APLICACIÓN DE LA LEY EN EL ESPACIO Y EL TIEMPO
Este asunto, es también conocido como “conflicto de leyes en el tiempo”,
que realmente no es conflicto entre leyes sino entre sujetos de derecho, en
el que intervienen diversas situaciones jurídico-temporales.
Planteamiento Del Problema
Según Marco G. Monroy Cabra[1], la regla general en esta materia es que
la norma jurídica rige todos los hechos que se produzcan durante su
vigencia. Realizados los supuestos jurídicos, se producen de inmediato las
consecuencias jurídicas. La misma norma puede especificar la duración o
puede tratarse de un tiempo indefinido, más o menos largo. No hay ningún
problema cuando, realizado un supuesto jurídico, las consecuencias
jurídicas se extinguen totalmente durante la vigencia de la norma. En este
caso, como el hecho es anterior a la ley nueva, y se encuentra totalmente
terminado, esta no le es aplicable. Pero también pueden sucederse dos
situaciones: 1) si un hecho ha ocurrido bajo la ley antigua, pero las
consecuencias jurídicas de este hecho se producen y se desenvuelven
bajo la vigencia de la ley nueva; 2) cuando se realiza un hecho jurídico y la
ley nueva fija diferentes condiciones o suprime o modifica las anteriores.
¿Qué ley se aplicará para resolver el problema?, ¿la ley antigua o la ley
nueva? Estas preguntas forman parte de un interrogante que sería el
siguiente: ¿es susceptible una ley de aplicarse a situaciones jurídicas
nacidas bajo el imperio de una ley anterior? Los interrogantes han sido
contestados en la doctrina, estableciéndose que una ley no puede
aplicarse retroactivamente en perjuicio de persona alguna. Esta materia es
la que da origen al derecho conflictual, intertemporal o transitorio debido
a que los hechos y actos jurídicos no producen todos sus efectos bajo la
vigencia de una sola ley, y por cuanto las leyes son frecuentemente
derogadas por la constante transformación del derecho. A este respecto,
ENRIQUE R. AFTALIÓN, JOSÉ VILANOVA Y JULIO RAFFO[2] dicen que “las
leyes son frecuentemente derogadas por otras leyes: el derecho positivo
está en una constante transformación de acuerdo con las exigencias de
los cambios sociales y el progreso general. La sanción de una ley
cualquiera importa el cambio del derecho vigente sobre la materia, salvo
el caso poco frecuente de que la nueva ley no sea sino la recopilación de
disposiciones ya vigentes. De estas dos circunstancias surgen una serie de
problemas acerca de la aplicación de la ley con relación al tiempo”.
Relativo al derecho conflictual, intertemporal o transitorio, nuestro Código
Civil Colombiano (C.C.C.), en su art. 13.-Derogado. Ley 153 de 1887, art. 49.
Dice: “1. Como es sabido, la fijación de los efectos temporales de las leyes
se encuentra reglamentada por un conjunto de disposiciones que suele
denominarse “derecho transitorio”, conformado prioritariamente por las
disposiciones que de manera específica estén contenidas en el texto de
cada ley y que determinan el modo como ésta se proyecta en el tiempo
frente a las distintas situaciones que comprende, y en su ausencia, por las
normas generales contenidas en la Ley 153 de 1887, derogatoria del
artículo 13 del Código Civil que, a su vez, señalaba como criterio rector en
la materia el principio universal de hermenéutica según el cual las leyes
rigen hacia el futuro (ex tunc) postulado que, no obstante, palpita
implícitamente en ella con inusitado vigor, junto con el principio de la
eficacia inmediata de la ley, criterio que gobierna no pocas de las
hipótesis que el aludido estatuto contempla”[3].
Retroactividad De La Ley
La retroactividad de la ley se fundamenta en la prolongación de la
aplicación de la ley a una fecha anterior a la de su entrada en vigor. Es
como ha dicho VALETTE, una ficción de preexistencia de la ley. Es decir,
que los efectos de la nueva ley alcanzan a un tiempo anterior al de su
entrada en vigor. Quienes sostienen que la ley debiera ser retroactiva,
argumentan que la nueva ley se dicta en interés general y que, según el
criterio del legislador, ella es mejor y más justa que la anterior y por
consiguiente debiera aplicarse tanto a hechos futuros como a los ya
sucedidos.
Teoría Clásica De Los Derechos Adquiridos
Según esta doctrina, la ley es retroactiva cuando viola derechos adquiridos
y no lo es cuando se limita desconocer simples expectativas. Esta teoría
tiene su origen en el mandato de TEODOSIO II, quien estableció que la ley
debía aplicarse sólo a hechos futuros (negotia futura), no a los hechos
pasados (facta praeterita) ni a los hechos en curso de constitución
(negotia pendentia).
El precursor de la teoría es BLONDEAU, quien la expuso en 1809, según este
autor, toda nueva ley encuentra esperanzas nacidas bajo el imperio de la
anterior. La destrucción de esas esperanzas acarrea necesariamente un
mal a los que las habían concebido. El legislador debe optar, pues, entre el
menor de dos males: o conservar la vigencia de una ley mala, o destruir las
esperanzas nacidas bajo su imperio. En esta disyuntiva la solución consiste
en distinguir entre las esperanzas más fuertes y las débiles. Las primeras no
se podrán destruir sin graves inconvenientes, y por ello el legislador debe
respetarlas.
El expositor de la doctrina fue CHALBOT DE L”ALLIER, quien distingue entre
derechos adquiridos y expectativas. Los primeros son aquellos “que
estaban irrevocablemente conferidos y definitivamente adquiridos antes
del hecho, el acto o la ley que se le quiere oponer”. Las expectativas son
“aquellos derechos que pueden ser revocados por el individuo que los ha
conferido”.
MERLIN está considerado como el expositor más importante de esta teoría.
Según Merlin, una ley es retroactiva cuando destruye o restringe un
derecho adquirido bajo el imperio de una ley anterior. No lo es, en cambio,
si aniquila una facultad legal o una simple expectativa.
MERLIN, expresa que “derechos adquiridos son aquellos que han entrado
en nuestro dominio y, en consecuencia, forman parte de él y no pueden
sernos arrebatados por aquel de quien los tenemos. Con las facultades
otorgadas por la ley sucede lo propio que las concedidas por los
individuos. Mientras no asumen la forma de derechos contractuales, son
siempre y esencialmente revocables.
Esta doctrina de los derechos adquiridos es perfeccionada en el Traité de
droit civil de BAUDRY-LACANTINÉRIE, bajo la redacción de HOUSQUES
FOURCADE, quienes distinguen entre facultad legal y ejercicio. La facultad
legal no ejercida es una simple expectativa que sólo se convierte en
derecho adquirido en virtud de su ejercicio. No hay retroactividad cuando
la ley nueva destruye facultades que no se ejercieron durante la vigencia
de la ley anterior. Pero las facultades ya ejercidas bajo el imperio de la ley
anterior, no pueden ser destruidas o modificadas bajo la vigencia de la ley
nueva. Al respecto, dichos autores expresan: “He aquí el principio que
debe guiar al juez. Toda ley nueva constituye a los ojos del poder del cual
emana, un progreso sobre la legislación anterior. Para sus autores,
reglamenta ciertas relaciones jurídicas mejor que la precedente. El interés
social exige, pues, para que la legislación más reciente produzca todos sus
efectos bienhechores, que se aplique en el mayor número de casos
posible y, en consecuencia, también a las relaciones nacidas antes de su
publicación. Sin duda esta aplicación lesionará ciertas esperanzas. Pero el
progreso se compra a este precio, y por otra parte, nadie puede sentirse
realmente lesionado por esta extensión de la ley, sino se le despoja de
ningún derecho adquirido. Contra el derecho adquirido, al contrario, la ley
nueva no puede nada, su fuerza expira allí donde encuentra un derecho
verdadero consagrado por la antigua ley bajo cuyo imperio ha nacido. Al
afectar este derecho, la ley nueva no sería ya una causa del progreso
social, sino de desorden, pues se exterminaría toda seguridad de las
transacciones y la ley sería obligatoria aun antes de existir lo cual sería
injusto y contrario tanto a buen sentido, como a la idea misma de la
publicación.
Tesis De PAUL ROUBIER
Cuando de una nueva ley nacen nuevos “efectos”, es decir, nuevas
obligaciones a cargo de los particulares en virtud de un hecho anterior, nos
encontramos en el campo propio del Derecho Civil (sentido amplio), y el
asunto no es tan claro como en el derecho penal, al punto que ha
desatado una larga y vigorosa polémica.
En este caso (Derecho Civil) la doctrina moderna (especialmente por obra
de PAUL ROUBIER) ha mostrado “que la oposición entre los principios de
retroactividad e irretroactividad (doctrina tradicional) es falaz y que en
rigor las leyes deben ser divididas a este respecto en tres grupos: 1) leyes
retroactivas, únicamente merecen este calificativo aquellas leyes que
vuelven sobre los efectos ya cumplidos bajo el imperio de la ley anterior; 2)
leyes de aplicación inmediata, son aquellas que rigen los efectos
posteriores a su sanción, aunque sean derivados de una relación jurídica
constituida con anterioridad; y 3) leyes de aplicación diferida, son aquellas
que rigen solamente para la relaciones jurídicas constituidas con
posterioridad a su sanción, dejando entretanto que los efectos de las
relaciones jurídicas anteriores se rijan por la ley anterior (supervivencia de la
ley anterior). Ejemplo: supongamos que se dicte una ley que declara
prohibido el préstamo a interés. La nueva ley puede especificar: a) que se
aplicará únicamente a los préstamos posteriores a su sanción, admitiendo
como válidos los anteriores a ella, los que deberán así mismo, seguir
devengando interés (ley de aplicación diferida “efectos” diferidos o
futuros); b) que se aplicará no sólo a los préstamos posteriores a la ley, sino
también a los anteriores, en el sentido de que estos últimos ya no
devengarán interés en el futuro (ley de aplicación inmediata, “efectos”
inmediatos); c) que no sólo tendrá los efectos previstos anteriormente, sino
que, además, se considera como mal habidos los interés cobrados bajo el
imperio de la ley anterior imponiendo al prestamista la obligación de
devolverlos (ley retroactiva, “efectos” propiamente retroactivos).
Irretroactividad De La Ley
“Como principio general, la ley sólo rige para el futuro y no tendrá jamás
efecto retroactivo. Las reglas vigentes en esta materia son las siguientes: a)
la ley rige todos los actos y situaciones que se produzcan después de su
vigencia; b) la ley nada dispone sobre hechos que se han realizado antes
de su entrada en vigor.
“las leyes - decía PORTALIS - no existen sino desde que se promulgan y no
pueden tener efecto sino desde que existen”.
Es lógico que la ley sólo debe ser obedecida desde que exista y no
cuando aun es inexistente. De sostenerse que la ley fuera retroactiva, se
crearía un estado de inseguridad en los derechos, ya que ningún derecho
ni situación sería seguro y firme por la posibilidad de alteración o
cambio”.[4]
Estas fundamentales razones han sido tenidas en cuenta por los
legisladores, desde tiempos antiguos, para erigir en regla el principio de la
irretroactividad de la ley. Así ya, el Derecho Romano sentó como regla,
esta doctrina - salvo que se dicten con relación al pasado y a asuntos
pendientes – principio que pasó luego al Derecho Canónico.
La mayoría de las legislaciones aceptan la irretroactividad de la ley como
regla general.
A este respecto nuestro C.C.C. dice: “la ley rige los actos que se produzcan
después de su vigencia. Es decir, como regla general, no hay efecto
retroactivo. De sostenerse lo contrario se decaería en un estado altamente
peligroso de inseguridad jurídica.
Las leyes al no tener efecto retroactivo, no pueden influir sobre actos
anteriores a su vigencia, ni sobre derechos precedentemente adquiridos.
En esa medida los jueces tienen la prohibición de, motu proprio, aplicar
retroactivamente una norma a un caso que se fundamenta en hechos
previos a la entrada en vigencia de ésta. En este sentido se debe recalcar
que no hay retroactividad implícita, por cuanto la regla general es la
irretroactividad y sólo se le otorga efecto retroactivo si el legislador lo ha
manifestado en forma expresa en caso de orden público, o de leyes
interpretativas o penales benignas al reo, es decir, en los casos
constitucionalmente permitidos. (Rodrigo Noguera Laborde. Introducción
General al Derecho, Vol. II Serie Major-6, Institución Universitaria Sergio
Arboleda, Bogotá 1996, pp. 161 y 162)”[5].
Excepciones A La Irretroactividad De La Ley
Tanto en la realidad del derecho positivo, abonada por las resoluciones
judiciales sobre la materia, como en la teoría general de los tratadistas, se
reconocen algunas excepciones al principio de irretroactividad:
1. Leyes interpretativas, (art. 14 del C.C.C.) en este caso se admite que la
nueva ley que aclara la anterior, se aplique a los casos pendientes nacidos
bajo el imperio de la ley anterior, porque se consideran que forman un solo
cuerpo con ella. Una ley puede, en efecto, declarar que su contenido es
meramente aclaratorio del de una ley anterior que ha provocado ciertas
dificultades a la jurisprudencia o cuya interpretación ha sido decidida por
ésta en un sentido contrario al propósito de los legisladores.
2. Leyes de orden público, porque prima el interés general, público o social,
sobre el particular. El concepto de orden público es uno de los más
indefinidos a lo largo de la historia de las ideas jurídicas. El orden público
implica la prevalencia del interés general, público o social sobre el
individual. Según BAUDRY-LACANTINÉRIE, el orden público es el conjunto de
ideas políticas, morales, económicas, religiosas, a las cuales una sociedad
estima ligada su existencia. Aunque es indiscutible que todas las leyes
tienen una finalidad social, lo cierto es que en algunas leyes esta finalidad
social aparece en un destacado primer plano. (por ejemplo, ley sobre el
matrimonio). Para AFTALIÓN, las consecuencias del orden público son las
siguientes: 1) las leyes de orden público derogan toda convención de los
particulares; 2) impiden la aplicación de la ley extranjera; 3) no se pueden
invocar contra ellas derechos irrevocablemente adquiridos, es decir, que
son excepción al principio de la irretroactividad de la ley.
3. Leyes penales, que son retroactivas cuando van en beneficio del autor
del hecho punible. (principio de favorabilidad).
4. Leyes por necesidad, la doctrina consagra la necesidad del efecto
retroactivo en relación con las leyes nuevas que suprimen en forma
definitiva una determinada institución jurídica, como por ejemplo la
esclavitud.
Los dos principios, anteriormente expuestos, el de retroactividad e
irretroactividad de la ley, se apoyan cada uno, en argumentos respetables.
Pero la adecuada solución de los problemas del derecho transitorio ha de
surgir de una razonable, sensata y moderada transacción entre ellos, ya
que la aceptación absoluta de uno o de otro puede conllevar graves
trastornos e inconvenientes jurídicos.
De los dos principios fundamentales tratados el que goza de más
predicamento legislativo es el de la irretroactividad, pero en todo tiempo
se ha admitido, bajo la forma de excepciones, la acción moderadora del
principio contrario.
Irretroactividad En El Derecho Colombiano
El artículo 29 de nuestra Constitución Política de Colombia (C.P.C.)
consagra el debido proceso, la irretroactividad de la ley, la presunción de
inocencia y las garantías procesales necesarias en todo proceso.
El artículo 58 de la misma, contiene la protección de la propiedad privada
y de los demás derechos adquiridos con justo título.
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