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Obligaciones Mancomunadas La Ley

Las obligaciones mancomunadas implican la existencia de múltiples acreedores o deudores, donde la deuda se distribuye en partes proporcionales entre ellos. Se regulan en el Código Civil, que establece que la mancomunidad es la regla general, a diferencia de la solidaridad que requiere un pacto expreso. La jurisprudencia ha evolucionado hacia la aceptación de la solidaridad sin necesidad de un término explícito, siempre que se evidencie la intención de las partes de crear una obligación solidaria.

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Obligaciones Mancomunadas La Ley

Las obligaciones mancomunadas implican la existencia de múltiples acreedores o deudores, donde la deuda se distribuye en partes proporcionales entre ellos. Se regulan en el Código Civil, que establece que la mancomunidad es la regla general, a diferencia de la solidaridad que requiere un pacto expreso. La jurisprudencia ha evolucionado hacia la aceptación de la solidaridad sin necesidad de un término explícito, siempre que se evidencie la intención de las partes de crear una obligación solidaria.

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30/01/2025

Obligaciones mancomunadas

Las obligaciones mancomunadas son aquellas en las que existe más de una persona, bien en el lado activo, pasivo, o en los dos, y en las
que la deuda se atribuye por partes divisas y prorrateadas a cada uno de los acreedores o deudores.

ÍNDICE
¿Qué entendemos por obligación mancomunada?
¿Dónde se regula la obligación mancomunada?
¿Cómo se ha pronunciado la jurisprudencia acerca de las obligaciones mancomunadas?
¿Qué caracteriza a las obligaciones mancomunadas?
¿Qué efectos tiene en la práctica una obligación mancomunada?
Recuerde que…

¿Qué entendemos por obligación mancomunada?

Para clasificar las obligaciones se suelen barajar distintos criterios. Es tradicional, como apunta Castán, la
clasificación que realiza Sánchez Román, en función de su origen o causa, de la calidad y eficacia jurídica, de su
objeto, del sujeto de la obligación, y finalmente, de su perfección y caducidad jurídica. Resulta así, que uno de los
criterios que suelen ser tomados en consideración a la hora de clasificar las obligaciones es el que atiende al aspecto
subjetivo, esto es, a los sujetos de la relación obligatoria, y, en concreto, a la posibilidad de que una de las partes
de dicha relación -sea la activa o acreedora, sea la pasiva o deudora-, esté integrada por más de una persona (o que
lo estén ambas). Se habla así de obligaciones individuales o unipersonales, cuando sólo cuentan con un acreedor y
un deudor, y de obligaciones con pluralidad de sujetos, pluripersonales o colectivas o, como apunta Lete del Río, con
un mayor tecnicismo, de obligaciones mancomunadas lato sensu, dentro de las cuales viene a distinguir dos
modalidades: mancomunadas en sentido estricto, también denominadas mancomunadas simples o a prorrata, y
mancomunadas solidarias, conocidas generalmente como solidarias sin más.

Llegados a este punto, puede afirmarse que por obligación mancomunada en sentido estricto, simple o a prorrata, se
entiende aquella obligación colectiva o pluripersonal, es decir, con más de una persona ocupando el lado activo, el
lado pasivo (o ambos lados de la relación obligatoria -pluralidad mixta-), y en que, bien el crédito, bien la deuda, (o
las dos cosas a la vez), resulta atribuido por partes divisas y prorrateadas a cada uno de los acreedores o deudores.
Ello conlleva que en las mancomunadas, el cumplimiento es exigible a dos o más deudores, o por dos o más
acreedores, cada uno en su parte correspondiente. El derecho de cada acreedor y la obligación de cada deudor se
desarrolla con independencia de los demás, de manera que cada acreedor sólo puede exigir la parte del crédito que
a prorrata le corresponda, y cada deudor sólo se encuentra obligado a cumplir su parte del total de la deuda.

Suele discutirse por la doctrina si a la pluralidad de sujetos debe corresponder una pluralidad de obligaciones o si,
por el contrario, es indispensable en las mancomunadas que la relación obligatoria sea única. El artículo 1138 del
Código Civil parece respaldar la idea de que la mancomunidad genera tantos créditos o deudas independientes como
acreedores o deudores haya, lo que no ocurre con las solidarias, pues, en palabras de Díaz Picazo, en estas, a pesar
de que se pueda hablar de pluralidad de obligaciones y de pluralidad de vínculos, la relación obligatoria, en cuanto
relación jurídica, mantiene un evidente grado de unidad.

¿Dónde se regula la obligación mancomunada?

El Código Civil, rompiendo la tendencia de nuestra doctrina que venía considerando la mancomunidad como lo
genérico, pasa a contemplar la mancomunidad como la especie, contraponiéndola a la solidaridad. Se ocupan de las
obligaciones mancomunadas y solidarias los artículos 1137 a1148 del Código Civil, preceptos que conforman la
Sección Cuarta del Capítulo III ("De las diversas especies de obligaciones"), del Título I ("De las obligaciones") del
Libro Cuarto ("De las obligaciones y contratos").

En nuestro ordenamiento las obligaciones mancomunadas simples son la regla general, y las solidarias la

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excepción, pues de concurrir una pluralidad de sujetos se presupone que el crédito o la deuda no subsisten como un
todo inseparable, sino que se encuentran divididos en partes iguales entre cada uno de ellos. Así, el artículo 1137
del Código Civil dispone que "la concurrencia de dos o más acreedores o de dos o más deudores en una sola
obligación no implica que cada uno de aquellos tenga derecho a pedir, ni cada uno de éstos deba prestar
íntegramente las cosas objeto de la misma. Sólo habrá lugar a esto cuando la obligación expresamente lo determine,
constituyéndose con el carácter de solidaria. "Y el artículo 1138 CC añade que ""si del texto de las obligaciones a que
se refiere el artículo anterior no resulta otra cosa, el crédito o la deuda se presumirán divididos en tantas partes
iguales como acreedores o deudores haya, reputándose créditos o deudas distintos unos de otros"." Por el contrario
en el Derecho Mercantil, aunque no se establece de modo general una presunción de solidaridad, en numerosos
preceptos (verbigracia, artículos 127 CCom para la sociedad colectiva, art. 148 CCompara la sociedad comanditaria)
la regla es la solidaridad, siendo excepción la mancomunidad.

El establecimiento de la mancomunidad como regla, y el hecho de que la solidaridad dependa de la existencia de


pacto expreso de solidaridad o de que la ley así lo disponga, encuentra su razón de ser, en opinión de la doctrina
mayoritaria, en la aspiración del legislador de fortalecer los vínculos obligatorios con la concurrencia de varios
sujetos pasivos, sobre todo cuando no es fácil discriminar y separar con nitidez las respectivas responsabilidades por
la índole de la fuente que las origina.

¿Cómo se ha pronunciado la jurisprudencia acerca de las obligaciones mancomunadas?

No obstante lo anterior, ha de destacarse la progresiva tendencia hacia la generalización de la solidaridad, en


detrimento de la mancomunidad, tendencia favorecida por una corriente jurisprudencial ya consolidada, que ha
querido atenuar el rigor del último párrafo del artículo 1137 del Código Civil, no exigiendo para admitir y sentar la
solidaridad que se emplee ese término, siendo bastante con que aparezca de modo evidente la voluntad de los
contratantes de poder prestar o exigir íntegramente la cosa objeto de la obligación. En línea con esta afirmación,
recuerda la Sala Primera del Tribunal Supremo en Sentencia de 29 de junio de 1998 (Recurso de Casación número
1280/1994) que ""Las doctrinas científica y jurisprudencial han reducido el alcance del inciso final del artículo 1137
del Código Civil mediante la apreciación de la posibilidad de la presencia de la solidaridad sin necesidad de una
declaración de voluntad expresa sobre este particular, sino sólo con la constancia del ánimo de las partes de que la
obligación sea solidaria tras aplicar todas las reglas de interpretación del contrato, es decir: se considera que una
obligación posee dicha naturaleza si de su texto se infiere la solidaridad y puede deducirse que la intención de los
contratantes fue la de crear la unidad en la obligación y la responsabilidad "in solidum" de los cointeresados". "En
idéntico sentido, las Sentencias de 1 de marzo de 1996 (Recurso de Casación 2377/1992) y 7 de noviembre de 1995
(Recurso de Casación 1454/1992).

Asimismo, a esa progresiva generalización de la solidaridad ha contribuido el Tribunal Supremo admitiendo lo que
denomina "solidaridad impropia" o "por necesidad de salvaguarda del interés social", en los casos de responsabilidad
extracontractual, y aún en la contractual (contrato de obra) cuando la responsabilidad de los agentes intervinientes
en el proceso constructivo no ha sido posible determinarla en su ámbito respectivo, lo que permite al perjudicado
demandar a cualquiera de ellos, sin perjuicio de las acciones de repetición que procedan en la relación interna.

EJEMPLO

La Sentencia de 16 de marzo de 1995, (Recurso de casación número 758/1992) literalmente dispone: "en los
supuestos en que entre en juego elartículo 1591 del Código Civil, y cuando como aquí sucede no sea posible
individualizar las responsabilidades derivadas de la deficiente realización de las obras, surge la responsabilidad
solidaria, lo que da lugar a que según dicha doctrina jurisprudencial no sea necesario demandar a todos los
presuntos culpables, en cuanto los posibles perjudicados pueden dirigirse contra cualquiera de ellos (artículo 1144
del Código Civil), sin perjuicio de las reclamaciones que los codeudores entre sí puedan intentar (artículo 1445 del
Código Civil)".

¿Qué caracteriza a las obligaciones mancomunadas?

Para Castán Tobeñas, las obligaciones mancomunadas presentan dos caracteres esenciales:

a) La pluralidad de sujetos
b) La determinación de partes, materiales o ideales, en la exigencia (mancomunidad de acreedores) o en la

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prestación (mancomunidad de deudores).

En las obligaciones mancomunadas el crédito o la deuda se entienden divididos por partes entre los varios
acreedores o los varios deudores, reputándose, según el meritado artículo 1138 del Código Civil, "créditos o deudas
distintos unos de otros", con la consecuencia de que cada acreedor sólo está facultado para exigir su parte del total
del crédito, y cada deudor sólo puede ser compelido a cumplir en la suya, presumiéndose igual para cada acreedor y
deudor esa parte del crédito o de la deuda, si los interesados no convienen otra cosa.

¿Qué efectos tiene en la práctica una obligación mancomunada?

Los efectos de la mancomunidad deben estudiarse distinguiendo entre prestaciones divisibles e indivisibles.

a) Prestaciones divisibles:

Como señala Lete del Río, "cuando la prestación es divisible, cada acreedor o cada deudor puede por sí y con
independencia de los demás, ejercitar su derecho o cumplir su obligación, pues, como dice elartículo 1138 del
Código Civil, se reputan créditos o deudas distintos unos de otros". Tal autonomía supone que, en caso de que un
deudor devenga insolvente, los demás no estén obligados a responder de la parte que a aquel correspondiese en el
total de la deuda, que si un acreedor reclama su parte a un deudor, tal reclamación no interrumpa la prescripción
respecto de los restantes (artículo 1974 del Código Civil), que la mora de uno deudor no extienda sus negativas
consecuencias a los restantes deudores, y, finalmente, que los medios extintivos o modificativos de la obligación
(compensación, novación, condonación...) operen tan sólo sobre la parte de cada acreedor o deudor (por ejemplo, si
el acreedor condona la deuda a un deudor mancomunado, sólo se libera el beneficiado, extinguiéndose en su parte la
deuda, manteniéndose la prestación en lo restante para los demás deudores).

En las prestaciones mancomunadas divisibles, el principio general del artículo 1169 del Código Civil según el cual
ningún acreedor puede ser obligado a recibir parcialmente la prestación tiene aquí su excepción, precisamente,
porque cada parte del crédito o la deuda se comporta con autonomía, viniendo el acreedor obligado a aceptar el pago
parcial.

b) Prestaciones indivisibles:

Es en las prestaciones indivisibles donde la mancomunidad presenta mayores problemas pues, dado que ningún
acreedor puede obligar a un deudor a cumplir más de lo que le corresponde, ni puede exigir más que su parte del
crédito, la satisfacción completa de éste, y el cumplimiento íntegro de la prestación dependerán de que se alcance
un acuerdo a fin de proceder unos y otros conjuntamente en el cumplimiento de la obligación, es decir, tanto en su
exigencia (crédito) como en su cumplimiento (prestación). Así resulta con claridad de lo preceptuado en el artículo
1139 del Código Civil, según el cual "si la división fuere imposible, sólo perjudicarán al derecho de los acreedores los
actos colectivos de éstos, y sólo podrá hacerse efectiva la deuda procediendo contra todos los deudores. Si alguno
de éstos resultare insolvente, no estarán los demás obligados a suplir su falta. "La consecuencia de índole procesal
más evidente es la necesidad de traer al proceso a todos los interesados en el cumplimiento de la obligación.

Caso de que un deudor mancomunado incumpliera su parte de la prestación, la obligación se resuelve (por ser
imposible la satisfacción del acreedor con el sólo cumplimiento de lo restante por los demás deudores), dando lugar
al deber de indemnizar daños y perjuicios (artículo 1150 del Código Civil), prestación indemnizatoria que es
esencialmente divisible, y que permite a cada acreedor exigir su parte, y a cada deudor pagar la suya con
independencia de los demás. No obstante, en caso de que algún deudor se hubiera mostrado dispuesto a cumplir,
este no contribuirá a la indemnización en más cantidad que la porción correspondiente del precio de la cosa o del
servicio objeto de la obligación, originando que la misma no aumente sino sólo se transforme. En todo caso,
poniendo en relación dicho artículo con el art. 1124 CC, si se trata de obligación recíproca, el perjudicado puede optar
por el cumplimiento o la resolución, con resarcimiento de daños y abono de intereses en ambos casos.

Recuerde que…

• En las obligaciones mancomunadas existe una pluralidad de sujetos, bien en el lado activo o pasivo,
y se caracterizan porque la deuda se atribuye por partes divisas y prorrateadas a cada uno de los
acreedores o deudores.
• En nuestro Derecho, la regla general es la mancomunidad, requiriendo la solidaridad la

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determinación expresa.
• La jurisprudencia ha elaborado una doctrina "semicorrectora", según la cual no exige que se emplee
el término "solidaridad" para admitirla, siendo bastante con que se desprenda que esa es la voluntad
de las partes.
• Cada acreedor o cada deudor podrá exigir, por sí y con independencia de los demás, ejercitar su
derecho de reclamación o cumplir con su obligación.
• En las obligaciones indivisibles, el cumplimiento de la misma dependerá de que se alcance un acuerdo
entre los deudores o acreedores mancomunados.

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