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Cambios en La Nueva Ortografia

La última edición de la Ortografía de la Lengua Española (2010) introduce varias novedades, como la exclusión de los dígrafos 'ch' y 'll' del abecedario y la propuesta de un solo nombre para cada letra. Además, se eliminan las tildes en palabras con diptongos y en el adverbio 'solo' y pronombres demostrativos, y se sustituyen grafías etimológicas por las propias del español en extranjerismos y latinismos. Estas reformas buscan simplificar y unificar la ortografía del español.

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Cambios en La Nueva Ortografia

La última edición de la Ortografía de la Lengua Española (2010) introduce varias novedades, como la exclusión de los dígrafos 'ch' y 'll' del abecedario y la propuesta de un solo nombre para cada letra. Además, se eliminan las tildes en palabras con diptongos y en el adverbio 'solo' y pronombres demostrativos, y se sustituyen grafías etimológicas por las propias del español en extranjerismos y latinismos. Estas reformas buscan simplificar y unificar la ortografía del español.

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REAL ACADEMIA ESPAÑOLA

• PRINCIPALES NOVEDADES DE LA ÚLTIMA EDICIÓN DE LA


ORTOGRAFÍA DE LA LENGUA ESPAÑOLA (2010)

1. Exclusión de los dígrafos ch y ll del abecedario


2. Propuesta de un solo nombre para cada una de las letras del abecedario
3. Sustitución, por grafías propias del español, de la q etimológica con valor
fónico independiente en aquellos extranjerismos y latinismos plenamente
adaptados al español (quorum > cuórum)
4. Eliminación de la tilde en palabras con diptongos o triptongos
ortográficos: guion, truhan, fie, liais, etc.
5. Eliminación de la tilde diacrítica en el adverbio solo y los pronombres
demostrativos incluso en casos de posible ambigüedad
6. Supresión de la tilde diacrítica en la conjunción disyuntiva o escrita entre
cifras
7. Normas sobre la escritura de los prefijos (incluido ex-, que ahora recibe
el mismo tratamiento ortográfico que los demás prefijos: exmarido, ex
primer ministro)
8. Equiparación en el tratamiento ortográfico de extranjerismos y
latinismos, incluidas las locuciones

Principales novedades de la última edición de la Ortografía de la lengua española


(2010)

1. Exclusión de los dígrafos ch y ll del abecedario

Se excluyen definitivamente del abecedario los signos ch y ll, ya que, en


realidad, no son letras, sino dígrafos, esto es, conjuntos de dos letras o grafemas
que representan un solo fonema. El abecedario del español queda así reducido a
las veintisiete letras siguientes: a, b, c, d, e, f, g, h, i, j, k, l, m, n, ñ, o, p, q, r, s, t,
u, v, w, x, y, z.

El español se asimila con ello al resto de las lenguas de escritura alfabética, en


las que solo se consideran letras del abecedario los signos simples, aunque en
todas ellas existen combinaciones de grafemas para representar algunos de sus
fonemas.

La eliminación de los dígrafos ch y ll del inventario de letras del abecedario no


supone, en modo alguno, que desaparezcan del sistema gráfico del español.

1
Estos signos dobles seguirán utilizándose como hasta ahora en la escritura de las
palabras españolas: el dígrafo ch en representación del fonema /ch/ (chico
[chíko]) y el dígrafo ll en representación del fonema /ll/ o, para hablantes
yeístas, del fonema /y/ (calle [kálle, káye]). La novedad consiste, simplemente,
en que dejan de contarse entre las letras del abecedario.

Al tratarse de combinaciones de dos letras, las palabras que comienzan por


estos dígrafos o que los contienen no se alfabetizan aparte, sino en los lugares
que les corresponden dentro de la c y de la l, respectivamente. La decisión de
adoptar el orden alfabético latino universal se tomó en el X Congreso de la
Asociación de Academias de la Lengua Española, celebrado en 1994, y viene
aplicándose desde entonces en todas las obras académicas.

2. Propuesta de un solo nombre para cada una de las letras del abecedario

Algunas de las letras tienen varios nombres con tradición y vigencia en


diferentes zonas del ámbito hispánico. La nueva edición de la ortografía, sin
ánimo de interferir en la libertad de cada hablante o país de seguir utilizando el
nombre al que esté habituado, pretende promover hacia el futuro un proceso de
convergencia en la manera de referirse a las letras del abecedario, razón por la
que recomienda, para cada una de ellas, una denominación única común. El
nombre común recomendado es el que aparece en la relación siguiente debajo de
cada letra.

a, A b, B c, C d, D e, E f, F g, G h, H i, I
a be ce de e efe ge hache i

j, J k, K l, L m, M n, N ñ, Ñ o, O p, P q, Q
jota ka ele eme ene eñe o pe cu

r, R s, S t, T u, U v, V w, W x, X y, Y z, Z
erre ese te u uve uve doble equis ye zeta

La recomendación de utilizar un solo nombre para cada letra no implica, en


modo alguno, que se consideren incorrectas las variantes denominativas con
vigencia en el uso que presentan algunas de ellas, y que a continuación se
comentan:

o La letra v tiene dos nombres: uve y ve. El nombre uve es el único


empleado en España, pero también es conocido y usado en buena parte
de América, donde, no obstante, está más extendido el nombre ve. Los
hispanohablantes que utilizan el nombre ve suelen acompañarlo de los
adjetivos corta, chica, chiquita, pequeña o baja, para poder distinguir en
la lengua oral el nombre de esta letra del de la letra b (be), que se
pronuncia exactamente igual. El hecho de que el nombre uve se distinga

2
sin necesidad de añadidos del nombre de la letra b justifica su elección
como la denominación recomendada para la v en todo el ámbito
hispánico.
o La letra b se denomina simplemente be entre aquellos hispanohablantes
que utilizan el nombre uve para la letra v. En cambio, quienes llaman ve
(corta, chica, chiquita, pequeña o baja) a la v utilizan habitualmente para
la b las denominaciones complejas be larga, be grande o be alta,
añadiendo en cada caso el adjetivo opuesto al que emplean para referirse
a la v.
o La letra w presenta también varios nombres: uve doble, ve doble, doble
uve, doble ve y doble u (este último, calco del inglés double u). Se da
preferencia a la denominación uve doble por ser uve el nombre común
recomendado para la letra v y ser más natural en español la colocación
pospuesta de los adjetivos.
o La letra y se denomina i griega o ye. El nombre i griega, heredado del
latino, es la denominación tradicional y más extendida de esta letra, y
refleja su origen y su empleo inicial en préstamos del griego. El nombre
ye se creó en la segunda mitad del siglo XIX por aplicación del patrón
denominativo que siguen la mayoría de las consonantes, que consiste en
añadir la vocal e a la letra correspondiente (be, ce, de, etc.). La elección
de ye como nombre recomendado para esta letra se justifica por su
simplicidad, ya que se diferencia, sin necesidad de especificadores, del
nombre de la letra i.
o La letra i, cuyo nombre es i, recibe también la denominación de i latina
para distinguirla de la letra y cuando para esta última se emplea la
denominación tradicional de i griega.

A diferencia de las variantes denominativas que se acaban de exponer, todas


ellas válidas, no se consideran hoy aceptables los nombres alternativos que han
recibido algunas otras letras en el pasado; así, se aconseja desechar
definitivamente el nombre ere para la r, así como las formas ceta, ceda y zeda
para la z. Los únicos nombres válidos hoy para estas letras son, respectivamente,
erre y zeta.

3. Sustitución, por grafías propias del español, de la q etimológica con valor


fónico independiente en aquellos extranjerismos y latinismos plenamente
adaptados al español (quorum > cuórum)

En el sistema ortográfico del español, la letra q solo tiene uso como elemento
integrante del dígrafo qu para representar el fonema /k/ ante las vocales e, i
(queso [késo], quién [kién]). Este mismo fonema se representa, en el resto de las
posiciones, con la letra c (canguro [kangúro], corto [kórto], cuenta [kuénta],
acné [akné], tictac [tikták]), aunque en préstamos de otras lenguas también
puede aparecer representado por la letra k en cualquier posición (karaoke
[karaóke], kilo [kílo], koala [koála], kurdo [kúrdo], búnker [búnker], anorak
[anorák]).

3
Es, por lo tanto, ajeno a la ortografía del español el empleo de la letra q como
grafema independiente, con valor fónico autónomo. Por ello, los préstamos de
otras lenguas, sean latinismos o extranjerismos, cuya grafía etimológica incluya
una q que por sí sola represente el fonema /k/, si se adaptan al español, deben
sustituir esa q por las grafías propias de la ortografía española para representar
dicho fonema. En aplicación de esta norma, voces inglesas como quark o
quasar, o latinas como quorum o exequatur, deben escribirse en español cuark,
cuásar, cuórum y execuátur. En caso de mantener las grafías etimológicas con q,
estas voces han de considerarse extranjerismos o latinismos crudos (no
adaptados) y escribirse, por ello, en cursiva y sin tilde.

Aunque en el ámbito de los nombres propios (antropónimos y topónimos) es


frecuente el uso de grafías originarias no adaptadas o —si los nombres
provienen de lenguas que emplean otro alfabeto u otro sistema de escritura,
como el árabe, el hebreo o el chino— de transliteraciones de las grafías
originarias al alfabeto latino, sin adaptaciones ulteriores, en el caso de los
topónimos mayores, como son los nombres de países, es conveniente usar
grafías plenamente adaptadas a la ortografía del español. Por ello, aplicando la
misma norma que para los nombres comunes, se recomienda emplear con
preferencia las grafías Catar e Irak para los nombres de esos dos países árabes,
mejor que Qatar e Iraq, transcripciones de los originales árabes que presentan
un uso de la q ajeno al sistema ortográfico del español.

4. Eliminación de la tilde en palabras con diptongos o triptongos ortográficos:


guion, truhan, fie, liais, etc.

Para poder aplicar con propiedad las reglas de acentuación gráfica del español
es necesario determinar previamente la división de las palabras en sílabas. Y
para dividir silábicamente las palabras que contienen secuencias de vocales es
preciso saber si dichas vocales se articulan dentro de la misma sílaba, como
diptongos o triptongos (vais, o.pioi.de), o en sílabas distintas, como hiatos
(lí.ne.a, ta.o.ís.ta).

Al no existir uniformidad entre los hispanohablantes en la manera de articular


muchas secuencias vocálicas, ya que a menudo, incluso tratándose de las
mismas palabras, unos hablantes pronuncian las vocales contiguas dentro de la
misma sílaba y otros en sílabas distintas, la ortografía académica estableció ya
en 1999 una serie de convenciones para fijar qué combinaciones vocálicas deben
considerarse siempre diptongos o triptongos y cuáles siempre hiatos a la hora de
aplicar las reglas de acentuación gráfica, con el fin de garantizar la unidad en la
representación escrita de las voces que contienen este tipo de secuencias.

4
De acuerdo con dichas convenciones, y con independencia de cuál sea su
articulación real en palabras concretas, se consideran siempre diptongos a
efectos ortográficos las combinaciones siguientes:

a. Vocal abierta (/a/, /e/, /o/) seguida o precedida de vocal cerrada átona (/i/,
/u/): estabais, confiar, diario, afeitar, viento, pie, doy, guion, aunar,
acuario, actuado, reunir, sueño, estadounidense, antiguo.
b. Dos vocales cerradas distintas (/i/, /u/): triunfo, incluido, diurno, huir,
viuda, ruido.

Del mismo modo, se consideran siempre triptongos a efectos ortográficos las


secuencias constituidas por una vocal abierta entre dos vocales cerradas átonas:
confiáis, actuáis, puntuéis, guau.

Como consecuencia de la aplicación de estas convenciones, un grupo limitado


de palabras que tradicionalmente se habían escrito con tilde por resultar bisílabas
(además de ser agudas terminadas en -n, -s o vocal) en la pronunciación de
buena parte de los hispanohablantes —los que articulan con hiato las
combinaciones vocálicas que contienen— pasan a considerarse monosílabas a
efectos de acentuación gráfica, conforme a su pronunciación real por otra gran
parte de los hispanohablantes —los que articulan esas mismas combinaciones
como diptongos o triptongos—, y a escribirse, por ello, sin tilde, ya que los
monosílabos no se acentúan gráficamente, salvo los que llevan tilde diacrítica.

Las palabras afectadas por este cambio son formas verbales como crie, crio,
criais, crieis y las de voseo crias, cria (de criar); fie, fio, fiais, fieis y las de
voseo fias, fia (de fiar); flui, fluis (de fluir); frio, friais (de freír); frui, fruis (de
fruir); guie, guio, guiais, guieis y las de voseo guias, guia (de guiar); hui, huis
(de huir); lie, lio, liais, lieis y las de voseo lias, lia (de liar); pie, pio, piais, pieis
y las de voseo pias, pia (de piar); rio, riais (de reír); sustantivos como guion,
ion, muon, pion, prion, ruan y truhan; y ciertos nombres propios, como Ruan y
Sion.

Aunque la ortografía de 1999, donde se establecieron las citadas convenciones,


prescribía ya la escritura sin tilde de estas palabras, admitía que los hablantes
que las pronunciasen como bisílabas pudiesen seguir acentuándolas
gráficamente. En cambio, a partir de la edición de 2010 se suprime dicha opción,
que quiebra el principio de unidad ortográfica, de modo que las palabras que
pasan a considerarse monosílabas por contener este tipo de diptongos o
triptongos ortográficos deben escribirse ahora obligatoriamente sin tilde.

Esta convención es solo ortográfica, por lo que no implica, en modo alguno,


que los hablantes deban cambiar la manera en que pronuncian naturalmente
estas voces, sea con hiato o con diptongo.

5
5. Eliminación de la tilde diacrítica en el adverbio solo y los pronombres
demostrativos incluso en casos de posible ambigüedad

La palabra solo, tanto cuando es adverbio y equivale a solamente (Solo llevaba


un par de monedas en el bolsillo) como cuando es adjetivo (No me gusta estar
solo), así como los demostrativos este, ese y aquel, con sus femeninos y
plurales, funcionen como pronombres (Este es tonto; Quiero aquella) o como
determinantes (aquellos tipos, la chica esa), no deben llevar tilde según las
reglas generales de acentuación, bien por tratarse de palabras llanas terminadas
en vocal o en -s, bien, en el caso de aquel, por ser aguda y acabar en consonante
distinta de n o s.

Aun así, las reglas ortográficas anteriores prescribían el uso de tilde diacrítica
en el adverbio solo y los pronombres demostrativos para distinguirlos,
respectivamente, del adjetivo solo y de los determinantes demostrativos, cuando
en un mismo enunciado eran posibles ambas interpretaciones y podían
producirse casos de ambigüedad, como en los ejemplos siguientes: Trabaja sólo
los domingos [= ‘trabaja solamente los domingos’], para evitar su confusión con
Trabaja solo los domingos [= ‘trabaja sin compañía los domingos’]; o ¿Por qué
compraron aquéllos libros usados? (aquéllos es el sujeto de la oración), frente a
¿Por qué compraron aquellos libros usados? (el sujeto de esta oración no está
expreso y aquellos acompaña al sustantivo libros).

Sin embargo, ese empleo tradicional de la tilde en el adverbio solo y los


pronombres demostrativos no cumple el requisito fundamental que justifica el
uso de la tilde diacrítica, que es el de oponer palabras tónicas o acentuadas a
palabras átonas o inacentuadas formalmente idénticas, ya que tanto solo como
los demostrativos son siempre palabras tónicas en cualquiera de sus funciones.
Por eso, a partir de ahora se podrá prescindir de la tilde en estas formas incluso
en casos de ambigüedad. La recomendación general es, pues, no tildar nunca
estas palabras.

Las posibles ambigüedades pueden resolverse casi siempre por el propio


contexto comunicativo (lingüístico o extralingüístico), en función del cual solo
suele ser admisible una de las dos opciones interpretativas. Los casos reales en
los que se produce una ambigüedad que el contexto comunicativo no es capaz de
despejar son raros y rebuscados, y siempre pueden evitarse por otros medios,
como el empleo de sinónimos (solamente o únicamente, en el caso del adverbio
solo), una puntuación adecuada, la inclusión de algún elemento que impida el
doble sentido o un cambio en el orden de palabras que fuerce una única
interpretación.

6. Supresión de la tilde diacrítica en la conjunción disyuntiva o escrita entre


cifras

6
Hasta ahora se venía recomendando escribir con tilde la conjunción disyuntiva
o cuando aparecía entre dos cifras, a fin de evitar que pudiera confundirse con el
cero. Este uso de la tilde diacrítica no está justificado desde el punto de vista
prosódico, puesto que la conjunción o es átona (se pronuncia sin acento) y
tampoco se justifica desde el punto de vista gráfico, ya que tanto en la escritura
mecánica como en la manual los espacios en blanco a ambos lados de la
conjunción y su diferente forma y menor altura que el cero evitan
suficientemente que ambos signos puedan confundirse (1 o 2, frente a 102). Por
lo tanto, a partir de este momento, la conjunción o se escribirá siempre sin tilde,
como corresponde a su condición de palabra monosílaba átona, con
independencia de que aparezca entre palabras, cifras o signos: ¿Quieres té o
café?; Terminaré dentro de 3 o 4 días; Escriba los signos + o – en la casilla
correspondiente.

7. Normas sobre la escritura de los prefijos (incluido ex-, que ahora recibe el
mismo tratamiento ortográfico que los demás prefijos: exmarido, ex primer
ministro)

Por primera vez se ofrecen en la ortografía académica normas explícitas sobre


la escritura de las voces o expresiones prefijadas.

Los prefijos son elementos afijos, carentes de autonomía, que se anteponen a


una base léxica (una palabra o, a veces, una expresión pluriverbal) a la que
aportan diversos valores semánticos. Se resumen a continuación las normas que
deben seguirse para la correcta escritura de los prefijos en español:

. Se escriben siempre soldados a la base a la que afectan cuando esta es


univerbal, es decir, cuando está constituida por una sola palabra:
antiadherente, antirrobo, antitabaco, cuasiautomático, cuasidelito,
exalcohólico, exjefe, exministro, exnovio, expresidente, posmoderno,
posventa, precontrato, prepago, proamnistía, probritánico, provida,
superaburrido, superbién, supermodelo, vicealcalde, vicesecretario, etc.
En este caso, no se consideran correctas las grafías en las que el prefijo
aparece unido con guion a la palabra base ( anti-mafia, anti-
cancerígeno) o separado de ella por un espacio en blanco ( anti mafia,
anti cancerígeno). Si se forma una palabra anteponiendo a la base varios
prefijos, estos deben escribirse igualmente soldados, sin guion
intermedio: antiposmodernista, requetesuperguapo.
a. Se unen con guion a la palabra base cuando esta comienza por
mayúscula, de ahí que se emplee este signo de enlace cuando el prefijo se
antepone a una sigla o a un nombre propio univerbal: anti-ALCA, mini-
USB, pos-Gorbachov, pro-Obama. El guion sirve en estos casos para
evitar la anomalía que supone, en nuestro sistema ortográfico, que
aparezca una minúscula seguida de una mayúscula en posición interior
de palabra. También es necesario emplear el guion cuando la base es un
número, con el fin de separar la secuencia de letras de la de cifras: sub-
21, super-8.

7
b. Se escriben necesariamente separados de la base a la que afectan cuando
esta es pluriverbal, es decir, cuando está constituida por varias palabras.
Hay determinados prefijos, como ex-, anti- o pro-, que son especialmente
proclives, por su significado, a unirse a bases de este tipo, ya se trate de
locuciones o de grupos sintácticos, característica por la cual la gramática
ha acuñado para ellos la denominación de prefijos separables: ex
relaciones públicas, anti pena de muerte, pro derechos humanos. Esta
misma circunstancia puede darse también con otros prefijos: pre
Segunda Guerra Mundial, super en forma, vice primer ministro.

Así pues, un mismo prefijo se escribirá soldado a la base, unido a ella con
guion o completamente separado en función de los factores arriba indicados:
antimafia, anti-OTAN, anti ácido láctico; provida, pro-OLP, pro derechos
humanos; supercansado, super-8, super en forma, etc.

Las normas aquí expuestas rigen para todos los prefijos, incluido ex-. Para este
prefijo se venía prescribiendo hasta ahora la escritura separada —con
independencia de la naturaleza simple o compleja de su base— cuando, con el
sentido de ‘que fue y ya no es’, se antepone a sustantivos que denotan
ocupaciones, cargos, relaciones o parentescos alterables y otro tipo de
situaciones circunstanciales de las personas. A partir de esta edición de la
ortografía, ex- debe someterse a las normas generales que rigen para la escritura
de todos los prefijos y, por tanto, se escribirá unido a la base si esta es univerbal
(exjugador, exnovio, expresidente, etc.), aunque la palabra prefijada pueda llevar
un complemento o adjetivo especificativo detrás: exjugador del Real Madrid,
exnovio de mi hermana, expresidente brasileño, etc.; y se escribirá separado de
la base si esta es pluriverbal: ex cabeza rapada, ex número uno, ex teniente de
alcalde, ex primera dama, etc.

8. Equiparación en el tratamiento ortográfico de extranjerismos y latinismos,


incluidas las locuciones

En la nueva ortografía se da cuenta de las normas que deben seguirse cuando se


emplean en textos españoles palabras o expresiones pertenecientes a otras
lenguas, siendo la principal novedad en este sentido la equiparación en el
tratamiento ortográfico de todos los préstamos (voces o expresiones de otras
lenguas que se incorporan al caudal léxico del español), con independencia de
que procedan de lenguas vivas extranjeras (extranjerismos) o se trate de voces o
expresiones latinas (latinismos).

De acuerdo con estas normas, los extranjerismos y latinismos crudos o no


adaptados —aquellos que se utilizan con su grafía y pronunciación originarias y
presentan rasgos gráfico-fonológicos ajenos a la ortografía del español— deben
escribirse en los textos españoles con algún tipo de marca gráfica que indique su
carácter foráneo, preferentemente en letra cursiva, o bien entre comillas. En

8
cambio, los extranjerismos y latinismos adaptados —aquellos que no presentan
problemas de adecuación a la ortografía española o que han modificado su grafía
o su pronunciación originarias para adecuarse a las convenciones gráfico-
fonológicas de nuestra lengua— se escriben sin ningún tipo de resalte y se
someten a las reglas de acentuación gráfica del español:

Me encanta el ballet clásico / Me encanta el balé clásico.


Juego al paddle todos los domingos / Juego al pádel todos los domingos
La reunión se suspendió por falta de quorum / La reunión se suspendió por
falta de cuórum.

Así pues, según la nueva ortografía, y tal como ilustra el último ejemplo, los
préstamos del latín solo se escribirán en letra redonda y con sometimiento a las
reglas de acentuación gráfica del español cuando estén completamente
adaptados a nuestro sistema ortográfico, al igual que se hace con los préstamos
de otros idiomas.

Por su parte, las locuciones o dichos en otras lenguas que se utilicen en textos
españoles deben escribirse igualmente en cursiva —o, en su defecto, entre
comillas— para señalar su carácter foráneo, su consideración de incrustaciones
de otros idiomas en nuestra lengua:

La historia tuvo un happy end de película.


Su bien ganada fama de femme fatale le abría todas las puertas.
La tensión fue in crescendo hasta que, finalmente, estalló el conflicto.

Según se establece en la nueva edición de la ortografía, las locuciones latinas


(expresiones pluriverbales fijas en latín que se utilizan en todas las lenguas de
cultura occidentales, incluido el español, con un sentido más o menos cercano al
significado literal latino) deben recibir el mismo tratamiento ortográfico que las
provenientes de cualquier otra lengua. Por lo tanto, deben escribirse, de acuerdo
con su carácter de expresiones foráneas, en cursiva (o entre comillas) y sin
acentos gráficos, ya que estos no existen en la escritura latina:

Así fue, grosso modo, como acabó aquel asunto.


Se casó in articulo mortis con su novia de toda la vida.
Renunció motu proprio a todos sus privilegios.
Decidieron aplazar sine die las negociaciones.
El examen post mortem reveló indicios de envenenamiento.
Las grandes potencias eran partidarias de mantener el statu quo.

Nota: Las próximas ediciones del diccionario académico (DRAE) y el


Diccionario panhispánico de dudas (DPD) reflejarán todas estas novedades.

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