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Cómo Evitar y Manejar Una Crisis de Una Persona Con Autismo

El documento ofrece estrategias para evitar y manejar crisis en niños con autismo, enfatizando la importancia de conocer las señales de irritación y mantener una rutina predecible. Se sugieren herramientas como agendas, contratos conductuales y economías de fichas para prevenir crisis, así como pautas para manejar situaciones de crisis cuando ocurren. Se destaca la necesidad de mantener la calma, eliminar el estrés sensorial y cambiar el foco de interés durante una crisis.
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Cómo Evitar y Manejar Una Crisis de Una Persona Con Autismo

El documento ofrece estrategias para evitar y manejar crisis en niños con autismo, enfatizando la importancia de conocer las señales de irritación y mantener una rutina predecible. Se sugieren herramientas como agendas, contratos conductuales y economías de fichas para prevenir crisis, así como pautas para manejar situaciones de crisis cuando ocurren. Se destaca la necesidad de mantener la calma, eliminar el estrés sensorial y cambiar el foco de interés durante una crisis.
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CÓMO EVITAR Y

MANEJAR UNA CRISIS


DE UNA PERSONA CON
AUTISMO
Convivir con niños con Autismo, sobre todo no
verbales o con poca comunicación verbal, se presenta
como un desafío cotidiano que muchas veces excede el
conocimiento general que los adultos tienen acerca de
cómo se cría un niño. Por ejemplo, no podemos esperar
a que pasen con el tiempo, porque no siempre las
manifestaciones conductuales obedecen a una etapa
del desarrollo. Tampoco podemos, ni es fácil explicarles
o negociar en términos de palabras, más si aún, no
comprenden muy bien el lenguaje.

Su comportamiento cotidiano puede afectarse por


tantas causas (la temperatura, algo que comieron, un
ruido que no les guste, etc.), que no siempre podemos
esperar que lo que resultó un día, sea igualmente
efectivo al siguiente.
Recuerda que nadie conoce mejor a tu hijo que tú, por
eso debemos estar atentos a las señales. Es mejor
intervenir cuanto antes para evitar llegar a
situaciones de crisis dónde volver a la calma se torna
más difícil.

Mantén a tu hijo entretenido con actividades y


juegos. Los periodos de aburrimiento son propicios a
las crisis, así que cuando sientas que el niño necesita
expulsar su energía, hay que ser reactivo para
cambiar de ambiente, cambiar de habitación o de
actividad, aunque también podrían salir de casa a
dar un paseo o al parque. Debes fijarte en las señales
de irritación y frustración que son indicadores
fiables.

Evita situaciones que puedan ser estresantes, como


puede ser que haya mucho ruido, y si es necesario es
bueno disponer de unos protectores auditivos para ir
acostumbrándose a algunos niveles sonoros.
¿Qué podemos utilizar
para ayudarnos a
prevenir una situación
de crisis?

• Agendas: Organiza su día a día de forma clara y


sencilla, anímale a participar en la elección de las
actividades, busca entre sus intereses y
aprovéchalos. La rutina previsible es fundamental
para mantenerlos en su zona de confort.

Contratos conductuales: refleja de manera clara y


concisa lo que esperamos que el niño haga. Los
realizaremos en positivo, dando siempre la conducta
alternativa positiva que se puede realizar. Por
ejemplo, pongamos por caso que sabemos que un
niño, cuando se pone nervioso muerde a su hermano,
indicaremos que morder no está bien y que si lo está el
jugar juntos. Se recomienda hacerlo con fotografías o
pictogramas y colocarlo en algún lugar a la vista del
niño.
• Economías de fichas: son sistemas de motivación.
Podemos establecer una serie de premios a los que los
niños podrán tener acceso si van cumpliendo con los
propósitos que hayamos establecido. Ayudarán a
definir mejor los tiempos de manera que el día quede
disgregado con objetivos más alcanzables. Un día
entero se puede hacer muy largo, de esta manera
podemos disgregarlo en tantos momentos como
queramos y cada uno de ellos tener un feedback (por
ejemplo carita verde sonriente o carita roja
enfadada) que vaya regulando al niño, ofreciendo
otra nueva oportunidad de hacerlo bien en el
próximo período.

Tabla de recompensas.
Si aun así, en algún momento se desencadena una
crisis, estas son algunas pautas que nos ayudarán a
reconducirla:

1. Respira y mantén la calma: Utiliza un tono de voz


neutro y postura corporal relajada. Se trata de
transmitir tranquilidad y ofrecer un ejemplo
positivo para imitar. Antes de perder los nervios,
dejar a otro adulto actuar.

2. Las palabras no ayudan: Deja a un lado intentar


razonar, negociar o dar explicaciones, en ese
momento para él, todo eso será ruido que le puede
incomodar aún más.
3. Elimina el estrés sensorial: Para un momento a
pensar si puede haber algo que le está molestando,
como por ejemplo: ruidos (electrodomésticos, TV,
música,…), luces, ropa, etc… Si detectamos algo,
eliminarlo o llevarlo a otro lugar de la casa.
4. Cambia el foco de interés: Intenta reconducir a
que realice otra cosa, suele funcionar el realizar
con él alguna actividad manipulativa sencilla,
por ejemplo un puzzle encajable. Podemos dar
ayuda física para que inicie, poco a poco, su
cerebro se centrará en la actividad y esto ayudará
a que “se olvide” de lo que generó su crisis.

5. Refuerza: Piensa en algo que le guste y dáselo


ante cualquier conducta adecuada que muestre.
Mejor si es algo que podemos dar poco a poco y no
de golpe, para así ir reforzando progresivamente.
A medida que la crisis vaya remitiendo,
comienza a alabar su calma: felicita, sonríe y dale
un abrazo.
Posibles agresiones
Si vemos que en algún momento puede auto
agredirse, entonces deberemos limitar su
movimiento para evitar que pueda herirse. Antes de
tocar lo más aconsejable es anticipar el gesto.
Muévete lentamente frente a él, para que pueda
verte. Su reacción en un principio seguramente sea
la de evitar que lo toques y tratará de liberarse, pero
has de insistir y poco a poco después de un tiempo se
dejará abrazar y se calmará.

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