0% encontró este documento útil (0 votos)
24 vistas4 páginas

Un Acercamiento Al Enfoque y Roles Del

El documento aborda la evolución del rol del psicopedagogo en un contexto educativo que demanda inclusión y diversidad, destacando la necesidad de un enfoque más amplio que trascienda las Necesidades Educativas Especiales. Se propone una 'matriz psicopedagógica' que integra conocimientos de diversas disciplinas para abordar el aprendizaje en múltiples contextos, enfatizando la importancia del asesoramiento en la enseñanza. La psicopedagogía debe desescolarizarse y especializarse para adaptarse a las complejidades del aprendizaje humano en diferentes ámbitos sociales y educativos.
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como DOCX, PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
0% encontró este documento útil (0 votos)
24 vistas4 páginas

Un Acercamiento Al Enfoque y Roles Del

El documento aborda la evolución del rol del psicopedagogo en un contexto educativo que demanda inclusión y diversidad, destacando la necesidad de un enfoque más amplio que trascienda las Necesidades Educativas Especiales. Se propone una 'matriz psicopedagógica' que integra conocimientos de diversas disciplinas para abordar el aprendizaje en múltiples contextos, enfatizando la importancia del asesoramiento en la enseñanza. La psicopedagogía debe desescolarizarse y especializarse para adaptarse a las complejidades del aprendizaje humano en diferentes ámbitos sociales y educativos.
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como DOCX, PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
Está en la página 1/ 4

Un acercamiento al enfoque y roles del/la Psicopedagogo/a desde la diversidad compleja

RESUMEN El escenario actual en el que se desenvuelven los/as psicopedagogos/as ha ido


mutando a medida que las necesidades de acompañamiento educativo crecen. La visión
tradicional implica que la Psicopedagogía esté anclada en la atención de las Necesidades
Educativas Especiales, dejando de lado la posibilidad de acceder a un enfoque basado en el
asesoramiento, ya que se parte de la premisa de que el/la psicopedagogo/a comprende el
fenómeno del aprender humano, por lo tanto, cuenta con las herramientas necesarias para
asesorar a quienes se asumen como educadores.

LA PSICOPEDAGOGÍA COMO NECESIDAD DE INCLUSIÓN El desarrollo de la Psicopedagogía


como ciencia (Ortiz y Mariño, 2014) ha demostrado a lo largo de su historia una presencia
epistemológica desde principios del siglo XX (Espinoza 2018). La confluencia de diversas
ciencias, con raigambre en la psicología y la pedagogía inicialmente, ha significado mantener
una tradición propia, heurística y postmodernista que ha evolucionado con los años, en la que
la psicopedagogía se alza como un corpus de conocimientos respecto del aprender humano
(Carrasco 2018) en sus diversas dimensiones y contextos. La Psicopedagogía, en palabras de
Ortiz (2014) es definida como: Una ciencia aplicada que no solo obtiene conocimientos
teóricos, sino que los emplea en función del proceso educativo, dentro de los cuales están la
subjetividad de los alumnos y de los profesores, así como las interacciones que establecen
ambos dentro de un contexto sociocultural e histórico determinado (Ortiz 2014: 25) Por otra
parte, Filidoro (2011) identifica la presencia de diversas psicopedagogías con sus múltiples
contextos, que nutren la realidad profesional y laboral en campos tan diversos como: el
escolar, el sociocomunitario, el de salud, el clínico, el académico, el ejercicio libre de la
profesión, entre otros. Por su parte Bravo (2009) plantea que la existencia de la
psicopedagogía difiere de la psicología educacional, ya que esta última se nutre de una
comprensión sistémica del aprender humano, dejando el espacio de la atención individual a
cargo de quienes se desempeñan como psicopedagogas/os. Este punto lo ilustra de la
siguiente forma: Actualmente el mayor aporte de la psicología es la investigación de los
procesos cognitivos, tales como el lenguaje, la memoria, la conciencia fonológica, que han
permitido descubrir los aportes que tienen al aprendizaje del lenguaje escrito y a las
dificultades para aprenderlo […] La psicopedagogía, por su parte, formó parte desde el
comienzo del currículum que imparten las escuelas de educación y pedagogía para el trabajo
con niños que tienen dificultades para aprender (Bravo 2009) Debido a la concurrencia de los
conocimientos se ha generado la propia psicopedagogía para elaborar constructos particulares
(Ortiz y Mariño, 2014), cuyos saberes decantan en comprender el fenómeno del aprendizaje.
Mítico sería decir que la profesión se crea de la nada, sino que surge como necesidad propia de
la lógica escolarizada de los aprendizajes (Calvo 2017). Sin embargo, con el tiempo ha quedado
anclada a minimizar las barreras de aprendizaje que enfrenta un estudiante, ya sea en el
contexto escolar u otro. En este punto, es interesante aclarar que, además de existir diversas
psicopedagogías, también es válido instalar la idea de que existen psicopedagogías para
espacios y tiempos escolarizados y no escolarizados (Espinoza 2016). Al respecto Bermeosolo
(2005) plantea que la psicopedagogía ha limitado su quehacer al contexto escolar,
específicamente en la atención a las ‘necesidades educativas especiales’, proponiendo que
debe generarse un salto cualitativo en el sentido de configurarse como metateoría respecto de
cómo aprendemos los seres humanos. La idea que trasunta a la ciencia psicopedagógica y que
faculta su análisis epistemológico lo constituye el acto de aprender. Arzeno (2004) lo asume
como “poder habitar una situación, subjetivar una experiencia, realizando una operación –
entre imágenes y demás fragmentos dispersos- que permita producir algún sentido, sentido
que los fragmentos por sí solos, no tienen capacidad de instituir” (Arzeno 2004: 123). Es
posible afirmar que el aprender se realiza en diversos contextos en los que se subjetivan las
experiencias y que, al verse enfrentado a barreras, surge la necesidad de la inclusión del/la
psicopedagogo/a como profesional de apoyo, pero que su trabajo no termina ahí, sino que se
convierte en asesor (De Mendoza et al. 2005) del sujeto en situación de aprendizaje y también
de enseñanza. La definición primordial de lo que significa ser psicopedagogo debe estar
constituida por los conocimientos específicos que posee para comprender cómo una persona
aprende, en diversos contextos, con múltiples posibilidades y que, tal como entiende el
aprendizaje, debe entender el educar. Simplificar el binomio enseñanza-aprendizaje en el que
el psicopedagogo interviene limita las posibilidades de convertirse en un asesor del aprender y
el educar. Se trata de un profesional que posee bases de conocimiento sólido en los
componentes que conforman esta sinergia, pues los procesos educativos están movilizados
por elementos contextuales, emocionales, emergentes, autoorganizados y caóticos (Calvo
2017). El hecho de contar con un enfoque de base constructivista, que prioriza la mediación de
los aprendizajes, donde el psicopedagogo es la confluencia de múltiples saberes, entre ellos:
psicoeducativos, sociocomunitarios, antropológicos y neurobiológicos, consignan un ethos
propio y flexible, que es capaz de movilizarse en diversos ambientes educativos tanto formales
como no formales e informales. Enlazar un enfoque con los paradigmas vigentes, impulsan la
posibilidad de acercarse a la particularidad de esta esencia, que hemos denominado como
“matriz psicopedagógica” (Espinoza 2018: 2) y que marca el camino para la comprensión en el
escenario actual. La matriz psicopedagógica se comprende como: Tanto el aprender como
objeto de estudio en la matriz psicopedagógica, como las primeras confluencias que se
disponen en el campo de la psicología y la pedagogía, surgidas desde la necesidad de entender
el aprendizaje en sus diversas manifestaciones, permiten desarrollar una disciplina particular –
la psicopedagogía- que se encargará de las necesidades presentes en la subjetivación de la
experiencia que los sujetos logran en la interacción social del acto de aprender. Menester es
mencionar que dicha matriz psicopedagógica tiene la garantía de moverse en espacios que no
solo se limitan al ámbito escolar, pues existe una identidad psicopedagógica en el ambiente
socio-comunitario, laboral y clínico (Ibídem, 2018:2) Aprender y no aprender son parte de una
heurística que se ha intentado responder de múltiples formas, cuya carga más notoria y
permanente es la asignación de las barreras en el aprendiente. Es dable, por lo tanto, ampliar
la mirada en quien se asume como educador, puesto que las acciones que dispone el escenario
del aprender se nutren de la capacidad observacional, intuitiva y mediadora con la que debe
contar quien asume esta acción. Acercarse a una mirada antropológica del sujeto en situación
de aprendizaje podría aportar una visión diferente sobre lo antes expuesto, teniendo la
posibilidad de comprender los símbolos, mitos y ritos que surgen en el acto de aprender, en
los diversos contextos que esto ocurre. Para situar una mejor comprensión de lo que implica la
psicopedagogía es que se la denomina como una ciencia convocante pensada desde la
complejidad, pues se hace cargo de problemas que requieren de su especificidad, ya que las
ciencias tributarias, en este caso la pedagogía y la psicología, no son capaces de abordar por sí
mismas. Por ello, se asume desde una comprensión epistémica que se ubica en las fronteras
del conocimiento, no solo conceptual, sino que práctico. En este sentido Najmanovich lo ilustra
claramente:

Desde mi perspectiva, la complejidad no es una meta a la que arribar sino una forma de
cuestionamiento e interacción con el mundo. Constituye a la vez un estilo de indagación y una
práctica rigurosa que no se atiene a estándares ni a modelos a priori. Un abordaje complejo de
la complejidad implica desembarazarse de las pretensiones de mantenerla cercada, de
formalizarla, de atraparla en un modelo, de constreñirla a un paradigma. No se trata de un
nuevo sistema totalizante, de una teoría omnicomprensiva, ni siquiera de una teoría, sino de
un proyecto siempre vigente y siempre en evolución. (Najmanovich 2005)

Pensar la psicopedagogía desde las complejidades se convierte en una invitación a mirarla


como un estilo cognitivo en constante crecimiento y desarrollo, que no puede quedar
encerrada en grillas exclusivas, sino que está en permanente movimiento.

DIVERSIFICANDO LA PSICOPEDAGOGÍA

La matriz psicopedagógica, pensada desde las complejidades requiere de una instalación en


diversos ambientes educativos. No basta con enfocar esta ciencia en el aprendizaje escolar,
cuyo monopolio tiene la escuela. Es más, es necesario desescolarizar la psicopedagogía y
llevarla al terreno de las diversas psicopedagogías. Cuando se aprecia la idea de inclusión
(Ainscow y Booth 2000) que hace referencia a la minimización de las barreras para acceder a
un determinado aprendizaje, la figura del psicopedagogo cobra relevancia, pues la formación
profesional apunta a aquello y dicha acción no ocurre exclusivamente en los colegios, sino que
en toda relación humana. Frente a ello es que, tal como se propone desescolarizar, existe la
necesidad de especializar. En este sentido, es menester comprender que un enfoque basado
en la inclusión y las complejidades del aprender genera relaciones confluyentes y rizomáticas.
Este rizoma crece y avanza en áreas específicas donde no se pretende compartimentar el
conocimiento, pero sí facilitar el análisis de éstas. Como se propuso anteriormente se ha
identificado la presencia del rol del psicopedagogo en los siguientes ámbitos: -
ESTABLECIMIENTOS ESCOLARES. El rol del profesional pretende ser articulador y colaborativo.
Utilizamos la propuesta de ciencia convocante y de frontera, ya que utiliza sus propios
procedimientos para abordar las necesidades de aprendizaje surgidas en un contexto de
educación formal (Careaga, s/f, cit. en Valdivieso 2009). Así entendida, se enfoca en las
necesidades que pueden presentar los estudiantes y que invitan al profesional psicopedagogo
a situarse en espacios comunes del aula, en aulas de recursos y programas de apoyo para el
estudiantado. Asimismo, su rol es articulador y colaborativo, pues investiga y aborda
problemas específicos que surgen en la dinámica de aprendizaje y enseñanza, permitiendo
asesorar al cuerpo docente en la implementación de una didáctica diversa y contextual. Su
aporte siempre es colaborativo, de asesoría y acompañamiento, incluyendo a los profesores en
sus diferentes áreas del conocimiento. - ÁMBITO SOCIO COMUNITARIO. El trabajo en espacios
de educación popular y social generalmente se asocia a dinámicas propias de la exclusión que
genera la desigualdad presente en nuestro contexto. El peso del sistema neoliberal en sus
dimensiones político-económicas permea el espacio educativo. La presencia de Organismos No
Gubernamentales, Fundaciones y el propio Estado a través de diversos dispositivos de
regulación de la infancia y la adolescencia, permiten que el rol del psicopedagogo en estos
contextos sea de extrema necesidad, ya que genera un puente entre las diversas realidades a
las que se enfrenta, entre ellas: rezago escolar, consumo problemático de drogas, dinámicas
familiares complejas, trabajo infantil, vulneración de derechos, entre otros. En este caso el
foco educativo se complejiza y trasciende, pues el componente psicosocial cobra relevancia y
se instala en la complejidad del aprender en su totalidad, ya que este aprendizaje avanza en
temáticas de instalarse como agente problematizador de cambios profundos en las dinámicas
culturales que ocurren en los tiempos y espacios descritos. - SALUD. El caso de quienes se
desempeñan en esta área se asocia a primera infancia, conformando equipos de trabajo multi-
inter- trans- disciplinarios para atender temáticas de estimulación temprana y otro, en franco
aumento, relacionado con la tercera y cuarta edad, principalmente en la constante
estimulación de funciones cognitivas descendidas. - CLÍNICO. En este punto se generan ciertas
confusiones al asumir la práctica del trabajo psicopedagógico con la atención particular o en
centros de medicina alternativa, sin embargo, la Psicopedagogía Clínica se refiere a aquella que
tiene como eje fundamental la arista terapéutica del Psicoanálisis freudiano, lacaniano o de
otra variante. Dable es decir que esta corriente es escasa en Chile y muestra su mayor
expresión en Argentina. (Espinoza y Ortiz 2018) Algo semejante ocurre con el ámbito
profesional del Psicopedagogo Laboral.

ACADÉMICO. Un fenómeno que comenzó a ocurrir en la década de los 90 es la inclusión de


psicopedagogos formando psicopedagogos, aunque sería injusto enclaustrarla en esa única
idea, ya que existe una variante asociada a la investigación, aún incipiente. Es altamente
probable, y así lo esperamos, es que estas áreas vayan avanzando y cada vez la inclusión del
profesional psicopedagogo sea más amplia y que pueda instalar la necesidad de su presencia
en ámbitos diversos.

CONCLUSIÓN

Independiente del espacio y ámbito laboral, el psicopedagogo se ocupa de mediar los


aprendizajes que la persona requiere y que en cierta medida se han minimizado al abordaje de
los ámbitos Cognitivo, Instrumental y Socio afectivo. Esto en sí mismo es una trampa, ya que
genera una narrativa que limita las posibilidades de abrir otros espacios de acción profesional.
El hecho de desescolarizar la Psicopedagogía tiene que ver con esto. Si se aspira a hacer un
trabajo de acompañamiento educativo no solo puede quedar en el escenario de lo que
tradicionalmente se ha conocido como intervención psicopedagógica en las Necesidades
Educativas Especiales, sino que debe avanzar en romper epistemológicamente con lo que se ha
venido haciendo, esto es: cosificar y minimizar la evaluación psicopedagógica de los
aprendizajes. Tal como propone Bachelard (2007) es momento de la ruptura, y dicha ruptura
implica acciones concretas donde el profesional Psicopedagogo avance en abordar las
situaciones de aprendizaje no solo con el estudiantado, sino que con quienes se asumen como
educadores; es, por lo tanto, un asesor de la didáctica compleja que implica el educar. Las
necesidades presentes en las realidades donde conviven los psicopedagogos invitan a mirar el
enfoque de una psicopedagogía que va más allá del empirismo y la sensación de seguridad que
genera la aplicación de instrumentos estadísticamente validados, de las técnicas de
intervención probadas como si se tratara de una receta de cocina y de la cosificación que ha
invadido el ejercicio de la psicopedagogía. Es posible abrir espacios diversos y uno de ellos,
según esta propuesta, se enfoca en el asesoramiento que puede realizar el psicopedagogo
como profesional que comprende el fenómeno del aprender humano. Los roles del
psicopedagogo que requiere nuestra sociedad postmoderna y compleja en la actualidad se
anclan en los principios de la inclusión como ejercicio de justicia social y mediación de los
aprendizajes. Independiente del contexto y el espacio laboral que exista, el psicopedagogo
asume que la necesidad de su presencia es para favorecer el acceso a diversos aprendizajes
que están ahí, pero que por diversas razones no han podido ser subjetivados.

También podría gustarte