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Revista de Filosofía Y Teología: Nueva Serie 2020 Año VII/Núm. 13

El documento explora la esencia del cristianismo en el contexto de la nueva etapa evangelizadora promovida por el Papa Francisco, enfocándose en el Sínodo de la Diócesis de Valencia. Se analiza la importancia del contenido y estilo de la fe cristiana, destacando la necesidad de un enfoque dialogal y solidario hacia la sociedad actual. Además, se revisan las perspectivas de pensadores como Kant, Feuerbach y Harnack sobre la esencia del cristianismo en la modernidad.

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Revista de Filosofía Y Teología: Nueva Serie 2020 Año VII/Núm. 13

El documento explora la esencia del cristianismo en el contexto de la nueva etapa evangelizadora promovida por el Papa Francisco, enfocándose en el Sínodo de la Diócesis de Valencia. Se analiza la importancia del contenido y estilo de la fe cristiana, destacando la necesidad de un enfoque dialogal y solidario hacia la sociedad actual. Además, se revisan las perspectivas de pensadores como Kant, Feuerbach y Harnack sobre la esencia del cristianismo en la modernidad.

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REVISTA DE FILOSOFÍA Y TEOLOGÍA

Nueva Serie 2020   Año VII/Núm. 13

ÍNDICE
Santiago Madrigal
Sinodalidad en la iglesia actual................................................................ 1
Miguel Navarro Sorní
Sínodos valencianos: ¿qué han pretendido los sínodos diocesanos?.... 21
J. Santiago Pons Doménech
Sentido del Sínodo diocesano de Valencia 2020...................................... 65
José Vidal Taléns
La pregunta por la esencia del cristianismo en
el contexto evangelizador actual.............................................................. 83
Juan José Garrido Zaragozá
Del malestar de la Iglesia. Una meditación............................................. 121
J. Santiago Pons Doménech
Sobre la activación de las parroquias en confinamiento........................ 135
F.T.
Covid-19. Donde abundaron los sufrimientos, sobreabundó
la esperanza. Algunas reflexiones desde la fe y la teología.................... 149
Juan José Garrido Zaragozá
Del inteligir-sentiente al conocimiento de la realidad.
La posibilidad del saber metafísico en Xavier Zubiri............................ 165
Vicente Cárcel Ortí
Destrucción del patrimonio histórico-artístico
en la Valencia republicana de 1936.......................................................... 217
Alfonso Esponera Cerdán, o.p.
Estilo, advertencias, prácticas y costumbres
en la España del XVIII............................................................................. 245
Enrique Orquín Fayos
Una preparación al matrimonio centrada
en conocer y vivir su belleza..................................................................... 279
Recensiones..................................................................................................... 307
Publicaciones Recibidas................................................................................ 325
LA PREGUNTA POR LA ESENCIA DEL CRISTIANISMO
EN EL CONTEXTO EVANGELIZADOR ACTUAL*

José Vidal Taléns**

RESUMEN ABSTRACT
Nos preguntamos por la esencia del We wonder about the essence of Chris-
cristianismo en el contexto de la nueva tianity in the context of the new evangeli-
etapa evangelizadora, que anima el papa zing, stage encouraged by Pope Francis
Francisco y, en concreto, ante el Sínodo and, specifically, before the current Synod
actual por la evangelización de la Diócesis for the evangelization of the Diocese of
de Valencia. Nos importa concretar cuál es Valencia. It is important to us to specify
el contenido de lo que ofrecemos los cris- what is the content of what Christians offer
tianos a la sociedad y las personas, sin to society and people, without neglecting
descuidar el estilo adecuado. Comenzamos the appropriate style. We begin by recal-
haciendo memoria de los hitos fundamen- ling the fundamental milestones of the
tales de la pregunta por la esencia del cristia- question about the essence of Christianity
nismo en la modernidad (Kant, Feuerbach y in modernity (Kant, Feuerbach and Harnack),
Harnack), para seguir con distintas respuestas to continue with different theological
teológicas, críticas con el reduccionismo answers, critical of modern anthropological
antropológico y ético moderno (Kierke- and ethical reductionism (Kierkegaard,
gaard, Guardini, Rahner, Küng, Balthasar, Guardini, Rahner, Küng, Balthasar, Rat-
Ratzinger, Kasper, Forte). Cierta novedad zinger, Kasper, Forte). Some novelty
trae la propuesta del papa Francisco con su brings the proposal of Pope Francis with
Evangelii Gaudium y su Christus Vivit, al his Evangelii Gaudium and his Christus
contextualizar la pregunta por la esencia Vivit, by contextualizing the question
del cristianismo en el anuncio kerigmático about the essence of Christianity in the
como transmisión existencial de un en- kerygmatic announcement as an existential
cuentro con Jesucristo vivo que interpela, a transmission of an encounter with the li-
quien escucha con el corazón, a buscar di- ving Jesus Christ who challenges, to whom
cho encuentro salvador. Al final, hago mi him listens with the heart, to look for this
propuesta concreta evangelizadora de pri- saving encounter. At the end, I make my
mer anuncio coherente con las exigencias concrete evangelizing proposal of the first
expuestas. announcement consistent with the de-
mands set forth.

__________
* Curso de Formación Permanente impartido en la Facultad de Teología San Vicente Ferrer
de Valencia, el 5 de marzo de 2020.
** Facultad de Teología San Vicente Ferrer. Valencia (España).

ANALES VALENTINOS. Nueva Serie VII/13 (2020) 83-119


84 J. VIDAL

PALABRAS CLAVE KEYWORDS


Esencia del cristianismo, Evangeliza- Essence of Christianity, Evangelization,
cion, Primer anuncio, Contenidos de la fe, First announcement, Contents of faith, Chris-
Kerigma cristiano, Encuentro con Jesucristo tian kerygma, Encounter with Jesus Christ

MOTIVACIÓN DEL TEMA

Nos preguntamos por la esencia del cristianismo con motivo del


Sínodo de la Diócesis de Valencia convocado para este curso 2019-2020,
centrado en la evangelización en el contexto actual. Se trata de reflexio-
nar sobre el contenido de nuestra fe, aquello que aportamos a la sociedad
y a las personas. Importa el contenido y el estilo.
Por razón del contenido del Evangelio de Jesucristo, buena y ale-
gre noticia para los hombres y mujeres de nuestro tiempo, el estilo debe
adecuarse al mismo. Aportamos luz, esperanza, sentido, reconciliación,
alma, en un mundo frío y a veces desalmado. Por eso, hemos de salirnos
de la lucha ideológica en que se ha instaurado nuestra sociedad.
No llevamos una ideología que aspira a conquistar cuotas de poder
ni llevamos intereses privados inconfesables. Buscamos el bien de los
demás, el bien y mejora de la sociedad convivencial y abierta en la que
estamos y, sobre todo, el bien de las personas. ¡Lo primero las personas!
Lo dicen fácilmente izquierdas y derechas, pero nosotros, desde Dios y
desde el envío de Jesús, podemos decirlo con mayor razón, motivación
moral y responsabilidad cristiana.
Si el contenido es, pues, el Evangelio y la intención es el bien de
las personas, el estilo, el tono, la actitud, la mirada a ellas, ha de manifes-
tar nuestro interés por ellas, nuestra solidaridad y hasta nuestro amor. El
estilo ha de ser dialogal y propositivo; hemos de acompañar y ayudar a
discernir entre tantas palabras y datos de la realidad, para poder acertar
en lo mejor, o sea, en lo que más nos humaniza a las personas en relación
con las otras, desde la fe. El estilo cristiano conlleva el sumo respeto a la
persona, sea de la condición que sea, y a pesar de que algunos de sus ac-
tos no los comprendamos o aprobemos. Siempre atentos a sus esperanzas
y a sus sufrimientos.
El contenido de lo que aportamos centrará esta ponencia, pero ya
desde ahora digamos que llevamos la buena noticia del amor de Dios, re-
dentor de los hombres, y el amor de los cristianos como Iglesia, solidarios
con los sufrimientos y esperanzas de los hombres nuestros hermanos,
LA PREGUNTA POR LA ESENCIA DEL CRISTIANISMO... 85

personas como nosotros, llamadas a ser hijos de Dios y hermanos de


Jesucristo. Por eso, aun en nuestras diferencias, las consideramos dignas
de todo nuestro aprecio y amistad.
Para ser testigos de la fe en una sociedad plural y conflictiva se
nos pide fortaleza y resistencia en la experiencia de fe para no dejarse
tambalear. Necesitamos confianza, paz y, al menos, alegría interior, por
Dios, por Jesucristo, por María y, en definitiva, por el Espíritu Santo que
nos habita, consuela y conforta. Vayamos ya a la reflexión: ¿Qué apor-
tamos los cristianos? ¿Cuál es la esencia del cristianismo? ¿Qué es lo
más propio, lo distintivo del cristiano y de su testimonio?

1. LA PREGUNTA POR LA ESENCIA DEL CRISTIANISMO EN LA


MODERNIDAD Y SU CONCENTRACIÓN ANTROPOLÓGICA Y ÉTICA

Kant

La pregunta por la esencia del cristianismo podría detectarse en


formulaciones equivalentes desde los tiempos de la patrística y de la
edad media. Pero, como problema, el origen de la pregunta ha de situarse
en la Ilustración o modernidad. Con Immanuel Kant, el pensamiento se
centró en qué es lo que podemos conocer, hacer, esperar y, en definitiva,
se centró en qué es el ser humano. Tratando de responder a cada una de
las preguntas, al fin entendió que Dios, el alma o la dignidad de la perso-
na, la eternidad y la responsabilidad con vistas a ella, eran condición de
posibilidad del actuar libre humano.
Respetó la revelación bíblica y la teología, pero reinterpretado
todo desde el bien humano y la investigación sobre la verdad propia de la
razón filosófica. Diríamos que el desafío fue: “Si Dios ha querido reve-
larse al hombre, éste debe haberlo podido comprender”. Exigencia cierta,
pero que daba pie a aceptar sólo como revelación de Dios lo que el ser
humano puede comprender racionalmente de ella, supuesta la razón uni-
versal. Así surgió su libro La religión dentro de los límites de la mera
razón (1793).1 En consecuencia, la modernidad aceptaba del cristianismo
lo que podía ser racionalmente universalizable para todos los hombres y
valoraba su aportación ética a la comunidad humana.
__________
1 I. K ANT, La religión dentro de los límites de la mera razón, Alianza Ed., Madrid 1986; cf.
La contienda entre las Facultades de Filosofía y Teología, CSIC, Madrid 1992.
86 J. VIDAL

Feuerbach

El riesgo de una reducción ética y antropológica de la religión y


del cristianismo culminó en la obra de Ludwig Feuerbach (1841), La
esencia del cristianismo (1841).2 Para él, el contenido de la revelación
cristiana, así como de toda religión, es de origen humano (cf. 253).
Los contenidos de fe esenciales a la revelación cristiana son rein-
terpretados como símbolos de realidades y dimensiones meramente
humanas: el misterio de la Trinidad no significa ni simboliza sino “la
verdad natural e innata al hombre de que sólo la vida comunitaria es vida
verdadera, plena, divina” (118); o la humana trinidad de “razón, amor y
voluntad, núcleo del ser mismo del hombre” (55); comunitariedad que le
hace decir: “donde no hay tú, no hay yo” (140). La encarnación no es un
misterio especial sobrenatural (103), porque si Dios puede hacerse hom-
bre es porque el hombre es su origen: Dios era el hombre en su plenitud
en el género humano, que no es sino los individuos humanos en su cons-
titutiva relación, presupuesta la universalidad de la razón. El mismo mis-
terio del sufrimiento del Dios encarnado no significa sino que “es divino
sufrir por otros” (111).3
La religión y sus manifestaciones no son para Feuerbach sino
una mera etapa superable en el paso del hombre hacia su propia madu-
rez, en la que éste llega a tomar conciencia de sí mismo, de sus proyec-
ciones auto-alienantes y de la consecuente necesidad de centrarse en sí
mismo.
En otro momento dice acerca de su libro: “El principio esencial de
mi libro consiste en que sólo el amor incondicional y total del hombre
hacia el hombre, el amor que tiene en sí mismo su Dios y su cielo, es la
verdadera religión”.4 El amor viene a ocupar el lugar de la divinidad y es
lo que dota de unidad y sentido a toda la realidad:
El amor es el vínculo, el principio de mediación entre lo perfecto y lo
imperfecto, entre el ser puro y el pecaminoso, entre lo general y lo indi-
vidual, entre la ley y el corazón, entre lo divino y lo humano. El amor es
Dios mismo y fuera del amor no hay Dios. El amor convierte al hombre

__________
2 L. FEUERBACH, La esencia del cristianismo.
3 Esta síntesis puede leerse ya en la introducción de M. Cabada Castro, en la edición de
L. FEUERBACH, La esencia del cristianismo, 17. Pero los números entre paréntesis remiten al texto
en la misma edición.
4 Cabada remite a sus obras completas (VII, 257), cita en 17.
LA PREGUNTA POR LA ESENCIA DEL CRISTIANISMO... 87

en Dios y a Dios en hombre. El amor fortalece lo débil y debilita lo fuerte,


humilla lo altivo y eleva lo humilde, espiritualiza la materia y materializa
el espíritu. El amor es la verdadera unidad de Dios y del Hombre, de es-
píritu y naturaleza.5

En definitiva, la proyección del ser humano fuera de él, idealizada


y purificada de todos sus límites, incluido el de la muerte, es lo que se
representa en Dios: “Si el hombre fuera capaz de lo que quiere, nunca
más creería en Dios, por la sencilla razón de que él mismo sería Dios, y
la realidad no es objeto de la fe” (14).
Bruno Forte extrae de Feuerbach unas citas lapidarias escogidas:
“El cristianismo en su parte mejor [...] es un invento del corazón hu-
mano”, que con ello pretende realizar sus aspiraciones incumplidas: “los
dogmas fundamentales del cristianismo son deseos del corazón realiza-
dos; la esencia del cristianismo es la esencia del hombre”, objetivada
fuera de él. Y, “¿qué es, pues, la oración sino el deseo del corazón, ex-
presado con la esperanza en su cumplimiento?”. “La oración es la rela-
ción absoluta del corazón humano hacia sí mismo, hacia su propia
esencia; en la oración el hombre olvida que existe un límite a sus deseos
y es feliz en este olvido”.6 Y Forte sentencia:
Feuerbach “reconoce al Dios cristiano el mérito de haber revelado sin
sombra de duda que lo divino y lo humano coinciden, desde el momento
en que Dios se ha hecho hombre. Y, sin embargo, a este Dios le resulta
imposible no ser también el Dios cruel que deja insatisfecha la aspiración
del corazón: un Dios que –precisamente en cuanto esencia del hombre
proyectada fuera del hombre y liberada de todo lastre– se pone delante de
la conciencia humana como un espejismo inalcanzable”.7

Harnack

Harnack, profesor de la historia del cristianismo, centrado en sus


orígenes y en su historia, en 1900 publica un libro, con el mismo título
que el de Feuerbach.8 Podría haber sido la respuesta de un cristiano teólo-
go, pero es la de un cristiano historiador, que queriendo salvar la actitud
__________
5 L. FEUERBACH, La esencia del cristianismo, 19.
6 Cf. B. FORTE, La esencia del cristianismo, 163-164.
7 Ibid., 166.
8 A. von H ARNACK, L’essència del cristianisme.
88 J. VIDAL

religiosa cristiana del hombre sin reducirla a la ética,9 no se sale de


las coordenadas racionales y antropológicas de la modernidad, acep-
tando llevar su investigación mediante los métodos de la ciencia histó-
rica del momento. Con Schleiermacher y Harnack nace la teología
liberal protestante.
En su libro trata sobre la esencia permanente del cristianismo,
aquello que es siempre válido por encima de las variaciones históricas.
Su búsqueda se centra en las enseñanzas de Jesús, tal como están conte-
nidas en los Evangelios Sinópticos (Mateo, Marcos, Lucas), cuyo valor
documental sostiene con vigor.10 Pero las enseñanzas de Jesús, dice, si se
despojan de los elementos caducos propios del tiempo y lugar donde fue-
ron pronunciadas, cosa facilísima dado su carácter de profunda humani-
dad, se resumen en el anuncio del reino de Dios, como hecho interior, y
en la comunicación del alma con Dios. ‘Dios Padre y el infinito valor del
alma humana’: de esta doble afirmación surge una nueva visión de la vi-
da y una renovación de los valores prácticos que se resumen en la ley del
amor, y que Harnack trata de delinear en relación con el ascetismo, la
cuestión social, el derecho, el trabajo y el dogma. Ha dejado de lado la
cristología dogmática que considera una helenización del cristianismo.
En una carta sintetiza Harnack su pensamiento:
La suma y fundamento del cristianismo es el anuncio que Dios perdona
al pecador y que, a pesar de sus pecados, apoya a su hijo por causa de
Cristo [Jesús]. Por ello, la confianza en la gracia paternal de Dios no es
menos que todo el cristianismo en su aspecto subjetivo [...] Mi teología
no conoce ninguna otra tarea que exponer y presentar esta fe [...], en su
fuerza y su consuelo. [...] La fe se basa en la Revelación. El hijo conoce
el Padre y el hijo lo ha revelado [...] para que nosotros podamos dar pa-
sos seguros en la vida en que se nos ha puesto y para que, con un ojo cla-
ro y luminoso, podamos caminar por este mundo de oscuridad, de pecado
y de enigma. El cristianismo no puede darnos ningún nuevo enigma, sino
__________
9 “La religión cristiana es algo sublime, sencillo y referido a un punto: vida eterna en el
tiempo, por la fuerza de Dios y de su presencia. No es ninguna panacea ética en orden a la conserva-
ción y mejoramiento de todo lo posible. Ya la vulnera aquel que empieza preguntando por todo lo
que ha aportado a la cultura y al progreso de la humanidad [...] Goethe dijo: "La humanidad pro-
gresa, pero el hombre queda siempre el mismo". Pues eso: la religión se refiere al hombre que queda
él mismo, en medio de los cambios y el progreso de las cosas” (A. von HARNACK, L’essència del
cristianisme, 56).
10 “El Cristo revelado es tanto aquí como allí, es el histórico y resucitado; con éste vivimos
en nuestro estado cristiano, y aquél es el que a través de su obra nos reconcilió con Dios, y nos da la
seguridad de la vida eterna”. Carta a María d’Oettingen, citada por J. Castanyé en la introducción a
A. von HARNACK, L’essència del cristianisme, 34.
LA PREGUNTA POR LA ESENCIA DEL CRISTIANISMO... 89

que debe iluminar [...] Ante todo esto, ¿qué puede significar el reconoci-
miento creyente de cualquier misterio [dogma]?11

Con Bruno Forte digamos que la idea clave y guía de Harnack es


la del cristianismo como religión del corazón, en la que Dios habla al
alma y la embellece haciéndola capaz de amar. Ciertamente, la Iglesia
romana asumió la función del Imperio romano y de hecho el Imperio so-
brevivió en ella. Pero entre tantas sombras no faltan luces como Agustín,
verdadero maestro de la interioridad, religiosidad interior viva que dura
hasta hoy con la Reforma luterana que sentó el primado de la interiori-
dad.12 Harnack cree que lo que subsiste en todo proceso histórico es la in-
terioridad humana. El cristianismo resiste porque su esencia es la vida
interior del alma alcanzada por la buena noticia de Dios como Padre y su
Reino como reino del amor; y sólo este Evangelio puede hablar al cora-
zón. Así, “es la religión, o sea, el amor a Dios y al prójimo, lo que da
sentido a la vida; la ciencia no puede hacerlo..., esta no responde a las
preguntas sobre el origen, meta y el sentido del vivir”.13
Se trata, según B. Forte, del ideal romántico del alma bella, pacifi-
cada en lo divino y hecha así participe de aquel reino de las almas recon-
ciliadas y puras que es el reino de Dios sobre la tierra. De este modo
estaba justificando la actitud de la burguesía europea que cerraba los ojos
a las dolorosas consecuencias del colonialismo, imperialismo y capita-
lismo industrial.14

2. LA RECUPERACIÓN CRISTIANA Y TEOLÓGICA DE LA ESENCIA DEL


CRISTIANISMO

Kierkegaard: Ejercitación del cristianismo (1850)15

Frente al idealismo alemán, donde el todo subsumía a las partes y


la dialéctica violentaba a la realidad, y frente al racionalismo e histori-
__________
11 Carta a María d’Oettingen. Llama “misterio” a los dogmas cristológicos, trinitarios, etc.,
que ve más como enigmas que no traen luz. Cita en L’essència del cristianisme, 31.
12 “Quien considere la historia de Europa desde el siglo II hasta hoy, se sentirá inducido a
sostener que, en el arco de todo este largo período, la Reforma del siglo XVI ha sido el movimiento
más grande y benéfico..., ¡una religión sin curas, sin sacrificios, sin gracias ni ceremonias: una reli-
gión espiritual!” Cita en B. FORTE, La esencia del cristianismo, 171-172.
13 Cf. Ibid., 171-173.
14 Cf. Ibid., 170 y 173.
15 S. KIERKEGAARD, Ejercitación del cristianismo.
90 J. VIDAL

cismo, que no deja entrada a la verdadera trascendencia redentora en el


mundo e instante presente, vino la necesidad de recuperar el individuo
cristiano y su existencia creyente, en su contemporaneidad actual con el
Cristo humillado, eternizado como resucitado. La persona histórica de
Jesús, en toda su vida que culmina en el misterio pascual, ha sido y es la
revelación de Dios en la historia, y es la que nos está propuesta para su
imitación; no el Cristo glorioso y vencedor al que tanto se admira en la
cristiandad. Evangelismo radical en el caso de Kierkegaard.
El cristianismo es para él una comunicación de existencia, una
propuesta de vida y no un contenido intelectual o doctrinal, una contra-
dicción existencial, al tener que negarse a sí mismo por Cristo Jesús, y
una comunicación existencial, por eso hay una diferencia enorme entre
“saber” de cristianismo y “ser” un cristiano.
Kierkegaard se pregunta si puede ser uno cristiano, y cómo, en
medio de la cristiandad, y la recuperación de la “originalidad de la exis-
tencia cristiana” forma parte de su crítica al cristianismo establecido de
la ortodoxia luterana y al cristianismo triunfante del catolicismo. La con-
temporaneidad con Jesús, en virtud de su existencia actual como resuci-
tado, es la condición de la fe, y dicho con mayor exactitud, es la fe
misma.
En efecto, para él hay una distancia infinita abismal entre Dios y el
hombre y, sin embargo, es Dios quien se ha hecho presente en Cristo Je-
sús, como Dios-hombre, como el mismo Dios en este hombre,16 que tiene
que sufrir incomprensión y rechazo mortal por ser piedra de escándalo.
“Bienaventurado aquel que no se escandalice de mí”. No cabe otra, o es-
candalizarse o creer. Cristo es la presencia del absoluto y éste sólo se da
en el presente. Fue presente en nuestro pasado histórico y sigue siendo
presente para nosotros:
Si no logras superarte a ti mismo hasta ser cristiano en situación de con-
temporaneidad con Él, o no puede Él en situación de contemporaneidad
moverte y atraerte a sí: entonces jamás llegarás a ser cristiano. 17

__________
16 “Que el género humano esté o tenga que estar emparentado con Dios es viejo paganismo;
pero que un hombre individual, Jesús, sea Dios, esto es cristianismo, y este hombre individual es
Dios-hombre. Ni en los cielos, ni en la tierra, ni en los abismos, ni en los más fantásticos extra-
víos del pensamiento es posible, hablando en términos humanos, una reunión de dos extremos
más sin sentido. Así se manifiesta en la situación de contemporaneidad; y no hay otra relación
posible con el Dios-hombre sino la que empieza con una situación de contemporaneidad.” Ibid.,
128.
17 Ibid., 113.
LA PREGUNTA POR LA ESENCIA DEL CRISTIANISMO... 91

En esta contemporaneidad con la persona de Cristo Jesús humillado,


piedra de escándalo, ahora resucitado y enaltecido, cifra la esencia del
cristianismo o el “cristiano esencial”.18 Por una parte, la resurrección no
borra la identidad del Jesús en la humildad de su carne y en la humilla-
ción que recorre toda su vida hasta la cruz. Por otra parte, nuestra exis-
tencia presente, si esquiva al Cristo terreno por el Cristo glorioso huye
del único Cristo Jesús que es el glorioso y terreno.
Diríamos que su contemporaneidad se hace posible porque la
persona de Jesús fue la eternidad en el tiempo y ahora es el tiempo en la
eternidad. Pero a nosotros, para nuestra redención, se nos dio y se nos da
el Cristo Jesús terreno y temporal, hoy eternizado en su gloria. La cris-
tiandad admira la victoria gloriosa y la adora, y esquiva el seguimiento y
la imitación del Cristo Jesús que se nos ofrece y se nos entrega para
nuestra redención. Nuestra contemporaneidad es con el único Jesús
que hemos conocido, el terreno y el temporal, el absoluto en la historia
humana, el que nos amó y nos ama, nos redimió y nos redime.
Redacta su “ejercitación” de cristianismo como unos ejercicios
espirituales, en que vamos a ser interpelados, provocados y conducidos a
una toma de decisión. La llamada es el “venid a mi todos los que estéis
atribulados y cargados, que yo os aliviaré”. La provocación es el “biena-
venturado el que no se escandalice de mí. Y la decisión a tomar es tam-
bién la gracia de la fe con el “desde la altura los atraerá a todos hacia sí”,
altura que no olvida que es y fue la elevación de Jesús en la cruz. No hay
otro resucitado más que el crucificado.
Kierkegaard confiesa que él está muy lejos de ser ese “cristiano”,
con toda la exigencia y radicalidad, que desea hacer nacer en medio de la
cristiandad acomodada, piadosa y halagada. Lo que le sucede es que no
por sus virtudes sino por la conciencia de sus pecados, ha llegado a pene-
trar como muy pocos en “los secretos de la existencia” humana y de su
“plenitud misteriosa”. Por eso se siente capaz de esclarecer “lo verdadero
humano, y –humanamente– del verdadero bien”, que no anda lejos de “lo
santo”, que resulta humanamente incomprensible, “respecto de lo que se
empieza y se termina con la adoración”. Y cierra su confesión con la pa-
radoja: “Pues si se alcanza a comprender lo puro humano y se lo com-
prende plenamente en cuanto al Dios-hombre, esta comprensión es sin
lugar a dudas una incomprensión”.19 El camino de acceso a la verdad y la
__________
18 Ibid., 114-115.
19 Ibid., 201.
92 J. VIDAL

vida es el mismo Jesús. Existencialmente sólo cabe vivir una relación de


fe en Él, que para Kierkegaard la razón no puede comprender.
La radicalización del cristianismo de Kierkegaard en medio de la
cristiandad, continuó en la “teología dialéctica” de Karl Barth y su
cristocentrismo: Revelación frente a religión.

Romano Guardini

Antes de Guardini, Karl Adam publicó La esencia del catolicismo


(1924),20 donde la pregunta adquiría un planteamiento más bien eclesio-
lógico. En cambio, Romano Guardini, en La esencia del cristianismo
(1929),21 volvía a donde había dejado la cuestión Kierkegaard, conti-
nuando la provocación a la modernidad y la radicalización en la pregunta
por la esencia del cristianismo, ahora desde el catolicismo.
Para Guardini, “su esencia está constituida por Jesús de Nazaret,
por su existencia, su obra y su destino concretos; es decir, por una perso-
nalidad histórica” (20). Decir que la persona histórica de Jesús de Nazaret
es la esencia del cristianismo es provocador, pues no son sus principios
ni su mensaje, es el misterio de una persona en cuyo encuentro hay que
participar.
Sería algo semejante a cuando decimos que una persona, esta
persona concreta, puede tener una significación esencial para otra perso-
na concreta. Pero en el caso de Jesús estaríamos ante una persona histó-
rica que pretende tener significación para cada ser humano, para todos.
Incluso toda la realidad creada y toda la historia humana se encuentra ba-
jo su determinación, la determinación de una realidad personal, a saber,
bajo la persona de Jesucristo. “Una paradoja”, coincidiendo con Kierke-
gaard, y hasta un punto de provocación ante la que tantos hombres mo-
dernos reaccionan negativamente cuando postulan un “nadie por encima
de nadie”. Lo único aceptable sería someterse a una norma natural,
social o moral para que al hacerlo así continuara el ser humano siendo
él mismo (cf. 21).
“Inconmensurable significación”, dice (25), o un exceso de signi-
ficación en el acontecimiento y persona de Jesús atestiguado por el NT.
__________
20 K. ADAM, La esencia del catolicismo, Ed. Litúrgica Española. Barcelona 1962.
21 R. GUARDINI, La esencia del cristianismo, cito por la segunda edición. Pondré al lado de
la cita la página de esta edición, para evitar tanta mirada a pie de página.
LA PREGUNTA POR LA ESENCIA DEL CRISTIANISMO... 93

El no poder prescindir de su persona para poder quedarse sólo con su


interpretación de la Ley, es lo que hace que judío Jacob Neusner no pue-
da seguir a Jesús.22 Pero ahí estriba lo decisivo: “La figura y palabra del
Maestro tienen una significación decisiva para la salvación, de suerte que
el gran tema del individuo es la adecuada y justa relación con Él” (39).
La persona de Cristo se convierte en criterio y norma de toda
conducta: “por mí” (Mc 8,35); “a mí me lo hicisteis” (Mt 25); o “biena-
venturado aquél que no se escandalice de mí” (Mt 11,6). Dice Guardini:
Reconocer esta pretensión significa que “el que ante ella se inclina, tiene
que sacrificar su voluntad autónoma en una forma que sólo es posible
por el sacrificio y el amor” (52). Él es la mediación ineludible, el ca-
mino, la verdad y la vida; nadie va al Padre sino por mí, según Juan. La
razón es la pertenencia esencial y personal del Hijo con el Padre: “Está
en el Padre y el Padre está en Él” (53).
La obra o misión de la persona de Jesús fue la redención, aconte-
cimiento que tuvo lugar en la historia de acuerdo con la voluntad del
Padre y con la fuerza del Espíritu; es decir, se trata de un acontecimiento
realizado desde la eternidad. Y gracias al Resucitado aquel aconteci-
miento se halla inserto en la eternidad con vigencia intemporal (cf.
Heb 9) (73). Por tanto, el acontecimiento de la redención está siempre en
acto en virtud del Espíritu Santo que lo participa al bautizado, muriendo
y resucitando con Cristo, como hombre nuevo.
El proceso de unificación con el acontecimiento redentor es “una
verdadera "inclusión", un vincularse y participar...”. Antes de Pentecos-
tés, Cristo está “ante” sus discípulos. Después, “Cristo, su persona, la vi-
da de Jesús y su acción redentora se le hacen al hombre cosa suya y le
son abiertas” (74). “Así surge la relación "nosotros en Cristo" y "Cristo
en nosotros"” (75). Se trata de la “vida en Cristo” paulina, o de “una
in-existencia” del hombre en el Redentor eternamente actual, real, en vir-
tud de su Espíritu Santo. “Un proceso por el cual recibe la figura, la ac-
ción, la pasión, la muerte y la resurrección del Redentor como forma y
contenido de una nueva existencia” (77).
En síntesis, toda la existencia cristiana, en su conocer, en su
conciencia moral y en su acción, toda viene redefinida por su relación
con Jesucristo, su Señor y Redentor, su Vida, su Camino, su Verdad.
Bruno Forte concluye:

__________
22 J. NEUSNER, Un Rabino habla con Jesús, Encuentro, Madrid 2008.
94 J. VIDAL

Lo que falta en las interpretaciones de Feuerbach y de Harnack es, en


definitiva, el escándalo; en ellas todo está armonizado, todo está recon-
ducido a la primacía del horizonte humano. Lo que, en cambio, es para
Guardini lo específico del cristianismo, el centro y el corazón de la
buena nueva, se expresa en la convicción paradójica de que la persona de
Jesucristo, en su singularidad histórica y en su gloria eterna es la catego-
ría que determina el ser, el obrar y la teoría de lo que es cristiano. Nos
hallamos, pues, ante algo paradójico. 23

Convertir, pues, la persona y vida de Jesucristo en la categoría


fundamental del conocimiento y la acción humana escandaliza a la con-
ciencia de autonomía del hombre moderno y contemporáneo, que se ha
instalado en cuanto él puede conocer y hacer, lo que presupone en pro-
gresión infinita en el tiempo, sin límite (post o transhumanismo). Creer
en Jesucristo sería aceptar ser liberados de esta ceguera y esta condena,
recobrando la libertad en la finitud de cuantos se reconocen criaturas e
hijos amados de Dios en el Hijo.

Karl Rahner, giro antropológico trascendental y fórmulas breves de la


fe. Hans Küng, tesis sobre el cristianismo

La teología fundamental del siglo XX no dejó de buscar puentes


con la modernidad: teología, cristología, antropología y salvación como
plenitud de lo humano. Después del Concilio y su principio metodológi-
co de la “jerarquía de las verdades” de la fe se legitimaba la propuesta de
“fórmulas breves de la fe”, vuelta a lo esencial, o el intento de formular
la unidad y totalidad de la fe de una forma corta y pregnante, significati-
va para el hombre a quien nos dirigimos. La actual exigencia pretendía
algo diferente a la propuesta de todos los artículos de la fe como se da en
los catecismos mayores y menores; buscaba una concentración en lo nu-
clear de la fe. Karl Rahner ejerció el pensar teológico en múltiples ensa-
yos, pero elaboró también una síntesis muy valorada que tituló Curso
Fundamental de la Fe: Introducción al concepto de cristianismo.24 Que-
ría ser una “introducción al concepto de cristianismo” y posibilitar a los
cristianos de su tiempo una justificación responsable de su fe.25
__________
23 B. FORTE, La esencia del cristianismo, 178. La cita de Guardini completada se halla en
R. GUARDINI, La esencia del cristianismo, 105.
24 K. RAHNER, Curso fundamental de la fe, Herder, Barcelona 1979.
25 Dice: No repetir simplemente las afirmaciones cristianas singulares sobre Dios y la historia
de la salvación en sus formulaciones tradicionales, sino –en la medida en que la cosa es posible,
LA PREGUNTA POR LA ESENCIA DEL CRISTIANISMO... 95

Otra cosa que le ocupó en varios momentos es el intento de disponer


de breves fórmulas de la fe que apunten a lo nuclear de ella en un len-
guaje apropiado a los tiempos actuales.26 Valga el ejemplo de esta breve
fórmula de la fe que rescato aquí:
El inapresable “hacia dónde” del humano trascenderse a sí en su finitud,
que se realiza existencial y originariamente, no sólo teórica o concep-
tualmente, se llama “Dios”; y se comunica a sí mismo al hombre existen-
cial e históricamente como su propia plenitud en amor misericordioso. El
punto más álgido, escatológico, de dicha autocomunicación histórica de
Dios, en el que esta autocomunicación se revela victoriosa como irrever-
sible, es Jesucristo.27

Hans Küng en el epílogo de su libro 20 Tesis sobre Ser cristiano,


decía buscar: “Cómo se puede hablar de Cristo Jesús, de forma que los
hombres no solamente reciten las fórmulas cristianas tradicionales, sino
que puedan desde el mensaje cristiano vivir y obrar convincentemente en
la sociedad actual”.28 Eso es lo que se propone con fórmulas breves, decir
__________________________________________________________
dada la historicidad de la historia de la salvación y la libertad de Dios– conceptualizar el todo del
cristianismo, reflexionar sobre la unidad global y sobre las conexiones profundas de todo cuanto
predica el cristianismo. La tarea propuesta en mi libro era simplemente esta: mostrar cómo un cris-
tiano normal, que no puede ser experto en todas las disciplinas especializadas, puede justificar, ante
sí mismo y ante los demás, la justeza y el sentido de la propia fe, sin hacer el intento en un pequeño
libro de trabajar todas las problemáticas y resultados de las ciencias filosóficas y teológicas particu-
lares. Cf. “Kurzformeln des Glaubens”: en Schriften zur Theologie, IX, 242-256, 250.
26 K. RAHNER, “Die Forderung nach einer ‚Kurzformel‘ des christlichen Glaubens”, en
Schriften zur Theologie, VIII; “Kurzformeln des Glaubens”, en Schriften zur Theologie, IX, 242-
256.
27 K. RAHNER, Schriften zur Theologie, X, 250. Gottfried Bitter hace cuatro precisiones:

1) Esta fórmula dice algo sobre el ser humano y en definitiva en favor suyo, pues se descubre ante el
absoluto misterio precisamente en su buscar y preguntar que nunca puede detener, misterio que me-
rece el nombre de “Dios”. 2) Este lejano misterio “Dios” es el muy cercano misterio “Dios”, porque
“se comunica a sí mismo al hombre, existencial e históricamente, como su propia plenitud en amor
misericordioso”. Dios es un Dios próximo, vecino, que se regala, se hace presente en la historia vital
de cada ser humano. 3) Esa autocomunicación de Dios tuvo su historia general, y su historia total-
mente expresa, particular, en la historia de la alianza con el pueblo de Israel/Judá. Punto álgido de
esa historia es la historia de Jesucristo, en la que el amor de Dios a los hombres no sólo se revela
sino está definitiva y victoriosamente revelado, precisamente en la vida y actuar de Jesús, en su
muerte y en su haber sido resucitado. 4) Al fin, esa fórmula dice algo sobre mi/nuestro tiempo de
hoy y mañana, sobre el futuro de la historia y del cosmos. Dado que Jesucristo puede ser creído co-
mo la definitiva y comprometedora respuesta divina a la pregunta por mi/nuestro futuro, por el futu-
ro de los hombres y su historia, con Jesucristo ha comenzado, aun entre lágrimas y dolores, el nuevo
tiempo de la cercana salvación de Dios para todos y todo, el tiempo escatológico de la salvación
universal. G. BITTER, “Leben im österlicher Vertrauen. Von der Identität der Christlichen”, sesión
en el Ignatianum de Cracovia, (16-V-2003), 48-49. Disponible en: <https://horyzonty.ignatianum.
edu.pl/index.php/HW/article/download/1328/1121>, [consulta: 28-II-2020].
28 H. KÜNG, 20 Tesis sobre Ser cristiano, 92.
96 J. VIDAL

hoy lo distintivo del cristianismo y del ser cristiano, concentrarse en lo


esencial. Pues bien, Küng responde: “Lo distintivo cristiano es Cristo Je-
sús en persona” (tesis 2) y “lo distintivo de la acción cristiana es el se-
guimiento de Cristo” (tesis 10); “ser cristiano significa vivir, obrar, sufrir
y morir como verdadero hombre siguiendo a Cristo en este mundo de
hoy” (tesis 3). Así pues, ¿para qué ser cristiano hoy? “Para ser hombre
de verdad”. Y se explica:
Esto quiere decir que los cristianos no son menos humanistas que los
otros humanistas. Pero lo humano, lo verdaderamente humano, es decir,
el hombre y el Dios del hombre, la humanidad, la libertad y la justicia, la
vida y el amor, la paz y el sentido de la existencia, los ven desde ese Je-
sús, que para ellos es la determinación concreta = Cristo. Así, no sólo
vale afirmar todo lo verdadero, lo bueno bello y humano. Hay que pro-
pugnar “un humanismo de verdad, radical, capaz de integrar y superar
hasta lo no verdadero, lo no bueno, lo no bello, lo no humano [...]; todo
lo negativo, sin excluir el dolor, la culpa, la muerte, el sinsentido.29

¿Por qué vemos integrado y superado lo humano y lo inhumano en


Jesús? Hay que apuntar a la diana: el misterio pascual. Por eso dirá que
“Sin la fe en el Resucitado falta confirmación y autoridad a la fe en el
Crucificado [...]. El distintivo último del cristianismo es Cristo Jesús en
cuanto crucificado” (tesis 12). Y comenta:
No es en cuanto resucitado, glorificado, viviente, divino, sino en cuanto
crucificado, como este Jesús se diferencia inconfundiblemente de los
muchos dioses resucitados, exaltados, vivientes y de los fundadores de
religiones, césares, genios y héroes divinizados de la historia universal. 30

Hans Urs von Balthasar, ¿Quién es un cristiano?31

Con Balthasar volvemos a la recuperación de la identidad, nos


centramos en la identidad cristiana diferencial. ¿Quién es un cristiano?
pertenece ya a los pequeños ensayos polémicos de Balthasar donde
muestra su insatisfacción y distancia respecto del planteamiento antropo-
lógico trascendental de Rahner y la moderna teología fundamental. Aquí
__________
29 Ibid., 22-23.
30 Ibid., 50.
31 Cito por las ediciones que manejo: H.U. von BALTHASAR, Wer ist ein Christ y Qui és un
cristià?
LA PREGUNTA POR LA ESENCIA DEL CRISTIANISMO... 97

es como si dijera: Si Dios ama y salva a todo hombre ya trascendental-


mente, y por su existencial sobrenatural puede ser un cristiano anónimo,
no haría falta que los cristianos nos sintamos responsables de la misión
de dirigir la historia hacia el Reino de Dios, incoado en la Iglesia. Por
eso, se pregunta abiertamente: ¿qué es ser cristiano hoy en el mundo?
¿cuáles son los rasgos esenciales del cristiano, aquello que lo diferencia
de los otros?
Balthasar responde: “Llamamos a alguien "cristiano" por referencia
a Cristo. Su esencia se sostiene o cae juntamente con la esencia de
Cristo”.32 Pero ¿qué especie de comunidad puede haber entre Jesucristo y
los cristianos? Él nos ha redimido y nosotros hemos creído en él y lo
anunciamos con el testimonio. Si Jesús habló y actuó “ante” los hom-
bres, también caminó “con” ellos y quiso contar con ellos para continuar
su obra; para ello les pidió permanecer en él y seguirle, prometiéndoles
estar en ellos mediante su Espíritu. Ese ser uno con ellos y “en” ellos
como el Padre estaba en él y Él en el Padre, hace que el cristiano pueda
ser testigo de la presencia de Cristo y su redención en el mundo, con toda
su persona y existencia hasta el martirio si llegara. ¿Es esto posible, que
el cristiano lleve a Cristo en su vida y persona, siendo Cristo único e
incomparable?33
Sí. Los discípulos mostraron su fidelidad a Jesús más allá de toda
afección humana (cf.: ¿También vosotros me queréis dejar? ¿Señor, a
quién iremos...? [Jn 6,67-68]). Esta fue una fidelidad a Jesús mayor que
la del siervo a su señor, porque lo que ellos percibieron en la vida de Je-
sús fue una fidelidad al Padre mayor que la humana, una obediencia ab-
soluta a la voluntad del Padre. “Mirada desde el ser humano, la libre
obediencia por amor lleva el nombre distintivo de la fe”.34 Era Jesús
mismo, en su autodonación total al Padre y a los hombres quien inducía
y posibilitaba a sus discípulos una entrega plena, aunque aún tuviera que
pasar por la crisis de fe ante la pasión y muerte en cruz. Pero fue aquella
fe incipiente la que el Resucitado confirma con su presencia en los en-
cuentros con sus discípulos. En ellos y en Jesucristo hablamos de una fe
que ama y todo lo espera, o bien de un amor que espera y todo lo cree, o
bien de una esperanza que cree y ama lo que Dios quiere. Es el acto que
define al cristiano:
__________
32 H.U. von BALTHASAR, Wer ist ein Christ, 58; (Qui és un cristià?, 103).
33 Cf. H.U. von BALTHASAR, Wer ist ein Christ, 62; (Qui és un cristià?, 107).
34 Ibid., 64; (Ibid., 109).
98 J. VIDAL

Un cristiano es el ser humano que “vive de la fe” (Rom 1,17), o sea, que
ha establecido toda su existencia sobre la única posibilidad que nos ha
abierto Jesucristo, el Hijo de Dios, obediente por todos nosotros hasta la
cruz: la de tomar parte en el sí obediente que redime al mundo.35

Bien mirado desde Cristo, el acto de obediencia por amor es el que


funda su existencia como el Hijo de Dios, “enviado” por el amor del Pa-
dre a nosotros. Entregado por el Padre en manos de los hombres se en-
tregó libremente por amor a Él y a nosotros. No es tanto cumplimiento
de un deber, es revelación de un amor trinitario redentor del hombre,
amor liberador de toda “preocupación”. Así da inicio Cristo a la existen-
cia cristiana, que acoge el “sí” de Dios a los hombres y responde con su
“sí” o su “fiat”, hágase, con María.36

Joseph Ratzinger, Introducción al cristianismo (1968) y Walter Kasper


(1972), Introducción a la fe37

Ratzinger en su Introducción al cristianismo (1968), siguiendo los


artículos del Credo, sitúa a Jesucristo bajo el horizonte del Dios bíblico,
Creador, Padre y comunión trinitaria, alcanzando a la comunión eclesial
que anima su Espíritu Santo. La opción del cristianismo primitivo por el
Logos frente al mito y la costumbre es la opción por la verdad y el ser
del Dios creador y redentor. En el centro de la fe, pues, la obra y persona
de Jesús, Palabra eterna en cuanto Hijo, Logos creador y redentor, como
fundamento y salvación de la realidad, su verdad.
Cuando aborda la pregunta por la esencia del cristianismo se sirve
de unos principios que son cristológicos y que enraízan y plenifican lo
humano, los llama estructuras de lo cristiano:38 el cristiano en su indivi-
__________
35 Ibid., 65; (Ibid., 110).
36 “El ensanchamiento decisivo de la voluntad del hombre, angustiadamente preocupada
por su autoconservación, hasta la amplitud de la voluntad de Dios, despreocupada y no previsora, no
se produce mediante la acción humana, sino a través de la pasión impuesta. Mientras es el hombre el
que actúa, todavía no se ha probado experimentalmente que obedezca a Dios con lo que hace. Es la
obediencia en el sufrimiento la que aporta la prueba. No se puede substituir por nada esta "experien-
cia", este "insertarse" en la amplitud de Dios. De Cristo mismo se dice: "Siendo como era el Hijo,
aprendió en los sufrimientos a obedecer" (Heb 5,8). Por tanto, entre saber y aprender hay una dife-
rencia esencial para el ser humano, y precisamente en relación con la fe. Por esta razón, la categoría
de "prueba" del hombre por parte de Dios pertenece a los elementos fundamentales de la Biblia”.
Ibid., 71-72; (Ibid., 116-117).
37 J. RATZINGER, Introducción al cristianismo. W. KASPER, Introducción a la fe.
38 J. RATZINGER, Introducción al cristianismo, 204-225.
LA PREGUNTA POR LA ESENCIA DEL CRISTIANISMO... 99

dualidad corpórea existe en relación desde y con otras personas, con


todos, con todo; existe y vive por y para los demás; abierto al totalmente
Otro, Dios, revelado en Jesucristo, aun permaneciendo como misterio,
oculto (ley de lo incógnito); para el cristiano siempre es mayor el don, lo
recibido que lo puesto por nosotros (ley de la sobreabundancia de la gra-
cia). Vivimos entre la definitividad de la salvación ofrecida en Jesucristo
y el todavía no en su plenitud que alimenta la esperanza. La existencia
cristiana se enraíza en un acontecimiento histórico y único en la cruz de
Jesús, verdadera redención del hombre (positividad del cristianismo).
¿Qué es lo que puede ser capaz de explicar y unir estas dinámicas de la
existencia? Contesta que el “principio del amor”.39
En cambio, habría que decir mejor que el fundamento último es
más que un principio, debe ser la realidad. Por eso, deberíamos decir el
fundamento último es que Dios sea amor. Y Dios es amor en Jesucristo
crucificado y resucitado y sólo en su vida y persona aprendemos lo que
pueda ser amor para Dios y para nosotros.
Walter Kasper, unos años después, publica una Introducción a la
fe (1972) y, dentro de la tradición de la pregunta por la esencia del
cristianismo, quiere evitar la reducción de la religión cristiana a una ética
(desde la Ilustración a Feuerbach) o la reducción a una supuesta posi-
tividad histórica crítica frente a la evolución posterior del dogma y las
instituciones (desde Schleiermacher y Harnack a la teología liberal);
ni siquiera la reducción a un último “principio” ontológico esencial
de la realidad definido como amor o esperanza o unidad (personalismo,
neomarxismo, romanticismo).
Cuando se pregunta por lo propiamente cristiano, siguiendo a
Guardini, contesta que “el cristianismo es Jesucristo en persona”. Su per-
sona es el contenido, el centro y fundamento de nuestra fe: “su persona,
su obra y su destino, la acción de Dios a través de la persona e historia de
Jesucristo”, que continúa las experiencias histórico-salvíficas de Israel.
Y “toda predicación posterior debe explicitar y actualizar de nuevo este
centro de la fe”,40 que es histórico y meta-histórico. Esto significa con-
centración cristológica no reducción. Esta concentración cristológica y
soteriológica se ayudaba del principio conciliar de la “jerarquía de las
__________
39 Ibid., 225. Kasper matiza a Ratzinger en este punto: W. KASPER, “Das Wesen des
Christlichen”, ThRev 65 (1969) 183. Asumo el matiz. Pero esto no quita los méritos de la Introduc-
ción de Ratzinger en aquel contexto, y no se la puede descalificar como reducción antropológica.
40 Cf. W. KASPER, Introducción a la fe, 113-115.
100 J. VIDAL

verdades dentro de la doctrina católica, según su distinto modo de cone-


xión con el fundamento de la fe cristiana” (UR 11).41
La persona y obra de Jesucristo es el Evangelio, la Palabra una de
las Escrituras, el Dogma entre los dogmas. De modo que Kasper se atreve
a formular:
Quien sostenga y confiese que Dios en Jesucristo es salvación, esperanza
y paz para todos los hombres, y quien se arriesgue de un modo compro-
metido a hacerse signo de esperanza para los otros, éste cree y confiesa la
fe completa, porque esta fe completa no es una suma de enunciados, sino
la totalidad de una figura: Jesús el Cristo (128).

Esta fórmula ha sido muy citada, porque es breve y esencial, pero


no debe entenderse de modo minimalista o reduccionista. Kasper, desde
su cristología y soteriología, teo-lógicamente determinadas,42 ofrece una
doble remisión, reductio in mysterium: una, al misterio de Dios y su vo-
luntad salvífica; y otra, al misterio del hombre necesitado de salvación,
dada la historia concreta que vivimos y sufrimos, que no acaba de vencer
definitivamente la potencia del mal y del pecado en el mundo. Son los
dos polos en tensión, la voluntad salvífica universal revelada en la cruz y
la necesidad de redención de esta historia humana, como núcleo desde
donde se estructuran la totalidad de las verdades de fe.

Bruno Forte, La esencia del cristianismo (2005)43

Forte cifra la esencia del cristianismo en la revelación del Dios


viviente trinitario, que se despliega en la historia, fundando la historia
como proyecto de amor divino, a realizar en el encuentro entre el modo
de ser comunión personal propio de Dios y el modo de ser comunión po-
sibilitado por Dios a los hombres, aun en su finitud y libertad. El centro
de esta revelación es la persona histórica de Jesús, en la cual contem-
plamos su salida del Padre y su salida pascual hacia el Padre, desde la
__________
41 Ibid., 120.
42 En su Cristología, que es soteriológica, y en su tratado sobre Dios trinidad, así como en
toda su obra, después de ver lo que da de sí el giro antropológico para la teología, sigue a Balthasar
dando un nuevo giro, esta vez “teo-lógico”, es decir, desde Dios, desde el misterio revelado de Dios
en la historia de Jesús. Es lo que trabajé en J. VIDAL TALÉNS, El Mediador y la Mediación. La cris-
tología de W. Kasper en su génesis y estructura, Facultad de Teología San Vicente Ferrer, Valencia
1988.
43 B. FORTE, La esencia del cristianismo.
LA PREGUNTA POR LA ESENCIA DEL CRISTIANISMO... 101

encarnación a la cruz y resurrección, así como la comunicación de su


Espíritu a sus discípulos. Al Espíritu podríamos llamarle el “medio
divino” personal, que hace posible la comunión humano-divina.
Esta historia concreta abrió nuestras mentes y corazones a una
comprensión de Dios como comunión viviente de amor, formada por el
Padre, el Hijo y el Espíritu, que se nos ofrecía como plenitud para los
hombres. La máxima expresión de aquella comunión de amor redentora
de los hombres se dio en la historia de Jesús y su entrega al Padre y a no-
sotros, en su condena a muerte en la cruz. Su resurrección reveló que en
aquel “amor crucificado” estuvo plenamente el Dios amor como Padre,
Hijo y Espíritu Santo, para la redención de los hombres.
De este modo pretende responder a la orfandad y nihilismo en que
se ha instalado la modernidad y posmodernidad, ofreciendo un Padre
lleno de ternura que quiere al hombre libre, que muestra su amor en la
creación y en la entrega de su Hijo, y nos une a Él mediante el don de su
Espíritu Santo.
La Trinidad es fuente de inspiración para la comunidad de los
pueblos en el umbral del tercer milenio en relación con la “salida” propia
de la condición humana hacia el otro, sintiéndose llamado a salir, no sólo
de sí mismo y sus angustias, sino también de las necesarias pertenencias
grupales, y abrirse, más allá de la inmanencia, al Misterio Santo que lo
envuelve y le interpela en sus mediaciones.
Relaciona, pues, la Trinidad con la venida de Dios a la historia, en
el don de sí ofrecido en Jesucristo, que invita a la obediencia de la fe. Je-
sucristo destaca como “universal concreto personal” frente a la universa-
lidad de la verdad en cuanto racional, hemos de sostener la necesidad de
redescubrir la singularidad de la verdad, que precede al conocer, y que
no se identifica con lo universal o lo dialéctico del conocer humano.
Aquella concreción histórica personal puede gozar de una significación
universal mayor que las verdades de la razón o la experiencia. Por últi-
mo, relaciona la Trinidad con los corazones de los hombres que en virtud
del Espíritu se convierten en actores de justicia y de paz en la comunidad
humana.
En unas exhortaciones finales podemos decir que hace repercutir
la reflexión trinitaria para la evangelización, de este modo:
Ábrete al Misterio santo, que te envuelve a ti y a todo cuanto existe, y
ayuda al buscador del Misterio que está en ti y en todo corazón inquieto a
reconocer sus signos en la vida y en la historia.
102 J. VIDAL

Respeta al otro en su diversidad y mantente dispuesto a acoger el don y


la riqueza que en cuanto tal representa para ti y para tu comunidad.
[Abierto al misterio de lo real, a los otros y al posible totalmente Otro]:
Acoge el don de Dios ofrecido a través de Jesucristo [crucificado y resu-
citado] en la obediencia de la fe. No seas incrédulo, sino creyente.
Vive tu fe de modo que irradies la fuerza y belleza de la reconciliación
dada en Jesucristo y la anuncies oportuna e inoportunamente como bue-
na noticia para todo hombre y la totalidad del hombre, y además para la
comunidad entera de los pueblos de la tierra.
Vive en constante conversión y reforma y abierto a las sorpresas de Dios,
teniendo la valentía de pagar el precio más alto a fin de que la reconci-
liación prometida tome cuerpo en la vida de los hombres. 44

Aunque sólo sea en estas páginas, es un estilo de formulación


kerigmática e interpelante, semejante al que a continuación vamos a ver
en el papa Francisco.
En continuidad con Balthasar, si la belleza que salvará al mundo
es la del Crucificado, Forte acaba diciendo que, en la debilidad del
Abandonado en la cruz, podemos reconocer la fuerza y la sabiduría del
amor divino que se muestra a los hombres; porque, precisamente allí, se
les revela el Amor de Dios, aunque crucificado; cercanía del Dios fiel,
que no prescinde de la debilidad a la que la omnipotencia de Dios se ha
entregado por amor a los hombres.
Entonces, el “Amor crucificado” se ofrecerá, en toda su abismal profun-
didad humano-divina, como el Evangelio para el tiempo postmoderno
[...], la buena noticia que también nosotros, protagonistas y herederos del
naufragio postmoderno, necesitamos para vivir y morir: la palabra de la
cruz.45

3. LA ORIENTACIÓN EVANGELIZADORA ACTUAL DE LA PREGUNTA POR


LA ESENCIA DEL CRISTIANISMO, EN EL CONTEXTO DEL LLAMADO
“PRIMERO ANUNCIO”

Como balance de la respuesta de la teología a la pregunta por la


esencia del cristianismo diría que la revelación de Dios nos parece para-
__________
44 B. FORTE, La esencia del cristianismo, 130, 131, 134.
45 Ibid., 183. Cf. Sobre la humildad del Dios creador y redentor, p. 73-74.
LA PREGUNTA POR LA ESENCIA DEL CRISTIANISMO... 103

dójica. Si hemos sido introducidos en la vida de la persona de Jesús, en


lo que dice, hace, proclama, calla y padece, en una palabra, en lo que es-
ta persona es, o sea, Dios en persona en la persona de su Hijo Jesús,
grande es el misterio de nuestra fe, magnum mysterium. Pero en el caso
de que sea la verdad lo que creemos, en el caso de que Jesús fuera la
verdad y la vida, y el camino mismo de acceso a ellas, nos parecerá
imposible que lo sea una persona, pero es lo que más necesitábamos en
esta historia nuestra, necesitada de redención, y destinada a ella según
E. Fackenheim.46
La respuesta, que distintos teólogos fueron dando a la pregunta por
la esencia del cristianismo, tenía que ver con el núcleo esencial de nues-
tra fe en la persona de Jesucristo y el ámbito de relaciones al que nos in-
troducía, con el Padre, en el Espíritu, y con nuestros hermanos los
hombres. El anclaje histórico se situaba en la Encarnación del Hijo de
Dios, Jesús, que culminaba en su Misterio pascual y en la fe que suscitó
en sus discípulos. Al dar una respuesta relacional y mostrar una relación
de fe, confianza y amor entre personas, la respuesta que demos hoy debe-
ría incluir también el sentido de introducción en la “vida” cristiana, de
iniciación práctica, de ejercitación en ese ámbito de relaciones interper-
sonales de los hombres con Dios, y de los hombres entre sí, llamados a
participar de la divina comunión interpersonal de vida y amor.
Esto es lo que más va a acentuarse cuando nos planteemos, a
continuación, la esencia del cristianismo en el contexto de la actual etapa
evangelizadora. Precisamente, porque de relaciones interpersonales y
comunionales se trata, se abandona el estilo de exposición teológica co-
mo los estudios presentados arriba, y tomando los contenidos esenciales
de la fe en breves formulaciones, se les dota de un estilo interpelante, re-
lacional, como la llamada que queda a la espera de una respuesta siempre
libre.
Quizá lo que más preocupa a los cristianos hoy es la transmisión
de la fe a las generaciones jóvenes que nos siguen, porque en gran medi-
da hemos sufrido un corte de la relación con los hijos y nietos, en lo refe-
rente a los valores humanos y su fundamentación cristiana. También
empieza a preocupar el posible retorno a la fe consecuente de los bauti-
zados que se alejaron de ella, así como la abertura a la fe de los indife-
rentes o de los que se sitúan en contra.
__________
46 E.L. FACKENHEIM, Presencia de Dios en la historia, Sígueme, Salamanca 2002, 56.
Cf. J. GOMÁ LANZÓN, Necesario pero imposible, Taurus, Madrid 2013.
104 J. VIDAL

Por tanto, no se puede ofrecer el centro de nuestra fe si no estamos


haciendo, al mismo tiempo, una invitación a entrar en la relación de co-
munión, de confianza y amistad a la que nos convoca Jesús resucitado
hoy. Así pues, asumo la pregunta en estos términos: ¿Cuál es ese núcleo
central que hace comprensible y coherente aquello que se cree, para po-
der ser propuesto en un contexto de primer anuncio misionero? Se llama
primer anuncio porque se dirige a personas alejadas de la vida cristiana,
o que ya no han sido socializados religiosa o cristianamente.
El credo de nuestra fe, y el catecismo que lo explicita, pretende
abarcar todos los contenidos de nuestra fe como se ha ido compren-
diendo a lo largo de la historia cristiana. Pero ahora se nos pide no tan-
to una reducción sino una concentración en lo nuclear o esencial del
cristianismo. Nos ayuda el principio metodológico del Vaticano II sobre
la jerarquía de las verdades de fe, que se suma a la conexión de los mis-
terios entre sí, y la perfecciona aportando una cierta organicidad y mayor
claridad.47
Pero si el Vaticano II orientó a la Iglesia toda hacia la misión a los
pueblos, enraizada en las misiones divinas del Dios trinidad, han sido los
últimos papas los que nos han provocado y urgido para “una nueva
evangelización” (Juan Pablo II) o “una nueva etapa evangelizadora de la
Iglesia” (Francisco). Veamos la aportación del papa Francisco respon-
diendo explícitamente a nuestra búsqueda, primero en Evangelii Gau-
dium y luego en Christus Vivit, para acabar, en continuidad con el Papa,
haciendo mi propuesta.

a) La esencia de lo cristiano o el corazón del Evangelio desde la Evan-


gelii Gaudium

La experiencia de encuentro personal con Jesús, esencia de lo cristiano y


objetivo de la evangelización

Tomamos como equivalentes de la esencia del cristianismo distintas


expresiones como el centro o el corazón del Evangelio o del mensaje
de Jesucristo, o el núcleo esencial de la fe o del Evangelio. En realidad,
__________
47 Desde la verdad central de nuestra fe cristocéntrica y soteriológica, es como cabría
responder al desafío de Xavier Morlans: Nos urge regenerar lo genuino de la fe o del Evangelio. No
puede ser otra cosa que volvernos a decir quién es Jesús para nosotros, desde la presente situación de
la Iglesia misionera, evangelizadora en minoría. En el Congreso de Laicos, Madrid 2019.
LA PREGUNTA POR LA ESENCIA DEL CRISTIANISMO... 105

en el centro de lo cristiano se trata de “una experiencia de haberse en-


contrado con Jesús, haber sido salvados, amados y nacidos a la alegría”
(EG 1). “Ese amor recibido mueve a amarlo siempre más y a darlo a
conocer” (EG 264). “Es una experiencia de encuentro personal con Je-
sús a renovar en sucesivas situaciones o, al menos, llevar la decisión de
dejarse encontrar por Él, e intentarlo cada día sin descanso” (EG 3). Y
cita a Benedicto XVI:
No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea,
sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un
nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva (DCE 1).

En nuestro encuentro y en nuestro confiarnos a Jesús, “permitimos


a Dios que nos lleve más allá de nosotros mismos para alcanzar nuestro
ser más verdadero” (EG 8), para alcanzar la plenitud de lo humano, di-
ríamos. Como esta plenitud no la alcanzamos por nosotros mismos, el
poder lograrla es una experiencia de salvación, al menos salvación en
esperanza, o en palabras bíblicas experimentamos un dinamismo de
“éxodo”, un salir de nosotros que Dios quiere provocar en los creyentes
(EG cf. 20-23).
Concentrarnos en lo esencial es concentrarnos también “en lo más
bello, lo más grande, lo más atractivo y al mismo tiempo lo más necesa-
rio. La propuesta se simplifica, sin perder por ello profundidad y verdad,
y así se vuelve más contundente y radiante” (EG 35), dice Francisco. Su
mirada se dirige a “la belleza del amor salvífico de Dios manifestado en
Jesucristo muerto y resucitado” (EG 36).
Notemos que hablamos de una verdad de fe pero que nos impacta
por su belleza, la belleza del amor de Dios en su expresión excesiva y
colmada de su Hijo Jesucristo salvando lo humano, llevando a lo hu-
mano a su plenitud, y en este sentido salvándolo del riesgo de malo-
grarse, de perderse o morir definitivamente. Este significado salvífico
de la persona de Jesús es inseparable del centro de nuestra fe y es la
motivación de la evangelización: mostrar a los hombres que tienen re-
medio, salvación, redención, posibilidad de realizarse en plenitud con
Jesús.
Hemos contemplado, como lo más propio de Dios, su amor en
Jesús, que viene a salvar a los hombres; porque precisamente en su mise-
ricordia “resplandece su omnipotencia de modo máximo”, citando a san-
to Tomás (cf. EG 37). Se trataría aquí de la omnipotencia de su amor. La
respuesta adecuada a esta Buena Noticia, al Evangelio, es salir de noso-
106 J. VIDAL

tros mismos para reconocer en los demás la imagen de Dios y buscar el


bien de todos los hombres, dándoles a conocer el amor de Dios con nues-
tras vidas (cf. EG 39).
Si algo debe inquietarnos santamente y preocupar nuestra conciencia, es
que tantos hermanos nuestros vivan sin la fuerza, la luz y el consuelo de
la amistad con Jesucristo, sin una comunidad de fe que los contenga, sin
un horizonte de sentido y de vida (EG 49).

Centrarnos en lo nuclear de la fe no significa descuidar la riqueza


de los contenidos de fe que implica. Al contrario, es volver a expresar
con acentos nuevos la permanente novedad que supone la fe para cada
tiempo y cultura, para cada persona. Y es aceptar nuestras limitaciones,
no sólo porque no podemos decirlo todo a la vez, sino porque las fórmu-
las heredadas, costumbres y normas, a lo largo de la historia necesitan
seguir siendo repensadas con vistas a la misión. Porque “la Iglesia, que
es discípula misionera, necesita crecer en su interpretación de la Palabra
revelada y en su comprensión de la verdad” (cf. EG 40-43).
Para ello, se hace necesario el discernimiento de los signos de los
tiempos ante los desafíos del mundo actual, porque “algunas realidades
del presente si no son bien resueltas pueden desencadenar procesos de
deshumanización, difíciles de revertir más adelante” (EG 51). Cita desa-
fíos económicos, culturales, interreligiosos, secularizadores, relativistas e
individualistas, así como los retos de la inculturación del Evangelio en
tantos lugares y contextos (cf. EG 50-75). Importa mucho tenerlos en
cuenta, si la evangelización se ha de dirigir a personas y comunidades
concretas en sus contextos reales. Porque al hacerles posible el encuentro
con Jesús, con él pueden ayudar a que la deshumanización se revierta en
procesos de humanización, en el horizonte de la plenitud de lo humano
que nos aporta Jesús.
La parte central de la Exhortación Evangelii Gaudium la dedica al
anuncio del Evangelio, y comienza recordándonos la primacía de la
gracia misericordiosa de Dios:
La salvación que Dios nos ofrece es obra de su misericordia. No hay
acciones humanas, por más buenas que sean, que nos hagan merecer un
don tan grande. Dios, por pura gracia, nos atrae para unirnos a sí.
[Cf. Propositio 4] [...] El principio de la primacía de la gracia debe ser
un faro que alumbre permanentemente nuestras reflexiones sobre la
evangelización (112).
LA PREGUNTA POR LA ESENCIA DEL CRISTIANISMO... 107

Y en el ámbito del diálogo personal del discípulo con la persona a


la que ofrece su experiencia cristiana, presenta la Palabra a proponer de
este modo:
Presentarle la Palabra, sea con la lectura de algún versículo o de un modo
narrativo, pero siempre recordando el anuncio fundamental: el amor per-
sonal de Dios que se hizo hombre, se entregó por nosotros y está vivo,
ofreciendo su salvación y amistad (EG 128).

El encuentro con Jesús hoy viene mediado por sus discípulos, que con
su fe han acogido su misión, su ser enviados al testimonio del
Evangelio

El Papa invita a todo bautizado a que se comprenda como “discí-


pulo misionero” (EG 120), discípulos siempre de Jesús y su Evangelio, y
misioneros agentes de la evangelización. Y se detiene en el modo de
evangelizar cuando nos dirigimos a no bautizados, o alejados de la Igle-
sia, o no creyentes. Pide que nuestra actitud y nuestra acción deben ser
coherentes con lo que queremos transmitir: la experiencia del encuentro
personal que Jesucristo viene a ofrecerles. Esto nos obliga a no conten-
tarnos con conferencias o charlas formativas sino que el modo de propo-
sición posibilite en alguna manera la experiencia del encuentro con
Jesucristo, cuando tratamos de evangelizar.
Por eso, piensa en un clima de diálogo de persona a persona
“donde la otra persona se expresa y comparte sus alegrías, esperanzas,
las inquietudes por sus seres queridos y tantas cosas que llenan su cora-
zón”. Y el Evangelio se dirige al oído e inteligencia del que escucha, pe-
ro fundamentalmente al corazón (cf. EG 128). Como se trata de un
auténtico encuentro del hombre con Dios, uno ha de creer en lo que co-
munica, que es la razón por la que procura el encuentro con el otro. No
podemos ofrecer lo que no creemos o hemos vivido: que somos amados
por Dios y nos ha liberado para el amor, en Jesucristo, y que su amor
salvador tiene siempre la última palabra.
Porque en esta evangelización a los alejados, indiferentes o no
creyentes, es fundamental haber preparado el terreno antes de algún mo-
do, para que puedan escuchar el anuncio, el kerigma, lo que ahora veni-
mos llamando el primer anuncio, que podría ser: “Jesucristo te ama, dio
su vida para salvarte, y ahora está vivo a tu lado cada día, para iluminarte,
108 J. VIDAL

para fortalecerte, para liberarte” (EG 164). Se comprenderá que esto no


es una información que damos al otro, sino una comunicación de amor
en la que, nuestro amor sincero por el otro, aunque con sus limitaciones, se
convierte para el otro en cauce e instrumento del amor de Dios revelado
en Jesucristo resucitado.
Hay una reflexión frecuente en las nuevas iniciativas evangeliza-
doras de los últimos tiempos: ¿a quién invitar y cómo invitar a la fe y
qué hacer previamente? Muchos coinciden en esto: Orar por él, intere-
sarse, preocuparse, ofrecerse y entrar en una relación cordial, para po-
der revelarle luego que nuestro interés y servicio por él tiene una fuente
que es el amor misericordioso de Dios, y que si le parece atractivo pue-
de iniciar con cristianos una experiencia de encuentros que le harán
bien.48
En la presente etapa evangelizadora, sin desatender el resto de los
artículos de la fe o dogmas, y sin descuidar las normas o principios de la
Iglesia, es necesario centrarnos en el anuncio, en el kerigma o primer
anuncio, ya no sólo para los alejados o no creyentes sino también para
los bautizados que crecen en diversos procesos catequéticos adecuados a
su momento. Así nos lo aconseja:
Cuando a este primer anuncio se le llama “primero”, eso no significa que
está al comienzo y después se olvida o se reemplaza por otros contenidos
que lo superan. Es el primero en un sentido cualitativo, porque es el
anuncio principal, ese que siempre hay que volver a escuchar de diversas
maneras y ese que siempre hay que volver a anunciar de una forma o de
otra a lo largo de la catequesis, en todas sus etapas y momentos (EG
164).
No hay que pensar que en la catequesis el kerigma es abandonado en
pos de una formación supuestamente más “sólida”. Nada hay más sóli-
do, más profundo, más seguro, más denso y más sabio que ese anuncio.
Toda formación cristiana es ante todo la profundización del kerygma
que se va haciendo carne, cada vez más y mejor, que nunca deja de
iluminar la tarea catequística, y que permite comprender adecuadamente
el sentido de cualquier tema que se desarrolle en la catequesis. Es el
anuncio que responde al anhelo de infinito que hay en todo corazón
humano (EG 165).
__________
48 Células parroquiales de evangelización, encuentros Alpha, San Andrés, Neocatecumenales,
Opus Dei, A.C.G., etc., todos se han planteado este tema del invitar, y para no caer en proselitismo o
en malas prácticas de reclutamiento de clientes, es muy oportuno un invitar coherente con lo que
vamos a ofrecer.
LA PREGUNTA POR LA ESENCIA DEL CRISTIANISMO... 109

Y la razón, según mi parecer, sería que ha desaparecido el contexto


social del tiempo de la Cristiandad y ya no se es religioso cristiano por
inercia social, por herencia o por ósmosis con el ambiente. Y dado que las
opciones plurales de sentido y afiliación son tan relativizadoras de las con-
vicciones, se hace necesario un buen bagaje de experiencia de haber sido
amado y perdonado por Dios, y creerlo, para poder sostener la elección
que se hace por la fe cristiana. No basta ya el conocimiento de la doctrina
del Dios que por amor crea y redime. Por eso se hace tan necesario el vol-
ver una y otra vez a la experiencia cristiana originaria de nuestro encuentro
con el Dios que nos ama. De ahí la insistencia en “el camino de la belleza
para poder llegar al corazón humano, y hacer resplandecer en él la ver-
dad y la bondad del Resucitado” (EG 167). El anuncio del Evangelio se
dirige al corazón, no sólo, pero decisivamente al corazón.
No hablamos de un corazón aislado o individualista. El kerigma
tiene un contenido ineludiblemente social, porque apunta a la vida co-
munitaria fraterna y a un comprometerse en favor de los otros. La cari-
dad es el centro de su inmediata repercusión moral, social, personal y
religiosa (cf. EG 177). En efecto: “Dejarse amar por Dios y amarlo con
el amor que Él mismo nos comunica, provoca, en la vida de la persona y
en sus acciones, una primera y fundamental reacción: desear, buscar y
cuidar el bien de los demás” (EG 178). Evangelización y promoción hu-
mana están íntimamente conectadas. En este horizonte se enmarca la op-
ción por los pobres, como categoría propiamente teológica. Con Juan
Pablo II dirá: “Dios les otorga su primera misericordia” (EG198).

Contenido trinitario, personal y social del kerigma cristiano

Tras espigar los pensamientos del Papa en Evangelii Gaudium


referentes al kerigma o corazón del Evangelio nos quedamos con su
formulación del contenido trinitario del kerigma, mediante el cual se
nos invita a entrar en un ámbito de relaciones personales que fundan la
comunión divina y la comunión humana.
- El kerygma es trinitario. Es el fuego del Espíritu que se dona en forma
de lenguas y nos hace creer en Jesucristo, que con su muerte y resurrec-
ción nos revela y nos comunica la misericordia infinita del Padre. En la
boca del catequista vuelve a resonar siempre el primer anuncio: “Jesu-
cristo te ama, dio su vida para salvarte, y ahora está vivo a tu lado cada
día, para iluminarte, para fortalecerte, para liberarte” (EG 164).
110 J. VIDAL

- Confesar a un Padre que ama infinitamente a cada ser humano implica


descubrir que “con ello le confiere una dignidad infinita”.49 Confesar que
el Hijo de Dios asumió nuestra carne humana significa que cada persona
humana ha sido elevada al corazón mismo de Dios. Confesar que Jesús
dio su sangre por nosotros nos impide conservar alguna duda acerca del
amor sin límites que ennoblece a todo ser humano. Su redención tiene un
sentido social porque “Dios, en Cristo, redime no solamente la persona
individual, sino también las relaciones sociales entre los hombres”.50
Confesar que el Espíritu Santo actúa en todos implica reconocer que Él
procura penetrar toda situación humana y todos los vínculos sociales: “El
Espíritu Santo posee una inventiva infinita, propia de una mente divina,
que provee a desatar los nudos de los sucesos humanos, incluso los más
complejos e impenetrables”51 (EG 178).
- La aceptación del primer anuncio, que invita a dejarse amar por Dios y
a amarlo con el amor que Él mismo nos comunica, provoca, en la vida de
la persona y en sus acciones, una primera y fundamental reacción:
desear, buscar y cuidar el bien de los demás (EG 178).
- 180. [...] La propuesta es el Reino de Dios (cf. Lc 4,43); se trata de
amar a Dios que reina en el mundo. En la medida en que Él logre reinar
entre nosotros, la vida social será ámbito de fraternidad, de justicia, de
paz, de dignidad para todos. Entonces, tanto el anuncio como la expe-
riencia cristiana tienden a provocar consecuencias sociales (EG 180).

b) La esencia de lo cristiano o el corazón del Evangelio desde la Chris-


tus Vivit

Cuando Francisco redacta su gran anuncio para decir a todos los


jóvenes que Cristo vive, adopta un estilo todavía más kerigmático y más
directamente interpelante. Por tanto, no sólo vale decir que Dios es amor,
sino habrá que saber dirigirnos personalmente diciendo: ¡Dios te ama! Y,
siguiendo la formulación de nuestra fe trinitaria, articula dicho anuncio
en tres grandes verdades que, dice, todos necesitamos escuchar siempre,
una y otra vez:
Ante todo, quiero decirle a cada uno la primera verdad: “Dios te ama”.
Si ya lo escuchaste no importa, te lo quiero recordar: Dios te ama. Nunca
__________
49 Cita a Juan Pablo II, Mensaje a los discapacitados, Ángelus, (16-XI-1980).
50 Cita a Compendio de la DSI, 52.
51 Cita a Juan Pablo II, Catequesis (24-IV-1991).
LA PREGUNTA POR LA ESENCIA DEL CRISTIANISMO... 111

lo dudes, más allá de lo que te suceda en la vida. En cualquier circuns-


tancia, ¡eres infinitamente amado! (ChV 112).
Lo que puedo decirte con seguridad es que puedes arrojarte seguro en los
brazos de tu Padre divino, de ese Dios que te dio la vida y que te la da a
cada momento. Él te sostendrá con firmeza, y al mismo tiempo sentirás
que Él respeta hasta el fondo tu libertad (ChV 113).

A continuación, expone la fe en Jesucristo Salvador:


La segunda verdad es que Cristo, por amor, se entregó hasta el final para
salvarte, [sanarte, redimirte, rescatarte, para que pudieras lograrte, o sea,
que fueras tú en plenitud, que te reorientaras hacia la plenitud de lo hu-
mano]. Sus brazos abiertos en la Cruz son el signo más precioso de un
amigo capaz de llegar hasta el extremo [por el amigo al que ama]: Juan
escribe: “Él, que amó a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta
el fin” (Jn 13,1). San Pablo decía que él vivía confiado en ese amor
que lo entregó todo: “Vivo de la fe en el Hijo de Dios, que me amó y se
entregó a sí mismo por mí” (Gál 2,20) (EG 118).

Acerca de esta segunda verdad, se extiende sobre el significado


salvador de Cristo crucificado e invita a mirarle, porque “quienes se de-
jan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío inte-
rior, del aislamiento” (EG 1; cf. ChV 119). Recuerda su perdón una y
otra vez, porque su amor funda una dignidad inquebrantable en nosotros,
dándonos siempre ocasión para levantarnos.
Les recuerda también, en formulación directa a los jóvenes, que
haber llegado Jesucristo a la plena entrega de su vida por ellos significa
que tienen una dignidad sin precio:
Jóvenes amados por el Señor, ¡cuánto valen ustedes si han sido redimidos
por la sangre preciosa de Cristo! Jóvenes queridos, ustedes “¡no tienen
precio! ¡No son piezas de subasta! Por favor, no se dejen comprar, no se
dejen seducir, no se dejen esclavizar” (122).

Por fin, llega a una tercera verdad, que es inseparable de la


segunda:
¡Cristo vive! Hay que volver a recordarlo con frecuencia, porque corremos
el riesgo de tomar a Jesucristo sólo como un buen ejemplo del pasado,
como un recuerdo, como alguien que nos salvó hace dos mil años. Eso no
nos serviría de nada, nos dejaría iguales, eso no nos liberaría. El que nos
llena con su gracia, el que nos libera, el que nos transforma, el que nos
sana y nos consuela, es alguien que vive. Es Cristo resucitado, lleno de
112 J. VIDAL

vitalidad sobrenatural, vestido de infinita luz. Por eso decía san Pablo:
“Si Cristo no resucitó vana es la fe de ustedes” (1Cor 15,17) (ChV 124).

E invita a alegrarse con el Amigo Jesús que triunfó después de la


injusticia sufrida, afirmando que el mal no tiene la última palabra y en el
joven tampoco la tendrá, y lo refuerza diciéndole al joven: “porque tu
Amigo que te ama quiere triunfar en ti. Tu salvador vive” (ChV 126). Y
echa un guiño a los jóvenes diciéndoles: “Con Él siempre se puede. Esa
es la seguridad que tenemos. Jesús es el eterno viviente. Aferrados a Él
viviremos y atravesaremos todas las formas de muerte y de violencia que
acechan en el camino”. (ChV 127). Para acabar así:
San Pablo dice que él quiere estar unido a Cristo para “conocer el poder
de su resurrección” (Flp 3,10). Es el poder que se manifestará una y otra
vez también en tu existencia, porque Él vino para darte vida, “y vida en
abundancia” (Jn 10,10) (ChV 128).
Si alcanzas a valorar con el corazón la belleza de este anuncio y te dejas
encontrar por el Señor; si te dejas amar y salvar por Él; si entras en amistad
con Él y empiezas a conversar con Cristo vivo sobre las cosas concretas de
tu vida, esa será la gran experiencia, esa será la experiencia fundamental
que sostendrá tu vida cristiana. Esa es también la experiencia que podrás
comunicar a otros jóvenes (ChV 129).

Curiosamente, en las tres verdades que proclama el Papa, Dios


Padre te ama, Cristo se entregó por ti y quiere salvarte, Cristo vive resu-
citado victorioso sobre todo mal, faltaba el Espíritu Santo. Por eso, añade
enseguida que donde están el Padre y Jesucristo, también está el Espíritu
Santo. Es quien está detrás, preparando y abriendo los corazones para
que reciban este gran anuncio del Evangelio (cf. 130, 134). Y les dice a
los jóvenes: “El mismo Espíritu Santo es quien mantiene esa experiencia
de salvación en ti y quien te ayudará a crecer en esa alegría si lo dejas ac-
tuar” (130). Por eso les aconseja que lo invoquen frecuentemente, para
que les adentre en el corazón de Cristo y se llenen de su amor, luz y
fuerza (cf. 130-131).
Por último, apela a las necesidades de la existencia joven: ¿Nece-
sitas amor? ¿Buscas intensidad? ¿Buscas pasión? Y responde citando al
P. Arrupe:
¡Enamórate! (o déjate enamorar), porque “nada puede importar más que
encontrar a Dios. Es decir, enamorarse de Él de una manera definitiva y
absoluta. Aquello de lo que te enamoras atrapa tu imaginación, y acaba
por ir dejando su huella en todo. Será lo que decida qué es lo que te saca
LA PREGUNTA POR LA ESENCIA DEL CRISTIANISMO... 113

de la cama en la mañana, qué haces con tus atardeceres, en qué empleas


tus fines de semana, lo que lees, lo que conoces, lo que rompe tu corazón
y lo que te sobrecoge de alegría y gratitud. ¡Enamórate! ¡Permanece en el
amor! Todo será de otra manera” (ChV 132).

c) Valoración personal

Hasta aquí mi exposición del Kerigma del Papa. Debo confesar


que ha tenido su repercusión en mi pastoral de estos últimos años al fina-
lizar mi etapa académica. Si he de hacer mi valoración, me veo condi-
cionado por los años dedicados al estudio de la teología fundamental;
me muevo mejor en la primera parte de este trabajo que ha sido filosó-
fico y teológico. Esta segunda parte dedicada a la predicación del Papa,
la he podido vivir y experimentar en el acompañamiento espiritual y en
la predicación homilética. Han sido dos partes muy diferenciadas. Y
comprendo la urgencia kerigmática interpelante del momento eclesial y
social. No obstante, quisiera aportar algunas precisiones. A quien ha cre-
cido y madurado en el catolicismo, lo más chocante es la insistencia en
la experiencia de encuentro personal con Jesucristo, porque quizá deba-
mos cuestionarnos aún sobre las actuales formas de imaginarse dicha
experiencia.

1. Respecto de la experiencia de encuentro personal. La teología


del siglo XX había descubierto la categoría de “encuentro” para la rela-
ción del hombre con Dios en el acontecimiento histórico salvador de Je-
sucristo y su Iglesia; así como se había ocupado de la complejidad que
conlleva el hablar de la experiencia cristiana. La insistencia en la necesi-
dad de la experiencia de encuentro personal con Jesucristo es justa, pero
implica ciertos riesgos. Se imagina normalmente experiencias puntuales
que llevan algo de extraordinario y subjetivamente sorpresivo. En cam-
bio, los grandes místicos como Teresa de Jesús y Juan de la cruz nos
previenen: la experiencia subjetiva no es autoridad si no es reconocida en
la Iglesia y contrastada con quien puede ayudarnos en el discernimiento.
Además, no habría que descartar la experiencia de encuentro
continuado con Jesús mediante la Palabra y el Sacramento en la Iglesia,
ayudado por la formación teológica, moral y espiritual. Quizá se ha ve-
nido dando esta experiencia eclesial sin necesidad de haber repercutido
en sensaciones de algo extraordinario que le ha sucedido a uno.
114 J. VIDAL

Asumo la importancia de las distintas formas y contenido kerig-


mático del primer anuncio mediante encuentros personales y comunita-
rios en clima de amistad y servicio. Se nos impone cuando las minorías
creyentes salimos al encuentro de los alejados, indiferentes o refractarios
a la fe o a la religión, y les abrimos nuestras puertas. Pero no debemos
olvidar que la experiencia de la conversión de una persona no es resulta-
do de lo que nosotros hemos programado ni de unas experiencias puntua-
les dolorosas o gratificantes. De ahí la importancia de la siguiente etapa
del discipulado y la vinculación a los sacramentos. Después de contar
la propia vida o de escuchar los testimonios, después de llorar o cantar
de alegría alabanzas a Dios, después de creer o creer que se cree, queda
camino por recorrer para llevar una vida coherentemente cristiana.52

2. Respecto del corazón humano. Cierto también que el anuncio


cristiano se dirige decisivamente al corazón del hombre que anhela a
Dios. Pero también el corazón siente anhelos o deseos, movimientos o
pulsiones que han de ser reeducados o reorientados en la acogida del
anuncio cristiano. También siguiendo a San Juan de la cruz, necesitamos
ser educados o reeducados para aprender a desear mejor, lo que más nos
conviene, el deseo que late en nuestro más profundo centro, habitado por
el Espíritu.

3. Respecto de la plenitud que pasa por el misterio pascual. Uno


de los temas que más valoro es conectar la salvación de los hombres con
la plenitud de lo humano, la realización de sí o la plenitud que anhela to-
do joven y adulto. Pero con la Gaudium et Spes hemos de situar la pleni-
tud de lo humano en nuestra identificación con Jesucristo en su “misterio
pascual”, muriendo y resucitando con Él para dar vida y darse en amor al
hermano.53
Esto va mucho más allá de las sensaciones de plenitud que
fragmentariamente experimentan nuestros jóvenes o adultos. Se les pue-
__________
52 Recuerdo un libro que habla de lo que falta después de decir “creo”: es toda una persona-
lidad cristiana por forjar. Muchas de las conversiones adultas han de experimentar lo que cuesta
deshabituarse a formas y estilo de vida anteriores y empezar a adoptar ciertos hábitos sin los cuales
se hace difícil permanecer en la fe: N.T. W RIGHT, Después de creer. La formación del carácter
cristiano, PPC, Madrid 2012.
53 “[El cristiano] asociado al misterio pascual, configurado con la muerte de Cristo, llegará,
corroborado por la esperanza, a la resurrección. Esto no vale solamente para los cristianos [...]. De-
bemos creer que el Espíritu Santo ofrece a todos [en cualquier religión o cultura] la posibilidad de
que, en la forma de sólo Dios conocida, se asocien al misterio pascual” (GS 22 d e).
LA PREGUNTA POR LA ESENCIA DEL CRISTIANISMO... 115

de anunciar que lo de Jesús tiene que ver con las ansias de plenitud y de
vida que sienten, pero no deberemos tardar en mostrarles que la verdade-
ra plenitud de lo humano según Jesús implicará más de algún costo o sa-
crificio en favor de la vida, por amor a los otros y a Dios. Como nos
recordaba Bruno Forte y tantos otros teólogos y santos, Trinidad y Mis-
terio pascual van unidos y nos hablan del Amor crucificado que vence al
mundo y nos redime.

4. Respecto a las formulaciones kerigmáticas. Entiendo que todo


lo que estoy señalando son cuestiones que se irán dilucidando en la etapa
posterior al primer anuncio que llamamos discipulado. Sí, pero en los úl-
timos años que he dedicado tiempo pastoralmente al primer anuncio, ha
sido una preocupación constante mía, que lo que se diga el primer día
pueda sostenerse en los días siguientes. Entonces, ser breve, claro, sinté-
tico y atrayente y comunicar a los hombres de hoy “Dios te ama”, “Jesu-
cristo es tu Salvador” y “el Espíritu Santo es más íntimo a ti que tú
mismo”, no lo he visto nada fácil.
Es verdad que hay distintos tipos de público, pero el clima cultural
dominante exige buena teología en diálogo con las ciencias humanas y
las ciencias del universo, de modo que esa buena teología pueda verterse
en lenguaje kerigmático y, a la vez, comprensible para el hombre de
nuestro tiempo, y eso desde el primer anuncio.
Mirando hacia atrás, a la historia de la pregunta por la esencia del
cristianismo, hemos de constatar que unas veces se acentúa lo común
con el humanismo, y otras veces lo diferencial. Hoy, pienso, hemos lle-
gado a un equilibrio, aunque inestable. Hemos de tener muy claro, por
una parte, que lo distintivo del cristianismo es su comprensión de Dios
en la relación entre Trinidad y Misterio pascual en acto, porque aconte-
ció de una vez para siempre. Y este acontecimiento histórico de Dios en
Jesucristo crucificado y resucitado, que perdura en el tiempo, es el hecho
diferencial en el diálogo interreligioso.
Pero, por otra parte, el Misterio pascual es revelación de Dios
como amor redentor de sus criaturas humanas, lo que significa, pues,
salvación de lo humano para los seres humanos. Esta significatividad pa-
ra todo ser humano es lo que exige que la proposición y oferta del men-
saje cristiano que hace el discípulo a otra persona, sea verosímil,
razonable, creíble, afectable y saludable para cada ser humano, tomado
en su corazón, cabeza y manos. De lo contrario, el bello mensaje de que
116 J. VIDAL

Dios te ama y te lo ha mostrado en Jesús, quizá no llegue a calar mucho


o por mucho tiempo.
Para acabar me arriesgo ahora ofreciendo mi propuesta que ha
bebido en la del Papa, pero que lleva un enfoque más propio de la teolo-
gía fundamental. Con más o menos acierto este es el lenguaje kerigmáti-
co que he hecho servir en mi parroquia. Vosotros podréis tener otros y
hasta mejores. Por si os sirve os lo paso.

4. MI FORMULACIÓN SOBRE LO ESENCIAL DEL CRISTIANISMO A


TRANSMITIR EN EL PRIMER ANUNCIO

Siguiendo un curso Alpha de primer anuncio, unas diez o doce


sesiones de encuentro amigable, donde van apareciendo las preguntas
básicas en una iniciación cristiana, he necesitado reelaborar contenidos
desde dos presupuestos: el preguntar del hombre y el responder del Dios
revelado en Jesucristo. Partiendo de la realidad que nos envuelve y so-
mos, más allá de todo “problema” o “enigma”, podemos decidirnos por
que la realidad sea “misterio”:
1. La realidad toda es un Misterio de Vida y Amor, presencia
luminosa intuida, anticipada y escondida en la pregunta por la
salvación de lo humano en su historia y en el cosmos. ¿Se salva
o no se salva lo humano en nuestras manos y, aún más, en la
inmensidad de este cosmos en evolución?
2. La respuesta es que hay salvación en esperanza si nos abrimos
al triple misterio del Dios revelado en Israel y en Jesucristo:
- Misterio de comunión trinitaria
- Misterio Pascual
- Misterio de presencia actuante del Espíritu de Dios en la
historia y en el cosmos creado (cf. EG 178).
Lo que anunciamos, el kerigma. Desde Jesucristo Resucitado
podemos decirte: ¡Eres amado, luego vives ahora y vivirás para siempre!
Al final de los encuentros tenidos en este curso de primer anuncio, este
“kerigma” lo desglosaba en estas convicciones:
1. Alguien cuida de nosotros y el Misterio que nos envuelve es
benigno porque es Amor: Dios. Desde Jesús le llamamos Padre
nuestro. En la naturaleza somos un milagro: ¡Personas que en
LA PREGUNTA POR LA ESENCIA DEL CRISTIANISMO... 117

relación con otras personas buscando un verdadero encuentro,


abrazo, amor!
2. Alguien nos acompaña solidario con lo que nos toca vivir: Fue
y es Jesús, humano como nosotros, hizo presente a todo un
Dios en persona, nos lo descubrió en su amor misericordioso, y
pasó por donde nosotros pasamos para que en toda situación
sintamos su cercanía.
3. Alguien nos habita en lo íntimo, nos guía con sus inspiraciones:
es el Espíritu Santo, que nos sugiere buenas ideas, corazonadas
de bien, nos consuela y nos conforta, nos capacita para esfuer-
zos y entregas que nunca creímos que podríamos vivir y, sin
embargo, lo vivimos, lo hicimos en el E.S.
4. Alguien me ha hecho experimentar aquí, en la comunidad, en la
Parroquia o en el grupo de cristianos, que le importo, que tiene
tiempo para escucharme, y está dispuesto a apoyarme perso-
nalmente: es el grupo de cristianos que estoy conociendo en el
curso Alpha. Entiendo lo importante que puede ser para mí
contar con una comunidad de fe y lucha.
5. Pues bien, este grupo de cristianos que te quiere apoyar para
crecer como personas vivimos en la Iglesia, somos Iglesia. Y
somos conscientes de que todo en la Iglesia no ha ido bien por-
que quienes la componemos podemos fallar y hemos fallado.
Ahora, reconocemos que los cristianos como Iglesia, en la his-
toria y aun en la actualidad, hemos sido parte del problema de
la salvación de lo humano, olvidando bastantes veces el Evan-
gelio de Jesús. Y que hoy, con corazones arrepentidos y mayor
humildad, queremos ser parte de la solución, renovando nues-
tras formas de vida y nuestras formas de organizarnos (estruc-
turas) desde el Evangelio de Jesús. Somos una Iglesia en
permanente reforma y conversión. Y esta Iglesia es un regalo
de Dios para la humanidad, porque trasmite la luz de Cristo
para todos los pueblos.
La Iglesia vive del Espíritu y del Evangelio de Jesús y llama a
la comunión eucarística donde la redención se actualiza y los
discípulos se convierten en testigos de la alegría y la esperanza
por Jesús resucitado
Si el anuncio se hace dentro de un contexto de acompañamiento
personal, de persona a persona, que como hemos dicho ha debido incluir
118 J. VIDAL

orar por dicha persona e interesarse por ella, su vida y sus problemas o
inquietudes, llegado el punto en que podemos aportarle la luz del Evan-
gelio, lo podríamos hacer con estas u otras palabras semejantes:
1. Me hago cargo de lo que te preocupa, o de lo que te preguntas.
Ten paz, es Jesús/Dios quien te lleva. Jesús/Dios te ama ahora;
y aún quiere contar contigo.
2. Jesús se entregó por ti por puro amor y te entregó su Espíritu.
Ya te ha salvado, pura gracia, puro regalo. Cuenta con el Es-
píritu de Jesús que te habita. Jesús quiere que encuentres tu
salvación, tu fortaleza, tu luz, tu liberación.
3. Haya pasado lo que lo que haya pasado en tu vida, y aun pase lo
que pase, tú vida siempre será “redimible”, tendrá remedio;
porque tú eres amable, porque Dios te amará siempre, como te
amó ya cuando te creó, cuando te llamó a ser tú, único para Él,
un hijo para Él en Jesucristo su Hijo, y un hermano para tus
hermanos”.
He reformulado el testimonio apostólico, de Jesús resucitado, el
Cristo e Hijo de Dios, nuestro Señor y Salvador, que nos invita a una
conversión a Dios Padre y a los hermanos. Es una palabra personal, diri-
gida a la persona concreta, que de una forma u otra le dice que Jesu-
cristo está presente en su vida. Y es una palabra performativa porque,
en virtud del Espíritu Santo, hace lo que dice, hace verdad, o sea, de
alguna forma le hacemos experimentar, con nuestra palabra y cercanía,
lo que decimos, que Jesús le ama y le salva.
Pero el anunciador asume el riesgo del encuentro interpersonal,
asume el riesgo de conocer lo que le pasa al otro y verse implicado en lo
que le pasa. Deberá aprender a mantener una distancia justa que respete
y fomente la libertad del otro. Pero ciertamente, algo o mucho de mi per-
sona va con el mensaje que le anuncio. No basta decir “Jesús te ama”.
Esto es más que una información. Hay que comunicar cómo le ama, de-
cir cómo le salva a él, lo que implica dirigirle una palabra que nos com-
promete. No basta decir “Jesús te ama”, si es una frase aprendida pero no
vivida por el que la anuncia, porque el amor de Dios llega a los hombres
por los testigos de su amor.

Esta ha sido mi respuesta a la pregunta por la esencia del cristia-


nismo en esta nueva etapa evangelizadora, en que ha entrado nuestra
Iglesia.
LA PREGUNTA POR LA ESENCIA DEL CRISTIANISMO... 119

PREGUNTAS PARA EL DIÁLOGO

1. ¿En las parroquias, estamos gestionando sólo lo que hay y dando


los servicios a los que nos los piden? ¿o estamos ya pensando o
iniciando acciones de “primer anuncio” a los que no nos piden
nada? Apunto al tema del invitar, a quién, cómo, para qué.
2. Si se nos pregunta por el contenido esencial de lo que creemos,
¿cómo expresaríamos el núcleo de lo que anunciamos, sin
necesidad de recitar todo el Credo?
3. ¿Qué importancia le damos al destinatario? ¿De alguna forma
nos condiciona lo que queremos anunciar y cómo dirigirnos a
él?
4. Lo que anunciamos supera nuestras vidas, pero también es
verdad que nuestras vidas deberían sostener nuestras palabras.
¿Cómo llevamos la posible distancia entre predicación y vida?

BIBLIOGRAFÍA

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(Qui és un cristià?, Facultat de Teologia de Catalunya, Barcelona 2009).
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