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Cinco Cosas Que Debemos Desechar para Crecer Espiritualmente

El apóstol Pedro nos insta a desechar actitudes como la malicia, el engaño, la hipocresía, la envidia y las detracciones para facilitar nuestro crecimiento espiritual. Al renunciar a estos comportamientos, permitimos que la verdad de Cristo y la gracia de Dios transformen nuestras vidas. Este proceso de despojo es esencial para alcanzar una relación más profunda con Dios y reflejar su carácter en nuestras interacciones.

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Cinco Cosas Que Debemos Desechar para Crecer Espiritualmente

El apóstol Pedro nos insta a desechar actitudes como la malicia, el engaño, la hipocresía, la envidia y las detracciones para facilitar nuestro crecimiento espiritual. Al renunciar a estos comportamientos, permitimos que la verdad de Cristo y la gracia de Dios transformen nuestras vidas. Este proceso de despojo es esencial para alcanzar una relación más profunda con Dios y reflejar su carácter en nuestras interacciones.

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"Cinco Cosas que Debemos Desechar para Crecer Espiritualmente"

Texto Base: 1 Pedro 2:1-3


"Desechando, pues, toda malicia, todo engaño, hipocresía, envidias, y todas las
detracciones, desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para
que por ella crezcáis para salvación, si es que habéis gustado la benignidad del Señor."
Introducción:
El apóstol Pedro nos exhorta en su primera carta a despojarnos de ciertas actitudes y
comportamientos que impiden nuestro crecimiento espiritual. Para avanzar en nuestro
caminar con Dios, es esencial reconocer estas áreas y entregarlas a Cristo. Hoy, vamos a
explorar cinco cosas que debemos desechar para crecer espiritualmente.
1. Malicia
Texto de apoyo: Efesios 4:31
"Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia."
“Hermanos, no seáis niños en el modo de pensar, sino sed niños en la malicia, pero
maduros en el modo de pensar” (1Co 14:20)
La malicia es una disposición interna de maldad o deseo de hacer daño a otros.
La malicia alimenta el antagonismo, edifica rencores y espera secretamente que el otro será
alcanzado por la venganza, el daño o la tragedia.
- Como cristianos, estamos llamados a ser pacificadores y a reflejar el amor de Cristo.
- La malicia contamina nuestro corazón y afecta nuestras relaciones.
- Debemos renunciar a cualquier pensamiento o intención maliciosa y permitir que el
Espíritu Santo renueve nuestra mente.
2. Engaño
Texto de apoyo: Colosenses 3:9-10
"No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos, y
revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el
conocimiento pleno."
El engaño destruye la confianza y crea divisiones entre los creyentes.
El engaño falsifica las declaraciones de hacienda, copia en los exámenes, miente sobre la
edad, soborna a funcionarios y urde dudosos tratos en negocios.
- Somos llamados a vivir en la verdad, tanto en nuestra relación con Dios como con
los demás.
- Al desechar el engaño, permitimos que la verdad de Cristo reine en nuestras vidas,
promoviendo relaciones sanas y genuinas.
3. Hipocresía
Texto de apoyo: Mateo 23:27-28
"¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque sois semejantes a sepulcros
blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, pero por dentro están
llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia."
La hipocresía es la práctica de aparentar ser algo que no somos.
Pretende estar felizmente casado cuando su hogar es en realidad un campo de batalla.
Pretende ser espiritual los domingos pero es tan carnal como una cabra durante la semana.
Pretende estar interesado en los demás, pero sus motivos son egoístas.
- Jesús fue muy claro en su condena hacia los hipócritas.
- El crecimiento espiritual auténtico requiere sinceridad y transparencia, tanto delante de
Dios como de los demás.
Dejemos atrás la hipocresía y vivamos de acuerdo a la verdad que profesamos.
4. Envidias
Texto de apoyo: Santiago 3:16
"Porque donde hay celos y contención, allí hay perturbación y toda obra perversa."
La envidia es un veneno que corrompe el alma y nos roba la paz.
Nos hace compararnos con otros y desear lo que no tenemos,
desviando nuestro enfoque de las bendiciones que Dios nos ha dado.
- La Biblia nos llama a contentarnos con lo que tenemos y a confiar en que Dios nos
proveerá en su tiempo perfecto.
- Al desechar la envidia, abrimos espacio para la gratitud y la satisfacción en Cristo.
5. Detracciones (Difamación o Calumnia)
Texto de apoyo: Efesios 4:29
"Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la
necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes."
La difamación y la calumnia son armas destructivas que dañan la reputación de otros.
“La calumnia es el intento de mostrarse limpio arrojando fango sobre alguna otra persona.
Puede adquirir formas muy sutiles, como: «Sí, es una persona encantadora, pero tiene este
fallo ... », y luego se le apuñala diestramente. O incluso puede adquirir una pose religiosa:
«Lo menciono sólo para vuestra reunión de oración, pero, ¿sabíais que ... » y luego se
asesina su carácter.” Macdonald
Como cristianos, debemos usar nuestras palabras para edificar y bendecir, no para destruir.
Al desechar la detracción, nos alineamos con el propósito de Dios para nuestras vidas, que
es amar a nuestro prójimo y reflejar su carácter.
Conclusión:
Pedro nos exhorta a desear la "leche espiritual no adulterada" para crecer en nuestra
salvación. Este crecimiento espiritual solo es posible cuando decidimos deshacernos de la
malicia, el engaño, la hipocresía, la envidia y la detracción. Al hacerlo, nuestro corazón se
prepara para recibir más de la gracia de Dios y para crecer en la semejanza de Cristo.
Invitemos al Espíritu Santo a examinarnos y a revelarnos cualquier área en la que
necesitemos desechar estas actitudes. Que nuestro deseo por la verdad y la santidad sea el
motor que nos impulse hacia un crecimiento espiritual genuino y duradero.

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