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El documento aborda la importancia de formar lectores y escritores competentes en la educación básica, enfatizando la necesidad de un enfoque centrado en las prácticas sociales del lenguaje. Se destaca el papel del docente como modelo de lectura y escritura, así como la creación de ambientes letrados que fomenten la interacción y el aprendizaje significativo. Además, se subraya que la alfabetización es un proceso que se desarrolla en diversos espacios sociales, no solo en el aula.

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El documento aborda la importancia de formar lectores y escritores competentes en la educación básica, enfatizando la necesidad de un enfoque centrado en las prácticas sociales del lenguaje. Se destaca el papel del docente como modelo de lectura y escritura, así como la creación de ambientes letrados que fomenten la interacción y el aprendizaje significativo. Además, se subraya que la alfabetización es un proceso que se desarrolla en diversos espacios sociales, no solo en el aula.

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La enseñanza y el aprendizaje de la lectura y la escritura

3. ¿Cómo favorecer el proceso


de aprendizaje de la lectura y
la escritura?
Uno de los grandes retos a los que se enfrentan los maestros de educación
básica del país, en cuanto a la lengua materna, es formar lectores y escritores
capaces de comprender lo que leen y de hacerse entender con otras personas
mediante sus propios textos —tanto orales como escritos—, lo cual implica la
construcción de conocimientos y el desarrollo de habilidades que les permitirán
desempeñarse de manera efectiva en contextos diversos, con propósitos
variados y múltiples destinatarios; así, podrán seguir aprendiendo toda la vida,
incluso fuera del contexto escolar.

Es un reto que demanda responsabilidad, compromiso y trabajo por parte de la


comunidad educativa en general, pero que de forma particular recae en el
docente frente a grupo. No es una tarea sencilla ayudar a los pequeños a
iniciarse en ese trayecto formativo que los llevará a vivir de modo satisfactorio y
pleno en todos los sentidos y ámbitos, pero sin duda resulta altamente
gratificante. ¿Usted qué piensa al respecto?

En este capítulo continuará analizando, reflexionando y realimentando su


práctica docente en relación con el proceso de aprendizaje de la lectura y la
escritura.

Se aprende a leer, leyendo, y a escribir, escribiendo. No obstante, esto que


parece obvio no es suficiente, ya que se requiere de la reflexión constante sobre
dichas actividades. Para ello, resulta idóneo el enfoque centrado en las
prácticas sociales del lenguaje, el cual promueve su estudio y análisis en el
contexto de uso, en situaciones auténticas; en ese sentido, las prácticas sociales
del lenguaje se entienden como pautas o modos de interacción que enmarcan
la interpretación y producción de los textos orales y escritos. Implican distintas
maneras de intervenir en intercambios orales, de leer, analizar y compartir
textos y acercarse a su escritura.

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La enseñanza y el aprendizaje de la lectura y la escritura

Al participar en dichas prácticas sociales, los individuos aprenden a hablar e


interactuar con otros sujetos, y a interpretar y producir textos, así como a
reflexionar sobre ellos.

Si bien los niños, antes de comenzar su educación formal, han tenido diversos
acercamientos a la escritura y la lectura a partir de su entorno social —a través
de carteles, anuncios publicitarios, letreros, etiquetas en productos comerciales,
folletos, periódicos, revistas, libros, volantes, etcétera, que observan e intentan
leer haciendo inferencias de lo que podrían estar diciendo—, es hasta que
ingresan a la escuela que pueden hacer un uso más reflexivo del lenguaje, con
propósitos y destinatarios diferentes a los que encuentran en su contexto
familiar, lo que va favoreciendo la comprensión y análisis acerca de lo que
expresan —de manera oral y escrita—, cómo lo hacen y para qué.

No hay que olvidar que en la medida en que los niños tengan la posibilidad de
contrastar su “escritura” con la de otros irán identificando la composición
alfabética de las palabras y reelaborando sus ideas sobre el funcionamiento del
sistema de escritura, lo cual los irá acercando a la convencionalidad de dicho
lenguaje. De este modo, estar en contacto con el lenguaje escrito propicia que
gradualmente conformen y aumenten su repertorio gráfico y que, por ejemplo,
transiten de escribir con pseudoletras a hacerlo con letras convencionales.

En este marco resulta altamente favorecedor que, desde el principio de la


educación formal, se diseñen y ofrezcan en la escuela diversas situaciones que
impliquen la lectura y la escritura, de tal forma que, al utilizarlas, los alumnos
puedan reconocer los propósitos sociales y personales inherentes a su uso; por
ejemplo, a la adaptación que se necesita hacer del lenguaje para registrarlo por
escrito, y al conocimiento de los aspectos y recursos gráficos que apoyan la
comprensión de la escritura: distribución del texto en la página, empleo de
imágenes, ortografía, puntuación, entre otros.

En este contexto, para favorecer el aprendizaje de la lectura y la escritura es


oportuno traer a colación lo siguiente:

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La enseñanza y el aprendizaje de la lectura y la escritura

[…] se sabe que leer no es decodificar o extraer información del texto, ya que implica
“un proceso de interacción entre el lector y el texto, proceso mediante el cual
elprimero intenta satisfacer [obtener una información pertinente para] los objetivos
que guían su lectura” (Isabel Solé, 1993). El lector se implica en un proceso de
predicción e inferencia apoyado en la información que aporta el texto y en el
propio conocimiento. Es un proceso que le permite poner en juego estrategias para
cotejar la interpretación que ha hecho, ya sea por encontrar evidencias en el texto
que lo llevan a confirmar o rechazar sus predicciones e inferencias, ya por
confrontarla con la interpretación que otros han podido generar.

Se sabe que escribir no es una mera transcripción del lenguaje oral, se trata de
producir un texto en el marco de una situación comunicativa para la cual el
escritor ha de tomar decisiones diversas. La primera de ellas es la de procurar
cumplir los objetivos que se ha planteado —pedir información, recordar, hacer
reparar a otro en un hecho, etcétera— a través de la escritura. A partir de ahí, una serie
de aspectos intervendrán como orientadores de las decisiones que tome: los
destinatarios; las características del género que se ha considerado más pertinente
para esa situación; el texto escrito, a medida que se avanza en la escritura las
condiciones de posibilidad se precisan y van delimitando las alternativas. Así, la
escritura se constituye en un proceso complejo en el que es necesario trazar un
plan que guíe las primeras decisiones —por dónde voy a comenzar, qué puedo
relacionar para demostrar…—, poner en texto las ideas generadas y revisar lo escrito
hasta el momento para evaluarlo, hacer las correcciones necesarias y continuar hasta
considerar que el texto responde a los objetivos planteados.

Fuente: Galaburri, María Laura. La enseñanza del lenguaje escrito. Un proceso de


construcción. México: SEP/Ediciones Novedades Educativas, 2008. P. 11.

Después de leer el texto anterior y a partir de las tres preguntas que aparecen a
continuación, anote sus reflexiones en el siguiente recuadro.

Como lector y escritor, ¿transito por los procesos y llevo a cabo las acciones que
menciona Galaburri para leer y escribir? ¿Cómo?

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La enseñanza y el aprendizaje de la lectura y la escritura

Como docente, ¿guío, oriento y promuevo que los niños transiten los procesos y
efectúen las acciones que la autora describe para leer y escribir? Explique su
respuesta.

¿Qué ideas rescato para trabajar en una secuencia didáctica encaminada a


mejorar la comprensión lectora? ¿Por qué?

Ser modelo de lector y escritor experto

La observación que los niños realizan de las personas que influyen de manera
determinante en su vida y de lo que hacen, les sirve de pauta y guía para su
actuar presente y futuro; de ahí la gran responsabilidad que adquiere el
docente como modelo de comportamiento, ya que los alumnos pueden
asumirlo como propio.

En lo tocante a la lectura y la escritura, esto no es la excepción, razón por la cual,


más que presión, los maestros deben considerarla una forma alterna de
enseñanza y de intervención, cuya sutileza está provista de alta efectividad.

Entonces, que el maestro se muestre como un sujeto que lee y escribe


cotidianamente, que tiene interés y necesidad de hacerlo, y que proyecta
disfrute al realizarlo es una imagen altamente favorecedora para los niños. Por
ello, es recomendable que revise su propio vínculo con la lectura y la escritura,
.

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La enseñanza y el aprendizaje de la lectura y la escritura

ya que esto le ayudará a mejorar —para sí y para sus alumnos— su relación con
el lenguaje escrito y a ser un modelo de usuario más apropiado.

Platique de forma cotidiana con los niños y comparta sus saberes y


experiencias sobre libros, revistas, diarios y otros materiales que usted lea en el
día a día: por qué y para qué lo hace; de qué manera los revisa y lee, qué
capítulos de libros y artículos de revista le atraen, qué secciones del periódico
prefiere y ejemplos de noticias que ahí aparecen; qué encuentra en dichos
materiales, cómo los adquiere y qué emociones y sensaciones le provocan,
etcétera. .

Permita que conozcan lo que usted lee —ya sea en formato físico o electrónico
—, deje que palpen los portadores y exploren los textos, propicie que hagan
comentarios sobre su estructura, tema e ilustraciones (si las tienen). Hábleles
sobre sus propias prácticas de lectura y escritura, las estrategias que usted
utiliza al abordar diferentes tipos de texto (sin dejar de lado las dificultades y
dudas que enfrenta), preguntas que se formula e intenta responder mediante
la lectura; asimismo, lea para ellos fragmentos en voz alta y propicie el
intercambio de opiniones al respecto. Sugiérales lecturas que le hayan parecido
interesantes y/o agradables y por qué las cree recomendables o relevantes.

De igual modo, compártales sus experiencias de escritura y muéstreles


ejemplos reales: la lista y reporte de actividades por realizar o efectuadas en el
aula y la escuela o de los artículos y alimentos que necesita llevar a casa, listas
de asistencia, reseñas de obras por recomendarles, cuentos y poemas propios,
pendientes personales que registra en su agenda o en un calendario, su
directorio telefónico, cartas o correos y mensajes electrónicos, etcétera.

También sería muy constructivo que los alumnos fueran testigos de charlas
entre maestros —como prototipos de lectores expertos— acerca de las lecturas
que realicen y las opiniones que los textos les merecen.

Ambientes letrados

Un espacio o ambiente letrado es algo más que un espacio de lectura con sus
libros y otros materiales y accesorios, por más que esto último sea importante.

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La enseñanza y el aprendizaje de la lectura y la escritura

Un ambiente letrado debe favorecer diferentes formas de lectura individual y


colectiva que den pie a la reflexión personal, a la interacción entre pares y a la
construcción libre y crítica de ciudadanía.

El ambiente letrado no es la mera suma de las partes: área, libros, sillas,


etcétera; sus elementos más relevantes derivan de las relaciones que se
establecen con los materiales de lectura —incluyendo gráficos y audiovisuales
— y la dinámica de convivencia e interacción entre un grupo de personas y, en
consecuencia, de la exposición de ideas y opiniones. .

El investigador Eloy Martos Núñez señala en “Espacios letrados” que “La


alfabetización crítica implica que hay personas que saben usar los textos, los
artefactos o las reglas con criterio, es decir, que son capaces de de-construir el
texto, de aplicarle una lectura plural, de entender diversos niveles de significado
(literal, simbólico […]”, (1) y ello sólo es posible cuando los individuos tienen la
oportunidad de exponer y confrontar sus interpretaciones con las de otras
personas. Ahora, para continuar profundizando sobre el espacio o ambiente
letrado, lo invitamos a leer los siguientes fragmentos del texto de Martos Núñez
acabado de citar.

Las lecturas y los espacios de la alfabetización no se deben definir de forma única o


estandarizada. La Unesco recomienda crear entornos favorables a la lectura y la
escritura, y este mismo concepto de entorno nos lleva a otra idea esencial de los
nuevos estudios de literacidad (Cassany, 2006). Para que pueda cobrar forma un
evento letrado, pequeño o grande, requiere de un escenario, que no es el espacio
simple entre sillas de aula o puestos de bibliotecas: es también un ambiente que se
crea, un perímetro que acota y rodea ese núcleo espacial, subrayándolo (igual que el
marco respecto a un cuadro), y es también el componente temporal, el tiempo como
oportunidad (kairós), pues este eje espaciotemporal y la forma en que se prepara dicho
ámbito es lo que le da su singularidad. Tendemos a clasificar los espacios por las cosas
o artefactos que hay dentro (biblioteca, mediateca, pinacoteca o museo, etcétera), pero
en este caso sería más coherente clasificarlos por las prácticas y los procesos que se
llevan a cabo en su interior. En efecto, un espacio letrado no es sólo un receptáculo,
sino un lugar que, por su propia naturaleza, invita a que ocurran cosas y que además
.

(1) Martos Núñez, Eloy. “Espacios letrados”, en Diccionario de nuevas formas de lectura y escritura.
España: Red Internacional de Universidades Lectoras/Santillana, 2013. P. 234.

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La enseñanza y el aprendizaje de la lectura y la escritura

suele estar ligado a nuevas formas de relacionarse, de sociabilidad. Si algo es un


espacio letrado, es un espacio conversacional, de diálogo, de intercambios y
enriquecimiento mutuo. Por tanto, más que espacios unifuncionales, como bibliotecas,
salas de lectura o aulas, se impone la idea de espacios letrados como ámbitos de
encuentro y de imaginación e innovación, esto es, una especie de laboratorios de la
lectura y la escritura. Los espacios letrados no son sólo foro de ideas, precisamente el
enfoque social subraya que nunca podemos desvincular la creación de las ideas de su
entorno próximo inmediato, de los ambientes, participantes y reglas que se ponen en
juego (los llamados modos de sociabilidad), y que conecta estas prácticas con su valor
de cohesión social y de ejercicio de ciertos valores. .

[…]

Por tanto, crear el ambiente adecuado es una de las máximas dentro de este enfoque
social de la lectura y ha de venir acompañado de unos participantes que sean capaces
de interactuar y compartir experiencias.

[…]

La alfabetización es un proceso que promueve y se promueve en espacios físicos, como


un aula o una biblioteca, pero también es cualquier otro espacio social donde, por
voluntad de los participantes, se desarrollen prácticas o eventos letrados, tales como
un parque o la propia calle, y que, por eso mismo, se transforma en un lugar de
construcción de ciudadanía.

[…]

Pero lo importante de un espacio letrado no es sólo su infraestructura, diseño o


mobiliario, sino su capacidad de activar procesos y prácticas en común. Como ámbitos
de encuentro y no sólo de consulta, deben ser recintos para expresar y compartir
prácticas y preferencias, y por ello cada vez son más laboratorios donde el usuario hace
cosas, aporta elementos o se comunican innovaciones.

[…]

El eje de la formación docente debe ser la conversión del educador en un


emprendedor polialfabetizado, capaz de transformar su entorno en espacios favorables
a la lectura y la escritura, esto es, en ambientes letrados.

Fuente: Martos Núñez, Eloy. “Espacios letrados”, en Diccionario de nuevas formas de


lectura y escritura. España: Red Internacional de Universidades Lectoras/Santillana,
2013. Pp. 234-236.

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La enseñanza y el aprendizaje de la lectura y la escritura

¿Cuál es su opinión sobre lo que acaba de leer? En su aula, ¿hay un


ambiente letrado? ¿Por qué? Anote sus reflexiones en el recuadro siguiente.

Platique con sus compañeros de escuela sobre los planteamientos de Martos


Núñez y hagan equipo en pro de los ambientes letrados propicios para el
aprendizaje. Organicen las acciones necesarias a fin de lograrlo. Para darle
difusión, elabore un cartel, o varios, que pueda pegar en el plantel, de modo
que lo lea toda la comunidad escolar.

Otros elementos que favorecen el aprendizaje de la lectura y la


escritura

El aprendizaje efectivo requiere un conjunto de elementos que constituyen


ambientes físicos, intelectuales y afectivos motivantes para los niños. Para el
caso del aprendizaje de la lectura y la escritura se podrían considerar los
siguientes (entre muchos otros):

Colocar libros, periódicos, revistas y algunos textos de circulación social en


un lugar accesible para los alumnos, organizarlos con su ayuda y acordar los
mecanismos para su consulta, de modo que siempre que lo deseen puedan
utilizarlos; incluso podrían elaborar un reglamento para ello.

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La enseñanza y el aprendizaje de la lectura y la escritura

Los reglamentos, como textos que implican la regulación de


comportamientos, son documentos que siempre deben estar a la vista de
los niños, o cuando menos disponibles, pues constituyen un ejemplo de la
valía que tiene su registro (sobre todo si en su conformación participaron los
propios alumnos), pues permite su consulta constante, ya sea para recordar
sus preceptos o para resolver alguna duda sobre su aplicación.

La lista de asistencia es otro elemento de un ambiente de aprendizaje de la


escritura y la lectura para los pequeños, pues en ella se registran los
nombres de los integrantes del grupo y se lleva un seguimiento de su
asistencia. Ahí pueden leer su propio nombre y el de sus compañeros.
Comparta el pase de lista con sus alumnos para que vayan reconociendo
cómo se escriben los nombres propios.

Una tabla con las actividades de la semana es otro recurso significativo en el


mundo de la escritura y la lectura en el aula. Su registro le permite observar
a cada uno de los niños tanto lo que se está programando hacer como el
seguimiento de lo que van realizando, así como de la valoración de lo que
realmente llevaron a cabo y de las maneras en que lo hicieron y en qué
podrían mejorar. Todo lo que acontezca durante el trayecto es también
motivo de registro. Este elemento de planificación propicia que los niños
valoren la utilidad de registrar las actividades por efectuar, que se
complementa si lo ponen en práctica, al elaborar su agenda personal de
actividades escolares y familiares.

El periódico mural que suele estar en todas las escuelas constituye otro
elemento importante del entorno de la escritura y la lectura: ¿para qué
sirve?, ¿qué información aparece?, ¿qué relevancia tiene lo que ahí se
registra?, ¿cuáles son sus principales características?, ¿cuáles son sus
secciones?, etcétera.

Un cartel con las letras del abecedario en mayúscula y minúscula. No para


que los niños aprendan el orden alfabético de memoria, sino como una
herramienta que, junto con el diccionario, les ayude a resolver dudas y a
tomar decisiones sobre cómo se escribe una palabra (el nombre propio, el
de algún compañero o familiar, objeto, animal, etcétera).

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La enseñanza y el aprendizaje de la lectura y la escritura

A manera de conclusión

La ruptura con la enseñanza basada en transmitir información, administrar


tareas y corregir el trabajo de los alumnos, para dar paso a una intervención
docente que propicie los aprendizajes de los alumnos y la construcción de
saberes, conocimientos y actitudes, implica en lo concerniente a la lectura y
escritura:
La promoción del aprendizaje del lenguaje mediante su uso, a partir de la
reflexión y análisis de los textos por parte de los niños, haciendo preguntas o
comentarios que los ayuden a identificar aspectos relacionados con lo que
leen y cómo lo hacen, así como motivarlos para que expliquen sus opiniones
o consideraciones y las confirmen o modifiquen al revisar de nuevo un texto
y/o escuchar las de sus compañeros.

El compromiso de modelar ante los alumnos las estrategias que usa un


lector o escritor avezado, de modo que conozcan el tipo de decisiones y
opciones que deben tomarse al llevar a cabo estas actividades. Darles
orientaciones puntuales para leer y escribir siempre con un propósito real
y no porque lo mandata usted; por ejemplo, para satisfacer alguna
necesidad o deseo que les ayude a establecer o identificar. Cuando se trate
de elaborar un texto, ayudarlos a centrarse en las etapas del proceso de
producción (planeación, textualización, revisión y corrección, así como
socialización). Motivarlos a usar estrategias específicas que favorezcan su
comprensión lectora; por ejemplo, realizar inferencias y crear o comprobar
hipótesis, y relacionar imágenes y textos. Brinde ejemplos y apoyos
puntuales para que puedan ensayar dichas actividades cada vez con mayor
autonomía.

La diversificación de las formas de trabajo en el aula: organizar proyectos;


diseñar situaciones didácticas particulares, por ejemplo para repasar un
tema ya visto, pero sobre el que hay dudas; calendarizar actividades por
efectuar periódicamente, como leer por el simple gusto de hacerlo; escribir
para mandar recados, mensajes, cartas, notas o lo que resulte necesario
para organizar encuentros con otros grupos (de la misma escuela y de
otras), padres de familia, etcétera. Asimismo, se debe promover el uso de
textos diversos y no restringirse a los contenidos de los libros de texto,
incluso los elaborados ex profeso, sino que deben llevarse al aula textos de
circulación social: periódicos, revistas, carteles, volantes, folletos, recetas,
cancioneros, cómics, cartas, trípticos, instructivos, letreros, etiquetas de
productos comerciales, entre otros.
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La enseñanza y el aprendizaje de la lectura y la escritura

El establecimiento de un vínculo intelectual, afectivo y empático cercano con


sus alumnos, para lo cual es fundamental escucharlos, platicar con ellos —en
lo colectivo y en lo individual—, para conocerlos a fondo, de modo que
cuente con los elementos necesarios para estimularlos, provocarlos,
desafiarlos, comprenderlos, orientarlos y apoyarlos en el momento justo.

Para finalizar, revise y confronte su propia práctica en relación con lo visto en


este capítulo y registre en la tabla siguiente sus ideas en cuanto a: ¿qué hago
hoy en día en el aula que debo cambiar en beneficio de los estudiantes?

Práctica actual/¿Qué hago? Práctica modificada/


¿Cómo puedo mejorar?

Por favor, si le es posible intercambie sus notas y reflexiones con sus colegas.

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