República Bolivariana de Venezuela
Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez
Núcleo Mariscal Antonio José de Sucre
Extensión Cumana
Facilitador: Participantes:
Ramón Gómez Enma Marin
15 de marzo.
Biografía de Simón Rodríguez.
Simón Narciso de Jesús Carreño Rodríguez,
Escritor, ensayista y filósofo venezolano, nació en
Caracas- Venezuela el 28 de octubre de 1769 (aunque
también se afirma que fue en 1771); en sus primeros años
de infancia le tocó tener como padre a un sacerdote
llamado Alejandro Carreño y como madre a Rosalía
Rodríguez; sin embargo, años después decidió tomar
como apellido el de Rodríguez. Los historiadores señalan
que tuvo como hermano a Cayetano Carreño, quien destacó como un eminente músico de la
época en la sociedad caraqueña, El padre falleció muy temprano, y estos quedaron bajo tutela del
tío, el presbítero José Rafael Rodríguez “sacerdote muy respetado y de gran saber”, quien se
encargó de la educación de ambos, los hermanos se diferenciaban no solo en el apellido sino
también en la estructura de su carácter, de muy poco tiempo pasó el maestro Simón Rodríguez
con su hermano, ya que el exilio en Europa, junto con las diferencias en posturas políticas, hizo
que ellos no se volvieran a ver nunca más.
Recibió una educación informal, pero fue un autodidacta incansable, fue un hombre
apasionado y rebelde, y desde temprana edad mostró su interés por la educación y la política,
Simón Rodríguez, inicio su vida convertido ya en maestro con 21 años de edad, en una escuela
de primeras letras, es designado en mayo de 1791 por el Cabildo de Caracas, que le concedió una
plaza como maestro en la Escuela de Lectura y Escritura para Niños. Es conocido en el campo
educativo por haber sido el maestro del libertador Simón Bolívar, con quien desarrolló una
estrecha y sólida relación.
"El maestro de niños debe ser sabio, ilustrado, filósofo y comunicativo, porque su
oficio es formar hombres para la sociedad"
Su pensamiento y accionar pedagógico se inicia con la crítica al movimiento de las
Reales Escuelas de Madrid5, creadas por Carlos IV en 1791, a través de las cuales se pretendía la
tecnificación de la educación primaria española en la península y en las colonias.
Rodríguez El 25 de junio de 1793, contrajo matrimonio con María de los Santos Ronco y
el 22 de enero de 1803 había fallecido en Caracas su esposa madrileña, con la que estuvo casado
apenas unos años.
En su primera experiencia como maestro de primeras letras, se enfrentó a la realidad
social y política de las escuelas, situación que lo llevó a presentar el Proyecto de Reforma de
escuelas de Primeras Letras en 1794, bajo el tratado “Reflexiones sobre los defectos que vician la
escuela de primeras letras en Caracas y medios de lograr su reforma por un nuevo
establecimiento” (Rodríguez,1988); inicialmente, el proyecto fue aprobado y puesto en marcha el
5 de junio de 1795, pero pocos meses después, el Cabildo dio informe negativo del proyecto y
con ello Rodríguez renunció a la escuela, dejando plasmado su pensamiento crítico sobre el
estado de la educación y nuevas ideas para reformarla. En este mismo período, en 1795, la Real
Audiencia de Caracas lo nombró depositario de Simón Bolívar, con quien venía relacionándose
desde 1792, tiempo en el que se desempeñó como secretario del abuelo de Bolívar. Este primer
período de la relación con Simón Bolívar, fue cuando Rodríguez abandonó Caracas debido a que
fue descubierta la conspiración de la cual él hizo parte y que tenía por objeto deponer al Capitán
General y cambiar el sistema de gobierno.
En busca de la libertad ideológica y de acción que no le permitía el régimen español,
salió de Venezuela en 1797 para nunca volver. Se cambió el nombre por el de Samuel Robinson
en Jamaica y se trasladó a Estados Unidos, donde vivió hasta finales de 1800. En Estados Unidos
recaló en Baltimore, puerto de salida de la producción tipográfica de Filadelfia que pondría a
Estados Unidos a la vanguardia de la industria de la imprenta. Allí, trabajando como cajista
tipográfico, obtuvo una formación cuyos aprendizajes lo acompañaron toda su vida y aplicó en
sus técnicas de escritura y de enseñanza. Viajo a Francia y allí tradujo la Átala.
De su contemporáneo François-René de Chateaubriand en 1801, la cual dedicó a sus
alumnos: “A la juventud de Bayona en Francia. Un viajero extranjero, a quien habéis acogido
con tanta bondad, os dedica Atala, traducida de una lengua que os es familiar”. La autoría de
dicha traducción, plagiada por Fray Servando Teresa de Mier, un sacerdote mexicano
revolucionario, fue finalmente confirmada por Pedro Grases en su texto La primera versión
castellana de Atala (Caracas, 1955).
En 1804 se reencontró con Bolívar -ya de 21 años- en París, y le acompañó cuando el
futuro Libertador formuló en el Monte Sacro, en Roma, su juramento de entregar su vida a la
causa de la independencia americana, el 15 de agosto de 1805. Recordaría el hecho, sin alardes
propios, en un libro escrito muchos años después. Rodríguez permaneció en Europa por más de
veinte años. Allí tuvo varios encuentros con Simón Bolívar, Visitó Alemania, Países Bajos,
Prusia, Polonia, Inglaterra y Rusia, Se sabe muy poco de los viajes y labores que lo ocuparon
entre 1807 y 1821.
Recorrió Europa desde Inglaterra hasta Rusia, antes de retornar en 1823 a su América,
usando nuevamente el nombre de Simón Rodríguez, donde habitó Colombia, Ecuador, Perú,
Chile y Bolivia. “Permanecí en Europa más de veinte años; trabajé en un laboratorio de
química industrial, en donde aprendí algunas cosas; concurrí a juntas secretas de carácter
socialista; vi de cerca al padre Enfantín, a Olindo Rodríguez, a Pedro Leroux, y a otros muchos
que funcionaban como apóstoles de la secta. Estudié un poco de literatura; aprendí lenguas y
regenteé una escuela de primeras letras en un pueblecito de Rusia. En eso de primeras letras ya
me había ejercitado un poco durante mi juventud, dando lecciones a ese hombre a quien se
admira tanto, cuando él era un despabilado rapazuelo. Por eso seguramente se dice que fui su
ayo; pero más que maestro, aseguro que fui su discípulo, pues por adivinación él sabía más que
yo por meditación y estudio” (cit. Por André, 1954, p. 187).
Rodríguez decide llegar a Bogotá pero no a Caracas a la que expresamente dice que no
quiere regresar. Ha regresado a América, dice, “no porque nací en ella”, sino porque los
americanos están realizando una obra que es buena y quiere colaborar con ella. Le avergonzaría
que se creyese que regresa porque es americano o porque en Europa no sabe ganarse la vida. No.
Lo hace sencillamente en su calidad de hombre, para ayudar a la transformación del nuevo
continente aunque para ello no se necesita haber nacido en él, sino tener la voluntad de
cambiarlo. Su fin es terminar, por medio de la educación, la obra de la independencia comenzada
por Bolívar por las armas. Y es este el período más rico de su vida.
En América se dedica a enseñar, o, mejor, a formar repúblicas enseñando, porque
Rodríguez más que un maestro es un político democrático, republicano, a quien la misma política
le hace ser educador. Esta unión política educativa, va a guiarle en su peregrinar por Colombia,
Bolivia, Chile y Perú.
Al quedar viudo de su primera mujer, contrae matrimonio con Manuela, una boliviana,
fue la segunda esposa de Simón Rodríguez. José fue el único hijo que se sabe que tuvo con ella.
–Enseñar es hacer comprender; es emplear el entendimiento; no hacer trabajar la
memoria–
Al llegar a Bogotá, abre su primera escuela nueva. Tiene problemas enseguida porque
Santander no le entiende, pero sigue adelante con su proyecto hasta que Bolívar le llama a su
encuentro. Abandona momentáneamente, eso cree Simón, este proyecto con la idea de regresar
nuevamente, y con la protección de Bolívar empieza su experiencia en Chuquisaca (Bolivia,
ahora Sucre) en enero de 1828. Es interesante leer lo que nos dice Simón de su encuentro con
Bolívar en 1825 y vale la pena reseñarlo “llegué acompañado del General Salón a una casa de
campo cerca de Lima, llamada la Magdalena, donde Bolívar estaba. Era la hora de comer; me
presentó a sus convidados y, en presencia de ellos, me hizo jurar que sólo la muerte nos
separaría”.
En Chuquisaca empieza su labor educativa. Al igual que antes en Caracas, quiere
edificios apropiados, buenos patios de recreo, pupitres acordes con la edad de los niños, libros y
todo lo necesarios para el buen funcionamiento de la escuela. Entre sus exigencias está también
el pago decente a sus maestros. La educación que imparte es la misma para los indios y los
blancos, los pobres y los ricos, aunque tiene preferencia por los indios porque son los “dueños”
de América. Todos los niños, además de los conocimientos teóricos, deben aprender un oficio
manual. Quiere que al terminar la escuela, que en principio tiene una duración mínima de cinco
años, todos puedan vivir honestamente, que sean ciudadanos conocedores de sus deberes y
derechos y que vivan en república. Hay una interrelación escuela, hogar, medio en donde viven y
no ruptura. Con este espíritu, prevé que los padres de los alumnos que estén enfermos y no
puedan valerse por sí mismas, puedan venir a vivir a la escuela para que sus hijos velen por ellos.
Es condición indispensable que al terminar la escuela conozcan cuales son sus deberes y
derechos como ciudadanos.
Su obra en Chuquisaca apenas dura seis meses, de enero a junio de 1826. Se le combate
porque no quieren comprender sus propósitos., sobre todo el que blancos e indios estudien
juntos. Sucre le llama loco afrancesado. Se agrían los ánimos y, al final, antes que ceder o malear
su obra, rompe con ellos y tiene que renunciar. Su sueño educativo cae hecho pedazos. Bolívar,
conoce por Sucre y por el mismo Rodríguez este suceso pero decide callar y no toma tomar parte
en el litigio. En las cartas que escribe a Sucre obvia el problema y a Rodríguez no le contesta.
Rodríguez atribuye este silencio a la intercepción de sus cartas por parte de algún enemigo suyo
que ha hecho que no lleguen a Bolívar.
Fracasada su experiencia práctica, Rodríguez empieza a escribir y a viajar, buscando un
lugar en donde lograr publicar sus obras y dejando una idea a la posteridad.
Obras de Simón Rodríguez
Representación al Ayuntamiento (Caracas, 1793).
Reflexiones sobre los defectos que vician la escuela de primeras letras en Caracas
y medio de lograr su reforma por un nuevo establecimiento (Caracas, 1794).
Sociedades americanas en 1828, cómo serán y cómo podrían ser en los siglos
venideros (Arequipa, 1828).
El Libertador del Mediodía de América y sus compañeros de armas, defendidos
por un amigo de la causa social (Arequipa, 1830).
Observaciones sobre el terreno de Vincocaya con respecto a la empresa de desviar
el curso natural de sus aguas y conducirlas por el río Zumbai al de Arequipa (Arequipa, 1830).
Sociedades americanas en 1828, cómo serán y cómo podrían ser en los siglos
venideros (Concepción, Imprenta del Instituto, 1834).
Informe sobre el terremoto de Concepción (Concepción, 1835).
Sociedades americanas en 1828. Cómo serán y cómo podrían ser en los siglos
venideros (Valparaíso, Imprenta del Mercurio, 1838).
Partidos (Valparaíso, El Mercurio, 1840).
Sociedades americanas en 1828, cómo serán y cómo podrían ser en los siglos
venideros (Lima, Imprenta del Comercio, 1842).
Crítica de las providencias del gobierno (Lima, Imprenta del Comercio, 1843).
Extracto sucinto de mi Obra sobre la Educación Republicana (Bogotá, El Neo
Granadino, 1849).
Consejos de amigo dados al Colegio de Latacunga (Latacunga, 1851).
En los años finales de su vida dio clases en varios colegios
de Quito y Guayaquil (Ecuador); debido a un incendio que azotó esta ciudad, gran parte de su
obra quedó hecha cenizas. En 1853 emprendió su último viaje rumbo a Lima, pobre y sin hogar a
los 83 años de edad, el 23 de Febrero de 1854, en el humilde pueblecito peruano San Nicolás de
Amotape. Fabricaba velas, que es hacer luz, fallece.
Su cuerpo fue enterrado en la cripta de la iglesia de Amotape, donde permaneció por
setenta años, hasta que en 1924 fue trasladado a Lima, siendo el primero en ser depositado en el
recién inaugurado Panteón de los Próceres, ahí descansó hasta que finalmente en 1954 fue
repatriado a Venezuela y trasladado al Panteón Nacional de su Caracas natal, donde descansa
hasta el día de hoy.
Simón Rodríguez, fue un maestro ejemplar y gran luchador por la
Libertad y la Justicia.
Referencias Bibliográficas:
-Academia Nacional de la Historia. Caracas, Venezuela. 26 Nov. 2007. Cronología de Simón
Rodríguez. Vida y obra de Simón Narciso Jesús Rodríguez.
-Aúregui O, Ramón M. (2000). Vida y obra de don Simón Rodríguez. 1 ra. Reimpresión. Mérida,
Venezuela: Universidad de Los Andes, Consejo de Publicaciones.
-Domínguez Christopher, “Fray Servando entre los judíos de Bayona”, Fractal n°13, abril-junio,
1999, año 3, volumen IV, pp. 11-40. 26 Nov. 2007.-“Simón Rodríguez”. Historia de Venezuela
en imágenes – digital. Fundación Polar.
-García Bacca, Juan David. Simón Rodríguez. Pensador para América.
https://iealc.sociales.uba.ar/notas-periodisticas/simon-rodriguez-por-julio-moyano/Nuestro
epígrafe al Boletín, N° 1, agosto de 2023
-https://www.actualidad-24.com/2012/02/biografia-de-simon-rodriguez.html
-https://www.cedib.org/biblioteca/simon-rodriguez11/06/2021
-@ignaciodealba https://piedepagina.mx/simon-rodriguez-el-maestro-del-libertador-de-
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