POLICÍA NACIONAL DEL PERÚ
DIRECCION EFPP/EESTP
EJECUTIVA DE HUANCAYO
EDUCACION PNP
TRABAJO INDIVIDUAL
CURSO :
TEMA :
ESTUDIANTE :
SECCION :
PROMOCION : “PROTECIÓN CIUDADANA”
HUANCAYO – PERÚ
2025
INTRODUCCIÓN
El caso sometido a la Corte.- El 22 de agosto de 2018 la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos (en adelante “la Comisión
Interamericana” o “la Comisión”) sometió a la jurisdicción de la Corte el caso
Azul Rojas Marín y otra respecto a la República del Perú (en adelante “el
Estado” o “Perú”). La Comisión señaló que el caso se relaciona “con la
privación de libertad ilegal, arbitraria y discriminatoria de Azul Rojas Marín, […]
el 25 de febrero de 2008, supuestamente con fines de identificación”. De igual
manera, la Comisión “consideró acreditada la existencia de graves actos de
violencia física y psicológica”, y consideró que por “la naturaleza y forma en
que dicha violencia fue ejercida, existió un especial ensañamiento con la
identificación o percepción de Azul Rojas Marín, para ese momento, como un
hombre gay”. Por último, la Comisión “concluyó que los hechos se encuentran
en impunidad por una serie de factores que incluyen el incumplimiento del
deber de investigar con la debida diligencia desde las etapas iniciales de la
investigación. […] La Comisión consideró que el Estado contravino las
obligaciones de atención y protección de una víctima que denuncia violencia
sexual, con el factor agravado del prejuicio existente respecto a las personas
LGBTI. La Comisión también determinó la violación al derecho a la integridad
personal de la madre de Azul Rojas Marín”, Juana Rosa Tanta Marín.
CAPITULO I
CASO AZUL ROJAS MARIN
1. SUMILLA
El caso trata sobre la detención de Azul Rojas Marín, una mujer trans
que para el momento de los hechos se identificaba como un hombre
gay. Durante su detención, fue insultada con frases que hacían
referencia a su orientación sexual. Asimismo, fue víctima de agresiones
verbales y físicas, que incluyeron violación sexual. Si bien la Fiscalía
inició una investigación por estos hechos, no se incluyó al delito de
tortura. Posteriormente, dicha investigación fue archivada por la
presunta falta de elementos de convicción.
2. HECHOS
En la madrugada del 25 de febrero de 2008, Azul Rojas Marín, una
mujer trans que para el momento de los hechos se identificaba como un
hombre gay, fue detenida de forma ilegal y arbitraria, por personal de
serenazgo y un agente de policía. Dado que no tenía documentos 2
personales, fue conducida a la Comisaría de la Policía Nacional de Casa
Grande, ubicada en la Provincia de Ascope en La Libertad. Los agentes
justificaron la detención en base al artículo 205 del Código Procesal
Penal (en adelante, CPP), el cual otorgaba facultades a la Policía para
detener y requerir documentación cuando sea necesario para evitar un
hecho punible. La detención duró más de cuatro horas y se omitió dejar
constancia en el Libro de Registro de Detención. El 27 de febrero de
2008, Azul Rojas realizó su primera denuncia y declaración indicando
que mientras caminaba por la vía pública, de un vehículo bajó un agente
policial y le preguntó a donde se dirigía, indicándole que iba a su casa.
Metros más adelante, bajó otro agente policial y le gritó tres veces:
“sube cabro concha de tu madre”, luego empezó a golpearle en el
estómago con su vara de ley para que suba a la camioneta. También
bajó un efectivo de serenazgo, quien le agarró de las piernas, y
empezaron a forcejear. Al llegar a la Comisaría de Casa Grande, la
hicieron entrar a una habitación, luego entraron tres policías y uno de
ellos le comenzó a decir “te gusta la pin…, concha de tu madre, sácate
la ropa”. Al no querer sacársela le tiraron dos cachetadas, le sacaron la
ropa a la fuerza, un policía trató de meterle la vara al ano, y la dejaron
desnuda hasta las 6:00 a.m. En la mañana, un técnico le entregó sus
cosas y le dijo “lárgate maricón concha de tu madre, te hubiera metido al
calabozo para que te cachen todos”. Ese mismo día, se realizó el acta
de reconocimiento en presencia de la Fiscalía de Ascope, en esta, Azul
Rojas identificó y describió a los agentes policiales. Al día siguiente,
rindió una segunda declaración en la cual narró los hechos de forma
similar, y agregó que no le habían querido recibir la denuncia en la
Comisaría de Casa Grande, por lo que decidió hacer una denuncia
pública en los medios de comunicación. El 29 de febrero de 2008, se le
practicó un examen médico legal que certificó lesiones anales con
signos de acto contranatura reciente. El informe de este examen hacía
referencias a su vida sexual. También se realizó una pericia psicológica,
en la que Azul Rojas manifestó que la habían torturado, y se determinó
que requería apoyo psicoterapéutico. El 6 de marzo de 2008, en su
tercera declaración, agregó que su denuncia era por violación sexual. Al
respecto, se le pidió precisar: i) si la vara de goma fue introducida en su
recto o solamente fue un intento; ii) si después de la penetración hubo
sangrado y en qué proporción; y iii) cuánto tiempo le había durado el
dolor en el ano. El 2 de abril de 2008, la Fiscalía de Ascope dispuso
formalizar investigación preparatoria por el delito de violación sexual y
abuso de autoridad en contra de tres funcionarios policiales. El 5 de
mayo, Azul Rojas presentó una solicitud para que la investigación se
ampliara por el delito de tortura establecido en el artículo 321 del Código
Penal; sin embargo, se indicó que ello no procedía porque no se
evidenciaba el dolo de dichos funcionarios. El 28 de agosto, tras un
recurso de queja interpuesto por Azul Rojas, se confirmó dicha decisión.
El 21 de octubre, la Fiscalía presentó ante el Juez de Investigación
Preparatoria un requerimiento de sobreseimiento por falta de elementos
de convicción, y el 9 de enero de 2009, se declaró fundado este
requerimiento. El 22 de enero de 2009, se apeló dicha decisión, pero el
pedido fue declarado improcedente por presentarse fuera del plazo
establecido en la norma penal. Frente a estos hechos, la Coordinadora
Nacional de Derechos Humanos, el Centro de Promoción y Defensa de
los Derechos Sexuales y Reproductivos, y Redress Trust presentaron
una petición ante la CIDH, denunciando que el Estado de Perú había
vulnerado los derechos a la integridad personal, la libertad personal, las
garantías judiciales, la protección de la honra y la dignidad, y la
protección judicial, reconocidos en la Convención Americana sobre
Derechos Humanos (en adelante, CADH). Asimismo, alegaron la
violación de los deberes de prevención y sanción de la tortura,
reconocidos en los artículos 1, 6 y 8 de la Convención Interamericana
para Prevenir y Sancionar la Tortura (en adelante, CIPST), todo en
perjuicio de Azul Rojas.
3. ANÁLISIS JURÍDICO
Derechos a la libertad personal, a la vida privada, a las garantías
judiciales y a la protección judicial (artículos 7, 11, 24 y 25 de la CADH)
La CIDH señaló que el derecho a no ser privado de libertad ilegalmente
reconoce la reserva de ley, según la cual, solo a través de una ley
puede afectarse este derecho. La CIDH recordó que las detenciones
ilegales y arbitrarias en contextos de abuso policial contra las personas
LGBT es una de las formas más comunes de discriminación y violencia
en su contra. Asimismo, la Corte IDH ha establecido que nadie puede
ser sometido a detención por causas y métodos que aun siendo legales
sean irrazonables, imprevisibles, o faltos de proporcionalidad. También
ha indicado que se deben dar los motivos de detención en el momento
en que esta se produce. Además, la persona detenida debe ser llevada
sin demora ante un funcionario autorizado por ley para ejercer el control
judicial de la detención. En este caso, la CIDH observó que el CPP le
otorgaba facultades a la Policía para retener a una persona en aras de
prevenir o investigar un delito y para requerir su identificación en
cualquier lugar, sin necesidad de orden del Fiscal o del Juez. De
acuerdo a esta normativa, la intervención policial debía ser registrada en
un libro y no podía durar más de cuatro horas. Sin embargo, la
detención de Azul Rojas no se hizo constar en el Libro de Registro y
duró más tiempo del previsto. En ese sentido, la CIDH consideró que la
privación de libertad fue ilegal. Asimismo, la CIDH indicó que el uso
arbitrario de normas que facultan a la policía a privar de libertad con
base en sospechas está habitualmente asociado a prejuicios y
estereotipos de ciertos grupos. En ese sentido, se constató que los
agentes violentaron física y verbalmente a Azul Rojas, haciendo
referencia a su orientación sexual mediante expresiones denigrantes, lo
cual fue una actuación discriminatoria. Además, a lo largo del proceso,
las autoridades judiciales no se pronunciaron sobre la ausencia de
razones objetivas para aplicar el artículo 205 del CPP, sino que
reafirmaron la estigmatización de la víctima, por ello tampoco contó con
un recurso efectivo frente a esta situación. En base a estas
consideraciones, la CIDH concluyó que el Estado de Perú violó los
artículos 7.1, 7.2, 7.3, 11.2, 24 y 25.1 de la CADH, en relación con el
artículo 1.1, en perjuicio de Azul Rojas. Derechos a la integridad
personal, a la vida privada, dignidad y autonomía, y a la igualdad y no
discriminación (artículos 5, 11, 24 y 1.1 de la CADH; y 1 y 6 de la
CIPST77) La CIDH recordó que la violación sexual constituye una grave
violación de los derechos humanos protegidos en los artículos 5 y 11 de
la CADH, pues causa gran daño y humillación física y psicológica a la
víctima. Este tipo de actos es especialmente grave cuando es realizado
por un agente estatal en contra de una persona detenida, debido a la
vulnerabilidad de la víctima y al abuso de poder existente. Tanto la CIDH
como la Corte IDH han calificado diversos actos de esta índole como
formas de tortura. En esa medida, es preciso recordar que la prohibición
de la tortura es una norma perentoria del Derecho Internacional que
crea obligaciones erga omnes y es norma de jus cogens. De otra parte,
la CIDH precisó que los siguientes elementos, entre otros, podrían ser
indicativos de un crimen por prejuicio: i) declaraciones de la víctima de
que el crimen estuvo motivado por prejuicios; ii) la brutalidad del crimen
y signos de ensañamiento; e iii) insultos o comentarios realizados que
hacen referencia a la orientación sexual y/o identidad de género de la
víctima. Además, recordó que la orientación sexual constituye parte de
la vida privada de una persona, “lo cual conlleva el respeto del derecho
de expresar libremente dicha orientación sexual, como parte del libre
desarrollo de la personalidad, necesario en el proyecto de vida de una
persona”. En ese sentido, cuando el motivo de estos actos es el
prejuicio por orientación sexual, la violación implica una afectación a
varios derechos incluyendo el derecho de autonomía y dignidad.
En relación a estos elementos, la CIDH observó que Azul Rojas declaró
consistentemente las circunstancias de su detención. En todas sus
declaraciones, reveló que había sido sometida a una situación de
violencia física y verbal, incluyendo actos de naturaleza sexual tales
como haber sido despojada de su ropa a la fuerza, permanecer desnuda
y que un policía haya tratado de meterle una vara al ano. Asimismo, las
expresiones usadas por los funcionarios demuestran que ello se
relacionaba con su orientación sexual. Respecto a las versiones del
relato que presentó sobre la violación sexual, la Corte IDH ha señalado
que en el relato de víctimas de tortura las inconsistencias no deben
restar credibilidad, ya que son comunes por la naturaleza del trauma.
Además, la CIDH determinó que a pesar de que el examen médico legal
no fue exhaustivo, las lesiones físicas documentadas acreditaban
violencia física compatible con la violación sexual por vía anal que
denunció. Así, en base a la existencia de actos de violencia física,
psicológica y violación sexual, realizados con ensañamiento por la
identificación de Azul Rojas como un hombre gay, se acreditó la
existencia de violencia por prejuicio. La CIDH también analizó si estos
hechos podían ser calificados como tortura bajo la CIPST. Para ello,
consideró los siguientes elementos: i) que sea un acto intencional, ii)
que cause un sufrimiento físico o mental y iii) que se cometa con
determinado fin o propósito. En cuanto al primer elemento, señaló que
todos los actos de violencia fueron cometidos por agentes estatales de
manera deliberada. Respecto al segundo elemento, indicó que la
severidad de la afectación resulta inherente a todo acto de violación
sexual, y además se evidenciaba en toda la secuencia de hechos
(detención ilegal, traslado a la Comisaría sin acceso salvaguardas
legales, víctima de violación sexual y de ataques relacionados con su
orientación sexual). Finalmente, la CIDH recordó que además de la
degradación y humillación inherente al tipo de violencia recibida, la
misma tenía la finalidad de castigar y humillar a la víctima por su
orientación sexual. En base a ello, concluyó que los hechos descritos
debían ser calificados como tortura.
Los derechos a las garantías judiciales y protección judicial, y los
derechos a la integridad personal, vida privada, igualdad y no
discriminación (artículos 5, 8, 11, 24 y 25 de la CADH; y 1, 6 y 8 de
la CIPST)
La CIDH señaló que en la investigación penal por violencia sexual, se
debe considerar las disposiciones del Protocolo de Estambul y de la
Organización Mundial de la Salud, que establecen que: i) la declaración
de la víctima se realice en un ambiente que brinde privacidad y
confianza; ii) se registre de forma tal que se evite su repetición; iii) se
brinde atención médica, sanitaria y psicológica; iv) se realice
inmediatamente un examen médico y psicológico por personal idóneo;
v) se documenten y coordinen los actos investigativos y vi) se brinde
asistencia jurídica gratuita a la víctima. En aplicación de estos
estándares, la CIDH señaló que Azul Rojas fue impedida de denunciar
los hechos ocurridos durante su detención el 25 de febrero de 2008,
frente a lo cual el Estado no ha demostrado haber realizado una
indagación seria. Asimismo, destacó que desde su primera denuncia
había una serie de indicios de que había sido víctima de distintas formas
de violencia, incluyendo violencia sexual; sin embargo, el examen
médico fue realizado cuatro días después Por tanto, la CIDH señaló que
la demora para investigar, no fue conforme a los estándares, ya que en
este tipo de casos una demora de pocos días u horas puede ser
fundamental para el esclarecimiento de lo ocurrido. Asimismo, la CIDH
indicó que, desde su primera declaración, ella relató los actos de
desnudez forzada, el intento de violación sexual por vía anal con una
vara de goma, y las agresiones verbales con referencias específicas a
su orientación sexual de manera denigrante. Sin embargo, el
reconocimiento médico legal solo realizó una constatación sobre las
lesiones genitales sin procurar un examen minucioso de las agresiones
para constatar lo que ella relató sufrir. Además, dicha pericia incluyó
afirmaciones irrelevantes sobre la vida privada de Azul Rojas y
estereotipos de género vinculados a su actividad sexual. Respecto a la
pericia psicológica, la CIDH indicó que lejos de identificar la existencia
de un trauma asociado a los hechos denunciados, esta dio lugar a la
descalificación de la víctima y de su credibilidad, y constituyó una forma
adicional de revictimización. En relación el rechazó de ampliar la
investigación por el delito de tortura de la Fiscalía de Ascope, la CIDH
consideró que la misma se basó en un análisis restrictivo del alcance de
los elementos constitutivos de dicho delito. Enfatizó en que la decisión
no consideró las posibles motivaciones de humillar y degradar en los
actos de violencia sexual, ni los indicios de violencia por prejuicio
descritas en el relato de Azul Rojas. En base a estas consideraciones, la
CIDH concluyó que el Estado de Perú violó los artículos 5.1, 8.1, 11, 24
y 25.1 de la CADH en relación con el artículo 1; así como los artículos 1,
6 y 8 de la CIPST que establecen que los Estados deben tomar medidas
efectivas para prevenir, sancionar y garantizar el acceso a la justicia en
casos de tortura, todos en perjuicio de Azul Rojas Marín.
El derecho a la integridad personal respecto de la madre de Azul
Rojas Marín (artículo 5 de la CADH)
La CIDH señaló que los familiares de las víctimas pueden verse, en
ciertas ocasiones, afectados por las circunstancias particulares de las
violaciones perpetradas contra sus seres queridos y la omisión de
investigar del Estado. Así, se estableció que Azul Rojas fue víctima de
tortura, que el Estado incumplió su deber de investigar, generando un
grave una grave afectación a la integridad psíquica y moral de su madre.
De esta manera, la CIDH indicó que el Estado peruano violó el artículo
5.1 de la CADH, en perjuicio de Juana Tanta Marín.
CONCLUSIONES
Disponer una reparación integral a Azul Rojas Marín y Juana Tanta
Marín por las violaciones a sus derechos humanos. Esta debe incluir
medidas de compensación pecuniaria y satisfacción para reparar tanto
el daño material como moral, así como un acto público de
reconocimiento de responsabilidad por parte del Estado para las
víctimas.
Investigar de manera efectiva, con la debida diligencia y dentro de un
plazo razonable la violencia sexual sufrida por Azul Rojas, calificada
como tortura. Las investigaciones y procesos judiciales deberán hacerse
con base en los estándares descritos en el presente informe. Tomando
en cuenta la gravedad de las violaciones declaradas y los estándares
interamericanos al respecto, la CIDH destacó que el Estado no podrá
oponer la decisión de sobreseimiento dictada a la luz de la garantía de
ne bis in ídem, cosa juzgada o prescripción.
Disponer las correspondientes medidas administrativas, disciplinarias o
penales correspondientes frente a las acciones u omisiones de los
funcionarios estatales que contribuyeron a los distintos factores de
denegación de justicia.
Brindar de forma gratuita, inmediata y por el tiempo que sea necesario,
el tratamiento médico y psicológico o psiquiátrico, según corresponda, a
la víctima del presente caso si así lo solicite y de manera concertada
con ella.
RECOMENDACIONES
Debemos conocer todo lo referente al Sistema Interamericano de
derechos Humanos y sobre todo la función que desempeña la Corte
Interamericana de derechos Humanos en este contexto.
Dentro de la promoción de los derechos humanos que realiza el Estado
peruano, debe impartirse información sobre la CIDH en los textos
escolares de nuestro sistema educativo, a fin de que todos los
ciudadanos tengan conocimiento de su labor.
BIBLIOGRAFÍA
https://cdn01.pucp.education/idehpucp/wp-content/uploads/
2021/01/01150123/Azul-Rojas-Marin-Per%C3%BA.pdf
https://www.defensoria.gob.pe/defensoria-del-pueblo-sigue-pendiente-
ejecucion-de-las-reparaciones-en-favor-de-azul-rojas-marin/