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El Mito Hebreo de La Creación Del Universo y Del Hombre

El mito hebreo de la creación del universo y del hombre, narrado en el Génesis, ha influido profundamente en la cultura judeocristiana, afectando la religión, la literatura y el arte a lo largo de los siglos. Este relato no solo establece la relación entre Dios, el hombre y el cosmos, sino que también es fundamental para la identidad del pueblo hebreo y el cristianismo. Su legado perdura en diversas expresiones artísticas y literarias contemporáneas, reafirmando su relevancia en la comprensión de la identidad cultural occidental.

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El Mito Hebreo de La Creación Del Universo y Del Hombre

El mito hebreo de la creación del universo y del hombre, narrado en el Génesis, ha influido profundamente en la cultura judeocristiana, afectando la religión, la literatura y el arte a lo largo de los siglos. Este relato no solo establece la relación entre Dios, el hombre y el cosmos, sino que también es fundamental para la identidad del pueblo hebreo y el cristianismo. Su legado perdura en diversas expresiones artísticas y literarias contemporáneas, reafirmando su relevancia en la comprensión de la identidad cultural occidental.

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El Mito Hebreo de la Creación del Universo y del Hombre

Estudiante: César Danilo Burbano

Asignatura: Historia de las Literaturas

Universidad de Nariño
Introducción:
Los mitos han sido una parte esencial de la humanidad, reflejando sus intentos de
explicar fenómenos naturales, sociales y espirituales. Cada cultura posee relatos
fundacionales que han moldeado sus creencias y estructuras sociales. Entre ellos, el mito
hebreo de la creación del universo y del hombre, tal como se narra en el Génesis, ha
desempeñado un papel central en las culturas judeocristianas, influyendo no solo en la
religión, sino también en la literatura, el arte y el pensamiento occidental. Este documento
explorará el origen y la influencia de este mito, analizando su impacto cultural a lo largo de
los siglos y su relevancia en la actualidad.
¿Cómo nos vienen los mitos?
Los mitos son fascinantes. Todos los pueblos, culturas o naciones, ya sean las más
antiguas como aquellas que no lo son, tienen en su haber un mito, o colección de mitos
fundacionales que consolidan su identidad. Pero, ¿por qué se originaron los mitos? El teólogo
de Países Bajos, Louis Berkhof, dice en su ‘‘Introducción a la Teología Sistemática’’ que es
una imposibilidad de la mente humana no racionalizar y poner en un sistema uniforme y
coherente los hechos de la experiencia que admite como ciertos: el hombre está dotado de
razón, y la razón humana no puede descansar satisfecha con una mera colección de verdades
aisladas, sino que quiere verlas en sus mutuas relaciones para comprenderlas con claridad.
La mente empieza involuntariamente a unir verdades dispersas, a clasificarlas y a
completarlas, de manera que su correlación se hace evidente1.

Siguiendo esta línea de pensamiento, el hombre de antaño intentaba racionalizar los


hechos de su experiencia cotidiana: procurando explicar cuáles podrían ser las causas de los
fenómenos que accidentaban su vida, trasladó el orden del mundo social en el cual vivía al
de los fenómenos terrestres externos, para explicarse a sí mismo y a su comunidad la génesis
de estos. De ahí que, por ejemplo, el origen del mundo en muchos mitos se represente desde
la concepción, cuando dos seres trascendentes se unen y conciben el mundo. Según Eliade,
"El hombre de las sociedades arcaicas no puede vivir sino en un mundo orientado, en una
‘cosmización’, la cual se obtiene replicando en la tierra un orden celestial o divino. Esta
transposición del orden social al orden cósmico asegura una comprensión coherente del
universo."2

El Mito Hebreo de La Creación del Universo y el Hombre en el Mundo Occidental

En el mundo occidental, quizás, los mitos más famosos son aquellos que nos han sido
legados por los griegos. Amén de que una gran brecha o espacio de tiempo y percepciones

1
Louis Berkhof, Introducción a la Teología Sistemática, (Grand Rapids, Michigan: Libros Desafió,
2002), 5
2
Mircea Eliade, El mito del eterno retorno: Arquetipos y repetición, 2ª ed. (Madrid: Alianza
Editorial, 1985), 30.
culturales nos separan de la época en las cuales estos se originaron, siguen suscitando el
interés académico y literario en nuestros días, después de todo, "A pesar de su antigüedad,
los mitos griegos siguen siendo una referencia ineludible en el pensamiento contemporáneo.
Siguen influyendo en la literatura, el arte y la psicología, proporcionando arquetipos y
modelos para la comprensión de la naturaleza humana y las estructuras sociales."3 Aun así,
el imaginario colectivo y las tradiciones culturales de occidente se han construido sobre el
fundamento del ‘‘mito’’ hebreo de la creación del universo y del hombre, debido a que es
esencial para el cristianismo que ha configurado nuestras creencias:

"El mito bíblico de la creación ha ocupado una posición central en la cultura


occidental, sirviendo no solo como un fundamento religioso, sino también como un referente
esencial en la construcción de las ideas sobre la naturaleza del hombre y el cosmos. Su
profunda integración en las tradiciones culturales y sociales occidentales le otorga una
superioridad en cuanto a su influencia y permanencia."4
Lo anterior, constituye una base sólida para disertar con respecto a la vigencia de
estos mitos hebreos en la sociedad actual de occidente, repercutiendo en la totalidad de los
aspectos culturales y artísticos, tales como pintura, escultura, poesía, novelas, cuentos, teatro,
cine, televisión, publicidad, entre otras formas de expresión simbólica y de lenguaje.

El Lugar Que Ocupa El Mito Creacional Hebreo En La Literatura Judía Y


Cristiana

El relato de la creación de Dios, que constituye las primeras páginas del libro del
génesis, supone el principio de la existencia de todas las cosas y del hombre, pero es también
el punto de partida de la historia del Pueblo de Israel en el mundo, el Pueblo Escogido de
Jehová, y de la historia del cronológica de la redención para el cristianismo. El papel que
desempeñan estos primeros versículos en la literatura hebrea como cristiana es fundamental.

La identidad del pueblo hebreo, por ejemplo, está íntimamente ligada a su literatura
sagrada, la cual, entre otros escritos como el Talmud, nosotros conocemos como Antiguo
Testamento. Este conjunto canónico de escritos sagrados se divide tradicionalmente en tres
secciones grandes y generales: El Pentateuco (Denominado también como La Ley o Torá),
Los Escritos, y los Profetas. John Bright, afirma: El Antiguo Testamento constituye el núcleo

3
Jean-Pierre Vernant, Los orígenes del pensamiento griego, 4ª ed. (Barcelona: Paidós, 1996), 15)
4
Mircea Eliade, Historia de las creencias y las ideas religiosas (Madrid: Ediciones Cristiandad, 1991), 182)
fundamental de la identidad del pueblo hebreo, pues no solo contiene su historia como pueblo
elegido por Yahvé, sino que también ofrece las normas religiosas y éticas que conformaron
su cultura y les dieron un sentido de pertenencia a través de las generaciones.5

5
John Bright, Historia de Israel, 4ª ed. (Salamanca: Ediciones Sígueme, 2002), 89
Es interesante notar qué, amén del resto de la literatura que le sigue al Pentateuco,
esta primera colección de libros, constituye el fundamento mismo de la totalidad de toda esta
narrativa: El Pentateuco es la piedra angular del Antiguo Testamento, ya que contiene las
bases legales, históricas y teológicas sobre las cuales se desarrollan todas las demás escrituras
del canon hebreo. Sin los primeros cinco libros, sería imposible comprender el contexto
completo de las narrativas, las leyes y las profecías subsecuentes.6 Y al mismo tiempo, el
relato de la creación, constituye las bases de la Biblia Hebrea en su totalidad:

El relato de la creación en los primeros capítulos del Génesis constituye el eje central
no solo del Pentateuco, sino de toda la literatura bíblica. Este relato establece los principios
fundamentales de la relación entre Dios, el hombre y el cosmos, sirviendo como base
teológica y narrativa para los demás libros.7
Ya desde la época apostólica, tanto Jesucristo como sus discípulos y apóstoles,
aceptaron la autoridad del Antiguo Testamento. Esto es evidente en que tanto Jesús, como el
resto de autores neotestamentarios, citaban constantemente la ley, los escritos y los profetas,
para fundamentar su mensaje evangelístico. En este sentido, el cristianismo no se separa de
tradición literaria judía, sino que la afirma, condensándola sobre Jesús, el mesías que había
de venir. Esto significa que aceptaron también la autoridad del relato creativo por parte de
Dios en el principio del mundo.

Desde los primeros días del cristianismo, tanto Jesús como sus seguidores no solo
reconocieron la autoridad del Antiguo Testamento, sino que lo utilizaron constantemente
para fundamentar y legitimar sus proclamaciones. Jesús citó y reinterpretó las Escrituras
Hebreas, subrayando su cumplimiento en su propia persona y misión. En este contexto, el
relato de la creación en Génesis se mantuvo como una parte integral de la revelación divina
y de la identidad del Mesías.8
De esta manera, ya con la expansión del cristianismo y la consolidación del canon
neotestamentario, tiempo después del siglo primero, por todo el occidente del imperio

6
R. K. Harrison, Introduction to the Old Testament (Grand Rapids: Eerdmans, 1969),44)
7
Gerhard von Rad, Genesis: A Commentary (Philadelphia: Westminster Press, 1972), 31
8
N. T. Wright, Jesus and the Victory of God (Minneapolis: Fortress Press, 1996), 250
romano, poco a poco, los ecos de estos mitos fundacionales hebreos, fueron llegando hasta
nosotros, impactando significativamente en nuestra cultura y cosmovisión, así como en todas
las ramas del arte y expresiones simbólicas9.

A continuación, una pequeña lista de los ecos de estos relatos en otros lugares:

Pintura:

• "La Creación de Adán" de Miguel Ángel (1512), en la Capilla Sixtina. La obra


refleja el relato de la creación del hombre en Génesis.

• "El Jardín de las Delicias" de Hieronymus Bosch (1490-1510). Representa temas


de la creación, el pecado original y el paraíso.

9
James L. Kugel, The Bible as It Was (Cambridge: Harvard University Press, 1997), 15
o John Milton, en El Paraíso Perdido (1667), utiliza el relato bíblico de la
creación y la caída para construir su épica poética.

2. Literatura Contemporánea:
o Jorge Luis Borges, en cuentos como "La Muralla China", a menudo explora
temas relacionados con la creación y la estructura del universo que recuerdan
a las narrativas hebreas.

o J.R.R. Tolkien, en ‘‘El Silmarillion’’, el autor de ‘‘El Señor de Los Anillos’’,


funda su literatura con un relato creativo muy semejante al del génesis.

‘‘En el principio estaba Eru, el Único, que en Arda es llamado Ilúvatar; y


primero hizo a los Ainur, los Sagrados, que eran vástagos de su
pensamiento, y estuvieron con él antes que se hiciera alguna otra cosa. y les
habló y les propuso temas de música; y cantaron ante él y él se sintió
complacido’’...

Conclusión:
A lo largo de la historia, el mito hebreo de la creación ha sido un pilar fundamental
en la configuración de la cultura occidental. Su influencia ha traspasado los límites de lo
religioso, llegando a las artes, la literatura y otras formas de expresión. A través de la pintura,
la poesía y el cine, este relato milenario ha seguido inspirando a generaciones, reafirmando
su importancia en la comprensión de nuestra identidad cultural. Aunque han surgido otros
mitos a lo largo del tiempo, la creación hebrea sigue siendo una referencia esencial en nuestra
percepción del origen del universo y del lugar del ser humano en él.
Bibliografía

Bright, John. Historia de Israel. 4ª ed. Salamanca: Ediciones Sígueme, 2002.

Eliade, Mircea. El mito del eterno retorno: Arquetipos y repetición. 2ª ed. Madrid:
Alianza Editorial, 1985.

Eliade, Mircea. Historia de las creencias y las ideas religiosas. Madrid: Ediciones
Cristiandad, 1991.

Harrison, R. K. Introduction to the Old Testament. Grand Rapids: Eerdmans, 1969.

Introducción a la Teología Sistemática. Grand Rapids, MI: Libros Desafío, 2002.

Kugel, James L. The Bible as It Was. Cambridge: Harvard University Press, 1997.
Vernant, Jean-Pierre. Los orígenes del pensamiento griego. 4ª ed. Barcelona:
Paidós, 1996.

Von Rad, Gerhard. Genesis: A Commentary. Philadelphia: Westminster Press, 1972.

Wright, N. T. Jesus and the Victory of God. Minneapolis: Fortress Press, 1996.

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