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Cómo Hacer ACD

El libro 'Cómo hacer análisis crítico del discurso' de Neyla Graciela Pardo Abril ofrece una reflexión sobre la metodología en los Estudios Críticos del Discurso (ECD) desde una perspectiva latinoamericana. A través de varios capítulos, se exploran los fundamentos teóricos, las estrategias analíticas y las interpretaciones necesarias para abordar el discurso como una práctica social transformadora. La obra destaca la importancia de articular teorías y metodologías para comprender y criticar los fenómenos socioculturales a través del análisis del discurso.
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Cómo Hacer ACD

El libro 'Cómo hacer análisis crítico del discurso' de Neyla Graciela Pardo Abril ofrece una reflexión sobre la metodología en los Estudios Críticos del Discurso (ECD) desde una perspectiva latinoamericana. A través de varios capítulos, se exploran los fundamentos teóricos, las estrategias analíticas y las interpretaciones necesarias para abordar el discurso como una práctica social transformadora. La obra destaca la importancia de articular teorías y metodologías para comprender y criticar los fenómenos socioculturales a través del análisis del discurso.
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PODER, DISCURSO Y SOCIEDAD, II

NEYLA GRACIELA PARDO ABRIL


Cómo hacer análisis
crítico del discurso
Una perspectiva latinoamericana

Cómo hacer análisis crítico del discurso. Una perspectiva latinoamericana

©Neyla G. Pardo A.
REGISTRO PROPIEDAD INTELECTUAL 158.679

©UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA


FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS
DEPARTAMENTO DE LINGÜÍSTICA
INSTITUTO DE ESTUDIOS EN COMUNICACIÓN Y CULTURA
Primera edición, abril de 2007
Segunda edición, marzo de 2013

ISBN: 10: 956-8170-11-1


ISBN: 13: 978-956-8170-11-0

Rector:
Ignacio Mantilla

Vicerrectora Sede Bogotá:


María Clemencia Vargas

Director Instituto de Estudios en


Comunicación y Cultura,
IECO
Ing. Carlos Caicedo

Vicerrector de Investigación:
Alexander Gómez

Diseño y diagramación:
Julián Morales Ballesteros

Corrección de estilo:
Luis Fernando García

Editorial:
OPR-DIGITAL

Impreso en Colombia – Printed in Colombia


Bogotá

Todos los derechos reservados. Esta


publicación no puede ser reproducida
ni total, ni parcialmente, ni registrada o
tramitada por ningún medio, sin previo
permiso escrito del editor
A todos aquellos a quienes
quiero: a mi familia y a mis amigos
de siempre.
TABLA DE CONTENIDO

PRÓLOGO 9 INTRODUCCIÓN 13

CAPÍTULO 1. El camino hacia el estudio del discurso 19 El discurso


como práctica social: aproximación a un panorama epistemológico 19 La
crítica a la ciencia, a la modernidad y a la razón: el fundamento del lenguaje
como pensamiento. 20 La tecnología, la comunicación y el lenguaje: centro de
la construcción del mundo global 29 Discurso y acción: comunicación, uso e
interacción 31 Antecedentes de los estudios del discurso 32
Conceptualización de ‘discurso’ 40 Resumen 46

CAPÍTULO 2. El discurso: sus recorridos analíticos 49 Estudios


franceses y anglosajones del discurso 49 Escuela francesa de estudios del
discurso: enunciación y descripción 49 Escuela anglosajona de estudios del
discurso 56 Estudios críticos del discurso 67 Teun A. van Dijk: bases de los
ECD y su compromiso político-social 67
Norman Fairclough: Ámbitos, horizontes y focos del discurso en el
nuevo orden 71 Robert de Beaugrande: la agenda ecológica 74 Ruth
Wodak: historicidad en los ECD 76 Theo van Leeuwen: sociología del
discurso y las nuevas tecnologías 77
Otros aportes a los estudios crítico del discurso 79 Psicología social
discursiva 79 Análisis cultural del discurso 81 Análisis del discurso desde
la antropología cognitiva y cultural 84 Resumen 86

CAPÍTULO 3. ¿Cómo abordar el discurso? 89 Preliminares 89 Corpus y


su categorización: exploraciones 92
Visualización textual 96 Categorización del corpus 97 Construcción de la
base de datos a partir de la categorización del corpus 112 Preparación del
corpus y exploración con paquetes de análisis textual 115 Resumen 116
CAPÍTULO 4. Estrategias analítico-descriptivas para los ECD 119
Técnicas de análisis de datos textuales 122 Identificación y caracterización de
las unidades de análisis 124 Identificación de asociaciones y su
representación gráfica 131 Clasificación y jerarquización de las unidades de
análisis 135 Técnicas de análisis lingüístico 139 Análisis de la consistencia y
la coherencia discursiva 142 Análisis de la transformación discursiva 161
Análisis de las formas de legitimación 174 Resumen 188

CAPÍTULO 5. Estrategias interpretativas para los ECD 191 Procesos y


organización del conocimiento 196 Reconstrucción de los niveles de
significación 200
La conceptualización de la experiencia 200 Formulación de los modelos
mentales 204 Formulación de los esquemas fundacionales 206
Estructuración de los modelos culturales 208 Organización de las
representaciones sociales 216 Aproximación al desentrañamiento de las
ideologías 223 Resumen 231

Colofón: El punto de partida 233 Anexo: referencias del corpus 235 Índice

de cuadros 241 Índice de figuras 243 Referencias bibliográficas 245 Índice

onomástico 257

PRÓLOGO

Este libro se instala en un camino que realzo, el de la reflexión


acerca de la metodología utilizada para investigaciones lingüísticas,
especialmente en el área de los Estudios Críticos del Discurso (ECD)
en Latinoamérica. Si bien el libro refiere a todos los Estudios del
Discurso, sin duda, los ECD ocupan un lugar de privilegio. Su autora,
Neyla Pardo Abril es, además, una conocida y renombrada analista
crítica colombiana. ¿Y cómo no habría de dejar su impronta el lugar
desde el cual se construye gran parte de la identidad de las personas?
Es por esto que la ejemplificación de este libro se realiza a partir de la
indagación acerca de los actores armados en el con flicto colombiano.

En mi opinión, la historia de los ECD está fuertemente ligada no


solo a Europa sino a Latinoamérica; son dos continentes luchando
desde lo aca démico por generar un cambio de paradigma (del
positivismo al interpre tativismo) y por nuevos ideales políticos. Así
como en Europa las luchas interraciales acaecidas de modo más
fuerte desde la caída del muro de Berlín y como consecuencia directa
del neoliberalismo y su política de re distribución del trabajo han sido
factores que despertaron el interés de cier tos grupos de intelectuales
que no solo intentaban estudiar este proceso sino cambiarlo, en
Latinoamérica sucedía algo parecido, ya que los grupos de estudio
intentaban indagar en el discurso de sus dictadores y, al mismo
tiempo, crear la posibilidad del advenimiento de la democracia. De este
modo, los ECD son una manera de entendernos mejor a nosotros
mismos. Y es aquí donde yo utilizaría el término identidad, ya que este
fue el modo que encontramos de afirmar y entender nuestra
idiosincrasia. Neyla Pardo propone otro término, quizá más amplio,
que es el de cultura. Entendiendo que «el lenguaje es uno de los
artefactos culturales más relevantes» y que «el hecho de compartir
una lengua u otra es decisivo para hablar de una cultura específica» Y
aclara que «Al dar esta relación por entendida, se de jan de lado las
explicaciones sobre la importancia de analizar las relaciones entre la
cognición, el lenguaje en uso y sus correlatos en la estructura social,
abandonando así su determinación en la cultura».

Me parece interesante este modo de abordar el discurso desde la


cultura y esta aclaración de la autora, entre otras razones porque dos
de los aspectos más interesantes de este libro son: a) la búsqueda de
una ri-

9
CÓMO HACER ANÁLISIS CRÍTICO DEL DISCURSO

gurosa integración entre discurso (texto más contexto) y cognición y b)


la observación clara de la forma en que se triangulan datos cualitativos
con cuantitativos.

Pero antes de presentarnos estos dos momentos altamente


relevantes de este libro, Pardo Abril realiza un recorrido a través de los
Estudios del Discurso y de los Estudios Críticos del Discurso que va
desde Europa a Latinoamérica. Ahora bien, no se trata solo del
reconocimiento a ciertas figuras claves de ambos continentes para
este tipo de Estudios, sino de una explicación coherente y profusa
sobre la historia del discurso en sí y sobre las causas de los cambios
epistemológicos de los últimos tiempos. Podemos entonces
encontrarnos, por un lado, con una descripción y reflexión sobre el por
qué se produjo una fuerte crítica a la ciencia, a la modernidad y a la
razón y, por otro, con el análisis de las consecuencias que ha
acarreado la tecnología, la comunicación y el lenguaje como eje de la
construcción del mundo global.

Creo que tanto el capítulo uno como el dos funcionan como una
lú cida introducción para aquellos que quieran comprender gran parte
de la historia de la lingüística de las últimas décadas, pasando desde
los funda mentos más filosóficos a los sociológicos y políticos, y
finalizando con los lingüísticos.

Luego, la autora nos lleva a conocer el modo en que ella aborda


el discurso y comienza, entonces, el corazón de este libro.
Comprendiendo a la metodología como: «la aproximación general al
estudio de un objeto o proceso, es decir, como el conjunto de medios
teóricos, conceptuales y téc
nicos que un ámbito de estudios desarrolla para la obtención de sus
fines» la autora nos propone cuatro pasos para llevar a cabo una
investigación:

• el reconocimiento de un fenómeno sociocultural y la apropiación


del corpus
• el análisis y la sistematización del corpus con técnicas
cuantitativas ancladas en la estadística textual
• el análisis en perspectiva cualitativa que da paso a la formulación
de redes semánticas, esquemas conceptuales, modelos culturales, •
el análisis en perspectiva cultural y cognitiva que permite analizar e
interpretar modelos y representaciones

10
PRÓLOGO

De estos cuatro pasos, los que despiertan mayor curiosidad en


mí son el segundo y el tercero. Muy probablemente porque soy
extremadamente cualitativa en mis datos, no uso programas de
software, solo los datos esta dísticos que necesito en algunos casos,
para el proceso etnográfico. Es más, admito tener bastante rechazo
por este tipo de programas. Pero claro, todo depende de quién y cómo
los use. De golpe me vi enfrentada al Systeme Portable pour L
´Analyse des Donees Textuelle (Spad. T) pero la compren sión de su
funcionamiento es ágil y rápida por el modo en que la autora nos va
poniendo en materia. El corpus, que está conformado por noticias de
prensa de los dos últimos períodos presidenciales de Colombia,
compren didos entre 1997 y 2004 (caracterizados por incluir dentro de
su agenda procesos de paz), se formaliza en una base de datos y
luego se procede al tratamiento del Spad. T.
Neyla Pardo explica minuciosamente todo este proceso, qué
datos se obtienen y cómo deben ser interpretados de modo cualitativo.
Algo real mente notable y valioso de su libro es que logra hacer claro y
evidente todo este desarrollo. Por eso las hojas se llenan de cuadros,
de gráficos y de in formación sobre los programas, modo de
aprovecharlos y de criterios para su uso, pero nunca olvida que los
datos obtenidos deben interpretarse a la luz de una metodología
cualitativa.

Así llegamos al capítulo cuatro sobre estrategias analíticas y nos


aden tramos en el análisis de la consistencia y coherencia discursiva,
de la topi calización, y de estrategias como la de la segmentación
hasta enfrentarnos a la «transformación discursiva». Esta se define
como «el fenómeno dis cursivo de acuerdo con el cual se hace acopio
de un conjunto de recursos lingüísticos que permiten construir o
eliminar a un actor social o discursivo específico». Mientras
recorremos distintas noticias de la prensa, la autora da cuenta de los
modos en que se activan o pasivizan a los actores, los proce sos de
impersonalización, la persuasión, la justificación, la negociación, la
acusación, entre muchos otros.

Finalmente en el capítulo cinco se integran todos los elementos y


se recupera la hipótesis (que yo calificaría de teórica dado que, por ser
un mé todo cualitativo, estas ideas no son a priori sino que surgen de
la exposición a los datos y de modo inductivo).

11
Para la interpretación de los datos, la autora toma la ruta trazada
por Jürgen Habermas en lo que refiere a las ciencias sociales críticas.
En cuanto a los aspectos lingüísticos y cognitivos, Pardo Abril
desarrolla un excelen te programa diseñado a partir de un cuadro que
propone un proceso y una organización del significado. En él pueden
verse los mecanismos de interfase y sus procesos de estructuración.
Allí se encadenan los procesos de objetivación y anclaje, se da cuenta
de las ideologías, se explican los fenómenos de esquematización y
tematización, las redes conceptuales, los modelos mentales, los
esquemas fundacionales, los modelos culturales y las
representaciones sociales. Ahora bien, no solo lo expone sino que
también lo ejemplifica con los datos sobre el conflicto armado en
Colombia que se analizan en el libro. De este modo se cierra el libro.
Cada capítulo, quiero agregar, presenta un resumen en su final que
sintetiza su contenido. Tam
bién la autora provee una amplia bibliografía.

Creo que si hay algo importante en una lectura es que el camino


que todo libro abre sea interesante, ameno y que nos permita
aprender. Este es el caso. Con este trabajo no solamente Pardo Abril
se posiciona como una analista crítica de relieve, sino que coloca a
Colombia como un país profu
samente rico en estos estudios. Celebro que se generen teorías y
métodos que surgen de datos de nuestros países latinoamericanos.
Aliento a que si gan apareciendo libros como este que nos permitan
conocernos en nuestra identidad y cultura.

María Laura Pardo


Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas
Universidad de Buenos Aires
INTRODUCCIÓN

Este trabajo acopia múltiples experiencias e indagaciones que se


ar ticulan a una docencia de más de 25 años en la Universidad
Nacional de Colombia, en la que la pregunta relativa a cómo analizar
críticamente los discursos siempre ha estado presente y su respuesta
se ha caracterizado por ser aplazada o asumida de modo parcial. A
partir de las últimas dos déca das del siglo XX, los Estudios Críticos del
Discurso (en adelante ECD) han estado comprometidos, de manera
sistemática, en la tarea de consolidar su fundamentación teórica. Sin
embargo, los esfuerzos por formular una meto dología y desarrollarla
aún son desarticulados y dispersos.

Cómo hacer Análisis Crítico del Discurso surge de la necesidad de ela


borar una reflexión sobre un campo disciplinar que es cada vez más
estra tégico en la explicación y comprensión de los objetos de
investigación en la ciencias sociales y humanas. Los ECD se han
consolidado como un lugar de interés para la problematización de la
acción discursiva como una práctica transformadora, constituyente y
constitutiva de la realidad social. En esta perspectiva, proponer formas
de acercamiento al discurso implica articular principios y categorías
teóricas que provienen de diversos desarrollos de las ciencias sociales
y humanas con las técnicas, herramientas y procedi mientos
construidos para el abordaje de los objetos de estudio, en los que se
relaciona la teoría con la observación, la explicación, la interpretación y
la crítica de los fenómenos socioculturales propios de la acción
discursiva.

Esta propuesta aspira a formular procedimientos para aprehender


fenómenos culturales desde los discursos, teniendo como parámetro
de orientación la reflexión constante sobre el modo en que se pueden
articular perspectivas teóricas y analíticas para constituir maneras de
acceder a la in
terpretación del discurso social. Para ello, se revisan teorías y
metodologías, las cuales, desde diversos campos y disciplinas, se han
formulado para dar cuenta de la realidad social representada en el
discurso.

Los ECD son una postura teórico metodológica que surgió en la déca
da de los ochenta y ha producido cambios fundamentales en la
concepción sobre lo que implica para el analista del discurso, sea
lingüista o no, analizar y comprender los problemas socioculturales
desde los discursos propios de los grupos y las comunidades, con
miras a desentrañar y resistir el ejercicio

13
CÓMO HACER ANÁLISIS CRÍTICO DEL DISCURSO

del poder, particularmente, cuando se ejerce para profundizar formas


de desigualdad, discriminación y, en últimas, de exclusión social.

Como se desglosa en este texto, los ECD se asumen como un


proyec to multidisciplinar cuyo objeto es dar cuenta de las maneras
como opera el lenguaje en su ineludible relación con la cognición y la
sociedad, para explicitar las estructuras y estrategias que se imbrican
cuando se producen, interpretan y usan los discursos en una
colectividad. En esta perspectiva, los ECD interrelacionan aspectos
esenciales de la acción y del ser humano de manera que, al hablar de
sus relaciones con la cognición y la sociedad, se puede aproximar una
visión exhaustiva de la naturaleza del significado, en cuanto éste
participa en la constitución de los grupos y, en consecuencia, de la
cultura. Esta última se entiende como el conocimiento compartido que
involucra las costumbres, los artefactos, las tradiciones, lo que se sabe
y se hace para actuar como se actúa y, en general, el entramado de
repre
sentaciones o modelos que se sitúan entre lo individual y lo social,
cuya expresión más tangible se observa en el uso del lenguaje. Es
intuitivamente claro que los ECD han alcanzado niveles de
refinamiento en los procesos de análisis e interpretación de los
contenidos discursivos, logrando una ma
yor articulación entre el uso de la lengua, el sujeto que produce e
interpreta la significación y las condiciones sociales y culturales que
originan y estruc turan el hecho discursivo.

Por lo general, se acepta que el lenguaje es uno de los artefactos


culturales más relevantes, y que el hecho de compartir una lengua u
otra es decisivo para hablar de una cultura específica. Al dar esta
relación por entendida, se dejan de lado las explicaciones sobre la
importancia de ana
lizar las relaciones entre la cognición, el lenguaje en uso y sus
correlatos en la estructura social, abandonando así su determinación
en la cultura. Dado que esta relación no se ha articulado
suficientemente en la comprensión de lo discursivo y, menos aún,
cuando los análisis lingüísticos pretenden la comprensión de la
cultura, las propuestas metodológicas que involucren, en algún grado,
estas relaciones, pueden contribuir a que los estudios discursi
vos asuman su carácter multidisciplinario y aborden, de manera más
siste mática, la esencia de la relación natural que el discurso implica en
términos de lo cognitivo y lo social para la interpretación de lo cultural.

Por las razones previas, en este texto se intenta establecer


algunas ma neras de proceder para abordar el discurso en sus
dimensiones cognitivas y

14
INTRODUCCIÓN

sociales, con miras a explicar la configuración de significados


individuales y colectivos, y su papel en la constitución de la cultura.
Para lograr este ob jetivo, se realiza una exploración panorámica de lo
que se han considerado las aproximaciones más relevantes en
análisis del discurso y se formula una propuesta metodológica. Se
reconoce como pionero a Teun A. van Dijk, para quien los procesos y
las representaciones mentales en sus distintos niveles son
determinantes, no sólo en la constitución de la comunicación humana,
sino en la función específica que cumplen en la producción y
comprensión discursiva. Además, dichos procesos y representaciones
per miten dar cuenta de las funciones, las consecuencias y las
condiciones ar ticuladas a unas circunstancias societales específicas,
que pueden intuirse y recuperarse en estructuras discursivas, sean
estas lingüísticas o no, a través de las cuales se descubren formas de
control y poder.

Así, el primer capítulo consiste en una exposición sobre la génesis de


los estudios discursivos articulados a los paradigmas científicos del si
glo XX, con sus rupturas, extrañamientos y particularidades ancladas
en las implicaciones que se derivan de la consolidación de una
sociedad global, informatizada y mediática. En esta perspectiva, por
una parte, se reconocen tres desarrollos fundamentales: los que
proceden de la filosofía analítica desde la obra de Ludwig
Wittgenstein; los aportes del giro lingüístico y las contribuciones de la
escuela de Fráncfort con los avances de la teoría crítica. Por otra
parte, se explicita la redefinición de la sociedad contempo ránea,
caracterizada por los avances de las tecnologías de la información y la
preponderancia de la comunicación masiva, con las implicaciones que
se derivan no solo en la constitución de los discursos, sino, además, en
las formas de distribución del conocimiento y de la organización social.

Este capítulo se cierra con el concepto de discurso en


perspectiva multidisciplinar, el cual se concibe como un objeto de
estudio descifrable en sus horizontes cognitivo y social, articulados a
los niveles de análisis lingüístico en su doble dimensión, estructural y
funcional. Todo con el pro
pósito de dar cuenta de sus mecanismos y categorías, de los recursos
y estrategias intra y extralingüísticas y de la representación
sociodiscursiva que se puede dilucidar cuando se realiza una
indagación desde el discurso.

Una vez ubicados epistemológicamente los estudios del discurso,


se procede, en el capitulo segundo, a presentar los diversos
posicionamientos, susceptibles de ser agrupados de manera laxa en
escuelas, con el propósito

15
CÓMO HACER ANÁLISIS CRÍTICO DEL DISCURSO

de reconocer sus aportes y maneras de abordar el discurso como


objeto de estudio. Para este efecto se recuperan los plateamientos de
Foucault, las ela boraciones de los teóricos de la enunciación, como
Ducrot y Charaudeau, y la propuesta del grupo de Constanza y del
Coloquio de Ámsterdan. Se ponen de relieve perspectivas y principios
formulados por investigadores nucleares para los ECD como Teun van
Dijk, Norman Fairclough, Robert de Beaugrande, Ruth Wodak y Theo
van Leeuwen. Finalmente, se reconocen los aportes que, para el
análisis del discurso, ha hecho la antropología, la psicología o la
sociología.

En el capitulo tercero se instaura la ruta que concilia los modos


tra dicionales de indagar el discurso y se procede a explorar un corpus
que sirve de referencia a lo largo del desarrollo de la propuesta
metodológica. En esta línea se reconoce, en primer lugar, el papel del
investigador en la interpretación y en la explicación de un fenómeno
sociocultural; en segun do lugar, se identifican las maneras de
constitución y tratamiento del corpus y, en tercer lugar, se ilustra el
modo en que puede acopiarse, explorarse, describirse y categorizarse
un corpus a propósito de un fenómeno social específico, en este caso
la representación de los actores armados del con flicto colombiano.

En el capitulo cuarto se desarrolla e ilustra cada uno de los


procedi mientos y pasos del análisis cuantitativo y lingüístico. Se
reconoce el modo en que la frecuencia, la asociación y la
jerarquización estadística contri buyen en la formulación de las redes
conceptuales, con base en los desa rrollos del análisis de datos
textuales. Así mismo, se articulan los fenóme nos sociodiscursivos de
consistencia y coherencia, de transformación y de legitimación, desde
sus estrategias discursivas y sus procesos lingüísticos constitutivos.

Finalmente, en el quinto capítulo, se integran los diferentes proce


dimientos cuantitativos y lingüísticos en el abordaje cultural del
discurso, lo cual permite la formulación de la manera como se
encuentra organiza do el conocimiento en distintos niveles de
significación. Se interrelacionan, entonces, redes conceptuales,
modelos mentales, esquemas fundacionales, modelos culturales,
representaciones sociales e ideologías en la reconstruc ción de un
fenómeno social, teniendo como elementos centrales el análisis, la
interpretación y la crítica a los saberes construidos y transportados en
los discursos.

16
INTRODUCCIÓN

La propuesta metodológica que aquí se desglosa es similar a la


labor del baquiano que abre una trocha cuya potencialidad para
constituirse en una ruta útil procede de que otros transeúntes la
recorran múltiples veces, perfeccionando y eliminando los baches que
solo la experiencia y la recti
ficación sistemática pueden iluminar. En este sentido, la propuesta
presenta los límites inherentes de asumir el riesgo de recuperar en lo
cuantitativo su carácter cualitativo y de llevar los tejidos
multidisciplinares a los pro cedimientos analíticos, en los que
necesariamente se imbrica una mirada culturalista del discurso. El
resultado obtenido es una ruta metodológica y coherente que integra,
por un lado, descripción, análisis e interpretación en la consolidación
de fundamentos para las elaboraciones críticas y, por otro lado, la
revisión estructural y funcional de los discursos a través de una
secuencia de niveles, fases y pasos que permiten reconocer los
recursos, procesos, estrategias y fenómenos que estructuran,
reproducen y transfor
man el significado.
17
Capítulo 1

El camino hacia el estudio del discurso

El discurso como práctica social: aproximación a un panorama


epistemológico

Un trabajo de organización y formulación metodológica para una


dis ciplina reciente requiere, en primer lugar, de la presentación de sus
orígenes y, en segundo lugar, de la estructuración del escenario de
validez de sus re sultados, para desde allí revisar y proponer los
procedimientos, técnicas, he rramientas y caminos a seguir en la
generación de nuevo conocimiento. Así, la pretensión de este capítulo
es abordar los antecedentes de los estudios discursivos como
disciplina, al tiempo que se plantea una aproximación a su objeto de
estudio: el discurso.

La compresión de las condiciones de surgimiento de los estudios dis


cursivos remite a dos sucesos definitorios del siglo XX: el
cuestionamiento del quehacer y del valor de verdad del ejercicio
científico, y la transfor mación de los medios de comunicación y su
incidencia en los fenómenos sociales y políticos. A partir de estas
transformaciones del conocimiento, de la tecnología, de la sociedad y
de la política, se intenta explicar la vuelta hacia el lenguaje en la
comprensión sobre el mundo y el establecimiento del discurso como
objeto transversal a todas las disciplinas de las ciencias humanas y
sociales. En este sentido, las condiciones de surgimiento de los
estudios discursivos implican el reconocimiento de los rasgos
cognitivos, antropológicos, políticos, culturales, sociales, psicológicos
y lingüísticos que se condensan en las investigaciones discursivas de
fenómenos sociales.

19
CÓMO HACER ANÁLISIS CRÍTICO DEL DISCURSO
La crítica a la ciencia, a la modernidad y a la razón: el
fundamento del lenguaje como pensamiento

El siglo XX, de una parte, consolida en gran medida el proyecto


de la modernidad y, de otra, pone en evidencia sus falencias. La
consolidación se observa en el acelerado avance del conocimiento
acerca de diversos fenó menos y distintos escenarios del acontecer
humano, es decir, en un mayor ejercicio de la racionalidad y en la
búsqueda de métodos que acerquen a la comprensión y explicación
de las distintas dimensiones del universo. Además, los estrechos
vínculos entre saber y poder y los nuevos modos de interacción social
mediados por los avances tecnológicos, han coadyuvado a que este
conocimiento sea una enorme influencia en la transformación
individual y social. Sus falencias son observadas de modo especial en
las discusiones filosóficas sobre el quehacer científico, cuyo resultado
es el fin de las dicotomías objeto-sujeto de estudio y objetivo/científico-
subjetivo/
no científico y su consecuente crítica a la unicidad de la racionalidad y
del método, y la evaluación de la ciencia como el mecanismo válido y
único en la construcción de conocimiento capaz de orientar las
relaciones sociales hacia la búsqueda de la fraternidad, la libertad y la
igualdad del ser humano.

En esta perspectiva y de manera reaccionaria, surge a mediados del


siglo XX un esfuerzo por dar relevancia a los preconceptos, a la
subjetivi dad, al saber popular y a lo local, como respuesta a la
hegemonía racional y científica, como ejercicio propositivo de
metodologías y lógicas alternativas a los procedimientos científicos y
como explicitación de la semiosis como un acto creativo y productivo,
en el que se consolida el significado cultural.

Estas transformaciones, en la relación de quien investiga con lo inves


tigado y el cuestionamiento de la validez científica, convergen en la
puesta en consideración de la posibilidad de la existencia de múltiples
formas de conocer y la valoración de esos conocimientos como
mecanismo eficaz en la pretensión de comprender al mundo y a la
humanidad. Así, en los pilares de la modernidad, se encuentra una
concepción de progreso centrada en las maneras alternativas y
múltiples para conocer y explicar la realidad.

Cuando se considera el replanteamiento de la ciencia y las


críticas al conocimiento científico, se retoma el acervo de reflexiones
realizadas por los filósofos críticos que convergen en la lingüística,
cuya consecuencia es una reconstrucción disciplinar. La lingüística va
más allá de la reconstruc-

20
EL CAMINO HACIA EL ESTUDIO DEL DISCURSO

ción normativa y pertinente de la manera como una lengua funciona en


un contexto determinado, y se propone como un escenario desde el
cual se pueden interpretar y leer las relaciones sociales, las
estructuras de pensa miento y los modos en los cuales se reproduce y
transporta generacional e intergeneracionalmente la cultura. El
lenguaje se configura entonces como una práctica social con
dimensiones cognitivas, culturales y comunicativas, mediante el cual
una comunidad ejerce poder.

En esta línea, no es de extrañar que la ciencia se entienda como


un discurso cuyo ejercicio de poder frente a lo no científico, lo popular,
lo particular y lo no ‘racional’, matiza su constante devenir y se explica
incluso desde su mismo surgimiento como alternativa y resistencia a
las ideologías religiosas imperantes en su momento histórico. La
propuesta contemporá
nea de la ciencia como una narrativa, al tiempo que desempodera al
saber científico, fortalece los saberes populares y locales y establece
una suerte de relativismo cultural y de diversidad tolerante, que se
hace evidente en el multiculturalismo y sus relaciones de poder
atravesadas por el resurgimiento y potenciación de expresiones de
fanatismo y de dogmatismo.

Sin embargo, la crítica a las verdades instauradas en la


modernidad no constituye un esclarecimiento único y suficiente para
poner de relieve el lenguaje como centro de las explicaciones en los
más diversos campos disciplinares. Quizá para una mejor compresión
del lugar que pasa a ocu
par el lenguaje, sea útil reconocer los aportes realizados por
Wittgenstein (1954, 1984), el giro lingüístico y Habermas (1984b,
1988, 1989, 1994). Este último adopta la comunicación y el lenguaje
como centro de reflexión en la construcción de una teoría crítica, que
comparte las bases de la escuela de Fráncfort al tiempo que la supera
en sus aportes y propuestas.

Desde el punto de vista epistemológico, el pensamiento de


Wittgens tein, el giro lingüístico y el giro habermasiano anclado en la
teoría crítica, pueden considerarse como los antecedentes inmediatos
de los estudios dis cursivos contemporáneos. De acuerdo con
Wittgenstein (1954), debe acla rarse la función del lenguaje en relación
con la representación del mundo y la realidad, como también debe
valorarse la verdad y el estado de cono cimiento. Esta preocupación de
Wittgenstein constituye el fundamento de la descripción de las
prácticas lingüísticas como entramados de juegos del lenguaje para
dar cuenta de la realidad.
21
CÓMO HACER ANÁLISIS CRÍTICO DEL DISCURSO

Ludwig Wittgenstein (1954) considera el lenguaje como una actividad


inmersa en un sistema de prácticas, las cuales constituyen una «forma
de vida», que tienen un carácter regulado, comprensible a partir de la
obser vación de las diversas reglas sustentadas en las prácticas
mismas. El segui miento de reglas implica el uso consistente, es decir,
la costumbre. En este punto, cobran importancia las creencias como
trasfondo de las prácticas, en tanto las sustentan y rigen la acción. El
sistema de creencias se establece como una suerte de mitología
conocida como «imagen de mundo», sin ba ses sólidas y sobre las que
se constituye y de las que forma parte el lenguaje.

Las creencias, en tanto sustento de los juegos de lenguaje, son


certe zas prácticas a la manera de reglas que gobiernan el actuar. Con
el término creencias no se hace alusión a entidades mentales y
subjetivas, sino a algo compartido que supone una conducta regular.
Tanto las reglas como las creencias pueden ser implícitas o explícitas,
dado que pueden ser algo que se reconoce o que se acepta como
obvio, o no se cuestiona o no es posi ble formalizar. Lo anterior puede
comprenderse porque algunas cosas son aprendidas de modo
explícito y otras no. Adicionalmente, las creencias y las reglas se
relacionan como un sistema que subyace a las prácticas. En este
planteamiento, se intuye una manera de comprender la cognición
social como un bagaje de saberes compartidos que ocurren en
procesos de inter cambio y que contribuyen a construir conjuntamente
la realidad.

Los juegos de lenguaje tienen un ciclo vital y repercuten sobre


una definición de lenguaje como un conjunto de fenómenos
relacionados, de modo que el uso determina el significado de una
expresión. El uso se en tiende como la utilización de una expresión, es
decir, el lugar que ocupa dentro del discurso. En este sentido, la
comprensión del lenguaje implica y depende de la interrelación de los
diversos componentes de un juego de lenguaje determinado.

Un juego de lenguaje, como parte de una forma de vida, orienta


la significación dada a una expresión, y el lenguaje, entendido como
una prác tica, se comprende y aprende en función de su uso. Esto es,
los conceptos se constituyen por la descripción de los usos posibles
que tenga una expre sión y no como un saber sustantivo de lo que es
una palabra puntual fuera del uso.

22
EL CAMINO HACIA EL ESTUDIO DEL DISCURSO

El entramado de convenciones preexistentes en las sociedades


plantea la relevancia del bagaje cultural y potencia la descripción de la
experiencia subjetiva. Es decir, se explicita el concepto más reciente
de contexto, de modo que las condiciones de posibilidad de
compresión y expresión de una experiencia, que sirva como
descripción y narración de la realidad y del mundo, están antecedidas
por significados convencionalmente establecidos y desligados de las
propiedades del objeto verbalizado.

El contexto de las expresiones, en sus versiones más


contemporáneas, supera el uso; está constituido por otras
expresiones, los eventos o acciones no lingüísticas contingentes, así
como por el bagaje de saberes compartidos que contribuyen a
construir sentido. La diversidad de significados que pue
de adoptar una expresión favorece que ésta se encuentre inmersa en
diver sos juegos del lenguaje. Así, Wittgenstein (1954) va a señalar
que el valor de verdad de una proposición recae en las reglas que
delimitan su uso, con lo cual se prefigura una correspondencia entre el
significado y la regla de uso. Esta mirada del lenguaje orienta su
valoración como una actividad dentro de un sistema de prácticas que
pueden definirse como una forma de vida, en la que además se
implican los sistemas de conocimiento.

La búsqueda de los fundamentos de los estudios discursivos y de


los ECD, en particular, remite además al giro lingüístico atribuido en
principio a las contribuciones de Hammann, Herder y Humboldt,
quienes en forma complementaria ofrecieron una definición de
lenguaje diferente a la tradi
cional. El centro del giro lingüístico lo constituye el establecimiento de
la relación entre lenguaje y razón, que en la tradición ponía al lenguaje
como un instrumento de representación de la realidad, es decir, que
designa y re presenta un mundo independiente de este. Hammann va a
revisar el trabajo elaborado por Kant (1985a, 1985b) y a formular una
metacrítica en la que la raíz de la razón y la sensibilidad (anhelada por
Kant en la Crítica a la razón pura y la Crítica la razón práctica) la
constituye el lenguaje, en tanto posee los elementos estéticos en el
signo y conceptuales en el significado.

De esta manera, la tradición inaugurada por Hamman fomenta el des


plazamiento de la razón como centro del acontecer y esencia de lo
huma no, y la va a sustituir por el lenguaje, pasando por una
consideración inicial de la razón como equivalente al lenguaje. Sin
embargo, los alcances de Hamman son limitados en cuanto a una
consideración del lenguaje como elemento fundamental de la
construcción de la realidad, es por esto que
23
CÓMO HACER ANÁLISIS CRÍTICO DEL DISCURSO

Humboldt va más allá y proporciona un fuerte rechazo a la


consideración del lenguaje como un simple sistema de signos,
señalando que en las pa labras y en su sintaxis se determinan los
conceptos y un modo de funcio namiento de la razón. En este sentido,
lo que se propone es reformular el paradigma racionalista y entrar en
una etapa del lenguaje, en la que no solo se pone de relieve una
igualdad entre lenguaje y razón, entre hablar y pen sar, sino que se
establece que en el lenguaje existe una diversidad que da cuenta de
distintas perspectivas del mundo.

La visión tradicional e instrumental del lenguaje lo definía como


un producto, un resultado del acercamiento y de la experiencia de
contacto con el mundo, pero luego del giro lingüístico, el lenguaje
ocupa el lugar de motor del pensamiento, de las perspectivas de
mundo y de fundamento de las percepciones sobre lo real. Bajo esta
perspectiva, la comunicación va a convertirse en un proceso
intersubjetivo fundamental y exponente de la actividad racional.

Los planteamientos de Humboldt determinan el posterior análisis


del lenguaje en dos dimensiones: la cognitiva o perspectivas de
mundo y la comunicativa o medio para el entendimiento. Estas dos
dimensiones serán radicalizadas por Heidegger mediante la revisión
de la dimensión comu
nicativa del lenguaje y su reformulación como una relación intersujetiva
precedida por unos implícitos que hacen posible el habla o articulación
significativa de la compresión como ser en el mundo.

La comprensión del giro lingüístico implica una revisión de los


plan teamientos de Heidegger en relación con el lenguaje. En la obra
de este filósofo puede verse una radicalización de la posición presente
en la tradi ción Hammann-Herder-Humboldt (Lafont, 1993; Corredor,
1999). Su teo ría también puede leerse como una crítica interna al giro
lingüístico. De acuerdo con Heidegger, la noción del lenguaje que
implica las dimensiones cognitiva y comunicativa, por conservar una
búsqueda de la esencia del lenguaje, mantiene una suerte de
razonamiento objetivista y, en consecuen cia, conservador de la
tradición de la filosofía del lenguaje.

La posición que adopta Heidegger va a reconfigurar el lenguaje como


habla pero, para diferenciarlo de la perspectiva de Humboldt, hace
énfasis en el carácter develador del mundo presente en el lenguaje,
cuya expre sión es el habla (Lafont, 1993). El lenguaje entendido como
habla implica
24
EL CAMINO HACIA EL ESTUDIO DEL DISCURSO

el reconocimiento de aquello sobre lo que se habla, de lo hablado, de


la expresión y de la comunicación. Estos elementos del habla se
convierten en las dimensiones del lenguaje que implican
necesariamente que en el habla ya existe un lugar común entre los
interlocutores (Corredor, 1999).

El habla es entonces la articuladora de la inteligibilidad ser-en-el-


mun do, a la que es inherente el ser-con-el-mundo. Debe entreverse
en este caso, una resignificación de ‘mundo’, definido como una
totalidad estructu rada simbólicamente y, en este sentido, el lenguaje
cobra la forma de una apertura de mundo, en tanto reúne la condición
de la existencia en la tota lidad simbólica compartida. En esta
dirección, el lenguaje no posee esencia que deba ser conocida sino
que es en sí misma que se revela.

El lenguaje como apertura del mundo obliga la estimación del


habla como algo más que un fenómeno de carácter pragmático y
desvirtúa la consideración presente en Humboldt de un lenguaje al
servicio del espíritu o de lo mental. Así, queda expresada una
dimensión semántica en la forma de apertura del mundo y una
dimensión pragmática implícita en el habla, pese a que Heidegger
prevé el reduccionismo al que puede ser sometida la comprensión del
lenguaje en una acepción de perspectiva de mundo con función de
entendimiento.

Dado que esta mirada del lenguaje hace énfasis en su carácter


cogni tivo, se establece un círculo de la comprensión, en el que el
modelo básico de trabajo es la conversación. Esta última es descrita
como el escenario en el que se da el habla, caracterizada por la
búsqueda de un acuerdo sobre la base de un acuerdo previo. El
acuerdo al que se hace referencia es el lenguaje, que se constituye en
condición de posibilidad y fin.

Una posición que puede considerarse intermedia entre los


plantea mientos de Humboldt y Heidegger puede encontrarse en
Gadamer. Este autor es concebido como partícipe del giro lingüístico
en tanto que recu pera el aspecto comunicativo del lenguaje relegado
por Heidegger, pero es consistente con la radicalización en el
abandono del carácter instrumental del lenguaje. La inclusión de
Gadamer dentro del giro lingüístico puede ver se influida por el
historicismo y su comprensión de lo histórico como objeto de
investigación desde el que puede recobrarse el valor de la tradición en
la dimensión comunicativa y cognitiva del lenguaje (Lafont, 1993).
25
CÓMO HACER ANÁLISIS CRÍTICO DEL DISCURSO

Gadamer (1998), luego de un recorrido histórico, encuentra que el


len guaje ha permanecido en el inconsciente como elemento de
reflexión para las explicaciones filosóficas, siendo la tradición griega la
que va a formular una distinción entre palabra y cosa que
posteriormente es transformada en una distinción entre signo,
designación y concepto. Esta tradición generó una discriminación
entre el mundo y el sujeto que lo conoce, en virtud del abandono de
una reflexión sobre el lenguaje que implicara la comprensión de éste
como el constructor del mundo.

De acuerdo con Gadamer (2000, 2001), en el centro de la


funciona lidad del lenguaje se encuentra el entendimiento de las
miradas de mundo, las cuales son consecuentes con un carácter
variable en su constitución por parte de los sujetos. De modo que la
base para el abordaje del lenguaje no es el habla sino el
entendimiento.

Desde esta perspectiva, la conversación se propone como un me dio-


fin, al que es inherente un carácter interpretativo. La conversación se
establece como mediadora en virtud del hecho de que la relación con
el mundo está estructurada simbólicamente. Así, Gadamer va más allá
en la consideración de la perspectiva de mundo como una apertura del
mundo ya compartida, presente en Heidegger, y de la mirada
pragmática de la conversación en la que se menoscaba la conexión
interna entre significado y validez, que Humboldt suponía dicha en la
intersubjetividad del diálogo.

Gadamer (2000, 2001) supone que el modelo de la conversación


es del tipo pregunta-respuesta, cuyas principales características son:
la rela ción sujeto-sujeto de la conversación, la comunidad de
prejuicios sustenta dores del contenido presentes en la anticipación de
sentido, y en el hecho de ser algo dado.

Otro antecedente de interés en los estudios del discurso es la


escuela de Fráncfort, de modo que es necesario hacer un breve
recorrido por sus principales postulados y concluir con el trabajo de
Habermas. Un punto de partida de la escuela de Fráncfort para la
elaboración de una teoría crítica lo constituye el posicionamiento
frente a la filosofía que les precedía y los postulados del marxismo.
Para efectos de este trabajo, interesa la crítica que la escuela de
Fráncfort dirigió a las verdades absolutas como portadoras de formas
autoritarias y totalitarias de poder, con lo cual se cuestionaron los
planteamientos de la filosofía hegemónica, el ejercicio científico
imperante,
26
EL CAMINO HACIA EL ESTUDIO DEL DISCURSO

el marxismo, la religión y demás ideologías y teorías de identidad ante


las cuales debía tenerse una actitud suspicaz. La mirada crítica frente
a las iden tidades implicó una reflexión sobre las industrias culturales y
la cultura de masas como herramientas inhibitorias de la emancipación
social.

La filosofía crítica del siglo XX y la postura posmoderna formulan


la inexistencia del progreso y retoman el papel de la conciencia
histórica y de la acción como elementos fundamentales en la
interacción y compren sión de la realidad. En este sentido, la noción de
progreso, entendido como dirección positiva y tendiente al
mejoramiento de las condiciones de vida e interacción de la
humanidad, es fuertemente criticada a la luz de los ni veles de crueldad
y brutalidad alcanzados en las dos guerras mundiales. Esta
contradicción encontrada en el curso histórico favorece el análisis y la
formulación de los ideales de la modernidad como un proyecto
fracasado y, en consecuencia, la negación de la razón y la ciencia
como mecanismos únicos y válidos de producción del conocimiento.
Además, en el análisis filosófico del conocimiento científico, la escuela
de Fráncfort introduce la noción de historicidad, procedente del
marxismo, para explicar el surgi miento del conocimiento como el
producto de las condiciones de posibi lidad propias de los
acontecimientos históricos, sociales y políticos en los cuales se
encuentra inmersa la ciencia.

El cuestionamiento de la legitimidad de la ciencia como


productora de verdad, además de exponer la parcialidad en la
compresión del entorno y, en muchas ocasiones, la imposibilidad de
ver el conocimiento como re presentación de la realidad, lleva consigo
la reflexión sobre los nexos entre el conocimiento y el poder, así como
la manera como la ciencia se desvió de los fines otorgados por el
pensamiento moderno y se dedicó a servir a los fines más disímiles y
deshumanizantes, cuya principal materialización se observaba en la
sustentación de los gobiernos totalitarios del siglo XX y en el
perfeccionamiento de las estrategias bélicas.

La propuesta de la escuela de Fráncfort se condensa en la obra de


Habermas, quién no sólo la tiene en consideración, sino que la conecta
con otras disciplinas para formular, además de críticas, alternativas de
compren sión y formas de pensar el conocimiento científico. La teoría
crítica aborda da por Habermas retoma los aportes de la tradición
filosófica, en especial de los ideales de la ilustración, y parte de la
consideración del conocimiento como desarrollo alcanzado en virtud
de ciertos intereses inherentes al tra-
27
CÓMO HACER ANÁLISIS CRÍTICO DEL DISCURSO

bajo y la interacción. La mirada sobre los intereses, presente en la


primera parte de la obra de Habermas, se materializa en el interés
cognitivo técnico o rescate de la dimensión del trabajo en la
interacción humana; el interés cognitivo práctico ligado a la
comunicación simbólica y el interés cognitivo emancipatorio
relacionado con la dimensión existencial de la humanidad. Estos
intereses son la base para la posterior construcción de la teoría de la
acción comunicativa.

El giro dado a la ciencia a raíz de la crítica al conocimiento puede


verse condensado en la noción de la ciencia como una narración, pro
puesta por Brunner (1997), que se encuentra presente en la
consideración habermasiana de la comunicación como proceso
fundamental y válido para la aprehensión del mundo de la vida. En
este sentido, la comprensión de la realidad parte de las siguientes
intuiciones: primero, que existe una induda ble relación entre razón y
realidad; segundo, que la realidad se construye, en gran medida, en la
interacción, a través de la comunicación, y tercero, que la razón debe
estar también estructurada de forma que el uso del len guaje sea el
fundamento de la comprensión del mundo y sirva como meca nismo
que valida la capacidad para comprender la verdad, la rectitud y la
veracidad que caracterizan la acción comunicativa.

La propuesta de Habermas (1989) se puede describir como una


teoría de la racionalidad, que tiene, entre otros objetivos, tipificar las
identidades de la racionalidad para construir una teoría de la
racionalidad comunicati va; formular una crítica de la dialéctica de la
racionalización social, que ha orientado la evolución de las sociedades
modernas; integrar las teorías de la acción y la sistémica en un
concepto de sociedad, y construir un diagnósti co de la sociedad
actual.

La dirección tomada por Habermas en términos de centrar sus


plan teamientos en función de la comunicación encuentra obligado el
abordaje del lenguaje como mecanismo fundamental de la
comunicación humana y, en consecuencia, su consideración como
práctica que permite la compre sión del mundo y la realidad.

28
EL CAMINO HACIA EL ESTUDIO DEL DISCURSO

La tecnología, la comunicación y el lenguaje: centro de la


construcción del mundo global

La transformación de las maneras de concebir la ciencia se consolidó


en las reflexiones sobre el lenguaje. Estos giros inciden, además, en la
eleva da evolución tecnológica contemporánea y, en particular, sobre
la tecnolo gía de la comunicación. De modo tal, que la vida cotidiana se
ve atravesada por los efectos de la difusión tecnológica masiva
(Mattelart, 1998). La rede finición de la sociedad contemporánea,
procede de la transformación del proceso comunicativo cara a cara, en
el que se diluyen en el espacio y en el tiempo todos los mecanismos
existentes de contextualización para quienes se comunican y desde
los cuales los sentidos de la comunicación se resuel ven en los
implícitos, utilizados para la optimización de la comprensión de los
interlocutores. Las formas actuales de contextualización se configuran
en los nuevos formatos y la integración de múltiples recursos
expresivos, que incluyen el color y la forma de las herramientas
disponibles (Yus, 2001).

La transformación relacional que proponen las nuevas tecnologías de


la comunicación comienza con la puesta en entredicho de los rasgos
de finitorios de los seres humanos: el sexo, la raza, la condición social,
entre otros, que son decantados en la conversación mediante la
observación de la situación comunicativa e indicios de diferente índole.
En el caso del chat, por ejemplo, y en otros desarrollos del intercambio
generado por la Internet, lo que se observa es una desaparición
corpórea del otro y una confianza en su expresión verbal desde la cual
es posible establecer las relaciones.

El papel de la información y de la comunicación en materia de


cons trucción de lo nacional a partir del siglo XIV es decisivo, en tanto
sirve de derrotero de la soberanía y el ejercicio público de las
comunidades. En este sentido, la industria de la información ha
contribuido en la construcción de las formas de organización
democrática y económica, así como de la organización del nuevo
espacio mundial. Además, la comunicación y la información han hecho
posible ingentes transformaciones en los intercam bios, en especial en
la consolidación del ideal de la libre circulación del pensamiento y las
opiniones (Mattelart, 1998).

Las tecnologías de la comunicación han promovido las industrias in


formativas y las industrias culturales. En cuanto a las primeras, se
observa la consolidación de las grandes agencias de información y su
estrecho vínculo
29
CÓMO HACER ANÁLISIS CRÍTICO DEL DISCURSO

con la sociedad en pleno, a partir de las redes de profesionales de la


co municación. En cuanto a las segundas, son el producto directo de la
vincu lación industrial y el desarrollo de espacios comunicativos como
el cine, la radio, la música, la educación, y demás ámbitos de la vida
social que sirven para la distribución de bienes culturales en formatos
masivos y de fácil ac ceso para sus usuarios. El resultado es la
aparición de un espacio virtual en el que se integra el mercado libre y
global con todos los usos que proceden de las maneras como los
seres humanos se relacionan.

Una consideración relevante acerca del desarrollo de la


tecnología de la comunicación y de la información procede de la
estrecha relación entre técnica y democracia, que está en el centro de
la evolución de la co municación hacia la constitución de una sociedad
informatizada (Wolton, 2000). La sociedad de la información recoge de
cierta manera el vínculo entre una teoría de la comunicación y una
teoría de la sociedad, en la que son las formas de organización social
y cultural las que en últimas transfor man las concepciones del mundo
y las redistribuciones de las relaciones sociales. En la perspectiva de
Wolton (2000), la sociedad vive primero una revolución en el pensar,
en la concepción del ser humano y su relación, y en las costumbres y
producciones simbólicas, que sirven de trasfondo a la posterior
aparición de una revolución permanente de la técnica, con reper
cusiones claras sobre las formas de ejercicio laboral, la distribución del
co nocimiento y el ejercicio del poder, entre otros aspectos de la
constitución de la realidad humana.

Así, la evolución tecnológica va a constituirse en función del desa


rrollo efectivo de la democracia propuesta por los medios masivos de
co municación, en tanto alcanza todos los públicos y permite la
construcción de una cultura de masas que se diferencia del modelo
colectivo o indivi dualista de sociedad propuesto hasta el momento.
Esto, en virtud de que la comunicación va a pasar a ocupar el lugar de
la ciencia, la política y la religión en la configuración de las
sociedades.

En otra perspectiva, podría pensarse que la sociedad


informatizada ha venido consolidando comunidades virtuales, con
miembros que tienen algo en común que es útil para establecer un
entorno cognitivo mutuo, en el que una diferencia fundamental con las
otras formas de interacción procede de la eliminación de los factores
emocionales vigentes en todo intercambio humano y portadores de
elementos que cumplen la función de retroalimen-
30
EL CAMINO HACIA EL ESTUDIO DEL DISCURSO

tación de la información captada por el otro. Aun así, las comunidades


vir tuales se estructuran alrededor de discursos verbales, de modo
privilegiado, e integran mecanismos de interacción diversificados para
que sus miembros se pongan en contacto.

Discurso y acción: comunicación, uso e interacción

Los teóricos e investigadores sociales de las últimas décadas —


desde Sapir y Whorf (1971) hasta Van Dijk (2003)— sostienen que la
explicación de fenómenos como la cultura, el tejido social, la identidad
y, en general, lo que atañe a lo específicamente humano, ha entrado
en un proceso cua
litativamente distinto a la investigación social preponderante en gran
parte del siglo XX, tal como se ha venido indicando. Las nuevas
realidades socio políticas dan cuenta de un proceso de globalización
que afecta todas las áreas de la experiencia humana, dada la
capacidad que la tecnología de la comunicación le otorga a las
sociedades actuales. La afirmación de la dife rencia frente a tendencias
homogeneizantes ha modificado drásticamente la manera como se
concibe la posibilidad de relación con los demás, cual quiera que ella
sea. Por esta razón, el cambio en la reflexión social que se está dando
en América Latina y en el mundo, apunta a la comprensión de la
naturaleza de la vida social y cultural contemporánea, centrada en una
de las más relevantes actividades humanas: la comunicación.

Este acaecer tan evidente para los investigadores sociales


preocupa dos por la actividad comunicativa, da cuenta de una
epistemología en la que coexiste una filosofía y un pensamiento crítico
que interroga la verdad preestablecida, el conocimiento estructurado y
consolidado, las formas de ejercicio de poder, la significación
descontextualizada del mundo simbóli co, así como el poder explicativo
de la razón objetiva y universal. En esta línea de trabajo, las ciencias
sociales señalan la imposibilidad de construir un discurso teórico a
partir de una realidad fija y descubrible en todas sus dimensiones, tal
como lo establecía el hacer y el decir científico positivo, el cual es
cuestionado como otra forma social de reproducir y perpetuar
relaciones de poder.

En el trasfondo de esta discusión se descubre una renovada preocu


pación por la comunicación lingüística, en tanto acción social. Dando
un paso más, se puede inferir que el hacer-decir social se apropia de
múltiples significaciones, con lo cual los discursos sociales se
convierten en objeto
31
CÓMO HACER ANÁLISIS CRÍTICO DEL DISCURSO

de interpretaciones pluralistas y diferentes. Así mismo, los significados


y sentidos del discurso se traslapan y amalgaman, tienen capas
superpuestas que portan significaciones que no siempre son evidentes
y el significado convencional en la lengua asume presuposiciones que
emergen con las diferentes lecturas e interpretaciones. De manera
que lo no dicho, lo que no aparece en el discurso, genera tanto
significado como lo que está dicho y está presente en la superficie
discursiva.

La génesis de esta postura crítica es, como se hace explícito en


el apartado anterior, la visión relativista de la lengua, en la que su uso
es de naturaleza interactiva y convencional; es una práctica social, y
en ese senti do todo lo expresado como discurso adquiere su
significación en el contex to en el cual es usado. Como se ha
formulado y desarrollado desde la hipó tesis Sapir-Whorf (1971), la
percepción humana de la realidad se moldea en el uso de la lengua y
ésta, a su vez, determina formas de percepción, por lo que las
actividades y las categorías derivan su estatus epistemológico de las
definiciones que el ser humano crea. Este incesante interrogar la
realidad social se refleja en el creciente desarrollo de la investigación
analítica del discurso dentro de las ciencias sociales.

Antecedentes de los estudios del discurso

Históricamente, los estudios del discurso se constituyeron con los


aportes provenientes de los trabajos sobre la estructura social y la
cultura surgidos a mediados del siglo XX, los estudios etnográficos, la
semiótica en sus diversas perspectivas analíticas, la sociolingüística,
la pragmática y la etnometodología; luego, en la década de los
setenta, las reflexiones efectua
das por la psicología cognitiva, la psicología cultural, la antropología
cogni tiva y cultural y, de manera más reciente, los estudios de la
comunicación.

Las diversas procedencias del análisis del discurso dan cuenta de


las necesidades que la investigación social ha venido formulando a
propósito del discurso. Los estudios del discurso, más allá de los
paradigmas que la ciencia ha desarrollado para la explicación de la
realidad, aprehenden, de manera aislada o en interrelación, las
distintas expresiones simbólicas, los procesos de conocimiento con los
saberes implicados y las diversas mane
ras como los grupos se arrogan discursivamente o asumen otros
grupos y culturas. Siguiendo el planteamiento de Van Dijk (2000a), el
análisis del dis curso surge de modo independiente o integrado cuando
se explora el con-

32
EL CAMINO HACIA EL ESTUDIO DEL DISCURSO

junto de expresiones verbales, los procesos de conocimiento y las


maneras como las culturas o los grupos apropian, crean o reproducen
discursos.

Lo anterior tiene implicaciones sobre las distintas perspectivas adop


tadas para el estudio del discurso y, en consecuencia, para la
formulación de los tipos de estudios discursivos como los que hacen
énfasis en las es tructuras, en los niveles y en las dimensiones del uso
de la lengua; los es tudios de interacción discursiva en sus diversas
expresiones y formatos; los abordajes epistemológicos del discurso; y
en otra perspectiva, los estudios descriptivos, críticos y aplicados.
Todo lo cual puede sintetizarse en tres líneas: investigación
comunicativo-formalista; sociocognitiva culturalista, y sociocognitiva.
En sentido similar, Van Dijk (2000b) formula la tríada in vestigativa
discurso, cognición y sociedad, como las macrocategorías que
subyacen a los estudios del discurso, y Charaudeau (2000) reconoce
tres grandes problemáticas cuando se intenta comprender la amplia
gama de investigaciones que se han desarrollado como teorías del
discurso: teorías cognitivistas, análisis comunicacional e investigación
interpretativa.

En primer lugar, lo que se ha denominado teorías del discurso


cogni tivistas, se caracteriza por centrar su reflexión en torno al
conjunto de ope raciones y procesos que ocurren cuando se produce y
comprende un acto de lenguaje. En esta perspectiva, es posible dar
cuenta de dos posiciones básicas: la mentalista y la sociocultural.

La investigación del discurso mentalista pretende dar cuenta de la


re lación que existe entre las estructuras mentales y las estructuras
lingüísticas desentrañando el proceso cognitivo de la información
sobre el mundo so cial, para lo cual se explicitan los mecanismos de
producción y compren sión discursiva en términos de esquemas de
conocimiento y acción, o se ponen en evidencia las formas de
coherencia y cohesión, los recursos que hacen posible la organización
lógica de lo expresado discursivamente —co nectores— o los recursos
de valoración (modalización discursiva).

Tal vez, uno de los trabajos más recientes en esta línea, en el


marco de la ciencia lingüística, es el de Sperber y Wilson (1994), en el
cual se da cuenta de cómo ocurren los procesos inferenciales en un
acto lingüístico, cómo se desarrolla y actualiza la capacidad humana
para identificar y pro
ducir figuras retóricas, entre otros enunciados que son expresiones
interpre tativas del pensamiento del hablante. El sujeto de esta
investigación es un

33
CÓMO HACER ANÁLISIS CRÍTICO DEL DISCURSO

ser cognitivo, capaz de conocimiento, génesis y centro de operaciones


de pensamiento.

El análisis del discurso con perspectiva sociocultural se propone


es tablecer cómo los procesos cognitivos se articulan a los de
significación, a través de las relaciones con las condiciones sociales y
culturales en que se produce e interpreta un discurso dado. Uno de
sus primeros exponentes es Teun A. van Dijk (1977), para quien este
análisis relaciona las estructu ras discursivas con las estructuras y
condiciones sociales y cognitivas que determinan el proceso de
producción y comprensión de los discursos so ciales. En su momento,
este análisis del discurso se proponía formular una teoría general del
discurso que diera cuenta de las estructuras gramaticales y
pragmáticas, incluyendo sus formas de relación en circunstancias distin
tas, constituyéndose en una teoría general de los hechos discursivos
en las sociedades.

Investigadores de otras disciplinas, como la psicología, la


sociología o la antropología, han trabajado en perspectivas similares.
Billig (1991), a partir de categorías sociocognitivas como creencias y
percepciones, explica que el discurso y el pensamiento son
fenómenos ideológicos que dan cuen
ta del carácter social de los seres que se expresan y piensan. Así, el
análisis de la conversación le permite dar cuenta de la complejidad del
pensamien to (mecanismos cognitivos) y de su relación con las
circunstancias históricas y sociales (contenidos de pensamiento
social) que lo determinan.

La obra de Potter y Wetherell (1987, 1990) es otro punto de


referencia para abordar el análisis del discurso con claros principios
socioculturales y reconocer los factores cognitivos en los procesos
discursivos. Tal vez, el aporte más importante del trabajo de Potter y
Wetherell es el reconoci
miento de la variabilidad discursiva. Lo que las personas dicen
depende del contexto particular en el que se esté hablando y de la
función que cumpla en esas circunstancias; de esta manera, cuando
las personas se involucran en una interacción discursiva, construyen y
negocian significados, o la ‘rea
lidad’ misma sobre la que están hablando. En este sentido, el análisis
del discurso da cuenta de la variabilidad inherente en lo que las
personas dicen.

Integrando las bases teóricas y empíricas de la pragmática, la etnome


todología y la semiótica, se establece que las personas usan la lengua
para ‘hacer cosas’ y para alcanzar ciertos fines. Esto es, el discurso no
es, sim-

34
EL CAMINO HACIA EL ESTUDIO DEL DISCURSO

plemente, un conjunto de herramientas abstractas usadas para


establecer o describir la realidad, sino que se usa esencialmente para
transformar ciertos estados o acontecimientos en la sociedad; en este
sentido, tiene carácter funcional. Así, el análisis del discurso debe
hacer explícitas las maneras como las personas usan las más
variadas expresiones discursivas para dar cuenta, comprender y hallar
sentido a la vida diaria. Además, enfatizan la naturaleza y el papel
constructivo de las expresiones lingüísticas, si se tiene en cuenta que
cuando los seres humanos se expresan no sólo se nombra la realidad
física o social, sino que se establecen relaciones complejas de
significado que generan realidad.

Siguiendo con las teorías del discurso, se encuentra, en segundo


lugar, la perspectiva de análisis comunicacional. Este tipo de análisis
problemati za, en lo que se aspira a describir, los factores constitutivos
de la situación espaciotemporal en la que el acto de comunicación
ocurre con el conjunto de las condiciones que lo hacen posible. Cuatro
posiciones pueden ser dife renciadas en el marco de este tipo de
investigación. La primera se denomina sociolingüística variacionista,
centrada en el trabajo de William Labov (1979, 1983, 1996). La
variabilidad lingüística explica la existencia de comunidades distintas
que hacen uso de lenguas diferentes, de comunidades distintas que
hacen uso de una misma lengua o de sus variedades y de
comunidades que hacen uso de dos o más lenguas y sus variedades;
además, al interior del uso de una lengua se da cuenta de cómo y por
qué los hablantes hacen uso de ciertas unidades lingüísticas en
determinadas circunstancias, a lo cual se puede denominar
variabilidad interna en el uso de una lengua. En este caso, el analista
se propone establecer las relaciones que existen entre la estruc tura de
la lengua y la estructura social, con el propósito de deducir normas de
comportamiento sociocultural caracterizadoras de una comunidad de
habla.

La segunda es la sociolingüística funcional de Halliday (1973) y


Berns tein (1971) que centran sus explicaciones en el carácter
contextual del ha bla, integrando sus significados a funciones
específicas del contexto social. Aunque con perspectivas distintas,
estos dos autores asumen una actitud empírica y descriptiva que pone
en correspondencia marcadores lingüísti cos y sociales, generando
una interpretación social del lenguaje cuya géne sis puede rastrearse,
primero en Malinowsky (1994) y, posteriormente, en Firth (1957).

35
CÓMO HACER ANÁLISIS CRÍTICO DEL DISCURSO

La tercera posición reconoce el influyente trabajo de John


Gumperz y Dell Hymes (1972) o de la etnografía del habla y de la
comunicación. Un núcleo central en esta línea es el principio de que la
estructura lingüística y los factores sociales se correlacionan y
determinan entre sí; su objetivo es formular un método para la
descripción y análisis del habla cotidiana, po
niendo en evidencia los recursos comunicativos y los acontecimientos
que ocurren en una situación comunicativa auténtica. Metodológica y
episte mológicamente, el analista del discurso entiende que es posible
dar cuenta del conocimiento cultural que circula en la interacción
comunicativa que los hablantes de una comunidad realizan, para lo
cual el investigador se constituye en parte integral de esa comunidad.
En esta perspectiva, el estu dio del uso de la lengua en una comunidad
implica reconocerla como un sistema de comunicación, cuya
interpretación se liga al contexto, para lo cual se hace necesario que
el analista reconozca grupos y se integre con los recursos de la
observación participativa para que sea posible la interpreta ción real de
las formas de interacción propias de la comunidad. Desde la
lingüística antropológica, vale la pena mencionar en este campo los
trabajos de Sherzer (1990) y Duranti (1997).

Finalmente, la cuarta posición es la investigación interaccional


que tiene sus fundamentos en el trabajo de Gumperz (1982). En este
caso, el análisis de las interacciones verbales se articula a un
significado simbólico que se evidencia en las negociaciones y juegos
que construyen quienes participan en la interacción comunicativa. La
descripción e interpretación de la actividad comunicativa pasa por
hacer explícitos rituales, secuencias, turnos o juegos estratégicos que
permitan configurar modelos sobre el fun
cionamiento de la actividad verbal y no verbal que constituye la comuni
cación en una comunidad o grupo social. Desde este marco, la
psicología social, la antropología cultural y la sociología han
desarrollado importantes investigaciones, que tienen como referencia
la teoría de los rituales de ac ceso, cuyo eje es reconocer que la
actividad comunicativa es una puesta en escena articulada a las
relaciones interpersonales tal como lo propuso Goffman (1981).

En esta línea teórica y metodológica se encuentra el análisis conver


sacional, el cual se propone dar cuenta de cómo ocurre el
comportamiento sociocomunicativo de los hablantes. El trabajo
analítico, en consecuencia, se centra en describir diálogos hablados
reales y transcribirlos con tal pre cisión, que recuperen los aspectos
esenciales que hacen parte de la acción

36
EL CAMINO HACIA EL ESTUDIO DEL DISCURSO

de conversar, tales como: los constituyentes de las estructuras


conversa cionales con sus microacciones, la estructura temática y los
turnos, entre otras; las descripciones de las acciones contextuales que
contribuyen a la constitución del significado, a propósito de lo cual es
posible desentrañar esquemas interpretativos comunes de cuya
pertinencia depende el sentido global de la conversación. Algunos
trabajos destacados en análisis conver sacional son los realizados por
Tannen (1991, 1999), Schiffrin (1987) y, en una perspectiva más
interdisciplinaria, Antaki (1988).

Con respecto a la tercera problemática propuesta por


Charaudeau, se puede ubicar la denominada posición interpretativa o
hermenéutica, cuyo núcleo son los ECD. En este caso, se reconoce
que la actividad cognitiva humana posibilita que los grupos sociales
interactúen discursivamente ha
ciendo acopio de formas de racionalidad, de explicación, de
justificación en torno a su realidad y a la de los otros. Todas las formas
de racionalidad permiten ubicar al sujeto en una determinada
comunidad o grupo, lo cual se puede considerar como un proceso de
constitución de conciencia social.

En este caso, se consideran los trabajos de Van Dijk (2000a,


2000b); Fairclough (1989), Beaugrande (1981, 1999, 2000, 2002) sin
desconocer los trabajos de Martín Rojo y Whittaker (1998), Wodak y
Meyer (2000), Van Leeuwen (2001), Scollon (1998), Fowler, Hodge,
Kress y Trew, (1983), Dressler (1985) y, en América latina, Magalhaes
(1995), Fonte (2002), Bolí
var (1999), Carbó (2002; 2004), Marcuschi (2003), Lavandera (1984;
1985; 1988) Pardo (1992, 1996, 2002), Berardi (1999), Pardo Abril y
Celeita Reyes (1991), Pardo Abril (1996, 2000a, 2000b y 2005) y
Vasilachis (1997, 2003). Cabe resaltar que la llegada de los estudios
del discurso a América Latina constituye en una de sus principales
razones de crecimiento y expansión, por cuanto se han desarrollado
múltiples aplicaciones de los principios teó
ricos en el análisis de situaciones y problemáticas concretas, todo lo
cual ha redundado en el desarrollo de las teorías, los métodos y la
ampliación de perspectivas de análisis del discurso. Los temas de
mayor interés están relacionados, de acuerdo con Bolivar (2003), con
las teorías, la identidad, los medios, la ideología, la educación y la
interacción cotidiana, desde mi
radas multidisciplinarias, con una alta contribución de la semiótica
visual y del estudio multimodal.

A manera de síntesis, en la figura 1 se presentan de modo


esquemá tico las diversas fuentes de los estudios del discurso,
determinadas por un

37
CÓMO HACER ANÁLISIS CRÍTICO DEL DISCURSO

conjunto de disciplinas y su especialización en fenómenos


comunicativo discursivos producto de la confluencia de diversos
campos del saber. De esta amplia gama de disciplinas e
interdisciplinas surgen los estudios dis cursivos y, en particular, los tres
modos no siempre delimitables de abor daje del discurso, es decir,
desde la pregunta por la relación entre forma y función en la
comunicación, o desde la pregunta por el papel del discurso en la
construcción de la realidad sociocultural, o a partir del interrogante
acerca de la manera cómo se estructura discursivamente el
pensamiento en la interacción comunicativa desde el bagaje
compartido de conocimientos.

Figura 1. Fuentes, perspectivas de análisis y escuelas de los estudios del discurso.


Estas tres problemáticas o centros de interés de los estudios discursi
vos pueden integrarse en escuelas, si se tiene en cuenta afinidades
episte mológicas, grupos de investigadores y maneras de abordar los
estudios del discurso desde fuentes comunes o cercanas.
Provisionalmente, se organizan los estudios del discurso en tres
grandes escuelas: la alemana, la anglosajo na y la francesa. En el
esquema de la figura 1 se propone una manera de

38
EL CAMINO HACIA EL ESTUDIO DEL DISCURSO

entender el problema en cuestión, el cual se aborda de modo más


puntual en el capítulo siguiente.

Además, se reconoce que la evolución de los estudios discursivos


procede fundamentalmente de la escuela alemana, en cuya génesis se
evi dencian los fundamentos del análisis crítico del discurso como una
interdis ciplina o una multidisciplina (asunto aun en debate) que bien
puede hacer confluir los diversos intereses de los estudiosos del
discurso y avanzar en la comprensión de formas complejas de
construcción y representación de la realidad en el discurso.

La aproximación a la definición del discurso como objeto del


análisis implica poner de relieve elementos de tensión fundamentales
que aun no son resueltos de modo satisfactorio. A este respecto, el
primer elemento en cuestión es la distinción entre el carácter
metodológico y el carácter de disciplina que se puede encontrar en los
estudios del discurso. Para quienes se inclinan por el carácter
disciplinar, posición que se adopta en este do
cumento, el segundo elemento en cuestión gira en torno a la
comprensión de la integración o la distinción de un escenario científico
que es interdis ciplinar, multidisciplinar o transdisciplinar. El balance
sobre lo que significa optar por el análisis del discurso como una
metodología muestra —como lo indica Antaki, Billig, Edwards y Potter
(2003)— que las diversas discipli nas de las ciencias sociales y
humanas en la búsqueda de nuevos métodos y modos de
conceptualizar la investigación social ha conducido a que el análisis
del discurso se reduzca a la formulación, no siempre sistemática, de
paráfrasis, síntesis, uso argumentativo o circular del corpus,
justificación de posicionamientos o identificación de rasgos
preestablecidos en los da tos. Hechos, que no constituyen la tarea
central del análisis del discurso y técnicas que no proceden como
estrategias analíticas. El procedimiento analítico, el cual puede optar
múltiples perspectivas y caminos, implica un compromiso con el
desentrañamiento sistemático y sofisticado de los sen tidos discursivos
vislumbrados en los datos socioculturales en función de la teorización
sobre el discurso.

En el debate sobre el carácter disciplinar de los estudios del discur so,


se formula como un conjunto de conocimiento producido, se presenta
como información organizada en función de ciertos fines y con arreglo
a ciertos principios, lo cual supone una tradición de preguntas entorno
al discurso; en este caso, puede afirmarse que se opta por una
postura de

39
CÓMO HACER ANÁLISIS CRÍTICO DEL DISCURSO

carácter disciplinario, es decir, por la delimitación de un objeto de


estudio, unos procedimientos particulares y un problema principal. En
consecuen cia, como disciplina, crea realidades en las que se entreteje
la teoría, la práctica y la ética.

En las posturas más contemporáneas, el objeto de estudio es la


rela ción entre la forma y la función de la comunicación, fenómeno que
le otor ga un carácter más interdisciplinar. En este sentido, los estudios
del discurso se ven nutridos por los aportes de diversas disciplinas
para la resolución de problemas concretos, en la búsqueda de una
comprensión integrada de los fenómenos estudiados. Sin embargo,
puede ocurrir que se amalgamen formas multidisciplinarias o
transdisciplinarias de entender la realidad. Así, lo transdiciplinario hace
referencia a un intercambio entre disciplinas, en las que cobra
preeminencia el compartir la finalidad, el contenido y el contex to,
eliminando la frontera identitaria de las disciplinas, siempre y cuando
se conserve la excelencia y la relevancia. Por excelencia se entiende el
no desdibujar la exactitud y cánones establecidos por las ciencias
entrecruza das; la relevancia, por su parte, se refiere más a la
importancia social del cruce científico, en especial en aras del
cumplimiento social de la función científica: innovar, generar y
transformar conocimiento. El carácter multi disciplinario procede de la
manera como se organizan los investigadores que comparten metas,
pero difieren en el contenido de sus trabajos y en el contexto en que lo
formulan y aplican.

El debate por el carácter de los estudios del discurso deja claro


que los límites entre lo disciplinar, lo interdisciplinar y lo multidisciplinar
sigue siendo un asunto sin fronteras, por lo que con frecuencia los
investigadores amalgaman los conceptos, los entrecruzan o los hacen
equivalentes. Esto explica que los analistas del discurso consideren
que tanto la teoría, como la metodología es ecléctica (Wodak y Meyer,
2003).

Conceptualización de ‘discurso’

El consenso básico de los analistas del discurso se encuentra en el he


cho de que los estudios del discurso abarcan: el conjunto de
interacciones comunicativas propias de un grupo o sociedad; el
contexto; la adopción del discurso como práctica social de los
integrantes de un grupo y su categori zación; la secuencialidad y
funcionalidad de los niveles y dimensiones del

40
EL CAMINO HACIA EL ESTUDIO DEL DISCURSO

discurso; el análisis del sentido; las estrategias empleadas en la


construcción del discurso; la cognición social (Van Dijk, 2000b).

Estas disertaciones y ramificaciones del estudio del discurso


deman dan una delimitación teórica de su unidad de análisis. En un
sentido colo quial, el discurso significa una forma de utilización del
lenguaje (lo que se dice en una manifestación política, por ejemplo), la
expresión de ideas y filosofías divulgadas por pensadores (por
ejemplo, el discurso neoliberal) y un suceso de comunicación (el
discurso del presidente). La impronta que el sentido común deja para
una definición más refinada de discurso se obser va en el hecho de
que quien participa del discurso hace algo, bien sea usar el lenguaje,
comunicar ideas o interactuar (Dijk, 2000b).

Al intentar una tipificación del concepto de discurso, la lingüística


contemporánea da cuenta de una categoría cuyos límites teóricos
siguen siendo inciertos. En la lingüística estructural, por ejemplo,
discurso y parole parecen dar cuenta del mismo fenómeno, esto es,
del habla en la perspec
tiva de Saussure (1991). En esta misma línea, el discurso es concebido
como una unidad lingüística en la que un mensaje es expresado en un
enunciado que supera la oración.

Por su parte, en la perspectiva funcionalista, el discurso es un


meca nismo que condiciona el enunciado, que se estructura en un
código y en el marco de unas circunstancias en las que genera unos
condicionamientos para su producción y comprensión. Así, para
Benveniste (1971), por ejem plo, el decir supone la presencia individual
de un uso de la lengua en el discurso; en este sentido, se supone el
sujeto que dice, el sujeto a quien se dice y el conjunto de
condicionamientos para que el significado impli que dichos sujetos. No
menos controvertida es la idea de que el discurso es el lugar de
creación y contextualización que confiere valores nuevos y renovados
al uso de la lengua o de cualquier otro código. De este breve
panorama, lo que se estabiliza en torno al concepto de discurso implica
el uso de un código, el carácter accional que impuso dicho uso y la
relación ineludible entre el sentido y el conjunto de factores que
constituyen el acto comunicativo.
Aunque el discurso, en términos generales, es una secuencia de
accio nes organizadas lógicamente, en la delimitación de su definición
es impor tante aclarar algunas nociones relacionadas. Una de ellas es
su carácter ver-

41
CÓMO HACER ANÁLISIS CRÍTICO DEL DISCURSO

bal o no verbal; en el primer caso, se entiende como producto de los


actos verbales, los cuales incluyen niveles de uso oral o escrito y, en
el segundo caso, atiende aquellas expresiones portadoras de
significado que apropian códigos no verbales como la línea, el color, el
movimiento o los sonidos. Otra noción es su carácter interactivo-
comunicativo, en el que se impone, por una parte, la construcción e
interpretación colectiva de significados y, por otra, el reconocimiento
del interlocutor. Y la noción de contexto, que es propuesta como el
conjunto de factores espaciotemporales y sociocog
nitivos que determinan el significado de lo expresado discursivamente.
Así mismo, dentro de la perspectiva de Van Dijk (2000a), en una
definición de discurso debe tenerse en cuenta la mirada en la que se
reconoce su carácter específico y disciplinar.

En el significado del discurso se encuentra una problemática


profunda que va desde la manera como se asigna el sentido a un
discurso, cómo este es comprendido y cómo es interpretado y culmina
en el carácter socialmen te compartido del trasfondo discursivo. La
relevancia dada al sentido en los estudios discursivos ha redundado
en la formulación de estudios dedicados al contenido como cuando se
analiza la coherencia, en los que prevalece el análisis y
establecimiento de las conexiones entre proposiciones, el aborda je del
tópico discursivo o la cuestión de la cual trata el discurso; y el estudio
de la referencia o el modo como el discurso y sus sentidos se
relacionan con los sucesos reales o imaginarios de los cuales se habla
y los desentraña mientos de los temas del discurso.

La cuestión de forma, contenido, contexto e interacción se ve


acom pañada de los análisis estilísticos del discurso, en la medida en
que al darse cuenta del formato de la interacción, simultáneamente, se
da cuenta de los actores discursivos y facilita la puesta de relieve de
las variaciones en fun ción del contexto y del nivel de expresión
discursiva que realizan las perso nas cuando conservan los formatos.
Esto se complementa con la revisión, dentro de los trabajos sobre el
discurso, de un aspecto de vital importancia: el estudio de la
dimensión retórica, en particular el carácter persuasivo que
desempeña en el discurso público. En esta última perspectiva, es
factible mirar el discurso como un conjunto de estructuras globales
que favorece el análisis del discurso en términos de un conjunto de
categorías formales típicas, su orden y funciones que pueden describir
géneros.

42
EL CAMINO HACIA EL ESTUDIO DEL DISCURSO

El discurso ha sido explicado, además, como acción e


interacción. En este caso, las noción de acto de habla (actos locutivos,
actos elocutivos o actos proposicionales, por ejemplo), remite a la idea
de que todo discurso tiene una dimensión social, en la que al producir
un acto de habla se cum
plen condiciones de adecuación, intenciones, conocimientos y
opiniones insertas en el contexto del hablante.

El discurso también es analizado en su dimensión cognitiva, es


decir, bajo la idea de que supone conocimiento compartido, en otras
palabras que las personas de un grupo tienen en común un conjunto
de creencias y saberes socioculturales y de sus procesos de
representación, en el que, por ejemplo, el conocimiento de las reglas
de uso del lenguaje socialmente compartido influye en la manera
como se produce y entiende el discur
so. En este sentido, los procesos mentales favorecen la construcción
de lo real bajo la influencia del contexto, lo dicho y el bagaje de
conocimiento personal configurado a través de modelos individuales o
representaciones esquemáticas de las creencias de una persona.

Así, el discurso presenta como dimensiones fundamentales la


forma, el sentido, la interacción y la cognición, atravesadas por el
contexto. Este último se organiza de modo similar a los otros
elementos del discurso, es decir, como una estructura que es
consecuente con todas las propiedades de la situación social que son
pertinentes para la producción o recepción del discurso. En este
sentido, el contexto puede ser descrito en términos de estructuras de
conocimiento social, expresadas como intenciones, metas, propósitos
y, en general, el bagaje de saberes compartidos por una comu
nidad o grupo; estructuras locativas, que incluyen la situación, los
partici pantes y los roles sociocomunicativos; y la estructuras
socioculturales que están conformadas por el conjunto de categorías
sociales, institucionales y culturales.

La organización conceptual presente en el discurso —fin último del


análisis crítico del discurso en perspectiva cultural y cognitiva— se
entien de como una aproximación a la cultura. De acuerdo con Shore
(1996) la cultura es una compilación heterogénea y extensa de
modelos, que existen como artefactos públicos «en el mundo» y como
constructos cognitivos «en la mente» de los miembros de una
comunidad. En consecuencia, lo específicamente cultural es el
entramado de modelos culturales que se es tablecen como coherentes
intrínsecamente y distintivos de una comunidad.

43
CÓMO HACER ANÁLISIS CRÍTICO DEL DISCURSO

Así, lo cultural abarca un conjunto de formas de representación que, en


virtud de su grado de formalización y de institucionalización, son cons
cientes e inconscientes, y constituyen modos de comprensión
convencional de la realidad social propia de un colectivo en un espacio
y en un tiempo determinado.

Esto es coherente con los planteamientos de Tooby y Cosmides


(1992), en tanto la cultura es el producto manufacturado de
mecanismos psicológi cos evolucionados, situados en individuos que
viven en grupos. De manera que la cultura implica cualquier fenómeno
mental, conductual o material que es compartido por una comunidad,
que emerge de una estructura física y psicológica en interacción con
una estructura social. En consecuencia, un modelo cultural constituye
una representación que originalmente existe en al menos una mente,
que llega a existir en otras mentes gracias a la obser vación e
interacción entre la fuente y el observador. Este tipo de representa ción
se caracteriza por ser una inferencia que depende de las condiciones
de realización y de la información de origen y, en consecuencia, hace
posi ble que a partir de la misma observación se realicen inferencias
diferentes, o que en dos momentos distintos se llegue a distintas
conclusiones a partir de la misma información.

En este sentido Tooby y Cosmides (1992) afirman que el


problema de aprender la ‘cultura’ consiste en deducir las
representaciones ocultas y los elementos regulatorios encajados en
las mentes de los demás, que son res ponsables de la generación de
su conducta, pues de esa manera es factible la reconstrucción
internalizada y adaptada a las condiciones espaciotempo rales de
representaciones presentes en el entorno social inmediato. Este ni cho
cognitivo, o relación cooperativa informacional de origen psicógeno, se
estima como una ventaja evolutiva, en cuanto garantiza el acceso
indirecto a información de la realidad por medio de los otros. Desde
esta perspectiva los fenómenos culturales son patrones ecológicos de
fenómenos psicológi cos (Sperber, 1985) y, en consecuencia, la cultura
entendida como entrama do de modelos constituye una interfase entre
lo eminentemente social y lo estrictamente individual.

En este concepto de cultura quedan recogidas las propiedades


que le atribuye Quinn y Holland (1987): primero, aparente
sistematicidad del conocimiento que favorece la pervivencia de ciertos
temas que permiten su reconocimiento y diferenciación; segundo, el
dominio individual de una

44
EL CAMINO HACIA EL ESTUDIO DEL DISCURSO

gran cantidad de conocimiento sobre el mundo que es puesto en uso a


diario en las interacciones con el entorno (D’Andrade, 1984); tercero,
su uso como herramienta explicativa de las experiencias particulares;
cuarto, el carácter cambiante de sus significados con la consecuente
preservación de rasgos identitarios, que permiten que los sistemas de
significado se adapten a las contingencias y las complejidades de la
vida cotidiana y, por último, su capacidad generativa.

Fig

ura 2. Objeto, niveles, problemas y líneas del análisis del discurso


De la revisión previa, es posible constituir un acercamiento al objeto
de estudio de los análisis del discurso y formularlo como un hacer-decir
so cial aprehensible en la interacción comunicativa, que tiene la
potencialidad de materializar y movilizar la diversidad de formas de
representar la reali dad. Dar cuenta del papel que desempeña el
discurso en las sociedades y hacer explícitas las formas como se
construye el significado es comprender la cultura, lo cual demanda
desentrañar la estructura y las funciones de los distintos niveles de
representación, todo lo cual se recupera en recursos y estrategias
lingüísticas. El discurso se constituye, por lo tanto, en la ex presión
privilegiada, en la que las sociedades acrisolan su pensamiento e
identidad. En este sentido, en el discurso confluye el carácter cognitivo
y social que tipifica el saber común compartido por un grupo. Una
manera

45
CÓMO HACER ANÁLISIS CRÍTICO DEL DISCURSO

esquemática de ver cómo se ha abordado el discurso y sus


implicaciones conceptuales puede verse en la figura 2.

El discurso como objeto de estudio es abordado en sus niveles


cog nitivo, semántico, pragmático, sintáctico y cultural, lo cual significa
que, desde una comprensión funcional y una mirada lingüística de las
interac ciones comunicativas, se pueden establecer mecanismos de
estructuración discursiva. En esta tarea, el abordaje del discurso se ha
realizado en tres perspectivas o líneas diferentes: formal, de sentido y
de contexto, acción e interacción, que de forma aleatoria han
producido trabajos investigativos de tipo descriptivo, analítico e
interpretativo.

Resumen

Los Estudios Críticos del Discurso hacen parte de un campo de


estu dio amplio, que implica una variedad de perspectivas y responde
a tradicio nes académicas, lingüísticas y no lingüísticas. Los ECD son
un entramado de preocupaciones en torno al discurso como fenómeno
cultural, social, cognitivo y discursivo. En este capítulo, se abordan los
orígenes en relación con la manera de concebir el hacer científico en
el siglo XX y las implica ciones de la constitución de la sociedad
informatizada y mediatizada, por una parte, y, por otra, en estrecha
relación con el proceso de desarrollo de la disciplina, se elabora una
reflexión en torno a las maneras como se ha conceptualizado el
discurso.

En el siglo XX el paradigma científico termina de consolidarse,


pero, de manera contestataria, también se fortalecen otras formas de
pensar que rescatan las lógicas alternativas y los diversos modos de
conocer y explicar la realidad. En los estudios del lenguaje es también
evidente este proceso. Mientras la ciencia lingüística se centraba en
un objeto de estudio objetivo como la lengua (sistema abstracto,
teórico y homogéneo), desde la filosofía se pensaba en el lenguaje de
manera alternativa, no como un sistema esta
ble de signos, sino como una relación entre signo, pensamiento y
acción. En esta perspectiva, se encuentran tres desarrollos
fundamentales: la obra de Ludwig Wittgenstein, los aportes del giro
lingüístico y los amplios desarro llos de la escuela de Fráncfort y
Habermas.

De manera simultánea al desarrollo de estos pensamientos, el


siglo XX se caracteriza, a partir de los múltiples avances de las
tecnologías de la
46
EL CAMINO HACIA EL ESTUDIO DEL DISCURSO

información, por la relevancia social adquirida por los medios de


comuni cación masiva. Estos adelantos no sólo han tenido impacto a
nivel tecno lógico, sino que, de hecho, han sido los generadores de
nuevas formas de organización social y de distribución del
conocimiento. Los medios de co municación masiva construyen un
espacio virtual de interacción, en el cual se integra el mercado libre,
generando nuevas formas de interacción como las que se proponen
en el ciberespacio.

Estas nuevas maneras de relación y organización social


incentivan la mirada científica sobre el fenómeno de la comunicación
para la compren sión de los procesos sociales, anclados
fundamentalmente en el discurso. Para este efecto, el capítulo revisa,
en el marco de tres paradigmas inves tigativos, los conceptos,
principios y problemas que se implican en la ex plicación, compresión e
interpretación de los hechos discursivos en una sociedad.

Por último, se ha abordado el concepto de discurso en


perspectiva multidisciplinar y se concibe como un objeto descifrable en
sus niveles cog nitivo y cultural, articulados a los niveles de análisis
lingüístico, en su doble dimensión estructural y funcional; todo con el
propósito de dar cuenta de sus mecanismos y categorías, de los
recursos y estrategias intra y extra lingüísticas y de la representación
sociodiscursiva que se puede dilucidar cuando se realiza una
indagación en la que se conjuga lo descriptivo, lo analítico y lo
interpretativo.

47
Capítulo 2

El discurso: sus recorridos analíticos

Una vez formulado el marco epistemológico para los estudios del


dis curso, anclados en el giro lingüístico, es procedente presentar un
panorama del conjunto de aproximaciones analíticas que en esta
perspectiva se han elaborado. Cada una de ellas puede ser abordada
en líneas específicas, cu yas distinciones son susceptibles de ser
descritas en razón de la prelación que otorgan a un nivel de análisis y
a las categorías que se adoptan para dar cuenta de lo que es común:
el discurso como objeto de análisis. Este capítulo se propone, por lo
tanto, hacer un acercamiento a las diversas perspectivas de análisis
del discurso, para finalmente concentrar la reflexión en el Análisis
Crítico del Discurso como el escenario en el cual se enmarca este
trabajo. Sin con esto, pretender construir una historia de lo que ha sido
el desarrollo de los estudios del discurso.

Estudios franceses y anglosajones del discurso

Escuela francesa de estudios del discurso: enunciación y descripción

Los estudios discursivos que agrupa a los analistas de la escuela


fran cesa anclan gran parte de sus reflexiones en los aportes de
Dubois y Sumpf (1969), Michael Foucault (1979) y, posteriormente,
Michael Pêcheux (1987). El análisis del discurso en esta perspectiva
articula los aportes del estruc turalismo lingüístico, del materialismo
histórico y del psicoanálisis. Así, el discurso es entendido como el
lugar en el que se observan las relaciones que potencialmente ocurren
entre el uso de la lengua y las manifestaciones ideológicas que allí se
inscriben.

La escuela francesa tipifica la línea de investigación con clara pers


pectiva psicosociológica, en la que el discurso es una escenificación
del lenguaje, cuyo sujeto es simultáneamente un ser psicológico y
social; así, el lenguaje no puede ser considerado como un ente
independiente de quien

49
CÓMO HACER ANÁLISIS CRÍTICO DEL DISCURSO
lo produce, y está condicionado por las prácticas sociales que
demarcan lo que queda expresado como implícito y lo que en efecto
es explícito. En este sentido, el discurso es un hacer-decir con una
significación que combina las prácticas sociales, los sujetos y sus
lugares de interacción. En consecuencia con esta consideración, los
estudios del discurso entorno a esta línea se tipi
fican como claramente descriptivos, en tanto dan cuenta, por una
parte, de los condicionamientos propios de una situación comunicativa
real con sus diversos componentes, con miras a explicitar condiciones
de producción y comprensión discursiva, en las cuales se instaura el
significado social; y, por otra, del conjunto de características en razón
de las cuales es viable tipificar los discursos para reconocer la
significación en tanto síntesis de prácticas sociales.

El análisis del discurso francés se ha caracterizado por dar


cuenta del nivel de uso escrito de la lengua, principalmente,
atendiendo al discurso institucional y doctrinal. Al delimitar de esta
manera su objeto de estudio, se propone evidenciar cómo se
construye el discurso y su significación des
de sus recursos textuales. Para el logro de este objetivo, el texto se
aborda como un objeto que materializa el discurso como algo situado
y acabado en un momento concreto; se identifican sus componentes
básicos; se seg mentan por oposición las categorías constitutivas de
tiempo, espacio, sujeto y tema, realizando operacionalmente un
desplazamiento bidireccional entre la teoría y el corpus objeto de
análisis. De este modo, el analista se propo ne dar cuenta de las
relaciones entre el texto, la formación discursiva y la manera como se
constituye el sujeto en la interacción para configurar el sentido. En
este proceso analítico se demarca la influencia de la historicidad y las
relaciones simbólicas inherentes al texto, a la construcción de sentidos
y a la determinación de las relaciones ideológicas.

En la tradición de la escuela francesa de análisis del discurso, se


han formulado dos orientaciones. En primer lugar, la que tiene sus
fundamentos en la teoría de la enunciación y, en segundo lugar, el
Análisis Social del Dis curso procedente de los planteamientos de
Foucault, cuya línea divisoria no siempre es suficientemente clara.

Desde Benveniste (1971), y con los desarrollos de la teoría de la enun


ciación, se entiende el discurso como una práctica social que se
expresa de modos diferentes; es el lugar donde se observa la relación
lengua e ideo logía para explicar los procesos de producción de
significados realizados

50
EL DISCURSO: SUS RECORRIDOS ANALÍTICOS
por sujetos ubicados sociohistóricamente. En esta perspectiva, la
lengua se constituye en una condición para la construcción discursiva,
la cual es el lugar en el que cobra materialidad la ideología.

Los fundamentos de la teoría de la enunciación propuestos por


Benve niste (1971) centran al hablante como el sujeto capaz de
apropiar el sistema de la lengua para proponerse como un hablante
que en lo dicho y en lo no expresado genera índices específicos de su
esencialidad y, por lo tanto, forja relaciones puntuales con su
enunciado y con la realidad. De esta manera, el código o el sistema de
signos propios de una lengua deja de ser nuclear para la explicación
de la constitución del significado para centrar la explica ción en lo dicho
por alguien en unas circunstancias determinadas. La enun ciación es
un acontecimiento que ocurre al surgir un enunciado y su senti do
procede de la descripción, representación o imagen del acontecimiento
histórico constituido al surgir el enunciado. Por su parte, el enunciado
es una expresión que afirma o niega un objeto que es una entidad
semántica que remite a un acontecimiento, una propiedad, un ser, una
acción o una proposición (Ducrot, 1982).

Una síntesis de este posicionamiento surge de la


esquematización de los planteamientos de Patrick Charaudeau, para
quien el discurso procede de la relación que el sujeto enunciador
establece con lo enunciado en una situación comunicativa, en la que
lo expresado recupera el uso y el consen
so, que constituyen el sentido de lo dicho para garantizar, en esa
relación, lo específico de la conexión del enunciador con el
significado.

En la línea de Charaudeau (1986), el discurso puede estar


demarcado por codificaciones que se observan en los rituales de las
comunidades; lo puede orientar o lo define la especificidad relacional
de la comunicación, es decir, la situación concreta en la cual ocurre el
acto comunicativo. Adi
cionalmente, puede formar parte del inconsciente colectivo en cuanto
está inscrito en la mentalidad de un grupo en particular.

Los procedimientos analíticos, en este caso, incluyen aspectos


como la explicitación de los sistemas formales de la interacción, del
soporte de representaciones compartidas, del lugar de definición de
los roles y de los estatus comunicacionales, en los que se
circunscriben los interlocutores, la transmisión, la intercomunicación, la
presencia del referente y los condi
cionamientos propios del sujeto, es decir, las identidades, los estados psi-

51
CÓMO HACER ANÁLISIS CRÍTICO DEL DISCURSO
coafectivos, el grado cognoscitivo y el formato de interacción. En esta
pers pectiva, también es importante para el estudio del discurso la
organización del lenguaje en función de los componentes discursivos
como el enunciati vo, el narrativo, el argumentativo y el retórico.

En concordancia con lo señalado, se promueve la observación de


los fenómenos lingüísticos para dar cuenta de los mecanismos de
construcción de sentido social en las diversas expresiones discursivas
propias de una cultura o grupo. En este sentido, acogiendo la teoría de
la enunciación, la descripción del fenómeno comunicativo es triádica
en tanto se propone dar cuenta de las condiciones de producción,
interpretación y construcción del discurso. Cada una de estas
instancias cuestiona los condicionamientos y los distintos niveles en
los que la interacción ocurre. El análisis del discurso, por lo tanto,
explicita los comportamientos discursivos de los sujetos y su posición
ideológica desde las lógicas adoptadas. Desde este punto de vista,
explora los discursos que potencian las racionalidades y las
regulaciones de la vida social.

Las categorías implicadas en la construcción teórica y los


desarrollos analíticos, desde esta perspectiva, involucran un modelo
comunicativo cen trado en quien enuncia y en quien recepciona el
mensaje. Estos sujetos de enunciación son los que instauran las
intencionalidades y asignan el senti do discursivo. El modelo
comunicativo implicado proviene del conjunto de condiciones que se
instalan en el circuito interno y externo del acto comu nicativo, que
determina la configuración de la producción, el producto y la recepción
discursiva (Charaudeau, 2003).

En el circuito externo, se reconoce, por una aparte, el conjunto de


condiciones socioeconómicas que organizan los recursos y los sujetos
en virtud de la manera como se vinculan al grupo social al que
pertenecen y, por otra parte, el conjunto de recursos de organización
sígnica de los que dispone una comunidad, en los que se formulan las
prácticas a partir de las cuales se justifica intencionalmente el acto de
decir.

En el circuito interno, se configura la organización ‘semio-discursiva’


en la que los recursos sígnicos, verbales o no, se estructuran de una
ma nera particular y se disponen potencialmente para el receptor. De
acuerdo con Charaudeau (2003), es en este circuito en el que
constituyen todos los efectos posibles y se representan todos los
significados. Así, se formula el

52
EL DISCURSO: SUS RECORRIDOS ANALÍTICOS
espacio de construcción del discurso, que establece la relación entre la
organización semántica y las intencionalidades que se generan en la
enun ciación y en la recepción discursiva.

La recepción, por su parte, involucra procesos psicosociocognitivos


que dan cuenta de la comprensión, memorización y, en general, de las
for mas de valoración de lo que se significa en el acto de enunciación.
Desde este punto de vista, los procesos de interpretación,
construcción y produc ción se correlacionan en la intencionalidad y el
efecto discursivo, de manera que no dan cuenta sólo del sujeto
productor o del sujeto receptor, sino de la coexistencia triádica entre
estas instancias. En últimas, el discurso consti tuye, justifica y
transforma las maneras en que se relacionan los miembros de una
cultura al tiempo que posibilita, legitima y modifica el hacer social.

Rastrear esta perspectiva analítica conduce al reconocimiento de


tra bajos en análisis del discurso como los de Catherine Kerbrat-
Orecchioni (1986), Patrick Charaudeau1 (2003), Osvald Ducrot (1982,
1986), Eddy Rou let (1985), Jean-Michel Adam (1992), Bernard
Combettes (1992) y Domique Maingueneau (1980), principalmente.

La segunda línea tiene sus fundamentos en el pensamiento de


Foucault (1977), quien señala, por una parte, el carácter discursivo de
la sociedad y, por otra, los condicionamientos que desde el discurso
se ejercen sobre los grupos humanos. En este sentido, se reconoce la
selección, el control y la redistribución de los significados sociales con
miras a fundamentar los ejer
cicios de poder, su permanencia o su transformación y a mantener el
statu quo (Foucault, 1970).

Esta manera de concebir el acto discursivo permite al analista reco


nocer las formas de exclusión que las sociedades ejercen, ya sea
sobre el discurso mismo, sobre los sujetos o los modos de circulación
de las lógicas, desde la cual la verdad relativizada da cuenta de las
luchas por el poder. Además, el acercamiento propuesto implica para
el análisis del discurso el reconocimiento de procesos inherentes al
discurso como la clasificación, la

1
Un mayor acercamiento al desarrollo investigativo en esta línea puede explorarse
en las memorias del I Simposio Internacional de Análisis del Discurso (De Bustos
Tovar et. al, 2000 ed.).
53
CÓMO HACER ANÁLISIS CRÍTICO DEL DISCURSO

ordenación y la distribución, así como el papel que desempeña la


aproxi mación al texto y las características ideosincráticas de quien lo
produce.

En líneas generales, la relación con el discurso presente en


Foucault (1970, 1976, 1977, 1979), pone en evidencia elementos
teóricos y metodo lógicos para el estudio del discurso con perspectiva
histórico-crítica. De esta manera, el estudioso francés parte del
reconocimiento de los lugares de decir desde los cuales emprende sus
abordajes discursivos, en los que es fundamental la ruptura y la
resistencia frente a las grandes unidades concep tuales en la
comprensión de su historicidad no secuencial. Esto implica la
comprensión del discurso como entidad cargada de valoraciones
externas, distantes de sus orígenes y significadas en presente por las
prácticas sociales vigentes. Lo histórico del discurso no es, entonces,
un bagaje estático a la espera de la interpretación desarraigada, sino
un objeto parcial, reconstrui do con faltantes, que desde su
incompletud demanda una construcción ex terna, lo que, para efectos
de los análisis discursivos, redunda en un centra miento investigativo
sobre lo ausente del texto como explicación funcional en términos de
eficacia significativa.

Esta perspectiva de análisis del discurso impone un rigor


metodológi co en torno a la explicitación del corpus seleccionado, el
nivel de análisis adoptado, la justificación de la metodología y los
criterios de análisis. Ade más, debe tenerse presente que el significado
de un enunciado está fuera de este y, en consecuencia, que el sujeto
se encuentra descentrado y susti tuido por formas parciales asumidas
como totalidad. Para Foucault (1977), la unidad del discurso está dada
por lo que le da sentido, lo cual es distinto del conocimiento dado por
hecho. Así, el concepto de discurso se liga al de acontecimiento
constructor de discurso, cuyos enunciados sirven a lo que construyen
y se distancian de lo que son. En consecuencia, la pregunta que
orienta los estudios del discurso es sobre el porqué de lo dicho.

Una de las principales distancias de esta línea de estudios del discur


so con el trabajo desarrollado en torno a la teoría de la enunciación es
el carácter plural y disperso de las instancias constitutivas del
discurso: sujeto, objeto, concepto y tema. Estas instancias en conjunto
dan cuenta de la uni dad discursiva, pero no como la sumatoria de sus
aportes particulares sino como constructores de enunciados. Así, la
unidad discursiva parece descrita en relación con el objeto como el
espacio en el que este se construye y transforma, mediante un juego
de reglas de emergencia y transformación,

54
EL DISCURSO: SUS RECORRIDOS ANALÍTICOS
lo que implica la realización de un análisis de la dispersión discursiva.
Ade más, la unidad discursiva o relación entre enunciados puede
definirse en función del estilo, esto es, las formas y encadenamientos
de los enunciados, lo que se traduce en un análisis de las reglas de
surgimiento de los formatos.

A la unidad discursiva, también es posible aproximarse mediante


el abordaje del conjunto de conceptos que en forma constante y
persisten te integran el discurso; para ello, en su exploración, debe
producirse un acercamiento a sus formas de emergencia, a sus
desviaciones y a sus con tradicciones, es decir, el analista se interesa
por las reglas de aparición y dispersión del concepto. La aproximación
temática a la unidad del discurso se observa en las marcas, puntos
libres y las estrategias que integran el dis curso y le dan identidad y
permanencia a ciertos temas.

Cuatro elementos caracterizan la unidad discursiva: a) lagunas,


dife rencias, desviaciones, sustituciones y transformaciones de los
objetos; b) los acercamientos al formato y la función dispersa del
discurso; c) el señala miento de conceptos que están fuera de una
organización global lógica, y d) las estrategias de presentación
temática. La tarea fundamental del analista es, en primer lugar, la
reconstrucción de las reglas que ponen en evidencia las formaciones y
cambios discursivos, por lo que se presta atención a la superficie de
emergencia, es decir, al carácter locativo del discurso. En se gundo
lugar, debe poner atención tanto a las instancias de delimitación o el
conjunto de elementos que paradigmáticamente distancia al discurso
de otros objetos, como a las rejillas de especificación, esto es, la
explicitación del conjunto de conceptos con los cuales se elabora el
discurso. Lo anterior conduce a una definición de discurso como las
prácticas de emergencia sistemática de los objetos de que se habla y,
por lo tanto, es irreductible a la lengua.

En tercer lugar, ubicar la dispersión del sujeto, es decir, las transfor


maciones de quien habla en función de su status, la instancia desde la
cual habla y el rol que adopta, a partir de lo cual se puede dar cuenta
de los cambios cuando se detecta la presencia de algo más que las
intenciones expresivas del sujeto y se renuncia al reconocimiento del
discurso como un lugar de habla de otros. Así, el discurso es la mejor
manera de dar cuenta de la subjetividad (Foucault, 1977). En cuarto
lugar, el analista debe identificar la unidad conceptual que se dispersa
en función de la sucesión discursiva, la coexistencia conceptual y las
formas como se hace presente en los dis-

55
CÓMO HACER ANÁLISIS CRÍTICO DEL DISCURSO
cursos. El análisis del discurso propuesto así, puede sintetizarse como
el hallazgo de reglas de formación que ocurren en el discurso mismo,
cuya validez es particular a las situaciones o acontecimientos, por lo
que las ex plicaciones no proceden del objeto en las cosas o en las
palabras, ni de los enunciados en el sujeto cognitivo e individual.

Las estrategias de construcción le dan existencia al tema en


función de sus características históricas y de la organización del
discurso, donde se observan formas enunciativas que dan cuenta de
temas y teorías. La aproximación al tema se produce a partir del
establecimiento de puntos de diferenciación discursiva, de la
descripción de instancias de decisión como alternativa entre otros
discursos y de la funcionalidad que tiene el discurso en un escenario
social e institucional determinado. La diferenciación dis
cursiva se hace evidente en la incompatibilidad o marcas de
contradicción, en la equivalencia o marcas de asociación semántica, y
en el enganche sis temático o hilos semánticos que entretejen el
discurso global. Por un lado, la descripción de instancias de decisión
da cuenta del conjunto de razona mientos, los cuales hacen posible
optar por alternativas discursivas frente a la gama de opciones de las
que dispone la sociedad, y, por otro lado, la funcionalidad permite la
explicitación del conjunto de condiciones conven cionales que facilitan
a un sujeto apropiar el conjunto de recursos desde los cuales la
sociedad le otorga condiciones para decir.

De lo que se ha venido señalando, se deriva una nueva


conceptua lización de enunciado. De acuerdo con Foucault (1977), el
enunciado no puede incluirse en lo que se denomina proposición,
frase o acto de habla, puesto que es una función que encuentra su
sentido fuera de sí mismo, ya sea en otro enunciado con el que se
integra o del que se distingue y aleja, por una parte, y en el hecho de
referirse a algo que es diferente al propio enunciado, recuperando
para éste la calidad existencial que tienen los sig nos de estar en el
lugar de otra cosa, por otra parte.

Escuela anglosajona de estudios del discurso

Los estudios discursivos de la escuela anglosajona se


caracterizan por centrar su interés sobre la situación concreta de
comunicación verbal y, en particular, sobre la manera como los
sujetos construyen el significado social en el discurso y cómo actúan
en consecuencia con las señales y modos

56
EL DISCURSO: SUS RECORRIDOS ANALÍTICOS
específicos de funcionamiento propio de la comunicación que incluye lo
verbal, sin agotarlo.

En esta línea, se consideran todos los aspectos de orden


contextual que sobrepasan lo meramente lingüístico. El discurso
implica el lenguaje, la acción y el conocimiento por lo que las palabras
son pensadas como accio nes que suponen saberes sociales comunes
para un grupo. Esta perspectiva analítica prioriza la conversación
cotidiana en sus distintos niveles de uso, a través del reconocimiento
de aspectos de orden fonológico, léxico, sintácti co, semántico,
pragmático y paralingüístico que permiten identificar en una situación
comunicativa los rasgos propios del acontecimiento, del acto de habla
y del destinatario. Además, la escuela anglosajona ha puesto énfasis
en estudios del discurso sobre la coherencia textual (Blakemore, 2000),
el efecto cognitivo del procesamiento de la información (Sperber y
Wilson, 1994) y lo perceptivo en la cognición discursiva (Langacker,
1991; Lakoff, 1987).

El análisis conversacional es subsidiario de la larga discusión


contem poránea que, entorno a la subjetividad, se desarrolla desde la
posición feno menológica. En este sentido, cuando se genera el
proceso interpretativo en la interacción verbal, quien investiga está
legítimamente involucrado en el intercambio comunicativo. Además, el
análisis conversacional procede de la hermenéutica y formula, en
consonancia, un procedimiento metodológi co que pretende dar cuenta
de la interacción social (Schegloff, 1992, 1997, 2000). En tanto
disciplina lingüística, el análisis conversacional asume una clara
perspectiva funcional, en la que la estructura sólo es comprensible en
la medida en que desempeña un papel en la interacción.

El análisis conversacional se desarrolla a partir de la


etnometodología por autores como Gail Jefferson (1973), Harvey
Sacks (1972a y 1972b) y Emmanuel Schegloff (1968), cuya principal
formación es sociológica con su consecuente mirada del lenguaje
como interacción social. Los datos a partir de los cuales trabajan estos
investigadores son grabaciones en audio o video de conversación
cotidiana y sus intereses se centran en cuestiones como la toma de
turno, los tipos de secuencia o la organización de prioridad.

Sacks, Schegloff y Jefferson (1974) consideran la conversación como


un sistema de toma de turno específico. Desde la pragmática, la
conver sación se define como un sistema de toma de turno no
marcado y existen

57
CÓMO HACER ANÁLISIS CRÍTICO DEL DISCURSO
distintas formas comunicativas: conversación cotidiana, conversación
di dáctica, conversación comercial, conversación íntima, entre otras. La
toma de turno da cuenta de la relación entre los participantes, la
situación y el dominio que, de acuerdo con Fishman (1972), se
manifiesta en las formas de acceso a la situación comunicativa. En
relación con los participantes, se distingue junto a los papeles
participativos (inicio y reacción) y los papeles textuales (hablante y
oyente), unos papeles sociales que en la conversación cotidiana
sirven para definir tipos de conversación y de relación social. La
situación social, por su parte, se define como la realización de los
derechos y deberes de una relación funcional concreta, en el lugar
más adecuado o típico y en el tiempo socialmente definido también
como el adecuado para la misma (Fishman, 1972) y el dominio se
refiere al ámbito temático en que se sitúa la conversación.

La toma de turno se caracteriza por la presencia conjunta de


rasgos que de manera sistemática describen la conversación. Así, se
pueden iden tificar cambios de participantes; ausencia o presencia de
solapamientos; variabilidad en la temporalidad, la longitud, la
distribución, la cantidad y el orden; flexibilidad del tema y del ritmo
conversacional, el cual puede ser continuo o discontinuo; utilización de
distintas unidades de marca de turno por parte de los participantes, y
presencia de mecanismos de rectificación para los errores y las
violaciones en la toma de turnos. El funcionamiento de los turnos se
describe, además, en términos de las reglas propias de los actos de
habla (Sacks, Schegloff y Jefferson, 1974). El análisis conversacional
apunta a la puesta en escena de los participantes en el discurso para
dar cuenta de los medios y métodos implicados en la construcción del
sentido.

Desde este punto de vista, cada contribución en la conversación


se hace perceptible y da cuenta de la manera como se implica cada
interlo cutor, coparticipante y observador. El analista, por su parte,
identifica los modos y los medios a través de los cuales ocurre la
interacción situada para dar cuenta de la conversación en tanto objeto
genuino de análisis. El rigor metodológico exige que el analista se
asuma como un observador que se expone receptivamente a los
datos, de los cuales debe extraer activa e in tencionalmente las
cuestiones a investigar.

Así, Schegloff (1997) propone cuatro fases que metodológicamente


permiten reconocer el fenómeno en cuestión. En la primera fase, se in
cluyen cuatro momentos investigativos: la observación de lo que ocurre

58
EL DISCURSO: SUS RECORRIDOS ANALÍTICOS
naturalmente; la identificación preliminar de los casos; la clasificación o
tipificación de casos, y la exclusión de casos no interesantes para la
inves tigación. En la segunda fase, se confrontan los casos
identificados con el bagaje de conocimiento del investigador o las
bases de datos disponibles, que permitan dar cuenta de un
comportamiento típico. En la tercera fase, se sistematiza un amplio
número de casos de manera que se ajusten a las categorizaciones
previstas. En la última fase, se refina la categorización y se
conceptualiza la taxonomía adoptada.

El procedimiento analítico formulado garantiza que el investigador


resuelva los problemas que provienen del trabajo empírico, evite la
circu laridad y adopte la progresividad y recursividad de la
conversación como un procedimiento que le permite organizar y
conceptualizar datos, en apa riencia caóticos y sin estructurar. Así
mismo, los procesos de inclusión y exclusión de casos siguen el
principio de la explicitud analítica.

De acuerdo con Blackmore (2000), en el estudio del discurso es


ne cesario comprender aspectos de orden lingüísticos y no lingüísticos
para, de ese modo, dar cuenta de la manera como los individuos
interpretan y producen mensajes de modo tal que el proceso
comunicativo se haga efectivo. En este sentido, una de las nociones a
las que se puede recurrir con frecuencia es la de coherencia
discursiva, aun cuando en su definición existan diferentes posturas.

La coherencia se ha entendido como la existencia de secuencias


lin güísticas que se asumen conectadas entre sí, lo cual desconoce
que en ocasiones no existe tal secuencia pero el significado puede
inferirse del contexto. Para Halliday y Hasan (1976), la coherencia se
define en función de la argumentación interaccional y la cohesión se
explica por las relacio nes formales o sintácticas que se describen a
nivel proposicional.

Una aproximación al funcionamiento de la interpretación del discur so


desde una noción de coherencia puede encontrarse en Johnson-Laird
(1983), para quien existe un doble formato que hace posible la
interpreta ción. En primer lugar, el formato proposicional, más cercano
a los aspectos lingüísticos y, en segundo lugar, los modelos mentales
más cercanos a los acontecimientos. De este modo, se integran las
visiones intratextuales para la interpretación y las miradas
contextuales de coherencia. En esta misma dirección, la coherencia
es un conjunto de relaciones estructurales que ge-

59
CÓMO HACER ANÁLISIS CRÍTICO DEL DISCURSO
neran nexos al interior de un texto y están supeditadas a las
proposiciones, a partir de lo cual recobran importancia preguntas en
torno a la relevancia de un texto dentro de un contexto determinado y
en función de qué está dada esta relevancia, así como el papel que
desempeña el tema en la co
herencia textual.

La coherencia, como elemento que puede dar cuenta de la


interpre tación y la comunicación efectiva, implica el reconocimiento de
unidades propias del discurso. Así, la red de conocimientos o el
conjunto de repre sentaciones sobre los acontecimientos y las
situaciones estereotipadas para dar cuenta de la interpretación de un
discurso no explica el modo en el que se organiza mentalmente el
conocimiento para seleccionar el formato que se adecue a lo que se
quiso decir. El aporte de esta propuesta analítica se formula en
términos de los desarrollos de la semántica discursiva y sus im
plicaciones para desarrollos posteriores en el análisis del discurso.

Las dos propuestas analíticas siguientes se anclan en los


desarrollos de la lingüística cognitiva, las cuales, por vías distintas, se
proponen dar cuenta de los procesos de interpretación y construcción
del significado en la inte racción verbal. El modelo propuesto por
Sperber y Wilson (1994) se carac teriza por formularse, desde los
principios propios de la pragmática, como un modelo de código que
explicita cómo los interlocutores en un proceso de comunicación
comparten, al enunciar algo, la forma proposicional con la que han
representado en su mente algún aspecto de la realidad, por lo que,
quien escucha, recupera la forma proposicional que su interlocutor ha
construido en su pensamiento. El proceso de recepción implica,
además, un proceso inferencial constituido por las tareas de
desambiguación, asig nación referencial y enriquecimiento de la forma
lógica:

La tarea del oyente implica una serie de subtareas inferenciales.


La pri mera consiste en asignar al enunciado una forma
proposicional única. Esto implica resolver la ambigüedad de la
oración emitida, es decir, seleccionar una de las
representaciones semánticas [...] Es necesario asignar un
referente a cada expresión que establezca una referencia [...] en
otras palabras, para que una representación semántica pueda
proporcionar la forma proposicional expresada por el enunciado
es necesario seleccionarla, completarla y enriquecerla de
distintas for mas (Sperber y Wilson, 1994: 223-224).

60
EL DISCURSO: SUS RECORRIDOS ANALÍTICOS
En este sentido, la forma proposicional es la forma lógica y
contiene toda la información que el hablante proporciona
explícitamente al expresar algo, esto es, las explicaturas. El modelo
comunicativo de Sperber y Wilson incluye, además, la aprehensión de
elementos contextuales, lo que impli
ca incorporar información del entorno e información enciclopédica para
construir el proceso interpretativo. Así, el conjunto de conocimientos
que proviene de las situaciones externas, y del bagaje de saber
interno, se inte gra a la asignación de la forma proposicional de una
expresión dada y se regula por el principio de relevancia, formulado
por los autores en términos de costo-beneficio cognitivo en el proceso
de interpretación:

[...] un acto de comunicación ostensiva comunica una presunción


de relevancia [...] La relevancia de un estímulo está determinada
por dos factores: el esfuerzo necesario para procesarlo de forma
óptima y los efectos cognitivos que se consiguen mediante ese
procesamiento óp
timo (197-198).

Parte del trabajo inferencial del oyente es la integración del


conjun to de información que proviene del contexto y que se regula
mediante el principio de relevancia; esta información, denominada
implicaturas de la expresión dada, articula el conjunto de creencias
que pueden aparecer a propósito del contexto y que proporcionan el
material cognitivo necesario para derivar la conclusión implicada en
términos de consistencia con el principio de relevancia. Desde este
punto de vista, para Sperber y Wilson las implicaturas se relacionan
directamente con el uso literal o no literal de la lengua de manera que
la expresión que provoca mayor cantidad de implicaturas con mayor
número de asociaciones posibles da cuenta de un uso comunicativo
no literal e indirecto y el menor uso de proposiciones implicadas
explicita usos literales en la lengua.

En la teoría de la relevancia es posible explicar unificadamente el dis


curso literal y no literal a partir del principio de que la forma
proposicional puede o no coincidir con el pensamiento del hablante.
En caso de coincidir, el pensamiento es una descripción de cosas en
el mundo y no genera for mas interpretativas por lo que la expresión
que interpreta ese pensamiento posee la misma forma proposicional
que la del pensamiento; en este caso se produce un uso literal. En la
medida en que haya menos coincidencia entre la forma proposicional
y el pensamiento, empiezan a aparecer formas menos literales del uso
del habla, dando lugar al habla laxa o inexacta. El

61
CÓMO HACER ANÁLISIS CRÍTICO DEL DISCURSO
incremento del uso no literal de la lengua es directamente proporcional
al aumento de los efectos contextuales, maximizando la relevancia.
Así, cuando se interpreta un uso poético, el oyente interpreta un
pensamiento complejo del hablante quien no dispone de formas
parafraseables en el uso literal de la lengua, alcanzando mayores
efectos contextuales e induciendo mayor número de implicaciones con
mayor fuerza y generando gradualidad en las implicaturas. En
términos de Sperber y Wilson,

[…] un enunciado, en su función de expresión interpretativa de un


pensamiento del hablante, es estrictamente literal cuando tiene la
mis ma forma proposicional que el pensamiento. Decir que un
enunciado no es estrictamente literal equivale a decir que su
forma proposicional comparte algunas propiedades lógicas, pero
no todas, con la forma proposicional del pensamiento que se
quiere interpretar mediante di cho enunciado (284)

El objetivo del procedimiento analítico, por lo tanto, es explicar el


conjunto de procesos que sigue el oyente cuando interpreta, para lo
cual se hace explícito y se describe el conjunto de conductas del
hablante, ubica das contextualmente.

Con base en lo anterior, para Sperber y Hirschfeld (1999), el uso


de la lengua es en esencia un conjunto de representaciones públicas,
las cuales son básicamente prototipos de la representación mental.
Esto explica que el conocimiento y la fijación de creencias sea un
proceso representacional del mundo exterior; de esta manera, la
mente es un sistema de tratamiento, almacenamiento y administración
de información, acopiada del entorno en el que se encuentra el ser
humano.

A partir del principio de que las representaciones mentales tienen


una estructura proposicional en la que se combinan elementos de un
repertorio mental muy similar a paquetes léxicos, cada uno de esos
elementos es en tendido como un concepto mental. Para Sperber y
Wilson (1994), los con ceptos mentales son estructuras estables
comparables con entradas en una enciclopedia o con los archivos de
una base de datos. Su ocurrencia en una representación mental está
determinada por relaciones causales y formales, de manera que
muestran las relaciones que hay entre la mente y el mundo y las
relaciones representacionales en la mente misma.

62
EL DISCURSO: SUS RECORRIDOS ANALÍTICOS

Dado el carácter comunicativo pragmático del modelo de Sperber


y Wilson (1994), la propuesta metodológica que se implica da cuenta
de dos tipos de procesos comunicativos: el primero, fundamentado en
la co dificación y descoficación, caracterizado por funcionar como un
sistema periférico, y el segundo, ostensivo-inferencial, autónomo y
funcionalmente independiente y, por lo tanto, comparable al sistema
central de procesa miento. Dado que quien realiza el análisis debe dar
cuenta del proceso de interpretación y, en consecuencia, de la
intención del hablante, hace explí cito lo que los interlocutores en
efecto dicen, para posteriormente modelar las tareas inferenciales
propias de quien interpreta.

Las tareas inferenciales incluyen: la asignación de la forma


proposicio nal, su completud y su enriquecimiento; la identificación de
las implicaturas y su relación con el conjunto de supuestos
contextuales, y el reconocimien to de la actitud proposicional, que
proviene de la descripción de los modos de codificación lingüística, a
partir de lo cual se hallan efectos proposi cionales y efectos retóricos.
De esta manera, el analista del discurso pone en evidencia formas de
racionalidad humana cuando produce información relevante para que
sea interpretada desde supuestos que se jerarquizan de modos
particulares.

En el modelo propio del realismo experiencial, el lenguaje


funciona como la percepción: en un primer plano se encuentran las
formas y de lado está lo demás, lo cual se puede ver como la
existencia de un perfil y una base (Langacker, 1991) que se explican
en el marco de la psicología de la gestalt y su diferenciación de fondo
y figura. En este caso, interesa explicar lo que queda en el destinatario
cuando se ha dicho algo. En la propuesta del lenguaje perceptual, el
objetivo es identificar las categorías reguladoras de la interacción
entre el lenguaje y el mundo para la formulación de un escenario
teórico necesario en el análisis práctico, el cual recibe el nombre de
análisis conversacional, lingüística del texto y análisis del discurso, que
se diferencian en el tipo de datos analizados: orales, escritos y ambos,
respec tivamente. La alternativa que se propone en esta perspectiva es
considerar la pragmática de la comunicación dependiente de las
competencias comu
nicativas y, en consecuencia, privilegiar el funcionamiento del lenguaje
y su uso, vinculando necesariamente cognición y lenguaje en la
experiencia.

En esta perspectiva, se considera al hablante y al oyente como


actores simultáneos, a partir de lo cual es factible hablar de
polaridades de acuerdo

63
CÓMO HACER ANÁLISIS CRÍTICO DEL DISCURSO
con la situación de percepción. En todo caso, el hablante parte de los
signi ficantes para la codificación del mensaje y el oyente parte de los
significa dos para su descodificación. En la conversación, se presentan
indicios de la manera como se recibe el mensaje, que pueden ser de
carácter no verbal y evidencian la característica total de lo expresado
y, en consecuencia, su estudio recae sobre las polaridades: oyente o
hablante. Lo anterior tiene implicaciones sobre la comprensión del
proceso comunicativo y la prag mática, en especial sobre su limitación
a la emisión de los actos de habla. Así mismo, reafirma el papel del
lenguaje como mecanismo de dominio y control social, factor de
acumulación informativa y realizador de accio nes en virtud de las
cuales es factible la socialización y se deduce que un adecuado
dominio de la palabra permite el dominio de los demás sistemas
comunicativos y simbólicos.

Así, en el realismo experiencial, propuesto por Lakoff y Johnson


(1999, 3), «La mente está inherentemente corporizada». Esto no
consiste simplemente en afirmar, de manera directa e inocua, que se
necesita un cuerpo para tener mente. El desarrollo de la ciencia en
este último siglo ha modificado de forma radical la noción misma de
persona que ha estado profundamente arraigada y que es sustentada
por la concepción filosófica tradicional. En
tre los hechos que han motivado el cambio en la concepción de
persona, como relación entre cuerpo y mente, se encuentra la teoría
darwiniana la cual permitió comprender que la naturaleza humana
hace parte de un con tinuo entre los animales.

Además, la mente, como el lugar de la racionalidad, rasgo que en


la cultura occidental siempre se ha resaltado como aquel que
singulariza pro piamente al hombre, se encuentra limitada por la
estructura física en la que tiene lugar: por el sistema visual y motor,
por los mecanismos cognitivos y neurales. Esto tiene como
consecuencia, entre otras, que ahora es imposible concebir la razón
como universal, en sentido trascendental. «La mente no está
simplemente corporizada, sino que lo está de tal forma que nuestro
sistema conceptual depende en gran medida de los rasgos comunes
de nuestros cuerpos y de los ambientes en los que vivimos» (Lakoff y
Johnson, 1999, 10).

Las limitaciones que este hecho impone también llevan a negar


que todo fenómeno cultural y significativo sea producto de una
contingencia histórica específica o de una relación completamente
arbitraria o impuesta.

64
EL DISCURSO: SUS RECORRIDOS ANALÍTICOS
La relatividad también deja de ser opción: «Nuestros sistemas
conceptuales no son completamente relativos y no son solamente un
asunto de contin gencia histórica, aunque existe un grado de
relatividad y aunque la contin gencia histórica sea en verdad
importante» (Lakoff y Johnson, 1999, 8). En este sentido, no es
posible apelar a explicaciones radicales y totalizadoras apoyadas en
supuestos en los que se desconoce el carácter corporizado de la
mente.

Lakoff y Johnson (1999) muestran cómo a partir de distintas


corrientes filosóficas contemporáneas se han estructurado ideas sobre
lo que debería ser una persona: la persona Fregeana, cuyo cuerpo no
juega ningún papel en la significación; la persona ‘computacional’,
capaz de derivar, mediante una regla, significado a partir de símbolos
sin contenido; o la persona chom
skyana, cuyo lenguaje es sintaxis pura, aislada de todo significado,
contexto o percepción. Con el conocimiento que se ha producido
sobre la mente, se muestra que existen los elementos para concebir la
persona más allá de los límites de estas teorías, todas ellas con un
factor común: el desconocimien
to de la importancia real de la ‘corporización’ de la mente.

La concepción de persona (Lakoff y Johnson, 1999, 561-568)


parte del principio de que el ser humano tiene una razón corporizada
por lo que el sistema conceptual integra y usa el sistema neuronal y
está privilegiada mente determinado por los sistemas perceptual y
motor; el mayor contacto con la realidad se da en el nivel de los
conceptos básicos y en este sentido, cualquier comprensión que se
tiene del mundo y de las personas, sólo pue de ser enmarcada en
términos de conceptos moldeados por el cuerpo. El ser humano
dispone, además, de un sistema conceptual que es pluralista, con
gran cantidad de estructuraciones de conceptos abstractos, los cuales
son mutuamente inconsistentes. Esto ocurre porque los prototipos, los
es quemas, entre otros modelos mentales, estructuran los conceptos
abstractos de múltiples formas. Además, las formas principales de la
inferencia racional son concretizaciones de inferencias
sensoriomotoras. «La mente no está separada del cuerpo ni es
independiente de él porque los conceptos y la razón se derivan y
hacen uso del sistema sensoriomotor». En últimas, para los autores,
caracterizar la naturaleza humana es conceptualizarla en térmi nos de
variación, cambio y evolución de la experiencia corporizada, no en
términos de una lista fija de rasgos centrales.

65
CÓMO HACER ANÁLISIS CRÍTICO DEL DISCURSO
De acuerdo con la exposición de Lakoff y Johnson, y en la
medida en que atribuyen a la experiencia visual y motora un papel
prioritario, la imagen es el mejor candidato para fungir como medio
representacional adecuado. «La metáfora permite que las imágenes
mentales [mental ima
gery] del dominio sensoriomotor, sean usadas para dominios de
experiencia subjetiva» (1999, 58). Lakoff (1987) afirma que las
imágenes cenestésicas son directamente significativas, porque
preconceptualmente estructuran la experiencia de funcionamiento en
el espacio.

La experiencia depende también de estructuras cognitivas más


com plejas, las cuales Lakoff (1987, 68) denomina modelos cognitivos
idealiza dos, que se forman a partir de las relaciones entre los distintos
tipos de con ceptos y de los esquema-imagen. Los MCI son la
expresión de la capacidad
humana para conceptualizar y forman parte fundamental de las
estructuras conceptuales de las cuales disponen los seres humanos
para dar sentido a su experiencia. Tanto los conceptos de nivel básico
como los de esquema imagen son el output del procesamiento
cognitivo y como tales, son la base de la cognición.

Los modelos cognitivos idealizados constan de cuatro modelos


en relación: el primero es la estructura proposicional entendida como
un mo delo cognitivo en el que se especifican elementos, propiedades
y relaciones entre las proposiciones constitutivas; el segundo,
estructura esquemático imaginística en el que se especifican imágenes
esquemáticas como trayec torias, contenedores, formas, etc.; el
tercero, las proyecciones metafóricas, que son proyecciones que van
de un modelo a otro en un dominio sobre la estructura de otro dominio;
y, por último, las proyecciones metonímicas, que es un modelo que se
comporta como los anteriores en el que una fun ción de un elemento
se prioriza (Lakoff, 1987, 113-114).

En síntesis, el modelo cognitivo-experiencial implica que el analista de


cuenta de los cuatro modelos que constituyen los principios
estructuradores del lenguaje y de los usos lingüísticos que los
concretan. Los modelos pro posicionales en los que se reconocen los
elementos, las propiedades y las relaciones entre ellos. Los modelos
esquemáticos de imagen que dan cuenta de los esquemas y las
imágenes con sus trayectorias. Los modelos metafóri cos que hacen
explicitas las proyecciones desde modelos proposicionales o de
esquema imagen de un punto de partida sobre la estructura de un
punto

66
EL DISCURSO: SUS RECORRIDOS ANALÍTICOS

de llegada. Los modelos metonímicos que dan cuenta de relaciones


especí ficas de un elemento en un modelo proyectado en otro modelo.

Estudios Críticos del Discurso

Al revisar los estudios del discurso comprometidos con las


condicio nes sociales, políticas y culturales de las comunidades, se
hace necesario reconocer la escuela alemana, en particular el grupo
de Constanza, donde se encuentra el origen de los estudios críticos
del discurso (ECD), y el Sim posio de Ámsterdam, a principios de la
década de los noventa, en donde nace el grupo de pares académicos
más representativo de este paradigma de la investigación lingüística.

Los ECD surgen como herederos del estudio del lenguaje en


tanto práctica social en un contexto particular y con un interés
preponderante en la relación dominación y poder, para lo cual
reconoce el discurso público como la expresión donde se pone de
relieve la relación entre lucha por el poder y conflicto de intereses. La
perspectiva crítica se asocia con los principios de la Escuela de
Fráncfort y hace referencia a un compromiso sociopolítico con la
construcción de una sociedad distinta a través de la observación de
las expresiones y configuraciones discursivas de domina
ción, discriminación, control y poder inscritas en las estructuras y
procesos sociales de individuos y grupos históricamente
interactuantes y formadores de significado (Wodak y Meyer, 2003).

En este sentido, lo fundamental de los ECD es la comprensión en


el discurso de los conceptos de poder e ideología, mediante la
apropiación de la hermenéutica, la explicitación de las estrategias
discursivas, el reconoci miento de los factores contextuales en la
interpretación y la adopción de un lugar político desde el cual se
investiga. Además, es necesario que se reco nozca que el uso de la
lengua es un fenómeno social, los individuos y co lectivos expresan
significados y el discurso es la unidad funcional-analítica a partir de la
cual el investigador da cuenta de lo que ocurre y se representa en el
proceso de comunicación.

Teun A. Van Dijk: bases de los ECD y su compromiso político-social

En la perspectiva de Van Dijk (1993), los ECD adopta una


posición frente a los datos que se analizan para enmarcarlos en
perspectiva histó-

67
CÓMO HACER ANÁLISIS CRÍTICO DEL DISCURSO
ricosocial, cognitiva y lingüística con miras a generar conciencia sobre
un espacio sociocultural; esto implica que el ECD es creador de
conciencia, reflexivo y se asume desde perspectivas intersubjetivas.
En este sentido, el ECD busca descifrar las ideologías, así como las
formas y los procesos sociales de circulación simbólica del poder en el
mundo social, a partir del reconocimiento del carácter consensuado de
los discursos, de las diferen
cias discursivas y de sus usos tapizados por los ejercicios de poder.

Teóricamente, los ECD se fundamentan en la tríada de relaciones


que se establecen entre discurso, cognición y sociedad, centrando su
preocupa ción en la identificación de la configuración de las formas de
dominación y el ejercicio del poder propios de un grupo. En las
interrelaciones propues tas, se reconoce que el discurso, es un
acontecimiento comunicativo que implica la cognición individual y
social, esto es, las creencias, las valoracio nes y las emociones de
quienes generan e interpretan los significados socia les. La cognición
permite que se configuren representaciones mentales que posibilitan
la interacción de los individuos en función de las características
microestructurales de contacto intersubjetivo y de las estructuras
globales, societales y políticas. De manera que lo destacable de la
unión entre cog nición y sociedad forma el contexto2 relevante del
discurso, que impone la adopción de la noción de modelos
contextuales como criterio para el desentrañamiento de los
acontecimientos comunicativos.

El contexto, en su plano local o inmediato, se relaciona con la memo


ria episódica y la reconstrucción sociocognitiva del acto comunicativo,
así como con las estructuras globales de las construcciones culturales,
sociales y políticas que se encuentran organizadas en las
representaciones mentales y sociales de una comunidad (Van Dijk,
2003). Así, los modelos contextua les revisten tanta importancia como
la cognición social en la explicación del sentido que porta el discurso.
La cognición social explicita el conjunto de conocimientos, actitudes,
ideologías, normas y valores socialmente com partidos que estructuran
las representaciones sociales básicas de un grupo.

De modo que los ECD implican que el analista dé cuenta de las si


tuaciones sociales y comprenda y explique las estructuras societales o
de

2
El concepto de contexto ha venido transformándose. Así, se ha pasado de ser
explicado como el conjunto de factores significativos que determinan la existencia de
la situación de comunicación (Hymes,1972) para involucrar en su versión más
contemporánea el conjun to de bagajes cognitivos que dan sentido a lo expresado
(Sperber y Wilson, 1994)
68
EL DISCURSO: SUS RECORRIDOS ANALÍTICOS

relación entre identidades, para evidenciar los modelos individuales,


colec tivos y contextuales, los rasgos cognitivos y las estrategias
lingüísticas que presenta el discurso.

Haciendo una descripción más detallada del recorrido histórico y


de las características de los ECD, se hace necesario comprender el
programa del investigador holandés Teun van Dijk. Sin duda, el
principio orientador en esta perspectiva es hacer explícito el rol que
desempeña el discurso en la reproducción y resistencia frente a las
distintas formas de dominación. Se entiende esta última, como el
ejercicio del poder social realizado por las elites, instituciones o
grupos, con el claro propósito de generar y mantener desigualdad
social, ya sea de tipo político, económico, cultural, racial, étni
co, de clase o de género.

La reproducción de las formas de dominación incluye diferentes


mo dos de relaciones de poder, los cuales se dan en el discurso de
manera más o menos directa mediante formas de representación,
fenómenos sociocul turales de ocultamiento y naturalización y, en
general, fenómenos sociopo líticos de inclusión y exclusión, que
pueden ser rastreados a través de estra tegias de segmentación,
integración, ambivalencia, elisión, reordenamiento, sustitución,
persuasión, negociación y acusación-justificación, entre otras, tal
como se desarrolla en el capítulo cuatro. Es decir, el analista crítico del
discurso se propone conocer el papel que juegan las estructuras,
estrategias u otras propiedades del discurso, en los modos de
reproducción de la do minación para crear formas discursivas de
resistencia.

Los ECD, al relacionar cognición, discurso y sociedad, estudian el


dis curso y la reproducción de la dominación y la desigualdad,
examinando el papel de las representaciones en las mentes de
quienes participan en la interacción comunicativa. Teóricamente, Van
Dijk (1999) muestra que las formas de dominación desde el discurso
determinan crucialmente qué es aquello que se constituye como
conocimiento social.

Siguiendo con este investigador (Van Dijk, 1993), el ECD es una aproxi
mación crítica que se enfoca con preferencia al discurso de los grupos
de elite y al desentrañamiento de sus estrategias discursivas para el
manteni miento de la desigualdad. El estudio del discurso social, en
esta perspectiva, acopia los hechos de comunicación reales con todas
las condiciones en las que ocurren de manera natural: interacciones
formales, institucionales o
69
CÓMO HACER ANÁLISIS CRÍTICO DEL DISCURSO

informales, mediatizadas o no. Además, se parte del hecho de que el


dis curso es una práctica social de sujetos que simultáneamente son
miembros de grupos sociales.

Analizar el discurso social implica estudiar las relaciones entre las


es tructuras del discurso y las estructuras de poder. En esta
perspectiva, es posible dar cuenta de las diversas estructuras
lingüísticas que pueden ser usadas para representar poder y para
ejercer y reproducir dominación y examinar el conjunto de estrategias
que apuntan al ocultamiento, legitima ción o minimización de las
desigualdades en las relaciones sociales (Van Dijk, 1993).

Según Van Dijk (1993), el entendimiento y la explicación del


poder y sus diversas expresiones en las estructuras del discurso
involucran la re construcción de los procesos cognitivos y sociales de
su producción, a par tir de lo cual es posible explicitar formas de
acceso privilegiadas al discurso como un modo de control social
cognitivo. A través de este ejercicio de ex plicitación, el ECD puede
llegar a dar cuenta de ejercicios de poder legal y moralmente
ilegítimos. En este sentido, los estudios sobre el discurso social
incluyen dos dimensiones: una macro que implica nociones tales como
la dominación de grupo y la desigualdad, y otra de nivel micro que
apunta a nociones como el discurso, el significado y la comprensión.

Los ECD son un conjunto de aproximaciones multidisciplinarias


que integran teorías y métodos capaces de contribuir a la explicación
e inter pretación de la injusticia y la desigualdad social, mediante la
comprensión del papel del lenguaje y del uso de la lengua en la
reproducción de la dominación y la desigualdad, para dar paso a la
constitución de discursos alternativos que desarticulen estructuras
discursivas de poder. Este último se deriva del uso de estructuras y
estrategias discursivas (lingüísticas) que contribuyen a estabilizar
modelos mentales de los individuos, de manera que sus cogniciones
sociales, es decir, sus actitudes, ideologías, normas y valores tienden
a ponerse al servicio de los intereses del grupo dominante, tal como lo
señala Van Dijk (1993).

De los principios y criterios de los ECD no solo se deriva la tarea de


luchar contra las distintas formas de desigualdad, sino que entrañan un
claro posicionamiento sobre lo que es el análisis lingüístico integrado
a la com prensión de lo sociopolítico. En este sentido, la explicación de
las ideologías

70
EL DISCURSO: SUS RECORRIDOS ANALÍTICOS

da cuenta de la responsabilidad compartida de los miembros de un


grupo en las maneras de representar los diversos fenómenos sociales
y, en con secuencia, los sujetos son seres activos en la construcción
del significado social.

La reflexión general sobre los ECD presentada hasta aquí recoge


cri terios, principios y nociones fundamentales, que son comunes a la
mayoría de analistas críticos del discurso, pero se apoyan de manera
principal en las orientaciones teóricas de Teun van Dijk. Sin embargo,
no hay consenso pleno con respecto a las formas y conceptos para el
abordaje del discurso con perspectiva crítica y, por lo tanto, existe un
número variable de aproxi maciones y aportes como los de Fairclough
(1989), De Beaugrande (2002), Wodak y Meyer (2003) y Van Leeuwen
(2001), los cuales ameritan una sucinta mirada.

Norman Fairclough: Ambitos, horizontes y focos del discurso


en el nuevo orden

Norman Fairclough (1989, 2001, 2003) construye uno de los ante


cedentes de los ECD con perspectiva transdisciplinar, en el que incluye
elementos de la lingüística funcional sistémica (Halliday, 1973) y el
análisis crítico del discurso es formulado como un puente entre los
análisis lingüís ticos y los análisis sociales. Los principales aportes, en
esta perspectiva, tie nen que ver con las nociones de interdiscursividad
y la categoría de orden del discurso, en las que se sustenta la
existencia de niveles de abstracción y concreción en el discurso. Estos
niveles son, en primer lugar, las estructuras y eventos sociales
mediados por las prácticas sociales y, en segundo lugar, las
estructuras semióticas y los textos mediados por el orden del discurso
como momento semiótico de las prácticas sociales.

Fairclough (1989, 2003) concibe el discurso como un hecho socio


cultural que se articula a las prácticas propias de un grupo humano, en
consecuencia, el discurso es una representación de algún aspecto de
la vida social en alguna perspectiva particular. La práctica social se
entiende como un conjunto organizado y estabilizado de actividades
sociales que pueden ser descritas en términos de sus acciones, sus
instrumentos y sus objetos, e incluye: asuntos sociales, la presencia
activa de sujetos con sus valores y estados de conciencia, factores
situacionales de espacio y tiempo, estructuras y relaciones sociales
que se determinan mutuamente y la semio-

71
CÓMO HACER ANÁLISIS CRÍTICO DEL DISCURSO
sis, entendida como la representación abstracta de los elementos
verbales y no verbales que integran el discurso y que dan sentido a
ese acto social interactivo. De esta manera, Fairclough describe una
teoría semiótica que da cuenta de las relaciones sociales.

Los ámbitos de los ECD incluyen todos los espacios sociales y


discur sivos por los cuales el ser humano transita en tanto miembro de
un grupo o una cultura: la actividad laboral, la vida pública, la vida
privada. En esta perspectiva, los núcleos de la reflexión se diversifican
para comprender e interpretar las transformaciones que ha adoptado
el capitalismo contempo ráneo, en el cual aparecen nuevas relaciones
sociales, expresiones cultura les distintas y diversas, así como usos y
exigencias de una renovada ‘inge niería cultural’ en la que los
discursos y las formas simbólicas de expresión son un objeto más del
mercado.

En el ámbito de lo laboral, los ECD estan convocados a dar


cuenta del papel del lenguaje en la nueva división del trabajo y la
reestructuración de las clases sociales. Se hace prioritario identificar
las consecuencias de que los discursos sociales se conviertan en
mercancía, en el marco de un mun
do comunicado con tecnología informacional capaz de manipular
grandes volúmenes de información y penetrar todas las prácticas
comunicativas.

En el ámbito de la vida pública, Fairclough parte de la


globalización para señalar que los nuevos espacios sociodiscursivos
implican una per manente negociación de la diferencia, en tanto que el
sentido del espacio público en un mundo cada vez más universalizado
abarca las luchas por el dominio desarrolladas por discursos múltiples
y diversos. Así, los ECD están comprometidos con la comprensión de
las formas de construcción del espacio público, las luchas por su
apropiación y la participación en su constitución.

En el ámbito de la vida privada, se reconoce que los seres


humanos se enfrentan cada vez más con el hecho de que el trabajo y
la vida pública invaden y colonizan todo aquello que esta
privilegiadamente centrado en el yo-íntimo. En esta perspectiva, los
ECD exploran la constitución de lo público y lo privado en la
configuración de las nuevas formas de ser de lo social para explicar la
función de estas transformaciones en la vida de las personas y los
grupos.

72
EL DISCURSO: SUS RECORRIDOS ANALÍTICOS
Entre los focos identificados por Fairclough para su proyecto de
análi sis crítico del discurso, se encuentra el estudio de las relaciones
sociales, las representaciones sociales y las identidades. Desde su
punto de vista, estos núcleos articulan los procesos sociales y
discursivos en tanto que trans curren, se negocian, se construyen y se
transforman en y tras el discurso y, en consecuencia, su análisis está
centrado en los procesos que le son inherentes.

Los horizontes, entendidos como el trasfondo donde se pone de


ma nifiesto lo global y lo local, lo intrasocietal y lo intersocietal para
elaborar y transformar las diversas expresiones discursivas, constituye
una importante categoría para dar cuenta de fenómenos que se han
descrito como la glo balización de la cultura. Los ECD pueden dar
cuenta de las implicaciones que tiene para la sociedad contemporánea
hechos como la globalización y la homogeneización en la constitución
del discurso social y las maneras como se articulan a las expresiones
discursivas, modificando sus estructuras o creando nuevas.

Los principios teóricos y metodológicos de los ECD, en esta


perspec tiva, los definen como indagaciones sobre los hechos de
semiosis (discursi vos) que ocurren y se articulan en los procesos y
problemas sociales. En este sentido, el analista desentraña el carácter
semiótico de las relaciones socia les inherentes a los grupos. De modo
que la relación discurso-sociedad se implica mutuamente, por lo que el
discurso constituye lo social y cultural, y es simultáneamente
constituido por ellos.

Las expresiones discursivas son un elemento de las prácticas


sociales que están dialécticamente interconectadas con momentos
específicos de la vida social; así, la semiosis, históricamente situada,
se aprehende en la tríada discurso-género-estilo. Los discursos son la
representación de las prácticas sociales, los géneros son la expresión
y parte de la acción de dichas prác
ticas y los estilos son sus marcadores de identificación (Fairclough,
2003). De esta manera, la semiosis se instaura como un lugar
dialéctico entre las prácticas sociales y otros elementos del mundo
social.

El conjunto interconectado de prácticas sociales, ubicado temporal


mente, constituye lo que Fairclough (2003) denomina el orden del
discurso, es decir, la articulación y amalgamiento concreto de los
géneros, los discur sos y los estilos, anclados en la tradición discursiva
de una sociedad que son

73
CÓMO HACER ANÁLISIS CRÍTICO DEL DISCURSO
actualizados en un texto específico. Esto implica, de una parte, dar
cuenta del conjunto de rasgos lingüísticos y no lingüísticos inherentes
al texto y, de otra, indagar la manera particular como el texto se hace
productivo en la práctica social puntual en la que se actualiza. De esta
forma, un hecho textual procede de la hibridación resignificada en el
orden discursivo y en las prácticas sociales. A este procedimiento
hace referencia el análisis inter
discursivo de texto.

El programa de los ECD propuesto por Fairclough, al rescatar el


carác ter eminentemente semiótico del discurso y, en particular, su
carácter lin güístico, ubica los estudios del discurso más allá de un
ejercicio disciplinar para desentrañar las luchas de poder, que se
instauran en distintos ámbitos y horizontes de la sociedad.

Robert de Beaugrande: la agenda ecológica

Robert de Beaugrande (2002) desarrolla un proyecto de análisis


del discurso en el que los objetivos centrales son, en primer lugar,
articular en una propuesta transdisciplinaria lo cultural, en la medida
en que los ECD contribuyen a reconocer los diversos grupos culturales
y su coexistencia fundamentada en el respeto, como condición para
que lo multicultural sea fuente de desarrollo de las potencialidades
humanas, hecho que explicita el carácter ecológico del proyecto. En
segundo lugar, lo social, por cuanto es en las sociedades en que se
consolidan los procesos de interrelación huma
na y se constituyen las expresiones discursivas. En tercer lugar, lo
cognitivo, fuente de acceso al saber y de los procesos para su
reproducción discursiva. Y por último, lo lingüístico-semiótico como
condición para desentrañar los factores de textualidad que dan cuenta
de los procesos y prácticas discursi
vas implicadas en la construcción de sociedades ecológicamente más
justas y eficientes.

Los principios teóricos y metodológicos que subyacen a esta forma de


aproximación al análisis crítico del discurso, lo definen como un con
junto de acciones que promueven transformaciones sociales mediante
la formulación de discursos alternativos que evidencien formas más
amplias de inclusión social. La agenda ecológica es, por lo tanto, un
programa que integra las relaciones entre la teoría y la práctica social.
Así, el conjunto de relaciones que se formulan entre discurso,
sociedad y cultura implican el desciframiento de realidades sociales y
la constitución de nuevas formas

74
EL DISCURSO: SUS RECORRIDOS ANALÍTICOS
de relaciones humanas. En consecuencia, las expresiones discursivas
están ideológicamente comprometidas con la búsqueda de relaciones
sociales más equilibradas y el ECD puede señalar y superar la
contradicción en la que vive la sociedad contemporánea, entre teorías
incluyentes y prácticas sociales excluyentes.

La convergencia entre la teoría y la práctica en el análisis


discursivo procede del hecho de que los ECD permiten articular todos
los recurso de las ciencias del lenguaje con los discursos naturales y
reales de las socie dades, y sus conclusiones surgen del análisis de
grandes corpus auténticos en los que se integran fenómenos muy
frecuentes con datos de poca apa rición, pero interesantes para el
analista cuando interpreta hechos sociales en el discurso. El sentido
del discurso social proviene, desde este punto de vista, de la
capacidad del analista para acopiar, clasificar, contrastar y com parar
grandes volúmenes de hechos discursivos en usos y contextos reales
con prácticas sociales específicas. En esta perspectiva, categorías
como la textualidad, la intencionalidad, la aceptabilidad, la coherencia,
la informa tividad, la situacionalidad, la intertextualidad y la visualidad
contribuyen a formular estrategias para la construcción de discursos
alternativos.

La observación del modo de funcionamiento de ciertas maneras


de construir el discurso se constituye en la fuente analítica principal.
En primer lugar, se revisan las estrategias que hacen posible la
inclusión o la exclusión de ciertos actores dentro del discurso, como el
caso de la autopromoción o reafirmación del yo; la búsqueda de un
lugar discursivo mediante el desem
poderamiento de otro actor discursivo o estrategia de patrocinio; el
empleo de jergas o juegos técnicos de palabras, y el uso de la lengua
como en una suerte de discusión (Beaugrande, 2002).

En segundo lugar, se exploran todos aquellos mecanismos de


despla zamiento, que permiten la transformación del significado de lo
que se quie re expresar, a través de recursos lingüísticos tales como:
el doble sentido; las expresiones burbuja o exageraciones; las
expresiones mitigadas, es decir, adornadas de modo tal que suavizan
lo dicho, estas son un lugar intermedio entre las exageraciones y el
doble sentido; las mentirillas o formas primi genias de habla engañosa;
la doble moral que se entiende mejor como la forma elaborada del
habla engañosa; los ataques verbales; las expresiones de aversión y
las expresiones triviales (Beaugrande, 2002).

75
CÓMO HACER ANÁLISIS CRÍTICO DEL DISCURSO
En esta línea de trabajo, se incluye, además, la visualidad como
factor de textualidad, que permite la introducción de la imagen como
parte del discurso en tanto el texto tiene propiedades simbólicas,
indéxicas e icóni cas. En este sentido, se adoptan las categorías de
símbolo, índice e icono propuestas por Peirce (1931) como
mecanismo de explicación semiótica de las expresiones mediante el
reconocimiento de la construcción y parti cipación de las imágenes
mentales como sustento de la visualización en la interacción.

Ruth Wodak: historicidad en los ECD

Ruth Wodak (2000), siguiendo los principios de Norman


Fairclough, ha formulado un programa de investigación en el que
además de reconocer la interdisciplinariedad de los ECD, tanto a nivel
teórico como metodológi co, explora el carácter histórico del discurso.
Esta postura, aporta al analista crítico la sistematización de un
conjunto de rutas metodológicas a ser ex ploradas con categorías y
procedimientos definidos.

Una aproximación histórico-discursiva de los ECD se sustenta en


la posibilidad de integrar los marcos históricos y sociopolíticos de los
eventos discursivos al ejercicio analítico. Dado que se concibe al
discurso como un complejo conjunto de actos lingüísticos simultáneos
y secuencialmente in
terrelacionados, actos que se manifiestan a lo largo y ancho de los
ámbitos sociales de acción como muestras semióticas (orales o
escritas y temáti camente interrelacionadas) y muy frecuentemente
como textos (Wodak y Meyer, 2003), se reconoce su carácter abierto e
híbrido, lo cual da cuenta del hecho de que todo discurso es
susceptible de ser insertado en un ma crotema, y que tiene relaciones
con otros discursos, es decir, posee carácter interdiscursivo. Además,
tiene en el texto su producto más duradero y se formula de diversas
maneras y en distintos lugares.

Desde esta perspectiva, se estudian las distintas variedades


discursivas en espacios públicos, teniendo como fundamento grandes
teorías y la pre tensión de alcanzar modificaciones en ámbitos
prácticos de la vida social de un grupo. El abordaje en esta línea de
los ECD implica la reflexión sobre un problema concreto, la asunción
ecléctica de la metodología y la teoría, la inclusión de trabajo de
campo y etnográfico, el condicionamiento bidi reccional entre la
situación concreta analizada y los principios teóricos que permiten la
interpretación, la relevancia del contexto histórico y el recono-

76
EL DISCURSO: SUS RECORRIDOS ANALÍTICOS
cimiento del papel de la aplicabilidad de los resultados en la definición
de categorías y herramientas analíticas.

Aunque, desde distintas perspectivas y disciplinas, el contexto se con


sidera fuente esencial en el desciframiento del sentido de los diversos
acon tecimientos sociales, en particular de los discursos que se
circunscriben en una sociedad, el programa de investigación de
Wodak y Meyer (2003) tiene como eje el contexto en función de sus
dimensiones, es decir, la relación intratextual e intertextual, así como
las relaciones que se derivan del contex to de situación, que incluye las
instituciones, la situación social y el marco sociopolítico e histórico en
el que se inscriben las prácticas discursivas.

Metodológicamente, se considera que los ECD incluyen las


siguientes dimensiones: los campos de acción o segmentos de la
realidad, las relacio nes interdiscursivas e intertextuales presentes en
las situaciones comunica tivas y el conjunto de fenómenos que se
derivan del uso de la lengua o de un código. A través de la exploración
de estos niveles discursivos, es factible el desentrañamiento de
estrategias o planes intencionados de interacción discursiva.

El aspecto crítico, en esta perspectiva, consiste en el


develamiento de las incoherencias, contradicciones,
autocontradicciones, paradojas y di lemas presentes en las estructuras
internas del texto o discurso (Wodak y Meyer, 2003), que dista de una
búsqueda del carácter persuasivo o manipu lador de las prácticas
discursivas y se concilia más con un propósito de la critica como
contribución al mejoramiento de la comunicación.

Theo van Leeuwen: sociología del discurso y las nuevas tecnologías

Theo van Leeuwen (1998) puede considerarse el investigador


que más ha avanzado en el proceso de integrar a los ECD los códigos
verbales y visuales y las modalidades discursivas. Las modalidades
incluyen, por lo menos, tres acepciones de modo. En primer lugar, el
tradicional concepto del uso de los modalizadores en la lengua, que
otorgan al discurso unas relaciones con el poder, que dan cuenta de
las valoraciones y posiciona
mientos que pueden asignarse al estado existencial de una
representación. En segundo lugar, el modo como formato, es decir, los
esquemas conven cionalizados que se instauran funcionalmente en las
sociedades para per mitir el desarrollo de ciertas rutinas sociales. En
tercer lugar, el modo como

77
CÓMO HACER ANÁLISIS CRÍTICO DEL DISCURSO
una manera de poner en relación el discurso y la tecnología; en este
caso, se pone en evidencia la manera como se inscribe y distribuye el
discurso en los distintos medios tecnológicos, lo cual incluye desde el
uso de la mano hasta la más sofisticada elaboración electrónica o
digital y sus efectos en la construcción del significado.

Esta manera de proceder es lo que se ha denominado análisis


multi modal del discurso, el cual considera al discurso como el lugar
donde se juegan los significados puestos en escena por los
participantes en un inter cambio semiótico y dentro de la configuración
de paisajes semióticos. Estos últimos se entienden como marcos
portadores de características y señales semióticas específicas, que
encierran instituciones, grupos, y periodos his tóricos, aprehendidas
como representaciones visuales.

A partir de esta perspectiva, es factible el análisis de discursos hi


pertextuales e informáticos interactivos en relación con las
posibilidades de elección que las nuevas tecnologías
comunicacionales brindan a sus usuarios, de manera que se
reflexiona sobre los modos de utilización de los múltiples códigos que
construyen el discurso.

En los lenguajes multimediales, los participantes son tan activos


que completan y reconstruyen el texto en uso. En consecuencia, al
analizar có digos que determinan el modo en que los usuarios
construyen textos utili zando recursos propios de las tecnologías
digitales, los modos de control textual no difieren de los modos de
control social, por lo que se sugiere que los sistemas de cohesión
textual y de textualidad interactiva pueden mode larse en función de la
cohesión y la interactividad sociales, y servir también, a su vez, de
modelo para ellas (Van Leeuwen, 1998).

El programa de investigación del análisis multimedial del discurso in


cluye, entre otros asuntos, la indagación de la relación entre la
tecnología y discurso, centrado en la hipótesis de que todo discurso es
multimodal y, por lo tanto, la explicitación de sus características y
procesos permite la com prensión de las formas de comunicación
humana contemporáneas. De esto se deriva que el analista debe
entender la Web como un discurso en el que es posible analizar
fenómenos que van más allá de la simple coexistencia de textos,
sonidos, imágenes o sus combinatorias para comprender interaccio
nes multimediadas. En el análisis de las interacciones sociales
multimodales debe, adicionalmente, elucidarse la distinción entre el
modo y los medios

78
EL DISCURSO: SUS RECORRIDOS ANALÍTICOS
de comunicación para dar cuenta del carácter multimodal y
multimediático del discurso en relación con la diversidad de
participantes y de escenarios de interacción.

Otros aportes a los estudios críticos del discurso

Las contigüidades disciplinares al discurso como lugar para


explica ción, interpretación y crítica de los fenómenos sociales y
humanos son una constante en las distintas disciplinas de las ciencias
humanas aunque los posicionamientos, como es natural, puedan
diferir filosóficamente uno de otro. El análisis del discurso en las
ciencias humanas y sociales, en un sen tido muy amplio, ha sido punto
de referencia para explicitar en perspectiva psicológica, social o
antropológica fenómenos culturales, sociales, políti cos y
organizacionales que pueden ser rastreados y analizados desde la
naturaleza social de la lengua y sus usos. En este apartado, se elabora
una aproximación a los aportes que proceden de la psicología social
discursiva, del análisis social discursivo y de la antropología cultural y
cognitiva. La referencia se centra en estas perspectivas debido a que
apropian y desarro llan categorías nucleares de los ECD como
ideología, poder, dominación y control; aunque se reconoce que desde
otros ámbitos disciplinares hay aportes y líneas de investigación que
abordan el análisis del discurso (véase por ejemplo Mayans, 2002;
Palmer, 2000; Tannen, 1999; entre otros). La selección de las
propuestas analíticas pretende reconocer, desde un punto de vista,
sus aportes más visibles, de manera que sea clara la aspiración a
delinear un punto en el horizonte.

Psicología social discursiva

Un trabajo pionero en la psicología social discursiva es Discourse and


Social Psycology: Beyond Attitudes and Behaviour (1987) de Potter y
Wethe rell, quienes integran en su propuesta analítica principios
teóricos y metodo lógicos que proceden de la lingüística, la pragmática,
la etnometodología y la semiótica. Este posicionamiento les permite
entender el uso del lenguaje como una acción social y, por lo tanto, la
comprensión funcionalista de lo que se hace con la lengua. La tarea
del analista es desentrañar cómo usa la lengua un grupo en particular,
para comprender y hallarle sentido a la vida diaria, lo cual es posible
de ser explorado con los recursos propios del trabajo de campo que
registra la actividad ordinaria de la gente. El descifra miento de la
multiplicidad de símbolos y códigos que transcurren en el uso

79
CÓMO HACER ANÁLISIS CRÍTICO DEL DISCURSO

cotidiano de la conversación, sólo puede ser abordado en la medida


que se recurre a las explicaciones por los significados instaurados
culturalmente y puestos a circular en códigos diversos.

Potter y Wetherell exploran en la conversación la variabilidad de


sus usos en relación con el contexto y las funciones de comunicación
que des empeñan para explicitar las negociaciones e interacciones que
constituyen el hablar cotidiano. Esta manera de proceder permite al
analista dar cuenta de la variabilidad lingüística inherente a lo que las
personas efectivamente dicen; en este sentido, se proponen recuperar
los eventos, creencias y pro cesos cognitivos del discurso de los
participantes y tratar a la lengua como un indicador o señal para algún
otro estado de asuntos (Potter y Wetherell, 1987).

Interesa, por lo tanto, reconocer las diversas maneras como se


expre san las actitudes y representaciones de las personas y teorizar
entorno a la naturaleza ambivalente, contradictoria y dilemática de los
pensamientos y opiniones expresados discursivamente por la gente.
En este sentido, el análisis del discurso no da por hecho que las
versiones reflejen actitudes o disposiciones ocultas y, por
consiguiente, no esperamos que el discurso de un individuo sea
consistente y coherente. En vez de eso nos enfocamos en el discurso
mismo: cómo se organiza y qué hace. El orden en el discurso se verá
como un producto de las funciones ordenadas dentro de las que se
sitúa el discurso (Potter y Wetherell, 1987).

Entre los aportes fundamentales de esta postura teórico-metodológi ca,


se destaca el principio por el cual los interlocutores, al usar categorías
sociales, lo hacen de manera flexible y contextualizada por lo que una
pre gunta central del proyecto investigativo es cómo las personas
construyen discursivamente categorías para hacer ciertas cosas. La
categorización dis cursiva, en consecuencia, procede de una
elaboración sociocultural, lo cual explica el carácter inconsistente,
variable y contextual de las maneras como las personas atribuyen o
describen a otras personas o hechos sociales, de suerte que algo
puede ser discursivamente inconveniente para una comu nidad en una
circunstancia determinada y al tiempo puede ser positivo en un
momento discursivo comparativamente corto. En esta perspectiva, el
análisis del discurso propende por reconocer el sentido social que
estas inconsistencias potencian, al explicitar lo que la gente pretende
hacer y al identificar los efectos que se producen en la interacción
cuando se expresa

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