Constantino I
Constantino I
Lección 18
Constantino – Primera Parte
Lord John Norwich, en su primer volumen sobre Bizancio, dice que, “Ningún
gobernante en toda la historia – ni Alejandro ni Alfredo, ni Carlos ni Catalina, ni
Federico ni tampoco Gregorio – ha merecido completamente su título de “el
Grande” como Constantino. 1 El va más allá y dice que al lado de Jesús Cristo, el
Buda y Mahoma, Constantino reivindica su derecho a ser el hombre con más
influencia en la historia de la humanidad.
ANTECEDENTES
Para poner en perspectiva a Constantino y Roma, ¡puede que sea útil regresar
hasta Julio César y empezar desde ahí!
En el año 49 A.C., Julio César y Pompeyo El Grande iniciaron una guerra civil
luchando por el control del Imperio Romano. Julio no pudo terminar ganando
esta lucha debido a que fue asesinado por Brutus, y a su partida de este mundo
dejó a su hijo adoptivo Octavio (quien era en realidad el sobrino del César) para
1
Norwich, Bizancio, Los Primeros Siglos,[Bizantium, The Early Centuries] (Knopf 2005, p.32).
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terminar el trabajo. Octavio es mejor conocido por su nombre como autoridad,
César Augusto. 2
César Augusto reinó por 44 años incluyendo el año en el que Jesús nació. La
casa de César continuó reinando como Emperadores del Imperio hasta Tiberio
(14-37 D.C.), Calígula (37-41), Claudio (41-54), y Nerón (54-68). Sin embargo,
una vez que Nerón falleció el Imperio inició un cambio. En el año 69, cuatro
hombres diferentes llevaron el título de César. Este fue el momento en el que la
rebelión Judía estaba en su momento más álgido en Judea y Jerusalén. El
general que estaba luchando contra la rebelión era Vespasiano. En el año 69,
Vespasiano salió de Judea para regresar a Roma y asumir el cargo de
Emperador. Vespasiano dejó a su hijo Tito para que terminara la reconquista de
Jerusalén y venciera a los Judíos en Masada.
Luego del asesinato de Domiciano, quien por cierto fue un terrible gobernante, el
Senado Romano intentó reafirmar su poder al nombrarse al gobernante de
Roma. Desde Julio César, el gobernante fue siempre aquel que tuvo el mando
de la poderosa armada. Sin embargo, el Senado nombró un hombre viejo sin
ninguna armada llamado Nerva. Nerva gobernó pero sin el apoyo de la armada,
¡su gobierno no duraría más de un mes! Entonces, ¡Nerva adoptó como su hijo
al General Trajano y lo designó su sucesor!
El reinado de Nerva fue corto (96-98) antes de su muerte, pero para los
Romanos, él inició lo que fue considerada la “Edad Dorada” (llamada así por la
paz y prosperidad de aquellos días). Este fue el tiempo en el que el Imperio
Romano alcanzó la cima en ocupación de tierras. Al escoger a un hombre
calificado para ser su sucesor y prepararlo para el trabajo, ¡Nerva hizo de la
calidad la característica principal de los gobernantes Romanos en lugar de la
genética! Para resolver la necesidad de una continuidad familiar del trono
Romano, Nerva empleó el sistema de adoptar al hombre adulto que lo
sucedería. Este proceso fue seguido por Trajano (98-117), Adriano (117-135), y
Antonio Pío (135-161) quien seleccionó y adoptó a Marco Aurelio (161-180). Sin
embargo, Marco Aurelio, nombró a su verdadero hijo Cómodo (180-192) como el
siguiente emperador. ¡Con Cómodo la Edad Dorada llegó a su fin!
Luego del asesinato de Cómodo le siguió una guerra civil, un gobernante poco
popular. Los sucesores son llamados los “Emperadores Severos” debido a
Septimio Severo, quien ganó la guerra civil y gobernó desde el año 193 hasta el
año 211. Los Emperadores Severos gobernaron desde el año 193 hasta el año
2
Augusto se convertiría a partir de ese momento un título común para los Emperadores Romanos así como
el nombre “César.” “Augusto” significa “El Venerado.”
2
235. ¡Pero sus gobiernos no fueron una edad dorada! Existieron algunos
problemas significativos que el Imperio enfrentó.
El efecto neto de estos problemas fue una presión en el ejército, había menos
personas para asumir los cargos militares, mayores impuestos para mantener el
orden y la paz, y menos personas para pagar aquellos impuestos. La carga de
los impuestos fue mayor sobre las personas pobres para beneficiar a los ricos.
Debido a estos problemas, en el año 212 el gobernante Geta (211-217) autorizó
la completa ciudadanía a la población masculina, abriendo un camino mayor
para la tributación y deber requeridos.
Para ayudar un poco más en estos asuntos, Diocleciano nombró a dos “Césares
Herederos” para suceder tanto a Diocleciano como Maximiano. A estos Césares
Herederos se les dio sus propias porciones del reino para que gobernaran,
convirtiéndose en cuatro gobernantes (una “tetrarquía”). Luego Diocleciano
intentó dedicarse a los problemas mayores del Imperio:
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ciento de la población. El Cristianismo estaba bien organizado. Los
Obispos dirigían las iglesias locales y ellos periódicamente se reunían en
concilios regionales (llamados “sínodos”) para unificar sus pociones y
planes. Es más, aunque la iglesia pasó por períodos de persecución, aún
era muy rica en este momento. Muchos Cristianos darían a la iglesia sus
pertenencias en vida o a su muerte.
Sabemos que no todos los otros Tetrarcas siguieron completamente las órdenes
de Diocleciano. En Gran Bretaña, el César Heredero Constancio destruyó
edificios y libros pero no arrestó a los Obispos.
ENTRA CONSTANTINO
Galerio (el otro César Augusto quien fue el otro César Heredero antes del retiro
de Diocleciano y Maximinio) ¡no lo aprobó! En este sentido, ¡Tampoco lo hizo
Maximinio! Maximinio y su hijo, quien fue nombrado por el sistema como el
César verdadero, protestó y dijo que Constantino no tenía nada que hacer con el
título.
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Constantino no se echó hacia atrás. En su lugar, dirigió a su ejército y luchó
contra Maximinio y su hijo en el año 312. La batalla fue en el terreno de
Maximinio, Italia. Fuera de Roma y del río Tíber, Constantino se preparó para la
gran batalla, el enfrentamiento. Veinticuatro horas antes de la batalla ocurrió
algo significativo. Los relatos difieren un poco 3 pero Constantino dice haber
tenido una visión/sueño. En la visión y sueño, se le dijo a él que debía pelear y
ganar bajo el signo de la cruz. Entonces, Constantino y sus soldados marcaron
sus escudos con una cruz pintada y las letras que abreviaban el nombre de
Cristo.
Algo era seguro: ¡Ahora Constantino era el César indiscutible del Oeste! Antes
de que Constantino saliera de Roma, él aceptó que ahora su única preocupación
era Licinio, el César del Este. 5
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Tenemos dos versiones diferentes de lo que ocurrió. La versión primero escrita (por Lactantio) tan sólo a
unos 6 años luego de la batalla registra que Constantino vio a Cristo en un sueño y fue instruido a pintar en
los escudos de los soldados una X invertida con la línea de arriba curveada para formar la abreviación
Griega de Chi Rho, las dos primeras letras de Cristo. Eusebio (sí, el mismo Eusebio quien escribió la
Historia de la Iglesia a la que hemos hecho referencia muchas veces en esta clase) fue un biógrafo de
Constantino. En su libro, correctamente llamado Vida de Constantino, Eusebio escribe que al medio día
antes de la batalla, Constantino estaba rezando al Dios pagano de su padre cuando él y sus hombres vieron
una cruz sobre el sol con una inscripción diciéndoles que conquistaran a nombre de ese signo. Más tarde en
la noche, Cristo se le apareció a Constantino diciéndole que pintara la cruz en los escudos de su ejército.
Eusebio escribió en entre los años 335-338, algunos 20 a 25 años más tarde, pero dice que Constantino
mismo era la fuente de la historia.
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Esto ciertamente hace un caso convincente que Constantino creía sólidamente en la fe Cristiana, pero hay
otra cara de la moneda. Por ejemplo, en el año 328 Constantino le dio un nuevo nombre a Bizancio:
Constantinopla, fundándola como una nueva ciudad a su nombre. En el año 330, la nueva ciudad fue
dedicada en honor a los mártires Cristianos. Luego al ser reconstruida, habían muchos indicios de
paganismo tanto en los Templos como en las estatuas.
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Si estás siguiendo la trama, ¡Licinio era el nuevo Augusto quien sucedió a Galerio luego de que éste
muriera el año anterior!
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Consideremos algunas de las acciones más notables de Constantino durante
sus primeros años como gobernante y el efecto resultante en la iglesia. Primero,
el edicto sobre la libertad de culto representó para la iglesia un problema
teológico y práctico. Durante las persecuciones de Diocleciano, un número de
clero y laicos de la iglesia (léase “los miembros regulares”) se retractaron de su
fe. Cuando fueron enfrentados con la persecución o muerte, hubo muchos
quienes en su lugar optaron hacer sacrificios para el César y, en efecto,
renunciar a su fe. Ahora el Cristianismo era legal, muchos de ellos regresaron a
la iglesia diciendo que aún creían, ¡pero que escondieron sus creencias para
poder vivir! Algo así como si un Judío hubiese escondido su herencia Judía
durante el régimen Nazi para poder evitar los campos de concentración, esto
despertó piedad y entendimiento en los corazones y mentes de muchos. En
cambio, otros vieron esto como una apostasía completa que nunca podía ser
premiada con el retorno a la iglesia, especialmente por parte de los líderes de la
iglesia. En última instancia, la mayoría de las iglesias dio la bienvenida a estas
personas que regresaban, con la advertencia de que el clero que hubiese
negado la fe no pudiese servir nunca más en un rol de clérigo.
Constantino tenía el erario Romano abierto para las iglesias. Todo el dinero que
fue a los templos y adoración paganos fue detenido. Los activos paganos fueron
confiscados y la ley restringió el culto pagano.
La fe Cristiana pronto fue vista como una mejor manera de avanzar en los
rangos de gobierno. Y no por última vez en la historia, los políticos vieron el
reclamar a la fe y devoción Cristiana como peldaño para alcanzar éxito político.
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No tenemos el conocimiento completo de los orígenes de nuestro calendario. No hay duda que los “siete”
días en la semana en el calendario Judío viene de los siete días de la creación. Los Romanos tenían una
semana de siete días antes de la llegada del Cristianismo, aunque nadie puede seguir sus orígenes. Los
Judíos no tenían nombres para los días de la semana con excepción del Sabbath. De lo contrario los días
estaban meramente enumerados (“Primer Día,” “Segundo Día,” etc.). Los nombres de los días vienen de los
7 rasgos del sistema solar conocidos por los Romanos. Domingo (Sunday) viene del sol (sun). Lunes viene
de la luna. Martes fue originalmente nombrado por el planeta Marte (el planeta fue nombrado en honor al
dios Romano de la guerra, “Marte”). En Francés, Español y otros idiomas con raíces Latinas (llamadas
lenguas “Románticas” debido a Roma) llaman al Martes (Tuesday) un nombre muy parecido a “Marte.”
Por ejemplo, en Francés “Martes” es “Mardi.” El “Tuesday” en el Inglés viene del nombre del dios Anglo
Sajón/Nórdico Tiw. Miércoles “Wednesday” es llamado por el dios Anglo Sajón/Nórdico “Woden.” En
Francés mantiene la raíz Romana del planeta Mercurio, “Mercredi.” “Thursday” (Jueves) en Inglés es
llamado por el dios Escandinavo “Thor.” En Francés y otras lenguas Románticas, mantiene la afiliación
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otros seis días de la semana (en esto, Constantino exoneró a los granjeros
quienes necesitaban plantar y cosechar los domingos para tener una buena
cosecha).
Romana con Júpiter (Francés= “Jeudi”). Viernes (“Vendredi” en Francés luego de “Venus”) es llamado por
el dios Anglo Sajón/Escandinavo “Freya.” Sábado ha mantenido su referencia a su origen de “Saturno.”
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Esperamos cubrir en clases posteriores la fundación de Constantinopla, los muchos edificios de la iglesia
de Constantino y el impacto en la arquitectura religiosa, la interferencia (o guía) de Constantino en asuntos
de la iglesia, etc.