Guia Clinica Depresion-Distimia
Guia Clinica Depresion-Distimia
los trastornos
afectivos
(depresión y
distimia) en niños
y adolescentes
Eva Marcela Cárdenas Miriam Feria Josué Vázquez Lino Palacios Francisco de
la Peña
Editores: Shoshana Berenzon, Jesús del Bosque, Javier Alfaro, Ma. Elena Medina-
Mora
Guía Clínica para los Trastornos Afectivos
Eva Marcela Cárdenas G., Miriam Feria, Josué Vázquez, Lino Palacios C, Francisco R. de
la Peña O
Editores Shoshana Berenzon, Jesús del Bosque, Javier Alfaro, Ma. Elena
Medina-Mora
Aspectos Éticos
Liliana Mondragón
Producción editorial
Patricia Fuentes de Iturbe
Esta Guía Clínica se diseñó con el apoyo de Recursos para la Igualdad entre Mujeres y
Hombres, anexo 10 del PEF 2010.
Secretaría de Salud
Calz. México-Xochimilco 101, Col. San Lorenzo Huipulco, Delegación Tlalpan, México DF,
14370
Agradecimientos La elaboración de esta Guía contó con apoyo financiero del proyecto de
CONACYT N° 4280 “Estudio de costos y recuperación de la inversión de políticas de atención
de enfermedades mentales, el ca- so de la depresión y la esquizofrenia”
ISBN: 978-607-460-157-2
Edición 2010
Impreso en México
Citación Cárdenas EM, Feria M, Vázquez J, Palacios L, De la Peña F. (2010). Guía Clínica
para los Trastornos Afectivos (Depresión y Distimia) en Niños y Adolescentes. Ed. S Berenzon,
J Del Bosque, J Alfaro, ME Medina-Mora. México: Instituto Nacional de Psiquiatría. (Serie:
Guías Clínicas para la Atención de Trastornos Mentales).
Se prohíbe la reproducción total o parcial de esta obra sin la autorización por escrito de los
titulares de los Derechos de Autor.
Índice
Prólogo 5 Introducción 7 Objetivos de la Guía 7 1. Generalidades de los Trastorno
Afectivos 11 2. Trastorno Depresivo Mayor (TDM) 11 3. Trastorno Distímico (TD) 15 4.
Tratamiento farmacológico del Trastorno Depresivo Mayor y el Trastorno Distímico. 18
5. Recomendaciones para el manejo del paciente con trastorno depresivo mayor
y distimia en el contexto familiar. 19 Aspectos Éticos 26 Referencias 28
3
Prólogo
Los datos más recientes en torno a la salud en México muestran cómo las enfermedades
mentales, por su curso crónico que se refuerza por el hecho de que sólo una pequeña parte
recibe tratamien- to, provocan mayor discapacidad que muchas otras enfermedades crónicas.
Por ejemplo, entre las diez principales enfermedades considerando mortalidad prematura y días
vividos sin salud, tres son enfermedades mentales, la depresión ocupa el primer lugar; se trata
de una enfermedad fre- cuente con alto nivel de discapacidad, de acuerdo con las encuestas
realizadas en el Instituto Na- cional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz1, el 6.4% de
población la padece. Los trastornos rela- cionados con el consumo de alcohol ocupan el
noveno lugar (2.5%) y la esquizofrenia el décimo (2.1%) en cuanto a carga de la enfermedad2.
Paradójicamente el 19% de las personas que padecen un trastorno mental reciben tratamiento,
los que llegan tardan un tiempo importante en recibir atención con una latencia que oscila
entre 4 y 20 años desde la aparición de la enfermedad, según el tipo de trastorno. A diferencia
de lo que ocurre en otros países, la atención es más frecuente en unidades especializadas que
en el primer nivel de atención, por cada persona que es atendida en este nivel, 1.7 recibe
atención en unidades especiali- zadas, lo que sugiere que las personas que llegan a
tratamiento, lo hacen en un estado avanzado de la enfermedad.
Como parte de este proyecto se solicitó al Instituto Nacional de Psiquiatría desarrollar una
serie de guías clínicas sobre los padecimientos más frecuentes en nuestro país, a partir del
análisis de la evi- dencia científica y de los criterios diagnósticos, de prácticas terapéuticas y
de acciones preventivas que han probado ser más efectivas en el ámbito del manejo de los
padecimientos mentales.
Las 12 Guías Clínicas para la Atención de Trastornos Mentales que conforman esta colección
tienen como objetivo proporcionar a los profesionales de la salud recomendaciones prácticas
para abordar la detección y el tratamiento efectivo de estos trastornos, ofreciendo las
alternativas terapéuticas idóneas en cada proceso.
Asimismo, agradecemos a todas aquellas personas que revisaron y validaron estas guías;
esperamos seguir contando con sus valiosas aportaciones para la actualización y mejora
continua de estos ins- trumentos para la práctica clínica.
Esta Guía presenta dos de los trastornos afectivos -Depresión y Distimia- que son de suma
impor- tancia en la infancia y la adolescencia. Está dirigida a profesionales de la salud y está
encaminada a proporcionar herramientas clínicas de diagnóstico y de tratamiento
farmacológico, así como estra- tegias de intervención psicológica y social.
Además tiene como objetivo asistir a los profesionales de la salud en el reconocimiento de las
carac- terísticas clínicas que deben ser objeto de referencia a un especialista en el área.
Objetivos de la Guía
Conocer dos de los trastornos afectivos más frecuentes que pueden ser manejados en
primer nivel de atención
Contar con los conocimientos básicos para evaluar y diagnosticar el Trastorno Depresivo
Mayor y la Distimia.
Proporcionar a los profesionales de la salud recomendaciones sobre estos trastornos
afectivos, con el propósito de que ellos puedan informar a los niños, adolescentes y a sus
padres.
Conocer el tratamiento farmacológico de cada uno de los trastornos, teniendo en cuenta
algorit- mos para su uso y canalización a otros niveles de atención.
7
depresivo de
Generalidades moderado. F32.2 Episodio depresivo grave
los Trastorno
sin síntomas psicóticos. F32.3 Episodio depresivo
Afectivos
grave con síntomas psicóticos. F32.8 Otros episodios
depresivos. F32.9 Episodio depresivo sin
¿Qué son los Trastornos Afectivos? Los trastornos afectivos constituyen uno de los
especificación.
principales problemas de salud mental en los niños y los adolescentes donde hay alteración en
el ánimo, que ocasiona malestar significativo y disfunción en diferentes áreas de la vida del
Los del
sujeto. Cuando un chico está sufriendo un trastorno Criterios Diagnósticos
afecto sus actividadesde Investigación
cotidianas se de la CIE
ven menoscabadas y su comportamiento y forma diferencia
de ser sedel DSM-IV,
modifica enenre-donde
lación la pérdida
con lo de autoestima
habitual. Existen diferentes trastornos del afecto,sentimiento in- apropiado
también conocidos como de culpabilidad.
trastornos del La CIE-10 cont
paramayor,
estado de ánimo, entre ellos, el trastorno depresivo cada nivel de
la distimia y el trastorno bipolar.
1
Esta Guía aborda los dos primeros,debido a que son trastornos que potencialmente pueden
ser tratados con éxito en el primer nivel de atención en salud.
Criterios diagnósticos Para hacer el diagnóstico de TDM, el chico debe presentar los
síntomas en el tiempo y la cantidad in- dicados. Se puede hacer uso de dos clasificaciones: los
criterios del Manual Diagnóstico y Estadísti- co de los Trastornos Mentales cuarta edición texto
revisado (DSM-IV-TR) o los Criterios Diagnósticos de Investigación de la de la Clasificación
Internacional de los Trastornos Mentales en su 10a edición (CIE-10). Para reportar las
enfermedades nuestro sistema de salud emplea los códigos de la CIE-10, que son:
En general, se utilizarán los criterios del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos
Mentales cuarta edición texto revisado (DSM-IV-TR).
A. Presencia de cinco o más de los siguientes síntomas durante un período de 2 semanas, que
representan un cambio respecto a la actividad previa; uno de los síntomas debe ser estado de
ánimo depresivo o pérdida de interés o de la capacidad para el placer. Nota: No incluir los
síntomas que son claramente debidos a enfermedad médica o las ideas delirantes o
alucinaciones no congruentes con el estado de ánimo.
1. Estado de ánimo depresivo la mayor parte del día, casi cada día según lo indica el
propio sujeto (por ejemplo, se siente triste o vacío) o la observación realizada por otros
(por ejemplo, llanto). Nota: En los niños y adolescentes el estado de ánimo puede ser
irritable. 2. Disminución acusada del interés o de la capacidad para el placer en todas o
casi todas las actividades, la mayor parte del día, casi cada día (según refiere el niño o
adolescente u observan los demás)
3. Pérdida importante de peso sin hacer régimen o aumento de peso (por ejemplo, un
cam- bio de más del 5 % del peso corporal en 1 mes), o pérdida o aumento del apetito
casi cada día. Nota: En niños hay que valorar el fracaso en lograr los aumentos de peso
esperables 4. Insomnio o hipersomnia casi cada día 5. Agitación o enlentecimiento
psicomotores casi cada día (observable por los demás, no
meras sensaciones de inquietud o de estar enlentecido) 6. Fatiga o pérdida de energía
casi cada día 7. Sentimientos de inutilidad o de culpa excesivos o inapropiados (que
pueden ser deli- rantes) casi cada día (no los simples autorreproches o culpabilidad por
el hecho de estar enfermo)
8. Disminución de la capacidad para pensar o concentrarse o indecisión, casi cada día
(ya
sea una atribución subjetiva o una observación ajena) 9. Pensamientos recurrentes
de muerte (no sólo temor a la muerte), ideación suicida re- currente sin un plan
específico o una tentativa de suicidio o un plan específico para suicidarse
B. Los síntomas no cumplen los criterios para un episodio mixto (que existen síntomas de
ánimo elevado como expansividad, autoestima exagerada, disminución de la necesidad de
dormir, verborrea, pensamiento acelerado, agitación motora, etcétera)
D. Los síntomas no son debidos a los efectos fisiológicos directos de una sustancia (por
ejemplo, una droga, un medicamento) o una enfermedad médica (por ejemplo, hipotiroidismo).
E. Los síntomas no se explican mejor por la presencia de un duelo (por ejemplo, después de la
pérdida de un ser querido), los síntomas persisten durante más de 2 meses o se caracterizan
por una acusada incapacidad funcional, preocupaciones mórbidas de inutilidad, ideación sui-
cida, síntomas psicóticos o enlentecimiento psicomotor.
Leve: Pocos o ningún síntoma además de los necesarios para realizar el diagnóstico y
síntomas que provocan sólo una ligera incapacidad laboral o en las actividades sociales
habituales o en las rela- ciones con los demás.
Grave sin síntomas psicóticos: Varios síntomas además de los necesarios para realizar el
diagnós- tico y síntomas que interfieren notablemente las actividades laborales o sociales
habituales, o las relaciones con los demás.
Grave con síntomas psicóticos: Ideas delirantes o alucinaciones. Si es posible,
especificar si los síntomas psicóticos son congruentes o no congruentes con el estado de
ánimo:
13
14
En remisión parcial: Hay algunos síntomas de un episodio depresivo mayor, pero ya no se
cumplen totalmente los criterios o después del episodio depresivo mayor hay un período sin
síntomas significa- tivos del episodio depresivo mayor con una duración menor de 2 meses. (Si
el episodio depresivo ma- yor se ha superpuesto a un trastorno distímico, sólo se establece el
diagnóstico de trastorno distímico una vez que han dejado de cumplirse los criterios completos
para el episodio depresivo mayor).
En remisión total: Durante los últimos 2 meses no ha habido signos o síntomas significativos
de la alteración.
Etiología Aunque no se sabe la causa exacta de la depresión, existe un gran avance en las
investigaciones sobre los posible factores implicados. Como la mayoría de los trastornos
mentales, no hay una sola causa del TDM, y las teorías más aceptadas proponen modelos
multicausales de enfermedad. En lo que concierne a los factores biológicos, muchos
investigadores creen que puede ser causada por desequilibrios químicos en el cerebro, los
cuales pueden ser hereditarios o causados por sucesos de la vida de una persona. El principal
neurotransmisor relacionado con la depresión es la serotonina, un neurotransmisor que se
encarga de regular diferentes funciones como el ánimo, los impulsos y el apetito.
Los factores ambientales incluyen el estrés, que en los niños se produce como una reacción a
pro- blemas familiares, como son la agresión de los padres, una disciplina punitiva y discordia
entre los padres. Chicos que viven en ambientes con estímulos positivos insuficientes pueden
favorecer la pre- sencia de depresión, lo que limita las habilidades sociales y por consecuencia
disminuye aún más la posibilidad de recibir estímulos positivos al niño o adolescente. Esto
puede generar que los eventos percibidos por el menor sean interpretados con desesperanza
y le refuercen la idea de ser incapaz de enfrentar las demandas de la vida, distorsionando la
idea de sí mismo, del mundo y del futuro.
A. Estado de ánimo crónicamente depresivo la mayor parte del día de la mayoría de los
días,
manifestado por el sujeto u observado por los demás, durante al menos 2 años. Nota: En los
niños y adolescentes el estado de ánimo puede ser irritable y la duración debe ser de al
menos 1 año. B. Presencia, mientras está deprimido, de dos (o más) de los siguientes
síntomas:
1. Pérdida o aumento de apetito 2. Insomnio o
hipersomnia 3. Falta de energía o fatiga 4. Baja
autoestima 5. Dificultades para concentrarse o para
tomar decisiones 6. Sentimientos de desesperanza
En muchos casos los adolescentes que presentan un trastorno distímico tienen el antecedente
de algún familiar, ya sea padre, abuelo, tíos o hermanos que tienen o tuvieron alguna vez en
su vida algún trastorno del ánimo. Esto permite ver el importante papel que la herencia y la
carga genética tienen en la presentación de las enfermedades mentales.
Cuando estamos frente a un niño o adolescente que tiene síntomas que nos hacen sospechar
de un trastorno depresivo mayor o un trastorno distímico, se debe platicar con él para explorar
si presenta la cantidad y tiempo suficientes para realizar el diagnóstico. La mejor forma es
enlistar los síntomas y estimularlo a que hable de ellos. Siempre debemos resaltar que se trata
de un trastorno que debe ser tratado, pues no es normal que el ánimo se encuentre alterado
de forma de que interfiera con sus actividades cotidianas.
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Además de los antidepresivos ISRS, existen otros fármacos antidepresivos que son utilizados
en el tratamiento del TDM y la distimia, los antidepresivos duales como la venlafaxina y la
duloxetina, so- los o en combinación con ISRS. Los ADT han caído en menor uso desde la
introducción de los ISRS, ya que con los primeros debe vigilarse estrechamente el ritmo
cardiaco por el riesgo de alteraciones eléctricas y que la sobredosificación tiene riesgos
médicos mayores.
El tratamiento debe mantenerse durante seis a doce meses por lo menos, pues se ha visto que
este periodo de tratamiento reduce más el riesgo de recaídas, aunque el chico tenga mejoría
desde los primeros meses. Debemos estar atentos a fomentar la continuidad del tratamiento el
tiempo sufi- ciente pues de lo contrario hay gran posibilidad de que el niño o adolescente
presente un nuevo cuadro depresivo y esto lo pone en un riesgo cada vez mayor de nuevos
episodios, y por consi-
guiente de tiempos cada vez mayores de tratamiento
contacto confarmacológico
ellos para llevar
y deterioro
a caboen lassureuniones
vida necesari
cotidia- na. Una depresión no tratada merma de respecto.
forma impactante la calidad de vida de los
pacientes, altera la autoestima y reduce las posibilidades de gozar de una vida plena. Se debe
tener en cuenta que la causa más frecuente de Esrespuesta pobre al tener
muy importante tratamiento es ellas
en cuenta malcomplicaciones
apego que
al tratamiento indicado, ya sea por olvido, por de-
iniciativa
presivopropia
o un otrastorno
por omisión de los
distímico nopadres o
son tratados. Ademá
responsables del menor. Cerca del 25% de los las pacientes abandonan
com- plicaciones el tratamiento
pueden tener una alta en el
gravedad. Re
primer mes, 44% en el primer trimestre, y un 60%vida de los pacientes
cotidiana, dentroencontrar
se pueden de los seis meses
fallas en la capacidad
iniciales. establecer amistades con sus compañeros, para tener un
escuela e inclusive dificultades en el funcionamiento de la fa
Otros cuidados Otros cuidados importantes son los que se refieren a los ajustes en el salón
de clases. Si los profeso- res que están en contacto
Una con el paciente
de las no están
complicaciones másinformados
graves que sobre
puede sufrir cu
las características y cuidados de un alumno concon-
un trastorno del ánimo, se debe hacer
ducta suicida, la cual consiste en sentir o pensar de ma
de la muerte, puede presentarse en relación con unadepresivo
sensación demayor
desesperanza marcada
y distimia enoel contex
con la sensa- ción de que la vida no tiene sentido; habitualmente se presentan primero estas
sensaciones y son seguidas por la idea de que la muerte resolvería las situaciones
problemáticas. Puede avanzar hacia el deseo oLalafamilia
idea dejuega un papel
hacerse daño amuy importante
sí mismo, en el desarro
incluso
tener alguna idea estructurada acerca de cómo distimia en daño
hacerse los niños y los
o intentar adolescentes,
quitarse la vida y por lo tan
finalmente tanto niños como adolescentes puedenfuncionamiento familiar
realizar intentos y la red de apoyo que representa
de suicidio.
recomendar oportunamente la intervención familiar, pues
mejoría recurrentes
Cuando las personas presentan ideas o pensamientos esperada ende el muerte
paciente. Una
y además tienen
5
pen- sado o desean intensamente matarse y tienen un plan para llevar a cabo un suicidio, es
una señal que no debemos ignorar ni calificar como manipulatoria. En muchas ocasiones el
personal de cen- tros de salud y los padres de los chicos creen que estas ideas tienen que ver
únicamente con un deseo de llamar la atención, de manipular o incluso son un berrinche, pero
siempre se debe estar muy alerta frente a un paciente con un intento de suicidio. Estas ideas
deben ser tomadas como una señal de alarma y brindarle apoyo y canalización a un nivel
especializado de atención.
Los factores más comunes que llevan a que un adolescente pueda tener una conducta suicida
son los siguientes y todos deben identificarse para prevenirse o solucionarse en caso de que
ya estén presentes:
Conflictos con los límites paternos
Existen diferentes escalas de evaluación de la depresión que tienen como objetivo cuantificar
los síntomas del padecimiento. La principal aplicación es realizar un tamizaje o distinguir entre
los chicos que tienen alta probabilidad de padecer un trastorno depresivo y otras sirven para
comprobar de for- ma estandarizada los cambios en los síntomas a través del tratamiento, sin
que eso sustituya el crite- rio clínico. Las escalas de evaluación que se utilizan más en niños y
adolescentes son las siguientes:
Trastorno depresivo mayor
Historia familiar de suicidio
Abuso de sustancias (cualquier tipo de droga o
alcohol)
Impulsividad y agresión
Antecedentes de abuso psicológico, físico o
sexual
Rompimientos amorosos
21
22
(si se estaba utilizando un ISRS utilizar otro ISRS). Volver a evaluar a las 4 semanas de haber
iniciado el nuevo intento farmacológico, y en caso de respuesta parcial incrementar. A las 8
semanas, si no hay respuesta, canalizar con un psiquiatra. Se debe tener en cuenta que en
caso de cualquier duda, es mejor referir cuanto antes al niño o al adolescente con un
especialista. 1. Incluir rutinariamente la evaluación de síntomas depresivos en la consulta a
niños y adolescentes 2. Si se identifican síntomas depresivos, realizar una evaluación con
base en los criterios diag-
nósticos y buscar también otros trastornos comórbidos 3. Incluir en la evaluación la
exposición a eventos negativos recientes o pasados, el ambiente en que se desarrolla el niño o
el adolescente, el apoyo a su alrededor y la historia familiar de trastornos psiquiátricos. 4.
Mantener una relación de confidencialidad con el niño o el adolescente, al mismo tiempo que
se fomenta una relación de colaboración con los padres, otro personal de salud y el personal
escolar. 5. Evaluar si existe el riesgo de lastimarse a sí mismo o a otros (ejemplo, ideas
suicidas). En depre-
sión severa (con psicosis, intentos o ideas suicidas) referir con psiquiatra de manera
urgente. 6. La educación y el apoyo pueden ser tratamiento suficiente para un niño o
adolescente con
depresión leve y buena red de apoyo familiar y social. 7. En chicos con depresión
moderada el uso de antidepresivos y psicoterapia específica con per-
sonal entrenado. 8. Inicio de tratamiento farmacológico y evaluar continuamente
efectos secundarios y respuesta: a. Remisión: Un periodo de al menos dos semanas y menor
de dos meses sin síntomas
depresivos o con muy pocos síntomas depresivos. b. Recuperación: Ausencia de
síntomas significativos de depresión (no más de 1 ó 2) por 2
o más meses. c. Recaída: Un episodio depresivo cuando ya se estaba en la fase de
remisión d. Recurrencia: La aparición de un nuevo episodio depresivo durante el
periodo de recu-
peración.
NO riesgo
SI lidad de forma concomitante
antecedentes familiares psiquiátricos Psicoeducar y promover la salud mental de
manera continua
SI
Brindar Psi- coeducación Promover habilidades sociales y cog- nitivas en el
NO: Evaluar presencia de ideas o intentos suicidas o psicosis
chico, enviar a terapia fami- liar y estable- cer contacto con la escuela de ser
necesa- rio para hacer recomenda- ciones
Fase de mantenimiento
de 6 meses a 1 año
Evaluar respuesta a la 4a semana por lo menos NO
SI: Enviar de forma ur- gente a Institución Psiquiátrica
NO: Iniciar Farmacoterapia con ISRS a dosis mínima, evaluar semanalmente
afectos secundarios
SI
Aumento de dosis (titular aumentos equivalente a dosis mínima) y evaluar
respuesta en 4 semanas
NO
NO
Asentimiento del menor Además de obtener la autorización del padre, madre o tutor, se debe
buscar la cooperación volunta- ria del menor. Una vez que se le ha informado, en términos
comprensibles para su desarrollo cogni- tivo, lo que es conveniente para su atención.
Principios éticos
Beneficencia
Ejercer todos los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales que les
permita el ordenamiento nacional.
Gozar de un ambiente seguro, higiénico y humano que garantice condiciones adecuadas
de ali- mentación, habitación, atención médica profesional y espacio seguro.
27
28
Referencias
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CGUÍAS
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