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Guia Clinica Depresion-Distimia

La Guía Clínica para los Trastornos Afectivos en Niños y Adolescentes aborda la depresión y distimia, proporcionando herramientas para el diagnóstico y tratamiento de estos trastornos. Destaca la importancia de la atención temprana y el manejo adecuado en el primer nivel de atención, dado que estos trastornos son comunes y generan un alto nivel de discapacidad. La guía busca capacitar a los profesionales de la salud para mejorar la calidad de vida de los pacientes y sus familias.
Derechos de autor
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Guia Clinica Depresion-Distimia

La Guía Clínica para los Trastornos Afectivos en Niños y Adolescentes aborda la depresión y distimia, proporcionando herramientas para el diagnóstico y tratamiento de estos trastornos. Destaca la importancia de la atención temprana y el manejo adecuado en el primer nivel de atención, dado que estos trastornos son comunes y generan un alto nivel de discapacidad. La guía busca capacitar a los profesionales de la salud para mejorar la calidad de vida de los pacientes y sus familias.
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CLÍNICAS GUÍAS TRASTORNOS

PARA LA ATENCIÓN DE MENTALES

Guía clínica para

los trastornos

afectivos
(depresión y

distimia) en niños

y adolescentes
Eva Marcela Cárdenas Miriam Feria Josué Vázquez Lino Palacios Francisco de
la Peña

Editores: Shoshana Berenzon, Jesús del Bosque, Javier Alfaro, Ma. Elena Medina-
Mora
Guía Clínica para los Trastornos Afectivos

(Depresión y Distimia) en Niños y Adolescentes

Eva Marcela Cárdenas, Miriam Feria, Josué


Vázquez, Lino Palacios y Francisco de la Peña

Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz


México, 2010
Guía Clínica para los Trastornos Afectivos (Depresión y Distimia) en Niños y
Adolescentes

Eva Marcela Cárdenas G., Miriam Feria, Josué Vázquez, Lino Palacios C, Francisco R. de
la Peña O

Editores Shoshana Berenzon, Jesús del Bosque, Javier Alfaro, Ma. Elena
Medina-Mora

Validación Interna Ingrid


Vargas, Nayelhi Saavedra
Validación externa Carmen Rojas, Silvia Cantú, Juan L.
Vázquez, Sergio Vázquez

Aspectos Éticos
Liliana Mondragón

Producción editorial
Patricia Fuentes de Iturbe

Esta Guía Clínica se diseñó con el apoyo de Recursos para la Igualdad entre Mujeres y
Hombres, anexo 10 del PEF 2010.

Serie: Guías Clínicas para la Atención de Trastornos


Mentales

Secretaría de Salud

D.R. 2010 Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente


Muñiz.

Calz. México-Xochimilco 101, Col. San Lorenzo Huipulco, Delegación Tlalpan, México DF,
14370

Agradecimientos La elaboración de esta Guía contó con apoyo financiero del proyecto de
CONACYT N° 4280 “Estudio de costos y recuperación de la inversión de políticas de atención
de enfermedades mentales, el ca- so de la depresión y la esquizofrenia”

ISBN: 978-607-460-157-2

Edición 2010

Impreso en México

Citación Cárdenas EM, Feria M, Vázquez J, Palacios L, De la Peña F. (2010). Guía Clínica
para los Trastornos Afectivos (Depresión y Distimia) en Niños y Adolescentes. Ed. S Berenzon,
J Del Bosque, J Alfaro, ME Medina-Mora. México: Instituto Nacional de Psiquiatría. (Serie:
Guías Clínicas para la Atención de Trastornos Mentales).

Se prohíbe la reproducción total o parcial de esta obra sin la autorización por escrito de los
titulares de los Derechos de Autor.
Índice
Prólogo 5 Introducción 7 Objetivos de la Guía 7 1. Generalidades de los Trastorno
Afectivos 11 2. Trastorno Depresivo Mayor (TDM) 11 3. Trastorno Distímico (TD) 15 4.
Tratamiento farmacológico del Trastorno Depresivo Mayor y el Trastorno Distímico. 18
5. Recomendaciones para el manejo del paciente con trastorno depresivo mayor
y distimia en el contexto familiar. 19 Aspectos Éticos 26 Referencias 28

3
Prólogo

Los datos más recientes en torno a la salud en México muestran cómo las enfermedades
mentales, por su curso crónico que se refuerza por el hecho de que sólo una pequeña parte
recibe tratamien- to, provocan mayor discapacidad que muchas otras enfermedades crónicas.
Por ejemplo, entre las diez principales enfermedades considerando mortalidad prematura y días
vividos sin salud, tres son enfermedades mentales, la depresión ocupa el primer lugar; se trata
de una enfermedad fre- cuente con alto nivel de discapacidad, de acuerdo con las encuestas
realizadas en el Instituto Na- cional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz1, el 6.4% de
población la padece. Los trastornos rela- cionados con el consumo de alcohol ocupan el
noveno lugar (2.5%) y la esquizofrenia el décimo (2.1%) en cuanto a carga de la enfermedad2.

Paradójicamente el 19% de las personas que padecen un trastorno mental reciben tratamiento,
los que llegan tardan un tiempo importante en recibir atención con una latencia que oscila
entre 4 y 20 años desde la aparición de la enfermedad, según el tipo de trastorno. A diferencia
de lo que ocurre en otros países, la atención es más frecuente en unidades especializadas que
en el primer nivel de atención, por cada persona que es atendida en este nivel, 1.7 recibe
atención en unidades especiali- zadas, lo que sugiere que las personas que llegan a
tratamiento, lo hacen en un estado avanzado de la enfermedad.

Por lo anterior, se ha planteado la creación de unidades de atención especializadas en salud


mental (UNEMES-CISAME) en todo el país. Se propone que estas unidades funcionen como
el eje donde se estructure la atención comunitaria de la salud mental.

Como parte de este proyecto se solicitó al Instituto Nacional de Psiquiatría desarrollar una
serie de guías clínicas sobre los padecimientos más frecuentes en nuestro país, a partir del
análisis de la evi- dencia científica y de los criterios diagnósticos, de prácticas terapéuticas y
de acciones preventivas que han probado ser más efectivas en el ámbito del manejo de los
padecimientos mentales.

Las 12 Guías Clínicas para la Atención de Trastornos Mentales que conforman esta colección
tienen como objetivo proporcionar a los profesionales de la salud recomendaciones prácticas
para abordar la detección y el tratamiento efectivo de estos trastornos, ofreciendo las
alternativas terapéuticas idóneas en cada proceso.

1. Encuesta Nacional de Epidemiología Psiquiátrica. Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente,


México, 2003.
2. Programa de Acción Específico 2007-2012. Atención en Salud Mental. Secretaría de Salud. Comisión
Coordinadora de los Institutos Nacionales de Salud y Hospitales de Alta Especialidad, México, 2008.
5
El conjunto de Guías Clínicas es el fruto del trabajo realizado por un grupo conformado por
inves- tigadores y clínicos especializados en diversas áreas de la salud mental a quienes
agradecemos su compromiso y su interés por contribuir al mejoramiento de la atención y la
calidad de vida de los pacientes, así como de su entorno familiar y social.

Asimismo, agradecemos a todas aquellas personas que revisaron y validaron estas guías;
esperamos seguir contando con sus valiosas aportaciones para la actualización y mejora
continua de estos ins- trumentos para la práctica clínica.

Dra. Ma. Elena Medina-Mora Icaza Directora General


Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente
Muñiz
Introducción

Esta Guía presenta dos de los trastornos afectivos -Depresión y Distimia- que son de suma
impor- tancia en la infancia y la adolescencia. Está dirigida a profesionales de la salud y está
encaminada a proporcionar herramientas clínicas de diagnóstico y de tratamiento
farmacológico, así como estra- tegias de intervención psicológica y social.

Además tiene como objetivo asistir a los profesionales de la salud en el reconocimiento de las
carac- terísticas clínicas que deben ser objeto de referencia a un especialista en el área.

Objetivos de la Guía

Conocer dos de los trastornos afectivos más frecuentes que pueden ser manejados en
primer nivel de atención
Contar con los conocimientos básicos para evaluar y diagnosticar el Trastorno Depresivo
Mayor y la Distimia.
Proporcionar a los profesionales de la salud recomendaciones sobre estos trastornos
afectivos, con el propósito de que ellos puedan informar a los niños, adolescentes y a sus
padres.
Conocer el tratamiento farmacológico de cada uno de los trastornos, teniendo en cuenta
algorit- mos para su uso y canalización a otros niveles de atención.
7
depresivo de
Generalidades moderado. F32.2 Episodio depresivo grave
los Trastorno
sin síntomas psicóticos. F32.3 Episodio depresivo
Afectivos
grave con síntomas psicóticos. F32.8 Otros episodios
depresivos. F32.9 Episodio depresivo sin
¿Qué son los Trastornos Afectivos? Los trastornos afectivos constituyen uno de los
especificación.
principales problemas de salud mental en los niños y los adolescentes donde hay alteración en
el ánimo, que ocasiona malestar significativo y disfunción en diferentes áreas de la vida del
Los del
sujeto. Cuando un chico está sufriendo un trastorno Criterios Diagnósticos
afecto sus actividadesde Investigación
cotidianas se de la CIE
ven menoscabadas y su comportamiento y forma diferencia
de ser sedel DSM-IV,
modifica enenre-donde
lación la pérdida
con lo de autoestima
habitual. Existen diferentes trastornos del afecto,sentimiento in- apropiado
también conocidos como de culpabilidad.
trastornos del La CIE-10 cont
paramayor,
estado de ánimo, entre ellos, el trastorno depresivo cada nivel de
la distimia y el trastorno bipolar.

1
Esta Guía aborda los dos primeros,debido a que son trastornos que potencialmente pueden
ser tratados con éxito en el primer nivel de atención en salud.

Definición El Trastorno Depresivo Mayor (TDM) está caracterizado por la presencia de


2
diferentes síntomas que tienen que ver con la tristeza, alteraciones cognitivas y síntomas
somáticos. Los niños o adolescen- tes que presentan TDM experimentan ánimo bajo, que a
diferencia de los adultos se manifiesta principalmente con irritabilidad, incapacidad para
disfrutar de las cosas que les gustan, problemas para estar concentrados en comparación con
el funcionamiento previo, fallas de atención, ideas de ser menos valiosos que otros,
aislamiento, disminución del rendimiento escolar, pérdida o aumento notable del apetito, con
falta de incremento ponderal esperado para su edad y sexo, labilidad emo- cional, llanto fácil,
alteraciones en el sueño y la energía, dificultad para pensar en el futuro y cuando es grave
puede haber intentos suicidas o síntomas de psicosis, consistentes en alucinaciones (alte-
raciones somatosensoriales) o delirios (creencias falsas). La duración de los síntomas es de al
menos dos semanas y representa un malestar importante para el chico con un deterioro de
varias de las áreas de su vida cotidiana.

Criterios diagnósticos Para hacer el diagnóstico de TDM, el chico debe presentar los
síntomas en el tiempo y la cantidad in- dicados. Se puede hacer uso de dos clasificaciones: los
criterios del Manual Diagnóstico y Estadísti- co de los Trastornos Mentales cuarta edición texto
revisado (DSM-IV-TR) o los Criterios Diagnósticos de Investigación de la de la Clasificación
Internacional de los Trastornos Mentales en su 10a edición (CIE-10). Para reportar las
enfermedades nuestro sistema de salud emplea los códigos de la CIE-10, que son:

F32.0 Episodio depresivo leve. F32.1 Episodio


12
gravedad del episodio depresivo mayor: Un mínimo de 4 de los 10 síntomas define el nivel
leve; 6 de 10 síntomas, el nivel moderado, y 8 de 10, el nivel grave. Además, el algoritmo
diagnóstico tam- bién es distinto, ya que la CIE-10 requiere la presencia de al menos 2 de los 3
síntomas siguientes: Estado de ánimo depresivo, pérdida del interés y pérdida de energía,
para los episodios depresivos de carácter leve y moderado, y los 3 síntomas para los episodios
graves. La definición de la CIE-10 de los episodios con síntomas psicóticos excluye la
presencia de síntomas de primer nivel y delirios ex- traños. Y para diagnosticar trastorno
depresivo mayor requiere la ocurrencia de episodios repetidos de depresión, y también se
especifica la severidad para los episodios depresivos en leve, moderada y severa:

F33.0 Trastorno depresivo recurrente, episodio actual leve. F33.1 Trastorno


depresivo recurrente, episodio actual moderado. F33.2 Trastorno depresivo
recurrente, episodio actual grave sin síntomas psicóticos. F33.3 Trastorno
depresivo recurrente, episodio actual grave con síntomas psicóticos. F33.4
Trastorno depresivo recurrente actualmente en remisión. F33.8 Otros trastornos
depresivos recurrentes. F33.9 Trastorno depresivo recurrente sin especificación.

En general, se utilizarán los criterios del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos
Mentales cuarta edición texto revisado (DSM-IV-TR).

A. Presencia de cinco o más de los siguientes síntomas durante un período de 2 semanas, que
representan un cambio respecto a la actividad previa; uno de los síntomas debe ser estado de
ánimo depresivo o pérdida de interés o de la capacidad para el placer. Nota: No incluir los
síntomas que son claramente debidos a enfermedad médica o las ideas delirantes o
alucinaciones no congruentes con el estado de ánimo.

1. Estado de ánimo depresivo la mayor parte del día, casi cada día según lo indica el
propio sujeto (por ejemplo, se siente triste o vacío) o la observación realizada por otros
(por ejemplo, llanto). Nota: En los niños y adolescentes el estado de ánimo puede ser
irritable. 2. Disminución acusada del interés o de la capacidad para el placer en todas o
casi todas las actividades, la mayor parte del día, casi cada día (según refiere el niño o
adolescente u observan los demás)

3. Pérdida importante de peso sin hacer régimen o aumento de peso (por ejemplo, un
cam- bio de más del 5 % del peso corporal en 1 mes), o pérdida o aumento del apetito
casi cada día. Nota: En niños hay que valorar el fracaso en lograr los aumentos de peso
esperables 4. Insomnio o hipersomnia casi cada día 5. Agitación o enlentecimiento
psicomotores casi cada día (observable por los demás, no
meras sensaciones de inquietud o de estar enlentecido) 6. Fatiga o pérdida de energía
casi cada día 7. Sentimientos de inutilidad o de culpa excesivos o inapropiados (que
pueden ser deli- rantes) casi cada día (no los simples autorreproches o culpabilidad por
el hecho de estar enfermo)
8. Disminución de la capacidad para pensar o concentrarse o indecisión, casi cada día
(ya
sea una atribución subjetiva o una observación ajena) 9. Pensamientos recurrentes
de muerte (no sólo temor a la muerte), ideación suicida re- currente sin un plan
específico o una tentativa de suicidio o un plan específico para suicidarse

B. Los síntomas no cumplen los criterios para un episodio mixto (que existen síntomas de
ánimo elevado como expansividad, autoestima exagerada, disminución de la necesidad de
dormir, verborrea, pensamiento acelerado, agitación motora, etcétera)

C. Los síntomas provocan malestar clínicamente significativo o deterioro social, laboral o de


otras
áreas importantes de la actividad del individuo.

D. Los síntomas no son debidos a los efectos fisiológicos directos de una sustancia (por
ejemplo, una droga, un medicamento) o una enfermedad médica (por ejemplo, hipotiroidismo).

E. Los síntomas no se explican mejor por la presencia de un duelo (por ejemplo, después de la
pérdida de un ser querido), los síntomas persisten durante más de 2 meses o se caracterizan
por una acusada incapacidad funcional, preocupaciones mórbidas de inutilidad, ideación sui-
cida, síntomas psicóticos o enlentecimiento psicomotor.

Existen también en el DSM-IV-TR otras especificaciones del episodio depresivo actual,


como son:

Leve: Pocos o ningún síntoma además de los necesarios para realizar el diagnóstico y
síntomas que provocan sólo una ligera incapacidad laboral o en las actividades sociales
habituales o en las rela- ciones con los demás.

Moderado: Síntomas de incapacidad funcional entre «leves» y


«graves».

Grave sin síntomas psicóticos: Varios síntomas además de los necesarios para realizar el
diagnós- tico y síntomas que interfieren notablemente las actividades laborales o sociales
habituales, o las relaciones con los demás.
Grave con síntomas psicóticos: Ideas delirantes o alucinaciones. Si es posible,
especificar si los síntomas psicóticos son congruentes o no congruentes con el estado de
ánimo:

Síntomas psicóticos congruentes con el estado de ánimo: Ideas delirantes y


alucinaciones, cuyo contenido es enteramente consistente con los temas depresivos
típicos de inutilidad, culpa, enfermedad, nihilismo, o de ser merecedor de un castigo.

Síntomas psicóticos no congruentes con el estado de ánimo: Ideas delirantes y


alucinacio- nes, cuyo contenido no consiste en los temas depresivos típicos de inutilidad,
culpa, enferme- dad, nihilismo o de ser merecedor de castigo. Se incluyen síntomas como
las ideas delirantes de persecución (sin relación directa con los temas depresivos),
inserción del pensamiento, difusión del pensamiento e ideas delirantes de control.

13
14
En remisión parcial: Hay algunos síntomas de un episodio depresivo mayor, pero ya no se
cumplen totalmente los criterios o después del episodio depresivo mayor hay un período sin
síntomas significa- tivos del episodio depresivo mayor con una duración menor de 2 meses. (Si
el episodio depresivo ma- yor se ha superpuesto a un trastorno distímico, sólo se establece el
diagnóstico de trastorno distímico una vez que han dejado de cumplirse los criterios completos
para el episodio depresivo mayor).

En remisión total: Durante los últimos 2 meses no ha habido signos o síntomas significativos
de la alteración.

No especificado: No cumple con los criterios diagnósticos para el trastorno depresivo


mayor.

Etiología Aunque no se sabe la causa exacta de la depresión, existe un gran avance en las
investigaciones sobre los posible factores implicados. Como la mayoría de los trastornos
mentales, no hay una sola causa del TDM, y las teorías más aceptadas proponen modelos
multicausales de enfermedad. En lo que concierne a los factores biológicos, muchos
investigadores creen que puede ser causada por desequilibrios químicos en el cerebro, los
cuales pueden ser hereditarios o causados por sucesos de la vida de una persona. El principal
neurotransmisor relacionado con la depresión es la serotonina, un neurotransmisor que se
encarga de regular diferentes funciones como el ánimo, los impulsos y el apetito.

En niños y adolescentes con TDM, al igual que en adultos, se ha detectado hipercortisolemia y


no supresión del cortisol en la prueba de dexametasona, aunque los resultados no son
concluyentes, pues una prueba negativa no descarta el trastorno. Otras alteraciones han sido
encontradas, como una hiposecreción en la hormona del crecimiento cuando se induce
hipoglicemia por la aplicación de insulina, aunque durante el sueño se observa hipersecreción
que persiste después de la recupe- ración de la depresión. Estudios genéticos apuntan que se
trata de un trastorno que puede tener componente hereditario, pues es muy frecuente
encontrar antecedentes familiares (padres, her- manos, abuelos, tíos, etcétera) en chicos con
TDM. Actualmente existe evidencia de que una madre deprimida es un factor de riesgo para la
aparición y el mantenimiento de síntomas depresivos en los hijos, y tratar a la madre ayuda a
mejorar la depresión en el chico.

Los factores ambientales incluyen el estrés, que en los niños se produce como una reacción a
pro- blemas familiares, como son la agresión de los padres, una disciplina punitiva y discordia
entre los padres. Chicos que viven en ambientes con estímulos positivos insuficientes pueden
favorecer la pre- sencia de depresión, lo que limita las habilidades sociales y por consecuencia
disminuye aún más la posibilidad de recibir estímulos positivos al niño o adolescente. Esto
puede generar que los eventos percibidos por el menor sean interpretados con desesperanza
y le refuercen la idea de ser incapaz de enfrentar las demandas de la vida, distorsionando la
idea de sí mismo, del mundo y del futuro.

Epidemiología Se ha reportado una prevalencia de TDM del 1% en niños preescolares,


mientras que en niños es- colares alcanza una frecuencia cercana al 2%. En los adolescentes
la prevalencia es mayor, llegando hasta 4% aproximadamente, con una frecuencia mayor para
el sexo femenino. Hay estudios que lle- gan a reportar una prevalencia en los pre-adolescentes
de hasta 18%, y la diferencia en las prevalen- cias reportadas probablemente tiene que ver con
la creencia de algunos clínicos que la depresión
no se presenta en los niños. La depresión mayor Noenseadolescentes
recomienda se comentar
relacionala con
información
frecuenciaque le confió
con el uso de sustancias, lo que puede oscurecer miembros el de
cuadro
la familia
depresivo.
o con otras
Es muy
personas
común a menos que é
encontrar el TDM comórbido con otros trastornos embargo
como una son de loslaproblemas
situacionesdeen ansiedad,
las que los
puede rompers
trastornos de conducta y el Trastorno de Déficit menor
de Atención
comunique
con Hiperactividad
ideas suicidas. (TDAH).
En este caso, se debe m
responsabilidad de cuidar de su integridad y para ello es in
Aspectos socioculturales Es importante tener sobre sus las
en cuenta pensamientos
característicassuicidas,
culturalesse le
y debe estimular p
sociales del niño o adolescente que es valoradocontrario
en consultael médico
pues eles noquien tiene
hacerlo la obligación de dar avi
puede
tratarlade
representar un mal diagnóstico. En algunas culturas convencer
tristeza puedeelexpresarse
chico de hablar
en formael problema
de con qu
malestar físico más que con tristeza o culpa. Lospara dar soluciones.
síntomas cen- trales del Algunas
TDM con escuelas
las quejaspueden contar
psicológico,
somáticas como dolor de estómago o dolor de cabeza, y el canalizar
la irritabilidad, al chico
el aislamiento con
social, el personal es
enlentecimiento motor y la hipersomnia. Es mejor indispensable
aceptado que enuna
la evaluación y el tratamiento.
chica exprese sus
emociones, lo que puede representar que los chicos tengan menos oportunidad de ma-
nifestar su tristeza o su ánimo bajo, pues puede ser interpretado como falta de fuerza o de
carácter.

Evaluación, diagnóstico y recomendaciones Definición


generales El trastorno distímico o también conocido como
TDM van apareciendo de manera paulatina, a lodepresivo
largo de semanas,
ma- yor esmeses
un tipoo de
años. Lo habitual
depresión en la cual los sín
es que un episodio depresivo no dure más de 6 que meses; sin embargo, después de un primer
en la depresión, es decir son crónicos se pueden llegar
episodio depresivo la posibilidad de presentar otro es cada mínimo
un período vez mayor,
de 2yaños;
del 5%sinalembargo
10% de los
la severidad e in
chicos con TDM siguen presentando síntomas despuésmenor. de 2 años, entonces es cuando se dice
que se trata de un DM crónico. En un 15% de los casos, la depresión cursa con sínto- mas
atípicos como son reactividad del estado de ánimo ante situaciones reales positivas, aumento
significativo de peso, hipersomnia, sensación de pesadez en brazos o piernas e 3
hipersensibilidad al rechazo. En un porcentaje menor pueden predominar los síntomas
melancólicos, caracterizados por pérdida del placer en todas las actividades, falta de
reactividad a estímulos habitualmente pla- centeros, predominio matutino de los síntomas,
anorexia significativa o pérdida de peso, culpa ex- cesiva o inapropiada y sentimiento de
tristeza distinto a la tristeza que se experimenta por la muerte de un ser querido.
16
Criterios diagnósticos Para realizar el diagnóstico de un trastorno distímico, el niño o el
adolescente debe presentar los síntomas en el tiempo y la cantidad señalados. La CIE-10
incluye a la distimia en los trastornos per- sistentes del humor, y considera como trastorno
distímico a la depresión crónica que no corres- ponde con la descripción para el diagnóstico de
un trastorno depresivo recurrente, episodio actual leve o moderado, por su gravedad o por la
duración de los episodios, aunque hayan existido en el pasado y puede especificarse si el
comienzo es precoz, durante la adolescencia o antes. El código para trastorno distímico en la
CIE-10 es F34.1. Según el DSM-IV-TR, los criterios para distimia son:

A. Estado de ánimo crónicamente depresivo la mayor parte del día de la mayoría de los
días,
manifestado por el sujeto u observado por los demás, durante al menos 2 años. Nota: En los
niños y adolescentes el estado de ánimo puede ser irritable y la duración debe ser de al
menos 1 año. B. Presencia, mientras está deprimido, de dos (o más) de los siguientes
síntomas:
1. Pérdida o aumento de apetito 2. Insomnio o
hipersomnia 3. Falta de energía o fatiga 4. Baja
autoestima 5. Dificultades para concentrarse o para
tomar decisiones 6. Sentimientos de desesperanza

C. Durante el período de 2 años (1 año en niños y adolescentes) de la alteración, el sujeto no


ha
estado sin síntomas de los Criterios A y B durante más de 2 meses seguidos. D. No ha habido
ningún episodio depresivo mayor durante los primeros 2 años de la alteración
(1 año para niños y adolescentes); por ejemplo, la alteración no se explica mejor por la pre-
sencia de un trastorno depresivo mayor crónico o un trastorno depresivo mayor, en remisión
parcial. Nota: Antes de la aparición del episodio distímico pudo haber un episodio depresivo
mayor previo que ha remitido totalmente (ningún signo o síntoma significativos durante 2
meses). Además, tras los primeros 2 años (1 año en niños y adolescentes) de trastorno
distímico, pue- de haber episodios de trastorno depresivo mayor superpuestos, en cuyo caso
cabe realizar ambos diagnósticos si se cumplen los criterios para un episodio depresivo mayor.
E. Nunca ha habido un episodio maníaco, un episodio mixto o un episodio hipomaníaco y nun-
ca se han cumplido los criterios para el trastorno ciclotímico. F. La alteración no
aparece exclusivamente en el transcurso de un trastorno psicótico crónico,
como son la esquizofrenia o el trastorno delirante. G. Los síntomas no son debidos a
los efectos fisiológicos directos de una sustancia (por ejem-
plo, una droga, un medicamento) o a enfermedad médica (por ejemplo,
hipotiroidismo). H. Los síntomas causan un malestar clínicamente significativo o deterioro
social, laboral o de
otras áreas importantes de la actividad del individuo.

Dependiendo de la edad de inicio se hace la especificación de inicio temprano si el inicio es


antes de los 21 años e inicio tardío si se produce a los 21 años o después. En este caso, como
nos referimos a niños y adolescentes la distimia se especifica como de inicio temprano.
También se debe usar la especificación de síntomas atípicos, como los mencionados en el
apartado de depresión mayor.
Etiología La etiología de la distimia es multifactorial, es decir, muchos factores pueden influir
en su aparición. Dentro de estos factores se pueden incluir factores genéticos, alteraciones en
la estructura del cere- bro, en los neurotransmisores; y por último factores ambientales, que
incluyen todo aquello que ro- dea al menor, por ejemplo, circunstancias familiares, escuela,
relaciones con compañeros y amigos, consumo de drogas, etcétera.

En muchos casos los adolescentes que presentan un trastorno distímico tienen el antecedente
de algún familiar, ya sea padre, abuelo, tíos o hermanos que tienen o tuvieron alguna vez en
su vida algún trastorno del ánimo. Esto permite ver el importante papel que la herencia y la
carga genética tienen en la presentación de las enfermedades mentales.

Epidemiología La prevalencia a lo largo de la vida del trastorno distímico es de


aproximadamente 6%. Este tras- torno, al igual que el TDM, es de inicio insidioso, y como lo
señalan los criterios diagnósticos, es de curso crónico. Con mucha frecuencia se encuentra en
comorbilidad con el TDM, lo que podemos llamar depresión doble. Se presenta con igual
porcentaje en ambos sexos en niños y adolescentes, a diferencia de los adultos, en quienes
predomina el sexo femenino.

Aspectos socioculturales Al igual que en el TDM, es importante tener en cuenta las


características culturales y sociales del niño o adolescente que es valorado en consulta pues el
no hacerlo puede representar un mal diag- nóstico. La expresión de las emociones suele ser
diferente entre ambos sexos, pues desafortuna- damente en muchas culturas, como la
nuestra, expresar la tristeza puede ser interpretado como falta de fuerza o de carácter. En los
menores los síntomas centrales pueden ser las quejas somáticas como el dolor de estómago o
el dolor de cabeza, la irritabilidad, el aislamiento social, el enlenteci- miento motor y la
hipersomnia.

Evaluación, diagnóstico y recomendaciones generales En muchas ocasiones, es un reto


diferenciar entre el trastorno depresivo mayor y el trastorno distímico por el hecho de que los
dos trastornos comparten síntomas parecidos y porque sus diferencias en inicio, duración,
persistencia y gravedad, no son fáciles de evaluar retrospectivamente. En general, el trastorno
depresivo mayor consta de uno o más episodios depresivos mayores que se pueden distin-
guir de la actividad normal del chico, mientras que el trastorno distímico cursa como síntomas
menos graves y más crónicos, que se han mantenido durante más de un año. Cuando el
trastorno distímico tiene más de un año de duración, es difícil distinguir la alteración de estado
de ánimo del funciona- miento habitual de un menor, y erróneamente se le califica como un
chico retraído, enojón o aislado. Sin embargo, si los síntomas, aunque crónicos, son de la
severidad y cantidad para calificarse como un TDM, deberá priorizarse el diagnóstico de mayor
gravedad y especificar que es de curso crónico.

Cuando estamos frente a un niño o adolescente que tiene síntomas que nos hacen sospechar
de un trastorno depresivo mayor o un trastorno distímico, se debe platicar con él para explorar
si presenta la cantidad y tiempo suficientes para realizar el diagnóstico. La mejor forma es
enlistar los síntomas y estimularlo a que hable de ellos. Siempre debemos resaltar que se trata
de un trastorno que debe ser tratado, pues no es normal que el ánimo se encuentre alterado
de forma de que interfiera con sus actividades cotidianas.
17

4 No se recomienda comentar a otros miembros de la fam


confió el niño o el adolescente, a menos que él lo autori
la salud debe buscar convencer el chico de hablar so
jugar un papel activo para dar soluciones. Algun
departamento de apoyo psicológico, y el canalizar al c
ser una parte indispensable en la evaluación y el tratam

Tratamiento farmacológico del Trastorno Depresivo

El tratamiento farmacológico es el único que ha demostrado una evidencia significativa de


efecti- vidad en el TDM solo o en combinación con psicoterapia. No se han evidenciado
diferencias entre la eficacia de los diferentes tipos de antidepresivos, cuyas principales
diferencias estriban más en el tipo de efectos secundarios que pueden provocar. Los
antidepresivos mejor tolerados son los inhi- bidores selectivos de recaptura de serotonina
(ISRS) comparados con los antidepresivos tricíclicos (ADT). La decisión de emplear uno u otro
tiene más que ver con el perfil de efectos secundarios, la respuesta a un antidepresivo en
tratamientos previos o en familiares de primer grado, la tolerancia, las interacciones posibles
con otros medicamentos que esté tomando el niño o adolescente, el pre- cio o la existencia de
alguna contraindicación por la presencia de otra enfermedad.
¿Cuál es la evidencia del tratamiento para el trastorno depresivo mayor y el trastorno
distímico? No existe evidencia empírica de que un ISRS en particular sea más efectivo que
otro en el tratamien- to de los trastornos afectivos en los niños y los adolescentes. Aunque
hasta este momento no hay guías específicas de dosis, se recomienda utilizar tanto para el
TDM, como para el trastorno distími- co dosis bajas del medicamento, monitorizando de forma
cercana, para incrementar lentamente la dosis, según respuesta al tratamiento y tolerabilidad.

Además de los antidepresivos ISRS, existen otros fármacos antidepresivos que son utilizados
en el tratamiento del TDM y la distimia, los antidepresivos duales como la venlafaxina y la
duloxetina, so- los o en combinación con ISRS. Los ADT han caído en menor uso desde la
introducción de los ISRS, ya que con los primeros debe vigilarse estrechamente el ritmo
cardiaco por el riesgo de alteraciones eléctricas y que la sobredosificación tiene riesgos
médicos mayores.

Características del tratamiento Hasta el momento no existe un fármaco antidepresivo que


muestre su efecto de forma inmedia- ta, por lo general se debe esperar la respuesta después
de dos a cuatro semanas, esta mejoría va aumentando progresivamente hasta su pico de
máxima eficacia alrededor de las 12 semanas. En mayor o menor grado, todos ellos pueden
presentar algunos efectos secundarios, principalmente sequedad de boca, estreñimiento,
mareos, náuseas, insomnio o cefalea, siendo los de las últimas generaciones los mejor
tolerados.

El tratamiento debe mantenerse durante seis a doce meses por lo menos, pues se ha visto que
este periodo de tratamiento reduce más el riesgo de recaídas, aunque el chico tenga mejoría
desde los primeros meses. Debemos estar atentos a fomentar la continuidad del tratamiento el
tiempo sufi- ciente pues de lo contrario hay gran posibilidad de que el niño o adolescente
presente un nuevo cuadro depresivo y esto lo pone en un riesgo cada vez mayor de nuevos
episodios, y por consi-
guiente de tiempos cada vez mayores de tratamiento
contacto confarmacológico
ellos para llevar
y deterioro
a caboen lassureuniones
vida necesari
cotidia- na. Una depresión no tratada merma de respecto.
forma impactante la calidad de vida de los
pacientes, altera la autoestima y reduce las posibilidades de gozar de una vida plena. Se debe
tener en cuenta que la causa más frecuente de Esrespuesta pobre al tener
muy importante tratamiento es ellas
en cuenta malcomplicaciones
apego que
al tratamiento indicado, ya sea por olvido, por de-
iniciativa
presivopropia
o un otrastorno
por omisión de los
distímico nopadres o
son tratados. Ademá
responsables del menor. Cerca del 25% de los las pacientes abandonan
com- plicaciones el tratamiento
pueden tener una alta en el
gravedad. Re
primer mes, 44% en el primer trimestre, y un 60%vida de los pacientes
cotidiana, dentroencontrar
se pueden de los seis meses
fallas en la capacidad
iniciales. establecer amistades con sus compañeros, para tener un
escuela e inclusive dificultades en el funcionamiento de la fa
Otros cuidados Otros cuidados importantes son los que se refieren a los ajustes en el salón
de clases. Si los profeso- res que están en contacto
Una con el paciente
de las no están
complicaciones másinformados
graves que sobre
puede sufrir cu
las características y cuidados de un alumno concon-
un trastorno del ánimo, se debe hacer
ducta suicida, la cual consiste en sentir o pensar de ma
de la muerte, puede presentarse en relación con unadepresivo
sensación demayor
desesperanza marcada
y distimia enoel contex
con la sensa- ción de que la vida no tiene sentido; habitualmente se presentan primero estas
sensaciones y son seguidas por la idea de que la muerte resolvería las situaciones
problemáticas. Puede avanzar hacia el deseo oLalafamilia
idea dejuega un papel
hacerse daño amuy importante
sí mismo, en el desarro
incluso
tener alguna idea estructurada acerca de cómo distimia en daño
hacerse los niños y los
o intentar adolescentes,
quitarse la vida y por lo tan
finalmente tanto niños como adolescentes puedenfuncionamiento familiar
realizar intentos y la red de apoyo que representa
de suicidio.
recomendar oportunamente la intervención familiar, pues
mejoría recurrentes
Cuando las personas presentan ideas o pensamientos esperada ende el muerte
paciente. Una
y además tienen

5
pen- sado o desean intensamente matarse y tienen un plan para llevar a cabo un suicidio, es
una señal que no debemos ignorar ni calificar como manipulatoria. En muchas ocasiones el
personal de cen- tros de salud y los padres de los chicos creen que estas ideas tienen que ver
únicamente con un deseo de llamar la atención, de manipular o incluso son un berrinche, pero
siempre se debe estar muy alerta frente a un paciente con un intento de suicidio. Estas ideas
deben ser tomadas como una señal de alarma y brindarle apoyo y canalización a un nivel
especializado de atención.

Recomendaciones para el manejo del paciente con trastorno


20
vez que se ha confirmado el diagnóstico de un trastorno depresivo o distímico, se debe brindar
la información sobre el trastorno tanto al niño como a los padres, y a algún otro miembro de la
familia como abuelos o hermanos que vivan juntos, para que puedan apoyar al paciente. La
mejor forma es enlistar los síntomas y permitir que el menor los exprese a los padres para que
los pueda reconocer y sea capaz de explicarlos con sus propias palabras. Debe fomentarse el
ambiente de comprensión y apoyo hacia el paciente sin presionar ni hacerlo sentir que es
responsable de sus síntomas. El es- timular que en casa se propicie el apego al tratamiento no
debe perderse de vista, y esto incluye la toma de medicamentos, la eliminación de estigmas, la
asistencia a psicoterapia tanto del menor, como de los padres, si es indicado por el
especialista en salud mental.

Curso y Pronóstico En muchas ocasiones, es un reto diferenciar entre el trastorno depresivo


mayor y el trastorno distí- mico por el hecho de que los dos trastornos comparten síntomas
parecidos y porque sus diferencias en inicio, duración, persistencia y gravedad, no son fáciles
de evaluar retrospectivamente. En gene- ral, el trastorno depresivo mayor consta de uno o más
episodios depresivos mayores que se pueden distinguir de la actividad normal del chico,
mientras que el trastorno distímico cursa como síntomas menos graves y más crónicos, que se
han mantenido más de un año. Cuando el trastorno distímico tiene más de un año de duración,
es difícil distinguir la alteración de estado de ánimo del funciona- miento habitual del menor, y
erróneamente se le califica como un chico retraído, enojón o aislado. Sin embargo, si los
síntomas, aunque crónicos, son de la severidad y cantidad para calificarse como un TDM,
deberá priorizarse el diagnóstico de mayor gravedad y especificar que es de curso crónico.
Generalmente los síntomas del TDM van apareciendo de manera paulatina, a lo largo de
semanas, meses o años. Lo habitual es que un episodio depresivo no dure más de 6 meses,
sin embargo des- pués de un primer episodio depresivo la posibilidad de presentar otro es
cada vez mayor. Del 5% al 10% de los chicos con TDM siguen presentando síntomas después
de 2 años, y es entonces cuando decimos que se trata de un DM crónico.

La conducta suicida se observa aproximadamente en el 30% de las personas deprimidas, pero


afor- tunadamente sólo pocos lo consuman.

Los factores más comunes que llevan a que un adolescente pueda tener una conducta suicida
son los siguientes y todos deben identificarse para prevenirse o solucionarse en caso de que
ya estén presentes:
Conflictos con los límites paternos

Existen diferentes escalas de evaluación de la depresión que tienen como objetivo cuantificar
los síntomas del padecimiento. La principal aplicación es realizar un tamizaje o distinguir entre
los chicos que tienen alta probabilidad de padecer un trastorno depresivo y otras sirven para
comprobar de for- ma estandarizada los cambios en los síntomas a través del tratamiento, sin
que eso sustituya el crite- rio clínico. Las escalas de evaluación que se utilizan más en niños y
adolescentes son las siguientes:
Trastorno depresivo mayor
Historia familiar de suicidio
Abuso de sustancias (cualquier tipo de droga o
alcohol)
Impulsividad y agresión
Antecedentes de abuso psicológico, físico o
sexual
Rompimientos amorosos

Escala autoaplicada para la depresión. Es una escala autoaplicable de 20 ítems. La mitad


de los ítems son sintomáticamente negativos y la otra mitad positivos.

Otras escalas y cuestionarios: Escala de Depresión de Radolf (CES-D), Inventario de


Depresión Multi- puntuable (MDI), Lista de Apreciación de Adjetivos Depresivos y la Escala de
Valoración Carroll para la Depresión.
El pronóstico es un aspecto importante al tratar a un niño o adolescente que presenta un
trastorno afectivo, pues generalmente los padres se encuentran alarmados y con la pregunta
sobre el cur- so y la posibilidad de mejoría del paciente. Los factores que parecen predecir un
peor pronóstico son la edad de inicio más temprana, la duración de la enfermedad, la historia
de hospitalizaciones previas debidas al diagnóstico psiquiátrico, la forma desadaptativa de
enfrentar los problemas, la comorbilidad entre diferentes trastornos psiquiátricos, la severidad
de los síntomas y la historia po- sitiva familiar de trastornos de ansiedad o afectivos. No hay un
medio fiable de saber si un niño o adolescente volverá a presentar los síntomas una vez que
han remitido con el tratamiento, pueden pasar desde meses hasta años sin una recaída.
Algunos otros factores de mal pronóstico son la mala respuesta al tratamiento inicial, la
separación de uno de los progenitores por muerte o divorcio, la alta dependencia interpersonal
y la clase social baja.

Algoritmos A continuación se sugiere una ruta de evaluación y tratamiento para el TDM y la


Distimia. Antes de cualquier aumento de dosis de medicamento se deberá esperar a la cuarta
semana de evaluación, si es bien tolerado pero no hay respuesta completa se recomienda
incrementar la dosis (tabla 1) de manera gradual (incrementos equivalentes a la dosis mínima
recomendada) y volver a evaluar en 4 semanas. Si a las 8 semanas no hay respuesta con el
mismo fármaco cambiar a otro del mismo grupo
Escala de Birleson para Trastorno Depresivo Mayor en Niños y Adolescentes: del inglés
Depression Self Rating Scale (DSRS) fue diseñada para cuantificar la severidad de la
sintomatología depresiva en niños y adolescentes y puede utilizarse para supervisar la
respuesta al tratamiento, esto es, su evolución. Consta de 18 reactivos, con una puntuación
máxima de 36. Fue validada en español por un grupo de investigadores del Instituto
Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz en el año de 1996. Es autoaplicable,
esto es, el chico puede contestarla por sí mismo, o puede también ser leída por el
profesional de la salud para que el chico vaya dando su respuesta. Los reactivos 1,2,4,7-
9,11-13,15 se califican de 0 a 2 y los reactivos 3,5,6,10,14,16,17 se califican en forma
inversa, es decir, de 2 a 0. La puntuación de 14 o más indica alta probabilidad de padecer
depresión, sin embargo no sustituye el diagnóstico clínico. (Al final de la Guía se anexa la
escala para que pueda ser aplicada por el profesional de la salud).
El Inventario de Depresión de Niños (CDI): Es un cuestionario de 27 ítems para niños y
adolescen- tes entre 7 y 16 años, que se realiza en 10 minutos.
Inventario de Depresión de Beck (BDI): Es una escala autoaplicable, esto es, el niño o
adolescente la contesta por sí mismo. Es ampliamente utilizada. Consta de 21 ítems con
diseño alternativo de 4 respuestas múltiples, que va de 0 a 3 puntos, donde de 0-13 puntos
se clasifica como no depri- midos, 14-19 ligeramente deprimidos, 20-28 moderadamente
deprimidos y 29-63 gravemente deprimidos. El BDI ha sido ampliamente estudiado y se
considera un instrumento válido.
Escala de Hamilton para la depresión. La valoración de esta escala se hace a través de un
obser- vador externo convenientemente entrenado y familiarizado en su utilización. Se
considera que puntuaciones superiores a 18 son indicativas de patología depresiva.

21
22
(si se estaba utilizando un ISRS utilizar otro ISRS). Volver a evaluar a las 4 semanas de haber
iniciado el nuevo intento farmacológico, y en caso de respuesta parcial incrementar. A las 8
semanas, si no hay respuesta, canalizar con un psiquiatra. Se debe tener en cuenta que en
caso de cualquier duda, es mejor referir cuanto antes al niño o al adolescente con un
especialista. 1. Incluir rutinariamente la evaluación de síntomas depresivos en la consulta a
niños y adolescentes 2. Si se identifican síntomas depresivos, realizar una evaluación con
base en los criterios diag-
nósticos y buscar también otros trastornos comórbidos 3. Incluir en la evaluación la
exposición a eventos negativos recientes o pasados, el ambiente en que se desarrolla el niño o
el adolescente, el apoyo a su alrededor y la historia familiar de trastornos psiquiátricos. 4.
Mantener una relación de confidencialidad con el niño o el adolescente, al mismo tiempo que
se fomenta una relación de colaboración con los padres, otro personal de salud y el personal
escolar. 5. Evaluar si existe el riesgo de lastimarse a sí mismo o a otros (ejemplo, ideas
suicidas). En depre-
sión severa (con psicosis, intentos o ideas suicidas) referir con psiquiatra de manera
urgente. 6. La educación y el apoyo pueden ser tratamiento suficiente para un niño o
adolescente con
depresión leve y buena red de apoyo familiar y social. 7. En chicos con depresión
moderada el uso de antidepresivos y psicoterapia específica con per-
sonal entrenado. 8. Inicio de tratamiento farmacológico y evaluar continuamente
efectos secundarios y respuesta: a. Remisión: Un periodo de al menos dos semanas y menor
de dos meses sin síntomas
depresivos o con muy pocos síntomas depresivos. b. Recuperación: Ausencia de
síntomas significativos de depresión (no más de 1 ó 2) por 2
o más meses. c. Recaída: Un episodio depresivo cuando ya se estaba en la fase de
remisión d. Recurrencia: La aparición de un nuevo episodio depresivo durante el
periodo de recu-
peración.

9. Incluir siempre psicoeducación, apoyo al menor e involucrar a la familia y la escuela. 10.


Para consolidar la respuesta y evitar las recaídas el tratamiento debe continuarse de 6 a 12
meses. 11. Evaluación constante de efectos secundarios. 12. En caso de no haber
respuesta después de haber intentado al menos con dos antidepresivos
diferentes con tiempos y dosis adecuadas (tabla 1), referir con
psiquiatra.
Tabla 1. Dosis recomendadas, de inicio y dosis máximas, de los principales
antidepresivos utilizados en niños y adolescentes.
Tipo de antidepresivo Dosis ISRS Inicial Máxima
*Fluoxetina 10mg/día 60mg/día Paroxetina 10mg/día 50mg/día Sertralina 25mg/día
200mg/día Fluvoxamina (4.7mg/kg/día niños 8-12 años; 3.1mg/kg/día adolescentes 12-
17 años)
50mg/día 200mg/día
Inhibidor dual (serotonina/norepinefrina)
Venlafaxina 37.5mg/día 225mg/día Duloxetina 30mg/día 120mg/día Bupropión
(Inhibidor de recaptura de dopamina y norepinefrina) 150mg/día 300mg/día
*ISRS aprobado por la FDA par el tratamiento de depresión en los niños y
adolescentes.
23
24
Evaluación rutinaria de síntomas psiquiátricos
Presencia de criterios suficientes para el diagnóstico de algún trastorno de
ansiedad
Brindar Psicoeduca- ción e identificar factores de riesgo para prevenir episodios
NO SI
Evaluar presencia de SI:
trastornos psiquiátricos Tratar comorbi-
comórbidos, ambiente y
riesgo

NO riesgo
SI lidad de forma concomitante
antecedentes familiares psiquiátricos Psicoeducar y promover la salud mental de
manera continua
SI
Brindar Psi- coeducación Promover habilidades sociales y cog- nitivas en el
NO: Evaluar presencia de ideas o intentos suicidas o psicosis
chico, enviar a terapia fami- liar y estable- cer contacto con la escuela de ser
necesa- rio para hacer recomenda- ciones
Fase de mantenimiento
de 6 meses a 1 año
Evaluar respuesta a la 4a semana por lo menos NO
SI: Enviar de forma ur- gente a Institución Psiquiátrica
NO: Iniciar Farmacoterapia con ISRS a dosis mínima, evaluar semanalmente
afectos secundarios
SI
Aumento de dosis (titular aumentos equivalente a dosis mínima) y evaluar
respuesta en 4 semanas
NO
NO

Cambio de antidepresivo del mismo grupo y evaluación de respuesta a la 4a


semana Aumento de dosis (titular aumentos equivalente a dosis mínima) y eva-
ENVIAR CON PSIQUIATRA a la unidad
NO luar respuesta en 4 semanas
de 2o o 3er nivel más cercana
Escala de Birleson para el Trastorno Depresivo Mayor en la Adolescencia
Nombre:________________________________________ Sexo:_______
Edad:______ Fecha:_________________
Instrucciones: Por favor responde honestamente cómo te has sentido en las últimas
dos semanas. No hay respuestas buenas o malas. Gracias.
Siempre Algunas veces Nunca 1 Me interesan las cosas tanto como antes. 2 Duermo
bien. 3 Me dan ganas de llorar. 4 Me gusta salir con mis amigos. 5 Me gustaría
escapar, salir corriendo. 6 Me duele la panza. 7 Tengo mucha energía. 8 Disfruto la
comida. 9 Puedo defenderme por mi mismo(a). 10 Creo que no vale la pena vivir. 11
Soy bueno(a) para las cosas que hago. 12 Disfruto lo que hago tanto como lo hacía
antes. 13 Me gusta hablar con mi familia. 14 Tengo sueños horribles. 15 Me siento muy
Me siento tan triste que me cuesta trabajo
solo(a). 16 Me animo fácilmente. 17
soportarlo. 18 Me siento muy aburrido(a).
25
26
Aspectos Éticos

La consideración de los aspectos éticos en el campo de la salud es elemental para realizar un


ejerci- cio profesional óptimo y para ofrecer un mayor compromiso y respeto a la dignidad de
los pacientes menores de edad. De esta forma, las tareas cotidianas de la práctica clínica,
conllevan una serie de obligaciones y responsabilidades éticas para el profesional de la salud.

Consideraciones éticas en la relación con el


paciente

Asentimiento del menor Además de obtener la autorización del padre, madre o tutor, se debe
buscar la cooperación volunta- ria del menor. Una vez que se le ha informado, en términos
comprensibles para su desarrollo cogni- tivo, lo que es conveniente para su atención.

Consentimiento Generalmente, se informa al padre, madre o tutor sobre el diagnóstico o


tratamiento. Sin embargo, en algunos casos este acto puede ir en perjuicio de los intereses del
menor y resulta conveniente mantener la confidencialidad de la información obtenida.

Principios éticos

Respeto por las


personas

Proteger a las personas dependientes o vulnerables contra daño o


abuso.

Beneficencia

No causar daño deliberadamente.

Justicia Tratar a cada persona de acuerdo con lo que se considera


correcto y apropiado.

Solidaridad Ser solidario con el paciente en situaciones en donde existan


distintas necesidades.

Responsabilidad Responder voluntariamente a las


necesidades del paciente.

Pautas éticas para profesionales de la


salud

1) El profesional de la salud estará dedicado a proveer cuidado clínico competente, con


compasión y
respeto por la dignidad y derechos humanos. 2) El profesional de la salud mantendrá los
estándares de profesionalismo, deberá ser honesto en todas las interacciones profesionales, y
estará dispuesto a reportar especialistas deficientes en carácter o competencia, o que están
involucrados en fraude, ante las instancias apropiadas. 3) El profesional de la salud respetará
los derechos de los pacientes, colegas, y otros profesionales
Protección a las personas con autonomía
disminuida.

Maximizar el beneficio y minimizar el daño en el


tratamiento.
de la salud, y salvaguardará las confidencias y privacidad del paciente dentro de los límites le-
gales. 4) El profesional de la salud deberá continuar estudiando, aplicando y avanzando en el
conocimien- to científico, mantendrá un compromiso con la educación médica, dará
información relevante a los pacientes, colegas, y al público, hará consultas y usará los talentos
de otros profesionales de la salud cuando esté indicado. 5) El profesional de la salud deberá
en la provisión del cuidado apropiado al paciente, excepto en emergencias, ser libre de
escoger a quien servir, con quien asociarse, y el ambiente en el cual dar atención médica. 6) El
profesional de la salud deberá reconocer la responsabilidad que tiene para participar en activi-
dades que contribuyan al mejoramiento de la comunidad y el mejoramiento de la salud pública.
7) El profesional de la salud deberá, mientras cuida de un paciente, considerar como lo más
impor-
tante la responsabilidad que tiene con el paciente. 8) El profesional de la salud deberá
apoyar que todas las personas tengan acceso a la atención
médica.

Derechos humanos y derechos de la


niñez
Tener acceso a los servicios de laboratorio y gabinete para lograr un diagnóstico certero y
oportuno.

Recibir un tratamiento orientado a la reintegración a la vida familiar, laboral y social, por


medio de programas de terapia ocupacional, educativa y de rehabilitación psico social.
Tener información sobre las normas que lo rigen y del personal que estará a cargo de su
atención, si es que ingresa a un hospital.
Recibir la mejor atención disponible en materia de salud y salud
mental.
Ser respetadas de acuerdo con la dignidad inherente a la persona
humana.

No sufrir discriminación por su condición de enfermo


mental.

Nombrar un representante personal.

Recibir información veraz, concreta y


respetuosa.
Negarse a participar como sujetos de investigación
científica.
Solicitar la revisión médica de su
caso.

Comunicarse libremente con otras personas dentro y fuera del


hospital.
Contar con la protección que evite la explotación económica, sexual o de otra índole, el
maltrato físico y el trato degradante.

Ejercer todos los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales que les
permita el ordenamiento nacional.
Gozar de un ambiente seguro, higiénico y humano que garantice condiciones adecuadas
de ali- mentación, habitación, atención médica profesional y espacio seguro.

27
28
Referencias

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DIRECTORIO Nacional de Salud Mental Ing. Luis
SECTORIAL Acosta del Lago Director de
Normatividad y Coordinación
Institucional Lic. Susana Moye Villar
SECRETARÍ
Directora de Desarrollo de Modelos
A DE SALUD
de Atención en Salud Mental
DIRECTORIO
Dr. José Ángel Córdova Villalobos
Secretario de Salud Dr. Mauricio
INSTITUCIONAL
Hernández Ávila Subsecretario de
Prevención y Promoción de la Salud Dra. INSTITUTO NACIONAL DE
Maki Ortiz Dominguez Subsecretaria de PSIQUIATRÍA RAMÓN DE LA
Innovación y Calidad Dr. Romeo FUENTE MUÑIZ
Rodríguez Suárez Titular de la Comisión
Coordinadora de Institutos Nacionales Dra. Ma. Elena Medina-Mora Icaza
de Salud y Hospitales de Alta Directora General Mtra. Guillermina Natera
Especialidad Rey Directora de Investigaciones
Epidemiológicas y Psicosociales Dr.
Héctor Sentíes Castela Director de
CONSEJO NACIONAL DE SALUD Enseñanza Dr. Francisco Pellicer Graham
MENTAL Director de Investigaciones en
Neurociencias Dr. Armando Vázquez
T.R. Virginia González Torres López-Guerra Director de Servicios
Secretaria Técnica del Consejo Clínicos

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