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López Villafañe, V. (2012) - Estados Unidos en Asia y China en América

El artículo analiza la hegemonía de Estados Unidos en Asia tras su victoria sobre Japón en 1945 y el ascenso de China como segunda potencia mundial, lo que ha llevado a una política de contención del poder chino. Además, se examina la penetración económica de China en América Latina y si representa un desafío al dominio estadounidense en la región, que ha implementado nuevas estrategias comerciales tras el fracaso del ALCA. Finalmente, se presentan conclusiones sobre la competencia hegemónica en Asia y América Latina.

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López Villafañe, V. (2012) - Estados Unidos en Asia y China en América

El artículo analiza la hegemonía de Estados Unidos en Asia tras su victoria sobre Japón en 1945 y el ascenso de China como segunda potencia mundial, lo que ha llevado a una política de contención del poder chino. Además, se examina la penetración económica de China en América Latina y si representa un desafío al dominio estadounidense en la región, que ha implementado nuevas estrategias comerciales tras el fracaso del ALCA. Finalmente, se presentan conclusiones sobre la competencia hegemónica en Asia y América Latina.

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Apuntes

ISSN: 0252-1865
[email protected]
Universidad del Pacífico
Perú

López Villafañe, Víctor


Estados Unidos en Asia y China en América Latina. Los cambios del nuevo mapa
hegemónico mundial
Apuntes, núm. 71, 2012, pp. 135-160
Universidad del Pacífico

Disponible en: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=684077018005

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Estados Unidos en Asia y China en América Latina. Los cambios del nuevo mapa hegemónico mundial 135

Estados Unidos en Asia y China en


América Latina. Los cambios del nuevo
mapa hegemónico mundial1
Víctor López Villafañe*
Universidad Autónoma de Zacatecas

Resumen

El objetivo de este artículo tiene dos temas centrales. Por una parte, realiza un
análisis de largo alcance sobre los cambios y las principales estrategias que
implementaron los Estados Unidos para asentar su hegemonía en el Este de
Asia, que quedó firmemente establecida después de la victoria sobre Japón en
1945. Sin embargo, desde hace por lo menos una década el ascenso de China
es sorprendente, convirtiéndose recientemente en la segunda potencia mundial
y en el eje económico de Asia. Los Estados Unidos han pasado, en esta región,
de una política de contención del poder japonés a una de contención del
ascenso chino implementando políticas comerciales y militares para lograr
este objetivo. En la segunda parte del artículo, se hace el análisis de la
penetración económica de China en América Latina, que se ha dado por varios
caminos, y si realmente representa un desafío al dominio de los Estados Unidos
en la región, que a su vez también ha desplegado estrategias de carácter
comercial concomitantemente al fracaso del ALCA, para lograr mantener su
dominio histórico en la región. El artículo brinda conclusiones en las que se
presentan características específicas de la competencia hegemónica en ambas
regiones: Asia y América Latina.

Palabras clave: Estados Unidos, China, Japón, América Latina, relaciones


exteriores

* Correo electrónico: Víctor López Villafañe: [email protected]. Artículo recibido el 30 de mayo de 2012
y aprobado el 19 de noviembre de 2012.
1. Una versión inicial de este trabajo fue presentada en el Congreso de la Latin American Studies
Association (LASA) celebrado en la ciudad de San Francisco, California, el 25 de mayo de 2012.

Vol. XXXIX, N° 71, segundo semestre 2012: páginas 135-160 / ISSN 0252-1865
Copyright 2012: Centro de Investigación de la Universidad del Pacífico
136 Apuntes 71, segundo semestre 2012 /López

The United States in Asia and China in Latin America, Changes in the New
Hegemonic World Map

Abstract

The objective of the article has two main goals. On one hand, we want to study
US hegemony in the East Asia; how it proceeded there and challenges posed by
other international powers. US hegemony in Asia was resolutely established
after the victory over Japan in 1945. Nevertheless since the rise of the Chinese
economic power and its role now as second world economic power the US is
passing from the Japanese containment to a Chinese containment, adopting
trade and military strategies to achieve this objective. In the second part of the
article Chinese economic penetration to Latin America is going to be reviewed
and if it is representing a hegemonic challenge to the US supremacy which is
adopting new trading policies as complementary tool after the FTAA failed
into the region in order to maintain its hegemony. Finally, the article offers
concluding remarks with specific characteristics on how hegemonic competence
is carried out and consequences in both regions, Asia and Latin America.

Key Words: United States, China, Japan, Latin America, foreign policy
Estados Unidos en Asia y China en América Latina. Los cambios del nuevo mapa hegemónico mundial 137

INTRODUCCIÓN

Las metodologías de Fernand Braudel y de Immanuel Wallerstein son adecuadas para


entender los cambios en estas zonas del mundo tanto en el ciclo largo de la historia
mundial como en la coyuntura actual2. Al final, las dos forman parte de la misma trayec-
toria y nos muestran cómo, y bajo qué formas, están cambiando el mundo y los ejes de su
dominación, tanto en la cuestión espacial, es decir la geografía, como en el eje temático,
referente al dominio industrial y financiero de las grandes potencias.

En lo que podemos llamar el «ciclo de largo plazo», encontramos cambios que se generaron
desde mediados del siglo XIX con el ascenso de potencias que en su momento también
fueron llamadas «emergentes», como Estados Unidos en el continente americano, Alema-
nia en Europa y Japón en el Este de Asia. Dentro de esta perspectiva de largo plazo de la
historia mundial que nos interesa destacar en este trabajo se encuentra lo relativo al
ascenso actual de China, que es la expresión de dos momentos que deben verse en realidad
integrados; por un lado, como resultado del triunfo final de los comunistas sobre los
nacionalistas en 1949, y por otro, de las reformas emprendidas desde 1978 que han servido
para incrementar muy rápidamente su peso económico mundial. Este surgimiento de
China como potencia está siendo uno de los grandes factores de desplazamiento de las
placas de poder global y encierra un enorme potencial para el cambio de los ejes de
dominación en que se sustenta el sistema mundial de la posguerra basado en la hegemonía
de los Estados Unidos3.

EL EJE ESTADOS UNIDOS – CHINA – JAPÓN

Este primer punto estaría referido a lo que podemos llamar las «lecciones de la historia» y
en especial a lo que caracterizamos como el eje Estados Unidos – China – Japón, cuyas
interacciones han marcado los grandes cambios de las potencias en el Este de Asia en el
último siglo y medio de la historia de esta zona del mundo.

Veamos rápidamente lo que aconteció en Asia desde finales del siglo XIX hasta el fin del siglo
XX. Inglaterra estableció su dominio en China después de las guerras del opio y las demás
potencias fueron subalternas a esta hegemonía, pero no por ello dejaron de manifestar sus
deseos de ganar un lugar preponderante en el mercado chino. Japón, una potencia en

2. En especial, las obras en las que se despliega este método de las transformaciones mundiales son:
Braudel (1974) y Wallerstein (s.f.).
3. Varios de los temas que voy a tratar en este artículo están desarrollados con mayor amplitud en mi
reciente libro La modernidad de China. Fin del socialismo y desafíos de la sociedad de mercado (López 2012).
138 Apuntes 71, segundo semestre 2012 /López

ascenso a finales del siglo XIX, merece una atención especial. La guerra de 1894-1895 y
posteriormente la guerra contra Rusia de 1904-1905, en ambas vencedores, mostraron,
por una parte, el debilitamiento del Imperio chino en la primera guerra como producto
de la explotación masiva de los poderes occidentales, a los que se unía el nuevo poder
japonés, que había sido impulsado en este papel a partir de 1854 en su apertura firmada
en el tratado de Kanagawa con los estadounidenses, quienes deseaban tenerlo de aliado
en su política de penetración en China4. La derrota de China frente a Japón significó un
fuerte trauma para la dinastía Qing, pues era la primera vez que un supuesto poder
inferior y asiático les provocaba una derrota dolorosa. Como producto de esta humilla-
ción, China emprendería un ciclo de reformas que alumbrarían el ocaso del imperio
milenario en 1912. Por otra parte, es pertinente señalar que los Estados Unidos eran un
poder que, a diferencia de los europeos, con la excepción de España, utilizaba el mar del
Pacífico como el nuevo territorio por disputar. En esta línea de pensamiento estratégico,
Japón, las islas de Hawái y el territorio de California, entonces todavía perteneciente a
México, pasarían a ser territorios de primera magnitud en su política de penetración al
mercado chino y explotación de las nuevas rutas comerciales que se pensaba unirían a la
nueva economía de los Estados Unidos con los mercados florecientes de Asia5.

En la guerra contra Rusia, Japón fue apoyado por los ingleses, quienes temían mucho
más a la expansión rusa. Japón pudo sacar enormes beneficios bajo esta coyuntura de
luchas y conflictos de las potencias que actuaban en China, ya que gracias a esta
competencia pudo extender su penetración económica al mercado chino y colonizar
Corea. Posteriormente, la Primera Guerra Mundial generó una especie de vacío en China,
ya que la guerra se desarrollaba principalmente en territorio europeo, que Japón pudo
aprovechar al convertirse en un socio comercial de primera magnitud de China y pene-
trar en la zonas alemanas después de 1918, principalmente en la provincia de Shandong,
que fue considerada su zona de influencia6. A partir del Tratado de Versalles de 1919, la
expansión de Japón sería foco de atención de los poderes occidentales y una serie de
políticas para mantener a raya su poderío naval y territorial fueron expedidas en años

4. Taiwán pasaría a ser colonia japonesa entre 1895 y 1945 como resultado de su triunfo en la guerra
contra China.
5. Las expediciones marítimas de Charles Wilkes en 1838-1842 y la encabezada por John Rodgers en 1853-
1856 fueron muy importantes para delinear el curso de las políticas estratégicas de los Estados Unidos
en la región del Pacífico. España, la potencia fundadora de las relaciones entre el continente americano
y Asia, completó su ciclo de retroceso en la región con la pérdida de las Filipinas a finales del siglo XIX,
precisamente como resultado de la guerra contra los Estados Unidos de ese período.
6. Japón se unió al Eje Aliado contra Alemania en esta guerra precisamente para sacar provecho en el
territorio chino. En medio de esta Primera Guerra Mundial, en 1915 el gobierno de Japón presentó a
China lo que conoce como las «21 demandas», cuyo contenido prácticamente facilitaba la penetración
japonesa en China.
Estados Unidos en Asia y China en América Latina. Los cambios del nuevo mapa hegemónico mundial 139

posteriores7. Sin embargo, la crisis mundial de 1929 fue un nuevo acicate para renovar su
expansionismo, que cristalizó con la invasión a Manchuria en 1931 y el posterior avance
en el nordeste chino. No menos importante fue el hecho de que China estaba sufriendo su
segunda guerra civil y el avance de los comunistas estaba en ascenso, especialmente desde
1937. Esta crisis mundial fue muy importante desde el punto de vista de los cambios de la
hegemonía mundial, pues alentó la confrontación de dos ejes por la supremacía mundial.
La Guerra del Pacífico que finalizó con la derrota de Japón sirvió para establecer la
supremacía de los Estados Unidos en esta región8.

Como sabemos, Estados Unidos había aplicado su política de «puertas abiertas» como una
estrategia para competir en el vasto mercado chino. La crisis de 1929 y su solución hizo
que Estados Unidos implementara una serie de políticas económicas para contener el
expansionismo japonés, pero en realidad facilitó las condiciones para profundizar su
expansión en China y en el sudeste de Asia9. Hay que recordar que el expansionismo japonés
se hacía a costa principalmente de la merma del poder colonial británico, y en menor
medida del holandés, asentados fuertemente en toda esta región. Al mismo tiempo que se
sucedían estas luchas entre poderes y los japoneses avanzaban tomando posesiones terri-
toriales e imponiendo gobiernos en China, el avance del comunismo chino también au-
mentaba. Se ha señalado al expansionismo japonés en China como una fuente que ayudó
a revivir y consolidar la resistencia comunista por conducto de la guerra de guerrillas
promovida por Mao Zedong10. Además, el avance de las fuerzas comunistas se había
logrado como resultado de su independencia estratégica de la URSS, ya que Mao se había
levantado con un liderazgo autónomo desde 1935, lo que marcaría de origen el conflicto
chino-soviético desde estas épocas y que continuaría hasta el rompimiento a principios de
la década de 1960.

En cuanto a política del presidente Roosevelt, esta consistía en lograr una China unida
bajo el comando del Kuomintang (KMT). Esta era la estrategia estadounidense origi-
nalmente diseñada para asumir el dominio económico en Asia, contener a los movi-
mientos revolucionarios y servir como barrera también a la expansión soviética en la

7. La confirmación de la provincia de Shandong como zona de influencia japonesa que hizo este tratado,
fue considerada como un ultraje y dio lugar al famoso movimiento del 4 de Mayo, que está considerado
en la historiografía china como una de las fuentes del despertar revolucionario en ese país.
8. La Guerra del Pacífico fue la guerra entre los Estados Unidos y Japón como consecuencia del choque de
intereses de estos dos países en relación con el dominio de China. Un libro inigualable para entender este
conflicto desde la perspectiva japonesa es el de Saburo Ienaga (1979).
9. Consistentes en una serie de represalias implementadas desde 1936-1937 y que se profundizaron con
el embargo de venta de petróleo a Japón en 1941.
10. El profesor Chalmers Johnson (1967) escribió un libro que sostiene esta idea de cómo la invasión
japonesa fue un factor esencial para el fortalecimiento de los comunistas y su eventual triunfo en 1949.
140 Apuntes 71, segundo semestre 2012 /López

región. Los nacionalistas representaban para el gobierno estadounidense el grupo polí-


tico ad hoc para llevar adelante dicha estrategia. Los Estados Unidos apoyaron con
dinero al KMT, primero para resistir a Japón, aunque en el fondo el reto de los comunis-
tas era el objetivo que guiaba sus prioridades militares. En noviembre de 1943, Roosevelt
incluyó formalmente a China dentro de las grandes potencias al incluirla en la declara-
ción de Moscú y más tarde, en ese mismo año, Chiang Kai-shek fue invitado por los
estadounidenses a la cumbre del Cairo con el propósito de que China sustituyera a Japón
como la nación líder en Asia.

Los Estados Unidos desempeñaron, no obstante, un papel de intermediación entre comu-


nistas y nacionalistas. Desde 1944, una misión estadounidense visitó a los comunistas en
Yanan y más tarde propusieron mediar para obtener un acuerdo entre las dos fuerzas. Mao
propuso el gobierno de coalición con el KMT, pero este reafirmó su deseo de que los
comunistas se desarmaran y entregaran las zonas bajo su control a los nacionalistas.
Había desacuerdos fundamentales, y la famosa conferencia de Chongqing, en 1946, fraca-
só por estas razones, dando lugar a la última y definitiva guerra civil. La ayuda estadouni-
dense al KMT había continuado y continuaría hasta prácticamente el fin de esta guerra
civil, lo que sería a la postre uno de los factores de la ruptura entre Mao y Estados Unidos,
que reconocería a Taiwán como el gobierno de la República de China una vez que los
nacionalistas emigraron hacia esta isla. De esta manera, se forjarían los principales pro-
blemas entre la China comunista y el gobierno estadounidense en la etapa de la Guerra
Fría. Japón, que había sido el enemigo militar de los Estados Unidos, volvió a resurgir como
resultado de este gigantesco cambio histórico. La famosa política de los Estados Unidos de
dar marcha atrás a toda una serie de medidas muy fuertes para desmantelar el poderío
económico japonés, en 1948, fue un indicio de lo que vendría después, es decir, la consoli-
dación de Japón como su aliado fundamental en la contención de los movimientos comu-
nistas en la región, incluyendo el del mismo Japón. Un aspecto que me interesaría resaltar
de esta época, y que tiene relevancia actual, consistió en el hecho de que, para el gobierno
estadounidense, la economía japonesa era altamente dependiente de la economía china y,
según se pensaba, se le deberían crear condiciones especiales para romper esta dependen-
cia. Estas consideraciones estratégicas sirvieron para dar forma al famoso modelo de la
reconstrucción japonesa y son elementos cruciales para entender los nuevos lazos econó-
micos en toda Asia, teniendo a Japón como uno de sus vórtices. China quedaría, por su
parte, prácticamente desconectada de la economía mundial, y su estrategia política gira-
ría en torno a la promoción ideológica de los movimientos socialistas en las regiones del
Tercer Mundo.

Un tema que me parece importante tiene que ver con el hecho de que el expansionismo
japonés había barrido con las estructuras de dominio británicas y holandesas en el
Estados Unidos en Asia y China en América Latina. Los cambios del nuevo mapa hegemónico mundial 141

sudeste de Asia, lo que prepararía el dominio de los Estados Unidos, principalmente en


las regiones en donde los movimientos comunistas fueron derrotados. Un aspecto por
destacar en estos procesos de remplazo hegemónico en esta región, es el correspondiente
a la sustitución de la libra esterlina por el dólar en el espacio financiero, logrado a través
de la creación de un sistema crediticio en el que el dólar pasaría a constituirse en la
moneda de referencia. Este es un tema actual de la mayor importancia; es decir, el papel
de la moneda o monedas mundiales que puedan eventualmente sustituir al dólar de
Estados Unidos. Volveré a este punto para mencionar el caso del yen japonés y su
experiencia en la década de 1980.

Entre 1945 y 1980, la hegemonía de los Estados Unidos fue prácticamente plena en el Este
y sudeste de Asia, basada en los tratados militares esparcidos por la región y en el apoyo
económico otorgado a países como Corea y Taiwán, bajo el paraguas de la Guerra Fría y
la confrontación con la URSS. Destacan, por supuesto, la derrota sufrida por el ejército de
los Estados Unidos en Vietnam, que abrió las puertas para la normalización de relaciones
con China a partir de 1972. Hay que anotar el hecho de que parte importante de esta
estrategia era la de jugar «la carta china» en contra de la URSS y mantener a China en el
lado de los Estados Unidos. Además, y de nueva cuenta, el mercado enorme de China
aparecía como un objetivo importante para paliar lo que, podríamos señalar, eran los
primeros indicios del descenso del poder económico estadounidense en esa época. Por otro
lado, el desarrollo económico de Japón fue espectacular en la posguerra y ya a partir del
año 1968 se convertiría en la segunda potencia económica mundial, solo detrás de los
Estados Unidos. En el año 2010, Japón perdió este segundo lugar al ser superado por la
economía china, que ha pasado a ser la nueva potencia económica de Asia.

El que Japón se hubiera convertido en una superpotencia económica modificó a su vez la


estrategia de los Estados Unidos hacia Asia; en especial, las pérdidas en comercio a manos de
los eficaces productores japoneses fueron motivo de preocupación en Washington y dieron
lugar a lo que podríamos llamar la «política de contención del poderío japonés», especial-
mente después de que la crisis económica mundial provocada por el aumento de los precios
de petróleo en la década de 1970 afectara mucho más seriamente a la economía de los
Estados Unidos y a Europa que a Japón. Esta política de contención del poder de Japón nos
puede brindar ahora una lección importante sobre el caso contemporáneo de la política
de los Estados Unidos hacia China, con los mismos propósitos aunque con diferentes
resultados como veremos. Las presiones comerciales de los Estados Unidos en forma de
medidas proteccionistas contra Japón en la década de 1980, crearon gran parte del
estímulo para las inversiones japonesas en toda Asia principalmente, dando lugar a una
serie de plataformas exportadoras en la región y, con ello, evitaron que este país siguiera
aumentando sus exportaciones directas al mercado estadounidense. Estados Unidos, por
142 Apuntes 71, segundo semestre 2012 /López

su parte, vivía en la expansión crediticia hacia América Latina que se convertiría en


exportadora no de mercancías sino de capitales, como producto del enorme endeuda-
miento de la época (la situación actual de Europa del sur –España, Grecia, Portugal,
Italia– recuerda mucho la de América Latina de esa década de austeridad y nulo creci-
miento), y esa fue una función importante de América Latina, ya que al pagar su enorme
deuda generaba una enorme liquidez en las economías centrales, especialmente la de
Estados Unidos, que a su vez podía mantener ritmos de compras muy altos a productos
y bienes provenientes tanto de Japón como de las nuevas economías emergentes de Asia,
como Corea del Sur, Taiwán, Singapur y otras. La riqueza comercial de Japón hizo que
este país se convirtiera con el tiempo en una potencia financiera; sus bancos llegaron a
ser de los más ricos del planeta al tener los principales activos financieros mundiales,
pero no pudieron dominar las instituciones financieras mundiales ni mucho menos
dirigir los planes para resolver la crisis de la deuda mundial11.

Los esfuerzos por hacer del yen una moneda mundial fueron limitados y tuvo que asumir
su papel de subordinación del dólar después del «acuerdo Plaza» de 1985, a partir del
cual la moneda japonesa inició una fuerte apreciación de su valor, con lo que los precios
de sus bienes aumentaron, al igual que los costos de su producción, dando lugar a nuevas
rondas de inversión en las economías asiáticas para poder enfrentar esta nueva situa-
ción. La deflación japonesa de la década de 1990 tiene mucho que ver con la incapaci-
dad de hacer del yen una moneda de liquidez mundial que hubiera facilitado la enorme
presión que ejercía su riqueza financiera en el entorno doméstico. La comparación con
la China actual tiene mucha validez. En lo referente al yuan, los chinos han tomado la
lección dada por Japón y por ello se resisten a apreciar su moneda, que se ha convertido
en una de las estrategias de los Estados Unidos. Por otro lado, tratan de establecer
políticas para mundializar su moneda con acuerdos específicos en varias partes del
mundo en donde tienen ya fuertes lazos comerciales12. Comercialmente, China no es
como Japón, que tenía grados impresionantes de autosuficiencia industrial y tecnológi-
ca y que pudo hacer inversiones masivas para trasladar parte de su parque exportador.
China es una plataforma exportadora en la que, como sabemos, convergen en una gran
cantidad de cadenas industriales extranjeras. Por otro lado, y quizá una diferencia
importante de China, es su capacidad de absorción de productos y materias primas del

11. Desde mi punto de vista, la derrota del plan Miyazawa de 1988, propuesto por el gobierno japonés para
resolver el problema de la deuda mundial, y su sustitución un año más tarde por el plan Brady marcaron
la frontera en las aspiraciones de convertirse en una potencia hegemónica.
12. Hay negociaciones actuales entre China y Japón para establecer un sistema para el intercambio directo
yen-yuan para disminuir su dependencia del dólar. Bajo este esquema, el tipo de cambio entre estas
monedas será determinado por la tendencia del mercado y se supone que es parte de la estrategia de
China para internacionalizar el yuan. Información en el Daily Yomiuri, 29 de mayo de 2012.
Estados Unidos en Asia y China en América Latina. Los cambios del nuevo mapa hegemónico mundial 143

mundo, cosa muy diferente de Japón, cuyo comercio era mucho más unilateral, y eso
también fue un impedimento importante en su papel de potencia en ascenso. China,
además se maneja con grados de independencia mucho mayores que los que tenía Japón.
América Latina es un ejemplo importante, pues Japón tendía a seguir a los Estados Unidos
en su política regional, mientras que China lo hace basado en su interés nacional (esto
quiere decir, mantener el crecimiento económico como el factor esencial de su estabilidad
política y social).

La gran crisis deflacionaria de Japón de la década de 1990, y en general la crisis financiera


de Asia que estalló en el año 1997, desde mi punto de vista, representan un punto de
inflexión de la historia reciente de Asia, ya que la economía de China no solo pudo
atravesar los peligros que encerraba esta crisis, sino salir fortalecida con un período
espectacular de crecimiento económico. Es la etapa del desvanecimiento de la amenaza
japonesa a la hegemonía de los Estados Unidos y su remplazo por la política de contención
del poder chino, que desde entonces se ha convertido en la pieza central de la estrategia de
los estadounidenses en Asia. Es decir, que en estos últimos veinte años la historia de este eje
de potencias ha dado un nuevo giro, y el poder que ahora representa China ha pasado a
convertirse en el principal reto a la hegemonía de los Estados Unidos en Asia. En esta
perspectiva del ciclo largo en la historia de estas potencias, mi opinión es que a partir de
este momento Japón deberá reponerse del trauma histórico que ha significado el ser
superado por China y deberá decidir en el futuro hacia qué parte del eje va a inclinarse.
Desde el año 2008, y como producto de la crisis mundial, lo que podemos ver es un
acercamiento económico y político entre China y Japón, como parte del temor que encie-
rra la magnitud de la crisis y sus efectos para las economías de estos dos países. Este
acercamiento se da en paralelo al resurgimiento de viejos problemas territoriales, cultura-
les e incluso políticos, que han enmarcado rivalidades antiguas y que persisten entre estos
dos grandes países del Este de Asia.

La crisis económica actual, que se ve es de largo plazo y tendrá grandes consecuencias en


la transformación del mundo para las siguientes décadas, está también transformando el
panorama en Asia. No solo se han ido estrechando las relaciones económicas entre todas
las economías asiáticas, sino que se han animado nuevos proyectos estratégicos de asocia-
ción. Específicamente, me quiero referir a la evolución de las relaciones entre Japón y
China y que recientemente han incluido a Corea del Sur. Estos tres países acaban de firmar
un acuerdo de inversiones y han abierto un diálogo para suscribir en el futuro un acuerdo
de libre comercio. Estos tres países tienen un comercio de casi 700.000 millones de dólares
y es natural que se vean como aliados económicos en esta época de gran incertidumbre. No
solo entre estos países que representan a las principales economías de la región de Asia se
ha abierto la posibilidad de concretar un acuerdo comercial, sino que es reflejo de una
144 Apuntes 71, segundo semestre 2012 /López

tendencia que ha llevado a casi la mayoría de los países de toda la región de Asia a firmar
acuerdos comerciales desde la década de 1990, aunque ha sido en los últimos diez años
que los acuerdos comerciales de los países asiáticos han proliferado de manera incremental
dando lugar a lo que se conoce como el fenómeno del «noodle bowl»13. Sobra decir que un
acuerdo de libre comercio entre estos tres países, China, Japón y Corea del Sur –los más
poderosos de Asia–, sería un elemento definitivo para toda la integración comercial de
Asia y un desafío formidable para los Estados Unidos.

¿Cómo ha respondido Estados Unidos a esta tendencia de integración comercial en Asia?


La política comercial de los Estados Unidos en Asia ha pasado por varios episodios desde
que Japón y luego otras economías altamente exportadoras como Corea del Sur y Taiwán
fueron adquiriendo una gran fuerza en el mercado estadounidense, generando grandes
déficits comerciales. Estado Unidos puso en práctica en ese tiempo una serie de negocia-
ciones directamente con Japón para analizar caso por caso: textiles, acero, autos y
semiconductores, entre otros14. En 1988, el Congreso además aprobó la Omnibus Trade
and Competitiveness Act, que concedia al gobierno la posibilidad de poner en práctica
acciones unilaterales en materia comercial. Esta ley preparó el terreno para una mayor
intervención del gobierno de los Estados Unidos en materia comercial y reafirmó la
tendencia hacia la búsqueda de acuerdos bilaterales. Así, en 1989, Estados Unidos y
Canadá establecieron un acuerdo de libre comercio y posteriormente se iniciarían nego-
ciaciones con México para lo que sería el Tratado de Libre Comercio de América del
Norte, que entraría en acción en 1994. Es importante anotar el hecho de que los Estados
Unidos habían esbozado la posibilidad de realizar acuerdos comerciales con Corea del
Sur y con Taiwán, que al final fueron desechados por los lazos que estas economías
tenían con la economía japonesa15. El caso del interés por integrar a México dentro del
TLCAN tenía varias vertientes. Por una parte, había el temor de que la economía mexi-
cana, debido a la gran crisis de endeudamiento de esa década, pudiera ser recipiente de
grandes inversiones japonesas y caer dentro de la órbita de producción de las empresas
de ese país. Por otra parte, en 1988 hubo elecciones en México, en las que una coalición
nacionalista de izquierda había desafiado al partido hegemónico que desde 1983 había

13. En el período 1990-2000, los países de Asia solo habían firmado tres acuerdos de libre comercio, pero
entre el 2000 y el 2010 habían negociado 58 acuerdos. En una comparación con los países del
continente americano, los asiáticos habían tomado la delantera al suscribir un promedio de 3,8 acuerdos
por país mientras que los países que integran la OEA tenían 2,9 por país. Al respecto, puede consultarse
Kawai y Wignaraja (2010).
14. Además, en el año de 1989 se puso en práctica la llamada «iniciativa de impedimentos estructurales»,
que pretendía estudiar los problemas de carácter estructural que limitaban y afectaban la relación
comercial entre Japón y los Estados Unidos.
15. Véase Tucker y Chambers (1990).
Estados Unidos en Asia y China en América Latina. Los cambios del nuevo mapa hegemónico mundial 145

puesto en práctica un programa económico neoliberal según los dictados del FMI. En la
historiografía política mexicana, estas elecciones están marcadas por un gran fraude
electoral que arrancó la victoria a esta coalición, que de haber ganado hubiera sido el
principio del viraje hacia la izquierda del continente que vendría décadas después. El
TLCAN no solo sería un instrumento económico de gran importancia, sino también, por
conducto de este tratado, los Estados Unidos estarían seguros de que México estaría de
su parte en la nueva navegación global en mares convulsos e inciertos.

El TLCAN fue visto en Asia como un instrumento que vendría a proteger el mercado de los
Estados Unidos, al dar libre acceso a Canadá y México en perjuicio de las exportaciones
asiáticas. En esos años, se desató un debate intenso sobre las políticas comerciales de los
Estados Unidos y esto tuvo como consecuencia la consolidación de las fuerzas que venían
promoviendo el regionalismo económico en Asia16.

La política adoptada por los Estados Unidos desde entonces se puede resumir en los
siguientes puntos (Solís 2011): (a) rechazar esquemas de integración que lo podrían mar-
ginar y dañar sus intereses económicos a través de efectos de diversión comercial; (b)
rechazo a bloques comerciales exclusivos que podrían dañar sus intereses geoestratégicos
y debilitar su influencia en la región; y (c) rechazar instituciones regionales que pudieran
dañar el funcionamiento de las organizaciones multilaterales globales.

Al iniciar este siglo XXI, los Estados Unidos han intentado un diferente enfoque hacia el
regionalismo asiático con la estrategia de buscar acuerdos comerciales bilaterales. El
gobierno pudo entonces contar con un arma institucional llamada «Trade Promotion
Authority» para llevar a cabo una política comercial ambiciosa conceptualizada como
liberalización competitiva. A partir de este momento, el número de iniciativas para reali-
zar acuerdos comerciales creció y con ello parecía surgir un nuevo horizonte comercial
para los Estados Unidos. Sin embargo, el balance hasta ahora es pobre, pues solo se han
firmado acuerdos de este tipo con Australia (2005), Singapur (2004) y Corea del Sur (2012).
El comercio con Australia y Singapur es muy limitado y solo el acuerdo con Corea del Sur
parece ser, después del TLCAN un acuerdo relativamente importante.

16. En 1990, a iniciativa del gobierno de Malasia, se propuso la creación del «East Asian Economic Group»,
que explícitamente dejaba fuera a los Estados Unidos. APEC se estableció en 1989 como la institución
central de la integración regional en Asia; los Estados Unidos y Canadá estuvieron como socios
fundadores y México sería aceptado en 1993. El TLCAN, más la crisis financiera asiática de 1997-1998
y las corrientes de integración en Europa y otras regiones del mundo, favorecieron el clima para empujar
a las economías de Asia a abrazar los acuerdos comerciales bilaterales y, en general, profundizar su
propia integración económica.
146 Apuntes 71, segundo semestre 2012 /López

Al mismo tiempo que se desarrollaba esta estrategia de realizar tratados comerciales


bilaterales, en el 2006 apoyaron la idea de crear una zona de libre comercio en el Asia-
Pacífico (FTAAP) que no fructificó, y ya en el crepúsculo del gobierno del presidente Bush,
el representante comercial del gobierno anunció que los Estados Unidos se unirían a las
negociaciones del grupo comercial llamado P-4, formado en el 2005 e integrado por
Singapur, Chile, Nueva Zelanda y Brunéi bajo el paraguas del Acuerdo Estratégico Trans-
Pacífico de Asociación Económica (Trans-Pacific Strategic Economic Partnership
Agreement), que fue expandido a nuevos miembros en el 2007 transformándose en el
Trans-Pacific Partnership (TPP)17.

A partir de este cambio, los Estados Unidos decidieron impulsar el Trans-Pacific


Partnership (TPP), que no contempla la inclusión de China, y la de Japón no ha sido
decidida. El TPP se ha convertido en una de las estrategias del presidente Obama de lo
que hemos ya señalado como la «liberalización competitiva» para tratar de revertir los
flujos comerciales asiáticos que han dañado la economía estadounidense desde hace
décadas y poder construir un marco para dinamizar sus exportaciones y generar mas
empleo. Por otro lado, el TPP reforzaría las regulaciones referentes a patentes, inversio-
nes, contenidos de producción locales, para favorecer principalmente a las empresas de
los Estados Unidos (Gallagher 2012)18. Otra perspectiva indicaría que la búsqueda de
expansión de sus exportaciones no es el objetivo central que persigue el gobierno de los
Estados Unidos, ya que el comercio con los países del TPP es pequeño, representando solo
el 6 por ciento de su comercio global. Una premisa entonces sería que los Estados buscan
reunir a una serie de países promotores del libre comercio para llevar adelante la
agenda de liberalización en Asia. Otro punto por destacar es que el TPP es de tipo abierto
para el ingreso de nuevos miembros y podría entonces operar como APEC para llevar a
cabo la integración de Asia-Pacífico. La apuesta, entonces, es que si los Estados Unidos
logran atraer a una buena masa de países hacia el TPP, el costo de exclusión sería muy
alto, lo que haría que muchos países pensaran dos veces no integrarse a este organismo,
tal y como ha estado sucediendo en los últimos años (Solís 2011).

Es posible, también, que el TPP sea una estrategia de carácter político, para evitar el
desdoblamiento de la economía china en el futuro, tal y como aconteció con Japón cuando
este país realizó grandes inversiones en el Sudeste Asiático construyendo plataformas

17. Chile es miembro fundador y luego se han unido Perú en el 2008 y México en el 2012, de América Latina,
a las negociaciones para formar parte de dicho tratado.
18. Los países que se encuentran en negociaciones son: Estados Unidos, Australia, Brunéi, Chile, Malasia,
Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam. El gobierno de Japón anunció en noviembre del 2011 que
entraría a las negociaciones del TPP, lo que ha desatado un intenso debate a favor y en contra de
pertenecer a este grupo.
Estados Unidos en Asia y China en América Latina. Los cambios del nuevo mapa hegemónico mundial 147

exportadoras y sacando enorme provecho de su capacidad industrial y tecnológica. El TPP,


entonces, representaría la búsqueda por parte de los Estados Unidos de nuevas formas
para contener y limitar el desarrollo y la expansión de la economía china en su propia zona
natural de operación19.

La otra parte de la estrategia estadounidense de la contención de China tiene que ver con el
tema de la seguridad. La alianza con Japón en esta materia prácticamente se encuentra
intacta desde la posguerra, y lo mismo puede decirse con respecto a Corea del Sur. En una
reciente visita del Primer Ministro japonés a Washington, los líderes de ambas naciones
acordaron reforzar la cooperación bilateral que quedo plasmada en una declaración con-
junta: «Una visión conjunta hacia el futuro». Uno de los temas centrales consistió en el de la
seguridad de la región Asia-Pacífico, al subrayar que existen diversos factores que amenazan
la estabilidad y la paz regional, como las disputas territoriales, la amenaza de las pruebas
nucleares de Corea del Norte y el creciente poderío militar de China (subrayado nuestro).
El tema del poderío militar de China es un viejo tema que se inscribe en el manejo de las
amenazas que regularmente confronta Washington, y que alimenta las inseguridades a su
hegemonía militar global y sirve de apoyo político al gran lobby de la industria militar y a
todo el aparato de oficinas y organismos de seguridad e inteligencia que regularmente
funciona en su gobierno20. Y este poderío militar chino ha conducido a la elaboración de una
estrategia para la arquitectura de seguridad en el Este de Asia, la que se estructura en dos
regiones geográficas. La del noreste, con bases militares de los Estados Unidos en Japón,
Corea del Sur y Guam. El sector del sudeste estaría integrado por bases en Australia, Nueva
Zelanda, Papua Nueva Guinea y algunos países del Pacífico. Evidentemente, esta estrategia
está destinada a irritar a China y seguramente muchos de los países involucrados reciente-
mente podrían ser objeto de represalias, probablemente de carácter económico, como en el
caso de Australia. Además, debemos recordar que los Estados Unidos, debido a su enorme
déficit fiscal, tendrán que realizar reducciones importantes en su presupuesto militar, lo que
podrá significar un obstáculo a esta y otras iniciativas militares.

Como podemos ver, la región de Asia-Pacífico se encuentra en un dilema. Por una parte el
ascenso de China ha significado una realidad insoslayable, y en muchos casos es una

19. El profesor Jagdish N. Bhagwati (2012) ha afirmado que «el diseño de la política comercial de los
Estados Unidos esta inspirado por el objetivo de contener a China». China, por su parte, está implementando
una estrategia de tratados comerciales bilaterales en el mundo para revertir las consecuencias que le
pudiera acarrear el TPP. Para este último punto se puede consultar el estudio de Yuan (2012).
20. El llamado «Cox Report», de enero de 1999, fue el resultado de una comisión del Congreso de los Estados
Unidos para investigar el probable espionaje y robo de información de China relativo a armas nucleares,
misiles y otros artefactos de destrucción masiva. Dicho reporte concluyó que el gobierno chino había
robado dicha información para mejorar todo su aparato militar y con ello amenazar militarmente a los
Estados Unidos.
148 Apuntes 71, segundo semestre 2012 /López

alternativa para la continuidad de la prosperidad económica, aunque también representa un


desafío sobre todo para las economías menos desarrolladas y que compiten en la región con
China en el sector de las manufacturas. Por otro lado, se encuentran los Estados Unidos, que
tratan de perpetuar su hegemonía en la región utilizando nuevas estrategias económicas y
comerciales, así como militares, para contener a China y desafiar a la historia.

CHINA EN AMÉRICA LATINA: ¿RETO A LA HEGEMONÍA DE LOS ESTADOS


UNIDOS?

La pregunta de si la presencia creciente, especialmente en el terreno económico, de China


representa un desafío a la hegemonía de los Estados Unidos en la región, es el resultado de
un fenómeno nuevo de los últimos años relativo al poderío de la economía china y al
enorme temor estadounidense frente a esta nuevo competidor que ya se desplaza en
prácticamente todas las regiones del mundo. Sin embargo, la tesis que voy a sostener en
este apartado tiene que ver más con la propia caída del dominio de los Estados Unidos en
América Latina, como producto de una errática política hacia la región, en dónde prácti-
camente se ha dado un divorcio creciente entre las necesidades de los países latinoameri-
canos y los intereses globales estadounidenses. Es decir, que el reto a la hegemonía de los
Estados Unidos en la región no proviene en mayor medida de las relaciones crecientes entre
América Latina y China, sino de la propia evolución de una dinámica fracturada de esta
región con los Estados Unidos. El elemento coyuntural importante es la aparición en este
contexto del poder de China como factor de arrastre de las economías latinoamericanas
principalmente.

Con respecto a los intereses de China en América Latina, los podemos dividir históricamente,
a partir del triunfo de los comunistas en 1949, en dos momentos importantes. Del triunfo en
1949 hasta la apertura con los Estados Unidos en 1972, el gobierno chino preferentemente
daba importancia a las relaciones ideológicas con partidos y fuerzas políticas afines en
América Latina, lo que significaba que China asumía una posición de ofensiva frente a lo que
sus dirigentes consideraban el imperialismo estadounidense. Luego, como reacción a la
política de acercamiento de los Estados Unidos hacia China, los gobiernos de América
Latina en una gran mayoría procedieron a restablecer los lazos diplomáticos y con ello se
dio inicio a una nueva etapa21. Es hasta principios de la década de 1990, después de que la
represión en la plaza Tiananmen le había costado una fuerte crítica mundial, que China
retoma las relaciones con América Latina, más por razones políticas para romper el
aislamiento mundial que por otro tipo de motivaciones. Es la época del inicio de visitas al
continente por altos oficiales del gobierno chino y, sin lugar a dudas, una etapa que

21. Un buen resumen de estos períodos se encuentra en Xu (1996).


Estados Unidos en Asia y China en América Latina. Los cambios del nuevo mapa hegemónico mundial 149

prefiguraba lo que ha venido a suceder especialmente a partir de la primera década de este


siglo XXI de creciente intercambio económico, político y cultural.

Como se ha mencionado, Japón impulsó el comercio intraindustrial en Asia por razones


estratégicas frente a las políticas proteccionistas de los Estados Unidos y además como
producto de sus propias reestructuraciones industriales y tecnológicas. En la actualidad,
más del 45 por ciento de su industria electrónica está fuera de Japón y el 33 por ciento de
toda su industria manufacturera. Por cierto, uno de los debates más actuales e interesantes
sobre el futuro económico de Japón tiene que ver con este hecho, relativo a la profundización
de la internacionalización de su producción para enfrentar sus grandes desafíos sociales.
Un reciente estudio del Banco Mundial, «Crecimiento a largo plazo de América Latina y el
Caribe. ¿Hecho en China?» (septiembre del 2011), subraya el hecho de que las relaciones
económicas de China con América Latina no impulsan este tipo de comercio intraindustrial,
pero, desde nuestro punto de vista, las razones apuntan a lo que hemos mencionado, es
decir, a la diferencia estructural de lo que era y es la economía japonesa frente a la de
China, que opera más como una plataforma exportadora y no como una economía indus-
trial y tecnológica central. De este trabajo del Banco Mundial, quisiera destacar además
los puntos referentes a la idea de que la desigualdad regional de las relaciones de China
con América Latina estaría impulsando la heterogeneidad de la región con crecimiento
mayor en los países con estrechas relaciones comerciales con China, como el Mercosur.
También, a diferencia de Japón, que impulsó el desarrollo tecnológico en las economías
asiáticas, este estudio del Banco Mundial no ha encontrado que la inversión de China en
América Latina produzca los efectos en la difusión tecnológica. Además, América Latina
no logra aparecer en las cadenas mundiales de producción, y esa deberá ser una de las
tareas más importantes para su futura evolución. Por último, el incremento de sus expor-
taciones de recursos naturales, como ha sucedido en el intercambio comercial con China,
podría ser utilizado como una plataforma para mejorar su capacidad tecnológica, como
en los casos de Canadá, Australia y los Estados Unidos22.

No deja de ser interesante el hecho de que aun países no muy estrechamente vinculados a
China, como Colombia, han empezado a promover las relaciones con este país. El presidente
de Colombia acaba de visitar China a principios de mayo del 2012, para firmar acuerdos
para el desarrollo de energía (petróleo y carbón); y México, otro país no cercano en el círculo
de inversiones estratégicas de China, está mostrando un cierto desalineamiento de su enorme
dependencia de los Estados Unidos, ya que en los últimos diez años, las exportaciones al

22. El estudio alerta sobre el hecho de que América Latina podría estar ya experimentando un fenómeno de
restricción de capacidad de producción, lo que podría conducir, entre otras cosas, a aumentar la
inflación en la región.
150 Apuntes 71, segundo semestre 2012 /López

mercado de ese país cayeron en 10 puntos al pasar de 88 a 78 por ciento. En el caso de


México, esta diversificación más bien está dirigida a ampliar sus exportaciones a América
Latina, Europa y Asia23.

Otro dato por destacar es que quizá debemos ver la relación económica de China con
América Latina en el contexto amplio de redes productivas y tecnológicas de todo el
entramado de operación de las empresas asiáticas, principalmente japonesas, coreanas
y chinas. Muchas empresas medianas y pequeñas provenientes de Asia son proveedoras
de bienes y servicios en toda América Latina, colaborando indistintamente con multina-
cionales de carácter global. En muchos casos, se trata de las mismas compañías provee-
doras que operan en China, en México o Brasil. Es interesante investigar cómo las
inversiones de China en América Latina están también desatando el flujo de inversiones
japonesas y coreanas en la región24. Una información reciente que da sustento a este
tipo de afirmaciones consiste en el anuncio relativo a que Japón y Corea del Sur inver-
tirán en el sector energético de Venezuela una cantidad de US$ 13.950 millones, prove-
nientes de firmas japonesas y coreanas, para el desarrollo de diversos proyectos en el
sector energético durante los próximos años (Caracol.com, 28 de abril de 2012). Un dato
importante en este contexto es el relativo al comercio entre América Latina y Asia, que
creció a un ritmo superior al 20 por ciento en los últimos doce años. Según el BID, el
comercio total entre estas dos regiones del mundo alcanzó en el 2011 la cantidad de US$
442.000 millones, que representa el 21 por ciento del total de América Latina (el de
Estados Unidos representa el 34 por ciento). En la relación bilateral debemos recordar
que el comercio de China con América Latina en el año 2010 era ya de US$ 180.000
millones. En lo relativo a la inversión china en América Latina en el 2011, esta tuvo un
valor de US$ 22.740 millones, un 49 por ciento más que en el 2010, y Brasil, Argentina y
Perú han sido los principales destinatarios de esta inversión25. Como se ha descrito ya en

23. México es el país que menos exporta a China de toda América Latina, y en general es un país deficitario
con todas las economías de Asia, siguiendo más bien el patrón comercial de los Estados Unidos. El
descenso de la dependencia en las exportaciones de todos modos refleja el hecho de que el mercado de
los Estados Unidos está disminuyendo su atracción sobre las empresas exportadoras situadas en
México.
24. Según el informe anual de inversión extranjera en América Latina, Centroamérica y el Caribe 2011, de la
Cepal, la región tuvo un registro récord de inversión extranjera en el año 2011, de más de US$ 153.448
millones. De esta, la mayor fue la proveniente de Europa con el 39 por ciento del total, destacando la de
España con el 14 por ciento, Estados Unidos con el 18 por ciento y Japón con el 8 por ciento (US$
12.000 millones). La inversión coreana también ha crecido en el continente sumando a la fecha más de
US$ 10.000 millones, lo que comprueba el hecho de que las economías asiáticas vienen ahora a América
Latina en equipo, pues sus economías y empresas están entrelazadas y se desplazan ahora en el mundo
a buscar negocios casi de manera conjunta. Este fenómeno hará prever un estrechamiento de las
relaciones económicas de América Latina con Asia, como las cifras de comercio e inversión nos dicen ya
en la actualidad.
25. Información en Reforma.com, 8 de mayo de 2012.
Estados Unidos en Asia y China en América Latina. Los cambios del nuevo mapa hegemónico mundial 151

innumerables estudios, la mayoría de la inversión de China se ha destinado al sector de


los recursos naturales y la energía de América Latina, aunque en años recientes, y quizá
motivada por la crisis actual, también ha empezado a explorar los sectores manufactu-
reros y de servicios.

Sin embargo, la intensa relación comercial, especialmente de China con América del Sur,
no ha dado lugar a una felicidad completa. Brasil ha visto reducirse su competitividad no
solo en los mercados mundiales, sino incluso en su zona de dominio en el Mercosur y en su
propio mercado. Brasil es el poder económico de la región, pues su PBI representa casi el 40
por ciento del total de América Latina y ha estado sufriendo las consecuencias del acoso
de los productos chinos. Su participación manufacturera está decreciendo en la región y
sus productos primarios han estado aumentando, lo que ha dado lugar a la idea de que
Brasil se encuentra en un peligroso proceso de reversa en su fase de industrialización,
volviendo a concentrarse en la producción de recursos naturales. Lo que le pasa a Brasil es
sintomático de lo que acontece en otras economías de la región, como resultado de las
compras chinas de productos primarios y de la competencia de sus manufacturas que
desplazan a o impiden que se desarrollen procesos de industrialización autóctonos26.
Frente a la competencia de los productos chinos, el gobierno brasileño está implementando
nuevas estrategias como «Brasil Mejor», para dar mayor competencia a sus industrias con
toda una batería de apoyos a sus empresas. En este contexto también es de destacar la
política conjunta entre Brasil y Argentina a través de un mecanismo de integración pro-
ductiva entre las dos naciones para sustituir las importaciones, de alrededor de US$
190.000 millones, principalmente provenientes de China y otros países asiáticos. Una
anotación importante en este ascenso comercial de América Latina y Asia consiste en la
oportunidad para los países latinoamericanos de desbancar a países de Europa, en espe-
cial a aquellos que están sufriendo una fuerte recesión y crisis financiera, en sus relaciones
comerciales con Asia, y de esta manera, posiblemente al cabo de unos años, acrecentar sus
relaciones económicas con China y otras economías asiáticas, que buscan aliados también
para paliar esta crisis global.

El peso de los Estados Unidos en Asia es un legado de la Guerra Fría. Del temor a la
expansión del comunismo chino en la región, se ha pasado al temor de la supremacía
económica china en Asia. Por otra parte, el legado de la Guerra Fría en América Latina se
ha ido desvaneciendo. Estados Unidos ha mantenido más o menos sin grandes cambios el

26. México ha sufrido la competencia china en el mercado de los Estados Unidos. Aún con el TLCAN, Canadá
y México han sido desplazados como los principales vendedores a ese mercado por los productos y
bienes chinos. Además, México ha sido invadido de productos chinos en su propio mercado con el
problema de que puede exportar poco a China, y ha sido de los países de todo el continente que ha
recibido menos inversión de China.
152 Apuntes 71, segundo semestre 2012 /López

embargo a Cuba y al desconocer a este país como fuerza política en América Latina le está
acarreando su aislamiento. Además, por otra parte, quiere mantener la vieja política de
forzar los cambios en los regímenes contrarios a Washington, y eso pasa por alto cambios
de fondo muy importantes que están aconteciendo en el continente. El primero de ellos es
que los gobiernos contrarios a Washington, todos ellos representativos de fuerzas de
izquierda, han surgido no de golpes de Estado o revoluciones, sino de procesos políticos,
que podrán ser criticados pero que les otorgan a estos gobiernos un grado de legitimidad
que no había antes en el continente. Repetir golpes de Estado como el de Chile en 1973 o
el reciente de Honduras en el 2009, parece ser ya una política fracasada. El apoyo al
reconocimiento a Cuba, independientemente de los grados de afección con el régimen de
Castro, es ya una variable común a todos los gobiernos del continente, que Estados Unidos
se niega a reconocer y a actuar en consecuencia.

En segundo lugar, y no menos importante, está el hecho de que la economía de los Estados
Unidos, aunque todavía la más relevante para el continente, está dejando de ofrecer una
verdadera alternativa para el futuro, y esta tendencia es la que cuenta. El caso de México
es aleccionador como laboratorio de las políticas de los Estados Unidos en América Latina.
El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN o Nafta en inglés), iniciado en
1994, no hizo de México una potencia económica, sino más bien generó grandes desigual-
dades, un crecimiento mediocre y una gran emigración de trabajadores mexicanos al
mercado de los Estados Unidos. México creció en los últimos doce años a una tasa del 2 por
ciento, mientras que economías como la peruana, la argentina y la brasileña, a 5,5, 4,6 y
3,4 por ciento, respectivamente. Además, México, como país en el que pasan la mayor
cantidad de drogas a los Estados Unidos, se ha convertido en un territorio de una gran
violencia, con cerca de 60.000 muertes en los últimos seis años, producto de estrategias
militares fomentadas por la Iniciativa Mérida. En la Cumbre de Las Américas celebrada en
abril del 2012 en Cartagena, Colombia, América Latina rechazó casi en su totalidad la
política de los Estados Unidos de colocar la lucha contra las drogas como el centro de la
estrategia por seguir en el continente, ya que esto conduciría, como en caso de México, a
una creciente militarización y grados de violencia mayores.

Años atrás, en el 2005, en la Cumbre de las Américas celebrada en Mar del Plata, otra
iniciativa de los Estados Unidos fracasó: el Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA)
fue rechazado por la negativa de los Estados Unidos de ofrecer una apertura igualitaria y
equilibrada en el comercio con los países de América Latina. Curiosamente, el ALCA, que se
suponía iba a tener a la economía de los Estados Unidos como el eje central del comercio
continental, ha sido sustituido en estos años por el incremento del comercio con China. Así,
el ALCA ha pasado a ser una especie de ALCACH (Acuerdo de Libre Comercio de las Américas
con China). El gobierno de China además ha firmado ya tratados de libre comercio con varios
Estados Unidos en Asia y China en América Latina. Los cambios del nuevo mapa hegemónico mundial 153

países de América Latina. En el 2005, con Chile; en el 2010, con Perú; y en el 2011, con Costa
Rica. Chile y Perú han aumentado fuertemente su comercio con China como consecuencia de
estos tratados, y en ambos casos China es ya su primer socio comercial; y se espera que en el
caso de Costa Rica suceda algo similar27.

Alternativamente a la política de culminar el ALCA, y reproduciendo la doble vía que


también se llevaba a cabo en Asia, los Estados Unidos celebraron acuerdos comerciales
bilaterales con países de América Latina. Después del TLCAN en 1994, Chile sería el siguien-
te socio en el 2004, mismo año en el que se firmaría un tratado con toda Centroamérica
más la República Dominicana, y con el Perú en el 2009. Con Colombia y Panamá, finalmen-
te, en el 2012 se pondrían en funcionamientos los respectivos tratados, después de años de
negociaciones y reticencias para sus aprobaciones por parte del Congreso de los Estados
Unidos, como en el caso de Corea del Sur. Sin embargo, tal y como sucede con el TPP en
Asia, los firmantes de la liberalización comercial en el continente americano, con la
excepción de México, tienen muy poco peso en el comercio de los Estados Unidos. El
comercio total de los Estados Unidos con México representa el 12 por ciento y casi el 60
por ciento del que realiza con toda América Latina. El resto de los países de América Latina
solo representan el 8,3 por ciento, y de estos, Brasil, Venezuela y Colombia se destacan
como los más importantes. Los verdaderos actores económicos y políticos, los que podrían
contar, como Brasil, Argentina y Venezuela, no solo están fuera del radar comercial de los
Estados Unidos, sino que se rehúsan a firmar acuerdos comerciales que favorecen
unilateralmente a las empresas de este país en una serie de sectores. Además, las tendencias
comerciales indican que a partir de la crisis económica actual hay un descenso del comer-
cio de los Estados Unidos con los países del Mercosur28.

Además, en los últimos años se han creado una serie de organismos en América Latina
como el ALBA, Unasur y, recientemente, el Cealc, que han excluido a los Estados Unidos. A
lo mejor el protagonismo de estas asociaciones y organismos nuevos es muy limitado, pero

27. Además, la presencia de China en América Latina se ha dado por sus actividades diplomáticas en los
organismos regionales. Desde el 2004 es observador permanente en la OEA y en el 2008 se incorporó
como miembro donante al BID, en dónde sus bancos han realizado ya acuerdos financieros para apoyar
el desarrollo del continente. Por otro lado, ha establecido lazos diplomáticos con el Grupo de Río, La
Comunidad Andina y la Comunidad del Caribe. Al respecto, puede consultarse el análisis de Katherine
Koleski (2011).
28. Además, hay una tendencia muy pragmática de varios países en América Latina, como Perú y Chile, que
tienen tratados comerciales con los Estados Unidos y China, para seguir incrementando su poder
comercial ahí dónde se den las oportunidades. Estos dos países, más México y Colombia, han creado la
llamada Alianza del Pacífico (2011), para coordinar y extender su integración económica y comercial y
proyectarla especialmente a la región del Asia-Pacífico. Debemos recordar que todos estos países, con
excepción de Colombia, están en negociaciones para formar el TPP que excluiría a China.
154 Apuntes 71, segundo semestre 2012 /López

representan un simbolismo de las tendencias políticas de la región y, como vemos, van en


sentido contrario de lo que antaño fue la hegemonía plena de los Estados Unidos en la
región. La profesora Cynthia Arnson ha señalado que el poder de los Estados Unidos para
controlar y, mucho menos, prevenir la diversificación de las relaciones internacionales
de América Latina es limitado y, en algunos casos, inexistente. La influencia de los
Estados Unidos podrá ser maximizada en el grado en el que reconozca, acepte y trabaje
para situarse dentro de la nueva realidad que los cambios han traído al continente
(Arnson 2010). Pensamos que, a diferencia de Asia, un reencuentro de los Estados Unidos
con América Latina tendría que pasar por un cambio en su política exterior hacia la
región como premisa esencial, en especial hacia Cuba y el sur del continente. Un cambio
de esta magnitud sería el puente para caminar de manera diferente hacia los temas de
economía y comercio.

El presidente Obama fue relecto en noviembre del 2012 para un último período en la Casa
Blanca y el voto latino en los Estados Unidos fue decisivo para alcanzar la victoria sobre
los republicanos. Incluso en estados conservadores como Florida, Obama pudo atraer el
voto de la comunidad latinoamericana29. Lo anterior ha generado un debate nuevo en la
política doméstica de los Estados Unidos en relación con el papel que en el futuro jugará
el voto latino debido a su crecimiento demográfico y a su configuración electoral. Segu-
ramente que este hecho de naturaleza interna en la política de los Estados Unidos va a
tener un impacto en la formulación de su política exterior con relación al continente, y no
solo en el Partido Demócrata sino en el Republicano también.

CONCLUSIONES

Los Estados Unidos han sido una potencia en Asia desde que forzaron la apertura de Japón
en 1854. Pero Japón no era el mercado meta, y quizá por esta deficiencia original histórica,
los estadounidenses padecieron sobre todo en la posguerra la falta de acceso a dicho
mercado. El gran mercado y territorio chino fueron el verdadero objetivo de los Estados
Unidos, como lo fue también para todas las otras potencias occidentales, incluyendo a
Rusia y más tarde al propio Japón, que pudo expandirse en China desde su triunfo en la
guerra de 1894-1895. Estados Unidos utilizó en ese tiempo su política comercial de
puertas abiertas para desplazar a Inglaterra, y, en lo político, permitió que Japón penetra-
ra militarmente en China, pues con ello lograba modificar en su beneficio el cuadro de la

29. El voto latino por Obama alcanzó el 71 por ciento del total de la comunidad latina. En el estado de
Florida, fue del 60 por ciento, y en cuanto a la comunidad cubana de este estado, por Obama votó el 49
por ciento y por Romney, el 47 por ciento. Datos obtenidos del Pew Hispanic Center. <http://
www.pewhispanic.org/2012/11/07/latino-voters-in-the-2012-election/>.
Estados Unidos en Asia y China en América Latina. Los cambios del nuevo mapa hegemónico mundial 155

lucha hegemónica en Asia. La Guerra del Pacífico y la derrota de Japón fue el final de esta
historia y los Estados Unidos se alzaron con una hegemonía indiscutible en el terreno
económico y militar en Asia desde 1945.

Posteriormente, el triunfo comunista de 1949 canceló definitivamente la vía dictada


desde la presidencia de Roosevelt de hacer de China el bastión para contener a los
movimientos revolucionarios en Asia, colocarla en su órbita de poder y usarla como un
Estado-barrera contra la URSS. A partir de 1949 –incluso desde antes–, la política de los
Estados Unidos consistió en revivir la fuerza de Japón para contener a la China comunis-
ta y apoyar el desarrollo de un circuito de poder económico desplazando a la libra e
imponiendo el dólar en el Este y Sudeste de Asia, una vez que el poder británico y el
holandés habían sido desalojados previamente por el Imperio japonés en la Guerra del
Pacífico. Como consecuencia de estas estrategias y como parte del éxito de las políticas
industriales de Japón, este país se convertiría en una potencia económica y financiera,
desafiando naturalmente el poder hegemónico de los Estados Unidos en el último tercio
del siglo pasado. Contener la amenaza japonesa sería el fundamento de las nuevas
estrategias puestas en marcha por los Estados Unidos. Estas consistieron principalmente
en proteccionismo comercial y limitaciones severas a la expansión de su poder financie-
ro, que impidieron el despliegue de su capacidad económica y monetaria en todo el
mundo. Las políticas para forzar la revaluación del yen fueron exitosas y desde 1985
Japón ha tenido que enfrentar toda una serie de problemas económicos para poder
ajustar los costos de su producción, y el valor de sus exportaciones ha perdido
competitividad frente a los productos de Corea del Sur y China principalmente. La crisis
deflacionaria japonesa y la crisis de Asia de 1997 son una línea de demarcación histó-
rica importante, pues indicaron el avance implacable de la economía china con un
crecimiento espectacular sostenido hasta la época actual.

De este modo, la amenaza del poder creciente de China ha sido la preocupación central de
la política exterior de los Estados Unidos desde entonces, y esta se ha expresado por dos
conductos: (1) por la vía económica, presionando al gobierno de China para revaluar el
yuan y con una política comercial de «liberalización competitiva», firmando tratados
comerciales bilaterales con países de la región y lanzando la propuesta del TPP para
impedir su expansión económica en el contorno asiático. Como hemos visto en el siglo XIX
y primera mitad del XX, los Estados Unidos utilizaron el comercio de puerta abierta para
desplazar a Inglaterra de su papel hegemónico en Asia y ahora utilizan la liberalización
competitiva plasmada en el TPP como medio para contener el creciente poderío de China.
(2) Por otro lado, está la vía militar, con la estrategia de circundar militarmente a China en
el noreste y sudeste de Asia, a través de los aliados fundamentales e históricos de los
Estados Unidos en la región.
156 Apuntes 71, segundo semestre 2012 /López

Como lector de la historia de estos países por un largo tiempo, me parece que en el
triángulo que forman Estados Unidos, China y Japón, faltaría saber cómo Japón, gran
beneficiario de las políticas de los Estados Unidos en la región, se va a comportar en los
próximos años, una vez que se recupere del trauma de haber sido rebasado por el poder
chino. En los últimos años, especialmente como efecto de la crisis mundial, hemos estado
viendo un continuo acercamiento entre Japón y China –aunque los conflictos históricos y
territoriales entre estos dos países renacen constantemente–. El comercio, inversiones,
acuerdos financieros, turismo e intercambio cultural y educativo, han venido creciendo
exponencialmente entre ellos y eso puede ser un signo positivo para el futuro de sus
relaciones.

El profesor Hugh White ha dicho sobre este tema de los retos de la evolución de los poderes
en Asia, que estamos en una transición del «Post-Vietnam Order», que había significado
una doble cobertura, es decir, los Estados Unidos surgieron como fuerza reguladora frente
a China y Japón, pero debido al ascenso de China, se requiere de un nuevo orden y este es
lo que él llama «Concert of Powers», que significaría llegar a establecer un orden de
liderazgo compartido entre los Estados Unidos, China, Japón y la India (White 2012). Por
su parte, el profesor Amitav Acharya refuta esta tesis y señala que un «Asian Concert» sería
en realidad la expresión de una hegemonía basada en el poder chino-estadounidense
extendido a toda la región. Entonces, para evitar que los pequeños países asiáticos sean
convertidos en vasallos o peones de las grandes potencias, sería necesario incorporar la
participación de organismos como el Asean Regional Forum o el East Asian Summit. Según
él, hay varios mecanismos de estabilidad en Asia que en conjunto crean las condiciones
para la estabilidad y ellos son: (a) interdependencia económica, (b) las alianzas de Estados
Unidos que preservan el balance de poder y (c) instituciones cooperativas para moderar los
extremos y la unilateralidad (Acharya 2012).

Sin embargo, en Asia, Estados Unidos sigue siendo un factor de equilibrio político, pues
muchos países, sobre todo los pequeños, temen a la hegemonía de China. Además, la
incertidumbre que genera el régimen de Corea del Norte, la evolución de la situación de
Taiwán y los conflictos territoriales son asuntos que le permiten a Estados Unidos mante-
ner su papel de poder activo y esencial en esta parte del mundo.

Por otro lado, una vía para tratar de mantener su supremacía en Asia se da por conducto
de su política comercial, que se ha ido adaptando desde las fricciones con Japón de las
décadas de 1970 y 1980, hasta el actual TPP. En el pasado, se trataba de contener el
poderío comercial y económico de Japón, pero desde que China se convirtió en un desafío
a la hegemonía económica de los Estados Unidos, se busca su contención, y el TPP parece
Estados Unidos en Asia y China en América Latina. Los cambios del nuevo mapa hegemónico mundial 157

ser un diseño en este sentido, para lograr disminuir su papel en las economías de la región,
o bien para que se integren y acepten toda una serie de regulaciones comerciales y
económicas que pondrían fin a su modelo de beneficios y altos rendimientos económicos.

En América Latina, el contraste es claro: Estados Unidos está dejando de ser factor de
unidad, y hay un divorcio creciente entre las agendas de los países latinoamericanos y la
que intenta promover Estados Unidos. Por otro lado, aunque su economía sigue siendo
predominante, la pregunta es si en el futuro tendría la capacidad de arrastre para las
economías de América Latina. Además, en el tema de Cuba, el empecinamiento de los
Estados Unidos por marginar a este país, más bien lo está conduciendo a su propio
aislamiento. Cuba no es China y nadie teme a la hegemonía cubana, ni a ninguna otra en
América Latina en esta época, en la que más bien hay indicios de cooperación y colabora-
ción regional y subregional, como hemos estado viendo. Por lo tanto, el papel de Estados
Unidos en América Latina es el de una potencia antigua, a la que le cuesta mucho trabajo
adaptarse a las nuevas condiciones que determinan que ya no pueda ejercer el dominio
pleno como en el pasado. Un aspecto interesante en la comparación de Estados Unidos en
Asia con relación a América Latina es que mientras que en Asia, para muchos países que
temen la hegemonía de China, el papel de guardián y árbitro desempeñado por los estado-
unidenses es esencial, en América Latina los Estados Unidos ya no tienen la posibilidad de
usar alguna amenaza regional para lograr mantenerse como poder indispensable en esta
región. La alternativa que están utilizando los Estados Unidos es la comercial, a través de
tratados bilaterales con el mayor número de países, especialmente con el propósito de
avanzar con una especie de agenda de frontera para tratar de llegar finalmente a países
importantes por su peso económico y político regional, como serían Brasil y Argentina.
Pero, como hemos señalado, un factor doméstico, como fue el apoyo del voto latino en la
relección del presidente Obama, podría significar el principio de un cambio en la orienta-
ción de la política de los Estados Unidos hacia América Latina, pues en el futuro este voto
será cada vez más decisivo.

Pensamos que China no viene a América Latina a plantearle un reto a la hegemonía de los
Estados Unidos, o no por lo pronto. China requiere socios, en cualquier parte del mundo,
que le sirvan a sus intereses inmediatos, que tienen que ver fundamentalmente con la
necesidad de mantener a toda costa su crecimiento económico. Según el profesor Chengqiu
Wu, la inseguridad del régimen chino de carácter doméstico –una serie de tensiones
sociales internas– crea las condiciones para la cooperación internacional. Estas tensiones
se pueden dividir en tres problemas fundamentales que enfrenta China en el entorno
nacional: un sistema político autoritario, una geografía étnica compleja y la transforma-
ción social que alimenta toda una serie de conflictos nuevos (Wu 2010).
158 Apuntes 71, segundo semestre 2012 /López

Pero lo que se puede apreciar es la dependencia creciente de algunos países de América


Latina con respecto al comercio y las inversiones de China. Otro punto álgido tiene que ver
con el tipo de intercambio comercial que se realiza entre los países de América Latina que
preferentemente exportan materias primas, y en general bienes con poco procesamiento y
tecnologías tradicionales, y reciben de China bienes manufacturados y de media y alta
tecnología, lo que puede provocar otra nueva dependencia de América Latina. Otro tema
concomitante a la nueva y ascendente presencia china en el continente es que al mismo
tiempo están llegando inversiones de otros países asiáticos, como serían la inversión
coreana y la japonesa. En México, por ejemplo, la llegada de capitales japoneses en el
sector automotriz ha sido impresionante en el año 2012, debido posiblemente a que los
costos en Japón continúan elevándose por la apreciación del yen, pero cabe la posibilidad
de que estén anticipándose a la competencia futura de autos chinos en varios países de la
región. Por otro lado, debemos recordar que las economías asiáticas tienen muy fuertes
lazos de producción y de comercio entre sus empresas proveedoras y exportadoras. Así, esta
cuantiosa inversión china pudiera estar provocando una nueva relocalización de su pro-
ducción en América Latina30.

Pero, en este juego y cambio de poderes, no debemos olvidar el peso de los problemas y
desafíos propios que enfrentan todos los países en particular, en ambos lados de la fron-
tera del Pacífico, y el significado que puedan tener para su propia evolución y estabilidad.
China, Japón y los Estados Unidos tienen grandes problemas domésticos y retos que ten-
drán que resolver al mismo tiempo que ejecutan sus estrategias para acomodarse mejor en
este cambio mundial. Lo mismo podemos decir de los países de América Latina. ¿Brasil
podrá emerger como potencia mundial? México, mi país, se encuentra asolado por una
crisis de violencia inaudita y gran incertidumbre sobre su futuro, y debemos recordar que
lo que pase en México afectará indefectiblemente a los Estados Unidos. Y así la lista
continúa, con Cuba, Venezuela, Argentina y hasta Chile y otros países. Y qué decir de
Europa: estamos viendo ya que la crisis de la Unión Europea puede resultar en una
oportunidad para acrecentar las relaciones económicas de América Latina con toda Asia,
y el caso de España es aleccionador, ya que ha estado invirtiendo en nuestra región grandes
cantidades de recursos debido a la tremenda recesión de la economía española. En resumi-
das cuentas, estamos volando en un espacio global de grandes turbulencias, cambios, e
incertidumbres sobre el futuro, pero tal vez sea el principio de enormes oportunidades para
América Latina.

30. Este es un punto que debe merecer un análisis particular y sectorial: es decir, estudiar ahora a la inversión
china en conexión con toda la inversión asiática que está llegando a la región.
Estados Unidos en Asia y China en América Latina. Los cambios del nuevo mapa hegemónico mundial 159

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