1.
Los eventos históricos del caso
La familia Pusi Janq’u ha sido enviada al Centro de Atención Terapéutica (CAT) del GAMEA por la
DNA del DV el 04.04.12. El seguimiento terapéutico ha comenzado el 25.04.12 y se han realizado
23 sesiones hasta el 19.02.13.
1.1. El tiempo de la intervención intercultural
Alrededor del 30.07.12, la familia ha sido invitada a hacer parte de la investigación-acción por
intermedio del psicólogo del CAT. La respuesta positiva, establecimos el contacto con un primer
yatiri quien hizo una primera lectura en casa de la familia el 06.08.12 entre las sesiones 10 y 11 del
proceso de terapia sistémica.
A la ocasión del primer encuentro, durante el tiempo de espera al maestro, la Sra. Alicia nos confió
que su hijo Alberto de 16 años había ingresado a la prisión de San Pedro a causa del abuso sexual
contra su hermana Claudia de 13 años; siendo ella misma quien había denunciado a su hijo. Ella
nos explicó que ella quería castigarlo porque él había sobrepasado su autoridad, pero que la
situación había escapado a su control. En realidad, ella no quería hacerle mal. Es posible que ella
nos haya dado esta información porque el rol de investigadora, no hace parte del sistema de
protección y ella ha confiado en la investigadora. Ella nos agradeció por dar importancia a los
médicos espirituales ancestrales, puesto que ella misma lo es.
En la lectura de coca el maestro ha sido suficientemente claro como para confrontar a la Sra. Alicia
a su propia acción de denuncia contra su propio hijo. Entre las proposiciones de cura, el yatiri
propuso realizar un ritual para que la Sra. Alicia y su esposo obtuvieran el permiso para curar. En el
momento de la realización del ritual acordado, la Sra. Alicia comunicó su urgente necesidad de
viajar al Perú para “curar la enfermedad” de su cuñada; pero la terapia continuó su curso normal
esa semana, sin ausencia alguna de la Sra. Alicia. Fue sólo después del ritual realizado con otros
amawt’as que ella nos explicó que ella no había querido hacer el ritual, porque no se sentía lista
para tomar la decisión sobre su camino de curar con su esposo y menos aún de establecer el
compromiso vano con sus ancestros para dicho fin. Sin embargo, siendo que su excusa la ponía en
posición de “curandera”, lo que nos hace pensar que fue el tema de la confrontación como madre
que produjo la diferencia.
Fue en la sesión 17 del 15.10.12, que la Sra. Alicia aceptó la proposición del trabajo ancestral.
Como en ese momento comenzábamos un trabajo con otros amawt’as, hemos vuelto a arrancar el
trabajo ancestral haciendo una segunda lectura de la coca el 23.11.12, después de la sesión 20.
Para nuestra investigación, en la presentación del caso, tomaremos en cuenta este segundo
trabajo.
En cuanto a la estrategia “separados, pero juntos” observamos el aspecto “juntos” porque los dos
abordajes son puestos es acción paralela en un cierto momento de la realización de la terapia
sistémica; mientras que el lado “separados” lo encontramos en las prácticas de aplicación de cada
enfoque según sus costumbres culturales.
1.2. Los eventos del procedimiento legal del caso
El informe del 27.03.12 de la Brigada de Protección a la Familia da cuenta que la patrulla 110 había
llevado a la familia Pusi Janq’u a la policía y que el Sr. Julio Pusi, de 62 años, había denunciado a la
Sra. Alicia Janq’u, de 37 años de edad. Los hijos la denunciaron de malos tratos psicológicos y
físicos y comunicaron que ya habían realizado una denuncia en la DNA. La Brigada de Protección a
la familia habiendo diagnosticado “irresponsabilidad materna y paterna” envió el caso a la DNA 24
horas, donde quedaron los 5 hijos mayores: Alberto (16 años), Alfredo (14 años), Claudia (13
años), Luis (12 años) y María (9 años). Las dos niñas más pequeñas Felipa (2 años) y Rubí (1 año)
partieron con sus padres a casa.
La psicóloga de la DNA, en su informe del 29.03.12, entregado al Fiscal del Ministerio Público a
cargo del caso, da cuenta de malos tratos físicos y psicológicos de parte de la madre contra sus
hijos, de la ausencia de autoridad paterna y materna, de consumo de alcohol por parte de la
madre y del abuso sexual contra Claudia de parte de su hermano Alberto. De acuerdo a este
mismo informe, ésta última información fue comunicada en primera instancia por la Sra. Alicia al
día siguiente del evento con la policía. Siendo que este evento fue confirmado por Claudia, dando
detalles de su victimización y la DNA ha puesto en acción la “ruta crítica” del sistema de protección
para este tipo de situaciones. Alberto ha sido transferido a la unidad de la policía contra crímenes,
la FELC-C, donde él ha confirmado el abuso sexual contra su hermana en su declaración. En el IDIF
se realizaron consultas médicas con Claudia que mostraron una rasgadura antigua. Ante estos
antecedentes la DNA ha solicitado al Ministerio Público tomar sus medidas preventivas. El
29.03.12 el Ministerio Público tomar medidas preventivas. El 29.03.12 el Ministerio Público ha
determinado la detención preventiva de Alberto, quien ha sido enviado al Penal de San Pedro.
Claudia, Alfredo, Luis y Marta retornaron a su casa con sus padres. Claudia y sus padres recibieron
una ficha de derivación para el CAT.
La primera entrevista, 20 días después fue realizada con su padre, el Sr. Julio. Las dos siguientes
entrevistas fueron realizadas con Claudia y su madre y a la cuarta entrevista Claudia comunicó que
fue víctima de otro abuso sexual, por parte del vecino albañil quien hizo trabajos en su casa. Los
padres emprendieron los trámites para abrir un segundo procesos judicial paralelo. Claudia sufrió
abusos sexuales y maltrato psicológico tanto en su familia como en el sistema de protección. La
entrevista en la Cámara Gesselle fue anulada por ausencia de seguimiento del GAMEA y Claudio
tuvo que realizar seis entrevistas con seis psicólogos diferentes.
1.3. La presentación clínica de la familia Pusi Janq’u
La familia Pusi Janq’u está compuesta de nueve miembros, dos adultos y siete hijos. La pareja de
adultos se caracteriza por una diferencia de edad importante (62 – 37). La fraternidad de siete
hijos tiene dos subsistemas: el primero, de los cinco hijos mayores, tres hermanos y dos hermanas,
entre 16 y 9 años y el segundo conformado por dos pequeñas niñas de dos y un año. Los padres
del Sr. Pusi fallecieron. Él es el tercero de cuatro hermanos y el único varón. Él es divorciado. En el
primer matrimonio ha tenido cuatro hijos. La Sra. Janq’u es hija única. Su padre falleció y su madre
se volvió a casar y tuvo cinco hijos, cuatro varones y una mujer.
El Sr. Pusi trabaja esporádicamente y la Sra. Janq’u hace comercio viajando constantemente a
Oruro. La Sra. Janq’u tiene una relación difícil con su esposo y con sus hijos del primer subsistema
familiar. Entre los hijos se presenta también una dificulta relacional entre Alberto y Claudia y entre
Alberto y Luis. Remarcamos también una familia donde los límites externos han sido transgredidos
también porque Claudia ha sido también abusada por el albañil vecino.
2. Enfoque sistémico
2.1. Hipótesis relacional
Minuchin (1979: 116-122), la lectura estructuralista de la familia Pusi Janq’u es un sistema en
proceso de desestructuración que presenta síntomas múltiples: problemas de pareja, problemas
de comportamiento del hijo varón menor, dificultades escolares en todos los hijos que asisten al
sistema educativo, dificultades para asumir el poder de parte de la madre, desvalorización contra
el padre, celos por parte del esposo y abuso sexual de parte del hijo mayor a su hermana.
La dinámica familiar está marcada por múltiples eventos de emergencia, con crisis constantes y
relaciones enredadas. Los límites relacionales son confusos a nivel interno intergeneracional y a
nivel externo no tienen control.
Carter & McGoldrick (1989) nos guían a identificar que esta familia se encuentra en un momento
de cambio en el ciclo vital hacia una familia con un padre de la tercera edad. Esta transición
produce un cambio de roles en la familia: La Sra. Alicia se ve en la difícil situación de asumir el
liderazgo familiar. La difícil realidad económica familiar, a causa de los trabajos esporádicos que
realiza el Sr. Julio, ha obligado a la Sra. Alicia a trabajar más tiempo. Esto ha implicado, viajar a
Oruro más seguido y dejar la casa y a los hijos. Ante esta situación, la Sra. Alicia ha solicitado ayuda
en el manejo del hogar a su hijo Alberto y a Claudia.
Esta dinámica de substitución de tareas, normal en el marco cultural y del funcionamiento de los
sistemas familiares, tiene dos factores interiores que marcan la diferencia: la dificultad de pareja y
la inmadurez materna. Estos factores producen que la madre entregue el poder a Alberto,
entreverando los nuevos roles del hijo y del padre. Alberto toma el espacio del poder, pero a causa
de su inmadurez en el manejo del poder y de su momento de despertar a la sexualidad y de la
ausencia de protección hacia Claudia en el sistema, Alberto ha terminado por abusar de su poder.
Él ha sobrepasado la autoridad materna y ha abusado sexualmente de su hermana Claudia. Estos
síntomas comunican que la reorganización familiar no funciona.
Profundizando más el tema de la relación de pareja en el texto de Cirilo & di Blasio (1992: ps: 89-
91), encontramos que en las familias maltratantes se encuentra juegos relacionales de coaliciones
abiertas como la crisis en la policía que se caracteriza por enviar el mensaje de la incapacidad de
los padres de cumplir su rol y cuidar a su progenie. Encontramos la utilización del niño o
adolescente para enviar mensajes a terceros y un hijo preferido y otros descuidados. La Sra. Alicia
ha comunicado que ella misma no ha recibido la orientación necesaria de su madre y que su padre
la dejo siendo muy pequeña. Ella sale de casa y deja a su hijo Alberto a cargo del manejo de la
casa. Su esposo celoso por la partida de la Sra. Alicia, establece una relación cercana con Claudia.
El abuso sexual de Alberto a Claudia no viene a ser otra cosa que el reflejo de la mala relación de
pareja entre los padres.
Después del abuso sexual, la madre informada, no lo significo, ni lo hizo visible; sin embargo, la
relación madre-hijo ha ido tomando la forma de una escalada simétrica, que la madre ha tratado
de controlar llamando a la policía, sin haber recibido una respuesta eficaz del sistema. La Sra.
Alicia, quien quería castigar a su hijo, ha comunicado el abuso sexual en el marco de esta escalada
simétrica y no con el fin de restituir los derechos de Claudia. Sin embargo, ella no quería hacer
daño a su hijo. Esta situación ha profundizado el malestar en la relación de pareja y la familia. A lo
largo de la terapia y en esta parte de la vida el Sr. Julio ha jugado un rol periférico, dejando en
manos de la Sra. Alicia, la responsabilidad de resolver la situación. Claudia, pasa por un proceso de
victimización múltiple en la familia, aprende a colaborar a su madre con riesgo de ser una
adolescente parentificada y asume parte de la responsabilidad materna. La Sra. Alicia asumió un
rol ambiguo de protección frente a Claudia.
2.2. Análisis sistémico del proceso terapéutico
El análisis cualitativo del caso fue realizado a partir de las 6 sesiones terapéuticas del caso: 13-17 y
19, correspondientes al período de intervención de la medicina espiritual ancestral. Estas fueron
facilitadas a la investigadora por el psicólogo a cargo del caso.
En cuanto al setting o a la participación de los miembros de la familia en las sesiones, encontramos
que hasta la sesión 12 se realizaron entrevistas madre-hija y que a partir de la sesión 13, se ha
mantenido el espacio madre-hija, pero si abrió el espacio a la participación a los hermanos de
Claudia y se confirmó la ausencia paterna. Así las sesiones 13 y 14 fueron con la fraternidad del
subsistema de hijos mayores, la sesión 15 fue una entrevista individual con la Sra. Alicia, la sesión
16 fue una sesión madre-hija con la presencia de las hermanitas pequeñas, la sesión 17 madre -
hija y la 19 con la presencia de la madre, Claudia, Luis y las dos niñas pequeñas.
El análisis horizontal de las 6 sesiones analizadas, ha permitido identificar los temas trabajados: la
introducción de normas en la fraternidad, los lazos fraternales dispersos, la definición de la
relación terapéutica, la angustia de lo que se dice y la victimización múltiple de Claudia: sexual,
física y psíquica en diferentes espacios sociales, el reconocimiento de la víctima y el contexto: la
relación de pareja y la angustia de la madre.
2.2.1. La introducción de las normas en la fraternidad
En un primer encuentro entre el psicólogo y el subsistema de hijos mayores se estableció un
espacio para que los niños, adolescentes y el psicólogo puedan medir límites del profesional,
definan la relación de confianza y definan el espacio terapéutico. La técnica utilizada fue el juego
del ganso que ha permitido trabajar el tema del respeto de las normas y las reglas, el buen trato
de explicación del sentido de las reglas ante las transgresiones ha generado suficiente confianza
como para que Luis plantee sus dudas a propósito de las reglas en casa cuyas causas o eventos dan
cuenta de la difícil situación de fragilidad socio-económica de la familia y el difícil rol de los padres.
La conversación les permite reconocer la importancia de seguir la guía y la orientación de los
padres. El espacio queda definido como un espacio de escucha, de buen trato, de orientación para
seguir el buen camino.
2.2.2. Los lazos fraternales dispersos
Claudia, por su parte, demanda apoyo por parte del psicólogo para conseguir el permiso de los
padres para trabajar con el fin de realizar aportes económicos. Cuando ella introduce esta
demanda, su hermano Alfredo se hace la burla imitándola, socarronamente, con intención de
ridiculizarla. Esta información comunicacional permite deducir una dinámica de tensión en la
relación entre Alfredo y Claudia, que se confirma cuando Alfredo se despide comunicando que no
volverá a la terapia al igual que Martha quien había participado silenciosamente. En este
momento Luis, comunica que cree haber empezado a comprender el sentido de los encuentros de
terapia y decide volver.
En la sesión 17, identificamos que la difícil relación entre Claudia y su hermano Alfredo se debió a
que Claudia en la entrevista de psicología forense en la Cámara Gessell había comunicado que su
hermano Alfredo también había participado del abuso sexual contra ella. Este fue motivo de gran
disputa en la casa y Claudia fue fuertemente reprendida por su madre. Cuando Claudia tuvo la
posibilidad de explicar lo vivido en el momento, explicó que ella no quería perjudicar más a su
hermano Alberto. Esta comunicación de Claudia en la terapia nos muestra su vivencia de negación
de su propia victimización dentro y fuera de la familia. Alfredo, teniendo miedo de verse implicado
en el proceso y de correr la misma suerte que su hermano Alberto, tomó distancia del proceso de
terapia.
2.2.3. La angustia de lo que se dice y la victimización múltiple de Claudia
Se observa en tres eventos que se presentan en la sesión con el subsistema de los hijos mayores:
Los hermanos generan un ambiente de caos, entendido sistémicamente como ruido, cuya función
es marcar, comunicar, hacer notar un peligro en la comunicación o en la relación del espacio
terapéutico. Este ruido tiene la función de no permitir el avance del trabajo terapéutico, para
llamar la atención y hacernos escuchar lo que hay detrás.
Claudia habla y comunica su decisión de no grabar la sesión. La grabadora había sido introducida a
fines investigativos por el investigador. Este instrumento implica una presencia de alguien externo,
desconocido y peligroso. Claudia tuvo totalmente la razón.
La inquietud de los hermanos, que genera una alianza entre ellos, cuando se trata de definir lo que
se contará a mamá sobre lo que se habló en la sesión (la madre asumió el control de lo que se dice
en los espacios formales del sistema de protección).
Jorge Barudy (1997) nos habla sobre la importancia de lograr que las personas agredidas
denuncien las situaciones de violencia como un espacio terapéutico y como una forma de parar el
proceso violento y como es fundamental una buena respuesta del sistema de intervención para
que las personas agredidas sean correctamente protegidas. En este caso vemos la falla del sistema
que permitió que Claudia vuelva a la casa, “por falta de espacio físico”. El retorno de Claudia ha
producido la continuidad del proceso de instalación de la violencia, en este caso con situaciones
de malos tratos psicológicos y físicos. El análisis de las siguientes sesiones nos hace,
dolorosamente, testigos de este proceso de instalación de la tortura alrededor de lo que se dice
sobre el abuso sexual. Claudia vivencia particularmente angustia y culpabilidad. En realidad, la
mala experiencia de declaraciones ha tenido terribles consecuencias. Lo que ella dijo ha provocado
la colocación de su hermano en una institución de observación para enderezarlo, y este
alejamiento se ha convertido en un problema para la familia. Para Claudia lo que se dice puede ser
un problema, agravar las dificultades entre sus padres, en la fraternidad y para ella misma. Esto
nos permite comprender que en el sistema existe un control interno y un acuerdo sobre lo que se
exterioriza en relación al abuso. Hablamos entonces de una transgresión de las leyes universales
de convivencia y contra el incesto que la familia realiza para liberar a Alberto, bajo la guía de los
padres y con el acuerdo de toda la familia. Así en la terapia remarcamos una madre dividida entre
sus dos hijos y más inquieta por el que “sufre más”. La tendencia homeostática del sistema
familiar ha cerrado o ha ocultado definitivamente el discurso liberador de Claudia.
El tema de lo que se dice fue retomado en una sesión individual con la Sra. Alicia y en una sesión
madre-hija. La Sra. Alicia muestra su perspectiva sobre la vivencia de su hija y comunica que
Claudia se arrepiente de haber hablado, como si ella no hubiera hablado sobre el abuso del albañil
ya habrían tenido la cocina bien organizada, su sentimiento de culpa por los gastos económicos y
los pagos a los abogados, sus problemas de pensamiento obsesivo con ideas que retornan
constantemente, ya sea con contenido culpabilizante o de inseguridad.
De igual forma da cuenta de un débil sentimiento de culpabilidad cuando repite las frases de
Claudia: “Claudia se arrepiente. A veces me dice: Tú te vas de casa. No hubiéramos tenido estos
problemas si tú no hubieras salido. A veces te veo y tú pagas a los abogados, pero tú no tienes
dinero, ¿con qué objetivo he hablado? ¿Por qué he hablado de eso mama? Yo debería haberme
quedado con eso toda la vida” (Sesión 18 – Terapia Familiar Famille Pusi Janq’u).
Las situaciones de represión de sus vivencias objetivantes y traumatizantes en función a la
decisión materna de la liberación de su hermano a las que Claudia fue sometida fueron varias.
Entre ellas fue llevada a visitar a su hermano, siendo que la presencia del agresor genera temor,
inseguridad y reprime la comunicación de los hechos reales. Fue como consecuencia de esta visita
que Claudia comenzó a tener los pensamientos obsesivos. No hablemos de las vivencias de
tensiones y torturas psicológicas antes de cada sesión con los diversos psicólogos forenses.
2.2.4. El reconocimiento de la victimización
La terapia fue un espacio externo de recuperación de Claudia y de negociación. El psicólogo
sensibilizado por este sufrimiento, acompañó a Claudia a identificar la forma de hablar con la
verdad en las sesiones forenses, sin acusar a su hermano, jugó el rol del objeto de resiliencia para
acercar la relación materna-filial de gran importancia afectiva para Claudia y puso límites a la Sra.
Alicia para parar el proceso de traumatización de su hija; pero es necesario reconocer que Claudia
tuvo la fuerza y la valentía de resistir a la presión familiar y buscar un camino de liberación en el
espacio laboral para ser sujeto.
La pequeña Claudia, tan valiente aprende aprende lo que ella debe decir en las sesiones forenses,
va a las sesiones forenses, hace su trabajo para liberar a su hermano, decide trabajar para ayudar
económicamente a su madre, pide la palabra, habla, se hace escuchar y logra el apoyo del
psicólogo para lograr sus objetivos. Siente la necesidad de reparar el sufrimiento de su familia,
aunque ella no es culpable. Ella se vuelve el brazo derecho de su madre para sostenerla
(económicamente) y apoyarla (moralmente), para resolver esta dificultad. Según la escuela
contextual la recuperación de Claudia podría explicarse a partir de la elección de Claudia de
volverse ella-misma a través del dar y recibir familiar (Boszormeny Nagy & Framo, 1980, pg. 107) y
de esta forma ella ha dado una respuesta de legitimización constructiva a una injusticia
distributiva.
Esta respuesta de sujeto activo para curar su culpabilidad, ¿habría sido posible si Claudia habría
sido separada de la familia y protegida en una institución estatal? Según la teoría del apego de
Bowlby, J., 1978, pg. 146) nos diría que el niño tiene necesidad de la relación maternal para
satisfacer sus necesidades de desarrollo y si estas condiciones no se producen el niño en peligro y
puede morir. En nuestro caso, podríamos decir que en este caso, un contexto familiar, pese a su
disfuncionamiento, reconoce internamente el abuso sexual de Claudia, y pese a los malos
momentos expresa de alguna forma el apego; y esto es mejor que un contexto de una institución
desconocida que por las experiencias vividas en el “sistema de protección” se vuelve peligroso.
2.2.5. El contexto y la relación de pareja
El contenido de las sesiones 19. 15 y 16 da cuenta de una relación de pareja deteriorada que
afecta a los hijos mayores del matrimonio. Se producen dificultades de comportamiento en el
colegio y especialmente es Luis quien sintomatiza llamando la atención de sus padres. El abuso
sexual de Alberto a Claudia es otra forma de expresar malestar frente a la dificultad de pareja. El
Sr. Julio, maltrata psicológicamente a la Sra. Alicia sindicándola a resolver sola los diversos
problemas de los hijos. La Sra. Alicia, lastimada con mayor intensidad que con el maltrato físico,
siente enloquecer por el dolor emocional, presenta angustia de muerte, de pérdida y desea fugar
o quizás partir; lo cual en el marco de la cultura Aymara, significa tener deseos de muerte.
2.3. La urgencia de la prevención de la victimización de Claudia en la familia
Hemos visto como a lo largo del proceso se ha reflejado la normalización del maltrato y de la
violencia de la que nos habla Barudy en el proceso de instalación de la tortura de la fase de
represión y de la pérdida identitaria de la persona agredida. El síntoma de la angustia de lo que se
dice, se ha vuelto un punto de confusión en lugar de haberse transformado en un punto de
reorganización familiar. En realidad es Claudia, con el apoyo del proceso terapéutico que comienza
a dar algunas luces de reorganización familiar. Boszormenyi-Nagy & Hiereman (1996, pp. 41, 53)
nos pregunta si la posición de Claudia no corresponde a volverse la madre de la madre y por lo
tanto poner en aplicación una forma de parentificación. Esto coincide con las lecturas de Minuchin
y de Nagy. Mientras que Pierre Kamerer (2014) y Cyrulnick nos plantean como pese a las angustias
de muerte de la Sra. Alicia, Claudia encuentra sus recursos para volver a la vida. Sin embargo,
Bowlby nos hace notar que sin el reconocimiento materno, Claudia no hubiera vuelto a la vida. En
todo caso, como terapeuta será fundamental tener presente el riesgo de que Claudia sea
victimada nuevamente.
3. El enfoque de la medicina espiritual ancestral
La búsqueda de respuestas a preguntas como ¿Los amawt’as y yatiris trabajan en situaciones de
violencia? ¿Qué es para ellos la violencia y la violación? ¿Qué es para ellos la salud, la enfermedad,
la cura y el proceso de curar? ¿Cómo funciona? ¿Que hace que funcione? ha implicado el trabajo
de conocer al otro a partir del otro, de volverlo visible, de verlo vivo, de conocer sus bases
fundamentales.
Presentamos el ritual de lectura de la coca que nos permite identificar el problema y sus formas de
resolución; y el ritual de cura, nos muestra la estructura del proceso de enfermedad/salud con sus
dos rituales de limpieza y de salud con sus rituales específicos.
Habiendo recibido la respuesta positiva de la familia para realizar el proceso con los dos abordajes
clínicos y establecido el segundo contacto con dos amawt’as que trabajan en equipo, se realizó en
el CAT una reunión de coordinación del caso. En la misma, el psicólogo comunicó al primer
amawt’a la necesidad de contar con su apoyo y transmitió su perspectiva del caso. El amawt’a
recepcionó la información y sin dar mayor opinión pasó a la lectura de la coca con la familia.
3.1. Ritual de la lectura de la coca
3.1.1. Ritual de akulliku y solicitud de permiso a los ancestros
Todo ritual ancestral comienza por el establecimiento de contacto con el espíritu de la coca se
llama Inhalmama quien nos pondrá en contacto con los Achachilas y las Awichas. Ellos son los
ancestros masculinos y femeninos. El akulliku consiste en establecer una relación de encuentro y
un ambiente cálido entre los pacientes y el guía espiritual. Se hace pijchando la coca, a veces con
lejía y cuando se hace el akulliku con alcohol se hace una t’inka que es un compromiso irrefutable.
Las conversaciones van desde temas ligeros hasta delicados, pero cuando el ambiente está cálido
el tono de confianza se instala en la comunicación. Una vez establecido el ambiente cálido, los
amawt’as y yatiris aymaras realizan el ritual de la solicitud de permiso para hacer la lectura.
Levantando las manos hacia el Wilkatata o el padre sol, saludan a todos los ancestros de la zona,
de la familia y suyos y les solicitan ayuda para hacer una buena lectura y comprender a través de
sus buenas informaciones, la situación de la familia y la forma en que se podrá intervenir.
Agradeciendo el apoyo de todos los Achachilas y Awichas mencionados llenan dos vasos pequeños
rituales de alcohol y ponen, en cada uno, hojas de coca. El contenido de ambos vasos rituales, al
mismo tiempo, es echado al piso o contra el muro cercano. Los guías espirituales leen los caminos
y las posiciones de las hojas para indicar si recibieron o no el permiso ancestral y dan algunas
pautas de la forma en que se llevará a cabo del ritual de lectura de la coca. Hecho esto agradecen
a los ancestros y pasan al ritual central.
3.1.2. Ritual central: la lectura de la coca
Para iniciar el amawt’a ha pedido el apoyo del padre Cóndor y de los Achachilas para aclarar lo que
buscamos. Después pidió informaciones generales incluido el barrio de la familia Pusi Janq’u y, se
abre para escuchar las demandas de la Sra. Alicia. Dirigiéndose hacia nosotros, a través de la
metáfora del camino sin salida, ella comunica su angustia de muerte, la destrucción de su hogar,
su maltrato a los niños y haber tenido pensamientos suicidarios que han sido retenidos a causa de
las niñas más pequeñas. Se queja también de la ausencia de ayuda económica de su esposo y de
su falta de dinero para dar de comer a sus hijos.
El primer amawt’a después de pedir a los ancestros protectores del barrio indicado que le
muestren la verdad de los hechos y de presentarse él mismo, empezó a leer la coca, identificando
en las hojas que representan al hombre y la mujer de la pareja que ha habido un matrimonio por
la fuerza y que la Sra. Alicia ha tenido un miedo en un momento de peligro. La Sra. Alicia cuenta
entonces un evento de robo de dinero por un hombre de la casa que se había suscitado tres meses
antes del problema de la policía. En dicho robo ella sospechó tanto de Alberto como de su esposo,
tuvo un conflicto de lealtad y decidiendo ser mejor madre que esposa sindicó a su esposo del
robo. El Sr. Julio se sintió muy ofendido y los problemas de pareja afloraron. El amawt’a
comunicando sobre la coordinación previa en el contexto de la investigación, indica que entrará
más profundamente en el tema e identifica tres temas: la consecuencia de trabajos espirituales
realizados por la Sra. Alicia sin permiso, los embrujos hechos por las ex - esposas del Sr. Julio y la
casa como el espacio que tiene problemas energéticos. La Sra. Alicia nos informa sobre su historia
de pareja. Ella es la tercera esposa, que el Sr. Julio tiene una disputa con su primera esposa a
propósito de la casa y que la Sra. Alicia es dos años más joven que la hija mayor del Sr. Julio, lo que
dificulta la relación entre las mujeres. Ella cuanta también que inicialmente no tenían mucho
dinero, pero que su esposo ayudaba con los niños. Actualmente, no sólo que ya no lo hace; sino
que además golpea a los mayores y desconoce a las pequeñas y produce rechazo hacia sus hijos en
su familia de origen. Finalmente, ella explica su llanto amargo con su queja de haber dado su
juventud a su esposo y que él la llenó de hijos.
El amawt’a hace notar que el Sr. Julio está embrujado y que puede morir. La Sra. Alicia comunica
que evidentemente él sabe, a través de sus sueños, que debe ir al doctor, pero se deja estar.
Aunque este elemento introduce una cierta ambivalencia en la Sra. Alicia, ella concluye por
informar que ellos no pueden hablar. Se excusa con el amawt’a y deja la puerta abierta para
trabajar con sus hijos.
El segundo amawt’a, quien no había estado en el encuentro de coordinación, retoma el trabajo de
lectura y comunica que hay una maldición que consume y roe a la Sra. Alicia y a su familia, lo que
produce el robo, que la Sra. Alicia haga trabajos de cura sin permiso, que la casa tenga hambre y
que el esposo esté traumatizado por el abuso de su hija. El amawt’a empieza a desarrollar este
tema. Indica que se debe curar el ajayu de su hija Claudia para que ella no quede como si nada
hubiera pasado y que hay que curar la illa porque es posible que Claudia no tenga futuro: “Hay que
devolverle su illa que le trae suerte para que ella esté bien completa y tenga una casa, su marido y
fortuna.
En relación a la pareja el segundo amawt’a explica que el Sr. Julio no es la estrella de la Sra. Alicia.
Se observa en la diferencia de edad, en los problemas de celos del Sr. Julio que se expresa en la
pelea en relación a la legitimidad de las dos pequeñas. El indica que los problemas de la pareja
afectan a la Sra. Alicia, pasando a sus hijos, sus maldiciones y las envidias contra ella. Él explica que
los hijos comprenden lo que pasa porque ellos se dan cuenta que no tienen el apoyo de su padre
porque “él aparece en la coca como una olla negra, como si estuviera muerto, podrido, sus illas del
oro, de la plata, del auto, de la casa, del bebé y todas sus illas se alejan de él. Él debe partir. Ellas
no quieren ni el ajayu, ni el cuerpo de tu esposo. Tu esfuerzo por limpiar esto cae al agua porque
él no cree en esto. No habrá ancestro que quiera recibir sus illas y morirá si no hace su limpieza. El
no cree en esto.”
El indica que su función es mostrar el camino a la Sra. Alicia, pero ella debe tomar la decisión y si
decide reconciliarse, debe curar a su esposo para levantar todos los espíritus que están en su
interior y reconstruir otros ajayus nuevos que busquen el beneficio de su hogar y de su familia. El
previene que el proceso no será fácil y sugiere hacer terapias.