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Hora Santa "La Eucaristía y El Reino"

La Hora Santa se centra en la Eucaristía como la manifestación del Reino de Dios en la Tierra, enfatizando la importancia de la fe, la esperanza y el amor en la vida cristiana. Se invita a los participantes a reflexionar sobre su papel como ciudadanos del Reino, rechazando el pecado y viviendo en gracia, mientras se preparan para el Reino eterno. La celebración culmina con oraciones y alabanzas al Santísimo Sacramento, pidiendo por vocaciones y la expansión del Reino de Dios.

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Hora Santa "La Eucaristía y El Reino"

La Hora Santa se centra en la Eucaristía como la manifestación del Reino de Dios en la Tierra, enfatizando la importancia de la fe, la esperanza y el amor en la vida cristiana. Se invita a los participantes a reflexionar sobre su papel como ciudadanos del Reino, rechazando el pecado y viviendo en gracia, mientras se preparan para el Reino eterno. La celebración culmina con oraciones y alabanzas al Santísimo Sacramento, pidiendo por vocaciones y la expansión del Reino de Dios.

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Hora Santa “La Eucaristía y el Reino” 13

“La Sagrada Escritura nos conduce a la cercanía y contemplación de nuestro Señor”

Ministro: sean bienvenidos a la casa de Dios nuestro Padre, les invito


a ponernos de rodillas para recibir a Jesús Sacramentado.
Canto
Exposición del Santísimo Sacramento
Oraciones introductorias
En los Cielos y en la tierra sea por siempre bendito y alabado
R/ El corazón amoroso de Jesús Sacramentado
Creemos en ti Jesús Sacramentado, pero aumenta nuestra fe
Padre Nuestro Ave María Gloria.

En los Cielos y en la tierra sea por siempre bendito y alabado


R/ El corazón amoroso de Jesús Sacramentado
Esperamos en ti Jesús Sacramentado, pero aumenta nuestra esperanza
Padre Nuestro Ave María Gloria

En los Cielos y en la tierra sea por siempre bendito y alabado


R/ El corazón amoroso de Jesús Sacramentado
Te amamos Jesús Sacramentado, pero aumenta nuestro amor.
Padre Nuestro Ave María Gloria

Canto
Ministro: sean tan amables de tomar asiento.
Del libro del profeta Daniel 7,13-14.27 Yo seguía mirando, y en la visión nocturna vi
venir sobre las nubes del cielo alguien como hombre, que fue presentado al anciano,
a Dios. Le dieron el poder, honor y reino, y todos los pueblos, naciones y lenguas le
servían. Su poder es eterno y nunca pasará, y su reino no será destruido... Y la
soberanía, el poder y la grandeza de todos los reinos del mundo serán entregados
al pueblo de los santos del Altísimo. Su reino es un reino eterno y todos los poderes
le servirán y obedecerán.
Palabra de Dios.
Meditación
La palabra "Reino" llena toda la Biblia y condensa todo el mensaje de Dios. Los
profetas anunciaban el Reino y prometían de parte de Dios un Rey pacífico y
universal.

1
Los judíos esperaban con ansia el establecimiento del Reino de Dios que sería
instaurado por el Mesías prometido.
Llega Jesús y predica y funda el Reino de Dios. "Recorría toda la Galilea predicando
el reino" (Mateo 4,23) Un Reino del que dirá después a Pilato: "Mi reino no es de
este mundo". Y Jesús confesará de sí mismo: "Sí, yo soy rey" (Juan 18,36-37).
Le arrebata a Satanás el dominio que ejercía sobre los hombres, y dirá por eso
Jesús: "Ahora el príncipe de este mundo es arrojado fuera" (Juan 12,31) Será, como
canta la Liturgia de la Iglesia, "un reino eterno y universal: el reino de la verdad y la
vida, el reino de la santidad y la gracia, el reino de la justicia, el amor y la paz".
Como se ve, el Reino de Dios es ajeno a los ideales políticos y económicos del
mundo. Aunque es de tal manera santo que no podrá consentir ni la injusticia, ni la
opresión, ni la violación de cualquier derecho del hombre que es, además como
cristiano, un hijo de Dios y ciudadano del Reino.
El Reino está ya presente en la Tierra, aunque no se consumará glorioso, definitivo
y eterno hasta el final del mundo, cuando Jesucristo, resucitados los muertos, y
puestos todos sus enemigos como escaño de sus pies en una condenación
irremediable, “entregará su reino a Dios Padre, a fin de que Dios sea todo en todos”
(7 Corintios 15,24.28).
Entre tanto, a nosotros nos toca aceptar el ser ciudadanos vivos del Reino,
rechazando el pecado, obra de Satanás y oposición total al Reino de Dios; vivir la
Gracia, que es el Reino de Dios en nosotros; ser militantes del Reino con un
apostolado ardiente, para consolidar y dilatar cada vez más las fronteras del Reino
de Dios.
La Eucaristía, por ser el mismo Jesucristo presente entre nosotros, es la cima en
que converge toda la actividad del Reino en la Tierra, y es la fuente de donde dimana
toda la energía que necesitamos para mantenernos en la fidelidad exigida por
nuestra condición de ciudadanos del Reino celestial.
Dice bellamente el Papa Juan Pablo II: "Cuando se celebra sobre el altar de una
pequeña iglesia en el campo, la Eucaristía se celebra, en cierto sentido, sobre el
altar del mundo. Ella une el cielo y la tierra. Abarca e impregna toda la creación". La
Eucaristía viene a ser así como la consumación del Reino de Dios en el Universo.
(Se puede dejar un breve espacio de silencio)
Canto
Todos: Rey inmortal de los siglos, Hijo de Dios, Cristo Jesús, Señor, yo me glorío
de militar bajo tu bandera. Quieres de mí humildad, abnegación, entrega y valentía
vividas en la gracia y en el amor. La gloria me la reservas para el fin, cuando la haya
merecido por haber luchado valientemente a tu lado y por ti. Todo lo conseguiré si
me nutro de ti en la Eucaristía, banquete del Reino y prenda de la Gloria.

2
Contemplación afectiva. Alternando con el que dirige

Jesús, que viniste a establecer el Reino de Dios.


R. ¡Venga a nosotros tu Reino, Señor!
Jesús, que eres el Rey anunciado por los profetas.
— ¡Venga a nosotros tu Reino, Señor!
Jesús, que te proclamas a ti mismo Rey del mundo.
— ¡Venga a nosotros tu Reino, Señor!
Jesús, cuyo Reino exige justicia y paz entre los hombres.
— ¡Venga a nosotros tu Reino, Señor!
Jesús, que venciste y expulsaste fuera a Satanás.
— ¡Venga a nosotros tu Reino, Señor!
Jesús, que nos pides a todos la Gracia, vida del Reino.
— ¡Venga a nosotros tu Reino, Señor!
Jesús, que llamas voluntarios para trabajar por el Reino.
— ¡Venga a nosotros tu Reino, Señor!
Jesús, que nos pides esfuerzo para pertenecer a tu Reino.
— ¡Venga a nosotros tu Reino, Señor!
Jesús, que nos preparas un Reino definitivo en los cielos.
— ¡Venga a nosotros tu Reino, Señor!
Jesús, que entregarás al Padre un Reino glorioso y eterno.
— ¡Venga a nosotros tu Reino, Señor!
Jesús, que nos das la Eucaristía como banquete del Reino.
— ¡Venga a nosotros tu Reino, Señor!
Jesús, que nos esperas a todos en el Reino celestial.
— ¡Venga a nosotros tu Reino, Señor!

Canto
Todos: Señor Jesús, que sólo quieres contigo a los valientes como ciudadanos del
Reino, y a ellos solos les prometes el premio de los vencedores, porque sólo ellos
saben dártelo todo. Concédeme la perseverancia en la vida cristiana, para reinar
después contigo en tu Gloria.
Madre María, Reina del Reino, Reina del Universo, Reina del Cielo, que arrastras
los corazones detrás de ti. Alcánzame la fidelidad a Cristo el Señor. Que no me
venzan nunca las fuerzas del mal. Que aspire a distinguirme en la vida cristiana
para que Jesús se sienta en verdad orgulloso de mí.
Autoexamen
"Jesús tiene ahora muchos que aspiran a su Reino celestial, pero pocos que estén
dispuestos a llevar su cruz", dice la Imitación de Cristo. Y Jesús: "El reino de los
cielos padece violencia, y solamente los esforzados se hacen con él". Me debo
convencer de que el Reino me exigirá siempre sacrificio. Para permanecer en la

3
Gracia de Dios, pues, de lo contrario, volvería al reino de las tinieblas del que fui
sacado por el Bautismo. Para crecer en la vida del Reino, practicando con más
energía la virtud. Para trabajar esforzadamente por el Reino con un apostolado
generoso. ¿Cumplo con estas exigencias de mi pertenencia al Reino de Cristo, al
Reino de Dios?
Canto
PRECES
El Reino de Jesucristo no viene de los hombres sino del Cielo, y se prepara ya en
este mundo para el mundo futuro. Nosotros le decimos a Dios:
R. Que tu Reino, Señor, abarque al mundo entero.
- Por la Iglesia, para que sea en el mundo el anticipo, el signo y la gran realizadora
del Reino de Dios, roguemos al Señor:
R. Que tu Reino, Señor, abarque al mundo entero.
- Por el Papa Francisco, para que sus llamadas apremiantes por la paz encuentren
eco en todos los hombres de buena voluntad, roguemos al Señor:
R. Que tu Reino, Señor, abarque al mundo entero.
- Por todos los cristianos, para que seamos constructores de paz, de amor, de
bienestar social, como frutos del Reino, roguemos la Señor:
R. Que tu Reino, Señor, abarque al mundo entero. –
Por nosotros aquí presentes y nuestras familias, para que viviendo de la Eucaristía
contribuyamos a reforzar el Reino de Dios en el mundo, roguemos al Señor:
R. Que tu Reino, Señor, abarque al mundo entero.

(Se pueden añadir algunas intenciones libres)

Juntos como hermanos, roguemos al Padre con la oración que nos enseñó Cristo:
Padre nuestro.
Canto
Todos: Señor Sacramentado, en quien se centra toda la vida del Reino para los que
formamos la Iglesia peregrina y militante. Tú nos pides fidelidad absoluta en tu
servicio. Haz que saquemos de la Eucaristía las fuerzas que necesitamos para serte
fieles, hasta que recibamos el premio de ti, Jesús, el Rey inmortal de los siglos. Así
sea.

4
Nos ponemos de rodillas
ALABANZAS AL SANTÍSIMO SACRAMENTO DEL ALTAR
Bendito sea Dios.
Bendito sea su Santo Nombre.
Bendito sea Jesucristo verdadero Dios, y verdadero Hombre.
Bendito sea el Nombre de Jesús.
Bendito sea su Sacratísimo Corazón.
Bendita sea su Preciosísima Sangre.
Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar.
Bendito sea el Espíritu Santo Consolador.
Bendita sea la gran Madre de Dios, María Santísima
Bendita sea su Santa e Inmaculada Concepción.
Bendita sea su gloriosa Asunción.
Bendito sea el Nombre de María Virgen y Madre.
Bendito sea San José su castísimo esposo.
Bendito sea Dios en sus Ángeles y en sus Santos.

Oremos: Oh Dios, que en este sacramento admirable nos dejaste el memorial de


tu pasión; Te pedimos nos concedas venerar de tal modo los sagrados misterios de
Tu Cuerpo y de Tu Sangre, que experimentemos constantemente en nosotros el
fruto de Tu redención. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

ORACIÓN POR LAS VOCACIONES Oh Jesús, Buen Pastor, dígnate mirar con ojos
de misericordia a esta porción de tu grey amada. Señor, suscita en tu Iglesia
vocaciones sacerdotales, consagradas y laicales para extender tu Reino. Te lo
pedimos por la Inmaculada Virgen María de Guadalupe, tu dulce y santa Madre. Oh
Jesús, danos vocaciones según tu corazón. Amén

Que Nuestro Señor Jesús sacramentado nos bendiga y nos conceda crecer en la
vida del Reino, practicando con más energía la virtud y trabajando esforzadamente
por el Reino con un apostolado generoso.
En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo, amén.

Canto

Se lleva el Santísimo al Sagrario

Despedida: gracias a todos por su asistencia y participación.

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