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Tema Antropologia Filosofia

El documento explora diversas concepciones filosóficas sobre el ser humano a lo largo de la historia, desde Platón y Aristóteles hasta el cristianismo, Descartes, Marx y Sartre. Se destacan las ideas sobre la dualidad del alma y el cuerpo, la naturaleza social del ser humano, la influencia de Dios en la naturaleza humana, y la crítica del humanismo ateo. Cada filósofo ofrece una perspectiva única sobre la esencia y el propósito del ser humano en el contexto de su época.

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Tema Antropologia Filosofia

El documento explora diversas concepciones filosóficas sobre el ser humano a lo largo de la historia, desde Platón y Aristóteles hasta el cristianismo, Descartes, Marx y Sartre. Se destacan las ideas sobre la dualidad del alma y el cuerpo, la naturaleza social del ser humano, la influencia de Dios en la naturaleza humana, y la crítica del humanismo ateo. Cada filósofo ofrece una perspectiva única sobre la esencia y el propósito del ser humano en el contexto de su época.

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CONCEPCIONES FILOSÓFICAS DEL SER HUMANO

La filosofía ha desarrollado a lo largo de la historia una serie de discursos sobre el ser humano, que se aglutinan
en torno a lo que se denomina antropología filosófica. Veremos algunos de los autores más relevantes en esta
disciplina.

EL MUNDO GRIEGO
PLATÓN Y EL IDEAL HUMANO
Según Platón el ser humano está compuesto de alma y cuerpo. La primera es una entidad espiritual que da
vida al cuerpo, y la segunda es de carácter material y constituye la envoltura o cárcel del alma. El alma es la
que puede alcanzar el conocimiento de las ideas, mientras que el cuerpo está atrapado en el mundo
perecedero de las apariencias (Ver. Mito de la Caverna. Tema VI)
Alcanzar ese conocimiento de las ideas, es, podríamos decir, la mayor de las virtudes humanas según Platón.
Platón entiende que el alma está dividida en tres partes, cada una de las cuales se corresponde con unos
determinados “instintos” o comportamientos humanos y posee ciertas cualidades:
• La racional. Es la fuente de la sabiduría y la que puede llegar a conocer el mundo de las ideas. Es
inmortal y la ubica en la cabeza.
• La irascible. Es fuente de las pasiones nobles. Es de carácter mortal y se encuentra ubicada en el tórax.
• La concupiscible. Es fuente de pasiones innobles o materiales, es de carácter mortal también y se
ubica en el abdomen.
Platón utiliza la alegoría del carro alado para explicar cómo se relacionan entre sí estas partes del alma
humana. El auriga se identifica con la parte racional del alma y es la encargada de conducir el carro hacia el
mundo de las ideas. Pero, debe gobernar a los dos caballos que tiran del carro. El primero, el caballo bueno
que sigue las instrucciones del auriga, se identifica con el alma irascible. El segundo, el caballo malo o poco
dócil que dirige el carro hacia el mundo sensible, se identifica con el alma concupiscible.
Para lograr una vida buena y virtuosa, debe existir una armonía entre estas partes del alma. El alma racional,
en la alegoría antes ciada, debe conducir el carro. Pero no siempre ocurre así en todas las personas: en unas
domina la irascible, en otras las concupiscibles y en otras la racional. Dependiendo del tipo de alma que
domine, encontramos distintos tipos de personas. Platón identifica en la República estos tres tipos de
personas con tres clases sociales que deben cumplir ciertas funciones.
• Los filósofos en los que domina el alma racional. Su función es gobernar la sociedad. Su virtud es la
Sabiduría o Prudencia. (Bien en sí, o bien absoluto sin mezcla de mal).
• Los guerreros, en los que domina el alma irascible y cuya función en la sociedad es defenderla. Su
virtud es la Fortaleza. (Bien común).
• Los productores, en los que domina el alma concupiscible. Su función es proporcionar los bienes
materiales necesarios para el mantenimiento de la sociedad. Su virtud es la templanza. (Bien
individual).
La justicia o la buena vida colectiva sólo se alcanzan si existe armonía y equilibrio entra las partes que
componen la sociedad. Y esta armonía se logra cuando cada una de las clases sociales cumple su función. La
democracia no suponía la mejor forma de gobierno porque no había armonía: gobernaban aquellos cuya alma
no estaba preparada para tal función. Una sociedad justa, cree Platón, debe ser gobernada por los filósofos,
puesto que son ellos los que, al dominar el alma racional, tienen acceso al mundo de las ideas y saben de
verdad lo que son la justicia y el bien común.

ARISTÓTELES: EL SER HUMANO ES UN ANIMAL SOCIAL.


Aunque asume la antropología de su maestro Platón, matiza dos aspectos que permiten hablar de dos
concepciones diferentes:
• En primer lugar, el dualismo absoluto que Platón establece entre cuerpo y alma es cuestionado por
Aristóteles, que considera el alma como la forma del cuerpo. Los seres vivos, según Aristóteles, son
sustancias compuestas de materia y forma, hilemorfismo:
a. El cuerpo de los seres vivos constituye su substrato o materia.
b. El alma es la forma que determina a ese cuerpo a ser lo que es, y a comportarse y realizar
naturalmente las funciones que le son propias. Alma y cuerpo se encuentran indisolublemente
ligadas.
• Aristóteles considera la capacidad intelectual como aquello que distingue al ser humano del resto de
los seres vivos y, por tanto, como la cualidad más elevada con la que cuenta. Esa capacidad intelectual
sólo tiene lugar en el medio que conforma nuestras relaciones con los otros y, por tanto, a través del
lenguaje. Si hay algo esencial en el ser humano es la necesidad que tiene de llevar una vida acorde a
su naturaleza, de relacionarse y comunicarse con los otros. El hombre para Aristóteles es un animal
social y político.
Aristóteles distingue tres clases de seres: los dioses, los animales y el hombre. Los dos primeros pueden vivir
sin necesidad de sus semejantes. El hombre, no; al menos si aspira a desarrollar en plenitud sus facultades
intelectuales. El lenguaje lo entiende como el medio por el cual el hombre expresa y comunica su capacidad
intelectual a los otros. El ser humano tiene la capacidad, a través de la palabra, de expresar otro orden de
realidades: conceptos relativos a instituciones sociales y a la vida en sociedad.

LA CONCEPCIÓN DEL HOMBRE EN EL CRISTIANISMO: EDAD MEDIA


Desde el edicto de Milán (313 d. Cristo) el cristianismo pasa a ocupar un lugar decisivo en la organización dela
cosmovisión occidental. La Biblia y la Patrística constituían el marco discursivo al cual debía ajustarse cualquier
propuesta sobre la naturaleza humana: filosofía y teología se confunden, razón y fe no deben contradecirse.
Entre los principales filósofos debemos distinguir a Agustín de Hipona (354-430) y Tomás de Aquino (1225-
1274).
Dios pasa a constituir el fundamento y la principal categoría en torno a la que se organiza la explicación del
mundo y, por supuesto, del hombre. La figura de Dios se caracteriza por:
• Ser único. Sólo existe un único Dios, si bien el cristianismo considera que alberga tres personas en
una.
• Ser omnipotente y perfecto. Dios está la margen de las limitaciones materiales y naturales a las que
están sometidos el resto de los seres.
• Ser infinitamente bondadoso y justo. Dios es el bien y la justicia absoluta.
Dios creó el mundo por un acto de amor hacia el hombre, pues lo situó en el centro de la creación y puso todas
las criaturas, seres y objetos a su servicio. Ahora, si es importante la relación del hombre con el mundo creado
por Dios a la hora de entender su propia naturaleza, mucho más lo es la relación que guarda directamente
con Dios. ¿En qué consiste esa relación?
• Dios ha creado al hombre a su imagen y semejanza: es decir, libre y consciente de su capacidad de
amar. Dios establece una íntima relación con el hombre de la que este es consciente. Desde ese
momento se debe a Él y debe ser su referente moral.
• Pero el hombre no es perfecto. El pecado original hace referencia a esa naturaleza imperfecta del
hombre que se muestra cuando, haciendo el uso indebido de su libertad, se separa del camino
marcado por Dios y lo desafía. Esta es la esencia del pecado.
• Dios, por su infinito amor al hombre, también traza un camino de redención a través de la figura de
Jesucristo y de su sacrificio, es posible borrar la mancha del pecado original, recobrar la reconciliación
con Dios y esperar la resurrección del cuerpo y alma.

LA MODERNIDAD: LA FILOSOFÍA DEL SUJETO

RENE DESCARTES: SOY UNA COSA QUE PIENSA


Descartes se propone reconstruir el pensamiento partiendo únicamente de principios racionales.
Fundamentar todo lo existente a partir no de Dios o del mundo (u objeto), sino del sujeto que piensa y tiene
conciencia de sí mismo (res cogitans). Descartes lleva a cabo este logro a parte del método denominado duda
metódica: es decir, dudar de todo aquello que no se presente al intelecto con claridad y distinción. De lo que
no podemos dudar es de que cuando dudo estoy pensando y esa actividad implica que existo: cogito, ergo
sum (pienso, luego existo). Esta intuición se presenta de forma clara y distinta, por lo que no cabe dudar de
ella. Quedaba inaugurada la filosofía del sujeto y la modernidad filosófica.

¿Qué elementos caracterizan a la naturaleza humana? Al igual que Platón, Descartes establece una distinción
entre el alma (res cogitans) y el cuerpo material (res extensa).
El alma tiene como principal atributo el pensamiento racional. Esta racionalidad constituye la esencia del ser
humano. Esto quiere decir:
a) Es natural, atemporal y universal. El pensamiento racional es la naturaleza de todos los hombres
que han existido y existirán.
b) por tanto, es lo que nos distingue del resto de las cosas del mundo.
c) Tomar conciencia de la capacidad de pensar racionalmente constituye al ser humano como sujeto,
y no como mero objeto.
El cuerpo tiene como principal atributo la extensión, el ocupar un espacio físico (res extensa). Por tanto:
a) El cuerpo se encuentra sujeto a las necesidades materiales y a las leyes físicas.
b) Descartes afirma que existe un punto en el organismo donde el alma racional se une con el cuerpo:
la glándula pineal, situada en la base del cerebro.

EL SIGLO XIX: LA CRÍTICA DEL PROYECTO ILUSTRADO

KARL MARX: LA CRÍTICA DEL PROYECTO ILUSTRADO


La Revolución Francesa significa la traducción política de sus ideas sobre el hombre. Liberados de la cadena
del absolutismo, los hombres serían libres e iguales en un régimen de fraternidad. Ahora, una vez terminado
el proceso revolucionario, comenzaron a extenderse por todo el continente los efectos del otro gran cambio
de la Edad Contemporánea: La Revolución Industrial. El desarrollo técnico vino acompañado de una gran
transformación social que rompía las formas tradicionales de vida y polarizó la sociedad en dos grandes clases
sociales: la burguesía y el proletariado. Junto con unas duras condiciones de trabajo, los asalariados veían
cómo eran excluidos de la vida política.
Karl Marx fue uno delos filósofos alemanes que intentó explicar este aparente fracaso del proyecto político
ilustrado. ¿Qué había ocurrido para que el progreso y libertad no fueran en la práctica valores universales tal
y como proclamaban los ilustrados? La respuesta de Marx apunta en una clara dirección: la sociedad no puede
considerarse como un todo, sino que se encuentra escindido, rota, en clases sociales. De manera que el
proyecto ilustrado sólo había favorecido a una de las clases: la burguesía.
La teoría delas clases sociales es fundamental para entender la concepción antropológica del marxismo. Si hay
algo que distingue a los hombres del resto de los animales es que es capaz de producir sus medios de vida:
de transformar el entorno a través de la técnica para obtener todo aquello que necesita. La esencia del ser
humano, de existir alguna, es el trabajo. A través del trabajo el hombre desarrolla todas sus capacidades
mentales y físicas.
Con la Revolución Industrial el trabajo del obrero, antes que permitir el desarrollo de sus capacidades, lo
deshumaniza, mientras que para la burguesía ese mismo trabajo les permite enriquecerse intelectual y
mentalmente. El trabajo es fuente de miseria para el proletariado y fuente de valor para la burguesía. Marx
explica este fenómeno a través del concepto de alienación.
Existen diferentes tipos de alienación:
• La alienación económica del trabajo. Es la más importante para Marx y adquiere tres formas.
a. Alienación de la actividad. El trabajo se convierte en una actividad alienada cuando los seres
humanos no ejercen control sobre su propia actividad y no la realizan libremente, sino que es
para otras.
b. Alienación del objeto. El trabajador no es dueño del objeto que produce, sino que este pertenece
y sirve para enriquecer a otro.
c. Alienación de la sociedad. Como resultado de las dos situaciones anteriores, se produce una
división en la propia sociedad entre dos grupos antagónicos: la clase que produce (explotada) y la
clase que se apropia de esos productos (explotadores).
• Otros tipos de alienación. Otros tipos de alienación que vienen a reforzar la explotación y a legitimar
y hacer soportables las alienaciones sociales creando una falsa conciencia de los explicados. No es otra
cosa que la alienación ideológica, que es principalmente religiosa e intelectual.
¿Cómo acabar con esta situación y consumar el proyecto ilustrado de una igualdad y una libertad
efectivas? A través del comunismo. Un sistema económico en el cual el trabajo deja de estar alienado,
desaparece la división de clases y todos los hombres se reencuentran con su esencia: la posibilidad de
desarrollar todas sus capacidades a través del trabajo.

Anexo I
Feuerbach y la alienación religiosa
El uso que hace Marx del término alienación se debe fundamentalmente a la figura de
Feuerbach. Este sostiene que la principal alienación humana es la alienación religiosa. Dios es
“el ser del hombre liberado de los límites de la corporeidad y de la realidad, y objetivado, es
decir, contemplado y adorado como otro ser distinto de él” Cuanto más le da al hombre a ese
objeto (poder, esperanza, etc.), más se niega a sí mismo, hasta el punto de invertir la relación
entre ambos: cree que Dios lo ha creado él, cuando ha sido al revés. De esta manera, el hombre
aliena su esencia y deja de ser libre. Marx aplicará esta idea al problema del trabajo.

SIGLO XX: EL DEBATE EN TORNO AL HUMANISMO

EL HUMANISMO ATEO DE SARTRE


Tradicionalmente utilizamos el término “humanismo” para referirnos a cualquier propuesta teórica, ética o
política que ubica al ser humano en el centro de su programa. Sin embargo, dentro de ésta etiqueta caben
muchos tipos de humanismos: desde el humanismo de los sofistas al renacentista, pasando por el cristiano o
el ateo.
El humanismo ateo de Jean Paul Sartre (1905-1980) se ubica en una tradición filosófica que se denomina
existencialismo.

Sartre parte como premisa de la inexistencia de Dios. Esto significa la muerte del Dios cristiano y de cualquier
instancia trascendente al hombre que pretenda constituirse en su referente moral. Esto trae serias
consecuencias para el hombre:
• El ser humana carece de referente moral. Dado que no ha sido creado para cumplir cualquier ningún
fin a priori, no tiene por qué seguir ningún proyecto ya-escrito. La vida humana carece de un sentido
inherente, de aquí que Sartre afirme que es absurda. En definitiva, el hombre está desamparado en el
mundo y debe cuidar de sí mismo.
• El ser humano, por tanto, no se define por su esencia, sino por su existencia. Ello quiere decir que:
a. No hay una naturaleza humana a priori, puesto que no hay una instancia trascendente que haya
dotado al hombre de cualidades innatas.
b. No hay unos criterios objetivos y universales que nos digan qué es lo que el hombre debería ser,
aunque los hombres tengan elementos en común- por ejemplo, ciertas necesidades biológicas-.
c. En el hombre todo está por hacer, el hombre empieza siendo nada y va haciéndose a medida que
elige; es decir, primero existe y luego es.
• A partir de todo lo anterior, Sartre deduce que el hombre está condenado a ser libre; enfrentado a su
existencia sin un referente a priori desde el que organizar su vida, debe hacerse cargo de su propio
proyecto vital e ir tomando decisiones por sí mismo sobre qué hacer consigo mismo. Cada vez que
elige entre diferentes cursos de acción, se abre a nuevas posibilidades, sobre las que también tendrá
que elegir.
• Finalmente, el ser humano es siempre consciente de esta libertad. Lo que ocurre es que a veces actúa,
en palabras de Sartre, con mala fe, es decir, actuamos intentando convencerse de que sus actitudes
o acciones están determinadas por algo exterior a sí mismo; es decir, como si en realidad no fuera
libre.
En conclusión, eliminado Dios, Sartre sitúa al hombre en el centro de la historia y del mundo. Pero se trata
de una subjetividad abierta, es decir, por hacer, no esencialista. Expulsado al mundo, sin referente desde
el que construirse, al hombre sartreano solo le queda actuar sin mala fe, es decir, haciéndose cargo de sí
mismo y construyendo un proyecto vital consciente de su libertad y de la responsabilidad que ello implica.

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