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Prólogo

Investigar la investigación
en comunicación

Miquel de Moragas Spà1

La temática de este libro se inscribe en la corriente de estudios


de la «metateoría de la comunicación» —de especial vitalidad
en las últimas décadas— que analiza las agendas, los métodos,
las funciones sociales y los condicionantes de la organización de
la investigación en este campo.
Esta vitalidad tiene uno de sus antecedentes en la creación
en 2008 de la Asociación Española de Investigación de la Co-
municación (AE-IC) y de su sección de Teorías y Métodos de
Investigación en Comunicación. Pocos años después, en 2014,
esta asociación creaba el grupo de trabajo «Historia de la inves-
tigación sobre comunicación», que, a partir de 2020, se deno-
minaría «Metainvestigación de la comunicación».
De una forma más directa este libro surge del IV congreso de
la citada sección de AE-IC, celebrado en la universidad de Mur-
cia en el año 2019, con el título de «Investigar la comunicación
en y desde la periferia: Teorías y métodos no hegemónicos para
el cambio social y científico».
Gracias a estas diversas iniciativas y, singularmente al desa-
rrollo de varios proyectos de documentación científica que se
mencionan en este libro, disponemos de un buen mapeo de la
actividad investigadora sobre comunicación en España (auto-
rías, grupos, publicaciones, tesis doctorales, temáticas tratadas,
etc.). Pero, una vez cubiertas estas primeras fases de documen-
tación sobre la estructura de la investigación, era necesario abrir

1
Miquel de Moragas Spà es Catedrático honorario de la Universitat
Autònoma de Barcelona. Fue presidente de la Asociación Española de
Investigación de la Comunicación entre 2008 y 2016.

9
Pensar la comunicación desde las periferias

una nueva etapa de reflexión sobre las funciones y disfunciones


de esta práctica teórica.
Este libro contribuye a este objetivo centrando su interés en
la investigación que habitualmente queda fuera del foco más
convencional y burocrático: «la investigación desde la periferia».
Para ello, se proyectan sobre la investigación diversas perspecti-
vas, epistemológicas, geográficas, político-culturales y, también,
administrativas y profesionales, poniendo al descubierto nume-
rosas lagunas y desequilibrios, pero también las oportunidades
que pueden derivarse de nuevos enfoques de investigación.
«Investigar desde la periferia» es una forma de investigación
crítica que pone en cuestión, al mismo tiempo, tanto los aspec-
tos epistemológicos (teorías, métodos, agendas) como los aspec-
tos pragmáticos (aplicaciones, prácticas profesionales, lugares
de publicación, expectativas de meritocracia, etc.).

Investigar en un contexto, considerar los flujos

Una pregunta general cruza todo el planteamiento de la me-


tateoría de la comunicación: ¿para qué sirve la investigación?
La principal finalidad de la investigación sobre comunicación
sigue siendo la investigación funcional o aplicada (en tiempos
de Lazarsfeld (1941) se denominó «administrativa»), destinada
a resolver problemas concretos de los grandes actores del siste-
ma, a facilitar las estrategias de producción y comercialización
de las industrias de la comunicación. Este tipo de investigación,
que cuenta con los máximos recursos, no se propone crear co-
nocimientos de interés general y de acceso público. Es investi-
gación aplicada y confidencial.
Pero también existe otro tipo de investigación, no utilitarista,
que se propone conocer el conjunto del sistema social, «conocer
el mundo», mediante el estudio de la comunicación. Es en esta
perspectiva donde se sitúa una buena parte de la investigación
crítica en comunicación, más necesaria que nunca ante la nueva
ecología de la sociedad de la información.
Pero la investigación crítica no debe conformarse, única-
mente, con dar ideas para comprender (intelectualmente) el
mundo, sino que también debe implicarse en la producción de
conocimientos aplicables a las políticas democráticas de comu-

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Miquel de Moragas Spà Prólogo

nicación, orientándolas en sus múltiples aspectos: educativos,


culturales, de organización social, de salud, de desarrollo sos-
tenible, etc.
En cada época histórica, en cada país y en cada región del
mundo, la investigación ha recibido recursos y demandas socia-
les distintas, la mayoría de ellas dependientes de los centros de
decisión política, económica y cultural. Estas demandas han ido
cambiando a lo largo de las últimas décadas, desde la expansión
de la mass communication research en los años 50 y 60, hasta los
actuales nuevos retos de la era digital, pasando por la etapa de
expansión del sistema radiotelevisivo (era broadcasting) de los
años 80 y 90.
La mayor parte de las iniciativas de investigación se fue adap-
tando a las necesidades funcionales y de legitimación de los
grandes medios y de la publicidad, hasta tal punto que podría-
mos establecer un paralelismo entre la hegemonía en el sistema
de comunicaciones y la hegemonía de la agenda y las tendencias
de la investigación.
Pero también es justo reconocer que la perspectiva crítica
nunca dejó de estar presente en nuestras instituciones académi-
cas, ya sea gracias a iniciativas personales (ensayos y tesis doc-
torales) o también gracias al apoyo de instituciones académicas
y programas de I+D, como se evidencia en los trabajos de este
mismo libro surgidos de investigaciones de origen académico.
Estas prácticas de teoría crítica contribuyeron a neutralizar
—por lo menos en parte— las tendencias dominantes en la in-
vestigación, evitando que la bibliografía (libros y revistas), los
métodos originados en los países más desarrollados del planeta
(prioritariamente en lengua inglesa), se reprodujeran sin distan-
cia crítica, y llegaran a imponer una concepción unificadora de
la relación entre comunicación y sociedad.
Esta tendencia unificadora se iniciaba con la adopción de de-
terminada terminología (mass culture, mass media, globalization,
information society, social media, smart city, etc.), que no solo se
imponía en el lenguaje académico, sino que también se incor-
poraba al lenguaje común. Esta terminología no es neutra sino
definitoria, segmenta los fenómenos, prioriza aspectos, supone
positividades, ignora las complejidades y las contradicciones.
Es desde un mismo lugar (y no precisamente desde la perife-
ria) que se producen y se comercializan las nuevas tecnologías

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Pensar la comunicación desde las periferias

de la información, que se impone la terminología unificada y


que luego se extiende y genera la interpretación del modelo de
sociedad. En los años 50 y 60 fue el concepto unificador de
la «comunicación para el desarrollo», luego fue el de «sociedad
de la información» o «sociedad global» y ahora el de «sociedad
interconectada».
La veracidad de muchas de estas definiciones queda al desnu-
do cuando se confrontan con investigaciones comparadas que
contraponen la realidad de la comunicación en los diversos con-
textos económicos y culturales.
Esta necesidad de relacionar la investigación y su contexto no
es algo nuevo en el campo de la comunicación, aunque hoy sea
una tarea más necesaria que nunca.
Como antecedente significativo podemos remontarnos a las
aportaciones del boliviano Luis Ramiro Beltrán (1986) quien,
en los años 70, al tratar de las «Premisas, objetos y métodos
foráneos en la investigación sobre comunicación en Latinoamé-
rica», «desenmascaraba» las rutinas de exportación de corrientes
«foráneas» y abría camino a la nueva escuela latinoamericana de
comunicación, frente al funcionalismo desarrollista.
También en Europa se producirían diversas iniciativas para
construir un discurso propio sobre las relaciones entre cultura y
comunicación en la era de los mass media, con aportaciones tan
destacadas como las de la Escuela de Frankfurt, la alternativa
«apocalípticos e integrados» de Umberto Eco en 1965, o el nue-
vo «espíritu del tiempo» de Edgar Morin (1966).
Luego vendrían los estudios culturales de la comunicación
con autores como Jesús Martín Barbero (1987) o Néstor García
Canclini (1989) y las nuevas corrientes críticas de la economía
política de la comunicación, que establecieron puentes entre la
teoría crítica angloamericana (Smith, Mosco, Schiller, Murdock)
y las teorías sobre políticas democráticas de comunicación que
influyeron en el Informe McBride de la Unesco en 1980.
Estas experiencias también demostrarían que la contextua-
lización de la investigación no significa aislamiento, sino más
bien gestión, desde cada periferia, de los flujos de influencia.
Podemos recordar en este sentido el esfuerzo que tuvimos que
realizar en España en los años 70, en el largo tránsito de las
Escuelas de Periodismo a las Facultades de Comunicación, para
ir abriendo puertas a la influencia internacional, especialmente

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Miquel de Moragas Spà Prólogo

europea y latinoamericana, también norteamericana, a las que


se había dado la espalda como consecuencia de la autarquía en
tiempos del franquismo.
Se trataba de un doble cambio, tanto de punto de vista como
de origen de las influencias, desplazando a la «doctrina española
de la información» por la antropología, la sociología, la historia,
la semiótica estructuralista y la economía política de la comu-
nicación. Era un tránsito necesario para poder adaptarnos a las
demandas del nuevo contexto democrático.

Sobre las prácticas de investigación: producción y difusión

Interpretar de manera crítica la investigación de la comuni-


cación significa considerar aspectos epistemológicos, pero tam-
bién aspectos relacionados con las prácticas de investigación y,
específicamente, con las condiciones de producción del trabajo
científico y las formas de publicación y de promoción de inves-
tigadores e investigadoras.
En este libro se examinan, por ejemplo, las limitaciones que
suponen las formas de contratación del personal investigador,
caracterizado por la inseguridad y la precariedad, o la supedita-
ción de la promoción del personal investigador a las lógicas que
imponen las industrias editoriales.
En este sentido se considera necesario revisar la actual inter-
dependencia entre las publicaciones (principalmente revistas
científicas) y los méritos académicos, una relación que se ha
ido haciendo cada vez más estrecha, al ceder indirectamente (e
incomprensiblemente) a los grandes grupos editoriales la valo-
ración de la actividad investigadora.
Se tiende entonces a priorizar aquel tipo de investigación que
cabe en los formatos y tiempos de los trabajos académicos (pa-
pers) y de los artículos en las revistas clasificadas. La investiga-
ción se va adaptando y restringiendo a los modos de evaluación
académica (el artículo monográfico más que el libro de ensayo),
aunque esto sea a costa de dejar fuera a los grandes y complejos
temas de la comunicación.
Las grandes revistas académicas actúan como verdaderas ma-
jors de la difusión científica. Podríamos analizar la producción y
la difusión de la investigación de la comunicación a escala inter-

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Pensar la comunicación desde las periferias

nacional de manera similar a como estudiamos la industria del


cine (o la industria audiovisual). La única producción que cir-
cula a gran escala es la que se difunde en el eje editorial Estados
Unidos-Gran Bretaña. Existe, por ejemplo, un grave desequili-
brio en el flujo de influencias entre Europa y América Latina,
solo en parte corregido por el creciente interés por los estudios
críticos de la comunicación y ahora por los estudios culturales.
Más aún, hoy asistimos al peligro de que esta concentración
se extienda al control de otros formatos académicos: a los más-
ters, a los seminarios, a los simposios y a las organizaciones
académicas nacionales e internacionales. La política de inves-
tigación y sus evaluadores no deberían ignorar estas lógicas de
concentración.

Investigación y burbujas académicas

El incremento cuantitativo de la oferta de estudios de comu-


nicación de las últimas décadas (centros, profesorado, estudian-
tes, grupos de investigación) supone, en positivo, un incremento
considerable de la masa crítica de investigación, pero al mismo
tiempo supone el riesgo de facilitar la creación de «burbujas» que
tienden a cerrarse en sí mismas, acomodándose a tendencias teó-
rico-metodológicas unidisciplinarias, produciendo lo que pode-
mos denominar investigación para el autoconsumo académico.
La proliferación de revistas especializadas que giran en torno a
las autocitas, con escasa repercusión fuera de los estrictos círcu-
los académicos, es una manifestación destacada de este encapsu-
lamiento y pone en evidencia la necesidad de revisar los temas y
los métodos de análisis utilizados.
Las investigaciones realizadas desde la periferia que se docu-
mentan en este libro nos confirman la idea de que la comunica-
ción no es «una» disciplina, sino más bien una postdisciplina o,
en todo caso, una constelación de disciplinas que exige prácticas
cooperativas de investigación. Las fronteras disciplinarias, te-
máticas y también territoriales, tan vigentes en nuestro campo
de estudio, deberían ser derribadas o permeabilizadas para una
mejor investigación aplicable, crítica y responsable.
Este planteamiento exige plantear la investigación como una
tarea comparada y cooperativa, lo contrario a una interpreta-

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Miquel de Moragas Spà Prólogo

ción burocrática y competitiva de la misma. Ante el nuevo pa-


norama de la investigación parecen más necesarios que nunca
los estudios comparados y cooperativos, que permitan la diver-
sificación de puntos de vista y, sobre todo, la comprensión de
los fenómenos de comunicación en su contexto social.
Esto significa situar los grandes temas que relacionan comu-
nicación y sociedad (violencia, género, jóvenes, deportes, noti-
cias, audiencia, tecnologías, etc.) en sus marcos de referencia,
como fenómenos transversales.
Estos enfoques nos obligan, por de pronto, a abandonar los
antiguos esquemas mediocéntricos sobre los que se basó la orga-
nización de nuestras instituciones académicas (periodismo, pu-
blicidad, relaciones públicas, audiovisual, etc.) y que en la nueva
ecología de la comunicación dejan de tener sentido. El nuevo
enfoque reclama comprender la complejidad de las relaciones
de comunicación, lo que, a su vez, reclama nuevas herramientas
que nos conducen a la transdisciplinariedad.
Este interés por la transversalidad de los fenómenos de la
comunicación, por la investigación del contexto, constituye
el principal núcleo de la aportación de la investigación críti-
ca. Este es el caso de estudios temáticos como la comunicación
alternativa o comunitaria, las nuevas formas de producción y
circulación de la información, la evolución de las mediaciones
en la comunicación, los estudios sobre la diversidad cultural, la
comunicación para el cambio social o los estudios feministas de
la comunicación, entre otros.
El lector encontrará en este libro varios ejemplos de esa nueva
mirada ampliada del campo de la comunicación, que incluye a
los medios, pero también a otras formas de expresividad.

La mirada feminista

De manera muy destacada la mirada feminista constituye un


ejemplo paradigmático de las aportaciones potenciales de la in-
vestigación crítica a la comunicación, al situar la comunicación
en el núcleo de la estructura social, en la comunidad.
Estos planteamientos se producen en paralelo al incremento
de la presencia de investigadoras en la actividad académica de la
comunicación (profesoras, tesis doctorales, dirección de proyec-

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Pensar la comunicación desde las periferias

tos, publicaciones). En este sentido, puedo recordar que la pre-


sencia de mujeres entre el profesorado de las antiguas escuelas
de periodismo era excepcional, o que, en la etapa de creación de
las Facultades de Comunicación, hace ya 50 años (1971), esta
presencia aún era mínima. Desde entonces tuvo que recorrerse
un largo y dificultoso camino para irse acercando a la igualdad
de género.
Este incremento de la participación de mujeres en la acade-
mia ha impulsado la renovación de los temas y los enfoques de
la investigación en comunicación, pasando por sucesivas etapas.
Primero con el predominio de los estudios de contenido sobre
los estereotipos que prefiguran la desigualdad en la imagen de
hombres y mujeres, en la publicidad, en el cine, en la informa-
ción. En una fase posterior, con enfoques más socioeconómi-
cos, que estudiaban la presencia (ausencia) de mujeres como
profesionales en los medios y en las estructuras de poder de la
comunicación.
Los nuevos enfoques feministas, al introducir nuevas fórmu-
las para interpretar la estructura social, también cambiarían el
paradigma de las funciones y los usos de la comunicación, cues-
tionando en cascada varios lugares comunes de la investigación
hegemónica de la comunicación. La experiencia de la investi-
gación feminista es paradigmática del nuevo rumbo que debe
tomar la investigación, no solo respecto de los lugares desde
donde se hace la investigación, sino también de los lugares don-
de habitan los sujetos que se comunican.
Desde el punto de vista metodológico, el análisis de temas
como las desigualdades de género, la exclusión y las migracio-
nes, o la ocultación de las lógicas de los procesos de informa-
ción, reclamaba una nueva mirada interdisciplinar a la comuni-
cación. Pero desde el punto de vista teórico, este análisis reclama
también una nueva mirada a la comunicación, ahora desde la
perspectiva de los derechos humanos.
Como dice Teresa Vera en su capítulo «no se trata de agregar
mujeres (o género) sino de subvertir las pautas que guían las
preguntas con las que apelamos a la realidad con la intención
de transformarla».

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Miquel de Moragas Spà Prólogo

Prospectiva en una etapa de cambios

La necesidad de investigación crítica, desde la periferia, se


hace aún más evidente con la aparición de internet y las nuevas
formas de información en la era big data.
La historia de la comunicación en las últimas décadas se carac-
teriza por la sucesión acelerada de cambios en el panorama —y
en el paradigma— de la comunicación. Al desarrollo de la era
broadcasting (años 1990), le siguió la era internet (1996-2006)
y la consolidación de las redes sociales (2006-2010), hasta lle-
gar a la actual etapa del big data y de la inteligencia artificial.
Esta última etapa coincidiendo con la expansión de la pandemia
del coronavirus (2020-2021) que ha producido una especie de
«efecto lupa» sobre la evolución del sistema de comunicaciones,
conjugando, paradójicamente, conectividad y aislamiento.
En este nuevo contexto la investigación debe afrontar impor-
tantes retos. Por una parte, ofrecer una visión de conjunto («el
espíritu del tiempo») sobre las funciones de la información en
la sociedad, y eso significa avanzar en una prospectiva capaz
de identificar tanto sus riesgos como sus potencialidades. Por
otra parte, la investigación también debe facilitar el aprendizaje
del uso de estos nuevos recursos en proyectos prosociales y de
comunicación participativa, en el marco de nuevas políticas de
comunicación y cultura.
Téngase en cuenta que la aceleración de los procesos tecno-
lógicos facilita el ocultamiento de sus propias contradicciones.
Sus agentes (las grandes plataformas) son, al mismo tiempo, sus
fabricantes y promotores. No se limitan a autodefinirse como
nuevos medios y nuevas oportunidades de comunicación, sino
que también nos orientan en la interpretación del modelo de
sociedad en la que nos invitan a vivir.
Tardíamente, después de una primera etapa de optimismo
fundacional (Facebook se generaliza en 2010), se ha ido des-
cubriendo que no todo era espontáneo, neutral o transparente
en la red. Los usuarios de internet nos fuimos dando cuenta de
que, atraídos por las ventajas en los servicios de información,
estábamos siendo sometidos a un control permanente de nues-
tras comunicaciones. Fuimos descubriendo que, con la trazabi-
lidad de nuestros datos y gracias a unos algoritmos cuya lógica
se mantenía oculta, se iban creando en nuestro entorno bur-

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Pensar la comunicación desde las periferias

bujas informativas, que nos hacían más controlables y podían


terminar haciendo más estrecho el enfoque de nuestra mirada
al mundo.
Vivir en un campo de referencias construidas únicamente con
información «amiga» podía representar grandes ventajas para las
estrategias de la publicidad, que buscan targets precisos y más
«gustos» que «desagrados», pero también podía tener efectos
perversos sobre la toma de conciencia y el debate democráticos.
La interpretación sesgada y el optimismo inicial con el que
se recibió la era internet y las redes sociales constituye un ejem-
plo de lo que la investigación crítica debe contrarrestar, distin-
guiendo potencialidades y riesgos. No es la primera vez, a lo
largo de la historia de la comunicación, que la introducción de
novedades se presenta inicialmente con las mejores expectativas
de democratización y de participación, para ir perdiendo esta
virtualidad a medida que la tecnología se va implantando en el
mercado, respondiendo, cada vez más, a los intereses de la eco-
nomía global. La llegada de internet vino cargada de promesas
de empoderamiento, ocultando sin embargo las contrapartidas
de recentralización y de comercialización de sus prestaciones.
Pero la distancia crítica que pueda adoptar la investigación
desde la periferia (respecto al tecno-optimismo) deberá combi-
narse con una visión de proximidad crítica que ofrezca apoyo
teórico a los proyectos de comunicación participativa y demo-
crática.
Cuando aún quedan por resolver muchos de los problemas de
las políticas de comunicación del siglo XX, entre ellos la regu-
lación democrática de los medios comunitarios, o del servicio
público audiovisual independiente, o las políticas de diversidad
cultural, ya se han hecho presentes los nuevos retos de internet,
de las redes sociales o la gestión del big data. Pero estos fenó-
menos tampoco son finales de trayecto, sino eslabones para el
inicio de nuevas etapas, abriendo múltiples incógnitas sobre las
formas de control y el poder de la información.
Este es el nuevo escenario donde desarrollar la colaboración
entre el trabajo académico y las políticas de comunicación y
cultura, a lo que contribuye este libro dedicado a Pensar la co-
municación desde las periferias.

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Miquel de Moragas Spà Prólogo

Referencias bibliográficas

Beltrán, Luis Ramiro (1986): «Pre- Lazarsfeld, Paul (1941): «Remarks


misas, objetos y métodos forá- on administrative and critical
neos en la investigación sobre co- communications research», Zeit-
municación en Latinoamérica», schrift für Sozialforschung, vol. 9,
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de la comunicación de masas (pp. doi.org/10.5840/zfs1941912
73-107), Barcelona: Gustavo Martín-Barbero, Jesús (1987): De
Gili. los medios a las mediaciones. Co-
Eco, Umberto (1965): Apocalípticos e municación, cultura y hegemonía,
integrados, Barcelona: Lumen. Barcelona: Gustavo Gili.
García Canclini, Néstor (1989): Morin, Edgar (1966): El espíritu del
Culturas híbridas: Estrategias para tiempo: Ensayo sobre la cultura de
entrar y salir de la modernidad, masas, Santander: Taurus.
México: Grijalbo.

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