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Trabajo P Toño-Abril

El documento presenta una síntesis sobre el artículo 'El servicio intelectual a la verdad', que destaca la importancia de la verdad revelada por Dios y su relación con la razón humana. Subraya la responsabilidad de la Iglesia y de los teólogos en la preservación y transmisión de la verdad, así como la necesidad de un diálogo crítico con otras ciencias. Además, enfatiza que el servicio intelectual a la verdad es un desafío en un contexto de ideologías y relativismos, instando a los teólogos a ser instrumentos que guíen hacia Jesucristo.

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Trabajo P Toño-Abril

El documento presenta una síntesis sobre el artículo 'El servicio intelectual a la verdad', que destaca la importancia de la verdad revelada por Dios y su relación con la razón humana. Subraya la responsabilidad de la Iglesia y de los teólogos en la preservación y transmisión de la verdad, así como la necesidad de un diálogo crítico con otras ciencias. Además, enfatiza que el servicio intelectual a la verdad es un desafío en un contexto de ideologías y relativismos, instando a los teólogos a ser instrumentos que guíen hacia Jesucristo.

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El presente trabajo tiene por objetivo presentar una breve y clara síntesis sobre el artículo

llamado, “El servicio intelectual a la verdad”. Dicho artículo comienza diciendo, “La
verdad ofrecida en la revelación de Dios sobrepasa ciertamente las cualidades del
conocimiento del hombre, pero no se opone a la razón humana” (Instr. 1, b).

Esto nos deja ver que la cuestión de la verdad es una realidad que nos interpela como seres
humanos a nivel empírico e intelectual, por lo tanto, si la terea del teólogo es esclarecer más
la verdad, deberá cuidar que su experiencia intelectiva se convierta constantemente en un
servicio intelectual a la verdad.

Ahora bien, la iglesia como depósito de las verdades divinas, tiene la responsabilidad de
conservarlas de manera fiel, clara y pura. Las responsabilidades del cristiano, en particular
la del teólogo y las del Pastor en esta misión de la inteligencia, tienen que ser signo para el
mundo del aprecio de esta vocación intelectual en servicio de la verdad.

En la vocación intelectual como experiencia humana, algo de suma importancia es la


libertad, ya que la verdad y la libertad está íntimamente unidas, podemos decir entonces
que para que haya un buen camino de investigación intelectual que conduzca a la verdad es
necesaria la libertad. Dicha libertad debe tener un equilibrio, además de tener límites en su
campo de investigación, en el caso del teólogo y su libertad de investigación, los límites los
pone el Magisterio. Ya que cada enseñanza fruto de una investigación teológica debe ser
revisada, interpretada y aprobada por el Magisterio de la Iglesia, que es quien da garantía
de que dicha enseñanza es conforme a la doctrina que ha conservado fielmente la Iglesia.

El documento señala además que el quehacer intelectual siempre ha estado sometido a


riesgos, es por eso que la misión del trabajo intelectual en la Iglesia es urgente y necesario
en estos tiempos de crisis y relativismos. Algunos de los riesgos son las ideologías,
apoyadas en ciencias sociales, los intereses de movimientos políticos, el mal uso de la
libertad de expresión e investigación. A raíz de todo ello, la verdad se ve afectada, es por
eso que necesitamos apoyarnos en ciencias serias y críticas que nos ayuden a detectar y
controlar las deformaciones de la verdad.

La iglesia invita a los laicos que defiendan y transmitan mediante su profesión y vocación
la verdad que libera, solo de esta manera la Iglesia se vuelve signo de un pueblo entre los
pueblos, cuando al interior de ella la vocación intelectual de los laicos se encuentra
valorizada, ya que de esa manera mediante el ejercicio de su servicio responsable en su
profesión pueden ofrecer una verdad que lleva a la justicia y al proyecto de Dios.

La tarea de la teología es dar cuenta de la esperanza cristiana a aquellos que se lo piden, por
eso la vocación eclesial del teólogo es servir al pueblo de Dios, que se ejercita en la
vocación de ser discípulos de Cristo, para anunciar a los demás la salvación la salvación
experimentada por la Buena Nueva. Ser discípulo no es solamente recibir lo que fue dado a
la Iglesia, sino encarnarlo y vivirlo en sí mismo, con actitudes dignas del discípulo de
Cristo.

Es importante, señala el documento que la teología mantenga un dialogo con las diferentes
ciencias, por ejemplo con la filosofía, las ciencias históricas y sociales, la teología debe
dialogar con estas ciencias críticas, buscando siempre apoyarse en ellas a través del
dialogo.

Al entrar en dialogo la teología con otras ciencias necesita revisar sus métodos de dichas
ciencias para que de esa manera pueda apoyarse en ellas o rechazarlas. El dialogo no solo
debe darse con otras disciplinas sino también al interior de la propia teología y de la propia
comunidad eclesial.

Por ultimo podemos decir, que el servicio intelectual a la verdad se ha convertido en un


desafío para el teólogo, ya que actualmente la situación del mundo se ve afectada
grandemente por fuertes ideologías, secularización, la difusión de los medios de
comunicación, el relativismo y la denigración de la persona humana, todo estos temas
hacen un trabajo todavía aún más difícil para el teólogo.

La tarea del teólogo será siempre estar al servicio de la verdad, que le da sentido a la
existencia del hombre, es por eso que también nosotros debemos acoger esta invitación que
nos ofrece la Congregación para la Doctrina de la Fe, de tal manera que busquemos servir
siempre a la verdad que libera, convirtiéndonos así en instrumentos que permitan crear en
la Iglesia caminos que nos conduzcan Jesucristo, que es Camino, Verdad y Vida.

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