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Teoria Arqueologica y Crisis Social Comp

El texto argumenta que la crisis social en Occidente y la crisis epistemológica en arqueología están interrelacionadas, ambas reflejando un orden patriarcal que disocia razón y emoción. Se sostiene que los arqueólogos tienen la responsabilidad de reflexionar sobre cómo sus discursos sobre el pasado influyen en el presente y el futuro, y que la cultura material no debe ser vista como un mero reflejo de la sociedad, sino como parte activa en la construcción de la subjetividad. La autora aboga por una crítica radical que examine la relación entre el pasado que construimos y el presente que vivimos, sugiriendo que la crisis actual podría llevar a una sociedad más desigual y emocionalmente sufriente.
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Teoria Arqueologica y Crisis Social Comp

El texto argumenta que la crisis social en Occidente y la crisis epistemológica en arqueología están interrelacionadas, ambas reflejando un orden patriarcal que disocia razón y emoción. Se sostiene que los arqueólogos tienen la responsabilidad de reflexionar sobre cómo sus discursos sobre el pasado influyen en el presente y el futuro, y que la cultura material no debe ser vista como un mero reflejo de la sociedad, sino como parte activa en la construcción de la subjetividad. La autora aboga por una crítica radical que examine la relación entre el pasado que construimos y el presente que vivimos, sugiriendo que la crisis actual podría llevar a una sociedad más desigual y emocionalmente sufriente.
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Teoría arqueológica y crisis social

Archaeological theory and social crisis

Almudena Hernando
Departamento de Prehistoria
Universidad Complutense de Madrid
28040- Madrid.
[email protected]

Recibido: 04-09-2012
Aceptado: 24-10-2012

resumen
En este texto se defenderá que la crisis por la que atraviesa la sociedad occidental y la crisis epistemológica en la que se
halla sumida la arqueología están íntimamente conectadas. Ambas son expresión de un mismo orden de saber-poder (en
términos de Foucault) que se rige por la disociación razón-emoción, por la idealización de la razón y por la negación
de la importancia de la emoción. Este orden lógico, que fue elevado al lugar de la verdad por la Ilustración, es el orden
patriarcal. En el texto se intenta demostrar la vinculación y mutua determinación entre el discurso que hacemos sobre
el pasado y el orden socio-económico que rige el presente, y se deiende que, en consecuencia, los arqueólogos tenemos
una responsabilidad en la construcción de nuestro futuro que no deberíamos eludir.

Palabras clave: Crisis modernidad. orden patriarcal. razón-emoción. Identidad. Individualidad. Identidad relacio-
nal.

abstract
The aim of this text is to demonstrate that the current socio-economic crisis of the Western World and the epistemologi-
cal crisis of archaeology are deeply connected. Both are expression of a same order of knowledge-power (in Foucault
terms), characterized by a dissociation between reason and emotion, by an idealization of reason and by a concealment
of the importance of emotion. This logical order, raised to the place of the truth by the Enlighment, is the patriarchal
order. This text will be focused on the link between the discourse we construct about the past and the socio-economic
order of the present. It defends that the archaeologist have a responsibility in the construction of our future which should
not be eluded by them.

Key words: Crisis of modernity. patriarchal order. reason-emotion. Identity. Individuality. relational identity.

sumario: 1. Introducción. 2. La Arqueología y el inconsciente de la cultura (lo “sabido no pensado”). 3. Razón y emo-
ción en nuestra trayectoria histórica. 4. Poder y discurso explícito (“lo pensado”). 5. La identidad relacional actuada (y
no reconocida) por los hombres a lo largo de la historia. 6. Conclusión.

Complutum, 2012, Vol. 23 (2): 127-145 127 ISSN: 1131-6993


http://dx.doi.org/10.5209/rev_CMPL.2012.v23.n2.40880
Almudena Hernando Teoría arqueológica y crisis social

1. Introducción dad que tenemos si no utilizáramos la cultura mate-


rial que utilizamos, ni tendríamos la cultura material
La Arqueología europea vive un estado de des- que utilizamos si no tuviéramos la subjetividad que
orientación similar al de la propia sociedad, que tenemos. Para entender a qué me reiero basta con
atraviesa una crisis sin precedentes en la Moderni- observar cómo el uso de nuevas tecnologías, de in-
dad. Miramos perplejos y desconiados a un futuro ternet o teléfonos móviles está cambiando la subje-
cuya trayectoria desconocemos, porque se ha roto tividad y las relaciones entre las personas, y cómo,
la lógica que guiaba hasta ahora nuestro proceso de a su vez, este cambio está llevando a producir nueva
transformación. Se trata de una crisis estructural, tecnología y nueva cultura material. Diferentes au-
profunda, que afecta al propio andamiaje sobre el tores (Latour 1993; Callon 1991; Elías 2001: 70)
que se levantaba hasta ahora nuestro ediicio cultu- han insistido ya en este hecho, al igual que Giddens
ral, los valores que nos guiaban, las verdades en las (1995), Bourdieu (2007) o Morin (2005) insistieron
que creíamos. La sociedad se debate, angustiada y en la mutua determinación entre sociedad y perso-
sin la protección de los dioses que antes la velaban, na: las personas tienen distintos modos de entender
entre el intento paria de insistir en unos criterios la vida, las relaciones y a sí mismas dependiendo de
de relación y actuación regidos por la colaboración, la sociedad en la que nacen, porque a través de la
los vínculos emocionales, la igualdad en la toma de educación y la socialización, la sociedad determina
decisiones y la solidaridad social por un lado, y el el modo de ser persona que caracteriza a sus miem-
triunfo inapelable de los mercados, de los criterios bros. Pero a su vez, precisamente por los criterios y
que imponen la explotación de una mayoría subor- valores en los que son educadas, las personas trans-
dinada a manos de una minoría cuyo único objetivo forman a su propia sociedad en cierta dirección,
es ampliar y reforzar su poder, privilegio y diferen- por lo que puede decirse que la sociedad determina
cia respecto a esa masa informe de población de la el modo de ser persona tanto como el modo de ser
que se abastecen, por otro. persona determina la forma que irá adoptando su
Aparentemente, la Arqueología no tiene nada sociedad. Piénsese, por ejemplo, en el caso de Mark
que ver con esta situación. De hecho, en general Zuckeberg y la invención de Facebook (Mezrich
se considera que nuestra disciplina es otra víctima 2010): sólo porque el primero había nacido y se ha-
más de los daños colaterales de la crisis: descenso bía educado en un determinado contexto cultural de
de inanciación para proyectos, excavaciones, con- clase media norteamericana, y desarrollaba su ado-
tratos, obras de restauración, organización de semi- lescencia en un ambiente racionalizador caracteri-
narios,… Se observa que, al igual que cualquier otra zado por ciertas dinámicas de relación social, como
dinámica social o cientíica, la Arqueología está es Harvard, pudo concebir Facebook. Pero a su vez,
resintiéndose económicamente de la situación, sin Facebook está cambiando tanto las relaciones y la
que se relacione este hecho con la desorientación subjetividad de las personas que en el futuro éstas
y pérdida de rumbo epistemológico en las que se tendrán necesidades diferentes, que llevarán a in-
encuentra inmersa. La mayoría de los arqueólogos venciones y tecnologías distintas.
que piensan en este tema (siempre una minoría) es- Estamos acostumbrados a concebir la cultura
tablecen la misma relación entre crisis económica como un conjunto de departamentos estancos (la
y Arqueología que la que suponen entre sociedad y sociedad, la economía, la psicología individual, la
cultura material: las segundas son expresiones pasi- cultura material) susceptibles de ser estudiados de
vas, directas, de lo que ocurre en las primeras. En forma aislada. Esto nos permite construir la fantasía
este texto se sostendrá, sin embargo, un argumento de que entendemos y controlamos nuestro objeto de
diferente sobre esa relación, que ya ha sido defen- estudio, pero en realidad está falseando la realidad
dido desde posiciones postestructuralistas como la de lo que somos, que es mucho más compleja. La
llamada Arqueología Simétrica (Olsen 2010; We- cuestión es que si nos decidiéramos a contemplar
bmoor y Witmore 2008; González Ruibal 2007; toda su complejidad, nuestra seguridad ontológi-
González Ruibal et al. 2011; González Ruibal este ca (basada en la convicción de que controlamos el
volumen): la Arqueología interacciona de forma tan mundo en medida suiciente) se resquebrajaría, por
activa con la dinámica social y cultural como la cul- lo que seguimos operando como si la realidad fuera
tura material con las dinámicas de socialización y más simple de lo que es. En esto consiste la ciencia
reproducción social. Es decir, la retroalimentación clásica que, desde Descartes, Newton y los mecani-
entre el discurso que hacemos sobre el pasado y el cistas del siglo XVIII, ha utilizado el modelo de la
que hacemos sobre el presente es la misma que la maquinaria de un reloj como metáfora del funcio-
existente entre la materialidad y la subjetividad en namiento del universo (Midgley 2004: 167). Éste
la cultura. Cada uno de esos términos forma parte se considera integrado por piezas aisladas que se
constituyente del otro. No tendríamos la subjetivi- coordinan y ajustan de acuerdo a un “mecanismo”

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Teoría arqueológica y crisis social Almudena Hernando

que hay que saber desvelar. Posteriores metáforas estamos diseñando entre todos, aunque no seamos
basadas en átomos, ordenadores o genes (Ibid.: conscientes de ello. Y, de una forma muy signiica-
169-171) no hacen sino actualizar esta visión sim- tiva, quienes construimos el discurso que rige a la
pliicada del universo, que no tiene en cuenta el sociedad, es decir, quienes nos dedicamos a teori-
hecho de que la propia interacción entre las piezas zar sobre qué es la sociedad, qué es el ser humano,
transforma las cualidades de cada una de ellas. cuáles son los valores a los que hay que dar impor-
Del mismo modo en que se produce la interac- tancia, cuáles son los mecanismos que explican el
ción entre materialidad y subjetividad o entre socie- cambio social, cómo fueron nuestros orígenes….
dad y persona, se produce la que afecta a los discur- Ciertamente existe una conciencia generaliza-
sos sobre el pasado y sobre el presente de una deter- da sobre la importancia que tiene el pasado para la
minada sociedad (González Ruibal 2008 y este vo- construcción del futuro, pero esta conciencia suele
lumen; Gnecco y Moro en este volumen). Hacemos limitarse a abordar la cuestión desde un plantea-
un cierto tipo de discurso sobre el pasado porque es- miento basado en la razón instrumental, donde la
tamos inmersos en (y creemos verdaderos) un cierto arqueología debe proporcionar herramientas útiles
tipo de valores, ideales o normas en el presente. Y para gestionar los problemas del presente y la ame-
porque crecemos modelados por ellos, damos im- naza del futuro. Cabe situar en este apartado el én-
portancia a ciertos aspectos del pasado y no a otros, fasis en patrimonio y tecnologías de gestión cultural
por lo que rastreamos determinados aspectos de las que actualmente se vive en UE (puede verse, por
sociedades pasadas que seleccionamos (sin saber ejemplo, Dawdy 2009). Sin embargo, es difícil en-
que lo hacemos) porque son los aspectos a los que contrar relexiones que partan de una crítica radical,
damos importancia en el presente. Esto quiere decir en la que se analice la relación entre el pasado que
que si en el presente damos importancia al cambio, construimos y el presente que estamos sufriendo,
al poder, a la individualidad, a la razón,… busca- entre el desmoronamiento del orden que conocía-
remos estos rasgos en las sociedades pasadas, sin mos hasta ahora y el tipo de lectura que hacemos
preocuparnos por entender si esas sociedades tam- del pasado. Por esta razón he decidido dedicar este
bién le daban la misma importancia, lo que pone en artículo a esa relexión. Estamos atravesando una
riesgo la posibilidad de entender sus dinámicas. De crisis de la que saldrá una sociedad distinta, presu-
hecho, paradójicamente, suele considerarse que las miblemente regida por criterios y valores cada vez
personas que llaman la atención sobre la necesidad menos guiados por la solidaridad, la humanidad y
de atender a criterios diferentes de los que rigen la las necesidades emocionales y psíquicas de los se-
sociedad del presente son las que introducen un ses- res humanos. Estamos yendo a una sociedad que
go subjetivo en la investigación del pasado, porque ofrecerá más recursos tecnológicos y económicos
suele considerarse de tal modo universal el modo a una parte crecientemente menor de la población
particular que tenemos de percibir y relacionarnos mundial, que a su vez será cada vez menos compa-
con el mundo en el presente que las demás opciones siva con quienes no puedan disfrutar de esos mis-
se consideran faltas de rigor y fundamento cientíi- mos recursos. Estamos yendo a una sociedad que,
co. De ahí que no sea casual que la crisis en el tipo en términos emocionales, se caracterizará de forma
de valores y verdades que han regido hasta ahora el progresiva por el sufrimiento. Y creo que puede de-
discurso social imperante en el presente se acompa- mostrarse que los arqueólogos tenemos una parte
ñe de una crisis en el tipo de lógica que debe guiar de responsabilidad en esta trayectoria (véase Gon-
la investigación del pasado. Si se ponen en cuestión zález Ruibal en este volumen). A ello dedicaré las
los criterios que rigen la sociedad y el pensamiento siguientes páginas.
del presente, se tienen que poner igualmente los que
rigen el estudio del pasado.
Y de ahí también que a los arqueólogos nos que- 2. La Arqueología y el inconsciente de la cultura
pa una responsabilidad que no deberíamos obviar (lo “sabido no pensado”)
en la relexión sobre qué tipo de discurso estamos
haciendo y cómo repercute lo que hacemos en el fu- La Arqueología historicista no presta atención al
turo que estamos diseñando. Porque pareciera que signiicado de la cultura material dentro del conjun-
una mano negra, llamada mercado inanciero está to de relaciones de la cultura, por el simple hecho
conduciendo por sí sola a nuestra impotente socie- de que no contempla las relaciones de la cultura. La
dad a un futuro tan amenazador como irremediable, Arqueología procesual, por su parte, considera que
no pudiendo luchar contra ello de otra manera que todas las relaciones que integran la cultura son ana-
saliendo a gritar impotentes en protestas callejeras, lizables en términos de “sistema socio-económico”
para que alguien escuche nuestra resistencia ante lo (Binford 1972; Renfrew 1988) y que este sistema
que está ocurriendo. Pero lo que está ocurriendo lo está guiado siempre por la misma lógica que rige

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Almudena Hernando Teoría arqueológica y crisis social

el presente, que es la lógica economicista que in- lugar en un nivel más profundo que el simbólico,
tenta maximizar los resultados de cualquier acción pues es uno de los elementos que construyen on-
(Fernández Martínez, este volumen). La cultura tológicamente a la persona, por lo que al estudiarla
material no sería sino el resultado pasivo, el efec- pueden conocerse aspectos de la persona que van
to, la consecuencia, la manifestación de la aplica- más allá de los que ésa puede reconocer o explicar.
ción de esa lógica en condiciones distintas, por lo Fijémonos en la decoración de nuestras viviendas,
que es interpretada como un indicador del grado de en la distribución de los muebles de nuestra habita-
complejidad alcanzado por el sistema, en una suer- ción, en el orden o desorden de nuestros espacios
te de marcador pasivo del mismo (Binford 1965). privados, sus colores y el diseño de sus muebles. Ni
La Arqueología posprocesual, por su parte, vino a nuestra ropa ni nuestros muebles ni los colores que
transformar la idea que teníamos de la función de la utilizamos son resultados pasivos de nuestra sub-
cultura material dentro de la cultura cuando demos- jetividad, y ni siquiera son expresiones simbólicas
tró (Hodder 1982; 1988) la relación interactiva que de contenidos concretos, sino dimensiones a través
establece con la propia construcción social, dado de las que la propia subjetividad y el sentido del ser
el valor de los objetos como “símbolos en acción”. son construidos. A través de todas esas dimensiones
Los objetos serían signiicantes de un signiicado nos deinimos como personas y expresamos lo que
simbólico a través del cual la cultura expresa men- somos, sin que podamos justiicar las elecciones de
sajes que no son conscientes, ni por tanto, pueden forma racional en muchos casos. El hecho de que no
ser expresados de forma discursiva. Como veremos podamos explicar por qué nos gustan ciertos colo-
a continuación, aunque coincido con esta interpre- res o ciertos diseños o un estilo de ropa no implica
tación de la cultura material, no lo hago, sin embar- que no interactúen de forma muy activa con nuestra
go, con otros aspectos de la interpretación pospro- subjetividad, sino simplemente que pertenecen a la
cesual. Al partir de la prioridad que el pensamiento dimensión no pensada, no consciente, de lo que so-
posmoderno concede al sujeto transcendental, es mos. Bollas (2009) llamó “lo sabido no pensado” a
frecuente que los arqueólogos posprocesuales atri- esa parte de nuestro comportamiento expresada a
buyan a todas las personas, independientemente del través de acciones y objetos, y no de pensamientos,
grado de complejidad de su grupo social, la misma que forma parte de nuestra mente inconsciente des-
capacidad de agencia y por tanto, la misma indivi- de la infancia. A través de una socialización que no
dualidad que caracteriza a los sujetos de la moderni- siempre es explícita, sino construida a través de la
dad (Moore 2000; Knapp y Meskell 1997; Knapp y imitación y reforzada o sancionada por los mayores,
Van Domelen 2008; Machin 2009). Y es aquí donde los niños y las niñas van adoptando modos distintos
reside, en mi opinión, el principal problema de sus de expresión corporal, de modalidades de juego, de
interpretaciones del pasado. Sus posiciones son, en inclinaciones a colores, formas o disposición de la
principio, anti-positivistas, por lo que consideran cultura material que utilizan. Lo mismo sucede en-
que la lógica y los códigos de signiicado de cada tre clases sociales diferentes, y por supuesto, entre
grupo humano son particulares e intransferibles, lo culturas distintas. A través de la acción y el uso de
que favorece el relativismo e impide el evolucio- cultura material, se reproduce una cierta manera de
nismo y el etnocentrismo. Pero al considerar que la ser que no es consciente ni pensada, por lo que no
individualidad es una forma universal de identidad, pasa a formar parte de lo que una persona puede ex-
están proyectando a todos los grupos humanos el presar de sí misma cuando tiene que deinir su pro-
modo de identidad que caracteriza a los hombres de pia manera de ser. Lo que podemos expresar para
la modernidad, lo que no sólo impide comprender deinirnos incluye únicamente aquellos comporta-
interacciones pasadas basadas en otras lógicas, sino mientos, actitudes o rasgos que ponemos en juego
que además, reairma la lógica cultural que nos ha de forma consciente, pero lógicamente no pueden
traído hasta el punto crítico en el que nos encontra- incluir a aquellos cuya actuación nosotros mismos
mos. desconocemos.
En este texto se defenderá que la cultura material Esta misma dinámica opera al nivel de la cultura,
no es un resultado intencional, consciente, mera- porque como ya señalé en otro lugar (Hernando y
mente utilitario, una herramienta de la sociedad que González Ruibal 2011), considero que la relación
la produce y usa, sino que expresa contenidos cul- entre la persona y la cultura puede caliicarse de
turales que no son conscientes, pero que no obstante fractal, en el sentido de que no es de determinación,
operan de manera determinante en la construcción sino de escala: la cultura está regida por la misma
de las dinámicas en que nos insertamos, siguiendo lógica que rige la subjetividad de las personas que
con ello la fundamental aportación de la arqueología tienen el poder dentro de ella, porque son ellas las
posprocesual. Pero se irá más lejos aún, al defender que construyen el discurso que la rige. Esto quiere
que su interacción en el conjunto de la cultura tiene decir que el relato de la historia está integrado sólo

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Teoría arqueológica y crisis social Almudena Hernando

por los hechos y acciones que son conscientes y que contiene pruebas de ciertos comportamientos que
son relexionadas por parte de la gente que la pro- los arqueólogos no ven ni, por tanto, han podido
tagoniza (que son quienes están en el poder), que- interpretar hasta ahora, porque ellos mismos ac-
dando excluida de ella toda esa otra parte que las túan esos comportamientos de forma inconsciente,
propias personas no reconocen ni, por tanto, pueden sin reconocer que lo hacen. Con esto quiero decir
relexionar. Sin embargo, la arqueología analiza el que nuestro orden social nos enseña a no dar im-
comportamiento humano a través de sus acciones y portancia, a no reconocer, determinados aspectos de
de la cultura material que ésas generaron o generan, nuestro comportamiento presente, lo que nos lleva
de lo que se deduce que es la disciplina idónea para a ser incapaces de reconocer esas dimensiones del
estudiar los comportamientos “sabidos no pensa- comportamiento en el pasado. De ahí que no se pue-
dos” de esos mismos protagonistas y esa parte de la da separar nuestra subjetividad en el presente del
identidad humana construida a través de la acción y discurso que hacemos sobre el pasado.
los objetos, que no pasa por la relexión consciente.
Puede ser útil recordar aquí el “Proyecto de la ba-
sura” de William Rathje, por el que le concedieron 3. Razón y emoción en nuestra trayectoria
el Premio de la Academia de Ciencias de los Esta- histórica
dos Unidos. Rathje (1992) demostró que cuando se
preguntaba a familias de la clase media norteame- Para entender el proceso histórico, debemos volver
ricana por sus hábitos de consumo, no siempre re- a los cazadores-recolectores organizados en bandas.
conocían lo que simultáneamente se encontraba en Al hacerlo, me veo obligada a repetir algunas ideas
sus cubos de basura, y que esto no lo hacían porque que vengo desarrollando desde hace tiempo (Her-
mintieran, sino porque “la gente (…) desconoce (..) nando 1999), pero resulta necesario hacerlo para
el contenido real de sus vidas” (Ruiz 1992)1. Lo que poder avanzar un paso más en la argumentación.
Rathje demostró es que los cubos de basura ofrecían Entre los cazadores-recolectores, todas las per-
una información idedigna y más completa que el sonas tienen la misma posición de poder -aunque
discurso hablado, porque la cultura material dejaba tal vez no de prestigio (Ortner 1996; Rogers 1975;
constancia de comportamientos que no habían sido Sanday 1981; Hernando et al. 2011)- y de especia-
conscientes, o al menos no eran reconocidos des- lización del trabajo, con la única salvedad de las di-
pués, tal vez por no estar bien valorados socialmen- ferentes y complementarias funciones de hombres
te o incluso por estar proscritos por la norma social. y mujeres. En estas condiciones, toda la evidencia
En este sentido, se podría decir que la Arqueología sobre sociedades actuales demuestra que el grupo
tiene la capacidad de acceder a evidencias sobre constituye la instancia mínima de identidad, el nú-
dinámicas y realidades sociales que no son recogi- cleo último a través del cual puede percibirse a sí
das por la Historia, porque ésta (a pesar de poseer misma la persona, porque sólo sintiéndose parte de
también mucha más evidencia de la que incluye en una unidad mayor puede sentir capacidad de hacer
su discurso, como las posiciones feministas han de- frente a las desconocidas y amenazantes condicio-
mostrado) sólo incluye los aspectos reconocidos por nes de la existencia. Esta adscripción al grupo se
la sociedad. Sin embargo, no basta con saber esto expresa, entre otras cosas, a través de una cultura
para poder interpretar esas evidencias. Para hacerlo, material común: la tipología de objetos es limitada
hay que entender esa parte del comportamiento que y característica del propio grupo (tienen una vesti-
actuamos en el presente y que, sin embargo, como menta y una ornamentación común que les deine,
en los cubos de basura de Rathje, no aparece releja- todos los cazadores de un mismo grupo cazan con el
da en el discurso que rige nuestra sociedad, porque mismo tipo de arma, fabrican el mismo tipo de reci-
no es reconocida conscientemente. Sólo cuando los pientes o de viviendas, practican un rito común,…)
arqueólogos empecemos a reconocer esta parte de (González Ruibal et al. 2011).
nuestro propio comportamiento, podremos iluminar Todos los estudios sobre el concepto de persona
aspectos del comportamiento pasado que nuestra en estas sociedades demuestran que la idea de uno/a
mirada no estaba entrenada para ver. mismo/a se construye sólo a través de las relaciones
Entiendo la diicultad de aceptar el punto de vis- que se sostienen, y que una persona no sabe quién es
ta que defenderé aquí por parte de quienes no se si se le hace prescindir de esas relaciones: “yo soy el
han planteado antes esta relexión. Puede parecer padre de mi hijo, el sobrino de mi tío, el hermano de
absurdo pensar que hay cosas que están delante de mi hermana, el marido de mi mujer…” (Leenhardt
nuestros ojos y que, sin embargo no podemos ver 1997; Turner 1995; Taylor 1996).
porque el orden social en el que nos incluimos no En estos grupos no existe la escritura, recur-
nos ha enseñado a mirar, pero esto es lo que pre- so que exige la existencia de un grado elevado de
tendo argumentar en este texto. La cultura material complejidad socio-económica. En consecuencia, la

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Almudena Hernando Teoría arqueológica y crisis social

percepción y representación de la realidad se cons- hace, entre otras cosas a través de los objetos que
truye sólo a través de la experiencia personal, lo utiliza, por lo que hacer cosas distintas y utilizar
que carga de emociones la relación con el mundo. objetos diferentes es la clave de construir diferen-
Debe tenerse en cuenta, además, que los fenómenos cias interpersonales, es decir, rasgos de individuali-
de la naturaleza no pueden explicarse a través de la zación. Estudios realizados por Lúria con hombres
ciencia, por lo que se les atribuye comportamiento analfabetos de Siberia concluían que cuando no se
humano, que es el único tipo de dinámica que se conoce la escritura, las personas no pueden con-
conoce (Campbell 1989; Descola 1996; Viveiros de cebirse de forma separada a las circunstancias en
Castro 1996). Esto es el mito. De esta forma, la re- las que viven, no pueden concebir un “yo” aislado
lación con el mundo se construye a través de la pura del grupo ni de sus circunstancias (Ong 1996: 59).
vivencia personal. Sólo existe el mundo que uno Un campesino analfabeto de 38 años, al que Lúria
conoce personalmente: los límites espaciales sólo pregunta, por ejemplo, “¿Qué clase de persona es
incluyen el territorio por el que se ha andado, y los usted?; cómo es su carácter; cuáles son sus cualida-
temporales abarcan las memorias personales de los des y defectos?”, responde diciendo que procede de
miembros del grupo (Thornton 1980; Dietler y Her- un determinado pueblo, que está casado y tiene tres
bich 1993; Bourdieu 1990; Grebe 1987; Leenhardt hijos, que le gustaría tener más tierra… e identiica
1997; Skar 1981). En todas las relaciones que se sus defectos personales con los problemas que ha
sostienen con el mundo existe un componente emo- tenido su cosecha. Esta manera de entenderse a uno
cional que lleva a la persona a sentirse parte de una mismo a través de las relaciones que se sostienen y
red de relaciones y vínculos (con los demás miem- a través de las acciones emprendidas es común en
bros del grupo, con los fenómenos de la naturaleza todos los relatos de personas pertenecientes a so-
porque se consideran regidos por dinámicas huma- ciedades orales. En ellas no existe conciencia de la
nas, con los muertos que quedan en la memoria,…) mente ni del pensamiento. Olson (1998: 263) airma
que profundiza en la idea de que uno/a es siempre que “el concepto de la mente” fue “una invención
parte de una unidad mayor que sí mismo. Y de esta griega” acontecida entre el poeta oral Homero y
forma, sienten suiciente fuerza y seguridad en su los ilósofos Sócrates, Platón y Aristóteles. La Ilia-
capacidad de supervivencia. da expresaría aún una mentalidad oral (Havelock
El comportamiento que caracteriza esta forma de 1996; Olson 1998), que tras ser transmitida por bar-
identidad nunca es pensado de forma abstracta, no dos, habría sido ijada por escrito. En ella “no hay
se relexiona sobre él, no es objeto de pensamiento, evidencias de un estado de mente diferenciada del
por lo que podríamos decir que, en estos grupos, cuerpo y están ausentes términos como “decidió”,
todo el comportamiento es “sabido no pensado”. “pensó”, “creyó”, “dudó” o “se equivocó”” (Olson
No se reproduce a través de un conocimiento ra- 1998: 265). Por supuesto que sus protagonistas ha-
cional y explícito, ni se analiza a través de ciencias cen todas esas cosas, pero no las interpretan como
sociales o humanas, sino que se reproduce a través resultado de estados mentales, sino como expresio-
de la imitación de la acción y del uso de objetos nes de acciones corporales, especialmente de oír
(González Ruibal et al. 2011). La ontología del ser, voces (de dioses, antepasados, etc.) o de hablar con
la percepción de uno mismo, no se construye a tra- uno mismo: “relexionar es mantener una conversa-
vés de la relexión o el análisis, sino a través de la ción dirigida a (…) (los) órganos internos”, como
acción cotidiana y de la fabricación y uso de cultura el corazón. De ahí que más tarde, la misma raíz co-
material que permiten esa acción. Según demues- menzara a desdoblarse en dos conceptos separados,
tran los cazadores actuales, la repetición constante ratio (racionalidad) y oratio (habla) (Ibid: 266).
de gestos y acciones les genera una cierta percep- La identidad y la percepción del mundo antes
ción de sí mismos, el sentido de saber quiénes son. de la aparición de la escritura no se construyen en-
Ellos son quienes hacen determinado tipo de lecha, tonces a través del pensamiento abstracto, de la re-
o de cerbatana, quienes usan determinados adornos lexión, sino a través de la acción y del cuerpo. En
o ropas, quienes matan a determinadas especies, la oralidad el pensamiento no se somete a relexión
quienes tienen determinado ritual. Ellos son las ac- analítica. Lo que se hace se sabe, pero no se “pien-
ciones que emprenden, y es a través de su repeti- sa”, en el sentido de que no se somete al tipo de re-
ción cómo se reproduce el orden social. De hecho, lexión a la que estamos acostumbrados los que nos
será a través de emprender acciones diferentes y de relacionamos con el mundo a través de la escritura.
utilizar cultura material distinta como comiencen a No existe algo como “el pensamiento” que se pueda
diferenciarse los primeros jefes y los primeros es- aislar y con el que sea posible relacionarse de forma
pecialistas, es decir, como se construyan los rasgos separada (abstracta) a la relación que se establece
de individualización antes de la aparición de la es- con la propia realidad experimentada. La vida, sim-
critura. En las sociedades orales, uno es lo que uno plemente, se actúa. La actitud relexiva del propio

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Teoría arqueológica y crisis social Almudena Hernando

pensamiento sobre sí y la construcción de una idea tros denominamos) la naturaleza, esos fenómenos
del “yo” asociado a la mente (cogito ergo sum) dejaban de considerarse regidos por dinámicas hu-
derivará del uso generalizado de la escritura para manas, lo que explica que el poder sobre el mundo
entender el mundo (como veremos más abajo, en se asocie al alejamiento emocional de él, es decir,
ausencia de escritura, la individualidad se construye a una creciente individualización personal (Elías
a través de la particularización del cuerpo, no de la 1993). Cuantos más fenómenos se controlan o en-
mente). La escritura introduce un nivel de relación tienden a través de mecánicas causales, menos fe-
con el mundo integrado por las representaciones nómenos son interpretados a través de dinámicas
que hacemos de él, lo que nos permite relacionar- humanas, por lo que más se controla el mundo, pero
nos con esa representación (con las clasiicaciones, menos relaciones emocionales se sostienen con él.
fórmulas, hipótesis o abstracciones en general so- La individualidad fue resultado de todo un proceso
bre el mundo) además de con el mundo en sí, como histórico, que se iba desarrollando paralelamente al
veíamos más arriba (Olson 1998). aumento del control tecnológico y la explicación ra-
En un proyecto etnoarqueológico desarrollado cional del mundo, dada la distancia emocional que
con los cazadores-recolectores Awá, que habitan en la persona pone en juego cuando desarrolla ambos.
el Amazonas brasileño2, pudimos comprender cla- Y a su vez, el aumento de la tecnología y la especia-
ramente la disociación con la que opera la mente lización del trabajo iban correlacionándose con el
moderna cuando nos resultaba imposible, por ejem- de las diferencias personales dentro del grupo (Elías
plo, preguntar por el sentido de ciertas palabras o 1990). Esto quiere decir que el proceso de indivi-
el modo de construir alguna expresión. Entre los dualización es la contraparte identitaria del proceso
Awá no es posible relexionar sobre la lógica del de aumento de complejidad socio-económica, se
lenguaje, porque el lenguaje no existe como tal. No tenga o no escritura. Las evidencias de aparición de
conciben un nivel abstracto, formado por reglas, los primeros rasgos de individualización son claros
palabras, morfemas o suijos sobre el que se pueda en la prehistoria europea a partir de la llamada “Re-
pensar. Lo mismo nos sucedía cuando preguntába- volución de los Productos Secundarios”, momento
mos, por puro afán de curiosidad, si al día siguiente en que aparecen las primeras artesanías especiali-
saldrían a cazar y obteníamos respuestas excitadas, zadas (de cobre y oro), la evidencia de relaciones
defensivas, de claro malestar. No tardamos mucho comerciales a larga distancia (a través de la presen-
en entender que no podíamos hacer ese tipo de pre- cia de maril, por ejemplo), y la producción granjera
guntas, porque para ellos (como para toda sociedad especializada (Sherratt 1981). La individualización,
oral) el pensamiento está siempre vinculado a la ac- las diferencias en las posiciones de poder y el con-
ción concreta. Preguntarles si saldrían a cazar hacía trol tecnológico irán aumentando (con ritmos dis-
que se sintieran tan presionados como se sentiría un tintos y no siempre de forma lineal) hasta el inal de
empleado a quien su jefe preguntara: “¿llevará us- la prehistoria, pero el grado en que estos rasgos se
ted mañana el paquete”? o un/a hijo/a al que su ma- pueden intensiicar tiene un límite, ya que no existe
dre preguntara: “¿te has lavado las manos?”. En la escritura, ni por tanto fórmulas abstractas o cien-
oralidad no existe el pensamiento abstracto, desco- tíicas que permitan representar las recurrencias y
nectado de la acción, y aunque cuando pueda darse mecánicas del funcionamiento de los fenómenos de
cierta disociación entre razón y emoción en relación la naturaleza. Es decir, no existe la posibilidad de
a los fenómenos que se controlan (pues si se contro- entender mecánicas abstractas que den cuenta de fe-
lan es porque se ha descifrado en alguna medida su nómenos distintos, sino que en ausencia de escritu-
dinámica y por tanto ya no se la considera humana, ra, cada fenómeno se entiende por sí mismo, lo que
por ejemplo en el caso de la agricultura), no se pue- establece un límite a la capacidad de explicación
den concebir aún leyes generales para representar y control del mundo. Pues bien, podríamos decir
dinámicas que engloben el funcionamiento de fe- que cuando ese límite se alcanzó en cada contexto
nómenos concretos diferentes, lo que, en cambio, histórico, cuando se llegó al máximo grado de ob-
sí permite hacer la escritura. Es decir, en la oralidad jetivación, control tecnológico e individualización
no es posible aislar un nivel de representación del que es posible alcanzar sin escritura, esos hombres
mundo separado de los fenómenos concretos que individualizados inventaron una nueva “tecnología
representa. intelectual” (Goody 2000; Ong 1996: 84-7) que les
En nuestra trayectoria histórica, esta situación permitió dar salida a la tendencia al aumento de
inicial fue la base de la que arrancó una creciente individualidad: a través de la escritura (aunque no
diferenciación de posiciones sociales y de especia- de forma inmediata) se disparó el control tecnoló-
lización del trabajo, encarnadas por los hombres gico, la explicación racional y la individualidad. El
según muestra el registro arqueológico. A medida ejemplo de Zuckeberg y Facebook que pusimos al
que se controlaban más fenómenos de (lo que noso- comienzo puede ser útil para pensar en la dinámica

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Almudena Hernando Teoría arqueológica y crisis social

que pudo caracterizar ese paso: porque la sociedad ción de la pertenencia al grupo no desaparecía, por-
es de cierto modo, las personas van socializándose que de ella depende la seguridad ontológica de todo
con unos ciertos rasgos que les llevan a desarrollar ser humano. La cuestión es que mientras no existió
cultura material y tecnología que satisface las de- escritura, la individualidad se construía a través de
mandas de la tendencia, y que a su vez transformará acciones, cultura material y apariencia corporal di-
la forma en que se socializarán las generaciones fu- ferenciada del resto del grupo, superponiéndose, sin
turas. Esas “tecnologías intelectuales” pueden tener embargo, a otras acciones, cultura material y apa-
trascendentales (y no planiicadas) consecuencias a riencia corporal (que más abajo analizaremos) que,
largo plazo, transformando muy profundamente el a cambio, uniicaban entre sí a esos hombres que
modo en que la sociedad entiende el mundo y se se iban individualizando. Pero al aparecer la escri-
entiende a sí misma dentro de él, la forma en que tura y convertirse la individualidad en un tipo de
construye su identidad. Esto fue lo que pasó con identidad consciente de sí, relexiva (Giddens 1987:
la escritura, cuyo potencial, una vez desarrollado, 33), pensada (y no sólo sabida), el discurso social
transformó de tal manera la capacidad de poder so- (que nos enseña quiénes y cómo somos) que se iba
bre el mundo y el grado de individualidad de las construyendo a través de ella comenzó a reconocer
personas, que su uso fue severamente limitado a las exclusivamente los rasgos relacionados con ella
mujeres hasta llegar a la modernidad. misma, con la individualidad, sin que las acciones,
La aparición de la escritura transforma toda la cultura material y apariencia corporal que seguían
percepción de uno/a mismo/a y de la realidad, in- demostrando la existencia de la identidad relacional
troduciendo una dimensión nueva a través de la entrasen a formar parte del discurso. Y así hemos
cual relacionarse con ella. Pero resulta necesario sido socializados a lo largo de la historia, y lo so-
entender una idea: su uso no sustituye el modo an- mos en la actualidad. De este discurso somos resul-
terior de relación con el mundo, sino que desdobla tado los arqueólogos, que por tanto no hemos sido
la posibilidad de relación de quien la utiliza (Her- enseñados a ver ni a interpretar, ni en el presente ni
nando 2012): cuando una persona utiliza la escritu- en el pasado, las abundantes expresiones materiales
ra para describir y pensar el mundo, pone en juego de esa irrenunciable identidad relacional.
dos modos de relación simultáneos: por un lado,
sigue relacionándose de forma vivencial directa
con los fenómenos que conoce personalmente, y 4. Poder y discurso explícito (“lo pensado”)
por otro puede relacionarse con la representación
de esos fenómenos (clasiicándolos, analizándolos, Mi argumento es que a medida que aparecían posi-
descomponiendo sus partes, imaginando fórmulas ciones de poder, la identidad de quienes las encarna-
matemáticas, físicas o químicas para representar ban (los hombres) se iba desdoblando, manteniendo
sus mecánicas profundas, etc.). Piénsese, por ejem- por un lado la identidad relacional (que garantiza
plo, en la carga emocional asociada a los lugares en los vínculos y la percepción de uno mismo como
los que discurrió la infancia, o de los espacios de parte de una unidad mayor a través, entre otros me-
la vida cotidiana, indisociables de las experiencias canismos, de relaciones desiguales de género y de
personales que hayan ocurrido en ellos, y en la po- asociación en grupos de pares, como veremos más
sibilidad simultánea de incluir esos espacios en ma- abajo), e introduciendo, por otro, rasgos de indivi-
pas o planos abstractos y racionales, en donde esos dualización, en tanta proporción como elevada y
espacios se mezclan con otros que no hemos cono- diferenciada fuera la posición de poder que se ocu-
cido ni vivido personalmente. La escritura amplía paba. Ahora bien, la primera forma de identidad es
los límites del mundo, pues permite incluir dentro inherente a la impotencia esencial de toda persona
de ellos todos aquellos fenómenos que alguien ha aislada, y además no se construye a través del pensa-
sabido representar con sus signos, y se asocia siem- miento sino de la acción; es decir, se asocia a la im-
pre a la sensación de poder y de control pues des- potencia y no se relexiona sobre ella, mientras que
entraña las mecánicas profundas del universo. Pero la segunda (especialmente a partir de la aparición
no por utilizarla se deja de establecer una relación de la escritura) se asocia a la capacidad de agencia
emocional con los fenómenos que se experimentan y de poder personal y (desde la aparición de la escri-
personalmente. tura) es relexiva. De esta manera, cuando comenzó
El mismo desdoblamiento ocurre en términos la individualización masculina –por causas que no
de la identidad: a medida que los hombres se in- son del caso aquí (véase Hernando 2012)-, se habría
dividualizaban, la percepción de uno mismo como empezado a desarrollar un discurso de legitimación
alguien distinto de los demás y con poder se iba su- social que sólo tendría en cuenta los mecanismos
perponiendo a la idea previamente existente de uno de la razón y la individualidad, a pesar de que los
mismo como parte de un grupo, pero esta construc- de la emoción y los vínculos con el grupo habrían

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Teoría arqueológica y crisis social Almudena Hernando

seguido actuándose simultáneamente. El desdobla- la emoción, y el individuo a la comunidad, explica


miento se habría acentuado tanto más cuanto más que alcancen el poder aquellas personas (hombres
individualizados estuvieran los hombres, lo que ex- generalmente, pero también mujeres) que creen que
plica que a medida que eso sucediera más se nece- semejante fantasía es verdad a pesar de que sea otra
sitase a (y menos se reconociera la importancia de) la evidencia que rige sus propias vidas particulares.
las mujeres, por un lado, que seguían encarnando la Numerosos autores han puesto de maniiesto la im-
identidad relacional, y más distancia existiera entre posibilidad de concebir la razón sin la emoción, o al
el discurso social (que incluye lo “pensado”) y el individuo sin la comunidad (Damasio 2009; Morin
comportamiento vinculado a la identidad relacional 2005), y la categoría de mito a la que cabe adscribir
(que incluye lo “sabido no pensado”) de los hom- una creencia como ésa (Midgley 2004), en la que
bres con poder, por otro. se basa el pensamiento cientíico. La ciencia social
La escritura disparará el proceso, dadas las po- positivista considera que puede estudiarse al ser hu-
sibilidades de explicación/control del mundo que mano en función de lógicas racionales abstractas,
permite. De hecho, en el siglo XVII la sensación de como si su comportamiento no estuviera sujeto a
control y de individualidad eran tan elevadas en los condicionantes emocionales, ignorando así lo que
hombres con posiciones especializadas, que Des- cada uno de nosotros sabemos por nuestras pro-
cartes formuló su célebre cogito ergo sum, identi- pias experiencias vitales. De esta forma, podríamos
icando el pensamiento (relexivo, consciente de sí) decir que nuestro orden social está regido por una
con el ser. No es casualidad que sea en ese mismo disociación entre el discurso en el que nos sociali-
siglo XVII cuando, como ya ha quedado señalado, zamos y nuestra experiencia personal. A través de la
el concepto de individuo se identiicó, por prime- escolarización y de la socialización se nos transmi-
ra vez con el de persona (Morris 1987; Elias 1990: ten unas verdades sobre nosotros mismos distintas
161), porque a través del pensamiento racional cada de las que ven nuestros ojos y experimentan nues-
uno de esos hombres que manejaban la escritura y tras vidas, pero la fuerza del discurso es tal, que aun
tenían posiciones especializadas, comenzó a pensar así, seguimos reproduciéndolas como verdaderas
que ya no necesitaba al grupo para sentirse seguro, (sobre el discurso como generador de realidad ver
sino que era su propia capacidad racional indivi- Fernández Martínez en este volumen). Cuando se
dual, su comprensión racional de los fenómenos, la observa la realidad desde fuera de este discurso que
que le permitía controlar el mundo. Pero esta per- disocia la razón de la emoción (que no es otro que
cepción de las cosas es, sencillamente, una fantasía el discurso patriarcal), se tiene la sensación de vivir
(Hernando 2012). ante una constante representación teatral de la iden-
La Ilustración consagró3 la idea de que la socie- tidad de quienes están en el poder, como si la vida
dad del siglo XVIII era más civilizada y superior fuera una salida a escena donde se sigue un cierto
a las otras del pasado o del presente porque esta- guión que, entre bastidores y cuando se vuelve a
ba regida por individuos que no se dejaban llevar casa, se sabe fantasioso y no ajustado a la vida real.
por emociones en su relación con el mundo, sino Y sin embargo, las ciencias sociales y el discurso en
por la objetivadora distancia de la razón. Y el siglo el que nos socializamos insisten en que la verdad
XIX avanzó un paso más al transformar deinitiva- es la que se cuenta en la escena, y no lo que se sabe
mente los discursos de legitimación, y proponer, a que ocurre en la vida real, cuando está en su casa,
través de la arqueología y la historia, que la segu- quien protagoniza esas escenas.
ridad de nuestro grupo era resultado del desarrollo Esa disociación entre lo pensado y lo vivido,
de la razón, el cambio, la tecnología y la individua- entre la verdad del discurso y la de la experiencia,
lidad. El discurso sólo tenía en cuenta las dinámi- fue aumentando a medida que la individualidad de
cas conscientes, reconocidas, explícitas, pensadas, los hombres era mayor, es decir, a medida que au-
del comportamiento de los hombres con poder, que mentaba la complejidad socio-económica del gru-
son quienes hacían el discurso. Y dejaba fuera todo po, adquiriendo carta de naturaleza al comenzar la
aquello “sabido no pensado” que ellos actuaban representación abstracta del mundo a través de la
pero sobre lo que no relexionaban, y con ello, la escritura. Podría decirse que a medida que se mul-
contribución de las mujeres. tiplicaban las funciones y se dividía el trabajo, los
Foucault (1992) ya demostró que el poder se sos- hombres que ocupaban las posiciones de poder iban
tiene porque la sociedad considera verdaderos los teniendo un doble tipo de comportamiento: por un
principios en los que se fundamenta, lo que lleva lado, aquel del que eran conscientes (la individuali-
a su vez a alcanzar el poder a quien cree verdade- dad), relacionado con la sensación de agencia per-
ros esos principios, potenciándose así el régimen de sonal sobre el mundo y canalizado a través de la
verdad. El régimen de verdad de nuestra sociedad, razón, y por tanto de la relexión consciente, de la
basado en la creencia de que la razón sustituyó a objetivación y del alejamiento emocional de aque-

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Almudena Hernando Teoría arqueológica y crisis social

llos fenómenos que controlaban; y por otro, aquel primera: la necesidad de asociarse a grupos de pares
que sabían pero sobre el que no pensaban (la identi- que fue acompañando el proceso de individualiza-
dad relacional), el que afecta a la experiencia, a las ción masculina.
necesidades emocionales, a la propia vida, que se
mantenía inalterado, integrado por acciones enca-
minadas a construir vínculos y sentido de pertenen- 5. La identidad relacional actuada (y no reconocida)
cia a un grupo. Como ambos se rigen por criterios por los hombres a lo largo de la historia
contrarios, y tal como señalábamos, el primero se
asocia el poder mientras que el segundo lo hace a la Todo lo señalado puede ayudarnos ahora a com-
impotencia, resulta fácil entender que a medida que pletar el argumento que desarrollamos al principio,
el primero se desarrollaba y se daba importancia vinculando la crisis epistemológica que vive la Ar-
a los valores que lo regían (el cambio, la razón, la queología con la crisis estructural que está viviendo
tecnología), los valores del segundo (permanencia, la sociedad occidental.
emoción, vínculos) pasaban a ser desvalorizados La Arqueología constituye el discurso sobre los
por el discurso. Sin embargo, no por ello dejaban orígenes que sustituyó al Mito cuando, en el siglo
de ser actuados (a través de las acciones y la cul- XIX, la sociedad alcanzó el grado de complejidad
tura material) por quienes construían ese discurso socio-económica propio de la Revolución Indus-
y elevaban al lugar de la verdad la idea de que la trial. Cambio, tecnología, razón, agencia perso-
individualidad y la razón eran las únicas estrategias nal,… caracterizaban de tal modo la relación cons-
a través de las cuales se construía la seguridad del ciente con el mundo de aquellos hombres que regían
grupo. Dada la identiicación que los hombres con la sociedad, que el discurso que hacían atravesó un
poder iban haciendo con los valores relacionados punto de inlexión deinitivo, y empezaron a surgir
con la individualidad y la razón, era cada vez más discursos que tenían como eje el cambio, la razón,
difícil que se identiicaran con los asociados a la la tecnología o la agencia personal (Darwin en bio-
identidad relacional y la emoción, que sin embar- logía, Marx en sociología, Freud en psicología,…),
go, les seguían siendo imprescindibles. La solución entre los que se contó un nuevo discurso de origen,
consistió, en mi opinión, en actuar la identidad construido a través de la arqueología. La estabili-
relacional sin reconocerlo y sin darle valor social, dad, la recurrencia, la eternidad, las emociones de
a través de dos estrategias fundamentales: la aso- los mitos, habían dejado paso al cambio y la razón
ciación de esos hombres en grupos de pares, y el de la ciencia, adquiriendo ésta la misma potencia
establecimiento de relaciones desiguales de género. de verdad que hasta entonces había tenido el mito.
A partir del momento en que los hombres comenza- La Arqueología nació y se ha desarrollado siem-
ron a desarrollar rasgos de individualización, se co- pre como una más de las disciplinas dedicadas a
menzaron a asociar entre sí en grupos de guerreros, construir un nuevo orden social, regido por la con-
profesionales, deportivos, por un lado; y por otro, vicción de que los cambios, la tecnología y el poder,
impidieron que las mujeres se individualizaran para encarnados por hombres crecientemente individua-
que al mantener la identidad relacional garantizaran lizados, constituyen las claves de nuestra superio-
el vínculo de ellos. Y de esta forma, ellas mantu- ridad frente a los demás grupos. La Arqueología
vieron hasta la modernidad la identidad relacional se ha dedicado a rastrear el origen y desarrollo de
que al comienzo del proceso caracterizaba a todos esos rasgos, reairmando el discurso del presente al
los miembros del grupo social. A través de la hete- ignorar en su análisis del pasado todos los rasgos
rosexualidad normativa, los hombres se aseguraban culturales e identitarios vinculados con la identidad
relaciones complementarias con mujeres especiali- relacional, que por otra parte deinían tanto más a
zadas en el sostenimiento de los vínculos, las emo- las sociedades cuanto menos complejidad socio-
ciones y las permanencias, dando así satisfacción a económica tuvieran. Es decir, la Arqueología ha
ambas formas de identidad sin valorar socialmente sido una disciplina hecha desde el discurso cien-
ni ser conscientes más que de una de ellas, la indi- tíico del presente moderno y por tanto desde los
vidualidad. Paradójicamente, sin embargo, cuanto criterios identitarios que rigen el poder en la moder-
más importancia daban a ésta (es decir, a la razón, nidad, deinidos por la disociación razón-emoción
el poder o el cambio), más necesitaban establecer a la que nos referíamos más arriba. Ciertamente, la
relaciones de pares, y asociarse a mujeres que solo arqueología posprocesual cuestionó la dicotomía
se dedicaran a garantizarles a ellos la otra, lo que razón-emoción (e.g. Shanks and Tilley 1992), y de-
explica que cuanto más devaluada está en el dis- fendió la necesidad de atender a las emociones (Tar-
curso la emoción y los vínculos, más patriarcal es low 2000; Gosden 2004; Harris & Sørensen 2010;
la sociedad. No dedicaré las siguientes páginas, sin Kus 2010), y a expresiones culturales diferentes de
embargo, a analizar esta última estrategia, sino la las construidas a través de la razón (Atalay 2006).

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Teoría arqueológica y crisis social Almudena Hernando

Sin embargo, como vimos, simultáneamente insis- material es construida de una forma u otra depen-
tía en la capacidad de agencia personal asociada a diendo de la subjetividad de quien la construye. Los
la individualidad como un rasgo universal de todos cazadores-recolectores no tienen una idea del “yo”,
los seres humanos (Hodder 2003; Dobres y Robb de cada uno de ellos como una instancia concebible
2000; Knapp y Van Dommelen 2008), lo que impe- fuera del grupo, sino que cada uno de ellos existe
día analizar la verdadera y trascendente dimensión en tanto es una parte indisociable de un núcleo úl-
de las emociones y los vínculos en tanto que mate- timo, mínimo, irreductible, que es el grupo social
ria prima de la identidad relacional. De ahí que ni al que pertenecen. Esta percepción de su identidad
la Arqueología procesual ni la posprocesual hayan (relacional) se construye, en gran medida, a través
podido rastrear en el registro arqueológico eviden- de la uniformización de la apariencia: el hecho de
cias de la actuación de este tipo de identidad, ni parecer iguales (a través de adornos o decoración
que, por tanto, la atención que la última prestó a corporal especíicos para cada grupo) es esencial
las emociones (o a las mujeres o a los indígenas, re- para generar seguridad ontológica: es el grupo, y no
presentantes de la identidad relacional) haya podi- cada uno de ellos separadamente, quien se relaciona
do transformar el modo de entender la identidad de como una unidad con el universo.
los hombres en la modernidad. Desde hace algunos Como sabemos, las primeras manifestaciones
años, algunas corrientes feministas están intentando de diferenciación social, y por tanto de ciertos ras-
no sólo demostrar la importancia y la contribución gos de individualización masculina, aparecen en el
de las mujeres a la dinámica social, sino también registro arqueológico europeo acompañando a la
visibilizar la existencia de dinámicas sociales de llamada “revolución de los productos secundarios”
permanencia, vínculo y cuidado, y no sólo de cam- (Sherrat 1981). Junto a la introducción del caballo,
bio, tecnología y poder en el registro arqueológico el buey y determinadas innovaciones tecnológicas
(Colomer et al.1998; González Marcén y Picazo, empezaron a aparecer en algunos contextos euro-
2005; Montón-Subías and Sánchez-Romero 2008), peos vasos de bebida alcohólica, que según Sherratt
pero sus propuestas quedan lejos aún de ser incor- (1986: 6-7) se asocian al carro por primera vez en
poradas al cuerpo central de la teoría y los objetivos la Cultura de Baden, de la zona danubiana, en la
de la arqueología (véase Montón-Subías y Lozano primera mitad del III milenio (2700-2400 a.C.), y
en este volumen). representan un nuevo estilo de hospitalidad vincula-
Es a este tipo de dinámicas a las que me quiero do al aumento de los contactos interregionales entre
referir, pero insistiendo en un punto poco tratado, hombres aún muy dependientes del mundo mítico,
en tanto que pretendo argumentar que esas diná- pero que ya utilizan las armas como instrumento y
micas sociales orientadas al sostenimiento de los signo de poder. Se han deinido sus dinámicas como
vínculos y el sentimiento de pertenencia a un grupo “economías de bienes de prestigio”, porque sus diri-
no sólo han sido protagonizadas por las mujeres a gentes compartirían conocimiento ritual y esotérico
lo largo de la historia (que es lo que, en todo caso, (dada la enorme importancia que tendría del mun-
se permite reconocer el discurso), sino también por do mítico y la instancia sagrada), además de bienes
los hombres. El registro arqueológico está lleno de materiales indicadores de su posición privilegiada
muestras de la actuación por parte de los hombres (Rowlands 1980; Kristiansen 1982; Bradley 1984:
de esa identidad relacional, pero esta identidad es 63; Renfrew y Cherry 1984; Ruiz-Gálvez 1992:
tan poco consciente y reconocida por el discurso 226).
actual que no aprendemos a verla en el presente, ni Hacia el 2.500 a.C. empiezan a aparecer ente-
por tanto, a poder reconocer sus evidencias cuando rramientos individualizados de estos primeros jefes
aparecen en el registro arqueológico. en toda Europa occidental, asociándose a un ajuar
Resulta llamativo comprobar que cada vez que muy estandarizado y de lujo: junto con el cuerpo
en el registro arqueológico aparecen evidencias del inhumado, aparecen las primeras puntas de lecha
proceso de diferenciación social, de la aparición de cobre y los primeros adornos de oro (demos-
de élites o jefes, de síntomas de individualización trando su relación con el control de la metalurgia
masculina, simultáneamente se comprueba una inicial, la diferenciación de riqueza y la aparición
uniformización de la apariencia de esos hombres de un poder personal representado por las armas),
entre sí. Y sin embargo, mientras los arqueólogos brazales de arquero y botones de un diseño parti-
que tratan este tema pueden ver el proceso de indi- cular (con perforación en “V”), ambos de maril
vidualización en marcha, no dan ningún signiicado (lo que demuestra el comercio con zonas lejanas y
a la uniformización entre pares de la que se acom- un tipo de vestimenta estandarizada), y un tipo de
paña. Recuérdese lo sostenido al comienzo de este cerámica de lujo, la cerámica campaniforme. A la
texto: la subjetividad de las personas se construye mayor parte de los autores que se han ocupado del
tanto a través de la cultura material como la cultura “fenómeno campaniforme” les llama poderosamen-

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Almudena Hernando Teoría arqueológica y crisis social

te la atención la uniformización de la vestimenta vajas de afeitar, espejos y leznas de tatuaje, todo


y los ajuares con que se entierran estos primeros ello en bronce, que aparece aproximadamente a la
jefes desde Escocia hasta Sicilia y desde Portugal vez durante el segundo milenio en toda la Europa
hasta Moravia (Sherratt 1987: 87; véase también central, meridional, septentrional y noroccidental,
Garrido Pena 2007 para una revisión de estas teo- y se extiende al resto de los territorios en el Bronce
rías), pero curiosamente esa uniformización sólo Final (Treherne 1995: 110). A juicio de Kristian-
se interpreta en clave individualizadora, sin tener sen (1984; también en Kristiansen y Larsson 2005
en cuenta otras dimensiones de la evidencia que y Harrison 2004) crearían identidad social a través
muestra. Treherne (1995: 107), por ejemplo, inter- de la alteración de la apariencia corporal, deinien-
preta la aparición de estas tumbas individuales con do a los jefes guerreros y a sus seguidores. Esta
ajuares de lujo como la evidencia material del paso misma importancia de una apariencia determinada
de una ideología “de comunidad” a una centrada de los guerreros se pone en evidencia en las estelas
en el individuo y la persona (lo que sin duda ocu- del Bronce Final del Suroeste de la Península Ibé-
rre), y diversos autores consideran que representa rica, en donde toda su panoplia guerrera (lanzas,
la aparición de ese “ethos masculino” que ensalza arcos y lechas, puñales, espadas, cascos, carros),
al varón guerrero y que se mantendrá ya durante se ve acompañada, en un muy alto porcentaje de
toda la prehistoria y buena parte de la historia (Tre- casos, por espejos de bronce (Galán 1993; Harri-
herne 1995: 108; Sherratt 1981: 299; Kristiansen son 2004). La misma evidencia es destacada en la
1984; Kristiansen y Larsson 2005). Ciertamente, iconografía de los primeros empresarios surgidos
a medida que empieza a existir diferenciación en en el Mediterráneo central (la actual Italia), que
las funciones sociales, no sólo aumenta el control aprovecharon el colapso de los palacios del Me-
tecnológico del grupo, y por tanto, la sensación de diterráneo oriental para beneiciarse de las rutas
poder de quienes tienen ese control, sino también comerciales entre esta zona y el centro/norte de
la percepción de la diferencia interpersonal que Europa a partir del siglo XIII a.C. (Ruiz-Gálvez
se empieza a producir. Ya no todos los hombres 1998, 2009; Kristiansen y Larsson 2005). El ajuar
hacen lo mismo. Algunos hacen cosas diferentes,.. que acompaña a estas personas, que se diferencia-
y tienen más poder. Esta diferencia se visibiliza a ban del resto de su grupo social por su mayor ri-
través de una apariencia particular, de una nueva queza, estaba integrado por vajillas de mesa, equi-
estética masculina propia del varón guerrero (Tre- po de cocina (para la hospitalidad y convivialidad)
herne 1995: 125). Pero obsérvese lo que sucede y elementos como la navaja de afeitar, asociados a
en toda Europa: esta nueva estética corporal, que códigos estéticos relacionados con el cuidado de la
diferencia a los guerreros dentro de sus grupos de barba (Ruiz-Gálvez 1998: 107).
origen, los uniformiza sin embargo entre sí. Kris- Como vemos, los primeros casos de la indivi-
tiansen y Larsson (2005: 231) llaman la atención dualización europea se acompañaron de una si-
sobre la similitud de apariencia corporal, releja- multánea uniformización en la apariencia de quie-
da en vestimenta y tipos de armas similares, y el nes se iban individualizando, relacionada a partir
uso de los mismos instrumentos para el cuidado de cierto momento (no inocentemente) con el cui-
del pelo y la barba (navajas de afeitar y pinzas de dado de la barba, atributo exclusivo de los varones
depilar), en las “aristocracias guerreras” de toda adultos. Esto quiere decir que el registro arqueo-
Europa, desde el Egeo a Escandinavia a partir de la lógico nos muestra dos hechos: por un lado, que
Edad del Bronce. Ellos interpretan esto (también la individualidad y el poder se asocian desde sus
Harrison 2004) como la aparición de “la increí- comienzos a los varones adultos, poniendo en evi-
ble fuerza aculturadora de una nueva institución dencia relaciones desiguales de género. Pero por
de aristocracias guerreras” (Ibid.), pero no prestan otro, que el proceso de individualización masculi-
atención al signiicado de esa uniformización en na se acompañó siempre de un establecimiento de
términos identitarios. relaciones inter pares de quienes supuestamente se
En efecto, no sólo el conjunto campaniforme se individualizaban. Todo ello signiica que a medida
caracteriza por una apariencia similar de sus élites, que los hombres se individualizaban y por tanto,
sino que la uniformización de la apariencia de los creaban una distancia identitaria con el resto de los
hombres con poder y de los guerreros constituye miembros de su propio grupo, se iban insertando
un rasgo común en la sociedad europea desde la en grupos de pares, es decir, en grupos de hombres
Edad del Bronce. En sus tumbas son característi- con su misma condición, pertenecientes a los gru-
cos los llamados artículos de toilette, dedicados al pos vecinos.
cuidado del pelo, la barba y la decoración corpo- Al identiicarse los hombres con poder entre sí
ral. Se trata de un conjunto integrado por peines como pertenecientes al grupo de los poderosos y
de bronce, cuerno o hueso, pinzas de depilar, na- visualizar esa adscripción a través de su aparien-

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Teoría arqueológica y crisis social Almudena Hernando

cia, compensaban el déicit de identiicación con el pares. Harrison (2004: 59) habla, por ejemplo, de
grupo de procedencia que es inherente a la indivi- “un código estructurado”, que deine “la imagen el
dualidad. Sólo podían abandonar la identiicación estatus de un guerrero”, y Kristiansen y Larsson
con un grupo a cambio de adscribirse a otro. Las (2005: 227) consideran “llamativo” (remarkable)
mujeres expresaban la identidad relacional dentro el hecho de que la apariencia de los guerreros de
del grupo a través de los trajes regionales (Søren- la Edad del Bronce “siga pautas similares desde
sen 1997; Hernando 2005), mientras que los hom- el Mediterráneo hasta Europa occidental y septen-
bres actuaban esa misma identidad, pero a través trional”, pero la identidad grupal que esto implica
de vínculos con hombres de otros grupos, de forma no se interpreta en términos de identidad relacio-
inconsciente y no visible para los miembros del nal.
propio, pareciendo así que la sustituían por la in- Aunque estudios sociológicos sobre la moder-
dividualidad. Cuanto más consciente y visible era nidad han insistido en la dimensión relacional
su individualidad dentro del propio grupo, más in- masculina inherente a su adscripción a equipos
consciente y negada era la identidad relacional que deportivos –fútbol en particular (Brown 1989)- o
actuaban a través de vínculos con otros hombres a la uniformización de los ejércitos (Craik 1997),
en su misma situación. tampoco cuando la mirada se aplica a la moderni-
El traje de chaqueta y corbata sería la expresión dad se suele extraer ninguna conclusión estructu-
más reciente de ese mismo mecanismo. Pensemos ral, común a todos los fenómenos observados en la
en los hombres que poseen detentan el máximo misma dirección, de esa observación. Al igual que
poder económico o político en la sociedad occi- sucede en la oralidad, donde la explicación de cada
dental: banqueros, inancieros, propietarios de fenómeno es independiente de la explicación de
multinacionales o primeras iguras políticas… los demás, sin que las inexistentes fórmulas quí-
En este momento dirigen el mundo, por lo que la micas o físicas permitan conectar explicaciones de
percepción subjetiva que ellos tienen de su propio fenómenos distintos, la dimensión relacional de la
poder parece cualquier cosa menos una fantasía. identidad masculina sólo se observa a través de sus
Sin embargo, como hemos dicho, son curiosamen- expresiones particulares, sin que el denominador
te el grupo que más uniica su apariencia a través común que subyace a todas ellas alcance a trans-
del traje de chaqueta y corbata, lo que indica, por formar el discurso social sobre el proceso de indi-
tanto, su necesidad de adscripción a un grupo de vidualización masculina. La individualidad sigue
pertenencia, el grupo del poder, para sentirse se- siendo el único nivel de identidad percibida por
guros. Entre la prehistoria y la modernidad, todo quienes, siempre excepcionalmente, se interesan
tipo de identidades adscriptivas inconscientes, no por la transformación de la identidad (puede ver-
reconocidas, construidas a través de acciones y se también Thomas 2004, o en términos históricos
apariencias semejantes, ha ido permitiendo a los Morris 1987 o Weintraub 1993) y cuando se ob-
hombres construir su fantasía de creciente indivi- serva evidencia que apunta a una uniformización
dualidad, facilitando que se consideraran (que se de la apariencia de los hombres individualizados,
pensaran) progresivamente autónomos y sin nece- y por tanto, a la construcción (inconsciente) de
sidad del grupo. identidades relacionales, sólo se explican los ca-
La cuestión es que, como estos hombres eran sos particulares en términos funcionales, coyuntu-
quienes construían el discurso a través del cual rales, particulares, lo que impide alcanzar el nivel
nuestro orden social se reproducía y sostenía, sólo del signiicado identitario que puede estar ponien-
podían incluir en él los valores de los que eran do de maniiesto.
conscientes, por lo que todo el grupo nos socia- Esto se debe a que el discurso en el que nos
lizábamos en una manera de mirar al mundo en socializamos no nos permite imaginar siquiera la
la que solo era visible una parte de él… aunque existencia de ese nivel. Desde la Ilustración nos
la otra parte estuviera también delante de nuestros enseñan que históricamente la razón sustituyó a la
ojos. emoción y el individuo a la comunidad, y cree-
Como digo, ni siquiera esos autores que, a tra- mos, con la fuerza con la que se cree en los mitos,
vés de magníicos trabajos, llaman la atención so- que esto es verdad, cuando lo que sucedió es que a
bre la extraordinaria uniformización de la aparien- medida que se desarrollaba la razón (en tanto que
cia de los primeros jefes en toda Europa (Treherne distancia emocional en la relación con el mundo),
1995; Kristiansen y Larsson 2005; Harrison 2004; la emoción y la necesidad de los vínculos per-
Earle 1994) extraen ninguna conclusión en térmi- sistía con la misma intensidad que habían tenido
nos identitarios, quedando completamente ajena siempre, pero sin ser reconocidas. No es posible
la idea de que esa uniformización está expresando la existencia del individuo sin su anclaje en una
identidades colectivas (relacionales) de grupos de comunidad de pertenencia, así que a medida que

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Almudena Hernando Teoría arqueológica y crisis social

salía de la comunidad de origen, se producían ads- maldad, malo. Obviamente, el rechazo de lo sub-
cripciones a nuevas comunidades identitarias. Así jetivo constituye una estrategia de saber-poder (en
ha pasado siempre y así pasa en nuestra propia so- términos de Foucault), que no puede contemplar la
ciedad, pero este hecho no se reconoce, aunque lo idea de convertir en objeto de estudio aquella di-
veamos constantemente a nuestro alrededor, aun- mensión que la norma social enseña a desvalorizar
que todos y cada uno de nosotros experimentemos en la construcción de la identidad personal.
la necesidad de los vínculos y las emociones en Los arqueólogos participamos del sostenimiento
nuestras vidas privadas. y reproducción de nuestro orden social tanto como
cualquier investigador del presente, porque con
nuestros estudios contribuimos a legitimar la idea
6. Conclusión de que la fuerza y la seguridad de nuestro grupo ha
dependido del avance de la individualidad, la razón
Nuestra sociedad está regida por un discurso que y la tecnología, olvidando que ese avance no habría
emana de la forma en que los hombres han cons- sido posible si no se hubiera garantizado el senti-
truido su individualidad a lo largo de la historia. miento de pertenecer a un grupo humano y el cáli-
Esta forma, a la que yo llamo individualidad de- do arropamiento frente al mundo que proporcionan
pendiente (Hernando 2012), no da valor social a las emociones. Con ello, colaboramos además en el
las emociones ni a los vínculos humanos (a pesar sostenimiento de un orden patriarcal, que no pue-
de necesitarlos de forma imprescindible y por tanto de reconocer la importancia de la función que han
de actuarlos en las vidas personales). De esta for- cumplido las mujeres en la historia (Hernando en
ma, el orden social está regido por políticas que no prensa; Montón-Subías y Lozano en este volumen).
tienen en cuenta las necesidades y los sufrimientos Solo cuando la arqueología comience a poder inter-
emocionales, las dinámicas basadas en vínculos, la pretar las evidencias de la identidad relacional de
desestructuración y el sinsentido a los que puede los hombres en términos de las necesidades emocio-
conducir la razón cuando se despoja de la capacidad nales y de su necesidad de sentirse vinculados a una
de empatizar emocionalmente con los demás (Mo- comunidad de pertenencia, comenzará a cambiar
rín 2005: 438; González Ruibal 2008). Numerosos el discurso de legitimación del presente. Y esto es
autores, procedentes de disciplinas distintas (Torres condición para que pueda cambiar (junto con otras
López 2010; Bauman 2007; Sennett 2009; Bolstan- luchas de diversa índole) el propio presente, porque
ki y Chiapello 2005; Virilio 2005), están insistien- el discurso que hacemos sobre el presente y el que
do en la pérdida de orientación vital a la que puede hacemos sobre el pasado no son sino expresiones de
conducir una sociedad que empuja y premia el cam- una misma forma de entender al ser humano y a sus
bio, la eicacia tecnológica, la desconexión emocio- dinámicas, que de momento, es la que caracteriza a
nal, el control de información, la apariencia de po- la que ha sido llamada “masculinidad hegemónica”
der,… y desvaloriza proporcionalmente la solidari- en la Modernidad (Connell y Messerschmidt 2005;
dad inherente a los vínculos, la estabilidad y falta de Bird 1996).
cambio, la capacidad de frenar un ritmo vital cada En este sentido puede explicarse que la crisis so-
día más acelerado para poder sentir cómo estamos, cial en la que nos encontramos coincida con una
qué deseamos, adónde vamos. El sistema en el que crisis epistemológica de las disciplinas que estudian
vivimos no permite parar, lo que diiculta cada vez al ser humano, ya que ambas expresan un mismo fe-
más el pensamiento crítico. El mundo académico nómeno. Nos educamos y socializamos en la verdad
exige producción a un ritmo acelerado, lo que a su de un discurso construido a través de la disociación
vez obliga a pensar con la lógica del discurso de razón-emoción, individuo-comunidad, que idealiza
poder, que niega la importancia de los vínculos y la el primero de los términos de ambos pares y oculta
emoción. Por un lado, porque al estar regida la aca- la importancia del segundo. Las políticas que nos
demia por la lógica cientíica positivista (expresión rigen están basadas en esa disociación, sea cual sea
de la individualidad dependiente), considera que el sexo de las personas que lleguen a las posiciones
sólo es aceptable, en tanto que objetivo y cientíico, más altas (en mi opinión, el orden patriarcal es un
aquel modo de razonar que descompone el compor- orden lógico, basado en la creencia de que esa di-
tamiento humano en dimensiones computables y sociación es verdad, por lo que no debe confundirse
observables, como el mecanismo de un reloj. Como el hecho de que haya mujeres ocupando posiciones
ya observara Mary Midgley (2004: 206), el mundo elevadas de poder con una disolución de ese orden).
académico suele caer en el error de considerar que Pero este orden está llegando a su paroxismo, lo que
el hecho de estudiar subjetividades es en sí mismo hace que los miembros de la sociedad moderna oc-
subjetivo, lo que podría equivaler a pensar que el cidental nos veamos sometidos a políticas que no
hecho de estudiar la locura es loco, o de estudiar la tienen en cuenta las necesidades emocionales de

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Teoría arqueológica y crisis social Almudena Hernando

las personas, o tal vez debería decirse que no tie- ban inicialmente en posturas estructuralistas, se
nen en cuenta que deben ser diseñadas para posi- está avanzando últimamente en una dirección que
bilitar la propia vida de las personas -que incluye escapa de las bipolaridades cartesianas, disolviendo
esas necesidades emocionales. Estamos regidos por las antítesis sujeto-objeto, razón-emoción, natura-
personas (hombres casi exclusivamente) que encar- leza-cultura, cuerpo-mente, sociedad-persona, etc.
nan la lógica inanciera de los mercados, es decir, (Criado 2012; Olsen 2010; Webmoor y Witmore
la de la maximización del beneicio, la racionali- 2008; González Ruibal 2007; González Ruibal et
zación extrema y la desconexión emocional total. al. 2011; Hernando y Gonzalez Ruibal 2011). Se
Esta misma lógica se acompaña, necesariamente, de empieza a defender que las dinámicas humanas son
un aumento de la desigualdad de género, conlicto más complejas de lo que hasta ahora ha relejado
social y malestar intrapsíquico. De hecho, la pros- la arqueología, lo que convierte la disciplina en un
titución constituye actualmente la tercera fuente de ejercicio necesariamente interdisciplinar y deman-
beneicios en el mundo capitalista y globalizado, da tolerancia a la conjetura. De momento, no se ha
sólo detrás del negocio de las armas y de las drogas consolidado aún el paradigma que permita esta “ter-
(Cobo 2007: 81). Los movimientos de reacción so- cera vía” que quiere escapar de las bipolaridades,
cial están poniendo en juego, de momento, las cla- de las negaciones y de la absurda pretensión de que
ves opuestas, es decir, la emoción y la colectividad, la sociedad es una cosa distinta de lo que vivimos.
pero no parece que se esté pudiendo encontrar un Podríamos decir que el pulso entre los mercados
punto de conexión entre ambos niveles operativos. y los indignados deinirá el futuro de la arqueo-
Y en mitad de esta cuerda cada vez más tensa en- logía, y que todo indica que ganarán los primeros
tre la disociación que caracteriza por un lado a la ló- y que, por tanto, el positivismo procesual se rea-
gica de verdad, y en consecuencia a las estrategias irmará como paradigma dominante (Domínguez
político-económico-sociales de nuestra sociedad, Rodrigo 2008). Pero también podríamos decir que
regidas por el cambio, la razón y la individualidad, si los arqueólogos tomaran conciencia de la diso-
y por otro a la experiencia vital de las personas, re- ciación en la que se funda el discurso histórico y
gida por la necesidad de que algo permanezca, de social (véase González Ruibal en este volumen), y
pertenecer a redes sociales y de tener emociones sa- del hecho de que ellos mismos reproducen como
nas, se mueve una teoría arqueológica que no sabe verdaderos unos principios que no son los que rigen
a quién apoyar. Porque dependiendo del paradigma la vida real, comenzarían a hacer un discurso sobre
que utilicemos, estaremos reairmando una determi- el pasado diferente, que ayudaría al resto de la so-
nada visión de los valores que son importantes en ciedad a mirar su presente de forma distinta. Si los
la sociedad, seamos o no conscientes de ello. Como manuales sobre la prehistoria y la historia contuvie-
decíamos, nuestra lectura del pasado ayuda a cons- ran interpretaciones sobre los aspectos relacionales
truir tanto la sociedad del presente como la manera de las sociedades del pasado, sobre la importancia
que tenemos de entender el presente determina la de los vínculos y de las permanencias, y no sólo so-
lectura que hacemos del pasado. Los positivistas, bre el aumento del poder, el cambio o la tecnología,
sean historicistas o procesuales, apoyan y reairman tal vez, entonces, las políticas públicas se sentirían
la visión del mundo de las políticas que idealizan la legitimadas para reconocer y legislar de acuerdo a
razón, el cambio y la individualidad, al utilizar estos dinámicas y necesidades humanas, tal como les está
ejes para construir su visión del pasado. Los herme- pidiendo toda la base social. En mi opinión, tomar
néuticos o posprocesuales comenzaron a reivindi- conciencia de la ocultación de la importancia de la
car otra visión de lo humano, dando importancia a emoción y de los vínculos humanos es una clave
la subjetividad y la emoción, aunque al asociarlo a fundamental para poder escapar del futuro terrible
la individualidad cayeron en un relativismo y par- al que nos dirigimos. Y en tanto que creadores del
ticularismo extremos y entraron en una dinámica discurso sobre los orígenes, que es el principal dis-
explicativa tan poco fundamentada que sería aban- curso de legitimación de cualquier grupo social, los
donada por parte de ellos mismos más tarde. Tanto arqueólogos tenemos una responsabilidad que no
desde esta corriente como desde quienes se situa- deberíamos eludir.

notas

1. La cita completa es la siguiente: “No creo”, dice Rathje, “que la gente intente ocultar conscientemente cosas;
lo que sucede es que desconocen el contenido real de sus vidas. Por ejemplo, sociedades que beben más alcohol
o comen más grasas de lo que dicen” (Ruiz 1992).

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Almudena Hernando Teoría arqueológica y crisis social

2. Proyecto I+D “Etnoarqueología de los Awá-Guajá (Maranhão, Brasil), un grupo de cazadores-recolectores en


transición a la agricultura” (HUM2006-06276Hist). Miembros del equipo: Almudena Hernando, Elizabeth Bese-
rra Coelho, Gustavo Politis y Alfredo González Ruibal. Financiado por el Ministerio de Ciencia yTecnología de
España.
3. Utilizo este término religioso porque se admite su verdad con la contundencia de una creencia mítica (Midgley
2004 ).

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