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menos
Boulevard 1 -Flor M. Salvador
Bianca Casimiro
El cielo se dibujaba encima de ellos con un color gris de toques azulados. Durante esta temporada, el aire de la
ciudad se sentía fresco; no era muy seco ni tampoco húmedo, era simple pero necesario, como ellos cuando se
encontraban juntos en un mismo escenario. Días más tarde, después de que la tormenta de problemas ya había
terminado, solo quedaba una ligera llovizna sobre sus corazones, pequeñas gotas que no tenían tanta importancia.
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Question
En el gimnasio Boulevard
2013 •damian hernandez rodriguez
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Cuarta Avenida
IMAGENURBANA NEZA
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Carretera
Karla Pacheco
INTRODUCCIÓN Desde el principio de la existencia del ser humano se ha observadosu necesidad por comunicarse,
por lo cual fue desarrollando diversosmétodos para la construcción de caminos, desde los caminos a base depiedra
y aglomerante hasta nuestra época con métodos perfeccionadosbasándose en la experiencia que conducen a
grandes autopistas depavimento flexible o rígido. En el campo profesional una de las actividadesmás relevantes en
la cual está involucrada la ingeniería civil es en laconstrucción de carreteras.En este tipo de proyectos se deben
cumplir con una serie deparámetros en lo que respecta al diseño de las mismas para que cumplanadecuadamente
con los objetivos para los cuales serán construidas.En este trabajo de investigación bibliográfica se van a exponer…
ciertosconceptos
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PDF View PDF que todo estudiante de ingeniería debe poseer para luego hacer un estudio más a
fondo en la materia y tener undesempeño óptimo a nivel profesional Una carretera es una vía de dominio y uso
público, proyectada y construida fundamentalmente para la circulación de vehículos automóviles. Vía pública
CHARLES BAUDELAIRE
pavimentada en zonas rurales de uno o más carriles por mano, sin calzadas separadas físicamente, con o sin cruces
Salvador Mejia
a nivel y sin limitación de acceso directo desde los predios frentistas lindantes.
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Bildudalur
BILDUDALUR
2018 •Ignacio López Moreno
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BOLIVAR, un Hombre en la Historia
Bolívar AFB
Antonio FERNANDEZ BENAYAS
Sin la pretensión de ir más allá de lo generalmente conocido de la biografía del personaje, este “Bolívar, un hombre en
la Historia” quiere que el Libertador sea visto como el arriesgado ejecutor de un fantástico sueño al que se esforzó
convertir en realidad, probablemente, en circunstancias poco propicias para lograr el mejor de los resultados, entre
otras razones, porque el Rey de España no supo o no quiso estar a la altura de lo que convenía para ambas partes a
base de generosidad y buen tino.
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Ville
Úrsula Terán
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Agenda Urbana
Agenda Urbana
2014 •Fernando Murillo
La Agenda Urbana que aquí presentamos, es resultado de un proyecto de investigación auspiciado por la Universidad
de Buenos Aires1, denominado “Procesos de formación y actualización profesional para la actuación en ciudades de
regiones periféricas. Aportes a la Construcción de Capacidades en el marco de los nuevos enfoques en Planificación
y Gestión Urbana”. Tuvo como objetivo aportar a la formación de profesionales y técnicos abocados a la
administración de ciudades y localidades de nuestro país en situaciones de aislamiento, alejados de las
posibilidades de actualización y perfeccionamiento, y de los entornos académicos de discusión que brindan los
ámbitos universitarios
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Prólogo
El cielo se dibujaba encima de ellos con un color gris de toques
azulados. Durante esta temporada, el aire de la ciudad se sentía fresco; no
era muy seco ni tampoco húmedo, era simple pero necesario, como ellos
cuando se encontraban juntos en un mismo escenario.
Días más tarde, después de que la tormenta de problemas ya había
terminado, solo quedaba una ligera llovizna sobre sus corazones, pequeñas
gotas que no tenían tanta importancia.
A decir verdad, Luke y Hasley no eran el claro ejemplo de las almas
gemelas, tampoco el prototipo de la relación perfecta que todos soñaban,
para nada. Sin embargo, ambos le pusieron definición a lo que ellos dos
crearon, porque una etiqueta le quedaba demasiado pequeña a lo suyo.
Ella soltó un suspiro, lamentándose al ver las siguientes acciones por
parte del chico.
—Si sigues así, te matará —indicó en un tono severo, dejándole en
claro que no le agradaba esa situación.
Luke la miró burlón, encogiéndose de hombros, restándole importancia
a lo que dijo mientras sacaba del bolsillo de su chamarra la pequeña bolsa.
Era una grata compañera pero una destrucción a la vez. De eso, él
estaba completamente consciente, aunque realmente le importaba una
reverenda mierda si eso le afectaba.
Hasley bufó rendida ante lo dicho por el rubio, no entendía por qué
Luke seguía haciendo eso si sabía las repercusiones que traería consigo,
pero pensándolo bien, no entendía nada de lo que viniese de él. La palabra
incógnito lo definía demasiado bien para su comportamiento. La mente de
los hombres, o quizá solo la de él, era demasiado complicada de entender.
Sin dejar en silencio el espacio entre los dos, ella volvió a recurrir al
recurso paraverbal:
—De acuerdo pero, mínimo, ¿puedes evitar hacerlo en frente de mí?
Se encontraba abrumada por todo. Y al decir por todo, no solamente
era por la gran escena que el chico le proporcionaba al frente sino por
aquello que estaba ocurriendo a su alrededor. Sí, también el cambio
climático.
Hasley sabía que bien podría darse la vuelta e irse lejos de ahí, pero no
quería hacerlo. En realidad, no podía dejarlo solo de nuevo; no ahora.
Ella, al instante que vio cómo los labios de Luke se separaban dándole
paso a su lengua para relamerlos, se preparó ante cualquier mofa
proveniente de él.
—Yo no te estoy reteniendo, te puedes marchar —masculló jocoso.
Alejándose de la chica, se sentó sobre la acera de aquella calle vacía.
Luke abrió la bolsita, danzando su cabeza de un lado a otro y, sin
rechistar o siquiera disimular, cogió una pequeña parte con aquel amuleto
en forma de perico y esnifó el polvo. Hasley lo miró con un poco de duda
y tristeza, recapituló lo que antes pensó y se volvió a preguntar si lo mejor
era dejarlo solo y obtuvo el mismo resultado: no quería irse, quería
quedarse y estar como hace unos minutos atrás, donde bromeaban sobre
aquel apodo que a él le parecía tan ridículo.
La irritada chica, tragando su dignidad y orgullo, dio una gran
bocanada de aire y prefirió sentarse a su lado.
—He oído de ti últimamente por los pasillos del instituto —fue él
quien esta vez rompió el silencio—. Eso es nuevo.
—¿Sobre mí? —cuestionó la pelinegra con una mirada inquietante y su
ceño fruncido, dándole notoriamente que no entendía su confesión.
—Seh —chasqueó, al mismo tiempo que sacaba su cajetilla y cogía un
cigarrillo.
Y aquí venía otra de sus tristes adicciones. Después de todo, Luke
consumía muchas cosas, no le sorprendería que al día siguiente estuviera
en la esquina de una calle inhalando thinner.
—Así que le has dado un buen golpe en la cara a Matthew —Luke le
soltó, mirándole con diversión y esbozando una sonrisa, haciendo que su
hoyuelo se remarcara y chocó su rodilla contra la de ella.
—Algo así —Hasley musitó un poco apenada por el tema de
conversación—. Dicen que se ve más atractivo con él.
—Quizá —confesó, a la vez que se encogía de hombros.
La menor frunció su nariz por ello.
—¿Debería sentirme mal? —interrogó, sin saber si lo que había hecho
era correcto o no.
—No. —El rubio le sonrió de lado con una pizca de diversión, relamió
sus labios y dejó salir un poco de aliento entre ellos—. Pero al menos ya
entiendo por qué tu nombre resonaba por todos los pasillos nuevamente.
—Creen que soy patética. —Hasley rio sin ganas, porque estaba segura
de que así pensaban todos.
Ambos se quedaron en silencio durante un momento, hasta que él
habló:
—¿Sabes? —La miró con dureza—. Deja que se rían de lo patética que
creen que eres, al final de cuentas todos terminamos igual… —Dio una
calada a su cigarro y dejó escapar el humo—, en un boulevard de los
sueños rotos.
Capítulo 1
Hasley
Nunca fui una persona que pensara con claridad. Recuerdo que mamá
solía decirme que meditar mucho las cosas podía hacer que salieran mal,
pero también que sería un error tomar la primera opción sin consultar.
Vivía en Sídney, Australia. Sí, en ese país donde encontrarás a los
animales más exóticos y salvajes: los canguros golpeadores, wombats con
patitas cortas, koalas comiendo eucalipto y cocodrilos con mandíbulas
muy fuertes. La bella fauna de Australia.
Mi casa, que se ubicaba en los suburbios de la ciudad, solo era
habitada por mi madre, Bonnie Weigel, una excelente psicóloga que amaba
su trabajo, y por mí.
Por otra parte, papá nos abandonó a mis dos años de edad, justamente
el día de mi cumpleaños. Lo extrañaba. Quiero decir, extrañaba tener una
figura paterna, sentir que estaba conmigo esa persona que me pintaban en
muchas historias y con la cual podía contar. Sin embargo, tenía a una
mujer que nos sacó adelante con todo su esfuerzo, que no se alejó nunca y
permaneció a mi lado. Eso para mí era suficiente.
Todos solían preguntarme por la pronunciación de mi apellido. El
origen de este fue gracias a mi abuelo, «el Alemán» pues así le apodaban
aquí en la ciudad. Él nació en Hamburgo y conoció a mi abuela cuando
cruzó el océano gracias al trabajo de su padre, mi bisabuelo. Contaban con
tan solo dieciséis años la primera vez que hablaron y se casaron a los
diecinueve. Mi madre nació un año después en esta ciudad, donde
actualmente vivimos. Fue hija única y yo también.
Me gustaba usar más el apellido materno. En el instituto, todos los
profesores me llamaban por ese y les agradecía tanto. El Derricks se
volvió común.
Estudiaba el último año en el campus y aún no tenía planeado en cuál
universidad presentaría examen. Estaba segura de querer estudiar diseño
gráfico; había tenido debates con mi madre acerca de las licenciaturas,
desde las que mejor pagaban hasta las que casi desaparecerían en un
tiempo.
Yo tenía un serio problema con asistir a clases, sobre todo a las
primeras, esas que iniciaban a la siete de la mañana. Casi nunca oía la
alarma y cuando despertaba, solo uno de mis dos ojos se entreabría.
Si mi madre entraba a su trabajo temprano, podía llamarle salvación
pues de esa forma era ella quien me llevaba hasta la puerta del campus,
porque para llegar hasta al establecimiento se necesitaba coger dos
autobuses. El instituto se encontraba a las afueras de la ciudad, cerca de la
carretera, en donde los tráileres y camiones desobedecían las señales. A
pesar de el letrero de la velocidad requerida, el peatón y de que existía una
comunidad estudiantil, ellos parecían ser libres, sin ningún tipo de
señalamiento.
Habíamos hecho huelga para que se cambiara la ubicación hace unos
meses atrás. No obtuvimos respuesta.
Igual odiaba su programa educativo, siempre me quejé de las clases los
sábados. ¿Por qué nos hacían sufrir de esa forma?, ¿no era suficiente con
las once materias que llevábamos cada año?, ¿las quejas de los estudiantes
era una forma de vivir para la rectoría? Tal vez.
De esa manera se movía mi vida quejumbrosa. Sin embargo, me animé
a que ese año sería el último en el que llegaría tarde con una mancha de
pasta dental en mi blusa, pero fue ese mismo último año cuando mi
perspectiva de la vida cambió cuando lo conocí a él: Luke Howland
Murphy.