4.4. El proceso de independencia de las colonias americanas.
El legado
español en América.
La emancipación de las colonias americanas
Desde principios del siglo XIX en el contexto colonial americano se van a dar una serie de causas propicias para la emancipación de
estos territorios. Una emancipación que van a liderar en un principio los criollos (descendientes españoles nacidos en América) y que
se inspira en una ideología liberal. Esta emancipación de las colonias españolas de América se iniciara en 1810 y concluirá poco
después de 1824 quedando ya sólo Cuba y Puerto Rico como únicas colonias españolas en territorio americano.
a. Causas de la Emancipación
Causas Político-Administrativas: Hay un creciente descontento por parte de los criollos frente al centralismo que se ejerce desde la Península
Ibérica. Desde la Guerra de la Independencia en España han tenido un “autogobierno” y una cierta autonomía como consecuencia del vacío de
poder. La llegada de Fernando VII y la anulación de la Constitución de 1812 animó a muchos territorios a iniciar este proceso de separación.
Causas Económicas: Aumento de tributos a los habitantes de las colonias americanas para sufragar los gastos de las diversas guerras. Intento
de aumentar el monopolio de productos españoles frente a productos más baratos y de mayor calidad procedentes del comercio inglés.
Enriquecimiento de los criollos en América como consecuencia del comercio.
Causas Sociales: Una sociedad donde los peninsulares que ocupan el 1% de la población y los criollos que ocupan el 20% de la población son
los que dominan la vida económica y social.
Causas Ideológicas: Las ideas de la Ilustración francesa calaron en la minoría de los intelectuales criollos y el ejemplo de la Independencia de
los EE.UU y las Revolución Francesa lo que les animó.
b. Etapas de la Emancipación
1ª Etapa 1810-1814
La causa de esta primera etapa es el creciente vacío de poder producido por la invasión francesa en la Península Ibérica en 1808. En
América, tras las abdicaciones de Bayona, los criollos se negaron a reconocer como rey a José I de Bonaparte y formaron Juntas a
imitación de las peninsulares que apoyaban a Fernando VII. Poco a poco estas juntas se volvieron cada vez más autónomas y algunas
siguieron apoyando a Fernando VII y en otros casos se convirtieron en juntas independentistas.
En el virreinato de Río de la Plata desde 1810 el cabildo de Buenos Aires formó una Junta que proclamó su independencia y se trata
de exportar esta independencia a los países cercanos como Paraguay (1811), Chile y Uruguay.
En el virreinato de Nueva Granada y Venezuela la oligarquía criolla tomó la iniciativa. Simón Bolívar toma el mando de las acciones y
proclamó la I República de Venezuela.
En el virreinato de Nueva España las revueltas del cura Hidalgo en 1810 apoyado por campesinos indios iniciaron un movimiento con
tintes sociales. Este movimiento fue erradicado por los peninsulares y los criollos fusilando a los cabecillas del movimiento. En 1812 es
Morelos quien inicia un levantamiento con un resultado similar.
En el virreinato del Perú, el virrey Abascal se declaró realista desde un principio y en esta etapa no hubo intentos independentistas de
relevancia.
2ª Etapa 1816-1825
Tras unos años de latencia y con la llegada de Fernando VII al poder en 1814, la mayoría de las colonias obtendrán su independencia.
Uno de los hechos cruciales será la negación de Fernando VII a gobernar con las Constitución de 1812 que equiparaba las colonias
con los territorios peninsulares. Esta vuelta del absolutismo, el intento de aumento de los impuestos a las colonias para sufragar los
gastos militares de la Guerra de la Independencia contra Francia, el mal estado de la flota española y la huida de los liberales a
Inglaterra supuso la entrada de los ingleses en el comercio de las colonias y la entrada de EE.UU en este proceso.
En 1816 se producirá la definitiva independencia de Argentina y en 1817 José de San Martín organizó un ejército con el que cruzó los
Andes y derrotó a las tropas realistas en Chacabuco y Maipú en 1818 que dieron la independencia a Chile.
En 1818 resurgió el independentismo venezolano con Simón Bolívar quien atrajo a las masas al abolir la trata de negros y prometer
recompensas. Las victorias militares en Boyacá en 1819 y Carabobo en 1821 y la de su lugarteniente Sucre en Pichincha en 1822 le
permitieron formar la Gran Colombia (Venezuela, Colombia y Ecuador) que se disolverá en 1830.
Desde 1820 y tras el levantamiento militar de Riego que obliga a Fernando VII a jurar la Constitución, el proceso de emancipación de
América se acelera. José de San Martín y Simón Bolivar acuerdan en 1822 intervenir en el Virreinato del Perú, San Martín enviando
tropas desde el sur y Bolívar enviando tropas desde el norte. La independencia del Perú se logra en 1822 y tras la Batalla de Ayacucho
en 1824 se consigue que Bolivia se proclame independiente en 1825.
En el Virreinato de Nueva España en 1821 el general Agustín de Itúrbide publicó el Plan de Iguala que garantizaba la independencia,
la defensa de la religión católica y la unión de todos los mejicanos. La iglesia y los terratenientes apoyaron esta postura y México
alcanzó la independencia proclamándose emperador Agustín de Itúrbide en 1822. Las colonias de América Central se irán
independizando en 1821 de México creando la República de Centroamérica en 1823 que se separaran después creando cinco
repúblicas (Costa Rica, Honduras, Guatemala, El Salvador y Nicaragua).
España perdió todas sus colonias americanas, excepto Cuba y Puerto Rico que se conservaran hasta 1898.
c. Consecuencias de la Independencia
Para España las consecuencias más importantes fueron las económicas ya que desaparece una fuente de ingresos muy importante
tanto a nivel de recaudación de impuesto como de obtención de materias primas baratas y el monopolio comercial. Además de una
gran pérdida de prestigio internacional con la pérdida de tantos territorios.
Para los nuevos territorios que surgen supuso la configuración de nuevos Estados que tuvieron en un principio el objetivo común de la
independencia pero que luego ellos no supieron resolver los problemas territoriales y fronterizos que ocasionó esos procesos
rompiéndose muchos ideales de unidad al modo similar de los EE.UU (Los Estados Unidos del América del Sur de Bolivar). Para la
población indígena tampoco supuso grandes cambios ya que los criollos asumieron el poder. Al desaparecer el monopolio español
otras naciones ocuparon el papel de España como Inglaterra y EE.UU que generaron a la larga el empobrecimiento de muchas
regiones que no pudieron competir en ese momento con la industrialización europea. A nivel político se va a producir un populismo que
derivará en algunos casos en dictaduras militares y gobiernos de las élites criollas.
El legado español en América.
El legado español en América tras cuatro siglos de presencia continuada en el continente es muy rico y variado que podemos estudiar
en diferentes ámbitos:
Cultural. En la América española después del cierre de seis Universidades regidas por los jesuitas en 1767 y sin contar las
de Cuba y Santo Domingo, permanecían 12 Universidades al final del siglo XVIII: entre ellas la de México, Guatemala, Quito
o Caracas. No faltaban periódicos como la Gaceta de Lima y la Gaceta de México desde 1737, la Gaceta de Guatemala
desde 1794, el Mercurio peruano desde 1791 y otros tantos en Bogotá, Buenos Aires y Caracas. En Hispanoamérica, la
lengua española se hablaba en todo su territorio, pero era compatible con varias lenguas autóctonas, como el quechua, el
aimara, el maya, el guaraní y el náhualt. En la América española, la religión como segundo elemento aglutinante en la
configuración de una identidad nacional después de la lengua, era la católica de forma mayoritaria, lo que daba sentido a la
unidad entre los territorios.
Urbano. Las ciudades de la América española de la época eran más grandes y estaban más pobladas que las de la América
anglosajona; estaban muy bien diseñadas, con la típica distribución en damero. Ciudad de México con 130.000 habitantes en
1793 destacaba por su magnificencia y por la traza urbana levantada por los españoles. Convertida en la gran capital del
virreinato de la Nueva España, sería la admiración de los viajeros y el orgullo de sus habitantes, siendo conocida por las
famosas cinco ces: calles, calzadas, caballos, carrozas y canoas. Se habían tomado nuevas medidas como el alumbrado de
las calles, la limpieza y empedrado de las mismas. Características parecidas tenían Caracas, Buenos Aires o Lima. En la
América española con un gran número de ciudades instaladas en las costas Atlántica y Pacífico, la comunicación era
principalmente marítima a través de una importante red de puertos. Pero también existía una red imponente de caminos por
vía terrestre cuya función de integración del territorio era obvia. Estos caminos no eran simples allanamientos del terreno,
sino verdaderas obras de ingeniería al modo en que lo eran las antiguas calzadas romanas en la propia Península Ibérica:
debían tener una anchura determinada (entre 6 y 8 metros), estaban empedrados en muchos de sus tramos y atravesaban
numerosos puentes de piedra de los que todavía quedan numerosos ejemplos.
Demografía y sociedad. En la América española, a finales del siglo XVIII, la población se repartía entre los 7 millones de la
Nueva España continental (incluida Guatemala) y los casi 5,5 millones que habitaban en América del Sur. Eran
mayoritariamente indígenas (46%), con una minoría de blancos (20%), mestizos o mulatos (26%) y negros (8%), la mitad
aproximadamente libres. A diferencia de la anglosajona, aquí los elementos indígenas, europeos, asiáticos y africanos se
habían mezclado para dar vida a un nuevo pueblo multicultural y multiétnico. El tráfico de esclavos africanos hacia la América
española fue monopolizado inicialmente por comerciantes portugueses y posteriormente por contrabandistas holandeses. Se
calcula que entre 1501 y 1641 llegaron a América unos 620.000 africanos. El tráfico masivo no llegó sin embargo hasta el
siglo XVIII, y principalmente a manos de ingleses. Según Philip Curtin (1969), la importación de esclavos a toda América
entre 1701 y 1810 fue de 6,1 millones, repartiéndose de la siguiente forma: 31% a Brasil, 23 % al Caribe británico, 22% al
Caribe francés, 15% a la Norteamérica anglosajona y 9% a la América española. En la América continental española el
número de esclavos negros suponía el 4% de la población, siendo mayor en las Antillas (Cuba, Santo Domingo y Puerto
Rico). No fue abolida hasta mediados de siglo por parte de las nuevas repúblicas.
Economía: Se introdujeron nuevos cultivos como el trigo, la vid, el olivo o árboles frutales como los cítricos. Animales como
los caballos, la vaca, la oveja o las gallinas. Técnica para la minería como la amalgama con mercurio llevado de Almadén
(Ciudad Real). Junto con esto se inculcó la cultura monetal y las nuevas técnicas de fabricación y comerciales de finales del
siglo XIX y principios del siglo XIX (pre liberalismo económico)