CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA
REPÚBLICA
SALA PENAL PERMANENTE
CASACIÓN N° 186-2019 JUNÍN
Fundado en parte el recurso de casación
El motivo casacional material, referido al error de comprensión culturalmente
condicionado y a la responsabilidad restringida, para ser amparado, debe
fundarse en la existencia de una pericia antropológica y en la necesaria
aplicación del artículo 22 del Código Penal. La sentencia de vista omitió aplicar
la eximente imperfecta referente al retardo mental leve del encausado (que se
prevé en el artículo 21 del Código Penal), por lo que corresponde amparar este
extremo del recurso.
SENTENCIA DE CASACIÓN
Lima, trece de octubre de dos mil veinte
VISTOS: en audiencia privada (vía videoconferencia), el recurso de casación
interpuesto por Santiago Cesario Cainicela Quispe contra la sentencia de
vista del diecisiete de septiembre de dos mil dieciocho (foja 514), que confirmó
la sentencia de primera instancia del once de enero de dos mil dieciocho (foja
355), en los extremos que lo condenó como autor de los delitos contra la
libertad sexual-violación sexual de menor de edad y contra la vida, el cuerpo y
la salud-homicidio calificado, en perjuicio de la menor identificada con las
iniciales G. E. M. P., y la revocó en el extremo de la pena impuesta (de veinte
años) y, reformándola, le impuso treinta años de pena privativa de libertad; con
lo demás que contiene. Intervino como ponente el señor juez supremo
Castañeda Espinoza.
FUNDAMENTOS DE HECHO
℘ I. Hechos y sentencias de instancia
Primero. Del análisis de las sentencias de primera instancia y de vista se
aprecia que declararon probado, conforme a la acusación fiscal1, que el
veintitrés de mayo de dos mil dieciséis, aproximadamente a las 20:00 horas,
cuando la menor agraviada (de doce años de edad) salió de su domicilio
(ubicado en el paradero La Victoria sin número, barrio de La Esperanza, distrito
de San Jerónimo, provincia de Huancayo) a bordo de su bicicleta con destino a
una cabina de internet, fue interceptada por el encausado Santiago Cesario
Cainicela Quispe en el kilómetro 18 de la carretera Central del distrito de San
Jerónimo, quien la sorprendió por detrás, le tapó la boca, la jaló del cuello y se
la llevó por el lado oeste hacia una chacra de choclos ubicada a una distancia
aproximada de treinta metros de la referida carretera.
Posteriormente, ante la resistencia de la víctima, el procesado la golpeó de
manera reiterativa en el rostro y el cuerpo hasta dejarla inconsciente. Luego la
cargó sobre sus hombros, caminó alrededor de cincuenta metros y arrojó la
cartera que portaba la menor a un costado de la chacra; después continuó su
recorrido hasta llegar a un barranco que daba al río Mantaro, aproximadamente
a unos tres kilómetros, mientras llevaba a la agraviada en su espalda.
Cuando la menor empezó a reaccionar, se defendió, cogió una piedra y se la
tiró en la cabeza al procesado; después, al llegar a las orillas del río Mantaro,
cuando la menor se encontraba nuevamente inconsciente, el procesado le bajó
el pantalón, desgarró su ropa interior y la violó (arrojó dicha ropa interior al río).
Al concluir este acto, Cainicela Quispe continuó golpeando a la menor; luego
cogió la chalina que esta usaba, la ató fuertemente de las manos y los pies
hacia atrás, y la arrojó al río Mantaro (así como su teléfono celular).
El encausado siguió el recorrido del cuerpo de la menor aproximadamente
unos cien metros y, al notar que se había quedado atascado en una roca, lo
hundió en el mencionado río.
El cuerpo de la menor fue encontrado, por información y guía del propio
procesado, el dos de junio de dos mil dieciséis, a orillas del Mantaro.
Segundo. Realizado el juicio oral, el Juzgado Penal Colegiado de Huancayo de
la Corte Superior de Justicia de Junín condenó a Santiago Cesario Cainicela
Quispe como autor de los delitos de violación sexual de menor de edad y
homicidio calificado, en concurso real, a veinte años de pena privativa de
libertad.
Ante los recursos de apelación interpuestos por el Ministerio Público (que
solicitó el incremento de la pena) y por la defensa del procesado (que solicitó la
absolución o la nulidad de la sentencia), la Sala Penal de Apelaciones de
Huancayo de la referida Corte Superior confirmó la condena en contra de
Cainicela Quispe, pero la revocó en cuanto a la pena y la incrementó a treinta
años de privación de libertad (foja 514).
℘ II. Motivo casacional
Tercero. La defensa del sentenciado interpuso recurso de casación, que una
vez elevado a la Corte Suprema fue declarado bien concedido mediante la
ejecutoria del dieciséis de agosto de dos mil diecinueve (foja 46 del cuadernillo)
por la causal prevista en el artículo 429, numeral 3, del Código Procesal Penal,
esto es, por indebida interpretación y falta de aplicación de los artículos 15 y 22
del Código Penal.
℘ III. Audiencia casatoria
Cuarto. Instruido el expediente en la Secretaría y tras señalar como fecha para
la audiencia de casación el veintitrés de septiembre de dos mil veinte, esta se
celebró –vía videoconferencia– con la intervención de la defensa técnica del
casacionista, la cual se encuentra registrada en el acta correspondiente.
Deliberada la causa en forma reservada, por unanimidad, se dispuso que se dé
lectura a la sentencia expedida.
FUNDAMENTOS DE DERECHO
℘ I. Pretensión impugnatoria del casacionista
Quinto. En virtud de la ejecutoria de calificación de casación que se concedió,
corresponde evaluar si, en atención a los hechos probados, en la sentencia de
vista del diecisiete de septiembre de dos mil dieciocho (foja 514) existió (de
parte del Tribunal Superior) una indebida interpretación y falta de aplicación de
los artículos 15 y 22 del Código Penal, ya que ello tendría incidencia en la
determinación de la pena impuesta a Cainicela Quispe. Al respecto, el
casacionista alega como fundamento jurídico que la Sala Superior rechazó
erradamente la aplicación de dichas circunstancias (error de comprensión
culturalmente condicionado y responsabilidad restringida por la edad) y que
debió eximirlo de responsabilidad en atención a que este posee un escaso
grado cultural, es iletrado y padece de retardo mental leve, por lo que no tiene
la capacidad para comprender el carácter delictuoso de sus actos.
℘ II. Primer motivo casacional
Sexto. El primer motivo casacional concedido está referido a la aplicación del
error de comprensión culturalmente condicionado, previsto en el artículo 15 del
Código Penal, que establece lo siguiente:
El que por su cultura o costumbres comete un hecho punible sin poder
comprender el carácter delictuoso de su acto o determinarse de acuerdo a esa
comprensión, será eximido de responsabilidad. Cuando por igual razón, esa
posibilidad se halla disminuida, se atenuará la pena.
Séptimo. Al respecto, esta modalidad de error está basada en las vivencias y
experiencias que tiene una persona durante su desarrollo en un determinado
contexto social. Así pues, corresponde al derecho encuadrar cuándo nos
encontramos ante este error que determina quién es culpable o quién no, y en
qué medida.
7.1. En línea jurisprudencial, la Corte Suprema desarrolló los criterios de
interpretación de esta figura en el Acuerdo Plenario número 1-2015/CJ-116
(fundamento jurídico 12):
El artículo 15 del Código Penal regula una causal de exculpación, plena o
relativa, que opera en aquellos casos donde la realización de un hecho que la
ley califica como delito, le es imputado a quien por su cultura y valores
originarios no puede comprender tal condición antijurídica y, por ende, tampoco
está en capacidad de determinar su conducta conforme a tal comprensión.
7.2. Para decidir la aplicación del artículo 15 del Código Penal, se estableció
que es obligatorio, en todos los casos, que se realice una pericia antropológica,
que debe centrarse en:
El origen de la costumbre invocada y en su validez actual, procurando auscultar
la presencia de vetas de ilustración en el entorno cultural de los sujetos
involucrados, las cuales evidencien procesos de cuestionamiento o rechazo del
sometimiento de menores de edad a prácticas sexuales tempranas
[fundamento jurídico 16, literal ii].
De igual manera, se precisó que, aunque se admita la incorporación de otros
medios de prueba, “el órgano jurisdiccional debe abstenerse de resolver sobre
la aplicación de dicha norma penal si no cuenta con ningún medio de prueba de
naturaleza intercultural idóneo para ello” (fundamento jurídico 16, literal iii).
Octavo. Es importante precisar que este argumento jurídico (de aplicación del
error culturalmente condicionado) fue introducido por la defensa del procesado
recién en su escrito de ampliación de apelación (foja 462), por lo que no existe
pronunciamiento al respecto en la sentencia de primera instancia.
8.1. En la sentencia de vista (considerando 4.13) sí se respondió a dicho
argumento introducido en el recurso de apelación, al indicar que el encausado
residía en una vivienda ubicada en el distrito de San Jerónimo, en la provincia
de Huancayo, por lo que se encontraba debidamente asimilado al predominio
de la cultura occidental (religión, leyes, administración pública) y estaba
debidamente informado de sus obligaciones y responsabilidades como
ciudadano a través de los medios de comunicación, la interacción familiar y
vecinal, etc. Por lo tanto, se concluyó que no era de aplicación el precepto del
artículo 15 del Código Penal.
8.2. Resulta evidente, conforme a lo precisado en el acuerdo plenario, que el
error culturalmente condicionado se relaciona con el concepto de cultura como
“conjunto de conocimientos, ideas, tradiciones y costumbres que caracterizan a
un pueblo, a una clase social, a una época, etc.”2, es decir, un concepto
antropológico –de ahí la importancia de la pericia especializada–; mas no se
refiere a la acepción general de cultura como el “conjunto de conocimientos e
ideas no especializados adquiridos gracias al desarrollo de las facultades
intelectuales, mediante la lectura, el estudio y el trabajo”, que es como la
defensa pretende sustentar uno de sus argumentos de exculpación planteados
en el recurso casatorio como supuesto error jurídico por parte de la Sala
Superior.
Noveno. Se aprecia de lo analizado que la defensa introduce una eximente de
responsabilidad en atención a los datos y las características personales del
procesado proporcionados durante el juicio e invoca su grado de cultura, sobre
la base de que Cainicela Quispe tenía la condición de analfabeto, sin estudios
de primaria o secundaria, y en general poseía un “escaso grado cultural”.
Empero, como ya se refirió, los argumentos expuestos por la defensa (sobre su
capacidad intelectual) no encajan dentro de los conceptos recogidos por el
artículo 15 del Código Penal que permitan su aplicación como causal de
exculpación, por lo que la precisión de la Sala Superior respecto al entorno y
los vínculos familiares y sociales del procesado en un contexto “occidental” –
esto es, de la situación en la que se encontraba el encausado– resulta muy
importante porque dicha exposición social le permite a una persona encuadrar
su conducta dentro de los cánones mínimos de respeto hacia el bien ajeno, en
el que se hallan, evidentemente, los criterios de no matar y no violar
sexualmente.
9.1. El hecho de que en el Protocolo de Pericia Psicológica número 006781-
2016-PSC (foja 94 del expediente judicial) practicado al encausado se indicara
que su capacidad intelectual se encuentra en un “nivel inferior al promedio
asociado a problemas de lenguaje y factores socio culturales” no tiene
incidencia en la determinación del error culturalmente condicionado.
La perita psicóloga Rosario María Livano Herrera –al ratificarse en juicio oral–
explicó y precisó que su nivel intelectual no lo inhabilita porque no se trata de
que el encausado no comprenda nada de su entorno, y que él discrimina
medianamente entre lo adecuado e inadecuado, puede discernir y comprender
de manera limitada, y no es incapaz del todo.
9.2. Por tanto, y al no haberse actuado (ni ofrecido por la defensa recurrente) la
pericia antropológica o alguna otra prueba que permita establecer que la
conducta del procesado correspondía a determinada costumbre o cultura que
le impidiera comprender el carácter ilícito de sus actos, resulta evidente que
Cainicela Quispe no presentó ninguna condición que le impidiera comprender
la naturaleza de los actos que realizó, es decir, que violar sexualmente a una
menor de edad y matarla para ocultar tal hecho tenía un carácter delictuoso. En
ese sentido, no resulta de aplicación el artículo 15 del Código Penal.
9.3. Por lo demás, el hecho de violar a una niña y luego matarla, en modo
alguno, desde el sistema universal de derechos humanos, puede ser aceptado,
ni siquiera consta que una cultura originaria en el Perú acepte esas prácticas.
De consiguiente, ni siquiera resulta necesario, bajo el deber de esclarecimiento,
ordenar la actuación de una pericia antropológica sobre este extremo.
℘ III. Segundo motivo casacional
Décimo. El segundo motivo casacional está vinculado con la responsabilidad
restringida por la edad (prevista en el 22 del Código Penal), en tanto el
casacionista sostuvo que esta no fue aplicada por la Sala Superior (a solicitud
del fiscal apelante), ya que en lugar de reducir la pena impuesta en primera
instancia (veinte años) se incrementó (treinta años), sin apreciar que el
procesado es iletrado y padece de retraso mental.
Por ende, corresponde verificar si efectivamente en la sentencia de vista se
excluyó la aplicación del referido artículo 22 del Código Penal para el caso del
procesado, quien, al momento de los hechos, tenía dieciocho años de edad.
Undécimo. El artículo 22 del Código Penal establece que “podrá reducirse
prudencialmente la pena señalada para el hecho punible cometido cuando el
agente tenga más de dieciocho y menos de veintiún años”.
Si bien el segundo párrafo del mismo artículo señala que se excluye la
responsabilidad restringida para cierto tipo de delitos de mayor gravedad, entre
los que se encuentran los casos de violación de la libertad sexual y homicidio
calificado (como el presente), la Corte Suprema ha establecido (como doctrina
legal) mediante el Acuerdo Plenario número 4-2016/CIJ-116 y la reiterada
jurisprudencia que dicha exclusión (por el tipo de delito) afecta el principio de
igualdad ante la ley y la favorabilidad al reo, por lo que “no está
constitucionalmente justificado […] y los jueces penales ordinarios no deben
aplicarlas” (fundamento jurídico 15). Esta decisión vinculante acogió criterios
similares expuestos por la Corte Suprema en previos pronunciamientos al
respecto.
Duodécimo. Del análisis de los recaudos se verifica que las sentencias de
primera y segunda instancia hicieron expresa referencia a la edad del
procesado (dieciocho años) y que correspondía que se le aplicara la
responsabilidad restringida por la edad. En ese orden, se aprecia que la
sentencia de primera instancia aplicó esta causal de disminución de punibilidad
para reducir la pena del máximo fijado y solicitado por el fiscal de cadena
perpetua a veinte años.
Al ser apelado este extremo por el Ministerio Público, la Sala Superior, al
resolver sobre el quantum de la pena que le correspondía por tratarse de dos
delitos en concurso real, sostuvo (considerando 4.14, primer párrafo) que la
pena privativa de libertad concreta a aplicarse era de treinta y cinco años, ya
que este es el máximo de la pena temporal establecida en nuestro
ordenamiento y la sumatoria de las penas mínimas previstas para los delitos de
violación sexual de menor y homicidio calificado –materia de condena– excedía
dicho límite3.
Así, la Sala aplicó el beneficio de la reducción de la pena por responsabilidad
restringida por la edad y estableció que la sanción a imponerse debía ser de
treinta años de privación de libertad –es decir, redujo cinco años a la pena
concreta inicial que había determinado–.
De ello se evidencia que no existe infracción o vulneración en la aplicación del
artículo 22 del Código Penal.
Decimotercero. Del motivo casacional admitido fluye en efecto, otra eximente
imperfecta de responsabilidad penal. Se trata del retardo mental leve que
padece el imputado y, aunque erróneamente la defensa lo consideró como
parte del error culturalmente condicionado (artículo 15 del Código Penal), ello
no impide que pueda valorarse como tal en atención al principio iura novit
curia y su evidente favorabilidad.
13.1. De la revisión del Dictamen Psiquiátrico Establecimientos Penales
número 038822-2017-EP-PSQ (foja 235 del expediente judicial,
debidamente ratificado por la perita en juicio oral), se verifica (entre otros) que
el encausado Cainicela Quispe clínicamente presenta retardo mental leve;
rendimiento intelectual impropio de tipo social (falta de estimulación);y no sufre
de psicosis.
13.2. La perita psiquiatra Elba Yolanda Placencia Medina, en juicio oral,
sostuvo que el procesado elementalmente diferenciaba entre lo bueno y lo
malo, conocía los hechos de la imputación que se le venía realizando y se
tornaba peligroso por el descontrol de los impulsos que tenía. Luego, no es
inimputable.
Decimocuarto. Ahora bien, la Organización Mundial de la Salud define el
retraso mental como un:
Estado de desarrollo incompleto o interrumpido de la mente, que se caracteriza
por la dificultad en el período de desarrollo para adquirir las aptitudes que
contribuyen al nivel general de la inteligencia, es decir, las aptitudes cognitivas,
de lenguaje, motrices y sociales4.
Específicamente, se considera que las personas con retardo mental leve:
Adquieren tarde el lenguaje, aunque son capaces de mantener una
conversación y, por lo tanto, de expresarse en la vida cotidiana. Una gran parte
llega a alcanzar una independencia para el cuidado de su persona (comer,
lavarse, vestirse y controlar los esfínteres). Las mayores dificultades se
presentan en las actividades escolares, sobre todo en la lectura y la escritura.
Pueden desempeñarse en labores prácticas, más frecuentemente en trabajos
manuales semicualificados. Cuando el retraso va acompañado de una falta de
madurez emocional o social destacadas, pueden presentarse dificultades para
hacer frente a las demandas del matrimonio o la educación de los hijos, así
como en la adaptación a la cultura5.
Decimoquinto. Por lo tanto, en el análisis de la configuración de un delito, el
retardo mental leve puede incidir en el ámbito de la capacidad de culpabilidad o
inimputabilidad del agente, que “no es otra cosa que la capacidad para ser
determinado por el deber jurídico de actuar o de omitir en el caso concreto”6,
específicamente desde la concordancia de los artículos artículo 20, inciso 1, y
21 del Código Penal.
No obstante, debe precisarse que no basta con dicha capacidad psíquica para
configurarse la imputabilidad, sino que:
Será necesario un juicio normativo consistente en imputarle a esa persona la
posibilidad de actuar conforme a derecho y, por lo tanto, el deber jurídico penal
de responder por tal conducta. Esta atribución constituirá el elemento normativo
de la culpabilidad. Así, habrá inimputabilidad ahí donde la persona cometió un
hecho delictivo en un estado en el que tenía la capacidad de controlar su
comportamiento y en el que el derecho penal le atribuya el deber de haber
actuado de otro modo7.
Decimosexto. En el caso de autos, las peritas psicóloga y psiquiatra han
coincidido en explicar en el juicio que el procesado Santiago Cesario Cainicela
Quispe distingue –en términos meridianos– entre lo bueno y lo malo, discrimina
entre lo adecuado e inadecuado. Por ende, de los expuesto se desprende que
su condición de retardo mental leve no constituía un impedimento para
comprender el carácter delictuoso de su acto o para determinarse según esta
comprensión, aunque con cierta dificultad y, por lo tanto, es de considerar que
su condición psíquica no descarta su culpabilidad y pueden imputársele los
delitos de violación sexual y homicidio calificado (materia de condena).
No obstante ello, su situación de retardo mental leve debe valorarse a efectos
de la disminución de la pena, conforme a lo previsto en el artículo 21 del
Código Penal (responsabilidad atenuada), pues “no concurren todos los
requisitos necesarios para hacer desaparecer totalmente su responsabilidad”8,
tal como se consideró en la sentencia de primera instancia.
Decimoséptimo. Delimitada la responsabilidad atenuada por esta causal de
disminución de punibilidad, corresponde señalar que el juicio de determinación
de la pena realizado por la Sala Superior es incorrecto, pues cuando concurre
el concurso real de delitos (violación sexual de menor y homicidio calificado),
se ha establecido en el Acuerdo Plenario número 4-2009/CJ-116 (fundamento
séptimo) que la determinación de la pena concreta en estos casos se rige por
un procedimiento que responde a las reglas derivadas del denominado
“principio de acumulación”, en el cual, en primer lugar, se debe identificar una
pena básica y una pena concreta parcial para cada delito integrante del
concurso, para lo cual se aplicarán las circunstancias que incidan en la
concreción de la pena de la misma forma como si cada hecho deba enjuiciarse
solo.
En segundo lugar, se procederá a sumar las penas concretas parciales y así
obtener, con dicha adición, un resultado que será la pena concreta total del
concurso real (que no exceda de treinta y cinco años si es pena privativa de
libertad temporal, así como que tampoco exceda el equivalente al doble de la
pena concreta parcial establecida para el delito más grave de los comprendidos
por el concurso real).
Por lo tanto, la Sala Superior debió reducir la pena por aplicación de las
circunstancias de disminución de esta (como la responsabilidad restringida por
la edad) antes de realizar la sumatoria de penas concretas por los delitos de
violación sexual de menor y homicidio calificado, y no después de ello, como se
desprende de la sentencia de vista.
Decimoctavo. En tal sentido y como es criterio uniforme de esta Sala
Suprema, en aplicación del artículo 22 del Código Penal, se pueden establecer
penas por debajo del mínimo legal previsto para el delito que es materia de
condena.
Además –conforme ya indicamos ut supra–, el procesado presenta otra
circunstancia de responsabilidad restringida (estipulada en el artículo 21 del
Código Penal) que también habilita al juez a la disminución prudencial de la
pena hasta límites inferiores al mínimo legal.
Por lo tanto, corresponde determinar la pena concreta parcial por cada uno de
los delitos que son materia de concurso real –en aplicación de lo previsto en los
artículos 21 y 22 del Código Penal– para luego proceder a la sumatoria de
ambos y determinar la pena final correspondiente.
Decimonoveno. Dentro del marco referencial se aprecia, en primera instancia,
que la pena conminada, al momento de los hechos, para los delitos de
violación sexual y homicidio calificado –estipulados en los artículos 173
(numeral 2) y 108 (numeral 2) del Código Penal, respectivamente–, era “no
menor de treinta, ni mayor de treinta y cinco años” (conforme a la modificación
de la Ley número 30076) y “no menor de quince años” (conforme a la
modificación de la Ley número 30253).
19.1. Esta Sala Suprema estima razonable y proporcional, en atención a la
entidad del injusto y la culpabilidad por el hecho cometido, así como en razón a
la potencial peligrosidad del encausado por su descontrol de impulsos (indicado
por la perita psiquiatra), que se reduzcan seis años por cada una de las
circunstancias de disminución de la pena en el caso (artículos 21 y 22 del
Código Penal) para el delito de violación sexual, es decir, partiendo del mínimo
legal previsto (treinta años), correspondería la reducción total de doce años,
por lo que la pena privativa de libertad concreta parcial para este ilícito es de
dieciocho años.
19.2. De forma similar, para el caso del delito de homicidio calificado, se
reducirán cuatro años por cada una de las circunstancias de la pena y así,
desde el mínimo legal previsto (quince años), se disminuirían ocho años, por lo
que la pena privativa de libertad concreta parcial para este ilícito es de siete
años.
19.3. Finalmente, al superarse esa primera etapa de determinación de la pena,
se procederá a sumar ambas penas concretas parciales (dieciocho y siete
años), por lo que en el presente caso la pena concreta total del concurso real
entre los delitos de violación sexual de menor de edad y homicidio calificado es
de veinticinco años de privación de libertad.
Debe anotarse que este quantum de la pena establecido en el presente
pronunciamiento modifica, de forma favorable, la situación del casacionista –
quien recurrió una condena de treinta años de privación de libertad–, por lo que
esta decisión respeta el principio de interdicción de la reforma peyorativa.
Vigésimo. De lo expuesto, se colige que en la sentencia de vista se incurrió en
la indebida aplicación de las normas legales sustantivas (artículos 20 –numeral
1– y 21 del Código Penal), por lo que corresponde amparar este extremo del
recurso y, actuando en sede de instancia, se reformará el extremo de la
sanción impuesta de veinte años (conforme a la sentencia de primera instancia)
y se impondrá a Santiago Cesario Cainicela Quispe la pena de veinticinco años
de privación de libertad. Al haberse acogido, en parte, el recurso de casación
del encausado, es pertinente exonerarlo del pago de las costas procesales,
conforme a lo dispuesto por el artículo 504, numeral 2, del Código Procesal
Penal.
DECISIÓN
Por estos fundamentos, los jueces integrantes de la Sala Penal Permanente de
la Corte Suprema de Justicia de la República:
I. DECLARARON FUNDADO, en parte, el recurso de casación por
inobservancia de norma legal interpuesto por el encausado Santiago Cesario
Cainicela Quispe; en consecuencia: CASARON la sentencia de vista del
diecisiete de septiembre de dos mil dieciocho (foja 514) y, sin
reenvío actuando como órgano de instancia: CONFIRMARON la sentencia de
primera instancia del once de enero de dos mil dieciocho (foja 355), en cuanto
condenó a Santiago Cesario Cainicela Quispe como autor, en concurso real,
de los delitos contra la libertad sexual-violación sexual de menor de edad, y
contra la vida, el cuerpo y la salud-homicidio calificado, en perjuicio de la menor
identificada con G.E.M.P.; la REVOCARON en el extremo que le impuso veinte
años de pena privativa de la libertad, reformándola le IMPUSIERON al citado
encausado veinticinco años de pena privativa de la libertad (que, se
computará desde el veintiocho de mayo de dos mil diecisiete y vencerá el
veintisiete de mayo de dos mil cuarenta y dos); y la CONFIRMARON en lo
demás que contiene.
II. DISPUSIERON que la presente sentencia casatoria sea leída en audiencia
privada y que, acto seguido, se publique en la página web del Poder Judicial y
se notifique a todas las partes personadas en la instancia.
III. MANDARON que, cumplidos estos trámites, se devuelvan los actuados al
órgano jurisdiccional de origen y se archive el cuadernillo de casación en esta
Suprema Corte.
S.S.
SAN MARTÍN CASTRO
FIGUEROA NAVARRO
CASTAÑEDA ESPINOZA
SEQUEIROS VARGAS
COAGUILA CHÁVEZ