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Jesus y Los Pretextos

En San Juan 4:1-21, Jesús se encuentra con una mujer samaritana en un pozo y le ofrece 'agua viva', simbolizando la vida eterna y el evangelio. A pesar de las tensiones culturales entre judíos y samaritanos, Jesús inicia la conversación y revela su conocimiento sobre la vida de la mujer, lo que la lleva a reconocerlo como profeta. Este pasaje destaca la importancia de evangelizar a todos, independientemente de su trasfondo, y la necesidad de adorar a Dios en espíritu y verdad.
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Jesus y Los Pretextos

En San Juan 4:1-21, Jesús se encuentra con una mujer samaritana en un pozo y le ofrece 'agua viva', simbolizando la vida eterna y el evangelio. A pesar de las tensiones culturales entre judíos y samaritanos, Jesús inicia la conversación y revela su conocimiento sobre la vida de la mujer, lo que la lleva a reconocerlo como profeta. Este pasaje destaca la importancia de evangelizar a todos, independientemente de su trasfondo, y la necesidad de adorar a Dios en espíritu y verdad.
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Cristo y los Pretextos

San Juan 4:1-21


1 Cuando, pues, el Señor entendió que los fariseos habían oído decir:
Jesús hace y bautiza más discípulos que Juan
2 (aunque Jesús no bautizaba, sino sus discípulos),
3 salió de Judea, y se fue otra vez a Galilea.
4 Y le era necesario pasar por Samaria.
5 Vino, pues, a una ciudad de Samaria llamada Sicar, junto a la heredad
que Jacob dio a su hijo José.
6 Y estaba allí el pozo de Jacob. Entonces Jesús, cansado del camino,
se sentó así junto al pozo. Era como la hora sexta.
7 Vino una mujer de Samaria a sacar agua; y Jesús le dijo: Dame de
beber.
8 Pues sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar de comer.
9 La mujer samaritana le dijo: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de
beber, que soy mujer samaritana? Porque judíos y samaritanos no se
tratan entre sí.
10 Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el
que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva.
11 La mujer le dijo: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es
hondo. ¿De dónde, pues, tienes el agua viva?
12 ¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio este
pozo, del cual bebieron él, sus hijos y sus ganados?
13 Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua,
volverá a tener sed;
14 mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás;
sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte
para vida eterna.
15 La mujer le dijo: Señor, dame esa agua, para que no tenga yo sed, ni
venga aquí a sacarla.
16 Jesús le dijo: Ve, llama a tu marido, y ven acá.
17 Respondió la mujer y dijo: No tengo marido. Jesús le dijo: Bien has
dicho: No tengo marido;
18 porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu
marido; esto has dicho con verdad.
19 Le dijo la mujer: Señor, me parece que tú eres profeta.
20 Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decís que en
Jerusalén es el lugar donde se debe adorar.
21 Jesús le dijo: Mujer, créeme, que la hora viene cuando ni en este
monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre.
22 Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que
sabemos; porque la salvación viene de los judíos.
23 Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores
adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales
adoradores busca que le adoren.
24 Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es
necesario que adoren.
25 Le dijo la mujer: Sé que ha de venir el Mesías, llamado el Cristo;
cuando él venga nos declarará todas las cosas.
26 Jesús le dijo: Yo soy, el que habla contigo.
27 En esto vinieron sus discípulos, y se maravillaron de que hablaba
con una mujer; sin embargo, ninguno dijo: ¿Qué preguntas? o, ¿Qué
hablas con ella?
28 Entonces la mujer dejó su cántaro, y fue a la ciudad, y dijo a los
hombres:
29 Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho. ¿No
será éste el Cristo?
30 Entonces salieron de la ciudad, y vinieron a él.

El Señor nos dice en versículo 4, “Y le era necesario pasar por


Samaria.” Es una frase pero bien interesante. ¿En que sentido era
‘necesario’ pasar por Samaria? De verdad, no era la costumbre de los
judíos pasar por Samaria, porque odiaron mucho a los samaritanos. Al
contrario, ellos se iban por el otro lado del rió Jordán, y pasaban por
Perea, para llegar a Galilea, y evitar aun poner sus pies en la tierra de los
samaritanos. Entonces, ¿Qué quiere decir ‘y le era necesario pasar por
Samaria’?

Era necesario en el sentido de que Cristo Jesús, y siendo el Hijo de


Dios, sabía que iba estar una mujer en cierto lugar que necesitaba el
evangelio, y Él sabía que era necesario pasar por su tierra para conocerle.
Es como san Pablo, cuando nos dice en I Cor. 9:16, “porque me es
impuesta necesidad; y !!ay de mí si no anunciare el evangelio!” Cristo
tenia esta misma necesidad de predicar el evangelio a la mujer
samaritana.

Leemos en versículo 6 que el Señor estaba cansado del camino.


También es importante, porque vemos que Cristo no fue hecho de cristal
o piedra, sino de carne y huesos, como nosotros. Dice que fue la hora
sexta, es decir, el mediodía.
Cristo comenzó a hablar con la mujer, y le dijo, “Dame de beber.” (vs. 7)
Es importante, porque es Cristo quien comenzó a evangelizar a la mujer.
Él no esperó que la mujer hablara, sino él comenzó a hacerlo.

Pero la mujer no era tonta. Ella no le dio de beber, mas contesto al judío
Cristo así, “¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy
mujer samaritana? Porque judíos y samaritanos no se tratan entre sí.”
Algunos van a pensar que esta mujer era maleducada y egoísta, y no
quiere compartir, pero como vamos a ver en todo este pasaje, esa mujer
era muy inteligente.

Aquí, permíteme dar un aviso a los hombres. Hay unos hombres que
piensan que la mujer es nada mas que adorno y sierva, y que no puede
pensar. Pero vamos a ver en este pasaje qué inteligente es esa mujer,
porque aunque es una mujer sencilla de la ciudad, que a la misma vez,
sus argumentos son argumentos de filósofos, y aun mejores, porque ella
no usa muchas palabras técnicas, mas ella habla en el lenguaje común.

¿Qué dijo ella? Pues, ella tiene dos, o tres, argumentos para no hablar
con Cristo. Dice ella, “¿Cómo tu, siendo judío, me pides a mí? Aquí ella
está declarando que hay mucha enemistad entre los judíos y samaritanos,
una enemistad que perduró por muchos años. Los samaritanos dijeron
que eran descendientes de Abraham, y creyeron en la misma fe de los
judíos, cuando en verdad eran inmigrantes que vinieron de otro lugar y
trastornaron la fe de judíos para servirles a ellos. Por eso, cuando la
mujer dice, “¿Cómo tu, siendo judío, me pides a mí? Ella está declarando
que no es la costumbre para estos dos grupos hablar el uno con otro, por
el odio. También ella añadió, ‘soy mujer samaritana’, hablando no solo de
su raza y religión, pero también de su sexo, para enfatizar que los
hombres no hablan con las mujeres. Y para enfatizar a todo, ella concluye
diciendo, “Porque judíos y samaritanos no se tratan entre sí.”, como si
fuera el fin de todo.

Y hermanos, cuando nosotros queremos evangelizar, tenemos que


pensar en esto. Es fácil hablar con su propia gente, con los que hablan y
actúan y se visten como Ud. Pero Cristo no lo hizo así aquí. Aquí él fue a
una persona, no solamente diferente, sino despreciada en toda manera,
para traerle las buenas noticias. Es como me pasó en mi segundo
pastorado, yo era el pastor ingles, y había otro pastor de habla hispana, el
hermano Josué Balderas. Pues, el hermano Josué habló perfectamente el
castellano, y yo aun peor que ahora. Pero había gente que no querría
hablar con mi hermano en español, pero conmigo sí, porque para ellos es
muy extraño ver un gringo hablando español. En la misma manera,
nuestra iglesia en Tijuana fue fundada por un grupo de hermanos mayas.
Al principio, la iglesia fue compuesta completamente de gente maya, y
permaneció bien chica. Pero, en la gracia de Dios, comenzaron a
evangelizar a los ‘latinos’, y Dios bendijo a esta congregación, y ahora
también hay gente no solo de toda raza, indio, mestizo, y todo, sino de
todas clases, ricos, clase media, pobres, hasta los desamparados. Y así
era cuando Cristo habló con la mujer samaritana.
Pero miren bien a la respuesta del Señor en versículo 10, “Si conocieras
el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y
él te daría agua viva.” Cristo no discutió con la mujer, y tampoco explicó
lo que yo les he explicado, mas Él le ofreció la vida eterna. Hay creyentes
a quienes le gustan discutir, y hay tiempos en que es necesario hacerlo
para defender la verdad del evangelio, pero tenemos que tener cuidad de
decir no solamente lo que es la verdad, sino lo que necesita una persona.
Por ejemplo, si un creyente quiere saber si debemos bautizar a los
infantes, voy hablar con la persona sobre esta tema. Pero si un incrédulo
me hace la misma pregunta, no voy hablar del bautismo en si, mas voy a
pensar como puedo declarar el evangelio a esta persona.

De la misma manera, Cristo aquí le dijo a la señora, “Si conocieras el


don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él
te daría agua viva.” Cristo declaró que él tiene el poder de darle el agua
viva. Hermanos, debemos declarar con la misma certeza que sí sabemos
la verdad. Esto no es orgullo—es confiar en la Palabra que Dios declaró.
A veces soy invitado hablar de Cristo en clases de filosofía en la
universidad local. Y en estas clases a veces hay agnósticos que declaran
que ellos no saben si hay Dios o no. Y a veces me dicen, “nadie sabe si
hay un Dios.” Y yo les respondo, “Tu ya has declarado tu ignorancia, y lo
aprecio, porque estas siendo honesto. Pero yo sí sé la verdad.” Y a veces
me dicen, “¿Cómo?” y les explico como. Eso es precisamente lo que
declaró el Salvador aquí. El no discutió con la mujer, sino declaró que él
tiene el secreto de la vida eterna.

Pues, esa mujer era muy astuta. Ella habló carnalmente, y dijo que
Cristo no tenía un bote para sacar el agua, pero ella habló también con
mucha inteligencia, cuando le hizo la pregunta, ¿Acaso eres tú mayor que
nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo? Aquí ella está haciendo dos
cosas: repitiendo la discusión sobre la diferencia entre judíos y
samaritanos, cuando ella habla de ‘nuestro padre Jacobo’ pero también
esta haciendo la pregunta mas clave, ‘¿eres mayor?’, Porque así esta
diciendo que ella era del grupo de Jacobo, y esta apelando a sus
tradiciones antiguas y confiables.

Pero otra vez Cristo no discutió con ella sobre cuestiones de poca
importancia. Al contrario, hablo de la vida eterna, “Cualquiera que bebiere
de esta agua, volverá a tener sed; mas el que bebiere del agua que yo le
daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una
fuente de agua que salte para vida eterna.” (vss. 12-13). Así Cristo quito
los ojos de la mujer de las cosas carnales, para pensar en las cosas mas
profundas. Así es, hoy en día, unas iglesias están proclamando la verdad
que si confían en Cristo, van a prosperar. ¿Y que? Si ganara todo el
mundo entero, y pierda su alma, ¿cuál es la ganancia? [Marcos 8:36]

Pero la mujer es muy astuta, y por eso, pone a prueba a Cristo, cuando
dice en versículo 15, “Señor, dame esa agua, para que no tenga yo sed, ni
venga aquí a sacarla.” No solo insiste en interpretar las palabras de
Cristo en una manera carnal, pero aun más profundo, esta poniendo a
Cristo a prueba. Esta diciendo en efecto, “me dice, pero muéstramelo”. Y
hermanos, esto si es necesario. Si alguien quiere seguir a Cristo,
debemos mostrarles como recibir el agua viva. No debemos mostrar qué
inteligentes o ricos o bellos somos, sino humillarnos a la gente para
llevarles las buenas noticias de Cristo Jesús. Y cuando la gente dice
‘dame’ a veces en verdad no quieren recibir lo que ofrecemos, porque no
es precisamente lo que querrían. Pero de todos modos, debemos estar
listos a ofrecer Cristo a la gente. Una vez yo estaba hablando con un
joven, y me dijo, “Pues, querría ir a la iglesia, pero no tengo ropa, no mas
que mi playera y mis pantalones cortos.” Y yo le dije, “Mijo, Dios no mire
a la afuera, sino a su corazón. Si venga, el Señor va a aceptarle como
eres.” Y de verdad, tenia un poco de miedo que la gente de la iglesia no
iba a recibirle, pero gracias a Dios, el vino, y el pueblo de Dios le dio la
bienvenida de gracia en Cristo Jesús.
Volviendo a la samaritana, para que ella pudiera entender cómo venir a
Él, Cristo le invitó a venir con su esposo. ¿Por qué Él lo dijo así? ¿Por
que no dijo, “Tu eres adultera, y tienes que arrepentirse.”? Pues, porque
Cristo sabe la medida apropiada. Con los débiles, el uso palabras suaves,
y con los fuertes, palabras fuertes. A los lideres religiosos de su tiempo,
él dijo, “Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque sois
semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se
muestran hermosos, mas por dentro están llenos de huesos de muertos y
de toda inmundicia.” [Mateo 23:27] Pero aquí, El esta hablando a una
mujer dañada y débil, y por eso, no dice, ‘tú eres adultera’ sino ‘llame a su
esposo’. Es algo que necesita mucha sabudaria, pero tenemos que hacer
lo mismo—palabras fuertes, para que entren a los cocos duros, y
palabras suaves, para que entren a los corazones sensibles.
Y Cristo sí dijo palabras fuertes a esa mujer cuando la mujer dijo una
mentira, cuando contestó diciendo, “no tengo marido.” Cristo sí le
confrontó con la verdad de que había tenido cinco esposos, para que ella
pudiera pensar en sus pecados.

Pues, cuando la gente se encuentre a frente ala verdad de Dios, casi


siempre quieren cambiar el tema, y por eso, esa mujer regresó a la
discusión sobre las diferencias entre judíos y samaritanos, cuando dijo
en versículos 19 y 20, “Señor, me parece que tú eres profeta. 20 Nuestros
padres adoraron en este monte, y vosotros decís que en Jerusalén es el
lugar donde se debe adorar.” Aquí, ella alaba a Cristo en decir que es
profeta, pero a la misma vez, quiere que él discuta sobre cuestiones de
poca importancia para escapan el evangelio.

Pero Cristo no lo aceptó así. Si, él declaró que el lugar que dijo Dios no
es esta montaña, sino Jerusalén, pero el también declaro que hay cosas
mucho más importantes. Es como una vez que en el mismo día hablé con
dos adventistas. Uno habló de comidas y el sábado, y cuando yo le dije
que yo confío en Cristo con todo mi corazón, él me dijo, “Oh, si, pero lo
que es importante es seguirle en todo” y él ignoro a mi confesión de fe en
Cristo. Pero después, en el mismo día, hablé con otro, y él me habló de
Cristo. Dos hombres, de la misma iglesia, pero uno predicó unos detalles,
y el otro predicó a Cristo.

Y lo mismo pasó aquí. La mujer querría hablar de lugares, pero Cristo le


dijo, “Mujer, créeme, que la hora viene cuando ni en este monte ni en
Jerusalén adoraréis al Padre. Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros
adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos. Mas la
hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al
Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores
busca que le adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en
verdad es necesario que adoren.” (vss. 21-24)

Hay muchos sermones en estos pocos versículos, y estoy seguro que


su pastor puede explicarlos mucho mas ampliamente que yo, pero quiero
enfatizar que Cristo rechazó de discutir sobre lo poco, y al contrario
enfatizó que tenemos que adorar a Dios “en verdad y en espíritu.” Los
dos son necesarios. En el tiempo de Cristo, los fariseos tenían la verdad
de la Palabra de Dios, pero no confiaron en el Hijo de Dios cuando el vino.
Los saduceos tenían el espíritu, pero rechazaron la palabra. En la misma
manera, hoy en día hay muchos que saben mucho de la Biblia, pero no
siguen a Cristo Jesús de corazón. Y también hay muchos que tienen
mucho entusiasmo, pero no quieren adorar a Dios según su Palabra, sino
según sus propias ideas.

Cristo nos declara que las dos cosas son importantes. Si confían en
Cristo, van a escudriñar a su Palabra para saber cómo deben seguirle, y
van a tener el deseo en su corazón de hacerlo, no de necesidad, sino del
gozo del Espíritu Santo quien bautiza todos los que están en Él.
Entonces, Cristo esta diciendo a esa mujer, que Dios es verdad y es
espíritu, y se puede jugar con los hombres y escapar, pero no se puede
jugar con Dios. Los argumentos, y excusas, que estaba usando esa mujer
(y que muchos de nosotros también usamos) no sirven para nada en la
presencia del Dios de verdad y espíritu.

Pues, la mujer no terminó. Ella dijo, como los agnósticos, “Sé que ha de
venir el Mesías, llamado el Cristo; cuando él venga nos declarará todas
las cosas.” [vs. 25] Muchos están esperando hasta que Dios hable
directamente con ellos, y piensan que pueden ignorar a Dios hasta que
sea así.

Pero Cristo le contesto directamente: “Yo soy, el que habla contigo.”


[vs. 25] Cristo declara que él había venido al mundo, y estaba hablando
con ella. Y así debemos confrontar la gente con la venida de Cristo. Ya
vino el Mesías al mundo, y ya declaro que es necesario confiar en Él para
tener el perdón del pecado y la vida eterna. Hoy día, en este lugar, Cristo
esta predicado a Uds. Se puede ignorarle, o dar excusas como la mujer, o
se puede escucharle, y venir a Él, como Él le manda. Y así es cada vez
que la palabra de Dios es predicada: Cristo está predicando, y declarado
al mundo. Y los que están rechazándole con sus excusas y argumentos,
no están rechazando a la iglesia o los predicadores. Están rechazando a
Cristo.

Pues, esa mujer sí escuchó. Dejó su cántaro, y dijo a la gente de la


ciudad, “¿No será este el Cristo?” Si, esta en forma de pregunta, pero ella
entendió. Dejó las cosas pendientes, como tomar el agua, y se fue a
anunciar a su gente las buenas noticias de Cristo Jesús.

Hermanos, ¿qué haremos? ¿Dar excusas, y discutimos, o confiamos en


Cristo, quien nos ofreció la vida eterna? La mujer, al fin de todo, entendió,
y confió. Que Dios nos dé la gracia para hacer lo mismo. Amen.

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