Sistemas de cultivo en la agricultura y su impacto en la salud
del suelo
Abstracto:
La salud del suelo es fundamental para sostener la productividad agrícola, mantener la
sostenibilidad ambiental y promover la salud humana a nivel mundial. En los
agroecosistemas, esta salud puede verse afectada por actividades humanas como
prácticas de cultivo y gestión intensiva de la tierra.
La evaluación de la salud del suelo se centra en sus funciones ecológicas, incluyendo
propiedades biológicas como los microorganismos del suelo. Sin embargo, las
revisiones sistemáticas sobre este tema y su impacto en la sociedad bajo diferentes
prácticas de cultivo son limitadas.
Esta revisión aborda varios puntos clave:
1. El impacto de prácticas agrícolas comunes y nuevas en la salud del suelo.
2. La evolución del complejo microbiano del suelo y los mecanismos bioquímicos
responsables de su salud bajo la presión de la agricultura.
3. Cambios en el concepto de calidad y salud del suelo en sistemas agrícolas, y
los indicadores clave para evaluarla.
4. Problemas en agroecosistemas que afectan la salud del suelo, y cómo las
prácticas agrícolas han evolucionado con las actividades humanas.
Este conocimiento, respaldado por políticas adecuadas, es crucial para garantizar
suelos saludables, siendo esenciales para el desarrollo sostenible de los ecosistemas.
Introducción:
El suelo es un recurso vital que proporciona una amplia gama de funciones esenciales
para los ecosistemas y la sociedad, incluyendo el suministro de alimentos, la
descomposición de materia orgánica, el reciclaje de nutrientes, la desintoxicación de
contaminantes, el secuestro de carbono, la regulación del agua, la provisión de hábitat
y como fuente de materias primas.
Sin embargo, la rápida degradación del suelo a nivel global debido a actividades
humanas invasivas, especialmente en la agricultura intensiva, plantea serias
preocupaciones para la salud humana y la sostenibilidad de los ecosistemas. Esta
degradación es alarmante ya que el suelo es un recurso no renovable en escalas
temporales humanas.
El concepto de salud del suelo ha evolucionado con el desarrollo agrícola, pasando de
centrarse en la calidad del suelo y la producción de cultivos a considerar su capacidad
para mantener funciones ecológicas y apoyar sistemas de cultivo sostenibles a largo
plazo.
Se han desarrollado numerosos indicadores de salud del suelo, incluyendo
composición microbiana, actividades enzimáticas, relación C:N, propiedades
biológicas, físicas y químicas del suelo. Además, se han creado nuevas evaluaciones
integrales de salud del suelo, que se centran en la biología del suelo y la disponibilidad
de nutrientes para las plantas.
Aunque el concepto de salud del suelo es fundamental en la agricultura, su definición y
comprensión son temas de debate. Se ha sugerido que evaluar las tendencias a lo
largo del tiempo es la forma más adecuada de evaluar los efectos del manejo del suelo
en su salud. Sin embargo, la evaluación de la salud del suelo enfrenta desafíos, como
la falta de un suelo de control saludable para comparación y la heterogeneidad
espacial y dinamismo temporal del suelo. Este artículo revisa el impacto de los
sistemas de cultivo en la salud del suelo, así como los indicadores relacionados y la
degradación del suelo causada por actividades humanas en la agricultura, con el
objetivo de proporcionar información útil para el diseño y optimización futuros de
sistemas de cultivo agrícola.
1. Sistemas de cultivo y salud del suelo
Los sistemas de cultivo, que incluyen prácticas como la diversificación de
cultivos, la rotación y los cultivos intercalados, así como prácticas agronómicas
relacionadas, tienen un impacto significativo en la salud y calidad del suelo a lo
largo de diferentes dimensiones espaciales y temporales.
Aunque inicialmente diseñados para maximizar el rendimiento agrícola, la
agricultura moderna ha mostrado una creciente preocupación por la
sostenibilidad ambiental de estos sistemas. Mantener la salud del suelo es
crucial para asegurar una alta productividad a largo plazo y la sostenibilidad
ambiental de los sistemas de cultivo.
Se evalúan cinco estándares fundamentales para determinar la salud del suelo:
ciclo de nutrientes, relaciones hídricas, biodiversidad y hábitat, filtrado y
amortiguación, y estabilidad física y soporte. Estos criterios son esenciales
para garantizar que el suelo pueda sostener la producción agrícola de manera
sostenible y mantener la salud del ecosistema.
La figura 1 proporciona un ejemplo de cómo un sistema de cultivo optimizado
puede mejorar la salud del suelo en comparación con el monocultivo, ilustrando
los beneficios de la diversificación y las prácticas agronómicas adecuadas para
promover la salud y la calidad del suelo.
1.1. Diversificación de cultivos
La diversificación de cultivos, también conocida como "diversidad
planificada", es crucial tanto para optimizar la producción agrícola como
para mejorar la salud del suelo. Esto se logra equilibrando la
biodiversidad del suelo, mejorando la eficiencia en el uso de los
nutrientes del suelo y reduciendo la propagación de patógenos
transmitidos por el suelo.
Se reconoce ampliamente que la diversificación optimizada de cultivos
conlleva múltiples beneficios, no solo para los agricultores sino también
para el medio ambiente. Aumenta la heterogeneidad de los nutrientes
químicos y las estructuras físicas del suelo, así como la diversidad
funcional de los microorganismos del suelo, lo que resulta en un suelo
más saludable y un rendimiento agrícola mejorado.
Sin embargo, la relación entre diversificación de cultivos y salud del
suelo puede variar según la redundancia de especies y la especificidad
del huésped de algunos patógenos transmitidos por el suelo. Por
ejemplo, se ha observado que una mayor diversidad de cultivos no
siempre reduce las enfermedades transmitidas por el suelo,
especialmente en el caso de patógenos específicos de ciertos tipos de
cultivos.
Para optimizar los beneficios de la diversificación de cultivos, es
importante considerar la diversidad de grupos funcionales de plantas,
ya que diferentes grupos tienen diferentes necesidades y contribuciones
al suelo. La gestión de la diversificación de cultivos con una mayor
diversidad de grupos funcionales de plantas puede mejorar la salud del
suelo y los servicios ecosistémicos.
En la agricultura moderna, el cultivo de nuevas variedades de cultivos
que sean compatibles con la biota beneficiosa del suelo puede ser una
estrategia poderosa para mejorar la salud del suelo en los
agroecosistemas. Los genotipos de plantas pueden influir
significativamente en las comunidades microbianas del suelo, y los
estudios han demostrado que algunos programas de mejoramiento
pueden producir cultivares con una mejor eficiencia en el uso de
nutrientes y una mayor capacidad para formar relaciones simbióticas
con los microorganismos del suelo.
La diversificación optimizada de cultivos crea diversos microhábitats
que mantienen una buena diversidad y estructura de la comunidad
microbiana beneficiosa del suelo. Se han probado cultivos
genéticamente modificados en la agricultura para satisfacer las
demandas de alimentos, usos industriales y seguridad ambiental, pero
su impacto en la salud del suelo aún necesita ser investigado.
En resumen, la diversificación de cultivos, especialmente con nuevas
variedades compatibles con la biota beneficiosa del suelo, puede
mejorar la productividad agrícola, la eficiencia en el uso de nutrientes
del suelo y la sostenibilidad de los agroecosistemas, lo que conduce a
una mejor salud del suelo y sistemas agrícolas más sostenibles.
1.2. Rotaciones de cultivos
La rotación de cultivos es una práctica esencial en la gestión de
agroecosistemas, ya que contribuye significativamente a mejorar la
salud del suelo, suprimir plagas y enfermedades, y aumentar los
rendimientos agrícolas. Sin embargo, el éxito de una rotación de
cultivos depende de una serie de factores, como los tipos de cultivos
utilizados, la duración y frecuencia de la rotación, la historia agronómica
de las tierras de cultivo y las características del suelo.
La rotación de cultivos puede influir en la salud del suelo de diversas
maneras. Por ejemplo, puede mejorar las oportunidades para el
crecimiento de microorganismos beneficiosos y limitar la propagación
de enfermedades al descomponer el ciclo de vida de los patógenos
asociados con ciertos cultivos. La elección de cultivos para la rotación
también puede afectar la diversidad y actividad microbiana del suelo,
así como el ciclo de carbono y nitrógeno.
Los cambios en la duración y frecuencia de la rotación pueden impactar
la incidencia de enfermedades y la estabilidad del rendimiento de los
cultivos. Las rotaciones más largas suelen ser más efectivas para
mejorar la salud del suelo y los rendimientos agrícolas, aunque la
inclusión de tres o más cultivos en un diseño de rotación también es
importante.
Los parámetros fisicoquímicos del suelo, como la disponibilidad de
nutrientes y la estructura física del suelo, son consideraciones clave en
el diseño de la rotación de cultivos, ya que afectarán la abundancia,
diversidad y distribución de los microorganismos del suelo.
Además, es importante considerar si los patógenos transmitidos por el
suelo pueden utilizar cultivos alternativos como huéspedes, y cómo
estos cultivos responden a las enfermedades. La inclusión de plantas
no hospedantes en las rotaciones puede ser fundamental para reducir
las pérdidas de rendimiento debido a enfermedades transmitidas por el
suelo.
En resumen, la rotación de cultivos es una práctica clave para mejorar
la salud del suelo y aumentar los rendimientos agrícolas, pero su
efectividad depende de una serie de factores que deben considerarse
cuidadosamente en el diseño de sistemas de cultivo sostenibles.
1.3. Sistema de cultivos intercalados
Las prácticas de cultivos intercalados ofrecen una serie de beneficios
para mejorar la salud del suelo y promover la sostenibilidad agrícola.
Estas prácticas ayudan a reducir la contaminación química artificial,
inhibir enfermedades del suelo, aumentar la función de las raíces de las
plantas, mejorar los nutrientes del suelo y la eficiencia en el uso del
espacio, y promover las funciones biológicas de los microorganismos
del suelo.
Por ejemplo, estudios realizados en diferentes regiones han
demostrado que los sistemas de cultivos intercalados aumentan la
biomasa de raíces y los contenidos de carbono y nitrógeno orgánicos
en comparación con los sistemas de rotación o monocultivo. Además, el
cultivo asociado de ciertas especies ha demostrado reducir
significativamente la incidencia de enfermedades del suelo, como la
pudrición negra de la raíz.
Aunque los sistemas de cultivos intercalados pueden requerir un mayor
uso de recursos en términos de diversidad espacial de plantas, los
beneficios ambientales y agronómicos compensan estos costos
adicionales. Por ejemplo, la intercalación de pastos y leguminosas
puede ayudar a regular los niveles de nitrógeno en el suelo y reducir la
huella de carbono, optimizando así el uso de nutrientes y mejorando la
sostenibilidad del sistema agrícola.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que aún hay incertidumbre
sobre las influencias ecológicas y funciones biológicas específicas de
los sistemas de cultivos intercalados. Aunque pueden aumentar la
productividad total de los cultivos, también pueden tener impactos
negativos, como un aumento en la emisión de óxido nitroso (N2O), un
gas de efecto invernadero. Por lo tanto, comprender mejor la naturaleza
de estos diseños de cultivos asociados es esencial para mantener la
salud del suelo y del medio ambiente.
1.4. Franja de pradera como nueva estrategia de cultivo para mejorar la
salud del suelo
Las franjas de pradera son una práctica de conservación relativamente
nueva aplicada en América del Norte, que ha demostrado beneficios
significativos para mejorar la salud del suelo, proteger el medio
ambiente y proporcionar hábitats para la vida silvestre, mientras
mantiene buenos rendimientos agrícolas. Esta práctica implica incluir
especies locales de pasto de pradera en franjas de protección en los
contornos del campo y franjas de filtro en el borde del campo.
Estas franjas de pradera ofrecen numerosos beneficios para la salud
del suelo y el medio ambiente. Por ejemplo, reducen la erosión del
suelo, retienen nutrientes como fósforo y nitrógeno en el sistema del
suelo, y mejoran la calidad del agua subterránea al reducir la lixiviación
de nitrógeno. Convertir incluso una pequeña porción de un campo de
cultivo en vegetación perenne nativa diversa puede tener un impacto
significativo, reduciendo el movimiento de sedimentos fuera del campo
y la pérdida de nutrientes por escorrentía.
Comparadas con otras prácticas de cultivo, las franjas de pradera
tienen ventajas adicionales, como mejorar la infiltración del agua del
suelo, aumentar el contenido de materia orgánica del suelo y retener
nutrientes, todo esto con menos desafíos de gestión en los
agroecosistemas. Además, las franjas de pradera pueden
complementar otras prácticas de conservación, como las rotaciones de
cultivos, ofreciendo una forma rentable de mejorar la salud del suelo
con cambios mínimos en las operaciones agrícolas existentes. En
general, las franjas de pradera representan una práctica de bajo costo
con múltiples beneficios para la agricultura sostenible y la conservación
del medio ambiente.
2. Interacciones suelo-microbio-planta en las prácticas de cultivo y sus
efectos en la salud del suelo
2.1. Coevolución de microbios vegetales y desarrollo de sistemas de
señalización.
Las plantas y los microorganismos han coevolucionado durante más de
400 millones de años, estableciendo interacciones complejas que
desempeñan funciones críticas en el ciclo de nutrientes, el secuestro de
carbono, y la salud del suelo. En la agricultura, estas interacciones son
aún más importantes debido al uso de especies de cultivos altamente
seleccionadas que afectan significativamente a los microorganismos del
suelo.
Las plantas tienen vías de señalización química desarrolladas durante
su evolución para gestionar el microbioma de la raíz. Los exudados de
raíces liberados por las plantas son fuentes importantes de carbono y
energía para los microorganismos del suelo, lo que afecta las
propiedades físico-químicas del suelo y los microhábitats en la
rizosfera. Estos exudados también desempeñan un papel fundamental
en la señalización química con los microorganismos del suelo, que
puede interferir con sus funciones ecológicas y la salud del suelo.
Por otro lado, los microorganismos del suelo también desarrollan vías
de señalización para interactuar con las plantas hospedadoras, lo que
afecta aún más la salud del suelo. Por ejemplo, los Rhizobia producen
señales que desencadenan la nodulación en las raíces de las plantas
leguminosas durante la formación de simbiosis.
La comprensión de la estructura taxonómica e información filogenética
de los microorganismos del suelo es esencial para la agricultura
sostenible, aunque vincular esta información con la función del
microbioma es un desafío. Herramientas bioinformáticas como FunGuild
y PICRUST2 son útiles para inferir funciones ecológicas de los
microorganismos según su ubicación taxonómica. La metagenómica de
escopeta es otra tecnología útil para analizar tanto la estructura como la
función de las comunidades microbianas del suelo.
En resumen, las interacciones entre plantas y microorganismos del
suelo son fundamentales para la salud del suelo y la productividad
agrícola, y su comprensión es crucial para la agricultura sostenible.
2.2. Microbioma de simbiosis y su relación con la salud del suelo.
La simbiosis entre los microorganismos del suelo y las plantas de
cultivo proporciona múltiples beneficios, incluyendo la mejora del estado
de los nutrientes de las plantas, la resistencia al estrés ambiental y la
defensa contra enfermedades. Este concepto ha llevado al estudio del
microbioma de simbiosis beneficiosa para comprender y aprovechar
estas funcionalidades en la agricultura sostenible.
El microbioma de simbiosis beneficiosa se refiere a los
microorganismos asociados con una especie de planta, una población
vegetal completa en un ambiente específico, o un subconjunto siempre
presente en una especie vegetal. El microbioma central, compuesto por
unos pocos microorganismos clave siempre asociados con una especie
de planta, es de particular interés en agricultura debido a su coherencia
en el tiempo y el espacio, y puede gestionarse mediante la selección de
plantas.
Aunque comprender la estructura taxonómica e información filogenética
de los microorganismos del suelo es esencial para la agricultura
sostenible, vincular esta información con la función del microbioma y
determinar su valor es un desafío. Herramientas bioinformáticas como
FunGuild y PICRUST2 son útiles para inferir funciones ecológicas de
los microorganismos basadas en su ubicación taxonómica. La
metagenómica de escopeta es otra tecnología útil para analizar tanto la
estructura como la función de las comunidades microbianas del suelo.
En resumen, comprender y aprovechar las interacciones entre los
microorganismos del suelo y las plantas es fundamental para mejorar la
salud del suelo y la productividad agrícola, y las herramientas
bioinformáticas son clave para avanzar en este campo.
2.3. Microbioma de vida libre y su relación con la salud del suelo.
Los microorganismos del suelo de vida libre, aunque no están
directamente asociados con las células vegetales, tienen beneficios
potenciales significativos para el crecimiento de las plantas y la salud
del suelo en los sistemas de cultivo. Específicamente, ciertas cepas de
microorganismos, como Azotobacter, Azospirillum, Bacillus y Klebsiella,
que están relacionadas con la fijación biológica de nitrógeno, se han
utilizado globalmente para mejorar la productividad de las plantas.
Además, microorganismos solubilizantes de fósforo, como Bacillus y
Paenibacillus, han sido utilizados para aumentar la disponibilidad de
fósforo en el suelo para las plantas en agroecosistemas.
Estudios han demostrado que ciertos microorganismos de vida libre,
como Firmicutes o Actinobacteria, pueden contribuir al aumento del
rendimiento de los cultivos, posiblemente a través de actividades que
ocurren durante fases específicas del ciclo de crecimiento de las
plantas.
En general, los microorganismos de vida libre tienen el potencial de
contribuir a la agricultura sostenible de varias maneras, incluyendo la
producción de compuestos para apoyar el crecimiento de los cultivos,
mejorar la absorción de nutrientes del suelo, y prevenir enfermedades
de las plantas compitiendo con patógenos. Estos microorganismos
pueden producir enzimas y hormonas que promueven el desarrollo y
crecimiento de las plantas, antagonizar a los fitopatógenos, solubilizar
nutrientes del suelo, mejorar la resistencia al estrés ambiental y
remediar suelos contaminados.
Por lo tanto, desarrollar combinaciones óptimas de microorganismos
beneficiosos del suelo es fundamental para lograr una producción
agrícola exitosa y sostenible, manteniendo al mismo tiempo la salud del
suelo en los sistemas agrícolas.
3. Indicadores para evaluar la salud del suelo en sistemas de cultivo
Evaluar la salud del suelo es un desafío debido a la complejidad de esta
biomatriz y su variabilidad asociada con factores como los cultivos y el manejo
del sistema. Tradicionalmente, se han utilizado propiedades físicas y químicas
del suelo como indicadores de su salud, pero cada vez se reconoce más la
importancia de las propiedades biológicas, especialmente las relacionadas con
los microorganismos del suelo.
Los microorganismos del suelo desempeñan un papel crucial en los procesos
del suelo, como la descomposición de la materia orgánica y el reciclaje de
nutrientes. Por lo tanto, se están utilizando como bioindicadores de la salud del
suelo, aunque su estudio presenta desafíos técnicos debido a la complejidad
de las comunidades microbianas del suelo.
Además de los microorganismos, otros grupos de la biota del suelo, como la
macrofauna y la mesofauna, también pueden servir como bioindicadores de la
salud del suelo. Sin embargo, existe una falta de información estandarizada
sobre estos indicadores biológicos, lo que dificulta su interpretación y
comparación.
Para evaluar la salud del suelo de manera integral, se proponen índices que
integran múltiples propiedades físicas, químicas y biológicas del suelo. Estos
índices facilitan la interpretación de los datos y pueden ayudar en la toma de
decisiones de manejo del suelo, aunque a veces pueden simplificar en exceso
la complejidad del ecosistema del suelo.
En resumen, comprender y evaluar la salud del suelo requiere considerar una
amplia gama de propiedades y procesos del suelo, así como el desarrollo de
métodos estandarizados y herramientas de monitoreo para recopilar datos
relevantes sobre el estado del suelo en diferentes contextos ambientales y de
manejo.
4. Degradación del suelo debido a los sistemas de cultivo globales
Las actividades humanas en la agricultura, como la labranza intensiva, el uso
de combustibles fósiles, el drenaje de humedales y el uso de maquinaria
pesada, junto con prácticas como la fertilización y el uso de pesticidas, están
contribuyendo a la degradación global del suelo. La erosión, la pérdida de
materia orgánica, la compactación, la contaminación, la salinización y otros
factores también amenazan la salud del suelo. Esta degradación del suelo es
un problema grave tanto desde el punto de vista socioeconómico como
ambiental, especialmente en el contexto del crecimiento poblacional y el
cambio climático.
Dado que la mayoría de los alimentos y fibras provienen directa o
indirectamente del suelo, su degradación, especialmente en la agricultura, es
una preocupación urgente. La fertilización inadecuada y el desequilibrio
nutricional son causas importantes de esta degradación, junto con prácticas
como la labranza, que pueden alterar la estructura física del suelo y aumentar
la erosión. Además, los sistemas de monocultivo reducen la diversidad
microbiana y provocan desequilibrios nutricionales.
Es necesario implementar medidas sostenibles y rentables para prevenir y
recuperar suelos degradados, con el fin de minimizar las consecuencias
negativas para la sociedad, la economía y el medio ambiente. Esto implica
preservar la capacidad del suelo para desempeñar funciones importantes y
proporcionar servicios ecosistémicos clave.
5. Conclusión
La combinación de varios indicadores de salud del suelo, como propiedades
fisicoquímicas, estado microbiano y prácticas agrícolas, en índices específicos puede
permitir una evaluación más completa y precisa de la salud y calidad del suelo en los
agroecosistemas. Estos índices pueden utilizarse para guiar decisiones de manejo del
suelo y cultivos de manera efectiva.
Mejorar la base científica para la evaluación de la salud del suelo es esencial para
desarrollar nuevas herramientas y metodologías, como la secuenciación genómica y el
mapeo, que permitan cuantificar las propiedades y procesos biológicos del suelo de
manera más precisa. Aunque la biología del suelo ha sido reconocida como importante
durante mucho tiempo, las nuevas estrategias de investigación y las inversiones
comerciales relacionadas con el impacto humano en la salud y calidad del suelo son
áreas de interés creciente.
Las oportunidades futuras incluyen el desarrollo de sensores in situ para estimar
eficientemente indicadores bióticos y abióticos del suelo, como carbono disponible,
densidad del suelo, pH, capacidad de retención de agua y actividades microbianas.
Estos avances pueden mejorar significativamente las evaluaciones de la salud del
suelo y nuestra capacidad para optimizarla de manera sostenible.
Además, se espera que los avances en biología del suelo, tecnologías de la
información y análisis de metadatos conduzcan a una guía más confiable para la
gestión sostenible de la tierra, ayudando así a mitigar y prevenir la degradación global
del suelo.