LECTURA, ESCRITURA Y ORALIDAD
Argentinos por la Educación y Ticmas dieron comienzo al ciclo “Hoy la educación es
noticia”, que organizan en forma conjunta. Estos encuentros tienen el objetivo de debatir
y reflexionar sobre el presente y futuro del sistema educativo en el país. Con la
participación de expertos, docentes y referentes del sector, la propuesta es analizar los
diferentes componenetes de la educación en el país para generar un impacto positivo y
duradero.
La primera charla estuvo dedicada a la alfabetización y participaron: Beatriz Diuk,
licenciada en Ciencias de la Educación y doctora en Psicología, investigadora del Conicet
y directora de la propuesta “DALE!”, Vanesa de Mier, doctora en Letras, investigadora
asistente del Conicet y docente en la Universidad Católica de Argentina y la Universidad
de Buenos Aires, y Víctor Volman, director del Observatorio de Argentinos por la
Educación.
Los expertos compartieron sus opiniones sobre los desafíos que implica la
implementación de un plan de alfabetización, la necesidad de diseñar acciones claras,
contrastables, evaluables —esto es: repensar los métodos de evaluación— y el
monitoreo de las acciones de las provincias, entre otros puntos de debate.
Comenzó Víctor Volman, director del Observatorio de Argentinos por la Educación, que
explicó el espíritu de la campaña “No entienden lo que leen” y la actual “Que entiendan
lo que leen”. Comenzaron la campaña en febrero de 2023, pleno año electoral. “Era un
desafío enorme porque, por un lado, era la oportunidad de instalar un tema
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fundamental, pero a la vez, en un año electoral competís con muchísimos otros temas
que buscan estar en la agenda política”, dijo.
Inicialmente consiguieron el apoyo de académicos y organizaciones de la sociedad civil,
logrando así instalar el tema en la agenda. Luego se ocuparon de conseguir el
compromiso de los precandidatos a presidente y, en paralelo, el de los gobernadores,
ya que “en un país federal, la educación es corresponsabilidad del gobierno nacional y
de las provincias”.
En febrero de este año, hubo una resolución del Consejo Federal de Educación con el
acuerdo de los veinticuatro ministros provinciales para que la política de alfabetización
sea una prioridad. “En ese momento se comprometieron a presentar sus planes y cada
provincia tuvo absoluta libertad para presentar el suyo, adaptado a su contexto”, dijo.
Desde Argentinos por la Educación realizaron un primer monitoreo de los planes
presentados, encontrando elementos comunes, como una política de libros y un
enfoque en los niveles inicial y primario, aunque también hubo provincias que incluyeron
un trabajo remedial para el nivel secundario. El compromiso firmado tanto por los
gobernadores y como por el actual presidente incluía la presentación del plan, la
asignación de recursos y la evaluación del avance. “Parte de nuestro rol, desde ahora, es
monitorear la implementación de los planes”, dijo.
Los retos para implementar programas de alfabetización
En su primera participación, Vanesa de Mier abordó los retos de la implementación de
programas de alfabetización. “La aplicación de programas de alfabetización es muy
desafiante porque implica formar a los docentes en perspectivas que no tuvieron
durante su formación inicial, generar materiales que acompañen esas propuestas y hacer
que la intervención sea sistemática”, dijo. ¿Por qué es tan importante la alfabetización?
Porque cuando desde el inicio hay dificultades en la lectura y la escritura, eso se arrastra
y se hace cada vez más grave a medida que los chicos avanzan en sus trayectorias
escolares. Los desafíos se presentan en diversos niveles educativos, desde inicial y
primer grado, hasta el segundo ciclo y la secundaria, donde las dificultades persisten.
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En tanto, Beatriz Diuk comenzó por señalar que los componentes fundamentales del
proceso de alfabetización se dividen en el desarrollo discursivo y el trabajo con el sistema
de escritura. El primero incluye el trabajo con la literatura, la comprensión y la
producción de textos, mientras que el sistema de escritura se enfoca en enseñar a leer y
escribir. “Históricamente, estos componentes se han mezclado, lo que a veces dificulta
que los docentes tengan claro el objetivo de cada actividad”, dijo. Y continuó: “Es
importante que los docentes sepan cuándo el objetivo de la actividad es promover la
comprensión de un texto, cuándo es enseñar a leer, cuándo es enseñar a escribir”.
Coordinar todos estos elementos no es sencillo; se necesita cierta flexibilidad para
estructurar mejor sus lecciones y adaptarlas a las necesidades específicas de sus
alumnos.
Diuk también habló de la necesidad de realizar evaluar evaluaciones formativas tres
veces al año: al inicio, en la mitad y al finalizar, en 1°, 2° y 3° de primaria. “Es muy
importante ayudar a que los docentes comprendan qué información pueden tomar de
esas pruebas”, dijo. En primer grado, las evaluaciones se centran en la escritura de
palabras; a partir de segundo, incluyen la lectura de palabras y progresan hacia la lectura
de textos. Además, distinguió entre la evaluación formativa y la evaluación que se les
propone a las provincias, que es más rigurosa e involucra la participación de actores
externos a la escuela, que busca convertirse en un entregable para la toma de decisión
y diseño de políticas públicas.
Y contó que trabajan con una evaluación de fluidez lectora a fin de segundo grado,
complementaria a las evaluaciones APRENDER de tercero, porque “la fluidez es un
prerrequisito para la comprensión”. Para Diuk, es crucial que el sistema educativo actúe
si se detecta que los chicos no leen o leen muy lento a fin de segundo grado, ya que esto
permite tomar medidas adecuadas para apoyar el desarrollo de la comprensión lectora
y evitar futuros problemas en la trayectoria escolar de los estudiantes.
De nuevo, Vanesa de Mier subrayó la importancia de la alfabetización en el nivel inicial,
señalando que comienza en la sala de cuatro o cinco años con el desarrollo de
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habilidades “precursoras”. En este nivel, es esencial trabajar en el desarrollo del
lenguaje oral y en las estructuras lingüísticas, que requieren una enseñanza sistemática
y explícita en el vocabulario. “La conciencia fonológica es la habilidad para tomar
conciencia de que adentro de las palabras hay unidades menores; la rima hasta llegar al
sonido, al fonema”, dijo. De Mier destacó que estas habilidades son fundamentales
porque establecen la base para la lectura y escritura en primer grado. Si esa base no está,
el proceso se tiene que hacer después y el momento en que se inicie influirá en los
tiempos necesarios para lograr una alfabetización efectiva.
Avances y desafíos del sistema educativo en Argentina
hacia mediados del siglo pasado, Argentina ya había universalizado la primaria. Fue uno
de los países pioneros en ese sentido. Ahora, gracias a la obligatoriedad de las salas de
cuatro y cinco años, y el tramo completo del secundario, en las últimas tres décadas ha
aumentado significativamente la tasa de escolarización. “Ese es el vaso medio lleno”, dijo
Volman. Actualmente, el 90% de los chicos están escolarizados en la secundaria y la
tasa de escolarización en el nivel inicial pasó del 55% al 75%.
Sin embargo, Volman también señaló las grandes deudas en el aprendizaje. “De cada
100 chicos que arrancan la primaria, 92 llegan a 6º grado en el tiempo teórico esperado,
pero sólo 43 logran los niveles mínimos de Lengua y Matemática”, dijo. Y en secundaria,
la situación es más abrupta: de cada 100 chicos que comienzan la primaria, doce años
después sólo 13 llegan en tiempo y forma. “Perdemos muchísimo, en gran medida
porque abandonan, repiten o no logran los niveles mínimos de las pruebas APRENDER”,
concluyó.
Oportunidades y compromiso en la alfabetización
Cuando el diálogo volvió al perfil técnico, Vanesa de Mier subrayó la oportunidad que
representa el haber puesto finalmente el foco en la alfabetización, una posibilidad
que depende del compromiso de toda la comunidad y todos los actores de la
educación y no sólo de los docentes. “El sistema educativo tiene que acompañar a los
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docentes en su formación, tienen que llegar los materiales y además ver qué se hace con
esos recursos, porque muchas veces han llegado y no vimos impacto en el aprendizaje”,
afirmó. El desafío, según De Mier, es iniciar la alfabetización tempranamente y de
manera sistemática para asegurar una estructura y continuidad en el tiempo.
De Mier, que participa en el plan de alfabetización diseñado por la Ciudad de Buenos
Aires, dijo que planean empezar desde el nivel inicial y con evaluaciones que buscan
complementar la que actualmente se realiza solo en tercer grado. “La evaluación tiene
la particularidad de ser un termómetro. Da información muy importante para tomar
decisiones sobre lo que se tiene que hacer”, dijo. De Mier destacó la importancia
de trabajar en la cultura de la evaluación, entendiendo que no es para
estigmatizar sino para identificar problemas y resolverlos. Además, mencionó que el
programa de fluidez lectora en tercer grado incluye la formación de docentes referentes
que acompañan la implementación, lo que agrega una dimensión colaborativa al
proceso. “Eso es empezar a comprometernos todos como agentes para que suceda un
cambio cualitativo”, concluyó.
Por su parte, Beatriz Diuk destacó la necesidad de recursos para recuperar los saberes
de los chicos que no aprendieron a leer y escribir en el primer ciclo. “La escuela tiene
que contar con una persona que se dedique a eso”, afirmó. No es justo, dijo, que se le
exija a la maestra de 6º grado que enseñe a leer y escribir a los pocos alumnos que no
lograron adquirir estas habilidades, ya que tiene a cargo grupos grandes con múltiples
compromisos de enseñanza. Además, trabajar con estos chicos dentro del aula puede
exponerlos y generarles vergüenza. “Para un chico de diez u once años que ni siquiera
conoce las letras, es muy difícil permitir que los compañeros vean esta situación”, dijo.
Estos estudiantes necesitan un espacio personalizado y contenedor donde no se sientan
juzgados. La escuela debe ofrecer un lugar seguro donde puedan recibir una enseñanza
ajustada a sus necesidades, permitiéndoles aprender en poco tiempo. “Una situación
más personalizada tiene la enorme ventaja de que uno puede ajustar la enseñanza a
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lo que los chicos necesitan”, dijo Diuk, enfatizando que esta metodología permite
acelerar los tiempos de aprendizaje y adaptarse mejor al nivel de cada alumno.
Menos nacimientos implica cambios en el sistema educativo
Hay una situación especial que tiene que ver con la tasa de natalidad: Volman contó que
un informe realizado por Argentinos por la Educación muestra una disminución de la
cantidad de nacimientos: de unos 750.000 por año a unos 500.000. “No podemos saber
si vamos a estar en 500.000 por mucho tiempo más, pero eso abre preguntas al sistema
educativo”, dijo. Teniendo en cuenta que en cinco años esos niños estarán en el nivel
inicial y luego en primer grado, es lógico preguntarse cómo va a afectar la organización
de las aulas y la formación docente. Hay que hacer un análisis detallado y reconocer
que las necesidades varían entre grandes ciudades y pueblos rurales pequeños, pero, así
y todo, es una buena oportunidad para “pensar el sistema educativo, en términos de
planeamiento, de planificación”.
Cuanto tiempo más llevará
¿Se puede prever una fecha en que la crisis de alfabetización comience a remitir? ¿En
cuánto tiempo se podrá reducir ese 46% de chicos de tercer que no comprenden lo que
leen? Para Beatriz Diuk el dato es complejo e incluso, no tan relevante. Dado que la
responsabilidad fundamental de los planes de alfabetización recae en las provincias, “la
variación pude ser muy distinta provincia a provincia”, dijo. Y continuó: “Empezar en la
dirección correcta es mucho más importante que el número exacto de mejora”, que,
como dato promisorio, podría rondar un 2% anual. “El plan de alfabetización es un
recurso ante una situación crítica que estamos viviendo; después, la escuela alfabetiza:
es lo que hace la escuela”, dijo.
Vanesa de Mier coincidió con Beatriz Diuk en que no es adecuado hablar en términos
porcentuales y dijo que la situación de cada provincia depende también de la línea de
base: en algunos distritos, como Mendoza, Corrientes y San Luis, ya habían abordado
sus dificultades en alfabetización, mientras que otras están comenzando ahora, lo que
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hace que cada situación sea diferente. Lo importante, dijo, es que se avance y se vea un
cambio cualitativo en el aprendizaje de los chicos. “Que haya situaciones genuinas, que
se vea la ciencia del arte de la enseñanza”, dijo.
El último en hablar fue Víctor Volman: “Argentina no tiene metas de mediano plazo
para muchas cosas; tampoco para el sistema educativo”. La pregunta que debería
estructurar la planificación debería ser ¿dónde queremos estar dentro de diez años?,
planteó, pero “con un horizonte claro no solo en alfabetización, sino también en
formación docente, trayectorias en secundaria, cobertura de calidad en el nivel inicial e
inversión”. Con una hoja de ruta clara avalada por la sociedad y la política y un rumbo
que se mantenga a lo largo de tiempo —”con este ministro y el que sigue y el que
sigue”— podría profundizarse una política de Estado.
“La crisis de la alfabetización no surgió de un día para el otro”, dijo Volman. Hubo malos
resultados en las pruebas de tercer grado en 2016 y en otros operativos nacionales de
evaluación: “Sin embargo, por distintas razones, en ese momento no sonaron las
alarmas. Ahora sí”. La tarea debería ser priorizar los aprendizajes, establecer una hoja de
ruta y monitorear los avances para tomar decisiones a tiempo. “Eso nos permitiría tener
un horizonte hacia dónde caminar juntos”, concluyó.