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Tema 7. La Novela Espñoal Entre 1939 y 1975

El documento analiza la evolución de la novela española entre 1939 y 1975, destacando el contexto histórico de la Guerra Fría y la dictadura en España, así como el impacto del exilio en la producción literaria. Se mencionan autores clave como Cela, Delibes y Torrente Ballester, y se exploran las corrientes narrativas del objetivismo y el realismo crítico, así como la renovación formal en la década de 1960. La obra también resalta la transición hacia un experimentalismo narrativo que desafía las estructuras tradicionales y refleja la complejidad de la sociedad española de la época.

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Tema 7. La Novela Espñoal Entre 1939 y 1975

El documento analiza la evolución de la novela española entre 1939 y 1975, destacando el contexto histórico de la Guerra Fría y la dictadura en España, así como el impacto del exilio en la producción literaria. Se mencionan autores clave como Cela, Delibes y Torrente Ballester, y se exploran las corrientes narrativas del objetivismo y el realismo crítico, así como la renovación formal en la década de 1960. La obra también resalta la transición hacia un experimentalismo narrativo que desafía las estructuras tradicionales y refleja la complejidad de la sociedad española de la época.

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DEPARTAMENTO DE LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA

2º DE BACHILLERATO - LITERATURA

7. La novela española de 1939 a 1975

1. CONTEXTO HISTÓRICO Y CULTURAL.


El fin de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) dio paso a una época de enfrentamiento entre Estados
Unidos y la Unión Soviética, conocida como la Guerra Fría. En estos años, los dos bandos, el capitalista y el comunista,
atemorizaron al mundo con la amenaza de la guerra atómica.
En el ámbito de la cultura, surgen movimientos que recogen la angustia ante los efectos de la guerra: el
existencialismo, de Sartre o Camus, y el teatro del absurdo de Samuel Beckett o Ionesco. Las ideas sobre el teatro
de Bertolt Brecht siguen siendo muy influyentes: propone distanciar al espectador de lo que sucede en el escenario,
para que mantenga alerta su capacitad reflexiva y crítica ante lo que ve.
En España, los primeros años de la dictadura son años de hambre, aislamiento internacional, represión y
censura férrea. En los años cincuenta se inicia una tímida liberalización y una apertura hacia el exterior, puesto que
España entra en la ONU en 1955. En esta década, en la que se producen los primeros movimientos universitarios y
obreros, la censura se muestra más flexible, aunque sigue siendo intolerante hacia los temas políticos y morales. La
radio no ofrece noticias propias, sino que debe conectar con el parte informativo único de Radio Nacional; en el cine,
antes de cualquier película, se proyecta el NODO (Noticiario Documental). En general, el consumo literario desciende,
aunque florece una variada subliteratura: tebeos, novelas rosa, fotonovelas, radionovelas, novelas del Oeste.
2. LA NOVELA DEL EXILIO.
Tras el exilio de la gran mayoría de intelectuales, el panorama cultural español quedó desolado. La tradición
cultural queda interrumpida, los escritores se dispersan geográficamente, lo que hace difícil agruparlos en tendencias.
No obstante, como características generales pueden señalarse: la evocación de la España perdida, el deseo de
recuperar el pasado y la experiencia dolorosa del destierro.
Al finalizar la Guerra Civil, el panorama de la novela era confuso, como el resto de la realidad española. La
producción narrativa de los exiliados fue amplísima y muy variada. De la extensa nómina de autores, podemos citar a:
Ramón Gómez de la Serna, Benjamín Jarnés, Rosa Chacel, Arturo Barea... Sumados a ellos, destacan:
Ramón J. Sender, cuya obra más valiosa es la breve novela Réquiem por un campesino español, en la que expone los
problemas de conciencia de un cura que no intenta evitar el asesinato de un campesino republicano, entregado por él
mismo.
Max Aub, que gusta del humor y la broma en obras como Jusep Torres Campalans, biografía de un inexistente pintor
de vanguardia, o en los relatos breves Crímenes ejemplares.
Francisco Ayala, que escribe interesantes colecciones de cuentos (Los usurpadores, El jardín de las delicias) y dos
novelas (Muertes de perro y El fondo del vaso).
3. LA NOVELA EN LOS CUARENTA: Cela, Delibes y Torrente Ballester.
Tras la Guerra Civil, quedaron prohibidas las novelas de compromiso social de los años treinta (José Díaz Fernández,
La venus mecánica; César María Arconada, La turbina…) y las obras de los exiliados. Los novelistas que publican en
esta época pertenecen al bando vencedor (Juan Antonio de Zunzunegui, Ignacio Agustí, Rafael Sánchez Mazas…) La
censura vigilaba la heterodoxia política y las desviaciones de la moral nacionalcatólica. En este contexto, dos novelas
vinieron a renovar el género: La familia de Pascual Duarte de Camilo José Cela (1942) y Nada de Carmen Laforet
(1945). En ambas aparece una visión oscura, violenta y triste de la sociedad española y un tono existencial. La novela
de Cela fue bautizada como tremendista, por sus ambientes sórdidos, su violencia y su expresión abrupta. Nada cuenta
la experiencia de una joven estudiante en Barcelona, acogida por una familia degradada y mezquina. Su autora,
Carmen Laforet, era una joven desconocida de veintidós años.
Para completar el panorama, hay que sumar autores como Torrente Ballester o Delibes, que comienzan
también su producción en estos años. Detengámonos ahora en ellos:
-Camilo José Cela (1916-2002): Escribió novela, poesía, ensayos, artículos periodísticos, teatro, memorias, libros de
viajes…Toda su obra refleja un profundo pesimismo, y a veces, un distanciado humor negro, aunque hay lugar también
para la ternura y el tono lírico. En su obra narrativa, la innovación fue constante. Su primera novela presenta como
narrador a un parricida que justifica su biografía criminal mientras espera ser ejecutado en el garrote vil. Publica luego
Pabellón de Reposo (1943), en el que reproduce los monólogos de varios enfermos en un sanatorio para tuberculosos;
ahora el estilo es lírico y meditativo, en contraste con La familia de Pascual Duarte. En 1951, llega su obra maestra La
Colmena, con la que continúan los experimentos narrativos. Nos referiremos a ella en el siguiente apartado. Cela
siguió publicando novelas: Mrs. Caldwell habla con su hijo (1953), monólogo de una mujer que se comunica con su hijo
muerto a través de unas cartas imaginarias; San Camilo, 1936 (1969), con largos monólogos interiores y narración en
segunda persona; Oficio de Tinieblas 5 (1973), acumulación de reflexiones sin acción y sin puntuación; y Mazurca para
dos muertos (1983), en la que regresa a los años de la Guerra Civil en su Galicia natal, etc.
- Miguel Delibes (1920): Obtuvo el Premio Nadal en 1947 con su primera novela La sombra del ciprés es alargada.
Sus temas habituales son el enfrentamiento entre la cultura rural y la urbana, la infancia, la amistad, la muerte, la
alienación del ser humano…Su estilo se mantiene siempre dentro de la sencillez, pues para él importa lo que se dice,
no cómo se dice, aunque eso no ha impedido que a lo largo de su inmensa obra haya experimentado distintas técnicas.
En El Camino (1950), retrata con ojos infantiles la vida de un pueblo y sus gentes. Las ratas (1962) es un desolado
cuadro del mundo rural castellano, en la que resalta la dureza, la sequedad y la pobreza. Cinco horas con Mario (1966)
aparece en un momento en el que están de moda los experimentos formales (como veremos en el próximo tema); la
mayor parte de la novela es el monólogo interior de Carmen, que recuerda su vida mientras vela el cadáver de su
esposo muerto. Otra novela fundamental en su producción es Los santos inocentes (1981), en la que sitúa a un
inocente, un retrasado mental, compenetrado armónicamente con la naturaleza; encontramos, además, algunas de
sus preocupaciones recurrentes: el mundo campesino, la desigualdad social, la explotación de los débiles…
-Gonzalo Torrente Ballester (1910-1999): Publicó en 1943 su primera novela Javier Mariño, sobre un señorito español
enamorado de una aristócrata comunista. En su trilogía Los gozos y las sombras (1957-1962) sigue el molde estético
del realismo tradicional; en ella se muestra el enfrentamiento entre tradicionalistas y progresistas en un pueblo gallego
antes de la guerra, a través de un médico hijo de caciques y de un nuevo rico de origen modesto. En La saga/fuga de
J.B. (1972), emprende un tributo al experimentalismo y, al mismo tiempo, una parodia del mismo, con fantasía y humor.
4. LA NOVELA EN LOS CINCUENTA: Objetivismo o neorrealismo y realismo crítico.
La publicación en 1951 de La Colmena de Cela es el precedente de la novela social, aunque no es todavía una
novela de compromiso. Es una novela abierta, de protagonista colectivo (el Madrid de los años cuarenta). El desarrollo
narrativo se estructura en secuencias (separadas por espacios en blanco), que suelen centrarse en un solo personaje,
aunque se va saltando de unos personajes a otros, como si sus vidas se entrecruzasen (técnica caleidoscópica). La
unidad de la novela viene dada por el tiempo, dos días, y por los espacios que se reiteran: cafés, casa de vecindad,
burdeles, la calle…Del mismo año es La Noria de Luis Romero, que tiene como protagonista a Barcelona. El
agotamiento de la novela social se producirá en 1962 con Tiempo de Silencio, de Luis Martín-Santos, que abre nuevos
caminos.
En 1954 el tono social, crítico y testimonial, alcanza su auge. Además de novela del realismo social se han
empleado otras etiquetas para referirse a este movimiento: Generación del 55, novela neorrealista…Dentro de la
novela social se distinguen dos corrientes:
- Objetivismo: Presenta la realidad desde una perspectiva neutral, como si fuera un testimonio de la época. Para ellos
la literatura debe recoger las acciones y palabras de los personajes, y los ambientes como lo haría una cámara
cinematográfica o un magnetófono, sin que se expliquen los pensamientos de los personajes, que ha de deducir el
lector. Así, el narrador tiende a desaparecer, predomina el diálogo directo, que caracteriza a los personajes, se
condensa el espacio y el tiempo y los hechos se muestran de forma lineal. Representan este tipo de narrativa: Ignacio
Aldecoa (Con el viento solano), Jesús Fernández Santos (Los bravos), Juan García Hortelano (Tormenta de verano),
Carmen Martín Gaite (Entre visillos) y Rafael Sánchez Ferlosio (El Jarama). En esta última, muy representativa, se
ofrece la crónica de un día de asueto dominical de un grupo de jóvenes junto al río Jarama, donde coinciden con otros
excursionistas. Se suceden los intrascendentes diálogos de estos personajes, de los que se desprende una visión
trivial y anodina de la sociedad española. El tedio vital se interrumpe con la inesperada muerte de una joven ahogada
en el río.
-Realismo crítico: Comparte muchos rasgos con el objetivismo, pero pretende denunciar de manera más explícita las
injusticias sociales. Tienen intencionalidad política, porque pretenden contribuir a la transformación de la sociedad.
Suelen presentar personajes-tipo, representativos de su clase: el obrero, el campesino, el minero, el burgués. Autores
destacados de esta narrativa fueron: Armando López Salinas (La mina), Jesús López Pacheco (Central eléctrica), José
Manuel Caballero Bonald (Dos días de septiembre), Alfonso Grosso (La zanja).
Los temas de las novelas sociales de ambas tendencias suelen ser: el mundo rural, duro y atrasado; el mundo
obrero urbano, en expansión con los emigrantes que vienen del campo; la miseria y la marginación de los suburbios; la
vida burguesa, ociosa y despreocupada.

5. LA NOVELA ESPAÑOLA DESDE 1960 HASTA 1975.


Los novelistas también van a centrar su atención en la renovación formal y en la experimentación técnica.
En la renovación narrativa de los años sesenta se toman como modelo los novelistas que iniciaron la experimentación
desde los años veinte en Europa y en América: Proust, Joyce, Kafka, Faulkner, Dos Passos. Posteriormente, la novela
hispanoamericana se convertirá también en modelo: Mario Vargas Llosa (La ciudad y los perros, 1962), Julio Cortázar
(Rayuela, 1963) y Gabriel García Márquez (Cien años de soledad, 1967). La publicación de Tiempo de silencio en
1962, de Luis Martín Santos, inicia esta nueva etapa, que se extiende hasta 1975. Los novelistas consagrados, como
Cela o Delibes, también se suman a la renovación con obras como Oficio de tinieblas 5 o Cinco horas con Mario,
respectivamente.
Entre las características de esta novela experimental, podemos indicar:
-El argumento de la novela pierde importancia y se mezcla lo verosímil con lo fantástico. Los otros pilares
fundamentales del género también cambian: los personajes se reducen, y el protagonista es sostén a veces de largos
monólogos; el espacio se comprime, hasta ser un marco impreciso; el tiempo ya no es lineal, se prefiere el desorden
cronológico, que exige mayor esfuerzo al lector.
- La estructura produce al lector la sensación de laberinto textual, incluso hay novelas de estructura abierta con un final
sin sentido o que se deja a la imaginación del lector.
- Se experimenta con las personas narrativas y con el punto de vista. Ocasionalmente se emplea incluso la segunda
persona narrativa, que convierte al narrador en destinatario del relato.
-El lenguaje también se renueva: el léxico rebuscado y las oraciones muy complejas, alternan con el lenguaje coloquial
y la frase breve.
- Entre los recursos técnicos empleados podemos citar: la eliminación de los signos de puntuación, la supresión de la
división en partes o capítulos, el uso de distintos tipos de letra, el monólogo interior, etc.
Los rasgos mencionados no se cumplen al mismo tiempo en todas las novelas, porque el grado de experimentación no
es el mismo en todas ellas. Los novelistas españoles más destacados de esta época son:
LUIS MARTÍN SANTOS (1924-1964): Tiempo de silencio (1962) es la novela pionera del experimentalismo narrativo.
Tras la temprana muerte de Martín Santos (en un accidente de automóvil), se publicó su novela inconclusa Tiempo de
destrucción (1974). Tiempo de silencio supone una ruptura con la novela anterior, pues frente al objetivismo de la
novela social, el narrador omnisciente interviene en la obra. Se introducen digresiones que se alejan de la trama
central, se emplea el monólogo interior y el lenguaje es rebuscado y elevado, en contraste con la sórdida realidad que
describe. El protagonista, Pedro, es un investigador que se ve implicado en un aborto que acaba en muerte, en un
suburbio de chabolas. La policía lo detiene y, al demostrarse su inocencia, queda en libertad. Poco después, sufre la
venganza de un chabolista. En Tiempo de silencio hay, asimismo, una visión crítica de la miserable sociedad española
(de la clase alta, media y baja) y de los valores y mitos de la nación; la crítica resulta incluso más intensa que la de la
novelística anterior.
JUAN BENET (1927-1993): Su novela más notoria es la hermética y difícil Volverás a Región (1967). Trata acerca de
un lugar imaginario, Región, en el que Benet ambientará también otras de sus novelas posteriores. La novela está llena
de incisos y digresiones que impiden seguir la trama: la conversación entre un hombre y una mujer en un caserón
destartalado de Región. Se plantean diversas anécdotas, se pasa de unas a otras sin orden cronológico, lo que hace
más difícil identificar a los personajes y las relaciones existentes entre ellos. Se utiliza poco el diálogo, pero hay, sobre
todo, monólogos de diversas voces.
JUAN GOYTISOLO (1931): Tras sus primeras novelas inscritas en el realismo social, publicó Señas de identidad
(1966), en la que se dan cita casi todos los recursos renovadores señalados anteriormente. Forma parte de una trilogía
que se completó con Reivindicación del conde don Julián (1970) y Juan sin tierra (1975).
JUAN MARSÉ (1933): Se incorporó a las corrientes renovadoras con Últimas tardes con Teresa (1966), novela en la
que se burla de los estudiantes burgueses revolucionarios, representados por Teresa, a la que seduce un buscavidas,
el Pijoaparte, que se finge militante político clandestino. La crítica social se realiza desde una perspectiva humorística,
como en La oscura historia de la prima Montse (1970). De 1973 es Si te dicen que caí, en la que unos golfillos de los
suburbios de la Barcelona de posguerra inventan historias que se entrecruzan con los sucesos reales.

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