Es la Constitución, estúpido
Autor:
Ackerman, Mario E.
Cita: RC D 557/2024
Subtítulo:
A propósito del artículo 96 de la Ley 27742 y el fondo de cese laboral.
Encabezado:
Afirma el autor que el Poder Ejecutivo Nacional ha dilapidado tiempo y trabajo al regular en el Anexo II del
Decreto 847/2024, todo lo que pretende que sea el Sistema de Cese Laboral que las partes signatarias de un
convenio colectivo podrían poner en funcionamiento, toda vez que la delegación legislativa que se ha pretendido
con el art. 96, Ley 27742, es nula de nulidad absoluta e insanable.
Es la Constitución, estúpido
En rigor, el problema principal no está en el fondo, porque, antes aún, ésta es una cuestión de fondo.
Como precisión sintetiza Gordillo al enunciar uno de los pilares basales de toda democracia representativa y
republicana,
"por aplicación del principio de la separación de los poderes, el dictado de normas generales corresponde por
principio al Congreso y no al Poder Ejecutivo"[1].
Este simple y fundamental concepto es acogido sin margen para la interpretación en el primer párrafo del inciso
3ro. del artículo 99 y en el artículo 76 de la Constitución Nacional, que claramente establecen que
El Poder Ejecutivo no podrá en ningún caso bajo pena de nulidad absoluta e insanable, emitir disposiciones de
carácter legislativo (art. 99.3),
y que:
"Se prohibe la delegación legislativa en el Poder Ejecutivo, salvo en materias determinadas de administración o
de emergencia pública, con plazo fijado para su ejercicio y dentro de las bases de la delegación que el Congreso
establezca" (art. 76).
Al comentar este artículo, explica también Gordillo que:
"Esta norma constitucional se inserta en un pasado jurisprudencial que niega al Congreso poder facultar a la
administración para hacer la ley, lo cual es decir que no le puede autorizar, como de hecho lo hace, a regular
determinadas materias. La regulación debe, según la Constitución, ser del propio Congreso, y lo único que puede
delegarse es, artículo por artículo y en cada ocasión de modo excepcional, el perfeccionamiento de algún
supuesto de hecho faltante en “una” norma legislativa puntual"[2].
Exactamente lo contrario es lo que ha hecho el legislador cuando, en el artículo 96 de la Ley 27742 se
desentiende de su deber constitucional de regular y se limita a poner el título de lo que encomienda al Poder
Ejecutivo, utilizando una fórmula que es el paradigma de lo que no se debe, porque no se puede, hacer.
Eso y no otra cosa es lo que significa delegar en el Poder Ejecutivo la definición de los parámetros sobre cuya
1/4
base las partes signatarias de un convenio colectivo podrán crear un fondo o sistema de cese laboral que
sustituya la indemnización prevista en el artículo 245 de la Ley 20744.
Si bien el legislador no usa el verbo delegar, fue el propio Presidente de la República quien entendió que se
trataba de una norma que debe ser encuadrada en el marco del artículo 76 de la Constitución Nacional al hacer
expresa referencia a éste en los considerandos del Decreto 847/2024, para explicar las razones por las que en el
artículo 8vo. de éste, y en cumplimiento de las reglas de la Ley 26122, se ordena dar cuenta a la Comisión
Bicameral Permanente del H. Congreso de la Nación.
Pero, claro está, ni esa comisión bicameral, como tampoco el Poder Legislativo, aún cuando exista un dictamen
favorable de aquélla, podrían evitar la pena de nulidad absoluta e insanable que es el destino inevitable de esta
insólita delegación legislativa, que no cumple con ninguno de los requisitos del artículo 76 de la Constitución
Nacional, puesto que no se trata de una materia determinada de administración o de emergencia pública y,
además y especialmente, amén de no haber fijado un plazo para su ejercicio, el Congreso no estableció ninguna
base para la delegación.
Es interesante e importante recordar aquí lo que dijo la Corte Suprema de Justicia de la Nación sobre la
delegación de la facultad legislativa en el caso que, casi como un símbolo, fue el del Colegio Público de
Abogados de la Capital Federal[3], oportunidad en la que el Alto Tribunal, expresó que:
"Que con un lenguaje firme y expli?cito la Constitucio?n Nacional prohi?be al Presidente de la Repu?blica, como
regla general, emitir "disposiciones de cara?cter legislativo", sea a iniciativa propia (arti?culo 99.3, segundo
pa?rrafo), sea por virtud de la delegacio?n que, en su favor, haga el Congreso (artículo 76, primera parte). Ambas
cla?usulas establecen también, luego de formular el principio, las condiciones o li?mites bajo los cuales ha de
operar el caso excepcional en que el Presidente se encuentra habilitado para dictar decretos legislativos que,
según sea, se denominan "decretos de necesidad y urgencia" o "decretos que ejercen facultades delegadas".
...
En lo que se refiere a los decretos dictados en uso de facultades delegadas (o "decretos delegados"), el arti?culo
76 de la Constitución Nacional establece tres requisitos básicos: 1) que se limiten a "materias determinadas de
administracio?n o emergencia pu?blica"; 2) que se dicten dentro del plazo fijado para su ejercicio y 3) que se
mantengan "dentro de las bases de la delegación que el Congreso establezca".
...
La letra del texto constitucional (arti?culos 99.3 y 76) refleja sin ambigu?edades la decisión que tomo? la
Convencio?n Constituyente de 1994 de, por una parte, mantener el principio general contrario al ejercicio de
facultades legislativas por el Presidente como una práctica normal y, por la otra, de introducir mayores
precisiones sobre las condiciones excepcionales en que ello si? puede tener lugar. La definición de la regla
general y de los casos excepcionales en el mismo texto constitucional, asi? como el procedimiento que
finalmente se adopto? para asegurar el adecuado funcionamiento de ambos, es el correlato de dos objetivos
ba?sicos que rigieron la deliberacio?n constituyente: la atenuacio?n del presidencialismo y la mayor eficacia en el
funcionamiento del gobierno federal.
...
En tal sentido, es oportuno recordar cua?les fueron las directrices que gobernaron el trabajo de la Convencio?n
Constituyente que en 1994 introdujo en la Constitución Nacional las cla?usulas relacionadas con la delegacio?n
legislativa, tal como ellas fueron expuestas por uno de los convencionales que tuvo a su cargo la presentación y
explicación del proyecto:
"Los contenidos del Nu?cleo de Coincidencias Ba?sicas responden, al igual que la habilitacio?n de los temas que
esta?n incluidos en el arti?culo 3° de la ley declarativa, a ciertas ideas-fuerza, que constituyen los grandes
objetivos de la presente reforma”. "La primera es sin duda la necesidad de obtener una consolidacio?n y
2/4
perfeccionamiento del sistema democra?tico. [...]" "La segunda gran idea-fuerza es generar un nuevo equilibrio
en el funcionamiento de los tres o?rganos cla?sicos del Poder del Estado: el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial;
y a ella responden, a su vez, la atenuacio?n del re?gimen presidencialista, el fortalecimiento del rol del Congreso,
la mayor independencia del Poder Judicial". "Una tercera, emparentada con la anterior, es conseguir mayor
eficiencia en el funcionamiento de las instituciones del Estado, característica común a las reformas perseguidas
respecto de los tres poderes cla?sicos". (Obra de la Convencio?n Constituyente, Tomo V, pa?gina 4883,
exposicio?n del convencional Alberto Garci?a Lema).
Ma?s adelante y, refirie?ndose al re?gimen constitucional de la delegacio?n legislativa, el mismo convencional
remarco? que la delegacio?n constitui?a "una excepcio?n al principio general sentado en la primera parte del
nuevo inciso 23 del arti?culo 86 [actual arti?culo 99, inciso 3°]" que no es otro que la ya sen?alada prohibicio?n al
Presidente de dictar disposiciones de cara?cter legislativo (op. cit., pa?g. 4887).
Ahora bien, ante la variedad de modelos que ofrecía el Derecho Constitucional comparado en materia de
delegacio?n legislativa, los redactores del nuevo arti?culo 76 de la Constitucio?n Nacional se dejaron guiar por el
que ofrece el Derecho Constitucional estadounidense. Al explicar el contexto del cual se habi?an extrai?do las
ideas centrales del proyecto que se poni?a a consideracio?n de la Convencio?n, el citado convencional Garci?a
Lema expreso?:
"Los principios y los li?mites de la delegacio?n legislativa quedan ajustados a lo que son las pra?cticas de los
Estados Unidos. El Congreso debe definir la materia de la delegacio?n y suministrar un patro?n o criterio claro
para guiar al organismo administrativo al cual se transfieren facultades" (op. cit., pa?g. 4887) (Considerando 9).
Y concluye así la Corte afirmando sin ambages que:
"a partir del sentido que se busco? asignar al texto constitucional argentino y de las características del modelo
seguido, se desprende que: 1°) la delegacio?n sin bases esta? prohibida … "(Considerando 12).
Así de simples son las cosas, y es por eso que ha dilapidado su tiempo y su trabajo el Poder Ejecutivo al regular
en el Anexo II del Decreto 847/2024, con una minuciosidad merecedora de mejores causas, todo lo que pretende
que sea el Sistema de Cese Laboral que las partes signatarias de un convenio colectivo podrían poner en
funcionamiento.
Pero nada de eso será posible, porque la delegación legislativa que se ha pretendido con el artículo 96 de la Ley
27742 es nula de nulidad absoluta e insanable.
Y si acaso alguien pretende lo contrario, se incomoda por el reproche o imagina, con la ilusión del ignorante, que
se puede sortear la infranqueable valla de la nulidad, la respuesta, parafraseando a William Jefferson Clinton[4],
será: es la Constitución, estúpido.
[1] Gordillo, Agustín, Tratado de Derecho Administrativo, 5ta. edición, Fundación de Derecho
Administrativo, Buenos Aires, 1998, T. I, pág. VII - 37.
[2] Idem, pág. VII - 58.
[3] Colegio Público de Abogados de Capital Federal vs. Estado Nacional - Poder Ejecutivo Nacional -
Ley 25414 - Decreto 1204/2001 s. Amparo, CSJN, 04/11/2008, Rubinzal Online,
www.rubinzalonline.com.ar, RC J 3749/08.
[4] En el famoso slogan de la primera campaña presidencial de "Bill" Clinton: Es la economía
estúpido.
3/4
© Rubinzal Culzoni. Todos los derechos reservados. Documento para uso personal exclusivo de suscriptores a
nuestras publicaciones periódicas y Doctrina Digital. Prohibida su reproducción y/o puesta a
disposición de terceros.
4/4
Powered by TCPDF (www.tcpdf.org)