Tesis de Alguien Ideologia Antiguo Egipto
Tesis de Alguien Ideologia Antiguo Egipto
CAPÍTULO VII
DE LA DIVINIDAD DEL REY
reservadas primero a los reyes y, desde Pepy II, permitidas también a las reinas-. En el
presente capitulo se va a intentar entender la figura de estos personajes en la estructura
social y política del estado egipcio, y cuál era el valor ideológico que se otorgaba a su
función y sobre qué construcción teórica se justificaba la necesidad de la realeza. Estos
últimos pueden explicar en última instancia por qué se les dedicaba no sólo esos textos,
sino también unos complejos funerarios tan impresionantes durante el Reino Antiguo.
Esta situación de privilegio real sobre sus súbditos y la enormidad de sus monumentos,
nos hacen planteamos el problema ya clásico en los estudios egiptológicos del carácter
sagrado de la monarquía egipcia, es decir, si ya en vida el rey era considerado un dios y
no un ser humano.
La interpretación de la realeza egipcia y de la divinidad o sacralidad del hombre
que asume el cargo es uno de los problemas centrales de la historia del Egipto antiguo.
La figura del monarca egipcio resultaba tan alejada de los cánones habituales de
comprensión de los reyes que para designar al personaje se ha usado tradicionalmente
un título que lo diferencia de los monarcas de las otras civilizaciones, que es el de
faraón. No es éste lugar para reconstruir la historia del término1, pero sí para recordar
que su uso para los periodos anteriores al Reino Nuevo es anacrónico, por lo que en
esta obra -como en muchas otras recientes-, cuando se expresa mi propia opinión, se
sustituirá por el más genérico de rey, entendiendo que éste es una traducción aceptable
del que usaban los propios egipcios, nsw.
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2 Assmann, Egipto..., 9.
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divinos que tenían lugar en el reino celeste; de ahí que él siempre actuase de acuerdo a
Maat, el orden divino del cosmos, y que gobernando trasladase ese orden a la sociedad.
En términos de funcionamiento social, el monarca era, lógicamente, el jefe político,
señor de los ejércitos, cabeza de la administración3 y fuente suprema del derecho4.
Naturalmente, esta situación teórica no se mantuvo sin fisuras a lo largo de tres
milenios. Algunos acontecimientos nos permiten acercamos a una realidad en la que no
faltaron las facciones enfrentadas dentro del grupo de poder -manifestadas a través de
asesinatos reales-, intentos de descentralización o incluso de autonomía de algunas
regiones, cambios de dirección en la política religiosa, etc. Estas situaciones son mal
conocidas porque todo lo que se escapase a la teoría era voluntariamente silenciado en
la documentación oficial. En el Reino Medio, el género literario de las lamentaciones5
exploró, a través de imágenes muy esquemáticas, el resultado social caótico de la
desaparición del rey en la comunidad; por defecto, se puede leer en estas
composiciones la definición de la naturaleza de la monarquía, su fragilidad potencial y
la importancia de la institución para la sociedad.
En la historia egipcia, también estuvo presente el problema de la legitimidad
del monarca, en casos de usurpación, de heterodoxia religiosa o a propósito de reyes de
sexo femenino; pero los recelos siempre se planteaban en relación a la persona misma
del gobernante, nunca significaron una crítica al sistema monárquico, ni una duda
respecto a su carácter religioso.
La realeza es un elemento tan complejo y multifacético de la cultura egipcia
que no hay un acercamiento único que pueda abarcar todo su significado. Se han
dedicado numerosos estudios a analizar su relación con las creencias religiosas, su
plasmación en creaciones artísticas o literarias; pero se han realizado muchos menos
que intenten explicar su concepción teórica misma, de forma que la imagen que tenían
los egipcios de la monarquía se ha ido obteniendo muy lentamente, y no sabemos aún
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6 Los historiadores clásicos mencionan ya esta situación. El más explícito es Diodoro de Sicilia: Pues
bien, sus reyes no llevaban una vida semejante a la de los otros gobernantes, que detentan un poder
absoluto sin rendir cuentas, sino que todo estaba sujeto al mandato de la ley, no ya solo lo concerniente
a los asuntos públicos, sino también lo referente a la actividad cotidiana y al régimen de vida. D.S. 1,
70.
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Jac obsohn, Die dog¡natische Stellung des Kónigs in der Theologie der alten Ágypter,
Glúckstadt, 1939, que amplían el catálogo de manifestaciones divinas del dios
añadiendo matices a la hipótesis general, pero sin modificarla. Aunque ésta se
considere hoy superada, ha de reconocerse que estos trabajos han sido la base sobre la
que se ha creado nuestra imagen de la realeza egipcia, y que muchos de sus análisis
parciales siguen siendo perfectamente válidos7.
A. Moret inició sus estudios sobre los aspectos rituales de la realeza egipcia
antes de la aparición de las obras de 1 Frazer (Lectures on 11w Early History of the
Kingship, Osiris and Atys, etc.8), pero después se vio muy influido por las propuestas
teóricas y metodológicas del inglés, que introdujo en los círculos egiptológicos. El
ensayo más importante de los que dedica a la realeza, Du caractére religieux de la
royauté pharaon¡que, de 1902, desarrolla la aparición del carácter sacro del faraón a
~ Véanse, p.e., los elogios de Posener a la riqueza de la documentación y el análisis de las obligaciones
y derechos morales del rey en la obra de Baillet, a pesar de que el primero mantiene una hipótesis
diametralmente opuesta. Posener, De la divinité..., IX.
~ La primera edición de me Golden Bought es de 1890, mientras que la edición ampliada, en forma de
colección de obras independientes -entre las que se incluyen las citadas en el texto-, data de 1907 a
1914.
~ Moret, Du caractére..., 6-32.
lO Moret, Du caractére..., 147-184
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Horus - Thot - Maat - (?)‘~, es decir, Ptah y la Gran Enéada seguidos de Horus y la
Pequeña Enéada’5. A continuación parece haber ya un recuento de años; en las listas
egipcias, estos totales marcan el final de las dinastías y el inicio de una nueva etapa.
La trasmisión de poderes entre dioses funcionaba de forma idéntica al traspaso
de propiedades -herencia, compra, venta, donación- en la sociedad humana, de forma
que Egipto sería para el rey un dominio patrimonial al que tenía derecho en tanto que
hijo y heredero de los dioses. La consecuencia era que el faraón podía disponer
libremente de la tierra y de los habitantes del país desde un punto de vista jurídico.
La filiación divina del rey -testimonio de su propia divinidad- quedaba
expresada en su titulatura y en los textos de teogamia. La primera es bien conocida y
no requiere mayor comentario. Estaba formada por los cinco nombres que aparecen
siempre en el mismo orden en aquellas inscripciones que recogen el protocolo
completo. El quinto nombre era el personal y los cuatro primeros, programáticos, se
daban al rey en el momento de su coronación16. En cuanto a los textos de la teogamia
real, son aquellos en que se nana la concepción del rey en el seno materno por parte de
un dios, así como el reconocimiento de la paternidad por ésa y por las demás
divinidades de Egipto. El relato más antiguo que poseemos es el del nacimiento de los
tres primeros reyes de la dinastía V, procedente del Papiro Westcar -aunque el texto
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parece datarse en el Reino Medio17, y por tanto es posterior al momento que cubre esta
tesis-. El más completo procede del templo funerario de Hatshepsut en Deir el-Bahari.
El objetivo fundamental de estas teogamias es la legitimación del monarca. Moret las
relaciona con momentos históricos en los que el ascenso al trono parece presentar
circunstancias inhabituales, aunque no tiene por qué ser siempre este caso, pues ahora
conocemos también versiones de reyes cuyo ascenso al trono se hace por línea filial
directa y sin aparentes anomalías, como los relieves del nacimiento divino de
Amenhotep III en las salas internas del templo de Luxor’8.
Moret considera que el rey, como sucesor de los dioses, se convierte en el líder
religioso por la obligación de cumplir el culto familiar a estos ancestros. El compara
las obligaciones del monarca hacia ellos con las de un hijo hacia sus padres.
Teóricamente, él mismo, en tanto que heredero de todas las divinidades, debía realizar
todos los actos de culto, pero como en la práctica esto era imposible, delegaba en los
sacerdotes principales de cada templo, que actuaban en representación de su persona.
Su fundamento mitológico era la iniciación de Osiris a los dioses y a los
hombres en los ritos sagrados, que él conocía porque había sido el primero en
experimentar la resurrección tras la muerte gracias a la magia de Isis. Moret creía que
los egipcios no habían imaginado otra forma de culto que los ritos fúnerarios, y éstos
se aplicaban también a las deidades vivas. El culto dado tanto a éstas como a los
difuntos consistía en poner a éstos en las mismas condiciones que había obtenido
Osiris, y en sus dos campos de acción cumplía la misma finalidad, dotar a unos y otros
de vida y de esencia divina. Para esto era necesario reconstruir el cuerpo, dotarlo de
fluido de vida, devolverle el k?’9, y, por último, asegurar la alimentación de ambos de
forma similar a como se realizaba durante la vida terreste. Como cada difunto se
convierte en Osiris, es decir en un dios, el faraón se constituye no sólo en sacerdote del
~ Lichtheim, Ancient.., 1, 215 especifica que el texto está escrito en egipcio medio clásico, pero la
copia conservada es, por razones paleográficas, de época hicsa.
18 Véase la interpretación de Mumane en Belí, Luxor..., 255.
19 La muerte era la separación del k? del cuerpo que lo contuvo, por lo que éste quedaba privado de
fuerza vital. Los ritos se encargaban de devolversela. Derchain, Anthropologie, 46-47.
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c&~I De la divinidad del rey
culto funerario sino también del culto familiar, pues cumpliendo sus obligaciones
rituales hacia los dioses lo hace también hacia todos los difuntos precedentes.
La forma de entender la concepción egipcia de la divinidad por Moret estaba
muy influida por los estudios de religión comparada que se realizaban en su época. Los
dioses egipcios eran para él muy similares a los hombres, con sus mismas debilidades.
Sus adoradores no habían llegado a distinguirlos tanto de los demás seres vivos como
para sustraerlos a la fatalidad de la muerte. En consecuencia, como el culto divino se
dirigía a seres mortales -pues, como ejemplo, Re moría cada día-, que corrían el riesgo
de caer muertos por el ataque de una fuerza enemiga, su finalidad era preservar la vida
del dios lo más posible, haciéndole objeto de los ritos que habían podido resucitar a
Osiris y a los difuntos. El culto en los templos consistía en rememorar la inmolación de
aquél, en una ceremonia en la que el dios titular era la víctima misma del sacrificio que
se ofrecía a su propia divinidad20. Esta concepción casi humana de las fuerzas divinas
permite explicar también la posibilidad del acercamiento entre ellas y los reyes
mortales tal como defendió Moret.
En resumen, en calidad de hijo y sacerdote de los dioses, el rey estaba obligado
a convertirse en benefactor de los templos. Lo mismo que sus padres los dioses le
habían dado la vida, él se la devolvía a ellos por las prácticas de culto. Lo mismo que
sus padres le habían otorgado por testamento su herencia, él les revertía esta herencia
por donación auténtica -las fundaciones piadosas para mantenimiento de los templos-.
El faraón había recibido todo de los dioses, pero su deber filial consistía en retornarlo
todo. Esta era su principal obligación como rey.
Por último, el rey es consagrado con la divinidad porque el oficio de sacerdote
necesita que él sea un dios. Éste es el argumento fundamental de Moret para entender
la transformación del faraón en una divinidad durante la ceremonia de coronación. Ésta
consistía en un servicio sagrado en el que los dioses oficiaban y en el que el nuevo
monarca recibía culto, de lo que él deduce que quedaba convertido en un dios.
Pero además el rey era objeto de culto en otras circunstancias. Moret lo cree
reconocer en algunas otras ceremonias como tas grandes festividades reales -festival-
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sed, aniversario de la coronación del rey, Año Nuevo, fiesta de Opet, etc.- o en el ritual
divino diario. Para dar vida a los dioses y a los difuntos, el rey tenía que renovar su
divinidad todos los días, mediante una serie de ceremonias. Este ritual debía de hacerse
con una estatua que representaba al faraón y marcaba la diferencia mayor entre el rey y
los demás seres humanos vivos. Por él se renueva su esencia divina a diario,
permitiendo así que estuviera en contacto continuo con el mundo de los dioses.
Esta divinidad del monarca no era una abstracción teológica, sino que era
reconocida por el conjunto de la población. Pero, al mismo tiempo, Moret se da cuenta
que el rey no gozaba de una sacralidad completa, que no estaba fuera de la condición
humana21. Era un dios imperfecto, y en varias ocasiones se puede documentar la
separación entre él y los dioses. Aunque no llegó a desarrollar estas indecisiones en
ninguno de sus trabajos, sus dudas abrieron el paso a la interpretación de Posener.
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ansiedad ante la ruptura posible de esas relaciones, los egipcios lo concibieron como
un dios que descendió entre los hombres, que soportaba en su solitaria naturaleza toda
la responsabilidad de las conexiones con el universo y cuyo poder benéfico se dejaba
sentir incluso más allá de la tumba. De una u otra forma, y con muchos detalles
adicionales -tantos que en algunas ocasiones se pierde la línea argumental ante la
riqueza de información-, los capítulos de la obra dedicados a Egipto desarrollan esta
hipótesis.
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25 Él la considera, erróneamente, del reinado de Menes y, por tanto, como la base teórica de la realeza
cuando ésta se concibió, según da a entender el texto mismo de Shabaka. Frankfort, Reyes..., 48. Sin
embargo, tras un análisis tanto Liuguistico como teológico de la composición, hoy se considera una obra
más bien tardía, de la propia dinastía XXV si nos atenemos al articulo decisivo de Junge -publicado en
1973 en los MDAJK, y aceptado por la mayoría de los filólogos, cf Lichtheim, Ancientt.., III, 5-, aunque
para algunos autores, los epítetos de Utah y la estructura del pensamiento puede tener precedentes en la
época ramésida. Han, Egyptian..., 10.
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~IU De la divinidad del rey
compañía de los dioses; frente a otros personajes el artista le representará a una escala
muy superior.
Durante su coronación, el rey no es proclamado dios, sino que él se manifiesta
como tal, su aparición es una epifanía. Para Frankfort, ya no se trata del carácter
religioso de un régimen político, ni de una concepción más o menos detallada de la
realidad, ni siquiera de una especulación teológica; la divinidad del rey es el centro de
toda la vida concreta de la sociedad, de la que determina el comportamiento. Tal vez el
escenario en que mejor se manifiesta esta mentalidad es en el aspecto ceremonial de la
realeza como manifestación de las obligaciones del rey respecto al mantenimiento de la
Maat, el orden universal. Así, el ritual de la coronación representa la victoria sobre la
llegada del caos que se ha instaurado con la muerte del rey anterior. La ceremonia es
por tanto una rememoración del proceso de creación del Universo por Re; y, al mismo
tiempo la victoria de Horus sobre Seth, que implicaba el reconocimiento por los dioses
del nuevo faraón. La coronación era una imagen del acontecimiento primigenio, de
modo que así se devolvía el orden a la naturaleza.
La realeza se concibe en el plano de los dioses implicando a dos generaciones.
El rey muerto es Osiris y su heredero, el nuevo rey que asciende al trono, Horus. Se
reproduce así el mito de la muerte de Osiris, la posterior lucha cosmogónica de Horus
y Seth y la victoria del primero, que hereda así el lugar de su padre. La muerte, por
tanto, no destruye a los reyes, sino que hay una comunión mística entre padre e hijo en
el momento de la sucesión, una unidad y continuidad del poder divino; los gobernantes
individuales se funden en un colectivo, una corporación, que conocemos como los
seguidores de Horus.
Ligado como está al orden cósmico, el soberano no puede ejercer su autoridad
de modo arbitrario, sino ateniéndose a los principios de la Maat, el orden inherente a la
Creación, del que la justicia es una parte integrante. Esta es la razón por la que no
concibieron una separación de poderes; el poder real se comprendía como un todo
coherente, establecido desde el Primer Momento. También a esto se debe que la
imagen del rey en textos y manifestaciones icónicas sea impersonal y ahistórica, pues
ninguna realidad ni acontecimiento político o militar puede equipararse a su fúnción de
mantener el orden inmutable del cosmos.
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Dc ladivinidad del rey
26 Frankfort, Reyes..., 41, y 365-366, n. 6, para sus aceradas criticas a Sethe y, sobre todo, a Kees, a
quienes concede validez en aspectos concretos, pero no en la comprensión global, por su
desconocimiento de la religión comparada; esta crítica puede seguir haciéndose a la Egiptología en
general.
27 Rechaza así el método comparativo según lo aplicaron Engnell, Hocart, Wainwright y Wiedegren a
la civilización egipcia y la falacia de comparar rasgos aislados o calificaciones tipificadas en otras
culturas. Él limita además su búsqueda de paralelismos a los pueblos nilóticos, pues en la concepción de
Frankfort comparten con los egipcios un mismo sustrato cultural, y los utiliza para establecer analogías,
no para rellenar lagunas de la documentación antigua. Reyes..., 405, n.5 y 406-407, n. 22.
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De la divinidad del rey
señor del cielo- o el león, y puede llegar a ser identificado con ellos. La creación del
mundo visible también presenta paralelos en África. En el origen había un océano
primigenio, y su creador era un dios que se manifestaba en el poder del sol: el rey
terrestre, en tanto que hijo del dios-sol Re, y ya en el más allá identificado a Re,
asumía en algunos textos este papel de creador o de encargado de seguir manteniendo
el orden de la Creación. Con la formación del estado se procedió a un aumento en el
significado de la realeza más que a la destrucción de ninguno de sus aspectos, con una
continuidad en las asociaciones sobrehumanas del rey y una institucionalización de los
servicios informales del hechicero.
Así, hasta finales de los años cincuenta, la opinión de los investigadores era que
los egipcios veían en su rey un dios auténtico, que trataba a los otros dioses como a sus
iguales. Se creó la imagen de un sistema de pensamiento capaz de entender las
relaciones entre el faraón y el universo de una manera global y armoniosa. El rey vivía
en la tierra aunque perteneciera al orden de lo divino, y detentaba una autoridad
universal mediante poderes sobrenaturales que le permitían cumplir su función de
continuar y mantener la obra del creador, dispensar la vida y conservar el equilibrio
cósmico.
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De ladivinidad del rey
En completa reacción con la tesis imperante, Posener reunió una serie de textos
de origen muy variado con los que resaltar la diferencia que, a ojos de los egipcios,
presentaba el rey respecto a los dioses, y los publicó en 1960 en un ensayo ya clásico
que denominó, con cierta ironía, De la divinité dupharaon.
Como preámbulo, realiza una aguda crítica a las frentes que se habían utilizado
hasta ese momento para abordar el tema. Al ser analizado por historiadores de la
religión, interesados en el aspecto divino de la realeza, los rasgos humanos o laicos de
la personalidad del rey, que se pueden discernir en la documentación, habían sido
desatendidos involuntariamente, pues se escapaban al objeto de estudio. Si las frentes
hasta él habían sido fundamentalmente textos religiosos y de carácter oficial -que son,
además, los más numerosos-, Posener toma en cuenta otras posibilidades, como las
narraciones históricas, las inscripciones privadas, la literatura profana o la sapiencial.
Por otra parte, pone de manifiesto los condicionamientos de que adolece la
misma documentación egipcia sobre la realeza que obligan a utilizarla con precaucion.
Diversas circunstancias se unen en los textos para hacer que se refieran al soberano de
forma artificialmente hiperbólica: las alabanzas exigidas por la etiqueta de la corte, el
uso de determinadas fórmulas protocolarias -al principio testimonio de piedad y
después en términos de cortesía, vacíos ya de su significado original-, el propio género
epistolar de la administración egipcia, que es muy rebuscado, el uso de imágenes
poéticas y retóricas en todo tipo de documentos oficiales; estas expresiones y la
carencia de uniformidad en los textos hacen que no se pueda determinar muchas veces
dónde está la frontera entre la realidad de la creencia y el procedimiento estilístico.
En los sucesivos capítulos, Posener va revisando los argumentos que se habían
utilizado como prueba de la divinidad del monarca y muestra cómo, desde otra
perspectiva, puede admitirse una interpretación diferente.
El empleo del término n~r para calificar al faraón es constante en los textos,
pero no supone una prueba de su identidad divina, si tenemos en cuenta la forma
elástica de expresarse de los egipcios, así como su tendencia natural a hablar del
soberano en términos de exaltación. Además, el argumento depende más del
significado de nfr que de la concepción de la realeza. Posener apunta diferencias
adicionales entre dioses y reyes. La primera es que los dioses no residen entre los
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De la divinidad del rey
padres divinos es una fuente de grandeza pero también de servidumbre, como reconoce
Sesostris 1 al hablar de Re-Horakhty: “Él me ha creado (..) para ejecutar lo que él ha
ordenado hacer”29. La obediencia forma parte de los deberes del cargo; el ejercicio de
la realeza comporta esta obligación. El rey no podrá nunca librarse de esta servidumbre
pues la corona no le confiere una potencia suficiente para permitirle independizarse
respecto a las potencias superiores.
Cuando el rey sube al trono recibe de los dioses todas las garantías, gracias y
dones inimaginables. Parece que éstos le dotan de una divinidad total. Pero esto no es
así puesto que todo lo que posee le viene de ellos y necesita renovar la donación
continuamente. Incluso las propiedades extraordinarias del monarca no parecen ni
infusas ni insufladas para siempre desde la coronación. Mientras vive necesita la gracia
de sus protectores divinos: su naturaleza humana le traiciona.
28 Este argumento puede no ser tan definitivo si se tiene en cuenta que, según algunos autores, en el pr
dw3t de los templos si debía de conservarse una estatua del rey para dotarle de divinidad durante el culto
diario.
29 Breasted, Ancient..., 1, 243.
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De la divinidad del rey
como magia (bq3); estos medios son las condiciones intrínsecas que le permiten actuar
como mejor le plazca y operar prodigios. Pero son sólo metáforas. En la práctica, estas
capacidades ilimitadas no sólo no quedan confirmadas sino que se ven negadas por las
actuaciones del soberano, pues ni sabe ni ve todo, ni puede escrutar el corazón de todo
ser, como afirman los textos. En la realidad, utiliza una red de informadores que a
veces se equivoca, como los falsos espias que engañaron a Ramsés II en la batalla de
Qadesh, o reconoce abiertamente que algo no había sido previsto, como la conjura que
pone fin a la vida de Amenemhat 1. Cuando no comprende el sentido de un fenómeno
determinado tiene que instruirse, investigar en los archivos y bibliotecas de los
templos. Así, más que a un rey omniscente, los textos profanos e históricos muestran a
un erudito.
Tampoco es el monarca mismo quien realiza los milagros, sino los dioses. Él se
limita a conmemorar el prodigio para hacer ver -más modestamente- que goza del
afecto celeste, y que el dios ha producido el fenómeno para él. Tampoco el rey tiene
poder para influir sobre el organismo humano; naturalmente puede disponer de la vida
de sus súbditos, pero esto no es una aptitud sobrenatural sino política, y las alabanzas
le atribuyen el control sobre el sopío de vida, pero ningún relieve le muestra dando el
signo cnh como a las divinidades (aunque sí hay relieves en que lleva en la mano el
jeroglifo de la vida). Son los dioses quienes, a través de los sueños o a través del poder
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~D De ladivinidad del rey
Por último, Posener hace una revisión de los cuentos populares egipcios para
extraer de ellos la imagen menos oficial y más cercana a la que tendría la población de
su soberano. La conclusión es contundente: en los cuentos del papiro Westcar. Queops
no hace los prodigios, observa maravillado cómo los realiza Dyedi y no tiene la menor
idea de que en algún lugar del país están ya naciendo los niños que van a sustituir a su
familia en el trono; en Los dos hermanos el rey no supone la desgracia que van a
provocar sus órdenes; en El príncipepredestinado son las diosas quienes vaticinan la
muerte del niño y el rey no encuentra otra solución para proteger a su hijo que aislarlo
en una casa en el desierto. Sin la exigencia de la ortodoxia real, estos cuentos no
presentan al faraón como el centro de la narración ni dueño de todas las virtudes ni
seguro de sus éxitos. El folklore no duda en describir las desgracias de los monarcas,
señalar sus deficiencias y reconocer sus debilidades; y, sin embargo, podía haberse
optado por el papel de héroe sobrenatural que está presente en otras narraciones
populares. No se trata tampoco de hacer una separación entre concepciones diferentes
según clases sociales. Numerosos soldados -que podemos considerar representativos
del sentimiento popular- dedicaron estelas a los colosos de Ramsés II, en una forma de
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De ladivinidad del rey
adoración del faraón cercana a la búsqueda del milagro personal. En otro nivel de la
jerarquía social, los cuentos mencionados se han conservado porque han sido escritos,
es decir, han dejado de ser tradición oral para convertirse en obra literaria, adoptada
por los grupos cultivados de la sociedad; así, por ejemplo, buena parte del ciclo
demótico de Setne Khaemuas proviene de una biblioteca sacerdotal de Tebtunis. El rey
que presentan era, pues, conocido por toda la sociedad y, aparentemente, no fue
rechazado.
Para el tema de esta tesis en concreto, es interesante que Posener admite la
imagen que los historiadores anteriores habían trazado de la relación entre el rey y el
universo. Las frentes nos señalan que la carrera real se ve puntuada por
acontecimientos cósmicos extraordinarios -eclipses solares, temblores de tierra-. Sin
considerar que estas perturbaciones puedan entenderse como milagros reales, pues ni
los primeros son imprevisibles ni los segundos tan anormales, se presentan como
manifestaciones de los lazos que unen el orden cósmico con la comunidad egipcia, de
la que el corazón es el faraón; todo lo que atañe a la vida social repercute también en el
universo pues la colectividad humana y la naturaleza son solidarias y obedecen a leyes
de semejanza30. Por el contrario, la oposición de Posener a las hipótesis anteriores le
lleva a desdeñar el significado social del rey muerto, en el que había insistido
especialmente Frankfort.
Como se verá en los capítulos siguientes, una de las finalidades de esta tesis es
comprobar hasta qué punto el rey difunto cumplía un importante papel simbólico para
su comunidad, y, por tanto, no puedo estar de acuerdo con esta afirmación del autor
francés.
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Q~’~ De la divinidad del rey
Si bien este autor se ocupa en toda la obra de rastrear en los textos antiguos el
aspecto humano del monarca, algunos párrafos le permiten pensar que los egipcios
podían diferenciar entre el ser mortal -al que su trabajo presta atención, pues escribe
como reacción contra los que hacen del faraón un ser divino- y el oficio que asume. Sin
embargo, éste es un aspecto que él no desarrolla. Al comparar las diferentes
naturalezas de los dioses y los reyes establece una distinción entre la monarquía -que
era permanente- y el hombre que la representa -que no lo era-.
Al hablar de los sueños del rey y de los oráculos, llega a la conclusión de que
estamos ante un personaje desdoblado.
“Por una parte, vemos un ser que encarna un poder sagrado, que personifica una
institución de origen divino y que participa de lo divino. Por otra, se encuentra un jefe de
estado que ejerce una función terrestre y que depende de lo humano. Uno nace y vive entre
los dioses sus ‘padres’ y el otro no tiene más que un conocimiento libresco y sólo mantiene
con el cielo contactos intermitentes, se le acerca raramente y lo hace por vías indirectas que
difieren poco de las que se ofrecen al común de los mortales”33.
subyacente seria la de un mortal que asume un poder divino. Pero Posener se resiste a
generalizar la explicación para evitar caer en la arbitrariedad de atribuir al titular todo
lo que es humano y asignar a la función todo lo sagrado. Él propone concluir la
existencia de concepciones diferentes de la realeza misma, que oscilarían entre el mito
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De la divinidad del rey
y la racionalidad, y que los egipcios, aán llevando a su soberano a las nubes, eran
capaces de verlo tal como era, con lucidezy distanciamlento34.
Posener llegó en su defensa de la humanidad del faraón hasta el limite de lo que
le permitían las fuentes. Exploró el tema de forma tan exhaustiva que no se ha vuelto a
escribir una obra sobre este aspecto del rey -por esa razón se la ha dado aquí más
extensión que a otros autores-. En algunos aspectos se excedió en la interpretación,
pero de esa manera equilibrió la imagen del soberano que se había creado en las
décadas precedentes. Parecía casi una venganza, y fue muy criticado, pero su
planteamiento sigue en esencia considerándose válido, no como una perspectiva global
de la realeza pero sí como uno de los varios aspectos que conformaban la persona y la
imagen del monarca egipcio.
En Jos mismos años en que Posener escribía el libro comentado, Ph. Derchain
se planteaba también la figura del rey desde una perspectiva diferente. Él no pretendía
romper por completo con la tradición de los estudios anteriores35, como muestra su
definición de rey, según la concepción de los teólogos egipcios, encarnación humana
de la vitalidad que emana del demiurgo (Jacobsohn) y encargado, en tanto que
ritualista (Moret), de mantener el equilibro universal (Frankfort)36. Pero a la larga sus
conclusiones han resultado innovadoras y, unidas a las de Posener, suponen la base de
la concepción actual de la realeza egipcia.
~ Se declara partidario de la hipótesis de Moret según la cual el dogma del rey divino tendria su origen
en la actividad litúrgica de éste. Derchain, Le róle..., 69. La razón que le impulsa a presentar la
ponencia, según él mismo declara, es aplicar al concepto de realeza la nueva interpretación de la noción
de Maat, que hasta entonces significaba Verdad/Justicia, y tras unos artículos de esos aflos pasó a
entenderse como el orden que rige el universo, tanto social como cósmico (las estaciones, los astros,
etc.). Derchain, Le róle..., 61.
36 Derchain, Le róle..., 72.
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Q1~ De la divinidad del rey
pr-’? para no dejarlo en blanco, lo que seria poco aceptable desde el punto de vista
teológico-. El faraón deja de ~er un personaje tangible y la realeza se convierte en un
concepto, pero un concepto indispensable, sea cual sea la realidad. Esto también señala
hasta qué punto el rey era necesario en el pensamiento egipcio y a qué nivel de
abstracción llegaron los sacerdotes-filósofos de época tardía.
Los egiptólogos aceptan la visión de un sistema cósmico egipcio dinámico, a
pesar de su apariencia estática. Las fuerzas de la naturaleza tienen que ser incitadas a
actuar, y eso sólo el rey podía hacerlo mediante determinados actos, que son los
rituales de ofrenda. Como respuesta a éstos, los dioses entran en actividad y liberan las
fuerzas que rigen el mundo, al tiempo que detienen las potencias maléficas que
anularían las anteriores. Entre unas y otras se debe mantener el equilibrio, por lo que la
ofrenda de Maat, del orden cósmico, es fundamental para evitar el desorden que
provocaría la acción excesiva o insuficiente de las fuerzas naturales.
Para que Maat funcione hace falta un cierto número de realidades materiales
muy concretas, que pueden resumirse en actuar de acuerdo con el orden establecido.
página 372
De la divinidad del rey
En la persona del rey se reconcilian estos dos planos de lo ideal y de la realidad. Por su
mera presencia él asegura la armonía universal y por medios metafisicos y militares el
orden político en su reino. El monarca tiene que ser un dios, pues el hombre ordinario
sólo puede establecer el orden a su alrededor imnediato, pero sobre la totalidad tiene
que intervenir un hombre generalizado. Para actuar entre esas figuras ideales que son
los dioses, para intervenir en un mundo que es un universo de signos en el que se
concentran las fuerzas de las que se quiere obtener la manifestación contingente, el rey
debe ser, él mismo, el signo generalizado de una potencia equivalente. Derchain llega a
hablar de rey teórico. Pero frente a los auténticos dioses de los templos, el rey cumple
un papel más humano, rindiéndoles culto y manteniéndolos mediante rituales.
Conocemos además varios papiros que describen un rito para proteger la vida del rey,
que ha de cumplirse por simples sacerdotes. Asistimos así a un verdadero
desdoblamiento de su personalidad, como resulta evidente en el culto real a sus propias
estatuas.
Derchain se coloca en un plano diametralmente opuesto al de Posener. Mientras
éste analiza al rey vivo, aquél se enfrenta al rey de la teología, no a un faraón real de
carne y hueso, sino a un elemento necesario en el sistema político y cosmológico -a un
tiempo- del Egipto antiguo. Derchain concluye que ambos reyes coexistieron. El
primero habitaba en la residencia, allí donde ésta estuviera -es el rey humano y mortal-;
el segundo -el que él analiza- sólo existía en el interior de los santuarios.
Se abría así en la discusión sobre la realeza egipcia otra vía, que era la de
diferenciar dos naturalezas, dos aspectos coexistentes, dos formas de entender al rey.
Se reconocía que las dos corrientes anteriores habían realizado un análisis profundo de
las fuentes, que en gran parte sigue siendo hoy conecto37. Si aún así sus posturas se
opusieron, sólo fue porque cada una de ellas había escogido un único aspecto del
monarca y aquellas fuentes que hacen referencia a él38. En el proceso que se ha
3’~ Si tomamos como referencia la definición que da von Beckerath al término K6nig, rey, en el LA,
hasta la mitad del artículo retoma ideas que ya están expresadas en las obras de Frankfort y sólo después
introduce las matizaciones que ha aportado la investigación más reciente.
38 Siguiendo con los ejemplos del LA, la definición de Brunner de las relaciones entre reyes y dioses
establece tres posibilidades: el rey como dios -por tanto igual a ellos-, el rey como hijo de los dioses y el
rey humano -en ambos casos en una posición de inferioridad respecto a las divinidades-. La primera
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~D De la divinidad del rey
seguido desde entonces, no ha habido una monografia que, a un tiempo, analizara los
documentos desde esa perspectiva y produjera una obra convincente sobre la realeza.
Pero sí se ha escrito una serie de estudios, tanto libros como artículos, que
profundizaban en aspectos diversos y que reconcilian, a su manera, los puntos de vista
precedentes.
situación es la que habían resaltado los autores de la primera corriente, mientras que la segunda es la
que ha impuesto Posener, pero, como se deduce del artículo citado, las tres son válidas y coexistentes en
el pensamiento egipcio. Brunner, Kónig..., 462-463.
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De la divinidad del rey
Isesi suele ir determinado por #‘. No alude a la persona sino al señor de Egipto,
de manera similar a nsw. Su uso en el Reino Antiguo final parece estar
conectado, de alguna manera, con un cambio en el concepto del rey que se hizo
particularmente marcado en la dinastía VI. Parece más relacionado con el Delta
que con el Alto Egipto;
íty parece limitarse a esa misma dinastía y siempre va determinado por
favores por el rey-bm en presencia del rey-hm, añade que nunca se había hecho lo
mismo para ningún hombre en presencia de un rey-nsw. Este alude al sentido
general de rey y no a uno en particular.
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De la divinidad del rey
El término puede combinarse en varias expresiones: tui n NN, con o sin nsw-
bity, que se usa para soberanos muertos -calificados como <nb dt- y vivos y
aparece con la dinastía VI; tui n nb, atestiguado desde la dinastía precedente en
empleos paralelos a los de nsw y con idéntico significado a éste, es decir, el rey
como encarnación divina.
Por último, también puede encontrarse frecuentemente el nombre del
rey en un cartucho. Goedicke cree que se limita a reyes anteriores a la dinastía VI
y a reyes muertos. Se usapara el rey como gobernante y como individuo más que
como encarnación de la idea de realeza. Puede ser un empleo precursor de la
fórmula tm n NN, que se hace frecuente en la dinastía VI, sin que resulte
aparente una razón para el cambio,
Los diferentes empleos se utilizaban según reglas muy estrictas y no como
sinónimos, por razones estilísticas. Uoedicke establece tres perspectivas acerca de la
realeza: el rey muerto, que por la naturaleza de las cosas, se había convenido en
divino; el rey como persona panicular, arraigado en lo terrenal, al que se alude como
tui, que es el término que aparece con más frecuencia en las inscripciones privadas; y
el rey como titular de un cargo, nsw. Ninguno de estos dos últimos se usan en plural,
pues la idea básica es única, alude a un individuo.
La conclusión final es que el rey mismo no es divino, aunque silo es el cargo
que desempeña39. Él es el representante del orden y la justicia sobre la tierra y éstas
son emanaciones divinas. A través de la frecuencia en el empleo de los términos y su
combinación con otras expresiones, Goedicke establece una cierta evolución en la
concepción de la realeza durante el Reino Antiguo, lo que supone la aportación menos
significativa de su trabajo, pues viene a repetir -o confirmar- la concepción tradicional.
En los primeros momentos, la persona del rey estaba subordinada a su oficio; desde
mediados de la dinastía V se produjo un cambio, por el que se enfatizó más la persona
misma del gobernante, sin que esto supusiera una desaparición de su aspecto divino, de
manera que en las dinastías finales, los dos aspectos de la realeza, el cargo divino y su
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De la divinidad del rey
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~D De la divinidad del rey
Un himno solar que puede quizás retraerse hasta el Reino Medio es una ayuda
para comprender la visión de los propios egipcios acerca del lugar que ocupaba el
monarca respecto a las divinidades. En él se clasifican los seres del cosmos en cuatro
categorías: los dioses, el rey, los espíritus de los muertos y la humanidad. El
gobernante del estado egipcio se encuentra por tanto en un nivel distinto a los dioses,
inferior, pero que es superior, no obstante, al de los humanos, que se encuentran por
debajo no sólo de él, sino también de los difuntos transfigurados. El texto explica
además las obligaciones regias respecto a cada uno de los otros tres grupos de seres:
propiciar a los dioses, asegurar las ofrendas funerarias a los muertos y juzgar a los
hombres41.
Para entender en qué reside la diferencia entre dioses, rey y humanos, L. Belí ha
utilizado los relieves del templo de Luxor en un articulo que se ha convenido en la
confirmación de las tendencias actuales. El investigador norteamericano considera el
santuario como un lugar de culto al k? real. Este sería el aspecto divino del rey, que lo
liga tanto a los dioses como a sus predecesores. Pero el soberano, en si mismo, no es
coronación, cuando su parte humana es rebasada por ese elemento inmortal que fluye a
mundanas42.
Se ha llegado así a una especie de consenso, que es la fusión de las dos posturas
historiográficas precedentes, con las ligeras matizaciones que hacen falta para que no
~ Assmann, Der Kónig als Sonnenpriester: ein kosmographischer Begleiuext zur lilurgisehen
Sonnenhymnik, Gltlckstadt, 1970, citado por Baines, Kingship..., lo-li
42 Belí. Luxor..., 256-258.
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De la divinidad del rey
palabra clave para entender la razón de ese silencio la divulgó hace unos años Baines:
decorum45. Hay determinado tipo de situaciones que no se representan, y en el caso de
la realeza la regla que marca las limitaciones es la que imprime el ritual cortesano.
La historiografia más reciente ha incidido especialmente en las acciones
ceremoniales que implica el desempeño de la función real.
Uno de los aspectos más interesantes ha sido el de la concepción egipcia de la
historia -no tenían palabra para definirla- y el papel que desempeña en ella el rey. Los
mitos muestran cómo el dominio de dioses y semidioses sobre la tierra había precedido
‘~3Aún más breve, es esta otra definición: “e/Jamón es un hombre, pero su función es divina, o, dicho
de otraforma: es un hombre en el rol de un dios”. Homung, El faraón, 327.
‘~‘~ OConnor¡ Silverman, Ancient.., xxv.
~ Baines, Restricted... Hasta donde yo conozco, ya la habla utilizado Derchain, aunque sólo
esporádicamente. Derchain, Le rOle..., 71.
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~Ai De la divinidad del rey
protocolo canónico y prefijado, tenía que cumplir. Los supuestos textos históricos -ya
dejar al azar, se recuerda sólo aquello que responde al carácter ideal del discurrir
temporal, es decir, los eventos cíclicos insertos en el tiempo lineal. Resulta así curioso
comprobar cómo en los anales del Reino Antiguo se anota sólo los acontecimientos
que en realidad no lo son, pues son periódicos y por tanto se sabe que van a tener lugar:
la inundación benefactora del Nilo -lo único excepcional es si sube más o menos de lo
deseado-, los rituales en los que interviene el rey. También es significativa la forma en
que los textos no dudan en tergiversar acontecimientos anteriores para que encajen con
el peligro de que suceda. Los rostros de los vencidos son los de todos los pueblos
vecinos, potenciales invasores de Egipto y sólo el rey golpea sus cabezas con la maza.
El es el único cuyo cargo le permite desempeñar el papel divino de celebrar el drama
cultual -los textos y relieves se esculpen sobre los templos en adoración a los dioses- y
ritual de la historia46.
Las celebraciones de conmemoración histórica, con el rey como único
ejecutante capaz de sostener la marcha del tiempo, nos introducen en el problema de la
identificación con el último de los dioses-reyes. El dogma real entiende que los
egipcios eran los herederos legales de los antiguos regentes divinos, de ahí que el rey,
imagen del dios sobre la tierra, fuera denominado prt nf,-, descendiente del dios. El
monarca es siempre, en la teoría real, hijo de su predecesor, aunque éste no fuera su
progenitor auténtico. En principio, la única forma válida de llegar al trono es por
46 Sobre el tiempo cíclico y el tiempo lineal histórico, Assmann, Egipto..., 6-16. Sobre la historia como
un acto ritual celebrado por el rey, Barta, Kónigsdogma, 487 y 490.
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De la divinidad del rey
De cualquier forma, el nuevo rey, fuera cual fuera su origen, necesitaba pasar
por el rito del nacimiento real y el de la coronación para recibir el apoyo mitológico.
Durante esta ceremonia se transfería la dignidad divina al rey, que era confirmada
después a través del festival-sed. La mayoría de los autores están de acuerdo en que no
Nuevo es sustituido en algunas representaciones por otro más largo con una pieza
triangular que sobresale del centro. Ninguno de estos tipos aparece en representaciones
de dioses o de funcionarios. Para determinadas ceremonias era de rigor una vestimenta
específica, como las túnicas del festival-sed. En cuanto al resto de las insignias reales,
la mayoría son también exclusivas: mientras que los egipcios casi siempre se
representan completamente afeitados, los dioses y los reyes llevan una larga barba
ceremonial que en los dioses se dobla hacia el final y en el rey cuelga recta y está
sujeta con una cinta; las coronas son compartidas con algunos dioses, salvo la azul,
sólo atestiguada en reyes durante el Reino Nuevo; el pañuelo también parece reservado
a los monarcas, así como los cetros, y la cola de toro -posiblemente un recuerdo de los
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De la divinidad del rey
la filiación divina, pues, frente a la opinión tradicional, lejos de igualar al soberano con
los dioses lo ha situado en una posición de clara desventaja con respecto a ellos. El rey,
como hijo, queda subordinado a la voluntad divina, pues es responsable ante su padre,
recibe los mandatos de éste y debe incluso responder al final de su vida en un juicio47.
La prueba más contundente es, precisamente, la que se había utilizado para explicar lo
contrario, los textos de teogamia y el ritual del nacimiento, pues en ellos la deidad
adopta la forma del rey regente para que nazca el heredero; es decir, el que el niño sea
hijo de una divinidad implica una valoración superior a que lo sea del monarca y, por
Otro análisis impuesto por los tiempos es el del papel de las reinas, a las que no
debe confundirse, por cierto, con las esposas reales. Los escasos restos que nos
de estos monarcas, es decir, basta qué punto podemos conocer la personalidad de estos
hombres. Tan sólo de dos de ellos, se han escrito libros que podamos considerar
biografias, que son Akffienaton48, con todos los inconvenientes y la subjetividad que
lleva aparejada la figura de este personaje, y Ramsés JJ49~ Ninguna de las dos obras
responden exactamente a los patrones del género. Son más historias de sus respectivos
reinados que de sus vidas privadas y públicas.
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De la divinidad del rey
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De la divinidad del rey
privados, era la de mostrarse como un ser distante, más próximo a los dioses que a los
súbditos como un dios que exigía veneración. Sólo en el cumplimiento de su oficio real
es cuando el monarca se mostraba con los atributos de divinidad que reconocieron los
investigadores, desde Moret a Frankfort, y que no han sido desdeñados por la
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CAPÍTULO VIII
LA LEGITIMACIÓN TEOLÓGICA DEL MONARCA
HASTA FINES DEL REINO ANTIGUO
Tobin, Myth..., 605. También en otros pasajes, como ¡hefuil divinity of¡he king Úh ¡he Oid Kingdom
Ls evidení, for exevnple, in ¡he name ofDjoser, Tobin, Myth..., 624.
2 Posener, De ¡a divinfté..., 38.
página 385
La legitimación teológica del monarca...
nombres verdaderos, sino que Las Dos Señoras, Horus y Horus de Oro forman parte
integrante de los nombres durante las primeras dinastías. Ejemplifica su razonamiento
con el nombre nebty de Quefrén: wsr-m-nbty, Potente como las Dos Señoras, y
concluye que, en consecuencia, no hay pues, hablando con propiedad, ¡denqilcación
del faraón con esas divinidades3. Aunque en las páginas siguientes voy a exponer una
conclusión similar, el razonamiento me parece incorrecto por las razones que se
detallarán.
De esta manera, nos encontramos con un pequeña laguna historiográfica. Los
abundantes estudios sobre la concepción egipcia de la realeza han establecido unas
pautas de interpretación que parecen gozar por ahora de la aprobación general. Sin
embargo, las dinastías antiguas -y en especial las III y IV- han quedado fuera de eso
marco explicativo, con una escasa producción bibliográfica que haga referencia a este
aspecto que, por lo general, no es tenida en cuenta4.
durante las primeras dinastías que algunos autores han llegado a plantear que todas las
transformaciones de las creencias religiosas responden a las directrices de la corte;
Tobin la califica como invención política diseñada para imponer en Egz~to un sistema
de gobierno espec(fi Co5 Sin negar que la información de que disponemos da pie para
.
este tipo de interpretaciones, creo que es importante resaltar que ésta procede casi en su
totalidad de la corte, y que por tanto carecemos de noticias sobre otros sectores de la
población que pudieran matizar nuestra visión actual6. Todo lo que conocemos sobre
~ Posener, De la divinité..., 7, n. 3
~ Sólo alguna de las obras que han jalonado el desarrollo de la visión actual de la realeza egipcia se
centraban en este periodo: Goedicke, fíe Stellung.., Barta, Untersuchungen...
~ Tobin, Myth..., 635. A continuación matiza su afirmación aunque manteniendo que se trata de
engallar a la población por medio de dogmas religiosos inventados.
6 Éstos no tienen posibilidad de expresarse. La cultura palaciega del Reino Antiguo fue eliminando las
tradiciones predinásticas sin sustituirlas -saNo en la corte y entre sus representantes de las provincias-
por otras que reflejasen el interés de la población. Assmann defme la situación como una delgadísima
capa social de gentes culturizadas que se erige en representante del conjunto, Egipto..., 19.
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La legitimación teológica del monarca
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La legitimación teológica del monarca...
restauran la dimensión sacral de la realeza, pero lo hacen frente a toda esa aristocracia
de noinarcas -cada uno con sus apoyos provinciales y con un considerable poder
económico y militar- ante la que debían legitimarse positivamente, rendir cuentas de
sus razones y justificar sus decisiones mediante una cuidada retórica. El padre de
Merikaré enseñaba ya a éste, unos años antes, que la mejor arma de un rey era su
lengua7, y la estatuaria nos asegura que el poder de estos hombres se funda en un
entramado de responsabilidades que deja una profunda huella de cansancio en su
rostro. Assmann reduce a tres aspectos esenciales -tomados de las formas simbólicas
del Periodo Heracleopolitano- los fundamentos teóricos de la monarquía de Lisht8:
la teocracia representativa: el gobernante es hijo del dios -igual que los
nomarcas anteriores se habían mostrado como los representantes del dios patrón de su
capital-, y éste le ha elegido para el cargo desde antes de nacer, cuando aún estaba en el
seno materno;
la lealtad, elevada al rango de forma religiosa, que asegura al cortesano el
éxito en la tierra y la supervivencia después de la muerte; y
el rendimiento responsable, que es una legitimación de nuevo cuflo que
complementa las bases religiosas tradicionales de la realeza. Heredera ésta de las
autoglorificaciones de los nomarcas heracleopolitanos -presentados en sus textos como
los salvadores de sus gentes frente al hambre y al desorden-, establece el tema del caos
absoluto que precede a la llegada del rey, de forma que éste puede presentarse ante su
pueblo como el instaurador del orden salvador.
Frente a ellos, los reyes del Reino Antiguo gobernaban por medio de un alto
fl.mcionariado salido de su propia familia y otro de menor categoría, reclutado entre
una pequeña elite de escribas de la propia corte menfita. Los numerosos hijos y
hermanos del soberano copaban los cargos de más empaque como tesoreros, sacerdotes
principales en los templos de mayor importancia ideológica, etc., mientras que los
descendientes de ramas colaterales o antiguas familias dinásticas alcanzaban puestos
de menor rango en la capital o en las provincias. Las razones para esta limitación son
objeto de debate. No parece acertado pensar que era una forma de asegurarse la lealtad,
~ Jfyou are skilled ñu speech, yoz¿ wiIl win, ¡ The tongue is [a king’sJ sivord; 1 Speaking Ls sironger ilion
allfighring, ¡ The skiflfnl 18 nol overcome. Lichtheim, Anc¡ent.., 1, 99.
8 Assmann, Egipto..., 29-30.
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La legitimación teológica del monarca...
pues los retoños de las grandes casas son siempre causa de problemas con sus
aspiraciones al trono, argumentadas en una cierta legitimidad. Hay una cierta tendencia
a admitir que la preponderancia de parientes del monarca en la administración se debe
a que sólo aquellos de sangre real, en cualquier grado, eran apropiados para ejercer la
autoridad, pues ésta era una delegación del poder del rey9. Esta situación tiene una
repercusión en la documentación del periodo, pues carecemos de justificaciones
textuales de la realeza -aunque si las hay icónicas-. La razón puede estar en que el
soberano no necesitaba legitimarse ante esa elite como en momentos posteriores, pues
el mantenimiento de la situación redundaba también en su propio beneficio. En esta
posición ventajosa, muchos investigadores creen que los monarcas habían reinado
como dioses sobre la tierra’0. Es cierto que no conocemos de este periodo -y
posiblemente no existió- ninguna creación literaria patrocinada por la realeza que
sancionase su situación, pero ese absolutismo político no los divíniza.
El propósito de este capítulo no es llevar a cabo una síntesis sobre esta cuestión,
sino establecer las líneas generales del modo en que la evolución religiosa del periodo
nos puede dar pistas respecto a la justificación ideológica de la realeza. Se va a seguir
una exposición diacrónica, alejándonos del esquema -también en parte cronológico-
propuesto recientemente por Tobin. Según este autor, el sistema teológico real antiguo
tuvo dos bases fundamentales, las tradiciones de Nekhen y las de Heliópolis’’ , las
primeras procedentes del predinástico’2 y las segundas de la corte menfita. Estas
tradiciones se articularon en dos series sucesivas de divinidades que expresarian la
naturaleza del rey y que, mítica y ritualmente, efectuarían la resurrección real, la
primera Horus ¡ Hathor / Seth; y la segunda Isis 1 Neflis ¡ Osiris. Cada uno de estos
dioses se iría añadiendo independientemente al sistema mítico real durante su proceso
pagino 389
La legitimación teológica del monarca...
de desarrollo, que tuvo lugar de forma continua13. Durante las dinastías tinitas se
establecerían los principios básicos, pero no dejaría de evolucionar a lo largo de todo el
Reino Antiguo. Sin entrar ahora en detalle, baste señalar que hay otros centros
predinásticos cuya mitología ha sido integrada en la teología real y muchos otros
dioses que han sido adoptados como protectores -y legitimadores- de la realeza, como
Neit, Nekhbet, Uadyet, etc. que, sorprendentemente, han sido olvidados por el autor
canadiense.
14 Es curioso contemplar la evolución de los mapas de los yacimientos predinásticos en los últimos
anos. Hace sólo una década, en el Delta sólo se sefialaban Ornan, Maadi y Merimde, y los tres en el
vértice meridional; Hoffman, Egyptm, 108. En una obra reciente, el volumen en homenaje a este autor,
el mapa incluye una decena de lugares, y no están recogidos más que los más importantes de los que se
conocen. Friedman ¡ Adams, The Followers..., 264.
~ Pérez Largacha, El nacimiento..., 121.
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La legitimación teológica del monarca.
Naqada 1: el poder es asumido por lideres locales que deben luchar contra los
elementos naturales y humanos que amenazan la convivencia y desarrollo de la
comunidad.
Naqada II: estructura política de sociedades de jefatura, que hace surgir los
conflictos entre los protoreinos del Alto Egipto, el choque de intereses con la cultura
de Maadi-Buto y la colonización del Delta oriental por la cultura guerzeense
meridional, en lo que se considera el verdadero proceso de un¿flcación de Egipto.
Naqada III: se reconocen las primeras escenas con simbolos reales idénticos a
los posteriores, como el serekh, la fachada de palacio, etc. El líder que los exhibe reúne
ya el poder sobre el Alto y el Bajo Egipto.
En la fase de Naqada 1 se han fechado los restos de un tejido decorado con
varias escenas, que se conoce como el lino de Gebelein’6 (figura 30). En sus imágenes
se han podido reconocer actitudes típicas de la cultura egipcia clásica: la danza ritual,
el cautivo con las manos atadas a la espalda, el desfile procesional de barcas e incluso
en una de ellas, el jefe de la comunidad, ensalzado mediante su aislamiento de otros
personajes. Es interesante que desde ese momento encontramos la figura del cautivo, o
una posible caza del hipopótamo, con lo que el lino nos está ya transmitiendo el
mensaje de que el líder instalado en una de las barcas protege a su grupo de las
amenazas tanto humanas como animales. Esa defensa de la comunidad frente al peligro
exterior será uno de los pilares ideológicos de la realeza egipcia y su imagen, uno de
los iconos más frecuentes del monarca.
Naqada II es el momento crucial en la formación del estado y la realeza
egipcios. En sus fases finales se produce la expansión hacia el norte de los protoreinos
-o el primer reino- del Alto Egipto17, lo que tiene como consecuencia la
homogeneización cultural de todo el Valle y el Delta entre Naqada LId y comienzos de
Naqada III, además de una cierta integración económica en el seno de una primera
organización política unitaria. La expansión meridional provocó en último término el
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La legitimación teológica del monarca...
abandono del asentamiento de Maadi’8, que había sido uno de los centros rectores de
la economía septentrional.
Ésta es la secuencia de acontecimientos que podemos calificar como
unp9cación de Egipxoi9 La aparición del concepto de unidad es vital para ese proceso
.
de cohesión y seguirá siendo una de las bases ideológicas del estado egipcio durante
milenios. Como el Doble Pafs nunca se consideró un imperio, el proceso no pudo
concebirse como la conquista de regiones exteriores -aunque la realidad friera ésa-.
Baines ha propuesto una hipótesis por la cual las tradiciones culturales emparentadas
de Abidos y Hieracómpolis se amalgamaron a mediados de Naqada II, antes incluso de
la coalescencia política, y que esta fusión dio paso al concepto de unidad, favorecido
seguramente por las condiciones geográficas del Alto Egipto, encajonado entre mesetas
desérticas20.
En paralelo a esta nueva visión de la formación del estado egipcio, se está
intentando definir en qué consistía el complejo cultural de la región septentrional, que
se ha denominado cultura de Maadi-Buto. Ambos centros son los núcleos de población
más importantes descubiertos por ahora en el Delta, aunque podemos suponer la
existencia dc otras localidades de las que desconocemos el nivel de dependencia
respecto a ellas. Teniendo en cuenta que Buto está dirigida hacia el comercio con
Oriente Próximo por vía marítima, van der Way supone la existencia de otros centros
en la costa central y oriental del Delta, mejor situadas para la recepción de esos
productos orientales. Buto sería una más de estas ciudades21, aunque la existencia en
ella de arquitectura decorada con conos indica que la elite de este asentamiento estaba
adquiriendo un cierto prestigio.
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de enterrarse con este tipo de bienes preferirían hacerlo en la corte, que para entonces
ya no estaba en ella.
Si bien algunas de las tumbas de T durante Naqada II son muy significativas en
su arquitectura, como han resaltado Kemp y Kaiser -quienes consideran a sus
ocupantes reyes de dinastías prehistóricas34 o príncipes antiguos35 -, su ajuar no sólo no
es superior a determinados enterramientos ricos de la necrópolis principal36, sino que
incluso puede haber un cierto tradicionalismo en él o incluso un retraso en incorporar
novedades como la cerámica D, las vasijas con decoración incisa y los recipientes
ovales, que aparecen mucho después que en el resto del cementerio37. La conclusión
de Davis es que T no estaba reservada para las elites económicas de Naqada, aunque sí
era un cementerio con un status especial de algún tipo que él no se atreve a definir.
Queda por aclarar el problema cronológico de la necrópolis. El descubrimiento
reciente de los cuadernos de notas de Petrie está permitiendo su conocimiento más
profundo, pues en la edición de la memoria de excavación el arqueólogo no incluyó
más que una selección de las tumbas y de su ajuar. Aprovechando una catalogación del
material predinástico del Ashmolean Museum, Payne procedió a datar el contenido de
cada sepultura -de las que ha quedado información- con las matizaciones que se han
hecho a las SD, sobre todo por Kaiser y Kemp. Los resultados parciales que ha
publicado por ahora permiten saber que la necrópolis no empieza hasta Naqada le -
aunque puede haber alguna fosa anterior mal documentada38 -, que la gran mayoría de
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La legitimación teológica dcl monarca
las tumbas son de Naqada II, en todos sus subperiodos39, y que hay pocos
enterramientos que puedan adscribirse a Naqada III, aunque éstos no han sido
recogidos en el catálogo proyectado, lo que desvirtúa la información sobre el conjunto.
No obstante, el artículo de Payne no soluciona el problema que nos interesa, que es
cuál es la cronología de las tumbas que podamos considerar de elite en esta necrópolis,
por lo que tendremos que esperar a nuevos análisis del material mientras se acepta
provisionalmente la afirmación tradicional de que aquellas terminan a fines de Naqada
II.
Uno de los otros dos estados tuvo que ser el responsable último de la
decadencia política de Naqada, pues ambos no sólo le sobrevivieron sino que además
~ Según puede desprenderse del mapa en que recoge con un código la cronología de cada tumba.
Payne, Predynastic..., 186-187.
40 Pérez Largacha, El nacimiento..., 169. Kemp había establecido una evolución de las tumbas del
cementerio 1 de Naqada según su diseño y la distribución del espacio, en la que T20 -con dos cámaras
separadas por un pequeño muro con un vano y cerradas por el resto de sus lados- seria más antigua que
TiS -con rampa de acceso lateral hacia la sala pequeña- y fl3 -cámara única con acceso por un pozo
ante la fachada frontal-. Esto baría muy antigua la tumba 100 de I{ieracómpolis, similar a la T20, y en el
inicio, por tanto, de esa evolución tipológica. No obstante, él mismo admite que el orden en T podría
invertirse si, con la eliminación del dispositivo de entrada, se buscaba hacer la tumba menos vulnerable.
Esto acercarla cronológicamente la 120 -al final de la secuencia, en ese caso- a la fecha más habitual
para la tumba 100 hieracompolitana y a las más antiguas de Abidos -BlO, BIS y B19- que son de
cámara única y sin acceso exterior. Kemp, Photographs..., 40, flg. 2 y 42. En esta misma línea se sitúa el
estudio más reciente de Davis, que propone un despegue de la necrópolis T de Naqada anterior a los
grandes enterramientos de Hieracámpolis. Davis, Cemetery..., 26.
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46 No son inverosimiles, pues la un(ficacián de Naqada lid-lila no implica un dominio político absoluto
ni que éste abarcara todo el Bajo Egipto y con idéntica intensidad.
~7 Esta lectura actual parte de la obra de Asselberghs, Chaos... Si bien el contexto histórico en el que él
inscribe estos objetos responde a unos planteamientos que no están ya vigentes -excesivo peso de los
movimientos migratorios en la formación de las fases culturales predinásticas, con sus consiguientes
implicaciones étnicas; visión militarista de la unificación de los dos reinos enfrentados- él fue el primero
que entendió el significado simbólico de los mangos de cuchillo y, sobre todo, de las paletas, entendidas
éstas como un microcosmos en que objeto y representación se unían en la expresión de un mensaje.
Responden a una nueva percepción del entorno en la que el mundo y el individuo no son uno, sino que
aquél puede ser percibido porque éste ha adquirido conciencia de si mismo. Responden también a una
nueva forma de entender los símbolos; en las paletas, imágenes y signos toman el lugar del significado,
lo son, y hacen que surja mediante vías inmateriales. Apariencia y esencia no son separables.
Asselberghs, Chaos..., 282-284.
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%~ La legitimación teológica del monarca...
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La legitimación teológica del monarca
~ Baines, Origins..., 114, recuerda que en general a los dioses se los representa sólo en contextos reales
y son infrecuentes antes de los relieves de los templos funerarios de fmes de la dinastía II y del Reino
Antiguo.
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La legitimación teológica del monarca...
una forma de empleo del pasado para legitimizar el presente, una práctica en la que
excedían los reyes posteriores, como ya se ha comentado supra, en VJI.3.3. El
recuerdo de antiguas luchas por el control del Delta se pone al servicio de la
legitimación monárquica51. De forma similar, la maza de Nérmer parece mostrar la
presentación de cautivos y botín al rey, en el contexto de una ceremonia pública, tal
vez un festival-sed. El conjunto probablemente se dirige a un edificio sagrado, que
pudiera servir para sancionar el ritual y la conquista, al tiempo que recibe la riqueza
adquirida. Los números con que se contabiliza el botín tienden a darle una realidad
histórica, pero sus cifras son tan inverosímiles que no puede quedar duda de su carácter
prospectivo’2.
Si tenemos en cuenta el pequeño tamaño de estas obras y su carácter de
ofrendas a tumbas o a templos -por tanto atesoradas en recintos donde nadie o muy
pocas personas tendrían acceso-, si quienes las recibían o contemplaban eran altos
oficiales y miembros de la elite, y en consecuencia, personas que formaban parte del
~ Compárese con lafamilia libia en los relieves del Reino Antiguo, en los que se repiten los mismos
nombres de los jefes libios y sus familiares durante varias generaciones: Saliure, Pepy 1, Pepy II.
Leclant, La “famille...
52 Baines, Origins..., 116-119. Una defensa de la autenticidad de los números en el material
protodinástico y por tanto de la validez como fuente histórica de paletas y mazas, en Williams/Logan,
The Metropolitan..., 251.
~ Baines, Origins..., 121.
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La legitimación teológica del monarca
línea superior, consagrando la casa, o el linaje del rey que queda bajo su protección.
Los serekhu más antiguos conservados son de Naqada III. Kaiser y Dreyer
diferencian tres fases o horizontes, los anteriores a Iri-hor -en los que no hay espacio
para el nombre en la mitad superior, salvo en los ejemplares 6-8 de su catálogo, en los
que aparece una pequeña línea horizontal que puede intentar leerse, tentativamente,
como NI-Hr-, los que van de Iri-hor a Nármer y los del reinado de Aha en adelante56.
El origen geográfico del culto a Horus se nos escapa. El recurso al origen
lingtistico del nombre no aporta soluciones, ya que en todo el Valle y el Delta debió
de hablarse una lengua estrechamente emparentada desde tiempos remotos, pues los
testimonios más antiguos la muestran siempre homogénea’7. La etimología del
~ No entro en detalle sobre el posible origen mesopotámico de alguno de los signos distintivos de la
elite egipcia de este momento, como puede ser la arquitectura de adobe con exteriores formados por
entrantes y salientes. No se trata de que desdeñe esa vía de investigación, muy fructífera, sino de que
queda fiera de mi argumentación. Al respecto, véase, Pérez Largacha, Relations...
~ El ténnino sólo está atestiguado desde la dinastía XVIII. Bonnet, RARO, 316-317. El nombre ha
podido identificarse en el pBerlin P 3049, en un himno a un dios, en el que el rey es calificado m tq? srb
4nw, como señor del serekh y del cartucho. Gracias a la expresión empleada en el papiro es posible
deducir que el rey es señalado como el Único que puede utilizar ambos sistemas de individualizar su
nombre. Schafer, Ocr ágyptische..., 167.
56 Kaiser ¡ Dreyer, Umm..., 263, fig. 14 y 266.
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La legitimación teológica del monarca...
hipótesis es una serie de juegos de palabras entre el nombre del dios y el verbo br. Pero
más recientemente Gilula ha expresado sus críticas, basándose en la fecha tardía para
para ese origen, al tiempo que nana el momento en que, tras nacer, el dios recibió su
nombre después de realizar su primer vuelo, en el que alcanzó el horizonte. Isis le
llama entonces bík &ii hrw hms r.k m 8 pn n it.k wsir m rn.kpw n bík hr(y) znbw ~wt
inzn-rn, Halcón, mi h~o Horus, asiéntate en esta tierra de tu padre Osiris en este
nombre tuyo de Halcón que está sobre (o por encima de) las almenas de la mansión de
Aquel cuyo nombre está oculto60. Tanto brw como bík ¿u-y znbw son expresiones que
se usan independientemente de este texto, por lo que no pueden considerarse
invenciones para un juego de palabras; su paronomasia no es casual, sino que hay una
conexión etimológica real, conocida por los autores del texto, lo que permite a Gilula
concluir que Horus es un apócope de bik ¿u-y znbw6’ En conclusión, si aceptásemos la
.
primera hipótesis etimológica, el nombre sólo lo identifica como una divinidad que
está en las alturas celestes. Una creencia con esas premisas debió de tener un uso muy
difundido en las vivencias religiosas del Egipto predinástico, por lo que no aporta
ningún argumento a la indagación. Si aceptamos la segunda hipótesis, resulta evidente
la relación entre el teónimo y la imagen del halcón subido sobre el serekh62 por lo que,
buscando el origen de éste podemos estar muy cerca de haber conseguido el de aquél.
La solución, por tanto, está en la identificación arqueológica e histórica de la aparición
de los serekhu.
página 406
La legitimación teológica del monarca
ahí a que sancionara sólo las decisiones de quien dirige -con éxito- a la comunidad se
da un paso fácil, y ésa seda la fase que atestiguan los primeros serekhu, pues en los
más antiguos conocidos no aparece escrito ningún nombre, de forma que el líder es
sólo un medio para que actúe el protector divino64. El serekh se convierte en un
símbolo de la realeza. El siguiente paso sería ya individualizar al jefe, considerando
página 407
La legitimación teológica del monarca...
manifestación y Horus sigue existiendo fuera del rey, mientras que éste depende de
aquél para su legitimación. Además, la fachada de palacio no representa a la persona
individual, sino a la institución; la combinación de dios y monarca no establece que
éste sea intrínsecamente una deidad, sino que en el ejercicio de su oficio real puede
manifestar la divinidad66.
En cuanto a las características concretas de Horus, que nos permitan reconocer
por qué fue escogido como base ideológica de la realeza, qué aspectos suyos
preexistentes se potenciaron, cuáles fueron añadidos como consecuencia de esa
adopción, etc., chocamos con la inexistencia de frentes -aparte de las que hacen
alusión a reyes- que nos informen sobre él. Sus representaciones son escasas y de un
significado que se presta a interpretaciones diversas.
Independientemente de la etimología del nombre, casi todos los autores están
de acuerdo en que era, en origen, una divinidad celeste, pues así nos lo indican el
animal que lo encarna, un ave de presa que vuela a gran altura. El peine ebúrneo de
Abidos, del reinado de Uadyi, podría ser su representación más antigua, excluidos los
serekhu. En la base hay un serekh sobre el que aparece el habitual halcón que protege
la realeza y, por encima, dos alas extendidas como si fueran el cielo, sobre las que
navega una barca en la que se encuentra una segunda ave. En la interpretación
tradicional, expuesta por Gardiner, el que domina la fachada de palacio es Horus y el
de la harca es el dios solar. Este segundo sería, así, una fusión de Re, de Horus y del
rey vivo, cuyo nombre llenarfa el universo y cuya protección se extendería a la vez por
el norte y por el sur, de la misma forma que el halcón solar extiende la luz por todo el
país. Las alas, que son las del ave de la barca, no simbolizarían el cielo sino las dos
mitades de Egipto y podrían ser consideradas el prototipo del disco alado, Behdety. La
explicación resulta excesiva, pero el carácter celeste y solar del halcón ha sido en
Egyptian..., 265, quien se opone a esta intewretación, entendiendo que no puede contener un titulo del
rey, pues siendo un símbolo de la realeza seguramente debíade ser leído como tal.
66 Baines, Origins..., 123.
pógina 408
La legitimación teológica del monarca
67 Así, Quirke da una interpretación de la composición por la que el rey desempeña un papel en la tierra
bajo las alas protectoras del halcón celeste en el cielo. La barca representa movimiento a larga distancia,
pues es el único medio de transporte en un país donde no habla ni puentes ni caminos importantes y el
Nilo era la única vía de comunicación; aunque el halcón en la nave celeste no tiene nombre, él asume
que designa al dios solar, pues el astro es el principal cuerpo que se desplaza hasta la máxima lejanía
por el cielo. Quirke, Ancient..., 22.
68 Anthes, Egyptian..., 171 y 189.
69 Anthes, Egyptian..., 179. Su argumento de la inexistencia de figuras de halcón o claramente de
Horus anteriores a ladinastía 1 no era correcto entonces, pues si se habían descubierto, como la figurilla
tallada en hueso de halcón del asentamiento de Naqada -fines de Naqada II-, o la cucharilla de la tumba
244 de BaIlas -Naqada 111-, cf Adams, Predynastic..., 52, fig 33 y 62, fig 43, y se ha visto ya
completamente inutilizado por los descubrimientos arqueológicos recientes, por ejemplo, los serekhu
que ya se han analizado.
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S9~ ~ La legitimación teológica del monarca...
por el que dominase el cielo en cada momento, el Sol de día y la estrella más brillante
produjo cuando ya había surgido el culto al astro y el nuevo dios no recubrió el aspecto
periodo. La relación del rey con 1-lorus es muy anterior a las primeras manifestaciones
de la asunción del culto heliopolitano por la realeza, como se verá más adelante (cf
mfra, VIIJ.4.4). Esta relación es la que hace que Horus añada a sus muchos aspectos
también el solar, de forma que en los TP encontramos ya a Horus en manifestaciones
relacionadas con el Sol matutino, y en especial en el frecuente epíteto ¿zrw-3¿ity, Horus
del Horizonte72.
Tobin es reticente a aceptar la existencia de algún tipo de divinidad cósmica en
estas primeras etapas de desarrollo, ni siquiera las que admite Anthes, pues él cree que
70 Este argumento es dificil de defender, pues todas las referencias al Sol y a la Luna como sus ojos son
de textos muy tardíos, y retrotraerlos hasta época predinástica es muy arriesgado metodológicamente.
Parece más coherente hacer de estos aspectos una evolución posterior de su figura, cuando ya se ha
producido laasimilación con la teología solar.
71 Anthes, Egyptian..., 186-187.
72 “Ihe reed-floats of the sky are set in place for Re/Thai Re may cross on them to dic horizon, to Harakhti. ¡ The
reed-floats of dic sky are set in place for me ¡ Thai 1 may cross on them lo the horizon, lo Harakhii. 1 The reed-
floais of the sky are set in place for 1-Iarakhti ¡ That Harakhii rnay cross on thern to the horizon, to Re” (358a-O.
~ Tobin, Myth..., 621.
página 410
u
existentes de los que parte su desarrollo y que hacían más fácil su aceptación por la
sociedad74. Cuando surge el serekh, el halcón es ya una divinidad o al menos el
símbolo de una fuerza superior, posiblemente de una de los centros protourbanos,
como ya se ha visto, y por esa razón es elegido como protector de la jefatura o
protorealeza de ese núcleo. Y cuando el halcón se empieza a utilizar con ese fin ¿cuál
era su esfera de acción anterior, pues alguna había de tener? Casi lo único que podemos
decir es que sería una potencia celeste, pues no parece lógico que una de las aves que
domina el cielo representase a una fuerza ligada a la tierra, sin que podamos llegar más
lejos en la indagación de sus aspectos característicos.
Mientras que el serekh testimonia una relación segura entre el rey y Horus,
algunos contextos protodinásticos que podrían ponerse en relación con el primitivo rey
egipcio.
Dos paletas de fines de Naqada IIP~ muestran un toro victorioso que manifiesta
el poder invencible del rey. En la paleta de Nármer, en el vértice inferior de su anverso,
se muestra al animal, con grandes ojos abiertos, pisando a un enemigo humano al
tiempo que destruye los muros de una ciudad. De la paleta de El Louvre, conocida
también como paleta del toro, se conserva sólo un fragmento; la composición está
dominada por la bestia en la parte superior, cuyo modelado da forma al contorno
superior de la pieza; el animal, de musculatura muy marcada en las piernas, embiste
con la testuz baja al enemigo humano que cae al suelo en toda su altura; la
indumentaria de éste coincide con la que en época histórica caracteriza a los tbnw
líbicos. En el reverso, bajo la escena de lucha, aparecen cinco estandartes cuyos
~ Los argumentos de Tobin se ven además debilitados por su imagen tradicional de la unificación y su
desconocimiento de ¡a dinastía O. Myth..., 614-615.
~ La de Narmer se fecha por si misma, la de El Louvre, por analogía con ésta, puede datarse a fines de
Naqada 111 o comienzos de la dinastía 1. flavia, The Canonical?.., 78.
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La legitimación teológica del monarca...
emblemas -peno, repetido dos veces, ibis, halcón y símbolo de Mm- son los que se
Con el reconocimiento del rey bajo la figura del morlaco victorioso, podemos
rastrear algunas otras imágenes de este animal que pudieran estar identificando al
monarca. La paleta de los cazadores, del Museo Británico -Naqada lila76-, presenta
una curiosa figura formada mediante dos prótomos de toro contrapuestos unidos por el
cuerpo, casi un ser aberrante con dos cabezas, dos cuellos y cuatro patas delanteras
pero sin mitad posterior. Baines lo ha identificado como la representación del rey o de
la realeza en la escena de caza77.
A finales de la dinastía O, junto a las tumbas 1 y 2 de Hieracómpolis -la primera
una construcción muy compleja que presenta similitudes con las de Abidos78 y la
segunda formada por tres cámaras excavadas en la roca- han aparecido varios grabados
rupestres. El más significativo para la identificación del rey como toro es uno en el que
se representa al astado por encima de una embarcación semejante a otras representadas
en Naqada III. Sobre ella, hay un edículo que no puede considerarse una cabina sino un
sarcófago con la tapa levantada, similar al de las imágenes funerarias de época
histórica. Si el animal y la barca son contemporáneos, podríamos estar ante la
representación de un fUneral real.
Si siempre llamó la atención que los egipcios considerasen que la divinidad
podía manifestarse en los animales, desde Frankfort no queda duda de que el ganado
domesticado, en especial el bovino, es una de las encamaciones principales de las
misteriosas fuerzas de la vida que el hombre califica como divinas. La aparición diaria
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La legitimación teológica del monarca
Kamutefera uno de esos conceptos miticos egipcios expresados mediante una imagen:
la de un dios que se une a una diosa -en especial la esposa real en ese papel- y que,
misteriosamente, se engendra en ella a si mismo y renace como su propio hijo. El toro
de su madre es por tanto la expresión teológica de la inmortalidad, de la posibilidad del
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La legitimación teológica del monarca...
de K3-mwt.f, sin nombre, unos dos milenios. En mi opinión, no hay una documentación
Tobin sugiere que la hipotética identificación del rey con esa divinidad tendría
un fundamento natural, de culto a la fertilidad, más que político, por lo que de
aceptarse no podría hacerse más que para la etapa más temprana del desarrollo de la
teología real y sería después abandonado. Llega incluso a especular con una hipotética
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La legitimación teológica del monarca
tríada formada por sm? wr, el Gran Toro Bravo, sm?t wrt, la Gran Vaca Brava y 1<3-
mwt.f, que para él sería un precedente explícito a la posterior de Osiris, Isis y Horus88.
Si su prevención me parece acertada, no me parece así su respuesta creando una
Gran Vaca Brava sólo están atestiguados por ese nombre en los TP y el hijo en el
Reino Nuevo. Y, sin embargo, su hipótesis solucionaba el problema de cómo
interpretar las dos primeras divinidades y en especial las referencias en los TP a la
unión del rey con su madre: “1 have joined my mother, te Great Wild Cow” (388c; cf
mfra, VIII.4.3).
En consecuencia, varios testimonios permiten identificar al rey bajo la imagen
de un toro. Sin embargo, hay menos posibilidades para reconocer si en ella hay
implícita alguna figura divina y menos si ésta es un dios Kamutefo este ténnino debe
considerarse, ya desde entonces, la expresión de un concepto teológico, aplicable a
dioses y, en especial, a reyes. Para el predinástico la información, aún más escasa, no
permite ninguna decisión.
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La legitimación teológica del monarca...
y por otra, en el reino, como el nombre mismo, t3wy, el Doble País90, o los símbolos
que lo representan, las dos capillas o las dos diosas y los espíritus ancestrales que
protegen al monarca y al estado. Éste, así concebido, se presentaba como el traslado a
la sociedad humana de un orden divino y no como el producto de una antigua división
predinástica del poder9’ que hoy sabemos que nunca existió92.
,
documento de ese tipo que produjera la corte egipcia, de forma que, una vez
atestiguado, podríamos retrasar su creación algunas generaciones -no se sabe precisar
cuántas-, teniendo en cuenta la escasez de documentos para este periodo.
Los precedentes teóricos de esa dualidad se encuentran en las paletas de
cosmético. Los pares de animales aparecen en un equilibrio armónico, con
página 416
La legitimación teológica del monarca
Horus y Set. La concordia política estaría implícita en el significado, pero sólo como
un aspecto del ideal de armonía general del universo en que deseaban y creían vivir los
egipcios.
La aparición de los elementos que manifiestan la dualidad en la iconografia real
se documenta desde antes de la formación del estado. Los ejemplos más antiguos de
uno sólo de los componentes de los pares de símbolos que identificamos como del Alto
o del Bajo Egipto son, para la corona roja, un fragmento de cerámica conservada en el
Ashmolean Museum de Oxford, de Naqada W; para la corona blanca, la tumba 100 de
Hieracómpolis, de Naqada lic, o, más claramente, el incensario de Qustul, de Naqada
lila94; para la capilla del Bajo Egipto, la paleta de los cazadores, de Naqada lila95, y
para la capilla del Alto Egipto, los sellos de comienzos de la dinastía 196.
Durante Naqada lila se fecha el primer documento en que hay dos elementos
asociados en un mismo contexto, aunque corresponden a pares diferentes. Se trata del
mango de cuchillo del Metropolitan Museum, en el que se representa a un personaje
con la corona blanca del Alto Egipto frente al santuario del Bajo Egipto (figura 34)97.
~ Cf Pérez Largacha, El nacimiento..., 97-98, con toda la abundante bibliografla que se ha producido
sobre este documento.
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La legitimación teológica del monarca...
esa ideología del reino compuesto por dos mitades, que están ya unificadas99; teniendo
en cuenta que él fecha el inicio de la expansión hacia el Delta en Naqada Ildí (ca
3300-3250) y que el horizonte A es al menos un siglo más tardío, hay tiempo suficiente
para que los guerzeenses tomen conciencia de la nueva situación política con su
implantación geográfica y de que creen las bases conceptuales sobre las que se basa la
ideologia real. A estas generaciones podemos atribuirles el proceso que Frankfort
definió como sublimación de la soberanía (mediante) una forma que armonizaba tan
perfectamente con la mentalidad egz~cia como para parecer a la vez sublime y
perenne, (...) la monarquía dual, la soberanía del Alto Egipto y del Bajo Eg¡pto,
unidas en la persona única del gobernante, aunque él lo identificase, en una fecha
tardía, con el reinado de Menes’00, en función a la documentación arqueológica de la
que disponía. El primer par de elementos representado sobre el mismo objeto,
conocido hoy, es el de las dos coronas en sendas caras de la paleta de Nérmer, y, por
tanto, a fines de la dinastía 0, en Naqada lIIc.
No cabe dudar del origen meridional de esta concepción dual de la totalidad. Su
dimensión política evidente hace de ella uno de los instrumentos más refinados que
ideó la nueva elite para legitimar su posición social. Esto no quiere decir que algunos
de sus elementos no existieran con anterioridad y que fueran adoptados para conectar
al grupo privilegiado con el pasado de la comunidad. Tampoco significa que el Bajo
Egipto hubiera sido una región ideológicamente inerte. Su cultura material parece
menos compleja que la del sur -tal vez porque la conocemos peor-, pero esto no
significa que no se hubiera producido un cierto grado de centralización política y de
desigualdad social y que no se hubiera elaborado un conjunto de mitos y tradiciones
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La legitimación teológica del monarca
101 Especifico que se trata de volumen de material, pues en cuestión de técnica de trabajo de campo, la
arqueología del Delta está mostrándose mucho más precisa que la que se realiza en el Alto Egipto, salvo
casos muy puntuales. Pérez Largacha, La arqueología...
102 Tobin, Myth..., 617.
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La legitimación teológica del monarca...
en una visión mucho más amplia de la realidad en la que sociedad, estado y rey son
VIIL3. Dinastías 1 y II
debe al azar, sino que fueron escogidas para simbolizar las dos mitades geográficas del
103 Sobre la identificación de Menes, véase Kemp, El antiguo..., 60, o Spencer, Ear¡y..., 63-64, que
postulan por Narmer o Aha, al tiempo que señalan cómo éste es un problema de escasa relevancia
histórica; y Baines, Origins..., 125, quien es partidario de Aha. La piedra de Palermo incluye una serie
de reyes previos a este rey que indican que los egipcios tenían constancia de la existencia de monarcas
anteriores a la dinastía 1.
104 El choque de identidad sexual es tal vez la menor de las dificultades, pues en épocas posteriores los
reyes adoptan con frecuencia un aspecto doble que los permita asumir la androginia del dios creador,
como se verá más adelante (cf mfra, VIII.4.5).
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La legitimación teológica del monarca
se explica por qué fue elegida como sede para la diosa que simbolizara la mitad
septentrional del nuevo estado.
Nekhbet se manifiesta en una buitre. Su representación más antigua conocida es
una etiqueta del reinado de Nármer, en que aparece volando sobre la figura del rey, que
queda así amparada por la divinidad. Sus títulos la señalan como la protectora de los
signos de identidad teológica del Alto Egipto:
“1 know my motbcr, 1 have not forgotten my mother the White Crown, splendid and
stout, dwelling in Nekheb, Lady of Pr-wr”. (91Oa-b)
Ella es la diosa de Nekheb (brt-ib nbb), y como tal la corona del sur está bajo su
advocación, la encarna en cierta manera. No debe por eso extrañar que en algunos
textos se hable de ella como la Blanca de Nekhen, la ciudad gemela en la orilla oriental
del río, lo que la convierte en diosa por antonomasia de la mitad meridional del país, y
que en ocasiones se la represente como una buitre blanca. El texto citado la califica
como tibe pr-wr, Señora de la capilla meridional, y en otros aparece como tibe tiff
Señora del santuario del Sur.
La identificación de Uadyet presenta más dificultades. Se trata de una diosa
cobra, en origen posiblemente una divinidad del suelo y de las aguas. El problema
radica en decidir si las representaciones arcaicas de serpientes hacen referencia a una
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La legitimación teológicadel monarca...
Naqada lIb, como muy pronto, y está mostrando que la incipiente elite egipcia, que
requiere unos motivos y símbolos de los que carece, los toma prestados del ámbito
próximo oriental107. Esto podría explicar también la asociación de Uadyet con Buto, al
ser ésta la ciudad por la que pudieron llegar las influencias de Uruk, aunque retira del
catálogo de la diosa cobra todas las representaciones anteriores, las de Naqada 1.
La imagen más antigua de una cobra que representa sin duda a Uadyet es la
etiqueta de marfil ya mencionada, encontrada en la tumba de la reina Neithhotep -
de Nekhbet. Se trata, por tanto, de la aparición en la escritura del nombre nebty del rey.
Los escasos párrafos de los IP que las mencionan establecen una relación
singular entre las dos diosas y las dos ciudades dobles gemelas, Dep-Pe y Nekheb-
pero también la identifican como la protectora de las señas de identidad del Delta: nbt
pr-nzr, Señora de la Capilla del Bajo Egipto, y nbt pr-nw, Señora del Santuario del
Norte, además de proteger la corona roja.
Nekheb era la residencia de Nekhbet, pero los TP no lo recogen así de forma explícita,
mientras que sí mencionan, relacionadas con ella, a otras diosas -la Gran Vaca Brava
(72%, 2003a) y una diosa serpiente (900b) que en otros himnos es calificada como
página 422
La legitimación teológica del monarca...
residir en la mansión del príncipe, que está en 1-leliópolis (brt-ib h(w)t-sr irnvt iwnw, 145 Ib, la versión
más clara es la de Merenre, en la que no hay duda que el antecedente de ¿¿it-ib es Nekhbet,
independientemente de si ítnyt se refiere a la diosa o a ¿z(w)t-sr).
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u
VIIL3.2. 5db
Los pares de animales enfrentados en las paletas de Naqada III pueden ser los
diferenciadas. Se puede reconocer una fase de transición en los serekhu del horizonte A
de Kaiser/Dreyer, en los que la fachada de palacio está coronada por dos halcones
enfrentados.
El desarrollo definitivo se produce con la entrada en el panteón oficial del dios
que, según algunos textos, debió de haber sido el titular de Naqada, la ciudad vencida
por Hieracómpolis. En los TP, Set se asocia sólo a dos localidades, bnbnt y nwbt. La
primera es de transcripción poco segura y localización ineierta1~. Los himnos sólo se
refieren a ella como la ciudad en la que él está: stt is ímy ¿inbnt”0. En cuanto a la
segunda, la identificación con Ombos no plantea duda”’ y por el texto mismo
109 Sethc, t’bersetzung III, 364-365 explica los problemas de identificación del nombre y la
posibilidad de transcribirlo incluso como ¿¡nf o como w?dt. Siguiendo a Kees cree que es posible
relacionarlo con el nomo 11 del Alto Egipto, el nomo de Hypselis, pero no lo considera definitivo.
Gauthier, Dictionnaire..., IV, 3 1-32, recoge este término y sus dos variantes posibles en los IP como
dos topónimos distintos; Hent(?) (¿¿nf y ¿¿nbt) no sería la metrópolis del nomo II sino una ciudad del
nomo IV del Bajo Egipto que estuvo en relación tanto con Seth como con Sobek, y que podría tratarse
del Kom el-Alunar de Talia (el actual bnbaba, un barrio al noroeste de El Cairo); de Henti(?) (¿¡n¿znt), de
la que considera que una identificación con las otras dos es poco probable, recoge las interpretaciones
de Budge -que la sitúa en la d3t- y de Faulkner -que la relaciona con Ombos, seguramente por su
relación con Set- sin negar ninguna de manera explícita, aunque resulta evidente que la considera una
ciudad real y no imaginaria. La bibliografla sobre toponimia del Egipto físico más reciente no recoge el
término: Helck, Gaue, 389, hace una breve relación de las ciudades del nomo 11, Seth-Gau, sin
mencionar la que aquí interesa, así como tampoco Zibelius, A~ptische..., ni Oomaá, Ágypten... y, por lo
tanto, hemos de suponer que no está atestiguado como topónimo en los penados que cubren estas dos
obras.
110 734d, 2228d y 2263c dicen lo mismo, igual que 1904e y 1921g que usan la misma fórmula, pero la
grafía del nombre de la ciudad varia ligeramente. En el primer párrafo es 4,
o y en el segundo 43..
,
1296c hace referencia a un desplazamiento de Set hacia ¿mt. En el caso de l.rnbt se me ocurre que la
grafía pudiera ser un error debido a la confusión con la grafía de nwbt, de forma que el escriba afladiera
involuntariamente una b a ¿¡nf.
~ Gardiner, Ancienr.., II, 28t29’, que recoge también los testimonios que hacen segura latitularidad
de Set sobre el templo principal de la ciudad según los restos epigráficos conservados, de época muy
posterior a la que estamos tratando aquí: dinastía XVIII -depósito de fundación, dinteles, jambas, etc.-
reconstruido bajo Ramsés II. Poner ¡ Moss, Topographicaí.., V, 117-118.
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La legitimación teológica del monarca
112 204a, 1 145b -st* nwbt(y)- y 1667a. De las otras tres referencias a la ciudad, dos mencionan a una
divinidad residente en ella sin especificar si es él, pero el contexto en que se citan repite otros en que
actúa este dios, 24’7ay, sobre todo, 22Mb.
~ Como ejemplo, Kemp, El antiguo..., 68, está en contra y a favor, Pérez Largacha, El nacitnienta..,
162 y 170.
~ Beckerath, Horusgeleit, 51, quien sólo recoge una representación de Seth entre los .*nnw ¿¡ni’ en
época temprana, y es la doble de la man de Escorpión.
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La legitimación teológica del monarca...
rey”5. Un ejemplo llamativo del empleo de los dos halcones como sinómino de otros
dioses, en un momento sólo ligeramente posterior, es el nombre nebty del Horus
Anedyib, que se escribe con las das aves en lugar de las diosas habituales”6.
Sólo a partir del reinado de Dyer, Seth aparece asociado de una forma más
específica a Horus”7. Se trata de un titulo de la esposa real característico de la dinastía
1 en el que indudablemente ambos dioses se encuentran en contraposición -lo que no
significa enfrentamiento-, La que ve a Horus y a Seth”8. No obstante, y aunque los
términos empleados no signifiquen lucha, creo que es posible aceptar que para
entonces la realeza haya introducido ya, entre los mitos legitimadores de su autoridad,
el del combate entre los dos dioses.
Si en los casos anteriores aceptar el enfrentamiento es una cuestión de
subjetividad personal, a partir de la dinastía II ya no cabe duda. Durante ella, los
problemas internos de la elite se enmascaran bajo un enfrentamiento entre dioses. El
primer rey se hace coronar como Hotepsekhemuy, El que ha pacificado a los Dos
Poderes, afirmando por su nombre que los problemas que pusieron fin al dominio de la
anterior familia dinástica estaban terminados. Varios reinados después un nuevo
conflicto se manifiesta en las fuentes a través dc la sustitución, en la titulatura real, del
signo de Horus por el de Seth encima del serekh. Peribsen es el único monarca egipcio
que se atrevió a una manifestación semejante de ruptura con la tradición, tal vez porque
el reino se dividió en dos mitades. La septentrional, que incluiría Menfis, estaría
gobernada por w?d-ns”9, el Tias de Manetón, y sus sucesores, Sened y los demás
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La legitimación teológica del monarca
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La legitimación teológica del monarca...
datos objetivos, sino palabras, imágenes y metáforas. En ella, los dioses son sólo un
lenguaje simbólico, una forma de expresar los fenómenos naturales122.
Del centenar larguisimo de apariciones de Seth en los IP, las que lo muestran
como un dios que supone un peligro para el rey difunto, lo hacen desde la
identificación de éste a lotus o a Osiris, en Spr. que sc refieren al conflicto Horus-Seth
o a la muerte de Osiris. Pero el número de citas en que Seth no sólo no es contrario al
rey, sino que le es útil de una u otra forma es superior al de entradas negativas.
Encontramos así que el poder temible del dios se pone al servicio del rey difunto,
proporcionando a éste su fuerza, las armas para amedrentar a posibles enemigos, para
poder controlar mejor el caos exterior, le ayuda contra los reptiles -de la misma forma
que en textos mitológicos posteriores se convertirá en el mejor aliado contra Apofis-, o
en tanto que miembro de la Enéada, colabora en su ascenso al cielo o proclama que
éste se ha producido.
Recientemente Kemp ha propuesto una variación interesante a la concepción
dual basada en pares simétricos. Él considera que en la codificación de la cultura
cortesana -que podemos fechar en el tránsito entre las dinastías O y 1- la realeza
necesitó resaltar por encima de la sociedad de tal forma que su papel no podía quedar
como un elemento unificador de pares simétricos, sino jerarquizados, en los que uno de
los elementos aventaje al otro:
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La legitimación teológica del monarca
hay esa victoria de un elemento sobre el otro; ni las insignias reales, ni la importancia
concedida a una u otra parte del país traducen esa necesidad de jerarquización interna
que defiende Kemp.
Aparición del rey125. Estirar la cuerda (para) el templo (llamado) )3rw-rn, Nombre
de Homs. 3 codos, 4 palmos, 2 dedos.
Aparición del rey del Alto Egipto. Aparición del rey del Bajo Egipto. Carrera de
Apis. 4 codos, 1 palmo, 2 dedos.
124 Las entradas más antiguas son las del reinado de Aha, lo que indica que posiblemente fuera bajo
este rey cuando se inició la práctica de compilar registros anuales. Éste puede ser el motivo por el que
las siguientes generaciones iniciaron en él las listas reales, relegando como espíritus a sus antecesores
regios de los que no había quedado testimonio administrativo.
125 Traduzco aquí rey en los casos en que el texto egipcio señala bfry, aceptando la traducción habitual.
De cualquier manera, resulta chocante que se utilice este término y no el de nsw más ftecuente con
sentido genérico. Millet, The Nanner..., 56, lo relaciona con una ceremonia específica, la Aparición del
rey del Bajo Eg<pto, lo que resulta coherente si tenemos en cuenta que dos años después del que aquí
comento se incluye una Aparición del rey del Alto Eg¡~to y una Aparición del rey del Rajo Egipto.
Tomando como base el carácter simbólico de los objetos decorados predinásticos, Millet ha planteado,
en ese artículo, una curiosa hipótesis a propósito de las cabezas de man. El las considera versiones
pictóricas de los nombres de año. Como éstos hacen alusión a determinados acontecimientos, los
relieves de las mazas señalan la fecha de manufactura y presentación del objeto al templo a través de la
imagen de una ceremonia. La propuesta es interesante y factible, pero indemostrable, pues depende del
significado que se desee atribuir al contenido de esas piezas y, por tanto, mientras no se pueda
compaginar con algún otro dato, indemostrable.
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La legitimación teológica del monarca...
Aparición del rey. Segunda ocasión del festival de Sokar. 3 codos, 4 palmos, 2
dedos.
Aparición del rey. Oftenda(?) diosa Nekhbet ... festivat dt. 3 codos.
...
126 Traducción basada en Breasted, Ancient..., 1, 61-63, y Kemp, El antigno..., 31, fig. 5, donde se
incluye el texto jeroglífico de una parte del fragmento traducido. No he tenido acceso a la publicación
original del documento.
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La legitimación teológica del monarca
sancionadas por los dioses a los que se ofrecía el botín, de forma que las acciones
políticas se integraban en el culto como rituales realizados en el exterior.
Frente a la titulatura, que proclamaba la relación dcl monarca con los dioses y
la mostraba ante la sociedad, el contenido de los anales tendía hacia la dirección
opuesta: el rey actuaba en la sociedad para los dioses y se lo relataba a ellos;
haciéndolo, legitimaba los sacrificios que exigía a sus súbditos y solicitaba la
contrapartida de los favores divinos a él y a la humanidad. En consecuencia, a pesar de
la impresión que quieren dar de control absoluto, incluso sobre el tiempo, la lectura
que podemos hacer es que el poder de las divinidades era infinitamente mayor que el
del rey; y que éste y la humanidad los necesitaban.
Suponemos que los movimientos del soberano estaban ya regidos desde ese
momento por obligaciones rituales. La razón es que la mayoría de los actos reales que
recogen todas las fuentes, no sólo los anales, son ceremonias de algún tipo, que debían
de ser públicas en su mayoría. No es únicamente que la realeza fuera el centro de una
actividad protocolaria muy destacada, es que la entera esfera de acción del monarca era
un auténtico ritual de gobierno, cargado de simbolismo y dirigido en especial al
mantenimiento del orden cósmico. A finales de la dinastía II, y muy probablemente
antes, los reyes eran ya representados en los templos como únicos intermediarios ante
los dioses, lo que sólo puede entenderse en un contexto de carga religiosa global. Ante
esta situación, la vieja discusión egiptológica de si el ceremonial sirve al estado o si
éste existe para mantener las ceremonias -en las que el protagonista es el rey-, parece
inclinarse por esta segunda opción. Los excedentes del país se empiezan a utilizar para
el mantenimiento de una realeza cuya finalidad parece la representación de sí misma en
relación a la sociedad y al cosmos, y los propios títulos de los funcionarios de estos
siglos hacen referencia frecuente a aspectos protocolarios.
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La legitimación teológica del monarca...
VIII.3.4. Ne¡th
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La legitimación teológica del monarca
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S9~1 ~ La legitimación teológica del monarca...
Éste será uno de los rasgos que presenta en el Reino Antiguo. Los escasos himnos de
los TP que recurren a ella la muestran junto a Isis, Neflis y Serqet como protectora del
trono real o como nodriza del rey.
En estos textos, Neith presenta también un rasgo mucho más evidente. Ella es
la madre de Sobek y a través de este dios cocodrilo podemos ligarla a un cierto control
sobre las aguas, de ahí la etimología de su nombre que propuso Kaplony. Éste ve en
ella a una diosa primordial que provoca la inundación primigenia, una especie de
versión femenina de Nun en su aspecto de frente de las aguas fertilizadoras’34. Por
esta misma razón aparece también asociada con Mehet-uret, otra de las
personificaciones divinas de la inundación (508a/SlOa; cf ¡nfra, VIII.4.3). De las
aguas surge la colina primordial, representada por las Hemuset. Estas divinidades,
cuyo nombre se escribe con el estandarte de Neith como determinativo, son la versión
femenina de los k~w, lo que las relaciona con la nutrición en su sentido más abstracto.
A través de ellas, Neith es una diosa responsable de la fertilidad.
Y sin embargo, Neitb no tiene esposo. Por eso su propia figura ha de cargarse
de referencias viriles. El aspecto masculino de la diosa se describe textual -falo como
detenninativo, calificativos como el de el hombre que actúa como hembra, la mujer
que actúa como varón, del templo tardío de Esna- y simbólicamente, a través de sus
armas y sus flechas, que en egipcio se designan con un sustantivo derivado del mismo
campo semántico que stwt, rayo, st!, expulsar, eyacular -en el orgasmo de Atum-, o
styt, semen. Estos complementos masculinos son los que permiten que una diosa
femenina, personificación de las aguas primigenias, pueda ser creadora. Troy la califica
de andrógina, como todos los dioses primigenios, que carecen, por definición, de un
compañero sexual’35. Esa fuerza creadora es la que el rey desea compartir con ella;
ésta seria también la razón para la asociación temprana de Neith al ceremonial de la
corte y a las divinidades tutelares de la monarquía.
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136 Recojo aquí los planteamientos de una reciente obra de síntesis de uno de los egiptólogos actuales
cuya obra es más innovadora y coherente, Assmann, Egipto..., 43-44.
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‘1~ Kemp, El antiguo..., 86, para la traducción castellana, y 66 para los términos en la edición inglesa
original.
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altar;
del primitivo templo de Hieracómpolis no quedaría más que un montículo
cuadrangular de arena limpia del desierto reforzado por un murete en talud de escasa
altura hecho de arenisca sin labrar. Sobre él debía de encontrarse el edificio del templo,
pequeño y de adobe.
El mantenimiento de los estilos antiguos y la lentitud y falta de normativa en la
implantación del nuevo arte cortesano se deben, entre otras causas que apunta Kemp, a
la limitación de los recursos económicos, que durante mucho tiempo se concentraron
en construir las pirámides y las necrópolis de los cortesanos’38. La propuesta de Kemp
refuerza, pues, la imagen tradicional de unos reyes ocupados sólo en construcciones
regias. Pero en este caso queda una pregunta ¿cómo es posible que los reyes se
desentendiesen del culto en las provincias, cuando la idea que se tiene de ellos es la de
centrar su actividad, sobre todo, en cuestiones religiosas y rituales? ¿Podemos aceptar
que el culto que se celebrase en la corte podría ser suficiente para el control ideológico
de todo el estado, sobre todo si tenemos en cuenta la particular extensión del reino
egipcio?
Recientemente, aun reconociendo la correcta argumentación de la teoría de
Kemp, O’Connor sugiere una revisión de la evidencia arqueológica y una alternativa
muy diferente que podría dar respuesta a la pregunta formulada. Algunos complejos
cultuales de las provincias podrían ser de gran tamaño -respecto a la escala de esa
época- y haber sido construidos en un estilo formal desde las primeras dinastías,
claramente como producto de la iniciativa cortesana.
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La legitimación teológica del monarca...
‘~ Las proporciones resultan idénticas a las del recinto de Dyer en Abidos (1:1,8); las entradas se
sitúan en una posición similar a las de los complejos de éste y Merneith, es decir, en el muro 14 -junto a
la esquina NE- y posiblemente en el E, como en el del primero; el muro NE presenta una pequefLa
plataforma en la base como en los abidenos fechados en la dinastía ¡ y como éstos tiene entradas poco
desarrolladas, que son más complicadas posteriormente, durante la dinastía II. O’Connor, The Status...,
84-85.
140 O’Connor, The Status..., 87, fig. 3 y 89.
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La legitimación teológica del monarca...
interpretadas, con base epigráfica, como capillas del k3.’41 Incluso las cinco cámaras
paralelas que se identifican como núcleo del templo formal antiguo de Hieracómpolis
podrían no ser más que uno de estos edificiones menores~42. Si éstos, efectivamente,
no formaran parte del santuario principal más que como altares periféricos, podría
suponerse que los templos provinciales del Reino Antiguo, aunque construidos en
que este primer complejo piramidal era una copia en piedra, a gran escala, de los
templos funerarios anteriores, sino también que la tradición de una colina en los
recintos de culto reales se puede retrasar hasta tiempos muy antiguos, al menos la
dinastía p43
estaría tal vez por debajo de los gastos funerarios, resulta evidente que si la hipótesis
pógifla 439
La legitimación teológica del monarca...
146 Hipótesis que se viene defendiendo desde que la planteara Anthes, Egyptian..., 180, y que ha sido
reavivada recientemente por Tobin, Myth..., 625 y 634.
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La legitimación teológica del monarca
como leo, n¡ry-bt, tanto en el nombre de Horus como en el de las Dos Señoras148,
que suele traducirse como El divino de la corporación (de dioses), pero su nombre de
~47 Éste sería otro argumento más para suponer que la elite estaría interesada por el control de su
celebración en las provincias y, por tanto, en participar en la construcción de los santuarios del reino.
148 von Beckerat, Handbuch..., 50 y 176.
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La legitimación teológica del monarca...
nacimiento149 es ~11~I1,
dsr el sagrado’50. Si se compara con el nombre de n&)-ntr, El
que pertenece al dios, de la dinastía II, se hace más evidente la diferencia en sus
respectivas formas de concebir la relación con la divinidad.
del rey debería transcribirse iry-ht-ntr, the One belonging to the body /family of Me
mr. Una interpretación teísta de nf,- no conduciría a ningún significado, pero silo hace
el comprender el término como referido a un difunto, en especial al rey difunto’52. Así
adquiere sentido en numerosos casos. El aspecto descrito por este término no es la
extinción, es decir, la pérdida de la vida, sino la experimentación subsecuente de un
proceso fisico ¡ espiritual por el que el cadáver era preparado para una existencia
posterior; no alude, por lo tanto, a todos los difUntos, sino sólo a aquellos que son
receptores de preparaciones especiales y de un sepelio ritual. La conexión con la
realeza está en que el entierro real y el monarca mismo son el prototipo’53. El aspecto
149 Lo problemático aquí es que se trata de su nombre personal, no el que adopta en la ceremonia de
coronación, de ahí que, o bien asumimos que lo cambió en ese momento -lo que es muy poco habitual-,
o bien no es útil para la discusión de la divinidad del rey.
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La legitimación teológica del monarca
A partir de la dinastía y, ntr (3 es sustituido por ntr nfr, el dios bueno o el dios
perfecto, reservándose el primero para las divinidades celestes y en especial para Re,
debido a la importancia creciente de Heliópolis y su sacerdocio. Paralelamente, el
título de s? <, que ya habían recibido algunos reyes de la dinastía IV, se introduce
definitivamente en el protocolo real. En algunas ocasiones es completado como sg r’
n(y) bt.f, /4¡o carnal de Re (lit.: de su vientre), o se acompaAa con la expresión nb Kw,
Señor de las apariciones, que hace referencia a la aparición del rey ya coronado en la
ceremonia de entronización. Al título le sigue el quinto y último nombre del rey a
partir de ese momento, el nomen, que es el suyo personal, el que tenía antes de acceder
al trono. Este es el cambio interpretado por muchos autores como un descenso en el
status del rey, que pasaría así de ser un dios superior (ntr <3) a otro bueno o perfecto,
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La legitimación teológica del monarca...
pero sin lugar específico en la jerarquía divina (ntr nfr), y de mostrarse como un dios
en sí mismo a ser sólo su hijo.
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La legitimación teológica del monarca
Los defensores de la divinidad real utilizan también los breves culogios de los
reyes conservados en las llamadas a los vivientes de las tumbas nobiliarias’58,
alabanzas que seguramente en la comunicación oral estaban también muy extendidas.
Sin embargo, estos documentos no pueden ser tenidos en cuenta, pues son una forma
de aumentar el status del propietario o del hablante mediante la exageración de su
proximidad a un ser superior. En las autobiografias -que son de las últimas dinastías,
las pretendidamente débiles frente al poder provincial-, aunque se hace referencia
especial al servicio del estado, no se presentan acontecimientos que tengan que ver con
la realeza, lo que indica la distancia entre el rey y sus súbditos. Este silencio forma
parte de la concepción del poder real, independientemente de los títulos o incluso de su
autoridad efectiva.
Se ha sugerido que el culto a las estatuas de reyes durante el Reino Antiguo
empezaba tan pronto como éstos ocupaban el trono. Esta veneración del soberano
viviente provocaría el ascenso de su status a un nivel más próximo a los dioses. Sin
embargo, ya se ha explicado que éste es un culto al k? del rey, y que no supone una
divinización del representado, pues no se adora a su persona misma (cf supra,
VII.3.3).
Las relaciones del monarca con los dioses podían resultar una carga por la
dependencia respecto a ellos, como en toda la historia de Egipto. El era el receptor de
sus dones, según el principio del do-ut-des. Así queda evidente en la estatuaria, como
muestran las imágenes del rey haciendo ofrendas. Muy pronto aparecen esculturas con
el soberano arrodillado ante la divinidad que las recibe; el ejemplo más antiguo que
conozco es de la dinastía XI, el fragmento de una estatua que muestra al rey
Montuhotep III, de rodillas, con el antebrazo apoyado sobre los muslos y en cada uno,
un vaso-nw’59. Pero incluso antes, en los TP, el oficiante, que en ocasiones parece ser
el rey vivo, se presenta haciendo ofrendas a los dioses y a su predecesor, ya divinizado:
158 “On donna des louanges au roi grandement, et on redit gráce á Sabouré, parce qu’il possédait la
connaissance avec toute sa suite’X Roccati, La )itterature..., 96-98
~ Legrain, Statues..., CGC 42006.
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“Ifmy lords ascends, 1 will not forget te boon which is given” (495c160)
“O Osiris te King, 1 give to you te Eye of Horus when Re gives it” (1808a)
160 Barta, Re, 166 ejemplifica con este texto la afirmación de que el rey no ha descuidado la ceremonia
de ofrenda a Re cada maflana.
~ Baines, Kingsbip..., 15.
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La legitimación teológica del monarca
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expresarlo visualmente, pues la fortaleza E], ¿zwt, envuelve al ave, ¿zrw, de forma que
ésta parece encontrarse en el interior de la diosa; de ahí puede derivarse también su
carácter de madre de Horus¡M. Sin embargo, no se ha conservado ningún relato mítico
relacionado con la primitiva realeza que la mencione, pero esto no impide que
comprendamos su relación filial con el monarca, de madre-hijo, implícita en el nombre
y en el signo jeroglífico con que se escribe~65.
Ignoramos por completo su lugar de origen. Algunos autores se inclinan por
Hieracómpolis debido a su relación con Horus, pero no hay ninguna base documental
para apoyarse. El nombre muy antiguo de nwb(t), bajo el que se la designa con
frecuencia y que traducimos como La de Oro’66, seria en realidad, según Jéquier, el
nisbé de su ciudad originaria, Ombos -Naqada-, pero no hay ningún testimonio de otro
tipo que lo confirme’67. Algunos autores, como Junker, han situado su origen en el
Delta por su relación con los cañaverales de papiros’68. Parece mucho más probable
163 Plutarco específica que es la mansión de Horus en este mundo, lugar y receptáculo de la
generación. Plu., de Iside, 56.
¡64 Una propuesta contraria a la intewretación figurativa de! nombre de Hathor en Anthes, Egyptian...,
193.
165 Una representación arcaica de la diosa rpyt en forma de silla portable muestra una figura
encapuchada con cuernos retorcidos de camero en cada lado y un emblema de Bat y un nudo-<nb bajo
su rostro. Resulta tentador hacer una analogía entre la silla de manos, que transporta a los príncipes
reales -reduérdese en la man de Nármner-, y Hathor, cuyo nombre indica que abriga a Horus, al rey.
Sethe, (Jhersetzung IV, 72-73. La conexión es muy indirecta, pero sugerente. Fischer, The Cult..., 12.
166 Diodoro recoge una tradición similar: Afrodita es llamada dorada entre los nativos de £gz~to a
partir de una antigua tradición, y existe una llanura llamada de Aftodita Dorada cerca de la ciudad
llamada Momenfis. D.S., 1, 97, 8; trad.: J. Lens Tuero.
167 Jéquier, Considerations..., 193.
168 Junker, Giza, IV, 79-80, nI, citado por Daumas, Ilathor, 1024.
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Los ejemplos más antiguos de una deidad bovina se documentan sobre algunos
objetos arcaicos en los que está esculpida la cabeza del animal. Por el tipo de
representación y su reaparición en documentos posteriores -algunos inscritos- donde no
puede quedar duda de su carácter, sabemos que se trata de una divinidad.
La paleta de la tumba 59 de Guerza (figura 36a) muestra tallada, sobre una de
sus caras, una gran cabeza de bóvido con cinco estrellas, una en cada extremo de orejas
y cuernos y otra sobre la testuz, ésta de seis puntas’70. Fechada originalmente en
Naqada II (SD 47-77), Fischer retrasó su cronología, haciéndola cercana a la dinastía
I’~’, opinión compartida por Davis basándose en su contorno poligonal mal definido,
lo que la acercaría a otros documentos más tardíos”2.
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173 En realidad, éste encontró una veintena de fragmentos -algunos en el depósito del templo- que
fueron repartidos entre la colección Petrie del University College de Londres y el Ashmolean Museum
de Oxford. A mediados de los altos cincuenta Arkell reconoció que se trataba de un único objeto y se
procedió a su reconstrucción utilizando réplicas de los escasos restos. El resultado es el modelo de uno
de los recipientes más grandes del Egipto antiguo, con más de 60 cm de diámetro. El proceso de la
compleja labor se explicó en Burgess ¡ Arkell, The Reconstruction...
174 Arkell, An Archaic..., 1955, 126.
175 Petrie, Royal Tomhs..., II, pl. V, 1.
176 Aunque Parker planteó que podía tratarse de un signo rnpt, Godron (BIFAO 57, 1958, 143-149,
citado por Fischer, Ihe Cult..., n. 30) ha identificado el signo y con él a la diosa.
177 Adains, Predynastic..., 48 y fig. 30i.
178 Hassan, Priineval..., 317. No he podido ver el objeto, pues este artículo no aporta su ilustración.
Hassan, en realidad, la llama Hathor, y añade que Mm y ella aparecerían asociados como divinidades de
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La legitimación teológica del monarca
casi idéntico- al determinativo de la diosa s¿$r-¿¿rw (tS~, 1375b), por lo que hay
razones significativas para pensar que se trata de ésta y no de Hathor.
la vegetación. Es muy improbable que se trate de Hathor, como se verá en estas páginas. Cita como su
fúente a Bleeker, Hathor.., 28-29, lo que no es concluyente.
~ Tampoco be conseguido verlo. Mi única referencia es una alusión en Fiscber, The Cult..., n. 45.
180 Arkell, An Archaic..., 1958, 5.
181 Arkell, An Archaic..., 1955, 126, aunque también señala -y en eso está seguramente equivocado-
que el animal representa a Hathor dando nacimiento a la luna y a las estrellas.
182 Petrie, The Royal..., II, pl. V, 1.
183 Así lo afirma Bleeker, Hathor.., 29. Este autor cita como referencia Petrie, ¡‘he RoyaL.., 1, pl.
XXVI, 71, pero aquí yo no encontré ninguna imagen de bóvido. Se trata sin duda de la imagen en II, pl.
V, 1, ya citada. La lectura es aceptada -en mi opinión incorrectamente- por Hassan, Prímeval..., 316.
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habitual, por lo que se habría escrito la palabra b?t, tal vez sin la t, lo que no es
problemático, pues también está atestiguado así en textos dinásticos’84.
La diosa bovina mencionada con más frecuencia en los IP es sm?t wrt, la Gran
Vaca Brava. Tobin le concede una enorme importancia en los momentos iniciales de la
monarquía egipcia; ella sería la única a la que se hace intervenir en la creación de la
teología real. Este autor no cree que se trate de una divinidad de la fertilidad, sino de
una diosa creadora, pero no cita qué fuentes le permiten llegar a esa conclusión, aunque
si especifica que ambas esferas de acción divina son separables y que este segundo
aspecto es el que posibilita que friera después adoptada como un símbolo maternal en
conexión con la realeza.
Tobin considera que el elemento femenino era ya muy significativo para la
definición de la legitimidad real en tiempos de Nérmer y lo documenta con las cabezas
de vaca de su paleta, que debían de estar relacionadas con una deidad vacuna de la
fertilidad. Como él no cree que haya razón para pensar que se hubiera desarrollado ya
la figura de Hathor Morada de Horus’85 , la diosa que legitima la posición y divinidad
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La legitimación teológica del monarca
del rey debe de ser una forma de la Gran Vaca Brava de Nekheb. Este simbolismo sería
la mayor contribución del periodo prearcaico a la teología real posterior’86.
Sin embargo, esta divinidad desaparecería en algún momento mal documentado
del Reino Antiguo. Los mitos egipcios de la creación están todos dominados por una
divinidad creadora masculina, no existe tradición de una deidad maternal y, desde
luego, no hay una gran diosa madre en la mitología reflejada en los TP, aunque quedan
algunos testimonios que Tobin considera arcaismos. Su frente de información básica
para estas afirmaciones parecen ser estos textos, además de unas representaciones de la
diosa que menciona’87, aunque no especifica con claridad ninguna de ellas.
En los TP se recoge una descripción de la Gran Vaca Brava que es la única que
cita Tobin explícitamente, y en otro se añade una segunda referencia topográfica
mítica:
“O King, you have no human father who could beget you, you have no human
mother who could bear you; your mother is the Great Wild Cow who dwells in Nekheb,
white of head-cloth, long of hair, and pendulous ofbreasts, she suckles you and does not
wean you.” (2002b-2003c).
“1 have inundated the land which came forth ftom te lake, 1 have torn out dic
papyrus-plant, 1 have satisfied the Two Lands, 1 have united the Two Lands, 1 have joined
niy motber dic Oreat Wi]d Cow. O my motber, te Wild Cow wiiich is upon the Mountain
of Pasture and upon te Mountain of the zbzb-bird, tbe two 4d-pillars stand, though te
broken rubble(?) has fallen, and 1 ascend on this ladder which my father Re made for me.”
(3 88a-390a).
“You are a son of the Oreat Wild Cow. She conceives you, she bears you, she puts
you within her wing (sic). She crosses the lake with you, she traverses te Síw-waterway
with you.” (1370a-c).
Baumgartel, pues en estos momentos se plantea ya la existencia no de uno, sino de dos reyes con este
nombre.
186 Tobin, Myth..., 621.
¡87 El empleo de los TP puede inferirse por la lectura del articulo. En cuanto a las representaciones,
supongo que se refiere a las imágenes catalogadas más arriba. La tesis doctoral en que se basa este
estudio debe de sermás explícita pero no he tenido acceso a ella.
188 Así es en los otros dos citados, en el primero porque amamanta al rey, que es una forma de expresar
su renacimiento y su vuelta a la niflez en otra existencia, el segundo porque el texto prosigue con una
referencia a la escala que su padre Re ha hecho para que él ascienda al cielo.
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Se puede trazar toda una red de paralelismos entre las referencias y calificativos
aplicados a la diosa en estos dos textos y los de otras divinidades. En el segundo texto,
3SEa, encontramos la alusión a un rito documentado en algunas representaciones desde
el Reino Antiguo cuyas leyendas lo explican, aunque no aclaren su significado. En la
tumba de la reina Meresankh, esposa de Quefrén, un relieve la muestra con su madre
sobre una barca en un cañaveral; ambas sostienen un tallo de papiro en cada mano y la
acotación explica: s~* w?4 n ¿z(w)t-¿irw m pbw..., entrelazar el papiro para Haihor en
los cañaverales... Aunque no entendamos qué se pretende con ese acto ¡89, no cabe
duda de la deidad aludida, pues numerosos ejemplos de otros periodos lo repiten con
similares palabras’90. Pero lo que aquí nos interesa es que el rito de entrelazar los
papiros se realiza en un contexto que alude de forma muy clara a la inundación,
indirectamente a la fertilidad que produce, y en los TP, a la Gran Vaca Brava.
Podríamos, por tanto, suponer que este ritual podría tener un origen antiguo y que
habría sido dedicado a alguna de estas divinidades vacunas maternales, de donde lo
adoptó Hathor.
En 389a, la (Gran) Vaca Brava es calificada como tpyt 4w sm, la que está sobre
la Montaña de los Pastos, un epíteto similar al que recibe la Corona Blanca en 91 Oc,
nbt t3 smi, Señora de la Tierra de los Pastos(?), además del más habitual de nbt pr-wr,
Señora del Santuario del sur, lo que parece relacionar bajo calificativos similares a
todas las diosas de Nekheb.
El párrafo 13 70b incluye una referencia tan sorprendente que Faulkner, en su
traducción, se ve obligado añadir el sic que muestre que no se trata de un error la Gran
Vaca Brava pone al rey dentro de sus alas; podemos imaginar la acción como un gesto
muy frecuente que hacen las rapaces al envolver a sus crías para protegerlas -pero no,
189 La explicación de Montet no resulta convincente: cuando el fiel llegaba a los dominios de la diosa -
los cañaverales- tomaba un tallo de papiro en cada mano, lo cruzaba entremezclando sus umbelas y
formaba una especie de ojiva -un camino secreto que permitía a la diosa circular libremente protegida
del terrible Seth- para solicitar la aparición de la diosa. Montet, Hathor..., 108. Lo que no resulta
convincente es este intento de provocar una epifanía divina en medio de un pantano, pues los dioses
egipcios exigían la absoluta pureza del lugar en que se manifestaban y, además, la aparición de una
divinidad era concebido como algo tan sobrenatural que resultaba difícil que pudiera soportarlo un ser
humano.
190 Véanse,junto al de Meresankh, en Montet, Hathor..., 102-106.
página 454
La legitimación teológica del monarca
desde luego, los bóvidos-. Lo importante es que éste no es un caso único. El texto es la
“If they say to me: “Who has done this for you?”, (1 reply:) “It is my mother the
Great Wild Cow, long of plumes, bright of head-cloth, pendulous ofbreasts, who has llifed
me up to the sky, not having lefí me on earth, among tije gods who have power” (1565c-
1566d).
191 Spr. conocido por una única versión de Pepy II, el nombre de la diosa aparece escrito de forma poco
o~..
convencional como a~, Nut la Grande, sin sus determinativos habituales, el del cielo y el de diosa.
página 455
La legitimación teológica del monarca...
También aparecen mht-wrt, b?t, de la que sólo se recuerdan sus dos caras (1096b) y
“My mother is Isis, my nurse is Nephthys, she who suckled me is tije Sfrt-Jjr cow,
Neith is behind me, and Selket is before me.” (1375a-c).
Ante una mezcla así de ideas, no está tan claro si podemos seguir manteniendo
la existencia en el predinástico de una divinidad denominada Gran Vaca Brava’92 o si
se trata más bien de la diosa Nekhbet a la que se otorga un significado maternal al
aplicarle el calificativo de vaca’93. Esta diosa no aparece citada en los TP más que en
un par de ocasiones, de forma que sería posible ver en el nombre de la Gran Vaca
Brava la personificación de una de las funciones de la diosa buitre de Nekheb.
Para aceptar esta segunda hipótesis, seña necesario mantener que existía un
concepto de vaca como símbolo de maternidad o fecundidad preexistente, sobre el cual
se tejieron las personalidades de las distintas diosas que asumieron ese significado. Y
precisamente, Frankfort pudo demostrar la relación entre el ganado domesticado, en
especial el vacuno, y el concepto de la procreación. Éste no seria, por otra parte, algo
especifico a la civilización faraónica, sino que lo comparte con otros pueblos nilóticos
debido al substrato camítico común194.
Éste sería el núcleo que subyace a todas estas diosas, que no son sino
manifestaciones diferentes de una misma idea. Intentar determinar, con las escasas
flientes de que disponemos cuál es su lugar de procedencia o las características
individuales de cada una de ellas es casi imposible -salvo para aquellas, como Bat, de
las que hay información adicional posterior-. En consecuencia, resulta más interesante
definir qué es lo que la existencia de ese conjunto de diosas nos permite conocer de la
¡92 Téngase en cuenta que los TP no han sido más fieles en respetar las tradiciones de Nekhen, como
cuna originaria de la monarquía, que las de otros lugares, pues el filtro heliopolitano ha desdibujado
mucho los himnos originales.
~ Se puede tratar de una casualidad, pero la palabra madre, mwt, se escribe precisamente con un
logograma que representa a un(a) buitre, que no es un animal que se caracterice por sus instintos
maternos. Gardiner no sabe explicar por qué ese signo jeroglífico tiene la lectura que le conocemos, £0,
469,signo 014 ¿No pudo haber un juego gráfico basándose en una relación: deidad maternal - Gran
Vaca Brava de Nekheb - Nelchbet - buitre?
¡94 Frankfort, Reyes..., 184-202.
pcigina 456
La legitimación teológica del monarca
195 Tobin, Myth..., 606 y n. 3. Tobin considera que Hathor posee unas connotaciones políticas que
seguramente no tenían las vacas divinas anteriores y es su relación con la realeza la que le ha permitido
adoptar las Ñnciones maternales de las demás diosas antiguas, eliminando a éstas. Su afirmación resulta
contradictoria con su propio discurso, pues él reconoce a una de las deidades bovinas, la Gran Vaca
Brava, en la que aparece representada sobre la paleta de Nármer. Este documento me parece
suficientemente explicito para suponer que estas diosas -o al menos una de ellas, seguramente Bat- están
actuando ya como valedoras del monarca desde fines de la dinastía O.
¡96 Griff¡ths, The Origins..., 8.
página 457
La legitimación teológica del monarca...
Hathor luce un par de cuernos elegantemente curvados hacia fiera en forma de lira.
Sólo en periodos posteriores encontraremos imágenes de .<lfit-¿inv con el disco solar
entre los cuernos -rasgo hathórico- o a Hathor calificada en el cuento de Sinuhe como
nbt sb?w, Seiiora de las estrellas, epíteto que parece adoptar de la vaca divina de la
paleta de Guerza o del Hathor bowl’97, o encontramos el fetiche de Bat -diosa que
desaparece desde el Reino Medio, absorbida por Hathor- convertido en el sistro, pero
~ Según Tobin laprimera aparición de su nombre en textos es en la piedra de Palermo. Myth..., 622,
o. 48: Breasted, Ancienr...,156, 459. Sin embargo, estos parrafos se refieren a los reinado de Userkaf y
de Sabure, Breasted, Ancient.., 1, 68 y 69, por lo que es evidente que son posteriores a la construcción
de Snefru.
200 Ha’wass, The Progranis..., 237.
página 458
La legitimación teológica del monarca
nht, Seílora del sicomoro. En el Egipto antiguo había un cierto culto a los árboles; su
presencia benéfica era el testimonio de las fuerzas divinas que residían en ellos. En
contexto funerario, el numen de los árboles se representaba como una divinidad
femenina que proporcionaba el agua fresca, el sustento y la sombra propios de los
bosquecillos. En el Reino Antiguo no hay ninguna prueba de que se hubiera creado ya
esa imagen, pero podía existir el concepto; es posible que ése es el que se manifieste en
página 459
La legitimación teológica del monarca...
el título de Señora del sicomoro y que, bajo ese aspecto, la diosa estuviera ligada al
más allá201. Begelsbacher llega a la conclusión de que debía de haber algún tipo de
instalación cultual dedicada a Hathor, Señora del sicomoro, en el complejo para el
enterramiento real202. Las numerosas sacerdotisas, esposas de funcionarios de la corte,
desempeñarían su función en un contexto funerario. Los sacerdotes, que por el
catálogo de inscripciones de esta investigadora sabemos que sólo están documentados
a partir de la dinastía Y, parecen estar ligados exclusivamente a monumentos reales -
“Are you Horus, son of Osiris? Are you te god, te eldest one, the son of Hathor?
Are you te seed ofGeb?”. (466a-b).
En el Spr. 335, las distintas partes del cuerpo y los atributos reales son
identificados con divinidades para favorecer el ascenso celeste del monarca difunto, el
201 Begelsbacher, Untersuchungen..., 57-58, recopila algunos testimonios que inciden en esa conexión:
titulo durante la dinastía V: escriba real de los documentos sellados que están en el santuario solar de
lJserkaf, en el edificio del sicomoro de Hathor y en las construcciones funerarias de Userkaf;
en todas las triadas de Mikerino conservadas suficientemente, Hathor lleva el titulo nbt nht; recuérdese
que fueron encontradas en el templo bajo de su complejo funerario;
bajo este epíteto, la diosa entrega la vida en un relieve del templo alto de Dyedkare-Isesi; etc.
202 Begelsbacher, Untersuchungen..., 58 y 63-64.
203 Begelsbacher, Untersuchungen..., 65.
página 460
La legitimación teológica del monarca
épocas posteriores, sino que es el rey quien se asocia con ese símbolo. De esta manera,
obtiene por duplicado su propio renacimiento, al unir el ciclo diario del sol con la
potencia reproductora de Hathor.
“O Re (.3 Rejoice at me (...) for 1 am that eye of yours which is on the horns of
1-lathor, which turns back tbe years ftom me; 1 spend te night and ani conceived and boro
every day”. (703a/704a/705a-c).
Hay también algunos párrafos que hablan de la casa de Horus que está en el
cielo, pero es muy improbable que se trate de una referencia a la diosa, en un Spr. A
página 461
La legitimación teológica del monarca...
página 462
La legitimación teológica del monarca
pudo ser tanto Heliópolis como cualquier otro centro antiguo. Hay que tener en cuenta
que estos estudios se realizaron desde el marco teórico general que consideraba la
religión egipcia como un conglomerado de cultos locales; por razones políticas, es
decir, por el ascenso al poder de una familia de su ciudad, algunos de ellos se
convertían en dioses nacionales. El inconveniente de este punto de vista es que es
incapaz de dar explicación a la presencia por todo el país, por ejemplo, de dioses
halcones celestes, de divinidades bovinas ligadas a la fecundidad y de creencias
solares. Estos cultos representan el substrato de la unidad religiosa egipcia, de manera
que las enseñanzas de los grandes centros teológicos no han de ser comprendidos como
doctrinas extrañas e impuestas políticmnente sino enseñanzas e intuiciones
iluminadoras de las potencialidades latentes en su politeísmo206.
El desconocimiento sobre el lugar del que era originario Re puede hacerse
extensivo a los mismos egipcios ya desde el Reino Antiguo, pues en la enumeración de
dioses del Spr. 601 de los TP, Re es asociado al horizonte (1669a) y no a un santuario
terrestre concreto como el resto. El culto original de Heliópolis parece que fue el de la
piedra benbén, pero no sabemos tampoco en qué consistía. Las representaciones la
muestran como una piedra enhiesta con la parte superior redondeada, pero ésta parece
no ser bien aceptadapor la sensibilidad estética egipcia, que lo convierten o en el borde
superior curvado de las dos caras planas de las estelas, o en la figura geométrica de la
pirámide, y en este caso la piedra entera puede metamorfosearse en obelisco. Cómo se
relacionan el benbén y el culto solar es algo que admite una interpretación muy
sorprendente para nosotros pero que no es infrecuente en la cultura egipcia. El nombre
de la piedra, bnbn, guarda un parecido fonético con wbn, alzarse y brillar, de forma
que posiblemente se trata de un simple juego de palabras. Éste alteró el significado
original del símbolo -que seguramente nunca podremos conocer- dotándolo del nuevo
contenido solar207.
Algunos nombres reales de la dinastía II incluyen la partícula r<. Se defendió
durante un tiempo que eran teónimos, pero en la actualidad muchos investigadores
pógina 463
S~I ~ La legitimación teológica del monarca...
e
prefieren ver en ellos una alusión al astro, de forma que debe leerse nb-r<, SeRor
del sol, en lugar de rc~nb(.O, Re es (mi) seRor, pues una declaración teológica como
ésta se encuentra en los nombres personales -de nacimiento-, pero no en los de
Horus208. El otro rey con un teónimo en Re es nfr-k?-rÑ Está atestiguado sólo en la
lista real de Saqqara, y por tanto un milenio y medio después de su hipotético
gobierno, de forma que la posibilidad de que su nombre se haya variado en la
transmisión resulta factible. Tampoco es seguro que el nombre de Halcón de oro de
Dyeser, que en una de sus variantes parece incluir un círculo, se refiera a la divinidad,
sino más bien al astro. Sin embargo, bajo el reinado de este monarca se erige en
Heliópolis un altar en el que aparecen algunos dioses de la Enéada heliopolitana,
indicando que este centro está adquiriendo un valor para el estado. El primer teónimo
que incluye con seguridad esta partícula divina es bzy-r<, Prometido a Re, de
comienzos de la dinastía III, conocido por la tumba de un alto funcionario, famosa por
sus relieves sobre madera2Q
Desde el Reino Antiguo la personalidad del dios parece haber quedado
establecida dentro de unos parámetros que van a caracterizarle por el resto de la
historia egipcia, aunque su figura sufriera algunas lógicas transformaciones, que no
desvirtuan el aspecto que se le dio en ese momento. Las principales características de
la divinidad son210:
Dios universal. Como encamación del sol, su movimiento le muestra como
dios de ese universo que recorre a diario, sin barreras -los TP lo califican como El que
no tiene límites (1442b)- y le permite dirigir no sólo el rumbo del mundo, sino también
el destino de los hombres.
Dios primordial y creador. Existe antes de la creación y se encarga de llevar
ésta a cabo en su identidad de Atum. Pero además asegura su recreación a través de su
página 464
La legitimación teológica del monarca
reaparición diaria, en la que renueva la vida sobre la tierra mediante la luz y el calor, y
de su ciclo anual, representado en los relieves de las estaciones del santuario solar de
Niuserre y en algunos himnos de los TP: “El Eterno, Señor del Año” es su nombre
(449a).
Rey de los dioses. Su actividad como señor del universo la desempeña de una
forma semejante al rey humano. Igual que éste, tiene un pueblo, los bnmmt -más ligado
a Atum que a Re211-, como él, se muestra entronizado en su barca solar, y le rodea un
séquito, ~msw, que recuerda el de una corte real, con Thot como heraldo y el rey difunto
como su secretario.
Estas características son las que explican la conexión que se crea entre Re y la
verdaderamente importante es que la tumba real deja de ser una imagen de la escalera
que ayuda al rey a ascender al cielo y se convierte en la petrificación de los rayos
solares de Re, que envuelven la momia del monarca muerto y divinizado o en el
benbén, la piedra en la que aparece y brilla el sol en la primera vez primordial.
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La legitimación teológica del monarca...
rC, Hijo de Re, sugiriendo explícitamente que su padre era el dios mismo215. Hawass
aporta algunas observaciones complementarias. La primera es la decisión de ampliar el
templo alto en el alio 5 de su reinado, seguramente para acomodar el nuevo culto a si
mismo convertido en Re. La segunda es sugerente pero se fecha con anterioridad a este
rey y Hawass no explica qué implicaciones puede tener esa cronología. Consiste en el
cambio de situación de las cámaras internas en la pirámide, que permiten que el
sepulcro se encuentre no bajo el monumento, sino en él. Esta práctica sólo la llevaron a
cabo Snefru, Queops y Quefrén. Un enterramiento en el interior del benbén
identificaba al monarca con el propio Re; ambos, fundidos en una única divinidad,
estarían así localizados en el horizonte216. Al tratarse de complejos funerarios, estas
ideas no deberían afectar a la concepción del rey gobernante.
Los sucesores de Queops, durante dos dinastías, llevan la mayoría nombres con
el teónimo en Re: Dyedefré, Khaefré (Quefrén), Menkaure (Mikerino), Sahure,
Neferirkaré, etc.
El predicamento del sacerdocio de Re en la corte se debe, según Tobin, a la
disputa dinástica que se produjo a la muerte de Queops. Los sacerdotes heliopolitanos
habrían apoyado a Dyedefté, que se hace coronar con un teónimo en Re y lleva el título
214 Según Bennett, el nombre es Pirámide de Khufu que está en e/lugar del alba y del ocaso, es decir,
que es el lugar donde el sol se levanta y se pone, el horizonte. El significado es en realidad idéntico al
nombre que da Stadelmann. Bennett, Pyramid..., 174.
215 Stadelmann, Die ¿igypttschen.., 126.
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La legitimación teológicadel monarca
“They (los dioses) will bring you into being like Re in this his name ofKhoprer; you
will draw near to them like Re in this his name of Re; you will tum aside from their faces
like Re lii Uds bis name ofAtum” (1695a-c).
página 467
La legitimación teológica del monarca...
modelado de una materia informe que daba lugar al mundo ordenado. En ella, dentro
de una masa líquida sin límites, en un estado latente, se encontraba el demiurgo. Este
existía sólo como potencialidad, inconsciente de sus posibilidades y de la tarea que
tenía que cumplir. En la teología heliopolitana, este dios primordial era Atum. Su
El párrafo citado nos recuerda la forma en que los egipcios concebían ese
proceso de aparición del primer dios y de los primeros elementos de la creacion.
Mientras que Atum es una divinidad indiferenciada sexualmente, con potencialidad
masculina y femenina, él va a iniciar un desdoblamiento de sí mismo en una primera
pareja de dioses-elementos que ya poseen rasgos sexuales concretos. A partir de éstos,
surge una siguiente pareja y después otra generación de dos parejas de hermanos. A
Bonnet: he ivho is not ye¡ complete; Kees: he who is not yet present; mientras que él mismo prefiere
entenderlo como ¡he und(/Jeren¡ia¡ed one. Hornung, Conceptions..., 66.
221 Kakosy,Atum, 551.
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La legitimación teológica del monarca
“O you Great Ennead whicb is on On, (namely) Atum, Shu, Tefenet, Geb, Nut,
Osiris, Isis, Set and Nephthys; O You, children of Atum, extend bis goodwill(?) to his
child”. (1655a-c).
222 En algunos textos de todas las épocas el número y nombre de sus componentes varia y puede llegar
a veintitrés. Brunner, Neunheit, 477478, n. 9.
223 Brunner recuerda muchas otras en su defmición de Enéada: la tebana, de influencia heliopolitana y
sin duda más tardía; la menfita, conocida a través de la piedra de Shabaka, y por tanto documentada
desde el 1 milenio a.e., aunque desde época antigua tenía que existir alguna cosmogonía con Ptah como
demiurgo que surge en t?-Énn, la Tierra que se eleva; en Abidos, registrada desde el Reino Nuevo, pero
de antiguedad no especificada; y en otros lugares, muy mal conocidas, como las de Pc, Nekhen,
Heracleópolis, etc. Los mismos problemas en su documentación impiden saber con certitud si en origen
se trata de cualquier congregación indefinida de dioses que intencionadamente o por casualidad fue
dotada en Heliópolis con nueve nombres concretos a los que además se dio un significado muy
especifico o si se trata de un concepto originario de Heliópolis que fue perdiendo su nitidez al
relacionarse con otros contextos miticos. Brunner, Neunheit, 474-475.
224 También se ha sugerido que Tefliut podría ser la luz o el calor que produce la radiación solar,
mucho más coherente que la humedad como producto del sol. Franco, Pequeho..., 120.
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La legitimación teológica del monarca...
El testimonio más antiguo de esta Enéada es una serie de relieves del Museo de
Turín hallados por Schiaparelli en sus excavaciones de Heliópolis. Se tallaron en el
reinado de Dyeser, pues su nombre aparece citado sobre un signo nebty. No se sabe
con certeza en qué consistía el monumento, pues se encontró muy degradado -y
seguramente la excavación a comienzos de siglo tampoco seria modélica-. Sethe
pensaba que se trataba de una representación de los nueve dioses de la Enéada en tres
hileras de tres personajes entronizados frente al rey, que se hallaría dirigido hacia ellos,
aunque nada de éste se ha conservado225. Smith considera que se trataría de un
pequeño altar y que tenía que haber al menos cuatro figuras sentadas, aunque admite
que pudo haber más226. Sólo el nombre de una divinidad y unos signos de otra se han
conservado, [Gue]b y Set, a los que hay que añadir la figura de Shu según
identificación de Sethe. Su significado no está claro; las figuras se entienden unas
veces como el propio rey, devoto de los dioses y representado bajo la forma de cada
uno de ellos y otras como las imágenes de las propias divinidades de la Enéada. El que
presenten forma humana y que se hayan encontrado en el mismo Heliópolis, son
argumentos favorables para esta segunda opción, pero el propio Griffiths, a quien
conviene para su argumentación sobre la antiguedad de Osiris, concluye que aunque
parezca probable, hay que tomarlo con mucha reserva227. De cualquier forma, no
sabemos hasta qué punto esa Enéada de los relieves tiene el significado político de la
que conocemos a través de los TP.
El desarrollo definitivo de la teología heliopolitana puede coincidir con los
primeros reinados de la dinastía y, según se desprende de una serie de datos bien
conocidos:
el cambio de familia reinante entre la dinastía IV y y y la influencia del
sacerdocio heliopolitano en este proceso es uno de los pocos acontecimientos históricos
que nos ha quedado en una obra literaria, tal vez a consecuencia de su impacto en la
memoria popular, como se desprende de que fuera recogido en los cuentos del papiro
Westcar. Esa evolución política debió de suponer una transformación profunda en la
página 470
La legitimación teológica del monarca
“It is my rebirth today, you gods; 1 do not (now) know my fxrst mother whom (once)
1 knew, it is Nut who has borne me and also Osiris” (1428c-e).
documentos anteriores, pero los TP citan su altar, bwt .fnit (5a) en Heliópolis (1 664a),
de donde se deduce que puede haberse desarrollado en este centro religioso.
La ausencia de Horus es muy llamativa, pero la explicación puede estar en su
identificación con el rey gobernante. En realidad, no está completamente excluido,
página 471
La legitimación teológica del monarca...
pues en tanto que heredero del trono de Egipto, es hijo de todos sus antecesores, que
son los dioses de Heliópolis.
La necesidad de justificar mitológicamente el poder real e imbricarlo en el
orden del universo ha llevado a una coalescencia de relatos míticos en torno a la
sucesión legítima al poder. Si en el Predinástico se había creado el mito de la lucha de
Horus y Seth, en la teología heliopolitana este conflicto se va a explicar como un
problema heredado de la generación anterior, aunque los TP, nuestra única frente para
la primera etapa de formación del mito, son muy parcos en detalles228.
Osiris es asesinado por su hermano, sin que se especifiquen las razones, en lo
que es un ataque simbólico a la monarquía legítima. Matándolo antes de que tuviera
tiempo para engendrar un heredero, Seth abre la posibilidad de usurpar la realeza. Pero
Isis, consigue quedar embarazada de su esposo muerto, dando una prueba de que el
parentesco y la transmisión legítima de la monarquía pueden triunfar incluso sobre la
violencia extrema. La victoria posterior de Horus sobre Seth es la consolidación del
heredero legítimo, reafirmada en el juicio posterior ante la asamblea de dioses, que
sentencia a su favor, devolviendo la realeza a su verdadero poseedor y con eso, el
orden natural al universo. Al hacerlo se pronuncian también sobre el derecho divino
del rey terrestre a ocupar su trono229. Algunos autores explican la ausencia de Horus en
la Enéada por su imposibilidad de formar parte del colegio divino que resuelve
favorablemente hacia él. Pero esta hipótesis no explica entonces por qué razón sí se
encuentra Seth, que está también implicado en el juicio.
228 Los distintos acontecimientos los conocemos con más precisión por Plutarco, pero éste escribió dos
milenios y medio después de la primera aparición del mito en los TP. Esta diferencia cronológica es
suficiente para que no podamos retrotraer alegremente los episodios que cuenta el autor griego hasta el
Reino Antiguo, salvo en el desarrollo general de la trama, confirmada por las alusiones en los textos
antiguos.
229 Sobre el temor a unjuiciopost mor¡em del rey, cf Griffiths, The Origins..., 121-123.
230 Tobin, Myth..., 615.
página 472
La legitimación teológica del monarca
fundamental es el de ser compañera de Isis en todos sus cuidados por el rey difunto.
Así, se convierte en su nodriza (372a, etc.), le ayuda en su ascenso al cielo (210a, etc.)
y en su identificación con Osiris, lo busca con Isis en buen número de himnos (584a)
bajo la forma de diferentes aves23’ (1255c-d, 1280b-c, etc.) o ambas lo restauran
(61 Oa-c). Además, con mucha frecuencia, ambas aparecen en los IP como plañideras
del difunto, identificado con el hermano de las diosas a través de sus lamentos. Schott
defendió que esta actuación puede ser preosiriana. Cuando la desempeñan, los textos se
refieren a ellas como drty, las dos milanas, y las imágenes las representan bajo la forma
de estas aves de presa232. Lo curioso es que en realidad cada una es de una especie
diferente, y es la de Neftis y no la de Isis, la esposa de Osiris y madre de Horus, la que
ha decidido el calificativo común:
“Isis comes and Nephthys comes, one of them ftom the west and one or them from
the east, one ofteni as a “screecher” (¿iM), one ofthem as a kite (dii)”. (1255c-d).
“The “screecher” comes, the kite comes, namely Isis and Nephthys; they have come
seeking their brother Osiris, seeking their brother te King”. (1280b-c).
231 Desde los TP, ambas, llorando a Osiris, aparecen fundamentalmente bajo la forma de los dos
milanos. La comparación fue fomentada por los agudos gritos lastimeros que este ave, falco milvus,
profiere cuando da vueltas en el aire. La relación de Isis y Neflis con Horas, a su vez un halcón, puede
ser la causa para dar aspecto de pájaro a dos divinidades que en origen tienen un significado político
muy diferente. Frankfort, Reyes..., 64-65.
232 Aceptado y citado porOrift¡ths, The Origins..., 28.
página 473
La legitimación teológica del monarca...
monarca, son declarados hijo de buen número de otras diosas, sobre todo de Nut. Ésta
es la razón para que se haya pensado que, originariamente, no fuera la diosa de la vida
y de la fertilidad que conocemos de otros momentos, sino un concepto político, creado
en el mismo contexto de exaltación de atributos reales que Neftis.
Aunque Kaplony ha sugerido una posible referencia al nombre de Isis en una
inscripción de la dinastía 1, la lectura es tan hipotética que él mismo se mantiene muy
cauteloso a falta de un documento coetáneo comparable. Una segunda aparición
epigráfica del reinado de Peribsen ha conseguido alguna aprobación, pero aún más
reservas o incluso claros rechazos, como los de Allam -cree que se trata de Seshat- o
Griffiths233.
El nombre, ?st, deriva de st, trono234. Esta etimología es la base para suponer
que su función maternal no tiene nada que ver con una generación natural, sino que
deriva de ser la personificación divina del trono real, que crea al monarca, es decir, que
convierte en tal a quien se sienta en él. En términos egipcios:
“Isis conceives me, Nephthys begets me, and 1 sit on the Great Throne which the
gods hayo made” (1 154a-b).
página 474
La legitimación teológica del monarca
En cuanto a Osiris, por ahora resulta imposible conocer con certeza ni su origen
ni la fecha de su introducción en la mitología real, a pesar de ser uno de los dioses más
importantes para la realeza. Sólo la arqueología puede dar respuesta a esta situación y
por el momento no da ninguna pista sobre el problema; podría incluso ser útil empezar
a plantearse si su ausencia del registro arqueológico no se debe a su escasa importancia
antes de la dinastía 111-1V, a pesar de las opiniones eruditas contrarias al respecto.
Ninguna representación en objetos predinásticos ha podido ser relacionada con
su figura. Tampoco en las primeras dinastías, aunque un par de objetos hallados en
Heluán en un contexto de la dinastía 1 se intentaron interpretar como un pilar-dyedy un
nudo de Isis, pero ni uno ni otro han sido aceptados como tales236. La referencia más
antigua a su nombre -que no pueda ponerse en duda- se encuentra en la mastaba en
Guiza de una supuesta hija de Quefrén, Hemet-Re, fechada a fines de la dinastía IV o
comienzos de la ~ Se trata de una fórmula de ofrenda típica, y por tanto el dios es
ya citado como receptor en un contexto fimerano.
La imagen más antigua conocida se encuentra en los relieves del templo
funerario de Isesi. Sólo se ha conservado una mitad de figura que representa con
seguridad al dios, pues el nombre aparece sobre ella. Sin embargo, no está vendado ni
con los brazos cruzados sobre el pecho, sino en actitud de marcha, como es frecuente
en las hileras de dioses de los templos antiguos. Esta circunstancia tampoco resulta tan
excepcional dado el escaso nivel técnico que se había conseguido en la momificación
por esas fechas. Eaton-Krauss238 retrasa la imagen tradicional -tanto en las propias
momias, lo que no es muy acertado239, como en la iconografia- a un momento
página 475
La legitimación teológica del monarca...
que lo expresa, Gardiner A 53. Para el relieve mencionado, la autora supone un aspecto
antropomórfico, siguiendo a Griffiths, aunque no rechaza por completo la posibilidad
de una cabeza animal.
En los textos funerarios de la pirámide de Unis, su fimción es la de
personificación del rey muerto y resucitado240. No obstante, para algunos autores es
dudoso si para entonces los egipcios habían ya clarificado su posición en relación con
otros dioses~’”. Lo que es indudable es que desde esta primera aparición forma parte
ya de la Enéada heliopolitana (Spr. 219 y 1655a-b, citado supra, aunque este párrafo es
de las pirámides de Merenré y Pepy II).
Para Griffuths, que ha dedicado un estudio muy detallado -y criticado- a la
aparición de este dios, el culto a Osiris pudo empezar antes o durante la dinastía 1. Su
origen no estaría en el Delta, como se solía defender hasta ese momento por su relación
con Busiris, sino en el Alto Egipto y más concretamente en Abidos242. Argumenta que
los textos consideran el proceso de embalsamamiento ligado a este lugar y al culto de
Osiris (por ejemplo, 1 122c-d)243. Aquí, éste estaría en conexión con Upuaut y
Khentimentyu, dos divinidades locales relacionadas con el culto a los difuntos. Ya
Petrie había sugerido una sucesión local de estas tres divinidades, lo que explicaría el
epíteto habitual de Osiris, Señor de Midas. Sin embargo, este topónimo no se referiría
a toda la ciudad ni a su templo, sino solo a la necrópolis. Griffiths acepta esta hipótesis,
Death..., 39. Si la barbarígida es un atributo de Osiris, tendríamos que suponer que ya había una
conexión entre este enteflamiento y el dios, o de lo contrario suponer que la barba es una adopción
posterior del dios.
240 “OHorus, ¡hisKingis Osiris” (1657a; similares 308a/312ay 1833a).
241 Así, por ejemplo, Tobin, Myth..., 631, n. 81:
“The glaring contrast between the solar afierlife associated with Re and te osirian
aflerlife constitutes too great an intemal contradiction even for the highly fluid nature of
Egyptian myth. Although Osiris was of¡cially accepted bito the state symbolism and
attempts made to give him a place within the system, it is obvious that such attempts were
very much a niake-shift solution.”
242 La ubicación vendría confirmada por algunos páifafos de los TP que mencionan a! dios en relación
con este centro (1012a-d, 794d, 1261a, 171 íd, 1 122d, 1665a y 627b) y su nomo (721b, 754b-c, 899a,
IOOSc, 1256b, 1267c, lSOOb, 2108b, 2188a). Grifliths, Tire Origins..., 78 y 82.
243 Oriffiths, Tire Origins..., 36-38.
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La legitimación teológica del monarca
y la precisa más al argumentar que toda la esfera de acción del dios en los TP es
funeraria, lo que es indudable, por lo que debe ser considerado dios de la necrópolis
real; en consecuencia, su culto se desarrollaría desde época muy temprana en conexión
con los funerales de monarcas en este lugar, a pesar de la ausencia absoluta de
evidencia arqueológica244.
Schott separó dos divinidades arcaicas, un dios regio con forma de chacal
conectado con el Alto Egipto y un dios antropomórfico de Busiris, que se unirían en la
imagen tradicional de Osiris. Aunque Griffiths rechaza ese fenómeno, y la
comprensión actual del proceso de formación del estado egipcio la dificulta
enormemente, el calificativo al Osiris-rey de ~nty-imntyw, Primero de los Occidentales
(592b), es decir, Khentimentyu, le pennite concluir que Osiris tuvo una forma original
de chacal de la que queda este único vestigio -bien pobre es, hay que decirlo- que fue
después recubierta por la imagen humana. La identificación con el soberano es la que
provocó que recibiera una imagen antropomórfica, en concreto, la de un rey
momificado del Alto Egipto245. Hay que recordar que los dioses que le precedieron,
teóricamente, en la necrópolis abidena eran reconocidos bajo esa forma animal. Por
cierto, que ésta es la misma que la de Anubis, la divinidad bajo cuya tutela queda el
proceso entero de la momificación, una conexión que Griffiths no olvida señalar.
No obstante, es importante recordar que en los TP se puede rastrear también la
presencia de un Osiris enemigo del difunto, ligado a la tierra y contrario al rey celeste.
Si éste fuera el recuerdo del genio originario, parece dificil que desde esa fecha
temprana hubiera estado ya actuando en beneficio del soberano muerto, en sus
funerales en Abidos. Pocas o ninguna de sus primeras características -salvo el nombre
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La legitimación teológica del monarca...
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La legitimación teológica del monarca
públicamente como el heredero del difunto. Éste sería posiblemente el sustrato sobre el
que se ajustaron los personajes de Horus hijo de Osiris y de éste mismo. Trasladado a
la esfera de la realeza, el rey -identificado al dios halcón desde Naqada 11- actuaría en
favor de su antecesor muerto, su padre en el orden normal de sucesión -Osiris en el
mito-. La lucha de Horus con Seth se explica a partir de entonces como un problema
heredado del conflicto entre éste y el padre del monarca, y proporciona además una
justificación mítica a la muerte del rey. Para Tobin, el matrimonio Osiris-Isis se
conviene en una necesidad ante la relación que cada uno, por separado, tiene con
Horus, y no es por tanto un hieros gamos en el sentido de la fertilidad, aunque después
pudiese explotarse esa perspectiva, sino una forma de legitimar la sucesión dinástica
ininterrumpida249.
Esta interpretación considera que el mito no ha surgido sólo como explicación
narrativa de los ritos del enterramiento real. Este momento, uno de los más graves
políticamente en la vida de un estado, se aprovecha para desarrollar una serie de
justificaciones ideológicas muy complejas sobre la herencia legítima real. La muerte de
Osiris es una reflexión sobre el destino del rey difunto. La identificación entre ambos
se realiza también para asegurar al segundo la inmortalidad. De ahí que sea
denominado el Osiris-Unis, el Osiris-Teti, etc.
“O Atum, this one here is your son Osiris whom you have caused to be restored that
he may live. It he lives, this King will live; it he does not die, this King will not die; if he is
not destroyed, this King will not be destroyed; it he does not mourn, this King will not
moum; it he moums, this King will moum”. (167a-d).
Frente a otras concepciones del más allá, Oriffiths aduce una serie de
novedades del mito osiriano. Primero, era una concepción corporal; ftente a las
transformaciones del difunto como medio de ascenso celeste, el sistema osiriano alude
inequívocamente a la conservación del propio cuerpo. Segundo, de la misma forma que
Osiris, calificado con frecuencia como el dios cansado, es capaz de despertar de su
sueño, el rey también lo hará tomando posesión de un cuerpo del que sólo
página 479
La legitimación teológica del monarca...
O Horus who is Osiris dxc King, take te Eye ofHorus for yourself, even te Eye
of Horus which he has diffused abroad by means of its perfinne” (1%; 21b y 831a son
iguales; 466a-b, 123 la- 1232d, 1257d-1258c pueden relacionarse con este contexto).
Su función de juez de los muertos es una transferencia del rey a Osiris. La idea,
propuesta por Westendorf, ha sido aceptada por los investigadores posteriores que han
trabajado sobre la figura del dios, pues desde un punto de vista histórico es lógica. Es
dificil que esta imagen hubiera podido surgir antes de un nivel de complejidad social
en el que ya estuviera presente un jefe con ciertas prerrogativas. Tanto la función del
dios como los procedimientos descritos en los textos se han tomado prestados,
seguramente, de las corte de justicia real y sus ramificaciones locales.
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La legitimación teológica del monarca
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La legitimación teológica del monarca...
TP, es decir, textos funerarios reales -además de las breves fórmulas de ofrenda, que no
aportan gran información sobre el dios-, no es extraño que aquellas no puedan aparecer
o sólo de manera periférica.
254 Él menciona de forma explícita la realeza sagrada y los reyes sagrados en tantas ocasiones que no
puede dejar de pensarse que se refiere al modo antiguo de entender la realeza divina.
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La legitimación teológica del monarca
el papel prominente ejercido por las mujeres en el panteón divino. Pero esto
en realidad no es una respuesta, sino más bien una pregunta ¿por qué lo desempeñan?
Hassan no sólo no da la razón, sino que rompe la posibilidad de ligar las divinidades
femeninas de época histórica con la supuesta gran diosa neolitica al afirmar que ésta fue
suprimida y relegada a una posición complementaria (sic) a! formarse una sociedad
estatal dominada por una deidad masculina. Hasta ese momento los líderes
predinásticos estarían ligados a las diosas e incluso la coalición entre los protoestados
vecinos -que él denomina ya nomos- estaría sellada por la unión de los dioses de unos
territorios con las diosas de otros255. No obstante no explica por qué hay zonas con
divinidades de sexo diferente, tal vez hemos de suponer que unos estarían más
avanzados en el proceso de estatalización que otros;
la situación destacada de la vaca celeste en la paleta de Nármer y las
representaciones femeninas en la iconografia de Naqada II. Las figuras de mujeres con
brazos levantados de este periodo imitan los cuernos de vacas, y algunas de ellas
muestran signos que relacionan sus pechos y caderas con el agua, el grano y las plantas.
Otras pueden asociarse con el cielo y las aves, pues algunas de las estatuillas de Naqada
1 se caracterizan por una cabeza picuda como la de un pájaro. El tamaño mayor de estas
figuras respecto a otras que se representan junto a ellas insiste en su carácter divino256;
el status igualitario del que gozaban las mujeres en la sociedad predinástica;
un tema sorprendente que no llega a desarrollar, salvo la referencia a una tesis doctoral
inédita sobre los ajuares en tumbas badarienses;
la asociación de las mujeres con los dominios sagrados de nacimiento,
fertilidad, creación y muert&57. Esta relación se terminará con la emergencia del culto
solar.
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La legitimación teológica del monarca...
la de la divinidad que sufre una pasión (molida, descuartizada) y luego es injerida por sus
cultores;
y el simbolismo del grano para imaginar el destino de los difuntos.
Cada cultura ha desarrollado a su modo estas posibilidades, en unas con deidades masculinas y en otras
femeninas. Diez de Velasco, Hombres..., 101-102 y 96-98 para el problema de las diosas madre
neolíticas en general. En el caso concreto de la civilización egipcia predinéstica, véase un punto de vista
crítico con respecto al punto de vista de Baumgartel-Hassan y las imágenes de culto femeninas en
Adams, Predynastic..., 45-57.
258 Hassan, Primeval..., 313.
259 Es decir, que el Horus real seria desde su creación el hijo de Osiris. Hassan, Primeval..., 310. A
pesar del cierto paralelismo en la cronología con las propuestas de Griffiths, no tiene en cuenta el resto
de las propuestas de este autor respecto al origen de este dios. Hassan, con un planteamiento
evenemerista dificilmente defendible, supone que éste sería un rey del Bajo Egipto que legitimé su
gobierno por su filiación con el culto a Isis y tras su muerte fue deificado, asegurándose el papel
femenino de la diosa como dios-rey de los muertos. Primeval..., 315.
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La legitimación teológica del monarca
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La legitimación teológica del monarca...
“Ainsi situent-ils la puissance d’Osiris dans la lune, et ils disent qu’Isis s’unit avec
lui en tant que principe de la génération. C’est pourquoi ils appellent la lune “Mére du
monde” et la considérent comme bisexude, puisqu’elle devient pleine et grosse sous
l’action du soleil, mais, A son tour, répaud et dissémine dans l’air des principes
générateurs”. (Plutarco, de Iside, 43, trad. de Ch. Froidefond).
“The roundenclosing interior ofte lunar disc is given a status parallel to te womb
ofte mother. The rays extending from the disc is compared to the ejection ofthe semen of
the fatber. Thus, dic moon is a totality which can serve as a source ofgeneration”262.
261 Hornung, Concepflons..., 165, lo había expresado como ausencia de definición de género
d<ferenciada.
262 Troy, Pauerns..., 15.
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La legitimación teológica del monarca
“Atum is he who (once) came into being, who masturbated iii On. He took bis
phallus in his grasp that he might create orgasm by means of it, and so were born the twins
Shu and Tefenet”. (1248a-d).
“You are the eldest son of Atum, bis first born; Atum has spat you out ftom his
mouth in your name of Shu”. (1871a).
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La legitimación teológica del monarca...
oculta; ella misma cita a Lévi-Strauss y, sobre todo, a Leach, como sus valedores
metodológicos266.
La manifestación de esos modelos en el pensamiento egipcio ha sido
establecida por Troy en lo que ella ha denominado proto«po. Éste es una colección de
atributos que son compartidos por todas las divinidades o figuras mitológicas que
desempeñan un papel similar. No hay necesariamente una correlación entre una deidad
específica y un prototipo, aunque una o más divinidades pueden representar un ejemplo
excepcional del prototipo. Los representantes de un prototipo guardan una relación
homóloga unos con otros, lo que no es óbice para que puedan tener una relación
jerárquica entre ellos que proporcione unos medios útiles para la expresión de las ideas
del microcosmos. El concepto de prototipo puede ser usado para analizar la función
que desempeñan las distintas categorías en la expresión del pensamiento egipcio267.
El planteamiento de Troy proporciona respuestas coherentes a la duda que se ha
planteado inicialmente, es decir, por qué los reyes están protegidos por divinidades
femeninas, especialmente en el Reino Antiguo.
La primera diosa que se menciona relacionada con el rey es Neith. Esta es una
diosa primordial y, por tanto, incluye los principios masculinos y femeninos. Se sitúa
en el comienzo del universo, es una no-creada. Y en la cosmogonia que desarrollaron
sus sacerdotes, los demás dioses tienen en ella su origen, empezando por el dios solar,
de ahí su frecuente epíteto de Padre de los padres y madre de las madres.
En cuanto a I-Iathor, ella encarna el elemento femenino del creador268. Bajo sus
numerosas formas, ella es la responsable de mantener la eterna renovación de la obra
de creación. En épocas posteriores, su figura se desdoblará en una multiplicidad de
aspectos personificados por otras tantas divinidades -Ojo de Re, Tethut, Sekhmet,
página 488
La legitimación teológica del monarca
Bastet, Iusaas, etc.- En el Reino Antiguo este desdoblamiento no está atestiguado con
tanta claridad. Aunque algunas de estas deidades femeninas ya existiesen. La mitología
hace de ella la hija de Re, el demiurgo heliopolitano en su aspecto de Atum, de forma
que ella puede desempeñar el papel de elemento femenino en la primera pareja
diferenciada sexualmente. El otro elemento del par estaría representado por el rey, de
forma que, como su pareja, Hathor sería el modelo básico de queens/np.
La relación entre las mujeres de la familia real y I{athor proporciona a aquellas
un status especial como oficiantes en un contexto ritual. Son sacerdotisas de la diosa,
representando a las mujeres de Egipto. Como manifestación del elemento femenino de
la realeza en ese papel, ellas son también el medio para la renovación y la recreación
en su relación con el elemento masculino representado por dioses tales como los
diversos toros, Mm, Amon y el rey mismo269.
Nekhbet y Uadyet actúan ya como un elemento contrastado al ser las
protectoras de las dos partes del país. Éste, en tanto que dividido en dos mitades
contrapuestas se convierte en un elemento generador. La interacción de las diosas con
el rey multiplica aún más su capacidad de asegurar la continuidad del mundo creado.
Esta interacción se manifiesta en la titulatura misma del monarca. Él es tanto las dos
Señoras -por su título nbty- como Rey del Alto y Bajo Egipto -en su título nsw-bíty-, y
ambos nombres son entendidos como elementos contrapuestos270. En los IP podemos
encontrar además rastros de una concepción que las integra en el prototipo de la realeza
femenina según hemos visto para Hathor.
“Re in dic sky is gracious to you. and he conciliates dic Two Lords for you. “Night”
is gracious to you (and) dic Two Ladies are gracious to you”. (34a-b).
Los Dos Señores -Horus y Seth- son tratados como elementos complementarios
a las Dos Señoras, y podemos recordar aquí el título de La que Ve a Horus y Seth que
llevan en ocasiones las esposas reales en la dinastía 1. Además, Uadyet es denominada
en varios párrafos de los IP como hermana del monarca, introduciéndola en esa
página 489
La legitimación teológica del monarca...
“It is bis sister te Lady of Pe who laments blm, for the King is bound for te sky”
(309a; también es su hermana en 3 13a).
Cada producto de la creación retiene una parte del potencial del creador, de
forma que podemos encontrar la coexistencia de la oposición dentro de cada ser. Para
expresar esta coexistencia los egipcios se volvieron al mundo natural y desarrollaron
un código simbólico que, manipulado en el mareo del mito, reitera continuamente el
tema de la interacción de contrarios como origen de todo proceso creativo. La frente
de ese código se encuentra en la estructura binaria del mecanismo por el que se
reproduce la vida: las funciones sexuales, masculinas y femeninas, proveen el origen
inicial de las categorías simbólicas de oposición. La concepción egipcia del universo
puede, por tanto, traslucir esa misma estructura en la que el dualismo sexual esté
presente de la misma forma que el dualismo aún más básico para la creación -que no
tiene en cuenta Troy-, que es el de la separación de lo creado de lo no-creado, es decir,
del orden frente al caos por entenderlo en términos egipcios -o egiptológicos-.
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CONCLUSIONES DE LA SEGUNDA PARTE
página 491
Conclusiones...
esté puesta al servicio de la comunidad. Ésta, libre de los riesgos que la amenazan,
conserva su estabilidad interna. Las paletas protodinásticas no son sólo -si alguna lo es-
la narración de una victoria sobre unos enemigos reales, sino sobre los peligros que
acechan más allá del sistema estatal, de forma que por encima de la lectura política
inmediata se puede hacer otra en la que se liga naturaleza y sociedad en una armonia de
la que el rey era el defensor. Pero pronto su campo de actuación sobrepasa los
horizontes políticos de la aldea. También el universo, con sus ciclos naturales de
repetición periódica, es un testimonio de la actividad real. La identificación del
monarca con 1-lorus, una divinidad celeste, desde Naqada II, le habría situado ya en esa
esfera supranatural. El monarca puede influir sobre los astros, las estaciones, el tiempo,
y se convierte en garantía del orden universal. Su misma coronación se comprendía
como la restauración dc la armonía entre el cosmos y la sociedad. Pero si la calma del
estado se puede ver enturbiada por el ataque de los enemigos externos, también la
página 492
Conclusiones...
regularidad de los fenómenos se puede ver acechada, de manera que el rey es también
quien rechaza ese peligro. Así, él se convierte en la manifestación ontológica de todo
orden frente a una amenaza permanente, inscrita en la propia esencia del universo.
Monarca, reino y cosmos forman una unidad indivisible.
y Nekhbet. Éstas son, a su vez, la personificación divina de las dos mitades del país, de
manera que pueden simbolizar el dominio sobre él, pero esto no limita su significado,
pues resulta evidente que de alguna manera tenía que ser asumido que se trataba de
diosas y no de dioses. Parece indudable que la realeza, por esa búsqueda del equilibrio
entre opuestos, tiene también necesidad de un equilibrio de géneros. En el Reino
Nuevo son los propios monarcas quienes asumen en algunas ocasiones ambos -
son calificadas insistentemente como madres del rey. Esta relación las convierte en
cierta manera en responsables últimas del equilibrio universal, porque es su hijo quien
lo realiza de manera efectiva. Con Neith, esa relación es más directa, pues en tanto que
diosa primigenia, ella ya simboliza, sin necesidad de intermediarios, la capacidad de
generación de todas las cosas. Si las esposas reales tuvieron alguna función específica
página 493
ct~ ~ Conclusiones...
exteriores, desde los actos de culto diario a los festivales reales, son otras expresiones
muy características. Siguiendo la definición de 1-Iornung -Gesohichee als Pese-,
podriamos calificarlo como celebración de la historia. Los actos del rey, pasados y
presentes, se incorporan a las ceremonias de la realeza que, orientada hacia el
establecimiento y mantenimiento del cosmos, también lo hace, por definición, hacia el
futuro. La fijación de estas actuaciones por escrito, en los anales reales, es un medio de
mostrar al rey como generador de la continuidad del tiempo.
La tercera parte de la tesis se centrará en la descripción de los distintos
elementos que componen el universo. Por último se procederá a mostrar de qué manera
los principios teóricos que fundamentan la realeza, detallados en esta segunda parte,
pueden utilizarse también para explicar la relación entre esos componentes cósmicos.
página 494
CAPÍTULO IX
ANÁLISIS HISTORIOGRÁFICO DE LA COSMOLOGÍA
EN LOS TEXTOS DE LAS PIRAMIDES
página 497
I&~ Análisis historiográfico de la cosmología...
esas imágenes ha sido fuente de inspiración para todos los trabajos posteriores, que
página 498
A.nálisis historiográfico de la cosmología...
segun se reconoce en el eufemismo con que son denominados éstos, aquellos cuyos
2
lugares están ocultos (873b) y que él sitúa en Occidente Por el contrario, para el rey
.
justificado del Reino Antiguo, la más sagrada de las regiones es el este del cielo. De
acuerdo con sus ideas de completo enfrentamiento entre las dos escuelas teológicas,
resulta consecuente la diametralidad con que sitúa sus regiones sagradas respectivas.
Las creencias solares predominan tan fuertemente en los IP como conjunto,
que éstos pueden considerarse composiciones heliopolitanas; no es por eso extraño que
sólo pueda conocerse con detalle el cielo y en especial su sector oriental y que el oeste,
que en periodos posteriores es tan preeminente, esté aquí sumergido por la importancia
del lugar de nacimiento del sol.
Tan sólo la antigua creencia en el cielo nocturno y en el esplendor de sus
estrellas como morada última de los difuntos ha sobrevivido, aunque absorbida por las
creencias heliopolitanas. Así, algunos capítulos muestran una combinación de ambas
que nos permiten atisbar también la concepción sobre la región norte del cielo, donde
residen las estrellas imperecederas, las que nunca mueren.
La descripción que Breasted hace del cielo resulta curiosa. El adjetivo puede
parecer poco científico, pero está justificado ante la subjetividad del autor en la
elección de los aspectos destacables. Del sector oriental resalta que es el lugar donde el
difunto se encuentra con Re, en cierta forma donde él y los dioses son engendrados, y
que allí se encuentran las puertas del cielo y los dos altos sicomoros sobre los que se
sientan los dioses. La mención a estos dos árboles es la más sorprendente, pues no
aparecen citados más que un par de veces en todo el corpus, mientras que otros
elementos -tan importantes, por ejemplo, como el trono del rey- no son citados. Esta
región está separada del resto del cielo por un lago longitudinal, el lago de los lirios3,
de forma tan delgada y tan larga que puede tener meandros; en su orilla oriental es
donde cayó el ojo arrancado de Horus y en la orilla occidental es donde se produce el
encuentro con el barquero sin rostro. Más lejos -Breasted dice beyond ¿se refiere de
nuevo al este?-, se encuentra la tierra donde todo está vivo, ya sea la silla del rey, el
pcigina 499
Análisis historiográfico de la cosmología...
remo, la barca o las puertas. A todos ellos, y a cualquier otra cosa que se encuentre, el
rey puede hablarles y ellos le responden4
La comparación más cercana a esta representación del cielo seña las regiones
mágicas de nuestros cuentos populares, donde el protagonista se topa con prodigios a
cada paso. Es esa capacidad de Breasted para hacer atractivo lo que describe, lo que
atrae la atención del lector. Si se confronta esta imagen con las cosmologías de trabajos
posteriores -o con esta misma tesis- se puede ver cómo ha preferido resaltar sólo
determinados aspectos y cuánta información ha sacrificado. Pero al mismo tiempo, la
esencia del cielo egipcio está ahí, con sus canales, islas y campos, las barcas con sus
diversos componentes y el barquero que pregunta por ellas, las purificaciones y los
lagos en que éstas han de celebrairse antes de iniciar la travesía.
A pesar de sus puntos de vista particulares -hoy rechazados- o de su perspectiva
evolucionista tradicional, con su rechazo a la Baja Época como mágica, en especial al
compararlo con el sublime monoteísmo de Akhenatón y su premonición del
cristianismo, la lectura de estos pasajes son buen testimonio de por qué el libro sigue
reeditándose y por qué ninguna historia de la religión egipcia, entendida como análisis
de su evolución en sus tres milenios, ha podido sustituirla.
página 500
Análisis historiográfico de la cosmología...
obra colectiva dirigida por H. y H.A. Frankfort, aparecida originalmente como The
Intellectual Ádventure of Ancient Man, Chicago, 1946, y reeditada después como
Before Philosophy5 Desde su nuevo título se resalta el cambio que supuso la labor de
.
página 501
Análisis historiográfico de la cosniologla..
concepciones del cielo, que manifiestan que no había una formulación única de sus
ideas que pudiera servir como referente básico, Wilson comenta:
página 502
Análisis historiográfico de la cosmología...
en este lugar donde podría vivir como un 31j. También sitúa en la d3t los campos
celestes’0. En definitiva, de nuevo una opinión que se gana nuestro favor junto a otras
que resultan incomprensibles si ha leido con cuidado los textos.
Como cierre de su explicación, su obra presenta el primer ensayo de
cartografiar las ideas egipcias sobre el universo, a partir de la información
porporcionada por los textos antiguos (figura 35a).
El tercer autor que se va a comentar en este apartado fue uno de los traductores
de los TP, como ya se ha recogido en el capítulo dedicado a ellos. Los trabajos que se
reseñan aquí son parte y herencia de aquella edición. El más antiguo es el cuarto
volumen del comentario a la traducción, en el que escribe varios excursos dedicados a
algunos de los elementos del cosmos: cielo, d?t ¡ dw3t, astronomía y Campos de Cañas
y de Ofrendas, además de otro sobre la creación. Esta obra fue seguida por una
segunda, Earliest Intellectual Man ‘s Idea ofMe Cosmos, publicado unos años después,
en el que realiza una comparación entre las imágenes egipcia y sumero-babilónica del
universo, entendido aquí con una concepción muy amplia, pues incluye dioses, reyes y
hombres, los elementos fisicos del cosmos, con todos los elementos que reposan en él
o lo componen -agua, aire, vegetales, asterismos celestes- e incluso los calendarios,
como una forma de analizar su manera de comprender el tiempo.
De los excursos de la traducción, sólo el que dedica a la cosmogonia en los TP
resulta útil para este apartado, pues, a pesar del título, explica con menos detalle el
proceso de creación que los elementos cósmicos que se producen y la relación que
existe entre ellos.
El aspecto más negativo de este texto es su forma abstrusa de aplicar la
metodología de la escuela de religiones comparadas -similar al practicado por otros
egiptólogos antiguos- que consiste en la mera búsqueda de semejanzas formales con
otras manifestaciones religiosas. Él establece paralelismos con divinidades o
página 503
Análisis historiográfico de lacosmología...
lapones creen que, bajo la tierra, los árboles crecen hacia abajo; y Osiris, en tanto que
dios egipcio de esa región, encuentra su contrapartida en Sedna, la diosa esquimal que
detentaba el poder supremo sobre el destino de la humanidad12.
Pero junto a disparates como éstos, en especial el último citado, establece una
concepción del universo que, si bien es excesiva en su división, requiere para su
seria el precedente de la visión que se intenta defender aquí, aunque con un método y
una base teórica completamente diferentes. Además, no todo es negativo, y el contacto
directo con los textos para la traducción le ha dado un conocimiento que le permite
que se refieren.
En su descripción del universo, establece que primero existió Nun, el dios que
personifica el abismo del que empiezan todas las cosas. Por comparación con el
Océano griego, considera que éste se convirtió también en un océano que rodeó todo
con la llegada a la existencia del universo; su forma era circular’3. Esta idea última,
ji
Th. 117 (trad. de A. Pérez Jimenez. Madrid, 1990). De este autor griego procede, indudablemente, la
costumbre entre los egiptólogos de calificar a Nun, la personificación divina de las aguas primordiales,
como abismo caótico.
¡2 Lo dice así, sin otra explicación que lo justifique ni tener en cuenta, como mínimo, las diferencias
extremas en los medios ecológicos y las culturas entre ambos lugares. Mercer, The Pyramid.., IV, 62.
13 Mercer, TAje Pyramid.., IV, 60-61.
página 504
Análisis historiográfico de la cosmología...
que no aparece en ningún texto egipcio, es sin duda una transferencia de la imagen del
mar exterior en la concepción mítica del mundo de la Grecia antigua14
En el seno de Nun, completamente rodeado por él, se hallaba un doble
universo, uno arriba y otro por debajo, o, como se expresa con frecuencia, un mundo
(así, world, sin otro calificativo, aunque a veces lo denomina también upperworld) y
un mundo inferior (underworla} Éste es un duplicado del primero, salvo que se
describe vagamente como una región de oscuridad, en la que, según Mercer, se
desplazarían las estrellas durante el día del mundo. Ambos tienen un cielo, pt,
deificado como Nut en el superior y nnt, pract¡cally tite same form ay tite name of tite
consort of Mm, nainely Nounet. Igual que había un océano en el mundo, por el que
circulaba la barca solar diurna, también había su contrapartida inferior por la que
navegaba la barca de la noche, msktt, que llevaba al sol de oeste a este. Entre ambos
océanos se encontraba la tierra, personificada en el dios Gueb, y su contrapartida. El
nombre de ésta no es conocido, pero Mercer apunta que debe de aludirse a ella con el
término dw3t, que en la literatura funeraria posterior era el reino osiriano de los
muertos.
Sin hacer más comentario que los paralelismos mal venidos de otras mitologías
y suplir algunas lagunas con el contenido de textos más tardíos, Mercer no proporciona
más información. Su lectura se muestra parcial, pues a pesar de pretender hacer un
excurso sobre la concepción del universo, utiliza una selección muy limitada de
párrafos, lo que deja muchos aspectos en la oscuridad. Como conclusión, igual que
Wilson, se pennite cartografiar estas ideas en un dibujo que representaría la idea que
los autores de los TP se hacían del universo (figura 35b). El segundo libro no aporta
más que una mayor riqueza en detalles, pues este esquema general -que no cambia- se
ve completado con la traducción directa o la glosa de numerosos párrafos.
Para comprender las diferencias entre ambos sistemas de pensamiento y la concepción griega de un
mar exterior, véase Rudhardt, Le th6ne..., ¡8-21, sobre el concepto heleno de caos, y 80-83, sobre el
uso del término océano por los geógrafos.
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Análisis historiográfico de la cosmología...
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Análisis bistoriográfico de la cosmología... l~M ~
pógina 507
I~L~ Análisis historiográfico de la cosmología...
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Análisis historiográfico de la cosmología... l~i ~
a partir del nacimiento de Shu y Tefnut; la del tiempo es más tardía, cuando ya está
presente la última generación.
“Le modéle biologique’7 sera ensuite développé avec toutes ses conséquences, dont
la plus importante est sans doute la construction d’un dualisme systématique, d’ordre á la
fois cosmologique et politique, qui permet une organisation du monde selon l’association
des contraires tels que lumiére et ténébres, ordre et désordre, mále et femelle, vie et mort,
¿tre et néant, Haute et Basse Égypte, avec la symbolique double des couronnes, des
divinités tutélaires, etc. (...) Tel para¡t ponvoir étre décrit le schéma mental selon lequel les
égyptiens ont édif¡é leurs cosmogonies (...) indépendamment des formes particuliéres des
mythes qui relévent de conditions locales et de la fantaisie propre A chacun des
,,18
rnventeurs
Tras la presentación de su tesis doctoral, dedicada al verbo en los TP, J.P. Alíen
ha dedicado regularmente su trabajo a analizar diversos aspectos de estos textos. Tres
de ellos son los que incumben de forma más directa al tema de esta tesis: un libro sobre
las narraciones cosmogónicas egipcias y dos artículos en que los principios expuestos
en el primero se aplican de forma más concreta a los textos y a la significación
simbólica de las cámaras en que están escritos.
Cronológicamente, el primer trabajo que nos interesa aquí es Genesis in Egypt.
Tite Philosophy ofAncient Egyptian Creation Accounts, de 1988. Como vamos a ver,
el título es muy significativo de las intenciones y de la perspectiva del autor. Tal vez
podría ser por una cuestión de ventas de la obra -lo que en un libro de estas
características, resultaría poco probable- pero es importante reconocer que el título
alude al relato bíblico de la creación, el Génesis, lo que parece un regreso a los peores
años del siglo pasado, cuando se tomaba la Biblia como modelo para analizar la
mentalidad oriental. Por el contrario, el subtítulo parece una revalorización del
pensamiento egipcio, al calificarlo de filosófico.
17
En otras ocasiones lo califica como proceso genético, y especifica que éste proporciona una sucesión
de oposiciones que se manifiestan en todo y dan al pensamiento eg¡~cio su estructura caracteristica.
Derchain, Cosmogonie..., 225.
18 Derchain, Cosmogonie..., 226.
página 509
I4 Análisis hístoriográfico de la cosmología...
“aH human beings ponder, speculate, and attempt to comniunicate abstract concepts
to others, and the pre-Hellenic peoples ofthe near East were no exception”‘~.
Reino Medio, aunque no da más argumento que remitir a Parker. A partir de este texto,
Alíen propone reconocer cuatro elementos cósmicos, a los que habría que añadir un
quinto, la tierra, no mencionada en el documento base, por lo que no la incluye en su
análisis, aunque la recoge en comentarios generales:
“Re world of human experience is bounded by land below amI sky aboye,
separated ftom one another by te atmosphere. Within tese limits te cycle of daily life
takes place, defined by the rising and setting of te sun. What lies outside them is beyond
the realm of human knowledge -“unknown by (even) te gods or spirits” (Texts lAl,
15) ~~2O:
“logether, sky, land and Duat comprise te world ofte ancient Egyptian -a kind
of”bubble” ofafr and light within the otherwise unbroken infmity ofdark waters”25.
20 Alíen, Genesis..., 3.
21 Alíen, Genesis..., 4.
22 Alíen, Genesis..., 4.
23
Alíen, Genesis..., 5.
24
Alíen, Genesis..., 5-7.
25 Alíen, Genesis..., 7.
página 511
Análisis historiográfico de la cosmología...
Alíen repite en varias ocasiones que el mundo conocido por los egipcios tendría
la imagen global de una esfera: al hablar del hueco que forman los tres elementos en
Nun, como en éste párrafo, o en la descripción de Nut, que, como bóveda, descansaría
26
en la tierra en todas direcciones . Sin embargo, él mismo envía a un relieve del Libro
de las puertas, en la tumba de Ramsés VI, como ilustración egipcia del universo. En
sus propias palabras, la imagen es más bien la de una caja27 La insistencia sobre el
.
aspecto esférico del mundo puede deberse a una influencia del Antiguo Testamento,
que él utiliza como elemento de comparación con la contrapartida femenina de las
Aguas (Gen. 1, 6-7), y cuya traducción inglesa citada, utiliza exactamente la misma
palabra, vault.
El artículo dedicado a la cosmología en los TP no añade nada, en sus aspectos
teóricos, al libro precedente. Está publicado un año más tarde, con lo que es evidente
que se escribió en el mismo contexto de pensamiento y aprovechando la búsqueda de
documentos para la primera obra. Frente a los autores recogidos en el capítulo
precedente, que hacían una selección muy subjetiva de los Spr. comentados, y sin una
perspectiva del conjunto de aquellos que incumben al tema, Alíen parte de una
recopilación eúaustiva de cuantas referencias se encuentran en los TP a elementos
cósmicos.
Pero el artículo no es más que una descripción muy detallada de cada elemento
cósmico. La única diferencia muy marcada con el libro precedente -aparte de la
información mucho más prolija-, está en el cambio, muy evidente, en su forma de
entender la Duat, además de algunos matices significativos sobre el cielo-pt, pero todos
ellos se verán en el capitulo correspondiente, como su opinión acerca de los demás
componentes del universo. No intenta explicar cuál es la imagen del universo que
proporcionan todos estos elementos ni plantea tampoco si existe alguna forma de
relación teórica entre ellos.
26 Lo que por otra parte no está de acuerdo con el propio texto que él utiliza como Ñente, pues en éste,
los límites del cielo, which are unknown ¡ diese having been ./ixed in (he Waters, in inertness (A 13,
citado en su propia traducción).
27 Alíen, Genesis..., 66, n. 41.
página 512
Análisis historiográfico de la cosmología...
yace en el sarcófago como el cuerpo de Osiris yace en la más recóndita (kt~) parte de la
Duat. Esta identidad se refleja en el ritual de ofrenda, que alude al rey como Osiris
Unis, y en el ritual de la resurrección, que le iguala también al dios. El sarcófago
mismo es la diosa Nut, que no está aquí en su papel de cielo sino más bien en el
carácter original de su nombre, el óvalo (nwt) que encierra el cuerpo de su hijo Osiris.
En esta metáfora arquitectónica, los encantamientos protectores del frontón occidental
cumplen una finalidad doble; por una parte protegen el cuerpo del rey de cualquier
daño; por otra, protegen a Osiris de los peligros de la Duat.
La nueva vida del rey le permite algo más que la identificación con Osiris.
Dentro del sarcófago, el b3 del rey se une con su cuerpo y recibe de él nueva vida, de la
misma manera que el sol se regenera a través de su unión con Osiris en la Duat. La
fuerza vital, 18, deriva del cuerpo, el cual a su vez procede de la nutrición, 18w, que es
28
Spiegel, Das Auferstehungsritual..., 25-26, aunque este autor identifica todas las estancias con
elementos cósmicos. Así, además de las que retiene Alíen, el serdab seria qb¿zw -una forma de
denominación del cielo-, su nicho central sen a el Campo de Juncos y los nichos laterales se
identificarían con los Lugares -Colinas- de Set y Horus. Además, Spiegel considera que la cámara
funeraria representaría también Buto, y las fachadas de palacio de su extremo occidental, las Casas de la
corona del Bajo Egipto que se mencionan en el Spr. 312. Los textos de la antecámara manifestarían una
relación con las ciudades de Hermópolis y de Heracleápolis. Por otra parte, Spiegel no identifica el
corredor con el cielo-p como hace Alíen.
29 Alíen, Reading..., 24-27.
página 513
M~ Análisis ]iistoriográfico de Ja cosmología...
lo que restituye el ritual de ofrenda: de ahí la importancia de éste en la unión del b3 real
con su nueva vida. Esta unión se efectúa a partir de su salida hacia el sol, conseguida
en el ritual de resurrección.
se efectúa en las estancias funerarias, de ahí que la antecámara ¡ ?¿yt esté situada en el
centro mismo de la planta de la pirámide30
La apertura de la puerta de la ?fr señala la emergencia de la barca del día (496a,
Spr. 311, uno de los últimos de A). Arquitecturalmente, este paso se produce en el
vano entre A y C, que se convierte en la salida de la 3&t y en la entrada del cielo diurno.
Aquí se produce la salida a la luz del día, que no es apenas mencionada en los TP,
aunque se convertirá en el tema central del LdM31.
Los IP combinarían en un único corpus, la visión del renacimiento que en el
Reino Nuevo se dividirá entre el LdM y los libros del mundo inferior. Mientras que los
textos mismos tienen un origen muy anterior, la arquitectura que decoran es
conceptualmente idéntica a la geografia cósmica de] viaje nocturno del sol descrito en
el Amduat y otros libros similares del Reino Nuevo. En este sentido, la subestructura
página 514
Análisis historiográfico de la cosmología... IS~’! ~
de las pirámides puede ser entendida como una expresión arquitectónica del titulo del
32
Alíen, Reading..., 28.
página 515
CAPÍTULO X
nw(w) ¡ nnw
En un valle en el que la crecida anual del Nilo cubría todas las tierras y en el
que éstas, tras unos meses de inmersión, volvían a surgir, fertilizadas por el limo
aportado por las aguas, nada más natural que concebir la sustancia primigenia como
una gran masa dc agua. Todas las cosmogonías egipcias, con independencia de su lugar
o momento de redacción, presentan ese rasgo común. A partir de ellas sabemos que los
egipcios no concebían el surgimiento del universo a partir de un vacío inicial, sino de
una sustancia líquida, informe y sin límites, que denominaban Nun.
Sin embargo, ningún texto da una descripción detallada y completa de esta
materia en la que el creador y, en él, toda la creación, existían en potencia. En los TP
está presente, pero es escasa la información que nos proporcionan, pues los párrafos
que lo mencionan son poco numerosos, en especial si los comparamos con los que
aluden o se centran con detalle en los elementos cósmicos creados -cielo y tierra-.
página 517
O ‘~ n«w) 1 nnw
nww, nw, nnw y nwnw1 Idéntica indecisión presentan Erman y Grapow, que proponen
.
significativo que el ténnino se escriba con el signo ~‘, pues aunque está actuando
fonéticamente, de silabograma -como muestran los complementos consonánticos-,
añade también una dimensión semántica al tratarse de un recipiente de líquido.
Dos quintas partes de las veces que aparece Nun, su nombre se escribe con
determinativo divino ?, que, por otra parte, es siempre el mismo en los TP. Es posible
que esta alternancia se deba a que Nun es el único componente del universo que es a la
vez el elemento cósmico fisico y la divinidad que lo personifica. Faulkner los
diferencia en su traducción, y denomina Ábyss a la sustancia primordial de la que surge
la creación -siguiendo a Mercer- y cuando el texto lo menciona con un sentido
topográfico, entendido como el lugar por el que puede desplazarse el rey; por el
contrario, lo denomina Nu en aquellos pasajes en que asume un papel activo y ha de
suponerse que actúa con voluntad propia y no sólo como un espacio cósmico inerte.
Esta diferencia la crea él, pero no guarda ninguna relación con la presencia o ausencia
del determinativo divino6.
página 518
nw(w) 1 nnw O
más frecuente es ~c?~, con y pero cada pirámide parece haber intentado
adoptar su propia forma particular de combinarlos:
como Nu¿ términos que no utilizan el signo del halcón divino, como en los Spr. 362, 485B, 539, 576 y
606.
‘~Comunicación personal de Dominique Pounille.
~ Sethe, Úbersez¡ung 1,143.
~ Alíen, Genesis..., 4 y 65, n. 9, donde lo argumenta con la referencia a otros casos de como
escritura de 4.
10 Bickel, La cosmogonie..., 25.
página 519
nw(w)I nnw
Otra grafia única es? ~? ~‘% que podría ser un falso dual de nwyt1.
La segunda forma de escribir -y leer- el nombre de Nun, limitado a algunos
casos excepcionales, utiliza un signo — doble como complemento fonético con el que
muestra Alíen12. Su lectura sería nnw, pero más que una variante, puede tratarse de un
epíteto, el inerte, derivado de la frecuente asociación de Nun con el concepto de
inmovilidad. De esta grafla secundaria surgiría el término copto noun, del que se ha
tomado el nombre usado en la actualidad.
Por último, sólo en dos ocasiones el nombre de Nun, deidad, está determinado
con el signo precedido por el del cielo, en una ocasión en posición superior y en
~ Alíen, The Cosmology.... 12, y n. 75, en la que establece un paralelismo entre el contenido de dos
párrafos, uno con nwnw y otro con nw.
12 Alíen, Genesis..., 4. En p. 65, n. 9, prefiere ver en estas grafias excepcionales un falso dual de la
forma más habitual. Sin embargo en el artículo posterior ha cambiado de idea y reconoce en ellas la
variante más antigua de esta segunda forma de escribir el nombre.
página $20
nw(w) ¡ ~
“Hall to you, you waters which Shu brought, which tSe two sources lified up, in
which Geb bathed his limbs. Hearts (ibw) were pervaded with fear, hearts (b3tyw) were
pervaded with tenor13 when 1 was born in tSe Abyss before te ~V existed, before tSe
eartb existed, before that whicb was to be made firni existed, before turmoil existed, before
that fear which arose on account oftSe Eye ofHorus existed”. (1039a-1040d)
Faulkner interpreta este saludo como hecho a las aguas del Nilo. La propuesta
es válida, pues en textos posteriores se afirma que el Nilo nace en la caverna de Nun.
Ésta ya es mencionada en los IP, aunque sin añadir más detalles en su descripción
«pla nww, 268d)’4. Su naturaleza acuosa queda confirmada por este paralelismo: iz r.k
ir nww, fui r.k ir 3gb! (1~i~LZ, T y M, SSlb): ve, pues, a Nun, márchate aAgbi.
La naturaleza de esta relación entre la marea-agb¡ y Nun, también presente en los CT,
no es identificable a partir de los textos. Tan sólo que ambos -y otras extensiones de
agua que no aparecen en los IP- se integran en la concepción de una materia
primigenia formada por agua. Pero mientras que Nun es también un espacio cósmico,
los otros líquidos originarios no lo son.
Otro rasgo característico de las aguas primordiales es su completa oscuridad’5.
Ésta aparece ya mencionada en los textos (605a), y es en ella -y de ella- donde nace el
rey. Ese nacimiento puede tal vez entenderse así, como una salida de la oscuridad, una
salida a la luz:
“1 was conceived iii te night, 1 was born in te night (...) 1 was conceived lii tSe
Abyss, 1 was born in te Abyss” (132a-c).
pero no el creador: iwr N. m nww, ms.fm mww (132c). Esa m puede entenderse como
~ Los cataclismos cósmicos provocados por la aparición del rey en el cielo se desarrollan con detalle
en algunos Spr. En éste setrata de su nacimiento en Nun, pero esta forma de aparición provoca también
temores.
14 Recuérdese que en los papiros de Abusir, cf supra, 11.1.4.1, las cinco capillas o nichos del templo
funerario recibían ese mismo nombre genérico.
~ En el Spr. 3 11, también la marea-agbi está relacionada con la oscuridad.
página 521
§~nw(w)¡nnw
““The Great One risc?’ is what te gods say; ¡ Hear it, this word which 1 say to you;
1 Be informed concerning me, that 1 am a great one, te son of a great one. II am with you;
take me with you. 1 0 Khoprer, hear it, this word whicb 1 say to you; (.3 1 0 Nu, hear it,
tis word whicb 1 say to you; (...) 1 0 Atum, hear it, this word which 1 say to you; (...) 1 0
Strong One, son of Geb; O Mighty Ono, son of Osiris, 1 Hear it, this word which 1 say to
you”. (1444a-1445a¡ 1446a/ 1447a/ 1448a-b)
Los dioses aludidos son Nu (materia primordial), Atum (dios creador). Khepri
(forma matinal del sol, en el momento de salir, cuando personifica la capacidad de
renovación diaria), y Osiris, hijo de Gueb, y Horus, hijo de Osiris, como ejemplos de la
transmisión generacional.
Como en la literatura funeraria posterior, en los TP podemos ya rastrear la idea
de que los dioses son engendrados por Nun, pues de él se generó el dios creador, que
contenía en sí a todos los demás. A esta idea debe de referirse un brevísimo y oscuro
Spr. en el que el dios aludido es Gueb, el primogénito de 5hu16; es también posible
que éste y su padre Atum sean las dos divinidades calificadas como nbw nww:
“O First-bom of Shu, your knotted bonds are loosed by te two Lords of the
Abyss”. (593a-b; texto completo del Spr. 358)
“The king was fashioned by Nu at bis left hand when he was a child who had no
wisdom; he has saved te king from inimical(?) gods, and he will not give te king over to
iniinical(?) gods”. (1701a-d)
16 En la pirámide de Teti; la versión de Pepy II dice: Pepy, tú eres elprimogénito de SIm (593a).
página 522
nw(w)Innw 3j3
“0 Nu, let these (gates) be opened for me, for behold 1 have come, a god-like soul”.
(603c-d)
“May you shine as Re; repress wrongdoing, cause Maet to stand behind Re, shine
every day for hiin who is in the horizon of the sky. Open te gates which are in tbe Abyss”.
(1582a-1583a; texto completo del Spr. 58617)
La identificación del rey con el dios solar le permite renacer de la misma forma
que éste brotó de Nun en el primer día de la creación. La renovación de Re, motivo
central de los Libros del mundo inferior del Reino Nuevo está ya presente en este
breve Spr., así como el papel de las aguas primigenias en esa regeneración. En la
última escena del Libro de las puertas, una de esas composiciones, la imagen
antropomorfa del dios primordial estira los brazos para sostener en medio del universo
la barca del sol, con éste en forma de escarabajo y disco. Esa misma imagen es la que
evoca el Spr. 704, en el que el monarca vuela hasta posarse ni wpt [¿prni Mt wi3 ím(y)
nww, en la parte superior de un escarabajo, sobre la proa de la barca divina que está
en el Nun (22060. Y en el Spr. 250, la fpht nww, la caverna de Nun, está presidida por
Re y el monarca identificado a Sia (268c-d) ; éste y Heka son los dioses que navegan
en la barca solar junto a Re en esas mismas representaciones.
Para terminar el tema de las puertas de Nun, el himno más esclarecedor es uno
especialmente corto, el 272. Se trata de un interesante diálogo entre el Portal de Nun,
crrwt nww (392a) y el rey que llega ante él y en el que aquél es descrito como una
enorme portada -se refiere al rey como el pequeño que hay delante- y que no es
puntiaguda, lo que puede interpretarse como una portada adintelada, sistema
tradicional de cierre de vanos en la arquitectura monumental egipcia en piedra.
““O Height wbich is not sharpened, Portal of te Abyss, 1 bave come to you; let tbis
be opened to me” ¡ “Is te King dic little one yonder? ~“ ¡“1 am at te head of dic
Followers of Re, 1 an> not at te head ofthe gods who make disturbance””. (392a-d)
17 El Spr 586 de Sete ha sido dividido por Faulkner en dos textos diferentes, debido al signo de
separación conservado en Nt tras 1 583a. Faulkner, AEPT, 238. Conservo esa división.
página 523
oo~ nw(w)I nnw
I~ Idéntica calificación recibe el personaje principal del Cuento del Náufrago, cuando es interpelado
por la serpiente divina que habita en la isla: ‘Who is it who has brought you, who is it who has brought
you, little one, who is it who has brought youT’ (trad.: Simpson, The Literature..., 52-53).
19 Frankfort argumenta que la versión antigua aparece junto a la más reciente en la pirámide de Tetí. En
ésta, ambos textos están relacionados con la entrada del rey en el otro mundo y no habria razón para que
pudieran interpretarse ni en el sentido arquitectónico ni en el sentido antibeliopolitano que defiende
Ricke. Frankfort, Pyramid..., 160.
página 524
Sn
nw(w)lnnw O
osiriaco. Pero a su vez, en este párrafo, las cuatro están protegidas por una divinidad
primordial.
No es éste el único Spr. que relaciona a Nun con la realeza. En el 222, el rey es
exhortado a que se levante sobre los tronos que están en nfw (207b). En el 512, el
monarca, sentado en su trono de bE?, puede gobernar a los que están en Nun y dar
órdenes a los dioses. Como la única referencia topográfica es a las aguas primordiales,
es posible entender que éstas tienen también una función en la primacía del rey. Tras la
reunión de sus miembros, la aparición como ir! mgcr, guardián del orden, le da la
posibilidad de recibir la vida de manos de los imyw nww, los que están en Nun (31 9b-
c). Además, la corona roja ha salido de Nun (1460a) si tmsst20 y nwnw tienen esas
respectivas traducciones; tendríamos entonces otra alusión a cómo los poderes surgen
también de las aguas primigenias. Otros Spr. aluden a la autoridad que recibe el
monarca en presencia de Aquél que está en Nun -¿Atum o el propio Nun como dios?-
(1780b) o al tribunal de los magistrados de Nxm (43d(3)t sr(w) nww, 1 174d). Así,
parece trasladarse a esta región cósmica parte de la estructura social presente en el
mundo real. Además, en numerosos párrafos se mencionan los habitantes de Nun,
fmyw nww (318b, 319c, 871c, 11661,, 1486a, 1678b, 2147a), sin dar mayores
explicaciones. Todo esto confirma que, en algunos Spr., Nun fuera entendido no tanto
como aguas primigenias sino como región cosmogónica.
Una característica que no he encontrado en la bibliografia sobre otros periodos
es la capacidad de Nun para proporcionar alimentos al rey. Además, es una referencia
frecuente en los TP, lo que sorprende más frente al silencio en otros momentos (Spr.
491 A, 493). No obstante, esta función es comprensible si se recuerda la conexión entre
las aguas primordiales y la inundación anual del Nilo. Ya se ha visto que también ésta
es aludida en los TP del Reino Antiguo (cf supra, 1039a-1040d):
“1 was conceived in te Abyss, 1 was born in te Abyss; 1 have come and 1 liave
brought to you the bread which ¡ found diere”. (132c-d)
20 HabrÍa que aceptar la propuesta, poco evidente, de Faulkner. Alíen se liniita a sugerir, redness.
Alíen, ‘¡he Cosmology..., xi. ‘75.
página 525
nw(w) ¡ nnw
“O Hunger, do not come forme; go to the Abyss, depart to te flood!”. (55 la-b)
“Falí, O serpent which came forth from the earth! ¡ Falí, O llame which came fortli
ftom te Abyss~ 1 Falí down, crawl away!” (237a-b)
“0 monster, he down! 1 0 hpn-snake, crawl awayl 1 0 you wbo are on your n3wt-
bush, crawl away because ofNul” (2257a-b)
Quedan aún por tratar estos dos temas que están relacionados entre sí. No
obstante, presentan el problema adicional de que la información disponible sobre ellos
no es suficiente para poder abordarlos con seguridad.
El primero es el de la ubicación de Nun y, si conocemos ésta, cuál es su
relación con los demás elementos constitutivos del cosmos. Alíen plantea que el
detenninativo del cielo que aparece en una ocasión (t 1584d, Nt, presente, por otra
parte, en la gran mayoría de los textos posteriores del Reino Medio) sería un
testimonio suficiente para entender su localización. A pesar de su asociación con el
cielo y con la oscuridad, las aguas primordiales no sedan una conceptualización del
cielo nocturno y su localización precisa estaría indicada en una descripción del libro de
Nut, del que la copia más temprana conservada es la del cenotafio de Sethy 1 en
página 526
nw(w) ¡ nnw O
Abidos2l . Basándose en este texto, documentado casi un milenio después, Alíen puede
concluir:
“te image given (...) is that of an unfathomable expanse existing aboye the sky in
perpetual darkness, unvisited by any of te inhabitants ofte celestial world -sun, gods or
akhs”22
Pero esto supone que Alíen no tiene en cuenta las alusiones frecuentes a los
habitantes de Nun o su relación con Re, que aparecen en los TP. También es posible
que los redactores del Libro de Nut dieran una visión cosmológica de él, más
especulativa que funeraria.
En relación con la localización del Abismo es interesante resaltar una serie de
Spr en los que se establece una diferencia entre el cielo y Nun:
“His bread-offering is up aboye with Re, bis meal is in the Abyss, for te King is
one who goes to and fro”. (310a-c; var.: 314a-c)
Parece evidente que hay una contraposición entre el alimento que está ¿zr(y) ¿¿nC
r<, en lo alto con Re, es decir, en el cielo, frente a la comida que está en Nun, y por
tanto se puede sobreentender que abajo. También podría argumentarse que se trata de
un paralelismo, una figura estilística frecuente en los TP; en ese caso, ambos estarían
arriba. No obstante, esta posibilidad es menos convincente, pues en casos de
paralelismo no es habitual que cambien varios elementos de la frase, y en este caso los
alimentos son diferentes en ambos hemistiquios.
En este segundo ejemplo, las puertas del cielo son lejanas, pues se determinan
con el demostrativo ipfl; esta lejanía podría ser la del redactor, pero parece mucho más
probable que sea la de Nun, que se menciona a continuación y frente al cual se
presentan los accesos al cielo.
21 “How the upper side of this sky exists is iii imiform darkness, 1 te southern, northern, western and
eastern limits ofwbich are unknown, ¡ these having been fixed in the Abyss, iii inertness. ¡ mere is no
ligbt diere ... ¡(a place) whose south, north, west and east land is unknown by te gods or akhs, ¡ diere
being no brightness diere”. Traducción de Alíen, ‘¡he Cosmology..., II.
22 Alíen, The Cosmology..., 11.
página 527
o rr nw(w)Innw
Pero realmente, ¿son estas referencias tan explícitas como para que podamos
inferir de ellas una ubicación coherente?
La infonnación que proporcionan los TP no permite reconocer qué cuestiones
se habían planteado los egipcios acerca de este elemento del universo. Si fuera por
éstos, casi podríamos decir que no se había especulado sobre la existencia de esas
aguas primordiales, que habían sido retiradas por la creación del cielo y la tierra.
Boxmet recurre al papiro Harris (dinastía XX) para determinar que rodeaba la tierra,
pues el texto lo dice explícitamente23. Vagas alusiones en los TP, confirman que
también entonces Nun se halla en el exterior del espacio formado por los elementos
creados. Frente al determinativo del cielo en posición superior, que expone Alíen, se
puede argumentar que también hay otro único ejemplo con el cielo invertido ~, de
manera que el recurso a estos signos no es concluyente; o sólo lo es si se tienen en
cuenta ambos. En función a los dos hápax, se puede imaginar como un gran envoltorio
que rodearía el núcleo habitable, de manera que eso permite imaginárselo en
contraposición a él, como hacen algunos párrafos. En las representaciones del Reino
Nuevo, aparece bajo la barca, sujetándola, y ya se ha visto que esa imagen está ya
implícita en los TP, de manera que también hay que figurárselo por debajo de la tierra.
La lejanía a la que aluden algunos textos no tiene por qué implicar un espacio de
separación entre Nun y cielo y tierra, sino más bien recordar su carencia de límites, que
lo hacen extenderse hasta un lugar tan lejano que no es identificable.
Pero esta última afirmación nos coloca ante el segundo de los problemas, que es
la forma que daban, o imaginaban, a Nun.
Bonnet, al comentar el papiro Harris, añade dem Okeanos gleich24, es decir,
que rodeaba la tierra igual que el océano de la cosmología griega, pero sin pretender
compararlo con éste, al menos explícitamente, en su aspecto externo circular. Por el
contrario, ésa es la forma exterior que propone darle Mercer. En su descripción influye
de manera concluyente la comparación con otras mitologías, en especial la griega y la
23 Bonnet, RARO, 536. Breasted, Ancient IV, 163, traduce el párrafo como: “who founded te earth
by that which he himself did, wbo surrounded it with Nun”.
24 Bonnet, RARO, 536.
página 528
nw(w)Innw O
mesopotámica, en las que hay descripciones esféricas del universo; sin embargo no
presenta ningún documento egipcio explícito25.
Troy es la única autora que defiende la posición de su forma exterior circular y
que ha aportado un documento significativo. Se trata de la escena final de uno de los
Libros del mundo inferior, en el papiro de Khonsumes. Todos los elementos son los
habituales, salvo la forma circular que adopta el exterior de la composición. Este
página 529
nw(w>Innw
una forma esquemática de indicar los contornos circulares y que el perfil rectangular se
debe a la necesidad de continuar las líneas generales de la composición; no obstante,
este planteamiento me parece excesivamente rebuscado. El motivo que ella tomado
debe ser considerado más como una excepción que como un modelo tipo. Pero no
significa que haya de rechazarse, pues existe y tiene sentido. El artista egipcio utiliza
su repertorio de imágenes para representar, de manera visual, conceptos abstractos;
según el aspecto que se desee potenciar, según la idea que se considere más
significativa para un fin concreto, se eligen unas formas u otras. Así, al representar ese
Nun con un perímetro circular, el dibujante plasmó, como ha reconocido Troy, la
capacidad generativa del dios. Pero ésta es la figura de una idea, no un plano de
ubicación o una imagen topográfica. Ésta queda mucho mejor definida por los textos,
cuando dicen que sus limites no se conocen, y, por tanto, no pueden ser dibujados.
página 530
CAPÍTULO XI
nQ)wt 1 nnt
y excepcionalmente por una Además, en casi todos los casos, van seguidos por el
.
o
determinativo ~. El empleo habitual de es servir como logograma en el, nfwt,
1 Wb. II, 213: nwt? y nnt? 7: cielo inferior y su personificación como diosa; 8: fragmento contrapuesto
a Nun; pero también 9: desde Reino Nuevo, cielo superior; 10: otra grafla de Nut; nwtj? 11: que
pertenece al cielo inferior, con especial referencia a los TI’, aludiendo a los dioses del cielo inferior.
página 531
44 n(i)wt 1 nnt
sin embargo, prefiere no arriesgarse, y sólo transcribe el adjetivo nisbé formado a partir
Sólo en un Spr., el signo , sin t, aparece precedido por ~.Sin embargo, los
tres signos fonnan el grupo que se adopta como base para escribir el adjetivo nisbé
derivado de nQ)w: en la frecuente alusión a los dioses que residen en ella: ntrw
nQ)wtyw. En algunos casos no se escribe la t, pero ésta aparece ya implícita en la
terminación tyw del plural.
Como Alíen considera que el grupo para llamar a Nun es una grafia anómala
de nwj, no puede hacer el acercamiento entre este ténnino y su femenino niwt. Sin
caña, 44, nn5, que suele preceder al signo ~, además de los otros complementos
2 Gardiner, EO, 498, 049. Compruéhese la similitud vocálica entre Naucratis y el término griego con
que se denomina a la diosa, Nauni, lo que justificaría el uso de para escribir la primera sílaba en
ambas.
~ Significativamente, su forma de transcribir ciudad es también ,zwt, no niwt Alíen, ‘¡he Cosmoiogy...,
12 y n. 81.
‘~ Alíen argumenta que una confusión entre el término para designar este elemento femenino del
universo y el de ciudad no puede producirse porque en los TP, nwt, village, nunca se escribe precedido
por n. Alíen, ‘¡‘be Cosmology..., u. 8]. Sin embargo, Naunet con frecuencia también está desprovista de
este complemento consonántico. La diferenciación viene dada más bien por el determinativo del cielo
invertido y porel contexto de la frase.
~ Alíen seflala que también hay un caso documentado con doble n, —. Alíen, The Cosmology..., ¡2. En
mi cuadro no aparece pues no he incluido más que los párrafos publicados por Sethe y por Faulkner,
mientras que éste se encuentra en Jéquier, Le monument.., 1, pl. 15, fragmento 18:3.
página 532
nQ)wt ¡ ¡mt 4~} —~
o __
consonánticos, n, t. Se transcribe, por tanto, nnt o nnwt, y como en el caso de Nun, éste
puede ser más un calificativo que un nombre, la Inerte.
Si se transcribe nnt, la presencia del signo niwt en este grupo es ilógica, pues ya
no responde a las necesidades de la transcripción fonética. Sin embargo, precisamente
por eso, sería interesante, pues confirmaría que en la concepción de los escribas se
trataba de entidades idénticas, de ahí que pudieran trasvasar el signo de una forma de
escribir el nombre a la otra6. No obstante, tiene sentido si se sigue la transcripción de
Alíen, pues seria el grupo final de nnwt.
Como para su compañero Nun, este calificativo es el que ha sido conservado en
la forma tardía del nombre. Por esa razón es el que aparece en los textos griegos,
Nauni, y el que le ha dado su denominación en las lenguas modernas.
En general, no parece que se puedan establecer significados divergentes entre
los párrafos en que es llamada n(f)wt y los que la califican como nnwt. Los contextos
son idénticos. No obstante, hay una diferencia en su uso, pues siempre que Naunet es
emparejada con Nun, se recurre a su calificativo como nnwt {207b, 446a y 16911>),
mientras que si se establece un paralelismo o contraposición con otro elemento del
universo, se utiliza también la primera forma del nombre. Se diría que frente a Nun, lo
que se intenta resaltar es su carácter inmóvil, podría incluso decirse que pasivo.
Al contrario que en las traducciones de Nun, en las que el número de las que
dejan el nombre propio es equiparable con las que aluden a él como componente
abismal del universo, en el caso de n<1f)wt ¡ nnwt suele relegarse su aspecto divino
frente a su imagen cosmológica. Faulkner vuelve a hacer un empleo divergente, de
nuevo sin relación con las formas de escribir el nombre, y en algunos párrafos
concretos -como pareja de Nun, 446 y 1691- la llama Nenet, frente al resto de
menciones en que la denomina Lower Sky. Alíen considera que el mejor modo de
conservar su función en el nombre, que con frecuencia contrasta con la del cielo-pt, es
6 En la versión de Pepy 1 del párrafo 149b -no publicado por Sethe-, la n(Owt de linis ha sido escrita
como nn(w)t, lo que es otra confirmación adicional de que ambos términos aluden al mismo concepto.
Alíen, ‘¡he Cosmology..., 12.
página 533
11 n(i)wt ¡ nnt
nnwt (446a), ¡mii ¿¿nc ¡mm (446c), calificados como protectores de los dioses con su
sombra, m ¿¿n< rwtf, que crearon sus propios cuerpos, a sí mismos (447a), .fw ¿¿NC 1/nt,
que crearon a los dioses, engendrándolos y estableciéndolos como tales (447b). Resulta
muy evidente la gradación en las parejas. Las dos primeras, que reciben idéntico
comentario, son el espacio primordial, calificado aquí mediante nEw ¡ nnwt e ¡mii ¡
¡mm, acuoso e inerte, y oculto con dos géneros. La tercera son Atuin, el dios creador, y
Ruti, personificación del lugar de donde surgió el sol, por tanto significan el primer
momento del proceso cosmológico. Por último, la cuarta son Shu y Tefiiut, la primera
pareja con género diferenciado, a partir de los cuales nacen todas las sucesivas
generaciones divinas y humanas, mediante un mecanismo de concepción biológica
normal. Resulta interesante resaltar cómo estos dioses pertenecen a familias diferentes
en las escuelas de interpretación cosmológica que se desarrollarán posteriormente. Para
nuestra búsqueda de Naunet, es evidente el lugar que ocupa en esta llamada a los
dioses primigenios8.
página 534
n(Owt ¡ mit o __
Aún más concluyente es un párrafo del Spr. 571, de la pirámide de Pepy 1, cuyo
texto se ha visto casi idéntico en el capítulo dedicado a Nun:
“The King’s mother was pregnant with blm, (even he) who was in the Lower Sky,
the king was fashioned by bis father Atum before te sky existed, before earth existed,
before men existed, before the gods were born, before death existed”. (1466a-d)
“Your hands are Hapy and Duamutef ¡ You demand that you ascend to the sky and
you dial] ascend 1 Your feet are Imsety and Qebhsenuf / You demand that you descend to
tite Lower Sky and you shall descend”. (149a-b)
“II! come with niy double, te moutbs of te gods will be opened and will request
that 1 descend to [te Lower Sky, and 1 will descend] to the place where te gods are”.
(1275a-c)
Alíen invoca un Spr. en que los ¡myw n(¡)wt aparecen en contraposición a los que
estan en la tierra, de manera que éste sería un argumento para afmnar que no sólo es un
página 535
n(i)wt/nnt
cielo inferior, sino también que está debajo de la tierra9. En función al determinativo, se
puede decir que nQ)wt es una especie de cielo invertido, de espacio especular al
finnamento superior. De cualquier manera, en todos los casos se presenta como el
segundo elemento en un par contrastado.
Más complicado resulta entender qué significan entonces las alusiones a los que
habitan en la n(Owt, pues éstos son estrellas:
“Be not unaware of me, O Bulí ofthe sky; ¡ If you know me, 1 will know you. ¡ Be
not unaware of me; O Hulí of the sky; ¡ Of me it is said: “This star <of tite Lower
Sky10V”’. (332c)
“1 live beside you, you gods of the Lower Sky, the Imperishable Stars, who traverse
the latid of Lybia, who lean on your 4tm-staffs; 1 lean witb you cii a w)s-staff and a dcm~
staff, for 1 un your fourtb. (...) 1 0 you gods of the Lower Sky, tite Imperishable Stars, who
traverse tite land of Lybia and ¡canon your 4~m-staffs; 1 lean with you on a w?s-staff and a
d<m-staffby command of Horus te patrician, king of te Gods”. (1456a-1457a ¡ 1458b-e;
1457b-1458a son idénticos a los precedentes)
de los dioses n(~wtyw a la suerte del rey difunto, que no puede morir porque él es una
estrella imperecedera, ¡tmw-sk,
“O you gods of te Lower Sky, who suifer no harm ftom your foes, tis King will
suifer no harm from bis loes; O you who die not because of a king, this king wil¡ not dic
because of a king (...) for tite king is an Imperishable Star, son of te sky-goddess who
dwells in tite Mansion of Selqet”. (1467b-1469a)
En definitiva, todos los textos que añaden alguna infonnación a su alusión a los
sk, las (estrellas) que ignoran la destrucción, y que se suele traducir como estrellas
imperecederas. Estas son las estrellas circumpolares, que en la época de los TP no
~ Alíen, Tite Cosmology..., 13 y n. 85. No tiene en cuenta que la contraposición cielo-pt y tierra-U es
muy frecuente, y que no por eso podemos pensar que el cielo-pt esté bajo la tierra; no obstante, unido a
los demás elementos resulta más convincente.
10 Mientras que la versión de Unis sólo dice dci ¡rl nhhpn (332c, nhh sin ningún determinativo), es Ja
de Teti la que ubica esa estrella en la i41)wt: ¡cid ír.c.k> nhh pw n&) nQ)wt (esta vez, con determinativo
* tras MM). La versión de Pepy 1 está perdida, al menos en la época de la edición de Sethe.
página 536
nQ)wt ¡ tint 4~4~ o __
giraban en torno a la actual estrella polar, sino a la que estaba en en ese momento en el
cenit del cielo, que era la alfa de la constelación del Dragón.
Un tercer texto permite conocer algún detalle suplementario sobre estos dioses
de la nQ)wí, aunque en éste no son identificados con estrellas:
“Hall lo you, you tree which endoses the god, under which tite gods of tite Lower
Sky stand, tite end of witich is cooked, tite inside of whicb is burnt, whicit sends out tite
pains of death”. (1485a-b)
página 537
4-4- ‘ÁL nQ)wt ¡ nnt
cada uno de los puntos cardinales a uno de estos dioses primigenios recuerda la
importancia de las ceremonias dedicadas a las cuatro regiones en el festival-sed:
“These two great and mighty gods who preside over te Field of Rushes instalí you
upon te throne of Horus as their fxrst-bonn; they set Shu for you on your east side and
Tefenet on your west side, Nu on your south side and Nenet on your nortb side; they guide
you to tese fair and pure seats oftbeirs which tbey made for Re when they set 1dm on titeir
titrones”. (1690a-I 69 Ib)
ya en un ?¿¿:
Hay una única alusión a un campo de las dos nQ)wt que no ha sido explicado
convincentemente. Bonnet había propuesto que la referencia a la doble n(Owt sería
resultado del desdoblamiento entre cielo inferior y cielo nocturno al que se había
sometido el concepto de nQ)wt 1 nnwt.1t Pero esto no resuelve porqué está en el cielo
ni por qué son sólo dos.
La relación etimológica con nww, el empleo como determinativo de un signo de
cielo -independientemente de que esté invertido-, pues el cielo egipcio está formado
por agua, y la sustitución en un caso de ese determinativo por el de extensión de agua
(1458b P’2) sugieren que la n(Owt ¡ mt era imaginada como una masa acuosa. Alíen
interpreta que la referencia a campos -lo que no es muy claro, pues se describen junto
al Campo de Cañas celeste- y a estrellas, indican que Naunet era imaginada con una
superficie, y por tanto con un espacio vacío, como el cielo sobre la tierra y no sólo
como un océano sobre el que flotase la llanura plana de la tierra. Este mismo autor
página 538
n(Owr¡nnt4-4- o
—~
considera que dos párrafos de los TP, que no citan a n(i)wt ¡ mt, harían una referencia
indirecta a ella. El primero, “what te King abominates is to travel in darkness: he will
not see tose who are upside down” (323a), recuerda un peligro, una abominación
usando el ténnino egipcio, de la que los textos permiten huir al difunto con frecuencia;
no obstante, no veo por qué razón ha de situarse ese tormento en Naunet, puesto que,
como elemento primordial, está ligada al renacimiento de los difuntos y es para ellos
un lugar de paso benefactor. El segundo, “te earth is heightened beneath Nut by your
anns, Tefnut” (1 405a), sugiere que esta diosa podría estar cumpliendo el papel de
atmósfera que sujeta el mundo inferior de manera análoga a como lo hace Shu en el
mundo superior’3. Este argumento parece más justificado, aunque el que no se mencione
nada similar en otras ocasiones deja un cierto recelo respecto a la generalización de esta
imagen en el pensamiento cosmológico egipcio.
Queda por comentar la ausencia de los dioses de la Ogdóada hermopolitana de
los TP. Sólo en el primer texto que se ha comentado, niw y mt aparecen asociados a
imn e ¡mm, pero ésta es la única ocasión en que éstos últimos son citados en todo el
corpus. La primera vez que los dioses masculinos de este colegio divino son
documentados en la literatura egipcia es en los CT, pero aún en estos no aparecen sus
contrapartidas femeninas, con la excepción, de Naunet. En consecuencia, ni siquiera en
el Reino Medio se encuentran huellas de una concepción cosmogónica que pueda
atribuirse a la ciudad de los Ocho y en la que estos dioses tuvieran una función
primordial. La antiguedad del concepto de la Ogdóada y su composición precisa son
temas que aún necesitan una investigación esclarecedora, pero parece evidente que se
formaron en época más reciente. Parlebas estima que no flie hasta el periodo hicso
cuando los ocho portadores del cielo habrían sido asociados en Hermópolis, y la
inscripción del speos Artemidos sería su mención más antigua’4.
Los egipcios imaginaron a Naunet como contrapartida femenina de Nun. Al ser
éste concebido como las aguas primordiales, infinitas y sin límites, que no dejaban
página 539
n(Owt¡nnt
espacio libre que hubiera podido ocupar su paredra, ella era concebida incorporada en
él, formando parte de ese océano primigenio. Tal vez por esa característica de elemento
idéntico, pero en cierta manera, por su género, diferente, la explicaron contrapuesta a
Nun, en una posición invertida. Esta expresión de su alteridad, se convierte en su
principal seña de identidad. Resulta imprescindible para dar a la materia original su
equilibrio por oposición de contrarios. Pero no tenía más función que ésta, lo que
resulta evidente por las escasas referencias a ella, no sólo en los TP, sino en toda la
literatura funeraria egipcia posterior.
Al haberla concebido como concepto de contraposición funcional y espacial,
pero no haberla dotado de rasgos específicos de personalidad, pudo ser utilizada
también como pareja antagónica en referencia a otros elementos cosmológicos que se
deseaba mantener equilibrados. Se creó así el concepto de nQ)wt como espacio situado
en las antípodas fisicas del cosmos habitable. Sólo en esta acepción son aceptables las
denominaciones modernas de Cielo Inferior o Contracíelo.
página 540
CAPÍTULO XII
CIELO
“1 shine in the east like Re, 1 travel lii the West like Khoprer, 1 live on what Horus
Lord of the sky lives on by decree of Horus Lord ofte sky”. (888a-c)
Por la noche, sin embargo, ni Re ni su barca están presentes en el cielo, por lo que
el rey se convierte en una estrella, preferentemente en una de las imperecedera, aquellas
que nunca se ocultan en el horizonte nocturno, lo que asegura su presencia celeste en
cualquier momento del ciclo diario:
“The King has come to his titrone which is upon te ‘¡wo Ladies and tite King
appears as a star”. (263b)
“1 fly up from you, O men; 1 am not for te earth, 1 am for te sky” (890a-b)
“Orasp te king by his batid vid take te King to te sky, tat he may not dic on
eartli among men”. (604e-t)
página 541
Cielo
XII.1.1. pt
no
Su forma más frecuente de escritura es ~. Los dos signos fonéticos, p y t,
normalmente escritos en horizontal, están complementados por el determinativo bajo
o
ellos. En la pirámide de Unís también se escribe ~ y en la de Teti, o ~, pero en todos
los casos en una proporción muy reducida. Sólo los tres signos en vertical aparecen en un
número significativo de párrafos, repartidos por todas las pirámides.
Con gran diferencia respecto a los demás, éste es el ténnino más común para
designar al cielo. Puede corresponder a una denominación genérica y, como se verá, es
posible incluso decir que setrata tanto del cielo visible, como de un concepto’.
Su localización por encima de la tierra es indudable por los verbos e imágenes
que se usanpara describir los modos de que dispone el rey para alcanzarlo2:
~q3,ascender (1431c, 1474b; además 971-979);
~ Wb. 1, 33, 15: emporsteigen; si llevar, 16: zujemandem; 17: zum Hininiel.
~ En Wb. 1, 40 se incluye un i~ con el que se envíaa lcr: Wb. 1, 41,15: aufsteigen.
Wb. 1, 494, 1: fliegen, auffliegen.
página 542
Cielo
~W6saltar (980c);
• AwP, alzar, erguirse (1038, 1231b, 1303-27, 1517b, 1926a);
“Ho! Fear vid tremble, you violent ones who are on the storm-cloud of the sky!”.
(281 a)
“‘¡he sunfolk have testifled conceming me, te hailstorms of tite sky bave taken me,
vid they raise me up to Re”. (336a-b9)
“Mount up to me in your name of Re, tat you may dispel the cloudiness of te
sk>”’. (1449a)
“Tite king is a flame (moving) before te wind to te end of te sky vid to te end
of the earth”. (324c)
Sin embargo, no hay una identidad exclusiva entre los fenómenos meteorológicos
y el cielo visible10, pues éstos también intervienen directamente en el ascenso celeste del
rey, y por tanto en un cielo que podríamos denominar conceptual, y que nunca fue
diferenciado del otro por los egipcios. Así, y sólo en alguno de los ejemplos antes
citados, los violentos que están en la tormenta (281a) han de temer por la aparición en el
cielo del rey identificado como Pilar de Kenzet, Toro del cielo (280b); la epifania celeste
del rey es también la razón por la que se oscurecen las estrellas y se cubre el cielo, -
página 543
fo
Cielo
suponemos que de nubes, pues el determinativo es un cielo con lluvia- (393a); aunque
ese ascenso en tanto que Re es lo que despeja el cielo (1449aV’.
En el cielo, real e imaginario, hay también estrellas y pájaros, que los TP se
ocupan de resaltar. De las aves interesa que vuelan y, por tanto, pueden ascender, una
capacidad que aprovecha también el rey identificándose con ellas en numeroso párrafos;
de los astros, como ya se ha dicho, interesa que son visibles en el cielo nocturno.
“O you local god ofmine, my double is beside you, for 1 have soared to te sky as a
heron, 1 have kissed tite sky as a falcon, 1 have reached te sky as a locust which hides(?)
te sun”. (891a-d)
El propio jeroglífico con que se escribe, muestra qué concepción se hacían los
egipcios de este elemento cósmico. Se trata de una extensión plana, sujeta por
~ Para estos elementos como medios de ascensión celeste del rey, cf. Jacq, Le Poyage..., 175-177 y
183-187.
12 Wb. 11, 265: einen Art durchfahren, 5: See, 6: Meer, 7: Himmel.
página 544
Cielo
cruzar (128b)
También el empleo de la balsa de cañas del cielo’7 que usa el rey para cruzarlo
en numerosos Spr. es una prueba adicional de la naturaleza líquida de este elemento
cósmico.
Esta superficie se prolonga hacia los cuatro lados señalados por los puntos
cardinales, pero, no obstante, tiene unos límites, que se señalan en numerosos párrafos,
una circunstancia que lo diferencia de Nun. Además de la referencia al sur18, norte19,
este20 y oeste21 del cielo, también se menciona su centro22, sus limites23 y la posibilidad
de circunnavegarlo, dbn pr24.
Situarse en el lado oriental del cielo parece la ubicación más deseada por el rey y
muchos párrafos insisten en ese aspecto. Las razones por las que es la zona más sagrada
del cielo se explican en los propios textos. El Spr. 473 señala que los dioses nacen en este
lugar, en su horizonte, es decir, por donde nace el Sol cada día, de forma que estar allí
permite renacer, integrarse en el ciclo diario de la creación; la propia luz del alba es el
hijo del rey (341c):
“1 go up on tbis eastem side ofthe sky whcre the gods were bom, vid 1 am bonn as
Horus, as Him ofte Horizon; 1 vn vindicated vid my double is vindicated; Sothis 13 my
sister, tite Moming star is my offspring”. (928a-929b, que son similares a 934a-935b)
En ese lado del cielo es donde cae el Ojo de Horus durante el combate con Set, y
allí quiere también llegar el rey por esa circunstancia (947a-b). También allí se
22 1498b-c.
23 324c.
24 130d, 406c, 1019b, 1094c.
página 545
Ca
m Cielo
encuentran cuatro espiritus, los de más edad que presiden a los portadores de trenza
lateral y se apoyan en su bastón25; asumen un papel de genios psicopompos, pues son
ellos los que se encargan de pronunciar el nombre del rey ante Re y anunciarlo a nbbw-
IJw, de forma que su entrada en el cielo es saludada con agrado (339c-340c). Aún más,
el Spr. 481 señala que el rey estará en la zona septentrional del lado oriental del cielo
entre las Estrellas Imperecederas que se encuentran en esta región (1OOOc- 1001 a).
No obstante, también el norte del cielo reviste un carácter significativo en algunos
párrafos. En una enumeración de ejemplos que reflejan la superioridad del rey, entre las
pruebas de grandeza se incluye estar situado en el norte del cielo y de la tierra, lo que ha
permitido al recitador tomar posesión del Doble País como monarca (814b-c).
El cielo, como entidad fisica y conceptual, sirve de soporte a una serie de seres y
algunas estructuras.
Éstas estructuras pueden ser imágenes de construcciones reales trasladadas a ese
espacio mítico, o edificaciones imaginarias. Se mencionan dos altares, un recinto de
1-lorus (1025dJl026c/1027c), una casa del rey (458d), la mansión de un oficial del cielo
(1765c), de ninguno de los cuales se da una ubicación más precisa. Por su propia
parquedad y naturaleza, dan más la impresión de un traslado del concepto que de una
ideaconcreta de verdaderas arquitecturas fisicas.
“(Re) will take your hand for you and guide you to te two conclaves of dxc sky, be
will set you on the tbrone ofOsiris”. (757b-c)
Entre los seres mencionados en el cielo-pr, hay dioses como Re26, Gueb”,
Nut2S, Osiris29, Horus30, ntr ‘331; además de aquellos que se mencionan como colectivo,
iryw pr32, iryw <WÉ’ pt33, ¡myw pt34, ~ntyw pt35, np-w iryw pt36, ntrw fmyw pr37, psdt irt
25 Faulkner prefiere traducir asi cI<m y no cetro dado que es para apoyarse, The Ancient.., 75.
26 34a, 37b, 121d, 357b, 362a, 46ta, 804b, 856e, 1016c, 1169% hiGa, 1469b, 1719c.
27 ESSd.
28 1030d.
29 1419c.
30 888c.
31 70c.
32 292b, 1488% Jéquier, Le monwnent.., 1,1308+3.
~ liSla.
página 546
Cielo
pr38. Esto no limita a los dioses al cielo, pues también pueden pertenecer a la tierra,
contrariamente a la opinión expresada por Hornung39; ejemplos de ntrw iryw ¡ imyw r3
encontramos en varios párrafos40, y no pueden hacer referencia al rey, pues éste es, por
definición, único, no puede haber una pluralidad de reyes sobre la tierra. Aunque el rey se
transforma en varios tipos de aves para ascender al cielo, no son residentes titulados de
éste más que las halcones divinas, btkwr ntrt4t . Encontramos una referencia a los k3w
imyw p¡42, pero muchas más a los espíritus glorificados, a los 3bw43 , calificados también
como ?/gw ntryw en las pirámides de Merenre y Pepy II y como nrrw ntryw, dioses que
han sido divinizados, en la de Pepy 1W Además, no hay ninguna duda -por el elevado
número de referencias- que el cielo-pr es la sede por antonomasia de las estrellas, aunque
algunas hayan aparecido en nQ)wr.
Hay otros ténninos que se utilizan para describir determinadas regiones o partes
del cielo. Éstos son:
~ 406a,2115b.
~ 2038b.
36 478% 94k, 1473b, 1834a.
~ 1168a, 1490% 1522a, 1523c; además 459b, 462b, 463% 546c, 550c, 736c, llOid, 1114a-b, 1585b,
1926a.
38 1116d.
~ Hornung, Concepuons..., 227: cuando los textos del Reino Antiguo bablan de un dios sobre la tierra,
probablemente se refieren siempreal monarca reinante en el papel de dios creador.
40 478a,941c, 1473c, 1522% 1523c.
41 137b;además9lja, 1844c.
42 1220d.
‘“ 474a, 1566c-d, 748% 1143-4, 1231-32, 1508.
“ 969b.
~ Wb. y, 4: dic Hóhe des Himmels.
página 547
Cielo
Alíen lo considera, al igual que el término wpt pr, como el límite superior del
cielo, que puede ser alcanzado46.
Uno
izkn pr50, (496b, 804b, lOláb, 1 170a, 1719c, con determinativo divino
página 548
Cielo -
El término se aplica a una o más regiones del borde del cielo. La referencia a la
WCI~t de las estrellas imperecederas (1201d) sugiere una localización septentrional56. En
el poío del cielo hay una media luz que pertenece al rey (75 la-b).
La imagen del cielo formado básicamente por agua concuerda bien con la
impresión dada por los textos, que es más bien la de una región de paso más que de
residencia. Las estructuras fijas en el cielo son muy escasas, a pesar de la importancia que
tiene este elemento y puede que se concibieran como situadas sólo en sus bordes, si
aceptamos la sugerencia de Alíen a propósito de la ubicación de los desiertos laterales.
En tanto que región del sol, las estrellas, los dioses y los ?bw, el cielo es un dominio
distinto al de los vivientes, que están sobre la tierra. El rey difbnto tiene acceso a ambas
regiones, aunque su lugar apropiado sea el cielo.
como han hecho algunos traductores actuales (cf supra, XL2), el término pty no podría
ser válido, pues no incluida esta última. La unión de ambos habría tenido que ser
descrita como pr-n(í)wr.
Los Spr. en que aparecen nos dan un contexto que puede ser clarificador.
página 549
flc.
Cielo
“Those wbo are in the sky serve the King, 1 And the hearth-stones are wiped over
for blm 1 WIt te feet of their women. 1 He has travelled around te whole of te two
skies, ¡He has circumambulated te Two Banks ¡ For te King is a great Power ¡ Who has
power over te Powers; 1 The King is a sacred image, ¡ The most sacted of te sacred
images of the Cireat One, 1 And whomsoever he finds in bis way, 1 Him he devours
piecemeal(?)”. (406a-407c)
“1 am tis one wbo escaped from te coiled sewent, 1 have ascended in a blast of
fíre, baving turned myself about. ‘¡he two skies go tome, te two eartbs come tome, 1 have
trodden on tbe green q?d-plant whicb is under te feet of Geb, 1 have travelled te roads of
Nut”. (54 la-e, texto del Spr. 332 completo)
orillas, oriental y occidental, igual que en el Spr. anterior; pty deben considerarse su
contrapartida celeste, dos partes de Nut, dos porciones del cielo análogas a las dos
página 550
Oc
Cielo
tierras bajo ellos. A partir de este encantamiento, muy clarificador, podemos interpretar
de forma análoga la referencia en el Spr. 273/27458.
XII.1.2. cielo-qbhw
cielo. Pero entonces resulta evidente que con el término qb¿iw no se está designando un
lugar ni un elemento cósmico -por eso en los TP no se escribe el detenninativo más que
en casos muy aislados-, sino la materia de la que está compuesto, su naturaleza líquida,
~ Wb. 1, 491, 15, los interpretan exclusivamente como los cielos del Alto y del Bajo Egipto, en
paralelismo con t?wy. Pero la solución no tiene por qué excluir un reflejo celeste de las dos orillas. Por
el contrario, Wb. 1, 491, 16 defiende la posibilidad de que signifiquen un cielo superior y otro inferior,
pero sólo en relación a la época ptolemaica, pues las referencias son únicamente al templo de Filae.
Belegst. 1, 79.
~ Sólo está presente en 841b P Nt, 876a P, 1327b P, 1765c Ib según señala Alíen, lIbe Cosmology...,
n.52; ninguno de estos textos ha sido incluido en las publicaciones de Sethe y de Faulkner, por lo que no
aparece en el cuadro final dedicado a qbbw en este trabajo.
60 ~ V, 26.
página 551
Do
Cielo
En este caso no tenemos como en pr una serie de párrrafos que nos indiquen el
ascenso hacia él, lo que permitiría su fácil definición. Ésta ha de basarse en referencias
escasas, pero que no dejan duda respecto a su identidad. qb.fzw sb3w (138b61), las aguas
frías de las estrellas, y la mención a la balsa de cañas preparada para Osiris en su salida
al cielo, para que pueda atravesar las aguas frías, en compañía de su hijo Horus (465a-b).
Al igual que el cielo-pr este término está también asociado a estructuras, una hwr
¿mv ¡mr qbhw, dominio de Horus que está en las Aguas Frías (1278b, 1327b), ms/pm rC,
morada de Re (1180a) y en varios párrafos se mencionan sus habitantes, bien como una
colectividad, ímyw qbhw (374c) o bien dando nombres de los dioses que residen en ella:
más problemático: n~t.k qb~w (1990b). tít es el infinitivo de nq, viajar en barco, usado
aquí como sustantivo en una proposición de predicado nominal: ru viaje en barco es
(como) las Aguas Frías; parece evidente que hay una relación semántica, por lo que
puede admitirse como ejemplo aunque no se exprese la posibilidad de la navegación de
forma tan evidente como en otros casos.
El rey se puede bañar en él (138b, 841b, 1979a), lo que parece aludir a una acción
general y no concreta: de igual manera que el rey se baila en los lagos del cielo-pr,
61 Deletreado en N 709+52-53 y en numerosas versiones del Reino Medio, recogidas por Alíen, ‘¡he
Cosmology..., n. 54, que no dejan duda respecto a la lectura.
62 No entiendo por qué AMen considera que 374c se refiere a una navegación por el qbbw, pues el texto
menciona que los que están en él conducen al rey, pero no se señala por donde.
página 552
no
Cielo
“Go up to Horus, betake yourself to him, do not be far ftom hini iii your name of
Sic>”’. (645d)
En éste, como en otros varios párrafos, se hace un juego de palabras entre lejos y
cielo-hrr, que pone de manifiesto de forma muy evidente cuál de los dos sentidos es el
que estaba en la mente de quien redactó el párrafo. En defrnitiva, es la acepción Aquella
que está lejos, la que debe retenerse. El género del nombre se debe a la naturaleza
femenina del cielo en el pensamiento egipcio.
Al igual que pr y qbbw, ¿zrr puede ser atravesado. Sin embargo, los verbos
utilizados para desplazarse por ¿¡u, son hn¡ (1 171b), remar, ya visto enpr, y .*?s64,con la
grafla inhabitual r=~~ ¡LA (152c/154c1156c/158c), que se utiliza no sólo para atravesar
espacios terrestres -en los que tiene sentido el determinativo-, sino también corrientes de
agua, en las que si mantenemos éste, debemos entender como vadearías. Inferir de este
único ejemplo -todas las apariciones se producen en un único Spr. que no ha sido
retomado después en las otras pirámides-, que las aguas del cielo se suponían de escasa
profundidad, es tal vez excesivamente arriesgado.
página 553
Do
Cielo
que haga alusión a la extensión del cielo. Uno de los párrafos en que aparece menciona
precisamente sus limites:
“The eart speaks: (...) you set bounds to the celestial expanses between te Two
Wands lii this your spiritualized state which Anubís commanded”. (796a 1 797a-b)
y los demás pueden interpretarse como alusiones a la totalidad del cielo, a toda su
extensión. En consecuencia, la traducción de Faulkner, celestial expanses, me parece
correcta. En castellano podría ser extensión(es) celeste(s).
O
m¿ir wrt es una de las diosas primordiales egipcias. Su nombre es un compuesto
formado a partir de la misma raíz que el verbo m¿¡68, llenar, completar, y que m¿¡í69,
esrar lleno de agua. Determinado por las ondas del agua y calificada como wrt, el
nombre puede comprenderse como Gran marea de abundancia. Se trata de una de las
personificaciones de la materia primigenia. Para algunos autores se trata de un
complemento femenino del dios Nun70, pero parece más acertado relacionarla más bien
con la marea primigenia que en el capitulo dedicado a este dios se veía denominada
como gbí. Pero el teánimo se escribe siempre concluido con un segundo determinativo,
una vaca de cuernos liriformes, que recuerda la forma de las vacas celestes, que ya se han
visto en VIII.4.3.2.
En tanto que diosa bovina, aparece en los textos ftinerarios posteriores como una
forma de Hathor y de Nut, es decir, unida simbólicamente a estas otras diosas celestes y
madres del rey. De ellas adopta su capacidad de renovación, por lo que su imagen es otra
manera de expresar la capacidad de vencer a la muerte. Ese papel maternal se manifiesta
67 Tengo que utilizar como determinativo el signo El, un toro, porque no hay otro en la lista de signos
de Gardiner -y por tanto tampoco en Wingliph 1.2- pero en los TI’ es una vaca con cuernos lirifornies
muy evidentes.
68 WF. II, 116, vollinachen, filíen
69 Wb. II, 122: volí Wasser sela oL; 7: llberschwemmt sela; 8: reichlich fluten.
70 Kákosy, Mehet-weret, 3.
página 554
Do
Cielo
también en los rituales de los templos tardíos, en los que la diosa recibe ofrendas de
leche71.
Estas funciones apenas se pueden entrever en las únicas tres alusiones a Mehet-
uret que hacen los TP.
La primera duda que podría plantearse es si ha de ser incluida como un nombre
del cielo u otra forma de denominar a Nun. El contexto claramente es celeste, pues en
dos de los párrafos (en los spr. 254 y 317) se alude a los dos combatientes, y éstos no
pueden ser más que Horus y Set, cuya lucha tuvo lugar en el cielo, pues, como ya se ha
visto, es en su lado orienta] donde cayó el ojo herido del dios halcón. El tercer Spr. se
refiere también a este dios, divinidad celeste por antonomasia en la mitología egipcia, por
lo que no parece que pueda haber dudas sobre este punto. Ante esta situación, no hay más
remedio que reconocer que aunque pocas, existen alusiones que unen la marea primordial
-o, al menos su aspecto fecundante- con el cielo.
En 1 131b el nombre va seguido por los tres trazos del plural. Puede tratarse de
una manera de expresar la imposibilidad de medir la abundancia, su pluralidad sin límite.
p;~~
No hay ninguna duda con la transcripción, pues se escribe fonéticamente en los
dos casos72, sj4w. Por el contrario, la traducción es problemática, como lo va a ser en la
mayoría de los términos que se incluyen en este último apartado de los nombres del cielo.
El Wb. no da ninguna, pero lo describe como una parte del cielo73. Faulkner, en unos
casos, ni siquiera lo traduce como si fuera una denominación del cielo, sino como si fuera
el plural de sud, un tipo de estrella, mientras que en otros -658e74, 200 la- lo entiende
como starry sky. La primera posibilidad me parece un error; la w es muy improbable que
sea la terminación del plural escrita fonéticamente, pues no se hace casi nunca y menos
en los TP. Además, el determinativo es el de cielo, que sólo en algún caso se
71 Kákosy, Mehet-weret, 4.
72 Para ‘ como signo fonético de lectura e¡w o sólo ~¡ en algunos casos, véase Gardiner, EG, 463, FIS.
~ Wb. IV, 224, 12.
~ Podría tratarse, por el contexto, de las estrellas-sM y no del cielo, pues se trata de que no actuará(n)
en su contra.
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DO
~ Cielo
complementa con una estrella única en 209 lb (por el contrario, hay tres en 200la); el que
en este último párrafo, dudoso por una laguna en la pared, s¿zdw pueda ser abierto, así
como el uso en paralelismo con pt son indicativos de una posible concepción espacial y
no como grupo de estrellas. En todos los párrafos podría entenderse de manen similar y
generalizar la propuesta de Faulkner: cielo estrellado.
La existencia de estrellas en el cielo-pr ha quedado ya comentada. La estrecha
relación entre uno y otras se refleja también en el uso de este término, sMw, para
denominar al cielo. Bara ha propuesto un significado que ligue el término no al cielo en
general, sino al cielo nocturno, lo que también parece coherente75.
como h? .b ~~76 , lo que parece más conecto, pues así tiene sentido. ¿¡{b(w).s me parecería
una forma aún más precisa para transcribir esta extraña forma de denominar al cielo. Se
escribe exactamente igual en sus cuatro apariciones, sin determinativos de ningún tipo.
Su traducción literal, sería mil son sus has (de ella). Por el contexto del Spr. 434, que
asegura a Nut la pertenencia del rey al cielo, y la conversión de los dioses en estrellas,77
‘~ Barta, Die Bedeurung..., 83. Aceptado también por Alíen, The Cosmology..., 4.
76 Faulkner, The King..., 153.
~ La s que precede al logograma * seria el prefijo causativo. La k de P, que no se repite en las otras
dos versiones (M y N) estaría de más.
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Do
Cielo
&s3r, escrito fonéticamente, significa noche, según Erman y Grapow78. Como tal,
lleva el determinativo correpondiente.No obstante, Faulkner traduce su aparición como:
“She bore dic King to Him whose face is yellow, Lord of te night skies (...) hide
yourselves, you comnion folk, from before te King, for te King is Babi, Lord of te night
sky, Buil of dic baboons who lives on tose who do not know hin”. (Sí 5d-5 lób)
Sethe cree que nb ~s3wres la constelación Orión. Faulkner piensa que se trata de
Canopo, pues ésta es una estrella de color amarillo, la segunda más brillante del cielo, y
es visible en todo Egipto y puede ser llamada señor de los cielos nocturnos, de la misma
manera que el rey, como su hijo, lleva idéntico título, aunque en singular, nb gs3t, señor
del cielo nocturno79. Independientemente de a quien se refiera el título, no hay razón
para que no siga significando noche, pues el título puede ser señor de la noche.
Naturalmente, hay una relación semántica con los cielos nocturnos, más temporal que
espacial, aunque no es evidente que los egipcios llegasen a esa diferenciación de manera
contundente como lo hacemos en nuestro sistema de comprensión fisica del entorno80.
frase: <II’ wnis ¡ir gv Bbri n(y) mnw¿¡wr, jque Unis se levanre sobre el lado orienral de
78 Wb. IV, 545, 2: die Nacht (auch bu Gegentelis mm Tage); 3: auch ah Zeit des Sonnenuntergangs.
~ Faulkner, AEPT, 102, lJtt 320, n. 3.
80 En la concepción egipcia del tiempo, hay una eternidad cíclica, ntb, y otra lineal, 4t. Ésta es un
espacio sagrado de la prolongación temporal. Assmann, Zeit ., passim.
81 Wb. 11,79, 11.
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Do
Cielo
mnmt wrt es otro hápax en los espacios cósmicos mencionados en los TP -párrafo
único, en una sola pirámide, T-, pero en cambio hay más posibilidades para definir su
significado, pues mnmt es un término que aparece en los textos posteriores con el
significado de cama82. Su significado podría entenderse como el Gran lecho. El
determinativo así lo muestra.
Aunque no tiene ningún determinativo adicional, por el contexto resulta evidente
que se trata de un espacio -no de una cama- que puede ser atravesado, pues el término es
“(Feny over, O King!...) Your foot is great, your foot is mighty, so traverse the
Great Red; you will [not]
be seized by the earth-gods, you will not be opposed by dic starry
sky”. (658c-e)
“May 1 see you (Re) when you go forth as Thot, when a waterway is prepared for
dic Bark of Reto his fields which are in Usw”. (709a-c)
82 Wb. II, 80, 13: Bett; en los TP 14: auch als Bezeichnung des Hinimels.
83 Setbe, Úbersetzung..., III, 209.
página 558
Do
Cielo
Bonnet ha descrito el cielo según una visión racional del pensamiento egipcio
como una especie de tapadera que descansaría en puntales sobre el disco terrestre, o
también como un tipo de marea o inundación que se extiende sobre la tierra con sus
aguas azules85.
“O Re-Atum, this King comes to you, an imperishable spirit, lord of the affairs(?) of
die place of dic four pillars”. (152a)
Por el contexto, con la mención a Re-Atum y la llegada del rey como un 3b, sr
fdw w3dw, el lugar de las cuatro columnas86, no puede ser sino un sinónimo del cielo,
salvo si describiera un lugar concreto de éste, del que no habría otra mención.
En el pensamiento egipcio, el número cuatro estaba considerado como una
manifestación de la totalidad en equilibrio. En la Enéada heliopolitana las dos primeras
generaciones -cuatro dioses- eran seguidos por una tercera de cuatro hermanos, que
página 559
DO
r~ Cielo
juntos componían ocho dioses, un número ligado con frecuencia a las divinidades
primigenias; del cadáver se extraían y momificaban cuatro vísceras -el resto no era
conservado o, como el corazón, se devolvia al cuerpo-, protegidas por otras tantas
divinidades, que ya se han visto citadas en el capitulo de Nun, y cuatro eran también los
puntos cardinales emparentados con los pilares del cielo.
Las representaciones del cielo sobre sus pilares presentan éstos siempre con la
forma de dos bastones-w?s, dispuestos simétricamente, y que valdrían por los otros dos
que quedarían ocultos, 1’t’. Sin embargo, ni una sola vez se citan estos bastones en los
TP como los que sirven de sustento al cielo, aunque en el Spr. 511 el rey emplea uno de
ellos con ese fin (1 156c)88.
Los términos utilizados para designar los cuatro apoyos del cielo en los TP son:
tardía es el tipo de cetro o bastón que llevan las diosas90, pero en periodos anteriores
también se representan con bastones-ws, de manera que no hay por qué establecer
ninguna relación entre estos sustentos celestes y divinidades femeninas en los TP.
~ Wb. y, 537, 4: Art Szepter der Form 17; gern neben dem wls-Szepter; 6: als Gótterszepter; 7:
besonders von Gñttem mn Hinimel, dic ciii solches Szepter in der Hand halten; 8: sich darauf sttltzen; 9:
darauf sitzcn oder stehen.
página 560
DO
Cielo
es normalmente ‘1. Sin embargo, en los TP se ha preferido sustituirlo por la imagen más
característica del bastón w3s, reconocible por su cuerpo liso.
El término es frecuente, pues también los dioses se apoyan en ellos. No obstante,
no todas las referencias a divinidades apoyadas en bastones aluden a los pilares del cielo.
“1 have summoncd them and tese four gods who stand at dic staffs of te sky bring
them to me that tey may tel! my name to Re and announce my nanie to Harakhti”. (348a-
c)
La expresión utilizada en ambos Spr. que aluden a los dcmw es la misma: fdw ípw
nrrw Chcw br dCmw [n(y)w] pr. Los dioses están al lado de92 o anre93 los cetros del cielo,
en un empleo poco frecuente de la preposición br. También las estrellas imperecederas se
apoyan en cetros-d<m, y los utilizan para remar (1432a) pero cuando el rey se une a ellas,
página 561
Cielo
Faulkner afirmó que cada uno de estos cuatro puntos de apoyo representarían los
puntos cardinales y estaba encomendado a un dios distinto, Set, Osiris, Thot y dwn-
<nwy. Estos dioses estarían especificados en el Spr 2l7~~. Sin embargo, en este texto, la
asociación divina con los puntos cardinales es algo más amplia, pues no es sólo Set sino
él y Neflis quienes han de encargarse de anunciar a los dioses del Alto Egipto y sus
espíritus que el rey llega convertido en un espíritu imperecedero; y no es sólo Osiris sino
él e Isis, quienes hacen lo mismo con los del Bajo Egipto; por lo demás, Thot lo
comunica a los dioses occidentales y dwn-<nwy a las almas orientales y sus espíritus,
como señalaba Faulkner. Esta relación entre puntos cardinales y dioses es además poco
convencional, pues en unos textos funerarios se esperaría más bien que Osiris estuviera
ligado al oeste y no al norte. Debe de haberse valorado más su relación con unos centros
de culto determinados, entendiendo que Set interviene aquí como dios de Coptos y
Osiris como señor de Busins.
De todas maneras, ésta no es en los TP la única identificación entre puntos
cardinales y dioses. Si seguimos a Westendorf, la referencia a cuatro dioses en el ritual de
purificación los relaciona con puntos cardinales concretos96:
página 562
50
Cielo
conexión geográfica ni explica cómo se relacionan con los demás. Además se contradice
con su opinión sobre los dioses del Spr. 217 que ha iniciado este comentario.
Los cuatro lados del trono del rey también son protegidos por divinidades, pero
no se corresponden con ninguno de los dioses de los textos antenores:
“These two great and mighty gods who preside over the Field of Rushes instalí you
upon the throne of Horus as teir first-born; tey set Shu for you on your east side and
Tefenet on your west side, Nu on your south side and Nenet on your north side”. (1690a-
1691 b)
“Hail to you, Bulí of Re who has four horns, a hom of yours in te west, a horn of
you in the east, a hom of yours in te south, and a hom of yours lii te north! Bend down
tis western horn of yours for me that 1 may pass”~t (470a-c)
98 Ese mismo orden lo encontramos, por ejemplo, en la invocación a los dioses con que comienza el
cuento que Gardiner denominé Khensemhab and the Spirit. Línea X + 5 del ostraca de Turln 6619 (puede
verse en Posener, Catalogne..., pl. 63) y que Gardiner cree que han de leerse como adjetivos plurales:
(dioses) meridionales, septentrionales, occidentales, orientales. Gardiner, Late..., 89a.
~ Compárese a este otro párrafo: “The Bulí of te sky has bent down bis horn tat he may pass over
thereby to te Lakes of the Netherworld”. (1432b).
página 563
Do
m Cielo
llegar al cielo. De hecho el texto sigue con un diálogo entre el Toro de Re y el rey en que
aquél pregunta si éste es un occidental puro. Posiblemente es la fmalidad escatológica de
los IP la que hace que se dé tanta primacía al Occidente, como hacen también los Spr.
218 y 303. Tan sólo en 1691a-b, en la protección del trono, el orden de las dos primeras
direcciones se ha invertido, de manera que se empieza por el este. La razón puede estar
en el propio Spr., en el que se enfatiza la capacidad de renovación del rey a través de su
identificación con la salida del sol. En definitiva, nos encontramos con la misma
situación que para los dioses ligados a las direcciones, que cambian en función a las
necesidades teológicas del propio texto, de manera que se recurre a unos u otros, a una
ordenación u otra, sin una regla fija.
La frecuente alusión en los textos a las cuatro direcciones tiene siempre un
significado bastante evidente de intentar expresar la totalidad del mundo. No utilizo el
término universo porque parecen limitarse sólo a la parte habitable de éste:
“Hail to you, Eye of Horus, which he has restored with both bis hands! ¡ He will not
permit you to obey the Westemers, 1 He will not permit you to obey the Easterners, ¡ He
will not permit you to obey the Southerners, ¡ He will not permit you to obey te
Northerners, ¡He will not permit you to obey tose who are iii te middle of te earth, 1 But
you shall obey Horus”. (1588a-1589a)
Por último, en cuanto a la hipótesis de Faulkner, que considera que los cuatro
pilares del cielo representan a los cuatro puntos cardinales, no hay ninguna afirmación en
los TP en este sentido. No obstante, el que sea mencionado en otras composiciones
permite plantearse su extrapolación, puesto que tampoco hay ningún argumento que se
oponga, pero se trata de un mero ejercicio de elección personal.
XII.3. ?bt
?4r es una de las partes del universo con un papel más importante en la
resurrección del monarca. Su significado no ha presentado muchas dudas, tanto por la
evidencia aportada por los TP como por toda la literatura fimeraria posterior, de
página 564
Do
Cielo
El nombre se escribe de forma casi invariable ‘~ ?=~, con una cierta fantasía en
la disposición de los signos fonéticos, lo que no cambia nada a su lectura, traducción o
significado.
de ~ como complemento consonántico y una O como último signo con lectura, que
sólo falta en un par de párrafos. ‘~, 3¿ como logograma puede significar también ser
brillante, ser glorioso o ser un espíritu glorificado y otros derivados.
documenta también en los nombres de Umnw, Libia, y de srr, Asia’00. Se distingue del
que se usa para escribir 8, tierra o 4r, una de las formas de la eternidad, pues es más
grueso que éstos. También aparece en ocasiones como determinativo de Nut, la
personificación divina del cielo o en la escritura de Horakhty, incluso hasta el Reino
Nuevo, 101. Sólo unas pocas veces el término carece de determinativo o éste varía
por o por ~. En varias ocasiones, nb ?hr (277a y 409a, versión T, 2288a, versión
Nt) va seguido de ~, pero éste es no alude a ?ht sino a todo el grupo, al señor de la fr,
que, lógicamente, es un dios.
La transcripción no admite dudas, pues aparecen los signos fonéticos en un
orden establecido: ?hr.
página 565
Do
Ciclo
Igual que el cielo, 3/ir es un lugar con límites, una zona interior característica y
un lado oriental. Presenta una puerta, caminos y un lugar de descanso que sus campos
hacen verde. También aparece asociado con agua. Los textos mencionan sus orillas, y
la palabra misma aparece determinada en una ocasión con el signo de agua.
Alíen enfatiza la semejanza con el cielo recordando que presenta estructuras
como éste. Sin embargo, las únicas que puede citar son tan excepcionales que no es
evidente que puedan entenderse como construcciones. Se trata de las irrfl’ ?4t:
“Go to Re and telí Re tat an arm is upraised lii the east whenhe has come as a god.
Stand np, O king, in te Conclaves of he Horizon, that you may hear te word of Re as a
god, as Horus te Shooter (?), for 1 am your brother as Sopdu”. (1 862a-1 863b)
Su traducción como conclaves es arriesgada, pues los logogramas con los que
se escribe el término identifican las irrty con pr nzr y pr wr, las dos capillas del Alto y
del Bajo Egipto. Pero el análisis del contexto (cf mfra, XIII.2.5) no la desestima.
Los seres asociados con él no son individualizados, como sucedía en las
referencias a los habitantes del cielo que ya se han visto, Se les denomina de manera
genérica como imyw 3/ir, ;4ryw o ntrw 3btvw. Tan sólo el sol es identificado de manera
explícita como señor de la 3bt (277a):
102 Wb. 1, 17: Eigentlich: dic Stelle am himnel wo die Sonne aufgeht (spíter auch dic Stelle, wo sie
untergeht): berkónnnlich mit Horizont tlbersetzt.
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DO
Cielo
“1 go on te reed-floats of te sky which are hefore Re, bearing thisjar of Re’s coid
water which cleanses Upper Egypt before Re when he goes up from his horizon”. (1 179a-
e)
“O you gods ofthe horizon who are in te limit ofte sky”. (879a)
término; en segundo, y como ya se ha visto, la 3hr está sin duda en el cielo; ningún
texto la asocia con la tierra, como seria de esperar si fiera la región de transición hacia
2.
Llegar hasta la 3/y sólo puede hacerse en barca, o al menos no hay ningún texto
que informe sobre otros medios para alcanzarla El rey, igual que Re y los demás
dioses navegan hacia ella o bien son transportados mediante los zhnwy, las dos balsas
del cielo.
“The reed-floats of te sky are set in place for Re 1 That he ma>’ cross on them to te
horizon. 1 The reed-floats of te sky are set lii place for Harakhti ¡ That Harakliti may cross
on them to Re. 1 The reed-floats ofthe sky are set in place for me 1 That 1 may cross on
them to te horizon. 1 The reed-floats of te sky are set iii place for me 1 That 1 may cross
on them to Harakhti and to Re” (337a-d)
Por algunos párrafos parece evidente que los canales de agua que discurren
entre los campos del cielo conducen hacia la 3/y::
página 567
Cielo
centro104, desatendiendo refencias como la que la ubican en el límite del cielo, 3/yr
im&t) dr /yrr (879a). Tampoco tiene en cuenta los textos que señalan la salida hacia el
día a partir de ellas, como puede interpretarse el nombre que se da al rey, identificado
“O Osiris te King, tis is Horus in your embrace, and he protects you; it is well
wit him again with you in your name of Horizonfrom which Re goesforth”’05 (636a-c)
Resulta evidente que esa salida de Re, prrr rt, es la salida al día.
Los mismos textos no dejan duda respecto a su carácter de lugar de
renacimiento. Tanto la ?hr como el lado oriental del cielo son calificados en varias
“1 go up on this eastern side of the sky wbere he gods were born and 1 am bom as
Horus, as Him ofte Horizon”. (928a-b)
“May you (Re-Atum y el rey) traverse te sky, being united iii te darkness; may
you rise in te horizon, hite place where it is well wit you”. (152 c-d)
103 Las versiones de estos mismos párrafos en los Spr. 264 y 265 no señalan la ?fr sino el lado oriental
del cielo, ir gs Ubty n(y) pt.
104 Alíen, Re Cosmology..,, 18-19.
105 Idéntico nombre dado alrey aparece en 585a, 621b y 1887W
106 3h.ti m 3¿a, 4d.ti ni ddt, “¿que seas un en la )4r, que seas permanente en Mendes”. (126Db)
página 568
Do
Cielo s
“Be a spirit [?b.tí]in your name ofHorizon [~4t]from which Re goes up; be strong,
be effective, be a soul, and have power for ever and ever”. (62 lb-c)
Es interesante que en un par de textos Nut guía al rey hasta la 3/it y por sus
rutas, lo que es coherente con el papel de esta diosa en el renacimiento del difunto. La
3/yr es el lugar donde Re, los seres divinos y el rey sobrellevan la transformación final
desde la inercia de la muerte y la oscuridad a la forma que les permite vivir con
efectividad, como ?/yw. Ésta es la razón por la que el rey y sus acompañantes celestiales
pr m ?fr, salen de la 3/ir, y no porque ésta sea un lugar en el horizonte mismo o un lugar
de luz, como también se ha defendido’0’.
Hay un texto que puede enseñarnos qué forma revestía el proceso que conducía
al renacimiento: un baño.
“Isis nurses him, Nephthys suckles him, Horus accepts him beside him, he purifies
Uds king in the Jackal lake, he cleanses this king’s double iii the Lake ofthe Netherworld,
he wipes over the flesh ofthis king’s double and ofhis own by means of that which is on
he shoulders of Re lii dic horizon, which he receives when te Two lands shine again and
he clears te vision ofthe gods”. (372d-e)
XII.4. d(w)3t
página 569
Do
Cielo
Duat o mundo subterráneo, es bien conocida como reino de Osiris y región en la que
éste se encuentra con Re cuando el sol atraviesa el mundo inferior en su viaje nocturno
de occidente a oriente. Sin embargo, la información que puede obtenerse a través de la
literatura de los Reinos Antiguo y Medio parece diferir de manera considerable
respecto a esta imagen tradicional. Así, algunos autores han puesto de manifiesto cómo
la concepción de esta D(u)at, y hasta su propio nombre en egipcio, ha variado en los
siglos de esta civilización, mientras otros han defendido la permanencia de un concepto
general en todo momento. La consecuencia es la bibliografia más amplia sobre uno de
los elementos cósmicos, en la que sus autores no sólo manifiestan perspectivas
diferentes acerca de ella, sino, también, sobre su forma de entender la percepción
egipcia del universo.
página 570
Ña
Cielo
Orión y Sirio son rodeados por la ¿Br cuando los vivientes se purifican en la 3/fi. El
determinativo seria una alusión a las estrellas que desaparecen en esta región cuando se
hacen invisibles al amanecert40. En algunos casos excepcionales, la estrella aparece
libre. Uno de ellos, además, presenta un segundo determinativo ~. También un par de
párrafos muestran el término concluido por ~, lo que puede estar ligado al contexto
de la frase.
determinativo ~< En este término -o variante gráfica del anterior-, la estrella con
círculo es la que resulta excepcional. Todas se encuentran en la pirámide de Unis. En
sólo como dw3r1’ 1 Alíen debe de aceptarlo, pues no hace ningún comentario sobre este
signo del camino en su análisis de las formas gráficas del término, mientras que Beaux
lo incluye entre los determinativos’ I2~ Este último punto de vista parece acertado, pues
de lo contrario habría que considerar la expresión como una construcción de genitivo
indirecto con los componentes invertidos o traducir, contrariamente a como hace
Faulkner, la Duat del camino. El empleo de estos determinativos y su aparición como
medio para ubicar unos .<w dw3t, lagos de la dw3r, permiten identificarla con la ¿Br,
excluyendo un significado temporal como manana.
página 571
Cielo
en los que se asocian con el comienzo del día; Beaux ha establecido que dw3r se
corresponde con el alba, esos minutos en que sólo empieza a apuntar la luz en el
horizonte, nhpw sería el momento en que empieza a verse el disco solar y <12(1 cuando
original de cada una, si la más breve es una forma defectiva de escribir un único
término div3r ya en desuso’ 14• Gardiner, en esa misma línea, documenta la afirmación
anterior en la mayor frecuencia de la grafía ¿Be en los TP, que sería indicio de que ya en
de Udyebten se escribe ya en alguna ocasión como de, forma que se repite en los
que se complementa con fonogramas, sólo aparecen (1, 3 ó e; en copto se usa también la
forma breve TH, de manera que parece definirse una evolución en la que se había
moderna. Por el contrario, Alíen afirma explícitamente que dw?t es la forma completa
del término que, sin embargo, se suele escribe ¿Br117, por lo que usa aquélla como
forma más apropiada, igual que hace Beaux.
~ Beaux,Ladouat...,2.
página 572
Cielo
Pero sigue presente el problema de si crear una fonetización doble o unificar ambas
formas. Esa es la opción que se utilizó en el Wb., en que d3t -añadiendo como variantes
gráficas también las formas con w- es definida como red der Welt, Unrerwelt, y
colaboración de Sethe a las fichas del diccionario, y que a pesar de dejar planteadas las
líneas generales de la evolución del término, no ha sido siempre tenida en cuenta”8.
Gardiner, siguiendo a Sethe, entiende que, en origen, significaba place of rhe morning
indistintamente como Netherworld -no hay que confundirlo con n(flwt ¡ nnt, su Lower
puede justificarse, sobre todo por la diferencia en los determinativos, los términos
actuales en que las convierte, en especial el primero, son poco apropiados. Con él no
da cuenta de la cercanía de ambos términos -¿qué tienen que ver el mundo subterráneo
que permite una mayor precisión que el anterior, se basa, no obstante en criterios
~ Wb. V, 415, 1, 4: Gegen im Osten des Himmels, wo die Sonne und die Sterne aufgehen; 5: auch
unter die Erde hinabreichend; 6: daher auch in der Verbindung d? hrt, desde el Reino Medio; 7: auch
als Aufenthaltsort des toten Kónigs. 11, 8: Spáter als Teil der Welt unter der Erde (in den die Sonne
ahends versinkt, den sie Nachts durchzieht; in dem Osiris, die Toten wohnen, u.s.w.).
~ Sethe, tiilbersetzung 1, 49. Gardiner, EG, 487, 1414. Idéntica a la que emplea Barta, Die
Bedeutung..., 95.
120 Alíen, The Cosmology..., 22.
página 573
Lb
Cielo
subjetivos, en su propia percepción del texto egipcio, sin tener en cuenta la presencia o
ausencia de la w.
salvo si el Lucero del alba, como veremos, se ha divinizado con otro nombre distinto al
suyo habitual-. En el primero de los textos que se citan a continuación se asocia
también con Sopdet ¡ Sirio, otra de las estrellas más importantes en el firmamento
mitico egipcio. Este es el texto que manifiesta explícitamente, según Alíen, la misma
idea que se dibuja en el determinativo.
“Orion is swallowed up by the Netherworld [d?t],1 Pure and living in the horizon. ¡
Sothis is swallowed up by the Netherworld, 1 Pure and living in the horizon. ¡ 1 am
swallowed up by the Netherworld, 1 Pure and living in the horizon. ¡It is well with me and
with them, ¡It is pleasant forme and for them, 1 Within the amis ofmy father, ¡ Within te
anns ofAtum”. (ISla-e)
“The Netherworld has grasped your hand at the place where Orion is, te Bulí of te
Sky has given you bis hand”. (802c-803a)
ha visto en otros elementos cósmicos. En unos casos son, explícitamente, los nfrw
imyw dw3r (272a). En otros, los términos son tan vagos, d3tyw (306a, 953a), imyw d3t
página 574
flc
Cielo n
(2084a) que puede referirse a éstos o a cualquiera de los otros residentes en la región.
En 953a, son identificados explícitamente con estrellas mediante la yuxtaposición de
tres * como determinativo. Hornung, influido sin duda por la concepción tardía de la
Dat como reino de los muertos piensa que estos d3tyw sin mayor precisión son los
difuntos’22. Podrían referirse incluso a habitantes que no conocemos por no haber sido
nombrados en otros Spr., o incluso indicar que también es un lugar habitable, sin
especificarmás.
“Lift up your faces, you gods who are in te Netherworld, for te king has come
that you may see 1dm, he having hecome the great god”. (272a-b)
“1 sit among you, you stars ofte Netherworld [d?tyw];may you support me like Re
and serve me like Horus; raise me up on high like Wepwawet and love me líke Mm”.
(953a-c)
Los tres únicos dioses que son mencionados por su nombre propio plantean
problemas de interpretación.
religiosa egipcia. Erman y Grapow no conocen más referencia que el único texto que lo
menciona en los TP’23 y tampoco los diccionarios de mitología consultados parecen
haberlo identificado en algún otro pasaje, pues ni siquiera lo recogen. Es dudoso que su
nombre pueda traducirse como Gran Arado, pues el adjetivo está delante y con género
masculino y el sustantivo en femenino. No obstante, sIC, arado, es palabra masculina,
pero en el Reino Nuevo se usa con artículo femenino’24. Tal vez ahí radique la
irregularidad en la terminación del nombre de la divinidad. En el Spr. 254 actúa como
una especie de heraldo del rey que proclama su llegada al cielo en un largo discurso,
seguido por los de imntt nfrr y hnty-mnir.f. La única calificación de este dios, que nos
da una infonnación adicional sobre él es: wr-skr 4zr(y)-ib d3t, de donde podemos
deducir, apane de su residencia en la Dat, que si no se ha realizado una esentura
defectiva, se trata de una divinidad masculina. Seria tentador poder relacionar esta
página 575
00
Cielo
divinidad con las escenas de arado de los campos del repertorio funerario posterior,
pero los TP especifican que estas actividades agrícolas se hacen en el Campo de Cañas,
una región celeste diferente.
El problema más sustancioso es el del dios titular de la Dat. Tradicionalmente,
se ve en este papel a Osiris, y numerosas referencias en obras de todos los periodos así
lo testifican. Sin embargo, la situación no es la misma en estos textos antiguos. El dios
no aparece ligado a la ¿Br más que en dos referencias dentro de las cámaras de las
pirámides. La primera alude a la navegación por ella en compañía del dios.
“O King, you are this great star, the companion ofOrion, who traverses te sky with
Orion, who navigates the Netherworld with Osiris”. (882a-c)
s3 gb, mry.f, hqo de Gueb, su amado (8e) y s3 nwr, wp hr.s, hfjo de Nur, el que ha
abierto su vientre -es decir, su primogénito- (Ef), seguidos de los nomen y cognomen,
tras la sucesión habitual de los nombres regios tradicionales.
“Recitation by Nut dic great who dwells iii the mansion of =nít:te King is my son
of my desire [es decir, Osirisí; 1 have given to him te Netherworld that he may preside
over it as Horus who presides over the Netherworld”. (Sa-b)
Osiris tiene que presidir la Dat como Horus. En este Spr., al menos, ambos
dioses se identifican. No obstante, no es así en todos los textos del corpus. Una docena
más de párrafos liga la Dat con esta manifestación del dios halcón, 4nv d3ty, Horus de
la Da!, sin mencionar a Osiris. El número es tan elevado que podemos intentar
reconstruir una imagen de la divinidad a través de la información que transmiten esas
125 Es un Spr. con una aparición única. No ha vuelto a ser copiado ni en otros sarcófagos reales del
Reino Antiguo ni en los corpora funerarios posteriores. Alíen, Occurrences..., 61.
126 Recopiado en inscripciones funerarias posteriores. Alíen, Occurrences..., 61.
página 576
no
Cielo
“May you be enduring at the head ofthe sky asHorus ofte Netherworld”. (19480
Otro texto parece identificarlo de forma segura con el lucero del alba, razón por
la cual, en otro párrafo (8’77d), se asegura a otra estrella que no será vencida por ¿lrw
d?ty, ya que éste anuncia la llegada de la luz del día y la desaparición de los astros
nocturnos:
“Re doors of te sky are opened, ¡ Re doors of te firmament are tbrown open /
For Horus of die Netherworld at dawn, ¡ That he may go down and bate lii the Ficíd of
Rushes”. (1 134a-b)
Sin embargo, una explicación tan evidente en algunos textos puede no ser
válida para otros, que dan una caracterización muy diferente:
“Stand up! You shall not perish (...) may you go up as Horus ofte Netherworld
who is at te head of dic Imperishable Stars, may you sit on your iron trone st your pool
ofcool water”. (1299c¡1301a-b)
¿mv is pW, d?t<y) is, en tanto que este Horus, en tanto que el de la Dat:
“Re has [taken(?)jmeto himself, to te sky, to te eastern sido ofte sky; ¡ As tis
Monis, asdic dweller lii dic Netherworld, ¡ As diis star, which illumines te sky”. (362a-b)
página 577
flc~
Cielo
“Those vího are behind you are afraid of you because ofthis name of yours which
your father Osiris made for you, which Horus of te Netherworld made, because they are
smiten, because they are drowned (...) when you destroy them on land and sea”. (1925 c-e
y 1925g)
4nty ¿Br, Horus el que está alfrente de la Dar (Sb), título que tiene idéntico valor al ab
¿Br de Osiris. Si se mantienen estos títulos para los casos sin nombre propio, entonces
“O you two who conceive by day (...) Since you have borne me, therefore you will
have to bring me up. 1 am glad over Him who presides over te Netherworld, te gods are
glad over me whenthey see me rejuvenated”. (714b1715a-c)
El argumento de Alíen es que el difimto navega con los dioses por el espacio
que les es característico, con Orión por el cielo nocturno, con el sol por el cielo diurno
y con Osiris por una Dat subterránea. La ubicación de ésta se encontraría en los Libros
del mundo inferior del Reino Nuevo -Amduat, Libro de las puertas’29 -‘ como si no
friera posible una evolución en éste o en cualquier otro concepto mítico.
Como otras partes del universo, la Dat es también una región cuya descripción
la identifica como un elemento líquido. Tres argumentos pueden damos una idea de su
naturaleza y los tres coinciden en esta misma característica.
página 578
no
Cielo
navegación, A~¡3o hni (882c) y E~~’ nmi (1677b), remar viajar y atravesar en
harca, respectivamente.
En dos ocasiones el término lleva como determinativo el signo de extensión de
agua, aunque en ambos casos se trata de contextos específicamente acuáticos: la
versión M de 882c, tras indicar que la navegación por ella se hace a remo, y tras el
mayoría de las veces se menciona uno solo, ¡ & d?ty’31, aunque también
hay referencias en plural, .<w ¿Btyw’32, incluida una en la variante gráfica dw3r’33 . Esta
presencia de extensiones de agua, o el estar formada sólo por ellas acerca este elemento
cósmico a la imagen general del cielo en los TP.
No hay nada en los textos que indique de forma explícita una naturaleza
terrestre de la Dat. Tan sólo dos argumentos se podrían presentar en este sentido.
¡30 Las dos versiones representan barcas más simples que ésta, diferentes ente sí y el rectángulo de
agua bajo ella de fonna más destacada, en P como
131 372c, 1164c, 1987b,2170a.
página 579
fo
Cielo
que el camino principal era un río que intervenía en mayor o menor medida en todos
los desplazamientos.
E] segundo argumento que relaciona la Dat con la tierra es el paralelismo que se
establece entre sus puertas y las de Gueb o las de Aker, un problema que se comentará
en el apanado siguiente, y que es más contundente.
Por último, es significativo reseñar que ninguno de los textos conservados
menciona estructuras constructivas en la Dat, salvo las puertas aludidas, y éstas hay
que comprenderlas más con el sentido metafórico de entradas. De cualquier forma, se
encuentran, por defmición, en sus límites, no dentro de ella, por lo que este carácter de
espacio sin construcciones, que la diferencia de los demás elementos cósmicos, ha de
ser mantenido.
Queda por tratar el problema más dificil que plantea la Dat en los TP que es el
de su ubicación concreta. Sin duda ésta es la cuestión que ha provocado más estudios y
la que se va definiendo más lentamente. Tras el primer análisis en profundidad de
Sethe, varios investigadores intentaron acercar la concepción antigua a la del Reino
Nuevo, restando valor a las conclusiones del conocido especialista alemán. Sin
embargo, los estudios recientes han vuelto a aceptar sus planteamientos, aunque
proponiendo explicaciones más completas que la simple confrontación de textos que
había dado él.
El primer modo de comprender dónde está situada la Dat es el de analizar cómo
señalan los textos que se puede acceder a ella.
“1 ascend [pr] on te ¡adder which my father Re made br me. Horus aud Set take
hoId of my hands and take me to te Netherworld.” (390a-b)
La escalera es uno de los medios habituales para alcanzar el cielo. Aquí parece
ser sólo el primer paso en la salida hacia la Dat, que se concluye con la intervención de
Horus y Seth, que colaboran así con el rey como dioses psicopompos. El primero no
aparece con ningún calificativo, no es el ¿mv d?ty sino el Horus halcón celeste quien
página 580
Cielo
guía al difunto hasta este elemento cósmico. Si en este Spr. no queda definido por
completo el lugar al que llega la escalera, otro lo especifica sin dudas:
“May a stairway to te Netherworld be set np for you to te place where Orion is,
may the BuIl of te sky take your hand, may you eat of the food of the gods”. (1717a-c)
“But tose who are in the Netberworld have recovered their wits, tey have
unstopped their ears attus king’s voice, for he descends among them, and He whose power
is heavy telís them that tis King is one ofthem, for this King is recorded amont them as a
greatrecorded one who has been conducted to the West”. (2084a-2085c)
134 802c-803a es una versión distinta del mismo texto, sin escalera. En ella, paralelamente, la Dat y el
toro del cielo cogen la mano del rey, laprimera para llevarlejunto a Orión, el segundo para que acceda
a la comida de laque comen los dioses.
~ Lectura dudosa en la versión de Pepy II, que es la que incluye Sethe, pero confirmada en la
pirámide de Neit.
página 581
Do
Cielo
autores, que prefieren no ver que en los TP este emplazamiento no sólo no es tan
evidente, sino que incluso hay afirmaciones contrarias.
La ubicación de la Dat en el cielo se presenta de manera indudable en varios
textos como éste:
“Re has [taken(?)]meto himself, to the sky, to the eastem side of the sky ¡ As this
Horus, as te dweller in the Neterworld, ¡ As this star, which illumines the sky. ¡ My sister
is Sothis”. (362a-363a; véase 34k, donde se relaciona especificamnente con el lado oriental
del cielo)
“May you be enduring at the head of te sky as Horus ofthe Netherworld” (19480.
“The sky is pregnant of wine, Nut has given birt to her daughter the dawn-light
[d(w)3t], and 1 raise niyselfindeed; my tbird is Sothis, pure of seats”. (1O&2a-d).
Por último, puede ser significativa una alternancia que aparece en el Spr. 262.
La versión de Unis se dirige a imy ¿Br, el que está en la Dat, mientras que la versión de
Teti lo hace a hrw spdr (33 la). Parece evidente que se puede establecer un paralelismo
entre uno y otro, que hay algún elemento común que los hace intercambiables en el
pensamiento de los redactores de los IP. Ese punto de confluencia podría ser el que
ambos ocupen un lugar en el cielo, puesto que ya hay otros testimonios que relacionan
Dat, estrellas y cielo.
“me King is a screeching falcon who fijes around the Eye of Horus who dwells in
the Netherworld”136 . (1959a)
136 El halcón es el que se encuentra en la Dat, no el Ojo de Horus, pues éste en egipcio es femenino, irt
¿mv, mientas que el adjetivo nisbé para calificar al que está en ella es masculino, igual que el halcón:
bile ... ¿mr&)-ib d?(t).
página 582
Cielo
posibilidad de pensar que pueden aludir al momento del año en que no son visibles en
el cielo por encontrarse bajo el horizonte celeste, con los lagos del cielo no existe esa
alternativa. Son un testimonio dificilinente recusable de la presencia en el cielo de la
Dat. Precisamente por eso, es inexcusable que investigadores como Alíen los hayan
dejado de lado en su análisis de ésta. El paralelismo entre .* sb, el lago del chacal, y.<
d?ty, el lago de la Dat, es muy frecuente; pero por si pudiera pensarse en una
contraposición entre lago del chacal celeste y lago de la Dat subterráneo, aún hay otro
párrafo que aclara el sentido. En éste se añade el Campo de Cañas celeste como tercer
elemento, lo que hace imposible pensar que se trata de una confrontación entre
aquellos dos, al tiempo que señala un recorrido por los diversos lugares de purificación
localizados en el cielo’37.
“Be great like a king, be kingly (?) like Re! May you be cleansed in te Jackal Lake
may you be purified in te Lake of te Netherworld”. (2169b-2170a; idéntico
emparejamiento en 372b-c)
“Oho! Raise yourself, my father, receive tese your four pleasant nmst-jars; bate in
te Jackal Lake, be cleansed in te Lake of the Netherworld, be purified on top of your
lotus-bud flower in te Ficíd of Rushes”. (1 164a-d).
“O King, you are te son of a great one; bate in te Lake of te Neterworld and
take your seat in te Field of Rushes”. (1987a-c; texto completo del Spr. 671)
En un curioso paralelismo el toro del cielo que tiene que bajar la testuz para que
el rey pase al firmamento (cf supra, XII.2) aparece también en idéntico movimiento
‘~‘ Sólo un párrafo menciona un descenso del uib ~wd?t, Sellar de los logos de la Dat, hacia el rey, pero
es el personaje quien desciende, no es por tanto una ubicación inferior de los lagos mismos: “The King
has gone up from te east side of te sky, he descends as a green duck, te Lord of te Lakes of te
Netherworld descends to him, and tis King has bated in te Goose-lakes” (1530a-d).
página 583
oc
• Cielo
para facilitar el acceso del difunto al & d3ty, en una confirmación suplementaria al
“The Bulí of te ~V has bent down his horn tat he inay pass over tereby to te
Lakes oftheNeterworld: O King, you slialI nofallto t>’ie ground!”. (1432b-1433a)
entenderse tanto en el oeste de la tierra como en el cielo, y los textos no lo desligan del
mismo. Es más, los dlryw que aquí se mencionan como servidores del rey difunto, se
determinan en otro párrafo con estrellas:
“The king takes possession of te sky, he cleaves its iron; te King is conducted
Con> the roads to Khoprer, the king rests lii life in te West, and te dwellers iii te
Netherworld attend him”. (305a-306a)
anteriores. El texto que menciona la navegación con Osiris puede interpretarse como
una contraposición entre atravesar el cielo con Orión -no está realmente especificada- y
cruzar el mundo subterráneo con el dios de los muertos, pero esta ubicación no es
“O King, you are tis great star, te companion of Orion, who taverses te sky wit
Orion, who navigates te Neterworld with Osiris; you ascend ftom te east of te sky,
being renewed atyour due season and rejuvenated at your due time”. (882a-883b)
138En el Reino Nuevo, Aker personifica las profundidades de latierra. Según el Libro de la tierra, en
su mterior tenían lugar las transformaciones del sol. Las puertas de Aker daban acceso, por tanto al
mundo inferior. Franco, Pequeño..., 9-10.
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Cielo
“The eart spealcs, te gate ofte earth-god [P: te gate ofte Netherworld] is open.
the doors of Oeb are opened for you in your presence aud your speech goes up to Anubis”.
(1014a-b)
que en el pensamiento del escriba esa alternancia era factible, salvo si lo que él buscase
en esa alusión no friera paralelismo sino contraposición. Alíen también se apoya en
“[me god = Osiris] wakes, (te god stands up because of tis spirit which came
fort ftom] te Netherworld, (even) Osiris te King who came fort ftom Geb”. (1986a-b)
del cielo-pr y del cielo-qbbw en evidente paralelismo, en algunos casos hay también
contraposición, como en el Spr. 322 en que se abren el cielo y la tierra, las puertas de
¿9r&) y las puertas de .f?br (51 8a-b). Además, en el Spr. 560 se alude al enterramiento
del rey en la tierra como a un hundimiento en Gueb, de manera que los textos que
presenta Alíen podrían ser interpretadostambién como contraposiciones y referirse a la
resurrección y salida del rey de su enterramiento en la tierra y su transformación en
espíritu iluminado en la Dat.
“The doors of the sky are opened, te doors of te celestial expanses are thrown
open [overtus greatone who has come fort] from te Netherworld”, (1972a-1973d)
(...)
Este tercer texto sugiere a Alíen que la Dat está separada del cielo y está en una
etapa anterior a alcanzar éste~39. Sin embargo, también sería posible darse cuenta que
la puerta se puede abrir en los dos sentidos y que podría aludir a la aparición en una
139 En este orden en los desplazamientos, también recuerda 1 987b-c, en que se citan primero el lago de
la Dat y después el Campo de Callas. Sin embargo no menciona los párrafos, mucho más numerosos, en
que ese recorrido lustral empieza en el lago del chacal. Si seguimos su razonamiento, hablaque empezar
por éste en el cielo, descender a la Dat subterránea y volver a subir al cielo; incluso para la imaginación
desbordante de los mitógrafos egipcios, tanto desplazamiento en el alba parece excesivo.
página 585
Do
Cielo
Dat celeste y a la salida posterior de ésta, pues eso es lo que hace también el sol cada
nianana.
De las conclusiones de Alíen, sólo considero aceptable la ubicuidad con que los
textos pueden llegar a presentar a la Dat, que se encontraría en dirección este, sur,
noroeste y Oeste.
“These passages indicate a location in tIte east, below the Ficíd of Reeds that lies on
the sky’s riin. Ris location may be reflected in te name Duat itself, apparently derived
ftom te root dw? mnorning. Because te Duat is closely associated wit Orion, a soutern
constellation, it ma>’ be located even more precisely at te southeastern rim of the sky. TIte
entrance to tIte Duat, however, lies at tIte opposite end of te sky, in tIte nortwest (...) and
Pyr 3 06a states that ivhen the King resis from ftk iii the west, 1/tose of 1/te Dual attend
him”140.
se puede leer: “más alto es el b? del rey Amenemhat que las alturas de Orión y se une a
la Dat”’4t. También en el Libro de Nut -la versión más antigua documentada está en el
cenotafio de Sethy 1, en Abidos-, la Dat se encuentra en el interior de la diosa que
personifica el cielo, como ha demostrado el propio Alíen142. En consecuencia, es
posible documentar una percepción celeste de este espacio en la literatura funeraria
egipcia hasta el Reino Nuevo.
Esto no quiere decir que haya que eliminar la idea de que la Dat estaba bajo
tierra. Pero hay que atribuirla al momento y a las composiciones literarias en que así
aparece y no generalizarlo a todo el pensamiento cosmológico egipcio. En los Libros
página 586
Do
Cielo m
Los textos manifiestan claramente que el monarca emerge de ella -se utiliza el
verbo pri-, y esta salida es aludida con frecuencia:
ttYotJr son Monis has acted on your behalf, and te Great Ones temble wben they
see te sword which is lii your hand when you ascend ftom te Neterworld” (257 véase
también 1973a-d).
En el Spr. 504 parece que Nut, la madre de los seres celestes, no da a luz de
forma directa al rey, sino que lo hace a través de su hija d(w»r, de manera que ésta se
convierte también en madre del rey difUnto, igual que hacen otros elementos
cosmológicos. Esta situación es evidente en otro textos:
“My heir! said his father (of) him whom te te sky [pl] conceived and the dawn-
light [d(w)?r1bore”. O King, dic sky conceives you wit Orion, te dawn-light bears you
wit Orion”. (820b-e)
página 587
Do
• Cielo
del difunto, en la primera, en un espíritu brillante (11 72b), que es la finalidad por
antonomasia de la segunda:
“May you become a spirit whicb is in tIte Netherworld, ma>’ you live of tat pleasant
life whereof te Lord of tIte Horizon lives, (even) te Great Flood which is in te sky”.
(1 172b-l 173a)
concepción en un marco mucho más amplio. Por su asociación con la raíz dw, ella
relaciona la Dat con el pr-dw3t, la cámara o el espacio que servia en el palacio real para
la higiene y cambio de vestimenta del monarca, en los templos para la purificación y
coronación antes del contacto con la divinidad y en los cementerios para la apertura de
la boca. El pr-dw3r es por tanto un lugar de preparación, para el rey o para el difunto.
~ Propongo una traducción tan diferente de la de Faulkner que resulta necesaria la transcripción.
Considero que el primer hemistiquio es una proposición con verbo en prospectivo autónomo, seguido
por una secuencial circunstancial como segunda mitad del verso.
145 En varios Spr. se señala a ir*, dw?w-ntr, la estrella de lamañana, el lucero del alba, como hijo del
rey. Si tenemos en cuenta que ésta es ota manifestación de ¿mnv d?ty, puede haber también ahí una cierta
presencia de esa personalización de la d(w)?t.
página 588
Cielo r~
De ahí infiere que la idea contenida en la raíz dw? seria la de preparación anres de una
comparecencia, que está también implícita en el alba.
La Dat sería, por tanto el lugar donde el astro se prepara para su salida. Pero es
146 ¿Por qué esta ocultación? Posiblemente hay una influencia de la hipótesis de Alíen que consideraba
la cámara funeraria como la concepción del más secreto de los lugares, y esta cámara como la metáfora
arquitectónica de la Dat. Alíen, The Cosmology..., 24-25.
~ Beaux, La douat.., 6.
página 589
Ciclo
este elemento cósmico, la propia forma de analizar los mitos egipcios habrá de tomar
en cuenta el factor cronológico de forma más contundente a como se ha hecho
habitualmente.
página 590
DcN
Cielo
consagra un lugar en el que los sacerdotes realizan sus abluciones rituales, previas a la
entrada en el templo.
Entre extensiones pantanosas y tierras firmes circula una serie de canales. Los
citados con más frecuencia son el Canal Nodriza, que es el que lleva agua hacia el
canal principal, y que se califica simbólicamente como el cuenco para beber de un
espíritu (937e-f), y el Cauce Sinuoso, que conduce al lado oriental del cielo, y por
tanto al lugar desde el que sale el Sol, y desde donde se produce el renacimiento diario.
Las regiones más importantes del cielo, que ocupan un lugar destacado en el
imaginario egipcio tanto en el Reino Antiguo, como en épocas posteriores, son sus
campos.
El Campo de Caflas, que es el mencionado con más frecuencia. A pesar de su
carácter terrestre tiene una función lustral, como los lagos -este baño de purificación
parece preceder al ascenso del rey al cielo-, y de hecho en bastantes himnos se habla de
esta región como inundada, igual que el valle del Nilo durante la subida anual de las
aguas. En algún párrafo se exhorta al monarca a que se dirija a él para “que siembres
cebada, que siegues trigo” (874a).
El Campo de Ofrendas, que como indica su nombre es el proveedor celeste de
alimentos y todo lo que pueda necesitar el rey difunto. Resulta llamativo que en los TP
la recolección de la cosecha eterna no se realice en este lugar, sino en el Campo de
Cañas, a pesar de que ésta va a ser su función principal en los textos funerarios
postenores.
El Cauce Sinuoso conduce además a dos regiones conocidas como las Colinas
de Horus y las Colinas de Set. Puede tratarse de un reflejo celeste de los reinos
míticos de ambos contendientes. Su imagen está definida por la necesidad fisica en el
valle egipcio de establecer los asentamientos humanos sobre colinas para escapar de
los efectos destructivos de la inundación anual.
página 591
CAPÍTULO XIII
TIERRA
Cielo y tierra son los dos elementos del universo egipcio que más veces son
citados en los TP en una confrontación que no sólo los muestra diferentes, sino hasta
cierto punto antagónicos. “¡Que este rey suba al cielo, que este rey descienda a la
tierra!” (1249c-d) o “¡El rey no caerá a la tierra desde el cielo!” (2058d) son algunas de
estas declaraciones de contraste entre ambas realidades, oposición que se manifiesta en
unos términos corrientes, prosaicos: subir y bajar, arriba y abajo. No hay nada
extraordinario en ellos que pueda sorprendernos.
Esta simplicidad no significa falta de interés. Sin embargo, así ha debido de ser
considerado por los investigadores que han trabajado sobre los TP, pues no le han
dedicado ningún estudio especifico a la tierra. Sólo Mercer ha incluido unas páginas,
en su obra sobre las concepciones egipcia y mesopotámica del universo, Tite
Earliesr..., pero su perspectiva es tan particular que resulta casi irreconocible. Él ha
intentado reconstruir el paisaje egipcio a partir de las referencias en los textos antiguos,
sin atender a si era ésa la intención de los egipcios al escribirlos o si ese paisaje tenía
alguna función en la cosmología. En consecuencia, habla de aguas, árboles, cereales,
vientos, lluvias y otros fenómenos metereológicos, la única referencia a una montaña, o
terremotos. Pero no reconoce como significativo que esos constituyentes del territorio -
podría decirse que de su Canadá natal más que de la cosmología egipcia- apenas son
mencionados por los TP, quienes se centran, en cuanto al mundo real, en tumbas,
templos o santuarios de diversa índole, que él no menciona.
No existe, por tanto, ninguna bibliogratia sobre el tema que sirva de apoyo. Se
ha intentado basar este capítulo en una recopilación de fuentes y una organización de
sus datos que no forzase en exceso el pensamiento egipcio al intentar clasificar sus
contenidos. Por una parte se ha identificado qué conceptos se vierten sobre la tierra,
página 593
fl Tierra
MhI.1. U
La tierra forma parte indudable de los elementos del universo. Es una de las
primeras obras de Aturn, el dios que llega a la existencia por si mismo, aunque los TP
no se molestan en explicar cómo produjo su aparición, tan sólo que es él quien lo hace
(199a, 1095b). Al mismo tiempo, es indudable que los textos señalan su identidad con
Gueb, que es su personificación divina, pero que se mantiene en todo momento como
una realidad diferente, el que guarda la tierra y gobierna los espíritus (1163b):
“O King, the mouth ofte earth is splitopen foryou, Geb speaks to you”. (2169a)
extensión plana de tierra con la infinitud de sus granos de arena representados por los
tres puntos. En ningún caso se utiliza la forma más conocida del egipcio clásico, ¡ it.
página 594
Tierra it
por o por m• Teniendo en cuenta que en la escritura hierática los dos primeros se
escriben como un simple trazo horizontal, es posible que el cambio se produjera en la
lectura o copia erróneas de un papiro.
Puede utilizarse en conjunción con pt y -en el Reino Nuevo- con d(w)3t para aludir a
los componentes del universo, o significar la tierra como soporte de los seres vivos y
sus actividades, así como el medio en que los seres humanos son enterrados.
página 595
1 fl Tierra
recoge en los TP presenta una particularidad. En el Spr. 519, se menciona a Horus, 4iJ’
U m rbwry.f bdry (1215a, PMN), que él pueda cruzar la tierra con sus sandalias
“Be far ftom the earth, for to you belongs (?) the head of your father Shu; be
powerfbl by means of it, for he has loved you and has set hiniself under you and (under) alí
things”. (784a-b)
Ésta es la razón por la que se alude con frecuencia a la posibilidad de vencer esa
inercia que mantiene prisionero el cuerpo muerto. Esta victoria se expresa en la
capacidad de abrir la tierra, mencionada como wp ~
“He split open the earth by rneans of what he knew2 on the da>’ when he wished to
come thence”. (28 Ib)
“O you two fighters, teIl the Noble One, whoever he may be, that 1 am this zid-
fIOWeT which sprang np ftom tSe earth”. (264a-b)
página 596
Tierra it
capacitado para alejarse de la tierra (990, 1 022c, con Teffiut y Shu respectivamente
como colaboradores) y llegar al cielo. Aquella se convierte, así, en testigo de su
glorificación celeste:
“Someone flies up from you, O men, as do ducks, ¡He wrests bis hands ftom you as
does a falcon, ¡ He has removed bimself from you as does a kite, ¡ The King is saved ftom
him who was obstructive on earth, 1 The King is loosed ftom him who attacked him”.
(1484a-e)
“O earth, hear this which the gods liave said! Re speaks, he makes a spirit of this
king, who receives bis spirit-form iii ftont of te gods as Horus son of Osiris”. (795a-c3)
Sin embargo, algo de la personalidad del rey ha de quedar sobre la tierra, que es
el nombre: rnJc rpy 1? (1372b). En el pensamiento egipcio, el nombre es uno de los
componentes fUndamentales del individuo. Este es el que interviene de manera más
activa en su integración social, pues proporciona al entorno un medio de acción sobre
llamado también a la vida, y puede enviar su b3 a recoger las ofrendas o libaciones que
se hagan por él. No se trata de una invocación al muerto para que actúe como un
aparecido, sino sólo para que recuerde lo que ha vivido4.
“Ma>’ your name live upon earth, ma>’ your name endure (?) upon earth, for you
shall not perish, nor shall you be destroyed for ever and ever”. (764a-b)
La tierra tiene una función singular que no comparte con ninguno de los otros
elementos del universo, que es la de producir los bienes necesarios para las ofrendas
funerarias, imprescindibles para el difunto. Ese es uno de los sentidos que tiene la
frecuente alusión a la apertura de la tierra a golpes de azada, mencionada mediante el
~ 101 3a-d es una versión diferente con Gueb como dios principal >‘ los guardianes de Pe y Nekhen
como colaboradores, espiritualizando a Osiris bajo la forma de Sokar, Horus, Ha y Hemen; idéntica
situación en 1712a-c, con Horus como oficiante, transformando a su padre Osiris bajo la forma de Ha,
Min y Sokar.
~ Derchain,Anthopologie, 46.
~ 817a, 1138a, 1323c, 1394a, 1561c.
6 Wb. III, 256, hacken, aufbacken.
página 597
¡ fl Tierra
“The earth is hacked up by the hoe, dic offering is presented, the earth of Tbi is
presented, dic two nomes of te god shout before [te King] when he goes down into the
eartb. O Geb, open your mouth for your son Osiris, for what is behiad blm belongs to food,
what is before him bclongs to the catch”. (1394a-1395b; texto completo del Spr. 560)
“Re earth is hacked up, te offering is presented to you [sqr n.k wdnt] before you.
Ma>’ >‘ou go on that road whereon te gods go. Turo yourself about that you ma>’ see this
offering which the King has made for you, which the Poremost of the Westemers has made
for you; niay you go to tose northern gods the Imperishable Stars”. (Ella-Sl Sc>
“The earth is hacked up for me, the oblation is offcred for me10; 1 appear as King,
tny dignity is mine, my throne is mine; 1 cross dic Ptrty-water, 1 travel die Winding
‘~Recuérdese que entre los trabajos que hace el difunto en los textos de épocas posteriores se incluye
cavar latierra, y una azada es el instrumento de trabajo que llevan los ushebtis.
~ Faulkner, AEPT, 217, Utt. 560.
~ Además de la presencia del primero en la de Pepy II y de una cuarta repetición de los primeros
párrafos, jpb tí n N., sqr nf wdnt (1561c), ¡atierra ha sido abierta -a golpes de azada- para el rey la
ofrenda ha sido presentada para él, en el interior del Spr. 582, tras expresar el deseo -con una
proposición en prospectivo autónomo- de que Orión y Sopdet cojan la mano al rey, una alusión siempre
al ascenso al cielo.
~~Considero incorrecta la traducción de esta segunda parte de la frase que da Faulkner. El texto es
idéntico al de Ella, sqr nf wdnt, con la excepción dcl pronombre personal dr
3a persona y el afladido
del determinativo ~- tras sqr. La traducción de este término y determinativo como aplaudir está
documentada en varios textos, pero en todo caso es el verbo el que ha de canibiarse, no el objeto
página 598
Tierra ¡ n
Waterway, lmntt grasps my hand for herself at her shrine, at her secret place which the god
made for her, because 1 ani pure, the son of a pure one, aud 1 am purifled with tese four
nn-isr-jars of mine which are flíled to the brini from dic Canal of the God in Iseion, which
possesses te breath of Isis the Great, and Isis te Great dries <me> as Horus”. (1 13 Sa-
1140c)
“As for an>’ god who will not set up a stairway for me (...) ¡ He shall not smell the
foreleg, 1 He shall not devour the hind-leg, 1 me eart shall not be ploughed for him, ¡ No
offering shall be presented to him, 1 But 1 wiIl ascend and risc up to te sky”.
(1322a/1323a-d)
Aunque considero preferible entender todos estos Spr. y párrafos sueltos como
alusiones a los trabajos agrícolas para producir ofrendas, en algunos casos supone
forzar algo la interpretación, como en el primer ejemplo que se ha citado completo, en
el que haría falta una comprensión alternativa. Si por el contrario se acepta que pueden
hacer alusión a contextos diferentes, éstos son idénticos a los que se han documentado
en otras menciones a la tierra, por lo que no añadirían nada nuevo. Lo que es más
significativo es la capacidad de recrear y jugar con una idea. Incluso es posible que los
redactores buscaran con toda intención una cierta ambiguedad, de manera que se
pudiera entender de la primera forma propuesta y también de la segunda. El que todas
se documenten a partir de la pirámide de Pepy 1, incluida, no puede ser casualidad. Ya
se contempló al explicar la hipótesis de Altemníllíer la revisión de textos que se hizo
para ella.
directo, seria algo así como la ofrenda ha sido aplaudida para él, y no el aplauso le ha sido ofrecido
como ha hecho el autor inglés.
página 599
¡ fl Tierra
Por último, algunas menciones de la tierra se utilizan para expresar el poder que
ejerce sobre ella el difunto como rey. Este poder es el que le otorgan los dioses y el que
justifica sus reclamaciones a subir al cielo.
“Horus [1612b:Scth ¡ 1613a: Thot ¡ 1613b: Dwn~cnwy] has adomed himself with his
~zmr-apron ¡ Which has travelled over his laud completely(?). ¡ (...) This King has adorned
bimself with his .*zmt-apron / Which has travelled over Iris land completely(?). ¡ 0 Horas,
take your Eye which was recognized for you ¡ In te Prince-Mansion which is in On. ¡ O
King, your double recognizes you ftom your foes”. (1612a-1614c)
“O lord of te horizon, máe read>’ a place for me, for if you fail to make ready a
place for me, 1 will lay a curse on my fater Geb, and te earth will speak no more. (...) te
earth being entirely dammed up, the borders will be joined together, te river-banks will
unite, te roads will be inipassable to travellers, the slopes will be destroyed for those who
would go up”. (277a/278c-279c)
XIII.1.2. t3wy
página 600
Tierra 1 nI
“1 have inundated te laud which carne forth ftom the lake, 1 hayo tom out te
pap>’rus-plant, 1 bave satisfied tbe Two Lands, ¡ have united te Two Lands, 1 have joined
m>’ motor te Great Wild Cow”. (388a-c)
~ No obstante, Faulkner prefiere traducirlo como the two earths, frente al Two Lands habitual.
página 601
1 si Tierra
t?-m.f~w. Aunque ninguno de ellos es muy abundante, el Alto Egipto aparece citado más
del doble de veces que el Bajo Egipto. Sin embargo esa estadística falsea ligeramente
su presencia en los textos, pues con frecuencia no se contraponen &rntw con t?-mbw
sino el primero con otro término que designa también el Delta pero sin mencionarlo
por su nombre oficial.
Las apariciones aisladas del Alto Egipto se refieren a calificativos de dioses a
los que se asocia con esa región: sUs, ímy nwbr, nb Xmcw, Seth, el que está en Nubet,
Señor del Alto Egipto (204a), s~b ... hnty t3~&mcw, Orión ... el que lidera la tierra del
Alto Egipto (959d-e) o ir rn.kpw n ínpw (...) ir rn.kpw n z?b gm<w, a este tu nombre de
Anubis (...) a este tu nombre de chacal delAlto Egipto (1257a/c). Frente a ellos, ningún
dios es calificado como originario del Bajo Egipto, aunque hay divinidades que se liga
explícitamente a sus ciudades.
El texto más insólito dedicado a un dios del Alto Egipto es un Spr. completo, el
319. Se trata de una oscura afirmación de la identidad del rey con el dios sol seguida de
una referencia aún más oscura a un posible ritual. En la primera parte el rey se
identifica con el sol, aquí denominado toro con rayos en el centro de su ojo; la boca del
rey-toro está sana por la llama que sale de ella, la cabeza lo está por sus cuernos, que
son los del señor del Alto Egipto.
“Re King is te Bulí with radiance in the midst ofbis eye, te King’s mout is bale
through tlie f¡eiy blast and dic King’s bead trough te borns of the Lord ofUpper Egypt,
te King controls te god, te King has power over te Ennead, te King makes lapis-lazuli
grow, te King rnakes te twn-plant ofUpper”. (513a-d)
La segunda parte guarda similitud con el ritual de atar las umbelas de la planta
de papiro dedicado a la diosa Hathor o a las diosas bovinas que le precedieron (388a-
página 602
Tierra 1 nI
c), que ya se ha presentado en el apartado anterior. Se han sustituido aquellos por las
cuerdas confeccionadas con la plantadm¿*mt y donde aquél une los Dos Paises éste lo
hace con los cielos y manifiesta la extensión del poder real sobre las tierras del norte y
del sur (514a-b).
También en relación con el destino celeste reservado al rey difunto está la
ayuda que recibe de los dioses del Alto y del Bajo Egipto. Bajo las órdenes de Gueb,
éstos le ascienden al cielo y a través de ellos obtiene su poder eterno (1824k). Ambas
regiones representan la totalidad del país que queda bajo la protección de los cuatro
dioses que están junto a los cetros cósmicos, los que mantienen, como pilares, el cielo.
El rey, el Sefior de los Dos Países, viste y se alimenta de lo mismo que estos dioses, es
por tanto uno de ellos, de manera que después de muerto sigue extendiendo su
protección sobre Egipto.
“Re King is one of tese four gods whom Geb fashioned, who traverse Upper
Egypt, wlio traverse Lower Egypt, who stand with their staffs, who smear on unguent, who
are cIad in red linen, who live on f¡gs and drink wine; the King is anointed wit that
wherewith you are anointed, te King is cIad wit tat wherewith you are ciad, te King
lives mi that whereon you live, te King drinks ofthat wherofyou drinic”. (1510a-1512d)
“O Osiris te King, Ilorus has Iitted you into te ljnw-bark (...) May you be migbty
{Jpper Egypt as this Horus tough ‘whom you are mighty; may you be mighty lis Lower
iii
Egypt as this Horus trough whom you are mighty, tat you ma>’ be mighty and protect
yourselffrom your foe”. (1824a/d-g)
extensiva también a las fortalezas de la vecina región asiática y a toda la r~yt zntt,
plebe o población hostil, no necesariamente extranjera (1837a-c). Teniendo en cuenta
la pérdida de autoridad de Pepy 11 -única pirámide en que se ha documentado por ahora
página 603
1 n Tierra
el Spr.- resulta interesante valorar su presencia como una forma de corregir en el más
allá e] debilitamiento del poder real que se había producido en este mundo.
¿Puede ser esa la razón por la que se introdujo también en esta pirámide un
himno en el que el rey difunto es vestido con algunas de las insignias reales y aparece
en conclusión como rey del Alto y del Bajo Egipto? En todas las anteriores había
habido textos en los que se revestía al rey con insignias reales, pero no aparecen con
tanta frecuencia como en ésta, en la que nuevos Spr. se añaden a los que se crearon
para las tumbas previas, que son también recogidos. La finalidad en éstas era además
diferente, pues reproducían las ceremonias de la realeza para propiciar la aparición del
monarca difunto como gobernante del cielo, no del reino terrestre que ya había
abandonado.
“O Osiris the King, 1 bring to you te Eye ofHorus which is in Weaving-town, this
Ernutet-garment of which te gods are afraid, so that te gods ma>’ fear y’ou just as te>’
fear Horus. O Osiris te King, 1-lorushas put bis Eye on your brow in its name ofGreat-of~-
Magic. O Osiris te King, appear as King of Upper and Lower Egypt”. (1794a-1795b;
texto completo del Spr. 63514)
Queda una última presencia de la tierra diferente a las demás, pues también lo
son los textos en que aparece, que forman un grupo particular y muy diferente: los
encantamientos contra serpientes. En ellos, Ñ se suele entender de forma prosaica, la
tierra como espacio real, el suelo en el que hacen sus madrigueras los reptiles.
“Re head ofte great black bullís cut oíl’. ¡ O hpnw-snake, ISa>’ this against you; ¡
O god repelling seorpion, 1 say this against you. ¡Turn round, sUde into te earth, for 1 say
tus against you”. (227a-c; texto completo del Spr. 227)
~ El Spr. 592, que aparece en M y N también concluye con una aparición como nsw-bity.
página 604
Tierra 1 nI
“O earth, swallow up what went fort ftom you; O monster, lic down, crawl away”.
(225a-c; similar idea en 230a)
resulta extraña, pero se trata del término tradicional, desglosado en sus vanos
elementos, con la enseña sustituida por el halcón sobre el estandarte, de idéntico valor
página 605
¡ rE Tierra
como detenninativo, ~ Resulta sorprendente que unos textos funerarios sólo emplean
este sustantivo en una ocasión. El paárrafo que lo incluye se refiere a las tumbas de los
difuntos en general. Tal vez al tener un destinatario preciso, los autores de los TP
prefirieron aludir a las necrópolis concretas que tuvieran relación con la ideología real,
Varias son las formas con que se denomina la tumba: b?t, ix, f y, posiblemente,
h?t
Es el término que se emplea con más frecuencia. En todos los casos se escribe
fonéticamente, pero hay una gran variedad de determinativos. El más habitual es ~I5.
Representa una construcción con paredes en talud sobre un podio, es decir, una
mastaba; la mayoría de las veces presenta unas líneas en el interior que pueden aludir a
corh,a,4n~
éste podría ser una deformación de que representa un sillar de piedra o un adobe16,
~‘,
que dan ellos como más frecuente, cg no aparece ni una sola vez en los TP, pues
aparece en el Reino Medio.
página 606
Tierra 1 nI
Dos son los contextos en que el término se utiliza en los IP. El primero se
refiere a una h;t hrw (1355a), tumba de Horus. La alusión resulta incomprensible, pues
“Raise yourself, O King, that >‘ou ma>’ see your Horite mounds and their tombs, tlat
you ma>’ see your Setbite mounds and their tombs”. (1904a-c)
“O King, your head is ¡mit to your bones for you, and your bones are knit to your
head for you. Iho doors of te sky are oponed for you, te sreat bolts are drawn back for
you, te brick is drawn out of te great tomb for you”. (572b-e)
Es cierto que resulta tentador suponer un origen más arcaico a estos párrafos
que a otros, pero esa hipótesis no tiene en cuenta la reescritura continua de los textos.
Por otra parte, y eso es más significativo, en ellos parece tener un significado genérico.
Los propios dioses pueden tener bwt, como se manifiesta también en la referencia a la
de Osiris en 21 12a-b, por lo que no hay razón para que el término no pueda ser
empleado para aludir a la tumba del rey.
Tomo, como grafía del término, una de las seis diferentes que se documentan
para los cuatro párrafos en que se utiliza. La referencia es suficientemente explícita
respecto a la absoluta irregularidad con que se emplea. Resulta difícil saber por qué no
se recurre a una escritura normalizada.
~1
ll~~ y su plural con triple detenninativo no son ejemplos de la grafía habitual,
página 607
1 nI Tierra
tomado de b3t.
Su significado es desarrollado de manera expeditiva por Erman y Grapow:
tumba, ya sea privada, de rey o de dios, construida o excavada en la roca18. Es decir, se
trata de nuevo de un término genérico, bien atestiguado y de significado indudable en
textos de todos los periodos, desde el Reino Antiguo hasta época ptolemaica.
Los cuatro Spr. en que se atestigua el término presentan un contexto
ligeramente diferente. En 223 es la recitación del sacerdote lector, que hace las
“Ihe>’ have indeed raised up for themselves tose who are in te tombs, whose seats
are hidden. Awake! Raise >‘ourselti Your hands on your possessions!” (1641a-c; texto
completo del Spr. 596)
“O my fatber te King, arise! Take this first coid water of yours which came from
Chemmis! Arise, you (plural) who are in your tombs! Cast off >‘our bonds, throw off te
sand which is on >‘our face, raise >‘ourself upon your lefi side, support yourself upon your
right side, lift up >‘our face ¡bat you ma>’ see this which 1 have done for you; 1 am your son,
1am your heir.” (1877c-1879b)
¿Cómo podemos explicar estos párrafos con alusiones a las tumbas en plural?
Faulkner plantea que éste seda el número del texto origina! y que se habría adaptado a
una versión en singular para incluirlo en la tumba real’9. La hipótesis es factible. Ya se
vio en el capítulo V.3 que los IP son una colección de textos de origenes diversos que
página 608
Tierra 1 nI
han recibido una nueva redacción para convertirlos en los pasaportes para la eternidad
que requiere el monarca. El empleo del término más genérico de ix, tumba, frente al
más lógico de pirámide puede deberse a esa circunstancia.
1< es un caso curioso. En los IP no aparece más que una vez. Su grafia varía
una letanía en la que Nut, en tanto que madre del monarca, recibe los nombres de drwt,
sarcófago, qrsw, ataudy 1’, tumba.
4%, st-ib
El ténnino es más bien un eufemismo, el lugar del corazón, que es el lugar
favorito del rey. El nombre de éste sigue a continuación, en genitivo indirecto (W) o
directo (1). Resulta significativo que los complejos piramidales de los dos reyes que
incluyen este término en sus textos tienen un nombre compuesto a partir de st, lugar:
~c=,hrt
20 ~Vb.1, 40, 3.
21 Hennett, Pyramid ,176
página 609
1 nI Tierra
rituales, como marco para una ceremonia en la que se circula en torno a lA dos
veces al día. Como es muy improbable que los sacerdotes realizaran dos vueltas
completas a la necrópolis a diario, el significado tiene que ser el más restringido que ha
propuesto Goedicke.
ésta incluye una wshr, además de mencionar su puerta y sus cerrojos. Estos Últimos
elementos, br.f ~tn bns, htmf m irty dwt (1266c), se pueden relacionar con las puertas
de la tumba que han de abrirse para que el diflmto pueda resucitar en otro texto26:
página 610
Tierra 1 nI
“Ihus sa>’s Horus: A boon which Geb grants! Ma>’ there be benefited (?) te tomb
ofhim whom Horus respects and Set protects.
“Ma>’ there be benefited (?) te tomb of ¡din whom Osiris respects and Khert>’
protects.
“Ma>’ there be benefited (?) te tomb of him whom Isis respects and Nepbtb>’s
protects, (even) te tomb ofte chieftain whom Mbnr-irry respects ami Thoth protects.
“Ma>’ tbere be benefited (?) te tomb of blm whom te slayers respect and tose
who are among ihe oid ones (?) protect.
“1 have come and 1 have instalied (7) ¡bis hause ofmine. The hall of this is purer
tan te firmament, te door which is on it is two opposing bulís (7), and its lock is two cvii
eyes”. (1264a-1266c)
Si recordamos que en los papiros de Abusir una wsbt es el patio porticado del
templo alto (cf ¡nfra, 11.1.4.1) y que el Spr. menciona su presencia en esta 1 ~, podría
ser factible su traducción como complejofunerario de la meseta más que como tumba,
siguiendo las ensefíanzas de los papiros de Abusir a propósito de ..LL. Pero en ese
caso no sólo se trata de una corrección a la traducción de Faulkner, sino también a la
distinción entre ¿ir y el templo funerario mismo27. Si en 1266b la casa que se ha creado
para el rey tiene wsfr, y si esta casa es sinónimo del brt de los párrafos anteriores, tiene
que incluir el templo alto.
probable. El contexto en que aparecen Mt e ix es casi idéntico, y los otros dos términos
son demasiado infrecuentes para permitir unas conclusiones sobre su uso.
Es significativo que se alude a reunir los miembros y a retirar la tierra que los
cubre en Spr. en que el difunto está enterrado en bt y en iz, tumbas construidas o
excavadas en la roca, y por tanto con cámaras huecas en las que la tierra no entra en
contacto con el cadáver. Por otra parte, las tumbas en que se ha documentado el
fenómeno de los enterramientos anómalos predinásticos son simples fosas escavadas
en el suelo, no este tipo de trabajos más complejos y característicos de un momento
página 611
nI Tierra
comprensión, se emplea en los IP con una cierta variación ligada a cada reinado. se
Pepy II, mientras que la fonna con el bilítero en una posición anómala, ~i’oA, es
exclusiva de este último reinado. Por último, también en éste, se escribe en una única
dedicado a hrt, pues es con este término con el que se designa. El segundo es una
letanía que defiende el monumento del ataque de cualquier divinidad que se acerque a
él con malos pasos. El tercero es un encantamiento de protección de la pirámide y de
su templo funerario, calificados como mr pn bwr-ntr pn. Se entienden, por tanto, como
dos entidades que han de ser protegidas independientemente.
“A boon which Geb and Atum grant: that Ibis pyraniid and temple be installed for
me and for my double, Md ¡bat tis pyramid Md temple be enctosed for me and for m>’
double. This Eye ofHorus is pure; ma>’ it belong (?) tome.
“Asfor anyone who shal¡ lay a fmger on ¡bis pyramid and temple which belong to
me and to my double, he will have ¡aid bis finger on te Mansion of Horus iii dic
página 612
Tierra 1 nI
sustituido por -con el determinativo reducido al busto con el capazo-, k?t, término
mucho más genérico y que en este contexto podría significar construcción30. Similar
contenido aunque muy diferente en su desarrollo es el Spr. 601. La conservación del
monumento parece haber sido una de las preocupaciones básicas que se planteaba a la
mentalidad egipcia.
El Spr. 600 tiene un significado similar, pero en vez de interpelar
genéricamente a todos los dioses, se hace de manera específica a los de la Enéada
heliopolitana: Atum-Khepri, Aun, los nueve dioses y finalmente Horus, en una
gradación coherente que va desde el demiurgo en su aspecto de Khepri -es decir, la
imagen de todo inicio que mantiene intactas sus potencialidades-, su propia versión
como dios en la madurez, sus hijos, y la última generación encamada en el dios halcón.
El texto proporciona además la personificación de las construcciones fUnerarias con el
propio Osiris, el dios que asegura la resurrección (1657b).
La wsbt, (cf supra, 11.1.4.1), es el patio a cielo abierto del templo alto, como ha
sido reconocido en los papiros de Abusir. El término aparece citado en los TP en un
contexto muy claro y definido: la recepción de ofrendas por el rey, que le permiten
mantener su existencia corporal.
30 wb. V, 100,8.
página 613
ir Tierra
La grafia es la más irregular de todas las que se han analizado en este trabajo,
pues en muy contadas ocasiones se repite la misma forma de escribir el término.
En algunos párrafos se ha escrito, en el interior del logograma, el signo fonético
0,t.
~,wsh,yenotraséstey
En general, se utiliza el signo logográfico con una variedad desconcertante. En
varios párrafos se escribe con el signo E’!. Éste representa un recinto almenado que se
emplea como determinativo de la palabra sbbt, puerta fortificada31. Pero en una
ocasión el signo se usa como logogrania en la expresión btp wsbt, en paralelo a la
grafia más frecuente en la versión de N, lo que permite su asociación con el término
aquí estudiado. En otros dos párrafos, se escriben los signos fonéticos wsh y t en su
interior. El resto utiliza el signo ¡U, unas veces sin contrafuertes exteriores y otras,
más frecuentes, con ellos, y en todos los casos girado en ambas direcciones.
Sólo en una ocasión el ténnino se escribe con todos los signos fonéticos, pero
complementado con un determinativo que conjuga las murallas con contrafuertes y el
página 614
Tierra ¡ nI
los productos de la ofrenda tipo (1939a-c), mientras que en la lista de ofrendas de F/N
página 615
¡ ir Tierra
rey tras la muerte. Por su ubicación en la wsbt simbolizan tal vez las provisiones traídas
al templo desde el exterior con esta finalidad.
Esto no impide que pudieran tener también alguna utilidad práctica, y de hecho,
en la documentación administrativa aparece, igual que en el ritual de ofrenda de la
autorizadas, de ahí que en las tumbas se utilizara también el término btp wsbt; o bien
eran el lugar donde esperaban las ofrendas hasta el inicio del ritual mencionado33. Esta
segunda posibilidad es la que conviene al contexto al que aluden los TP34.
En paralelo a wsbt, una buena parte de los Spr. en que ésta aparece, mencionan
también un segundo espacio calificado como nmt. La información que proporcionan
sobre ella es complementaria a la de la primera.
bloque del carnicero, y ‘~‘, su cuchillo, combinados para formar el logograina nmt,
pagino 616
Tierra 1 ir
Tan sólo en una ocasión (21 4c) nmt aparece sin un calificativo o genitivo
indirecto que la relacione con una divinidad. Puede ser nmt wrt, el gran matadero
(19470, nmt nfr, el matadero del dios (869c, 2194c), o estar ligada específicamente a
Horus (1939e), Seth (865c), Khentyimentyu (SUd) u Osiris (865c, lSSla, 19470.
De ella proceden las ofrendas de came de bóvido que recibe el difunto. Es
evidente que no podía ser de otra manera, pero es significativo que sólo se menciona
este alimento. Esto indicaría que en su concepción, no estaba ligada a ningún tipo de
almacén donde se guardase otro tipo de productos, o al menos que éstos no se
reconocían como procedentes de él. La carne que recibe el rey en los textos, es la de la
patas delanteras, tp~7 (1939d, 19470, la de las patas traseras, iw~ (865c, 1939d), y,
en especial, la de las costillas, fbtyw, que si nos fiamos por el número de apariciones
era la parte preferida del animal (Sud, 865c, 869c, 1939e, 1947f; 214c y 2194c
especifican además que su carne estaba asada, ?krt). La grafía de ~btyw suele presentar
como determinativo dos costillas -~ o dos trazos 1 1, pero la terminación plural -tyw es
indiscutible, por lo que puede indicar que esta ofrenda de carne que recibe el rey
nmt, cuya traducción más literal vendría a ser la casa del matadero, y que Posener-
Kriéger ha identificado con la sala longitudinal al norte del templo (número 11 de la
figura 5). Por estas contabilidades y cuadros de personal, sabemos que el ganado no era
~ Gardiner, Egyprian..., 515, T29, cuya nota sobre la grafla del término en los TP es incorrecta.
36Wb. II, 264: Schalchtbank, Richtstfltte.
~ Wb. III, 268: (Vorder)schenkel; 4: zumeist des Rindes.
~ Wb. 1, 50, 3-5: Fleischstock ani Knochen; Teil des Beines, des Rindes als Speise.
página 617
1 ir Tierra
sacrificado en el propio templo, pues llega ya muerto del templo solar, según señalan
los cuadros de servicios de transporte. La carnicería sería un tipo de depósito en el que
se descuartizaban los animales39.
Entre su personal se incluye un carnicero, que se ocuparía del
descuartizamiento, dos hnty-~*, que se han de ocupar de imyt wstt, y un titulo
página 618
Tierra 1 nI
XIIL2.3. tp¿zt
se va a analizar de qué manera esa información puede servirnos para comprender las
escribe con todos los signos fonéticos unilíteros necesarios, por lo que lectura y
transliteración no presentan ningún problema. No sucede así con los determinativos.
Puede aparecer con una portada monumental , un gozne E, un santuario que
recuerda la silueta del pr-nzr, el santuario del Delta ~, el más genéríco de lugar de
“My e>’e is on you, O you who are lii >‘our cavern [(p4zt]!Drag yourself off, O you
god in it, ftom before me! 1 ani te Great Maiden; he whom 1 see will not live; he on whom
página 619
1 nI Tierra
my eye falís, bis head will not remain in place. O sriw-snake, crawl awa>’! O you who are
in te n?wt-bush, tum over!”. (682a-f; texto completo del Spr. 389)
El determinativo en cada uno de los cuatro casos -uno de los Spr. se conserva
en dos versiones- es diferente: iFNI, f~, ~ o sin él, de manera que no podemos
extraer ninguna conclusión significativa de ellos.
La unión de estos dos términos plantea todo tipo de dudas. Se parte del
principio, que parece admisible, de que se trata de un sustantivo y su determinante en
genitivo directo.
El primer problema está en la variabilidad singular ¡ plural de las tres únicas
apariciones en los TP: ~p¿itptr (1680b, ambos en singular), tpbwt ptr (1078b, plural ¡
singular), rphwtptrw (852d, ambos en plural).
Los determinativos de jp¿zt son también variados: gozne, dos veces la capilla
del Bajo Egipto o ninguno, es decir, los mismos que en otras ocasiones, de manera que
no parecen poder servir de base para una interpretación precisa. ptr se escribe siempre
con dos ojos.
Idéntica variación hay en el tema de los textos en que se encuentran, pues son
una invocación al dios solar, un texto de ascensión y otro de resurrección. Sin
embargo, los párrafos mismos tienen una cierta semejanza que manifiesta que los
escribas tenían una conciencia clara del campo semántico de estos términos, si no es
incluso una derivación a partir de una fluente común, es decir, de un texto común a
todos ellos. El primer texto está documentado en la tumba de Pepy 1 y los dos restantes
en las de Merenré y Pepy II:
página 620
Tierra ¡
speaks to me when 1 ascend to tbe sk>’, 1 am anointed with unguent and ciad in fine unen.”
(l0’78a-1079b)
“Hail to you, Great One, son of a Great One! Ibe roof(?) of te ¡-‘r-wr is torn offi?)
for you, dxc Pr-nzr serves you, te apertures of te sky-windows are opened for you, te
movements of the sunshine are released for >‘ou.” (852a-e)
“Raise yourself, O rny faiher, great King, tat you may sit lii front of them; the
apertures of dxc sky-window is opened for >‘ou and your sunshine-stride is extensive. ¡ sa>’
this to you, O my father the King; ¡ calI out “OhoV’.” (1680a-d; texto completo del Spr.
604)
En todos ellos el verbo de la frase en que aparece fp¿ú ptr es wn, abrir, de
manera que se trata de algo que puede ser abierto y que permite salir en un caso a los
pasos de Nun y en otro a los rayos del sol. Es tal vez por esta circunstancia por lo que
el término pir, determinado por dos ojos, ha sido definido en el Wb. como una parte
del cielo, quizás sus aperturas, desde las que el sol mirarla hacia abajo42. Así, Sethe
tradujo rpbt ptr como die Lócher der HimmelsfensteM3 , los vanos de las ventanas
celestiales, que Faulkner ha repetido. Pero el propio Sethe reconoce que gr podría
también entenderse como Schauen, mirada.
Sin embargo, en esta traducción, los determinativos de gozne y de capilla no
tienen ningún sentido. ~4zt es comprendido sólo como una apertura no como un refugio
con cierres, que podrían sugerir los signos aludidos y el propio verbo wn empleado,
aunque éste tiene también sentido para los vanos, permanentemente abiertos.
Podrían ponerse en paralelo con la )bt, que es la región celeste que cumple la función
de dar salida al sol en el alba.
página 621
nI Tierra
‘t.. the sky is complete, te earth is complete, the caverns are complete, and wbat is
in tbem is complete before these four gods lii their goings forth of...” (1076a-b; texto
completo conservado del Spr. 502C)
Se establece aquí un paralelismo entre cielo, tierra y tpbwt, como si éstas fueran
un elemento constituyente del cosmos. Cuatro dioses se mencionan con frecuencia
relacionados con los cuatro puntos cardinales y los pilares del cielo; también son
cuatro los hijos de Horus que protegen las vísceras momificadas, pero en este contexto
parecerían fuera de lugar.
“O you who are protected by my hand, it is 1 who say what is lii te heart of te
Great One in te Festival of Red Linen. 1, even 1, am Sia wbo is at te right band of Re, te
haughty one(?) wbo presides over te Cavem ofthe Abyss”. (268a-d)
En este texto no parece tener un referente real, sino imaginario. El astuto que
preside la ~p¿itnw(w) parece aludir a un lugar mítico, la fuente de la que manan las
aguas, no sólo las del caos primigenio, sino también las del Nilo.
“Live te life, for you bave not died te death, just as Horus who presides over
Khem lives. Tbe Great Cavern ofOn is opened to him, (even be) te great One ofte litter,
te Great One ofte carrying-chair of te Foremost ofte Westerners. They give you water
at te montbly festivais and at te half-montly festivals, and you give to te great ones,
you lead te lesser ones”. (SlOa-81 lc)
página 622
Tierra 1 nI
Ya se ha visto en el capítulo 111.4 que los primeros son mencionados en los papiros de
Abusir (aquí llamados ibd~~, mientras que en los IP son tp-1bd45 ), aunque no se ha
conservado en ellos referencia alguna a los ritos de la Mitad del Mes, por más que
debían de ser igual de importantes, pues también los citan las listas de ofrendas de las
mastabas. A pesar de su nombre, tp-ibd, comienzo del mes, se trata de una fiesta que se
celebra el segundo día y en la que se hacen ofrendas a los difuntos en sus templos y
Posener-Kriéger encaja sin problemas. Es tal vez la única referencia en que esa
equivalencia es posible sin ambigoedades en los TP.
Por último, en el Spr. 581 se yuxtapone la ~p¿ztcon la wsht, en lo que parece una
identificación de ambas. A pesar de la presencia de otro elemento característico de la
arquitectura de los templos, la relación con las capillas de los nichos es problemática.
Es evidente que uno de los dos términos es usado de manera simbólica y se emplea
para transferir al otro su significado o su función más representativa.
“Ibis is this cavan of yours, te Eroad Hall, O Osiris te King, which brings te
wind that it may be strengthen the north-wind and lift you up as Osiris te King. Ibe
Winepress-god comes to you bearing grape-juice, and bnty-mnwtf bearing the bowls of
tose who preside ayer te Conclaves (...) O you who run in your power hence(?) to your
cavern, may you go afier your spirit lii order to catch te winds Hice te hand of Kherty
who is pre-eminent in N[z]lr.” (lSSla-1552b ¡ 1557b-d)
Se alude a la fertilidad a través de la llegada del viento que refresca y hace más
placentera la vida, del líquido del dios de la prensa del vino y de Khentymenutef, que
preside las ofrendas de carne. Parece que es, por tanto, de la función de la wsht de la
que se está hablando. En ese caso, ¡p¿it es la que está sirviendo para calificar al patio de
la ofrenda. La wsht es, así, la caverna de Osiris, es decir, un lugar en el que el dios
preside como lo haría en su naos.
La conclusión general es que las tp.~*wt mencionadas en los IP no pueden
relacionarse con los nichos de la capilla de entrada al Totenopfertempel. Sólo en
algunos Spr., una cierta equivalencia es factible, pero como podría serlo en el sentido
página 623
1 nI Tierra
salas, wbt no parece tratarse más que de un nombre genérico, aplicable a esos y a
cualquier otro nicho.
XIII.2.4. zh-ntr
sb-ntr ti inpw del Reino Nuevo, es decir, con el zb-ntr, que se analiza aquí, y él
página 624
Tierra 1 nI
‘IP del z4-ntr y de qué manera se puede relacionar -o no- con el complejo funerario.
Curiosamente, sus diversas grafías presentan una clara distribución de empleos.
La forma más frecuente, flR, se utiliza exclusivamente para el título de Anubis: inpw
~nty z¿z-ntr, salvo un párrafo que escribe éste con (1909a) y otro en que la grafía
citada se utiliza para referirse al lugar de procedencia de los recipientes de purificación,
pero se hace a continuación de una mención a Anubis con este título especifico, por lo
que parece lógico que no se emplee una escritura diferente para aludir a un único lugar.
Las otras dos formas de escribir el término se documentan en escasos párrafos:
un texto del ritual de ofrenda (26b) y una letanía (184a). En el primero se trata de una
alusión sin contenido específico, aunque aparece en plural en la versión W y con el
El contexto de aparición de inpw ~nty zb-ntr es poco definido, puesto que éste
es sólo uno de los varios títulos que se aplican a Anubis. Sobre todo, no aporta ninguna
información clara acerca de la función, contexto o ubicación del z¿i-n¡r.
Calificado con ese título, Anubis actúa en varias ocasiones como un dios
violento que defiende los intereses del rey y que le otorga determinados beneficios
celestes.
“May you smite your ami against your foes, whom Anubis, who presides ayer te
God’s Booth, gaye over to you when he placed you, O King, at te head of the
Westerners”. (1 909a-b)
“Anubis who presides over te God’s Booth has cominanded that you go down as a
star, as te Morning Star”. (1295a)
página 625
1 nI Tierra
Osiris46. Sin embargo, en los IP, contrariamente a esta opinión, Anubis, como dios
que preside su pabellón, y en paralelo a Upuaut quien no actúa de ninguna forma,
puede llegar a reaccionar de un modo violento frente a los seguidores de Set:
“Seize them, remove their heads, cut off their limbs, disembowel them, cut out their
heads, drink of their bloed, and claim their hearts iii tis your name of Anubis Clainier of
bearts! Your eyes bave been given to you as your two uraei because you are Wepwawet
wbo is on bis standard and Anubis wbo presides over te God’s Hootb”. (1286a-128’7c)
En tanto que inpw bntv zb-nrr, dos Spr. le hacen presidir la purificación que se
realiza por medio de recipientes nmst, &pnt y ‘?bt, en número variable, y que se dice
que proceden del zb-ntr en un párrafo (1365a-b), mientras que lo hacen de <¿¡-np’, la
fortaleza del dios, en otro (2012c). No se dice que las abluciones que se realizasen con
el contenido de esas vasijas -que es agua en numerosos otros textos en que se
mencionan, aunque en esos no se diga su procedencia- se llevaran a cabo en el z¿1-ntr,
de manera que no se puede llegar a determinar, a través de la información
proporcionada por los ‘IP, cuál es la función de este lugar. También queda sin recoger
cuál es su ubicación o si presenta alguna relación con el complejo funerario real. El
problema, por tanto, con esta fuente, queda sin resolver, y ya se ha visto que a través de
las ilustraciones en tumbas privadas tampoco se llegaba a ninguna solución
satisfactoria.
XIIL2.5. ¡ITt(y)
página 626
Tierra ¡ nI
paralelo o como itrt wrt. En los primeros, los santuarios parecen estar personificados,
pues se explica que vienen hacia el rey inclinados, haciendo el gesto de prosternarse
(1w ... m ksw). itrt wrí se encuentra junto a .f s¡z4i (938c); este lago aparece en otro
párrafo (93Gb) en el que está asociado a ?hw, de manera que parece evidente su
localización celeste, e incluso, por los epítetos y el contexto general, en el este del
cielo. Por analogía, el resto de las apariciones de itrt, sin calificativo concreto, parecen
responder a una imagen idéntica, como,
“...and sit 011 the throne of your father Geb lii front ofdxc Conclave [itt] upon this
tbrone of iron at which dxc gods marvel”. (1992b-c)
No hay ninguna seguridad de que la materia de la que está hecho ese trono, bU,
sea efectivamente hierro, como traduce Faulkner -los textos son del Bronce Antiguo-
pógina 627
¡ nI Tierra
pero es la que se emplea para el trono celeste del rey en infinidad de Spr. (736a, 770c,
800d, etc).
“She [Nut]bears you, O King, like Orion, she makes your abode at te head of the
Conclave49. The King shall go aboard te bark ¡fice Re on te banks of te Winding
Waterway”. (21 ‘72 a-b)
ítrty, en dual, detenninado por las dos capillas, no se presta a dudas respecto a
su localización en el cielo. Así lo afirman los determinativos frecuentes: ítrty pl (757b),
ítrty 3ht (1541b, 1862b, 1992a) o, de forma menos evidente, itrty blw iwnw (1262b) e
ítrty ntrw (1978a). Por el contrario, no hay ningún calificativo ni contexto que nieguen
ese planteamiento. En todo caso, algunos no permiten ninguna afirmación concreta,
pero no dejan de relacionar Urty con los dioses.
Sethe lo traduce en todos los casos como Doppelpalast, en el cielo, en el
horizonte o sin calificativo según el caso. Su traducción tiene completo sentido, pero
contrasta con la personificación de lírí en singular de algunos Spr., en los que no
parece poder entenderse como una construcción. La frecuente asociación de ¡tay con la
Enéada parece hacer posible un paralelismo, y que la palabra pueda comprenderse no
sólo como un lugar físico, sino también como la congregación o conjunto de dioses
que se encuentran en él. Ambas traducciones son factibles en todos los párrafos, por lo
que no hay una base para la elección, salvo la propia decisión del autor. Sólo en el
último párrafo que se recoge a continuación, de nuevo hay un paralelismo con los
dioses que parece englobar a ambos términos.
“The Herdsman waits upon you (even you) who are at te head of te Two
Conclaves [itrty] as Mubis who presides over te God’s Bootb, and you maice te
Followers ofHorus content.” (896c-897a)
~ El texto de Faulkner está en plural, pero debe de tratarse de un error, pues el texto jeroglífico lo
escribe en singular, con una sola capilla y una estela como determinativo.
50 Molinero Polo, El rey..., en prensa.
página 628
Tierra ¡ nI
“May you cross the Winding Waterway, may you traverse tlie Canal ofKenzet, may
you falí iii te eastem side of the sky, amy you sitin te Two Conclaves of te horizon,
may you put your hand on them, may you put your hand on te gods, may they give you
praise wben they cometo you bowing just as they give praise to Re when tey come to him
bowing.” (1541a-1542b)
propio del templo -pr-wr, pr-nzr, pr-nw- se puede plantear que se está hablando, sin
duda, de los edificios reales. Usado en plural podría designar también al conjunto de
los dioses egipcios; usado en singular y determinado por una u otra capilla, podría dar
a entender que las propias divinidades son comprendidas como divididas en dos grupos
que representarían a cada una de las dos mitades del país. La dualidad se extendería
así, también, al cielo.
página 629
CAPíTULO XIV
LOS ELEMENTOS DEL UNIVERSO RELACIONADOS
En este último capitulo se va a revisar aquellos párrafos en los que los propios
textos establecen una relación directa entre alguno de los elementos del Universo.
No se trata de explicar aún cuál es mi opinión sobre este tema, que se
desarrollará en las conclusiones finales, sino de mostrar cuáles tenían alguna relación
entre ellos y cómo era ésta según la perspectiva egipcia. Con ese fin, sólo se tendrá en
cuenta aquellos textos en que de manera evidente se establece algún tipo de
correspondencia entre los elementos citados, y no aquellos Spr. en que se citen varios
componentes del universo, o sus partes, pero no quedan relacionados de alguna forma.
xIV.l.pt-t3
“My water is in the sky, my fledgelings are on earth, my heart is...’ ” (688; texto
completo del Spr. 392, T)
Con frecuencia se alude a unas cantidades que resultan enigmáticas por falta de
explicación. La ofrenda parece consistir en cinco partes de las que tres están en el
pdgina 631
Ia Los elementos...
cielo, con Re, y dos en la tierra, con las dos Enéadas (lZld, 2156~; en 1072b las
cantidades son una en el cielo y dos en la tierra).
Los encantamientos contra reptiles también recurren al contraste entre ambos
elementos, en un modelo que se repite idéntico. “The serpenl is N? Gze sky, the
cenripede is on eurth” (244a), es el inicio de varios de estos encantamientos (Spr. 240,
299 y 378).
La mayoría de las referencias combinadas al cielo y a la tierra se encuentran en
los textos de transfiguración.
En ellos, con mucha frecuencia, se repite la idea de que el ascenso del rey a los
cielos se produce en una especie de cataclismo cosmico en que el cielo y la tierra se
sienten afectados por el suceso. El cielo, nombrado siempre primero, mdw, habla
(,$ruena? 549a, 11loa), 3wi, se estremece (924a), psd, se extiende, se expande (956a),
rmi, llora (1365c), nhm, grita (de nuevo, posiblemente, con el sentido de tronar,
1771b, 2234a), nwr, tiembla (1933g, 2109), nbi, arde, se inflama (2063b), sd3, tiembla
(2238a). Mientras que la tierra siempre sd3, salvo en 956a y 2238a en que se usa el
verbo nwr, y 1771b en que se emplea nmnm. En los tres casos el significado es
idéntico, temblar, con distintos matices. La idea se introduce en los TP con cierto
retraso, pues se menciona por vez primera en una única ocasión en la pirámide de Teti,
y sólo a partir de la de Pepy 1 comienza a repetirse con más frecuencia.
Un tema habitual es el de la ascensión hacia el cielo y el consiguiente
alejamiento respecto a la tierra. Todos desarrollan la misma idea, aunque revisten
formas dispares, que no parecen derivadas de un prototipo común.
“Someoneflies un, 1 fly up t?omyou. 0 men;1 am not for the earth, 1 am for the
sky.” (890a-b)
“Stand up, remove yourself, 0 you who do not know the Tbicket of Reeds, that 1
may sit in your place and KW over the sky in your bark, 0 Re, that 1 may push off !?om the
land in your bark, 0 Re.” (367a-368a)
“Nut has laid her hands on you, 0 King, even she whose hair is long and whose
breas@ hang down; she carries you for herself to the sky, she will never cast the king down
to earth.” (2171a-b; 1345a es similar)
página 632
Los elementos...PI
“1 will ascendto the sky to you, 0 Re, for my face is that of falcons (...) Tbere is no
word againstme on earth amongmen, there is no accusationio the sky among tbe gods, for
1 have atmulled the Word agahtstme, which 1 destroyed in order to motmt up to the sky.
Wepwawet has causedme to fly up to the sky amongmy brethen the gods.” (461a-b/462a-
463a)
“0 you who ferry over the righteousboatlessasthe fenymaa of the Field of Rushes,
1am deemedrighteous ia the sky aad oh ea&” (1188b-c)
Otro tema recurrente es el del cielo sujetado por una divinidad -el rey
divinizado en 1156b y 2013a, Uneg, hijo de Re, en 952d, Gueb en 1142d, Tefnut en
1405a-, que en ocasiones lo mantiene separado de la tierra, mientras que en otras
también sostiene a ésta
“You shall support the sky with your hand, yoo shall lay down the earth witb your
foot, a Iibation shall be poured out at tbis kiig’s gate.” (2067a-b)
“You beat up tbe sky with your right side,possessinglife; (.,.) YOUsupport the eatth
witb your len side,possessingdominion.” (1528c-1529a)
“Give me tbeseyotu two fmgers which you gaye to the Beautiful, the daughter of
the great god, when the sky was separatedfrom the earth, when the gods ascendedto the
sky, you having a soul aod appearingin the nont of your boat of 770 cubitswhich the gods
of Pe botmd together for you, which the eastemgods built for you.” (1208a-1209b)
página 633
Por último, numerosos Spr. juegan con la oposición cielo-tierra buscando una
complementariedad. La casa celeste y el trono terrestre del rey son permanentes
(458d); cielo y tierra están abiertos al rey (518~); ninguno de ellos se oponen a él
(622c-d); sus dioses respectivos se unen para colaborar en su ascenso (941c, 1473~) y
así el cielo esta en paz y la tierra en alegria (1775a); sus jefes principales se prosteman
ante el monarca divinizado (2038b). Algunos párrafos hacen el mismo comentario
respecto a ambos componentes cósmicos para reforzar la idea de la extensión a todo el
universo creado; así, el rey, como constelación Orión, pasa una estación en el cielo y
otra en la tierra (186a), las entrañas y sangre de los enemigos del rey se reparten entre
ambos (292b), o la Enéada esta presente en los dos (1116d/lll7b).
página 634
Los elementos... iE!
Un poco más numerosos son aquellos textos en que se relaciona uno de los
elementos primordiales con el cielo o la tierra, o con ambos.
página 635
rl Los elementos...
página636
Los elementos...!z
no son definidos con mayor detalle. Tampoco la presencia de los npw n(í)wtyw añade
mayor información o al menos, a falta de documentación suplementaria, no se puede
interpretar mejor.
El Spr. 694 esta en un estado tan fragmentario que el paralelismo entre los
imyw w(w) y los &nnmt (2147a), el pueblo solar, no puede tampoco llevarse más
lejos que su simple presentación.
También las grandes lagunas del Spr. 603 impiden poder comprender la
afirmación de que él -Le1 3!~mencionado previamente, es decir, el rey transfigurado?-
ha venido para gobernar los nomos, las ciudades -se supone, por tanto, que de la tierra-
y a los imyw nw(w) (1678b).
Sólo en un encantamiento contra serpientes la contraposición nw(w) - tierra es
evidente, pero como en todos estos textos mágicos, parece mas importante la imagen
proporcionada por las palabras que el contenido mítico:
“Fall, 0 serpentwhich came forth from the eruth! Fall, 0 tlame which came forth
from the Abyss! Fa11down, crawl away.” (237~b; texto completodel Spr. 233)
“The King is a great falcon which is on the battlementsof Hhn whose name is
hidden, tahhrg what belongs to Atum to Hhn who separatesthe shy from the earth and the
Abyss:’ (1778a-b)
Por último, otro texto presenta a nw(w) actuando de forma activa en beneficio
de la creación. Da la impresión de que, nacida de él, se encarga también de mantenerla
al elevar el brazo del rey hasta el cielo para que sustente la tierra (15 17a).
No obstante, la conclusión general es de una cierta pobreza de información. En
ninguno de los párrafos conservados se rompe el silencio en tomo a la ubicación y
relación topográfica entre todos estos elementos. Se diría, como ya se ha señalado para
púgina 637
n Los elementos...
otros aspectos, que o bien resultaba tan conocido que no había necesidad de
explicitarlo, o, más probablemente, que nunca se habían planteado de manera
consciente este problema.
Se recoge aquí las referencias a cielo y tierra que, o bien no los presentan por
estos nombres, o bien los unen a otros elementos cósmicos. Son, por tanto, todas
aquellas alusiones que no caben en el simple y frecuente paralelismo pt-t3 analizado en
la primera parte de este capítulo.
En el Spr. 261, el desplazamiento del rey, ante el viento, hasta los límites del
cielo y de la tierra, transformado en una llama, es descrito posteriormente a través de
los elementos que ha de atravesar: J’3s W Sw, nmt.f 3kr (325a), que Unis atraviese el
aire (fw), que vague por la tierra (3kr).
En 478a, las divinidades que ayudan al rey en su ascenso al cielo y hacen de sus
brazos los soportes que lo elevan, son clasificadas como los n-m b3w p, nfrw b3w n!m,
ntrw ir(y)++ pt, nfrw ir(y)w t3, los dioses-bau de Buto, los dioses-bau de Hieracómpolis,
los dioses que están hacia el cielo y los dioses que están hacia la tierra. Estas
divinidades corresponden, por tanto, a dos de los pares en equilibrio más significativos
del pensamiento egipcio: el Doble País, representado a trav6s de las dos ciudades
emblemáticas de sus mitades, y la contraposición cielo-tierra.
Esta última es desarrollada por un buen número de textos en los que ambos
quedan enmascarados bajo términos que denotan un concepto idéntico pero con formas
diferentes. Así, encontramos la contraposición entre mhtpt - t3 - t3wy (814b-c), el norte
del cielo, la tierra y el Doble País, wpt pt - pt - &nm’w / f3-mFw (854c-e), la cima del
cielo, el cielo y el Alto y el Bajo Egipto; también el firmamento puede estar
representado a través de qbhw y @t, frente a la tierra repartida de nuevo entre Alto y
Bajo Egipto (202a/c), o el cielo se divide en dos partes que hacen eco al Doble País
(pty - t3wy, 541c), e incluso se presenta en plural, pwt, en paralelo a las tierras, así
mismo múltiples, del sur y del norte, MW rsyw mhtyw (514b). La mayoría de estas
página638
alusiones se hacen en el contexto de una asunción del poder real, transfigurado, por el
monarca difunto.
En 1010b -y su variante 1985a-, se le hace donación del cielo y de la tierra,
complementadas por el Campo de Cañas. 961a-c amplía la enumeración de las
regiones que pasan a pertenecer al rey tras su transformación en un espíritu celeste; tras
pt y M, las tres menciones siguientes pueden incluirse en dos grupos que corresponden
a cada uno de ambos: el Campo de Cañas al cielo y las Colinas de Horus y las Colinas
de Seth, con ciertas dudas, a la tierra*; mientras que la dos siguientes, ciudades y
nomos pueden entenderse con seguridad en esta última.
Por último, dos párrafos relacionan el cielo y la tierra con los @wt (1076a) y
los tphwt ptr (1078a-b). Sin embargo, ya se ha visto en X111.2.3 que no se pueden
relacionar de forma directa estos espacios citados en los TP con los nichos de la
cámara de entrada al Totenopfertempel del complejo funerario. En general, y a falta de
otra interpretación más convincente, es preferible mantener la comprensión tradicional
del término como cavernas donde residen determinados dioses. No obstante, este
significado no da ningún sentido especial a la relación que se está comentando ni al
Spr. en que se incluye.
Para terminar, es importante señalar que en ningún párrafo que se haya
conservado se hace una relación tp - t? - d3t como se hace en textos funerarios
posteriores3 Como se ha explicado al analizar con detalle este último término, parece
indudable que la concepción de la Dat varió significativamente tras el Reino Antiguo.
* El templo arcaico de Medamud tenla como elementomás caracterlsticodos colinas artificiales, hasta
cuyo interior alcanza un corredor. Vandier lo iokpretaba como la Colina de Osiris, que se representa
con forma de monticulo cubierto de tiboles y con una cámara interior en algunos relieves tardios.
Vandier, h4anuel..., II, 579-581. Sio embargo, BI no tuvo en cuenta que en los TI’ se citan tambi6n estas
otras colinas de dioses. En consecuencia, en lugar de identificarlo sólo con un santuario para aquél dios,
podría plantearse la hipótesis de que &a fuera la forma de algunos santuarios primitivos, al menos los
de Horas y Seth y, si ya existía como divinidad, Osiris, lo que me parece menos probable. Recukdese,
tambibn, que los Talbezirke de Abidos, asi como el templo antiguo de Hieracómpolis tenla como
elemento central un colina de arena cuadrangular, bordeada de piedras para evitar su desmoronamiento.
3 El mis antiguo que yo conozco es del Reino Medio: Yo abro todos los caminos que están en el cielo,
en lo tierra y en la Dat (CT VII, 2).
página 639
f3 Los elementos...
XIV.3. El rey y el orden del universo
p5gina640
Los elementos... E3
con todo lo que él aporta, y la conclusión es que el rey puede establecer m3’t en el lugar
de izft, su opuesto (1775b).
Resulta evidente la manera en que los textos resaltan la función del rey como
ejecutor de ese orden universal. A través de los TP no se manifiesta cuál es el papel de
Maat, aunque lo que sabemos por otras fuentes puede utilizarse con provecho para
explicar las escasas referencias. En complemento, lo que los textos sí afirman es la
responsabilidad que tiene el rey en el mantenimiento de Maat, que es también su
realización: m3cbe.rlo que el rey dice (2290b).
Aunque no tenga ningún papel en la separación del cielo y la tierra, el rey nació
en Nun antes de que ambos existieran (1040a-b), y él es quien los mantiene:
“1 will hold up the sky with life and support the earth with joy; the right hand of
mine will support the sky with a wls-staff’ , and this left hand of mine will support the
eatb with joy.” (1156b-d)
En las imágenes de Nut del Reino Nuevo se escribe junto a ella el término m,
n$rw, significa belleza, pero también perfección. Ese mismo calificativo es el que
recibe la diosa en una fórmula de los TP:
“0 Great One [Nut] who came into being in the sky, you have achieved power, you
have achieved strenght, and have filled every place with your beauty [Al]; the entire land is
yours. Take possession of it, for you have enclosed the earth and all things within your
embrace, and you have set this King as an Imperishable Star who is in you.” (782a-e; texto
completo del Spr. 432, P, M, N)
Tal vez era esa perfección que abraza todos los lugares la que estaba en el
pensamiento del escriba egipcio cuando redactó, en los textos que iban a deftir la
supervivencia eterna del rey:
“New (again) will the sky be void of me. / Never (again) will the emth be void of
me.” (363~)
4 Reu&dese que se trata de bastones divinos, que el rey tanbien puede llevar como regalo de los dioses,
Kaplony, Zepter, 1374. Ésteseria un tetimonio m&s de la divinidad de su cargo. CJ?supro, X11.2.
página 641
CONCLUSIONES FINALES
página 643
dominios reales supraterrenales, salvo, si se tomase como tal, la afirmación de que
ninguna voz se ha levantado para oponerse a la exaltación celeste del monarca.
Paralelamente, tampoco se menciona la existencia de un lugar de destrucción o de
castigo, pues el rey no está destinado a él. Si es que ya existía en la concepción egipcia
del Reino Antiguo, los textos no proporcionan ningún rastro.
Desde la perspectiva egipcia, el universo no puede ser un ente desordenado; la
regularidad se impone desde el momento de su creación. Ésta consiste en un proceso
de separación de los elementos cósmicos que quedan así individualizados. De la
confusión primordial indiferenciada surgen principios identificables. Reconocer su
especificidad implica otorgarles unas características propias que los distinguen, unos
frente a otros, al tiempo que supone emplazarlos en una red de relaciones en la que a
cada cosa le corresponde un lugar determinado. Su organización se convierte así en una
analogía de la estratificación de la sociedad. En la vida cotidiana el monarca es el
centro del reino, presente en todos sus rincones a través de los funcionarios que lo
administran y que le permiten controlar -al menos en la propaganda real- todo el
engranaje social. En el universo imaginario el soberano está también presente, ubicuo
incluso, participando en su eterno movimiento a través de la barca de Re, los astros o
cualquiera de los otros componentes con los que se desplaza. El cosmos es, por tanto,
un espacio controlable, y los TP lo reconocen así a través de numerosos párrafos en
que se representa la manifestación de la majestad real sobre estas regiones.
página 644
entender un carácter violento. La identificación de Nilo y Nun se encuentra con
frecuencia en los textos de los periodos posteriores, e incluso se menciona de forma
explícita que las fuentes últimas del río son las aguas del abismo primordial.
El proceso de identificación se continúa con la presencia en el cielo de
cañaverales silvestres y campos de cultivo similares al paisaje habitual en las riberas
del Nilo, al tiempo que canales, lagos y reservas de agua celestes son reflejo del
sistema hidráulico que posibilita la fértil explotación del valle. El espacio real es
producto y manifestación de la organización social, y el espacio mítico se crea a su
imagen, con superficies arables bien delimitadas conquistadas al desorden de las aguas
primordiales.
El concepto egipcio del equilibrio entre dos fuerzas contrarias, ese dualismo del
que se ha dado infinidad de ejemplos, se manifiesta en el universo a través de la
contraposición de elementos dispares y complementarios, el Nun y la Naunet frente a
la tierra y el cielo, o en el seno de ambos pares. Una primera oposición dual que
manifiestan es la del orden frente al caos, con las aguas primordiales, oscuras y
caóticas, frente a los elementos separados -creados- a partir de ellas; otra segunda
dualidad es la del género, con nw(w)lnnw y t?, masculinos, frente a n(i)wt/nnt y pt
femeninos. La androginia del creador se divide en La primera pareja de dioses
sexualmente diferenciada, que se genera en la primera vez, y esa situación se
manifiesta en los aspectos duales de la monarquía. La separación del cielo y de la tierra
adopta una forma idéntica. En ningún texto se especifica cómo se lleva a cabo, salvo
que aparecen a partir de las aguas primordiales. Éstas serían, así, un elemento
andrógino.
página 645
un breve Spr. de los TP, así como el papel de las aguas primigenias en esa
regeneración Ésteincluso manifiesta ya la imagen antropomorfa del dios primordial
que estira los brazos para sostener en medio del universo la barca del sol, con éste en
forma de escarabajo y disco.
Vagas alusiones en los TP, confirman que también entonces Nun se halla en el
exterior del espacio formado por los elementos creados. Dos únicos determinativos del
cielo, en posición inversa cada uno, permiten imaginar un gran envoltorio que rodearía
el núcleo habitable. La lejanía a la que aluden algunos textos no tiene por qué implicar
un espacio de separación entre Nun y cielo y tierra, sino más bien recordar su carencia
de límites, que lo hacen extenderse hasta un lugar tan lejano que no es identificable. Y
tampoco dibujable, en consecuencia.
Los egipcios imaginaron a Naunet como contrapartida femenina de Nun. Al ser
éste concebido como las aguas primordiales, infinitas y sin límites, que no dejaban
espacio libre que hubiera podido ocupar su paredra, ella era pensada incorporada en él,
formando parte de ese océano primigenio. Se diría que los teólogos egipcios la han
creado con la única intención de equilibrar un elemento del universo que es primordial
pero después no desaparece, sino que se mantiene, y en ese momento necesita
manifestar también la dualidad de género. Tal vez por esa característica de elemento
idéntico, pero en cierta manera, por su género, diferente, la explicaron contrapuesta a
Nun, en una posición invertida. Esta expresión de su alteridad, se convierte en su
principal seña de identidad. Resulta imprescindible para dar a la materia original su
equilibrio por oposición de contrarios. Se obtiene así un marco armonioso en el que se
puede desarrollar la vida. Pero no tenía más función que ésta, lo que resulta evidente
por las escasas referencias a ella, no sólo en los TP, sino en toda la literatura funeraria
egipcia posterior. Al haberla concebido como concepto de contraposición funcional y
espacial, pero no haberla dotado de rasgos específicos de personalidad, pudo ser
utilizada también como pareja antagónica en referencia a otros elementos
cosmológicos que se deseaba mantener equilibrados.
pcigina 646
del espacio interior y después, en general despreciadas, el de las regiones exteriores.
De manera idéntica, la pareja cielo-tierra es la más frecuentemente invocada en los TP.
Y, tomados en su individualidad, el cielo es el elemento que más se menciona. Ese
énfasis se debe a que éste es también el destino primordial del rey resucitado y
transfigurado. Aunque todos los componentes del universo participen en su
renacimiento, el cielo es el marco por antonomasia de desplazamiento del dios sol, con
el que el rey se identifica.
Frente a los dos elementos primordiales, se encuentran los dos elementos de la
creación, cielo y tierra.
El cielo era dibujado como una superficie plana, sujeta en lo alto por
prolongaciones inferiores en sus extremos. Los textos manifestan la infinidad de
variedades que adopta el ascenso hasta él -ella, si hablamos en términos egipcios-.
Las indicaciones dispersas sugieren una imagen del dominio celeste durante el
Reino Antiguo como una extensión (p&vt) de agua (qbfw) sobre la tierra (hrt), cuyas
orillas (idbw pt) consisten posiblemente en tierras pantanosas, los campos celestes, con
canales entre ellos y lagos, y posiblemente, si se acepta la sugerencia de Allen, bordeada
por desiertos (w<rrt, Sn). La mención a las estrellas circumpolares aterrizando en una isla
en medio del Campo de Ofrendas nos permite reconocer hasta qué punto era concebido
como una extensión líquida. Esa naturaleza acuosa y la continua referencia a barcas y
barqueros favorece su comprensión como una superficie que facilita el tránsito. Algunos
autores han llegado a sugerir que se trataría de un especie de interfacies entre el aire que
se halla encima de la tierra y las aguas primordiales que a partir de ella se extenderían
hacia el espacio infinito.
De cualquier manera, es indudable que el cielo egipcio tenía límites, en
contraposición a las aguas primigenias. Pero los textos enfatizan de él lo mismo que de
estos elementos originales: su capacidad de permitir el renacimiento. El cielo incluye, de
alguna manera que no se llega a definir con claridad, dos espacios -casi conceptos- en los
que las funciones celestes se sintetizan de forma específica: la Akhet y la Dat.
Tanto la ?bt como el lado oriental del cielo son calificados en varias ocasiones
como lugar donde nacen los dioses. Esta función se reconoce a partir de un número
página 647
importante de Spr. en los que se asocia, con un juego de palabras muy significativo,
con el proceso de glorificación que identificamos como convertirse en un QI. En algún
texto incluso es calificada como de lugar en oscuridad; no se trata de una descripción
física, sino de una forma de expresar que el paso por ella es un estado previo al
nacimiento, en la misma oscuridad primordial que imperaba en Nun antes de que Atum
tomara conciencia de sí mismo. La aparición y la capacidad de brillar en la ?& son una
forma de llegada a la existencia. En ella, Re, los seres divinos y el rey sobrellevan la
transformación final desde la inercia de la muerte y la oscuridad a la forma que les
permite vivir con efectividad, como &v. Éstaes la razón por la que el rey y sus
acompañantes celestiales pr m ?ht, salen de la ?& y no porque ésta se sitúe en el
horizonte mismo o sea una región de luz, como también se ha defendido.
La tierra aparece, en un sentido primario, como el lugar en el que el rey es
enterrado. Enterramiento tiene en este contexto el mismo significado que para
nosotros: imposibilidad de movimientos, putrefacción. La tierra puede ser, así, la
abominación del difunto. Pero esa inercia que mantiene prisionero el cuerpo muerto,
puede ser vencida, pues el suelo se abre para dejar salir al rey. Expresada en términos
de liberación, esta apertura hace de t? el testigo de la glorificación celeste del monarca.
Sin embargo, la función singular de la tierra, que no comparte con ninguno de
los otros elementos del universo, es la de producir los bienes necesarios para las
ofrendas funerarias, imprescindibles para el difunto. Esa capacidad es paralela a
algunas alusiones al Nilo, proveedor de la fertilidad del país -aunque este aspecto no ha
sido analizado en la tesis- y la presencia continua en los textos de centros de culto en
los que se realizaba la ceremonia de prt-&J, la ofrenda invocatoria.
Las únicas construcciones humanas -lógicamente terrestres- que se recogen en
los TP son lugares para el contacto con los dioses o los difuntos: complejos funerarios,
con alguna de sus estancias, como la w.$tt y la nmt-ambas relacionadas directamente
con las ofrendas, aquella, tal vez, como depósito previo a la ceremonia y ésta como
lugar de despiece del ganado que llega al templo-, la pirámide, y diversos santuarios,
incluido el z&rfr, que puede guardar alguna relación con la momificación o sus ritos
asociados, en especial los de lavado del cadáver.
página 648
Lo que resulta más significativo es la identidad entre las funciones que tienen
los edificios que se recogen en estos textos y los relieves que decoraban los muros del
complejo funerario en que aparecieron los TP.
Control sobre el país, capacidad real de detentar el poder, un poder terrenal, ésa
es la lectura que debe hacerse de los Spr. en que aparecen Sm% y t?-mhw. El estado se
pone al servicio de la supervivencia del rey. Primero para la construcción de su
monumento para la eternidad, después para realizar los actos que permitan la
conservación de su cuerpo como receptáculo de los elementos menos materiales de su
personalidad, por último, como productor de los alimentos que, ofrecidos en el culto
diario, servirán para alimentar su k3 y con él, al propio monarca transfigurado.
Separados, individualizados, instalados uno arriba y otro abajo, la tierra y el
cielo que se mencionan en estos himnos nos producen la misma impresión que los
relieves de las tumbas del Reino Antiguo, con sus registros horizontales que delimitan
y organizan tanto la composición general como la representación de cada grupo
paticular -las procesiones de los dominios, los rebaños, etc.- Es curioso que en el
Periodo Heracleopolitano, desaparecido ya el centralismo menfita del que proceden los
TP, se eliminan los registros en algunos frescos y relieves, como en los de Ankhtifi de
Moalla, y los ordenados desplazamientos de rebaños son sustituidos por grupos de
animales en que se mezclan los ejemplares de diferentes especies en una masa
inidentiticada y sin orden.
Por último, queda resaltar las conclusiones a las que se ha llegado con el
análisis de la Dat, y que son las que han permitido el desarrollo general de esta tesis.
Contrariamente a su ubicación subterránea como norma de comprensión general para
todo texto funerario, este estudio ha mostrado que durante el Reino Antiguo, los
redactores de los TP no tenían una idea muy clara respecto a su localización. La
mayoría de los textos hacen de ella una región celeste, aunque algunos también
parecen aludir a su presencia bajo la tierra. La conclusión es que no se trata de un
espacio físico, sino más bien todo espacio que permitiera la preparación para una
salida, la antesala desde la que se daba inicio a cualquier ciclo de la naturaleza. Pero, lo
más importante, es que en los momentos iniciales de la civilización egipcia no era un
elemento del universo diferente a los cuatro ya señalados.
página649
Los egipcios nunca mostraron nuestra pasión por la definición precisa, de
manera que valoraban las relaciones que podían establecerse entre fenómenos que
parecen dispares como un modo de fortalecer la comprensión de la estructura del
universo. En ningún texto se reúnen los cuatro elementos aquí expuestos ni se
establece un paralelismo entre ellos; su relación no llegó a estar nunca definida en
términos concretos. Pero las referencias en que aparecen unidos, dos a dos, permiten
llegar a la conclusión que aquí se ha expuesto.
Da la impresión que no hay una jerarquía entre los elementos del universo. Las
relaciones duales que se establecen entre ellos, el sentido general de equilibrio entre
opuestos, son más importantes que una relación de superioridad.
Troy considera que, independientemente del sexo, dos elementos opuestos eran
ya concebidos como fuerzas productoras de fertilidad. Tal vez esta generlización sea
excesiva, pero en el caso de los componentes del universo es indudable, pues además
de la oposición orden / caos son también exponentes de la dualidad masculino /
femenino. Los elementos opuestos, que actúan en la realidad -10s egipcios no habrían
separado nunca un plano real de otro imaginario- aseguran los procesos de procreación
y nacimiento y, consecuentemente, de resurrección y renacimiento.
Para concluir, queda ver cómo se integra el difunto real en los diversos
componentes del universo y en especial a los cuerpos celestes.
El desplazamiento de Re por el cielo se realiza en un entorno que la ideología
real no podía dejar de integrar para su provecho. Así, de la misma forma que el Sol
nace a diario del horizonte, el conjunto del universo concibe y alumbra al monarca
cada día. De Nun, Naunet, el cielo-Pt, la @t o la &t, se resalta su capacidad para
participar en mayor o menor medida en la continuidad de lo existente a través de su
colaboración en el renacimiento real. Allen llega a plantear que es esa participación
colectiva en la regeneración lo que impide una comprensión correcta de los diferentes
elementos cósmicos, que en ocasiones no sabemos bien cómo distinguir.
El viaje real hacia las estrellas y su desplazamiento con ellas, en especial con
aquellas relacionadas con el Año Nuevo y sobre todo con Orión-Sothis (el orto helíaco
de esta estrella coincide con el comienzo de la inundación, lo que en la mentalidad
egipcia son fenómenos conectados y no realidades independientes), añade matices aún
más evidentes a la identificación del rey con el universo: él es quien otorga la
fecundidad que aporta el movimiento de los astros. Los TP se convierten así en la
justificación ideológica al esfuerzo de construir impresionantes monumentos funerarios
para el monarca. Difícilmente un egipcio que no fuera de la corte conoció nunca estos
himnos y sólo una elite sacerdotal tendría acceso a una audición o a su lectura, pero es
indudable que su composición responde a una ideología de la que son un reflejo
explícito. Incluso enterrado, el monarca sigue siendo un elemento imprescindible de la
organización social. En tanto que personificación del renacimiento diario, él garantiza
la llegada de la inundación y prueba la necesidad de los enormes esfuerzos
organizativos y laborales que han supuesto las construcciones para su vida terrestre y
para la otra. El estado proveedor del que habla Kemp se encarna en este Rey del Alto y
del Bajo Egipto que proporciona la fecundidad al país a través de su integración en el
universo:
“iOh, este Merenré, fu agua, fu agua fresca, es la gran inundación que ha brotado
de ti!” (868sb, M).
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íNDICE DE CUADROS
2. Traducción castellana y sigla de los términos franceses usados para denominar las
estancias funerarias
7. Relación entre los grupos de Osing y las series de Allen en la pirámide de Unis
página678
Cuadro 1
Trabajos arqueológicos, epigráficos y filológicos más importantes relacionados con
los Textos de las pirámides
Invierno 1897-1898, Heinze I Stein Calcos y fotografias de los textos para la Academia
y abril-mayo 1898 de Berlín
1925-1936 J&quier Excavación del complejo funerario de Pepy II, con las
p&mides de Udyebten, Neit e Iput II
1974 -1976 Leclant Consolidación de los restos del templo alto de Unis
vestíbulo V vestibule
corredor C couloir
antecámara antichambre
serdab
Unis X X X x X
Teti X X
pepy 1, x X X X X
Merenre x X X X
Pepy II x X X
I a6 l al
mom#kación
c (?)
EIF
HIIIJIKILIM
P
Cuadro 5
Correspondencia entre los grupos de Osing y los Sprüche de la pirámide de Unis
A,: 226-243
A AZ: 276-299
314
B 23-171,204-212,223-224, 199,32,23,25,200,244
C 213-222
245-246 (?)
D 247-258,260-263,267-275,300-312
E 313,315-321
Cuadro 6
Series de Allen en la pirámide de Unis.
A 23 libación
24 incensación
32 agua e incienso
34-36 incienso
37-42,32,43 apertura de la boca
44-57 pequeños alimentos
72-81 aceites, pintura de ojos, tejidos
23 libación
I 32 agua e incienso
82-96 tabla de ofrendas
108-171 gran ofrenda (dbht-htp)
B 172-198 (ausente en W)
166-205
i:i:~ii:~:i.:~i:~ii.:~.:i.$:,i::i:,;.:::~~~~~:~~:~~~~:~~~~~~~~~:~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~::~~~~~~::~~~:~~~~~~~~~:~~::~:::~:~:::~:::~:~:::~:::~:~::~~:;
~~~‘:~‘::~~~~~~~::~::~::~:~~~:~:~~:~:~:~~:~:~::~:~:~:~:~:~:~:~:~:~:~:~~:~:~~:~:~:~:~:~:~:~~:~:~:~~:~~:~:~:~:~:~:~:~:~:~:~:~:~;~:~~~~:~:~:~::~::~:~:~:~:~:‘
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213-222
245-246
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Fl 247-253,254-258,260-263,270-272
lh 277-301
J 318-321
Cuadro 7
Relación entre los grupos de Osing y las series de Allen en la pirámide de Unis
Al H
A2 F, (último Spr.), F, (todos salvo 300 y 301)
B A, PI> C
k
D
C EI, E2
E 1. J
ÍNDICEDEFIGURAS
PROCEDENCIA
12. Planta de las estancias internas en la pirámide de Teti, con la distribución de textos.
Sethe,Die altijgyptischen..., III, 120.
indicede figuras
15. Planta de las estancias internas en la pirámide de Pepy II, con la distribución de
textos.
Sethe,Die altiigvptischen..., III, 146.
21. Correspondencia entre determinados Spr. y edificios del complejo funerario según
la hipótesis de Schott.
Schott, Bemerkungen .... 215-214,fígs. 58 y 51.
página692
índicede figuras
23a. Correspondencia de los himnos osiríacos con las estatuas del patio y sus capillas.
23b. Esquema de la repartición de textos en la cámara funeraria.
23~. Reparto de dioses y ciudades en la cámara funeraria según datos de los propios
Textos de las pirámides
Schott,Bemerkungen ._., 195, fig. 54,207, í-ig. 55 y 208, fig. 56.
25. Reparto de grupos y sus textos en las estancias funerarias de la pirámide de Unis,
setgún Osing.
Osing, Zur Disposition .... 133,fig. 1.
26. Distribución de los textos en la cámara funeraria y el pasadizo A-F del rey Unis,
según Osing.
Osing, Zur Disposition.... 135,fig. 3 y 137, tig. 4.
27. Distribución de los textos en la antecámara y el corredor del rey Unis, según Osing.
Osing, Zur Disposition .... 139, fíg. 5.
28. Distribución de los textos y series en la cámara funeraria y el pasadizo A-F del rey
Unis, según Allen.
Allen, Reading._.,13,tig. 3.
29. Distribución de los textos y series en la antecámara y el corredor del rey Unis,
según Allen.
Allen, Reading,.., 21, fig. 4.
34. Recto y verso del mango de cuchillo del Museo Metropolitano de Nueva York.
Williams /Legan, The Metropolitan..., 273-274,tigs. 1 y 2.
pcigino 693
índice defiguras
página 694
I
Figura 2
D ant
barrera de granito
D post
C ant
dispositivo de rastrillos
pasillo de granito
F A-F A A-S
1. rwt h?t 9. zh
2. pr wïw 11. j,nnt?
3. ws& c. Sb: n &wJ
5. tph(w)t
\
Figura 10
-- -
Planta de las estancias internas en la pirámide de Pepy II, con la distribución de textos
Figura 16
‘\
’ t>
ibw n w’b
19a. Representación en la tumba de Qar, Guiza
19b. Representación en la tumba de Idu, Guiza
19~. Instalación del canal, rampas y tienda de purificación según la hipótesis de Drioton
Figura 20
1. Taltempel = V
2.Aufiveg=C
3. Vortempel = A, muro N
4. Altarbof des Verehnmgstempels = A, muros S, E y W
5. Tor der Nti = A-F
6. Weg vom Tor der Nut mm Totenopfertempel = F, muro E
7. Totenopfertempel = F, muro N
8. Weg vom Tor der Nut ZUTMitklkammer = F, muro W
9. Mittelkammer, Serdab, Sargkammer = F, muros E y S
Hipótesis de Schott
23a. Correspondencia de los himnos osiríacos con las estatuas del patio y sus capillas
23b. Esquema de la reparticibn de textos en la cámara funeraria.
23~. Reparto de dioses y ciudades en la cámara funeraria según datos de los propios
Textos de las pirámides
Figura 24
1 I
Serdab
F-------- E D + AZ f.
N S
-t-
W
zj-jzi = Sprüche
= Abfolge der Sprüche
4-E = Spruchgruppen
Personal Spells
(“Kìng’s Response”)
SIN 3-E
Resurrection Ritual
LI
PIS SIE SB
Distribución de los textos y series en la antecámara y el corredor del rey Unis, según Allen
Figura 30
L & J
L J
w
-- .----
Recto y verso del mango de cuchillo del Museo Metropolitano de Nueva York
Figura 35
Shu
0
Geb
l=
Dat
Naunet
\ ¿
/
3- --
1
36a. Paleta de la tumba 56 de el-Guerza,
con representación de una deidad vacuna celeste
36b. El cielo, sus pilares y la tierra.
Representación egipcia y su extensión a tres dimensiones