Tema 2: Conocerse a si mismo para conocer al otro:
En Génesis 1:27 se describe la creación del hombre y la mujer a imagen y semejanza de
Dios, destacando la igualdad y la importancia de ambos en la creación
Este versículo enfatiza que los seres humanos fueron creados a imagen de Dios, lo que
implica que compartimos ciertas cualidades con Él, como la capacidad de razonar, tener
conciencia moral y espiritualidad
Cada ser humano es original e irrepetible. ¿Partir desde la pregunta Quién soy yo? Que
talentos, virtudes, actitudes, limitaciones, Errores contempla mi ser.
Entender que en un mundo complejo existen las diferencias, pero estoy llamado a ser
protagonista de mi propia historia, no estoy llamado a fracasar sino a triunfar pese a que
en ocasiones nos coloquen trabas, también debemos considerar que hay personas de
buena voluntad que nos pueden ayudar a avanzar. Que especial cuando alguien nos recibe
con cariñó, nos acepta aun sabiendo de nuestros errores y contribuye tomando en cuenta
los talentos con que cuenta esa persona y la ayuda a avanzar
El mundo de las emociones
143. Deseos, sentimientos, emociones, eso que los clásicos llamaban «pasiones», tienen
un lugar importante en el matrimonio. Se producen cuando «otro» se hace presente y se
manifiesta en la propia vida. Es propio de todo ser viviente tender hacia otra cosa, y esta
tendencia tiene siempre señales afectivas básicas: el placer o el dolor, la alegría o la pena,
la ternura o el temor. Son el presupuesto de la actividad psicológica más elemental. El ser
humano es un viviente de esta tierra, y todo lo que hace y busca está cargado de pasiones.
144. Jesús, como verdadero hombre, vivía las cosas con una carga de emotividad. Por eso
le dolía el rechazo de Jerusalén (cf. Mt 23,37), y esta situación le arrancaba lágrimas
(cf. Lc 19,41). También se compadecía ante el sufrimiento de la gente (cf. Mc 6,34). Viendo
llorar a los demás, se conmovía y se turbaba (cf. Jn 11,33), y él mismo lloraba la muerte de
un amigo (cf. Jn 11,35). Estas manifestaciones de su sensibilidad mostraban hasta qué
punto su corazón humano estaba abierto a los demás.
145. Experimentar una emoción no es algo moralmente bueno ni malo en sí mismo[140].
Comenzar a sentir deseo o rechazo no es pecaminoso ni reprochable. Lo que es bueno o
malo es el acto que uno realice movido o acompañado por una pasión. Pero si los
sentimientos son promovidos, buscados y, a causa de ellos, cometemos malas acciones, el
mal está en la decisión de alimentarlos y en los actos malos que se sigan. En la misma
línea, sentir gusto por alguien no significa de por sí que sea un bien. Si con ese gusto yo
busco que esa persona se convierta en mi esclava, el sentimiento estará al servicio de mi
egoísmo. Creer que somos buenos sólo porque «sentimos cosas» es un tremendo engaño.
Hay personas que se sienten capaces de un gran amor sólo porque tienen una gran
necesidad de afecto, pero no saben luchar por la felicidad de los demás y viven encerrados
en sus propios deseos. En ese caso, los sentimientos distraen de los grandes valores y
ocultan un egocentrismo que no hace posible cultivar una vida sana y feliz en familia.
Las personas con un alto grado de conocimiento de sí mismo, conscientes de sus fortalezas
y limitaciones, están en una mejor posición para hacer empatía con los otros y crear las
condiciones para una relación mejor.
El conocerse a sí mismo y conocer al otro, es un proceso de toda la vida; en la relación
matrimonial este proceso no es una opción; es una responsabilidad, es un reconocer que el
otro es también imagen de Dios.