. Nuix, 1976);
ambas con marca de ceca en el exergo.

Desde el 410 al 411 Máximo acuña moneda de plata en esta


ciudad para legitimar su poder, avalada por la abreviatura que
aparece en el exergo de sus emisiones (SMBA= S[acra] M[oneta]

24. Agradecemos a la Dra. T. Marot la gentileza de asesorarnos en la redacción


de este apartado.
438 JOSEP M. GURT - CRISTINA GODOY

BA[rcinonensis]). Todos los reversos de estas emisiones presen-


tan la misma leyenda: VICTORIA AAVGGG, como contracción
de augustorum, reconociendo, de esta manera, la legitimidad de
los emperadores Honorio y Teodosio II, además de la de su
propio poder. Este hecho pone de manifiesto el mutuo desprecio
entre los dos usurpadores Constantino III y Máximo, ya que
ambos reclaman su legalidad equiparándose a Honorio y Teo-
dosio II. La identificación de Barcino con las emisiones mone-
tarias de Máximo el usurpador queda ratificada por la marca
de ceca SMBA y también por los hallazgos monetarios que se
concentran en la propia ciudad y en sus inmediaciones. Además,
la producción de silicuas en relación con los cuños identificados
evidencian una gran desproporción entre dichos cuños y los
ejemplares conocidos, además de un reiterado error epigráfico
en la omisión de la segunda I de VICTORIA, que podría enten-
derse acaso porque todos esos cuños fueron fabricados en un
corto período de tiempo. Según Marot, este hecho podría res-
ponder a la intención de Máximo de crear una ceca capaz de
acuñar sobre todo siliquae con una gran celeridad; la utilización
de una talla relativamente reducida para dichas emisiones ya
hicieron proponer, en su momento, que el motivo fuera la falta
de un suministro de metal suficiente para una acuñación correc-
ta, siguiendo los patrones metrológicos contemporáneos. A nivel
de hipótesis, Marot concluye que la ceca interrumpe súbitamente
dichas emisiones, quizás por la imposibilidad de conseguir el
metal necesario o por el cierre de la misma en el momento de
la destitución de Máximo, lo que explicaría la escasez de ejem-
plares que nos han llegado.25 Comoquiera que sea, probablemente
hemos de entender que Máximo previó la acuñación de un volu-
men importante de monedas durante un largo período de tiempo,
aunque vió truncadas sus aspiraciones.
En el año 411, con la derrota de Geroncio, el efímero go-
bierno de Máximo llega a su fin. Las fuentes son a este respecto
un tanto ambiguas, porque refieren un Máximo que se refugia
entre los vándalos y huye hacia el interior de la Península,
luchando victoriosamente contra los suevos; en el 418 este perso-
naje –u otro homónimo– es aclamado augusto por sus partida-

25. MAROT, 1997.


BARCINO, DE SEDE IMPERIAL A VRBS REGIA EN ÉPOCA VISIGODA 439

rios. Los historiadores no se ponen de acuerdo si se trata o no


del mismo Máximo: así, por ejemplo, M. Mayer defiende que sí
y que acabó sus días ejecutado en Rávena en el 422, durante
las fiestas de los Tricennalia de Honorio;26 por su parte, J. Arce
sostiene que ha de tratarse de personajes distintos, ya que nuestro
personaje era partidario de los honoriacii, y su ejecución no
tendría sentido alguno.27
Sea como fuere, para lo que a nosotros nos interesa, el
personaje que escogió como sede imperial la ciudad de Barcino
fue el primer Máximo que mantuvo su poder del 410 al 411. Es
la existencia de la ceca imperial en Barcelona lo que induce a
pensar que escogiera también esta ciudad como capital. Lo que
resulta realmente interesante y relevante de este hecho histórico
es que un usurpador de estas características eligiera Barcino en
vez de Tarraco –capital de provincia Tarraconensis–, como hubie-
ra sido de esperar. Evidentemente debieron existir razones muy
poderosas para que Máximo optara por esta decisión, aunque
las fuentes escritas no son muy explícitas en este sentido y, ade-
más, como hemos visto, incluso contradictorias por lo que se
desprende de la numismática.
Se ha sugerido incluso que la construcción de las murallas
de época tardorromana podría estar acaso vinculada a la pro-
clamación de Máximo como augusto a principios del siglo V.28
Sin embargo, tal y como hemos indicado, los pocos datos
manejables hasta el presente, apuntan hacia una cronología un
poco más antigua.29 A pesar de este desfase entre la construcción
de la muralla y la proclamación del usurpador Máximo, la
existencia de dicha muralla podría haber sido un requisito
determinante a la hora de decantarse por la elección de Barcelona
en vez de Tarragona, como sede imperial, como sugiere M.
Mayer.30 Sus argumentos son las posibilidades defensivas que
le brindaba una ciudad con estas características, en unos mo-
mentos de tanta turbulencia política. De todas formas, hoy en
día, y, sobre todo a partir de los estudios de P.-A. Février, se

26. MAYER, 1993.


27. ARCE, 1982, p. 151-162.
28. GRANADOS y RODÀ, 1994, p. 80; MAYER, 1991.
29. JÀRREGA, 1991.
30. MAYER, 1996.
440 JOSEP M. GURT - CRISTINA GODOY

tiende a considerar los recintos murarios de las ciudades no sólo


por sus funciones defensivas31 sino también como emblema de
identidad de la propia urbs para delimitarla de su territorium,
además de sus inherentes capacidades de resistencia.32
Sin duda, las razones que tuvo Máximo para escoger Bar-
cino como sede imperial estarían más vinculadas a conveniencias
políticas que se nos escapan, a causa de la parquedad de las
fuentes. Quizás en la capital de la provincia Tarraconensis se ha-
llaran muchos partidarios de sus adversarios políticos. Lo cierto
es que la imagen que nos muestra la arqueología para este
momento es la de una ciudad de gran tradición romana y que
puede responder a la de un grupo social que secunde la iniciativa
de Máximo. Tampoco podemos eludir la pujanza económica de
una ciudad como Barcino que, según parece, iba adquiriendo
durante la Antigüedad Tardía. Asimismo, su posición estratégica
y su proximidad a los Pirineos y el Golfo de León, a través de
su puerto marítimo, hubo de tener la suficiente importancia para
que Barcino fuera elevada a la categoría de sede imperial.

2b. Ataúlfo y Gala Placidia en Barcelona


Un nuevo episodio de la Historia señala a Barcelona como
el escenario de la presencia de personajes de rango imperial,
como Gala Placidia, y el asesinato del rey visigodo Ataúlfo. Este
acontecimiento ha de relacionarse con los avatares políticos de
la historia del final del Imperio romano, y, por lo tanto, resulta
difícil considerar a Barcino como sede imperial ni capital regia,
porque no sabemos hasta qué punto la presencia de dichos per-
sonajes en la ciudad fue expresa o accidental. mmmmmmmmm
Como es de sobras conocido, Alarico raptó a Gala Placidia
en su saqueo de Roma en el 410, al parecer para forzar la
negociación con el emperador Honorio –hermano de Gala Pla-
cidia– y obtener un territorio para los visigodos. Ese mismo año,
Alarico murió y le sucedió Ataúlfo, quien contrajo nupcias con
la princesa imperial en Narbona. Expulsados de esta ciudad por
las tropas del general Constancio –fiel a Honorio–, los visigodos

31. FÉVRIER, 1982 y 1989-1990.


32. CANTINO WATAGHIN, 1992; GURT, RIPOLL y GODOY, 1994.
BARCINO, DE SEDE IMPERIAL A VRBS REGIA EN ÉPOCA VISIGODA 441

se vieron obligados a replegarse hacia el sur. La corte de Ataúlfo


y Gala Placidia se instaló en Barcino. En el 415 Ataúlfo fue
asesinado en esta misma ciudad, posiblemente por Sigerico,
quien, al parecer urdió su muerte para sucederle en el trono.
Poco tiempo después, en ese mismo año, muere también Sige-
rico, que fue sucedido por Valia. Valia fue el monarca que pactó
con Honorio la foederatio o concesión de un territorio donde
asentar a su pueblo en Tolosa en el 416, por el trueque de algunos
prisioneros tan ilustres como la propia Gala Placidia.33
Lo que realmente resulta ilustrativo de este acontecimiento
histórico, en el que Barcino se convierte en escenario de la
estancia de los visigodos con Ataúlfo a su frente y la princesa
Gala Placidia, es que, debido a la coyuntura política en que tienen
lugar estos episodios, resulta quizás un tanto osado hablar de
esta ciudad como sedes regia. No podemos olvidar que el poder
político del Imperio, aunque deteriorado, sigue estando vigente,
tradicionalmente hasta el 476 con la deposición de Rómulo
Augústulo. También hay que tener muy presente que la hermana
de Honorio fue secuestrada contra su voluntad, aunque después
se casara con el sucesor de su raptor, Ataúlfo. Otra cuestión
importante, que no podemos eludir, es si acaso es lícito hablar
de reyes visigodos –tal y como se entiende hoy en día– y calificar
la ciudad donde habitan como urbs regia, cuando la reivindica-
ción de los visigodos ante el Estado romano era únicamente que
les fuera otorgado un territorio donde instalarse y no perseguían
un enfrentamiento abierto de usurpación del poder; precisamen-
te el pueblo visigodo siempre había luchado como mercenario
para los emperadores legítimos contra los usurpadores.34
En este contexto histórico resulta altamente ilustrativo sub-
rayar lo que tanto recalcan las fuentes que se refieren a Ataúlfo:
su filorromanismo. Su propio matrimonio con la hermana del
emperador Honorio, puede ser interpretado tanto como un
chantaje como también podría entenderse como un gesto de su
voluntad de “romanizarse”, sin descartar, claro está, la posibi-

33. GARCÍA MORENO, 1989, p. 35-37; MAYER, 1996.


34. No podemos olvidar que Tiberio tenía un cuerpo de élite, su guardia
pretoriana, compuesta mayoritariamente por visigodos. Sobre este particular, cf.
VALLET y KAZANSKI (ed.), 1993.
442 JOSEP M. GURT - CRISTINA GODOY

lidad de legitimar su poder. En este sentido, si así fuera, Barcino


le brindaba un reciente antecedente con el emperador Máximo;
aunque si esas eran sus pretensiones, su fulminante asesinato,
meses después de asentarse en la ciudad, no le brindó la ocasión
de intentar legitimar su poder con la acuñación de moneda como
su predecesor. En favor de ese filorromanismo de Ataúlfo hay
que destacar su voluntad de fundar una provincia denominada
Romania, frente a algunos de sus súbditos que defendían la
fundación de una provincia denominada Gothia; es posible que
esta actitud suya le costara la vida.35
Como se desprende de la reflexión arqueológica, que hemos
efectuado sobre la situación de Barcino en los siglos IV y V, no
parece que quepa la menor duda de que esta ciudad conservó
la tradición del concepto romano de ciuitas, al menos hasta
finales del siglo V. La ciudad preservó arquitectónicamente sus
edificios de representación del poder público como el foro, a
diferencia de Tarraco, cuya edilicia pública se oblitera precisa-
mente en esta época, como ya hemos referido. Así es que, si en
un principio podría pensarse que la elección de Ataúlfo para
asentarse en Barcino habría podido ser un tanto azarosa –al ser
expulsados de Narbona por las tropas del general de Honorio,
Constantino– también se podría interpretar como la búsqueda
de una ciudad estratégica por su situación geográfica. Ni que
decir tiene, por otra parte, que no puede descartarse un apoyo
político para sus proyectos por parte de los grandes propietarios
de la nobleza municipal romana y hasta no debe desestimarse
un apoyo de la Iglesia. En definitiva, el primer rey visigodo que
escoge como “capital” Barcino busca el more romano que la tra-
dición hizo conservar durante más tiempo en esta ciudad.
El trágico final de Ataúlfo y la emigración de los visigodos
hacia Aquitania con Valia a su frente impidieron que Barcino
pudiera consolidarse como una capital regia o quizás imperial
–de ser ciertas las intenciones de Ataúlfo de entroncarse con la

35. Esta noticia la refiere Orosio (Hist. adv. pag. VII, 43, 3-6) y nos dice que
Ataúlfo quería al principio hacer desaparecer el Imperio romano y crear una región
denominada Gothia, pero que luego, en vistas que los godos no podían respetar las
leyes decidió mantener el romanismo –la Romania– con formas godas; sobre este
particular, cf. MARCHETTA, 1987.
BARCINO, DE SEDE IMPERIAL A VRBS REGIA EN ÉPOCA VISIGODA 443

familia de Honorio–; durante tres escasos años esta ciudad fue


el centro del poder visigodo. Las fuentes hacen referencia a un
palatium como lugar de la residencia regia, lo cual había dado
pie a identificar algunas estructuras halladas en la ciudad como
el palacio de los reyes visigodos.36 Hay que tener en cuenta, sin
embargo, que el término palatium puede aludir simplemente al
lugar de residencia, sin que ello implique una planificación edi-
licia ni menos aún urbanística. Con este término quizás se refiera
a la utilización de una residencia privada por parte de la corte
real de una de esas grandes domus de la nobleza municipal que
nos ha desvelado la arqueología.37

2c. Barcino como urbs regia: la política del siglo VII

Una vez fundado el Reino de Tolosa por Valia en el 418,


la ciudad cae en un gran olvido como escenario de hechos
políticos relevantes en relación con la corte visigoda. No es hasta
inicios del siglo VI, cuando el nombre de Barcino (Barchinona,
según las fuentes) vuelve a aparecer como escenario de algunos
episodios políticos visigodos. A partir de la batalla de Vouillé,
en el 507, por la que los visigodos son expulsados de la Aquitania
por los francos, este pueblo se dirige hacia el sur, hacia la
Península Ibérica.
Al parecer, según atestigua la Chronica Caesaraugustana, a.
510, Barcino fue la sede de Gesaleico, hijo bastardo de Alarico
II, que usurpó el trono al joven Amalarico, heredero legítimo de
la corona, entre el 507 el 510, fecha en la que asesina a Goerico
–partidario de Amalarico– en el palacio de Barcelona.38 Poco
después, Gesaleico se dio a la fuga hasta alcanzar el Norte de
África, huyendo de las tropas de Hebbano, general del rey ostro-
godo Teodorico, que se había proclamado protector de su nieto
Amalarico. En ese momento se inicia, lo que, en palabras de R.

36. Las revisiones actuales demuestran, sin embargo, que se trata del propio
palacio episcopal, según nos consta por los trabajos de reinterpretación que lleva a
cabo el Museu d’Història de la Ciutat, vide. el texto a este respecto en este mismo
volumen.
37. Sobre este particular, cf. ARCE, 1997.
38. Chonica Caesaraugustana, ad a. 510: Gesaleicus Goericum Barcinone in
palatio interfecit..., (ed. MOMMSEN, p. 223).
444 JOSEP M. GURT - CRISTINA GODOY

d’Abadal, se conoce como el “intermedio ostrogodo”.39 Al parecer,


y según esta misma fuente, Amalarico alcanzó el trono y se instaló
en Barchinona. Estuvo de regente el rey ostrogodo Teodorico.
Amalarico fue vencido en la Narbonense por el rey franco
Hildeberto y asesinado por un tal Besón en el 531 en la propia
ciudad de Barcelona.40 Otras fuentes nos ofrecen versiones muy
distintas sobre estos mismos acontecimientos. La Historia pseu-
doisidoriana, por ejemplo, nos dice que Amalarico, derrotado en
Narbona huyó a Barcelona, donde fue asesinado por los suyos.41
Si recurrimos al testimonio de Isidoro de Sevilla, la versión de
los hechos es la siguiente: Gesaleico se refugió en Barcelona, tras
la derrota que sufrió en Narbona por las tropas del rey de los
burgundios, Gundebaldo. Teodorico le privó del trono y Gesaleico
huyó a África en busca del apoyo de los ván-dalos; de allí volvió
a Aquitania y a Hispania donde, perseguido desde el duodécimo
miliario de Barcelona, fue capturado y muerto por el general
ostrogodo Ebán, más allá del rio Druantius, en la Galia, en el
511.42 Y respecto a Amalarico, Isidoro nos ofrece dos versiones:
la primera, según la que sería vencido por Hildeberto, rey de
los francos, en Narbona, y refugiado en Barcelona, sería decapi-
tado por su propio ejército;43 la segunda versión isidoriana pone,
por contra, como escenario de la muerte de Amalarico el propio
foro de Narbona.44
Sean como fueren los detalles concretos de estos aconte-
cimientos políticos, lo cierto es que parece ineludible que Bar-
chinona tuvo un peso específico como urbs regia entre el final

39. ABADAL, 1969; GARCÍA MORENO, 1989, p. 87-93, prefiere la denominación de


“supremacía ostrogoda”.
40. Amalaricus rex cum Hildiberto Francorum rege in Gallia superatus
Narbonensi in proelio Barcinonem fugiens uenit ibique a Franco nomine Bessone angone
percussus interiit (Chronica Caesarugustana, ad a. 531, ed. MOMMSEN, p. 223).
41. Ubi a rege Francorum obsessus noctu secessit in partes Barchinone ibique
a suis interfectus est eo quod fugisset, (Hist. Ps. Is. 12, ed. MOMMSEN, p. 385).
42. ... ab Ebbane Theodorici regis duce duodecimo a Barcinona urbe miliario
commisso proelio in fugam uertitur captusque trans fluvium Druentium Galliarum
interiit, (Isidoro, Hist. Goth. 38, ed. MOMMSEN, p. 282).
43. Barcinonam trepidus fugit effectusque omnium contemptibilis ab
exercitubiugulatus interiit, (Isidoro, Hist. Goth. 38, ed. MOMMSEN, p. 283).
44. ... qui cum ab Hildeberto Francorum rege apud Narbonam proelio superatus
fuisset Barcinonam fugiens uenit omniumque contra se odio concitato apud Narbonam
in foro ab exercitu iugulatus interiit, (Isidoro, Hist. Goth. 40, ed. MOMMSEN, p. 283).
BARCINO, DE SEDE IMPERIAL A VRBS REGIA EN ÉPOCA VISIGODA 445

del Reino Visigodo de Tolosa hasta la muerte de Amalarico en


el 531, fuera éste asesinado en dicha ciudad o bien en la misma
Narbona. Barcelona aparece como una ciudad bien protegida
situada en la retaguardia del frente franco.
Por el contrario, no contamos con la certeza de que tuviera
la misma importancia bajo el reinado de Teudis (531-548), del
cual se sabe que actuó contra los francos desde la provincia
Tarraconense, pero sin precisarse la ciudad donde asentó su
residencia. Al igual que sus predecesores, murió asesinado in
palatio, sin otras precisiones.45 Bajo su reinado tuvo lugar el I
Concilio de Barcelona, en el año 540, de carácter provincial, y,
aunque no se explicita en el texto su permiso, podemos deducir
que –de tener su corte en Barcelona– tuvo que ser tolerante con
la Iglesia Católica, porque, de lo contrario, este sínodo no hubiera
tenido lugar. Pero este mismo fenómeno puede tener una doble
lectura. La omisión del permiso del monarca en la celebración
de dicho concilio podría ser sintomática también de que la Iglesia
actuaba al margen de los avatares políticos, porque durante ese
mismo período la provincia Tarraconense celebró dos reuniones
conciliares bajo la égida del rey ostrogodo Teodorico, contra el
cual Teudis se había revelado en esos momentos.46
A pesar de que los testimonios son contradictorios y de
difícil interpretación, lo cierto es que, si Barcino fue erigida al-
guna vez como sedes regia, debió ser durante los reinados de
Amalarico (510-531) y Teudis (531-548), incluyendo el denomi-
nado “intermedio ostrogodo” (507-526). En realidad resulta muy
complicado precisar cuando se acaba el período de supremacía
ostrogoda y, tanto en el reinado de Amalarico como en el de
Teudis, se denota una pugna de intereses encontrados entre las
diferentes estirpes godas. A la muerte de Teodorico, en el 526,
Amalarico firmó un tratado con el rey ostrogodo Atalarico –nieto
y sucesor de Teodorico–, según el cual ya no debía enviarle el
tributo a Italia, y que supondría el final de ese período de
predominio ostrogodo. Sin embargo, resulta un dato interesante
tener en cuenta en relación a este hecho la buena predisposición

45. Isidoro, Hist. Goth. 43, (ed. MOMMSEN, p. 284).


46. Se trata del Concilio de Tarragona del 516, el de Gerona del 517, en cambio
el I de Barcelona del 540 omite el permiso de Teudis o del rey ostrogodo, VIVES,
MARTÍNEZ y MARÍN, 1963.
446 JOSEP M. GURT - CRISTINA GODOY

de la Iglesia tarraconense para con el monarca ostrogodo, refle-


jada en las actas de los concilios –que ya hemos comentado–,
incluso después de la muerte del monarca y muy posteriormente
a la fecha en que la historiografía hace finalizar tradicionalmen-
te el control ostrogodo sobre estas tierras.mmmmmmmmmmmm
En este sentido, contamos con un documento numismático
identificado recientemente que puede arrojar algo más de luz
sobre este problema. Se trata de una moneda de plata que por
su metrología sólo puede corresponder a ¼ de silicua, que apa-
reció en un contexto muy bien datado en el siglo VI en las
excavaciones de la Plaza Sant Miquel.47 La moneda presenta en
el anverso un busto hacia la derecha, con ínfulas, ataviado con
un paludamentum sujeto por una fíbula y con una cruz pectoral
que caracteriza las emisiones visigodas de oro; la leyenda, aunque
degenerada y con errores epigráficos, permite recomponer la
titulatura de Justiniano I (527-565). El reverso representa una
victoria, dispuesta hacia la izquierda, y sujetando una larga cruz,
con la leyenda incompleta VICTORIA AVG(ustorum), típica de
las emisiones bizantinas de oro, a las cuales imita.48 En este
mismo lugar,49 fue descubierto también un tremissis visigodo de
imitación a nombre de Justiniano I, posiblemente acuñado en
la Península Ibérica, ya que los visigodos estaban definitivamente
instalados.50 Algunos autores incluso plantean la posibilidad de
que la ceca de estas imitaciones podría haber sido Barcino,
durante el reinado de Teudis (531-548) ya que, según ellos, ésta
era la capital regia, en ese momento.51 Ambas acuñaciones, la
de oro y la de plata presentan unos tipos muy similares.
Para lo que a nosotros nos interesa, la importancia que estos
datos numismáticos pueden tener históricamente estriba no
tanto en la identificación de Barchinona como ceca de dichas
emisiones, sino en el predominio del patrón metrológico ostro-

47. Agradecemos a la Dra. T. Marot esta documentación inédita, MAROT, e.p.


48. BELLINGER, 1966, p. 66-67.
49. Aunque procedente de una intervención arqueológica de 1969.
50. BARRAL, 1975, p. 153.
51. MATEU LLOPIS, 1936, p. 152; REINHART, 1945, p. 227; TOMASINI, 1964, p. 154.
A nuestro juicio, la hipótesis de la identificación de Barchinona como la ceca de estos
tremissis de imitación bizantina y su cronología viene determinada por el apriorismo
que supone la propia cronología de los reinados de Amalarico y Teudis, sin que
aparezca el nombre de dichos monarcas, como autoridades emisoras.
BARCINO, DE SEDE IMPERIAL A VRBS REGIA EN ÉPOCA VISIGODA 447

godo. Según Marot, la moneda de plata es ¼ de silicua, deno-


minación que sólo se conoce entre las emisiones ostrogodas, y
al imitar tipos bizantinos de Justiniano I su acuñación ha de
ser necesariamente posterior a su ascensión al trono imperial
en el 527. Por esta razón, propone una fecha de emisión –tanto
para las acuñaciones de oro, como las de plata– bien a finales
del reinado de Amalarico o bien durante el de Teudis.52
Lo que resulta realmente curioso de este fenómeno es que
la influencia del patrón metrológico ostrogodo se lleve a cabo
en un momento en que se creía finalizado su predominio, con
la muerte del monarca Teodorico. Cabe la posibilidad de que
alguno de estos reyes visigodos –Amalarico o Teudis–, una vez
concluida la regencia ostrogoda, copiaran su sistema monetario,
y, aprovechando la ceca de Barcino –que ya tenía un precedente
con las acuñaciones de Máximo el usurpador–, realizaran estas
emisiones, no con fines propagandísticos, ya que no son
conmemorativas, sino para abastecer el mercado de circulante.
Ahora bien, lo que parece determinante es que estas emisiones
no perseguían enaltecer Barchinona como sede regia con fines
de propaganda política, sino que por el contrario se mantienen
muy fieles a las líneas metrológicas imperiales y ostrogodas, a
diferencia de la intención conmemorativa de la proclamación de
Máximo en Barcino más de un centenar de años antes.
Existen otros argumentos que apuntan al hecho que, de ha-
berse instalado la corte en Barcelona durante el reinado de
Teudis, su existencia como urbs regia debió ser muy efímera.
Como hemos visto, ninguna fuente escrita nos indica explícita-
mente que dicho monarca instalara la sede en Barchinona. Al
parecer existe en la historiografía catalana una tendencia en
hacer de Barcelona la capital del reino visigodo, previamente a
su instalación en Toledo, idea que ya lanzó R. d’Abadal53 y siguió
J. Sobrequés,54 sin que después haya sido cuestionada. Sin
embargo, otros autores, como E. A. Thompson defienden que
fue el mismo Teudis quien instaló la capital del reino en Toledo

52. MAROT, e.p.


53. ABADAL, 1969, p. 54-56.
54. SOBREQUÉS, 1975, p. 159-160.
448 JOSEP M. GURT - CRISTINA GODOY

ya en el 546, cuando publicó su conocida ley.55 Este mismo


parecer lo comparten los editores del Codex rescriptus del Archivo
Capitular de León (ca. siglos VI-VII) que contiene la Ley de Teudis
del 24 de noviembre del 546, F. de Cárdenas y F. Fita.56 Este
manuscrito señala explícitamente que dicha ley la promulgó
Teudis ya en Toledo –Flauius Theudis Toleto recognouit–, con lo
cual no existe duda de que ya al menos en el 546 la capital del
reino visigodo había sido instalada en dicha ciudad de la
Carthaginensis, en cuyo palacio murió en el 548.mmmmmmmmm
El papel de la Iglesia Católica, en la determinación de
Toledo como sede del reino visigodo en la península, debió ser
determinante. No hemos de olvidar que la Iglesia tarraconense
se mantuvo fiel a los principios de la supremacía ostrogoda
–como se pone de manifiesto en las actas de los concilios– y aun
al Imperio de Oriente. Puede que no sea una simple coincidencia
que ya en el 527 –un año después de la muerte de Teodorico
y el mismo año que asume la púrpura Justiniano I– Toledo fuera
erigida como sede metropolitana de la provincia Carthaginensis,
en detrimento de Cartagena y ratificada por el II Concilio de
Toledo. La ambición del obispo de Toledo, Montano, hizo que
propusiera el despliegue de la provincia en dos, creando la nueva
provincia de Carpetania que englobaba las sedes de Palencia y
Segovia. El transcurso de los hechos políticos, con la ocupación
de Cartagena por los bizantinos en el 552, favoreció que el
metropolitano de Toledo fuera incrementando su poder hasta
asumir el control total sobre la provincia y sobre el reino de
Toledo al convertirse en sede primada.57 Resulta pues muy
probable que Teudis, no hallando el apoyo esperado en la Iglesia
Tarraconense, se decidiera a trasladar la capital a Toledo, cuya
iglesia, representada por su obispo Montano, estaba dispuesta
a ofrecerle su respaldo –a cambio de la extensión de su poder
en la provincia– para que el monarca pudiera llevar a buen puerto
sus propósitos políticos y jurídicos.

55. THOMPSON, 1969, p. 386, nota 20. Ver el texto de I. VELÁZQUEZ y G. RIPOLL,
donde se debate ampliamente el texto de la Ley, en este volumen.
56. DE CÁRDENAS y FITA, 1991, p. XXV-XXVI. Para un estudio de esta ley, cf.
ZEUMER, 1944.
57. MANSILLA, 1991 y 1994, p. 310-313.
BARCINO, DE SEDE IMPERIAL A VRBS REGIA EN ÉPOCA VISIGODA 449

Tras el reinado de Teudis, Barchinona continúa bajo el


dominio visigodo, pero pierde su calidad de urbs regia, si es que
llegó a serlo alguna vez. Sabemos que gozó de cierta prosperidad
y que tuvo ceca propia desde Leovigildo (573-586) hasta Witiza
(696-710), aunque no todos los monarcas acuñaron tremises de
una forma continuada.58 La ciudad contaba con la presencia
de un comes, que, junto al uicarius, ejercían el poder civil y mili-
tar, no sólo en la ciudad, sino también en el territorio o condado
que la circundaba.59
Asimismo fue la capital de un distrito fiscal, como de-
muestra el excepcional documento conocido como el De fisco
Barcinonensi, datado en el año 592, durante el reinado de
Recaredo.60 Este texto, de una riqueza considerable, contiene una
gran información sobre la vida económica y el desarrollo fiscal
de las ciudades bajo el control del poder visigodo. Cuatro obispos
–de los cuales no se especifica su sede– y de los que destaca
Artemius, presuntamente obispo de Barcelona, se reúnen en
dicha ciudad, escogidos como numerarii por el comes patrimo-
nium, Escipión, para dar su consentimiento a la cantidad tribu-
taria que los territorios de este distrito fiscal debían pagar al
Estado visigodo.61 La importancia de esta relevante fuente histó-
rica, para lo que a nosotros nos interesa, es que demuestra el
alto grado de autoridad civil y económica que tenían los obis-
pos de las ciudades bajo control de los reyes visigodos de Toledo.

3. Transformaciones urbanísticas de los siglos VI y VII

Los datos arqueológicos de los que disponemos para el


conocimiento de la ciudad en esta época apuntan no sólo a una
profunda transformación en la estructura urbana, sino aun diría-
mos más: se cambia el concepto de ciudad romana.

58. MILES, 1952; BARRAL, 1976.


59. GARCÍA GALLO, 1940-1941, p. 40-63; GARCÍA MORENO, 1974, p. 5-155.
60. GARCÍA MORENO, 1971.
61. Domnis sublimibus et magnificis filiis aut fratribus numerariis Artemius vel
omnes episcopi ad ciuitatem Barcinonense fiscum inferentes : Quoniam ex electione
domni et filii ac fratris nostri Scipioni comiti Patrimonii in anno feliciter septimo gloriosi
domni nostri Recaredi regis in officium numerarii in ciuitatem Barcinonensem prouinciae
Terraconensis electi estis, et a nobis sicut consuetudo est consensum ex territoriis quae
nobis administrare consueuerunt... (VIVES, MARTÍNEZ Y MARÍN, 1963, p. 54).
450 JOSEP M. GURT - CRISTINA GODOY

Las grandes domus existentes intramuros de Barcino entre


los siglos IV y V empiezan a desaparecer y transformarse en los
siglos VI y VII. Al parecer, en algunas insulae estas grandes casas
son remozadas en pequeños ámbitos de vivienda que reaprovechan
todo tipo de materiales, incluso escultóricos, aunque parece que
respetan a grandes rasgos el catastro urbano. Esta transforma-
ción en las formas de hábitat puede que nos esté indicando un
cambio de población –o su empobrecimiento– que vive ahora
intramuros de la ciudad. El mejor ejemplo lo constituye el de
las excavaciones en la Plaza Sant Miquel, en las que ha sido
identificado un barrio popular que ocupa dos insulae de la ciudad
augustea. En la manzana situada en el NW, ocupada por una
zona termal, según F. Pallarés fueron identificadas estructuras
de hábitat, realizadas con técnicas sencillas y materiales pobres,
como piedras y barro.62
La insula SE corresponde a una casa con impluuium, ade-
más de una serie de tabernae que abren a un cardo y a un
decumanus de la retícula de la ciudad. Sin solución de conti-
nuidad aparente sobre las estructuras de esta insula se identifica
una reforma urbanística completa. A pesar de que los testimo-
nios de esta renovación son escasos y están mal conservados,
se puede llegar a identificar una serie de ámbitos que corres-
ponden a pequeños hábitats ordenados a partir de una remoción
de las calles. Esta red viaria mantiene la retícula augústea,
subdividiendo el interior de la propia insula. Las nuevas calles
se caracterizan por un pavimento con preparación de tegulae
fragmentadas. Los materiales de construcción de las casas son
de reempleo –incluso se utilizan materiales escultóricos– y,
exceptuando un único opus signinum, el resto de los pavimentos
descubiertos son de tierra batida. La presencia de pozos y la
identificación de un horno, posiblemente de pan, corroboran
la hipótesis de que se trata de pequeños hábitats. La casa que
tiene pavimento de opus signinum es la que ha desvelado los
materiales más interesantes: hebillas de cinturón de bronce y
un anillo con la inscripción PAVLVS/PETRVS; bajo su pavimento
fueron halladas cerámicas africanas de las formas Hayes 64, 67,

62. PALLARÉS, 1969.


BARCINO, DE SEDE IMPERIAL A VRBS REGIA EN ÉPOCA VISIGODA 451

ánforas Keay LIII y cerámica común del tipo 7 de Reynolds, que


ayudarían a establecer la datación entre los siglos VI y VII.63
La zona del foro sufre también una profunda transforma-
ción en esta época, perdiendo definitivamente su función como
centro neurálgico, desempeñada en la ciudad de época romana.
Los materiales nobles y las inscripciones conmemorativas que
debían encontrarse en el foro todavía en el siglo VI, fueron objeto
de saqueo y desmontaje para ser reutilizados como materiales
constructivos en las nuevas edificaciones que estaban transfor-
mando la ciudad.64
Como contrapunto a esta profunda transformación en el
hábitat urbano, el grupo episcopal se va expandiendo y monumen-
talizando, utilizando también materiales de reempleo, a lo largo
del siglo VI y VII,65 como si realmente se convirtiera en el centro
neurálgico de la ciudad, poniendo de manifiesto el aumento de
la autoridad episcopal en la urbe, como también corroboran las
fuentes escritas, como el documento De fisco Barcinonensi, al
que ya hemos hecho alusión.
Lo que realmente resulta excepcional es el crecimiento del
suburbium, que está ocupado por zonas de hábitat y un gran
cinturón de necrópolis, situado desde el extremo NW de la ciudad
hasta su extremo E, extendiéndose sobre una superficie superior
al de la propia urbs, a juzgar por los testimonios hasta hoy apa-
recidos. Porqué el suburbium se extiende en esta zona y no al
S y SW de la ciudad, se debe, sin duda, a que el sector estaría
ocupado en gran parte por las marismas correspondientes al
estanque de El Cagalell.66 En cambio, el sector comprendido entre
la entrada de la Vía Augusta por el NE, que atravesaba el antiguo
catastro rural de época augustea, y la línea de costa presenta
una topografía más favorable para el desarrollo de un hábitat.
Este mismo suburbium mantiene una continuidad de hábi-
tat en época medieval. En época carolingia el obispo Frodoino

63. GRANADOS, 1987; GRANADOS, MIRÓ, PUIG y RAYA DE CÁRDENAS, 1993; RAYA DE
CÁRDENAS y MIRÓ, 1994. Agradecemos al Sr. A. Nicolau, director del MHCB, y a la
Sra. M. Raya, el haber podido acceder a la memoria arqueológica de este sector.
64. BANKS, 1984a, p. 615.
65. Aspecto que tiene un trabajo específico dentro de esta misma obra. Ver
también GODOY, 1998; GODOY y GURT, 1998.
66. RIERA, 1990 y 1995.
452 JOSEP M. GURT - CRISTINA GODOY

encuentra las reliquias de Santa Eulalia en la iglesia de Santa


Eulalia de las Arenas, y, por el relato de la inuenctio, en dicha
iglesia se celebraba aún el culto en el 877, fecha en que son
trasladadas para la consagración de la nueva catedral de la Santa
Cruz.67 En torno al año 1000 se desarrollan dos barrios, el
conocido como Castell Vell, junto a la puerta NE, y el que se
genera en torno a Santa María del Mar, en el extremo E del
recinto murario (fig. 8).68 Durante la época bajomedieval, a partir
del siglo XIII y XIV, este sector de la ciudad se convierte en un
burgo de gremios artesanales, cuya presencia se refleja aún en
el nombre de ciertas calles.69
Los datos arqueológicos hoy por hoy conocidos no son
suficientes para establecer una evolución diacrónica de este
sector. Sin embargo, hay que destacar la existencia de enterra-
mientos que parecen antiguos, dentro del período en cuestión,
en la parte más septentrional, mientras que encontramos las
inhumaciones más tardías en el sector más cercano al mar y
en los puntos más alejados de la ciudad.
En el ángulo N, junto a la muralla, existió en el siglo III
una villa suburbana, que tiempo después fue obliterada por la
necrópolis que circundaba la ciudad. En este sector, situado bajo
la actual Plaza de Antonio Maura, fueron halladas numerosas
tumbas de tégulas a doble vertiente y un mausoleo donde se
encontró una lauda musiva, de influencia africana y que los
especialistas fechan en el siglo V (fig. 9).70 Sin embargo, este
cementerio debió continuar en uso hasta el siglo VII, por lo menos,
puesto que una de las sepulturas contenía una hebilla de cinturón
de esta época.71
De las necrópolis más representativas identificadas en este
sector, cabe destacar el grupo de 107 tumbas halladas bajo el
presbiterio de Santa María del Mar (fig. 10). La excavación
demostró que este cementerio traspasaba los límites estrictos de
la iglesia medieval.72 El 21,4% de estas inhumaciones habían sido

67. VINYOLES y VERGÉS, 1992, p. 155-170; GODOY, 1998, p. 319-320.


68. BANKS, 1984, p. 613. GRANADOS, RIERA, MIRÓ y PUIG, 1995, p. 34-39.
69. BATLLE, 1968.
70. BARRAL, 1978, p. 58-60.
71. TRAVESSET, 1993.
72. RIBAS, 1977.
BARCINO, DE SEDE IMPERIAL A VRBS REGIA EN ÉPOCA VISIGODA 453

Fig. 8. Plano de la ciudad de Barcelona en el año 1000 (sg. Ph. Banks, 1992).

efectuadas en ánforas, según Keay73 y el tipo más utilizado es la


Keay LXII, cuya cronología de uso se sitúa entre los siglos VI
y VII.74 También fueron identificadas zonas de necrópolis desde
el mercado de Santa Catalina (situado en la parte septentrional),
excavado en 1992, las tumbas halladas en la Calle Argentería
(entre la porta principalis y la Iglesia de Santa María del Mar)
a fines de 1996 y las recientemente aparecidas en 1997 en la Calle
Comerç, nº 7 y el monasterio de San Agustín, sobre la misma
Vía Augusta.75
El hecho de que algunas tumbas halladas en la Plaza del
Rey, dentro de la ciudad, junto al grupo episcopal, sean en
ánforas de los tipos Keay LX, LXI, LXII, LXIII y LRA 4 nos de-
muestran la coexistencia de ambos cementerios durante los si-
glos VI y VII.76 La constitución de una necrópolis intramuros rela-

73. KEAY, 1984.


74. RAMALLO, RUIZ y BERROCAL, 1996.
75. Agradecemos dicha información al Servei d’Arqueologia de la Ciutat y al
Sr. F. Puig.
76. KEAY, 1984. Vide dentro de este mismo volumen el trabajo de Ch. Bonnet
y J. Beltrán.
454 JOSEP M. GURT - CRISTINA GODOY

Fig. 9. Mausoleo de la Plaza de Antonio Maura. Planta y lauda musiva aparecida


sobre una de las tumbas (sg. Travesset, 1993).

cionada con el grupo episcopal no eliminará la tradición de las


grandes necrópolis fuera muralla.
La existencia de una zona tan extensa de necrópolis se
justificaría, probablemente, por la presencia en el lugar de un
centro de culto de origen martirial. Esto justificaría que este
sector pudiera cumplir las funciones de cementerio y, al mismo
tiempo, ejercer como centro de convivencia y hábitat en torno
BARCINO, DE SEDE IMPERIAL A VRBS REGIA EN ÉPOCA VISIGODA 455

Fig. 10. Planta de la necrópolis situada bajo la iglesia de Santa María del Mar
(sg. M. Ribas, 1977).
456 JOSEP M. GURT - CRISTINA GODOY

a una iglesia. García Moreno pone en relación esta zona de in-


humación con la ubicación de un monasterio, fundado en el
siglo VII por el obispo Quirico.77 Este hecho se relaciona con el
culto a Santa Eulalia en Barcelona, que dará origen a la iglesia
de Santa Eulalia de las Arenas,78 de donde el obispo Frodoino
realizará el traslado de las reliquias para consagrar la nueva
catedral carolingia.79 De ser cierta la existencia de esta iglesia
y la del monasterio, tendríamos perfectamente justificada la ra-
zón del desarrollo del suburbium en esta zona, entre el mar, la
ciudad y la Vía Augusta, con la presencia de una iglesia y la ne-
crópolis.
No podemos, sin embargo, olvidar otros elementos que ayu-
dan a restituir la configuración de las transformaciones expe-
rimentadas en la ciudad/suburbium. Los estudios de arqueo-
morfología, iniciados a finales de los años ochenta y centrados
en el territorio más inmediato de la ciudad han individualizado
una fase caracterizada por importantes cambios que afectan
tanto al medio físico como a la propia dinámica poblacional de
la zona. El tipo de estudio desarrollado desde una perspectiva
diacrónica e integradora, ha permitido constatar un importante
proceso de cambio en la evolución de la morfología del territorio
de la planicie durante la Antigüedad Tardía y los inicios de la
alta Edad Media.80 Su estudio pone de manifiesto el inicio de
la puesta en explotación de los llanos deltaicos, formados en esa
época al sur de la ciudad, y asimismo una rápida polarización
de la zona.
El análisis arqueomorfológico ha permitido constatar algu-
nos elementos de esta fase de evolución paisajística. Se ha
podido documentar el trazado de nuevos ejes viarios que comu-
nican las sierras litorales con las llanuras deltaicas de reciente
formación. Los nuevos ejes en su recorrido suelen reutilizar y
reformar vías anteriores y antiguos limites de la centuriación
augustea. A estos cambios estructurales hay que añadir la poten-

77. Quiricus, qui tui (Eulalie) locum sepulchri regulis monasticis ad honorem
consecrauit sempiterni numeris (Hymn. Goth. 168); GARCÍA MORENO, 1977-78.
78. Nótese lo sugerente que resulta el nombre en un lugar cercano al mar
y al puerto.
79. VINYOLES y VERGÉS, 1992; GODOY, 1998; GODOY y GURT, 1998.
80. PALET, 1997.
BARCINO, DE SEDE IMPERIAL A VRBS REGIA EN ÉPOCA VISIGODA 457

Fig. 11. Representación aproximada de las fases de desarrollo del delta del Llobregat,
durante los siglos VII y VIII (según Palet y Riera, 1994).

ciación de los itinerarios y ejes de comunicación interiores a


través de las sierras litorales.81
La nueva organización territorial significa una pérdida de
la posición central que durante el Imperio presentaba la ciudad
de Barcino, en favor de la nueva polaridad que durante la Anti-
güedad Tardía adquiere el sector conocido en los textos del si-
glo X como El Port, situado al sur de la ciudad y a los pies de
la montaña de Montjuïc, zona donde confluyen las nuevas vías
que se dirigen hacia el delta del Llobregat, lugar en el que sin
duda se sitúa el puerto de la ciudad (figs. 11 y 12).82
Esta reordenación territorial se relaciona con un primer apro-
vechamiento pecuario de los deltas y del conjunto del territorio,
proceso que ve aumentar la importancia y expansión que en este
período adquiere el pastoreo en la costa central catalana. El
cultivo de pastos hidrófilos en el delta a partir de los siglos VII-
VIII confirma este primer aprovechamiento ganadero.83 Las nue-

81. PALET y RIERA, 1990, 1992 y 1998.


82. BANKS, 1984b; RIERA y PALET, 1993; PALET y RIERA, 1994a y 1994b.
83. RIERA, 1995; PALET, 1997.
458 JOSEP M. GURT - CRISTINA GODOY

vas vías se interpretan como cañadas para el traslado de los


rebaños entre los prados húmedos deltaicos y las zonas de pasto
interiores. Es, en definitiva, la comprobación de cómo se sus-
tituye una economía agrícola, basada en los cereales, el aceite
y el vino, por una ganadería trashumante.
De todo ello se podría deducir la presencia de un suburbium
más alejado del recinto urbano que la zona de necrópolis exis-
tente al E de la ciudad. Sin embargo, y a diferencia del anterior,
no contamos con ninguna evidencia de hábitat ni de necrópolis
en este sector, aunque sabemos de la importancia que adquirió
en la Edad Media.84
La existencia de estos nuevos polos de atracción, en los
suburbia de Barchinona durante los siglos VI y VII, nos permite
ver la ciudad desde otra perspectiva y, sobre todo, valorar el
contenido urbano –como urbs regia– de forma muy distinta. Efec-
tivamente, parece que se establece una dualidad clara entre un
núcleo donde puramente se concentra el poder y un foco pro-
ductor en un extenso suburbium alejado de la urbs. Los datos
arqueológicos disponibles hasta el presente permiten trazar la
evolución general de la población de época imperial en el
territorio de Barcino. Los mismos demuestran que existe una
continuidad clara hasta los siglos IV-V, sin que ello signifique la
ausencia de cambios igualmente destacables. Pero, será a partir
del siglo VI cuando los modelos de ocupación experimentan una
transformación más significativa. En el sector central de la
llanura, entre los ríos Besós y Llobregat, se documenta una
tendencia a ocupar los emplazamientos del interior, en las
primeras estribaciones de la sierra litoral, fenómeno que podrí-
amos relacionar con el desarrollo de los itinerarios que atraviesan
esta zona. En este sentido, cabe destacar que, en la mayor parte
de iglesias altomedievales situadas en esta zona interior, se han
documentado restos de época romana, fenómeno que ha sido
interpretado como el reflejo de una cierta continuidad en la
ubicación de determinados asentamientos entre ambos períodos,
aunque arqueológicamente no se ha detectado ninguna secuencia
estratigráfica que lo demuestre.85

84. PALET y RIERA, 1994a; PALET, 1997.


85. BANKS, 1984a, p. 607; RIU, 1984; BANKS, 1992; PALET, 1991, p. 179.
BARCINO, DE SEDE IMPERIAL A VRBS REGIA EN ÉPOCA VISIGODA

Fig. 12. Plano de la zona de El Puerto-Montjuïc (sg. Palet y Riera, 1994).


459
460 JOSEP M. GURT - CRISTINA GODOY

La evolución de la población al noreste de la ciudad, el


Maresme, bien conocida a partir de distintas investigaciones,86
corrobora el mismo fenómeno apuntado para el llano más
próximo a Barcino, tendente a un desplazamiento hacia el inte-
rior de las áreas ocupadas con anterioridad. Seguramente se trata
de la manifestación del mismo proceso económico pecuario que
potencia los ejes y las vías interiores, en detrimento de los
itinerarios litorales. Son precisamente estos asentamientos situa-
dos hacia el interior los que presentan una mayor continuidad
desde la Antigüedad Tardía, y cuya localización coincide, la
mayoría de las veces, con los emplazamientos ocupados prefe-
rentemente durante la Edad Media, como se documenta por los
textos medievales de los siglos XI-XII.87
Esta organización del hábitat y, consecuentemente, la dis-
tribución de la propiedad, tiene mucho que ver con la dinámica
del propio núcleo urbano, convertido única y exclusivamente en
centro de poder civil y religioso dentro del Reino Visigodo.

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