1.
Introducción
Actualmente en nuestro país, se emplea una normativa regulatoria peruana
civilista que nos relata teóricamente, lo que se constituye como vicios de voluntad,
vicios que son presenciados en el acto jurídico que emplean dos personas, naciendo
en su tipificación la complementación con el error de hecho y el error de derecho, el
propósito del presente informe es comprender los alcances de los vicios de la voluntad,
el análisis a lo que se constituye como vicio desde que lado se enmarca su nacimiento
conforme a lo que estipula nuestro ordenamiento jurídico, resaltándose en los
supuestos que intervienen para el vicio de la voluntad, la declaración y manifestación
de voluntad, siendo los ejes esenciales del presente informe, iniciando por la teoría
clásica donde los vicios de la voluntad nacen del error, del desconocimiento, de la
ignorancia, pero como también de manera dolosa, basándose su clasificación de igual
manera en un error esencial y sustancial de la teoría contractual y fuente de
obligaciones. Temáticamente el análisis se comprende desde la base explicativa que
los vicios de la voluntad son meramente defectos que se dan por la falsedad, el error y
el engaño corrompido, el libre albedrío y la conducta de alguien, dando como
consecuencia la nulidad o anulabilidad del acto jurídico respectivo, ya que la voluntad
en el acto jurídico debe constituirse de forma consciente y libre, declarándose de una
forma autónoma,
2. Vicios de la voluntad
Según el autor Hinestrosa (2015) los vicios de la voluntad son circunstancias o
hechos que impiden que el libre consentimiento manifestado por una persona en un
acto jurídico refleje su verdadera intención de realizar ello, y es así como esta
manifestación se ve manipulada o transgiversada.
En principio, todo acto jurídico debe fundamentarse en la correspondencia entre
lo deseado y lo expresado por la propia persona y su libre autonomía de la voluntad; es
decir, debe existir una relación conexa entre la voluntad interna del sujeto y su
manifestación externa de lo que decide realmente hacer, en este caso del contrato.
A pesar de ello, esta conexión se ve afectada por situaciones como el error, el
dolo o la violencia, que alteran la validez del consentimiento y darán lugar a la
anulabilidad o anulación del acto jurídico por no cumplir con el principal requisito para
su aprobación, el cual es la libre manifestación de la voluntad que da la persona para
hacer un acto jurídico.
León (1964) sostiene que: “error, dolo y violencia, los dos primeros afectan la
comprensión del fundamento de la declaración y el tercero influye en la propia decisión,
impactando la independencia de la voluntad del agente...”. (p. 94).
Siendo así, la identificación y regulación de estos vicios son fundamentales en el
derecho, ya que protegen la autenticidad del consentimiento en los actos jurídicos. Sin
esta protección, las transacciones legales podrían ser manipuladas o forzadas,
minando la confianza y la seguridad jurídica.
2.1 El error: Definición
Hinestrosa (2015) define el error como un vicio del consentimiento que se
presenta cuando existe una notable diferencia entre la realidad de un objeto o situación
y la percepción que sobre él tiene la persona que declara su voluntad.
Como consecuencia de ello se, genera, un rechazo de lo que es o una
afirmación de lo que no es. No sólo es producto de la ignorancia o la falta de
conocimiento, sino que también puede nacer de un juicio o razonamiento erróneo que
lleva a la persona a tener por cierto algo que no lo es cayendo en un notable error.
Conforme al artículo 201º del Código Civil peruano, dicho error será causal de
anulación del acto cuando sea esencial y conocido por la otra parte que conforma el
acto jurídico. Un error es considerado esencial cuando fue determinante para la
formación de la voluntad interna del sujeto. Es decir, cuando si no hubiera existido ese
error, la persona no habría prestado su consentimiento en los mismos términos.
Asimismo, es considerado conocible cuando una persona con diligencia ordinaria,
atendiendo al contenido del acto, sus circunstancias o la calidad de los intervinientes,
pudo advertir su existencia razonablemente.
Torres (2018) también advierte que el error no elimina la voluntad de la persona,
sino que vicia el proceso jurídico o acto que precede de dicha decisión, vulnerando así
la relación entre el conocimiento del hecho y la decisión de celebrar el acto. Por ello, un
error inducido por un tercero se configura como dolo, mientras que un error espontáneo
o no inducido puede dar lugar a la anulación si se cumplen los requisitos normativos
antes mencionados.
De ello se comprende que, la identificación y análisis del error como vicio de la
voluntad resulta fundamental para proteger la autenticidad del consentimiento en los
actos jurídicos. El derecho busca garantizar que lo manifestado por las partes refleje su
voluntad real, libre de equivocaciones determinantes.
2.2 Clases
2.2.1 Error nulificante
El error nulificante es aquel que recae sobre un elemento esencial del
acto jurídico y tiene como consecuencia la anulabilidad del acto celebrado. De
acuerdo con el artículo 201° del Código Civil del Perú, el error será causa de
nulidad del acto jurídico cuando verse sobre la naturaleza del acto, sobre el
objeto principal de la declaración, o sobre la persona con quien se desea
contratar, siempre que esta última sea determinante para el consentimiento.
Este tipo de error vicia el consentimiento de tal forma que, de haber
conocido la verdad, la parte afectada no habría manifestado su voluntad en los
mismos términos o no habría celebrado el acto en absoluto.
2.2.2 Error vicio
Al recaer el vicio de voluntad, en un error de hecho, se contempla básicamente
un error en la identidad y conformación de la declaración de la voluntad, lo cual va a
impedir que se declare la conformación del acto jurídico, pero no solo es en la
declaración de voluntad donde se podrá apreciar el llamado error de hecho, sino
también en la esencia que se enmarca desde el nacimiento de la voluntad que
predispone la persona, el error de hecho para catalogarse como tal lo que hará es
viciar la voluntad, dando como consecuencia la nulidad del acto jurídico, invalidando el
contrato, calificándose netamente como un error esencial, el cual se desprende del
vicio al consentimiento, bajo la denominación del engaño, como plantear que el objeto
contractual motivo de proceso, no sea lo que realmente se preside, sino se encuentre
guiado de astucia, dañando la norma en sustancia, dándose en el proceso tanto como
para la persona natural o jurídica, ya que el error no va recaer solamente en el objeto
del contrato para considerarse esencial sino también en la declaración de voluntad de
la persona, ya sea en su identidad o manifestación.
Tal cual refiere Monroy Gálvez en su libro: ¨Conceptos elementales del proceso
civil¨, donde denota que el error de hecho, si bien es cierto es enmarcado por su propia
esencia, el error se constituye en la declaración y sus cualidades, si el acto celebrado
resulta ser anulable, la transcendencia entre la parte deudora y acreedora se dará en
torno a la solvencia para la parte deudora. De igual manera si el error que se destina
para las cualidades de la persona se refiere a las cualidades de la parte destinataria de
la declaración y no a las cualidades de la parte que cometió el error. (Gálvez, 1993)
Frente al error en la declaración, es necesario analizar que para su dación es
necesaria la manifestación de voluntad, sin que esta misma estipule incapacidad
natural, error en la declaración, una declaración hecha en broma, o con el uso de
violencia, no garantiza un debido proceso civilista.
Considerándolo en relación con el debido proceso, siendo que es el respeto a
las mínimas garantías que debe tener un justiciable, que se le respete el derecho de la
defensa, el derecho a la doble instancia, el derecho a la motivación a las resoluciones,
que se respete el principio de congruencia. Mientras que la tutela jurisdiccional efectiva
supone tanto el derecho de acceso a los órganos de justicia como la eficacia de lo
decidido, es decir, una concepción garantista y tutelar que encierra todo lo concerniente
al derecho de acción frente al poder-deber de la jurisdicción, el derecho al debido
proceso, en cambio, significa la observancia de los derechos fundamentales esenciales
del procesado, principios y reglas esenciales exigibles dentro del proceso como
instrumento de tutela de los derechos subjetivos. (Varsi, 2023).
En este apartado se denota el error de derecho, error que se desprende a nivel
teórico como el principal vicio de voluntad que se emite, es en el presente proyecto de
investigación donde analizaremos al error de derecho y su determinación fáctica en el
acto jurídico, es este vicio de voluntad que a nivel histórico se origina en el país de
Italia, estimándose como el error principal del contrato, es en nuestra normativa
regulatoria peruana que se representa como un desconocimiento o sobre el no saber el
derogamiento de una norma jurídica o a que tanto llega su nivel de alcance para
conformar al acto jurídico, ahora para que se emplee la anulabilidad se va a exigir una
mera razón que motive a declarar el vicio, motivación que nace desde la falta de
representación de la realidad jurídica que forma el pacto contractual, y de qué manera
se deriva su naturaleza.
Ahora el error se emplea también, a través del derecho positivo y error de
derecho subjetivo, ambas implicancias de ambos derechos significan también la
constitución mera causalista de anulación del acto jurídico.
Es el autor Aníbal Torres Vásquez, quien interpreta que el derecho positivo es la
principal seña de no tener un conocimiento del proceso que se está siguiendo o
iniciando, simplificándose en la mala interpretación de las normas jurídicas civilistas
que se interponen en el acto jurídico, viciando la voluntad como consecuencia, al
perseguirse los efectos del contrato establecido, a diferencia de lo que constituye un
mero error esencial, error que se aplica desde que la persona no tiene capacidad
jurídica para establecer el pacto contractual. (Torres, 2018).
Ahora es el error de derecho, el que ocasionara que se genere una mala
conformación de la voluntad, de esta forma se genera la principal causal de anulación.
Por ejemplo, si realizamos la compra de un bien inmueble, con la finalidad de realizar
una construcción un edificio de 12 pisos, en completo desconocimiento que la ley
estipula que son prohibidas las edificaciones por más de 5 pisos en el lugar donde he
construido, aquí se está centrando en un error objetivo, ya que el objeto será el bien
inmueble, ya sea la dación del error sobre el objeto o sobre la persona, lo cual aspira al
error de Derecho; ya que en lugar de aplicarse el inciso 3 se aplicaran los incisos 1 y 2
del art. 202 del CPC.
Es importante también mencionar que la mala aplicación y deficiente ejecución
del derecho a la tutela jurisdiccional en los procesos civiles de nuestro país, es una
problemática existente, problemática que se ve reflejada en procesos deficientes de
defensa, con sentencias injustas para la persona, trasgrediendo el correcto acceso a la
justicia, en el presente proyecto de investigación, el objetivo es evidenciar estas
deficiencias que se rigen en nuestro país, en busca de procesos igualitarios, justos y
eficaces en celeridad procesal, sin quitar protagonismo a la correcta defensa de la
persona que se deberá dar en el desarrollo del proceso.
2.2.3 Error en la declaración
Taboada (2012) indica que, el error en la declaración no afecta la voluntad
interna del sujeto, sino que recae sobre la forma en que esta es exteriorizada. Es decir,
no se trata de un vicio en la formación de la voluntad, sino de un desacuerdo
inconsciente entre lo que el sujeto quiere y lo que efectivamente declara. En palabras
de la doctrina, el declarante manifiesta no la voluntad efectiva, sino una voluntad
diversa e inexistente.
Este tipo de error puede deberse a causas como la distracción, error al escribir,
agotamiento mental, errores de transcripción o comunicación por parte de un
intermediario o por la otra parte.
2.2.3.1 Ejemplo
Un ejemplo muy común es cuando se dice vendo, pero en realidad se
quiso decir alquilo; o el hecho de escribir donación en lugar de venta en un
contrato; enviar un mensaje a una persona diferente de la que se pretendía; o
cuando un asistente legal transcribe incorrectamente lo dictado por el abogado.
Es así como de todo ello, se comprende que, el error en la declaración genera
una falta de coincidencia entre la voluntad interna y su manifestación externa, lo cual
genera como consecuencia la nulidad del acto por no cumplir con el requisito de
manifestación de voluntad. El error en cuanto al objeto principal de la declaración
resalta la importancia de la precisión y la comprensión mutua en la celebración de
contratos.
Este tipo de error puede surgir cuando las partes no están completamente claras
sobre lo que están acordando o cuando hay malentendidos sobre la naturaleza o la
cantidad de los bienes o servicios involucrados en el contrato.
La distinción entre diferentes tipos de errores y sus implicaciones legales
muestra cómo los detalles pueden afectar la validez y la interpretación de un contrato.
Además, la referencia a la jurisprudencia proporciona ejemplos concretos de cómo se
han aplicado estas disposiciones en casos reales, lo que ayuda a comprender mejor su
aplicación en situaciones prácticas.
2.2.4 Error indiferente
Según Torres (2018) el error indiferente no invalida el acto jurídico. No se
considera vicio de voluntad en la teoría general de los actos jurídicos. En
consecuencia, aunque el declarante haya sufrido una confusión o representación
incorrecta, el negocio jurídico se mantiene válido y eficaz siempre que el error no
recaiga sobre elementos sustanciales del acto.
Esta definición del error indiferente dada por el autor tiene como finalidad
proteger la seguridad juridica, evitando que los actos puedan ser cuestionados por
errores menores que no comprometen su esencia ni la intención real de las partes en el
acto jurídico.
Este error básicamente es el que recae sobre aspectos secundarios, accesorios
o intrascendentes del acto jurídico. Aunque haya influido parcialmente en la voluntad
del declarante, no constituye un vicio de voluntad ni da lugar a la anulabilidad del acto.
2.3 El dolo
El dolo es un aspecto fundamental en el derecho, ya que afecta la pureza del
consentimiento en un negocio jurídico. Si el engaño ha influido en la voluntad de una
parte, es justo que el negocio pueda ser anulado para proteger la integridad del
consentimiento. Es así como, el dolo vicia el consentimiento cuando ha sido
determinante en la formación de este.
2.3.1 Definición
El dolo perpetrado por el representante se considera como realizado por el
representado. Por lo tanto, no puede hablarse de dolo cometido por un tercero, en el
contexto de la disposición del artículo 123 del Código alemán, un tercero es alguien
que difiere del destinatario de la declaración de voluntad que ha sido inducido al
engaño, y que no participa en el negocio jurídico ni está relacionado con el
representado y su representante. (León, 1964).
La distinción entre dolo bueno y malo, que alguna vez fue considerada, se
considera ahora obsoleta y perjudicial para la claridad de los conceptos legales. La ley
debe castigar cualquier forma de dolo que influya en la voluntad de una parte en un
contrato, sin hacer distinciones subjetivas sobre la naturaleza del dolo. Esto garantiza
la libertad de consentimiento y la buena fe en las transacciones legales.
El dolo, tanto positivo como negativo, ha sido objeto de atención desde la época
romana, así como en las Partidas. Sin embargo, los códigos en su mayoría se centran
únicamente en el dolo positivo de manera explícita. Mientras que el argentino,
portugués y brasileño abordan el aspecto negativo del dolo. En la doctrina francesa se
sostiene que el simple silencio no constituye dolo. (León, 1964).
Es un concepto jurídico complejo que ha generado debates y distintas
interpretaciones en diferentes sistemas legales. La discrepancia entre el tratamiento del
dolo positivo y negativo refleja la dificultad de determinar cuándo el silencio constituye
una acción dolosa. Mientras que algunos códigos y doctrinas enfatizan la importancia
de una obligación específica de informar para que la omisión se considere dolo, otros
argumentan que el silencio puede ser igualmente engañoso en ciertos contextos
comerciales o legales.
2.3.2 Elementos
El dolo constituye un vicio de la voluntad que perjudica la validez del acto
jurídico cuando una de las partes, mediante engaños, logra inducir a la otra a celebrar
un acto que de otro modo no habría consentido. A diferencia del error, que es una falsa
apreciación de la realidad por parte del propio sujeto, el dolo es provocado
deliberadamente por otra persona, ya sea mediante la acción directa o el silencio
malicioso (Torres, 2018).
Es así como el dolo implica la existencia de maniobras engañosas, artimañas o
conductas maliciosas, como promover la ilicitud de lo falso o la disimulación de la
verdad, con el objetivo de inducir en la otra parte una voluntad viciada (Torres, 2018).
El resultado de estas acciones es una voluntad afectada, generada sobre una falsa
representación de la realidad.
Elementos principales que tiene el dolo en su contenido:
1. Intención maliciosa: El dolo parte de una conducta deliberada destinada a inducir
en error a la contraparte.
2. Engaño: Incluye afirmaciones falsas, disimulación de hechos verdaderos, o
incluso el silencio cuando se tiene el deber de informar.
3. Relación: El dolo debe tener una influencia directa o relevante en la formación
de la voluntad de la otra parte.
4. Como vicio de voluntad: Afecta la libertad y espontaneidad del consentimiento
otorgado.
2.3.3 Clases
Según Torres (2018) y la normativa peruana, el dolo puede clasificarse en dolo
causal, dolo incidental y dolo omisivo. El dolo causal es aquel que determina
directamente la celebración del acto jurídico, configurándose cuando, de no haber
existido el engaño, la persona no habría celebrado el acto. Este tipo de dolo tiene como
fundamento legal el artículo 210° del Código Civil y su efecto jurídico es la anulabilidad
del acto jurídico.
Por ejemplo, se presenta dolo causal cuando una persona celebra un contrato
de compraventa sobre un terreno creyendo, por engaño de la otra parte, que tiene
acceso directo a una carretera pública, cuando en realidad el terreno se encuentra
encerrado y sin salida.
Por otro lado, el dolo incidental no es determinante para la formación de la
voluntad, pero modifica las condiciones en que el acto es celebrado, ya que la persona
lo habría realizado de todas formas, aunque en otras circunstancias. Este dolo se
encuentra regulado en el artículo 211° del Código Civil, y aunque no genera la
anulabilidad del acto, sí otorga el derecho a la reparación de daños y perjuicios. Un
ejemplo de dolo incidental es cuando se induce a alguien a firmar un contrato bajo la
falsa promesa de incluir cláusulas más beneficiosas, pero el acto igualmente se hubiera
celebrado, aunque en términos distintos.
Finalmente, el dolo omisivo se refiere al silencio malicioso, es decir, la omisión
intencional de información relevante con el fin de inducir al error a la otra parte, a pesar
de que el agente tenía el deber de informar. Este tipo de dolo está regulado en el
artículo 213° del Código Civil y puede dar lugar a la anulabilidad del acto jurídico si
dicho silencio tuvo una influencia directa sobre la voluntad de la otra parte.
3. Conclusiones
1. El error como vicio del consentimiento se produce cuando existe una
disociación entre la realidad y la percepción del sujeto que manifiesta su
voluntad, afectando así la validez del acto jurídico o negocio juridico.
2. De igual manera, el artículo 201° del Código Civil establece que, el error solo
será causal de anulación del acto si es esencial y conocible, es decir, si fue
determinante para la formación de la voluntad y pudo ser advertido de
manera previa.
3. El error de derecho generara la nulidad del acto jurídico si se demuestra que
el desconocimiento afectó la creación de la voluntad, especialmente cuando
se interpreta erróneamente en sus distintas manifestaciones, todo ello
representa un vicio del consentimiento que puede comprometer la validez de
los actos jurídicos si afecta elementos esenciales o la expresión efectiva de
la voluntad.
4. El dolo requiere de una intención maliciosa, de la presencia de engaño activo
o pasivo, y una relación directa entre el engaño y la formación del
consentimiento viciado. Estos elementos permiten calificar al dolo como una
figura que no solo vicia la voluntad, sino que también perjudica los principios
como la buena fe y la autonomía privada.
5. El estudio del dolo evidencia la necesidad de una protección efectiva de la
voluntad en el derecho privado, así como la exigencia de sancionar todo
comportamiento contrario a la buena fe contractual, garantizando así la
justicia y seguridad jurídica en las relaciones jurídicas.
4. Referencias bibliograficas
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el negocio jurídico. Colombia: Universidad Externado de Colombia.
León, J. (1964). Manual del acto juridico. Editorial San Marcos.
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1992. THEMIS Revista De Derecho, (25), 35-48. Recuperado a partir de
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Taboada, L. (2002). Acto jurídico, Negocio Jurídico y Contratos. (Editora Jurídica Grijley
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Varsi-Rospigliosi, E. (2023). Los nuevos vicios de la voluntad en los actos jurídicos
realizados por la persona con discapacidad. Civilistica.Com, 12(2), 1–31.
Recuperado de https://civilistica.emnuvens.com.br/redc/article/view/890