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Los Artesanos de La Esneñanza (Girado)

El documento explora la idea de la decencia en la enseñanza como una práctica artesanal, destacando la importancia de la formación docente a través de experiencias y saberes prácticos. Andrea Alliaud propone un enfoque que combina teoría y práctica, instando a los educadores a convertirse en 'artesanos de la enseñanza' comprometidos con su labor. La obra se fundamenta en cuatro pilares que abordan la realidad de las instituciones educativas, el carácter de oficio de la enseñanza, los desafíos de la formación docente y las prácticas educativas efectivas.

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Los Artesanos de La Esneñanza (Girado)

El documento explora la idea de la decencia en la enseñanza como una práctica artesanal, destacando la importancia de la formación docente a través de experiencias y saberes prácticos. Andrea Alliaud propone un enfoque que combina teoría y práctica, instando a los educadores a convertirse en 'artesanos de la enseñanza' comprometidos con su labor. La obra se fundamenta en cuatro pilares que abordan la realidad de las instituciones educativas, el carácter de oficio de la enseñanza, los desafíos de la formación docente y las prácticas educativas efectivas.

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ePodemos pensar la decencia como una précticaartesanal? Observar otros trabajos y los medos en que se transmiten los saberes, zpuede ser fuente de inspiracién pare formor en ta ensefianza? Dade su espacficidad, gpuede la dacencia snalogarse a otros irabajoa? Anérea Alliaud nos ofrece una obra pedagigica singular, expresion de una trama en la que intervienen aportes tedricos y saberes practicos aciuates ysustantivos. Singular. tambiéa, porque transparenta su implicaciénvivencial como formadara, Canvoca y desalfa a maestros, prolesores, fotmadores ~l0s “aresanos de a ensefianca” del tiulo~ a ensehary 2 seguir ensefiando, ns all de los tiempos y circunstancias,ya hacerlo cada vez mejor: “Llogar a convertirnos en artesanos de nuestro propio trabajo, comprametidas con lo que hacemos, nos acerca a aquellos con quienes trabajamos y, ala voz, nos proyecta hacia la hhumanidad que contribuimos a aternizar. porque elegimos hacerto™ afiema la autora Alliaud ofrece para lograr su cometido una serie de “instrucciones expresivas" para desplegaren los Smbitos de formacién docente (sean institutes, universidades 0 escuelas} que conduce a maneras poco reconacides y practicadas, aunque muy patentes, de transmitir los saberes del oficia", Asi nos encantramos con decentes contadores de histeriaa, con obras de ensefianza, material flmicoo literario, que intentan generar practicas formatives propicias para formar docentes que sepan y uedan crear. exparimemtar @innovar y. sh tenseiar en (as escuelas de hey. ‘Andrea Alliaud os Doctora on Ciencias dela Educacién por la Universidad da Buenos Aires. Dacente e investigadora del Departamento de Cienciae dela Educacion de (a Facultad de Filosofia Letras IUBA, Es profesora de posgrade en ta Carrera ce Especializacion y Maestria en Administracion de la Educacién y Polftice Educativa dela Universidad Torcuato DiTelis, Su drea de especalizaciOn, desde hace mAs de veinlicince afios, a formacién de profesores, tomitico sobre la que investigé,disert8y publics tanto en el pals como en el exterior. ee ISBN 978-950-12-9479-8 JINN i LOS ARTESANOS DELAENSENANZA Acerca de la formacién de maestros con oficio Andrea Alliaud PAIDOS ‘Alla, Aven os atesanas deta ensonanza /Anére Aloud 1", I*reimp ~ Chad ‘Autinama de Suen Ares: Pais, 2078 188 pp 22x 18cm. Is8N 678.050-12.04708 4. Ecucacin. 2. Pedagogl | Tito, cop aro 1*edicion en Argentina: febrero de 2017 ‘* reimpresion en Argentina uo de 2018 Nose pamita la raprodvecion pall o total, el smacenariots, et lq, la trnsmsion ‘la ransformacign de ester, en cualquier forma o pr evlquermesip, sea electénen Smecérico, medant fotocopias, dtlescionu ovos méiodoe, in el pormigo prev yescrto tol ede, Su intecson est penaa por lsleyes 11728 y 25.448 dela Repubica Argentina © 2017, Andrea Aliaud ‘Todos tos derechos reservados © 2017, de todas as adiciones: Esitoial Pads SAICF Publicado bajo su sello PAIDOS® ‘Au Independencia 1682, C1100ABQ, CAB.A. [email protected] ‘won paldosargentina.com.ar Diseho de cubierte: Gustavo Macri para Departamento de Arte do Grupo Editorial Pianeta S.ALLC. Diraciora de coleccisn: Rosa Rottemberg SBN 978-950-12-0479-8 500 ejemplares Impresa en FP Compania Impresora, BBerut 1560, Florida, Pcla. de Buenos Aires, ‘en el mes de jlo de 2018 Hecho el deposito que previene fa Ley 11.729, Impreso en la Argentina ~ Printed in Argentina La formacién es precisamente un acontecimiento abierto de pura preparacién, es decir de una preparacién sin ningtin propésito predeterminado aparte de estar preparado y “en forma” 9, en un sentido més tradicional, alcanzar una madurez bien educede, puramente habilidosa 0 practicada. MaarereN SIMONS y JAN MASSCHELEIN INTRODUCCION. “HICE Lo MEJOR QUE PUDE CON LO QUE TENA” 1. SOBRE LAS INSTITUCIONES: LAS ESCUELAS YA NO SON LO QUE FRAN “Cuando yo ensefiaba, lo que decia el maestro era sagrado” Son otras las exigencias en los tiempos que corren Ensefiar hoy a todos se nos complica 2, SOBRE LA ENSENANZA: RECUPERAR LA PERSPECTIVA DE OFICIO El docente como cbradorAransfrmador/emancipader de otros. Los timites de la transformacién: no somes dioses pero. La importancia de la obra realizada: sobre la autoria yelreconocimiento.. Aferrados al ofici: una alternativa para poder ensefiar ROY. nnnsneesee 3. LA FORMACION DOCENTE: SUS TEMAS ¥ DESAFIOS. El maestro y su formacién cobran protagonismo; sin embargo, los problemas [para ensefiar) persisten La vieja disputa entre la teorfa y la préctica. Se vislumbra una tercera via: los saberes de oficio 13 19 a 2 30 33 35 42 47 52 37 9 63 LOS ARTESANOS DE LA ENSENANZA Desactvar la “bajada” y la “aplicacién’: en camino hacia la creacién.., . Ahondar en los saberes de oficio La importancia de transmitir el oficio. Convocar ia experiencia en los espacios de formacién El desarrotlo de una destreza: primera aproximacién a las prdcticas formativas. {Cémo lo hacian tos gremios y talleres de antafio?.. 4, HACIA LA FORMACION DE ARTESANOS EN LA ENSENANZA.... Primera parte. La artesania mejora cuando se la bractia como un oficio cualificado. vs Lia practica de ensefar en la mira: una apelacion 2 todos los formadores........- La Practica como espacio privilegiado para transmi tir el oficio de ensefar... {Qué se transmite?: capacidades + “compromiso + c0n- fianza...... 4cdmo se transmite | el oficio de ensefar?: "repeticidn + + imaginacién + colaboracién .. Segunda parte, Todas las técnicas contienen implicacio- eS expresivas. nnn : Aprender de la propia experiencia...... ‘Aprender de la experiencia de otros. ‘A MODO OF CIERRE ¥ APERTURA. LAA OBRA CONTINUA Y ESTA POR REALIZARSE... Braviocraria 70 73 87 93 98 5 400 102 110 120 121 132 155 163 INTRODUCCION “HICE LO MEJOR QUE PUDE CON LO QUE TENIA” La frase que titula esta introduccién es usada por el escritor Philip Roth, quien a su vez la toma prestade de un peso pesado del boxeo que la utiliz6 cuando estaba terminando su carrera. Al igual que él, el escritor da cuenta del final de una etapa y, luego de releer sus obras de atrds para delante, se pregunta por el sentido de lo que escribid. La idea viene a cuento para presentar el proceso de produc- cién de esta obra que me propongo compartir con quienes se encuentren con ella. Una obra que no surgié de un momento para el otro, sino que es el producto de un protongade traba~ jo de indagacién, de pensamiento y reflexién sobre cuestiones acuciantes de nuestro sistema educativo y, en particular, de la formacién de nuestros futuros docentes, Una obra que, a medi- da que se fue gestando, fue incorporando ~quizds sin que yo misma me diera cuenta- los aportes provenientes de largos ¢ intensos intercambios con futuros colegas, con formadores, con estudiantes, con académicos, Una obra que se fue realizan- doy enriqueciendo en su propio devenir a partir de las lecturas reiteradas de algunos autores que se encontraran mencionados vatias veces a la largo de ella. Pedagogos, socidtogos, filésofos, tales como Philip Jackson, Philippe Meirieu, Francois Oubet, LOS ARTESANOS DE LA ENSERANZA Daniel Pennac o George Steiner, fueron referentes constantes, asi como todo tipo de ensayos 0 escritos publicados en distin- tos medios que hicieran alusidn a los oficios y a sus formas de transmisién, al campo artistico, a la creatividad, a la inno- vacién... Peliculas, obras literarias, obras de ensenanza se suman como interlocutores de este escrito que habla, que les habla, a los formadores e interpela el saber que sostiene sus practicas de formacién Una mencién especial merece Richard Sennett y su obra El artesano {200%a], que represents una gran fuente de inspira- cidn para avanzar sobre muchas de las cuestiones que venia pensando y trabajando en torno a la formacién. Algunas ideas me cautivaron de entrada: una, referida a la artesanfa en si entendida como la habilidad [en cualquier rubrol para hacer las cosas bien, por el simple hecho de hacerlas de esa manera; otra, que caracteriza a la produccién artesanal como aquella en la que mano y cabeza [0 pensamiento y accién, 0 teoria y practical no se separan, van unidas: y la tercera, asociada con las anteriores, que implica la superacién, en estos procesos, de la mecanizacién técnica, monétona y rutinaria de cualquier tra~ bajo, al incorporar la posibilidad de pensar, de sentir, asi como a de querer mejorar en lo que se esta haciendo. {Qué tendrd que ver todo esto con la formacién docente?”, se podria preguntar. Avanzando en la lectura, quizas pueda comprenderse cémo esta manera de entender distintos tipos de actividades es particularmente fructifera para abordar la ensefianza y la formacién de quienes se dediquen o vayan a dedicar a ella. Concebir el oficio de ensefiar como produc~ cién, como intervencién, como transformacién de algo -que en nuestro caso son personas que, como consecuencia de nuestro accionar, tienen la posibilidad de formerse, de transformarse en algo distinto a lo que eran- nos coloca como adultos, como educadores, y convoca nuestra propia potencialidad de poder y saber hacerlo. Llegar a convertirnos en artesanos de nuestro propio trabajo, comprometides con lo que hacemos, nos acer- ca.a aquellos con quienes trabajamos y, a la vez, nos proyecta hacia la humanidad que contribuimos a eternizar, porque ele- gimos hacerto. La formacién -y, fundamentalmente, ta manera en que la llevamos @ cabo- tiene mucho que ver con estas posi- bilidades que tenemos entre manos. Porque, tal como diria Sennett, todos podemos llegar a ser artesanos o “habilido- sos” en to que hacemos ~artesanos de la ensefianza-; pero para lograrlo hace falta contar con cierta preparacién. Una preparacién que no disocie el pensamiento de la accién, pero que tampoco deje afuera el sentimiento; que nos convoque a saber y poder hacerlo; que nos acompafie, que nos conduzca, que nos ensefie a ensefiar. Y a ensefiar hoy, es decir, en los escenarios educativos del presente, con los desaffos y parti- cularidades que los caracterizan. Con las dificultades, pero también con los caminos que se nos abren para crear, expe- rimentar, innovar a medida que realizarnos y nos realizarnos en nuestro oficio, a medida que ensefiamos. Porque de eso se trata la ensefianza hoy; ya no es como la entendiamos antes: una aplicacién o implementacién de lo aprendido 0 proyec- tado. Porque de eso también se trata la innovacién, que en otro momento concebimos profunda, estructural, y que ahora sabemos forma parte de las practicas diarias, legando a ser condicién necesaria para que ta ensefianza acontezca y, de su mano, la transmisién. Porque la ensefianza como accién cotidiana convoca y nos convoca @ un cambio permanente; pequefio, quizés, pero que nas aproxima a la grandeza de poder educar, formar y transformar a otros. Y en esta empre- sa es mucho lo que puede aportar la formacién: nada més ni nada menos que el saber para poder hacerlo. Y es mucho lo que podrian aportar los que tienen oficio: los que saben y pueden hacerlo o los que pudieron hacerlo y lo hicieron bien: os expertos, los experimentadores y los experimentados. La propia produccién de este libro refleja algo de ese cardc~ ter artesanal: la construccién de esta obra fue tomando forma SSANOS DE UA ENSENANZA a medida que se producta; no sin ciertas ideas, por cierto, pero tampoco con un plan fijo que la encorsetara y limitara. Pero se trata de una obra pedagdgica, que, como tal, se ubica en un terreno sinuoso entre la ciencia “objetiva” y el arte de quien la vive, la piensa, la siente, la produce. Lo mismo que la artesa- nfa, a la que también puede caracterizarse como un hibrido entre el tecnicismo puro del virtuoso y la actividad errética del aficionado, Y el circulo comienza a cerrarse. Una obra pedagdgica artesanal que para mostrarse, desa- rrollarse, compartirse se apoyé en cuatro pilares basicos {lo que comdnmente llamamos “capitulos"] y que, hacia el final, promueve la produccién, la creacién de la propia ensefianza, de las propias practicas de formacién. Y el circulo vuelve a abrirse. * Pilar 1: da cuenta de lo que son las instituciones escola~ res en esta etapa de la modernidad y de lo que implica ensefiar en ellas. * Pilar 2: recupera el cardcter de oficio de la ensefianza y alerta sobre la necesidad de aferramnos a lo que sabe- mos hacer y que nos une a otros. * Pilar 3: remite a los problemas politicos y pedagégicos de la formacién, tratando de encontrar una alternativa para su superacién. Se encuentra: en la experiencia, en los saberes de oficio + Pilar 4: abocado por completo a las practicas de forma cién, Haciendo foco en la ensefianza, me ocupe, en una primera parte, de lo que se transmite (capacidades, com- promiso, confianzal y de las formas apropiadas para su trensmisién (repeticién, imaginacién, colaboraciénl. En una segunda parte, abro el abanico de posibilidades para que los docentes en formacién puedan aprender de la propia experiencia asi como de la experiencia de otros, para llegar a convertirse en maestros con oficio 0 artesa~ nos en su quehacer. Hice lo mejor que pude con lo que tenia. La pregunta por el sentido que formulaba Roth la responderén ustedes, posi- bles lectores, abordando este libro de adelante para atras 0 de atrds para delante, como més les guste. Sin duda, la obra ests inconclusa... Los invito a enriquecerta, Si es con otros, jmucho mejor! 1, SOBRE LAS INSTITUCIONES: LAS ESCUELAS YA NO SON LO QUE ERAN Siempre he pensado que la escuela la hacen, en primer lugar, os profesores Danie Pennac “CUANDO YO ENSENABA, LO QUE DECIA EL MAESTRO ERA SAGRADO” En los tiempos que corren, ta formacién docente parece dificultada. A pesar de la importancia declarada y de los per- manentes cambios que se vienen realizando en las ltimas décadas, da la impresién de que la formacién de los que van a ensefiar y también de los que estén ensefiando no est a la altura de Las circunstancias. Circunstancias en las que los procesos de formacién, intervencién, educacién, socializacién de las personas ya no salen camo antes. La apelacién nostal- gica que pretende ir en busca de un tiempo perdido suele diri- gir sus criticas @ las condiciones en las que se desarrolla el ensefiar y el aprender en los tiempos que corren: “Las escue- las no son to que eran’, "Los chicos no se interesan, ya no res- petan”... Y en parte es cierto, porque son otras las condiciones en las que se desarrollan los procesos de socializacién/forma- cién/educacién en la actualidad, debido a los cambios sociales 5S; LAS ESCUELAS YA NO SON LO QUE ERAN SOBRE LAS INSTITUCIONE LOS ARTESANOS DE LA ENSENANZA y culturales que atraviesan no solo a las escuelas, sino a las sociedades en su conjunta. Son otros los chicos, los jévenes, los adultos, las relaciones entre las generaciones, el peso y la legitimidad de tas instituciones, los vinculos con el conoci- miento, etc, Durante muchos afies, los trabajos sistematicos y organi zados sobre los otros, que se plantean como objetivo explici- to su transformacién ~entre los que se halla la educacién, la ensefianza, ta formacién-, se desarrollaron mediante activi- dades profesionales, remuneradas y reconocidas ancladas en el denominado “programa institucional"! de la modernidad {Dubet, 2006). Como modo de socializacién, este formato con- sideraba que las actividades educativas, formativas, consistian en una mediacién entre valores universales e individuos par- ticulares. Los valores (civilizacién, razén, ciencia y progresol representaban los pilares que sostenian a las instituciones, otorgando legitimidad a las acciones y decisiones tomadas por los responsables de llevar a cabo una tarea en cuyo seno habia una contradiccién latente: la imposicién/sociatizacién junto con {a liberacién y autonomia de los individuos. Bajo el programa institucional de la modernidad, se suponta que la posesién de principios universales, lograda mediante el trabajo de interven~ cién sistematica sobre las nuevas generaciones, aseguraria su desarrollo libre y auténomo. La creacién y consolidacién de los sistemas educativos nacionales modernos, junto con el surgimiento de instan- cias especializadas para la transmisién det oficio de ensefar, conformaron una maquinaria de educar en masa que, si bien persiguié la finalidad de “civilizar’, en un sentido de dominio y encauzamiento racional, no pudo eludir tas posibilidades emancipatorias contenidas en su propia forma, “La escuela era 1. Puede detnise al programa institucional como un proceso social que transforma valores y principles en acciény en subjetividad por el seago de un tba profesional especfcey orgerizad™ (Dube, 2006: 22, una méquina de imposicién de identidades pero también exten- dfa un pasaporte @ condiciones mejores de existencia”, recuer- da Beairiz Sarlo (1998: 67} a propésito del relato de Rosita del Rio, una maestra normal de principios de siglo XX, para quien los estudios magisteriales representaron no solo el ingreso a un estrato social superior, sino la apertura a un universe cul- tural que contrastaba con (a humildad de su familia de origen: inmigrantes italianos, casi analfabetos, llegados al pais a fines del siglo XIX. Ella, Rosita del Rio, no tuvo que asistir a un curso de autoridad ni dudé un segundo a la hora de mandar a rapar a los alumnos de su escuela cuyas cabezas eran visitadas por “unos bichos muy asquerosos”; tampoco ningtin padre le cues- tioné la decisién a “la Directora”, con titulo de maestra. El panorama es otro en el presente. La fuerte instituciona- lizacién que por muchos afios sostuyo los procesos de inter- vencién sobre las personas empezé a debilitarse en los tltimos cincuenta afios, y se acelerd en las ultimas décadas. El pro- grama institucional de la modernidad se halla resquebraja- do, siendo esta realidad (nos guste o nol una caracteristica de época: ni buena ni mala, simplemente es. La pluralidad de los valores, el espiritu critico, el derecho de los individuos a deter- minarse, la proliferacién de instancias de circulacién del saber ylla informacién, el crecimiento del nivel de escolaridad prome- dio de la poblacién, que progresivamente vinieron a imponerse, han puesto en cuestién el poder de las grandes maquinarias pare fabricar subjetividades y determinar las précticas de los individuos: Aquello que (a imagen clasica de la modernidad habia puesto en el candelero como un sistema homogénea y coherente se desar- ticula ante nuestra mirada: fos valores son contradictorios entre si; las murallas de los santuarios se desmigajan ante el impetu de las demandas sociales y de las reivindicaciones indwvidvalistas y, progre- sivamente se transforman las representaciones sobre la socializacién (Dubet, 2006: 63-64} ERAN STITUGIONES: LAS ESCUELAS YA NO SON LO aU: SOBRE LAS IN 8 } LOS ARTESANOS DE LAENSERANZA Las instituciones en declive, sin los pilares sélidos que las mantenian, han dejado de funcionar como marcos que regu- lan y protegen las acciones, las decisiones y las relaciones. Lo que antes estaba garantizado de manera impersonal, hoy tie~ nen que asegurarto los sujetos, De este modo, intervenir sobre las personas hoy (educer, formar, ensefier] es menos el cum~ plimiento de un rol que la construccién de una experiencia, firma Dubet. Sin llegar al extremo de Rosita del Rio, hasta no hace tanto, por el solo hecho de ocupar el lugar de (maestro 0 profesor] se era reconocido, respetado, escuchado, admirado: “Cuando yo ensefiaba, lo que decie el maestro era sagrado”, afirmaba hace poco una maestra jubilade, Actual mente, para poder ensefiar, maestros y profesores tienen que construir {con los otros} condiciones que ya no estan dadas automatica~ mente ni legitimades trascendentalmente. ‘sf y todo, estas instituciones mutadas, que han dejado ards su exclusividad, que mantienen resquebrajada su legi- timidad y en las que sus actores ya no se encuentran moti- vados de la misma manera para estar alli ni para ejercer su oficio, funcionan. Y, en el caso de las escuelas, siguen siendo las Gnicas, por el momento, que permiten el pasaje del acervo cultural comuin entre las generaciones de ricdo sistematico y masivo, asi como la formacién de ciudadania. A pesar de pre~ sentar problemas especificos? que afectan las practicas y las relaciones cotidianas, muchos de los inconvenientes que sue- len enfrentar estas instituciones que trabajan sobre los otros derivan més de los nuevos érdenes sociales y culturales que de la anomia que se les atribuye en el presente. Ocurre que en esta fase de la modernidad se le pide mucho a la escuela: desde lo més elemental hasta lo mas sofistica~ 2.La falta de interés por tos contenidos escolares, la ulTizacibn do elementos toena- Géaicos lmbsica, redes sociales en lo clases, asi como otfos vineulados con ta vo (ease: et auseatiemo, of bullying entre compaferas, son los mas mencionagos por los docenies. do, Ya no alcanza con aprender a leer, escribir, realizar ope- raciones matemiticas basicas y tener una nocién general sobre la historia y la geografia locales; hoy la escuela tiene que asegurar la apropiacién de conocimientos y habilidades com- plejas que incluyen desde conacimientos formalizados hasta competencias sociales més sofisticadas, necesarias para con- vivir y relacionarse con otros. Y este mandato ya no es exclu- sivo de algunos, sino que se pretende que alcance a todos. De manera mas 0 menos directa, la escuela esté llamada no solo a afrontar sino a resolver o aunque sea apaciguar los proble- mas derivados de la injusticia social. Semejantes demandas recaen sobre una institucién en dective que, ademas, conserva casi intactos la mayoria de sus rasgos originarios: una deter- minada distribucién espaciotemporal, el conocimiento dividido por asignaturas, el agrupamiento de los alumnos por edades, ciertos rituales, una relacién con el conocimiento en la que predomina el mensaje antes que la comunicacién, sistemas de promocién rigidos y estandarizados, entre otros. La permanen- cia de la forma o gramatica escolar? se da tanto en su dimen- sidn fisica, objetiva, como a nivel subjetivo, en la medida en que se halla incorporada y naturalizada en las formas de percibir y actuar de los sujetos: los alurnos, os profesores y la socie~ dad en general estén “formateados” por la forma escolar. Es la permanencia casi intacta de esta estructura moderna lo que explica su disfuncionalidad en el presente y exacerba las con- tradicciones que llev6 inscriptas desde sus origenes. “La escuela se ha convertido en una institucién sobrede- mandada y subdotada” (Tenti Fanfani, 2004: 2). La afirma- cién se esclarece al reparar en la cualidad de maquinaria 0 artefacto cultural de la escuela y compararla con un aparato doméstico. La analogia, muy elemental pero util a los fines 3, Tomande el uso otorgade 0 esta expresién por Tyack y Cuban (2001) y Vitao Frago ‘coc ‘SOBRE LAS INSTITUCIONES: LAS ESCUELAS ¥A NO SON LO QUE ERAN, 8) {LOS ARTESANCS DE LA ENSERANZA de clarificar la idea, conduce a imaginar lo que ocurrirfa con un electrodoméstico de los aiios cincuenta si le exigiéramos. que realizera multifunciones como los del presente. Por su puesto, seria imposible que el aparato las llevara a cabo sin fundirse. Pero el peligro mayor que se correria no se hall tanto en la imposibilidad de cumplir con las nuevas deman- das,.sino en que, ante tanta exigencia, no pudiera asegurar siquiera lo mas elemental, lo que antes hacia. Salvando las distancias, atgo similar pasaria con la escuela, siendo el riesgo principal que, ante tanta demanda y complejidad, deje de hacer lo que constituye su esencia: ta educacién, la ense- fianza, la transmisién. SON OTRAS LAS EXIGENCIAS EN LOS TIEMPOS QUE CORREN Se da actualmente una extrafia y compleja convivencia entre los rasgos propios de la institucién escolar moderna y los nue- vos desafios que se le plantean en el presente. Una estructura rivelada, graduada, meritocratica, que fue concebida a los fines de le homogeneizacién social y la seleccién de los individuos, tiene que asegurar ahora la inclusién, la igualdad y la libertad de todos los que a ella concurren. Las contradicciones entre ideales y las funciones antagénices que siernpre desernpeié el sistema escolar antes se saldaban mediante una filosofia del progreso o en las mismas utopias sociales; hoy, en cambio, se expresan crudamente en les escenas escoleres y son quienes (as protagonizan @ diario los que tienen que afrontarlas: + {Cémo hace la escuela organizade por niveles, grados y sistemas de promocién basados en el mérito para ase- gurar la inclusién de todos? + {De qué manera es posible compatibilizar la defen- sa de la culture comdn, piiblice (central en la trea de la escuela como institucién social], con la exigencia de apertura ala diversidad cultural? + (Cémo combinar ta libertad de los individuos con los deberes de solidaridad que los ligan unos a otros? Son estos dilemas los que atraviesan a las instituciones actualmente y que solo pueden responderse mediante préc- ticas comprometidas con ellos. No es solo una cuestién de principios, en la que mas 0 menos todos acordarfamos. Es una eleccién que se hace a diario, por comisién u omisién, por accién 0 por defecto, No hay férmulas infalibles para ello; se trata mas bien de experimentar, para que por medio de pruebas y mas pruebas podamos democratizar la escuela. La democratizacién no es un ideal que se explicita, sino que se ejercita y se juega en cada escena cotidiana, a través de las acciones y decisiones que emprendemos en nuestra labor. La atencién a lo diverso, a ta complejidad, a ta particulari- dad, a la situacionalidad no debe desdibujar la permanencia de lo que es constitutivo de la institucién escolar, a saber: la transmisién de la cultura comtin, ya no entendida en forma rigida, pero si pensando en una cultura que vaya més alla de los gustos o intereses individuales (Dussel, 2011]. Una escue- la que abra al mundo, a nuevos horizontes, que vaya mas alld de las preferencias y gustos inmediatos de los nitios y jévenes. Una escuela que convoque a nuevos desafios culturales, inte~ lectuales, De otro mado, cuando la defensa por la preferen- cia de grupos e individuos se da en escenarios desiguales e injustos, la no intervencién, amparada en la preeminencia de la libertad, puede crear més injusticia: “Ante la postura criti- ca que a menudo puede volverse aristocrética e imponen- te, el compromiso contrapone la creencia en una humanidad comin” [Dubet, 2012: 61]. La escuela, que en la actuatidad es més justa, suele visua- lizarse como mas injusta y ello se debe a que la incorporacién de todos expone a los que menos tienen a competir con otros 55: LAS ESCUELAS YANO SON LO QUE ERAN SOBRE LAS INSTITUCIONES ir) LAENSENANZA i i que estén en mejores condiciones para obtener el éxito en los términos esperados. Esta competencia desigual produce (bajo el justificative del mérito y el talento) el fracaso escolar de los menos favorecidos, quienes suelen experimentar el fracaso 1no solo como escolar, sino como fracaso ante la vida en gene- ral, asumiendo ellos mismos la culpa o responsabilidad por el resultado obtenido: la escuela les dio a todos la misma opor- tunidad y ellos no pudieron aprovecharta (Dubet, 2006; 2011al La competencia escolar “desregulada” produce que “los mas desposefdos estén obligados a participar de un juego donde ‘sus oportunidades de ganar son muy reducidas. En nombre de la libertad de los individuos y de su capacidad de ser sujetos, estos Ultimos se vuelven los autores de su propia desdicha” (Dubet, 2006; 433} Las instituciones deben proteger a los individuos de la des- vatorizacién de si mismos y de la culpabilidad que les genera no poder cumplir con las expectativas depositadas en ellos. Hay maneras, por ejemplo, de compatibilizar igualdad y mérito, a través de lo que Dubet llama “asegurar una cuota de capa- » cidad”. A nivel de las précticas, significa que en la escuela, en la clase, todos tengan la posibilidad de demostrar alguna (su| habilidad/capacidad. Es posible visualizar en los alumnos sus puntos fuertes? Detectarlos y brindar las oportunidades para que los desplieguen, los desarrollen, es una posibilidad para asegurar que lo que cada uno sabe o puede hacer tenga un valor en la praduccién de un algo comin. Asi, lo que cada uno tiene para aportar serd igual mente valorado, por cuanto resul- ta necesario para la produccién de ese algo que es de cade uno pero es, a la vez, de todos. En el mismo sentido, Martuccalti (2009) sostiene que es importante "multiplicar tos criterios de seleccién’, a través de formas de evaluar que no queden redu- cidas a un numero limitado y estereotipado de conocimientos y capacidades. Detectar capacidades/habilidades y armar propuestas de trabajo cooperativas/cotaborativas se presenta como una alter- nativa que, a escala situacional, puede funcionar para favoré- cer prdcticas inclusivas. Un ejemplo de lo que acabamos de proponer se presenta en la pelicula Escuela de rack (2003), de Richard Linklater. En el film un falso maestro, pero maestro al fin, arma con los alumnos con los que las circunstancias lo encuentran una banda de rock. El trabajo realizado -fuera, por cierto, de las formas esperadas y que los deja listos para una competencia- no solo necesité de los misicos y cantantes, sino que fue imprescindible la labor de vestuaristas, iluminadores, disefiadores, administrativos, etc. Cada uno aporté lo suyo para este “producto” colectivo y el resultado estd a la vista. Alcanzar la igualdad supone un tratamiento pedagégico diferencial de los individuos, antes que dejarlos librados a su propia suerte, 2 su propio azar, que ya sabernos no es tan azaroso ni beneficio- so para todos por igual. La escuela inclusiva supone articular dos derechos educativos fun- amentales: et derecho a la diferencia y el derecho 2 la igualdad: EL derecho a la diferencia es el derecho a ser tratado segin la especti- cidad y el derecho a la igualdad, el derecho de participar en to calec tivo. [..] una escuela inclusiva que no acompafia a los alumnos corre el riesgo de praducir casentimiento social porque ta idea implicita es que te dieron la chance yao la tomnaste (Meirieu, 2013) Ante instituciones debilitadas, resquebrajadas, mas que tra~ tar de restablecer un orden perdido resultarfa, segiin Dubet, democratizarlas, intensificando su capacidad politica, enten- dida como la posibilidad de generar, de comunicar, de infor~ mar, de negociar; trabajar colaborativamente y, en la misma medida, relativizar su injerencia burocratica: “Ya no se trata de construir érdenes totales en los que cada individuo esta ligado al gran todo [.., sino érdenes més limitados, més auténomos, més ajustados a la indole de los problemas tratados” (Dubet, 2006: 453) USS INSTITUCIONES: LAS ESCUELAS Ys NO SON LO QUE ERAN soBRE LOS ARTESANOS DE LA ENSEANZA ENSENAR HOY A TODOS SE NOS COMPLICA Los nuevos escenarios institucionates dificulttan la con- crecién de la ensefianza y llegan a ponerla en riesgo, con las consecuencias que esta interrupcién acarres tanto para la sociedad como para los sujetos que en este proceso se hallan directamenie involucrados. Ensefar en estas instituciones se complica. Si entendernos la ensefianza desde ta concepcisn de oficio, es decir, como la posibilidad de obrar con otros y sobre otras, de intervenir, de formar, de transformar a esos otros (alumnos] en algo distinto a lo que eran, notamos la complicacién. Entre otras cosas, por- que esos otros, que son nifios y jévenes, sueten resistirse a la intervencidn adulta y también muchas veces a la escuela; una escuela cuya institucionalidad 0 forma de imponer/socializar/ educar se halla debilitada o resquebrajada; una escuela cuya forma predominante no condice con los modos de comunica- cidn y socializacién dominantes fuera de ella y que depende, sobre todo, de la construccién permanente que realizan a dia- rio los sujetos. Hoy la sacralidad ly la grandeza que esta sacra- lidad trafa aparejadal ya no resulta para amparar las acciones y decisiones que se toman al ensefiar. Hoy priman la construc- Cién, el diSlogo, la justificactén; y estas condiciones, si bien nos liberan del peso de las instituciones, traen como consecuencia mayores niveles de exposicién y sobrecarga para los sujetos (docentes y alumnos}, que pasan de ser “obedientes” a trans~ formarse en “constructors” y protagonistas de su propia expe~ riencia, Ensefiar hoy a todos se nos complica, se nos vuelve mas dificil que antafio, y esa complicacién puede traer conse- cuencias sobre la propia accidn. Una de ellas es la pardlisis: el docente que no puede ensefiar y se relira de la situacién, ausentandose de la clase, no yendo, pero también “no estando ahi”, aun cuando fisicamiente esta presente. Otra consecuencia es la hiperaccidn: el docente que pretende hacer algo 2 cual- quier precio, tratando permanentemente de restablecer tes condiciones que supuestamente harian posible ta ensefianza; es el docente que calma o el que motiva (segUn las circuns- tancias] 0 el que pretende tener todo baja control para luego poder ensefiar, En ambos casos la ensefanza se interrumpe, no sucede... Si se concibe a la ensefianza como fenémeno pedagdgi- co, politico y social que posibilita la transmisién sistemética del acervo cultural comdn para el conjunto de ta poblacién [et acceso a la cultura y al mundol, se entiende entonces to que su paralisis 0 interrupcién genera. Pero, ademas, el hecho de no poder intervenir, formar, transformar, obrar con otros y sobre otros es lo que les quita a los docentes el sentido de su tarea y los deja desprotegidos ante si mismos y ante la sociedad en general. Estas sensaciones de imposibilidad (no poder ensefiar © no saber cémo hacerlo] suelen provocar lo que en términos generales muchos denominan “crisis profesional Mas que denostar las condiciones en las que se juega la ensefianza en el presente, refugiados en un pasado ideal que ademas de pasado no fue ideal, o tratar de restablecerlas a toda costa, suponiendo que entonces la ensefianza sucederé, hay que aprender a movernos en estas coordenadas cambia- das y cambiantes. Porque, a pesar de todo, las instituciones, las escuelas funcionan y siguen funcionando. El desefio, por to tanto, es aprender a movernos en ellas y poner alli todas tas energias, antes que construir escenarios ideales o tratar de volver a crear lo que no existe ni tampoco tiene chance de exis tencia, Mas que no ensefiar porque no se puede, podriamos pensar en encarar la ensefianza de otra manera. Hay que pen- sar la ensefianza de otra manera. Ensefiar hoy ya no puede concebirse como “aplicar” 0 “bajar” lo aprendido en el profesorado o en algtin espacio de capacitacién al aula, como tampoco lo que hemos planificado. Ensefiar hoy es ante todo crear, inventar, salirse del guién o del libreto. Probar y ser puesto a prueba en cada circunstan- ERAN ‘SOBRE LAS INSTITUCIONES: LAS ESCUELAS YANO SON LO QUE INSENANZA, LOS ARTESANOS DE LA cia. Aceptar y aprender @ permanecer en (a confusién. Para ensefiar hoy necesitamos de saberes y habilidades que nos permitan probar, experimentar, re-crear y seguir aprendien- do continuamente. Para ensefiar hoy necesitarnos de saberes que nos den la apertura necesaria para asumir el desafio de la creacién, de la innovacién, superando aquellos otros que la obstruyan, funcionando como sus inhibidores. Porque ensefiar, como veremos enseguida, sigue implicando intervenir con otra y sobre otro en un sentido formador, transformador, emanci- pador. La liberacién de los sujetos es su consecuencia, no el punto de partida, y una vez mas esta pretensién nos conduce hacia la transmisi6n. Estar preparados para asegurar una transmisién lograda, es decir, para saber y poder hacerlo mediante la ensefanza len este casol, y hacerlo bien, mas allé de las circunstancias, tiene menos que ver, segin Sennett (2009al, con un rasgo de per- sonalidad que con una habilidad aprendida. Y esta apreciacién nos conduce directamente a los 4mbitos en los que se forman los que ensefian o van a ensefiar. 2. SOBRE LA ENSENANZA: RECUPERAR LA PERSPECTIVA DE OFICIO Enseftar con seriedad es poner las manos en lo que tiene de més vital un ser humano. Es buscar acceso a la carne viva, a lo més intimo de la integridad de un nifio 0 de un adulto. Un Maestro invade, irrumpe, puede arrasar con el fin de limipiar y reconstruir Georse STEINER EL DOCENTE COMO OBRADOR/TRANSFORMADOR/ EMANCIPADOR DE OTROS La ensefianza puede considererse como un oficio {no el nico} cuyo centro de actuacién esté en las almas de otros. La transformacién de las personas en algo distinto a lo que eran es su destino. Y asi la ensefianza deviene en produccién y los que ensefian, en productores o transformadores de otros. La caracterizacién puede resullar fuerte y algo pretenciosa; sin embargo, permite visualizar el efecto de un accionar que siern- pre es con otros y también sobre otros. No es lo mismo accio- nar ono {con otros y Sobre otras), como tampoco hacerlo de cualquier manera. En este iltimo sentido, ta ensefianza puede caracterizarse como una artesania, entendida como la habilidad de hacer algo bien, por el simple hecho de hacerlo de ese modo (Sennett, 1.03 ARTESANOS DE LA ENSEWANZA 2009a). Superadora de la visién instrumental y mecénica con la que suelen caracterizarse los distintos oficios u acupacio- nes, esta concepcién alcanza al compromiso con lo que se esta haciendo, tanto como al sentimiento y al pensamiento implica- dos en el desarrollo de cualquier cosa que se produzca:’ El trabajador con sentido artesanal se compramete en el trabajo por ol trabajo mismo; las satisfacciones derivadas éel trabajo constitu- yen su recompensa; en su mente, los detalles del trabajo cotidiana '3e conecian con et producte final; el trabajador puede controlar sus eciones en el trabajo; el trabajo se relaciona con lo libertad para experimentar (Mills, eit. en Sennett, 2007a; 40-41), Hacer las cosas bien, poder hacerlas bien, recompen- sa y satisface. Poder ensefiar, poder accionar, y hacerlo bien constituye una de las mayores recompensas de aquellos que trabajamos, que obramos con otros y sobre otros. Porque, 8 diferencia de otras ocupaciones, aquellas que operan sobre las personas requieren, para Dubet (2006), no solo de sabe- res y destrezas, sino del sustento en valores y principios mas ‘© menos universales. Quien ensefia, entonces, podria definirse como un productor de personas; y a esta particularidad se liga un componente valorativo 0 vocacional. Le dimensién vocacio- nal persiste en una actividad que exige, para quienes la ejer~ cen, “pruebas existenciales” {como tas lama Dubet) 0 desafios (podrfamos decir nosotros} que superan las recompensas materiales y la preparacién técnica. Una idea bien interesan- te que se desprende de esta concepcién es la imposibilidad de mensurar la actividad y traducirla en salario (pago por produc tividad) 0 en programas de preparacin estandarizades: |, La actesanis, para el autor, abarca una tranja mucho més amplia que la correspon. diente at trabajo manual especiaizado.“Electvamente, es aplicable ol programedor \Mormatic, a. néaicn, al artista y mejra cuando sel practica como un ofc cuaii- ‘ado [Sennelt, 2009: 20) El tems de la vocacién significa que el profesional del trabajo sobre los otros no es un trabajador o un actor como los demas. No afinca su legitimidad colamente a su técnica 0 a su savoir-faire, sino tam: bign 2 principios mas o menos universales [..1. En este marco, la legitimidad de los profesianales no es estrictamente técnica o ins trumental, sino que también se debe a tos valores con los que se identifica, en mayor © menor medida, a los profesionales (Oubet, 2006: 41-42, Era precisamente el cardcter univoco e incuestionable de los valores puestos en juego to que en el pasado garantizaba autoridad al maestro, al profesor, y también al médico y a todo aquel que trabajara con personas. Hoy la autoridad hay que procurarla dia a diay se requieren recursos y destrezas para ejercer el oficio en organizaciones cada vez mas complejas. Hoy hay que explicar, justificar las acciones y las decisions que se toman respecto de la transformacién de los otros. Ante instituciones que ya no estén sostenidas por los valores uni- versales, es la autoria y ta demostracién de lo hecho lo que da legitimidad a lo que se realiza y brinda seguridad a quienes lo hacen: la autoria de une obra proporciona autoridad, antes que el lugar o la posicién ocupada, que, en el pasado, automatica- mente la aseguraba, La ensefianza esté anclada en un oficio -reafirma Dubet- y en su interior habita la obra. Desde esta perspectiva, la ense- fianza comprende tanto la manera en que cada uno hace su trabajo {el procedimiento, el método, la performance} como el producto o los productos: la obra de alguien que logré que algo gue era de determinada manera llegara a ser algo distinto, otra cosa. Es el papel formador/transformador/emancipador del accionar que unos ejercemos sobre otros. Mirada desde la perspectiva del oficio, la ensefianza no esté desligada de los efectos [zresultados?] que produce. Es ta manera como cada uno hace su trabajo, pero también lo que produce y la consta- tacién pibblica de lo que ha producido. Al ser la educacién de las personas un asunto de todos, se entiende la necesidad de ‘SOBRE LA ENSERANZA: RECUPERAR LA PERSPECTIVA OE OFICIO LOS ARTESANOS OE LA ENSENANZA (3) que la comprobacién exceda la esfera individual (lo que cada enseiiante puede o podria comprobarl y alcance estado pubblico, sobre tado en los tiempos que corren. ‘Ojalé podamos mostrarto’, decfa una maestra de Chaco a raiz de una experiencia pedagégica donde los alumnos habian logrado aprender de manera diferente algo que antes no sabian. Para muchos docentes, pendientes del proceso o de los procedimientos, puede resultar ajeno el planteo de garantizar piblicamente los resultados. Sin embargo, hace a la esencia de su trabajo y, por lo tanto, a su propia identi- dad, hoy cuestionada, resquebrajada, desvalorizada. El oficio requiere de pruebas y puestas a prueba de lo que se hizo. Es precisamente la comprobacién de lo hecho 0 alcanzado como producto del propio trabajo lo que no solo le asegura a la figu- ra del docente confianza y autoridad, sino también lo que lo fortaleceria. Esa sensacién de abrar y mostrar la obra aumen- taria ta potencia del quehacer, al tiempo que disminuiria el sentimiento de amenaza que suelen percibir quienes ensefian actualmente. Hoy menos que nunca se puede prescindir de ta totalidad del proceso que hace al oficio de ensefiar ni despojar a los docentes de sus beneficios. Porque el hacer o el quehacer se fortalecen cuando tos que ensefian se reconocen como hace- dores de su trabajo; cuando pueden saber y apreciar lo que han producido. Muchas veces los maestros experimentan tal sensacién y en ella encuentran motivos de satisfaccién y rea- lizacién personales. “Esa impresién de produccién objetiva es una de las fuerzas del oficio” (Dubet, 2006: 146). Llevada al extremo, es la sensacién de poderlo todo. Por lo anterior, pareciera estar en la obra, en las “obras maestras” del traba- jo del docente, que siempre es con otros, lo que lo fortaleceria en aquello que define su hacer, su quehacer. Obras maestras. Es importante reconocerlas y que los mismos docentes puedan hacerlo y mostrarlas como productos del propio trabajo, de la influencia de su hacer sobre otros. Claro que siempre es dificil dimensionar la obra maestra en estado puro. Nunca estaremos seguros de si eso que se produjo o acontecié con un alumno es el efecto del accionar de un profesor o maestro, Claro que pueden estar influyen- do diversos factores [el desarrollo del propio alummno u otras influencias formativas]; sin embargo, basta con el recono- cimiento de ta posibilidad, con darse cuenta de que hay algo que pudo o produjo et atro {alumna} que algo tiene que ver con la propia ensefianza. En su valiosa obra La vida en las aulas, Jackson {1998] sefiala que la imprevisibilidad y la causa no del todo precisa de las transformaciones que se producen en los alumnos no dismninuyen et placer que sienten los que ensefian ante tales situaciones ni los disuaden de atribuirse, al menos en parte, los logros obtenidos. En otra valiosa obra, Carta aun joven profesor, Meirieu (2006) alude a la “naturaleza magica del acto pedagégico” que se da cuands la ensefianze y el aprendi- zaje (0 el engranaje entre la voluntad de transmitir por parte del docente y et deseo de aprender por parte del atumno) con- fluyen Los profesores pueden darse cuenta cuando han realizado tuna buena tarea y esta comprobacién se centra, segtin Jack- son [1998],? més en las reacciones inmediatas que los alum- nos demuestran en la clase que en los resultados obtenidos mediante pruebas estandarizadas. Los docentes toman como indicadores de la eficacia de su tarea (de su artesania) ciertas conductas y actitudes de los alunos, tales como el entusias- mo y ta participacién, aun cuando las evaluaciones demues- tren lo contrario: “Es la conducta de hoy, mds que la prueba de majiana, la que proporciona el instrumento auténtico para medir el progreso del profesor” Jackson, 1998: 157] 2. EL aulor presenta los resultades obtenidos a parti de una seve de entrevistas que ‘waizb a profosores reconocides por las autondates de sus espectivosesiablecimien: tos coma “buenos” docentes. Para reconstuir la vida en lae aulas, ademée de (ae observaciones realzadas, ecurtea Ins docentes @indaga sabre su qushacer, :RSPECTIVA DE OFICIO SOBRE LA ENSENANZA: RECUPERAR LA Pi LOS ARTESANOS DE LA ENSENANZA FL profesor “eficionte” [0 el artesano de fa enseftanzal no recurre ‘2 menudo @ medidas objetvas de rendimiento escolar en busca de datos sobre su eficaci [.1, Por el contrario, lo pregunta sobre cémo lo esté hacienda parece respanderse por el fljo continuo de infor- macién que recibe de los alumnos en una sesién de clase Jackson, 1998: 160) Lo que se destaca aqui es que el profesor percibe el progreso de sus estudiantes y que esa percepcién constituye para él un indicador de éxito de su tarea, Son, asimismo, las transformaciones més espectacula- res, casi magicas, la mayoria de las veces imprevisibles en el momento de su aparicién, las que més asombran a los pro- fesores y que ellos mismos suelen atribuirse, aun dandose cuenta de que no es absolutamente seguro de que sean sus productores. Las siguientes frases de los docentes, surgidas de la investigacién de Jackson, van en el sentido aludido: “Aunque fuese simplemente obra de su propio desarrollo, ti te atribuyes el mérito”; "Es una satisfaccién pensar que quizés haya sido yo la causa, aunque quizés se deba simplemente a que desperté"; “Creo que puedo atribuirme parcialmente su progreso, pero quizas lo hubiera conseguido de cualquier modo. Con estas cosas nunca se sabe” Jackson, 1998: 170-172] Los “quizés", los “nunca se sabe", las dudas, los potenciales que aparecen en los testimonios de estos maestros “expertos” con los que Jackson trabajé ponen de manifiesto ta necesidad de los que ensefian de tener algo que ver con las transiorma- ciones que se producen en otros. Quizés no como consecuen- cia directa pero, al manos, relacionada con su accionar, La sensacién de obtener logros es también para Dubet (2006) lo que produce grandes satisfacciones al profesor. Por- que en verdad -afiade- parecen ser obra del profesor: En ese caso basta con reconocerse, identificarse, encontrarse en el otro, en su produccién, en su manifestacién. Podria conside- rarse lo que a uno le pasa cuando, ante un trabajo o un examen de un alumno, uno se encuentra alli e identifica su ensefian- za, Quizés sea un parecer, una sensacién: lo cierto es que uno se ve en esa manifestacion. El siguiente testimonio de un profesor, tomado de la investigacién de Dubet (2006], va en et sentido aludido: “En cuanto al cambio indecible de un alum- no, es dificil describirto, describir esas modificaciones. Uno se toma por el Hacedor, uno se dice: ‘Esto se debe a mi’, Acaso sea un error pero procura une satisfaccién increible” (Dubet, 2006: 186). Al entender ta ensefianza como un proceso de modifica- cién de tas personas, distintos autores develan un componente misterioso entre sus ingredientes: todo oficio encierra autoria y misterio, por cuanto alga que era de determinada manera se transforma en otra cosa. Cuando se trata de formar, edu- car o transformar a las personas y cuando efectivamente se constata que ello ha ocurrido, el secreto, el truco, o la magia se potencian 0 magnifican, Contra toda tentacién de normar- loy prescribirlo, el acto de educar pareciera encerrar algo del orden de lo inesperado y, asi, suele suceder a pesar de haber hecho o esperado otra cosa; de ahi que no pueds pronosticarse con precisién. El acto pedagégico como aquet que posibilita ta transmisién- no puede estar programado por nadie, sostiene Meirieu (2006), Podemos hacerio todo para que se produzca, pero no podemos desencadenarlo en forma mecdnica. Para este autor es todavia probable que el “milagro” acontezca, por lo que invita a mirar de cerca esa dimensién oculta del oficio que lo contiene: la ensefianze. Son precisamente esos secretos de fabricacién, ese algo, lo que esta en juego en lo més intimo dal acto de ensefiar. Una especie de vibracién particular de la que son portadores los docentes y que no se puede reducir a una lista de competen~ cias, Esos secretos van tomando forma en ta practica, a medi- da que se va ensefiando, y parecen ser productos de una rara formula (de métodos, técnicas, modos de actuar] que en prin- cipio permite distinguir lo que funciona bien de lo que no. Esa mezcla que guia el accionar de todo docente va sedimentando clo JPERAR LA PERSPECTIVA DE OF NSENANZA; RECUI SOBRE LA a medida que se ensefia y tenderé a prevalecer @ menos que surja un problema, atgin imprevisto, algdin cambio que provo- gue la necesidad de hacer otra cosa La constatacién de que la transmisién ha ocurrido, el reco- nocimiento de que el acto pedagégico ha llegado a destino, es increible y es su ocurrencia (0 la posibilidad de que ocurral lo que da sustento al proyecto de enseifar. Es lo que posibilita que la profesién docente adquiera sentido, les dice Meirieu en sus cartas a los jévenes profesores que pretenden ensefiar. Y avanza: Elacto pedagégico esta all es palpable, alunos y maesteos armani an, la corriente uye |}. Lo que ocurre en ese momento es “extraor-

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