0% encontró este documento útil (0 votos)
13 vistas32 páginas

RESUMEN PARCIAL - Medios y Opinión Pública 1er Cuatri

La opinión pública es un concepto complejo que se entiende como juicios sociales sobre asuntos comunes, influenciada por la historia y los medios de comunicación. Su evolución ha pasado de ser un fenómeno espontáneo a un objeto de estudio y manipulación, donde encuestas y estrategias comunicacionales buscan moldear la percepción social. En la era digital, la esfera pública se transforma, siendo afectada por intereses económicos y políticos que limitan su capacidad de control democrático.

Cargado por

valenroso
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
0% encontró este documento útil (0 votos)
13 vistas32 páginas

RESUMEN PARCIAL - Medios y Opinión Pública 1er Cuatri

La opinión pública es un concepto complejo que se entiende como juicios sociales sobre asuntos comunes, influenciada por la historia y los medios de comunicación. Su evolución ha pasado de ser un fenómeno espontáneo a un objeto de estudio y manipulación, donde encuestas y estrategias comunicacionales buscan moldear la percepción social. En la era digital, la esfera pública se transforma, siendo afectada por intereses económicos y políticos que limitan su capacidad de control democrático.

Cargado por

valenroso
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
Está en la página 1/ 32

Medios y opinión pública

OPINIÓN PÚBLICA COMO CONCEPTO, FENÓMENO Y OBJETO


Conceptualización general:
La opinión pública es una noción compleja y multiforme. No puede entenderse únicamente como el
conjunto de opiniones de la población sobre asuntos sociales o políticos, sino que debe abordarse en tres
niveles:
→ Como concepto.
→ Fenómeno histórico.
→ Como objeto de intervención y manipulación.
Conceptualmente, la opinión pública se refiere a juicios sociales sobre asuntos compartidos, que circulan
en una comunidad y que poseen alguna visibilidad e influencia en la vida pública. Es “pública” en tanto
involucre temas de interés común que están en puntos de discusión colectiva, y porque remite a sujetos
sociales que no sólo opinan, sino que también reclaman el derecho de hacer públicas sus ideas.
A diferencia de la opinión individual, que puede ser íntima o privada, la opinión está expuesta al diálogo
social, con vocación de intervención. Implica una voluntad de formar parte del espacio donde circula la
política, los medios de decisiones colectivas. Vicent Price añade a esta conceptualización que la opinión
pública no es estrictamente colectiva ni individual, sino que surge de una dialéctica entre la conducta
colectiva y la opinión individual, un proceso que él denomina “sincretismo”.
La opinión pública como fenómeno histórico:
Desde una mirada sociológica, la opinión pública no siempre existió tal como la entendemos. Es un
fenómeno histórico, que surge con el desarrollo del Estado moderno, la imprenta, la alfabetización y la
ciudadanía política. Daniel Sinópoli señala que comienza a configurarse como fenómeno social a partir
del siglo XVIII, en el contexto del ascenso de la burguesía ilustrada y la conformación de sociedades civiles
activas, en las cuales los individuos se asumen como sujetos políticos.
En este sentido, la opinión pública aparece cuando ciertos sectores alfabetizados de la sociedad civil se
apropian de los asuntos públicos y reclaman participar activamente en la deliberación sobre los mismos.
Esta apropiación está fuertemente asociada a la consolidación de la libertad de prensa y expresión, así
como a la constitución de un público lector y consumidor de noticias.
Walter Lippmann aporta en este punto una reflexión clave: el acceso a la información nunca es
inmediato ni completo. Las personas no se forman una opinión directamente sobre los hechos, sino
sobre las representaciones que circulan en los medios. Así, toda opinión pública es siempre una
interpretación mediada del entorno. No accedemos al "mundo real", sino a un pseudoambiente
simbólicamente construido. Esta tesis será central para entender cómo los medios operan como
intermediarios privilegiados entre los hechos y la percepción social.
Price, al analizar la perspectiva histórica, vincula el surgimiento de la opinión pública con la configuración
de los estados modernos y el rol central de la prensa en la formación del discurso social, especialmente
en los siglos XVIII y XIX con la consolidación del estado liberal.
La opinión pública como objeto de estudio, uso y manipulación:
Con el paso del tiempo, la opinión pública también se convierte en un objeto de estudio y de
intervención, tanto para las ciencias sociales como para la política y el mercado. Se desarrollan técnicas

1
de medición, como las encuestas y sondeos, y aparece la figura del consultor político, que busca
detectar, modelar o transformar la opinión de los públicos.
Este pasaje de la opinión pública como fenómeno espontáneo a objeto planificado introduce nuevas
dimensiones:
• La opinión pública es medible: se diseñan instrumentos como las encuestas demoscópicas que
buscan captar “lo que piensa la gente” sobre diferentes temas.
• La opinión pública es influenciable: se elaboran estrategias comunicacionales (marketing
político, campañas mediáticas) para incidir en ella.
• La opinión pública es performativa: una vez que se presenta como tendencia o dato, genera
efectos sociales reales. Por ejemplo, la publicación de encuestas puede incidir en el voto de
indecisos o legitimar discursos de poder.
Daniel Sinópoli, en el Módulo III, reconoce que las encuestas permiten “tomar el pulso social”, pero
también advierte que estas no son reflejos puros de la realidad, sino fotografías circunstanciales, que
representan más que reflejan. La opinión pública se vuelve un instrumento útil tanto para la política
como para el mercado, pero su construcción está atravesada por decisiones metodológicas, intereses y
condiciones de posibilidad que pueden sesgar o distorsionar sus resultados.
Por su parte, Pierre Bourdieu, en su famoso texto La opinión pública no existe, plantea una crítica
contundente: la opinión pública es una ficción construida por los sondeos, que se sostiene sobre tres
postulados arbitrarios:
1) Que todo el mundo tiene una opinión.
2) Que todas las opiniones valen lo mismo.
3) Que existe un consenso sobre qué temas deben ser opinados.
Según Bourdieu, estos supuestos ocultan desigualdades sociales, asimetrías en el acceso a la
información y ausencias estructurales. Así, muchas encuestas no miden una opinión ya formada, sino
que fabrican artificialmente una “media” de respuestas, que luego es presentada como verdad objetiva.
La opinión pública sería entonces una construcción discursiva útil para ciertos grupos de poder, más que
un fenómeno democrático y representativo.
En ese sentido, para Bourdieu la encuesta funciona más como una herramienta simbólica de
legitimación que como una representación fidedigna de lo que realmente piensa la gente. La opinión
movilizada (la que sí se expresa) responde muchas veces a dispositivos de encuadre, imposición
temática y presión social, mientras que las disposiciones no articuladas (lo que no se dice) quedan fuera
del registro
___________________________________________________________________________________
ESFERA PÚBLICA: SURGIMIENTO, EVOLUCIÓN Y TRANSFORMACIÓN
Origen del concepto de esfera pública:
La noción de esfera pública surge como una forma de conceptualizar ese espacio intermedio entre el
Estado y la sociedad civil en el que los ciudadanos pueden discutir asuntos de interés común. Esta esfera
no es un lugar físico, sino un ámbito simbólico, político y comunicacional donde se articulan discursos,
se forman opiniones y se ejerce presión sobre los poderes establecidos.
Uno de los principales teóricos de esta noción es Jürgen Habermas, quien en Historia y crítica de la opinión
pública estudia el surgimiento, consolidación y decadencia de la esfera pública burguesa.

2
Para Habermas, la esfera pública moderna aparece en Europa occidental entre los siglos XVIII y XIX, al
calor del ascenso de la burguesía ilustrada, la expansión del comercio, la consolidación de Estados
constitucionales y la emergencia de una ciudadanía letrada y alfabetizada. Se constituye así un espacio
en el que ciudadanos privados se convierten en actores públicos, capaces de deliberar, criticar e influir
sobre el poder político.
Este modelo de esfera pública estaba basado en ciertos supuestos:
• Un público informado, educado y autónomo.
• La transparencia en el acceso a la información.
• La posibilidad de establecer debates racionales y críticos.
• La existencia de medios de comunicación independientes, como la prensa ilustrada.
Los cafés, los clubes de lectura, los salones y los periódicos eran espacios donde se desarrollaba este
debate. La opinión pública que surgía en este contexto se entendía como una instancia de control sobre
el poder político, capaz de legitimar o cuestionar las decisiones del Estado.
Muñoz Alonso y el origen histórico de la opinión pública:
Desde una perspectiva más histórica y empírica, Alejandro Muñoz Alonso reconstruye el proceso por el
cual surge la opinión pública moderna. Si bien reconoce antecedentes en la Antigüedad clásica, como el
ágora griega o la res publica romana, afirma que la opinión pública tal como la conocemos nace en los
Estados liberales del siglo XVIII.
Este fenómeno se explica por una serie de transformaciones estructurales:
• La expansión de los derechos civiles.
• La constitucionalización de la libertad de expresión y de prensa.
• La secularización de la vida pública.
• La aparición de una sociedad civil informada y politizada.
Con el desarrollo de la imprenta, el auge del periodismo y la alfabetización, se amplía la base social de
quienes pueden participar en el debate público. Deja de ser una élite ilustrada para volverse una masa
crítica, con capacidad de expresión, juicio y participación indirecta en la vida política.
Muñoz Alonso señala que esta opinión pública cumple una función estabilizadora en los regímenes
democráticos: expresa climas sociales, canaliza demandas y actitudes colectivas, y sirve como
termómetro del consenso o disenso ciudadano.
Sin embargo, a medida que avanza el siglo XX, también advierte sobre los riesgos de su manipulación,
tanto por parte del Estado como de los medios de comunicación. La opinión pública, en ese contexto,
se transforma en una herramienta de gobernabilidad y control, más que en una instancia deliberativa.
La perspectiva de Norberto Bobbio: visibilidad del poder y control democrático
Desde una óptica más política, Norberto Bobbio analiza el rol de la opinión pública en la transparencia
democrática. Para el autor italiano, la función principal de la opinión pública es hacer públicos los actos
del gobierno. La publicidad del poder permite ejercer control sobre él, y evitar el autoritarismo.
Según Bobbio, el principio de publicidad es una de las condiciones esenciales de la democracia: sin una
ciudadanía informada, sin libertad de prensa y sin debate público, no puede haber un gobierno legítimo
ni responsable. Es por eso por lo que la opinión pública debe mantenerse independiente, crítica y
protegida de intentos de manipulación.

3
No obstante, en las sociedades actuales, Bobbio reconoce que esta función está en crisis. El avance de
la concentración mediática, la aparición de nuevos mecanismos de propaganda y la creciente
fragmentación de las audiencias atentan contra la capacidad de la opinión pública de ejercer un control
efectivo.
La ciudadanía muchas veces no ejerce vigilancia, sino que es vigilada simbólicamente a través de los
medios, que seleccionan, recortan y representan el mundo social según sus propias lógicas e intereses.
Bobbio también distingue entre la dimensión formativa de la opinión pública (que nace del debate) y su
dimensión objetiva (referida a los asuntos de la esfera pública), considerándola un conocimiento
opinable (doxa) que puede ser racional y crítico bajo condiciones democráticas.
Transformación de la esfera pública en el siglo XX:
Sin embargo, este modelo ideal entra en crisis con el avance del capitalismo de masas, la expansión del
Estado interventor y la irrupción de los medios de comunicación masiva.
Habermas sostiene que la esfera pública crítica es colonizada por intereses económicos y estatales. Lo
que antes era un espacio de deliberación se convierte en una esfera administrada, donde la lógica de la
publicidad, el marketing y la persuasión reemplazan al debate racional.
Los medios ya no funcionan como canales de control ciudadano, sino como productores de realidad
simbólica, que jerarquizan los temas, seleccionan qué es visible y modelan la percepción pública. Así, la
opinión pública pierde su autonomía y se transforma en un producto mediático, construido a través de
representaciones y efectos de encuadre.
Surge en este contexto lo que Habermas llama una esfera corporativa, compuesta por grandes
conglomerados económicos que intervienen activamente en la construcción de lo público. Este nuevo
actor ya no pertenece al ámbito exclusivamente privado: cuenta con capacidad tecnológica, poder
económico y control sobre los medios, lo cual le permite intervenir en el debate público.
Esta transformación desdibuja los límites entre lo privado y lo público. Los medios, en lugar de garantizar
el debate democrático, se convierten en actores interesados que reproducen representaciones
funcionales a intereses políticos, comerciales o ideológicos.
La esfera pública, entonces, ya no es el lugar donde se ejerce el control ciudadano, sino un campo de
disputa simbólica, donde múltiples actores compiten por imponer su visión del mundo.
___________________________________________________________________________________
OPINIÓN PÚBLICA, MEDIOS Y ESFERA PÚBLICA EN LA SOCIEDAD DIGITAL
Durante los siglos XVIII y XIX, en el marco del liberalismo político, el auge del pensamiento ilustrado y la
consolidación de la burguesía comienza a gestarse un nuevo modo de comprender la vida pública: la
noción moderna de opinión pública. En este contexto, la opinión pública aparece como una instancia
legítima de juicio colectivo sobre los asuntos comunes, asociada a ciudadanos alfabetizados, informados
y con voluntad de participar activamente en la política. Esta construcción se desarrolla en paralelo a la
esfera pública burguesa, tal como la describe Jürgen Habermas, un espacio intermedio entre el Estado
y la sociedad civil donde los ciudadanos debatían críticamente a través de la prensa, los cafés, los clubes
de lectura o los salones, generando una opinión que podía presionar y controlar al poder político. Vicent
Price complementa esta visión señalando que la opinión pública surge de una dialéctica entre la
conducta colectiva y la opinión individual, un proceso de “sincretismo” comunicativo.
En esta esfera pública primigenia, los ciudadanos privados se convertían en actores públicos, y la opinión
colectiva era resultado del uso público de la razón. Se basaba en supuestos como el acceso libre a la

4
información, la transparencia gubernamental y el debate racional entre iguales. La prensa tenía
entonces una función de vigilancia y mediación entre el poder y la sociedad. Bobbio dice que la función
primordial de la opinión pública en este contexto es hacer públicos los aspectos del gobierno para
posibilitar el control democrático.
Sin embargo, este modelo liberal de opinión pública comienza a entrar en crisis hacia finales del siglo
XIX y se profundiza a lo largo del siglo XX. Habermas sostiene que, con la masificación de los medios de
comunicación, la expansión del capitalismo de consumo y la intervención cada vez mayor del Estado en
la esfera pública, se produce una colonización del espacio público. Lo que antes era un espacio
deliberativo se transforma en una instancia administrada, donde las representaciones no surgen de la
razón crítica, sino del espectáculo, la simplificación y la manipulación simbólica. La opinión pública
pierde su carácter racional-crítico y deviene un fenómeno mediatizado, moldeado por intereses
económicos, políticos y corporativos. En lugar de actuar como contrapeso al poder, la esfera pública se
convierte en un instrumento de control de las conciencias. Price también observa esta transformación
con el desarrollo de los medios masivos y cómo estos podía moldear la opinión afectando su autonomía.
En este sentido, Alejandro Muñoz Alonso, desde una perspectiva más histórica, explica cómo la opinión
pública nace como fenómeno moderno vinculado al surgimiento de los Estados liberales del siglo XVIII.
Su aparición requiere dos condiciones estructurales fundamentales: la constitucionalización de la
libertad de expresión y de prensa y el crecimiento del público lector. Estas condiciones permiten que los
ciudadanos ejerzan sus derechos civiles a través de la información, el juicio crítico y la expresión pública
de sus ideas. Para Muñoz Alonso, la opinión pública cumple un papel estabilizador en la democracia,
expresando climas sociales, consensos o disensos frente a las políticas del gobierno. Pero también señala
que, con el tiempo, este fenómeno se desnaturaliza y comienza a manipularse, especialmente cuando
los medios se convierten en actores interesados y ya no sólo en canales de información.
Esta transformación encuentra otro aporte clave en Norberto Bobbio, quien considera que la función
fundamental de la opinión pública en una democracia es visibilizar el poder y controlar los actos del
gobierno. La publicidad de los actos públicos permite el escrutinio ciudadano y actúa como una garantía
de legitimidad. Pero para que esta función sea efectiva, es necesario que existan medios libres,
diversidad de voces y ciudadanía informada. En contextos donde los medios están concentrados,
parcializados o cooptados por intereses privados o estatales, esta función crítica se diluye y el control
ciudadano se debilita.
A partir del siglo XX, se configura una nueva estructura: la esfera corporativa. Esta esfera está compuesta
por conglomerados económicos, empresas multinacionales y sectores con fuerte poder simbólico,
mediático y financiero que, si bien son actores privados, comienzan a incidir en el espacio público a
través de estrategias de comunicación, lobby, marketing político y manipulación informativa. Según
Habermas, esta esfera corporativa opera como un nuevo actor que desdibuja la frontera entre lo privado
y lo público. Deja de ser un sujeto pasivo para convertirse en un productor activo de representaciones
sociales. Los medios, profesionalizados y burocratizados, dejan de ser observadores neutrales y se
convierten en productores de sentido.
Desde la mirada bourdieuiana, Patrick Champagne aporta una crítica profunda al modo en que los
medios construyen representaciones del mundo social. En su texto “La visión mediática”, Champagne
sostiene que los medios no sólo informan sobre la realidad, sino que la construyen simbólicamente,
jerarquizando ciertos temas, silenciando otros, simplificando los conflictos y reforzando estigmas. Esta
lógica mediática está regida por rutinas profesionales, tiempos de producción acelerados, presiones
comerciales y búsqueda de impacto. En este contexto, lo que se presenta como “la realidad” en los
medios es, en realidad, una representación construida, atravesada por intereses, hábitos del campo

5
periodístico y relaciones de poder. La prensa, por ejemplo, no tiene tiempo de analizar estructuralmente
un conflicto, sino que recurre a formas simplificadas, dramatizadas y espectacularizadas para captar la
atención del público.
El resultado es una visión mediática del mundo que tiende a imponer sus lógicas sobre otras formas de
conocimiento, como las del campo político, académico o científico. Esto genera un círculo vicioso donde
los actores sociales, incluidos los políticos, deben adaptarse a las reglas del juego mediático si quieren
obtener visibilidad y legitimidad. En este punto, Champagne señala cómo los medios muchas veces
estigmatizan a ciertos sectores sociales al presentar representaciones parciales, acríticas o prejuiciosas,
alejadas del análisis estructural de los conflictos.
A su vez, Gabriel Vommaro complementa este análisis al estudiar el uso que los medios hacen de las
encuestas de opinión pública. En su texto sobre los usos periodísticos de las encuestas, Vommaro
muestra cómo los medios utilizan estas herramientas no sólo para reflejar supuestamente “lo que piensa
la gente”, sino para construir representaciones del hombre común. Muchas veces, las encuestas son
interpretadas sin rigor metodológico, manipuladas editorialmente o utilizadas para justificar ciertas
líneas políticas. De este modo, la voz del pueblo se convierte en una construcción mediática que busca
generar sentido común, reforzar agendas o legitimar decisiones.
La opinión pública se convierte así en un producto mediático: entrevistas en la calle, encuestas, sondeos
y titulares que sintetizan “lo que piensa la mayoría” terminan generando una narrativa que, más que
reflejar una realidad, la produce. Los medios actúan como intermediarios entre el Estado, el mercado y
la sociedad civil, y su influencia en la configuración de la esfera pública es cada vez más determinante.
En la era digital, este proceso se vuelve aún más complejo. La opinión pública ya no circula en un espacio
común, sino en múltiples plataformas fragmentadas, emocionales y polarizadas. La participación
ciudadana, que podría haber sido más libre gracias a las redes sociales, muchas veces deviene una
expresión sentimental, impulsiva y efímera. Las lógicas algorítmicas de estas plataformas refuerzan
burbujas ideológicas y dificultan la construcción de consensos compartidos.
En este escenario, la esfera pública ya no puede pensarse como un espacio unitario de deliberación
racional. Más bien, se ha transformado en un campo de disputa simbólica, donde múltiples actores —
ciudadanos, medios, corporaciones, algoritmos, partidos— luchan por definir qué se considera
verdadero, legítimo y visible. La opinión pública ya no es un reflejo, sino una construcción estratégica,
que puede ser movilizada, manipulada o direccionada según los intereses en juego.
Según Price, al analizar los problemas y tensiones del concepto de opinión pública, advierte sobre la
indefinición conceptual y los obstáculos para la participación ciudadana, como la desinformación y
manipulación mediática, fenómenos exacerbados en la era digital.
___________________________________________________________________________________
AGENDA SETTING Y FRAMING
A partir de la década de 1970, comienza a consolidarse una línea de investigación que desplaza la
pregunta sobre “los efectos directos de los medios” hacia un análisis más estructural: cómo los medios
de comunicación influyen en qué temas pensamos, en qué orden los jerarquizamos y cómo los
interpretamos. Este enfoque es conocido como teoría de la agenda setting, desarrollada principalmente
por Maxwell McCombs y Donald Shaw, y luego ampliada por otros autores como José Luis Dader. Price,
al destacar los factores que influyen en la opinión pública, sitúa a los medios de comunicación como
actores clave que seleccionan, jerarquizan y difunden temas, lo cual se relaciona directamente con la
teoría de la agenda setting.

6
El poder de tematización de los medios:
La hipótesis central de la agenda setting sostiene que los medios no dicen a la gente qué pensar, pero sí
sobre qué pensar. Es decir, tienen la capacidad de seleccionar y jerarquizar ciertos temas y, con ello,
incidir en las percepciones del público respecto a la importancia de esos asuntos. En un contexto de
sobreabundancia informativa, esta función de selección y ordenamiento se convierte en una forma de
poder simbólico. El público tiende a considerar como “más importantes” los temas que aparecen con
mayor frecuencia, prominencia o reiteración en los medios.
Este proceso no es neutral: la selección de los temas responde a criterios editoriales, intereses políticos,
económicos o rutinas profesionales. Así, los medios construyen una especie de mapa mental del mundo
social, condicionando los marcos desde los cuales el público interpreta la realidad.
Primera y segunda dimensión de la agenda:
McCombs distingue dos niveles de análisis:
→ Primera dimensión (agenda setting): se refiere a la capacidad de los medios para instalar temas
en la agenda pública. Por ejemplo, si los noticieros dan cobertura sostenida a la inseguridad, esta
se convierte en una preocupación central para el público.
→ Segunda dimensión (framing o encuadre): se refiere a cómo se presenta o se enmarca el tema.
Aquí se despliega una serie de recursos discursivos, gráficos o simbólicos que delimitan el sentido
del problema. Por ejemplo, no es lo mismo informar sobre la inseguridad desde una perspectiva
estructural (causas sociales) que desde una mirada punitivita (responsabilidad individual del
delincuente).
El framing o “marco de interpretación” consiste en seleccionar ciertos aspectos de una realidad,
destacarlos y hacerlos más visibles, al tiempo que se ocultan otros. Esta operación configura una forma
de leer el mundo, que puede reforzar estereotipos, simplificaciones o narrativas dominantes. El público
no solo incorpora los temas, sino también los significados y emociones con que esos temas son
presentados.
La contribución de Dader:
José Luis Dader complementa esta perspectiva con un enfoque más profundo sobre las estrategias de
los actores políticos para influir en la agenda. En su análisis, destaca que la relación entre medios, política
y ciudadanía no es unidireccional, sino que está atravesada por negociaciones, disputas y
retroalimentaciones. Los actores políticos intentan imponer sus propios temas y marcos den
interpretación, utilizando los medios como vehículos. Pero los medios, a su vez, tienen autonomía
relativa y responden también a sus propios intereses, rutinas y audiencias. Vincent Price también
identifica a los actores políticos como influyentes en la opinión pública a través de sus discursos y
estrategias.
Dader identifica dos formas de agenda:
→ Agenda building: hace referencia al proceso previo mediante el cual se construyen los temas que
finalmente ingresarán a la agenda mediática, incluyendo presiones, campañas, estrategias
discursivas, lobby, etc.
→ Agenda setting (en sentido estricto): es el momento en que esos temas ya forman parte del
espacio público mediático y comienzan a incidir en la percepción del público.
Ambas instancias están profundamente influidas por el contexto social, político y cultural, y son objeto
de disputa permanente.

7
Vínculos con Lippmann y la representación:
Estos aportes pueden vincularse con las ideas de Walter Lippmann, quien en los años 1920 ya advertía
que el público no accede directamente a la realidad, sino a “representaciones” de ella, que denomina
“pseudoambientes”. Los medios, al construir esas representaciones, influyen en la forma en que las
personas perciben el mundo. Por tanto, la opinión pública no es el resultado de una observación objetiva,
sino una construcción sobre construcciones.
La teoría del framing, entonces, puede considerarse una profundización contemporánea del planteo de
Lippmann, ya que estudia cómo esas representaciones son construidas estratégicamente por los
medios y con qué efectos simbólicos.
Aplicaciones y efectos:
La agenda setting y el framing permiten analizar fenómenos como:
• La priorización de temas en campañas electorales.
• La construcción de estigmas sociales a través de repeticiones mediáticas (inseguridad,
inmigración, pobreza).
• La construcción del “sentido común” social.
• El impacto de los medios en la definición de lo legítimo, lo urgente y lo visible.
___________________________________________________________________________________
LA ESPIRAL DEL SILENCIO Y LA DINÁMICA DEL SILENCIO SOCIAL
Autora clave: Elisabeth Noelle-Neumann
¿Qué es la espiral del silencio?
La espiral del silencio es un modelo de formación de la opinión pública que parte de una premisa clave:
las personas tienden a evitar el aislamiento social. Frente a un clima de opinión adverso o a la percepción
de que su punto de vista está en minoría, muchos individuos prefieren callar antes que quedar expuestos
o rechazados. Esto genera una espiral: a medida que ciertas opiniones ganan visibilidad en los medios o
en el discurso público, otras se retraen y desaparecen, reforzando la apariencia de consenso. Este
modelo marca la importancia de la percepción del clima de opinión, más que la distribución real de las
opiniones (Noelle-Neumann).
Esta dinámica provoca que algunas ideas se impongan no por su verdad o legitimidad, sino por su
capacidad para movilizar voces a favor y generar silencio en sus detractores. Esta perspectiva contrasta
con la visión de Jürgen Habermas de una esfera pública basada en el debate racional.
Tres condiciones para que opere la espiral:
Noelle-Neumann sostiene que para que se active la espiral del silencio, deben cumplirse al menos tres
condiciones sociales:
1) Existe una percepción de qué opinión es mayoritaria (aunque esa percepción pueda estar
mediada o distorsionada por los medios). Esta percepción puede ser influenciada
significativamente por la agenda setting de los medios (McCombs y Shaw).
2) Las personas temen el aislamiento o el rechazo social, por lo que se cuidan de manifestar
opiniones minoritarias o impopulares. Este miedo al aislamiento es el motor psicológico central
de la espiral.

8
3) Existe una creciente disposición a hablar de los que se sienten apoyados por el clima de opinión
dominante, y un retraimiento progresivo de quienes perciben que su postura es minoritaria o
mal vista. Este comportamiento de "mayoría ruidosa" y "minoría silenciosa" refuerza la espiral.
Este modelo fue formulado especialmente en el contexto de campañas electorales y debates políticos,
pero tiene una aplicación más amplia a toda situación donde los medios y el entorno construyen un clima
de visibilidad de ciertas ideas.
El rol de los medios en la espiral del silencio:
Los medios de comunicación tienen un rol fundamental en este proceso. Son los principales
generadores de la imagen del clima de opinión, es decir, ofrecen representaciones sobre “lo que la
mayoría piensa”. Así, pueden legitimar o invisibilizar posturas con su cobertura, selección de temas,
encuadres y voceros. Este rol de los medios como constructores de la realidad simbólica también es
destacado por Walter Lippmann y Patrick Champagne.
De esta forma:
• Las personas forman su percepción del clima de opinión observando los medios, más que
escuchando a su entorno directo. Esto se relaciona con la idea de Lippmann del
"pseudoambiente".
• La visibilidad mediática produce efectos de validación social, incluso si no hay mayoría numérica
real detrás. Este efecto puede ser amplificado por la agenda setting y el framing.
• El discurso dominante en medios se transforma en discurso dominante en la sociedad,
reforzando la espiral. Este circuito de retroalimentación es clave en la dinámica de la espiral.
Por eso, Noelle-Neumann vincula directamente el concepto de opinión pública con el control social. Lo
que se presenta como “opinión pública” no es necesariamente lo que la mayoría cree, sino lo que logra
imponerse como clima social aceptado. Esta visión se alinea con la crítica de Pierre Bourdieu sobre la
opinión pública como una construcción.
Opinión pública, silencio y control:
Noelle-Neumann redefine la opinión pública como un instrumento de control social invisible pero
poderoso. Al generar un entorno de aprobación o condena, la opinión pública canaliza
comportamientos, orienta expresiones y establece límites simbólicos. Se trata de un mecanismo que
regula qué ideas pueden circular y cuáles deben permanecer ocultas. Esta perspectiva enfatiza el poder
de la conformidad social.
A diferencia de otros enfoques más normativos o idealistas (como el modelo habermasiano de la esfera
pública racional), Noelle-Neumann subraya la dimensión emocional y psicológica de la opinión pública:
el miedo, la aprobación, la visibilidad, el silencio, la autoestima. Este enfoque se centra en las
motivaciones individuales dentro de un contexto social.
Este planteo permite comprender por qué algunas ideas, aunque compartidas por muchas personas, no
logran expresarse públicamente y permanecen latentes hasta que un actor político, cultural o mediático
las hace visibles, rompiendo la espiral. La irrupción de voces disidentes o la emergencia de nuevos
medios pueden desafiar la espiral.
Doble clima de opinión y realidad no mediatizada:
La autora también introduce el concepto de doble clima de opinión, refiriéndose a la brecha entre lo que
los medios muestran y lo que las personas efectivamente piensan en privado. En muchos casos, el
discurso mediático no representa el sentir real de una sociedad, pero logra instalarlo como dominante,

9
generando silencios estratégicos. Esta brecha puede ser significativa en sociedades con medios
concentrados o sesgados.
Esto produce dos tipos de consecuencias:
• Se subestima la diversidad de opiniones latentes. Esto puede llevar a una falsa sensación de
consenso.
• Se sobreestima la unanimidad de las posturas visibles. La "mayoría silenciosa" puede ser más
grande de lo que parece.
Este fenómeno se vincula con otros aportes como el de Walter Lippmann (quien planteaba la existencia
de “pseudoambientes”) y Pierre Bourdieu (quien denunciaba que muchas encuestas fabrican una
supuesta opinión pública). En todos los casos, se pone en duda la idea de una opinión pública
homogénea, y se señala su carácter construido, representado y manipulado. La espiral del silencio es un
mecanismo a través del cual esta construcción puede ocurrir.
Articulación con otros enfoques:
Este modelo se articula con la teoría de las representaciones de Lippmann, quien sostiene que las
personas actúan sobre pseudoambientes construidos simbólicamente, y con el análisis crítico de
Bourdieu, que desmantela las ficciones de las encuestas como mecanismos de legitimación de una
“opinión media” fabricada. La espiral del silencio explica una de las dinámicas que pueden llevar a la
aceptación de esas representaciones o "opiniones medias".
También se relaciona con las dinámicas de visibilidad y legitimidad discutidas por Habermas y
Champagne: en la medida en que los medios construyen la esfera pública, determinan qué opiniones
pueden circular y cuáles no. La espiral del silencio describe cómo este proceso de construcción mediática
afecta la expresión de las opiniones.
CONCLUSIÓN
La espiral del silencio permite comprender cómo se conforman los climas de opinión, cómo se silencian
voces disidentes y cómo los medios y el entorno social contribuyen a reforzar discursos hegemónicos.
En vez de pensar la opinión pública como un reflejo neutral de las mayorías, esta teoría la presenta como
un campo de tensiones, silencios, miedos y estrategias de visibilidad. Esta teoría ofrece una perspectiva
dinámica y psicosocial de la formación de la opinión pública.
Es una herramienta teórica poderosa para analizar campañas políticas, fenómenos de cancelación,
silencios colectivos y cambios abruptos en el discurso social. También es clave para la práctica
profesional de quienes trabajan en comunicación, medios, encuestas o consultoría pública. Comprender
la espiral del silencio puede ayudar a diseñar estrategias de comunicación más efectivas o a interpretar
resultados de encuestas con mayor cautela.
La espiral del silencio no es solo una teoría de comunicación, sino una herramienta para pensar las
relaciones de poder en la sociedad contemporánea. Muestra cómo el miedo al aislamiento, mediado
por las percepciones sociales y la visibilidad mediática, condiciona fuertemente la expresión de las ideas
y, por tanto, la configuración de la opinión pública. Esta teoría destaca el rol del poder simbólico en la
configuración de la opinión pública.
En un contexto dominado por medios masivos, redes sociales y polarización política, esta teoría permite
analizar por qué algunas voces se amplifican, otras se silencian, y cómo esto afecta la calidad del debate
democrático. En la era digital, la espiral del silencio puede operar de maneras nuevas y complejas debido
a la dinámica de las redes sociales y los algoritmos.

10
MEDICIÓN, ENCUESTAS Y REPRESENTACIÓN DE LA OPINIÓN PÚBLICA
¿Qué es una encuesta de opinión pública?
Una encuesta es, en principio, un instrumento de recolección sistemática de datos, diseñado para
conocer las actitudes, opiniones o preferencias de una parte de la población sobre determinados temas.
En este sentido, funciona como una herramienta de diagnóstico social que busca tomar el “pulso” de una
sociedad. Sin embargo, su capacidad para reflejar la "verdadera" opinión pública es cuestionada por
autores como Pierre Bourdieu.
En el plano metodológico, los capítulos del Pequeño manual de encuestas de Federico Rey Lennon y
Alejandro Piscitelli Murphy ofrecen una guía para su diseño: desde la formulación de las preguntas, la
definición de variables, el muestreo y el tipo de procesamiento estadístico, hasta los posibles sesgos de
interpretación.
Las encuestas bien construidas permiten detectar tendencias, evaluar niveles de conocimiento o
percepción sobre ciertos temas, o prever comportamientos de consumo o electorales. Sin embargo,
estos datos nunca son neutros: siempre dependen de cómo se formula la pregunta, quién la hace, a
quién se le pregunta y cómo se procesan las respuestas. Esta dependencia subraya la importancia del
framing en la construcción de los resultados.
La encuesta como herramienta técnica:
Las encuestas de opinión pública, también llamadas demoscópicas, son un instrumento metodológico
utilizado por las ciencias sociales para relevar percepciones, actitudes y preferencias de un conjunto de
personas sobre determinados temas. Como técnica, permiten construir una “fotografía” cuantitativa de
un momento dado. Sin embargo, esta herramienta, que busca responder a la pregunta sobre qué piensa
la gente, no está exenta de limitaciones ni de implicancias ideológicas y políticas. La teoría de la espiral
del silencio sugiere que las encuestas pueden no capturar las opiniones minoritarias debido al miedo al
aislamiento.
Federico Rey Lennon y Alejandro Piscitelli, en su manual introductorio sobre encuestas, presentan a
estas como dispositivos técnicos que deben ser utilizados con rigurosidad metodológica. Para ello,
describen una serie de pasos: elección del problema de investigación, recolección de antecedentes,
definición de variables, planteo de hipótesis, selección de técnicas de recolección, determinación de una
muestra poblacional representativa, formulación del cuestionario, y análisis de los resultados.
Los autores insisten en que el valor de una encuesta depende de las decisiones metodológicas que se
tomen en cada uno de estos pasos. Advierten sobre la posibilidad de sesgos en el diseño o en la
interpretación de los datos. Por ello, si bien reconocen la utilidad de las encuestas, subrayan que no
deben confundirse con investigaciones profundas ni con interpretaciones absolutas de la realidad social.
Las encuestas deben ser comprendidas como herramientas circunstanciales, sensibles al contexto y a la
forma en la que se formulan.
Críticas a las encuestas: Pierre Bourdieu y Francis Korn
Pierre Bourdieu, en su texto “La opinión pública no existe”, formula una crítica radical a la idea misma de
la encuesta como herramienta de representación fiel de la realidad social. El sociólogo francés plantea
que las encuestas se basan en tres ficciones fundamentales:
1) Que todo el mundo tiene una opinión, sobre todo. Esto ignora la posibilidad de la no-opinión o
la falta de interés.

11
2) Que todas las opiniones valen lo mismo. Esto no considera las diferencias en capital cultural o
influencia social.
3) Que existe un consenso implícito sobre los temas que merecen ser preguntados. Esto pasa por
alto el poder de la agenda setting en la definición de los temas relevantes.
Estas suposiciones, según Bourdieu, constituyen un artificio. No todas las personas tienen una opinión
sobre todos los temas; muchas veces responden por compromiso, presión o desconocimiento. Tampoco
todas las opiniones tienen el mismo peso: quienes cuentan con más capital cultural, social o simbólico
están en mejor posición para participar del debate público. Finalmente, los temas de las encuestas no
suelen ser consensuados, sino que responden a agendas impuestas por actores con poder —como
medios, partidos políticos, empresas u organismos de encuestas. Esta imposición de la agenda puede
influir en qué opiniones se expresan y cuáles se silencian, como sugiere la espiral del silencio.
Para Bourdieu, las encuestas no miden una realidad preexistente, sino que la fabrican. Generan un
pseudo-consenso, que puede ser aprovechado políticamente para legitimar decisiones o imponer
discursos. En esa línea, afirma que “la opinión pública” no existe como entidad unificada, sino que se
compone de una multiplicidad de disposiciones individuales, muchas de las cuales no se articulan ni se
expresan públicamente. La encuesta, entonces, es una construcción simbólica que oculta desigualdades
y relaciones de poder. La espiral del silencio es uno de los mecanismos que contribuyen a esta falta de
articulación y expresión pública de ciertas opiniones.
En sintonía, Francis Korn califica a las encuestas como “pasatiempos” cuando se utilizan sin rigurosidad
científica. Critica que se las use como instrumentos de predicción política o manipulación mediática.
Desde su perspectiva, el verdadero conocimiento social requiere otras formas de análisis, más complejas
y menos reduccionistas que un cuestionario cerrado.
Sinópoli: entre la representación y la manipulación
Daniel Sinópoli, retomando algunos planteos de Bourdieu, considera que las encuestas son
“representaciones circunstanciales” más que reflejos objetivos de la realidad. Reconoce que pueden
tener valor como herramienta para “tomar el pulso” social, pero también advierte que suelen estar al
servicio de intereses políticos o comerciales. Por ello, propone prestar atención a los vínculos entre las
consultoras, los actores políticos y el mercado.
El autor subraya que las encuestas configuran tendencias que pueden retroalimentar ciertas opiniones:
cuando una mayoría es presentada como tal, se generan presiones para adherir o no contradecir ese
consenso. Esto resulta clave en contextos electorales, donde los indecisos tienden a sumarse a las
opciones más legitimadas por las encuestas. En este sentido, las encuestas no sólo registran, sino que
también moldean la opinión pública.
Además, Sinópoli plantea que las encuestas generan un tipo particular de “opinión pública mediatizada”:
una opinión moldeada por representaciones, no por el debate o la deliberación. Así, se relega a segundo
plano el pensamiento crítico y se impone una lógica de tendencias, adhesiones y consumo simbólico. El
proceso por el cual se construye “lo que piensa la gente” pasa, entonces, por una operación simbólica
que combina datos, interpretaciones, agendas mediáticas y objetivos políticos. La espiral del silencio
contribuye a la formación de esta "opinión pública mediatizada" al silenciar voces disidentes.
Encuestas, medios y política:
En este marco, las encuestas son clave en la dinámica de los medios de comunicación. Como muestran
autores como Gabriel Vommaro y Patrick Champagne, los medios no sólo informan encuestas: las
utilizan para construir “la voz del hombre común” o como “oráculos” del acontecer político. Esto produce

12
un doble efecto. Por un lado, las encuestas refuerzan la centralidad del sentido común como forma
dominante de comprensión de lo social. Por otro, actúan como un instrumento de espectacularización
de la política, al reducirla a cifras, porcentajes y rankings.
En definitiva, las encuestas constituyen un terreno de disputa simbólica: son herramientas técnicas, pero
también dispositivos ideológicos. Su relevancia radica en que, más allá de su rigor metodológico, inciden
en la configuración de la realidad pública, en la toma de decisiones políticas, y en la formación de
imaginarios colectivos sobre lo que la sociedad cree, quiere o necesita. La presentación de resultados de
encuestas puede influir en la percepción del clima de opinión y, por lo tanto, activar la espiral del silencio.
Encuestas, medios y política: usos estratégicos
Las encuestas no son solo instrumentos técnicos. También son herramientas discursivas, mediáticas y
políticas, utilizadas para:
→ Definir temas de agenda.
→ Legitimar políticas o candidatos. La presentación de encuestas favorables puede crear un efecto
de "bandwagon" o subirse al carro ganador.
→ Movilizar consensos simbólicos. La difusión de encuestas con resultados mayoritarios puede
generar presión para la conformidad, un elemento clave de la espiral del silencio.
→ Construir identidades públicas (“el hombre común”, “la voz del pueblo”). Este proceso de
construcción puede invisibilizar la diversidad de opiniones y reforzar la espiral del silencio al
presentar una visión simplificada de lo que "todos" piensan.
La televisión y los medios masivos hacen un uso intensivo de los sondeos, especialmente en contextos
electorales. Se recurre a encuestas para “testear” candidatos, evaluar políticas públicas o montar climas
de opinión. En muchos casos, como advierte Sinópoli, estos usos no responden a una intención de
conocer, sino de persuadir o moldear la percepción social. Esta manipulación de la percepción puede
activar o reforzar la espiral del silencio.
Efectos de simplificación y representación mediática:
Los medios de comunicación, condicionados por la rutina periodística y la lógica de la inmediatez,
tienden a reproducir los datos de las encuestas de forma espectacularizada y simplificada. Esto genera
una “realidad pública” que no siempre responde a la complejidad del fenómeno social, sino a
necesidades narrativas, ritmos de producción y estrategias comerciales. Esta simplificación mediática
puede reforzar la percepción de una opinión mayoritaria clara, incluso cuando no lo es, alimentando la
espiral del silencio.
La encuesta, entonces, se convierte en un insumo mediático que legitima discursos, produce
estereotipos y refuerza sesgos. Como se dijo en clase: “la encuesta reemplaza la reflexión por el dato”,
generando la ilusión de objetividad y consenso donde en realidad hay conflicto, ambigüedad y
dispersión. Esta ilusión de consenso puede silenciar aún más las voces minoritarias, profundizando la
espiral.
___________________________________________________________________________________
ENCUESTAS, MEDIOS Y USOS POLÍTICOS DE LA OPINIÓN PÚBLICA
Examina el lugar que ocupan las encuestas de opinión pública en la vida política, mediática y social
contemporánea. Se aborda tanto su dimensión técnica y metodológica como su utilización estratégica
en contextos de poder. Lejos de tratarse simplemente de herramientas neutras, las encuestas se
analizan como instrumentos de producción simbólica, capaces de influir sobre lo que la sociedad cree

13
que cree. Este enfoque se alinea con la teoría de la espiral del silencio, donde la percepción de la opinión
pública influye en la expresión de las opiniones individuales.
Bourdieu: "La opinión pública no existe":
Pierre Bourdieu critica la noción tradicional de que la opinión pública es un conjunto unificado,
homogéneo y mensurable. Según él, esta idea se basa en tres ficciones:
1) Que todas las personas tienen una opinión sobre todos los temas: en realidad, muchas veces las
personas no tienen opiniones formadas, o no sienten interés por los temas propuestos. Esta
crítica resalta la artificialidad de forzar respuestas en las encuestas.
2) Que todas las opiniones tienen el mismo valor: pero las competencias para opinar no están
distribuidas de forma equitativa. Las clases populares, por ejemplo, pueden tener menor capital
cultural o político para participar en determinados debates. Esta desigualdad contradice el
supuesto democrático de igual valor de las opiniones.
3) Que existe un consenso sobre las preguntas que deben hacerse: muchas veces las encuestas
imponen temáticas ajenas al interés real de los encuestados. Esta imposición de la agenda se
relaciona con la teoría del agenda setting.
Estas tres ficciones producen una representación artificial de la realidad. Según Bourdieu, las encuestas
no miden opiniones preexistentes, sino que las construyen simbólicamente. Son una herramienta que
crea una “opinión media” que luego es utilizada como argumento político o mediático, generando la
ilusión de una mayoría que puede no existir. Esta "opinión media" fabricada puede reforzar la espiral del
silencio.
El poder simbólico de las encuestas:
Desde esta perspectiva crítica, las encuestas no solo registran la opinión pública, sino que la moldean
activamente. Se vuelven una forma de construcción de consenso, ya sea para justificar decisiones
políticas, influir en campañas electorales o legitimar políticas públicas. Este poder de moldeamiento
contradice la idea de la encuesta como un mero reflejo.
Además, se insertan en una lógica mediatizada, donde los resultados no solo circulan como información,
sino que son transformados en noticias, rankings o gráficos de impacto. Esto convierte a la encuesta en
un acontecimiento mediático, que se retroalimenta en medios y redes sociales, reforzando
determinadas tendencias e instalando climas de opinión. Esta espectacularización mediática puede
exacerbar los efectos de la espiral del silencio.
Vommaro: los medios y la representación del “hombre común”
Gabriel Vommaro, en su texto Los usos periodísticos de las encuestas de opinión, analiza cómo los medios
utilizan las encuestas como herramientas para representar una imagen simplificada de la “voz del
pueblo”. Esta representación a menudo ignora la complejidad y diversidad de las opiniones.
Los periodistas recurren a las encuestas como una vía para acceder a la llamada “sociedad real”. Sin
embargo, este acceso está mediado por criterios editoriales, presiones comerciales, tiempos de
producción y rutinas informativas, lo que genera distorsiones. Estas mediaciones pueden sesgar la
representación de la opinión pública.
Las encuestas, entonces, cumplen una función de oráculo social: se las presenta como portadoras de
una verdad incuestionable sobre “lo que piensa la gente”. Esto reemplaza la reflexión, el análisis
estructural o el debate político por la representación numérica de tendencias, que muchas veces
responde a los intereses de los propios medios o de los actores políticos que las encargan. Esta función
de "oráculo" puede inhibir la expresión de opiniones minoritarias, reforzando la espiral del silencio.
14
Francis Korn: las encuestas como “pasatiempos”
Desde una visión aún más crítica, Francis Korn sostiene que las encuestas se han banalizado y convertido
en “pasatiempos” de la política y el periodismo. Denuncia que se utilizan como instrumento de
persuasión y entretenimiento más que como herramienta científica. Esta banalización socava la
credibilidad de las encuestas como instrumentos de conocimiento social.
Para Korn, una encuesta que no se fundamenta en un análisis riguroso de contexto, población y temas
relevantes, no tiene valor como investigación social. El problema no es solo técnico: es epistemológico
y ético. Si se omite la complejidad del mundo social, la encuesta se convierte en un artefacto que
distorsiona más de lo que revela. Esta distorsión puede llevar a una comprensión errónea de la opinión
pública y sus dinámicas.
Sinópoli: representación y consumo simbólico
Desde su perspectiva, Daniel Sinópoli coincide con las críticas anteriores, pero también destaca la
funcionalidad política de las encuestas. Si bien reconoce que son representaciones parciales y muchas
veces manipulables, también señala que estas representaciones tienen valor operativo: permiten definir
estrategias de campaña, tomar decisiones en función del electorado y posicionarse en el debate público.
Este valor operativo radica en su capacidad para influir en la percepción pública.
Sinópoli introduce una idea clave: las encuestas configuran representaciones de utilidad para el sistema
político y el mercado. Marcan tendencias, generan climas de opinión, e imponen ciertos temas como
relevantes. Incluso pueden moldear el comportamiento del electorado, especialmente entre los
indecisos, al mostrar qué posturas son mayoritarias o dominantes. Esta capacidad de moldear el
comportamiento se relaciona directamente con la espiral del silencio.
Las encuestas como tecnología de intervención:
En conjunto, estos autores permiten pensar a las encuestas como tecnologías sociales de intervención,
más que como simples instrumentos de medición. No reflejan la realidad: la construyen, la interpretan,
la distorsionan y la comunican, en función de múltiples intereses. Esta perspectiva subraya el rol activo
de las encuestas en la formación de la opinión pública.
Desde su diseño hasta su publicación, las encuestas están atravesadas por relaciones de poder,
decisiones editoriales, sesgos ideológicos y fines estratégicos. Por eso, su uso crítico exige desnaturalizar
su apariencia de objetividad y comprender sus límites. Esta desnaturalización es esencial para evitar ser
manipulado por los resultados de las encuestas.
Las encuestas ocupan un lugar central en la formación de la opinión pública contemporánea. Son
herramientas poderosas que combinan técnica, comunicación y política. Su eficacia no reside tanto en
su precisión científica como en su capacidad para instalar verdades provisionales que guían
comportamientos, decisiones y consensos. Estas "verdades provisionales" pueden ser influenciadas por
la espiral del silencio.
Estudiarlas críticamente, como lo hacen Bourdieu, Korn, Vommaro, Sinópoli y los manuales técnicos,
permite desenmascarar su funcionamiento y comprender cómo se producen, circulan y consumen las
ideas que llamamos opinión pública. Esta comprensión crítica es vital en una sociedad mediática y
políticamente compleja.

15
MEDIOS DE COMUNICACIÓN, LÓGICA PERIODÍSTICA Y REPRESENTACIÓN SIMBÓLICA DE
LA REALIDAD
Introducción: el campo mediático como espacio de poder simbólico
Los medios de comunicación no son simples instrumentos de transmisión de información. En la
sociedad contemporánea, funcionan como actores sociales autónomos, con lógicas propias, reglas
internas y una fuerte capacidad para construir sentido. Desde la perspectiva de Patrick Champagne y
Pierre Bourdieu, los medios operan en el marco de lo que se denomina el campo periodístico: un espacio
social con su propio “juego”, donde los distintos actores compiten por el capital simbólico, el
reconocimiento y la legitimidad. Esta visión del campo mediático como un espacio de lucha simbólica
es fundamental para comprender cómo se construye la "realidad" mediática.
Este campo tiene estructuras, hábitos y regularidades, y los periodistas que lo habitan se comportan
según estas reglas para mantener su posición. Esta lógica estructural explica por qué los medios
producen ciertos discursos, representan la realidad de determinada manera y terminan operando como
filtros de lo visible y lo decible. Esta lógica de campo influye en la agenda setting y el framing de los
medios.
Los medios como constructores de realidad simbólica:
En las sociedades contemporáneas, los medios de comunicación no solo informan sobre lo que ocurre
en el mundo, sino que construyen representaciones del entorno, seleccionando, jerarquizando y
moldeando los hechos según determinadas rutinas, intereses y condiciones estructurales. Esta idea
central es desarrollada por autores como Patrick Champagne, Gabriel Vommaro, Pierre Bourdieu, Daniel
Sinópoli y Francis Korn, quienes abordan el vínculo entre medios, opinión pública y herramientas de
medición como las encuestas, desde perspectivas críticas y complementarias. Esta construcción de la
realidad simbólica por los medios tiene un impacto directo en la formación de la opinión pública y puede
influir en la espiral del silencio.
La visión mediática – Patrick Champagne:
Desde una perspectiva bourdieuiana, Champagne plantea que los medios constituyen un campo
autónomo, con reglas, rutinas y formas propias de funcionamiento. En ese campo, los periodistas,
productores, editores y medios en general construyen lo que el autor llama una “visión mediática” del
mundo. Esta visión no surge del azar ni de una voluntad explícita de manipulación, sino de
condicionamientos estructurales ligados a la lógica profesional del periodismo: la necesidad de captar
audiencia, de producir con rapidez, de simplificar hechos complejos y de competir por la atención del
público. Esta lógica profesional a menudo prioriza la espectacularización sobre el análisis profundo.
Según Champagne, esta lógica lleva a que los medios fabriquen acontecimientos, en lugar de
simplemente registrarlos. Para ello, recortan los hechos según criterios de noticiabilidad, los
transforman en relatos con protagonistas y antagonistas, y los inscriben en narrativas espectaculares,
simplificadas y altamente personalizadas. En consecuencia, lo que se presenta como la “realidad”
mediática es en verdad una representación deformada, que responde a las condiciones de producción
del propio campo mediático. Esta "fabricación del acontecimiento" influye en lo que se considera
relevante para la opinión pública.
Además, esta representación tiende a reproducir simbólicamente relaciones de poder y estructuras
sociales desiguales. Los medios seleccionan qué temas son visibles y cuáles no, qué voces se escuchan y
cuáles son silenciadas, y qué interpretaciones adquieren legitimidad. Esta selección no es neutral:
muchas veces, estigmatiza a determinados sectores sociales, al reducirlos a estereotipos negativos o

16
atribuirles responsabilidad individual por problemas de raíz estructural, como la pobreza o la
inseguridad. Esta estigmatización puede contribuir al silencio de ciertos grupos en la opinión pública.
Champagne alerta que esta visión mediática desplaza el análisis estructural, en favor de interpretaciones
inmediatas, morales o anecdóticas. Así, por ejemplo, en contextos de violencia urbana, los medios
enfatizan el delito individual, la espectacularidad del hecho o la figura del “delincuente”, sin analizar las
condiciones económicas y sociales que producen ese escenario. Este enfoque superficial puede moldear
la opinión pública de manera simplista. En ese sentido, la visión mediática no representa la realidad, sino
una versión simplificada y espectacularizada de ella. Esta simplificación puede influir en la percepción
del clima de opinión, como plantea la espiral del silencio.
El acontecimiento como construcción:
Uno de los conceptos centrales en Champagne es el de acontecimiento mediático. El autor sostiene que
lo que aparece como un “hecho” noticioso es, en realidad, una construcción periodística, resultado de
una serie de decisiones editoriales, condiciones de producción y rutinas informativas. Esta construcción
del acontecimiento determina qué se vuelve visible y relevante para la opinión pública.
Para que algo sea noticia, debe cumplir ciertos requisitos: ser visible, espectacular, personalizable,
emotivo o escandaloso. Esto deja fuera de la cobertura temas complejos, estructurales o de difícil
explicación. El resultado es una realidad parcial, fragmentada y a menudo distorsionada, donde lo
urgente prevalece sobre lo importante. Esta priorización de lo "noticiable" sobre lo importante puede
sesgar la formación de la opinión pública.
Lógicas mediáticas y visibilidad – Aportes complementarios:
Tanto Champagne como Vommaro coinciden en que los medios construyen representaciones del
mundo social que no son neutras ni objetivas. Por el contrario, están atravesadas por intereses, rutinas y
presiones estructurales. En este proceso, la visibilidad mediática se transforma en una nueva forma de
legitimación: lo que aparece en los medios es lo que “existe”, lo que se vuelve relevante y lo que merece
atención política. Esta lógica altera profundamente el funcionamiento de la esfera pública, porque
confunde visibilidad con legitimidad, y porque transforma los debates públicos en una competencia por
la atención mediática. Esta competencia por la atención mediática puede favorecer las opiniones más
visibles y silenciar otras, como sugiere la espiral del silencio.
En el marco de esta dinámica, los medios tienden a imponer sus propios tiempos, formatos y lenguajes.
Exigen declaraciones breves, imágenes impactantes y frases contundentes, lo que dificulta la
deliberación razonada y el análisis estructural. Esta lógica periodística coloniza otros campos, como la
política o la academia, que se ven forzados a adaptarse para no quedar fuera del juego mediático. Así, el
discurso político se vuelve cada vez más emocional, performativo y dirigido a impactar más que a
convencer. Esta "colonización" de otros campos por la lógica mediática afecta la calidad del debate
público.
Representación del “hombre común” – Gabriel Vommaro:
Gabriel Vommaro, por su parte, analiza el uso periodístico de las encuestas de opinión como
herramientas de construcción simbólica. En el contexto argentino de las décadas del ’80 y ’90, muestra
cómo las encuestas no solo son utilizadas por los actores políticos como brújulas para orientar
campañas, sino también por los medios de comunicación para construir una representación de la “voz
del pueblo”. Las encuestas aparecen, así como dispositivos que configuran al “hombre común”, ese
sujeto genérico cuyas opiniones serían expresión de la sociedad real. Esta construcción del "hombre
común" puede invisibilizar la diversidad de opiniones y reforzar la espiral del silencio.

17
Vommaro señala que los medios no siempre utilizan los datos de forma rigurosa. Muchas veces
seleccionan resultados según intereses editoriales, priorizan los números más impactantes o interpretan
los datos de forma tendenciosa. Esto genera una representación homogénea y simplificada de la
ciudadanía, que refuerza el sentido común dominante. En ese sentido, las encuestas no solo miden, sino
que producen una imagen de la sociedad, legitimando determinadas perspectivas e invisibilizando otras.
Esta “sociedad mediatizada” es funcional al espectáculo informativo, ya que permite presentar datos
rápidos, titulares contundentes y afirmaciones tajantes sobre “lo que piensa la gente”. Esta producción
de una "sociedad mediatizada" puede influir en la percepción del clima de opinión.
Vommaro también advierte que, en contextos electorales, las encuestas pueden funcionar como
oráculos, anticipando resultados, instalando climas de opinión y generando efectos performativos. Los
dirigentes políticos, conscientes de esto, se ven tentados a adaptar sus discursos y estrategias según las
tendencias demoscópicas, lo que genera una retroalimentación entre medios, encuestas y política. Esta
retroalimentación puede reforzar la visibilidad de ciertas opiniones y el silencio de otras.
Fabricación del acontecimiento y construcción del escándalo:
Una de las principales tesis de Champagne es que los medios no descubren acontecimientos: los
fabrican. Para que un hecho se convierta en “acontecimiento mediático”, debe cumplir con ciertos
criterios: ser visualmente atractivo, contener un conflicto o una víctima identificable, y tener potencial
de viralización. Esta "fabricación" prioriza ciertos tipos de eventos sobre otros.
Este proceso de fabricación implica:
• La selección arbitraria de ciertos hechos y la omisión de otros. Esta selección influye en lo que se
considera importante para la opinión pública.
• La dramatización narrativa de los acontecimientos. La dramatización busca captar la atención y
generar una respuesta emocional.
• La búsqueda de culpables visibles (estigmatización). La estigmatización puede influir en la
formación de prejuicios en la opinión pública.
• La sustitución del análisis estructural por explicaciones moralistas. Esta sustitución impide una
comprensión profunda de los problemas sociales.
Un ejemplo trabajado en clase fue el tratamiento mediático de los disturbios en la ciudad francesa de
Lyon en los años 90, analizado por Champagne: en lugar de abordar la marginalidad, la exclusión o la
desigualdad, los medios se concentraron en lo espectacular del disturbio y en construir una narrativa
centrada en el desorden, generando miedo y condena social. Este tipo de cobertura puede influir en la
opinión pública hacia soluciones punitivas en lugar de estructurales.
Representación, pseudoambientes y percepción:
Estas representaciones construidas por los medios se insertan directamente en el debate sobre la
opinión pública. Según el periodista norteamericano Walter Lippmann, las personas no reaccionan ante
la realidad, sino ante una representación mental de ella: un pseudoambiente. Los medios, en este
sentido, suministran las imágenes con las que la sociedad interpreta el mundo. Esta idea del
pseudoambiente es crucial para entender cómo los medios influyen en la opinión pública.
Bourdieu y Champagne amplían esta noción: la visión mediática no solo informa, sino que moldea la
percepción de la realidad, estructurando qué es pensable, debatible o condenable. Los periodistas,
como actores del campo, seleccionan lo que se considera una “opinión legítima” y lo que queda fuera
del marco de lo decible. Esta selección de lo "legítimo" y lo "indecible" puede activar la espiral del
silencio.

18
Efectos simbólicos: estigmatización y legitimación:
La visión mediática opera como un poder simbólico: valida discursos, sanciona comportamientos,
impone valores y otorga visibilidad o silencio a ciertos actores sociales. En este sentido, produce:
→ Estigmatización de ciertos grupos sociales, especialmente los más vulnerables. Esta
estigmatización puede llevar a la exclusión de sus voces de la opinión pública.
→ Reproducción de jerarquías sociales y desigualdades simbólicas. Los medios pueden reforzar las
estructuras de poder existentes.
→ Fijación de marcos interpretativos únicos, que impiden el pensamiento crítico. Esta fijación limita
la diversidad de perspectivas en la opinión pública.
→ Reducción de la complejidad a lógicas binarias y simplistas. Esta reducción dificulta la
comprensión de problemas complejos.
Champagne sostiene que los medios canalizan el malestar social hacia discursos emotivos que evitan
explicar las causas profundas. Esto genera una construcción circular: los medios representan ciertos
problemas de forma sesgada, el público consume esa representación y la retroalimenta con nuevas
demandas y percepciones, reforzando la visión impuesta. Esta retroalimentación puede consolidar
ciertas opiniones como dominantes y silenciar otras.
Política y medios: entre la visibilidad y la urgencia
En el vínculo con la política, los medios no solo difunden discursos partidarios. También imponen temas,
tiempos y modos de hablar. La presión por responder a la agenda mediática lleva muchas veces a que
las decisiones políticas sean apuradas, sin reflexión, convertidas en “remedios espectaculares” para
calmar la presión simbólica. Esta presión mediática puede llevar a decisiones políticas superficiales.
Este fenómeno, que se expresó claramente en el uso de encuestas y en la “brújula mediática” para la
política, evidencia una crisis de representatividad y de mediación, donde los medios reemplazan el
debate político estructural por una conversación espectacularizada y fragmentaria. Este reemplazo
afecta la calidad de la deliberación pública.
___________________________________________________________________________________
PODER SIMBÓLICO, REPRESENTACIÓN Y CRÍTICA SOCIOLÓGICA
La comprensión contemporánea de la opinión pública y de los medios de comunicación requiere una
mirada que supere los enfoques descriptivos o técnicos. En este sentido, autores como Pierre Bourdieu,
Patrick Champagne, Daniel Sinópoli y Francis Korn proponen un enfoque crítico y estructural, que se
centra en las relaciones de poder, los dispositivos de representación y la producción simbólica de sentido
en la vida social. Este bloque articula sus principales aportes, enfocándose en el concepto de poder
simbólico, la idea de campo y la crítica a las representaciones mediáticas dominantes. Este enfoque
crítico es esencial para comprender las dinámicas subyacentes en la formación de la opinión pública.
El poder simbólico – Pierre Bourdieu:
En el pensamiento de Bourdieu, el poder simbólico es una forma de dominación que no se impone por
la fuerza física ni por la coacción directa, sino por la capacidad de hacer ver y hacer creer: de definir qué
es legítimo, qué es importante, qué merece atención y qué no. Este poder opera sobre las
representaciones colectivas, a través del lenguaje, los medios, la educación, el arte y las instituciones.
Este poder simbólico es ejercido significativamente por los medios de comunicación.
A diferencia de otras formas de poder, el simbólico requiere que quien lo ejerce sea reconocido como
legítimo por quienes lo reciben. Por eso, la lucha por el poder simbólico es una lucha por la autoridad y

19
la credibilidad: no se trata solo de tener algo para decir, sino de ser reconocido como alguien que puede
decirlo con autoridad. Este poder no es neutro ni universal, sino que está condicionado por la posición
que los actores ocupan en los distintos campos sociales, y por los capitales que poseen: económico,
cultural, social o simbólico. La posición de los medios en el campo social les otorga una gran autoridad
simbólica.
El campo mediático y la reproducción simbólica – Champagne:
Patrick Champagne, discípulo de Bourdieu, traslada este enfoque al análisis del campo mediático, que
entiende como un espacio con autonomía relativa, donde rigen reglas específicas, rutinas profesionales
y relaciones jerárquicas propias. Allí, los actores (periodistas, productores, medios, editores) compiten
por la atención del público y la autoridad simbólica para narrar la realidad. Esta competencia dentro del
campo mediático influye en la construcción de la realidad simbólica.
La producción periodística, entonces, no es una actividad espontánea ni objetiva, sino el resultado de
lógicas estructurales que imponen ciertas formas de narrar, ciertos temas y ciertas voces. Por ejemplo,
la necesidad de simplificar, personalizar, escandalizar o dramatizar los hechos no obedece a la voluntad
individual del periodista, sino a las exigencias del campo: captar audiencia, competir por la primicia,
responder a lineamientos editoriales, sostener un ritmo vertiginoso de producción. Estas exigencias del
campo mediático pueden sesgar la representación de la realidad y la formación de la opinión pública.
Este modo de funcionamiento produce lo que Champagne llama una “visión mediática” del mundo: una
representación estructurada según las necesidades del campo, que muchas veces oculta más de lo que
revela. No se trata de falsedad o mentira, sino de una lógica de selección, encuadre y jerarquización, que
impone una manera específica de ver la realidad y desalienta otras. Esta "visión mediática" puede influir
en la percepción del clima de opinión y en la espiral del silencio.
Estigmatización y simplificación de los conflictos sociales:
Una de las consecuencias más graves de este proceso es la estigmatización de ciertos sectores sociales,
especialmente los más vulnerables. Champagne muestra cómo los medios tienden a explicar problemas
estructurales –como la pobreza, la violencia o la desigualdad– en términos individuales o morales,
señalando culpables antes que causas, y proponiendo soluciones inmediatas antes que cambios
estructurales. Esta estigmatización mediática puede influir en la opinión pública y legitimar ciertas
políticas.
Este proceso reproduce simbólicamente las desigualdades sociales: los sectores populares son
representados como peligrosos, ignorantes o fallidos, mientras que los sectores dominantes aparecen
como portadores de orden, razón y autoridad. El resultado es una visión deformada del mundo social,
que legitima el statu quo y desactiva la crítica. Esta reproducción simbólica de las desigualdades puede
silenciar las voces de los grupos subordinados en la opinión pública.
Champagne lo ilustra con un caso concreto en Francia, a principios de los años ’90, cuando la cobertura
mediática de la muerte de un niño en un barrio marginal se centró en los disturbios y en la criminalización
de los habitantes, sin analizar las causas estructurales del conflicto. Ese abordaje sesgado, dice el autor,
satisface una necesidad de explicación inmediata, pero impide pensar críticamente. Este tipo de
cobertura mediática puede influir en la opinión pública al dirigir la atención hacia ciertos aspectos y
oscurecer otros.
Opinión pública como producto simbólico – Bourdieu y Sinópoli:
Desde esta misma línea, Bourdieu sostiene que la opinión pública no existe como entidad homogénea,
sino que es una construcción simbólica, producida y utilizada por actores con poder para legitimar sus

20
intereses. Las encuestas, los medios y los discursos políticos fabrican una idea de “lo que piensa la gente”,
que no refleja una voluntad colectiva real, sino una selección arbitraria y funcional. Esta fabricación de
la opinión pública puede verse reforzada por la espiral del silencio, donde las opiniones dominantes se
amplifican y las minoritarias se silencian.
En la misma sintonía, Daniel Sinópoli argumenta que la opinión pública debe entenderse como
representación simbólica, no como expresión directa de las mayorías. Las encuestas capturan
disposiciones momentáneas, que pueden ser inducidas, orientadas o manipuladas. En contextos
mediáticos saturados, muchas veces los ciudadanos no responden desde una reflexión crítica, sino desde
disposiciones afectivas, emocionales o estratégicas. Esta susceptibilidad a la influencia mediática y
emocional subraya la fragilidad de la opinión pública como reflejo de un pensamiento colectivo
profundo.
La opinión pública como artificio – Korn y Bourdieu
La socióloga Francis Korn va más allá al afirmar que las encuestas se convierten en pasatiempos o
instrumentos de manipulación, cuando se desentienden de toda fundamentación científica. Para ella,
no es posible acceder al “pensamiento del pueblo” a través de preguntas cerradas, sin contexto,
formuladas desde arriba. La encuesta reemplaza el pensamiento crítico por un reflejo inmediato, y su
resultado sirve más para justificar decisiones que para comprender procesos. Esta crítica a las encuestas
cuestiona su validez como herramientas para medir la opinión pública real.
Bourdieu coincide: las encuestas descansan sobre tres ficciones fundamentales:
1) Que todo el mundo tiene una opinión. Esta ficción ignora la existencia de la no-opinión o la falta
de interés en ciertos temas.
2) Que todas las opiniones valen lo mismo. Esta ficción pasa por alto las desigualdades en el capital
cultural y la capacidad de influir en el debate público.
3) Que los temas sobre los que se pregunta son de interés común. Esta ficción ignora el poder de la
agenda setting para imponer ciertos temas.
Estas ficciones convierten en consenso lo que es una selección estratégica, y otorgan legitimidad a lo
que muchas veces son imposiciones temáticas del poder. Así, la opinión pública no es un dato, sino una
construcción social que expresa y oculta relaciones de poder. Esta construcción social de la opinión
pública está fuertemente influenciada por los medios y las élites políticas, como se ha explorado en los
bloques anteriores.
Capitales, disposiciones y condiciones de enunciación:
En este marco, la opinión no es simplemente una expresión libre y autónoma, sino que está determinada
por la posición del agente en el campo social, por los capitales que posee (económico, cultural, social,
simbólico) y por las condiciones concretas de enunciación. Un individuo no responde lo mismo si está
frente a una cámara de televisión, en una encuesta telefónica o en una conversación íntima. Además, no
todas las personas tienen la misma competencia política ni las mismas herramientas para comprender
y formular sus opiniones. Estos factores contextuales y las desigualdades en el capital influyen en la
capacidad de los individuos para expresar sus opiniones y ser escuchados en la esfera pública.
Por eso, cuando los medios o la política dicen “la gente piensa que…”, están ocultando una diversidad de
posiciones, disposiciones y sentidos, que no pueden reducirse a una sola voz. Como dice Bourdieu, la
verdadera cuestión no es qué piensa la gente, sino quién puede hacer oír lo que piensa, en qué
condiciones y con qué consecuencias. Esta reflexión final subraya la importancia de analizar
críticamente quién tiene el poder de definir y hacer circular las representaciones de la opinión pública.

21
Bibliografía:
CLASE 1: conceptualización de opinión pública
Opinión Pública: Price, Bobbio
La opinión pública, lejos de ser una simple suma de pareceres individuales, se revela como un fenómeno
complejo y dinámico, moldeado por la interacción entre diversos actores sociales y atravesado por
tensiones entre poder, moral y comunicación.
1. Definiciones y Fundamentos:
• Price destaca la distinción entre actitudes (predisposiciones subyacentes) y opiniones
(expresiones verbales de esas actitudes). La opinión pública emerge cuando las actitudes se
manifiestan en el debate sobre asuntos de interés común.
• Bobbio complementa esto señalando que la opinión pública es pública tanto en su formación (a
través del debate) como en su objeto (la "cosa pública"). Subraya su carácter opinable,
cambiante y plural, más cercano a los juicios de valor que a las verdades absolutas.
• Ambos autores coinciden en que la opinión pública se construye socialmente, pero Bobbio
enfatiza su historicidad, vinculándola al surgimiento de la sociedad civil moderna.
2. Actores y Procesos:
• Price describe la tríada de actores que configuran la opinión pública: audiencias (ciudadanos que
forman opiniones), periodistas/medios (que seleccionan y encuadran la información) y políticos
(que buscan influir y responder a la opinión pública). Los medios juegan un papel central (como
destaca también Sinópoli), aunque Price advierte que su poder de influencia no está
equitativamente distribuido.
• Price también analiza las distintas formas de "público": multitud (agregación emocional), público
(grupo deliberativo) y masa (audiencia mediática).
• Sinópoli aporta la perspectiva de la comunicación de bien público, donde la opinión pública es el
objetivo de estrategias persuasivas, pero advierte sobre la necesidad de realismo y ética en la
comunicación, así como de considerar el contexto local y la recepción crítica.
3. Opinión Pública, Moral y Poder:
• Bobbio explora las tensiones entre la opinión pública, la moral y la política, desde Hobbes (que la
veía como amenaza) hasta Locke (que defendía su autonomía moral), Rousseau (que la vinculaba
a la voluntad general) y Kant (que buscaba conciliar moral y política a través de la "publicidad").
• Price, aunque no se centra en la moral, sí destaca el papel de la opinión pública como contrapeso
al poder en las democracias, aunque reconoce las limitaciones de las condiciones reales de la
comunicación.
4. Críticas y Desafíos:
• Bobbio resume las principales críticas a la opinión pública: Hegel la ve como "conocerse sólo
como fenómeno" frente al rigor de la ciencia, Marx como "falsa conciencia" que encubre
intereses de clase, los liberales posteriores (Tocqueville, Mill) alertan sobre el "despotismo de la
mayoría" y la sociología crítica señala su declive por la manipulación mediática y la
burocratización.

22
• Sinópoli también advierte sobre los riesgos de la manipulación mediática y la simplificación de
la realidad.
En conclusión, el estudio de la opinión pública requiere un enfoque multidimensional que considere
tanto sus fundamentos teóricos y filosóficos (Bobbio, Price) como su dinámica en el contexto de la
comunicación masiva y las estrategias persuasivas (Sinópoli). Si bien la opinión pública tiene un potencial
democratizador, también enfrenta desafíos como la manipulación, la desinformación y la necesidad de
una ciudadanía crítica y participativa.
-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
CLASE 2: la opinión pública como concepto, fenómeno y objeto. Las representaciones.
Lippmann, Sinópoli y la Opinión Pública: Entre el Pseudoambiente y la Comunicación Masiva
Ambos autores nos ofrecen perspectivas complementarias sobre cómo se forma la opinión pública,
especialmente en el contexto de la influencia de los medios de comunicación y la construcción de la
realidad.
1. El Pseudoambiente de Lippmann y la Realidad Mediada de Sinópoli:
• Lippmann introduce la idea de que no interactuamos directamente con el "entorno" real, sino
con "pseudoambientes": representaciones simplificadas y subjetivas de la realidad. Estas
representaciones, o "ficciones", son necesarias, pero pueden distorsionar nuestra percepción.
• Sinópoli se alinea con esta idea al hablar de la "realidad mediada" por los medios de
comunicación. Argumenta que los medios no solo informan, sino que construyen una versión de
la realidad que puede imponerse sobre la experiencia directa.
• Ambos autores coinciden en que nuestro conocimiento del mundo es indirecto y está filtrado
por representaciones, ya sean pseudoambientes o la realidad mediada.
2. Representaciones y Estereotipos:
• Lippmann explora cómo las representaciones influyen en nuestra percepción de las personas y
los eventos, a menudo llevándonos a usar estereotipos y simplificaciones.
• Sinópoli advierte sobre el peligro de que las campañas de bien público utilicen estereotipos, lo
cual disminuye su efectividad y puede alejar al público al no reflejar la complejidad de las
situaciones reales.
3. La Relación Triangular y la Influencia de los Medios:
• Lippmann describe la opinión pública como una relación triangular entre el entorno real, la
representación mental de ese entorno (el pseudoambiente) y la respuesta de las personas a esa
representación.
• Sinópoli examina el papel de los medios de comunicación en esta relación, señalando su
capacidad para influir en la "opinión y la conducta de los destinatarios" y ejercer control social.
• Sinópoli destaca que los medios masivos, al simplificar la realidad y difundir la cultura de masas,
contribuyen a la formación de pseudoambientes compartidos que pueden no reflejar las
experiencias individuales.
4. Implicaciones para la Comunicación:
• Lippmann nos alerta sobre la necesidad de ser conscientes de la existencia de los
pseudoambientes y de cómo estos pueden distorsionar nuestra comprensión del mundo.

23
• Sinópoli nos insta a buscar una comunicación más efectiva y ética, que evite los estereotipos,
considere el contexto local y promueva una recepción crítica de los mensajes mediáticos.
En resumen, ambos autores nos ayudan a comprender cómo la opinión pública se forma a través de
representaciones mediadas de la realidad, y nos advierten sobre los riesgos de la simplificación, la
manipulación y la necesidad de una ciudadanía informada y crítica.
-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
CLASE 3: origen de la opinión pública como concepto y fenómeno de la esfera pública
Las perspectivas de Muñoz-Alonso y Habermas sobre la Opinión Pública:
Ambos autores, aunque con enfoques y énfasis distintos, coinciden en señalar la génesis histórica y la
posterior transformación del concepto y la realidad de la opinión pública. Muñoz-Alonso se centra en la
reconstrucción histórica del concepto, mostrando su evolución desde formas embrionarias en la
antigüedad hasta su consolidación moderna y posterior crisis. Habermas, por su parte, ofrece una teoría
crítica de la esfera pública burguesa como el espacio donde la opinión pública moderna surgió y las
condiciones que llevaron a su declive en la sociedad de masas.
1) Precedentes de la Opinión Pública desde la Antigüedad (Muñoz-Alonso):
Muñoz-Alonso nos recuerda que, si bien no existía el concepto moderno de "opinión pública", en la
Grecia clásica se dieron formas de deliberación pública en el ágora. Este espacio permitía a los
ciudadanos (varones libres) participar en la toma de decisiones a través del debate. Sin embargo, esta
participación era restringida y carecía de la noción moderna de representación y ciudadanía universal.
No se concebía una "opinión pública" como un juicio colectivo autónomo que pudiera influir en el poder
de manera sistemática.
En la Edad Media, el panorama era aún más distante de la idea de opinión pública. El dominio del
pensamiento político y religioso por parte de la Iglesia no dejaba espacio para un juicio racional, crítico
y colectivo. El poder era considerado absoluto y sagrado, sin canales legítimos para su cuestionamiento
desde la sociedad. La idea de una esfera pública autónoma era inexistente.
2) Surgimiento de la OP como fenómeno en el siglo XVIII (Muñoz-Alonso y Habermas):
Ambos autores coinciden en que el siglo XVIII, marcado por la Ilustración y el ascenso de la burguesía,
fue crucial para el nacimiento de la opinión pública moderna.
• Muñoz-Alonso destaca cómo las clases medias burguesas, especialmente en Inglaterra y
Francia, comenzaron a reclamar un rol en la vida política. Surgieron nuevos espacios de
conversación como cafés, salones literarios, sociedades de lectura y una prensa cada vez más
libre, donde se debatían asuntos de interés público. En estos espacios, se fue configurando un
juicio social compartido sobre las acciones del gobierno. La opinión pública emergió como una
forma de control del poder, una fuerza simbólica capaz de influir en las decisiones políticas,
aunque sin ser un poder institucional formal.
• Habermas conceptualiza este fenómeno a través de su idea de la esfera pública burguesa. La
describe como un ámbito intermedio entre el Estado y la sociedad civil, donde individuos
privados hacen un uso público de su razón para discutir asuntos de interés general. Esta esfera
se basó en el principio de publicidad, donde todo acto de poder debía ser visible, justificable y
sujeto a debate. La burguesía letrada, con acceso a la educación y a los medios escritos, fue la
principal protagonista de esta esfera pública.

24
3) La prensa en el siglo XVIII (Muñoz-Alonso y Habermas):
Tanto Muñoz-Alonso como Habermas subrayan el papel fundamental de la prensa en el surgimiento y
desarrollo de la opinión pública en el siglo XVIII.
• Muñoz-Alonso señala que las primeras publicaciones periódicas (gacetas, boletines) permitieron
la difusión masiva del conocimiento, favoreciendo la alfabetización y la aparición de un lector
crítico. Si bien estas publicaciones iniciales aún no configuraban plenamente la opinión pública
moderna, sentaron las bases para su desarrollo.
• Habermas enfatiza que, en el modelo ideal de la esfera pública burguesa, los medios de
comunicación (principalmente la prensa) eran cruciales como vehículos de difusión de
información y facilitadores del debate público. Subraya que, en sus orígenes, estos medios eran
relativamente independientes del Estado y del mercado, estando al servicio de la sociedad civil
y contribuyendo a la formación de una opinión pública informada y crítica.
4) Transición de la OP en la teoría clásica (democrática liberal, siglo XVIII) al régimen de opinión
(sociedad de masas, siglo XX) (Muñoz-Alonso y Habermas):
Ambos autores analizan la transformación y la crisis del modelo clásico de opinión pública con la llegada
de la sociedad de masas en el siglo XX.
• Muñoz-Alonso argumenta que el modelo ilustrado, basado en ciudadanos racionales y
participativos, entra en crisis cuando el Estado, los medios de comunicación masivos y las
corporaciones económicas comienzan a intervenir activamente en la formación de la opinión.
La opinión deja de ser una construcción autónoma de la sociedad civil para convertirse en una
herramienta estratégica de los poderes establecidos, susceptible a la manipulación y la
dirección.
• Habermas profundiza en las causas de esta deterioración de la esfera pública. Menciona el
crecimiento del capitalismo de masas, que convierte al ciudadano en consumidor y la política en
espectáculo. Destaca la instrumentalización de los medios, que pierden su independencia y se
alinean con intereses económicos o estatales. Advierte sobre la aparición de la propaganda
política, que utiliza estrategias emocionales en lugar del debate racional, y la creciente
profesionalización del marketing político, que sustituye el diálogo público por campañas
calculadas. Como resultado, la deliberación pública se debilita, y la ciudadanía consume
información producida por otros, poniendo en peligro la legitimidad democrática y el ideal de
una opinión pública libre y racional.
Profundizando en los Temas:
• El concepto de "público": Es importante distinguir las diferentes acepciones de "público" a lo
largo de la historia. Desde la participación restringida en la polis griega hasta la emergencia de
un público lector en la modernidad temprana y la posterior masificación del público a través de
los medios audiovisuales.
• La relación entre opinión pública y poder: La opinión pública siempre ha tenido una relación
tensa y dinámica con el poder político y económico. Su capacidad para legitimar o desafiar la
autoridad ha variado significativamente a lo largo del tiempo.
• El impacto de las tecnologías de la comunicación: La invención de la imprenta, la aparición de la
prensa, la radio, la televisión e internet han transformado radicalmente la forma en que se
genera difunde y se interactúa con la opinión pública. Hoy en día, las redes sociales y los
algoritmos plantean nuevos desafíos para la comprensión y la formación de la opinión pública.

25
• La pluralidad de esferas públicas: Algunos teóricos han criticado el modelo unitario de esfera
pública de Habermas, argumentando la existencia de múltiples "contra públicos" o esferas
públicas subalternas, donde grupos marginados desarrollan sus propias discusiones y formas de
resistencia.
• La calidad de la deliberación pública: En la era de la información y la desinformación, la calidad
del debate público y la capacidad de los ciudadanos para discernir información confiable son
temas centrales en el estudio de la opinión pública contemporánea.
En resumen, la lectura conjunta de Muñoz-Alonso y Habermas nos ofrece una visión rica y compleja de
la evolución de la opinión pública, desde sus raíces históricas hasta los desafíos que enfrenta en la
sociedad contemporánea. Mientras Muñoz-Alonso nos guía a través de la génesis del concepto,
Habermas nos proporciona un marco teórico crítico para comprender su auge y su posterior
transformación en un contexto de capitalismo avanzado y medios de comunicación masivos.
-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
CLASE 4: los medios y la opinión pública como objeto de manipulación.
Integración Detallada de la Espiral del Silencio y la Agenda Setting – Noelle Neumann y McCombs
y Evatt
Ambos textos, aunque con enfoques distintos, convergen en su análisis del poder de los medios de
comunicación en la formación de la opinión pública.
1) Agenda Setting: La Estructuración de la Realidad Mediática:
McCombs y Evatt ([McCombs y Evatt]) se centran en la teoría de la agenda setting, que examina cómo
los medios influyen en la opinión pública al seleccionar y destacar ciertos temas, y al determinar cómo
se perciben esos temas.
• Agenda Setting de Primer y Segundo Nivel:
o La agenda setting de primer nivel se refiere a la capacidad de los medios para influir en
la prominencia de los temas en la agenda pública. Los medios nos dicen "sobre qué
pensar".
o La agenda setting de segundo nivel profundiza en cómo los medios influyen en la forma
en que la gente piensa sobre esos temas. Esto implica la transferencia de la prominencia
de los atributos o aspectos de un tema.
• Agendas, Framing y Priming:
o Los medios establecen la agenda al decidir qué temas incluir y cuáles excluir, influyendo
así en la percepción de la importancia de esos temas por parte del público.
o El framing (encuadre) es el proceso mediante el cual los medios seleccionan y enfatizan
ciertos aspectos de un tema, lo que afecta la interpretación del público.
o El priming es la capacidad de los medios para influir en los criterios que la gente usa para
evaluar objetos y personas, al hacer que ciertos temas sean más accesibles en la
memoria.

26
• Relación entre Agendas Mediáticas y Opinión Pública:
o La teoría de la agenda setting argumenta que los medios tienen un impacto directo y
mensurable en la opinión pública al determinar qué temas son considerados importantes
y cómo se perciben.
o La investigación ha demostrado una fuerte correlación entre la agenda de los medios y
la agenda pública, lo que sugiere una influencia significativa de los medios en la opinión
pública.
2) La Espiral del Silencio: El Clima de Opinión y el Comportamiento Individual:
Noelle-Neumann ([Noelle-Neumann]) introduce la teoría de la espiral del silencio, que se centra en
cómo la percepción del clima de opinión influye en la disposición de los individuos a expresar sus puntos
de vista.
• La Espiral del Silencio:
o El temor al aislamiento es un factor clave que motiva a los individuos a observar su
entorno para estimar la distribución de las opiniones.
o Si un individuo percibe que su opinión es minoritaria o está perdiendo apoyo, es menos
probable que la exprese públicamente, lo que puede generar un proceso en espiral donde
la opinión percibida como dominante se refuerza.
• La Impotencia ante los Medios:
o Noelle-Neumann también explora la sensación de impotencia que sienten los individuos
ante los medios de comunicación, caracterizados por su comunicación unilateral y la falta
de control del individuo sobre la atención pública.
• Dos Fuentes de la Opinión Pública:
o La opinión pública se forma a partir de la interacción de dos fuentes: la observación
directa del entorno social y la información proporcionada por los medios de
comunicación.
• Doble Clima de Opinión:
o La influencia de los medios puede llevar a un doble clima de opinión, donde la percepción
mediada del clima de opinión difiere de la distribución real de opiniones en la sociedad.
3) La Interacción entre Agenda Setting y la Espiral del Silencio:
Ambas teorías se complementan para explicar cómo los medios influyen en la opinión pública:
• Los Medios como Constructores de la Realidad Social:
o La agenda setting describe cómo los medios seleccionan y presentan ciertos temas, lo
que influye en la percepción del público sobre su importancia y en cómo se enmarcan
esos temas.
o La espiral del silencio explica cómo esta realidad construida por los medios puede llevar
a que los individuos silencien sus opiniones si las perciben como minoritarias, reforzando
así la percepción de la opinión pública dominante.

27
• La Influencia Mediática en la Expresión de Opiniones:
o La forma en que los medios establecen la agenda y encuadran los temas puede influir en
la percepción del clima de opinión, lo que a su vez afecta la disposición de los individuos
a expresar sus propias opiniones.
o Si los medios presentan una visión sesgada de la distribución de opiniones, pueden crear
una doble clima de opinión y amplificar la espiral del silencio, llevando a una
representación distorsionada de la opinión pública.
En conclusión, la integración de ambas teorías proporciona una comprensión más completa y matizada
de la compleja relación entre los medios de comunicación, la percepción de la opinión pública y el
comportamiento individual en la expresión de opiniones.
-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
CLASE 5: los medios y la opinión pública como objeto de manipulación
Vommaro y Champagne:
La Arquitectura Mediática del Champagne: Champagne y la Construcción Simbólica:
Champagne nos revela que los medios son mucho más que meros transmisores de información; son
arquitectos de nuestra percepción. Apliquemos esto al Champagne. Cuando un medio decide cubrir un
aspecto del Champagne (su lanzamiento de una edición limitada, un premio que ganó una bodega, un
debate sobre su denominación de origen), no está simplemente reflejando un hecho. Está
seleccionando, encuadrando y narrando ese hecho de una manera particular.
Esta construcción simbólica del Champagne se realiza a través de rutinas profesionales (la búsqueda de
la primicia, la necesidad de generar titulares atractivos), formatos específicos (notas breves, entrevistas
con figuras clave, imágenes impactantes) y una lógica de noticiabilidad que prioriza lo que se considera
interesante o relevante para la audiencia en un momento dado.
Las características del Champagne que se destacan en esta construcción mediática (su exclusividad, su
sofisticación, su conexión con el festejo) se convierten en elementos centrales de su visión pública. Estas
características no son intrínsecas al producto en sí, sino el resultado de una puesta en escena mediática
que moldea cómo lo entendemos y lo valoramos socialmente. Las implicancias de esta visión son vastas:
influyen en las decisiones de compra, en las aspiraciones de los consumidores y en la propia identidad
asociada al consumo de Champagne.
Vommaro y la "Voz" Estadística: El Rol de los Sondeos
Aquí entra Vommaro para complejizar aún más el panorama. Los sondeos y las encuestas se insertan en
esta arquitectura mediática como una supuesta "voz de la sociedad" sobre el Champagne. Los medios
pueden presentar encuestas sobre las marcas preferidas, las ocasiones de consumo o la percepción de
su calidad-precio, otorgándoles un estatus de verdad objetiva.
Sin embargo, Vommaro nos advierte que esta "voz" está mediatizada. Las preguntas de la encuesta, la
selección de la muestra y la interpretación de los resultados por parte de los medios no son neutrales.
Pueden estar influenciadas por intereses comerciales, líneas editoriales o la propia búsqueda de titulares
llamativos. Así, la representación del "hombre común" en relación con el Champagne que emerge de las
encuestas es una construcción estadística que puede simplificar y homogeneizar la diversidad de
opiniones y prácticas.

28
El uso político de estas encuestas también es relevante. Si el Champagne se convierte en un símbolo de
estatus o de éxito, los actores políticos podrían utilizar sondeos para medir la percepción pública sobre
temas relacionados (por ejemplo, políticas económicas que permitan o restrinjan el acceso a bienes de
lujo). Las encuestas se convierten así en "brújulas" para orientar discursos y estrategias, y en "oráculos"
para predecir tendencias de consumo o reacciones ante ciertas políticas.
El Engranaje del Círculo Vicioso y la Sombra de la Estigmatización:
El "círculo vicioso" se profundiza cuando la visión mediática del Champagne, reforzada por los sondeos,
comienza a autorreproducirse. Si los medios presentan consistentemente el Champagne como un
artículo de lujo deseable, los consumidores pueden internalizar esta idea, las marcas pueden enfocar su
marketing en esa dirección, y los propios medios seguirán cubriendo el tema bajo esa misma lente,
creando un ciclo que se perpetúa.
La "estigmatización" puede ocurrir cuando ciertas formas de relacionarse con el Champagne
(consumirlo en contextos no tradicionales, preferir marcas menos costosas, cuestionar su valor
simbólico) son invisibilizadas o representadas negativamente por la visión mediática dominante. Los
medios, al enfocarse en ciertos arquetipos de consumidor o en ciertos escenarios de consumo, pueden
dejar de lado o incluso ridiculizar otras experiencias, contribuyendo a la creación de estereotipos y
prejuicios.
La Erosión de la Opinión Pública por la Rutina Mediática:
Finalmente, los efectos de la rutina mediática en la opinión pública sobre el Champagne son
significativos. La simplificación inherente a la cobertura noticiosa puede llevar a una comprensión
superficial de su complejidad cultural, económica e histórica. La espectacularización puede centrarse en
anécdotas llamativas o controversias puntuales, dejando de lado análisis más profundos.
Vommaro nos añade que la incorporación acrítica de las encuestas a esta rutina puede generar una falsa
sensación de conocimiento. Creemos que entendemos "lo que la gente piensa" sobre el Champagne
basándonos en cifras presentadas por los medios, sin considerar las limitaciones metodológicas o las
posibles manipulaciones interpretativas. Esto debilita la capacidad de formar una opinión pública
informada y reflexiva, basada en la deliberación y el debate.
En esencia, Champagne y Vommaro nos ofrecen herramientas poderosas para desentrañar cómo se
construye la realidad del Champagne a través de los medios. Nos invitan a mirar más allá de la superficie
de las noticias y los sondeos, para comprender las fuerzas que moldean nuestra percepción y las
implicaciones que esto tiene en nuestra relación con este producto y con el mundo que lo rodea.
-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
CLASE 6: las encuestas y sondeos de opinión pública
Rey Lennon/Piscitelli: La Técnica y sus Desafíos
Rey Lennon y Piscitelli nos ofrecen un manual metodológico para entender y realizar encuestas. Nos
explican que una encuesta es una herramienta de recolección de información, no una investigación en
sí misma. Detallan los pasos de una investigación científica, ubicando la encuesta como un momento
específico en ese proceso.
Además, hacen hincapié en la importancia de la muestra, distinguiendo entre muestras probabilísticas
(donde cada elemento tiene una probabilidad conocida de ser elegido) y no probabilísticas (donde esa
probabilidad es desconocida). Subrayan la necesidad de que la muestra sea representativa de la
población que se estudia.

29
En resumen, Rey Lennon y Piscitelli nos brindan un enfoque técnico sobre las encuestas, centrándose en
el cómo se hacen y cuáles son sus requisitos metodológicos.
Korn: La Crítica a la Trivialización
Korn, por otro lado, aporta una mirada crítica sobre el uso que se les da a las encuestas. Su principal
argumento es que las encuestas, en muchos casos, se han trivializado, convirtiéndose en "pasatiemos"
en lugar de herramientas de análisis social.
Korn cuestiona la idea de que las encuestas pueden ofrecer "diagnósticos exhaustivos de la sociedad",
argumentando que la complejidad social no puede reducirse a simples números. Critica la
espectacularización de la política a través de las encuestas, donde los debates se simplifican en cifras de
aprobación o rechazo.
En esencia, Korn se enfoca en el para qué se usan las encuestas y advierte sobre los riesgos de un uso
superficial y descontextualizado.
Integrando ambas perspectivas:
• Técnica vs. Propósito:
o Rey Lennon y Piscitelli nos dan las herramientas para hacer una encuesta de manera
rigurosa.
o Korn nos invita a reflexionar sobre el propósito de la encuesta y a cuestionar si se está
utilizando de manera adecuada.
• Profundidad vs. Superficialidad:
o Rey Lennon y Piscitelli, al detallar los pasos de la encuesta, reconocen la complejidad del
proceso.
o Korn advierte sobre el riesgo de la superficialidad, señalando que las encuestas pueden
simplificar la realidad social.
• Metodología vs. Contexto:
o Rey Lennon y Piscitelli se centran en la metodología, en las reglas y procedimientos para
realizar una buena encuesta.
o Korn nos recuerda la importancia del contexto, argumentando que los resultados de una
encuesta deben interpretarse considerando las circunstancias sociales, políticas y
culturales.
• Validez técnica vs. Validez social:
o Rey Lennon y Piscitelli buscan la validez técnica de la encuesta, asegurando que se sigan
los pasos y procedimientos correctos.
o Korn cuestiona la validez social de las encuestas cuando se utilizan para manipular o para
trivializar la realidad.
En conclusión, la integración de Rey Lennon/Piscitelli y Korn nos ofrece una visión completa sobre las
encuestas. No basta con saber cómo hacer una encuesta (Rey Lennon/Piscitelli), sino que también es
fundamental reflexionar sobre su propósito, sus limitaciones y los riesgos de un uso inadecuado (Korn).

30
CLASE 7: las encuestas y sondeos de opinión pública
1) Bourdieu: La Deconstrucción de la "Opinión Pública"
Bourdieu realiza una crítica fundamental a las encuestas de opinión, cuestionando sus supuestos y
revelando sus implicaciones políticas.
• Crítica de los tres postulados: Bourdieu ataca los tres pilares sobre los que se construyen las
encuestas:
o Postulado 1: "Todo el mundo puede tener una opinión": Bourdieu argumenta que esta
idea ignora las desigualdades en la "competencia política", es decir, la capacidad de
comprender y opinar sobre temas políticos, que varía según el nivel de instrucción y la
posición social.
o Postulado 2: "Todas las opiniones valen lo mismo": Bourdieu denuncia que las encuestas
otorgan el mismo peso a todas las respuestas, sin considerar que algunas opiniones
tienen más influencia y poder que otras en la realidad social.
o Postulado 3: "Existe un consenso sobre los problemas": Bourdieu señala que las
encuestas presuponen que todos los encuestados coinciden en la importancia de las
preguntas planteadas, cuando en realidad los problemas sociales se perciben de manera
diferente según la posición social.
• Efecto de consenso: Bourdieu explica que las encuestas pueden crear la ilusión de una "opinión
pública" unificada, ocultando la diversidad de opiniones y los conflictos subyacentes. Los
porcentajes presentados por los medios simplifican la complejidad del "sistema de fuerzas" que
constituye el estado de la opinión.
• Opiniones movilizadas y disposiciones latentes: Bourdieu distingue entre las opiniones explícitas
expresadas en las encuestas y las "disposiciones latentes", es decir, las predisposiciones y valores
internalizados que influyen en las respuestas de manera inconsciente.
• Argumentos de la inexistencia de la OP: Bourdieu cuestiona la propia existencia de la "opinión
pública" como una entidad real, argumentando que es un "artefacto" creado por las encuestas
para legitimar el poder político.
2) Sinópoli: Las Encuestas en el Contexto de la Comunicación
Sinópoli analiza las encuestas en el contexto de la comunicación, especialmente en las campañas de
bien público, destacando sus limitaciones y su capacidad para reflejar representaciones sociales.
• Caracterización de las encuestas: Sinópoli no se centra en definir qué es una encuesta, sino en
cómo se utilizan en la comunicación. Implícitamente, las considera herramientas que buscan
"capturar" actitudes y opiniones.
• Limitaciones y reflejo de representaciones: Sinópoli advierte que las encuestas no reflejan la
realidad directamente, sino las representaciones que los individuos tienen de ella. Además,
señala que los resultados pueden estar influenciados por factores como el contexto, la
formulación de las preguntas y las características de los encuestados.
• Encuestas y política, encuestas y publicidad, encuestas y cultura: Sinópoli analiza el uso de las
encuestas en diferentes ámbitos:
o Política: Las encuestas se utilizan para medir la opinión pública y orientar las estrategias
de campaña.

31
o Publicidad: Las encuestas se emplean para conocer las preferencias de los consumidores
y evaluar la eficacia de las campañas publicitarias.
o Cultura: Las encuestas sirven para estudiar los valores, actitudes y comportamientos de
la sociedad.
3) Integrando a Bourdieu y Sinópoli con los autores previos:
• Bourdieu y Korn: Crítica a la superficialidad: Tanto Bourdieu como Korn critican la superficialidad
de las encuestas. Bourdieu la denuncia en su incapacidad para capturar la complejidad social y
las desigualdades de poder, mientras que Korn se enfoca en la trivialización de su uso en los
medios y la política.
• Bourdieu y Rey Lennon/Piscitelli: Supuestos vs. Técnica: Bourdieu cuestiona los supuestos de las
encuestas, mientras que Rey Lennon/Piscitelli se centran en la técnica de su realización. Bourdieu
argumentaría que el rigor metodológico no elimina las distorsiones inherentes a la lógica de la
encuesta, algo que Rey Lennon/Piscitelli no abordan en profundidad.
• Bourdieu y Vommaro: Construcción de la realidad: Bourdieu y Vommaro coinciden en que las
encuestas construyen la realidad social. Bourdieu destaca cómo crean la ilusión de una "opinión
pública" unificada, mientras que Vommaro analiza cómo los medios utilizan las encuestas para
crear la "voz del hombre común".
• Sinópoli y Champagne: Representaciones mediáticas: Sinópoli y Champagne coinciden en que
los medios, y por extensión las encuestas, no reflejan la realidad objetiva, sino representaciones
de la misma. Sinópoli lo aplica a las campañas de bien público, mientras que Champagne lo
extiende a la construcción mediática de la realidad en general.
• Sinópoli y Rey Lennon/Piscitelli: Limitaciones metodológicas: Sinópoli y Rey Lennon/Piscitelli
reconocen las limitaciones de las encuestas. Sinópoli destaca que reflejan representaciones y
pueden estar influenciadas por diversos factores, mientras que Rey Lennon/Piscitelli se centran
en las limitaciones metodológicas y la importancia del muestreo.
• Sinópoli y Korn: Uso y abuso: Sinópoli analiza el uso de las encuestas en diferentes ámbitos,
mientras que Korn critica su abuso y trivialización. Ambos coinciden en que las encuestas deben
interpretarse con cautela y no como reflejos directos de la realidad.
En resumen, Bourdieu nos ofrece una crítica radical que cuestiona los cimientos de las encuestas,
mientras que Sinópoli nos brinda una perspectiva aplicada sobre su uso en la comunicación. Ambos
autores, junto con Rey Lennon/Piscitelli y Korn, nos invitan a analizar las encuestas con una mirada
crítica, reconociendo sus limitaciones y su capacidad para construir y distorsionar la realidad social.

32

También podría gustarte