Ensayo 1. Origen de La Ciencia Del Suelo
Ensayo 1. Origen de La Ciencia Del Suelo
FACULTAD DE AGRONOMÍA
INGENIERO AGRÓNOMO
EDAFOLOGÍA
FASE 1
MATRICULA: 2133335
GRUPO: A4A
1
Índice
Introducción…………………………………………………………………………….………..3
Resumen…………………………………………………………………………………….……4
La ciencia del suelo……………………………………………………………………….……...5
1.-El Recurso Suelo…………………………………………………………………….………...5
2.-Interpretaciones y Mapas de Suelos……………………………………………….…………..8
3.-El Enfoque Químico en el Estudio de los Suelos………………………………….…………..8
4.-El Enfoque Geológico en el Estudio de los Suelos……………………………….…………...9
5.Origen de la Ciencia del Suelo…………………………………………………….…………..11
6.-La Ciencia del Suelo en México……………………………………………………………...15
7.-Las Funciones y el Concepto de Suelo…………………………………………………….....16
8.-Efectos del Material Parental Sobre los Suelos………………………………………………16
Conclusión………………………………………………………………………………………17
Citas Bibliográficas……………………………………………………………………………..18
Índice de Figuras
Figura 1.1……………………………………………………………………………….……….7
Figura 1.2……………………………………………………………………………….……….7
Figura 1.3………………………………………………………………….…………………….9
Índice de Cuadros
Cuadro 1.1………………………………………………………………………………………5
Cuadro 1.2………………………………………………………………………………………6
Cuadro 1.3………………………………………………………………………………………13
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Introducción
La ciencia del suelo ha desempeñado un papel crucial en nuestra comprensión del funcionamiento de los
ecosistemas terrestres y en el desarrollo de técnicas para la gestión sostenible de uno de los recursos más
valiosos del planeta: el suelo. A lo largo de la historia, este recurso ha sido estudiado desde múltiples
perspectivas, reconociendo su importancia para el crecimiento de la vegetación, el mantenimiento de la
biodiversidad y el sustento de las actividades humanas. El suelo no solo es un soporte físico, sino también
un sistema vivo y dinámico, cuyas propiedades y funciones han sido objeto de interpretación desde
distintas disciplinas.
La elaboración de interpretaciones y mapas de suelos ha permitido a lo largo del tiempo el desarrollo de
herramientas esenciales para la planificación agrícola, la ingeniería civil y la conservación ambiental.
Estos avances no habrían sido posibles sin un enfoque integral que incluya tanto el análisis químico como
el geológico de los suelos, cada uno aportando valiosos conocimientos sobre la composición y evolución
de estos sistemas. Además, el estudio de los suelos tiene raíces profundas en la geología, que explica los
efectos de los materiales parentales sobre las características de los suelos, así como en la química, que
investiga los procesos que afectan su fertilidad y estabilidad.
Desde sus orígenes, la ciencia del suelo ha evolucionado en respuesta a las necesidades sociales y
económicas, adaptándose a nuevas metodologías y tecnologías que han permitido una mejor comprensión
de este recurso. En el caso de México, el estudio de los suelos ha seguido un camino único, marcado por
las características geológicas y climáticas particulares del país, lo que ha impulsado el desarrollo de
enfoques específicos para su conservación y uso adecuado. Así, a lo largo de este ensayo se explorarán las
distintas vertientes del estudio del suelo, desde su origen hasta su evolución en el contexto mexicano,
analizando las funciones esenciales que cumple el suelo en los ecosistemas y cómo estas se ven
influenciadas por el material parental y otros factores ambientales.
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Resumen
El suelo es un recurso natural de vital importancia, no solo por su papel en la agricultura, sino también por
su función en el reciclaje de desechos, el ciclo hidrológico, la ingeniería civil y la conservación de la
biodiversidad. A lo largo de la historia, el conocimiento del suelo ha sido esencial para el desarrollo
agrícola, y aunque hoy se reconoce su importancia en diversos campos, a menudo su relevancia en la
educación ambiental es poco destacada. A nivel mundial, existen limitaciones en el uso agrícola del suelo,
siendo la falta de agua el principal problema para incorporar tierras al cultivo. En México, solo el 11% del
suelo es agrícola, y el 50% de la superficie presenta escasas lluvias, lo que agrava la situación de recursos
limitados.
El ensayo aborda diversas propiedades de los suelos y su caracterización, comenzando por la influencia de
las propiedades eléctricas negativas en su manejo y la presencia variable de calcárea, la cual se determina
mediante HCl diluido. Se describe el humus como una sustancia orgánica compleja que mejora la
cohesión de los suelos arenosos y corrige problemas en los arcillosos, además de poseer características
ácidas por la falta de calcárea. Las propiedades físicas de los suelos se dividen en internas, como la
estructura y el espacio poroso (Ev), y externas, que consideran las relaciones del suelo con el clima, el aire
y el agua. El análisis mecánico es fundamental para caracterizar el tamaño y la cohesión de los granos,
mientras que el estudio químico del suelo lo considera un laboratorio donde ocurren múltiples reacciones.
En cuanto a la biología del suelo, se destacan las ideas de Berthelot sobre la tierra arable como un ser
viviente, donde los microorganismos se distribuyen desigualmente en la profundidad. Se clasifican estos
microorganismos en varias categorías, como humificadores y fijadores de nitrógeno. Además, se presentan
métodos para muestrear suelos heterogéneos, incluyendo la excavación en puntos estratégicos para
obtener muestras representativas de la capa arable y el subsuelo. La inclusión de los suelos en el ámbito de
la geología marcó un avance significativo, ya que muchos procedimientos de caracterización de suelos
tienen sus raíces en esta disciplina.
El ensayo también menciona el surgimiento de la ciencia del suelo, con V. Dokuchaev considerado su
fundador en Rusia a finales del siglo XIX. Este autor introdujo conceptos clave como el perfil de suelo y
los horizontes, identificando tres tipos: eluvial, iluvial y roca madre. A través de sus investigaciones,
Dokuchaev formuló la ley de zonalidad de los suelos, subrayando la influencia del clima en su formación.
La evolución de la ciencia del suelo en Estados Unidos se divide en tres etapas: la inicial, que enfatiza un
enfoque geológico; la intermedia, que adapta ideas rusas; y la actual, que destaca por su madurez
científica.
En México, el estudio de los suelos tiene raíces prehispánicas, con diversas culturas como los aztecas
empleando sistemas de clasificación de tierras. Un evento relevante fue el Primer Colegio Agrológico de
Meoqui en 1928, que propuso la creación formal de la especialidad de Suelos y la adopción de técnicas de
análisis. Finalmente, se identifican cinco funciones fundamentales del suelo en cualquier ecosistema:
como medio para el crecimiento vegetal, regulador del agua, sistema natural de reciclaje, entorno para la
biodiversidad, y como un recurso que soporta actividades humanas y sus interacciones con el medio
ambiente.
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La Ciencia del Suelo.
1.-El Recurso Suelo.
El termino suelo, como muchos otros, tiene diferentes significados; el más común es el que lo valora como
el medio donde se desarrollan las plantas. Es importante ya que el hombre produce en el suelo sus
alimentos, fibras, medicinas y otros satisfactores. Sin embargo, en la actualidad este recurso tiene un papel
mucho más amplio que el estar solo relacionado con la agricultura, porque se le considera como el medio
que recicla desechos, que tiene un papel importante dentro del ciclo hidrologico, así como en la ingeniería
civil; y que es también el medio para conservar la biodiversidad (Solorio, 2019).
Christian y Stewart (1968) señalaron que así como cada país tiene sus propias aspiraciones en cuanto lo
económico, social y cultural, también cada uno cuenta con un arreglo o patrón de recursos naturales que
condicionan su producción primaria y, en gran medida, la secundaria; inevitablemente continúan si no se
parte del conocimiento de dichos recursos, se provocará un retraso en el desarrollo de dicho país, además
de gastos innecesarios y la generación de nuevos problemas (Solorio, 2019).
El suelo como suelo como recurso natural no se escapa a os señalamientos anteriores. Incluso como
recurso es uno de los de mayor significación en la vida del hombre. Por su relación con el uso agrícola de
las tierras, exigiría probablemente un mayor entendimiento. Como expresó Oliver Serres, en 1600: “La
base de la agricultura es el conocimiento de los terrenos que se desean cultivar”. Lo que nos vuelve a
recalcar la importancia de este mismo, demostrando que la acción de intentar darle un mejor uso y
mantenimiento no es algo actual (Solorio, 2019).
El suelo es un recurso natural clave en el funcionamiento de los socio ecosistemas, pese a esto, muy poco
se destaca su importancia en las actividades de educación ambiental (Reyes-Sánchez, 2006), aún cuando
en las instituciones educativas se fomente el composteo de los residuos orgánicos, esto ocurre
principalmente por desconocimiento por parte de los educadores sobre las funciones ecológicas que lleva
a cabo, motivo por el cual, a través del programa impulsado por la Unión Internacional de las Ciencias del
Suelo, IUSS por sus siglas en inglés, la IUSS GO TO DE SCHOOL (Gallegos, 2023)
Cuadro 1.1. Población y tierra cultivada por continente, con tierra de labor per cápita y porcentaje de
tierra principalmente arable cultivada en 1987.
Continente Población Área total Tierra Tierra Porcentaje Tierra
en 1987 (10⁶ha) arable cultivada en de tierra cultivable
(10⁶ha) potencial 1987 cultivada en por cápita
(10⁶ha) (10⁶ha) 1987 (ha)
África 589 2966 733 183 6 0.31
América del 412 2139 627 274 13 0.66
Norte
América del 279 1753 174 139 8 0.50
Sur
Asia 2913 2679 465 435 16 0.16
Europa 495 473 680 140 30 0.28
Oceanía 25 843 356 48 6 1.92
5
URSS* 284 2272 154 232 10 0.82
Total 4998 13081 3189 1472 11 0.29
*Antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Fuente: Brady, 1990.
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidad para la agricultura y la alimentación (FAO, por
sus siglas en inglés), las limitaciones de la agricultura (cuadro 1.2) por las condiciones del suelo en el
ámbito mundial son las siguientes (FAO, 1995):
Cuadro 1.2. Recursos terrestres mundiales y sus principales limitaciones para su uso agrícola.
Limitación
Región Demasiado Problemas Suelos muy Demasiado Siempre Sin
seco químicos someros húmedo congelados limitaciones
América del 20 22 10 10 16 22
Norte
América 32 16 17 10 - 25
Central
América del 17 47 11 10 - 15
Sur
Europa 8 33 12 8 3 36
África 44 18 13 9 - 16
Asía del Sur 43 5 23 11 - 18
Asía del 17 9 38 13 13 10
Norte y
Central
Sureste de 2 59 6 19 - 14
Asía
Australia 55 6 8 16 - 15
Total (%) 28 23 22 10 6 11
*Los valores son porcentajes del total de tierras de cada región. Fuente: Brady, 1990.
De lo anterior se desprende que la falta de agua es el principal problema para la incorporación de tierras al
cultivo. Como se sabe, el agua dulce es fundamental para el crecimiento de las plantas. A pesar de que
70% de la superficie del globo está cubierta por agua, esta es principalmente salada. Solo el 1% es dulce y
99% de ella es subterránea. Este limitado acceso a agua dulce supone un desafío constante para la
agricultura, especialmente en zonas áridas o semidesérticas (Solorio, 2019).
En México, con una superficie próxima a los 200 millones de hectáreas, solo 11% del suelo es agrícola.
De acuerdo con INEGI-Semarnat (1999), el área agrícola nacional es de 21.9 millones de hectáreas, de las
cuales 16.8 millones son de secano (77%) y 5.1 millones de riego (23%). En la figura que se mostrará con
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posterioridad 1.1 se presenta una clasificación de los estados de la república mexicana con base en el
porcentaje de su tierra cultivable (superficie de labor) para 1970 y para 1991; por su parte, en la figura 1.2
(véase p.12) la clasificación es de acuerdo con el porcentaje de las superficies ejidales con agricultura de
riego y con agricultura de temporal para 1999.
Figura 1.2
Clasificación de los
estados en función de
su superficie ejidal
por agricultura de
riego y de temporal.
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Al igual que en el ámbito mundial, en nuestro país uno de los problemas mas significativos para la
incorporación de tierras a la agricultura es la falta de agua. En 50% de la superficie territorial se presentan
lluvias escasas con una distribución muy azarosa y, en algunas áreas de riego, la sobreexplotación de
mantos acuíferos esta provocando serios problemas en la disponibilidad de agua. Con los datos
mencionados se tiene la intención de resaltar el hecho de que tanto el recurso suelo como el del agua son
limitados en nuestro medio (Solorio, 2019).
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objetivo fundamental que perseguía la química agrícola era “entender la nutrición vegetal”, razón por la
cual tuvo que estudiar el suelo. Sin embargo, produjo aportes importantes en el campo de la agronomía,
como la creación de la industria de los fertilizantes, el desarrollo del método experimental cuantitativo, los
experimentos de campo y las estaciones agrícolas experiméntales; además de construir el origen de la
hidroponía y de la microbiología de suelos (Solorio, 2019).
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eléctricas negativas que producían propiedades inconvenientes a los suelos (sobre todo las relacionadas
con su manejo) (Solorio, 2019).
La calcárea se encontraba en cantidades variables, desde insignificantes huellas hasta 90%; su
determinación se realizaba a través del HCl diluido, y se consideraba como un agente de coagulación. El
humus o mantillo se definía como una sustancia orgánica de composición compleja y de color oscuro o
negro, que cementaba a los elementos arenosos y corregía los inconvenientes de los arcillosos; también se
le reconocían propiedades ácidas, atribuidas a la falta de calcárea y ya se mencionaban a los ácidos
húmicos (Solorio, 2019).
A las propiedades físicas de los suelos, propiamente dichas, se les subdividía en internas y externas.
Dentro de las internas se estudiaba la estructura y el espacio poroso (Ev), que se calculaba como la
diferencia entre el volumen aparente (Va) y el volumen real (Vr), esto es: Ev = Va - Vr. Además, el
volumen real se podía calcular como la relación entre el peso del suelo y su densidad promedial, cuyo
valor era, desde entonces, 2.65, es decir: Vr = P/2.65 (Solorio, 2019).
Otras propiedades internas eran el análisis mecánico, donde se caracterizaba el tamaño, diámetro y
número de granos; la densidad absoluta y la relativa; la tenacidad por dureza o cohesión y la tenacidad por
plasticidad o adhesión, muy importantes para recomendar el uso de implementos agrícolas. Las
propiedades externas se referían a las relaciones del suelo con el calor solar, el aire y el agua. Dentro de
esta última, eran conocidos los trabajos de Briggs en la determinación del punto de marchitez permanente
o PMP (Solorio, 2019).
Composición química: El suelo se estudiaba con dos enfoques; como un vasto receptáculo de materiales
alimenticios y como un gran laboratorio donde ocurrían un gran numero de reacciones de oxidación, de
combinación y de descomposición. También se mencionaba el problema del poder absorbente de los
suelos, que se refería a la fijación e inmovilización de los fertilizantes (Solorio, 2019).
Composición biológica: Para la caracterización biológica de los suelos eran básicas las ideas de
Berthelot, quien indicaba que la tierra arable se podía considerar un ser viviente, y que era importante
saber como y porque vive. Se puntualizaba que: La tierra vegetal era el sitio de acciones biológicas más o
menos intensas. Los fermentos (actualmente denominados microorganismos) se repartían de modo
desigual con la profundidad. Las especies microbianas eran numerosas y variadas en el suelo (Solorio,
2019).
Los fermentos se clasificaban como humificadores, nitrificadores, denitrificadores y fijadores de
nitrógeno. Dentro de los nitrificadores se mencionaban los procesos de amonización, nitrosación y
nitratación. Autores como Mazé, clasificaban a las bacterias de las leguminosas como calcícolas y
calcifugas. En la obra de Basurto no se reporta información sobre la elaboración de mapas de suelos; solo
se dan indicaciones sobre el muestreo. Se reconocían dos situaciones: una, cuando el suelo era
homogéneo; y otra, cuando resultaba heterogéneo. Para conocer cuál era la situación presente se requería
observar el comportamiento de los cultivos (Solorio, 2019).
Si el terreno era heterogéneo, después de reconocer sus partes se hacía un muestreo en cada una las áreas,
para lo cual se dividían con diagonales o con líneas transversales; sobre ellas se seleccionaban de 10 a 15
puntos y en cada uno se realizaba una excavación de 50 a 60 cm de profundidad, aproximadamente, para
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obtener una muestra de 2kg de la capa arable y otra del subsuelo. Si la capa arable tenía una profundidad
de 15 a 20 cm, el subsuelo se muestreaba a una profundidad semejante, es decir, de 30 a 40 centímetros.
Incluir los suelos dentro del campo de la geología fue, sin duda, un gran paso porque, a diferencia de la
química agrícola, constituía (aunque en forma colateral) el objeto de estudio (Solorio, 2019).
También es importante señalar que muchos de los procedimientos empleados actualmente para
caracterizar los suelos tuvieron su origen dentro de la geología. Un aspecto característico de esta época fue
el marcado interés dentro de la geología de estudiar solo los suelos agrícolas. Evidencia de ello son las
obras publicadas a fines del siglo xIx, como la Geología agrícola, de Risler (1885) o los nombres de las
reuniones internacionales, como la de agrogeología, celebrada en Budapest en 1908 y considerada como el
antecedente de la Sociedad Internacional de la Ciencia del Suelo (Ortiz y Ortiz, 1990), actualmente Unión
Internacional de la Ciencia del Suelo (IUSS, por sus siglas en inglés) (Solorio, 2019).
Es importante mencionar que los términos pedología y agrología se originaron en Alemania, dentro de la
agrogeología (Boul y et. al., 1980). Al parecer, la palabra pedología fue propuesta por Fallou; significa
“ciencia del suelo”, y se empleaba para hacer referencia al estudio básico de los suelos. Por su parte, la
palabra agrología se usaba para indicar al estudio práctico de los suelos; este último término tuvo gran
aceptación en México. Cabe hacer notar que términos como “estudios agrológicos” son actualmente
obsoletos (Solorio, 2019).
Otras de las clasificaciones importantes de la primera mitad de este siglo son las que se apoyan sobre
propiedades químicas del suelo. Entre éstas hay que citar la de Gedroiz (1929), basada en el estado del
complejo de cambio, y la de Pallmann (1947), en la que se atribuye una importancia fundamental al
sentido del lavado para definir las clases, y a la naturaleza química del "filtro", compuesto por elementos
fijos en el suelo, para los órdenes. Robinson (1949) presenta su clasificación apoyada al mismo tiempo
sobre propiedades químicas del suelo y sobre el clima (Salas, 1973).
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estructura y el color; se recomendaba estudiarlas en sus condiciones naturales (en campo). En relación con
la estructura se puede indicar que ya se subdividía en granular, laminar, columnar y prismática. Para cada
horizonte se estudiaba la textura; las acumulaciones de sales; las capas con concreciones; frecuencia de
óxidos hidratados de hierro (Fe) y aluminio (Al), óxidos de hierro (Fe) y manganeso (Mn); hoyos de
animales, su tamaño y forma; color de los materiales de relleno; contenidos de humedad y todo lo que se
notara objetivamente en el perfil del suelo (Solorio, 2019).
Glinka (1914) sugería realizar recorridos transversales en una región y hacer perfiles donde cambiara el
relieve, la roca madre, el desarrollo de las plantas o el color del suelo. También mencionaba que, después
de un estudio morfológico, el investigador debería seleccionar muestras típicas para su análisis en el
laboratorio. De acuerdo con lo anterior, se puede afirmar que el origen de la ciencia del suelo no fue
casual, sino perfectamente lógico, al cambiar el enfoque de investigación de un fin utilitario a la búsqueda
de un conocimiento más abstracto, es decir, el establecimiento de los procesos o leyes que rigen a los
fenómenos (Solorio, 2019).
Se considera a V. Dokuchaev (1846-1903) como el fundador de la ciencia del suelo moderna hacia 1880,
debido a que no aceptó las concepciones hasta entonces dominantes de la exclusividad geológica. En
1883, Dokuchaev publicó un reporte sobre los Chernozems, con el fin de establecer para el fisco las bases
científicas para el cobro de impuestos sobre las tierras; en este trabajo aplicó principios morfológicos para
el estudio de los suelos y fue el primero en producir una clasificación científica de los suelos (Solorio,
2019).
En 1886, Dokuchaev propone la palabra “suelo” para que se use como un término científico referido a
“lechos o capas que descansan sobre la superficie de la tierra o cercana a ella, que habían sido cambiadas
por procesos naturales bajo la influencia del agua, del aire y de la materia orgánica viva o muerta”.
Luego, define el suelo como un cuerpo natural independiente que evoluciona y que ha sido formado por la
influencia de varios factores (Solorio, 2019).
De los cinco factores de formación de los suelos (material parental, clima, topografía, vegetación y
tiempo) Dokuchaev insistió en la influencia de los climas y formuló su célebre ley de zonalidad de suelos.
Al respecto, Glinka (1914) ya mencionaba que la actividad solar no era igual en todas partes y que,
“aunque se tuviera la misma roca original, los resultados serían suelos diferentes en diferentes regiones”,
por esta razón se indicaba que la única base lógica para la clasificación de los suelos era la diferenciación
de clases con base en el clima (Solorio, 2019).
En el sistema de clasificación de Sibirceff, en 1898, se introdujeron los siguientes tres conceptos de
suelos:
Zonales: Suelos relacionados con el clima y bien desarrollados.
Intrazonales: Intermedios.
Azonales: Sin relación con el clima y con desarrollo incipiente (Solorio, 2019).
En octubre de 1934 se fundó la Asociación Francesa para el Estudio del Suelo, presidida por A. Demolón,
miembro de la Academia de Ciencias, quien agrupó rápidamente a científicos, directores de estaciones
agronómicas, profesores, químicos y geólogos. Paralelamente a estos esfuerzos de los diversos países, la
ciencia del suelo fue organizada progresivamente en un plan internacional. Desde 1900, en la Exposición
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Universal de París, Dokuchaev y sus colaboradores presentaron una “Carta de suelos” de la Rusia europea
a escala 1:2.5 millones, que llamó poderosamente la atención (Solorio, 2019).
Después, la tendencia a uniformar conceptos hizo necesarias las reuniones internacionales; fue así como,
en 1908, se realizó la Conferencia Internacional en Budapest, llamada “Agrogeológica”, donde el
conocimiento de los suelos fue considerado todavía como una rama de la geología y se conoció sobre la
ley de zonalidad de los suelos. En esta ocasión, Glinka presentó su “Carta esquemática de los suelos del
mundo”, que fue revisada por Agafonoff en 1929 (Solorio, 2019).
La segunda Conferencia Internacional de Agrogeología tuvo lugar en Estocolmo en 1910 y, al año
siguiente, la publicación rusa Potchovoviedenia (“Ciencia del suelo”), editada desde 1899, se transformó
en una revista internacional multilingüe (publicación suspendida durante la Primera Guerra Mundial y
reanudada en 1924) (Solorio, 2019).
La tercera Conferencia Internacional de Agrogeología tuvo lugar en Praga en 1922; y la cuarta,
denominada “Pedología”, se realizó en Roma en 1924. Fue en esta reunión donde se fundó la Sociedad
Internacional de la Ciencia del Suelo (Kellogg.1974), con el objetivo de divulgar el conocimiento sobre
suelos a través de la realización de congresos internacionales. En ella se acordó que el primero de estos
congresos se realizara en Washington, Estados Unidos (EUA), en 1927. De 1927 al año 2014 se han
organizado 20 congresos internacionales (Solorio, 2019).
Cuadro 1.3. Sede de los congresos de la Sociedad Internacional de la Ciencia del Suelo.
Número Sede Año
l Washington, EUA 1927
ll Leningrado y Moscú, Rusia 1930
lll Oxford, Inglaterra 1935
lV Ámsterdam, Holanda 1950
V Congo Belga (Republica de 1954
Zaire)
Vl Paris, Francia 1956
Vll Madison, EUA 1960
Vlll Bucarest, Rumania 1964
lX Adelaida, Australia 1968
X Moscú, URSS 1974
Xl Edmonton, Canadá 1978
Xll Nueva Delhi, India 1982
Xlll Hamburgo, Alemania 1986
XlV Kyoto, Japón 1990
XV Acapulco, México 1994
XVl Montpellier, Francia 1998
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XVll Bangkok, Tailandia 2002
XVlll Filadelfia, EUA 2006
XlX Brisbane. Australia 2010
XX Seúl, Corea del Sur 2014
A la ciencia del suelo, ya considerada como independiente de la geología, se le denominó pedología y fue
en el Primer Congreso Internacional donde C. F. Shaw propuso el término edafología como sustituto de
pedología. Esta propuesta no prosperó y, años más tarde, en Estados Unidos se acordó denominar
edafología al estudio de los suelos en relación con las plantas cultivadas y pedología al estudio de la
génesis de los suelos y su clasificación formal (Solorio, 2019).
El tipo de suelos y la provincia fisiográfica, definida por la forma del terreno y su litología, fueron las dos
unidades con las que se inicia la elaboración de mapas de suelos. En 1902 se propuso una unidad
intermedia a las anteriores, conocida como la serie de suelos. De acuerdo con Simonson (1991), la
evolución de la ciencia del suelo en Estados Unidos se puede dividir en tres grandes etapas:
▪ Etapa inicial (de 1899 a 1929). En la que domina el enfoque geológico en el estudio de los suelos.
▪ Etapa intermedia (de 1930 a 1959). En ella se cambia el enfoque y se adopta y adaptan las ideas
de la escuela rusa.
▪ Etapa actual (de 1960 a la fecha). En la que existe una madurez científica en esta disciplina y se
produce un gran número de contribuciones (Solorio, 2019).
En 1994, en Acapulco, México, destacaron los grandes avances tecnológicos de los que se dispone en la
actualidad, como los Sistemas de Información Geográfica. Sin embargo, una de las recomendaciones más
importantes de este evento fue solicitar a los científicos de suelos del mundo que trabajaran más
directamente con los productores (Solorio, 2019).
En el último congreso del siglo xx, celebrado en 1998 en Montpellier, Francia, se presentó formalmente
un nuevo sistema de clasificación conocido como la Base Referencial Mundial de Suelos (WRB, por sus
siglas en inglés), que está siendo apoyado por la Sociedad Internacional de la Ciencia del Suelo, la
Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés)
y el Centro Internacional de Referencia e Información de Suelos (ISRIC, por sus siglas en inglés). Los
primeros congresos internacionales del siglo xxI se realizaron en Bangkok, Tailandia (2002); en Filadelfia,
EUA (2006), en Australia (2010) y en Corea del Sur (2014) (Solorio, 2019).
El avance de la ciencia del suelo moderna ha sido espectacular si consideramos que tiene solo un poco
más de un siglo de existencia y, en abril de 2000, la Unión Internacional propuso una nueva estructura
científica para el estudio de los suelos, que consta de cuatro divisiones y 18 comisiones:
D1. Suelo en el espacio y en el tiempo.
C1.1. Morfología de suelos
C1.2. Geografía de suelos
C1.3. Génesis de suelos
C1.4. Clasificación de suelos
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D2. Propiedades y procesos de los suelos.
C2.1. Física de suelos
C2.2. Química de suelos
C2.3. Biología de suelos
C2.4. Mineralogía de suelos
D3. Uso y manejo de los suelos.
C3.1. Evaluación de suelos y planeación del uso de la tierra
C3.2. Conservación del suelo y del agua
C3.3. Fertilidad de suelos y nutrición de plantas
C3.4. Ingeniería y tecnología de suelos
C3.5. Control de la degradación de suelos, remediación y recuperación
D4. Papel de los suelos en la sustentabilidad social y ambiental.
C4.1. Suelos y el ambiente
C4.2. Suelos, seguridad alimentaria y salud pública
C4.3. Suelos y los cambios de uso de la tierra
C4.4. Educación y conciencia pública de los suelos
C4.5. Historia, filosofía y sociología de la ciencia del suelo
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realizado. Además, se puede afirmar que, por el reciente desarrollo que tenía la agrología en México, se
tuvo temor en la adopción de las nuevas ideas y se prefirió conservar el enfoque geológico en el estudio de
los suelos (Solorio, 2019).
7.-Las Funciones y el Concepto de Suelo
Como se mencionó, el término suelo tiene diferentes significados que en la actualidad se les consideran
como funciones para establecer su área de influencia y ámbito de aplicación. Al respecto, Brady y Weil
(1999) indican que en cualquier ecosistema (desde una pequeña parcela hasta una gran región) los suelos
juegan cinco papeles fundamentales:
1. El primero y más conocido es considerarlo como el medio natural para el desarrollo de las plantas, con
o sin horizontes, que soporta a las raíces y suple de elementos nutritivos a toda la planta. Las propiedades
de los suelos determinan, con frecuencia, el tipo de vegetación presente e, indirectamente, el número y el
tipo de animales, incluso al hombre, que la vegetación puede mantener (Solorio, 2019).
2. El segundo papel o función se refiere a que las propiedades de los suelos son el factor principal que
controla el destino del agua en el sistema hidrológico, debido a que las pérdidas, los usos, la
contaminación y la purificación del agua están estrechamente relacionados con el suelo (Solorio, 2019).
3. El tercer papel se relaciona con el funcionamiento del suelo como un sistema natural de reciclado.
Dentro del suelo son asimilados productos de desecho y restos de plantas y animales, y los elementos
básicos en los que se transforman se vuelven disponibles y son usados de nuevo por la siguiente
generación viva (Solorio, 2019).
4. Como cuarta función, los suelos proporcionan el hábitat para un gran número de organismos vivos,
desde pequeños mamíferos, reptiles y diminutos insectos, hasta células microscópicas de un número y
diversidad inimaginables (Solorio, 2019).
5. Como quinta función, en los ecosistemas construidos por el hombre el suelo se convierte en el medio
ingenieril. No solo como un importante material de construcción (como rellenos, adobes o tabiques), sino
también como el cimiento de cada carretera, aeropuerto o casa que se construya (Solorio, 2019).
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Conclusión
En conclusión, el estudio y la caracterización de los suelos son fundamentales para comprender su papel
esencial en los ecosistemas y en la agricultura. A través de sus diversas propiedades físicas, químicas y
biológicas, los suelos actúan no solo como un medio para el crecimiento de las plantas, sino también como
un regulador del agua y un sistema de reciclaje natural. La evolución de la ciencia del suelo, desde sus
raíces prehispánicas hasta los desarrollos contemporáneos, ha sido crucial para la gestión sostenible de
este recurso vital. Al reconocer las funciones del suelo en la biodiversidad y en las actividades humanas,
se destaca la necesidad de proteger y conservar estos recursos para asegurar la salud del medio ambiente y
la producción alimentaria en el futuro. La integración de conocimientos geológicos y biológicos, junto con
técnicas de análisis avanzadas en el campo de la edafología, permitirá seguir avanzando en el
entendimiento y manejo de los suelos, garantizando su sostenibilidad para las generaciones venideras.
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Citas Bibliográficas
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