Justicia Restaurativa. Otorgamiento Del Subrogado.
Justicia Restaurativa. Otorgamiento Del Subrogado.
MAGISTRADO PONENTE:
DR. OSCAR BUSTAMANTE HERNÁNDEZ
Proyecto aprobado en Sala del diecisiete (17) de febrero de dos mil veintidós (2022)
mediante Acta Nro. 007 y leído en la fecha
1. ASUNTO A DECIDIR
2. HECHOS
El 13 de octubre de 2017 a eso de las 21:59 horas, en la calle 55 Nro 42-79, el señor
JULIÁN ANDRÉS TABARES RAMÍREZ, en calidad de trabajador del hotel Boston Real Dos,
se apoderó de una caja fuerte que contenía 11 millones de pesos en efectivo, de los cuales 8
pertenecían al huésped GUSTAVO ELOY VILLEGAS OROZCO y el excedente era del hotel.
Para consumar el ilícito, el procesado aprovechó una salida del administrador e ingresó a la
habitación principal donde estaba la caja fuerte, la cargó en sus brazos, y luego huyó con
ella en un taxi para no volver más al hotel.
Sentencia de 2° Instancia
RADICADO: 05001-60-00206-2017-51893
PROCESADO: JULIÁN ANDRÉS TABARES RAMÍREZ
DELITO: HURTO CALIFICADO Y AGRAVADO
3. ACTUACIÓN PROCESAL
4. FUNDAMENTOS DE LA IMPUGNACIÓN
2
Sentencia de 2° Instancia
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DELITO: HURTO CALIFICADO Y AGRAVADO
Afirma que este argumento sirvió a la juez para negar el subrogado por estar incluido en la
lista de prohibición, pero no hizo ningún análisis subjetivo de los aspectos familiares,
económicos, culturales y antecedentes de su cliente en aras de determinar si la pena
cumpliría con su finalidad. En esa postura no se tuvo en cuenta que su defendido es
primerizo en el delito, que aprendió la lección, que reparó los daños, que pidió perdón a la
víctima e incluso este le volvió a dar trabajo, que tampoco se tuvo en cuenta los
antecedentes médicos de este ciudadano, que padece de diabetes mellitus y las condiciones
existentes para su salud.
Por lo anterior, dice que en este país debe aplicarse la prevención especial positiva y no la
negativa en aras de satisfacer un populismo punitivo, que debe revivirse el ideal de la
necesidad de la pena en casos puntuales, pues mientras los casos graves como homicidios
o cuestiones de bandas criminales terminan haciendo carrera para gozar de beneficios a
otros se les niegan. De ahí que solicite en este caso revocar la prisión intramural y en
consecuencia imponer a su representado alguno de los subrogados penales que consagra la
ley 599 del 2000.
5. SUJETOS NO RECURRENTES
6. CONSIDERACIONES DE LA SALA
El problema jurídico a resolver tiene que ver con la posibilidad pedida por la defensa del
otorgamiento, del subrogado de la suspensión condicional de la ejecución de la pena o de la
prisión domiciliaria dadas las concretas y muy especiales situaciones conocidas y debatidas
en este caso. Resaltamos que el infractor de la conducta punible, el señor TABARES
RAMIREZ, cometió un hurto calificado y agravado, desde el primer momento en que fue
capturado tuvo la voluntad de allanarse a los cargos, el es un buen padre de sus dos hijas,
3
Sentencia de 2° Instancia
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DELITO: HURTO CALIFICADO Y AGRAVADO
Por ello, es pertinente hacer una aproximación a este concepto, para luego analizar el caso
concreto y dar la consecuencia que consideramos son la mejor solución al conflicto jurídico
planteado.
1
Tribunal Superior de Medellín, Sala Penal. Radicado 2019-00118 Procesado: Carlos Gómez Meza. Delito
Concierto para delinquir agravado. Del 22 de Julio de 2020. Con aclaración de voto de los doctores CERÓN y
DE LA PAVA.
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“Si el sistema político de Estado Social y Democrático de Derecho tiene como su piedra
basilar al ser humano y su correspondiente dignidad, esta se tiene que hacer realidad en
todas las relaciones públicas y privadas, más en las primeras en donde el Estado se torna
en servidor de la comunidad y de todos y cada uno de sus integrantes. En consecuencia, a
diferencia de los sistemas anteriores en donde prevalecía un modelo autoritario de derecho y
más en las normas penales, en las cuales el procesado tenía solo unas contadas
oportunidades de intervención, que generó a la vez una relación jurídica desigual entre el
poder – la autoridad - y el individuo; Por el contrario, en el actual modelo, es obligación
contar con él, más en la solución concertada del conflicto penal en el que está inmerso y no
solo el, también las víctimas y la misma sociedad.
Esto se desprende, entre otras normas del preámbulo de la Constitución, pues garantiza
principios como la convivencia, la justicia, la paz, un orden social justo y un marco jurídico
participativo, del artículo 1° sobre la dignidad humana y la forma de Estado participativa,
del artículo 2° sobre el derecho a facilitar la participación de todos en las decisiones que
los afectan, obviamente el delito es un problema del cual su autor es su protagonista y tiene
derecho a participar en su solución, es ahora no solo objeto sino también sujeto del proceso.
También encuentra respaldo constitucional en el artículo 29 sobre el debido proceso y en
especial el ejercicio efectivo del derecho de defensa, que es contencioso y ahora puede ser
consensuado, el artículo 95 respecto a los deberes y obligaciones de los ciudadanos
(numerales 4,5,6 y 7) como el difundir los derechos humanos, participar en la vida
comunitaria del país, propender por el logro y mantenimiento de la paz, colaborar para el
buen funcionamiento de la administración de justicia, el artículo 250, numerales 1, 6 y 7 que
habla de la justicia restaurativa y el derecho de las víctimas entre otras muchas normas. Ni
se diga de los avances que se han dado en las convenciones internacionales referidas a la
protección de los derechos humanos que son parte del bloque de constitucionalidad.
Resaltamos, una de las funciones esenciales de todos, pero en especial de los jueces, de
ser un factor de paz (artículo 22 de la C. P.) y de convivencia social, en nuestra función
debemos procurar esta finalidad basilar del Estado2, ello sobrepasa el cumplimiento simple
2
La Corte Constitucional lo ha descrito como: “La Constitución de 1.991, que nació por la voluntad del pueblo
de hacer cesar la situación sangrienta y de desorden público que viene sufriendo el país, consagró en el artículo
22 ese anhelo como un derecho constitucional fundamental: "La paz es un derecho y un deber de obligatorio
cumplimiento".
Este derecho se halla estrechamente relacionado con el respeto efectivo de los demás derechos iguales e
inalienables de todo hombre.
No debe confundirse la paz con la simple ausencia de guerra y de sangre derramada, o con la conjuración policiva
de las crisis que afectan la seguridad nacional y la tranquilidad pública. Pero la verdadera paz no puede ser
definida como una mera superación de la contienda armada o como una tregua. 1
5
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de la aplicación de una norma o la imposición de una pena, ahora el deber, dentro de las
posibilidades concretas es procurar la solución del conflicto social puesto a su conocimiento.
Si comparamos las dos visiones del derecho, el autoritario en el cual el juez está solo para
cumplir con la ley e imponer la consecuencia jurídica que esta contiene, y la nueva visión
según la cual es más importante hacer la paz entre la víctima y el victimario, o generar
canales de entendimiento entre ellos para lograr no solo la concordia, sino que no se
vuelvan a cometer estas conductas y generar mejores personas en quienes fueron parte de
ese caso, salvo mejor criterio, esta vía es muchísimo más civilizada y coherente con el plexo
de principios y valores que trae la Constitución. Incluso, la más limitada de estas opciones
que es la que el autor de la conducta punible acepte libremente su responsabilidad penal 3 es
una alternativa más conveniente que seguir todo un proceso contencioso.
El Juez -y los demás miembros del sistema judicial- en consecuencia, tenemos el deber de
patrocinar y aplicar los sistemas alternativos de solución de conflictos penales y ser factor
para la búsqueda de soluciones lo más justas, pacíficas y racionales; que permitan cada vez
más la posible armonía entre todos los intereses en juego, tanto del procesado sí, pero
también de la víctima, la sociedad y los valores tales como la justicia material -insistimos-, la
paz y la igualdad material. En su realización su actitud debe cambiar en la idea de ser más
protagonista y menos formalista, más activo y menos indiferente, para el logro de estos
cometidos. Además, desde el punto de vista práctico, no es sensato mantener por meses y
años un caso que fácilmente se puede solucionar por estas vías. Incluso, hay que recordar
La paz, en definitiva, no es otra cosa que el respeto efectivo de los derechos humanos. Cuando la dignidad
humana es atropellada por la violencia o el terror, se está dentro de una situación de guerra contra lo más sagrado
e inviolable del hombre. No puede haber paz mientras a nuestro alrededor hay quienes asesinan, secuestran o
hacen desaparecer.
Una característica peculiar de este derecho es el de la multiplicidad que asume su forma de ejercicio. Es un
derecho de autonomía en cuanto está vedado a la injerencia del poder público y de los particulares, que reclama a
su vez un deber jurídico correlativo de abstención; un derecho de participación, en el sentido de que está
facultado su titular para intervenir en los asuntos públicos como miembro activo de la comunidad política; un
poder de exigencia frente al Estado y los particulares para reclamar el cumplimiento de obligaciones de hacer.
Como derecho que pertenece a toda persona, implica para cada miembro de la comunidad, entre otros derechos,
el de vivir en una sociedad que excluya la violencia como medio de solución de conflictos, el de impedir o
denunciar la ejecución de hechos violatorios de los derechos humanos y el de estar protegido contra todo acto de
arbitrariedad, violencia o terrorismo.
La convivencia pacífica es un fin básico del Estado y ha de ser el móvil último de las fuerzas del orden
constitucional. La paz es, además, presupuesto del proceso democrático, libre y abierto, y condición necesaria
para el goce efectivo de los derechos fundamentales. El lugar central que ocupa en el ordenamiento constitucional
llevó a su consagración como derecho y deber de obligatorio cumplimiento.” (Sentencia T-102 de 1993.)
3
El ideal no es que se opere como un simple negocio con espítitu utilitarista, en donde el imputado acepta su
responsabilidad a cambio de una rebaja de pena, se pretende un cambio de actitud del infractor en la idea que
sea mejor persona y que no vuelva a delinquir.
6
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Son variadas las maneras como el legislador, en desarrollo del principio anterior, consagra
estas figuras, podemos citar las siguientes: el principio de oportunidad, la justicia
restaurativa, la sentencia anticipada (en procesos de la ley 600 del 2000), la conciliación, la
mediación, la indemnización de perjuicios, la retractación, el desistimiento, los acuerdos
(allanamientos y negociaciones), algunos sistemas de sometimiento a la justicia, la justicia
transicional, las amnistías e indultos, etc. Lo destacable es que en la mayoría de ellas es
preciso contar con la participación protagónica del imputado, en especial, el acto
trascendente de la renuncia a su derecho de no autoincriminación, en presencia y con la
asesoría de su defensor jurídico. Obvio, los otros sujetos e intervinientes también tienen el
derecho a participar de estos acuerdos.
Históricamente, estas figuras han tenido también su evolución, desde las primeras épocas
en Roma y las comunidades germánicas con la “compositio”, 5 pasando por los regímenes
inquisitoriales en que estos sistemas de negociación se orientaban a que el procesado
aceptara su culpa y se comprometiera a jamás nunca volver a cometer estas conductas, en
especial ello tenía un contenido religioso y político.
….
4
Véanse los artículos 36 y 37 del acuerdo PSAA16-10618 del Consejo Superior de la Judicatura.
5
Mommsem, Teodoro. Derecho Penal Romano. Ed. Temis. 1976. Bogotá. Pg 466. ARMENTA DEU,
TERESA. Pena y proceso: Fines comunes y fines específicos. Dialnet. Pag. 442. MAIER, J.B.J. 2004.
Derecho Procesal Penal. Tomo I. Fundamentos. “Ed. Buenos Aires. Págs 264 y 265 (Citado por FRANCO
CONFORTI. El hecho jurídico restaurable. Nuevo enfoque en derecho penal. Ed. DYKINSON. Madrid).
6
Comisión Redactora del Código de Procedimiento Penal. Acta 25, páginas 24,26,28 y 43.
7
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Considera la Sala que, por regla general, los sistemas alternativos de terminación anticipada
del proceso, se convierten en un derecho de quienes son sujetos o intervinientes, si es
voluntad del imputado acogerse a tales mecanismos tanto la Fiscalía como la Judicatura
debe procurar su realización. A la vez, el Juez adquiere la facultad de facilitar los acuerdos,
siempre dentro de los criterios moduladores como los de necesidad, ponderación, legalidad
y corrección7, lo mismo que el cumplimiento de los fines que persiguen estas figuras, vale
recordar la humanización de la actuación procesal y la pena, el obtener pronta y cumplida
justicia, activar la solución de los conflictos sociales generados con el delito, propiciar la
reparación integral de los perjuicios generados con este y lograr la participación del
imputado en la definición de su caso8. Como se puede observar, se busca la realización de
los principios constitucionales que hemos comentado. Es importante en esa labor el
desformalizar las actuaciones previas al mismo en orden a obtener ese objetivo que,
repetimos, es la prioridad de la actuación judicial actual, eso sí dentro de criterios de
imparcialidad, racionalidad y justicia material.
…
Ahora, el sistema básico acusatorio tiene que adaptarse a las nuevas corrientes del derecho
surgidas luego de la Segunda Guerra Mundial sobretodo frente a las formas alternativas de
solución de conflictos sociales y, dentro de ellos, los penales. Se yergue por tanto el principio
del consenso. Antes, el detentador del poder, bajo el esquema de derecho autoritario, a
través del principio de legalidad, fijaba para los conflictos penales una declaración del
mismo, establecía un límite que a la vez se convertía en una garantía del ciudadano, es
decir declaraba lo que era delito y, además, imponía la pena como modelo único de solución
de los problemas sociales, concebía así la manera de administrar justicia. Ese modelo hizo
crisis, el sistema no pudo resolver los casos puestos a su conocimiento, es más, los agravó.
7
Artículo 27 del C.P.P.
8
Artículo 348 del C.P.P.
8
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Las nuevas alternativas parten de una visión distinta: no es el que detenta el poder quien
con una sola fórmula puede arreglar los conflictos que se presentan en la sociedad, son los
seres humanos comprometidos en estos problemas los que tienen la primera opción de
solucionarlos, este nuevo sistema parte y cree que ellos son capaces de arreglarlos, aún los
más difíciles; en consecuencia, el sistema jurídico tiene que permitir que esto ocurra, a la
vez al aplicar tales figuras no se desvertebra el modelo jurídico actual sino que, por el
contrario, lo complementa y lo refuerza. Obvio que, si no hay voluntad de recurrir a estos
modelos, se aplica el régimen ordinario.”
Si bien con el sistema anterior era el legislador el que determinaba con anterioridad que era
lo justo; ahora se parte de la ley, pero se le da un mayor margen de maniobrabilidad al Juez,
para que, en el caso concreto, con la participación de quienes son parte del conflicto penal,
encuentren la mejor manera de solución del problema jurídico puesto en su conocimiento,
que esta sea lo más justa, pacífica, pacificadora y por demás legitimadora de las
instituciones judiciales.
Ahora, nos concentramos en la figura de la justicia restaurativa aplicable para todos los
casos posibles, como se dijo en líneas precedentes, existe no solo el suficiente fundamento
constitucional para la utilización de las figuras contenidas dentro del concepto de la solución
alternativa de conflictos jurídicos, sino que es una prioridad constitucional. Incluso, si se
analiza la misma legislación, con una óptica garantista de todos los intereses en tensión,
llegaremos también a la aplicación de esta figura como más adelante expondremos.
9
Chistie, 1984:126. Citado por FRANCO CONFORTI. EL HECHO JURÍDICO RESTAURABLE. Ed.
Dikinson. Madrid. Pg. 26.
9
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la década de los años 70 empiezan unos movimientos en orden a hacer acercamientos entre
la víctima y el victimario, que, sorpresivamente, fueron muy exitosos (uno de ellos se citará
mas adelante por ser muy análogo al caso que nos ocupa), a ello se unieron muchos grupos
religiosos y sociales que fungieron como facilitadores, cada vez con mayor fuerza, en estos
momentos en casi todos los países hay desarrollos jurisprudenciales y legislativos como
también instituciones, públicas y privadas que facilitan la aplicación de la justicia restaurativa.
Una de las mejores síntesis de este modelo es la expuesta por ANTONIO GARCÍA-PABLOS
DE MOLINA en su tratado de Criminología cuando manifiesta:
“El modelo INTEGRADOR redefine el propio ideal de justicia. Concibe el crimen como
un CONFLICTO INTERPERSONAL, concreto, real, histórico, rescatando una
dimensión de éste que el formalismo jurídico había neutralizado. Orienta la respuesta
del sistema más a la REPARACIÓN DEL DAÑO que el infractor causó a SU víctima,
a las responsabilidades de éste y las de la comunidad, que al castigo mismo. Se
propone, pues, intervenir en dicho conflicto constructiva y solidariamente, sin metas
represivas, buscando SOLUCIONES. Y no desde su “auctoritas”, sino a través del
pacto, del consenso, del arreglo, de la composición: mediante la NEGOCIACIÓN,
confiando en la capacidad de los implicados para encontrar fórmulas de compromiso.
La JUSTICIA RESTAURATIVA no gira ya en torno a la idea excluyente y obsesiva del
10
Ob. Cit. Pág. 22 y 23.
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Ob. Cit. Págs. 1008 y ss
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Ahora, varias corrientes de corte conservador ven en estas instituciones una negación al
derecho penal, por el contrario, es un complemento, un desarrollo y una evolución hacia el
logro de los fines últimos del derecho, se desplaza el sistema retributivo pero no lo suprime,
incluso la justicia restaurativa se vincula a los fines de la pena, en concreto con la prevención
general positiva:
12
Reyes Mate Rupérez. Justicia de las Víctimas. Anthropos Editorial. Barcelona. Página 10.
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13
FRANCO CONFORTI. El hecho Jurídico Restaurable. Ob. Cit. Pag. 125.
14
BERISTAIN, Antonio S.J.. Criminología, victimología y cárceles, Tomo I. La construcción criminológica
desde la realidad jurídico penal. Antropología recreadora desde la victimación. Págs 267 y ss. Ed. Pontificia
Universidad Javeriana. Facultad de Ciencias Jurídicas. 1996.
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Como elemento complementario, desde el punto de vista normativo, existen unas directrices
que hacen parte del bloque de constitucionalidad como la declaración sobre los principios
fundamentales de justicia para las víctimas de delitos y del abuso de poder, resolución 40/34,
la recomendación R (85) 11 del Comité de Ministros a los Estados Miembros sobre la
posición de la víctima en el campo de derecho penal y procesal penal, del 28 de junio de
1985, la resolución 2000/14 del Consejo Económico y Social de la Organización de
Naciones Unidas que trata de los principios básicos sobre la utilización “de programas de
justicia restaurativa en materia penal”. Esto en materia de Bloque de Constitucionalidad.
La Sala es consciente que hay problemas socioculturales muy marcados que impiden la
aplicación de estas alternativas, se peca por su desconocimiento y por creer que el derecho
penal contempla una sola vía para solucionar los conflictos penales que es la cárcel, es difícil
que estos cambios se den de un día para otro, pero la judicatura en todas sus instancias los
debemos plantear e intentar. En consecuencia, el sistema normativo se tiene que interpretar
en orden a la realización de estos postulados. Afirmamos que hay momentos, autoridades y
fases distintas en que la justicia restaurativa se puede aplicar, un primer momento se refiere
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“1. Los programas de Justicia Restaurativa se pueden utilizar en cualquier etapa del
sistema de justicia penal, a reserva de lo dispuesto en la legislación nacional. -Los
procesos restaurativos deben utilizarse únicamente cuando hay pruebas suficientes para
inculpar al delincuente, y con el consentimiento libre y voluntario de la víctima y el
delincuente. La víctima y el delincuente podrán retirar ese consentimiento en cualquier
momento del proceso. Los acuerdos se alcanzarán en forma voluntaria y solo contendrán
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Nuestra legislación procesal además del problema de la inclusión dentro del principio de
oportunidad, regula la justicia restaurativa en su último libro, el VI, y con la idea que es un
apéndice de la estructura del Código de Procedimiento Penal, una consagración coherente
con su importancia debería estar en los primeros títulos de esta normatividad, incluso en una
ley estatutaria. Además, es clara la falta de armonización interna, vale decir, con el mismo
sistema normativo y, también, tiene dificultades con relación al plexo de principios y valores
constitucionales. La definición, las reglas generales y las condiciones previas establecidas en
los artículos 518, 519, 520 y 521 son claras y están de acuerdo con el bloque de
constitucionalidad, el proceso y el acuerdo restaurativo son permitidos entre la víctima y el
imputado, acusado o sentenciado, ello para significar, repetimos, que se puede hacer en
cualquier etapa del proceso, tanto en la fase de investigación, acusación, el juicio y la
ejecución de la sentencia, que participan en forma activa en la resolución del conflicto
derivado del delito como protagonistas el victimario y la víctima, será, es lo ideal, con ayuda
de un tercero. Las finalidades que surgen de la misma ley son las de atender
responsabilidades individuales y colectivas para lograr la reparación, restitución y servicio a
la comunidad.
El Código de Procedimiento Penal, artículo 521, establece tres momentos procesales y/o
modalidades en las cuales se puede aplicar justicia restaurativa, la conciliación pre-procesal,
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Ahora, la gran inquietud de los aplicadores del sistema penal es más del respaldo jurídico
para fomentar esta clase de soluciones que son nuevas – en nuestro medio- y el cómo se
realiza el proceso a más de las consecuencias jurídicas que se derivan del mismo. Insistimos
que sobran las normas jurídicas, no son las mejores, pero sí son las suficientes, repetimos:
estos procesos no nacieron de una norma sino de una realidad social y jurídica que fue
inicialmente reconocida por los jueces y luego la consagraron las legislaciones de cada país.
Uno de los elementos que es bien importante -mas no es esencial- y no está reglamentado
ni estructurado en nuestro medio es la figura del mediador o conciliador y su equipo de
ayudantes -sicólogos y terapeutas- en orden a realizar responsablemente este proceso,
pero, incluso sin este elemento se pueden buscar esas alternativas por fuera del sistema
judicial, al fin y al cabo la justicia restaurativa surgió como un hecho jurídico, sin legislación y
reglamentación previa, fueron experiencias que en los diversos países se dieron y que,
repetimos, fueron acogidos por la judicatura y luego por las legislaciones correspondientes.
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Como se expresó, en el caso que nos ocupa, y que se diferencia de los demás, es que
existió materialmente, no solo un proceso restaurativo sino también un resultado
restaurativo, es claro que hay reparación suficiente y satisfactoria, existe un encuentro entre
la víctima y el victimario, se presenta la solicitud formal de perdón por parte del infractor, la
aceptación de éste por parte de la víctima, hay incluso un actual vínculo de amistad entre
ellos, es más el victimario ha trabajado como empleado de quien funge como víctima, incluso
en el mismo hotel en donde ocurrieron los hechos. Ello se hizo con el consentimiento libre y
voluntario de ellos, no existió vicio de consentimiento alguno, todo se hizo de común acuerdo
y las obligaciones no solo se pactaron sino que se cumplieron plenamente, ello a pesar que
no existió un facilitador, el pacto de paz se dio de manera espontánea y por iniciativa de ellos
mismos.
El caso en mención guarda cierta similitud con el primer caso conocido que se originó en
Canadá y que fue una verdadera revolución en ese país, uno de los que más ha avanzado
en estas instituciones. Se le denominó el caso “Elvira” en Ontario-Canadá, en el año 1974,
dos jóvenes drogados en el pueblo de Kitcchener causaron daños destruyendo 22 carros y
los antejardines, un típico caso de vandalismo:
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LUÍS F. GORDILLO. Justicia Restaurativa y Mediación Penal. Ed. IUSTEL. 2007. Páginas 261 y ss.
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Es pertinente recordar que, por la misma solicitud de las víctimas ante el Juez, les fue
suspendida la pena a los condenados.
Si bien ello ocurrió ya hace un buen tiempo, 47 años, en nuestro país son muy escasas las
decisiones judiciales que se han pronunciado en ejercicio de la figura en comento. Si se
compara el caso anterior con el que es materia de esta decisión, la conclusión, sin mayor
esfuerzo intelectual, es que en ambos a más que son similares, se realizaron procesos de
justicia restaurativa.
Es en este punto pertinente recordar la lucha de la judicatura a través de los siglos siempre
ha sido la misma, el buen juez MAGNAUD, en 1898, absolvió a una joven mujer por haberse
robado un pan, dijo en ese entonces que “cuando se presenta una situación semejante a la
de Luisa Menard -la procesada-, claramente establecida, el juez puede y debe interpretar
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humanamente los inflexibles preceptos de la ley”16. Llama la atención que en ese tiempo tal
decisión fue motivo de enconados debates, los unos a favor y otros en contra. En esa misma
secuencia, el maestro PIERO CALAMANDREI, en su Elogio de los Jueces escrito por un
abogado, explica con admiración lo que espera de los jueces:
“Por ello el Estado siente como esencial el problema de la elección de los jueces;
porque sabe que les confía un poder mortífero que, mal empleado, puede convertir
en justa la injusticia, obligar a la majestad de la ley a hacerse paladín de la sinrazón e
imprimir indeleblemente, sobre la cándida inocencia, el estigma sangriento que la
confundirá para siempre con el delito. El derecho, mientras nadie lo perturba y lo
contrasta, resulta invisible e impalpable, como el aire que respiramos; inadvertido
como la salud, cuyo valor sólo se conoce cuando nos damos cuenta de haberla
perdido. Pero cuando el derecho es amenazado o violado, descendiendo entonces
del mundo astral en el que reposaba en forma de hipótesis al de los sentidos, se
encarna en el juez y se convierte en expresión concreta de voluntad operante a
través de su palabra. El juez es derecho hecho hombre; solo de este hombre puedo
esperar en la vida práctica la tutela que en abstracto me promete la ley, solo si este
hombre sabe pronunciar a mi favor la palabra de la justicia, podré comprender que el
derecho no es una sombra vana. Por eso se sitúa en la IUSTITIA, no simplemente
en el IUS el verdadero fundamentum regnorum (fundamento de los reinos), porque si
el juez no está despierto, la voz del derecho queda desvaída y lejana, como las
inaccesibles voces de los sueños”.17
En tiempos actuales han sido muchos pronunciamientos en los que se ha realizado el valor
de la justicia material sobre la ley, citamos tres casos: El primero de la Corte Constitucional
cuando hizo el control de constitucionalidad del artículo 27 de la ley 1142 de 2007 que
prohibía a una amplia gama de delitos la pertinencia de la detención domiciliaria. La
mencionada corporación concluyó que las prohibiciones absolutas no tienen sentido
constitucional, que “las exigencias de igualdad material imponen que el examen sobre el
cumplimiento de los fines de la medida de aseguramiento, su necesidad, adecuación,
razonabilidad y proporcionalidad, se efectúe en concreto”. La segunda, fue emitida por la
16
LEYRET, HENRY. Las sentencias del buen Juez Magnaud. Ed. Temis. Segunda edición. Pág. 11.
17
CALAMANDREI, PIERO. Elogio de los jueces escrito por un abogado. Ediciones jurídicas Europa-
América. Buenos Aires. 1980. Págs. 11 y 12.
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Sentencia de 2° Instancia
RADICADO: 05001-60-00206-2017-51893
PROCESADO: JULIÁN ANDRÉS TABARES RAMÍREZ
DELITO: HURTO CALIFICADO Y AGRAVADO
Corte Suprema de Justicia, Sala Penal, Radicado 32254, del 27 de febrero de 2013 en la
cual desconoció para los delitos en los cuales se prohíben los acuerdos y negociaciones, a la
vez aplicar el incremento punitivo del artículo 14 de la ley 890 de 2004, concluyó que tal
incremento se tornaba en manifiestamente injusto y desproporcionado. El tercer
pronunciamiento es una sentencia de tutela en la cual analiza para un caso en que la víctima
y el victimario eran menores de edad, si era aplicable la prohibición contenida en el artículo
199 de la ley 1098, sobre la pertinencia del principio de oportunidad. Es la sentencia T- 142
de 2019. Concluyó mediante el test de proporcionalidad, que se podía desconocer este
mandato en orden a la prevalencia del interés superior del menor, incluso habló de la
excepción de inconstitucionalidad.
El juez penal, reiteramos, está facultado para hacer procesos la facultad de hacer procesos
de ponderación, necesidad y corrección, para el logro de la mejor solución posible, así lo
permite el artículo 27 del C.P.P. que dice:
En otras palabras, si en un caso concreto al aplicar la ley, esta genera “excesos”, el juez
válidamente se puede armonizar su sentido, obvio, con una carga argumentativa suficiente
en la cual de las razones por las cuales en esa situación la ley se torna contraria a derecho.
No debe olvidarse que el funcionario judicial es un solucionador de conflictos sociales, es un
factor de paz convivencia social. Este ejercicio es el desarrollo verdaderamente auténtico de
la actividad judicial.
Es importante afirmar, además, que el juez penal, en cualquiera de sus instancias está
facultado para que en cada caso concreto pueda hacer esta clase de valoraciones, eso sí,
enfatizamos, con la suficiente carga argumentativa. No es necesario para el efecto, más
pronunciamientos judiciales de altas cortes para poder obrar, de manera autónoma lo puede
hacer.
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Sentencia de 2° Instancia
RADICADO: 05001-60-00206-2017-51893
PROCESADO: JULIÁN ANDRÉS TABARES RAMÍREZ
DELITO: HURTO CALIFICADO Y AGRAVADO
Esta figura tiene un objetivo común con las contenidas en los artículos 63 del C. Penal y 524
del C.P.P., al final todas ellas buscan que la consecuencia punitiva sea reducida previas
ciertas valoraciones que se hacen, en especial de la conducta del procesado en la fase de
determinación de los efectos por la comisión de la conducta punible. Obvio, ellas tienen
diferencias concretas entre sí.
Otro elemento a tener en cuenta para la solución del caso es que el bien jurídico afectado o
vulnerado es de naturaleza disponible y renunciable, es el patrimonio económico. Como se
ha insistido este fue resarcido en debida forma.
18
Véanse las sentencias C-114 y 115 de 2017.
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Sentencia de 2° Instancia
RADICADO: 05001-60-00206-2017-51893
PROCESADO: JULIÁN ANDRÉS TABARES RAMÍREZ
DELITO: HURTO CALIFICADO Y AGRAVADO
Esta cita es plenamente aplicable a nuestro caso, reiteramos, es una pena corta la impuesta,
se reparó a la víctima, se permite la reinserción social y la posibilidad de cumplir sus
obligaciones familiares, también puede seguir trabajando con quien fue la víctima de los
hechos, al final el daño social y material, para este caso concreto, es significativamente
menor, lo que impone que la privación de la libertad no se torna en un criterio imperioso,
urgente o inaplazable. En la ponderación de los intereses en tensión, esta cede en pro del
acuerdo restaurativo.
En tercer lugar, ¿si esta medida de privación de la libertad es conducente para el logro de los
fines del derecho penal? Es probable que sí, pero también existen otras alternativas menos
lesivas de derechos fundamentales, el dar la suspensión a prueba, para el caso concreto, es
la medida que a nuestro juicio es la más civilizada y acorde con el plexo de principios
constitucionales como lo comentamos en su debido momento.
En cuarto lugar, ¿la medida de privación efectiva de la libertad se torna en necesaria? Como
lo hemos sostenido, al existir otras alternativas y valorar otras circunstancias que no fueron
tenidas en cuenta, al interpretar el hecho de manera integral y sistemática, hacen
innecesaria la aplicación de esta medida. Ello además atendiendo el postulado fundamental
19
Ver sentencia C-738 de 2008.
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Sentencia de 2° Instancia
RADICADO: 05001-60-00206-2017-51893
PROCESADO: JULIÁN ANDRÉS TABARES RAMÍREZ
DELITO: HURTO CALIFICADO Y AGRAVADO
En quinto lugar, ¿Se torna en proporcional la privación efectiva de la libertad en este caso?
La respuesta, es contraria, la medida en mención dado el bien jurídico lesionado, la
reparación a la víctima, su voluntad primigenia de aceptar responsabilidad, el crear lazos de
amistad y de trabajo con el victimario y la oportunidad para que el condenado como ser
humano de poder rehacer su vida y ser un factor de bienestar para su familia y su sociedad
se garantizan de mejor manera otorgando la suspensión condicional de la ejecución de la
pena. La privación de la libertad se torna en este caso concreto en una medida contraria a la
Carta, inútil y potencialmente dañina para el condenado y desconocería el acuerdo
restaurativo con la víctima.
“En los delitos con pena superior a cinco (5) años la mediación será considerada para
otorgar algunos beneficios durante el trámite de la actuación, o relacionados con la
dosificación de la pena, o el purgamiento de la sanción.” (lo resaltado es nuestro).
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Sentencia de 2° Instancia
RADICADO: 05001-60-00206-2017-51893
PROCESADO: JULIÁN ANDRÉS TABARES RAMÍREZ
DELITO: HURTO CALIFICADO Y AGRAVADO
Insistimos que con la existencia del acuerdo restaurativo, que es el fin perseguido, se deben
dar las consecuencias correspondientes, las especiales para este caso y no las generales
que no tienen en cuenta esta figura. Además, el acuerdo restaurativo tiene el mérito de que
fue realizado por las mismas partes -víctima y victimario-, que ello tiene que valorarse más
pues para su logro no participó mediador ni tercero alguno, en otras palabras, se cumple
plenamente con lo establecido en el artículo 518 inciso segundo del C.P.P. Es más, si
hacemos una interpretación integral de esta normatividad, resulta en este caso irrelevante la
figura del mediador, al final si lo “sustancial” es el acuerdo logrado, como lo exige el artículo
230 de la Constitución Política, este tiene que primar sobre las formas. A contrario, invalidar
o no dar las consecuencias al acuerdo restaurativo por la ausencia del mediador, es priorizar
la forma y sacrificar los verdaderos protagonistas del conflicto penal, por una exigencia que
pasa por irrelevante en este caso concreto. Además, se tiene que insistir que el derecho
penal no es solo cárcel, que existen en ciertos casos -como el presente- mejores soluciones,
más cuando los intervinientes en el conflicto penal están de acuerdo en modular la
consecuencia punitiva en casos como el presente en que el bien jurídico protegido es de
naturaleza renunciable por ser el patrimonio económico y que al final los derechos de la
víctima y de la sociedad se resarcieron.
Como gran conclusión de todo lo dicho tenemos que existió materialmente un acuerdo
restaurativo que no fue planteado, ni controvertido por las partes, ni valorado por la
funcionaria de instancia, que este debe tener efectos en la modulación de la pena, vale decir,
para adaptar la ley al caso concreto, ya sea con base en la aplicación de los moduladores de
la actuación penal, o por la aplicación del artículo 524 inciso segundo del C.P.P., al final
llegamos a la misma conclusión en el sentido que los más armónico con el plexo de
principios y valores legales y constitucionales es que no se tendrá en cuenta la restricción
contenida en artículo 68ª del C. Penal. En consecuencia, al cumplirse con todos los
elementos para la suspensión condicional de la ejecución de la pena, esta se suspenderá
por el mismo término de la pena principal impuesta, se le impone una caución de
$300.000.oo, se comprometerá al condenado a cumplir con las obligaciones contenidas en el
artículo 65 del Código Penal.
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Sentencia de 2° Instancia
RADICADO: 05001-60-00206-2017-51893
PROCESADO: JULIÁN ANDRÉS TABARES RAMÍREZ
DELITO: HURTO CALIFICADO Y AGRAVADO
RESUELVE
NOTIFÍQUESE Y CÚMPLASE
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Salvamento de Voto
Acusado: Julián Andrés Tabares Ramírez
Delito: Hurto calificado agravado
Radicado: 05001 60 00206 2017 51893
SALVAMENTO DE VOTO
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Salvamento de Voto
Acusado: Julián Andrés Tabares Ramírez
Delito: Hurto calificado agravado
Radicado: 05001 60 00206 2017 51893