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LIBRETO DE VIA CRUCIS Pilatos

El documento narra el juicio de Jesús ante el Sanedrín y Poncio Pilatos, donde se le acusa de blasfemia y sedición. A pesar de la falta de pruebas contundentes, la presión del pueblo y las autoridades judías llevan a Pilatos a condenarlo a muerte, eligiendo liberar a Barrabás en su lugar. La historia culmina con la flagelación de Jesús, simbolizando su sufrimiento y la injusticia de su condena.

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LIBRETO DE VIA CRUCIS Pilatos

El documento narra el juicio de Jesús ante el Sanedrín y Poncio Pilatos, donde se le acusa de blasfemia y sedición. A pesar de la falta de pruebas contundentes, la presión del pueblo y las autoridades judías llevan a Pilatos a condenarlo a muerte, eligiendo liberar a Barrabás en su lugar. La historia culmina con la flagelación de Jesús, simbolizando su sufrimiento y la injusticia de su condena.

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PRIMERA ESTACION LA SENTENCIA DE JESUS

ESCENA 1
Narrador: En la casa del Sumo Sacerdote Caifás se hallaban reunidos los maestros de la ley y las autoridades judías,
satisfechos de haber logrado capturar a Jesús. Con sus espías, habían convocado de noche a los 23 miembros más leales, el
mínimo para 'una decisión del Sanhedrín, cuerpo de 70 ancianos responsables de los asuntos civiles, legislativos, judiciales
y religiosos del pueblo. Por más de 40 años Anás había sido el verdadero dueño de Israel, padrino todopoderoso de la mafia
sacerdotal que controlaba el país. Su yerno Caifás era un mero títere. El templo era un buen negocio al funcionar como
centro bancario y mercado para las ofrendas. Como serpientes estaban acostumbrados a corromper a los jueces. No creían
sino en los intereses de los grandes, Los romanos realzaron su prestigio Fara hacer creer que los judíos se gobernaban a sí
mismos; pero ofrecían el cargo al mejor postor entre los colaboracionistas de la política del invasor.
SUMO SACERDOTE: Que pasen los testigos (Solemne, a todos) ¿Juran, por el Dios viviente,
declarar toda la verdad y solamente la verdad?
Testigos: (una mano al pecho, otra levantada junto al rostro con la palma al frente, la cabeza inclinada)
Juro.
SUMO SACERDOTE: Oigamos su declaración.
TESTIGO 1: (2E/PELAEZ) : Hace milagros y hasta exorcismos sin autorización de nuestros sacerdotes,
por tanto, invoca el poder de Belcebú; la Ley manda desaparecer a todos los invocadores del demonio.
TESTIGO 2: (2E/ MUÑOZ) todos hemos visto cómo profana abiertamente como hijo de Yahvé.
Se proclama a sí mismo profeta, y hasta ha tenido el atrevimiento de igualarse a Moisés, al Mesías, y
hasta a la Ley y al Altísimo. Un blasfemo contamina a nuestro pueblo santo, y sólo apedreándolo se
quita esta mancha colectiva.
TESTIGO 3: Ha perdonado los pecados, como si fuera Dios; se ha confesado pastor de Israel, como
Dios mismo; ha resucitado algunos muertos, como si fuera el señor de la vida; y hasta ha prometido el
Espíritu Santo, como si fuera el Altísimo.
SUMO SACERDOTE: iHa blasfemado, reo es de muerte!
SANEDRÍN: iHa blasfemado, reo es de muerte!
SUMO SACERDOTE: ¿Tienes algo qué responder o declarar a tu favor en contra de los testigos?
(Silencio; Jesús ni siquiera le mira).
SUMO SACERDOTE: ¿No tienes nada qué responder? ¿Qué es esto que declaran en tu contra?
SOLDADO1: Irrespetuoso judío, respóndele al representante del Altísimo en el pueblo (le da un golpe
en la mejilla).
JESÚS: Si he hablado mal, demuéstramelo; y si no ¿por qué me pegas?
SUMO SACERDOTE: Basta ya, Jesús. En nombre de Dios vivo te mando que nos contestes:
¿Eres tú el cristo, el Hijo de Dios?
JESÚS: Tú lo has dicho, Yo soy. Así es, tal como acabas de decir. Y les anuncio además que a
partir de hoy ustedes verán al Hijo del Hombre sentado a la derecha del Todopoderoso y
viniendo sobre las nubes.
SUMO SACERDOTE: (rasga su túnica) illa blasfemado! ¿Para qué necesitamos más testigos?
Ustedes mismos acaban de Oir esas palabras escandalosas ¿Qué les parece?
SANEDRÍN: iMerece la muerte! iMerece la muerte!
SUMO SACERDOTE: Nosotros no tenemos "derecho de espada", está reservado a los ciudadanos
manos, hasta que llevemos al preso a nuestro gobernador, que sea quien dicte la sentencia, de lo
contrario, no podríamos celebrar la gran fiesta de Pascua.
PUEBLOl: Pero, ¿qué acusaciones podremos hacer que interesen a Pilatos y pueda condenarlo a
muerte?
SUMO SACERDOTE: Diremos que es un alborotador galileo, ya ves que temen a los galileos de la
guerrilla, Diremos que evade impuestos y que predica que no los paguen. Diremos que pretende
hacerse rey, y por eso anda sublevando a las masas; y ese es un crimen muy grave de traición.

Escaneaao con cambcanner


(Entre empellones, burlas y golpes lo llevan los soldados).
Narrador: Poncio Pilatos fue el quinto procurador romano que dirigió Palestina desde que Roma quitó a Arquelao, hijo de
Herodes el grande. La dura disciplina de la Legión le hizo exigente. Veía mal a los judíos, ya que Palestina era un islote
en el imperio, que no seguía las costumbres romanas, despreciaban abiertamente a los invasores, sintiéndose elegidos de
Dios, y tenían muchos privilegios de autonomía concedidos por César Augusto. Apenas llegado Pilatos de Cesárea, metió
de noche las insignias y banderas romanas al templo, y al siguiente día la multitud ocupó el palacio dispuestos a morir
antes que ser desalojados, mientras una comisión en Cesárea pedía su destitución, hasta que cinco días después cedió
Pilatos. En el Palacio de Herodes colocó unos escudos de oro en honor de Tiberio, pero las presiones del pueblo le
obligaron a retirarlos por orden del mismo emperador. Su red de espionaje le había mantenido bien informado sobre la
acción de Jesús de Nazaret. Bien sabía que si ahora los zorros judíos acudían a él era porque intentaban tenderle una
trampa y tramaban una maldad.
ESCENA 2
PILATOS: ¿Qué acusación traen contra este hombre?
SUMO SACERDOTE: Hemos hecho juicio contra él, y el Sanedrín en pleno lo ha encontrado
merecedor de muerte por ir contra nuestra Ley.
PILATOS: Tómenlo entonces ustedes y júzguenlo según su Ley.
SUMO SACERDOTE: A nosotros no se nos permite dar muerte a nadie.
PILATOS: ¿Qué ha hecho digno de muerte?
SUMO SACERDOTE: Hemos comprobado que este hombre es un agitador; no quiere que paguen
los impuestos al César; y además se dice rey de los judíos enviado por Dios; si lo aceptas tendrás
problemas con Roma, pues es delito de alta traición.
PILATOS: Quiero hablar a solas con él.
SUMO SACERDOTE: ¿Dudas de nosotros? Si éste no fuera malhechor no te lo hubiéramos traído.

PILATOS: Jesús de Nazaret, ¿eres tú el rey de los judíos?


JESÚS: ¿Me haces esa pregunta por ti mismo, o te lo han dicho otros de mí?
PILATOS: ¿Acaso soy yo judío? A mí qué me importan sus distinciones religiosas y sus líos internos.
Tu nación y tus pontífices te han entregado a mí. Basta que protestes fidelidad al imperio y me
supliques clemencia. Conque ¿tú eres rey?
JESÚS: Tú lo has dicho, yo soy rey, pero tni reino no es de este mundo. Si fuera rey como los de
este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos; pero mi reino no
es de aquí.
PILATOS: ¿Esto significa que tú verdaderamente eres rey?
JESÚS: Para esto nací y para esto vine al mundo: para ser testigo de la verdad', todo el que es de la verdad
escucha mi voz.
PILATOS: Esto es cosa de gobierno, no discusiones filosóficas; aquí se trata de poder, no de verdades;
además, ¿podemos conocer la verdad? ¿Qué es la verdad?
Se dirige a ; Excelentísimo Caifás y Consejo judío del Sanedrín:
PILATOS: Yo no encuentro en él ninguna culpa.
SUMO SACERDOTE: Eres traidor al César si aceptas un rey rival que agita al pueblo. Además, tiene
gente armada, ha dicho muchas ofensas contra el imperio y sus instituciones, tiene contactos con la
guerrilla y con los terroristas. Por algo Herodes no lo quería en Galilea.
PILATOS: ¿Es galileo? Entonces está bajo la jurisdicción de Herodes, el cual se halla ahora en la ciudad;
llévenlo a Herodes, pues yo no quiero problemas con él.
SUMO SACERDOTE: No conviene, pues la ciudad ya está despierta y no queremos que, en plena víspera
de la fiesta, se haga publicidad.
Pilatos: Llévenselo al Palacio del Idumeo; ésta será nuestra reconciliación después de que degollé sin
su consentimiento a unos galileos. iFuera!. (Llevan a Jesús los soldados entre injurias).

Escaneaao con cambcanner


Narrador:
Herodes termino diciendo :No cabe duda que es un loco. Le habíamos creído, pero es un loco de remate. Pongámosle un vestido
brilloso, de los que ya no se usan, y divirtámonos como si fuera nuestro rey. (Le ponen sus criados el vestido de payaso) Voy a
darle las gracias a Pilatos por esta diversión que nos permite. Y se lo devolveré como regalo de Pascua.
Burlándose iJa, ja, ja!
Así terminan los locos que se creen reyes. Salve, mi rey ¿ordena algo? Llévenlo a Pilatos.
Soldado 1(2E ACEVEDO): (Mientras le vendan los ojos y lo sacan entre burlas) Salve, rey de los
judíos! ¿Ordena algo su majestad el César? Estamos a sus pies para no obedecerlo. Aquí tiene a sus
más desleales servidores.
Soldados: iSalve, rey de los judíos!
ESCENA 3
(Entra un grupo del pueblo gritando)
PUEBLO: iLibertad para Barrabás! iBarrabás! iBarrabás! iBarrabás!
PILATOS: Ah, se me olvidaba. Por la fiesta de la Pascua les tengo que dejar libre a un prisionero. Y
vienen a pedirme la libertad de Barrabás. ¿Qué desean?
PUEBLO: iLibertad a los presos políticos! iCumplimiento de la amnistía de Pascua! iLibertad para
Barrabás!
PILATOS: Lo propondré a mis consejeros y seguiremos los pasos legales.
PUEBLO: iJusticia a la justicia! iSuéltalo ahora mismo! iBarrabás, Barrabás, Barrabás!
PILATOS: Voy a proponerle a dos al pueblo para que escoja. Por lo pronto iTraigan a Barrabás!
(Entran los soldados con Jesús)
PILATOS: ¿Nuevamente ustedes? ¿Acaso no era de la jurisdicción de Herodes?
SUMO SACERDOTE: Herodes nos remitió de nuevo contigo, para que le apliques la pena de muerte.
PILATOS: Bueno, han llegado en buen momento, pues propondré a dos candidatos para que se
beneficien con la amnistía de la Pascua, y el pueblo elegirá.
SUMO SACERDOTE: ¿Con quién comparas a este canalla?
PILATOS: Con Barrabás. Barrabás fue apresado por un asesinato en un motín. Tiene antecedentes de
salteador. Es un jefe de la guerrilla zelota, que ha organizado muchas acciones de lucha radical.
PILATOS: Jesús de Nazaret es un pobre iluso que quiere cambiar el mundo a base de verdad y sólo es
seguido por un grupo de doce que ya huyeron, y ha beneficiado a muchas personas.
SUMO SACERDOTE: pedimos que liberes a Barrabas ,SOMETE A VOTACION.
PILATOS: ¿A quién quieren que les deje libre: al terrorista Barrabás o a Jesús su rey?
SUMO SACERDOTE: Suelta a Barrabás.
PUEBLO: (azuzado por el Sumo Sacerdote) iBarrabás, Barrabás, Barrabás!
PILATOS: Pregunto en serio: ¿Quieren que suelte a Barrabás?
PUEBLO: iBarrabás, Barrabás, Barrabás!
PILATOS: ¿Y qué quieren que haga con el que llaman rey de los judíos?
SUMO SACERDOTE: Crucificalo como a los malditos traidores y esclavos.
PUEBLO: iCrucificalo, crucificalo!
PILATOS: Pero, ¿qué mal ha hecho? No encuentro en él causa de muerte.
PUEBLO: (azuzado por el Sumo Sacerdote) iCrucificalo, crucificalo!
PILATOS: Está bien. Escribano del Imperio, escribe en el documento que enviaremos a Roma lo
siguiente: Hoy, 14 de nizán, se concede la libertad al terrorista Barrabás por la amnistía pascual, a
petición del pueblo.

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Longinos: ¿Y qué haremos con Jesús?
Pilatos: Aplíquenle el castigo de la flagelación romana.
NARRADOR: (Los soldados le llevan al centro, continuando las burlas, y lo van atando a una columna
pequeña, quitándole la túnica y vendándole los ojos).
Pilatos: Déjenme solo un rato. Retírense todos. iCómo me enfada que me presionen las turbas, que
juzgan por instintos, por suposiciones! Más todavía me tensan las presiones de las autoridades judías, que me
utilizan para sus venganzas. No hallo culpa en Jesús, pero me están obligando a ejecutarlo en la cruz.

LE ALCANZA UN MENSAJE de Su esposa Claudia ha traído este mensaje para ti (Entrega la tablilla
encerada).
Pilatos: (tras leerla) Se me aconseja que evite la muerte de este galileo. Es algo más que un adivinador
religioso de los designios secretos. Me infunde miedo. ¿Seremos objeto de la venganza de un semidiós
oculto? Pero ya le están aplicando la flagelación romana, y eso ablandará al pueblo, que tiene corazón
y no dejará que ese Sumo Sacerdote lo manipule. Al verlo, la gente se compadecerá de él. Lo verán
masacrado, sin fuerzas, sin equilibrio, con fiebre y temblores provocados por los latigazos, siendo
fisicamente un moribundo. Le preguntaré al pueblo, y ellos me dirán que ya basta como castigo, que le
deje libre, al fin y al cabo ya no causará más problemas.
ESCENA 5
Narrador: Con toda razón llamaban "media muerte" al suplicio de la flagelación, pues, si lograba sobrevivir el reo, quedaba
marcado para toda su vida, Los azotes los propinaban con unos látigos que terminaban en figuras de plomo, ya sea en forma
de bolita o de estrella. Los judíos sólo podían aplicar 40 azotes menos uno; pero los romanos flagelaban al reo hasta
extenuarlo.
Soldado l: (flagelándolo entre dos) Ni modo que seas un dios, pues si fueras dios no te estaríamos azotando,
los que moriríamos seríamos nosotros.
Soldado 2: Tal parece que tu única riqueza era tu mensaje y la gente, pues todo te han quitado.

ad o1 : como Mesías y salvador del mundo humano? Ahí te va esto a ver si te salvas,
Soldado 2: Loco que crees poder contra los romanos, aquí estás viendo su poder tiránico.

Soldado 1: Decías que salvabas a los demás con la ayuda de Dios, pero ahora no puedes salvarte a ti
mismo.

Soldado 2: Los judíos quieren un rey, Vistámoslo de rey, y juguemos a los honores cortesanos.
Soldado l: Ah, nos falta la corona. En el patio está un manojo de ramas de zarza, todavía blandas, con
espinas largas y puntiagudas, Ahora vuelvo con un casco de espinos como corona.
Soldado 2: Aquí está la corona, Ufff, no le queda, Estírale; métesela a la fuerza. Ni modo, ya te sangramos,
pero es que no te la hice a la medida, Para tal rey, tal corona.
Soldado 1: Ahora estás mejor. Mírate, rey, en mi coraza. Ah, pero falta el cetro.

ESCENA 6
Pilatos: ¡soldado, que traigan al reo!
Soldados: , traigan al reo.
(Traen a Jesús tambaleándose, con la clámide, la caña y la corona de espinas, sin túnica)
Pilatos: Estoy en apuros. Temo el castigo de los dioses si no aplico la justicia. Temo el castigo del
Dios de los judíos si cometo injusticia con este galileo. Temo el castigo de Roma si no actúo con
cautela. Temo el castigo de los vengativos judíos que no sé por dónde reaccionarán. Temo a Jesús de
Nazaret que me Infunde un no sé qué.
(Al llegar Jesús, Pilatos se levanta y lo hace sentar en su silla)

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Pilatos: Me presentaron a este hombre como amotinador del pueblo. Le interrogué, y yo no he hallado
en Jesús de Nazaret ninguna culpa. Tampoco Herodes, pues nos lo devolvió sin nada de muerte que
se le haya probado. He aquí al Hombre.
Sumo Sacerdote: iFuera, fuera, crucificale!
Pueblo; (azuzado por el Sumo Sacerdote) iFuera, fuera, crucificale!
Pilatos: Pero, ¿qué mal ha hecho? No encuentro en él causa de muerte.
Sumo Sacerdote: Si lo dejas libre no eres amigo del César, pues quien se hace rey es enemigo del César;
nosotros notificaremos al César de tu traición.
Pilatos: Jesús, tienes derecho a hablar en tu defensa. ¿Qué dices respecto a lo que se te acusa?
(Silencio). Pero ¿qué no oyes todos los cargos que te hacen? ¿No sabes que tengo poder para dejarte
libre y poder para mandarte a la maldita cruz?
Jesús: Tú no tendrías ningún poder si no te hubiera sido dado de Io alto; por eso, quien me entregó en
tus manos es más culpable que tú.
Sumo Sacerdote: iFuera, fuera, crucificale!
Pueblo: iFuera, fuera, crucificale!
Pilatos: Tómenlo ustedes y crucifiquenlo, pues yo no encuentro en él ningún delito; no es ni criminal, ni
loco peligroso, ni fanático.
Sumo Sacerdote; Nosotros tenemos una Ley, y según esa Ley debe morir. iFuera, fuera, crucificale!
Pueblo: iFuera, fuera, crucificale!
Pilatos: ¿A su rey voy a crucificar?
Sumo Sacerdote: No tenemos más rey que César.
Pilatos: Hipócritas, odian todo lo que suene a Roma; por algo quieren condenar a un inocente.
Sumo Sacerdote: Quien se hace pasar por rey comete traición y puede ser condenado a muerte aun
sin juicio. Si no lo crucificas eres traidor al imperio y a César, y tú también morirás. iFuera, fuera'
crucificale!
Pueblo: iFuera, fuera, crucificale!
Pilatos: Traigan agua para lavarme las manos. Conste que me presionan para hacer algo contra mis
convicciones. (Lavándose las manos) Soy inocente de la sangre de este justo.
Sumo Sacerdote: Caiga su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos.
Pueblo: iCrucificale! Caiga su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos.
Pilatos: Ordeno para Jesús la crucifixión.
Sumo Sacerdote: No, así no vale. Esperamos formalmente la sentencia, con las formalidades que pide
el Imperio.
Pilatos: (de pie ante el trono, con el brazo extendido y la mano hacia abajo) "lesus Nazarenus: ibis ad
crucem. Roma locuta". Jesús nazareno, irás a la cruz; ha hablado Roma imperial.
Sumo Sacerdote: No basta todavía, Firma un documento escrito donde ordenas su muerte, y dictas pública
sentencia, con las rúbricas y sellos del imperio, para no tener problemas después.
Pilatos: Está bien. Escribano: escribe en la tabla que trac Longinos para la ejecución, en latín, lo
siguiente: "Icsus Nazarenus, rex iudeorum". Ahora cn griego: "lesous nazarenós, o basileos tos
iudaikatos". Ahora en hebreo: "Jesús de Nazaret, cl rey de los judíos".
Sumo Sacerdote: No, no, no, así no, sino: "el que se dice rey de los judíos"
Pilatos: Lo escrito, escrito está. así todos entenderán quién muere así.

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