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Antropología Aristóteles

Aristóteles explora la naturaleza del ser humano, definiéndolo como un compuesto de cuerpo y alma inseparables, donde el alma es la forma que da vida al cuerpo. A diferencia de Platón, sostiene que el conocimiento se adquiere empíricamente y que la felicidad se alcanza a través de la vida virtuosa y racional. Su enfoque sobre la verdad, el lenguaje y la vida en sociedad ha influido profundamente en la filosofía a lo largo de la historia.
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Antropología Aristóteles

Aristóteles explora la naturaleza del ser humano, definiéndolo como un compuesto de cuerpo y alma inseparables, donde el alma es la forma que da vida al cuerpo. A diferencia de Platón, sostiene que el conocimiento se adquiere empíricamente y que la felicidad se alcanza a través de la vida virtuosa y racional. Su enfoque sobre la verdad, el lenguaje y la vida en sociedad ha influido profundamente en la filosofía a lo largo de la historia.
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ANTROPOLOGÍA ARISTÓTELES

Aristóteles se pregunta sobre cuál es el ser constitutivo del hombre, cuál es su conocimiento y en qué
consiste su felicidad. Su concepción sobre el ser humano parte de una visión realista e hilemórfica.
Aristóteles fue discípulo de Platón, pero se distancia de él, ya que rompe con su teoría del mundo de las
ideas y propone una filosofía más empírica y basada en la experiencia. Vivió en el siglo IV a.C. y fue
también maestro de Alejandro Magno. Su filosofía está basada en el estudio sistemático de la realidad y
del ser humano como parte de la naturaleza.

Aristóteles explica que el ser está compuesto por cuerpo y alma, las cuales son inseparables, ya que existe
una unión esencial entre ellas (sýnolón). A diferencia de su maestro Platón, que decía que el alma era una
realidad inmortal y eterna separada del cuerpo, Aristóteles defiende que el ser es un compuesto donde el
cuerpo es la materia y el alma la forma que le da vida. Además, el alma no tiene preexistencia, sino que
existe conjuntamente con el cuerpo. Esta unión es lo que da lugar al ser humano.

El cuerpo es la potencia y el alma es el acto; esta es el principio vital que hace que el cuerpo esté vivo.
Aunque sean inseparables, Aristóteles da prioridad al alma sobre el cuerpo, ya que este existe por y en
orden al alma. De ahí la unidad del hombre. El alma puede tener una función vegetativa (plantas), sensitiva
(animales) o racional (hombre). Esta última es la que diferencia al ser humano del resto de los seres vivos,
porque le permite reflexionar y adquirir conocimiento. Además, dentro del alma racional, se pueden
distinguir dos dimensiones: la parte práctica, relacionada con la ética y la acción, y la parte contemplativa,
que se orienta hacia el conocimiento y la sabiduría. También habla de distintos aspectos del alma: las
pasiones, las facultades y el hábito. El uso de la razón y de la voluntad para convertir lo bueno en hábito es
lo que lleva al hombre a alcanzar su felicidad o eudaimonía, que es el fin último de todas las personas. Esto
se relaciona con su visión finalista, ya que Aristóteles considera que todo ser tiene una finalidad, y en el
caso del ser humano, es la vida virtuosa y racional.

El conocimiento forma parte fundamental de la antropología. El hombre no tiene conocimientos innatos,


como decía Platón, sino que nace como un papel en blanco. A través del método empírico-racional,
Aristóteles explica que el entendimiento conoce primero lo particular antes que lo universal. Es decir,
adquirimos conocimiento a través de los sentidos y, después, la razón actúa sobre ello. Por eso hay
diferentes grados de conocimiento: primero está la sensación, seguida de la imaginación y la experiencia
(que nos permite aprender). Después se pasa al trabajo intelectual, que es formar conceptos, y actuar
según esos conceptos lleva a la tékhne. Aristóteles también habla del entendimiento agente (que abstrae)
y el entendimiento paciente (que recibe), y define al hombre como zoon phrónesis, es decir, un ser
prudente, que razona y toma decisiones. De ahí se pasa a la prudencia, el entendimiento, y finalmente a la
ciencia y la inteligencia, que nos conducen a la sabiduría. Este proceso se relaciona con el nous, que
Aristóteles retoma en parte de Anaxágoras, como la inteligencia suprema.

El discípulo de Platón defiende la teoría de la verdad como adecuación: que lo que decimos o pensamos es
verdadero si se corresponde con la realidad. Esta teoría influye más tarde en Santo Tomás de Aquino y, en
la filosofía contemporánea, en Wittgenstein. También habla de la verdad como aletheia o desocultación, es
decir, que lo que parece cierto por los sentidos debe confirmarse por la razón. Además, el lenguaje es
fundamental para expresar la verdad. Aristóteles considera que el lenguaje está directamente ligado al
pensamiento, y gracias a él el hombre puede razonar, dialogar y alcanzar el conocimiento. En su filosofía
práctica, el lenguaje tiene diferentes formas: puede ser dialéctica (para buscar la verdad por medio del
diálogo), retórica (para convencer) u oratoria (para hablar en público).

En conclusión, Aristóteles define al hombre como zoon politikón (animal político y social), zoon
phrónesis (animal prudente) y zoon lógon éjon (animal que habla, se relaciona y reflexiona). En su
antropología defiende que el hombre es una unidad de cuerpo y alma, donde ambas partes se necesitan y
se complementan. Subraya la importancia de la vida en sociedad para el desarrollo pleno del individuo y
para que alcance su fin último, que es la felicidad. Su enfoque realista, que integra cuerpo y alma como un
todo, sigue siendo fundamental en la reflexión filosófica sobre la naturaleza humana. Además, su
influencia ha sido clave en toda la historia de la filosofía, desde el pensamiento cristiano medieval hasta la
actualidad.

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